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AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2

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Mensaje por alba_caskett Dom Oct 25, 2015 11:55 am

Eso tu hazme sufrir... Con lo enganchada que me tienes a la historia y siempre la cortas en la mejor parte... Tengo ganas ya de que se conozcan...

alba_caskett
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Mensaje por Ruth Maria Mar Oct 27, 2015 2:03 am

Me parece que llego el momento de conocerse entre ellas! Kate definitivamente ya no esta tan enamorada de Gina y Alexis le esta moviendo el suelo!! excelente!!

Ruth Maria
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Mensaje por psichobitch2 Dom Nov 01, 2015 7:19 am

CAPITULO 10: DEL QUE ALEXIS AHORA SI SUPO EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA PALABRA SORPRESA



Esta vez no había sido un mal sueño por el cual no había podido dormir parte de la noche. Estaba caminando alrededor de su habitación cuando apenas el día marcaba las seis de la mañana. Una hora antes, había despertado. Estaba incómoda, inquieta. Una sola palabra le rondaba la mente aquella mañana del lunes: SORPRESA.

Qué había querido decir Kate con aquella frase que le escribió por mensaje la noche anterior?: "Te gustan las sorpresas?"... Quiso indagar, pero tampoco quería sonar tan desesperada, así que solo se dio a la tarea de responder con un "SI" y fue el fin de esa conversación.

Se asomó por la ventana de su cuarto, con su mirada gris, perdida en el horizonte de la ciudad con la mente llena de ideas descolocadas, dedicándose sólo a contemplar un poco más el paisaje mientras se abrigaba más el cuerpo con un sweater azul que ya se había colocado antes.

Había dejado los pensamientos en la ventana y decidió volver a la cama para leer un libro. El tiempo seguía su rumbo y Alexis se encontraba aún sumergida en la lectura aquella mañana. Avisó a su madre con anticipación, que cualquier inconveniente en la oficina le notificara, ya que esa mañana no asistiría a la empresa por compromisos que tenía que resolver. Simplemente, había mentido acerca de aquello, no tenía ganas, así de sencillo, de verle la cara a Meredith Castle.


Tomó un baño ligero, rápido y decidió vestirse lo más sencilla posible. Siempre lo hacía cuando no tenía ningún asunto importante que atender con su familia. Amaba andar en jeans y zapatillas cómodas, era esa su verdadera esencia. Dio varias vueltas por su casa, agarró las llaves de su coche y salió. Había quedado ese día en desayunar con su novia.

Las calles estaban ya abarrotadas de transeúntes visitando los distintos locales ubicados alrededor. En el gran café central, se encontraba Jenny sentada en una de las primeras mesas, degustando un café negro mientras leía el periódico matutino. Hojeaba la sección de empleos un tanto entretenida sin darse cuenta aún, que una chica de cabello color rojizo y mirada encantadora, la detallaba alegremente desde una distancia de la mesa donde ella se ubicaba. Alzó la vista por instinto, y fue cuando sus miradas se encontraron, devolviéndole la misma sonrisa que Alexis le ofrecía en aquel momento. Lucía tan hermosa aquella chiquilla rebelde, que no lo pensó dos veces y levantándose de su asiento, salió a su encuentro a recibirla con un abrazo y un tierno beso sobre sus labios.

- Hola criaturita, cómo estás? - Saludó la pelirroja viéndose reflejada en aquellos ojos que irradiaban mucha alegría.

- Hola Alex, pensé que no ibas a llegar nunca - Dijo mientras volvía a besar los labios rosa de la pelirroja.

- Sabes que soy un poquitito impuntual, pero ya me tienes aquí... y con mucha hambre - Objetó Alexis tomando de la mano a la chica para llevarla de nuevo a la mesa donde anteriormente se encontraba ésta leyendo y bebiendo su café - Veo que decidiste comenzar sin mí - Aclaró sentándose a la mesa y viendo lo que contenía la taza humeante que estaba sobre ésta.

- Pues, aún no he desayunado. Solo fue un café que decidí tomarme mientras leía el periódico, por supuesto, mi nueva sección favorita, los empleos - Resopló al terminar la frase. Alexis no pudo evitar sentirse un poco apenada por la situación.

Lo siento tanto de verdad.... que por mi culpa, tú...

- Shh!! - La silenció robándole de nuevo un beso - Nadie tiene culpa de nada, las cosas tenían que pasar de alguna manera y así pasaron. Venga Alex, no he perdido la vida... afortunadamente, sólo fue un simple empleo.

- Al menos a mi madre no le dio tiempo aquella vez de buscar su bazooka favorita y volarnos los sesos a ambas, aunque creo que nos iba a volar en pedacitos más bien... Pero venga criatura, que he venido hasta acá porque te tengo una grata sorpresa pero... - Alzó una ceja y se quedó un tanto pensativa, como si su cerebro estuviera resolviendo el más complicado de los acertijos. Jenny la detallaba y negaba con la cabeza. Alexis podía ser tan elocuente cuando quería - ... Vamos a comer primero, porque no sé tú pero mi estómago está retumbando allá adentro - Dijo haciéndole señas al mesero para que trajera la carta mientras se encargaba de hacerle mimos a su novia quien volvió a sumergirse en los clasificados.

La gente de vez en cuando, le regalaba miradas de desagrado y algo incómodas, pero la pelirroja sabía cómo poneros en su sitio inmediatamente, simplemente con mostrar un solo dedo y una sonrisa triunfante.

- Cuéntame, qué has hecho aparte de ponerte más hermosa cada día? - Dijo Alexis comiendo de su omelette mientras veía sonrojarse fácilmente a Jenny.

- Eso lo dices porque solo me tienes mucho cariño. Pues, he estado ayudando a mis tíos en casa, como te he comentado. Con el cheque que me habéis dado en la empresa cuando me despidieron, solo lo he empleado para surtir lo que haga falta y el resto quedará allí en mi cuenta... No quiero gastar mucho, sé que encontraré algo pronto - Dijo bebiendo de su nueva taza de café.

- Ummmm!!

- Que significa ese sonidito que sale de tu boca, Alex?

- Nada... Te he conseguido algo - Dijo la pelirroja masticando aún.

- Algo? Algo de que.... - Hizo una pausa - Oh no!!! - Jenny bajó despacio el cubierto sobre el plato para secarse la comisura de su boca. Alexis, hizo lo mismo mientras le tomaba la mano a su novia.

- Escúchame.. Es algo que ha salido en internet y decidí enviar la solicitud con algunos de tus datos, mira - Se llevó la mano al bolsillo de sus pantalones sacando un trozo de papel donde se leía una dirección electrónica - Acá la he apuntado y esta mañana, ha llegado una respuesta a mi correo indicando que tienes una entrevista el día de hoy a las... 15 horas.

Jenny no pudo detectar si era una mentira o no, pero la verdad de todo es que Alexis sabía como jugar todas las piezas del ajedrez cuando en realidad le importaba alguien. El objetivo era no hacer sentir mal a la chica y que pensara que por influencias, le podía conseguir algún trabajo. Pero había sido así. Conocía mucha gente a pesar de sus escasos 20 años que podían ayudarle en algún favor. Era de las que se salía con la suya siempre y sabía como conseguir lo que quería; así que, allí estaba, le había encontrado un empleo a su novia sin que esta supiera que directamente había metido su mano, sino que lo había ayudado a encontrar de la manera más sencilla y normal como a nivel mundial funcionaban las cosas.

- No tenías porque molestarte Alexis... soy yo la que no tiene trabajo ahorita y por ende, me toca a mi ocuparme de mis cosas.

- No seas tonta si?... Lo hice con gusto y porque siento que en el fondo te debo una gran disculpa por el comportamiento de Meredith. Sé que te humilló y te trató muy mal, recuerda que estuve allí y es mi manera de ayudarte, además... El trabajo estaba en tus narices, sólo que tal vez no lo habías visto y puedo jurar que no tuve nada que ver en esto - Jenny le miró dubitativa, pero no iba a discutir por una tontería como esa, en el fondo le agradecía mucho a Alexis porque a pesar de su corta edad, era una chica bastante responsable y comprometida.

Charlaron durante un buen tiempo dentro del café mientras desayunaban. Luego, dieron un corto paseo bajo las miradas desconcertadas de los ciudadanos dentro de los centros comerciales. Veían a la pareja de chicas como si ambas fuesen extraterrestres. Actitudes que ambas pasaban desapercibidas ya que a ninguna parecía importarles que el mundo allá afuera, seguía girando en torno a ellas.

La pelirroja acompañó a Jenny hasta su coche cuando acabaron de hacer los recorridos, ya amenazaba con caer el mediodía. La chica encendió el coche después de una amorosa despedida en el parking de la plaza y se marchó. Alexis siguió con la mirada al auto hasta perderse entre la cantidad tráfico que ya comenzaba aglomerarse sobre la ciudad.

Su móvil comenzó a sonar cuando iba rumbo a su coche…

- Hola!

- Hola, cómo estás? - Saludaron del otro lado de la línea.

- Bien, saliendo de la casa un rato y tú?

- Te conozco Alexis y estás en la calle. Estabas con tu novia, cierto? - La pelirroja rodó los ojos al captar que su mejor amiga la conocía tanto, hasta cuando mentía.

- Lau, a veces pienso que me sigues o que has enviado a un detective para que chequee mis pasos. Me asustas

- No seas idiota come mocos...

- No me digas así... Que quieres? - Dijo comenzando a caminar nuevamente. Su coche no estaba muy lejos, así que mientras escuchaba a Lauren hablar desde el otro lado, llegó junto a éste.

- Quería que me acompañaras al centro comercial para comprar algo de ropa. Me ha provocado esta noche salir de marcha, qué dices?

- Qué digo a qué? - Jugaba con las llaves de su auto mientras volvió a mirar a las personas que pasaban por el lugar.

- A que si quieres salir conmigo esta noche a bebernos algo.

- No sé... aún es temprano y tengo tiempo para pensar si quiero ir o no.

- No seas aburrida Alexis por favor. Nunca tienes nada que hacer sino estar en tu casa escribiendo tus historias bastante locas y salir con tu noviecita mayor de edad.

- No empieces  que no estoy de ánimos para discutir tan temprano... Estoy acá en la plaza del centro, puedo esperarte si quieres - Acotó subiéndose al coche, encendiendo el stereo y la calefacción.

- Está bien, me das media hora entonces y estoy allí contigo? - Alexis resopló sabiendo que media hora para Lauren, era una hora aproximadamente la que en el mundo real se tardaría en llegar. Pero ese día no tenía más nada que hacer así que decidió esperarla mientras que pasaba el tiempo.

- Bien, acá te espero entonces, sólo... no tardes tanto, Lau por favor.



Recorría el centro comercial nuevamente, pero esta vez lo hacía sola y un tanto aburrida. No le gustaba ver las tiendas sin compañía, se sentía indefensa a la hora de criticar algún vestido o no tener con quien poder discutir de quien vio primero alguna prenda que le gustara más y como siempre, terminaba ella ganándola. De pronto, algo llamó su atención haciendo que detuviera su andar para pararse delante de una vidriera. Allí, estaba en exhibición, una linda bufanda de seda, color verde esmeralda - "Kate" - pensó de inmediato para luego entrar corriendo a la misma. Le había llamado bastante la atención aquella prenda, que aún estando ya dentro del local, no le quitaba la mirada de encima. Recordó que la castaña en varias oportunidades le dijo lo mucho que le encantaban las bufandas y la había visto en algunas fotos con muchas de estas, así que esa no podía pasar desapercibida para su colección.

Una chica joven y muy linda se le acercó, sacándola de pronto de sus pensamientos donde se encontraba hace menos de dos segundos.

- Disculpe señorita, puedo ayudarle en algo? - Cuestionó la chica viendo a Alexis de una manera muy graciosa… Alexis se rascaba la nuca dudando aún si comprarla o no.

- Ehmm! bueno si... Esa bufanda señorita, es muy linda, verdad?

- Claro que si... Es de seda importada y muy elegante. Es para usted?

- No!!.. ó si... Pero no - Alexis no sabía que decir mientras la rubia de ojos verdes claros que la atendía, solo reía por las respuestas vagas de la pelirroja. Alex, dirigió la mirada hacia la chica y al verle a los ojos sonrió ampliamente como si la mejor de las ideas se le hubiese ocurrido en aquel preciso instante - Puedes hacerme un favor?

- Como no... - Respondió algo dudosa la vendedora.

- Es que quiero que me modeles esa bufanda... Sólo quiero ver como te queda a ti y como luce con el color de tus ojos...Por favor - Clamó algo suplicante. La vendedora asió la bufanda de exhibición y se la colocó delicadamente sobre su cuello. Alexis la veía muy emocionada, le lucía perfectamente y le hacía relucir los ojos a la chica que estaba un poco apenada por la manera en que la pelirroja le miraba - Crees que le guste a una chica de cabellos y ojos color marrón? - Finalmente preguntó como si fuese la cosa más simple y entendible de la faz de la tierra.

- Será un buen regalo... Es una prenda muy elegante y sencilla sobre todo. Da un toque juvenil...

- Me refería, si cree que le gustaré yo – Dijo Alexis con la mirada perdida sobre el cuello de la vendedora donde colgaba aún la prenda color esmeralda. La joven, sólo pudo abrir los ojos y encogerse de hombros. Acaso aquella niña se estaba volviendo loca o le estaba tomando el pelo?

- Disculpa?

- Ah? - Alexis sacudió la cabeza para aterrizar de una vez por todas.

- Me preguntó usted si cree que le gustará a alguien... Eso fue lo que me preguntó.

- Olvídalo, solo bromeaba... Por favor, puede envolverla para regalo?

- Si. Ahora mismo hago que os la envolváis señorita. Va a llevar algo más?

Alexis salió de la tienda un tanto emocionada por haber comprado un regalo para Kate. Si, era para aquella chica que comenzaba a quitarle el sueño y entre ceja y ceja llevaba tatuada su mirada. Esa mañana le parecía extraño que ésta no le hubiese respondido el mensaje que le había enviado, saludándola como ya se había acostumbrado hacerlo. Tal vez, estaba muy ocupada, en algún juicio o algo por el estilo. Así que optó por esperar a que Kate le contestara y se desocupara, no quería crear ningún inconveniente.

Chequeó su reloj de pulsera, habían pasado cuarenta y cinco minutos desde que recibió la llamada de su amiga. Negó con la cabeza y siguió recorriendo algunas tiendas, mirando de vez en cuando, la caja en forma de regalo que llevaba en las manos.
El móvil volvió a sonar, esta vez lo llevaba en sus manos facilitándole contestar la llamada lo más pronto posible sin tener que requisar de principio a fin, su bolso.

- Dime que ya llegaste por favor... Estoy aburrida de dar vueltas y vueltas por todo el centro comercial...

- Pues, veo que también te desesperan los centro comerciales... Hola hermosa.

- Kate!!? Demonios, discúlpame por Dios, no sabía que eras tú - Dijo tratando de no perder el equilibrio y caerse por la impresión.

- Jaja! No te preocupes Alexis, si estás ocupada, entonces hablamos en otro momento.

- No!!!! - Control Alex, control - No estoy haciendo nada... Bueno, estoy… o estaba comprando un regalo... Estoy esperando a mi amiga que se tarda mucho... Eso... si

- Tranquila hermosa... Puedo llamarte en otro momento, de verdad.

- Estaba preocupada por ti - Soltó de pronto - Te envié un mensaje pero no me contestabas y no quise molestarte.

- No me molestas y lo sabes... Y la razón por la cual no te contestaba es que, tuve que salir de viaje de negocios a Canadá. Salí de emergencia, así que por esa razón no pude contestar porque el móvil estaba apagado, descansando dentro de mi bolso, sabes como es lo de viajar en avión.

- Entonces, estás lejos?... Bueno, estás de viaje de negocios, y... Estás.... con...

- Con mi esposa? Esa es la pregunta que no termináis de formular vuestros labios Alexis? - La pelirroja asintió sin decir palabra alguna llevando sus piernas hacia un banco que estaba prácticamente a la vuelta y sentándose allí. Colocó la caja a su lado y sus ojitos grises detallaban el listón con tristeza - No. No estoy con mi esposa en este viaje. Ella tiene sus asuntos aparte. Vine con mi madre, pero eso es otro cuento. Tú como has estado?

- Bien.... Alexis... Te he estado llamando y sólo me arroja a tu buzón de voz y decidí buscarte por toda la plaza y aquí estás!!! - Terminó de parafrasear la joven rubia con una mano en su cintura y golpeando su pie izquierdo contra el suelo.

- Es tú amiga? - Cuestionó Kate desde el otro lado de la línea. Alexisveía con cara de: "en buen momento apareces amiga", a Lauren que no le quitaba la mirada de: "No piensas colgar o me ignorarás?"

- Si. Es ella... Así que debo colgar o le va a dar un coma inducido en cinco minutos - Miró retadoramente a la rubia. Ésta la observaba de igual manera debajo de las gafas oscuras que llevaba.

- Jaja! Por Dios Alexis... cálmate y atiéndela... yo voy a terminar de organizarme por acá. Hablamos luego vale?

- Vale! - Dijo la pelirroja al colgar la llamada, levantándose de donde estaba sin olvidar el regalo que llevaba consigo y se colocó frente a Lauren. Ésta, bajó un poco sus gafas y la miró por encima de estos.

- Por qué me miras así? No es mi culpa de que hayas estado con el móvil ocupado y no pudiera llamarte - Acotó sin quitar su presumida mirada del rostro de Alexis. Luego, su vista viajó de inmediato hacia la caja adornada con un listón de color verde oscuro - Y ese regalo? - Preguntó. Alex, pasó su brazo libre sobre el cuello de la chica y la instó a caminar con ella.

- A ver mi querida Lauren, a veces tu boca es más grande que tu ego. Lo que ves, es un regalo... para quién? Obviamente que es para mi novia. Será el regalo perfecto para navidad.

- Y dónde está mi regalo de navidad? - Preguntó juguetonamente. Se sentía tan a gusto cuando Alexis simplemente estaba a solo centímetros de ella, que nada más le parecía importar.

- Tú no eres mi novia Lauren. A ti no te he comprado nada... al menos, que quieras serlo...

- Tonta! No empieces con tus juegos porque solo terminas burlándote de mí.

- Venga!!! y deja el drama eh? Además, luces preciosa cuando te sonrojas - Ambas, intercambiaron miradas en silencio después del comentario de Alexis. En un juego de miradas, no dejaban de verse a los labios, pensando al unísono en sus mentes que ambas se habían dado cuenta que era inevitable aquel raro sentimiento que estaban experimentando las dos en ese momento - La que llegue primero a aquella tienda, se queda con aquella falda!! - Concluyó Alexis cortando la tensión que se había acumulado. Lauren solo podía ver correr a su amiga mientras se perdía a lo lejos hacia la tienda señalada.

- Esta vez es tuya... tonta!


Llegó a su apartamento después de haber pasado toda la mañana y parte de la tarde fuera haciendo "diligencias" como le había dicho a su madre ese día. Colocó las llaves del coche sobre la mesa y se sentó sobre el cómodo sofá de la sala. Llevaba en las manos aún la caja, tomándola entre las mismas, la miraba fijamente con una sonrisa en su rostro. La puso sobre la mesita que estaba frente a ella, y se recostó por completo en el sofá con la vista sobre el inanimado objeto que yacía delante de su azul mirada. Así pasó un rato, Alexis estaba en silencio,  no decía nada, solo respiraba pausadamente viendo la caja... perdida en sus pensamientos.

Por qué había comprado aquello? Por qué había pensado en Kate y no en Jenny ó hasta en la misma Lauren, su amiga? Cerró los ojos y recordó el rostro entusiasmado de la rubia. Sus labios, sus ojos.

- No, no, no!!! - Dijo.

La vida era complicada y lo sabía. Precisamente había pasado por muchas cosas que cada día la hacían más fuerte pero, pensar en tres mujeres al mismo tiempo? La locura, simplemente... Dejó todo a un lado, revisó la maquina contestadora escuchando todos los mensajes que estaban allí acumulados y decidió relajarse un rato. Nada más tranquilizante y reconfortante que un buen baño. Uno de esos donde dura horas sumergida en su mundo, donde piensa y medita que hacer y como afrontar las cosas. Alguien tenía que darle una solución a todo lo que en su mente estaba revoloteándole y haciéndole un nido. Y la única persona capaz de ayudarla era ella misma.

Desnudó su menudo cuerpo y se metió en la tina dispuesta a sumergirse un rato más en sus pensamientos, en aquella soledad que de vez en cuando le encantaba que la acompañara, era su más fiel amiga cuando necesitaba encontrarse a si misma. Se recostó por completo y dejó que el agua tibia la llevara a cualquier lugar placentero mientras cerraba los ojos y esparcía su mente dejando que esta se encargara de trasladarla a cualquier situación. Aunque no lo tuviera previsto, desde hace algún tiempo para acá, había una mujer que le llenaba espacios vacios de su imaginación, no podía evitarlo, por más que supiera que su vida era muy distinta a la de ella, siempre encontraba un momento en especial para pensar en Kate. Aquella mujer se había convertido, de un momento a otro, en parte de su rutina diaria, pensarla, imaginarla, se hacía ya frecuente en ella y le gustaba. Como sería tenerla frente a frente y sentir el aroma de su perfume? Claramente estaba unida a alguien más y de vez en cuando, su corazón palpitaba por alguien adicional que se había colado en ella desde hace mucho tiempo, pero, que había de malo en dedicar sus pensamientos a tres mujeres a la vez?

Sonrió y sin abrir los ojos, sentía el agua bañar su cuerpo, sentirse en aquella comodidad simplemente era estar en el mejor de los gustos. Era lo que le hacía falta en aquel entonces, sentirse ella, sentirse viva, sin nadie alrededor que la juzgara o peor aún, que le llamaran loca.

Habían pasado fácilmente más de cuarenta y cinco minutos desde que había entrado al baño para permitir sentirse libre. Afuera, en el cielo, la tarde caía, el frío invierno se hacía sentir cada vez más y el corazón de Alexis, se sentía cálido y alegre porque retumbaba cada vez más con la fuerza de sentirse que vivía nuevamente después de haber pasado por tantas tristezas que habían macado, su joven corazón.

Salió de la tina, despidiendo agua por todas partes, sintiéndose totalmente relajada y en paz con sus pensamientos. A lo lejos, su móvil personal comenzaba a repicar. Miró la hora en su reloj despertador que estaba sobre su mesa de noche y se percató que el crepúsculo estaba ya haciendo su entrada triunfal. En todo el día no había pisado su oficina, así se sentía totalmente cómoda y por demás, descansada. El móvil seguía repicando. Caminó hacia donde estaba éste, sin colocarse encima de su cuerpo  toalla alguna que secara las pequeñas gotas que resbalaban por su bien formado torso y demás extremidades y al ver el número de quien llamaba, su corazón dio un grito de alegría dentro de su pecho.

- Hola Kate, cómo estás? - dijo muy risueña sentándose en la orilla de su cama mientras detallaba su imagen delante del espejo.

- Hola Alex, muy bien... estoy en este momento en el hotel, llegando de una reunión. Cuéntame, estás en casa o aún sigues con tu amiga tratando de ahorcarla?

- Jajaja! Estoy en casa y para serte sincera, acabo de salir de la ducha donde gratamente me estaba relajando.

- Disculpa entonces hermosa por haberte interrumpido, puedo llamarte más tarde si así lo...

- Deseo? - Cuestionó con doble sentido para ser sincera. Aquella mujer le hacía decir cosas que jamás hubiera logrado hacer con desconocida alguna.

- Pues... si... no quiero interrumpirte.

- Te disculpas siempre por todo Kate? Digo... ya he terminado de ducharme y ya puedo hablar contigo, creo que sinceramente más tarde no podré porque iré de marcha con la misma amiga a la que intentaba asesinar esta tarde. Lástima que no llevaba mis tijeras conmigo... Nota mental: llevaros como si fueran unas tarjetas de crédito.

- Usas tijeras para amenazar a tus amigas? - Preguntó Kate desde el otro lado. Aunque Alexis no podía verla, sabía que tal vez la cara de la castaña era de espanto total.

- A veces si... depende de la situación. Lo que si puedo decirte es que sé emplearos muy pero muy bien.

- Me asustas - Dijo Kate.

- Pues no tienes porqué, contigo no las usaría.

- Entonces, ya que no soy inoportuna para nada... te vas de marcha esta noche. No crees que es demasiado lunes como para irte de marcha?

- Pues, sólo vamos a por unas bebidas y a pasarla diferente. Cuando el cuerpo necesita estar en ambiente, no es necesario un día en específico o sí? - No paraba de hacer muecas frente al espejo, mientras escuchaba la encantadora risa de la castaña del otro lado. Aquella chica sabía como llevarla a la locura y aún, ni la conocía en persona.

- En eso tienes razón. Lo decía solo porque apenas es...Venga! no me hagas mucho caso, a veces puedo ponerme algo senil y parezco madre primeriza. Y a dónde iréis?

- Siempre nos compartimos el derecho de escoger a donde queremos ir y hoy me toca a mí. Iremos a el único pub gay que hay en toda la ciudad, y eso, porque me apetece llevarle la contraria a mi amiga y me gusta verla incómoda, aunque entre tú y yo, esa chica esta casi que cruza la acera de al frente - Una carcajada saltó desde el otro lado del móvil. Vaya pero que ocurrente - Y como tengo tiempo que no visito uno, hoy me ha dado por ir al único que existe, por cierto se llama: La pluma del Unicornio. Tal vez el tío que le puso el nombre a ese lugar, tenga plumas en el trasero.

- Jajaja! Alexis, no sé de donde sacas tantas cosas raras de esa cabeza, pero juro que me haces reír como no tienes idea. El nombre no me suena, aunque he estado en Long Beach pocas veces y si, lleva un nombre poco común y extraño... supongo que debe quedar en algún lugar escondido de la urbanización, no creo que con semejante y peculiar nombre, esté a la vista de todos.

- Pues, está ubicado en la parte norte de la Plaza... Es un lugar que aunque no lo creas, es bastante concurrido por la gente de la alta sociedad que lleva su vida enclosetada y a ocultas. Puff!!! pobres personas que creen que dándole gusto a la sociedad, seréis más felices y más aceptados.

- Es un mundo muy complicado Alex, lo sabemos. Somos dos chicas adultas y por lo tanto, no todos sois como muchas de nosotras, mente abierta por llamaros de alguna manera.

- Cierto.... y cuéntame Kate, como está Canadá y sus alrededores?

Y así pasó un largo rato donde las chicas compartieron opiniones y charlaron un poco más de sus vidas cotidianas, como casi siempre cuando ambas tenían tiempo, lo hacían. Ambas estaban lo bastante ocupadas como para pensar que allá afuera, el tiempo seguía corriendo y una rubia de apenas 19 años, estaba botando chispas por una pelirroja que no le contestaba las llamadas, después de haber intentado más de seis veces a su número privado.

- Al fin te da la gana de atenderme?- Preguntó ofuscada Lauren desde el otro lado.

- Cálmate querida que apenas son las 20:00 hrs y me estoy alistando para salir... supongo que querrás divertirte esta noche, cierto? - Indagó con una sonrisa torcida sobre sus labios mientras se probaba por encima, una camisa tres cuartos color lila que deseaba acompañar con una falda corta color negra y botas altas del mismo color.

- Recuerda que hoy escoges tú el local, así que no vayamos a ningún sitio aburrido, Alex por favor - Lauren repicó con tono suplicante.

- Pues, será la mejor noche de vuestras vidas así que nos vemos en una hora. Adiós!



El rostro impresionado de Lauren podía valer miles de dólares en ese momento y más de 30.000 likes en la página del facebook de la pelirroja. Qué demonios estaría pasando en la cabeza de Alexis en ese momento? Ella, en un antro de ambiente? No, definitivamente su amiga se estaba volviendo completamente loca. Recordó la última vez que quiso acompañar a Alexis a un sitio como ese, apenas contaba con 16 años, identificaciones falsas y casi es acosada por una chica, que medía catorce metros y no sabía a ciencia cierta si era una mujer o un hombre.


Había durado 1 semana entera, aguantando las burlas de Alexis y el trauma vivido en ese momento. Casi se hace ver por un psicólogo para poder seguir una vida normal sin tener que entrar en shock por los recuerdos.

- No! no, no, no Alex, tú debes haberte vuelto loca! - Dijo mientras caminaba hacia atrás sin fijarse hacia donde iba. La pelirroja retrocedió un poco, para sostenerla del brazo, evitando que huyera.

- Hey, hey, hey! A dónde crees que vas Lau? Hoy es el día de escoger mi sitio para pasarla bien y he decidido que este sea en este Pub - Dijo la pelirroja tratando de contener la risa que estaba en puertas de sus labios.

- No recuerdas lo que me pasó la última vez? - Objetó la rubia zafándose del agarre de su amiga que tenía que girar la cara de vez en cuando para no soltarle la carcajada en la cara.

- Por favor Lau, eso fue hace cuatro años... Eras la criatura más tierna que había en aquel lugar y por supuesto, "ese" o "esa" mastodonte quería cenarte. No le quitabas los ojos de encima y le sonreías.

- No le sonreía estúpida... Eran los nervios y además me estaba haciendo pis encima - Finalizó haciendo un puchero recordando aún la mala pasada que a sus escasos dieciséis, había sucumbido gracias a las ocurrencias de la pelirroja alocada.

- Ven acá- Alex la haló de la mano - Esta vez no va a pasarte nada malo sí? Acá se reúne la crema y nata de la sociedad. Habréis miles de escoltas y no vas a encontrarte con ningún mastodonte que te persiga, vale? - Lau asintió. Alexis continuó el camino llevando casi a rastras a la pequeña rubia - Además, si no estoy ocupada por allí, te defenderé, solo tienes que silbar y correré como Forrest.

- Idiota!

- Pajarraca!


El lugar era bastante confortable y la seguridad estaba bien distribuida a sus alrededores. Luces de neón, bañaban el ambiente haciendo que la atmósfera se tornara bastante agradable y divertida. Como era de esperarse y por ser día de semana, no estaba muy frecuentado el Pub. Unas cuantas celebridades de la televisora local, tal como Alex lo había mencionado en el discurso que le recitó a Lau y algunas que otras parejas bailando en la pista. Por su puesto, la rubia estaba colgada del brazo de la pelirroja como si de aquella delgada extremidad, dependiera su vida y su seguridad social.

Alexis, con aires de superioridad, veía a cada una de las personas como si con la mirada quisiera indicar, que allí estaba ella, dispuesta a comerse al mundo, con todos los ingredientes que le sirvieran.

- Deseáis beber algo señoritas? - Ofreció una chica muy guapa detrás de la barra. La mujer enfocó la mirada sobre Alexis dedicándole una torcida sonrisa… pues casi que con la mirada le pudo haber desvestido y vestido en un santiamén.

- Pues, para mi novia y para mí, una appletini por favor – pidió Lauren.

- Con mucho gusto, ya les traigo sus tragos. Disfrutad - Terminó diciendo la chica para dar media vuelta y cumplir con lo que os habíais solicitado.

- Estás loca? Desde cuándo tú y yo somos novias?

- Cállate Alex... te he salvado de que esa mujer con personalidad de gata en celo, te comiera con la vista. Así regresas a tu casa, sana y salva - Dijo Lauren con la frente muy en alto como si en ese momento, fuese la súper heroína más grande de toda América. Por supuesto, la pelirroja no pudo evitar rodar los ojos ante la tonta hazaña de su amiga. Aquella chica tenía que ser en realidad de su equipo o dejaba de llamarse Castle.

- Pues, gracias por nada Lauren - Dijo sentándose sobre un cómodo asiento que estaba en un rincón, mientras su joven amiga, se sentaba frente a ella sobre una silla, quedando una pequeña mesa entre ellas.

- No hay de que - Dijo encogiéndose de hombros - El lugar es bastante hermoso, tía... Esta vez debo reconocer que has escogido bien.

- Siempre escojo bien y lo mejor... Tonta! Además, si no me hubieses espantado a la mesera, ya estuviera sirviéndole a mi país como buena ciudadana lesbiana americana que soy.

- No seas gilipollas Alexis... Tienes novia y según tú y que la quieres y además, esa tía es una simple bar tender, no es que según tú escoges lo mejor? - Cuestionó mirando que la chica volvía a por ellas con ambos tragos en una bandeja sobre sus manos. Ésta colocó las bebidas en la mesa y se retiró regalándole una sexy sonrisa a Lauren, que quedó algo perpleja viendo como se alejaba la mujer del local, contagiando también a Alexis que quedó igual en el mismo estúpido estado.

- Esto es increíble.... La chica te sonrió a ti y la lesbiana soy yo? - Ego de Alexis cayendo en 3...2...1...

- Exacto - dijo triunfal bebiendo un sorbo de su trago verde - Queda demostrado una vez más, que no eres el culo del mundo Castle y aunque haya sido una mujer la que me haya sonreído, te di en el ego y es lo que me importa. Al fin, mi venganza ha sido llevada a cabo por aquel trauma que me hiciste sufrir a los dieciséis…

La noche iba de maravilla, ya eran algo más de las 22:00 horas de la noche. Las chicas se estaban divirtiendo como muy bien habían planeado hacerlo. Aunque pensaban regresar temprano… a Alex salir un rato siempre le resultaba algo totalmente relajante. Beber, sentirse en otro ambiente, ya lo había extrañado un tanto. Había conocido algunas chicas y había bailado un rato. Por su parte, Lauren también hacía lo mismo, aunque esta se encontraba bailando en la pista con dos chicos bastante gays. Ella se lo estaba pasando de lo mejor. Era la idea principal.

Las botas ya comenzaban hacer estragos en los pies de la pelirroja así que primero pasó por la barra para pedir un vaso con agua y luego fue a sentarse a la mesa donde primeramente habían llegado. La seguridad era extrema y podía decirse que el local era a todo dar. Sacó el móvil de su bolso de mano y al chequearlo, había recibido un mensaje de Jenny diciéndole que estaba muy contenta porque ya había conseguido un nuevo empleo y pidiéndole que se cuidara mucho.

Enhorabuena, y se alegraba mucho por el nuevo logro de su novia. Tenían una relación muy buena ya que esta en ningún momento se comportaba asfixiante y eso era lo que más le gustaba de la chica. Sabía cual era su lugar y el de ella también, así que leyó el mensaje pero no quiso responder, ya lo haría con calma al día siguiente, además, ya había avisado también que iría un rato a pasarla bien con Lau. Jenny conocía solo de nombre a la mejor amiga de la pelirroja, por esa razón no desconfiaba de esta ya que para Alexis siempre fue eso, una mejor amiga, así que sabía que Alexis estaba en buenas manos y no debía preocuparse.

Vio hacia la pista de baile y Lauren aún seguía bailando con los mismos chicos que media hora atrás, le habían invitado a bailar, al menos estaba divirtiéndose y eso le agradaba bastante. Ella ya se sentía bastante agotada, miró su reloj de pulsera, eran las 23 hrs menos 15 minutos, solo quedaba esperar a que su amiga, llegara de nuevo para marcharse a sus casas. Era algo tarde y si mañana no se presentaba en la oficina, Meredith Castle era capaz de desheredarla y enviarla a un internado de Kuala Lumpur, país que ni siquiera sabía si era habitado por personas o por los pitufos.

Recogió su bolso y sólo se dedicó a esperar con la mirada perdida en algún punto de la pista de baile.

En eso estaba cuando alguien colocó una mano sobre su hombro haciéndola que se girara de inmediato. Sus ojos se abrieron como platos y su boca siguió el mismo camino. Tragó fuerte mientras se iba colocando de pie sin dar crédito a los que sus ojos aún estaban viendo en ese momento. Era tal cual como la imaginó que sería. Sus ojos marrones, simplemente no tenían comparación alguna, era lo más bello que había contemplado después de los atardeceres en la Toscana-Italia. Sus cabellos, eran simplemente hermosos que marcaban ondas sobre sus hombros haciéndola lucir exquisita y la sonrisa, que en aquel instante le regalaba, era como si los mismos ángeles le hubieran tallado el rostro.

- Hola hermosa!!
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AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2 - Página 2 Empty Re: AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2

Mensaje por alba_caskett Dom Nov 01, 2015 12:58 pm

Lo haces a propósito para fastidiarme, verdad???? Lo de dejarlo siempre en lo más interesante... Al fin se han visto... Deseando leer el próximo capítulo...

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AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2 - Página 2 Empty AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2

Mensaje por psichobitch2 Sáb Nov 07, 2015 12:38 pm

alba_caskett: Me encanta verte sufrir, es la verdad! jajaja! mentira, espero os guste este nuevo capítulo...


CAPITULO 11:  HASTA PRONTO LONG BEACH


Ambas, se quedaron en silencio, mirándose a los ojos. Ninguna decía palabra alguna, solo el sonido de la música electrónica de fondo y unos cuantos murmullos, era lo que os servía como fondo musical a aquel sorpresivo encuentro que Kate había  decidido regalarle a Alexis, la cual no podía creer lo que sus ojos estaban viendo.

Era Kate, la misma chica que hasta hace varios días solo le escribía correos, mensajes de texto y alguna llamada telefónica. Era ella, en persona, la tenía allí a escasos centímetros de su cuerpo y ella sólo estaba estática, sin poder decir palabra alguna, siendo asediada por una sonrisa de perlas que hacía desaparecer todo lo que estaba a su alrededor.

- Hola! - Volvió a saludar la castaña cortando aquel eterno silencio que se había acumulado entre ambas - Estás bien?

- Si... - Balbuceó Alexis con la mirada puesta encima de los ojos marrones claros de Kate, sonriendo apenas, sintiéndose nerviosa.

- Discúlpame por llegar así de imprevisto Alex, quería darte una sorpresa y no sabía como hacer para decirte que me encontraba aquí, en Long Beach... Quería verte, y sólo se me ocurrió preguntarte que harías hoy y con los pocos datos que me has dado acerca de este sitio, pude llegar. Tengo más de media hora acá, y aunque no soy fanática de los sitios nocturnos ni de la bebida, decidí venir... a verte - Terminó de decir la chica de cabellos castaños, detallando el impecable rostro de la pelirroja. Aquella chica en verdad era totalmente preciosa y así lo estaba confirmando.

- Yo...jamás pensé que tú...podrías estar aquí o que... - casualmente miró hacia atrás y Lauren la miraba intensamente desde la pista. Volvió su vista de nuevo hacia Kate, ésta también había visto lo que los ojos de Alexis divisaron en aquel entonces. Se sintió un poco ridícula.

- Lo siento Alexis, lo que menos deseo es causarte incomodidad y sé que estás con tú amiga...

- Kate! - Interrumpió la pelirroja lanzándose a los brazos de ésta, creando un abrazo improvisado pero que le había salido desde el fondo de todas sus ganas hacerlo. La castaña inmediatamente también correspondió el abrazo que la joven le regalaba con tanta calidez, que solo pudo cerrar los ojos para sentirla por completo.

Era la primera vez que ambas se sentían, se rozaban. Se extrañaban de la misma manera en que se hablaban sin decirse palabra alguna. Era un sentimiento indescriptible y ambas lo sabían.
Aspirándose sus propios perfumes, sintiendo un cosquilleo al mismo tiempo a través de sus espinas dorsales, un escalofrío que las dos sintieron venir y sin darse cuenta la una de la otra, sus labios al mismo momento dibujaron una sonrisa. Kate, fue la primera en abrir los ojos, y por su posición, pudo ver venir a Lauren, que por su cara bastante contraída, podía no estar disfrutando para nada de aquel efectivísimo encuentro entre su mejor amiga y... Quién era aquella desconocida de cabellos oscuros?

- Disculpad! Alexis, ya nos vamos? - Dijo viendo de arriba a abajo a Kate. Ésta solo fue deshaciendo el abrazo de hasta volver a quedar frente a frente con Alexis, mirándose a los ojos.

- Lo siento hermosa, pero creo que deberías irte.

- Kate.... ehm! Ella es Lauren, una amiga - Dijo cayendo en cuenta que su amiga estaba allí, a su lado, mirando de la peor manera a la mujer que le quitaba más que el sueño mientras que a ella, los nervios comenzaban a traicionarla, haciendo que rascara su nuca y desviando la mirada a cualquier punto del local. Podía sentir la incómoda situación alrededor, así que tomó de la mano a Lauren, su cartera también - Lo siento, pero debemos irnos Lauren, es muy tarde y tus papás deben estar preocupados. Vamos.

Y llevando casi a rastras a la rubia de la mano, decidió abandonar el lugar sin detenerse a mirar atrás. Sabía que le gustaban las sorpresas, le parecían un detallazo a la hora de conquistar a alguien pero, por qué Kate no le había dicho siquiera que estaba allí, en la ciudad y mucho menos en el Pub, así evitaba al menos estar con alguien a su lado y compartir de otra manera.

Caminó, o mejor dicho, iba casi corriendo con Lauren de la mano mientras ésta le gritaba prácticamente que parara porque sus pies le estaban pasando factura. Al parecer, a ella se le había olvidado que las botas de aguja, bastante altas, le estaban haciendo estragos en sus propios pies. Al llegar al coche, se detuvo, dándole la espalda a Lauren, quien solo le veía algo desconcertada e interrogante.

- A ver Alex, me puedes explicar que demonios te pasa y por qué casi me traes arrastrando desde que salimos hasta acá? Quién es ella? - Cuestionó tratando de buscar la mirada de la pelirroja. Alexis sólo se concentraba en jugar con las llaves de su coche que descansaban en su mano.

- Nadie... Es sólo una amiga, que conocí hace mucho... Es todo.

- Una amiga.... de hace tiempo...  – la rubia comenzó a caminar despreocupadamente a su alrededor - Sabes Alexis, para ser una simple amiga tuya te has puesto demasiado nerviosa, casi haces que el tacón de mi zapato se quede en el asfalto y por poco, arrancas tu nuca con los dedos de tanto que te rascabas allá adentro y si no me equivoco, solo lo haces cuando estás nerviosa... Esa, acaso es alguna novia tuya y no me lo quieres decir? - Objetó Lauren colocándose de frente a la pelirroja quien alzó la vista y sólo la miraba sin decir palabra alguna - Dime Castle, qué te pasó allá adentro?

- Cállate Lauren y deja de meter las narices donde no te importa. Sube al coche por favor - Dijo caminando hasta la puerta del mismo, abriéndola y sentándose en el asiento del piloto. Afuera, la rubia estaba sentada sobre la cajuela del auto, mirándole desde allí, esperando una respuesta concreta.

Demonios, sólo necesitaba saber porque su amiga se había puesto de tal manera al ver a aquella chica y porqué después de que se abrazaban con tanto entusiasmo, Alexis decide huir así de allí. Prácticamente estaba desapareciendo y ella no comenzaba a comerse el simple cuento de que aquellas dos, sólo eran amigas. Pero, de algo podía estar más que segura, no se conocían, de eso pudo darse cuenta por la manera como la castaña detallaba de pies a cabeza a Alexis y viceversa.
Acaso habían acordado una cita a ciegas, y por esa razón Alexis había escogido ese lugar de ambiente, ó la pelirroja ocultaba algo más? Dejó los pensamientos a un lado, y decidió acompañar a Alexis dentro del coche, donde al menos, el calor de la calefacción, podía sentirse. Se colocó en el asiento de copiloto, amarró su cinturón de seguridad y se quedó un rato allí, contemplando la mirada perdida de la pelirroja sobre el volante.

- Dime, qué edad le dijiste que tenías, Alexis? - Preguntó, sabiendo que posiblemente por allí venía la cosa.

- Veintiséis...

- Lo supuse... Por favor Alexis, no puedes andar por allí, conquistando mujeres haciéndote la adulta del año. Dime, acaso te avergüenzas de ser aún una cría que está saliendo de la adolescencia?

- No es una conquista mía, Lauren y mucho menos sabía que venía para acá... Simplemente apareció de la nada y no quiero que me cuestiones la vida y mucho menos a las personas que conozco.

- Como digas... a la final siempre te sales con la tuya - La chica no dijo nada más y Alexis arrancó el coche, perdiéndose en la oscuridad.


Kate, estaba parada en la puerta viendo todo, viendo desaparecer el coche de la pelirroja con la otra chica adentro. No podía evitar sentirse culpable por la situación. Tenía que haberle dicho al menos que se presentaría allí y por lo menos ahorrarse aquel mal momento. Salió desde donde se encontraba para que nadie la viera y sé sentó cerca de un pequeño muro de piedra que se encontraba cerca del parqueadero. Ajustó más su gabardina, ya que el frío comenzaba hacerle tiritar y buscó su teléfono móvil, localizando un número en específico, para luego arrepentirse de la llamada que estaba a punto de hacer y quedarse perdidamente mirando a un punto en la nada. Al parecer todo había salido mal para ese primer encuentro con la chica que comenzaba a despertarle sentimientos que jamás había encontrado dentro de sí misma.
De repente, su teléfono personal comenzó a sonar justo en el momento en que iba a guardarlo de nuevo dentro de su larga chaqueta, se apresuró a responder, tal vez era Alexis, pensó rápidamente; pero sufrió una pequeña desilusión al ver que quien la llamaba en ese momento, era Gina, su esposa. Resopló vagamente, haciendo que el aire se materializara en forma de humo fuera de su boca y contestó sin prisa alguna.

- Hola, qué haces despierta a esta hora? - Preguntó chequeando su reloj sabiendo que no era tan tarde.

- Bonita manera de saludar la tuya. Te iba a llamar más temprano pero supuse que estabas ocupada con tu madre y decidí hacerlo a esta hora, por ya sabes, jamás duermes y supuse que estabas despierta, lo que no predije es que anduvieras en la calle. Dónde estás?

- Estoy despejando un poco la mente y por eso salí un rato, pero no te preocupes que ya en un momento me iré al hotel a descansar y a tratar de dormir - Habló sin ganas

- Cuándo regresas? Sabes que hay un evento al final de la semana y te pedí que me acompañaras, pero como siempre tu madre es lo más...

- No empieces Gina!! - Dijo alzando la voz y levantándose de inmediatamente del lugar- No estoy acá de vacaciones y lo sabes muy bien. Las diferencias que tengáis mi madre y tú, sois entre vosotras dos, así que no tengo porque discutir más de lo mismo y no te preocupes que mañana en la noche, regreso a New York para volver a ser tu marioneta a la cual ya estás acostumbrada a usar; así que, si eso era todo por lo cual decidiste gastar una llamada, entonces nos veremos mañana.

- Deja de hacerte la sufrida que no te queda nada bien. Adiós!

Ambas colgaron la llamada al mismo tiempo. Lena sólo volvió a su posición anterior sobre el muro y guardó su móvil de nuevo. Hasta cuándo tendría que soportar todo aquello que le embargaba de tristeza el alma? Cuándo se dio cuenta que a la mujer a quien había amado toda su vida, toda su juventud, por la cual había sufrido innumerables veces hasta el punto de sentirse que sin ella a su lado no era nadie ni nada, ya comenzaba a importarle menos? No. No tenía nada que ver con la aparición de Alexis, ni mucho menos. Aquella chiquilla no tenía culpa de que ella en estos momentos tuviera todos los sentimientos revueltos. Las cosas habían cambiado muchísimo antes, y es que cuando la confianza se pierde y al corazón lo han maltratado una primera vez, ya no vuelve a latir como antes. Eso precisamente era lo que estaba pasando con ella, sabía que tenía muchos remiendos en el alma y una vida con muchos caminos libres por donde seguir, pero lamentablemente no tenía salida alguna para tomar un nuevo rumbo.
Se levantó y se dirigió hacia su camioneta. Algunas personas comenzaban ya a abandonar el lugar. Algunos estaban totalmente ebrios, con sustancias dañinas dentro de sus venas. No valían ya la pena. Sintió mucho asco de aquellas vidas. Volvió la vista hacia donde el coche de la pelirroja se había marchado hace más de cuarenta y cinco minutos exactos, subió a la misma y partió por el mismo rumbo, sin más nada que hacer.


Había dejado a Lauren en su casa y ya tenía más de diez minutos que se encontraba en el parqueadero del edificio donde vivía. Sacó un cigarrillo de su cartera, lo encendió y comenzó a calarlo suavemente mientras su mente seguía sumergida en lo que sucedió hace más de una hora. Kate. Con un demonio, había visto a Kate en persona pero no de la manera en que ella hubiese querido. Dónde había quedado un espectacular almuerzo o tal vez algunas copas o cualquier cosa donde solo ellas pudieran conocerse mejor?
Volvió aspirar de nuevo el cigarrillo, abrochándose el último botón de su abrigo mientras soltaba el humo de sus pulmones. Tenía que pensar que tal vez Kate no tuvo culpa de nada, sólo quiso darle una grata sorpresa. La sentía tan nerviosa, así como ella también lo estuvo, no podía negarlo que aquel encuentro la había emocionado. Tener su rostro a escasos centímetros y poder apreciar toda su nívea piel, sus ojos hermosos y ese perfume... ese perfume que muchas veces imaginó, esta vez pudo sentirlo tan real como también lo fue ese abrazo. Tuvo que reconocerlo que había sido muy osada al abrazarla así, tan repentinamente, pero lo castaña también le correspondió y le encantó demás haberla tenido entre sus brazos.
Se recostó de la cajuela del coche, sin intenciones aún de subir a su casa. El cigarrillo a más de la mitad por fumar, seguía despidiendo la nicotina hacia el aire, y ella seguía despidiendo pensamientos de su mente. Lauren tenía razón en aquella oportunidad. Por qué se creía que conquistaría a todas sintiéndose más adulta de lo que no era?

"La única manera de poder llamar la atención sin que te digan que aún te falta mucho por vivir" - Se contestó a si misma terminando al fin de consumir su vicio.
Lanzó al piso lo que había quedado de la colilla y tomó su celular comenzando a marcar un número mientras esperaba que le atendieran. Volvió a sentir los mismos nervios que hace apenas unas horas, la martirizaban por dentro, pero al escuchar la voz al otro lado de la línea, no supo si vivía aquellos segundos en cámara lenta.

- No sé que te estaba pasando por la cabeza Kate, no sé porqué no podía ser de otra manera nuestro encuentro. Tenía pensado muchas cosas en mi cabeza y jamás supuse que todo fuera a pasar de esta manera...

- Alexis, cálmate. Yo en realidad me siento muy triste y tonta por como sucedieron las cosas.

- No Kate!! Demonios deja de disculparte por todo y de ser tan correcta. Las cosas pasaron como tenían que haber pasado así no me haya gustado pero...- Alexis cayó su boca de pronto. Del otro lado no se escuchaba ruido alguno, pensó que la conversación se había colgado hasta que se percató que así no fue cuando Kate habló.

- ...Pero qué Alexis? Dime lo que tengas que decirme, lo que me merezco por haber actuado así - Su voz estaba llena de angustia.

- Porqué fue la tontería más especial que alguien ha hecho por mí, Kate... Hiciste la tontería más grande del mundo y me diste a entender, que no todas las sorpresas sois malas y que siempre hay algo bueno que recibir - Soltó con la mayor alegría encima, escuchando la risa plena de Kate al otro lado.

- Créeme que es la locura más emocionante que jamás he hecho en mi vida, Kate y aunque sé que fue una gran estupidez estar allí, sin ser frecuente a esos lugares, arriesgándome a todo, lo hice, porque quise hacerlo. Me encontré con una chica tan hermosa como ninguna y si no te molesta lo que voy a decirte a continuación, tus ojos, preciosa, son el mismo cielo.

- Dios!!! Kate, también eres hermosa créeme que no sabía que hacer ni que decir cuando me di vuelta y ver que eras tú. Pensé que todo era un sueño, algo irreal, pero aquel abrazo me confirmó que no lo eras y ahora... y ahora, salí huyendo de allí como una tonta, sin poder decirte nada más que una excusa para poder venirme a casa - Dijo, una vez que volvió a subir a su coche colocando un poco de música a medio volumen.

- Es tu novia? - Preguntó Kate. Alexis abrió los ojos y después de contener por poco tiempo una carcajada, la soltó sin chistar, contagiando del mismo modo a la chica en la otra línea.

- Pues, te dije que iría con mi mejor amiga... No es mi novia y se llama Lauren, pero le decimos Lau, así que para nada es algo mío.

- Alexis... podría verte mañana?



Se despertó a la mañana siguiente con más ánimo del que se había acostado la noche anterior. Necesitaba aire fresco y así lo hizo, dirigiéndose hacia la ventana de su habitación en aquel hotel lujoso y regalándole a su mirada, todos los beneficios que le aportaba una ciudad fresca y calurosa como aquella. Pronto llegaría el invierno como tal, pero su cuerpo en aquel momento no distinguía entre el frío, el calor y la felicidad que la embargaban esa mañana.

Eran las siete menos quince minutos cuando ya estaba dispuesta a comenzar el día, un día que le deparaba muchas sorpresas y cosas maravillosas como ya su mente lo estaba maquinando. Fue hasta el baño para cepillar sus dientes y hacer la respectiva llamada al servicio de habitación, para que le hicieran llegar un buen café. Ya desayunaría con Johanna, que posiblemente también ya había despertado temprano, simplemente, quería al menos degustar su culposo y placentero placer como lo era un buen café.
Ya en la terraza, con el periódico en mano y su humeante taza a un lado, leía plácidamente las noticias, como comúnmente lo hacía mientras esperaba que el tiempo siguiera corriendo a su favor para disponerse a comenzar su tediosa jornada laboral. Bebió un largo sorbo de su café latte espumoso, cerró los ojos y su mente viajó de inmediato a una mirada gris profunda que se perdía entre la de ella. Negó sonriente y se levantó. Debía ducharse y así, salir al encuentro con su madre.

- Buenos días Katherine, que tal dormiste anoche? - Preguntó su madre apenas vio entrar a Kate al gran salón donde se disponían a desayunar. La castaña tomó la silla y se sentó, sin quitarle la mirada de encima.

- Buenos días Johanna. Gracias por preguntar, pero sabes que duermo poco y lo que pude dormir, lo hice bien - Contestó para luego tomar el menú que había sobre la mesa.

- No te preocupes en ordenar, ya lo hice por ti - Dijo, acomodando la servilleta de tela sobre sus piernas. Kate volvió a colocar el menú devuelta sobre la mesa, acomodándose un poco más en la silla, repitiendo la misma acción de su madre con la servilleta.

- Al menos puedo respirar por mi misma...

- No seas sarcástica, que si lo hice fue para ahorrarnos tiempo. Tenemos apenas treinta minutos para desayunar. Hay una reunión importante con uno de los bancos principales de la capital y hace algunos días firmé un contrato que me beneficia, también podría beneficiarte a tí.

- No me interesa para nada unirme a tus empresas y lo sabes. Tengo la mía propia y si acepté en aquella oportunidad, que me entregaras en 30% de tus acciones, fue porque Katryn me lo pidió encarecidamente - Dijo. El mesero se acercaba ya con la comida que Johanna había ordenado con anterioridad.

- Sabes muy bien que tú hermana no se interesa por nada de esto, ella solo está pendiente de su esposo y de la criatura que está por traer a este mundo. Me gustaría que bajaras la guardia un poco...

- Un poco? - Habló dejando a un lado la comida - Tú fuiste la que me dejó allí, en aquel internado sólo porque no aceptas que sea lesbiana madre, no creo que seas tú la menos indicada que tenga que decirme que baje la guardia, cuando en ningún momento te importó y me echaste a un lado... Eres... - Hizo una pausa sacando la servilleta de entre sus piernas y dispuesta a levantarse de la silla. La mano de Johanna tomó su muñeca, ejerciendo fuerza para retenerla.

<<<<<<<<<<<<<<<<<<< INICIO FLASHBACK

Cada vez que llegaban las adolescentes mellizas a la ciudad de Toronto, específicamente a visitar a su abuela, Victoria Beckett, todo se tornaba un revuelo en la gran mansión. Katryn Beckett, siempre fue la más egocéntrica de las dos, la más risueña y jovial y cada que llegaba a la urbanización, llamaba la atención entre sus amigos y amigas que ya eran frecuentes cuando visitaban el lugar. Por otra parte, Kate fue la chica más reservada, de carácter serio y menos tratable. Aunque querida de igual manera por su familia y en especial su abuela, por sus venas corría la sangre, el ímpetu sobrio de su padre Jim Beckett.
Podría encontrársele leyendo algún libro de artes, economía, lo que le llamara la atención, jugando al ajedrez con su abuelo mientras éste solo disfrutaba de su compañía juvenil y halagaba en silencio, lo orgulloso que estaba de aquella chica que con tan solo 13 años, podía predecirle un futuro lleno de éxitos y grandes logros.
La semana de vacaciones en la fría ciudad, estaba transcurriendo genial. Habían ido al teatro dos noches seguidas, algo que llenaba de gratitud a Kate porque siempre, desde muy chica, le había encantado. Su hermana, simplemente estaba más pendiente de otras cosas, un poco banales por llamarlas de alguna manera.
Katryn se juntaba siempre con sus amigos de la urbanización y organizaban reuniones en cualquier casa que estuviera disponible. Siempre había visto las cosas más fáciles desde su distraído y anti parabólico punto de vista. A veces, la actitud de su hermana melliza Kate, le sacaba de quicio porque tenía que ser la más correcta y la más seria para todo. A la final, tenía que agradecerle porque siempre la sacaba de aprietos y terminaba defendiéndola de cualquier lío en que se metiera. Amaba a Kate, de eso no cabía duda, solo que no compartía sus gustos tan "serios" de como ver la vida.

- Hey Kate... Hoy haremos una reunión en casa de Andrew, va a estar buenísima... Beberemos algo de alcohol que le hemos robado en casa de los padres de James, que dices? - Preguntó Katryn sentándose junto a la castaña en su cama.

- Sabes que odio las bebidas alcohólicas y el escándalo. Sabes, que apenas tenemos 13 años y que no puedes beber alcohol por ser menor de edad, que ninguno debería hacerlo y que...

- Ya cállate por Dios, pareces abuela fastidiosa. Olvídalo, no he dicho nada, pero prométeme algo, Kate - Dijo apuntando con su dedo índice el rostro de su hermana que en ese entonces, alzó su vista del libro que estaba leyendo mientras escuchaba hablar a Katryn.

- Dime...

- No le digas nada a mamá por favor, ó te las verás conmigo - Concluyó levantándose de la cama para terminar de arreglarse como lo hacía antes de tener la pequeña charla con su hermana menor por apenas unos cuantos segundos.

Kate seguía en su mundo literario, sin percatarse de lo que su hermana hacía dentro de la habitación. Podían llamarle o apodarla como quisieran pero no le gustaba compartir ese tipo de reuniones con nadie, disfrutaba más estar dentro de sus pensamientos donde se sentía más a gusto y menos vulnerable.

- Ya sabes Kate, no menciones nada de esto a nuestros padres, entendiste? - Katryn se había maquillado poco, lo que apenas Johanna dejaba hacerlo, se había arreglado bien, al parecer se vería con algún chico que le llamaba la atención más de la cuenta. Ya se disponía salir de la habitación.

- Katryn? - Llamó la castaña sacando su atención a lo que leía mientras veía de arriba a abajo, la figura delgada de su hermana - No quiero que manches mi chaqueta y tienes por entendido, que siempre te saco de los aprietos, no te meto en ellos - Terminó diciendo para volver a centrarse en lo que hacía. La puerta se cerró.


Había pasado ya más de una hora… Estaba cansada de leer y decidió salir de la habitación un rato. Quería beber algo, así que llegó hasta la cocina donde raramente no encontró a nadie… le parecía extraño que toda la casa estuviera en silencio. Lanzó una mirada hacia el reloj y apenas eran las 21:13 horas de la tarde. Tal vez todos estaban ocupados en sus quehaceres y no le dio mucha importancia tampoco. Amaba la soledad y al que no le preguntaran acerca de sus cosas, así que fue a la heladera y se sirvió un vaso con zumo de naranja, sacó una galleta de la despensa y volvió a recorrer el mismo camino de regreso hasta su habitación.

Había transcurrido más de una hora en la que su hermana se había largado a la reunión en casa del tal Andrew. Dejó a un lado su libro y encendió el televisor para distraerse un poco. Se recostó de la cama mientras comía su galleta de chispas con chocolate y
bebía del zumo.

De pronto, un escándalo afuera, llamó su atención haciéndola que se levantara de golpe de la cama donde se estaba dormitando, cuando Katryn, entró en la habitación hecha un mar de lágrimas y cerrando la puerta con cerrojo por dentro. De inmediato, llegó hasta el encuentro donde su hermana, se hallaba sollozando tirada en el suelo, aferrándose a la chaqueta que  le había hecho jurar no ensuciar antes de irse…

- Qué pasó Kat? Por qué vienes así? - Preguntó agachándose para llegar a la misma altura que ésta.

- Es mamá, Kate... Mamá está fúrica conmigo, quiere matarme - Katryn sollozaba hundiendo su cabeza entre las piernas. Kate trataba de levantarle la cara. Necesitaba al menos una explicación de lo que ocurría - No dejes que me haga nada malo Kate por favor, ayúdame.

- Pero... Dime que fue lo que sucedió por Dios... Me estás asustando… con un demonio termina de hablar – la castaña le preguntaba con un tono bastante desesperante.

- Solo ayúdame por favor... No me dejes sola por favor, Kate.

- Espera - Dijo levantándose para abrir la puerta.

- No!!! No que haces? Va a entrar - Katryn se aferraba a la pierna de su hermana como si de aquello dependiera tanto su vida. La castaña abrió con cuidado la puerta y miró. A cierta distancia, estaba Johanna discutiendo con Jim, fue lo poco que pudo visualizar para de nuevo cerrar la puerta con cerrojo tratando de levantar del suelo a Katryn que se encontraba llena de pánico - Ahora dime por favor que hiciste, y sabes que tienes poco tiempo para que te pueda sacar del aprieto donde estás.

- Bien.... Lena, yo...yo...

- Habla por favor - Decía Kate apretándola fuertemente por los delgados brazos.

- Mamá, me ha cogido besándome a escondidas con...con Eva - Soltó Katryn haciendo que los ojos de Kate de abrieran como platos.

- Qué tu qué? - Preguntó aún con el asombro dibujado en su cara.

- Estaba besándome con Eva... Sandler en uno de los callejones y no me di cuenta que ella venía y...

- Demonios!!! Diablos Katryn pero, que estabas pensando? Eva y tú...- Kate no terminó de formular la pregunta cuando Katryn estaba asintiendo con la cabeza. Vaya que el mundo estaba lleno de sorpresas, pero que a su hermana le gustaran las chicas, había sido un balde de agua fría para su intelecto.

Rápidamente comenzó a desvestirla, sacándole la chaqueta que llevaba puesta, sabiendo perfectamente que su madre pudo haberla confundido con ella misma ya que la prenda era de su color preferido y que la de su hermana, en un descuido, la había perdido.

- Colócate esto - Dijo ofreciéndole una pijama rápidamente - Encima de la ropa que tienes y metete a la cama.

- Pero Kate, que haces...

- Cállate - Dijo la castaña casi susurrando - Cállate y haz lo que te digo. Acuéstate, tápate y sécate las lágrimas - Objetó mientras que Katryn se secaba las lágrimas que salían de sus ojos con la manga de la pijama que se había colocado encima de la blusa que traía puesta. Corrió hacia su cama y se acobijó un poco. Kate, rápidamente se colocó la chaqueta. Sabía que en un momento a otro, su madre entraría por la puerta para reprenderla y como si su mente le hubiese hecho un anuncio, la puerta se abrió de pronto dando paso a una histérica Johanna Beckett. Detrás, se encontraba un calmado Jim simplemente, siguiendo los pasos de su joven esposa.

- Mañana mismo Katherine Beckett, vas a recoger tus cosas y nos largamos de acá, entendiste? - Decía mientras la tomaba fuertemente del brazo. Kate, a pesar de su corta edad, lucía tan madura enfrentando una situación que todavía no entendía muy bien pero que sabía que por su temperamento, aguantaría con mucho carácter.

La semana finalizaba, tanto para Kate como para aquel mes de Abril. Atrás, estaban quedando muchos recuerdos vividos en aquella casa donde su abuelo, le había enseñado alguna vez, todo sobre el ajedrez, donde podía perderse en la inmensa biblioteca que Victoria Beckett, ponía a su disposición y dejaba volar su mente por horas y horas dentro de tantos libros que allí se reunían.

Katryn, abrazaba a su padre y este, jugaba con sus cabellos entre sus grandes manos. Fue el último recuerdo que tuvo de su padre y de su hermana gemela antes de haber sido internada por mucho tiempo en aquel colegio donde sólo vivió con el recuerdo de su familia vagando en la mente.

>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> FIN FLASHBACK

- Termina tú desayuno y nos vemos en veinte minutos en el lobby del hotel - Dijo sin más, soltándole el agarre que le había ejercido al brazo de su hija.

Kate volvió a tomar asiento, apartando el plato donde descansaban sus tostadas y huevos revueltos y tomando sólo la taza de café, se quedó allí tumbada, trayendo consigo tantos recuerdos que habían quedado hace más de 17 años en el pasado.



Estaba cargada de tensión y un dolor de cabeza apenas leve que le estaba acechando. Había enfrentado dos reuniones seguidas donde no prestó ni la más mínima atención, y un informe que no hallaba como comenzar ni que diablos tenía que hacerle. Estaba cansada, así de simple y la tarde comenzaba a caer ya. Respiró profundo y comenzó a girar sobre su silla, como solía hacerlo para poder desestresarse un tanto.

- Adelante - Dijo haciendo parar la silla de inmediato y colocar la vista al frente de la puerta.

- Disculpe Srta. Alexis, pero la Sra. Meredith, la solicita en su oficina - Anunció su senil asistente mientras asentía después de haber escuchado una respuesta positiva de parte de la chica de cabellos lacios.

Caminó por el pasillo con agenda y lapicero en mano como siempre que tenía reunión acordaba llevarlo, seguramente otra más con los presidentes de la empresa: mamá y papá. Y ahora qué? Pensó antes de cambiar su cara de total pereza por la mejor de sus sonrisas. Meredith al verle cruzar la puerta, le hizo señas para que se sentara mientras mantenía una conversación telefónica. Richard, se sentó a su lado y le dio un beso en la mejilla mientras ambos esperaban a que ésta se desocupara.

- Y bien, de qué se trata la conferencia de hoy? - Preguntó cruzando una pierna y abriendo de inmediato su agenda de dibujitos para tomar nota.

- No te hemos llamado acá para una reunión, Alexis - Dijo la seria mujer colgando la llamada y acomodando la silla de su escritorio para quedar frente a frente de su hija y esposo - Te hemos reunido acá, porque tu padre y yo, hemos decidido irnos de viaje para vacaciones navideñas a Londres y obviamente tú vendrás con nosotros.

- Que? - Te estás volviendo loca, Meredith? Pensó mientras se colocaba de pie para rodear la silla.

- Por qué te espantas, acaso no eres tú quien vive metida allá? Te encanta Londres y ya hemos decidido irnos todos de vacaciones - Dijo su madre de nuevo terminando de arreglar unos papeles sobre su escritorio sin prestarle la más mínima atención al ataque de malcriadez que estaba por comenzarle a su hija en 3...2...1

- Que no voy y punto. Tengo planes.

- Planes? Qué planes, cielo? - Cuestionó calmadamente Richard.

- Pues... planes papá... tengo planes, como todo el mundo en este planetita.

- Planes... Por favor Alexis, llamas planes a quedarte acá con la... mujercita esa? que seguro debes estar frecuentando aún.

- Pues sí, y pienso pasar mis vacaciones navideñas acá en la ciudad, con la mujercita esa, como le llamas.

- Bueno, no está de más que lo pienses, Alexis - Intervino Rick para bajar un poco la tensión que comenzaba a crearse en la oficina. Lo que menos quería era otro escándalo - Piénsalo y nos dices entonces que hacer, sí?

- Por esa razón es que tu hija es lo que es... Solamente juega al yo-yo contigo Richard, ponle carácter; que entienda de una vez que no se gobierna sola - Aclaró Meredith. Alexis comenzaba a ponerse de color azul.

- Pues, me gobierno sola porque si y porque es mi vida. Ya he dicho que no hagáis planes sin mi presencia y que yo sepa, esto lo habéis decidido vosotros dos y tengo mis propios asuntos que atender - Terminó diciendo para lanzarse sobre la silla que anteriormente ocupaba, cruzando los brazos y con un puchero en sus labios. Madura Alexis, madura.

- Entonces, haz lo que te convenga y cuando decidas que hacer, lo anuncias y espero que no sea demasiado tarde - Concluyó su madre para dirigir su vista hacia Richard - Ya estoy lista, nos espera el abogado de la señora aquella junto con ella para la reunión. Te espero en el parking en cinco minutos - Acotó levantándose de su lugar y abandonar la oficina.

- Corre papá o es capaz de venir a buscarte con la C.I.A. completa y hasta en helicóptero, porque no has movido tú trasero de acá.

- Jajaja! Basta Alexis, deja de discutir con tú madre, que las dos estáis amargadas y lo peor es que yo tengo que soportaros a ambas. Por qué no te llegas esta noche a la casa y cenamos todos juntos y discutimos lo del viaje? - Dijo levantándose de la silla y acomodándose la chaqueta del traje.

- No puedo, tengo un compromiso importante.

- Vas a salir con... tu novia o lo que sea esa chica?

- Es mi novia y sí, voy a salir con ella... Así que nos vemos mañana - Le dijo besando las dos mejillas de su padre - Y ve a calmar a godzilla o terminará destruyendo toda la ciudad.


Al entrar a su oficina, lo hizo casi que lanzando la puerta de la misma y la agenda que llevaba en sus manos al mismo tiempo. Ya era momento de que Meredith dejara de perseguirla para que hiciera lo que le pareciera a su antojo. Ya la cabeza comenzaba a retumbarle y al mismo tiempo el móvil hacía lo mismo sobre el escritorio.

- Hola? - Dijo al coger la llamada de mala gana.
- Hola Alex, qué pasa? Estás de mal humor?- Preguntó Jenny desde el otro lado. La pelirroja se sentó en su silla y se relajó un poco más.

- Lo siento criaturita, no fue mi intención responder de esa manera. Lo que sucede es que tengo una madre, que suele llenarme las casillas con mal humor. Creo que se excita de esa manera.... Cuéntame, que tal tu día de trabajo?

- Pues, he estado básicamente en inducción y algo nerviosa por no hacer las cosas bien, pero de resto todo va de maravilla. Gracias de nuevo por haber metido la mano por mí.

- No es nada cariño, eres mi novia y te apoyo en todo. Y hablando de manos, con gusto te metería todas las manos por donde quieras tía - Dijo con una mueca bastante perversa en su cara - Espera, que tengo una llamada entrante en la línea, así que no cuelgues Jen… Hola?

- Hola hermosa, cómo estás? Muy ocupada?

- Hola Kate, pues... estaba terminando de arreglar unos papeles acá y atendiendo a un cliente un poco intenso del otro lado de la línea, pero no me molesta atenderte para nada - Dijo comenzando a rascar su nuca.

- Me alegro entonces no ser una molestia para ti. Pues, tenía una diligencia, pero mi madre ha decidido ir sola y he quedado en arreglar la valija para salir esta misma noche a New York, quería confirmar si sigue en pie la invitación a cenar?

- Pues, si el diablo no se arrepiente de ser malo, tampoco yo voy a arrepentirme de salir contigo esta noche como acordamos ayer. Sólo dame unos minutos más mientras - miró su reloj de pulsera - termino de solventar un problemita que tengo por acá y estoy a la hora acordada en el restaurante. Sabes llegar? - Preguntó comenzando a girar sobre la silla.

- Claro que si Alexis, me sé la ciudad de pies a cabeza... Así que, nos vemos allá hermosa. Cuídate y conduce con cuidado. Chao - Kate finalizó la llamada automáticamente dejando la otra conversación en línea.

- Jen, estás allí aún?

- Si Alex, me dijiste que no colgara y acá sigo. Pasó algo? - Solicitó la chica en tono preocupado.

- No amor, solo era mi padre confirmándome que esta noche tendremos una cena familiar y tendré que llegar hasta allá apenas salga de la oficina, sabes como son - Alexis continuaba rascándose la nuca en señal de nervios. Afortunadamente, Jenny no la veía, porque tenía un radar para saber cuando estaba metiendo la pata.

- No te preocupes entonces linda. Háblame cuando te desocupes esta noche, yo en unos minutos, estaré partiendo a casa de mis tíos para descansar, a pesar de haber sido el primer día, ha estado un poco intenso.

- Si...claro intenso. Bueno criaturita, te escribo apenas me desocupe, vale?

Al desocupar el móvil, golpeó su cabeza dos veces contra el escritorio para luego quedarse suspendida en el aire. Acaso ya estaba comenzado a enloquecer? No.No podía darse la tarea repentina de enloquecer de la noche a la mañana y menos asar dos conejos al mismo momento, alguno iba a quemársele pero, quien dijo que estaba asando algo?

- Calma Alex. Jenny es tu novia, sabe quien eres, conoce que solo tienes 20 años, conoce casi todo de ti... casi.. y Kate? ella cree que tienes 26 años que no aparentas por ninguna parte y que te va hacer trizas cuando se entere. Dios - Dijo dándose con la palma de la mano en la frente - Y ahora Castle? Lúcete!

Y así lo hizo. Esa tarde se lució con el maquillaje y lo bien que sabía retocarse. Si Kate aún tenía dudas acerca de su edad, ahora si lo iba a comprobar, solo faltaba no comportarse como una gilipollas y decir la primera tontería que se le ocurriera por esa boca porque adiós maquillaje artístico, adiós mundo cruel.

La noche era perfecta y las estrellas iluminaban todo el firmamento con todo su esplendor, pareciera que hubiesen estado de acuerdo con la luna para llenar a la oscuridad de fiesta.
Kate tenía más de quince minutos que había llegado a Le Petite Soiree, un distinguido restaurante francés ubicado en la zona norte y principal de la ciudad, donde solo los más hidalgos se daban el placer de asistir y disfrutar de los más deliciosos gourmets preparados por el famoso y gran chef ruso, especialista en maridajes y manjares europeos: Yuri Bogdanov. Era una eminencia en toda Rusia  y en Norte-América, por decirlo de alguna manera y la castaña, había puntualizado alguna que otra visita a ese lugar cuando deseaba darse un buen gusto cuando visitaba aquella ciudad.
Bebía pequeños sorbos de su coca cola zero que había solicitado mientras esperaba sentada en una de las mesas principales, escuchando de fondo una gran interpretación del pianista del local que para ese entonces, deleitaba a todos los comensales con un gran repertorio del músico Federico Chopin.

Habían transcurrido cinco minutos más después de los quince que llevaba ya en el restaurante, en espera de su cita, de la chica por la cual aún no tenía razón alguna, le hacía sentir cosas que jamás había sentido por alguien que recién conocía.
Miró hacia la puerta principal y allí, un maîtrê le daba la bienvenida a la pelirroja que en aquel instante había hecho su entrada. Estaba hermosa, simplemente bella a la vista de sus ojos. Llevaba una falda un poco más abajo de sus rodillas y unas botas altas de tacón "Kitten", que la llevaban a un andar sencillamente elegante y sensual. Una chaqueta abierta de cuero marrón, cubría su delgada y acentuada figura y una blusa ceñida al torso, de corte en "V" le dejaba al descubierto su radiante cuello, mostrando una fina cadena de oro con un crucifijo.

- Hola, siento mucho llegar tarde - Dijo Alexis un tanto sonrojada, haciendo que sus ojos grises brillaran con más intensidad. Kate, se levantó y agradeció al maîtrê asintiendo levemente y procedió a quitar la silla para que Alexis la ocupara.

- No te preocupes, una dama siempre tiene que darse su tiempo y en realidad no he esperado mucho - Dijo al volver a su silla y acomodarse sobre esta. Ambas se miraban fijamente a los ojos, sin decir palabra alguna. Se veían por demás emocionadas, extasiadas por aquel verdadero encuentro - Estas hermosa - Volvió hablar Kate, arrancándole más rubor de las mejillas a la joven que en aquel momento estaba embargada simplemente por todos los nervios que podía acumular algún ser terrestre.

- No es para tanto Kate, pero gracias - Objetó la pelirroja llevándose un mechón cobrizo de su rojo cabello por la parte de atrás de las orejas.

- Quieres algo de beber? - Ofreció Kate amablemente sin quitar la vista de los impactantes ojos de la pelirroja.

- Pues, se me antoja una copa de vino - Anunció.

- Tinto, rosado, blanco?

- Tinto - Completo Alexis un poco extrañada.

- Sin crianza, de reserva? Seco o...

- Para ser alguien abstemia, sabes mucho de vinos - Interrumpió la pelirroja con un acento bastante sensual al gusto de Kate. Ésta solo negó con la cabeza, acompañando el gesto con una sonrisa.

- Mi padre es un gran conocedor de vinos y tiene su propia bodega. Ha tratado de enseñarme un poco sobre ellos y aunque sea totalmente abstemia, no me quita el derecho de aprender sobre sus cosechas y fabricación, siempre me ha parecido un tema muy importante el cual comparto con mi padre, cuando puedo.

- Me dejas sorprendida, Kate y aunque no sea muy conocedora del tema, se diferenciar entre un buen vino y uno que no lo sea - Terminó diciendo para que la castaña le hiciera señas al caballero que se acercara a la mesa.

- Por favor, le trae a la señorita una copa del mejor Merloc en la carta de vinos y para mí un vaso con Coca Cola Zero por favor - Terminó de ordenar, volviendo su mirada a lo que más le interesaba esa noche.

- Buena elección Kate y vuelves a sorprenderme. Sólo tomaras eso? Me voy a sentir incómoda entonces sabiendo que no bebes.

- Ni lo menciones. No quiero que te cohíbas de tus gustos sólo para complacerme - Aclaró la castaña sonriendo plácidamente - Es mi bebida favorita, así como supongo tú tienes la tuya.

- Me parece bien... eso de que no debo cohibirme de mis gustos solo para complacerte porque me gusta ser yo misma siempre. Muy bueno tu punto de vista y cuéntame, cómo ha estado todo?

- Pues, digamos que todo va bien. He tenido dos compromisos el día de hoy y nada que sea diferente o bueno sí - Hizo una pausa mientras servían la copa de vino tinto a la pelirroja y le entregaban su vaso con la gaseosa.

- Qué es lo qué ha sido lo diferente? - Preguntó Alexis probando de su licor.

- Pues, el conocerte Alex, eso ha sido lo diferente - Kate miró con entusiasmo a la chica haciendo que ésta volviera a sonrojarse y ladeara su cara viendo algo sin importancia sobre la mesa.

- Me dijiste que te gusta leer - Cambió el tema la pelirroja volviendo a centrar su atención en los ojos preciosos de la castaña - Te gusta la literatura, alguna en específica o te atrae leer más historias alocadas?

- Jaja! Si lo dices por las vuestras pues, no me creerías si te digo que me encanta como escribes, lo haces detallando cada acto, cada gesto. Soy fanática tuya.

- Hay demasiadas historias allí en la página donde nos conocimos así que tuviste que haber leído muchas - Volvió a probar de su copa. La conversación se hacía más fluida.

- Claro que las hay y que también he leído una que otra, pero siempre me llamó la atención tu manera de escribir.

- Ahora sí, ya que estamos frente a frente, me dirás entonces que te llevó a contestarme mi privado? - Cuestionó Alexis dejando a un lado lo que bebía. La pregunta tuvo que esperar un poco por una respuesta ya que el mesero principal se acercó para solicitar si estaban listas para ordenar la cena. Así lo hicieron, cada una tomando del menú el plato que mejor les parecía degustar en aquella velada y conocer cuales eran los gustos de cada quien. Dejaron las cartas encima de la mesa y cuando el mesero se retiró, la plática volvió a su cauce.

- Ok, respondiendo a tú pregunta. Ya te había comentado que eres la segunda persona a la cual le he contestado un privado dentro del foro. Con relación a lo que me llevó hacerlo, pues no sé. Me llamó la atención tú seudónimo, lo que me decías y el sentido de humor que le ponías a ese comentario que te dejé en una oportunidad. Me negué a responderte durante unos minutos, pero a la final lo hice por curiosidad, esa es la razón verdadera, sólo curiosidad.

- Entonces eres una chica bastante curiosa y que crees en aquel refrán que cita: "La curiosidad mató al gato?" - Indagó juguetonamente detallando como Kate llevaba las manos cruzadas sobre la mesa. Su manos eran bastante hermosas, níveas, delicadas.

- No suelo ser curiosa, pero esta vez, créeme que he aplicado ese refrán en mí vida. La curiosidad me pudo más y sí valió la pena, al menos así lo pienso yo.

- Yo también lo pienso así.... créeme - Ambas dejaron la mesa en silencio mientras sus mentes lograban volver a causarce después de haberse perdido un rato en medio de aquel pequeño flirteo
- A qué hora sale tu vuelo a New York?

- Salgo a media noche, todavía queda tiempo para compartir un buen rato de este encuentro, que espero sea mejor que el primero - Inmediatamente observó como Alexis bajó su cabeza un tanto apenada.

- Lo siento... Siento haber salido como salí de allí anoche.

- No te preocupes hermosa... Sé que tal vez no era el momento, pero ya eso no importa. Estamos aquí, esta noche, solas, conociéndonos. Yo estoy tratando con una escritora muy encantadora y es la primera que conozco, déjame decirte...

- Y yo estoy conociendo a una chica que no ha tenido más nada que hacer que dedicarse a leer historias de fantasía... Pero que agradezco que lo haya hecho porque lo hago por todas vosotras Kate y es un placer para mí, conocerte en persona y aunque no es primera vez que conozco a una de ustedes que lee día a día, eres la que al menos, después de amenazarme con acabar con mi preciosa humanidad, me haya dado la cara.

Las dos rieron por el comentario gracioso y certero que había hecho Alexis para comenzar a cenar los platos que cada una habían solicitado como entrada principal. Era bastante elocuente la pelirroja y así Kate lo pudo constatar a medida que pasaba la noche y la conversación seguía. Era fácil platicar con Alexis, tenía muchas cosas que tratar y que decir. Ambas habían perdido un poco de ese miedo y nervios por el encontrarse solas, sabiéndose un poco más de la una y de la otra de manera personal. De vez en cuando, Kate no dejaba de detallarle cada gesto que hacía la joven con sus manos, cada gesto que hacía con su boca al hablar, cada detalle de su perfecta y grisácea mirada quedándose en completo silencio solo para escucharla un tanto embelesada por la manera de contar las cosas y llevarlas a un plano, que la hacían vivir cada parte de sus historias.
Para Alex, también era una sensación bastante agradable estar con aquella mujer, allí, frente a frente después de haber compartido tantos correos, llamadas y mensajes de texto. Debía reconocer que la sorpresa había estado genial de parte de Kate. Detallaba con gusto cada parte de su cuerpo, sobre todo, el especial color de sus ojos que lucía a mano con su cabello, era el toque que la hacía lucir tan hermosa, angelical y reservada. No era una persona que hablara mucho, se dio cuenta de inmediato. Ella parecía un radio loco y simplemente la chica solo prestaba atención. Jamás borró de su cara esa sonrisa elegante y encantadora, era lo que comenzaba a llamarle más su atención. Su manera de ser atenta y detallista.
Las horas transcurrían y las risas no dejaban de faltar sobre aquella mesa donde de vez en cuando, un comensal dirigía la mirada por la manera un poco común en la que Kate, transmitía a Alexis, su emoción de tenerla allí compartiendo aquel agradable momento.

- Bueno, gracias por haber aceptado esta invitación a cenar que espero no sea la última y podamos vernos en otra ocasión - Dijo Kate al acompañar a la pelirroja hasta su coche. Esta jugaba con las llaves del mismo entre sus manos sintiéndose feliz por haber pasado también un momento bastante agradable y particular.

- Gracias a ti, por haberme dado esta sorpresa que a la final nunca me había esperado recibir. La noche fue genial, la cena también. Me has sorprendido mucho - Contestó Alexis recíprocamente a la amabilidad de la castaña.

- Es hora de despedirme, tengo que estar en el hotel para terminar de arreglar lo que haga falta y salir con mi madre al aeropuerto antes de que salga por sus propios medios a buscarme por toda la ciudad - Alexis sonrió ante el comentario.

- Quiero desearte un feliz viaje y que en cuanto puedas, me hagas saber que llegaste bien a tú destino. Estaré esperando tú llamada - Dijo al abrir la puerta de su coche dispuesta a entrar - Kate, puedo hacerte una última pregunta? - Cuestionó de pronto haciendo poner en alerta a Kate.

- Claro, dime...

- Soy tal cuál como imaginabas que fuera? - Acaso Alexis tenía la facilidad de dejar a Kate sin respuestas casi siempre?

- Te imaginé como no quería imaginarte y resultaste ser todo lo contrario a lo que mi mente imaginó - Dijo con una sonrisa dejando a Alexis un poco confundida con la respuesta.

- Jajaja! Si crees que vas a volverme loca con tus acertijos, no lo lograrás.

- Jajaja! Eres genial Alexis  y una chica bastante especial. Gracias por permitirme conocerte - Concluyó viendo que Alexis comenzaba acercarse despacio hacia ella sintiendo cada vez más cerca, la respiración de la pelirroja sobre su rostro. Su instinto básico la llevó a cerrar los ojos, sintiendo apenas el roce de unos labios suaves sobre los de ella. Quedándose allí de pie y en la misma posición, escuchando el encendido del coche de la chica, y como arrancaba para perderse a lo lejos.

Al volver en sí, pasó su dedo índice sobre sus labios, sintiendo aún la calidez de unos que le habían dado la mejor de las despedidas de Long Beach en muchísimos años. Al abrir sus ojos, estaba sola, en el parking del restaurante con su camioneta a lo lejos. Caminó hacia ella cuando su móvil personal timbró, anunciándole que tenía un mensaje de texto. Abrió la puerta del coche y subió, colocando la llave sobre el panel de encendido para luego leer el mensaje que le había llegado apenas cinco segundos atrás.

AlexisSMS: Regresa pronto a Long Beach, ya comienzo a extrañarte Kate.
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Mensaje por alba_caskett Dom Nov 08, 2015 8:01 am

Ya veo ya veo que te gusta hacerme sufrir... Jejejejeje... Muy buen encuentro, quiero leer más

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Mensaje por psichobitch2 Sáb Nov 21, 2015 11:20 am

Sorry, tuve que ausentarme, pero acá os dejo otro capítulo



CAPITULO 12: FELIZ CUMPLEAÑOS KATE


Gina contemplaba el cuerpo inerte de Kate que yacía esa mañana en la cama. Tenía una sonrisa dibujada en el rostro, algo raro en su esposa… pocas veces lograba conciliar el sueño, más aún era verla dormir tan plácidamente como la contemplaba aquella mañana.
Tomó su albornoz y se cubrió el cuerpo con él, luego, se amarró una cola en su rubio cabello, se dirigió hacia el guardarropa y sacó de allí un paquete envuelto con un fino papel de regalo y un lazo un tanto llamativo.

Volvió de nuevo hacia la cama y se sentó en ella aún contemplando la sonrisa que tenía su Kate en la cara. Al parecer, la castaña sintió esa leve sensación que algunos experimentamos cuando nos sabemos espiados durante mucho tiempo y abrió sus ojos. Allí se encontraba su esposa, devolviéndole la acción que no había quitado de su cara, aún sabiendo que con la persona que se encontraba en sus sueños y pensamientos, en aquella oportunidad, no era la misma que tenía al frente.

- Hola Kate, buenos días- Dijo simpática Gina viendo como su esposa se estiraba unos segundos antes de que ésta se acomodara sobre la cama en un posición mucho más cómoda.

- Buenos días Gina, a qué se debe tu sonrisa? - Preguntó Kate tallándose los ojos para sentarse sobre el colchón, con la espalda totalmente recostada sobre el final de su lecho.

- Lo mismo me pregunto yo... Al parecer tenías un sueño muy alentador porque primera vez, desde que estamos casadas, logro ver una sonrisa dibujada en tu rostro cuando estás durmiendo. Feliz cumpleaños - Terminó diciendo, besando lentamente los labios rozagantes de su mujer para extenderle frente a ella, el paquete que anteriormente había buscado en el armario.

- Gracias. No recordaba que era mi cumpleaños, pero...qué es esto? - Dijo mirando curiosamente la caja forrada en papel para regalos.

- Creo que la tradición por lo general Kate, es abrirlo para saber lo que contiene.

- No tenías porque molestarte...

- No seas necia y ábrelo ya, soy tu mujer no una extraña a quien tengas que pedirle disculpas por obsequiarte algo en tu cumpleaños número 31 - Dijo alentando a la mujer para que abriera su presente.

Kate decidió relajarse un poco y coger el paquete que aún tenía Gina en las manos. Hizo también una cola en su castaño cabello y primero confirmó por todos lados, la dimensión de la caja que ya tenía en sus manos.

- No es una bomba si es lo que piensas, créeme que no tengo intenciones de matarte... aún - Una sonrisa a medio costado se dibujó en los labios de la rubia mientras se levantaba de la cama para dirigirse al baño - Voy a ducharme, tengo una reunión en la galería a primera hora, espero que te guste y que recuerdes que al mediodía tenemos un almuerzo con mi familia - Finalizó para pasar hacia donde se dirigía, dejando a Kate con la mirada perdida sobre su obsequio que aún no terminaba de abrir.

Cogió la cinta y la fue quitando lentamente, era roja, como su color favorito. Siguió con la envoltura de papel la cual rasgó rápidamente para encontrarse con una caja rectangular: "Una camisa" pensó de inmediato. Al abrir la caja, efectivamente había una camisa de seda blanca muy delicada y hermosa. Le encantaba vestir bien y con buen gusto. Su esposa sabía y le conocía cada uno de ellos así que para haber sido su primer regalo en aquel día no tan especial para ella, debió reconocer la buena elección que tuvo su esposa en su cumpleaños.

Degustaban en silencio su desayuno mientras Kate se empapaba de los acontecimientos del día anterior, leyendo la prensa, terminando su vaso de zumo de naranja y sus tostadas con jalea de frutilla. Su esposa, se informaba de la misma manera pero digitalmente, a través de las redes sociales.

- No puedo creerlo... ja! - Vociferó llevándose una mano a la boca por la impresión mientras sus ojos seguían visualizando alguna cosa en la pantalla de su laptop.

- Se veía venir por Dios Gina, ese tipo estaba hasta el cuello con los fraudes y conciliaciones ocultas, por decirlo de manera un poco indirecta - aclaró Kate comiendo un poco de sus tostadas, con la vista puesta sobre el papel con tinta.

- Es que no puedo creerlo... Rowan, el gran ministro de la cámara principal del comercio en todo el país, apresado anoche en su casa por malversación de fondos. Esto es inaudito, imagino como estará nuestro querido presidente.

- Podrá ser inaudito pero no imposible Gina. Cuanta gente no malversa fondos en este país y hace lo que se le viene en gana? Esto pasa todos los días, salvo que esta vez, es un hombre muy allegado a tú familia - Su mirada se posó sobre el rostro impávido de su mujer mientras la veía chequear de arriba a abajo lo que estaba interesadamente leyendo en ese momento.

Volvió a sus asuntos. El timbre del teléfono le anunció que tenía un mensaje de texto entrante. Volvió a pasear la vista hacia su mujer, pero ésta se encontraba de lo más entretenida en el ámbito político a esa hora de la mañana. Agarró el mismo y revisó. De nuevo la misma sonrisa se dibujó en su rostro, aunque esta vez un poco más reservada porque sinceramente, solo le importaba sentirse feliz por dentro.

"Buenos días lindos ojitos. Hoy es un día muy especial para ti y aunque no esté allí a tú lado, también lo es para mí. Desde la distancia, te envío un millón de besos multiplicado por diez millones de abrazos, sólo para desearte un Feliz Cumpleaños. Un beso"

Cerró los ojos y apretó los labios solo para no expresar toda la emoción que en ese momento la embargaba en el fondo de todos sus sentidos. Terminó de leer el mensaje y colocó el teléfono donde lo tuvo antes de revisarlo, muy juntito a ella.

- Bien, después de esta gran noticia que me ha dejado con la boca abierta; voy a marcharme. Pasaré un momento de mi madre a ver si ya está enterada de la noticia y luego iré un rato a la galería. Recuerda el almuerzo y que pasaré por ti a la oficina, en horas del mediodía - Dijo levantándose de su silla, apagando y cerrando la portátil. Besó suavemente los labios de la castaña y colocó una mano sobre el hombro de ésta, quedándose allí, contemplándola de nuevo, tal cual lo venía haciendo durante las pocas horas que habían transcurrido de aquel día - Me alegro que estés muy feliz Kate - Concluyó antes de sacar su cuerpo de la habitación donde comían, dejando a su mujer un tanto confundida con aquel juego de palabras.

Al percatarse que estaba completamente sola, volvió a revisar el mensaje que Alexis le había enviado a manera de felicitaciones por su día. En vez de responderle de manera textual, marcó su número telefónico sintiendo su corazón reventar cada que el repique de llamado, daba indicio que en pocos segundos, escucharía una grata voz que poco a poco, le llenaba la vida de gratos momentos.

- Hola hermosa - Saludó apenas escuchó la contestación al otro lado de la línea presidida por una juvenil voz ronquecina que la traía loca, así nomás.

- Hola Kate, feliz cumpleaños linda. Aunque no ha transcurrido mucho tiempo desde que comenzaste a cumplir años, quería preguntarte, cuantos regalos ya has recibido?

- Jaja! Bueno, para serte sincera, solo he recibido uno - Dijo colocando un expresión algo seria. Era obvio quien le había entregado el obsequio a primeras horas de la mañana.

- Vale, me alegro mucho que hayas comenzado muy bien tu cumpleaños, supongo que te ha gustado más de la cuenta, te escuchas muy feliz - Kate rodó los ojos al saber por donde más o menos venía el comentario de la pelirroja. Algo distinto sintió recorrer  en su espina dorsal y aguantó la risa. Acaso Alexis estaba celosa?

- No sé que estás imaginando, pero sí me gusto la camisa que me han regalado esta mañana. A eso me refería.

- No imaginé nada Kate, simplemente me refería yo también, a que te siento muy feliz... olvídalo. Cuéntame, que tienes preparado para hoy?

- Hasta ahorita, un almuerzo con la familia de mi... esposa y nada más. Tengo que trabajar, no me gustan las fiestas y mucho menos celebrar mi cumpleaños, así que, será un día normal como todos - Dijo levantándose de la silla, comenzando a caminar alrededor de la mesa, dejando el periódico a un lado.

- Vaya! Un almuerzo familiar, es genial. Lo importante es que no la vayas a pasar sola y que por lo menos hagas el intento de salir y dejar esa oficina un rato. Trabajas demasiado y eres una chica joven como para amarrarte a los papeles. Sal y disfruta de tu cumpleaños y espero que por lo menos el pastel sea de chocolate.

- Es tú favorito? - Preguntó deteniéndose un momento delante del ventanal, disfrutando de la iluminación del sol que le emanaba a su árbol favorito en toda la mansión.

- Me encanta el chocolate, es uno de mis vicios registrados donde quiera que se registren los vícios por la pasión al chocolate.

- Jaja! Juro que me matas Alex, que yo sepa, el ser amante del chocolate no queda registrado en ninguna parte. Pero al igual que tí, a mi me encanta el chocolate.

- Y tú familia, no vas a estar con ellos el día de hoy? - Preguntó Alexis creando por un momento un gran silencio entre las dos. A lo lejos, solo se escuchaba el reloj de pared que adornaba la amplia sala de la mansión, solo ese ruido era el único que acompañaba a tantas respuestas que podía haberle dado a la joven - Disculpa, si dije algo que no debía Kate...

- No te preocupes hermosa, hay cosas que te iré contando cuando pueda, pero la relación con mi familia, no es nada buena desde hace mucho tiempo, más de 15 años para ser exacta. Desde que mis padres se enteraron que... de mi homosexualidad, mi madre sintió una especie de odio hacia mi considerándome una especie de aberración para la humanidad; más siente disgusto al saberme casada y con una mujer a la cual, no considera para nada buena tampoco. Mi padre, sólo se deja llevar por los impulsos de mi madre y mi hermana...

- La gemela? Como me dijiste que se llamaba? - Preguntó atenta la pelirroja, deteniendo el proceso giratorio que hasta hace un minuto, empleaba con su silla cuando se entretenía más de la cuenta.

- Se llama Katryn. Con respecto a ella, pues, han pasado muchas cosas entre las dos que hizo alejarnos un poco. Siempre, todos los años me llama o me envía una salutación vía e-mail. Ella no vive en Estados Unidos, está residida en Alemania junto a su esposo y próximamente, tendrá un bebé.

- Vas a ser tía, Kate? Enhorabuena por ti y me alegro mucho, eso no me lo habías contado - Nuevamente comenzó a girar sobre la silla mientras una pluma fuente, jugaba entre sus labios como la cosa más normal del mundo.

- Pues gracias Alex, pero no todas las cosas que suceden a mi alrededor, son alegres o agradables. Sé que poco a poco todo cambiará, debo entender que mi vida cambió porque así lo quise y que me siento a gusto con lo que pasa en ella.

- Me alegro de escucharte decir esas palabras y sé que algún día, como tú dices, cambiará todo... Bien, debo reunirme en estos momentos y tengo que colgar, pero nuevamente quiero desearte Kate, el mejor de los cumpleaños. Te llamaré luego, vale? - Dijo, escuchando que del otro lado se despedían de la misma manera para quedar la línea suspendida.

Centró su mirada en la puerta de la oficina, allí estaba su secretaria con unos folders en la mano esperando recibir órdenes de ella quien con la mirada perdida, solo la veía y ésta a ella sin ninguna de las dos, dirigirse la palabra. Al parecer la anciana señora, esperaba una reprimenda por olvidar tocar antes de entrar y que Alexis esperaba a que se materializara un rayo y terminara de volver polvo a ese cuerpo que hasta ahora, no sabía como se mantenía en pie.

- Dime Martina, que se le ofrece...

- Disculpe señorita por entrar así sin esperar sus órdenes, pero toqué y como no respondía, pensé que estaba bastante ocupada - Dijo la mujer, apretando lo más que podía con sus débiles y arrugadas manos, las carpetas.

- No te preocupes, ya está adentro... Dígame - Solicitó revisando su computadora un informe que necesitaba corregir para presentarlo seguramente a la reunión que estaba a punto de anunciarle la mujer que aún estaba como estatua en la puerta.

- Vine a decirle, que ya los señores Castle y los demás supervisores, se encuentran en la sala de juntas y sólo esperáis por usted, joven.

- Pues, tendréis que esperar a que las vacas vuelen si queréis tener el informe en vuestras manos - Susurró haciendo una mueca de fastidio. Martina agudizó un poco el oído para escuchar que había dicho la chica.

- Perdón señorita?

- Que anuncies que dentro de cinco minutos estaré en la sala de juntas, Martina y por favor, has que me lleven una taza de café bien cargado porque seguramente, mi cabeza se estrellará contra la mesa.

- Como usted ordene señorita - dijo ya saliendo de la oficina. Alexis, se levantó y tomó de la impresora lo que necesitaba, para así salir a la sala de juntas donde ya un congruente grupo de personas solo esperaban por ella. Saludó al entrar, chequeando con la vista donde se encontraba su madre, la cual le hizo señas con su cabeza para que tomara asiento.

- Buenos días- saludó seriamente Meredith a lo que el resto de las personas saludaron con otro "Buenos días" cordialmente. Richard, que estaba sentado al lado de su esposa, veía como su hija revisaba el móvil sin prestar la más mínima atención a lo que allí estaba sucediendo.

- Alexis - Llamó en voz baja, Rick. La pelirroja alzó la vista de inmediato hacia su padre, gesticulando un "Lo siento" muy por debajo mientras seguía escuchando a su madre exponer y llevar a cabo la reunión.

Pasaron dos horas cuando al fin pudo liberarse de lo aburrido que le parecía, escuchar sobre informes, balances, cuentas... Estaba cansada y solo quería salir a comer algo, su estómago lo estaba reclamando a gritos. Eran más de las 12 del mediodía, así que cogió su bolso de mano, se aseguró de llevarse el móvil y salió. Iría al restaurant que estaba ubicado abajo, en el edificio, el cual siempre frecuentaba. Ir a comer con sus padres, no le apetecía esta vez, se ahorraría al menos los comentarios finales acerca de la reunión ya pasada. Lo que menos quería hacer era seguir escuchando cuestiones laborales, ya estaba un poco harta del asunto.
Salió del ascensor y entró al local. No estaba muy frecuentado, así que agradeció a quien quiera que la escuchara en alguna parte del sub mundo, de manera mental. Tomó asiento en la primera mesa, viendo algunos de los empleados de la empresa trasladarse a las demás mesas vacías, dirigiéndole miradas como si ella hubiese sido siempre: UNA LOCA CON MAL DE RABIA. No podía negar que era bastante prepotente y odiosa con las demás personas, era parte del carácter que había heredado de Meredith Castley el cual, no pretendía cambiar para nada.

- Buenas tardes señorita Alexis, cómo está? - Saludó el mesero quien ya la conocía por lo mucho que era asidua al lugar.

- Buenas tardes. Tráigame el especial de la casa por favor, sé que siempre me sorprenden con algo suculento - Dijo. El chico asintió con la cabeza regalándole una sonrisa para luego dirigirse por lo solicitado. La pelirroja aprovechó el momento para enviar un mensaje a una chica que estaba de cumpleaños ese día.

SMSAlex: Hola Kate, buenas tardes... Como la estás pasando en tu cumpleaños? - Envió el mismo mientras tomaba un sorbo del vaso con agua que en aquel momento, el chico le había terminado de servir.

SMSKate: Hola hermosa. Hasta ahora todo ha sido muy normal considerando que para mí es un día cualquiera. No suelo celebrar mis cumpleaños - Alex leyó arqueando una ceja.

SMSAlex: Pues, eres un tanto aburrida, en cambio a mi me gusta celebrar mi cumpleaños a todo dar. Cuéntame, ya saliste almorzar?

SMSKate: Aún no, estoy esperando que vengan a por mí para salir a comer - Volvió a leer la pelirroja colocando cara de fastidio. Delante de ella se encontraba ya su plato, humeante, como su carácter en ese momento al saber que la esposita de su chica guapa, sería la que llevaría a comer para celebrar por todo lo alto su cumpleaños. No que no le gusta celebrarlo?

SMSAlex: Vaya! Supongo que celebrarás muy bien tu cumpleaños este día. Recuerda no comerte el pastel antes de que te canten  el cumpleaños, la espera es lo que más intriga.

SMSKate: No sé a que te refieres Alexis. Te dije que no me gusta celebrarlo, solo que a mí esposa le ha dado por salir almorzar con su familia y estaré allí.

SMSAlex: Con padres y demás? - Escribió sarcásticamente la pelirroja probando un poco de su pasta cuatro quesos que ya se le estaba haciendo difícil tragar por la molestia que estaba comenzando a sentir en aquel instante. Alex, qué te pasa?

SMSKate: Es idea de mi esposa, Alex; no voy a decirle que no, además ya estaba programado el almuerzo.

SMSAlex: No estoy diciendo nada, simplemente hago un comentario muy normal. Me alegra que tú esposa sea una mujer muy abnegada contigo, al menos demuestra que te ama - Respondió dejando el móvil a un lado sobre la mesa, de la misma manera en que apartó el plato donde apenas había probado dos bocados del almuerzo. Tantas mujeres en el mundo y ella tenía que comenzar a fijarse en una que estaba casada, le llevaba diez años y para completar, estaba a miles de kilómetros de distancia.

Kate también dejó el móvil sobre su mesa mientras negaba con la cabeza y una sonrisa de oreja a oreja. Definitivamente, aquella chica estaba muriéndose de los celos por ella y lo más cumbre de todo, es que le encantaba aquella sensación.

Terminando de teclear la última palabra en su portátil, guardó el documento que estaba redactando en aquel entonces haciendo pasar a la persona que tocaba la puerta de su despacho.

- Hola, ya estás lista?- Preguntó la rubia mujer delante de la puerta, sosteniendo su cartera de lado, detallando a su castaña esposa aún con la misma sonrisa que desde la mañana no había quitado de su rostro.

- Si Gina, ya estoy lista. Déjame terminar de ordenar esto y estoy contigo - Dijo. Gina asintió y salió dejándola a solas nuevamente. Volvió a su móvil y decidió escribir algo más.

SMSKate: Bien, han venido a por mí, así que ya me voy almorzar. Espero que tengas buen provecho, hermosa. Un beso - Lo envió y decidió esperar la estocada final que sabía iba a recibir. Chequeó de nuevo hacia la puerta, pero el corredor estaba sólo cuando timbró de nuevo su móvil. Leyó con cuidado y una carcajada no tan sonora pero si llena de alegría, salió desde sus pulmones, tomando su chaqueta y las llaves del coche, cerrando tras de si la puerta de su despacho.

SMSAlex: Espero que te atragantes con el pastel de cumpleaños...


A muy a pesar del clima, hacía un esplendido día para disfrutar de una reservación al aire libre en uno de los más prestigiosos restaurantes de New York. En la mesa, ya esperaba su suegra y uno de sus cuñados, al menos no era el más atorrante de los dos. Ambos, al verla aparecer con su esposa, se levantaron de la mesa para darles la bienvenida.

- Feliz cumpleaños cuñada - Dijo en primer lugar el chico, recibiéndola con un abrazo un tanto fingido.

- Gracias - Respondió secamente Kate con una sonrisa casi obligada sobre su rostro. Gina saludó a su madre y se sentó. La mujer se levantó seguidamente que su hijo se sentó para felicitar esta vez a la castaña, quien le devolvió el abrazo de la misma manera en que le había respondido a su cuñado.

Una vez sentados a la mesa, un mesero se acercó a ellos para tomar sus órdenes. Kate estaba con la mirada perdida sobre algún punto lejano en el horizonte. A decir verdad, no quería despreciar a su esposa, y tenía esta vez que hacer de nuevo un esfuerzo sobre humano para poder soportar a su familia política.

"Espero y te atragantes con el pastel" Aquella frase le asaltó su mente haciéndola sonreír, pasando desapercibida a los comensales a su alrededor ya que estos, en esos momentos, estaban también riendo de algo que sinceramente no había captado en aquel instante. Gina sólo se dedicaba a detallarla en silencio mientras comía de su plato. No había quitado su mirada de encima de esta ni un segundo desde que la vio despertar aquella mañana, sabía que algo o alguien estaban haciendo muy feliz a Kate y no era ella precisamente.

- Qué te ha parecido lo de Rowan, Kate? - Preguntó su suegra sacándola de sus cavilaciones donde placenteramente se encontraba desde hacía rato.

- Pues, no me asombra tampoco para decir verdad. La mayoría de los corruptos termináis como él, hundidos – Su suegra le dirigió una mirada a su hija mientras ésta, muy sutilmente le hacía señas a Kate para que no le inyectara tanta sinceridad a sus comentarios. Al fin y al cabo, aquel ministro, venía siendo familia de su madre y ésta lamentaba todo lo que estaba pasando, así fuera cierto todo aquel quilombo político que ya estaba desatado en el país.

La conversación se hacía más tediosa para la castaña. Hablar de política y ver a su cuñado dirigirle sonrisas lascivas y falsas, le estaba sacando un poco de quicio.

- Permiso, voy al tocador un segundo - Se disculpó unos instantes, caminando hacia la puerta que fácilmente distinguía el de Damas por el de Caballeros. Entró y se encerró en uno de los toilettes individuales. Sacó su móvil y comenzó a escribir rápidamente, no quería ser sorprendida por nadie, mucho menos por su esposa.

SMSKate: Hola hermosa cómo estás? - Lo envió con la esperanza de que Alex lo leyera pronto. Quiso saber si aún la pelirroja se encontraba menos enojada con ella. Al ver que la chica no respondía, a pesar que solo había pasado un minuto, decidió salir del cubículo y refrescarse un poco para retocarse de nuevo. Deseaba con todas sus ansias que el tiempo pasara de prisa.

SMSAlex: Hola, cómo estás? Qué tal el almuerzo?

SMSKate: Ha estado bastante aburrido. Mi suegra se ha enfocado en hablar de Rowan y toda su comitiva. No parece un cumpleaños, parece un mitin político.

SMSAlex: Juro por Dios que no sé de quién estáis hablando en esa mesa. Es un cantante de música? – Kate leyó el mensaje y no tuvo otra opción que morir de risa. Alex tenía que leer más seguido la prensa.

SMSKate: Alex, Rowan es un famoso político y lo que menos tiene que ver es con la música, pero no voy aburrirte tampoco. Qué estás haciendo?

SMSAlex: Puff!!! No estoy pendiente de esas cosas Kate, y estoy en la oficina aún, con algo de trabajo y ganas de irme a casa. Si estás tan aburrida, porque no finges un fuerte dolor de cabeza y comienzas a gritar que eres una caníbal por todo el restaurant? Así te mirarán extraño y saldrás de allí en camisa de fuerzas. Al menos en el loquero no te aburrirías tanto.

SMSKate: Jajaja! Primero antes que nada, si fuera caníbal, evitaría comerme a americano, somos demasiado amargados y segundo, tengo en mente a quien comerme primero.

SMSAlex: Por mí, me gustaría que fueras caníbal 100% - Terminó de escribir para sentarse a girar de nuevo sobre la silla de su oficina, alistándose y esperando que terminaran de pasar los pocos minutos que quedaban para largarse una buena vez a buscar a su novia y tomarse algunas copas y terminar un poco aburrida en casa sabiendo que su "amiga" Kate, seguramente iba a celebrar con bombos y platillos, su cumpleaños.

Y así lo hizo, apenas llegó a su apartamento donde encontró todo a oscuras. Vacío, sólo, sin nadie que la esperara para al menos, ofrecerle un abrazo caluroso de bienvenida... El reloj marcaba las 21:45 pm cuando ya se encontraba en casa. Había llegado temprano después de haber tenido una velada estupenda con Jenny. Tenía tiempo que no iba al cine, a pesar de que ella solo quería pasar por unas copas y relajarse un rato. Llevar una relación donde tenía que cumplir con todos los requisitos y papeles fundamentales de una buena novia, le estaba costando trabajo, aunque no era nada difícil para ella complacer los gustos de una mujer.
Sacó sus zapatos, dirigiéndose al bar donde se sirvió un poco de vino en una copa ancha y se sentó en el sofá, encendiendo el estéreo con el control remoto, haciendo sonar una música suave para por fin, darse el lujo, de drenar todo el cansancio que le había producido aquel pesado día. Cerró los ojos. Bebía del licor sin abrirlos. Necesitaba sentirse así durante unos minutos y dejar que su mente, la llevara lejos, donde no la perturbara ni el más mínimo de los pensamientos negativos que a veces solían rondarle su cabecita.

A lo lejos y después de haberse percatado que se había quedado dormida, en el sofá, se levantó buscando el sonido que la había despertado. Era su móvil que repicaba dentro de su cartera. Levantándose con pesar, llegó hasta él y lo contestó con algo de pesadez.

- Hola?

- Alex... Soy yo, Kate. Disculpa si te interrumpo...

- Kate, qué sucede? - Preguntó preocupada la pelirroja al sentir la tristeza en la voz suave de la castaña.

- Todo esto, este cumpleaños... mi hermana - Respondió con la voz entre cortada.

- Tú hermana? A ver Kate, qué pasó con tú hermana? - Se interesó Alexis, caminando de nuevo hacia el sofá y sentándose mientras verificaba que la copa había quedado vacía sin recordar hace ya cuanto tiempo.

- Bien... Ella y yo, hace mucho tiempo que estamos distanciadas y obviamente por ser gemelas, cumplimos el mismo día.

- No te ha felicitado acaso? Es eso Kate, la razón por la qué estás así? - Cuestionó Alex levantándose por otro trago. Necesitaba sentir ese sabor amargo y dulce en su garganta.

- Ella... me ha enviado un correo. Una carta donde me dice muchas cosas. Acabo de leerla y en lo que va de día, no la he llamado, ni pienso hacerlo. Me dejó sola en el momento en que más la necesité porque siempre estuve allí para ella y ahora, cree que con palabras de amor y perdón, olvidaré todo de la noche a la mañana. No pienso escribirle - Kate se escuchaba del otro lado de la línea, un poco alterada, triste, confusa.

- A ver... Creo que estás un poco alterada y aunque no sé lo que te haya escrito tu hermana, pienso que deberías dejar muchas cosas en el pasado. Es tú hermana. Hoy es su cumpleaños también, deberías dejar el rencor y...

- ...no pienso hacerle una llamada, Alex. Si no tienes problema, me gustaría enviarte esa carta y que la leas y me des tu opinión. Ya la he leído como 20 veces y no me nace al menos escribirle un: "Felicidades" - Alex bebió de un solo sorbo el trago que se hallaba en la copa y una lágrima salió de su rostro. Tal vez ya era el momento de decir muchas cosas.

- Está bien, no tengo problema en que me la envíes, solo si me prometes, Kate, que después que lea y te de la opinión de esa carta, sepas apreciar muchas cosas que tienes en la vida - Concluyó Alexis mientras la castaña del otro lado colgaba la llamada.

Volvió nuevamente al bar donde ya había pasado dos veces y llenado su copa. Esta vez, tomó la botella de vino y se dirigió hacia su portátil a esperar aquello que Kate iba a enviarle. Bebía sorbos grandes, haciendo de la espera algo agradable y a la vez melancólico. Cuando por fin, el indicador del correo le mostró que tenía un nuevo mensaje en su bandeja de entrada, colocó la botella a un lado y decidió concentrarse en lo que a continuación, iba a leer:

" Hola hermanita:

Primero antes que nada, quiero felicitarte por tu cumpleaños, que también es el mío. Es bastante extraño no? Como felicitarme yo misma. En fin. Sé que hace ya algunas semanas que no quieres saber nada de mí y que ni por una video llamada quieres verme. Sé que me he comportado de la peor manera contigo y que si te soy sincera, yo tampoco me hubiese hablado a mí misma, pero hace unos cuantos años descubrí, que llevo un gran peso en mis hombros que me está matando. Desde hace tres años para acá, Sebastián ha sido todo para mí, mí apoyo, mí todo. Le he contado mis peores secretos y solo me ha sonreído y besado mi frente y me ha dicho que me ama tanto que ya nada de eso importa, porque todo ha quedado en el pasado. Pero después de muchas terapias y charlas con Sebastián desde hace más de tres meses, pensé que estaba preparada para enfrentarte, y me di cuenta que no era así y que cuando llegaste a esa fiesta donde mis suegros, con toda tú arrogancia y encanto intacto, como si los años jamás hubiesen pasado por ti, me sentí menos de nuevo, me sentí invisible. Todos te adoraban y sumado a eso, mi propio esposo te idolatra tanto que no dejé de sentir celos hasta que vi marcharte por esa puerta y sentir mi efímera felicidad cada que te marchas. Sentí que esos tres meses de terapia, se fueron al caño en menos de 10 segundos y no dejo se sentirme inferior a ti.
Pero una vez más, allí estaba Sebastián apoyándome y solo me dijo que recordara que en mi vientre llevo una hija de él, si Kate, es una niña la que tendré y me pidió que me tranquilizara, pero de nuevo volví hacer terapia casi todos los días, hablaba con Sebastián y poco a poco fui cayendo en mi error. Cuando hace algunas semanas casi pierdo a mi bebe, me sentí muy mal porque no ha nacido aún y ya la adoro tanto, que no quisiera que sufriera jamás, así como sé que sufriste tú y por mi culpa. Que por ganarme la admiración de mis padres, de nuestros padres, te eché a un lado, te sacrifiqué y me aproveché de que tú debilidad era yo y que siempre harías todo para defenderme Kate, porque siempre supe que jamás permitirías que me hicieran daño. Hace una semana me llamó mamá, para qué? Pues, tú empresa recibió otra condecoración y todos lo sabían menos ellos. En ese momento respiré profundo y sutilmente los mandé a la mierda. Os hice saber que la "degenerada, puta y lesbiana" es mejor que yo, en todos los sentidos, porque al menos tú eres fiel a un solo sexo, yo lo soy a ambos... Si Kate, soy bisexual. Solo me acosté con una sola mujer pero lo soy.
Pero he cambiando un tanto, gracias a Sebastián y a sus dosis de cariño, a su madurez, he cambiado mucho. Y cuando el año pasado me enteré de tú accidente en la moto y que pensé ibas a morir, de verdad me sentí fatal, no sabía que hacer si desaparecías de este mundo Kate, porque aunque no lo creas, no soy nada sin ti, sin mi otra mitad. Confieso que no te quería cerca porque siempre te prefirieron a ti, pero esa vez tuve tanto miedo de que murieras que me la pasaba todos los días en la iglesia rezando para que nada te pasara. Luego, Gina me confirmó que ya estabas bien, luego, unos días después te llevaron a casa para que reposaras. Me sentía tan culpable de que tu vida haya tomado otro rumbo que en parte fue culpa mía y en otro es amor. No quiero redimirme, nada ya tiene arreglo, pero si puedo pedirte perdón. Sé que aún no estoy preparada para verte de nuevo y aunque seamos casi iguales por fuera, por dentro somos dos personas distintas y que siempre serás mejor persona que yo.
A veces quisiera estar allí para abrazarte, que sacaras todas esas lágrimas que dentro llevas y que no quieres sacar. Que detrás de esa fachada de chica respetable, con el cabello alborotado y de vestir elegante, está esa niña que jugaba conmigo en el barro, que le robaba la bici al vecino para sacarme a pasear en el asiento trasero debajo de la lluvia y que cuando papá me regañaba, siempre estabas allí para defenderme y yo te traicioné horrible solo por la imperiosa necesidad de que voltearan a verme, sin darme cuenta de que tanto te necesitaban, que me buscaban solo para conformarse por tú ausencia.
Te conozco tanto, tanto Kate, que sé que es lo que no te gusta y lo que si. Que idolatras a más no poder a los Star Wars y que después de ese accidente, al año tuviste que haberte comprado otra moto y la tienes escondida en algún lugar, que eres tan yankee que detestas las hamburguesas, que amas con locura la playstation y que adoras la lectura. Que amaste con locura y te traicionaron, pero a la final te casaste con ella. Esa es una pregunta que sé, algún día me responderás, por qué te casaste con Gina, a parte que es muy educada, sensual, sexy y hermosísima, pero algo bueno debe tener porque dejaste a un lado todos tus ligues, pero sé que eso no es una cualidad fundamental para ti en cuanto a una chica se refiere. Que deberías en particular estar con una mujer que le guste andar en bicicletas, que le guste subir a tu moto, le guste subirse a tu bicho volador ese llamado Vader, que coma perritos en la calle y que ame a los cosos esos de Star Wars, por amor a cristo Kate, eres bastante rara. Sé tanto de ti Kate, te adoro tanto que ojalá y algún día, me des la oportunidad de poder hablarte de nuevo, de abrazarte y que poco a poco me permitas estar cerca de ti. Sé que lo voy a lograr y pondré todo mi empeño para ganarme de nuevo tu confianza. Eres parte de mí y te necesito mucho Kate.

Recuerdo cuando a mí se me cayó el helado en la tierra y me diste el tuyo diciendo que no te gustaba. Era mentira, todo por no verme llorar Kate. Esas pequeñas cosas que siempre fueron grandes para mí. Todo esto lo digo de corazón hermana, déjame acercarme a ti para poder seguir siendo feliz.

Feliz cumpleaños!!
Katryn

PD: La primera vez que me agarró mamá besando a Eva, no era la primera vez que lo hacía. Me puse tu chaqueta y con ella besé a Karina, Mary Ann, aún no sé si era que la chaqueta era mágica  
A mi hija le pondré Ángela (Angie) por dos motivos, el primero es porque era nuestra amiga y nos quería mucho y segundo siempre supe que fue tu gran amor cuando éramos pequeñas, que se besaban cuando eran niñas y que la lloras y extrañas después de su muerte. Pero sé que a lo único que no le pusiste un nombre de los personajes de Star Wars, fue a tu yegua a la que nombraste Angie, en honor a ella.

Te amo".-



De los ojos grises de Alexis, brotaban sendas lágrimas una vez que finalizó de leer aquella carta. La tristeza la invadió, tomándola por sorpresa nuevamente, haciéndola recorrer nuevamente el pasado que trataba todavía de borrarse de la mente. La copa fue a estrellarse contra la pared, derramando todo el líquido tinto sobre la alfombra.

Secó sus lágrimas velozmente con la manga de su camisa sin impórtale haberla manchado con el rímel que llevaba sobre sus ojos. Fue a por su móvil, arrepintiéndose de hacer esa llamada que su repentina ira, querían hacer.

SMSAlexis: Espero que con lo que voy a enviarte a continuación, dejes que quejarte que tú hermana no te quiere y decidas enviarle al menos una felicitación de tu parte - Terminó de escribir y fue a la carpeta de imágenes seleccionando una al azar de una carpeta que guardaba con anhelo.

SMSKate: Espera.... no entiendo - Escribió ella mirando el móvil con extrañeza sin entender a que se refería Alexis en aquel momento.

La respuesta a su pregunta llegó de inmediato en forma de archivo multimedia, al abrirlo, encontró una foto muy hermosa. Eran dos chicas de tal vez 5 o 6 años. Ambas eran pelirrojas y muy pero muy parecidas. Tenían los ojos grises, aunque pudo reconocer a Alexis por la manera pícara como se reía pero no estaba muy segura. Recostándose de la silla de su estudio, colocó ambas manos sobre su boca, viendo aún la foto de dos tiernas gemelas idénticas.

SMSKate: Alex, no sabía que eras gemela también por Dios, sois idénticas y ambas lucís muy tiernas.

SMSAlexis: Allí mi cabello estaba algo despeinado, pero apartando eso, puedes reconocer quien soy yo? - Kate volvió a mirar la foto y decidió dar una dubitativa respuesta.

SMSKate: Creo que eres la de la derecha...

SMSAlexis: Exacto, la otra se llama Camila y hace 3 años que partió de este mundo dejándome sola.
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Mensaje por alba_caskett Sáb Nov 21, 2015 1:36 pm

Volvisteeeeeeee!!!!!! Casi me da algo la semana pasada cuando no actualizaste..... Me encanta!!!! Que maravilla de historia!!!!!

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Mensaje por Ruth Maria Sáb Nov 21, 2015 3:35 pm

Como es posible?? Las vueltas de la vida!! Alexis gemela al igual que kate!!
Sinceramente la relación entre hermanos gemelos no puede dejarse de lado, ellos son una sola persona a pesar de sus diferencias y tsrde o temprano deben de hablar para arreglar la situación!!

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Mensaje por psichobitch2 Sáb Dic 05, 2015 9:54 am

Sorry chicas, he estado un tanto ajetreada los últimos días, espero no se hayan fastidiado de esperarme... Os dejo un nuevo capítulo!




CAPÍTULO 13: UNA VUELTA EN EL PASADO, TE TRAERA DE REGRESO A LONG BEACH.





Apenas y faltaban 3 días para el cumpleaños de Alexis y desde hace días atrás, estaba planeando celebrarlo a todo dar… Daría una gran fiesta en casa de sus padres… Cumplirían 17 años las gemelas Castle y desde ya, la pelirroja, quería botar la casa por la ventana.

La mañana, en la preparatoria Lincoln, transcurría lo más lento y aburrida que podía considerar la chica de cabellos rojos… las clases de historia universal, jamás fue nada agradable para ella.
Tenía una mano apoyada sobre su mentón y el antebrazo sobre el pupitre…la pelirroja miraba distraída hacia la pizarra mientras su profesor impartía la clase muy entusiasmado… ¡Vaya que a él mismo si le gustaba lo que hacía! Alexis, verdaderamente estaba aburrida…

- Hey Alex - Llamó en susurro Lauren, que estaba sentada detrás de ella en la clase. La pelirroja volteó disimuladamente. Ya le habían llamado la atención dos veces y sólo porque su mente estaba quien sabe donde cuando le hicieron dos preguntas sobre el Parthenon.

- Qué quieres, Lau? - Cuestionó también en susurro.

- Qué tal si invitamos a David a tú fiesta de cumpleaños? Está bien guapo y no se cansa de lanzarme miradas - Dijo la joven rubia para mirar hacia donde se sentaba el rubio de cabellos rizados quien en ese momento, efectivamente no le quitaba la mirada de encima.

- No sé, es medio tonto y parece nerd, míralo bien Lau- Dijo también lanzándole una mirada sarcástica al chico que al verse asediado por los ojos penetrantes de Alexis, se acomodó en su puesto y decidió, por las buenas, seguir prestando atención a la aburrida clase - Ves? es un poco gilipollas.

- Es porque lo intimidas Alex, siempre es así. Lo asustas.

- Es un zopenco, pero si quieres llevarlo a la fiesta, hazlo... Por mí no hay problema, es tú problema...

- Pero tú vas a ir con esa chica rara... No habla y solo hace ruidos extraños...

- No seas tonta... Ella es especial y sordo muda y te digo de una vez, es mi amiga y de Camila, así que no quiero que le coloques adjetivos raros, entendiste? - Dijo con un tono bastante molesto hacia su amiga, llamando la atención de su profesor.

- Srta Castle, es la tercera vez que le llamo la atención en clases, si no le gusta puede marcharse, pero por favor, no siga interrumpiendo con sus conversaciones. Lo mismo va para usted Srta Smith, entendido?

Ambas chicas se acomodaron en sus puestos haciendo que prestaban más atención a la clase. Lauren, se sintió bastante tonta después del comentario que le había hecho a Alexis con respecto a su amiga “rara”. Sabía que era bastante especial para la pelirroja y que ésta sentía muchas cosas por aquella jovencita con discapacidad. Podía decir, que Alex había cambiado un poco cuando conoció a Elizabeth en la escuela.

A veces llegó a sentir muchos celos porque la pelirroja no era la misma con ella, se había alejado un poco solo por tratar de llamar la atención de la castaña chica que al parecer no se le pasaba nada mal con su mejor amiga. Y es que así era Alexis, la chica más popular y habladora de toda la secundaria, pero a la larga, Lauren aprendió a respetar ese espacio de la pelirroja y entendió que su amiga estaba perdidamente enamorada de aquella chiquilla que por su impedimento del habla, le estaba haciendo un bien.


La clase de historia universal pasaba y los alumnos estaban concentrados. Unos que otros hablabais, otros escribían, Alex dibujaba corazones en su cuaderno, Lau miraba a David y viceversa. La mañana en la secundaria Lincoln, era de lo más normal.


- Buenos días Prof. Graham, puede venir un momento? - Se anunció delante de la puerta, un hombre de unos 40 años, bastante pelirrojo, con una barba espesa y ojos grises.

- Buenos días Director Eugene, en un momento estoy con usted - Dijo el profesor dejando el material sobre el escritorio y dirigiéndose a los alumnos - Busquéis en la página 67 de vuestros libros y leáis, que en la próxima hora, os haré una pequeña prueba chicos - Terminó de dirigirse a los alumnos que comenzaban a protestar en susurros mientras éste salía de la clase. Lau aprovechó el momento para levantarse y sentarse sobre el pupitre de la pelirroja como siempre lo hacía, mientras veía que ésta, dibujaba tonteras en su cuaderno sin el mínimo intento de acatar la orden del profesor.

- Alex, no vas a leer lo que nos mandó el profesor?

- No! - Dijo tajante sin alzar la vista de lo que hacía en ese momento.

- Vamos Alex, perdóname por favor. No quise hacerlo con mala intención. No quise llamar así a tu novia.

- No es mi novia - Volvió a contestar Alexis dibujando cualquier cosa en el cuaderno.

- Pero, te gusta mucho verdad? Sé como la miras y es una chica muy linda, a veces no sé como haces para comunicarte con ella - Dijo rayando también el cuaderno de la pelirroja.

Alexis, en ese momento dio un salto en el asiento, cayéndosele el lápiz de las manos, llevándose las mismas al corazón. Respiraba agitadamente y Lauren, inmediatamente la tomó por los hombros - Hey! Alex, qué te pasa? Estás bien?

- Sentí... sentí como un corrientazo recorría toda mi espina dorsal... pero... ya pasó - Dijo un poco más calmada.

- Segura? - Quiso confirmar la rubia preocupadamente.

- Si, fue un escalofrío horrible, tal vez sea porque estás muy cerca de mí - Ocurrentemente respondió haciendo que Lauren le diera un pequeño golpe en su brazo por el chiste. La puerta del salón se abrió en ese momento nuevamente, y la rubia corrió hasta su puesto de nuevo haciendo que el salón cayera en un sepulcral silencio.

- Srta Castle, por favor diríjase al despacho del director Eugene - Dijo el Profesor aún de pie junto a la puerta, esperando que Alexis se levantara. La pelirroja, miró a Lauren, y ésta se alzó de hombros. Los demás compañeros solo murmuraban cosas, sabiendo en los problemas que solía meterse la pelirroja a diario.

- Qué hice? - Preguntó Alexis inocentemente mientras el Profesor la miraba con pena a los ojos.

- No hizo nada joven, al menos esta vez - Alexis salió del salón algo extrañada. Sabía que no había hecho nada malo hasta esa hora de la mañana así que, fingiría demencia y negaría todo, al entrar en la oficina del director.

Quedó más extrañada aún al ver a Bobby, uno de los escoltas de su padre, aguardando afuera de la oficina del director. Pasó por su lado, miró al inmenso hombre y este no dijo nada, solo le abrió la puerta dejándola pasar y encontrarse allí, sentado frente del Sr. Eugene, a su padre.

- Papá, qué haces acá.... qué pasó? - Preguntó mientras su mirada iba de la de su padre hacia la del director. Éste, solo le dio una palmada en su hombro y salió, dejándolos solos. Rick, se dio la vuelta. Llevaba sus ojos un poco rojos por haber sollozado un tanto.

- A ver Alexis... es....- Richard hablaba entre cortado mientras su hija solo le miraba confundida - ... Es Camila.

- Qué le pasó a Camila? dime papá - Exclamó Alexis abriendo grande los ojos. Sabía que aquel escalofrío que sintió dentro del salón de clases, era por algo malo.

- Acaba de tener un accidente y la tienen internada en la clínica... tú mamá se encuentra en estos momentos con ella. Alexis...

- No papá... no me digas esto... Papá, Camila no puede irse así... no!!!! - Gritó lanzándose literalmente sobre los brazos de su padre quien la consolaba amargamente.

En el coche, Alexis no decía ni una sola palabra. Bobby manejaba, aunque con cautela lo hacía a una velocidad considerable para llegar lo más rápido posible. Richard, iba al lado de su hija y aunque ésta estuviera viendo por la ventana para así distraerse un poco, sabía que por dentro estaba totalmente destrozada. Los ojos de su hija estaban completamente devastados por lo mucho que había llorado en el trayecto. Rick estaba consciente que el accidente había sido muy aparatoso y que su otra hija, tenía pocas esperanzas de vida tal y como se lo había hecho saber Meredith, quien se hallaba en la clínica en aquel momento con las lágrimas recién en su mirada que le dedicaba a la nada, sentada en aquella fría sala de espera.

Al voltear hacia la puerta de la salita donde tenía más de dos horas sentada a la espera de algún acontecimiento, Alexis aún conservando el uniforme de la preparatoria, venía corriendo lo más que podían sus piernas mientras su esposo quedaba atrás, secando también el rastro de tristeza que de sus ojos brotaban.

- Mamá, dónde está Camila? - Preguntó con el llanto en su mirada mientras abrazaba a su madre. Ésta, le devolvió el gesto mientras se sentaba de nuevo en la silla que ocupaba hace algunos segundos. Abrazaba a Alexis de la cintura.

- La tienen en terapia intensiva, mi amor... No podemos verla aún.

- Yo quiero verla mamá, quiero estar con ella. Cam, no puede defenderse sola y esos médicos vais a maltratarla mamá, quiero verla!!! - Los gritos de Alexis se escuchaban por toda la sala. Richard llegó hasta ella y la abrazó por detrás para que se calmara un poco.

- Hija por favor, tienes que calmarte. Nos pueden sacar de acá si no tenemos calma...

- Tú papá tiene razón cariño. El médico quedó en avisarme, aún no sabemos nada, tienes que mantener la calma, tenemos que hacerlo - Continuó Meredith tratando de alivianar la pena que en aquel momento sentía su otra hija y con mucha razón. Su única hermana, su gemela, aquella chica frágil que cuidaba como el más preciado tesoro que el cielo le había dado, su hermanita, se encontraba en una cama fría de hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte.


A pesar de que siempre Alexis fue una chica bastante elocuente y perspicaz en todo, su hermana no. La pequeña Camila había nacido con un pequeño retraso, haciéndola ser un tanto distraída y lenta para las cosas. Su hermana, Alexis, la cuidaba y protegía de todos, hasta de ella misma. A veces, sus propios padres la regañaban tanto para que dejara de presumir delante de Camila y aprendiera a tratarla más humanamente… cosa que alcanzó hacer mientras iba creciendo, mientras notaba que cada vez su hermana estaba más alejada de la realidad. Ahora, su otra mitad estaba allí, en una cama de una clínica, peleando entre la vida y la muerte, anhelando poder ver una vez más a su traviesa hermana solo...para decirle adiós.

- Familiares de la joven Camila Castle? - Cuestionó el galeno al llegar a la sala de espera. La pelirroja de inmediato se puso de pie, seguida de Meredith, que de inmediato se colocó frente al doctor.

- Somos nosotros Dr. Gilman, dígame, cómo está mi hija?- Una lágrima salía de los ojos de la mujer, mientras colocaba sus manos sobre los hombros de su esposo.

- Sra. Castle, su hija recibió un fuerte golpe en la cabeza y tiene fractura craneal.... A parte, una costilla traspasó su pulmón izquierdo y se le dificulta la respiración, la hemos conectado a un respirador para que la ayude en el proceso. También tuvo un desgarramiento del bazo y otros órganos... Perdió mucha sangre señora...

- Podemos verla? - Preguntó Alexis al borde del llanto. El doctor le dirigió una lastimosa mirada a la pelirroja y luego a Richard quien asintió para que dejaran pasar a Alexis al menos un segundo a la sala de terapia intensiva.

- Claro, solo una persona por minuto. Supongo que tú eres su hermana, sois idénticas - Le regaló una sonrisa a Alexis, quien bajo la cabeza - Pero si quieres ser la primera, entonces, te llevaré para que puedas verla. Tendrás que colocarte un traje especial para que puedas entrar.

- Puedo ir yo primero mamá?

- Claro que si hija, al salir iré yo y luego tú padre. Anda.


El pasillo hacia la habitación de intensivos, se le hizo bastante largo a la chica quien a pesar de que caminaba con pasos rápidos, se le dificultaba apenas por el traje que llevaba a cuestas. Una enfermera iba a su lado, guiándole el camino. Al llegar, pudo divisar el cuarto. El 220, allí yacía Camila Castle conectada a varios aparatos que le parecieron lo más devastador a la pelirroja, apenas pisó la misma.

- Tiene un minuto señorita, esperaré afuera - Anunció la enfermera cerrando la puerta sosegadamente. Alexis caminó pausadamente, como si tuviera miedo alguno de hacerle daño a su hermana. La veía tan frágil postrada en aquella cama, conectada a tantos aparatos. Una lágrima rodó por su mejilla derecha mojando su tapa bocas.

Al llegar a su lado, se quedó un rato contemplándola. Su rostro estaba demacrado aunque seguía siendo hermosa, una pelirroja muy hermosa. Miró hacia la puerta, pero la enfermera no se veía por ningún lado desde la ventanilla que separaba lo externo con aquel cuarto. Sacó su guante derecho y con su mano descubierta, apretó la mano derecha de Camila. El llanto comenzaba a fluir cada vez más rápido, haciéndole un nudo en su garganta.

Camila, al sentir la tibieza sobre su fría mano, abrió pesadamente los ojos. Llevaba una gran venda sobre su cabeza a lo que Alexis supuso que su cabellera, había dejado de existir cuando la llevaron a cirugía.

- Sabes qué Cam? Vas a salir de todo esto y voy a cuidarte mucho, mucho porque te amo - Dijo Alexis. Camila sonrió débilmente mientras cerraba de nuevo sus ojos, alcanzando a susurrar algunas palabras que Alexis hasta ahorita recuerda con todo su corazón.

- Siempre voy a estar contigo hermanita - Dijo la chica cerrando por completo sus ojos.

Se había finalizado aquel minuto que Alexis quiso que pasara lo más lento posible. La misma enfermera entró anunciándole que debía salir. La pelirroja soltó la mano de su hermana y se dejó guiar por la chica hasta la salida.

Al sacarse el traje especial, corrió por el pasillo del hospital hasta divisar a su padre, quien se encontraba sentado abrazando a su esposa que no dejaba de llorar. Al percatarse ambos de la carrera con la cual venía, éste sé levantó para recibirla en brazos. La pelirroja se abrazó a la cintura de su héroe, su padre, y lloró desconsoladamente sintiendo desvanecer su alma.

La pequeña familia, conformada en ese momento por tres personas, ya habían ido a ver a Camila, quien estaba luchando en ese momento con todas sus fuerzas para salir de todo aquello. A pesar de haber tenido siempre la realidad muy lejana de su mente, le gustaba escribir mucho, le fascinaba leer tal cual como su madre le había enseñado amar la lectura desde muy chica pero sobre todo, adoraba escuchar a Alex tocar el piano. Podía pasar horas y horas embelesada escuchando a su hermana quien la deleitaba con grandes tonadas, entre sus favoritas estaba "Claro de Luna". Alexis cada que podía, se la tocaba hasta que veía que plácidamente se quedaba dormida en cualquier lugar de la casa, luego, la pelirroja llamaba a su padre quien felizmente disfrutaba de aquella escena tan tierna y entre sus brazos la acogía llevándola a la habitación donde descansaba después de una jornada muy agitada de juegos.

Exactamente había transcurrido una hora, cuando Alexis se levantó de la hilera de sillas donde se encontraba, llevándose de nuevo la mano al pecho. Esta vez, la respiración le faltaba y la opresión que sentía en su pecho era cada vez más fuerte. Richard, al percatarse de lo que estaba sucediéndole a su hija, corrió de inmediato y la alzó en brazos. Meredith también corrió por ayuda, al ver a su hija casi asfixiada en los brazos de su esposo.

- Pa..pá! Camila... Cam se...fue papá! Ayúdala por...favor - Las palabras de la boca de la pelirroja salían con bastante trabajo. Rick al percatarse que su hija estaba pasando por una crisis respiratoria, corrió con ella en brazos hacia emergencias encontrándose y tropezándose con su esposa en el camino quien traía ayuda con ella.

Una enfermera rápidamente colocaba en una camilla a la pelirroja llevándosela para asistirla. Rick y Meredith estaban devastados al ver también el estado anímico de su otra hija. Al parecer todas las desgracias estaban cayendo una tras otra para la familia Castle en aquel entonces… abrazado a su esposa, veía correr a varios doctores y enfermeras a la habitación 220, con sendas lágrimas sobre sus ojos.

Ese día, Alexis sintió como su hermana partía al cielo, agradeciendo en el fondo el haberse podido despedir de ella, sin olvidar aquella promesa que en vida Camila Castle, de apenas 16 años de edad, a solo tres días para su cumpleaños, le había hecho a su hermana, la que cuidó de ella y la protegió de todos los malos que en algún momento, quisieron dañarle su inocencia.


Aquella mañana, fría y lluviosa de Noviembre, Alexis lloraba sobre la tumba de aquel ángel que hacía tres años, había partido de su lado, teniendo la certeza que en algún lugar donde estuviera, se encontraba cuidándola y protegiéndola así como ella en vida lo hiciera durante 16 largos y especiales años.

Una rosa blanca, descansaba sobre la tumba donde fácilmente podía leerse la inscripción:


CAMILA. S. CASTLE  1994 - 2010.

ADORADA HIJA Y HERMANA.
SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES.






Kate Beckett se encontraba inquieta en su oficina, no había podido dormir lo poco que lo hacía y el dolor de cabeza casi cobraba vida propia. Difícilmente se concentraba en lo que hacía en aquel momento, no tenía cabeza para nada, todo era un completo desastre dentro de la misma, se sentía tan devastada por la vida.

La noche pasada había aprendido una lección muy grande de manos de una persona a la que apenas conocía. Se reprendía por ello sintiéndose tan ridiculizada.

Caminaba de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha por toda la oficina, siempre ocurría cuando no hallaba como comenzar las cosas, cuando no sabía como terminarlas tampoco. Se sentó de golpe sobre el sofá que había en la oficina y agarró sus sienes con sus dedos.

- Awww!!! Beckett, eres una imbécil - Dijo en voz alta sin percatarse que alguien la había escuchado desde la puerta.

- A ver Kate, por qué insistes en decirle al mundo a los cuatro vientos tú mayor defecto? - Preguntó Lannie a manera de broma cerrando la puerta detrás de ella mientras en sus manos descansaba una bolsa de frituras a medio servir.

- No seas.... Lannie, no estoy para tú horripilante sentido del humor por favor -  terminó poniéndose de pie para luego sentarse nuevamente, esta vez, detrás de su escritorio. La morena la veía con una ceja levantada, llevándose a la boca un buen trozo de una patata chips.

- A ver, que hiciste ayer en tu cumpleaños... Peleaste con la serpiente venenosa de tu mujer ó acaso no te dio tu regalito de cumpleaños sexual?

- Por favor Lan, tú humor, tú humor.... Por qué no dejas de decir gilipolleces algún día en tú vida? - Dijo transcribiendo algo en la portátil. Lannie se sentó al frente de ella, ofreciéndole de la bolsa de frituras. Kate amablemente negó con la cabeza.

- Entonces, si no fue la amargada de tú mujer, supongo que fue la amargada de tú hermana que te echó a perder el cumpleaños, no es así? - Dijo. Kate dejó lo que estaba haciendo en ese instante y se recostó por completo en la silla, cruzando sus brazos sobre su vientre y mirando fijamente a su amiga a los ojos.

- Sabes? Solía quejarme muchas veces de lo que era mí vida y de lo que aún es. Vivía inconscientemente un trauma por como me había tocado vivir parte de mí vida, de mí adolescencia, pensaba que tenía el problema más grande del mundo y jamás pensé que la vida me estaba dando una lección y que todo tiene un porqué...

- A ver Kate, a qué se debe tú ataque de filosofía? Eres abogada no poeta... Qué pasó?

- Lannie, es que tengo que apreciar las cosas por lo que son y por el tiempo en que tenéis que pasar. Permites que te cuente algo? - Dijo poniéndose de pie, parándose en el gran ventanal donde la ciudad de New York la resguardaba. Su mejor amiga, solo podía mirarle la espalda, y dejando a un lado lo que se estaba comiendo, llegó hasta donde la castaña se encontraba, colocándole su mano amiga sobre la misma.

- Kate, aquí voy a estar siempre cuando me necesites, dime que pasó...

- Pasó que... Katryn me ha enviado una carta por nuestro cumpleaños abriéndome los ojos en muchas cosas, aclarándome otras. Nunca había apreciado la vida como tal después de lo que anoche leí y... - Se interrumpió ella misma para mirar fijamente a Lannie que la escuchaba con atención.

- Kate, permíteme decirte algo con toda la confianza que ambas nos tenemos desde hace mucho tiempo. Te conozco desde hace más de 15 años y sé que estás así por algo más. No es Katryn, porque aunque sea tú hermana y todo lo que te haya hecho en algún momento de vuestras vidas, la has perdonado siempre, amas demasiado a esa mujer como para que no te duela todas las cosas que te haya hecho pasar - Pausó y esta vez se puso a la par de Kate. Ambas ahora miraban hacia la ciudad - Sé que tampoco estás así por Gina, ella es demasiado inteligente como para hacerte cabrear en alguna parte de tú vida, no es tonta para perderte así de fácil. Puedo hacerte una pregunta? - Kate permanecía con la mirada sobre la fría ciudad, comenzaba a nevar apenas. Suspiró profundamente, botando el aire con fuerzas. Conocía demasiado a Lannie.

- Dime...

- Es rubia o morena? - Kate cerró los ojos y una sonrisa de lado, se dibujó en sus labios. Para su morena amiga, esta acción pasó desapercibida.

- Pelirroja - Respondió la castaña.

- Edad?

- 26 años - Volvió a contestar. Lannie asintió con una sonrisa y volvió hasta el escritorio tomando de nuevo la bolsa de frituras que anteriormente había dejado allí y caminó hacia la puerta.

- Solo sé feliz Kate, porque al fin comienzas a serlo.

- Lann... - Llamó Lena haciendo que la morena frenara su andar. Ésta, se giró a verla - Necesito que me ayudes a volver a Long Beach, mañana mismo.
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Mensaje por alba_caskett Sáb Dic 05, 2015 11:50 am

Ay, ay, ay... Vas a matarme...la semana pasada no actualizas y me dejas en lo mas interesante??? Espero que puedas actualizar la próxima semana...
Me gusta mucjo muchísimo

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Mensaje por alba_caskett Sáb Ene 09, 2016 8:46 am

espero que no te olvidaras de mi, que llevas mas de un mes sin actualizar, porfaaaaaaaaaa sigueeeeeeeeeee

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