CONCURSO - suero de la verdad (oneshot)

Primero de todo... concurso, si, si alguien no se ha enterado, que sepa que en los próximos días se encontrará con esa palabra por ahí rondando por todo Offtopic. Hay un concurso. Se votará dentro de unos días, no se. No votéis al azar y mirad lo de todos para que sea justo!
Lo segundo: estoy como una cabra, se me ocurrió este fic y lo escribí a principios de julio para el concurso. Eso significa que no había spoilers de ningún tipo (ni capitana, ni columpios..), pero como este fic no tiene nada de real, ya lo iréis entendiendo mientras lo leáis, no pasa nada en el apartado de ''estoy como una cabra entra también que, este fic un poco raro.. bastante, es fruto incondicional de mi locura botánica, no tomar en serio y disfrutar del espejismo Lo ''explica'' todo al final.
Tercero y más importante: Josh no está. Fus. Gone. Cortaron hace un mes. Lo atropelló un tranvía. Se lo comió una boa. Da lo mismo




Nunca imaginó que levantarse a las seis de la mañana, cuando apenas había podido dormir le haría tanta ilusión. Llevaba cuatro meses esperando a que llegara ese día, cuando por fin la mujer con la que aun mantenía una relación de dudosa clasificación, volvía al trabajo.

Richard Castle bajó las escaleras intentando disimular ante dos de las tres mujeres de su vida su sonrisa de felicidad.
- A… abuela, de verdad que me tengo que ir, Ashley me espera en.. por ahí – la pelirroja no tardó en huir hacia la puerta – Papa! Dale recuerdos a Beckett. Y… cuidado – añadió apuntando con la cabeza disimuladamente hacia Martha.
- Ajá! Primer día de trabajo. Kate debe estar ansiosa por volver, no?
- Si, la verdad es que…
- Y cuando alguien intenta seguir a otra persona con tanto ímpetu necesita mucha energía, no? – cortó Martha con mirada ilusionada.
- Qué pretendes, madre?
- Ajá! Te presento al Marthareitor 2011 – Sujetaba en la mano un vaso con un líquido verde de sospechosa densidad en él – energía para todo el día! He añadido un par de cosillas aparte de los ingredientes que ponía en Internet.
Y una vez más, ahí estaba su madre intentando que probara otra de sus bebidas energéticas, o eso creía él, que no prometían saber mucho mejor que la poción multijugos. Miró el vaso con repulsión; no se bebería esa cosa. – Felicidades, Madre –pensó con sarcasmo – en Hogwarts estarían orgullosos de ti.
- Ah, si? Y de qué está hecha? Azúcar, especias, y muchas cosas bonitas? Madre, nadie bebería eso.
- Tú lo harás. A menos que quieras que te vuelva a llevar a mi reunión de ex alumnos como un yogurín que solo me quiere por mi fama – Le guiñó un ojo – ya sabes a lo que me refiero.

Lo sabía. Se juró a si mismo hace diez años que no volvería a hacerse pasar como amante de su madre ante un puñado de gente con dentadura postiza, solo para que ésta no tuviera que admitir sus fracasos amorosos. Qué más da? – pensó- es solo una bebida energética.

Cuando vio salir a Rick por la puerta sonrió con malicia; todo había salido a pedir de boca. Si todo salía bien, su hijo estaría eternamente feliz y agradecido, ¿quién sabe?, tal vez lo suficiente como para volver a acompañarla a una de esas reuniones. Ahora solo tendría que ‘esperar, y dejar que la magia hiciera su efecto’ , como alguien le enseñó muchos años atrás, una experiencia que aun no había contado a nadie.



Cuando Beckett salió del ascensor, sus compañeros de homicidios y alguno más de otro departamento se acercaron a recibirla con los brazos abiertos.
Encaminándose a su mesa se encontró con una pancarta con un ‘bienvenida’ escrito con rotulador sobre una gran superficie de tippex que, sin éxito, intentaba tapar un ‘Felicidades! Es un niño!’. Soltó una carcajada, parece que se les habían acabado las pancartas este verano.

‘ Felicidades, es un niño’ de repente se le apareció en la mente una imagen de un bebé de ojos azules y… basta! Desechó la idea al segundo mientras se ruborizaba, sabía perfectamente de donde su cerebro había sacado esos ojos azules.

Se le escapó una sonrisa de ternura al recordar todo lo que había hecho por ella mientras estuvo convaleciente por el tiro.
Se acordó de cuando despertó gritando al revivir en una pesadilla la muerte del capitán; cuando lo primero que vio al abrir sus ojos fue a Castle sujetándola como a un bebé, cuando se suponía que hacía horas que debía estar en su casa. Era la norma que había establecido tanto a sus amigos como a su padre: dormiría siempre sola. Pero él estaba ahí, secándole las lágrimas mientras le cantaba casi en susurros ‘Dream a little dream of me’ para que se volviera a dormir.
Esto al principio la avergonzaba: que la viera dormir, llorar, sentirse minúscula al ser incapaz de procesar todo lo que había ocurrido esas últimas semanas; pero un día se sorprendió a si misma al pedirle que no se fuera hasta que ella no se hubiese dormido.
Incluso Jim Beckett se había acostumbrado a verlo casi cada día ayudando a su hija a distraer su curioso cerebro cuando ella estaba limitada a las cuatro esquinas de su cama y se aburría con pasmosa facilidad: le leía sus libros, veía con ella sus DVD’s de musicales, series y películas favoritas, e incluso le había traído varios videojuegos sobre resolución de asesinatos para que ella se sintiera menos inútil en su estado.




Al abrirse la puerta del ascensor, Castle se sintió como si acabara de llegar a casa después de unas largas vacaciones. Todo le resultaba familiar, desde el constante sonido de los teléfonos hasta cada una de las voces que se oían en la planta. Como esperaba, Beckett ya estaba en su mesa, enseguida levantó la cabeza y le sonrió al verle con dos cafés en la mano.
- Yo! Castle! – Esposito le cortó el paso antes de que él pudiera seguir avanzando hacia su mesa favorita – Listo para volver? Escucha, no te lo pensaba decir pero Ryan y yo nos cargamos la máquina de café que nos trajiste, esperábamos que no te enfadaras y compraras otra nueva. No te importa, verdad? – En ese momento Esposito calló preguntándose por qué le había contado lo que se suponía que era un secreto, por qué en cuanto vio a Castle solo le salió decirle la verdad. Se disculpó con la excusa de que tenía papeleo y se fue para no volver a decirle nada más.

Antes de que pudiese reaccionar, fue Ryan el que se acercó.
- Eh tío! Menos mal que te has puesto a dieta, te estaban saliendo michelines preocupantes – dijo Ryan sin poder contener la verborrea – Beckett ya no tendrá excusa para resistirse – se alejó riendo.
Castle se volvió a dirigir al escritorio de Beckett, a paso lento, mientras su cabeza intentaba procesar a qué venían ambos recibimientos; no esperaba un cartel de bienvenida y se alegró de no haberlo hecho en cuanto vio el de Beckett, pero ‘ Hola Castle, a este paso te ibas a hundir en la piscina’? ¿En serio?
- Castle! –Era Kate, se le veían los ojos llenos de energía – No sabes cuanto me alegro de que me sigas trayendo el café. Por cierto, te he comprado una silla nueva y más cómoda, pensaba decirte que habían sido los de personal y que yo no tenía nada que ver, pero…
- Detective Beckett! – La cortó una voz desconocida – y… tu. Vengan a mi despacho un momento.



El despacho del capitán estaba igual que cuatro meses atrás, con la excepción de que ya no se veía ninguna foto de la mujer o las hijas de Roy; además, el cartel de ‘Cap. Montgomery’ había sido sustituido por el de ‘Cap. Van Alen’. Una mirada de tristeza recorrió el rostro de una Beckett que aun seguía preguntándose por qué había sido tan sincera con Castle apenas un minuto antes.
La mujer era extraña, pensó Castle, una señora de unos cincuenta, el pelo corto tintado rojo fuego con una mecha verde; llevaba gafitas de media luna, y esperó que toda esa energía que parecía derrochar en cada movimiento se debiera a un exceso de café que dejaría a Beckett en el puesto de ‘bebedora ocasional’ – Esto va a ser divertido.

- Vayamos sin rodeos – comenzó la mujer – como ya les habrán informado todos esos compañeros que están mirando disimuladamente por la ventana creyendo que no les veo, mi nombre es Franziska Van Alen, soy alemana y fui criada con disciplina; eso es lo que espero de mis detectives – soltó sin apenas respirar.
- Detective Beckett – prosiguió – dicen que es una de las mejores detectives de la ciudad, me alegro mucho, siga así y le compraré un caramelo en Navidad – al decir esto, Castle descartó la teoría del café y empezó a formar una nueva sobre alienígenas que se alimentaban de sustancia gris – pero también corre cierto rumor de que tiene por costumbre desobedecer órdenes. Siento mucho lo de su madre, pero espero que comprenda que no toleraré esa actitud, entendido? – Beckett asintió, al fin y al cabo la mujer tenía razón.
- De acuerdo. Segundo punto. Usted – señaló con la cabeza a Castle – Firmó un acuerdo por el cual si le ocurría algo no sería responsabilidad de la policía de Nueva York, ayuda en los casos, trae máquinas de café y todo esto sin cobrar. No tengo ningún problema con que se quede, es más, me gustará mirarle el trasero de vez en cuando, soy una mujer muy liberal – afirmó con rotundidad, sin apreciar la mirada asesina que se acababa de apoderar de la inspectora – Ya pueden irse. Pasen un buen día.
A la mierda con extraterrestres come-cerebros. Esta mujer es de una secta de violadoras en potencia – pensó Castle.
- Rick – le interrumpió Beckett – estás bien? Necesitas una manzanilla? - Mierda, otra vez esta sensación, el vómito de palabras… no lo digas Kate, no lo digas… - Que no te importe decirme que si, aunque siempre lo disimulo, cuando te veo así siempre me entran ganas de abrazarte como si fueras un oso de peluche, a ser posible cuando no lleves camiseta – No! Mierda! Que me pasa hoy? Tengo que huir. No. Mejor me hago la loca!
Cuando estuvo a punto de soltar una retahíla de ‘es broma’ y ‘deja de poner esa cara’ le sonó el móvil. Su primer asesinato en cuatro meses.



Era una casa grande, bonita; ese tipo de casas que se puede permitir alguien que seguro no defraudó a sus padres en cuanto a cuestión de trabajo.
Por el camino, Castle había tenido la poca decencia de estar pegado a su móvil buscando en una página web de hechicería algo que ella no había podido sonsacarle. Beckett se preguntó que sería tan interesante para hacerle exclamar sorprendido tantas veces.

- Ahora lo entiendo todo – susurró el mientras se dirigían a la puerta. – Hace que todo el mundo a tu alrededor di…
- Genial, de paso me podrías explicar a que se debe tanto apoyo moral hacia mi persona en un momento tan poco importante como éste – dijo con sarcasmo. ‘Maldita sea, es mi primer caso en cuatro meses!’
- ¿Poco importante? Beckett, si lo que pone aquí es cierto… - hizo una pausa, dándose cuenta de lo que podía significar – Beckett? Quien es tu escritor favorito?
- Tu.
- Te gusta leer fan fics?
- Todos los días, de hecho hay una página…
- Tengo los ojos más bonitos que has visto en tu vida?
- Si.
- Esto es genial! – Salió disparado hacia la casa. No recordó haber leído que las
personas de su entorno no fuesen a pegarle después de haber estado dispuestas a contar sus más oscuros secretos.

- Brian Roscoe, cincuenta años – comenzó Esposito – ha aparecido esta mañana descuartizado dentro de su propio piano de cola; su mujer lo encontró a mediodía, al ver que el piano estaba ‘desafinado’. El sistema de seguridad ha sido desactivado y la entrada trasera forzada. Ella dice que volvió a las tres de la madrugada de una fiesta, entró por la puerta delantera y fue directa a dormir, no vio nada.

En ese momento se comenzó a escuchar una estampida de tacones que bajaban por la escalera. Lanie debió desechar la idea de acabar de bajarla, porque saltó hacia Beckett y a punto estuvo de acabar el suelo con dos cadáveres más. Mientras ellas rompían todas las normas de formalidad en la escena del crimen y la detective se preparaba para sufrir un tercer grado sobre su estado de salud y ánimo; Castle y Esposito se dirigieron hacia el segundo piso, el primero con una pícara sonrisa.
Si todo sale bien – pensó Castle – esto acabará incluso antes de empezar.
Al final de las escaleras los esperaba Ryan.


- Así que ésta es la mujer.
Antes de comenzar a hablar con ella, dirigió la mirada al cadáver. Los técnicos habían cortado cada cuerda del piano ‘una pena’ pensó, ‘con la persona adecuada son capaces de crear verdaderos milagros’ , intentaban extraer los diminutos, y no tan diminutos fragmentos de Brian Roscoe. Recorrió el corto camino que le llevaba a la mujer pensando de qué forma podría incluir ese escenario en su próximo libro.
- Disculpe, soy el escritor Ri…
- No quiero que esto salga en la prensa, gracias – respondió la mujer furiosa.
- No me ha entendido –dijo molesto, y empezó a recalcar cada una de sus palabras – Soy el intrépido e inteligente Richard Castle. Trabajo con la policía. Seguramente habrá leído alguna de mis novelas.
- No leo, prefiero las películas
¡Ignorante!
- Helen Roscoe, ¿me equivoco? – decidió empezar a sacar la artillería pesada, fruto de su bastante desconocida nueva arma secreta – ¿es cierto que no estaba aquí cuando se produjo el crimen?
- Tío, ya la hemos interrogado nosotros – advirtió Ryan – no estaba aquí.
- No es cierto, inventé la coartada para que ustedes no supieran que estaba matando a mi marido – la habitación entera se sumió en un silencio sepulcral. Todos habían la habían visto agotar las reservas de pañuelos mientras lloraba desconsolada.
- Cómo lo hizo?
- No fue difícil. Me cargué el sistema de seguridad y la puerta trasera para despistarles; vine aquí, lo dejé inconsciente, lo… corté, y después de meterlo en el piano enterré la motosierra en el jardín de la vecina – dijo como si fuera lo más común en el día a día de un ser humano.
- Y ya está?
- No hombre, no. ¿La vecina? Nos llevamos fatal, había falsificado pruebas para que la pillaran a ella. Pensaba volar a Groenlandia en cuanto se pusieran a investigarla. Si tenía suerte y no me cogían, me quedaba con la herencia.
- Ah pues… - como dije, acabaríamos antes de empezar – muchas gracias por su sinceridad.
En cuanto los agentes se recompusieron de tan inesperada confesión, la esposaron y llevaron a comisaría; uno de ellos fue a avisar a la vecina de que tuviese cuidado con su jardín.


Beckett subió las escaleras después de la efusiva demostración de amistad de su amiga, en el mismo momento que pasaba una mujer escoltada por dos agentes, murmurando algo que ella misma había tenido el poco placer de de experimentar ese mismo día.
- Qué me he perdido? – preguntó a Castle, quien se acercaba a ella con sonrisa de suficiencia.
- Te gustaría que te lo contara mientras te acompaño a casa?
- Si! Digo… si! – Sin saber por qué, aquel día le resultaba imposible decirle que no a algo.




Ambos habían bajado del coche. Estaban frente al portal de Beckett; un pequeño patio rojizo con puertas de cristal que dejaban ver el interior, sobre ellos había una luz parpadeante de una bombilla que no tardaría mucho en apagarse para siempre.
Era ese incómodo momento donde dos personas que tienen todo por decirse, callan y deciden que lo más correcto es mantener una conversación inútil e irrelevante.

Castle se había dado cuenta en el trayecto que su habilidad, si podía llamarse así, había dejado de existir. Tenía la esperanza de aprovecharla al máximo, hablar con el corazón en la mano y esperar que ella le respondiese con la misma sinceridad, pero se había esfumado. Aun así se negaba a aceptar esa estúpida conversación que estaban manteniendo ¿a quién le importa que vaya a llover? , que acabaría con ella huyendo a casa para proteger su coraza.

- Kate – la llamó. No tenía tiempo para pensar en algo inteligente que decirle, pero simplemente no quería que se fuera. Ella lo miraba esperanzada, quería que él volviese a dar el primer paso una vez más; pero por su boca solo salían balbuceos – ¿cómo llevas la cicatriz? – soy un inútil con las palabras, debería haberme dedicado a otra cosa.

Rick, idiota… - Llevaba todo el verano esperando a que volviera a repetir esas dos palabras que siempre conseguían acelerar el corazón de cualquier chica. Necesitaba asegurarse de que no lo dijo en una exageración de sentimientos cuando pensaba que iba a morir. Sabía que actuaba como una cobarde, pero llevaba media vida sin mostrar sus sentimientos ante nadie; nunca le había supuesto mayor problema ya que esos sentimientos solían ser tan débiles que ni ella misma les daba importancia. Pero con él todo era diferente. ‘Eres tan azul’ – le había dicho al día siguiente de ser operada, bajo los efectos de la morfina. Recordó vagamente haberlo llamado ‘Ángel guardián de ojos azules’. ¿Vergonzoso? Si. ¿Verdad? También.

Entonces ella apoyó la cara en su cuello. Era algo a lo que Rick la había dejado acostumbrarse en verano, lo más cercano a un abrazo que se habían podido dar debido al recuerdo que había dejado la bala en su pecho.
- Gracias. Por estar ahí.
- Siempre.

Kate respondió a la que ya se había convertido en su palabra favorita, con un suave beso en la mejilla y una mirada llena de ternura.
Ambos sabían que no iban a obtener nada más de esa noche, sabían que aunque les hicieran falta miles de palabras, aquella noche no iban a encontrar ninguna.
La bombilla les dejó compartir una última mirada de complicidad antes de apagarse. Era hora de irse a casa.



Beckett dejó sus cosas tendidas en el sofá y fue directa a ponerse cómoda. Una camiseta blanca con el logo de Star Wars del triple tamaño de su cuerpo la esperaba, una vez más, doblada en su cama.
Eso le hizo recordar a la mañana siguiente de haberse quedado dormida en brazos del escritor; lo recordaba bien, había posado la mano sobre el logo, su corazón, antes de dejarse llevar por los brazos de Morfeo; y al despertar la había encontrado doblada con esmero sobre su cama. Se la puso por primera vez sin darse cuenta del ‘Always’ que había escrito Rick con rotulador permanente en la espalda, justo antes de cambiarla de dueño ‘Se que no es lo mismo, pero seré yo quien te acompañe y no Yoda’ . Un regalo del que no volvieron a hablar pero que significaba mucho para ambos.




Eran las tres de la madrugada y apenas había logrado escribir un par de frases coherentes. La falta de concentración, o mejor, el exceso de concentración en todo lo que no fuese escribir, le había llevado a llamar Kate a Nikki Heat, y a Rook lo llamaba ‘yo’ o ‘a mi’, cualquier determinante que le permitiera escribir desde su propia perspectiva.
Pero hacía un rato que no era solo por su concentración. Su madre debía estar hablando por teléfono ¿¡a las tres de la madrugada!?. La curiosidad y el insomnio pudieron con él, y entreabrió la puerta para escuchar la conversación.

- Al final no ocurrió como esperaba – decía Martha – creo que debería hacerle desayunar todo un mes Marthareitor 2011 … la poción, le puse nombre de bebida energética ¿cómo iba a dejar que lo supiera? … ya se que los ingredientes son difíciles de conseguir … ¡no puedo darle Veritaserum a la chica! No sería lo mismo y además es inspectora, tiene que echarse faroles de vez en cuando para cazar asesinos. El suero inverso de la verdad era perfecto para … ¿explotar la casa? ¡ yo nunca fui de aquellas que explotaban cosas haciendo pociones! … ah, Severus, siempre fuiste un buen profesor.

Rick Castle cerró la puerta de su habitación de trabajo. Se planteaba la posibilidad de despertar a su a veces demasiado inteligente hija para que le diera una explicación racional sobre aquella conversación telefónica. ¿Quién sabe? Igual solo ensayaba para un papel.

Y quizá, su mente le dejó vagar por la posibilidad de que fuera lo que pareciese.

Y quizá, y solo quizá, se plantearía volver a probar esa ¿poción? más adelante para poder besar a la chica. Para que la chica quisiese ser besada. Y aunque el no lo sabía todavía, pero pronto lo sabría, jamás le llegaría a hacer falta esa poción, porque la chica estaba más que dispuesta a ser besada.


FIN


Receta de la poción del libro de ‘Pociones Inversas’ que hay en mi estantería y de la que no puedo prometer ni su funcionamiento ni su simple existencia:
- 1 litro y 1 mililitro de agua del Océano Ártico.
- Circunvolución frontal superior del cerebro de Yoda.
- Pelo de supernena.
- Ala izquierda de palometa okupa.
- Una gota de laca de uñas verde fosforito.
- Partitura de piano mil veces tocada.
- Medio litro de sangre de sirena.
- Pluma de ala de hipogrifo.
- Caldero. O en su ausencia Termomix.

SUERO DE LA VERDAD es un titulo ME GUSTA MUCHOOOOOOO


me encanta tu historia


muchas gracias por escribir vales millones

"Josh no está. Fus. Gone. Cortaron hace un mes. Lo atropelló un tranvía. Se lo comió una boa. Da lo mismo"

Y éste fic demuestra que la locura es buena!! Qué guay está!! Una pena que no le haya durado más el efecto del Marthareitor!!!

"No puedo darle Veritaserum a la chica"

Y el:"Seré yo quien te acompañe, no Yoda"
Me encanta, me encanta!!!

Ese peaaaaazo de fic!!! Lo que me he reído con Beckett! pobrecilla, no sabía dónde meterse para no decirle la verdad a Castle!! Y como se aprovecha él cuando se da cuenta... ES GENIAL!! ¡¡¡Viva la locura botánica!!!

Muy buena historia Andy,muy loca,con eso del suero de la verdad y demas,en serio muy original,te felicito jeje

Genialísimo muy original y como siempre muy bien escrito, Felicidades Nancy

Muy original!! Es genial!!
Gracias por el fic!!
Me encantaría que lo continuaras!!

Está muy bien ^^. Me he divertido de lo lindo leyéndolo .

Podrías hacer un fic más largo que tratase más o menos de esto, ¿no te parece? Una continuación o quéséyo.

Felicidades por el fic! Te ha quedado genial,diferente y muy original,aunque no esperaba menos de ti


"El suero inverso de la verdad era perfecto para … ¿explotar la casa? ¡ yo nunca fui de aquellas que explotaban cosas haciendo pociones! … ah, Severus, siempre fuiste un buen profesor."

Me ha encantado el final,no me lo esperaba para nada.

TE DOY MIL APLAUSOS

¡¡¡Qué chula!!! Es muy original. ¡¡¡Me encanta!!! Pero me gustaría que la continuaras...

Netto10 escribió:

rakel escribió:Muy original!! Es genial!!
Gracias por el fic!!
Me encantaría que lo continuaras!!

Andy me uno a la petición de Rakel, original y si me gustaria que tuviese una continuación, ojala y complazcas a tus fans

soy tu fan

Yo tambien me uno, Queremos continuaciooon!!!!!
Esta Magnifico el fic!!!! me ha encantadooo!!

kate_beckett escribió:

Netto10 escribió:

rakel escribió:Muy original!! Es genial!!
Gracias por el fic!!
Me encantaría que lo continuaras!!

Andy me uno a la petición de Rakel, original y si me gustaria que tuviese una continuación, ojala y complazcas a tus fans

soy tu fan

Yo tambien me uno, Queremos continuaciooon!!!!!
Esta Magnifico el fic!!!! me ha encantadooo!!

yo tambien me uno queremos continuacion por favor me gusta tu fic

Pero qué buenísimo es este fic!!!!

Me uno al resto y te pido que por favor, por favooooooooor escribas una continuación, me he reído muchísimo!!!

escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa,escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa, escribe la continuación, porfa...