BitterSweet Symphony - FIN - Capitulo 17 (+ Epílogo)

Buenisimo!!! Adoro este fic. Me gustó mucho el el final. Espero el próximo!!!! Saludos!!

Me encantan todos tus fics, son increíbles. ¡No le hagas nada malo a Castle! Con lo "bien" que estaban ahora Beckett y el... se podía llamar una tregua pero eso era amor
No tardes en continuar

Continuación del capitulo 12

Estaba en una habitación, rodeado por la gente que más quería y aunque se sentía agotado no podía tener una sensación más cálida en el estómago:

- Ya sabes como le gusta llamar la atención – Dijo Beckett mientras hablaba con Kevin.

Amy se paseaba por la habitación curiosa mirando de reojo las vendas de la cabeza de su padre. Lo cierto era que cuando Katherine entró con ella en la habitación le pareció absurdo querer mantenerla al margen y alejada cuando lo úncio que deseaba era abrazarla:

- Ven – Le dijo a su hija al verla algo tímida con él.

Aunque no podía permitirse muchos movimientos intentaba no tener apariencia de enfermo o agotado para que Amy no se extrañara, pero parecía que Beckett ya le había dado una charla antes porque no parecía muy dispuesta a acercarse por si le hacía daño.

Amy estitó el brazo cuando su padre lo hizo, y se cogieron de la mano, dándole al escritor la sensación de que hacía siglos desde la última vez que la había visto.

Beckett y Ryan seguían hablando y fue ella la que al ver el esfuerzo de ambos por mantenerse cercanos, quien la aupó en la caba y le recordó que debía ser cuidadosa:

- ¿Te duele? – Y lo dijo tan dulce que al escritor se le quitaron todos los males.
- Si me das besos no – Sonrió y supo que algo raro tendría que notar, quizás sus ojeras o su tez más blanca de lo habitual, porque se acercó muy despacio.
Kevin estaba allí con su esposa Jenny, y decicieron que era un buen momento para tomar un café y descansar:
- ¿Quieres que nos llevemos a Amy?

En ese instante Amy se había acurrucado en el pecho de su padre y estaba a punto de quedarse dormida jugando con el pelo de él:

- Déjala, se está portando bien.

Kate quiso quedarse quizás porque la imagen del escritor con su hija era muy tierna y no se quería deshacer de ella:

- ¿Seguro que no te duele la cabeza ni nada? – El escritor negó en silencio disfrutando de cómo Amy le acariciaba el pelo ya con los ojos cerrados – Esposito y Lanie se pasaran esta tarde, dicen que te echan de menos.
- ¿Y tu? – Encontró valor en su mirada tierna mirándole a él y a Amy.
- ¿Yo qué?
- ¿Me echas de menos?
- Rick – Protestó, pero él insistió con la mirada – No me hagas esto - Suplicó.
- Recuerdo a la perfección lo que me dijiste antes de entrar en quirofano.
- Cuando estes mejor hablamos de lo que quieras, en serio – La vio agotada por la tensión de los últimos días y se dio cuenta de que él no era el único con ojeras – Porque diga lo que diga ahora vas a creer que lo digo por culpabilidad.
- No creo que sea tan paciente – Hablaban en murmuros porque Amy ya había caído roque.
- Haz un esfuerzo – Le acarició la mejilla – Porque si no todo se va a estropear más – Fue a hablar pero ella le cortó – Además también está Josh, no quiero hacerle daño, y luego estás tú, y el ascensor, y la operación y vuelven las dudas… - Pasó la mano por el flequillo de Amy y le dio la sensación de volver a ser una familia.
- Si tienes dudas es porque no lo tienes nada claro y su puedo cogerme a eso me cogeré.
- Ni siquiera ponías tanto empeño cuando nos conocimos – Sontió con tristeza.
- Cuando te conocí no sabía la falta que me hacías, ahora ya lo sé – A Beckett se le tensó el corazón.
- Cuando te pones así – Se le caía la baba con la imagen y las palabras de él, pero fue como si volviera al mundo real – Para, sé lo que haces y no es justo.
- ¿Justo para quién? Si puedo volver a conquistarte lo haré y lo sabes, y veo normal que tengas dudas – Divagó - He sido un estúpido y me lo merezco, pero te quiero.
- Estoy echa un lio – Se dejó caer en el sofá, agotada – Hace apenas una semana lo tenía claro y superado, podía verte sin que tus tonterías casi me afectaran y no sentir un nudo en el estómago, y ahora vuelves a removerlo todo, me besas con una confianza aplastante y la culpa es mía por darte esperanzas cuando no sé si las tienes.
- ¿Estás enamorada de Josh?
- No lo sé – Suspiró aguantándole la mirada - Igual que no sé si lo que siento por ti es por lo mucho que te quise o porque no puedo dejar de quererte, noto como me hacéis estar entre los dos y no puedo… - No hacía falta que describiera su amargura él la veía y se sentía horrible.
- Perdona, no pretendía…
- Lo sé, pero es lo único que conseguís, estoy echa un verdadero lío, no sé que hacer – Miró a otra parte – Necesito que me dejes espacio para tomar una decisión.
- Intentaré controlarme – Sonrió – Aunque no prometo nada.
- Sé que no harás trampas - Rió y se incorporó viendo que él también iba a dormirse porque los ojos se le cerraban solos – Tienes que descansar.
- ¿Vendrás mañana? – Se le van cerrando los ojos con otro bostezo.
- Nada de trampas Ricky – Rió.
- No son trampas lo juro.
- Claro que vendré.

Dios Mio, lo dejas siempre en lo mejor ¡te gusta torturar eh!, me encanta te lo digo muy pero que muy enserio, continua pronto por favor.
Felicidades.

Cada dia me gusta mas, sigue pronto que nos dejas con ganas siempre de mas

Hoy mismo me he leido todos los capitulos y... ¡ME HAS ENGANCHADO TOTALMENTE A TU FIC!
Ojalá que se arreglen las cosas entre Kate y Rick y por favor NO LOS HAGAS SUFRIR MÁS, mira que te gusta en...

sigueeee me encantaaaa

Me encantó! Espero el próximo con muchas ganas!!!! Ya te lo dije antes, pero te lo repito por las dudas Me encanta ésta historia!! Saludos!

Capitulo 13

Una semana más tarde Esposito había conseguido trucarle la televisión de la habitación y se dedicaba a cambiar de canal sin prestarle demasiada atención a lo que de la televisión decía:

- No echan nada en la tele – Murmuró enfadado – Tenías que haber pedido el traslado a una clínica privada ahora estaríamos haciendo lo mismo pero por canales de pago – Rió.
- Digamos que este es el hospital más cercano a casa…
- A la casa de tu ex.
- No es mi ex – Murmuró recordándole que solo estaban separados.
- Lo que sea – Y siguió a la suyo sin inmutarse – De todas maneras si está de excedencia podrías haber aprovechado para iros lejos y no tener mayores problemas – Castle se revolvió en la cama incómodo ante una idea que él ya se había planteado.
- Este soy yo – Se calmó – No agobiando a Kate – Por mucho que desee que tome una decisión no quiero presionarle. Es mejor que valore y elija por sí misma.
- ¿Y de dónde piensas sacar tanta paciencia?
- Pues ese es el problema.

Tener paciencia se había convertido en todo un reto, y eso unido a estar prácticamente encerrado no le daba mucho espacio para evadirse. Concentrarse en cualquier otra cosa parecía misión imposible, suerte que las visitas eran fluidas.

Miró a Esposito que seguía a lo suyo y se dio cuenta de que estaba demasiado agobiado para seguir allí. Se sentó en la cama y sus pies tocaron el suelo frío y por extraño que parezca sonrió por hacerlo él solo por primera vez en semanas:

- ¿Dónde vas? – Se alarmó.
- Vamos a dar una vuelta.

Esposito intentó quejarse, pero Castle se puso pesado. Consiguió a duras penas una silla de ruedas dispuestos a dar una vuelta por el hospital totalmente de incognico. Esposito se mostró nervioso al volver con la silla:

- Joder, no valgo para ladrón.
- Relájate, yo te defenderé si alguien se mete contigo – Rió.
- Me da más miedo que aparezca Kate de repente – Tragó saliva ayudándole a que se sentara en la silla de ruedas.
- Me tendrías que tener más miedo a mi.

Fue divertido hasta que empezó a irse de las manos, y empezaron los derrapes y rallies por los pasillos y entonces, de repente, se les acabó la risa, cuando Kate apareció de brazos cruzados delante de ellos:

- ¿Estáis tontos o qué? ¿Sabes que eso no puede ser bueno para ti?
- Si lo sabemos, pero creo que le da igual – Murmuró Esposito sabiendo que estaba en un lío.
- No le eches la bronca, ha sido idea mía.
- Teniendo en cuenta de que tu estás prácticamente tullido la culpa es suya.
- ¿Nos invitas a un café?
- Nada de café, como mucho un zumo.
- Quiero recalcar, antes de irme, que ha sido culpa suya – Bajaron a la cafetería en el ascensor.
- Vendido – El escritor estaba algo nervioso por viajar en el ascensor.

Se despidieron cerca de la puerta:

- ¿Así que te has puesto a hacer el kamikaze porque te aburrías?
- Ya que no vienes ni a desayunar – Bromeó.
- He tenido que esperar a Josh – Dijo incómoda – Su moto se ha estropeado y le he traído, su turno empezaba hace un rato, pero antes quería hablar – Entonces él también estuvo incómodo.
- Estaba a punto de subirme por las paredes.
- Ya será para menos – Intentó seguirle la broma.

Pero poco les duró la risa, otra vez, Josh pasaba a su lado acompañado de una enfermera, y con algo de revuelo alrededor. Por lo visto había llevado a un toxicómano y este se había puesto violento, tanto que había sacado un cuchillo y había cortado en la mano al médico:

- Josh ¿Estás bien? – Fue a su encuentro y el escritor se quedó en un segundo plano viendo a Beckett preocupada cogiendo la mano del doctor macizo.

Al final Kate se quedó con él y una enfermera amable acompaño a Castle a su habitación, de camino se dio cuenta de que mientras él estaba intentando darle espacio, Josh no estaba perdiendo el tiempo, esa cara de perrillo abandonado y esa manera de actuar daba a entender que no estaba siendo justo. Aunque ella no lo viera.

Cuando ella se decidió a subir ya era casi de noche. Mientras él había conseguido dormir y había visto un programa de cocina a regañadientes para evadirse. Llamaron a la puerta y Beckett se asomó con la cabeza agachada:

- ¿Cómo estás? – El escritor se pensó qué contestar y cómo hacerlo no quería que su mala baba lo estropeara todo.
- Mejor ¿Y él?
- Un par de puntos en la mano, nada importante – Josh había conseguido lo que quería; toda la atención de ella.
- Seguro que se pone mejor – Dijo entre dientes sabiendo que el médico se haría el desvalido.
- Ha sido un accidente – Se molestó porque él pensara que estaba todo preparado.
- ¿Te espera fuera? – Ella se quedó parada – Supongo que te habrá pedido que cenes con él y querrás darle la medicación – No controló sus sentimientos y dejó ver claramente que estaba molesto y por la cara que ella pone sabe que todo lo dicho es cierto.
- Mañana vendré a verte – Mustió culpable.
- No hace falta que te preocupes – Apagó el televisor – Tienes cosas que hacer, nos veremos cuando puedas – Intentó sonar poco herido pero no lo consiguió.
- Rick… - Intentó decir algo pero no supo que.
- Te lo digo en serio, no pasa nada – Calmó su tono de voz – No pasa nada – Se repitió para si mismo.
- Me tengo que ir ya – Miró el reloj y después de nuevo al escritor – Vendré mañana y me quedaré a cenar contigo – La culpabilidad de ella es tan grande que cuando él fue a añadir algo se lo pensó y simplemente no dijo nada.


Cuando al fin le dieron el alta, y tuvo que ir a recoger a Amy para pasar el primer fin de semana solos, la cosa estaba tan tensa que lo normal no eran las palabras entre ambos.

Castle se sentía un perdedor, Beckett aún no había tomado una decisión, al menos en voz alta, pero se sentía como si ya hubiera perdido, y ni siquiera nadie se molestara en decírselo:

- Hola – Dijo cuando ella al abrir la puerta le recibió con una sonrisa.
- Hola – Aquella sonrisa absurda volvía a revolverle el estómago, pero no quería pensar que tenía algo que hacer.
- Kate – Le pareció que la voz del médico salió de la nada y su reacción fue de crispación mientras ella se sentía incómoda. Decididamente Josh si estaba haciendo trampas.
- Papa – Una vez más Amy era un bálsamo ante una herida que pretendía abrirse, se aferró a él y el escritor la levantó hasta sus brazos, aunque no debía por recomendación médica.

Se colgó de ese abrazo fingiendo que Amy lo necesitaba más que él, iba atareada con su pequeña mochila y él supo que simplemente quería irse de allí, desaparecer, no tener si quiera que despedirse:

- Katie – La imagen quedó grabada a fuego en su mente, la mano de Josh en la cintura de ella, cogiéndola por la cintura desde atrás – Tienes que cambiarte o llegaremos tarde – Aquella sonrisa con malicia era lo último que necesitaba el escritor – Hola Richard – Soltó como si nada y a él le quemó.
- Veo que estás mejor – Soltó y la situación se tensó más.

Ante eso Josh se acercó a la oreja de Beckett, manteniendo la pose, y le susurró algo al oído, algo que debía ser lo más divertido e ingenioso del mundo o al menos él estaba tan quemado que todo le molestaba. La culpabilidad en los ojos de ella lo aclaró todo:

- ¿Cómo estás? – Dijo casi al mismo tiempo que Josh desaparecía de la escena.
- Mejor – Tomó aire despacio.
- ¿Tienes revisión el martes, no? – Al escritor ese detalle no le calma, ella sabía que él iría a recoger a Amy, y tener por ahí a Josh pavoneándose de que le lleva años de ventaja no era nada cómodo.
- Sí – Soltó frío y deseo que todas sus palabras la hirieran de la manera en la que ella le hería a él, aunque se arrepintiera porque sabía que lo merecía – Nos tenemos que ir ya, Javier nos espera bajo.


No quiso, ni pudo añadir nada más, caminó con firmeza y aunque no se giró se los imaginó mirándole mientras se alejaba y se le hacía insoportable:

- No voy a preguntar nada – Javier se esperó a que el escritor colocara a Amy en la silla de viaje y se dejara caer sobre el asiento del copiloto aún convaleciente por haber intentado disimular la cojera y el dolor.
- Daría mi vida por poder emborracharme hasta quedarme inconsciente – Murmuró ya de camino.
- La falta de seguridad no es tu estilo – Dijo riendo esperando que él también riera – Las cosas van mal – Y dejó de reírse al verle la cara – Muy mal – Suspiró – Ricky… - Quiso empezar su discurso.
- No, Ricky no. Ricky está muy cansado y muy harto y no puede aguantar más gilipolleces – Estaba a punto de llorar y solo pudo mirar de reojo como Amy estaba entretenida con su mono de peluche, por lo que se secó las lágrimas en silencio.
- ¡Oh no! Richard…
- La quiero, y me está reventando la vida… - Se quejó – Y encima es que sé que me lo merezco.


Por primera vez en mucho tiempo Richard Castle se plantea rendirse como una opción, y es que ya no podía más:

- No quiero rendirme – Sollozó mientras veía a Amy jugar en el salón.
- ¿Porqué no te tomas un descanso? Deja que valore, dándole espacio de verdad, una tregua, y quizás así, sopesando pros y contras…
- No, no, no – Intentó recomponerse – No voy a hacer nada de eso, si la dejo la dejo del todo, no voy a estar peleándome otra vez conmigo mismo.
- Es normal que estés molesto.
- Fui imbécil y él estaba allí…Es culpa mía.
- Pero si ella elige, y no es a ti, ¿Podrías aceptarlo?
- Oye, no me jodas. ¿Tu con quién estás?
- Es duro aceptar el fin cuando quieres a alguien.


Javier Esposito se quedó a cenar y un buen rato después, tanto que el escritor no tuvo más remedio que echarle entre risas:

- Deja de actuar como si me fuera a emborrachar en cuanto te vayas.
- No quiero dejarte solo, no estás bien…
- Podré recomponerme. Siempre lo hago.
- ¿Qué vas a hacer?
- No sé si es bueno que lo sepas.
- ¿No me lo vas a decir?
- Exacto – Rió – Vete a casa que Lanie tiene que estar esperando.

sigueeeeeeeee

sigueeee

Me encanta este fic!!! No tardes mucho en subir el siguiente por favor!!!!
Sigueee

Jo! Parece que nunca se van a arreglar las cosas...Un poquito de felicidad para el pobre RICK

esto es un peliculon
magnifico
y quiero mas

Me gusta demasiado este fic!!! Y el último capítulo mucha pena por Rick =(

Me recomendaron el fic esta mañana y ahora mismo acabo de llegar a esta pagina, de un tirón. Increible, no puedo decir nada mas. Y espero que no tardes demasiado en actualizarlo o me va a dar algo, en serio

Brillante, siempre los dejas en lo mejor, estoy deseando ver la continuación.
Sigue pronto por favor.

Me encanta este Fic, me emociona cada capítulo, el como se siente Castle buff...
Lo describes todo genial, parece que soy yo la que lo estoy viviendo.

CONTINUA PRONTO

Continua por favor, esta genial aunque que pena...

¡Ah, no! ¡No me digas que justo ahora se va a dar por vencido! ¿O se estará por mandar alguna estupidez? Cuanta intriga!!!!! Me encanta! Sigue pronto! Saludos!!!!

Espero que nos sigas sorprendiendo con esta estupenda historia tan bien escrita. Me gusta mucho.

Ánimo.

azuladna escribió:Me recomendaron el fic esta mañana y ahora mismo acabo de llegar a esta pagina, de un tirón. Increible, no puedo decir nada mas. Y espero que no tardes demasiado en actualizarlo o me va a dar algo, en serio

Wow soy un fic recomendable, me halagas. Gracias

en general, a tod@s, espero que os siga gustando.

Capitulo 14

Cenaba con Josh distraída, casi incómoda, le hubiera gustado quedarse en casa, sobretodo después de que Castle se hubiera llevado a Amy, y sobretodo después de la cara de cachorro abandonado que había puesto al ver a Josh. Pero le impresionó verle orgulloso y dispuesto a fingir que su rodilla no le dolía y que se las podía apañar bien.

Quiso haber tenido valor para decirle que sabía que se había dejado arrastrar por Josh, pero era demasiado complicado evadirse cuando vivían en la misma casa y dormían en la misma cama. Estaba segura de que no se iría ni aunque ella se lo pidiera, era un buen salvavidas en ese sentido, y a la vez sabía que ella no iba a tener el valor de decirle que se fuera. No después de las últimas semanas, de cómo prácticamente ni habían hablado, y mucho menos le había permitido tocarla. Pese a los intentos de él.

Por eso supo que la cena era casi una excusa, y sinceramente no estaba de humor.

Se dejó llevar y pese a que oía la voz de Josh intentando ser divertido y amable, lo cierto es que ella se encontraba a mil kilómetros de allí, rebuscando en el pasado, a sabiendas de que iba a hacerse daño.


Pasaron varias semanas desde aquella fiesta en la galería donde ella se había dejado arrastrar y no había vuelto a verle por allí. Así que sus sospechas se corroboraron, se trataba de otro polvo. Y no podía sentirse mal porque la habían avisado de mil maneras distintas y aún así se había dejado llevar.

Su jefa le había ordenado quedarse al cocktail de por la tarde, a pasearse y asegurarse de que todo el mundo estuviera cómodo. Tenía que limitarse a repartir sonrisas cuando prácticamente estaba decepcionada con el ser humano, y no sabía muy bien si iba a encontrar fuerzas.

Pero allí estaba repartiendo sonrisas y coqueteando, dentro del protocolo, con todos los asistentes. Pensó en emborracharse pero el champan que rodaba le parecía como las conversaciones que allí habían superficiales y aburridas.

Cuando le vio charlando animadamente entre un grupo de gente donde predominaban las rubias risueñas y atractivas, resopló cansada. No era el mejor día para aguantarle. Aunque, quizás con suerte, actuaría como si no la conociera, cosa que deseo con fuerza.

En cambio, cuando él la vio, era como si la hubiera estado esperando, se deshizo educadamente del grupo de gente y salió tras de ella consciente de que Beckett continuaba caminando sin la más mínima intención de detenerse:

- Hola – Se cruzó delante de ella orgulloso.
- No tengo tiempo – Se intentó zafar, pero dio un paso para cortarla.
- 5 minutos.
- No – Se quejó al tenerle tan cerca e intentó escaparse.
- Me sabría mal acusarte de que me diste mal tu teléfono aposta – Murmuró cerca de ella, bebiéndose su copa de un trago y colocándole el vaso vacío a un camarero que pasaba.
- Me sorprende que te hayas dado cuenta – Soltó de mala gana y el sonrió.
- 5 minutos y te dejaré tranquila.
- No te mereces 5 minutos de mi tiempo – Ante su rebeldía él sonrió más.

No le dio más tiempo para pensarlo, la cogió de la muñeca y tiró de ella hacía la entrada principal, hacía la calle, y de alguna manera ella volvía a dejarse arrastrar.

Fue consciente de que fuera hacía frío y se quitó la americana para echársela a ella por los hombros, pero pese a que se estaba abrazando a si misma por el frío hizo un gesto de desprecio ante las intenciones de él:

- Parecías obligado a pedirme mi número así que decidí hacer la situación más cómoda.
- ¿Cómoda para quien? – Ella se molestó.
- Estoy segura de que me habrías encontrado si realmente te hubiera importado.
- No parecía que fuera lo que querías – Katherine contuvo la respiración mientras el mostraba una sonrisa blanca y perfecta, allí estaba terriblemente atractivo.
- Estoy segura de que ni siquiera sabes como me llamo – Castle fingió ofenderse pero se enterneció al ver como ella ponía morros como una niña.

Así que aprovechó que el frío no la iba a dejar ser rápida y le echó la americana por los hombros y esta vez se dejó:

- Me ofende que dude de mi señorita Beckett.
- Da igual – Entornó los ojos – Saber mi apellido no te hace menos imbécil.

Sostuvo la mirada impasible con un desconcertante efecto sobre ella:

- ¿Qué quieres? – No parecía dispuesto a seguir hablando hasta que ella dijera algo.
- Tu número de teléfono.
- Seguro que eres muy listo y podrías conseguirlo de otras maneras.
- Puede – Sonrió orgulloso viendo que ella le había tomado la medida – Pero quiero que me lo des tú.
- Pues creo que eso no va a ocurrir. Así que si eso es todo – Fue a desprenderse de la chaqueta – Tengo trabajo.
- No, no es todo – Fue autoritario - ¿Quieres que me disculpe?- Aunque no parecía estar dispuesto a hacerlo.
- Ha sido un día largo, si fuera por mí ni siquiera estaría aquí. He tenido que sustituir a alguien…
- Yo le pedí a Ellen que te llamara – Ellen era su jefa de por aquel entonces – Sabía que estarías aquí – Era posible que pensara que ante eso ella se derretiría pero lejos de eso fue como si fuera la peor ofensa.
- ¿Espectadora mientras buscas carne fresca?
- Eres adorable cuando estás celosa – Sonrió inclinado la cabeza.
- No estoy celosa – Se molestó y sonaba realmente enfadada – Soy realista, aunque parece que eso no vaya contigo.
- ¿Ya tenemos tanta confianza? Me encanta.
- Ni siquiera sé que haces aquí, no tienes ni la más remota idea de arte, pero supongo que has encontrado un filón para encontrar rubias tontas altamente influenciables.
- Me gusta el arte, colgar cuadros y admirar su belleza, coleccionarlos, como un…
- Cazador – Le interrumpió y aunque aquello no era lo que iba a decir le pareció un símil válido.
- Quizás.
- Pero tienes tendencia a aburrirte de las cosas tan pronto como las tienes.
- ¿Tanto crees conocerme? – Se sorprendió – Sé lo que te han contado de mí, bueno, puedo imaginarlo.
- Y estás orgulloso de lo que dicen – Era lo que parecía.
- Soy un buen cazador.
- Ya, pero todo cazador sabe que no siempre se puede ganar.
- Todo es cuestión de técnica y tengo una muy buena – Dijo seco.
- No estoy interesada – De ahí no iba a sacarla.

Era un hueso duro de roer y eso le encantaba, estaba preparado para volver a atacar:

- Richard, llegamos tarde a la reunión con Gina – Esposito se asomó por la puerta principal.
- Pues llama a Gina y dile que aún no he terminado – Lo soltó tan seco que hasta ella se ofendió. Ni por favor ni gracias.
- ¿Todo el mundo hace lo que tú quieres?
- Sobretodo si pretenden conservar su trabajo. Yo soy lógico, práctico, nada de corazón. Quien da el corazón a la larga lo pierde todo. Así que algunos te habrán dicho que no tengo corazón, y no puedo negar que están en lo cierto. Pero me atraes de una manera difícil de explicar.
- Entiendo que estás acostumbrado a que estás cosas te funcionen y que siempre tratas con cierto tipo de mujeres...
- No deberías dar nada por sentado, eso es horrible. De todas maneras estoy muy interesado en el concepto que tienes de mi persona, me gustaría que lo desarrollaras para mi, a poder ser compartiendo un buen vino.
- No tengo porque darte explicaciones, he dicho que no – Hizo ademán de irse subiendo las escaleras de la entrada a la galería.
- No creo que me hayas olvidado tan pronto – Dijo lo bastante alto y cuando ella se giró se dio cuenta de que él no podía estar pasándoselo mejor.

Bajó las pocas escaleras que había subido dispuesta a darle un puñetazo o un rodillazo en sus partes:

- Señor Castle no es el primer hombre con quien tengo sexo – Y no pudo ser más brusca.
- ¿Has venido sola?
- Déjame en paz, lo digo muy en serio – Pareció mucho más valiente de lo que en realidad se sentía.
- Un día de estos dirás que si Katherine – Sonó como un desafío o una amenaza, pero ella siguió su camino sin detenerse hasta estar de nuevo rodeada de gente.



- ¿Nena? – La voz de Josh la sacó de sus recuerdos – Pareces a mil kilómetros – Sonrió - ¿Te aburro?
- No, solo estoy agotada.
- Tienes razón – Chasqueó la lengua – Estos días han sido largos y extraños, por eso te quería compensar – La cogió de la mano fuerte demostrándole que estaba allí.
- ¿Qué ocurre?
- Tengo algo que decirte y espero que digas que si o me romperás el corazón – Lo dijo mientras se incorporaba y caminaba hacía ella sin soltarle la mano, después se puso sobre una rodilla y a Katherine Beckett se le heló el corazón cuando vio que sacaba una cajita - ¿Quieres casarte conmigo?


Se mostró confundido cuando su suegro, bueno, su ex suegro, su…Bueno, el abuelo Jim Beckett le pidió que llevara a la niña a su casa, a la de los abuelos.

No había tenido muchas oportunidades de poder ver a Jim Beckett más que nada porque tenía la impresión de que ese hombre iba a ser capaz de sacar un arma y dispararle en la cabeza en cualquier momento, y no podía culpable.

Amy en seguida corrió a los brazos de su abuela cuando Jim abrió la puerta, después de besar en la mejilla a su padre con cariño. Jim Beckett estaba allí, de pie en el umbral de la puerta diciéndole sin palabras que ni se le ocurriera pasar:

- Hola – Intentó sonar firme pero él se limitó a cruzarse de brazos con gesto serio – Se nos ha hecho un poco tarde.

Pero eso al señor Beckett no le importaba lo más mínimo. No era un hombre muy alto o muy corpulento, pero si era intimidante, lo sabía y no le importaba:

- Estás últimas semanas he escuchado hablar mucho de ti Richard – Soltó con desgana – Y aunque me alegro de que estés bien, sobretodo por Amy – Puntualizó hiriente – Sabes que no me gusta.

El escritor tomó aire, no pensaba retar a su suegro, porque le gustara o no aún lo era:

- Le partiste el corazón a mi hija y la abandonaste con un bebé.
- Yo no abandoné a nadie – Interrumpió defendiéndose y supo que no debía haberlo hecho.
- Tú y yo sabemos la verdad, te dije que si eras tan alérgico al compromiso ni te acercaras a mi familia – Castle no dijo nada – Tu no la viste Richard, no viste lo rota que estaba, lo devastada, hundida, no podía parar de llorar y entre Johanna y yo tuvimos que cuidar de Amy. Así que no intentes auto engañarte. La abandonaste.

Richard Castle se sintió como si se estuviera desangrando delante de Jim Beckett y ha este le diera igual:

- Parecía un fantasma, estaba desecha y había llorado tanto que parecía incapaz de poder llorar más, pero volvía a llorar, desconsolada, y no me contaba porque.

Quiso sentarse, acurrucarse sobre si mismo avergonzado:

- Lo peor es que estoy convencido de que la quieres – El escritor alzó la mirada con cierta esperanza – Pero tu manera de querer es horrible para los que te rodean – Cerró los ojos ante esas palabras porque sabía que era verdad - ¿Crees que se merece ser feliz?
- Si – Soltó en un suspiro.
- Es una persona buena y estupenda que se merece ser feliz – Castle asintió a punto de llorar y supo leer entre líneas – Me alegro de cómo has mejorado, y espero que te mantengas firme. Porque si alguna vez vuelves a las andadas yo mismo te meteré en la cárcel y sabes que no miento.
- Si, señor.