BitterSweet Symphony - FIN - Capitulo 17 (+ Epílogo)

Dios, que momento tan emotivo, un momento de vida muerte un beso que eclipso, como si el tiempo en dicho instante se hubiese parado a su alredor, me encanta. Espero que no le pase, nada y que se resuelva apra bien, que tanto como en la serie se merecen un final feliz.

Continua pronto...

Capitulo 11


Cuando Castle abrió los ojos la luz de la habitación se le hizo insoportable, le costó acostumbrarse, y le dolía hasta respirar, en seguida supo que aquello no aguraba nada bueno. Parpadeó varias veces y sintió la brisa que entraba por la ventana, no se veía demasiado pero había bullicio en la calle y fue consicente de que estaba vivo.

Beckett estaba dormida en el sillón de al lado de la cama, movió la mano lentamente para alcanzarla, estaba solo a unos milimetros pero le dolía tanto todo el cuerpo que le costó siglos llegar hasta ella. Se revolvió inquieta y algo asustada pero no de golpe:

- Hola - No se había alegrado nunca tanto de verle despierto - ¿Cómo estás?

Solo pudo emitir una especie de quejido casi en silencio, y ella le acarició la sien:

- Me has dado un buen susto – Murmuró acercando a los labios del escritor una gasa empapada en agua, para humedecérselos.

Castle carraspeó y tosió mientras ella salió a dar el aviso a Ryan y Esposito que esperaban fuera, y volvió a entrar:

- ¿Estás bien? – Su voz fue algo débil, con un tono ronco y amargo y ella volvió a acercarse a la cama y a mirarle con ternura.
- No fui yo quien se quedó encerrada en aquel trasto – Le acarició la frente y Rick se sintió mucho mejor, le acercó el vaso de agua y le ayudó a beber.

Ryan y Esposito cruzaron la puerta y al verle despierto sonrieron con alivio pero no le dieron mucho más tiempo:

- Ni se te ocurra volver a hacer una estupidez de ese calibre ¿Me oyes?

Se sentaron cerca de él, rodeandole en la cama, intentando ocultar la preocupación y sonriendo al máximo:

- Malas noticias – Murmuró temiendose lo peor.
- ¿Tienes ganas de fiesta? – Dijo Ryan enfadado – Cinco grapas en la cabeza, rodilla y clavicula fracturadas…¿A quién demonios se le ocurre?
- Oye… - Fue a protestar pero se dio cuenta de la situación en la que habían estado los tres y no quiso meter la pata.
- Calladito estás más guapo – Le dijo Kate sonriendo.
- ¿Porqué estáis tan enfadados?
- Por qué en lugar de cinco grapas podría haber sido otra cosa ¿No sé si me entiendes? – Esposito también estaba consternado.

Se miraron un segundo como si estuvieran a salvo y tranquilos después de mucho tiempo:

- Ahora eso da igual – Kate tomó aire – Me quedaré contigo hasta que estes mejor.
- ¿Eres mi niñera? – La voz del escritor aún era ronca, pero iba a mejor.
- Una vez más he tenido que ofecerme voluntaria – Castle sabía que mentía, que el hecho de sentirse en deuda la tenía a los pies de su cama.
- ¿Y la verdad? – Suspiró cansado pero ella no le miró a los ojos.
- La verdad es que eres un cabezota y casi te mueres por idiota – Al fin le miró con ojos empañados, había llorado por esto varias veces.
- Hice lo que me dio la gana, para variar, así que deja de sentirte culpable.
- Claro – Pusó los ojos en blanco, pero empezó a llorar despacio.
- Sé un modo para que te sientas mejor – Castle intentó animarla con las pocas fuerzas que le quedaban, ella le miró interesada – La palabra clave es… - Guardó un segundo de silencio para crear tensión – Canelones – Kate sonrió entre lágrimas y para él estaba más guapa que nunca.
- Por lo menos veo que la tontería no se te ha quitado… - Le besó en la mejilla, atrayéndole con la mano en su barbilla – Veré lo que puedo hacer – Y él casi se deshizo.

Ryan y Esposito se despidieron, prometiendo volver al día siguiente. Kate había logrado calmarse pero aún llevaba las ganas de llorar en el cuerpo. Buscando algo con que distraerla se fijó en que había muchas flores, globos y tarjetas de gente que se había enterado de lo ocurrido y estaba preocupada:

- Parece que no estás tan solo como pensabas.
- Supongo que uno siempre quiere lo que no puede tener.

Vio un peluche en la mesilla que le hizo gracia, se trataba de un Tiger, de los de Winnie the Pooh, vestido con un traje muy parecido al que él salía en uno de sus posters promocionales:

- ¿Y eso? – Sonrió.
- Es mío – Le volvió a mirar con ternura – Viene con tarjeta.
- ¿Y qué pone?

Kate lo cogió e hizo como si le hiciera falta leer la tarjeta aunque sabía perfectamente que ponía:

- Gracias por ser mi héroe.


Katherine era incapaz de mantenerse con los ojos abiertos la primera noche “despierto” del escritor:

- Vete a casa y descansa – Sonó dulce y casi la convenció.
- No seas pesado – Se recostó en el sofá – He pedido unos días en la galería, así que estoy de vacaciones, como tu pero sin estar hecho un Cristo – Con una risa falsa Richard le dejó ver que no tenía gracia - ¿Porqué ese interes para que no me quede?
- Estos sofás son infrahumanos, ya lo sabes.
- ¡Que cruz! – Exclamó con los ojso en blanco.
- Además tu no tenías unos canelones que hacer…
- No querrás que los haga ahora – Le miró seria realmente estaba empecinado en que se fuera.
- No, pero te conozco – Disimuló poniéndose serio – Y mañana no te irás, no los tendré para comer y habrás defraudado a un hombre en sus ultimos días – Se rió pero le dolió la clavícula.
- Como puedes ser tan… - Dijo levantandose.
- ¿Adorable? – Los dos sabían que la frase no iba a terminar así, pero lo dijo con tal sonrisa que a ella se le quitaron las ganas de discutir.
- Está bien, me voy por tus malditos canelones, pero mañana me quedaré – Adviritió como si para el escritor aquello fuera malo.
- Mañana ya veremos…
- Mañana a la hora de comer estaré aquí – Recogió sus cosas y se colocó bien el bolso – No te muevas ¿eh? – Se rió.
- Muy gracioso – Si no estuviera tan convalenciente estaba seguro de que se vengaría.

Ella sonrió y le besó en la frente antes de irse.


A medio día abrió la puerta con lentitud por si él aún estaba descansando, pero en realidad estaba allí esperandola y al verla con el tupper sonrió, traía con ella una sonrisa brillante y eso hizo que él se sintiera mejor:

- Buenos días – Sonrió deslumbrante y dejó el tupper - ¿Cómo has amanecido hoy?
- Espero que te hayas esmerado – Era como si desviara el tema.
- En serio – Se sentó en el sillón – Cuando abres la boca pierdes todo el encanto – Soltó divertida.

Richard miró por la ventana y suspiró ojalá no se acabara ese momento nunca:

- ¿Cómo estás? – Se aclaró la garganta para no quebrarse.
- Cansada – Sonrió ajena a todo.
- Ya será para menos.
- Todo el mundo me pregunta por ti, he dicho que tendrán que tener paciencia para venir a verte, porque el accidente no te ha vuelto más simpatico – Sonrió mirandole, pero leyó en sus ojos que algo iba mal - ¿Pasa algo?
- ¿Algo como qué? – Disimuló mal.
- No lo sé – Se defendió extrañada - ¿Todo está bien?
- ¿Podrías calentarme los canelones? Tengo hambre – Murmuró mirando por la ventana.
- Rick – En ese instante le pareció que su nombre en los labios de ella era lo único que quería escuchar el resto de su vida – Cuentamelo – Se acercó y le apartó el flequillo de la frente despacio.
- Dime algo – Tomó aire - ¿Si no tuviera una brecha me hubieras hecho canelones? – Tenía ganas de llorar como un niño.
- Crees que lo hago por culpabilidad.

Fue la primera vez que cayó en la cuenta de que envidiaba a Josh porque aún no la había herido y él había destrozado algo tan bonito, que entonces, al mirarla, con ella hablándole con un tono tan tierno y mirándole tanta preocupación que nada tenía que ver con los ultimos meses, que se le tensó el corazón.

Ninguno de los dos dijo nada más, llamaron a la puerta y entró el médico seguido de una enfermera y un celador:

- Venimos a llevarte a las pruebas.

Ella se levantó como un resorte y les miró extrañada, como si fuese la única que no supiera algo, sobre todo mientras el celador empujaba la cama para salir por la puerta:

- ¿Qué está pasando? – Richard se sintió culpable por no decir nada, se le empaparon los ojos y ella le miró con preocupación infinita.


El tour por el hospital incluyó demasiadas pruebas, tantas que le entró hambre, y esperó con todas sus fuerzas que cuando volviera a la habitación ella ya no estuviera. Pero cuando lo hizo ella seguía allí, de cara a la ventana, como si estuviera en otra parte, parecía que llevara en esa posición siglos. El escritor no pudo verle la cara, pero supo que todo está mal, la conocía mejor de lo que podría explicar, probablemente había pedido explicaciones por todo el hospital, incluido Josh, y este en un ataque, para demostrar que era más sincero que Castle, se lo habría contado todo:

- Pensaba que habrías salido a comer – Intentó romper el hielo.
- He hablado con Josh – Siguió en la misma posición, su voz dejaba ver que había estado llorando - Después vendrá a darte los resultados, me gustaría pedirte que no me dejaras al margen – Hacía demasiado poco que había dejado de llorar.
- No te preocupes, seguro que no es nada, ya sabes como me gusta llamar la atención.

Al fin se giró para mirarle y sus ojos están hinchados y rojos y por extensión su tristeza hizo que él también estuviera triste:

- Voy a calentar los canelones – Cogió el tupper y salió de la habitación.

No quería dejar fuera, pero tampoco quería que le compadeciera, y que se quedara a su lado simplemente porque ella siempre ha sido generosa y buena y nunca le dejaría en una situación así. Si salía de estar no quería tener que ponerla en la tesitura de admitir que se había quedado porque nunca dejaría a nadie en una situación así, y si todo salía mal no quería que ella sujetara su mano sin saber con una certeza del 100% si lo hacía porque está enamorada o por la obligación de sentirse en deuda.

No tardó en volver, más serena y calmada, le tendió el tupper con un tenedor:

- Te cuidado están muy calientes – Se sentó en la cama para mirarle.
- No quiero que sientas que me debes algo porque no es cierto… - Empezó pero no terminó.
- ¿Podrías dejarme estar a tu lado? Dejame elegir – Suspiró – Este rollito tan autosuficiente me tiene muy harta y lo sabes – Él se quedó helado ante su rebeldía.

Decidió callarse y devorar los canelones ante la atenta y satisfecha mirada de Kate:

- Bien ¿No? – Dijo valiente viendole la cara - ¿Estaba buenos?
- Te daré un aprobado justito – Dijo serio pero con guasa.
- Ya te vale.


Josh entró y al verlos tan cerca y tan compenetrados se encuadró intentando ser profesional sintiendo que le ardía el estomago de rabia:

- Tengo malas noticias.

Y cerró la puerta.

NOOO! lo dejaste en lo mas bueno!

Sigue pronto.

Me ha gustado mucho el capítulo.

Espero que las malas noticias no sean lo que me estoy imaginando, porque si no, pobre Castle.

Sigue pronto.

Continua por favor, no puedo esperar...es buenisimo

como lo dejas asiii

grrrrrrrrrrrr! no me jod....!!!! esperar otra semana mas?
se me hace eterna

impresionante, por favor que no le pase nada grave continua, no dejes esta agonía mucho tiempo

Sigue ya por favor!!! Espero que no sea nada lo que tiene Castle!
Me encanta como se comporta Kate ahora, a ver si se juntan ya!!

¿Y ahora que le va a pasar al pobre Castle?¡Que se muera de celos Josh!
No tardes en continuarlo ; )

NOOOOOOO!!!!!!!! Me vas a matar!!! Me encantó el capi! Sabés muy bien dejarnos con la intriga. Te felicito por como vas llevando la historia. Me encanta!!!! Saludos!

Capitulo 12

Pese a que Josh intentó tener tacto al decirlo, todo se resumía a que se le había formado un coagulo de sangre en el cerebro que debían drenar:

- ¿Quieres que traiga a Amy?
- No quiero que me vea así – Casi sollozó – Aunque a este paso no me va a ver nunca – Ella sonrió sabía que cuanto más nervioso está más bromas fáciles hacía.

Tenía la cirujía programada a primer hora de la mañana:

- ¿Tienes miedo? – Murmuró ella, desde el mismo instante en que Josh abandonó la habitación supieron que ninguno de los dos iba a pegar ojo esa noche.
- ¿Yo? ¿Miedo? No sabes con quien hablas – Dijo gallito aunque se moría por dentro.

Llamaron a la puerta y fue Kevin Ryan:

- Os daré unos minutos – Salió con la excusa de un café.
- ¿No intentas dormir?
- No quiero cerrar los ojos por si acaso – Rió – No pongas esa cara como si fueras a despedirte para siempre.
- ¿Has visto a Amy?
- No, hemos hablado por telefono, no quiero que… - Se le encogió el alma al pensar en que quizás no volvería a ver a su hija.
- Es una operación delicada pero todo va a salir bien.
- ¿Qué pasa? – Sabía que él también estaba intentando creerse esa frase – No eres el primero que pasa por aquí con esa expresión.
- ¿No te han dicho nunca que las cicatrices en la cabeza son muy sexys? – Ambos rieron.
- No lo sabía.
- ¿Cómo estás?
- Pues jodido ¿Quién te ha convencido para que vengas a darme la chapa?
- Eres mi hermano y aunque si que han intentando convencerme estoy aquí porque…
- Yo también te quiero – Admitió - Eres mi hermano Kevin, siempre serás mi hermano, me da igual lo que ponga en los papeles – Se abrazaron.
- ¿Porqué siempre intentas alejarnos de tu lado cuando más nos necesitas? ¿Porqué eres tan capullo a veces? – Lloró abrazado a el escritor.

Se apartó intentado recomponerse:

- No la apartes de tu lado esta vez – Se secó las lágrimas – Porque no sé cuantas veces más va a estar ahí.
- No quiero que me compadezca…He tenído que abrirme la cabeza como un melón para que me haga caso, y no quiero que ella sufra más por mi culpa.

Sabía que el doctor macizo tenía que estar subiendose por las paredes por todo el tiempo que ella pasaba con él. Sabe que era él quien tenía algo de ventaja, ya que ella no parecía muy dispuesta a coger sus llamadas cuando estaban juntos.


Cuando llamaron a la puerta esperaba que fuera ella, todo momento a su lado, y más previo a la operación, le parecía corto:

- Hola – Josh se paseó de uniforme como si hubiera llegado allí sin querrer, hacía un rato que Ryan se había marchado - ¿Cómo va?
- ¿Realmente te importa lo más mínimo? – Era totalemnte consciente de que Josh actuaba de una manera cuando estaban con más gente que cuando estaban solos.
- Estoy al tanto de tu situación – Miró con anteción las flores, globos y peluches que habían por la habitación – fuiste muy valiente en el ascensor, hace falta tener mucho coraje…
- ¿Qué quieres Josh?
- Debe ser increible como el sentimiento de culpa la tiene a los pies de tu cama – Le miró con malicia.
- ¿Me vas a dar tu a mi lecciones de moral? – Se intetntó incorporar pero no pudo.
- ¿Realmente fue un acto desinteresado o sabías perfectamente lo que te hacías?
- Menudo cantamañanas estás hecho.
- Yo lo único que hice fue coger los pedazos que dejaste de ella y ayudarle a recomponerlos – Se encaró valiente – La he cuidado y protegido de todo el daño que le has estado haciendo, porque la destrozaste y ni siquiera te importó – Habló con un tono calmado y serio consciente de lo que se hacía.
- Me pregunto cuantas veces habías soñado con meterte en las bragas de mi mujer hasta que lo conseguiste.
- Ella ya no es tu mujer.
- Tu no puedes ser tan cretino – Se desafiaron con las miradas.
- La quiero Richard, y ella ya eligió, pero tu no puedes tolerar que elija a alguien que no seas tú, eres incapaz de dejar que sea feliz, quieres que se quede a tu lado aunque sea una desdichada mientras tú tengas lo que quieres.
- ¿Si tan convencido estás de que ella te corresponde que haces aquí marcando territorio? – Josh conseguía sacar lo peor de él.

El escritor le pilló, sabiendo que el médico no las tenía todas con él, Josh miró al suelo perdiendo toda su pose, Castle tampoco las tiene todas consigo, pero no se rindió:

- Deja que sea ella quien elija de verdad, en lugar de guiar sus decisiones.
- No voy a rendirme – Volvió a tensarse y le miró desafiante.
- Perfecto, porque yo tampoco.


Tuvo una pesadilla, sabía que así era porque era el mismo casi 20 años atrás, iba sentado en la parte de atrás del coche con sus padres. Veía árboles pasar, y como brillaba el sol en lo alto de un día despejado de primavera, su madre cantaba una canción en la radio y por mucho que se esforzaba no era capaz de reconocer.

Ella canataba y se movía al ritmo de la música y su padre le sonreía por el espejo retrovisor. Tenía una calidez en el estomago comparable a cuando no tienes preocupaciones ni nada más que pensar que en el presente. Y entonces fue como si todo se tiñera de negro.

Comprendió que no era una pesadilla en si, si no un recuerdo, un recuerdo aspero y lejano, en un abrir y cerrar de ojos estaba de pie en la cuneta observando el coche de sus padres empotrado contra un árbol. Les miraba atento, sin saber muy bien como había llegado hasta allí, como había logrado salir. El olor a gasolina y aceite era perceptible y aunque no lo intentó, por la forma relajada de sus caras supo que no iban a despertarse.

Alguien acudió a su encuentro y lo acunó, un desconocido que había visto el accidente, pedía ayuda y le acunaba en sus brazos intentando limpiarle la sangre del rostro.

Se despertó sobresaltado y empapado en sudor, sin saber muy bien si ese era un recuerdo original, lo cierto es que había soñado con el accidente mil veces y aunque algunas cosas se repetían siempre, a veces habían cosas nuevas.


- ¿Preparado? – Estaban apunto de entrar en el ascensor rumbo a quirofano.
- Un segundo – Le tembló el labio, tenía el estomago revuelto y en su cabeza aún retumbaba las palabras del médico hablando de un posible derrame que llegara a la zona del habla, de los recuerdos… - ¿Kevin? – Era la última cara conocida que había visto y este se acercó y le apretó la mano con fuerza - ¿Podrías decirle a Kate que…?
- En seguida la aviso – Esa especie de lenguaje corporal entre hermanos fue suficiente.

El médico se impacientó los primeros cinco minutos:

- Puede verla cuando acabemos, todo va a salir bien.
- ¿En serio va a urgar en mi cerebro sin dejarme hablar antes con el amor de mi vida? – Se aclteró y todos guardaron silencio.
- Con esa carita ¿quién se va a negar? – Dijo una enfermera y nadie le quitó la razón.
- Que morro tienes – Soltó el médico abusando de la confianza con una sonrisilla suelta.

Kate apareció corriendo, con cara de preocupación y apartando a la gente a su paso:

- ¿Qué pasa? – Le acarició el flequillo al llegar a su altura, había preferido esperar fuera comiendose las uñas antes de que su presencia le pusiera más nervioso.
- Preguntaselo a don “no me opero hasta que venga el amor de mi vida” – Soltó el doctor con guasa y a Beckett se le escapó una carcajada mirándole, pero siguió acariciandole la frente al escritor y se centró solo en él.
- ¿El amor de tu vida? – Los demás aún reían con la broma del doctor.
- Digamos que si te llego a llamar capricho no se hubieran tomado ninguna molestia.
- Yo me pongo a operar aquí mismo – Le interrumpió el doctor con sorna intentando restar tensión.
- Cinco minutos por favor – Suplicó sin importarle parecer debil, solo necesitaba un poco más el contacto de ella.

Ella le miró fijamente y después de eso parecía que no había nada más:

- Dime – Dijo y al escritor se le cayó la baba.
- ¿Te acuerdas cuando te dije que no tenía miedo? – Parecía angustíado, como un niño pequeño y ella no se separó de su lado, acariciandole la sien para que se relajara y asintió – Pues era mentira.
- Menos mal – Dijo esperando restarle importancia mientras él apretaba la otra mano de ella – Pensaba que te había dado una sobredosis de valor.
- Creo que quererte es lo único que le da sentido a mi vida, y si eso se me olvidara, no sé que será de mi… - Tragó saliva con dificultad y a ella se le empañaron los ojos, demasiadas emociones en tan poco tiempo.
- Va a salir todo bien – Intentó convencerse.
- En el ascensor me pediste que te besara – Beckett asintió medio sonriendo.
- ¿Qué pasa, Rick? – Soltó con dulzura sabiendo que tramaba algo.
- No soportaría que se me olvidaran el sabor de tus besos – No le pudo echar más cara al asunto.
- ¿Me estás pidiendo que te bese?
- Me parece lo justo – Pareció que se lo pensaba mientras clavaba los ojso en él – sin expectativas – Aclaró – Un beso por vicio, ya me conoces… - Él también intentaba sacudirse, a su manera, el miedo.

Sonrió y en un acto rápido ella guió su cara por la barbilla hasta dejarle un beso en los labios que estaba más humedos de lo normal por las lágrimas:

- ¿Me quieres? – Dijo despacio cerca de sus labios aún sujetandole por la barbilla.
- Sí – Fue rotundo y firme, no dudó ni un instante.
- ¿De verdad? – Añadió.
- Claro – No comprendió muy bien donde quería llegar, sabía que quererla de verdad y para siempre era indudable.
- Pues ves, acaba rápido y cuando salgas me lo repites – Sonrió y le pegó la sonrisa.

Obviamente hacía referencia al hecho de que quizás cuando volviera a despertar, si despertaba, no recordaría ciertas cosas, esa era una posiblidad que todos sabían y que ella se negaba a aceptar.

Hehaba de menos este FIC. Gracias. Genial, dios me ha encantado. Espero que dentro de poco esten juntos se lo merecen.

Continua pronto...

y mira que al principio tenia mis dudas sobre si me iba a gustar la historia, esto de separalos de que el sea un cabron y ella este con el cantamañanas de josh, pero que quieres que te diga..... no puedo dejar de leerlo, es buenisimo, continua pronto

Me encanta este fic y la última escena de este capítulo ha sido muy tierna!! Espero que Rick salga bien de la operación y que se arreglen pronto!!
Sigue cuanto antes

Madre mia, te juro que me has dejado el corazón en un puño con este último capitulo y sobre todo el final, IMPRESIONANTE por favor, por favor, por favor, por favor, por favor,por favor,por favor,por favor,por favor, por favor,por favor,por favor,por favor,.........................................y así eternamente, si no vas a seguirlo hoy continua pronto no me dejes mucho tiempo así con esta angustia, es fantástico.

que emotivo... siempre acabo intrigada...
como saldra todo? perfecto? necesitara algun tipo de terapia?
perdera la memoria o parte de ella? le ayudara kate? estara a su lada al 100%?
y si es asi se abrira jonh la cabeza como un melon, para no ser menos?
todas estas preguntas necesitan respuestas

sigueeee pordiooosss

fantastico

No te he comentado nunca.

Me gusta esta historia y tu forma de escribirla.

Espero tus capitulos y me alegro al ver uno nuevo.

te das cuenta de lo extremadamente icreible que es tu fic???? necesito el proximo capi :'3

Holaa! Me acabo de leer tu FIC entero y LO ADORO!
Por favor no nos hagas sufrir mucho mas....