- La maldición del pastor belga - Capítulo 4 -

si es que cuando no hay inspiracion, no hay inspiracion. que se le va a hacer. pero vamos, que todos los veranos me viene y cuando me da, me da. (hace casi un año justo es cuando se me ocurrio abrir el foro)
esta basado en un sueño que ya os contare cuando acabe el fic. era rarisimo, pero supe adaptarlo mas o menos al fic (MAS O MENOS) asi que si leeis algo que digais: oye, a esta le ha dado un golpe de locura o algo. que sepais que si, me ha dado. pues eso, que ya no molesto mas. espero que os guste!!!!

empecemos con las dedicatorias: a mi amiga Celia, porque, primero, me da la gana, y segundo, porque este sueño lo tuve el viernes por la noche, justo despues de la mega barbacube con sus amigos!!!




Eran las dos de la mañana y Richard Castle seguía despierto. Estaba sentado en el sillón giratorio de su despacho, ligeramente inclinado hacia atrás. Mantenía un serio duelo de miradas con la pantalla de su ordenador, de la cual salía un cegador resplandor blanco de la hoja de Word.

Se levanto, al fin. Vestido con uno pijama de pantalón largo suelto con una camiseta de manga corta, arrastrando los pies por las baldosas oscuras del apartamento, se dirigio a la cocina.

A los pocos minutos, volvía a estar de nuevo en su sillón, esta vez con una taza de café entre las manos. Bostezó ruidosamente.
Castle esperaba. ¿A qué? A una brisa de inspiración, un impulso nervioso de sus dedos para que apretasen las teclas del ordenador...

Su móvil empezó a sonar en el silencio, algo que sobresaltó a Castle.
Esbozó una sonrisa cuando vio la palabra que apareció en la pantalla de su móvil: Beckett.




- ¿Es que los asesinos no pueden esperar a la mañana? – se quejaba el detective Esposito.

- ¿Estabas con la novia, Javi? – preguntó Castle, sarcásticamente.

Los tres detectives y Castle caminaban cuidando de no caer en ninguna zanja del camino. A pesar de ser mediados de abril, las noches en Battery Park aun eran frías y húmedas.

- Javi hoy está de mal humor. – comentó Beckett.

- Se habrá peleado con Lanie. – repuso Ryan.

Todos rieron a su costa, mientras él permanecía callado.
Llegaron junto al cadáver, y lo que vieron revolvió el estómago a todos los presentes.

A sus pies yacía el cadáver de lo que parecia una mujer. Su rostro, desfigurado en una mueca de terror, estaba cubierto de sangre, al igual que su pelo y su ropa. En todo su cuerpo había profundas marcas que destrozaban la clara piel.

- Parece... – dijo Castle. - ... un ataque de un oso...

- Seguramente lo seria de no ser porque no estamos en el estado de Washington. – contesto Ryan.

Minutos después, que los cuatro pasaron observando el cadáver y especulando sobre ataques de monstruos mitológicos, llegó Lanie, con su equipo médico.

- Hola. – saludó ella. Y cuando vio el cuerpo mutilado, susurro: - ¡Vaya...!

- Ya ves... – dijo a su vez Beckett. – El cadáver lo encontró uno de los vigilantes del parque que patrullaba esta área.

Lanie, que se había agachado para examinar el cuerpo más de cerca, dijo:

- Lleva muerta poco más de una hora.

- ¿Y esas heridas? – preguntó Castle.

- No estoy segura, pero parece... ¿de algún animal?

- Lo que yo decía, un oso.

- Sería precipitado decir que animal era, pero no parece la mordedura de algo mayor que un perro. – comentó Lanie a su vez. – Las comparare con las que hay en la base de datos para estar más seguros.

- ¿Murió desangrada, entonces? – preguntó Beckett.

- Eso parece, no veo ninguna herida de arma blanca. Aun así, necesito examinarlo más detenidamente.

- Acabo de encontrar la cartera de la víctima. – dijo Ryan, que apareció en ese momento de entre algunos árboles. – Se llamaba Jennifer Hawking, de... Newark, ¿Nueva Jersey?

- Newark está demasiado lejos de Battery Park como para decidir venirse a dar un paseillo nocturno. – dijo Esposito.

- Muy bien. Esposito, Ryan, vosotros daros una vuelta por aquí, a ver si encontrais algo relacionado con la victima, o alguna persona que haya podido ver u oir algo. Castle, te vienes conmigo a la comisaria. Tenemos que investigar sobre Jennifer Hawking. – ordenó Beckett. – Lanie, en cuanto tengas algo...

- Te llamo, si. – cortó la forense.

Beckett y Castle emprendieron el camino de vuelta a la calle, donde habían dejado el coche aparcado.

- ¿Ya hemos terminado aquí? – preguntó él, desilusionado.

- Si. ¿Qué esperabas hacer?

- No se. Este caso parece emocionante. He oido historias sobre el vampiro de Battery Park. Igual podríamos cazarlo.

- ¿Y luego que? – rio Beckett. - ¿Interrogarle, quedártelo como mascota...?

- ¿Quedármelo como mascota? ¿Pero como dices eso? ¿No has visto Crepúsculo?

- No – respondio ella, con una sonrisa aun mayor en la cara.

- Vale, pues yo si. Deberias ver lo buenas que están las vampiresas. – hubo un silencio de algunos segundos. – Si yo fuese vampiro, vestiria ropa de homosexual y me repeinaria. Tendría un look más vampirico.

- No, tendrías un look de gay, Castle. Si yo fuese un vampiro, te mordería, te chuparia toda la sangre hasta dejarte vacío y te cortaría a trocitos. Luego te dejaría abandonado por ahí y me largaria. Así pasaría el resto de mi vida tranquila.

Llegaron junto al coche. Beckett entró en él, seguida de Castle, que se sentó en el asiento de copiloto.

- Lo de chupar la sangre suena muy erótico, ¿lo sabías?

Beckett hizo una media sonrisa, acompañado por:

- Oye, Castle, ¿y como es que has visto Crepúsculo?

ME ENCANTA


INCREIBLE

CONTINUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Esta genial!!!!! sube pronto el siguiente capi please

Jaja un look mas gay
Esta tremendo
Me encanta, continualo pronto.
Bss

Wow!! Me encanta!! Continúalo pronto, porque el primer capítulo está genial
Como me hee reido con Castle, Beckett y crepúsculo.
Gracias por el fic!!

Vale. Esto si que no me lo esperaba definitivamente soy fan de los ataques de inspiración que te dan en verano me alegro de que vuelvas a la carga, quiero leer el siguiente me oyes!!?? está genial!

jaja esa parte del vampiro me ha gustado,buen capitulo,oye si tienes mas ataque de locuras como esto o inspiracion por verano,que te den mas a menudo jeje.
Siguelo por favor

¡Oh! ¡Pero que buena pinta tiene esta historia! No sé cómo lo haces, es que leo lo que escribes y es todo taaaaan Castle. Increíble.
Creo que me va a gustar tu inspiración repentina

PD: La conversación vampírica un puntazo, me los he imaginado y no he podido evitar reírme MUCHO.

Fan de tús ataques de locura veraniegos y las locuras de tús sueños

Siempre he pensado que los golpes de locura son buenos así que...espero más locuras en forma de capítulos

PD,ni hablemos que gracias a tí estamos en un gran foro ehhh

Kate escribió:gracias, chicas!!!!

acabo de llegar a casa de las vacaciones, asi que ahora tengo muuuuuucho tiempo para escribir. tambien habia pensado cambiar la foto principal, para variar. aprovecho esto: vosotras que estais mas enteradas, cuando salga la promo en la que aparezcan todos los personajes de la T4, que alguna me la pase por MP tamaño grande, porfi. estoy dudando entre poner la nueva o la de la 3...

ok, no problem!!
me alegro de que ya tengas muuuucho tiempo para escribir

- CAPÍTULO 2 -

La cafetera silbo, anunciando que el café estaba listo. Kate se acercó a ella y, distraídamente y sin poder evitarlo, desvió la mirada hacia el escritorio a traves de la ventana. Vio a Castle, sentado de espaldas a ella. Estaba intentando navegar con su móvil, pero una mosca molesta se estaba posando sobre él, y Castle no paraba de revolverse.

Beckett supuso que la mosca estaba ahora posada cerca del bote de bolígrafos, porque Castle no sería tan estúpido como para hacer lo que hizo a continuación si no fuese por eso. Agito la mano tan fuerte, que no controlo bien la distancia y golpeó el bote, lo que hizo que los lapices y bolígrafos que estaban dentro saliesen volando por todo el escritorio.

Beckett no puedo evitar esbozar una gran sonrisa, a pesar de que lo intentase. ¿Qué le estaba pasando?, pensó. Se obligó a si misma a borrar la sonrisa de la cara y concentrarse en el café, pero por más que pensaba en que tenía que olvidarse de Castle, más pensaba lo contrario. Mejor sería distraerse con otra cosa, como el caso, pensó.

Sirvió el café en dos tazas de NYPD y salió de la sala hacia el escritorio.




- “Jennifer Hawking” – tecleó Beckett en el ordenador de la comisaría.

A los pocos segundos, se abrió un documento con información sobre la víctima.

- ¿Tiene antecedentes? – preguntó Castle al ver que había mucha información detallada sobre ella.

- No parece. Era... abogada. – Beckett se acercó un poco más a la pantalla. – Está casada con un tal Gregory Hawking, no tiene hijos... Ahora mismo estaba trabajando en un caso de demanda contra una mujer llamada Rose Nickelson. La contrató Elizabeth Simpson. – ella siguió leyendo en silencio, moviendo los ojos con rapidez por la pantalla. – Parecía buena en su trabajo, no perdía casi ningún caso.

- Si era tan buena como dices, ¿crees que Rose sería capaz de matarla si veía que iba a perder el caso? – preguntó Castle.

- Es posible. Pero no nos precipitemos. Lo que sigo sin entender es qué hacía tan lejos de Newark en mitad de la noche.

- ¿Y ahora que hacemos? ¿Llamamos a la policía de Nueva Jersey?

- No. El cadáver está en Nueva York, así que la investigación por ahora es nuestra. – se levanto y recogió sus cosas. – Vamos, Castle.

- ¿A dónde? – preguntó él.

- A hacer turismo por Newark, ¿tu que crees?




- Pero en serio, ¿nunca has querido tener super poderes? – insistió por enésima vez Castle.

Se había pasado el camino de ida preguntándole sobre si alguna vez quiso ser superhéroe, y ella no paraba de responder con un “no lo se” o un “nunca lo he pensado”.

- No lo se, Castle. – repitió.

Caminaban por las calles de Newark, ahora algo iluminadas por el sol de la mañana y repleta de personas que se dirigían al trabajo, en coche o a pie, en autobús o en tren, en bicicleta o en moto.

- Todos los niños sueñan con volar, trepar por los edificios, saltar muy alto, ser invisible o incluso echar telas de araña de las muñecas. – seguía diciendo él.

- Avenida de Bloomfield, número 107. – leyó Beckett de la nota de su móvil.

- Siempre he sabido que habías sido una niña fuera de lo común, pero esto es universal.

Beckett iba leyendo los números de los portales de los edificios:

- 123, 121...

- Por ejemplo, yo siempre he querido hacerme invisible y traspasar paredes. Lo quería para poder entrar en el aula de profesores y robarles así los exámenes.

- 117, 115, 113...

- Un día, años antes de lo de los exámenes, me empeñé en que tenía que aprender a saltar como Batman. Salte por las escaleras y casi me abro la cabeza.

- 109... – esta vez, Beckett giro la cabeza y miro durante unos segundos a Castle.

- Bloomfield... – examinó Castle, cambiando de tema, mirando un cartel. – Suena un poco a blood. Seguro que el marido es el vampiro que la asesinó.

- Explícame cómo hemos pasado de hablar de ataques de oso a los vampiros, después a los superhéroes y luego hemos vuelto a los vampiros. – dijo ella al fin, deteniéndose en frente del edificio 107, un pequeño chalet adosado de aspecto pintoresco, situado entre un restaurante griego e italiano y otro dominicano.

Spoiler:

- Mi cerebro funciona de esa manera. – contestó, encogiéndose de hombros.

Se acercaron al edificio y vieron a un chico de unos 13 años, con una gorra y una bolsa llena de periódicos. Al verles, salió corriendo en dirección contraria.

- Tiene cara de asustado. – dijo Castle, mientras seguía al chico con la mirada. – Seguro que está en el ajo. – se calló un par de segundos. – Ajos... Qué ironía, ¿verdad? Ahora que estabamos hablando de vampiros.

- Tu eras el que hablaba de vampiros. – puso énfasis a la palabra “tú”. Alargó la mano y abrió la verja de hierro, que emitió un suave chirrido.

- Ya, pero tu me estás escuchando. – subieron las escaleras y Beckett llamó al timbre. – Una conversación se compone de una persona que habla y otra que escucha.

- Esa es la diferencia, Castle. Yo oigo, no escucho. Por lo tanto, estas hablando solo.

La puerta se abrió y detrás de ella apareció la cara y medio cuerpo de un hombre, vestido con traje y corbata.

- Buenos días. – estaba claro que no se esperaba visitas a esas horas.

- Buenos días, señor Hawking. – dijo Beckett, con un tono suave. Sacó su placa. – Soy la inspectora Beckett, de la policía de Nueva York. Es sobre su esposa.

genial capitulo

gracias por el capitulo


felicidades por la fic

Un fic genial!! Gracias por otro capítulo!!
Escribes de maravilla!! Sigue así!!

Jaja, muy bueno, gracias!

- ¿Desde cuándo no veía a su mujer, señor Hawking? – preguntó Beckett, después de un duro silencio, en el que Gregory intentaba asimilar la muerte de su mujer.

- Desde ayer. – arrastraba las palabras, como si les costasen salir de su boca.

- ¿Y no notó su desaparición? – se extrañó Castle.

- Verá, últimamente había tenído algunas complicaciones...

- ¿Qué clase de complicaciones? – insistió la detective.

El señor Hawking permaneció un rato callado.

- Se trata del caso en el que está... estaba trabajando. – hizo una breve pausa. Beckett y Castle se inclinaron en sus asientos, expectantes. – No me cuenta nada sobre sus casos, eso se lo toma muy en serio. Estas últimas semanas estaba como muy estresada, con mucho trabajo. Dormía poco, y cuando lo hacía, siempre estaba despertándose en mitad de la noche. – se acarició las manos. – Así que miré el expediente del caso. ¡Estaba preocupado por ella! ¡Se que hice mal, es secreto profesional! Pero yo la quería... La quiero. – enterró la cabeza entre las manos.

Beckett esperó unos minutos hasta que el señor Hawking fue capaz de hablar de nuevo.

- Señor Hawking, ¿qué ponía en el expediente?

- No lo entendí muy bien, la verdad. Pero todo era rarisimo. Parecía sacado de una especie de sueño de algún loco, o de una película de Tim Burton. No se parecía a los otros casos en los que ella trabajaba. – hizo una pausa, intentando recordar. – Hablaba sobre... ¿una maldición? Si, algo así. Y de asesinato o algo por el estilo.

- ¿Maldición? – preguntaron Castle y Beckett al unísono.

- Eso creo, si.

- ¿Podríamos hablar con su jefa, Elizabeth Simpson? – preguntó Beckett.

- Me temo que no. – respondió él, chasqueando la lengua.

- ¿Por qué no?

- Porque está muerta.


********


- Definitivamente, ese tio no era ningún vampiro.

- ¿En serio, Castle? Y dime, ¿qué te hace pensar eso? – se rió de el su compañera.

- Le estaba dando la luz del sol.

- Una pena. – Beckett pulsó los botones de su móvil. Después, se puso el altavoz a la oreja y esperó.

- Esposito. – contestó una voz al otro lado.

- Hola. ¿Habéis encontrado algo?

- No hemos tenido suerte. No había nadie en el parque. ¿Y qué tal vosotros? A que adivino: estáis los dos en la cama. Porque es obvio que en la comisaría no estáis.

- Acertaste, Esposito. Estamos en una cama, en Newark, Nueva Jersey. Acabamos de hablar con el marido.

- Ya... Seguro, seguro... – dijo su compañero. – Por cierto, unos tipos de la policia de Newark han llamado. Preguntaban sobre el caso de Jessica Hawking.

- ¿Y qué les dijiste? – preguntó ella.

- Lo que sabemos por ahora, es decir, nada. – al otro lado de la línea se oyeron voces y timbres de teléfonos. – Me dijeron que llamarían esta tarde, a ver si habíamos avanzado.

- Vale. Castle y yo nos vamos a pasar a hacerles una visita, a ver que les pasa.

- Muy bien. Y a ver si lo hacéis de una vez.

- ¿Hacer el qué? – Beckett se hizo la loca.

- Lo sabes muy bien, Beckett... Lo sabes muy bien... – dijo, místicamente. Y colgó.

Beckett miró la pantalla de su móvil. Giro la cabeza y vió a Castle un poco más adelante, en un puesto ambulante de café. Se dio la vuelta con dos cafés en vasos de cartón y una gran palmera de chocolate.

- Gracias. – dijo ella cuando le tendió uno de los cafés y medio trozo de palmera.

- ¿Dónde vamos ahora? – empezaron a caminar.

- A ver a la policía de Newark. Han llamado a Esposito preguntando por el caso de Jessica.

- ¿Por qué? – se extrañó Castle.

- Eso es lo que vamos a averiguar ahora. – Beckett dio un mordisco a la palmera y un sorbo al café, mientras en su móvil miraba la ubicación exacta de la comisaría de Newark más cercana.

- ¿Dónde exactamente está la policía? - preguntó Castle.

- Está en la esquina de Arlington Avenue con Lincoln Avenue. Está lejos, así que será mejor que cojamos el coche.

Spoiler:

En la entrada de la comisaría, Beckett le dio el último mordisco a su palmera y tiró el vaso vacío de café a una papelera. Castle hizo lo mismo.

- Emmm... Esto... – empezó Castle, cuando vio una pequeña mancha de chocolate en el borde de los labios de ella.

- ¿Qué? – le apremió.

- Tienes un poco de chocolate aquí. – Castle se rozo sus propios labios. Ella, avergonzada, se limpió los labios con el dorso de la mano, pero no sobre la mancha. – No, ahí no. – le dijo el.

Castle alargó su mano y pasó la punta de su dedo índice por los labios de ella. Fue un gesto tosco, en absoluto romántico. Al fin y al cabo, solo le estaba limpiando el chocolate. Sin embargo, para ambos fue distinto. Una chispa de energía les sacudió.

Beckett volvió a pasarse la mano por la cara y carraspeó, nerviosa. Murmuró un “gracias” y entró en la comisaría.

MUY CHULOOOO!!!!!!SIGUELOOO

genial escribes increible


muchas gracias por otro capitulo

me lo lei todo junto
muyyyyyyyyyy buenoooo
espero los proximos capitulos!!!!!!!!!!
un beso

Tremendo!!
Muy buen capitulo, ahi el chocolate da mucho juego jaja
Genial, como siempre

Si Kate, hazte la tonta!! Sabes muy bien a lo que Espósito se refería..........
TÍRATELO!!
Gracias por otro capítulo, espectacular el fic!!