Never let me go (Capitulo 4)

Hola Soy nueva por aquí y después de varios días pensando, me decido a publicar algo, digo "algo" porque no tengo una estructura oficial aún, creo que será un fic corto de cinco capítulos máximo. Me conozco y me aburro fácilmente de lo que hago así que mejor trabajo terminado que por terminar.
Bueno, eso es todo, espero que os guste


Me siento a su lado, frío, distante, como si los escasos centímetros que nos separaban fueran kilómetros de montañas asfaltadas, cubriendo lagos, valles y todo espacio natural que tiene vida.
Inerte, esa es la palabra que busco, estoy completamente inerte y sin vida a su lado. Jamás me había sentido así y es extraño porque he vivido y he sentido muchas cosas, no me falta experiencia. Quizás hoy si, hoy no estoy a la altura.
La miro despacio, torciendo mi rostro como si verdaderamente no quisiera que lo notase, lento, con cuidado, sin esperar ningún gesto a cambio, pero la veo, observo su cabeza agachada entre sus manos inquietas y es entonces cuando todo ese estado inerte que vive en mí, despierta, me inundo de consciencia y se acaba mi letargo. Las montañas asfaltadas desaparecen cuando sin girar su cabeza hacia mí, me roza la mano con suavidad y entre un leve suspiro deja escapar un hilo de voz:

-Castle, podrías ser mi estrella polar.

“Su estrella polar”, ¿qué quiere decir? ¿A qué se refiere? Hipnotizado por el eco de sus palabras y absorto en la profundidad de su significado, el hielo que siento termina por romperse. Ya no puedo estar frío, ni distante, ni tan siquiera puedo pensar en lo inquietante que resultan sus manos entrelazándose y en los nervios que éstas provocan en mi. Pensar me duele ahora.

Paso con cuidado mi brazo por encima de su hombro y en un amago por buscar comodidad, ella apoya su cabeza en mi pecho. No contesto a sus palabras, no encuentro respuesta, ella debe ser consciente de que nubla mi pensamiento racional y sin mediar más palabras, suspira aliviada y cierra los ojos.
Definitivamente no podía pensar y evidentemente, no lo estaba haciendo.

…………

Llevaba varios días sin poder dormir bien, estaba absorto en otros temas y en ellos el concepto “descanso” no tenía lugar.
La mayor parte de mi tiempo la invertía en pensar sobre la capacidad tan asombrosa que tenía de auto-lesionarme. Física y mentalmente, sobretodo ésta última, pero mayoritariamente ambos problemas venían de la mano. Y lo verdaderamente asombroso no era descubrir esto, sino que intentaba evadirlo, hacer volar mi cabeza y con ella mis pensamientos auto-críticos sobre mí mismo y sobre lo que el dolor de las heridas me estaban causando. Y sobre mi forma de actuar, mi carácter, mi trabajo, mis escritos, mi familia…y sobre…ella.

Ella… ¿En ella radica el problema? ¿Todo lo que ronda mi cabeza es por ella? No, me niego una y otra vez. No.
No me afecta, me inmiscuí en el caso de su madre por mi propio logro de superación, no por ella. Estoy siendo objetivo.

Tres golpes suaves me sacaron de mi conflicto interno, llamaban a la puerta. Demasiado tarde pensé, pero estaba acostumbrado a las visitas a deshora y tampoco me importaban.

-Hola – expandió su enorme sonrisa frente a mí.
-Hey, ¿qué ocurre? - pregunté sorprendido- Pasa, estás empapada, ¿vienes de un concurso de camisetas mojadas? Podías avisarme de vez en cuando.

Ella sonrió aún más y dejó escapar un insonoro chasquido en señal de protesta. Yo seguía sus movimientos, estaba contenta, tenía los ojos brillantes y su rostro parecía tranquilo y en paz.

-Pasaba por aquí y he decidido visitarte- dijo haciéndose hueco entre los cojines del sofá- Últimamente te noto distante, llevas días sin aparecer por allí, ¿tienes mucho trabajo?- preguntó interesada.

Me cogió realmente por sorpresa, me gusta improvisar, tengo un don para ello y no me resulta difícil pero ella siempre me sorprende.

-Eh…No, estoy un poco más relajado, sólo es eso- improvisé y mentí, estrepitosamente- Soy escritor, no policía ¿recuerdas?
-Entiendo Castle, pero no te recuerdo a ti así –endureció su rostro y levantó un muro entre nuestra conversación.

La miré perplejo, esperando no tener que responder y me apoyé en el brazo del sillón. Ella parecía esperar algún gesto pero no fui capaz de corresponderle.

-¿Quieres una copa? –evadí el tema urgentemente.
-Está bien, ¿tienes whisky? Tengo ganas de emborracharme- dijo bromeando.
-Es una falta de consideración preguntarle a un novelista de éxito si tiene whisky en casa, me ofendes Beckett- no pude evitar sonreír.
-Pues entonces no escasees- me devolvió la sonrisa y se recogió el pelo con delicadeza, dejando entrever sus facciones con total claridad.

piensas seguirlo verdad?
deberias, has comenzado muy muy bien, tiene pinta de que vas hacer y gran y bonito fic
espero que continues.
y bienvenida

SIGUEEE

Sigueeeeee!!!

me gusta mucho, síguelo por favor!!!

hola muy buena tu historia pero por favor continua

Que ganitas de leer más! Buen trabajo!

Buen comienzo! Siguelo

Me gusta. Espero que sigas pronto.

bienvenido, es muy bueno tu fic, siento no comentarte hasta ahora, sigue que sino.......

SIGUELO, porfi,porfi,porfi....

sigueloo

Muchísimas gracias a tod@s por los comentarios, no os preocupéis que voy a seguir la historia y la voy a terminar. Subiré los capítulos de dos en dos días (si tengo tiempo porque me explotan en la facultad) asi que nada, eso es todo. Aquí va el segundo, espero que os guste

..............

Desde que trabajaba con ella, mi vida había cambiado, para ser sincero, había mejorado y mucho. Me sentía más vivo, con muchas más inquietudes y sobretodo, había roto completamente con mi rutina. Era una amiga con todo el significado que esto conllevaba, nos divertíamos juntos y también compartíamos ingenio e inteligencia, ayudábamos a las personas que nos necesitaban para sentirse a salvo, nos ayudábamos a nosotros mismos y rozábamos la complementariedad.

Sentirse a salvo… exactamente como dejé de sentirme aquella noche.

-Castle, ¿recuerdas aquella vez que creíste ver extraterrestres en la escena de un crimen?- su voz era cómica – Te pasaste horas intentando convencerme de que el asesino era el hermano de ETE.
-Sigo pensando que el asesino anda suelto, por algún lugar del espacio, acechando –intenté dar credibilidad a mi argumento con un semblante serio –Si la próxima víctima soy yo, recaerá en tu conciencia, inspectora Beckett.
-Puedo arriesgarme y afirmar que eso nunca pasará –aseguró convencida.
-¿Quieres apostarte algo? –Casi no podía enlazar bien las palabras, el whisky empezaba a hacer efecto.
-Sí, me apuesto mis esposas, son toda tuyas si algún día mueres debido a una invasión alienígena- soltó una carcajada sonora.
-No le veo la gracia, no necesitaré tus esposas si eso ocurre-apoyé mi brazo en el respaldo del sillón, quedando mucho más cerca de ella.

Las barreras entre los dos se habían difuminado y me sentía a gusto, quizás demasiado borracho para pensar con claridad, pero estaba como quería estar, relajado y descubriéndola.

-Yo quiero hacer otro trato, quiero otra cosa –inconscientemente y sin poder evitarlo, mi tono no fue el que, milésimas de segundos antes, había imaginado en mi cabeza.

Ella lo notó y retrocedió, pegó su espalda al sillón y chocó con mi brazo. La noté tensa y la barrera volvió a levantarse entre nosotros, todo el esfuerzo que ambos habíamos invertido quedó reducido a una mirada difusa y a una continuación de sorbos desesperados de la botella.

-Es tarde, será mejor que me vaya –dijo apresurada. Se levantó del sillón y dejó el vaso vacío en la mesa, restallando el cristal provocando un sonido molesto.

Me limité a observar sus movimientos con estupefacción y di varios sorbos antes de levantarme bruscamente y agarrarla por el brazo. Fui consciente de la fuerza que estaba invirtiendo sobre ella y me relajé para no hacerle daño.

-Quiero ver tu tatuaje, ese es el trato –afirmé serio, tensando la mandíbula.
Ella me miró perpleja y al cabo de varios segundos sonrió, se soltó el pelo y éste calló lentamente por sus hombros. Volvió a sentarse, esta vez dejando espacio entre nosotros y cogió de nuevo su copa. Realmente estaba y era preciosa.
-Ese tatuaje sexy que tienes Beckett, es imposible que salga de mi cabeza –acompañé la frase con una cara cómica y ella siguió sonriendo, espléndida.
-Si te lo enseño, luego tendría que matarte –con este juego de palabras me ganó por completo y no pude evitar añorar, añorarla. Volver a sentirme bien con ella, inspirarme con ella.
-No haría falta, recuerda que ya lo habrá hecho antes el hermano de ETE –aclaré divertido –No tendría sentido el trato.

El alcohol volaba como lo hacían mis pensamientos, las montañas asfaltadas ya no eran más que valles descubiertos, lagunas placenteras y enormes pastos dónde descansar, allí apoyé mi cabeza, en su hombro izquierdo y me evadí de mi mismo y de todo lo que me recordaba a ella. Totalmente contradictorio, pensé. Si, lo era, pero me daba absolutamente igual, me sentía tan bien ahí, descubrí que el recuerdo me dañaba y que ella me estaba salvando, lo había hecho durante todo este tiempo.
En ese instante, entre la lucidez y la sin razón del alcohol, eché de menos sus boca, su lengua, su piel. Tenía ganas de abrazarla, de decirle tantas cosas, frases empaquetadas en cajones de mi escritorio que no formaban parte de ninguna novela, formaban parte de lo que soy ahora.

No es por las novelas Kate, es por ti. Sigo aquí por ti.

-¿Otra? –dije tambaleando la botella de whisky, casi vacía.
-La última Rick, es muy tarde –su tono era familiar, cotidiano. Completamente adorable.
Levanté la botella y en un intento de hacerme el cómico, varias gotas de alcohol cayeron en su blusa azul. Ella no se inmutó, siguió mirándome y sonriendo, como cuando admiras algo de lo que aprender. Ahí estaba ella, mirándome, con su pelo largo ondeando entre su suave piel, sus labios mojados por el exceso y el whisky entre su blusa.
-Tendrás que quitártela –alcé mi sonrisa hacia ella y me respondió –Me desconcentran esas gotas ahí.
-Ni lo pienses, Richard Castle –afirmó contundente –No creo que sólo te desconcentren las gotas.

Me sentía completamente hechizado, no me justificaba detrás del alcohol ni en el efecto del reencuentro después de días sin aparecer por el trabajo, no quería justificar mi estado anímico esa noche, quería ser totalmente sincero conmigo mismo. El caparazón que había englobado mi cuerpo y mi mente era tan inmenso que jamás iba a poder derribarlo, o eso pensaba.
Como si de flashes de microsegundos se tratase, mi cabeza se repetía una y otra vez la misma pregunta, ¿cómo había podido ser yo mismo, sin ella?
-¿Estás bien? –preguntó apoyando su mano en una de mis rodillas, la deslizó suavemente provocándome un leve calor en ella y su mirada se centró por completo en mi.

Sin motivo alguno, sin pensamiento racional de por medio y sin conocimiento de causa, entrelacé mis dedos con los suyos y a expensas de todas las complicaciones, consecuencias, problemas o demás sinónimos que podían haber nublado mi vista más que el propio whisky, la besé.

Un beso lento, eterno, intenso. De esos besos diarios que son inevitables, de esos que podrían contar historias. Un beso completamente descriptivo. Se apagaron las luces, la función había acabado y ahí estaba ella, devolviéndome su boca, rozando su lengua con la mía, saboreándome. Como dos desconocidos una noche frenética, sin resquicios de alcohol, el alcohol no importaba, importaba la humedad de sus labios junto a los míos y mis manos traviesas en su espalda, bajando lentamente hasta su cintura, aferrándola a mí.

Como toda historia y como cada beso, terminó. Bruscamente, sin mediar separación.

Perfecto capi

impresionateeeee, continuaaa

No nos puedes dejar con el calen....esto..SIGUE! :p

eso no nos puedes dejar con el calen...
sigue por dios no pares

Me gusta, escribes muy bien, sigueee
pd: yo también llevo poco aquí, si quieres pasate por mi fic (A writter and his muse)
¡¡Bienvenida!!

Uff.. Continua por favoor !

Capítulo 3.

Como toda historia y como cada beso, terminó. Bruscamente, sin mediar separación.

......

Levanto su blusa desesperado, deslizo mis dedos por su vientre y ella deja escapar un suspiro provocador. Mi respiración se disipa dentro de su boca y me evado completamente de toda realidad, no encuentro límites dentro de ella y busco la forma de saciar mi ansiedad intensificando el beso, dejando que la historia que contenía se desarrollara.

Kate esto es lo que necesito, no te vayas.

Ella se desliza sobre mis rodillas y abraza su pelvis alrededor de mi cadera, mis manos pierden la cordura cuando se desabrocha la camisa manchada y entre jadeos la deja caer en el suelo.
Aparto su cabello con delicadeza para poder admirarla mejor, su figura me deja a oscuras y ella se envuelve en un halo de claridad absoluta. Dos contraposiciones complementándose, deseándose y perdiendo la noción de lo que realmente significaban. Quería una noche eterna, que dure lo que dura un beso eterno en acabar.
Ella arquea su espalda y apoya sus manos en mi cuello, se queda quieta observándome, dejándome una visión completa de sus pechos al descubierto, su cuello y su vientre dónde sin ningún impedimento podría perderme por completo.

No puedo soportar que me mire así, siento que está pensando y no quiero que eso ocurra, así que la aproximo hacia mí y sigo besándola, beso su ombligo, sus pechos, busco sus labios con intensidad y ella me responde, provocadora, estimulante, sexy. Me dejo llevar por su vaivén dominante pero cuando quiero decirle lo que me está provocando, lo que está moviendo dentro de mi…se aleja, se detiene violentamente.

-Qué estoy haciendo… -dice casi para ella misma mientras baja de mis piernas.

Mis manos ya no descubren su cintura, se separa de mí y alza su gesto disgustado dejándome sin tiempo para poder explicarme. Como si una oleada de viento sacudiera mi cabeza, dejo de admirarla, desesperado intento encontrar las palabras precisas. Para ser escritor, no se me da bien utilizarlas en mi propia vida. Es fácil cuando te sientas frente a una página en blanco y nada puede hacerte daño, eres el que tiene el control, puedo manejar a mi gusto, soy un Dios dentro de lo imaginario.

¿Qué hago cuándo lo que siento es real?

-Kate no te vayas, lo siento –es la única frase coherente que logro articular.

Sin girar su rostro hacia el mío y mojándose los labios, sale del salón apresurada y busca sin éxito su camisa.

-Richard, no encuentro la camisa, tengo que irme –está nerviosa –Es tarde y me está esperando en casa.

-Te está esperando en casa –repetí molesto y me quedé sentado observándola –No sé qué intentas Kate –ahogué mi rabia en el vaso de alcohol.

-¿Sabes qué intento Castle? –giró su silueta hacia el sillón y quedó inmóvil justo en el centro del salón. Tenía los ojos brillantes y su gesto desconsiderado hizo que me sintiera frágil, daría lo que fuera por volver a apoyarme en su hombro, porque me volviera a salvar.

-Dímelo, dime qué quieres hacer, ¿qué haces aquí, Kate? ¿Por qué has venido? –me levanté rápidamente y con una zancada profunda me coloqué a escasos centímetros de ella. Estaba nervioso, había perdido el control y ella lo notaba, era evidente que se estaba dando cuenta de que algo no iba bien.
-Tu indiferencia, tu arrogancia estas últimas semanas… -hizo una pausa para respirar –No te reconozco, no sé quién eres –agravó el tono.
No podía contestarle, lo intenté pero no pude, no conocía la respuesta.

-No contestas mis llamadas, no te interesan los casos, ni siquiera me dices el por qué estás así –su tono de voz se había roto a pedazos – Soy tu amiga, necesito que me lo expliques.

Seguí perplejo, entre asombrado y molesto. Enfadado con ella y conmigo. ¿Cómo podía decir que no me conocía? Ella me salva, sabe quién soy, me lo recuerda cada día.

-Kate…estoy bien, mejor que nunca –me vuelvo a autolesionar.

Destrozo cada momento, cada instante y cada segundo de esta noche. Mancho la página de tinta. Ella gira sobre sus pies y casi sin darme cuenta, desaparece, se esfuma. Siento como si jamás hubiera estado aquí, siento su sombra estilizarse por las ventanas de mi habitación, dinámica y coqueta pero no la siento a ella, solo su sombra.

Me queda el sabor de sus besos mojados, el dulce dolor de sus dientes mordiendo mi lengua, su gesto enfadado difuminando mi verdad y su profunda oscuridad. Ella ya no está.

La botella vacía es directamente proporcional al vacío que siento dentro, su sombra sigue revoloteando por las ventanas y ya no estoy a salvo. Se ha ido.

Sublime con un toque de dramatísmo, me encanta sigue así

Oh diis mioooooooo increible

Me encanta este fic, está muuuuuuuuuuuuuuuuy bien escrito y tengo el corazón en vilo constantemente
con tan solo decirte que me he registrado para comentar aunque leo todos desde la oscuridad muahahahaha
siguelo pronto y enhorabuena por el don que tienes!!

sogueee

Me gusta mucho como ha empezando esta historia!!
Sigue!!