(+18) La primera noche

6

Nos hemos quedado dormidos en el sofá, yo sobre él, que sigue dormido. Debería despertarlo, es tarde, pero no quiero, prefiero seguir mirándolo, admirarlo. Es atractivo, siempre lo he pensado pero ahora lo reafirmo, es muy atractivo y ahora que está dormido parece un niño. No puedo evitar tomarme la libertad de acariciarlo, suavemente, para que no se despierte. Mis dedos acarician su nariz, su mejilla, su pelo, sus labios... suspira entre sueños. Sé que está cansado, así que con cuidado me levanto y cojo mi móvil para llamar a Alexis. Le digo que su padre se va a quedar a dormir aquí y ella me dice que mejor, que así puede ir a ver a James sin tener que darle explicaciones. Sonrío cuando cuelgo, su padre no está muy contento con la idea de otro novio, pero tampoco puede decir nada, ella ya no es una niña. Además que sea un amigo de la infancia suma puntos, aunque conociendo a Rick como lo conozco nada suma puntos para los novios de su hija. Me vuelvo, se ha incorporado, está despierto, le sonrío y me acomodo en sus brazos, besándolo.

-Vaya, si esa es tu manera de saludarme cada vez que me despierte espero poder despertar contigo todos los días. -Ella me mira y se ríe, echándome los brazos al cuello. -Llévame a cenar. -La miro sorprendido. Se vuelve a reír. -¿Qué?, llevo queriendo tener una cita contigo desde hace siglos, así que hazlo, invítame a cenar.-Asiento alegremente, acaba de reconocer que quiere tener una cita conmigo y desde hace tiempo.-Bueno, dime, ¿a dónde quieres que te lleve? -Niega con la cabeza. -De eso nada, lo siento pero vas a tener que sorprenderme, quiero una cita de verdad. -Una cita de verdad, donde la sorprenda, la dejo con cuidado en el sofá y me levanto, ella me mira confundida. -¿A dónde vas? -Me empiezo a vestir con rapidez y luego le doy un beso. -A preparar nuestra primera cita, te paso a buscar dentro de hora y media.

Hora y media... si en hora y media es capaz de preparar algo que realmente merezca la pena es que desde luego es el hombre perfecto. Me sonríe una vez más y se marcha. Mirando aun la puerta siento que se me está quedando una sonrisilla idiota, pero me da igual. Soy feliz, muy feliz, estoy exultante. Y voy a empezar a compartir esa felicidad, empezando por el otro hombre de mi vida. -¿Papá?, hola, ¿puedes hablar?-Hablo con mi padre durante cerca de media hora, cuando cuelgo no puedo dejar de sonreír. Está encantado, me ha dicho que ya era hora y que se alegra de que haya decidido vivir para ser feliz. Miro mi reloj, aun puedo hablar con alguien, pero no sé si llamar a Lanie o a Ryan. Al final me decido por lo segundo, se como es Lanie, querrá detalles sobre todo lo de ayer, sobre como es Rick en la cama o sobre cómo me siento y ahora no tengo tiempo, la llamare mañana y la invitare a comer con nosotros, si voy a tener que contarle detalles Rick va a tener ayudarme. Llamo a Ryan y espero pacientemente, rezando para que me lo coja.

-¿Beckett?-Contesto sorprendido, esperando a que responda, me asombra que me haya llamado ella, pensaba llamarla yo. -Hola...Ryan...yo...
-Beckett... yo...
-Lo siento. -Decimos a la vez. Ambos nos reímos aliviados. -¿Estás bien?-Me dice que si, que no me preocupe, que quedemos un día de estos para hablar porque ahora tiene prisa y la noto rara, pero no parece mentir, realmente parece feliz. -Beckett... si necesitas algo, puedo hablar con Gates si quieres...

-¡No!-Lo último que quiero es hablar con Gates o que alguien hable con ella por mí. -De verdad Ryan todo está bien, no te preocupes, ahora mismo necesito pensar sobre mi futuro en la 12...escucha hablamos otro día ¿vale?, un beso y muchas gracias por salvarme la vida. Y Ryan... no te preocupes por Esposito, todo saldrá bien créeme.-Cuelgo y rápidamente voy a la ducha y luego me dirijo a mi armario, no sé que tiene pensado Rick pero quiero ponerme guapa para él así que me pongo un vestido rojo corto y escotado, sencillo pero sexy y lo acompaño con unos de mis impresionantes tacones. Me peino con rapidez, dejándome el pelo suelto y me maquillo con naturalidad aunque me pongo un bonito pintalabios rojo a juego con el vestido, no muy fuerte, pero lo suficiente para que resalte mis labios, quiero que se fije en ellos. Unos finos pendientes terminan mi aspecto. Me miro al espejo satisfecha y justo cuando oigo el timbre me echo unas gotas de mi perfume de cerezas. Le abro.

-Ho...-Me ha dejado mudo, para variar. Pero esta sencillamente espectacular. Ella me mira durante unos segundos pero al ver que sigo sin reaccionar murmura. -Si no voy apropiada puedo cambiarm...-Me apresuro a cortarla. -Estás espectacular, perdona, pero me he quedado mudo. -Ella se sonroja y se acerca para darme un corto beso, beso que yo alargo durante unos segundos. -¿Nos vamos?-La tomo de la mano y nos vamos, mi ferrari espera en la puerta, saco las llaves y se las doy. -Puedes conducir siempre y cuando sigas las indicaciones del GPS, ¿vale?

Asiento emocionada, me encanta ese coche y solo le he conducido una vez. -Gracias Rick. -Le doy un beso antes de coger las llaves y me monto en el asiento del conductor, espero a que el haga lo mismo a mi lado y luego empiezo a conducir, siguiendo atentamente las instrucciones del GPS. Cuando la vocecita dice que es el Fin del Trayecto miro alrededor y luego lo miro a él. -Rick esta es la zona más cara de la ciudad...

-Ventajas de ser millonario, vamos baja. -Salgo del coche y le tiendo mi mano, que ella acepta nerviosa. La llevo por las calles entre lujosos restaurantes y carísimos hoteles y nos paramos en frente de un hotel que llama la atención precisamente por ser el más sencillo de todos. -¿Entramos? -Ella sonríe y asiente, ahora mucho más relajada.

El interior del hotel es precioso, elegante, me encanta. Nos guían hasta el restaurante, decorado con sencillez y nos llevan a una mesa apartada del resto. Rick acerca mi silla a la mesa y luego se sienta enfrente de mí. -Esto es precioso, me encanta Rick. No me lo esperaba.

-Cuando has visto la calle has creído que te llevaría al hotel más caro ¿verdad? -Ella me mira un poco avergonzada, es adorable. -Te conozco preciosa, se que te gustan las cosas elegantes y con gusto, pero sencillas, este es uno de los mejores hoteles de la ciudad sin necesidad de ser el más llamativo, la comida es deliciosa y el trato con la gente estupendo, por eso sabia que te iba a encantar, es perfecto para ti. -Kate se ha sonrojado cuando la he llamado preciosa, me he dado cuenta, pero ahora me mira con algo de ternura en el rostro. -Gracias.

-Siempre. -Me contesta. Rick tiene razón, la comida esta deliciosa, especializada en comida italiana y en carnes a la brasa. El vino es estupendo y me tomo varias copas, empiezo a sentirme acalorada. El sonríe.-¿Qué te parece si subimos a la habitación y pedimos allí el postre?-Me parece una maravillosa idea, así que me levanto y le tomo de la mano, guiándolo. En la recepción nos dan la llave, situada en la planta más alta, es una suite. Dentro del ascensor el calor se nota en el ambiente, estoy deseando besarle, pero quiero llegar a la habitación, dos ancianos han subido con nosotros y no quiero armar un espectáculo. En cuanto llegamos a la planta camino con rapidez por el pasillo e intento abrir la puerta, pero Rick aprovecha que ya no nos ven y empieza a besarme en el cuello, distrayéndome. -Rick...mmmmm...para...

-¿Acaso no te gusta? -Sé muy bien que si le gusta, le encanta, ella suspira. -Por favor... deja que abra la puerta...-Le quito la tarjeta de la mano y abro, caminado con ella, empiezo a besarla apasionadamente y ella me responde con la misma intensidad. Caminamos hasta la cama y la tumbo sobre la cama, pero ella se muerde el labio y niega con la cabeza, divertida, poniéndose lejos de mi alcance. La miro sorprendido y me quito la camisa, hace mucho calor. -Kate... ven aquí.

Sonrió, esta tan excitado... me encanta verlo así, me siento poderosa, niego con la cabeza, y voy hasta una mesita que hay enfrente de la pared donde en una cubitera hay una botella de champan al lado de dos copas. Me giro y sonrió traviesamente. -¿Qué prefieres, champan o hielo?

Trago saliva incapaz de contestar. Me quito el pantalón para que deje de torturarme, ella sonríe, ha dejado la botella en la mesita y viene con la cubitera, que deja al lado de la cama. Se quita el vestido quedándose en un increíble conjunto de lencería, también rojo y se coloca sobre mí. -Dime Rick, ¿quieres que te enseñe mi truco de los cubitos de hielo?-He estado a punto de tener un orgasmo solo con esa frase, respiro lentamente, necesito calmarme, lo último que quiero es que esto acabe antes de empezar, como si fuera un adolescente. -Rick...-Ronronea sobre mi cuello, provocándome un jadeo.-Rick... ¿sabes la cantidad de veces que he soñado contigo?, soñado con que me hacías el amor, con estar desnuda sobre ti, con enseñarte algunos de mis más íntimos secretos...-Es una tortura, una dulce, agradable y cruel tortura. Si continua así no voy a poder hacer nada. Ella me mira y sonríe. -Vamos a jugar a un juego, ¿vale Ricky? -Asiento con la boca cabeza, incapaz de hablar. -Es muy fácil, yo hago unas cositas contigo y tú me dices si te gusta o no, pero sin hablar, demuéstramelo.

-¿Como... te lo... demuestro? -Sonrío, se que este juego le va a gustar mucho. -Pues no se... seguro que se te ocurrirá algo... y si me lo demuestras bien... te enseñaré mi truco con el hielo... ¿qué te parece? -El asiente con la cabeza y me quito el sujetador para empezar a jugar. Me agacho y empiezo a besar lentamente su cuello, primero despacio, luego rápido, con la lengua, con los labios, con los dientes, quiero volverlo loco, mi boca trabaja con rapidez mientras que mis manos acarician su torso y bajan lentamente, acariciándolo por encima de la ropa interior. El suelta un gemido, más parecido a un gruñido, animal. Levanto la cabeza y le sonrío. Rick me mira fijamente durante un segundo y luego me besa con furia, desesperación, pasión, hasta que nos quedamos sin aire. Nuestros pechos suben y bajan sin control, ese beso ha sido impresionante. Sonrío. -Muy bien... veo que has entendido el juego...

Me está volviendo loco, ella me empuja con ambas manos para que vuelva a tumbarme y sonriendo baja hasta mi ropa interior, empieza a acariciarme por dentro de la tela, sin quitármela, haciendo que tenga que sujetarme con fuerza a las sabanas. Ella para y sonríe, esperando mi respuesta. La atraigo y muerdo con fuerza uno de sus pezones ya completamente endurecido. Kate grita de placer. -Kate... por favor... no aguantaré más...

Me acerco a su rostro y lo beso despacio, mordiendo sus labios, susurrando en su boca. -Es una lástima... quería jugar un ratito mas...pero te has ganado tu premio, ¿no? -Asiente con la cabeza repetidamente, ahora parece un niño en la mañana de Navidad. Muerdo el lóbulo de su oreja y vuelvo a hablarle. -Dime cuanto deseas esto.

-Mucho, mucho, muchísimo, por favor Kate, no me hagas esperar más. -No sé qué va a hacer, pero quiero saberlo, ¡ya! Ella se incorpora y nos quita a ambos la ropa interior, luego coloca la cubitera a nuestro lado, cerca de nuestro alcance. Me mira sensualmente y coge uno de los cubitos de hielo. Lo pasa lentamente por sus labios, acelerando mi ritmo cardíaco. Acerca sus labios a los míos y empezamos a besarnos, disfrutando de un beso caliente y helado a la vez, hasta que el hielo se derrite. Kate vuelve a coger otro hielo y esta vez lo pasea por mi torso, con sus labios, por supuesto. Me está volviendo loco. El hielo se derrite rápidamente, estoy ardiendo así que no me sorprende. Kate me mira y coge otro hielo, sonríe, con una mirada diabólica. -Dime Rick, ¿quieres ver como hago desaparecer este hielo sin que se derrita? -¿Qué si quiero? ¿Qué si quiero? Asiento, preguntándome que va a hacer. Kate me enseña el hielo y acaricia la punta de mi pene con él, haciéndome gemir y retorcerme. Ella se coloca sobre mí y lentamente, con cuidado de que el hielo no se caiga me entierra dentro de ella, haciendo que vea las estrellas ante la sensación. Ella empieza a moverse, rápidamente, ambos sentimos el hielo, que se está fundiendo lentamente, duplicando el placer entre la mezcla excitante de calor y frío. Kate sigue apoyando sus manos en mi torso, cojo un hielo y lo acerco a sus pechos, la escucho gritar. El hielo ya se ha derretido, lo puedo notar, ambos lo podemos notar y yo ya no puedo más. Entre gritos, gemidos y suspiros nos dejamos llevar y acabamos abrazados, ella sobre mí. Cuando recupero las fuerzas la miro y sonrío acariciando su pelo. -Me ha encantado tu truco, cariño, pero yo también tengo una sorpresa para ti, mira a tu izquierda.

Hago lo que me dice y me quedo asombrada, las vistas desde el enorme ventanal de la habitación son espectaculares, maravillosas, estoy viendo toda la ciudad iluminada. Me vuelvo hacia él. -Rick... prométeme que esto será siempre así, que nos sorprenderemos todos los días.

-Te lo prometo mi amor, siempre. -Y nos quedamos dormidos, con el pensamiento de que el primer día de nuestras vidas ha sido único.