Just the way you are- Oneshot
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Just the way you are- Oneshot
Necesitaba escribir algo para salir de mi estancamiento. Llevaba mucho tiempo sin poder escribir nada, Cargarpe me animó a hacerlo el otro día, y aunque es un poco tarde, quería subir esto antes de que emitan el capítulo.
Se basa en spoilers y especulaciones, pero es pura imaginación mía. Me gustaría que pasase algo así en la serie, claro que sería una escena mucho mejor que la mía. Me salió esto, a ver si así puedo continuar ya con "Hummingbird heartbeat".
Ahí va:
TAL Y COMO ERES
Habían pasado tres meses desde el fatídico día del disparo. Ya estaban a mediados de septiembre y parecía que casi todo volvía a la normalidad. Casi.
Como cada mañana Castle entró en la comisaría 12 con dos cafés calientes en las manos. Como cada mañana se acercó a la mesa de su inspectora de homicidios favorita, no sin antes saludar a los otros dos detectives. Como cada mañana él le sonrió y ella contestó a su sonrisa con otra y con un “gracias” por su café.
Castle a veces se preguntaba si todo lo que había pasado tiempo atrás había sido sólo un mal sueño. Las cosas parecían que iban tan bien, que asustaba. Pero no había sido un mal sueño porque Montgomery ya no estaba, porque pasó casi un mes y medio sin hablarse con ella, porque se peleó con su novio en una sala del hospital mientras ella se encontraba en quirófano, porque le dijo que la quería y nunca supo si le escuchó, porque estaba destrozado y porque sabía que bajo las sonrisas que Beckett le regalaba se encontraba una gran angustia.
Las cosas bajo el mando de Victoria Gates eran diferentes. Muchas cosas habían cambiado y sin embargo todos actuaban como si no estuviese pasando nada.
Después de la pelea con Josh, Beckett y él se alejaron durante un tiempo, el tiempo que tardó ella en recuperarse, y aunque a él le dolió no estar a su lado en esos momentos, comprendió que era mejor dejarle espacio, porque tal vez Josh tenía razón, tal vez él no debía estar a su lado. Además había mantenido una conversación bastante seria con su hija sobre su colaboración con la policía. Fue su oportunidad para alejarse de todo.
A veces la llamaba para preguntarle cómo estaba, llamadas cortas y carentes de sentido. Ella estaba distante y él procuraba hacer lo mismo.
Todo lo que había acontecido le sirvió para darse prisa en escribir, un capítulo detrás de otro y completó el plazo de tiempo antes de lo esperado para sorpresa de Gina y de Paula.
Así pues el 6 de septiembre dio su fiesta de presentación para la tercera entrega de Nikki Heat: “Heat rises”.
Mientras leía la primera página del libro para los invitados delante del micrófono pensó en ella todo el tiempo, deseaba verla aparecer por la puerta, como cuando apareció en una de sus firmas con un vestido rosa. Deseaba verla mientras se quitaba el abrigo y dejaba ver su maravilloso cuerpo enfundado en un vestido. Lo deseaba tanto… pero no ocurrió. Y él no tuvo un motivo para atragantarse durante la lectura.
La echó de menos. No sólo la echó de menos en la presentación. La echó de menos en su vida.
Dos días después alguien golpeó la puerta de su casa. Le pareció extraño ver al cartero frente a él a las siete de la tarde. El hombre afirmó que se trataba de un paquete especial. Cuando el escritor escuchó la palabra “paquete” empezó a sospechar, ¿qué significaba aquello?
Lo entendió todo tres horas después sentado en su escritorio con un montón de papeles desordenados y siete pestañas de google abiertas. Roy Montgomery se había asegurado de que los papeles que tenía en su poder llegaran a su destino. Él.
Aquello ya no era darle los datos de la madre de Kate a un forense para que le diera una segunda opinión. Aquello era meterse por completo en la guarida del dragón. Y ahora que estaban cada vez más y más dentro parecía imposible salir sin derrumbar a alguien.
Unos u otros, pero alguien caería.
Tres días más tarde se cansó de ignorarla. Se cansó de estar separado de ella. Creyó que podría estar unido a ella al menos por su libro. No quería volver para no hacerle más daño del que le había hecho, para no hacerse más daño a sí mismo.
Con una simple pero significativa dedicatoria a mano, completó la dedicatoria oficial en la primera página del libro. Y metiéndolo en un sobre grande y amarillo se lo envió.
Ella le llamó tan pronto lo recibió.
Y después de una conversación bastante interesante y profunda sentados en unos columpios de Central Park, después de sincerarse lo justo y necesario, de enterarse de la ruptura con Josh y todo lo que supuso en la vida de ella y lo que él mismo significaba, como amigo. Después de columpiarse uno a otro, después de largas peleas con Gates para poder incorporarse a trabajar junto a ella. Después de todo eso, se encontraba allí, frente a ella, todavía con su propio café en la mano. Aunque días antes se había resignado a no volver a verla.
Ahora que volvían a ser “un equipo” tenía muy claro que las cosas serían diferentes. Empezando porque ella no iba a saber lo que él sabía del caso de su madre.
Tras una llamada trabajaron en un caso todo el día y Castle pudo ver como después de una semana actuando como la Kate Beckett de siempre, ella empezaba a desmoronarse un poco. Sólo un poco. Lo suficiente para que él lo notara.
-¿Quieres subir a tomar un café?-le preguntó él desde el asiento del copiloto cuando ella paró el coche para dejarlo en casa.
-No, gracias Castle. Estoy cansada, prefiero irme ya- evitó mirarle a los ojos directamente y agarró el volante indicándole que se bajara del coche para que ella pudiera arrancar.
-¿Entonces quieres que yo vaya a tu casa a tomar un café?-preguntó esperanzado con pocas ganas de librarse de ella.
-No he dicho eso.
-¿Cogemos unas hamburguesas en Remy?
-Castle…-suspiró, no entendía la necesidad del escritor de tomarse algo con ella sí o sí.
-¿No te apetecen hamburguesas? ¿El chino que hace esquina cerca de tu edificio, tal vez?
-Castle, ¿qué quieres?-estaba cansada, realmente cansada y lo último que le apetecía en ese momento era estar acompañada.
Él evitó la pregunta, o más bien le contestó a lo que ella no se refería. Pero ella no había especificado y a él le apetecía algo de Remy.
-Hamburguesas entonces, no hemos comido nada desde hace…-hizo una pausa y quiso darle un toque de gracia al ambiente poniendo una voz más aguda- uy, no me acuerdo.
La inspectora volvió a suspirar resignada.
-Está bien.
Desde que se habían sentado en el suelo con la espalda apoyada en el sofá para comer las hamburguesas y puesto la tele por escuchar algo más que sus propias voces, Kate Beckett había intentado sonreír y eso Castle lo sabía. Lo había intentado, pero no lo había conseguido.
A Castle le hubiese parecido normal en cualquier otro momento, porque ella le había dicho que estaba cansada y que no le apetecía quedar con él. Pero en ese momento él sabía que había algo que se estaba guardando.
Ella se levantó para llevar los restos a la cocina. Cuando el escritor comprobó por reloj que hacía diez minutos que se había ido, se levantó para buscarla.
Se la encontró frente al fregadero, de espaldas a él, con las dos manos apoyadas en la encimera. Intentó acercarse sin hacer ruido, pero sabía perfectamente que ella ya había notado su presencia. Cuando ya estaba muy cerca, su pecho casi rozando su espalda, observó cómo se llevó una mano a la cara. Él supuso que se estaría limpiando las lágrimas.
-Kate-pronunció su nombre suavemente, intentado no alterarla, sino que fue el timbre de voz perfecto para tranquilizar a alguien.
Ella no se giró.
-Kate-lo volvió a decir, con voz ronca, en un tono muy bajo, casi un susurro.
Ella no se giró.
Así que él se decidió por otra cosa. Con cuidado, para no asustarla, desplazó sus manos hasta sus caderas, aplicando la suficiente presión como para girarla hacia él. Y lo consiguió. Pero ella no le miró a los ojos y muy pronto deslizó sus propias manos apoyándolas encima de las del escritor para apartarlas de ahí y poder alejarse de él.
-Creo que es hora de que te vayas- sin mirarle se alejó.
La escuchó caminar, sus pies descalzos haciendo ruido como las gotas de lluvia cuando caen en el suelo, y escuchó también como se cerraba la puerta, de lo que suponía, su habitación.
No se iba a dar por vencido. Hizo el mismo recorrido que ella y sin esperar una respuesta cuando golpeó con el puño la puerta, la abrió y entró. Estaba sentada en el borde de la cama y no se molestó cuando él se sentó a su lado.
Se quedaron en silencio durante un rato. Él quiso darle un poco de tiempo y espacio.
-¿Hay algo que te preocupe y quieras contarme? Sabes que puedes hacerlo.
Ella negó con la cabeza.
-No, solamente es cansancio, un poco de todo. Estoy bien.
No le miró a los ojos.
-Para ser una inspectora me acaba de mentir fatal.
Beckett se dio cuenta de que por primera vez no había podido mentirle a Castle y salir victoriosa. Comprendió que eso quería decir que realmente se había desmoronado delante de él.
-¿Quieres contármelo?-pero al escritor le contestó el silencio- O no tienes por qué contármelo. Sé que quieres estar sola, pero tal vez un poco de compañía…No tenemos por qué hablar, puedo sentarme aquí a tu lado y… no sé, lo que tú quieras.
-Quiero estar sola, por favor-le miró tímidamente y se dio cuenta de que estaban muy cerca, hombro con hombro-¿Puedes entender eso?
-No, no te voy a dejar sola. Cualquier otra cosa, pero no te voy a dejar sola. Si realmente quieres estarlo, si realmente quieres que me vaya, si te molesto mucho en este momento, lo haré, me iré. Pero necesito que me lo digas con un tono más convincente y que me eches.
El silencio le volvió a contestar.
Castle dudó.
-¿Es por Josh?
Vio como ella sonreía ligeramente.
-Creí que ya habíamos mantenido esa conversación. Se acabo, Castle. Cortamos y él forma parte de mi pasado.
-El pasado sigue en nuestra memoria.
-Le quise, Castle. Pero ya está.
-¿Entonces?
-Entonces, ¿qué?
-Déjame ayudarte.
-No puedes arreglarlo todo. Estás empeñado en arreglarme la vida y hacerme todo más fácil-le miró de nuevo, levantando un poco el tono de voz-.Tienes que entender que en la vida hay cosas que no tienen arreglo. No tengo por qué sonreír siempre, entiéndelo. La gente tiene sus días malos, ¿vale?
-Vale-sonrió él.
Y a ella le contagió su risa.
-¿Y ahora por qué te ríes?
-Porque me encanta que me regañes-golpeó suavemente su hombro con el de ella.
Volvieron a reírse.
-¿Quieres contármelo ya?-preguntó sin cansarse.
-¿Pero cómo puedes ser tan pesado? No he cambiado de opinión.
-¿Y ahora?-volvió a golpear su hombro.
-¿Y ahora qué?
-¿Quieres contármelo?
Ella volvió a reírse, una pequeña sonrisa traviesa. Y Castle también rió, porque hacerla sonreír era lo único que pretendía.
-Voy a terminar echándote. Has dicho que no tenía por qué contártelo y que no teníamos que hablar.
-Lo mantengo, pero eso no quiere decir que tú no quieras hablar.
-Muy bien-ya estaba casi estresada, pero sin darse cuenta se olvidaba de lo que creía que era su problema-. Pues no quiero hablar, ¿he sido lo suficientemente clara?
-¿No quieres hablar o no quieres hablar conmigo? Tal vez no quieras hablar ahora y sí dentro de cinco minutos. Sí, cinco minutos, puedo esperar, ¿qué dices?
-Digo que te vayas-esta vez se puso seria.
-Cogido. Calladito estoy más guapo- con un dedo sobre sus labios fingió que los cerraba con una cremallera invisible.
-Nadie dijo que estuvieses más guapo.
-Tienes razón, estoy igual de guapo siempre.
Ambos sonrieron de nuevo, pero la sonrisa de ella se borró rápidamente
-¿Crees que soy guapa?-le preguntó sin poder evitarlo y mordiéndose el labio inferior al ver que no había podido retener las palabras en su boca.
Castle se sorprendió un poco ante la repentina pregunta.
-Por supuesto.
Ella asintió. Y él vio como no parecía satisfecha con su respuesta.
-¿Y atractiva?
-Kate…-iba a preguntarle a qué venía aquello cuando ella le preguntó.
-Contéstame, por favor.
La desesperación en sus ojos lo decía todo y él no quiso tardar más tiempo en contestarle.
-Mucho.
-No me contestes como tu amiga, Castle. No me contestes como una persona que me conoce. Si ahora me vieses por primera vez, ¿me considerarías atractiva?
-Una persona es atractiva en varios aspectos, y la personalidad ayuda mucho.
-Físicamente-le miró.
-Claro que sí.
-¿Cómo lo sabes? Me conoces, estás pensando en mi personalidad.
-Kate, no sé a qué viene esto-utilizó su nombre de pila porque el momento lo requería-, pero lo sé porque me lo pareciste la primera vez que te vi. Y sí, tu personalidad ayuda muchísimo, es lo que te hace ser extraor…
-No lo digas-susurró.
El escritor se quedó con la boca entreabierta todavía con la palabra a punto de salir de sus labios. La miró durante unos segundos.
-¿De verdad?-sonrió.
-De verdad, ¿qué?
-¿De verdad es ese el problema? ¿A estas alturas estás insegura de tu físico?
Ella no contestó y retiró la mirada, pasándose las manos por la cara. Castle comprendió que aquello no iba sólo de inseguridades.
-¿Crees que alguien podría alguna vez fijarse en mí?
Él levantó las cejas, claramente preguntándole si aquello iba en serio. Fijarse en ella era lo más fácil del mundo, “y quererla otro tanto de lo mismo” añadió en su mente. Él mismo le había dicho que la quería. Por primera vez tuvo claro que ella no le había escuchado o que tal vez, no le interesaba que él la quisiera como algo más que una amiga.
-No lo dices en serio.
-Muy en serio-le dio la espalda, no quiso mirarle.
-¿Está loca? ¿Quién en su sano juicio no lo haría?
-Pues…-iba contestar pero él continuó hablando.
-Mira, Beckett-ya no era Kate-, no me puedo creer que esto vaya a salir de mi boca, así que por favor no lo divulgues por ahí porque tengo una reputación que mantener, pero no por ser guapo te quieren más. Hay gente guapísima que no gusta a otras personas, o al revés. Para gustos colores. Nunca puedes gustarle a todo el mundo. El físico no hace a la persona, lo sabes mejor que nadie, lo enseñas cada día.
-¿Entonces no soy guapa?-se giró hacia él creyendo que lo último iba referido a su imagen.
-No, no, no, no. No me malinterpretes, tu físico es increíble. Me refiero a que lo demuestras cada día con tu forma de ser, como tratas a las personas, como me tratas a mí.
Como respuesta le dio un gemido casi inaudible y un:
-Vale.
Pero él sabía que a pesar de toda esa charla sobre el físico, que no entendía a qué había venido, pues para él Beckett era la persona más segura del planeta, todavía faltaban el resto de cosas.
-¿Qué más?
-¿Qué?-se hizo la desinteresada.
-Eso no es todo. Ya has empezado, qué más.
Negó con la cabeza y cuando se iba a levantar él la agarró por el brazo sentándola de nuevo.
-Puedes confiar en mí.
-Eres un hombre.
-¿Te ha costado mucho deducirlo?-arqueó una ceja.
-Esto…me da mucha vergüenza y no puedo, Castle. Esto no.
-Prometo que no voy a reírme, palabra de Boy Scout-levantó la mano que le quedaba libre y la estiró, reforzando su promesa.
-Para empezar nunca has sido Boy Scout y…no te puedo contar esto. Es como si tú me contases cosas de hombres. No lo sé, es…
-No entiendo cuál es el problema. No entiendo porque estás tan preocupada por si eres guapa o atractiva.
-Lanie es mi mejor amiga, lo sabes, ¿no?
-Perfectamente-acarició su brazo.
-Y tú eres mi mejor amigo,- él entrelazó sus manos- pero a los mejores amigos no se les pueden contar las cosas de chicos.
-Si Lanie lo sabe no sé cuál es el problema. Ella te dará una solución.
Beckett desvió la mirada.
-Lanie no lo sabe-afirmó Castle comprendiéndolo.
Se quedaron en silencio un rato más y fue cuando se dieron cuenta de que ya era completamente de noche y que ambos se encontraban casi a oscuras en la habitación de la inspectora, sólo iluminados por la luz del pasillo que se colaba por la puerta entreabierta.
-¿Por qué crees que nadie se va a fijar en ti? Ya lo han hecho muchísimos hombres, lo harán muchísimos más. ¿Te sientes insegura después de haber cortado con Josh?
-No-aún seguían agarrados de las manos y ella se quedó observándolas.
-Vale, entendido, como tú has dicho al principio sólo es uno de esos días. ¿La regla, verdad? Y yo de idiota intentando buscarle una explicación lógica a todo esto. Debería haberlo sabido, vivo con una adolescente…-hablaba consigo mismo.
-Me han disparado, Castle.
Aunque en el parque habían aclarado muchas cosas de su relación, no habían llegado a profundizar en el tema del disparo, tanto en la comisaría como ellos mismos habían esquivado hacerlo en lo referido a los sentimientos. Intentaban olvidarlo, y no hablar de lo que hubiese supuesto su muerte ayudaba.
-Pero ahora estás aquí.
-¿Piensas que las balas sólo dejan marcas psicológicas?
Él pensó que el techo se le venía encima. “¡Menudo idiota! Debería haberlo sabido antes”.
-Nunca pensé que te tendría que decir esto, pero eres completamente tonta por pensar que una cicatriz puede arruinar tu imagen.
-No la has visto. No sabes lo que se siente. No sabes la de cosas que me voy a perder con ella. Todo lo que no me voy a poder poner y…
Comenzó a llorar y él tiró de su mano para levantarla, no quiso tomar de ella mucha confianza pero se permitió abrazarla, sólo provocó que sus cuerpos se rozaran, pero ella hizo el resto agarrándole por las solapas de su camisa.
-Kate…-le pasó una mano por el pelo-Si tú quieres yo…puedo…
Ella se separó tímidamente.
-No sé si quiero que veas esta parte de mí. Muchas gracias pero, ahora vete, de verdad- mientras se secaba la cara se dio la vuelta evitando verle.
-¿Por qué?
No había opinión que más quisiera saber que la de él. Era la única que le interesaba en verdad, pero a la vez era la que más temía. Él era el gran Richard Castle, mujeriego por excelencia, atractivo, millonario…lo tenía todo y ella no podía estar a su altura, ya no.
-Eres mi amigo y si te enseño esto, me vas a ver con otros ojos y no quiero que lo hagas.
-¿Crees que te voy a rechazar?-lo comprendió.
Se acercó a ella y tal y como había hecho en la cocina posó sus manos en su cintura y sin girarla, poco a poco y sobrepasando por completo los límites de la confianza, comenzó a levantarle el jersey de cuello alto que vestía.
Ella sintió un escalofrío cuando sus manos calientes tocaron su piel. Éstas subieron lentamente por sus costados, arrastrando el suéter con ellas, tocando el sujetador y con mucho cuidado llegaron a su cuello.
La prenda cayó al suelo.
Ella se tapó con las manos.
Él la acarició. Los hombros, más abajo, rozando con el pulgar sus pechos, otra vez sus costados, su cintura. Luego se permitió deslizar sus manos hacia su vientre, rodear su ombligo.
Cuando creyó darle el tiempo necesario hizo que se girara sujetándola por los hombros. Acarició de nuevo su hombro derecho mirándola siempre a los ojos, haciéndole saber que estaba allí para ella.
El corazón le latía muy rápido, no sólo porque Castle la estuviera tocando, ni porque estaba en ropa interior delante de él. Él iba a verla y todo se juntaba haciendo que el silencio de la estancia fuera acompañado por un “bum, bum,bum” parecido al de un tambor. Estaba nerviosa y estaba casi excitada.
Él sentía un hormigueo en su estómago y no creía que el único corazón que se escuchara fuera el de ella. Sabía con seguridad que el suyo le estaba haciendo la competencia al de su musa.
-Prométeme que nada cambiará entre nosotros-le pidió ella en un susurro.
-No te puedo prometer nada.
Él pudo ver el dolor que pasó por sus ojos, pero no podía mentirle, no le podía prometer nada.
-Entonces prométeme que no me verás como lo que quiera que seamos. No quiero a un compañero, ni valiente ni cobarde, no quiero a un amigo.
-¿Alguna vez he sido un cobarde?
Ella le contestó con un movimiento de cejas.
-Lo echas todo en cara, sólo fue un par de veces-bromeó.
-Prométeme que me verás como un hombre, en todos los sentidos.
-Kate.
-Por favor.
El asintió y a continuación no queriendo que su vista se desviara hacia donde no debía apartó cuidadosamente las manos que ella mantenía cerca de su corazón, de camino a su hombro izquierdo.
Los “tambores” de los dos sonaron con más fuerza. Excitación, nerviosismo, lo que fuera, se revolvía dentro de ambos.
Pese a la poca la luz la vio, allí estaba, rosada, no muy grande, cicatrizando.
Ella prefirió mirar a un punto fijo en la pared, no quería ver la cara de horror de él.
Con miedo dejó que su mano derecha se extendiera sobre su corazón y que después su dedo índice la recorriera.
Ella se sorprendió al contacto.
-Como un hombre-repitió ella mientras seguía mirando por encima del hombro de Castle y se limpiaba una lágrima que acaba de escapársele.
Entonces él se permitió dirigir la vista hacia abajo, hacia su sujetador de encaje, hacia su escote, su piel. Y la admiró, la admiró durante minutos. Y también la tocó, una y otra vez, sin cortarse. Ella había dicho “como un hombre” y eso estaba haciendo él. Pasaba las manos por sus pechos, acariciándolos por encima de la tela, después bajaba hacia su ombligo y le hacía cosquillas. Pasado un tiempo ella cerró los ojos, todavía manteniendo su cara alejada de la de él, y dejando escapar sin querer un pequeño gemido.
Al escucharlo él decidió bajar sus labios hasta el punto donde su hombro izquierdo se une con el cuello. Allí la besó, provocativamente, rozándola ligeramente con la lengua.
Se separó por completo de ella, volviendo a dejar descansar sus manos en sus hombros y vio como ella quería volver a ocultar la cicatriz con sus manos. Él no se lo permitió. Las sujetó y las entrelazó con las suyas.
-Muchas cosas han cambiado entre nosotros.
A ella se le hizo un nudo en la garganta.
“Bum, bum, bum” los tambores de nuevo.
-No te pude prometer nada porque ahora creo que eres mucho más extraordinaria. Nada puede volver a ser como antes entre tú y yo porque ahora te admiro mucho más.
-Castle-susurró ella mirándole, por primera vez en aquel contacto, a los ojos.
Estaban justo frente a la puerta y una parte de sus cuerpos era iluminada, los ojos de Kate Beckett brillaban más que nunca.
-Como compañero valiente, eres increíble y fuerte. Como compañero cobarde, eres comprensiva. Como amigo, eres guapa y atractiva. Y como hombre,-decidió bromear en aquel momento porque lo creía necesario y porque, broma o no, lo que iba a decir era una verdad tan grande como un templo-, además de ponerme muchísimo, creo que, tal y como eres, eres increíble.
FIN
Se basa en spoilers y especulaciones, pero es pura imaginación mía. Me gustaría que pasase algo así en la serie, claro que sería una escena mucho mejor que la mía. Me salió esto, a ver si así puedo continuar ya con "Hummingbird heartbeat".
Ahí va:
TAL Y COMO ERES
Habían pasado tres meses desde el fatídico día del disparo. Ya estaban a mediados de septiembre y parecía que casi todo volvía a la normalidad. Casi.
Como cada mañana Castle entró en la comisaría 12 con dos cafés calientes en las manos. Como cada mañana se acercó a la mesa de su inspectora de homicidios favorita, no sin antes saludar a los otros dos detectives. Como cada mañana él le sonrió y ella contestó a su sonrisa con otra y con un “gracias” por su café.
Castle a veces se preguntaba si todo lo que había pasado tiempo atrás había sido sólo un mal sueño. Las cosas parecían que iban tan bien, que asustaba. Pero no había sido un mal sueño porque Montgomery ya no estaba, porque pasó casi un mes y medio sin hablarse con ella, porque se peleó con su novio en una sala del hospital mientras ella se encontraba en quirófano, porque le dijo que la quería y nunca supo si le escuchó, porque estaba destrozado y porque sabía que bajo las sonrisas que Beckett le regalaba se encontraba una gran angustia.
Las cosas bajo el mando de Victoria Gates eran diferentes. Muchas cosas habían cambiado y sin embargo todos actuaban como si no estuviese pasando nada.
Después de la pelea con Josh, Beckett y él se alejaron durante un tiempo, el tiempo que tardó ella en recuperarse, y aunque a él le dolió no estar a su lado en esos momentos, comprendió que era mejor dejarle espacio, porque tal vez Josh tenía razón, tal vez él no debía estar a su lado. Además había mantenido una conversación bastante seria con su hija sobre su colaboración con la policía. Fue su oportunidad para alejarse de todo.
A veces la llamaba para preguntarle cómo estaba, llamadas cortas y carentes de sentido. Ella estaba distante y él procuraba hacer lo mismo.
Todo lo que había acontecido le sirvió para darse prisa en escribir, un capítulo detrás de otro y completó el plazo de tiempo antes de lo esperado para sorpresa de Gina y de Paula.
Así pues el 6 de septiembre dio su fiesta de presentación para la tercera entrega de Nikki Heat: “Heat rises”.
Mientras leía la primera página del libro para los invitados delante del micrófono pensó en ella todo el tiempo, deseaba verla aparecer por la puerta, como cuando apareció en una de sus firmas con un vestido rosa. Deseaba verla mientras se quitaba el abrigo y dejaba ver su maravilloso cuerpo enfundado en un vestido. Lo deseaba tanto… pero no ocurrió. Y él no tuvo un motivo para atragantarse durante la lectura.
La echó de menos. No sólo la echó de menos en la presentación. La echó de menos en su vida.
Dos días después alguien golpeó la puerta de su casa. Le pareció extraño ver al cartero frente a él a las siete de la tarde. El hombre afirmó que se trataba de un paquete especial. Cuando el escritor escuchó la palabra “paquete” empezó a sospechar, ¿qué significaba aquello?
Lo entendió todo tres horas después sentado en su escritorio con un montón de papeles desordenados y siete pestañas de google abiertas. Roy Montgomery se había asegurado de que los papeles que tenía en su poder llegaran a su destino. Él.
Aquello ya no era darle los datos de la madre de Kate a un forense para que le diera una segunda opinión. Aquello era meterse por completo en la guarida del dragón. Y ahora que estaban cada vez más y más dentro parecía imposible salir sin derrumbar a alguien.
Unos u otros, pero alguien caería.
Tres días más tarde se cansó de ignorarla. Se cansó de estar separado de ella. Creyó que podría estar unido a ella al menos por su libro. No quería volver para no hacerle más daño del que le había hecho, para no hacerse más daño a sí mismo.
Con una simple pero significativa dedicatoria a mano, completó la dedicatoria oficial en la primera página del libro. Y metiéndolo en un sobre grande y amarillo se lo envió.
Ella le llamó tan pronto lo recibió.
Y después de una conversación bastante interesante y profunda sentados en unos columpios de Central Park, después de sincerarse lo justo y necesario, de enterarse de la ruptura con Josh y todo lo que supuso en la vida de ella y lo que él mismo significaba, como amigo. Después de columpiarse uno a otro, después de largas peleas con Gates para poder incorporarse a trabajar junto a ella. Después de todo eso, se encontraba allí, frente a ella, todavía con su propio café en la mano. Aunque días antes se había resignado a no volver a verla.
Ahora que volvían a ser “un equipo” tenía muy claro que las cosas serían diferentes. Empezando porque ella no iba a saber lo que él sabía del caso de su madre.
Tras una llamada trabajaron en un caso todo el día y Castle pudo ver como después de una semana actuando como la Kate Beckett de siempre, ella empezaba a desmoronarse un poco. Sólo un poco. Lo suficiente para que él lo notara.
-¿Quieres subir a tomar un café?-le preguntó él desde el asiento del copiloto cuando ella paró el coche para dejarlo en casa.
-No, gracias Castle. Estoy cansada, prefiero irme ya- evitó mirarle a los ojos directamente y agarró el volante indicándole que se bajara del coche para que ella pudiera arrancar.
-¿Entonces quieres que yo vaya a tu casa a tomar un café?-preguntó esperanzado con pocas ganas de librarse de ella.
-No he dicho eso.
-¿Cogemos unas hamburguesas en Remy?
-Castle…-suspiró, no entendía la necesidad del escritor de tomarse algo con ella sí o sí.
-¿No te apetecen hamburguesas? ¿El chino que hace esquina cerca de tu edificio, tal vez?
-Castle, ¿qué quieres?-estaba cansada, realmente cansada y lo último que le apetecía en ese momento era estar acompañada.
Él evitó la pregunta, o más bien le contestó a lo que ella no se refería. Pero ella no había especificado y a él le apetecía algo de Remy.
-Hamburguesas entonces, no hemos comido nada desde hace…-hizo una pausa y quiso darle un toque de gracia al ambiente poniendo una voz más aguda- uy, no me acuerdo.
La inspectora volvió a suspirar resignada.
-Está bien.
Desde que se habían sentado en el suelo con la espalda apoyada en el sofá para comer las hamburguesas y puesto la tele por escuchar algo más que sus propias voces, Kate Beckett había intentado sonreír y eso Castle lo sabía. Lo había intentado, pero no lo había conseguido.
A Castle le hubiese parecido normal en cualquier otro momento, porque ella le había dicho que estaba cansada y que no le apetecía quedar con él. Pero en ese momento él sabía que había algo que se estaba guardando.
Ella se levantó para llevar los restos a la cocina. Cuando el escritor comprobó por reloj que hacía diez minutos que se había ido, se levantó para buscarla.
Se la encontró frente al fregadero, de espaldas a él, con las dos manos apoyadas en la encimera. Intentó acercarse sin hacer ruido, pero sabía perfectamente que ella ya había notado su presencia. Cuando ya estaba muy cerca, su pecho casi rozando su espalda, observó cómo se llevó una mano a la cara. Él supuso que se estaría limpiando las lágrimas.
-Kate-pronunció su nombre suavemente, intentado no alterarla, sino que fue el timbre de voz perfecto para tranquilizar a alguien.
Ella no se giró.
-Kate-lo volvió a decir, con voz ronca, en un tono muy bajo, casi un susurro.
Ella no se giró.
Así que él se decidió por otra cosa. Con cuidado, para no asustarla, desplazó sus manos hasta sus caderas, aplicando la suficiente presión como para girarla hacia él. Y lo consiguió. Pero ella no le miró a los ojos y muy pronto deslizó sus propias manos apoyándolas encima de las del escritor para apartarlas de ahí y poder alejarse de él.
-Creo que es hora de que te vayas- sin mirarle se alejó.
La escuchó caminar, sus pies descalzos haciendo ruido como las gotas de lluvia cuando caen en el suelo, y escuchó también como se cerraba la puerta, de lo que suponía, su habitación.
No se iba a dar por vencido. Hizo el mismo recorrido que ella y sin esperar una respuesta cuando golpeó con el puño la puerta, la abrió y entró. Estaba sentada en el borde de la cama y no se molestó cuando él se sentó a su lado.
Se quedaron en silencio durante un rato. Él quiso darle un poco de tiempo y espacio.
-¿Hay algo que te preocupe y quieras contarme? Sabes que puedes hacerlo.
Ella negó con la cabeza.
-No, solamente es cansancio, un poco de todo. Estoy bien.
No le miró a los ojos.
-Para ser una inspectora me acaba de mentir fatal.
Beckett se dio cuenta de que por primera vez no había podido mentirle a Castle y salir victoriosa. Comprendió que eso quería decir que realmente se había desmoronado delante de él.
-¿Quieres contármelo?-pero al escritor le contestó el silencio- O no tienes por qué contármelo. Sé que quieres estar sola, pero tal vez un poco de compañía…No tenemos por qué hablar, puedo sentarme aquí a tu lado y… no sé, lo que tú quieras.
-Quiero estar sola, por favor-le miró tímidamente y se dio cuenta de que estaban muy cerca, hombro con hombro-¿Puedes entender eso?
-No, no te voy a dejar sola. Cualquier otra cosa, pero no te voy a dejar sola. Si realmente quieres estarlo, si realmente quieres que me vaya, si te molesto mucho en este momento, lo haré, me iré. Pero necesito que me lo digas con un tono más convincente y que me eches.
El silencio le volvió a contestar.
Castle dudó.
-¿Es por Josh?
Vio como ella sonreía ligeramente.
-Creí que ya habíamos mantenido esa conversación. Se acabo, Castle. Cortamos y él forma parte de mi pasado.
-El pasado sigue en nuestra memoria.
-Le quise, Castle. Pero ya está.
-¿Entonces?
-Entonces, ¿qué?
-Déjame ayudarte.
-No puedes arreglarlo todo. Estás empeñado en arreglarme la vida y hacerme todo más fácil-le miró de nuevo, levantando un poco el tono de voz-.Tienes que entender que en la vida hay cosas que no tienen arreglo. No tengo por qué sonreír siempre, entiéndelo. La gente tiene sus días malos, ¿vale?
-Vale-sonrió él.
Y a ella le contagió su risa.
-¿Y ahora por qué te ríes?
-Porque me encanta que me regañes-golpeó suavemente su hombro con el de ella.
Volvieron a reírse.
-¿Quieres contármelo ya?-preguntó sin cansarse.
-¿Pero cómo puedes ser tan pesado? No he cambiado de opinión.
-¿Y ahora?-volvió a golpear su hombro.
-¿Y ahora qué?
-¿Quieres contármelo?
Ella volvió a reírse, una pequeña sonrisa traviesa. Y Castle también rió, porque hacerla sonreír era lo único que pretendía.
-Voy a terminar echándote. Has dicho que no tenía por qué contártelo y que no teníamos que hablar.
-Lo mantengo, pero eso no quiere decir que tú no quieras hablar.
-Muy bien-ya estaba casi estresada, pero sin darse cuenta se olvidaba de lo que creía que era su problema-. Pues no quiero hablar, ¿he sido lo suficientemente clara?
-¿No quieres hablar o no quieres hablar conmigo? Tal vez no quieras hablar ahora y sí dentro de cinco minutos. Sí, cinco minutos, puedo esperar, ¿qué dices?
-Digo que te vayas-esta vez se puso seria.
-Cogido. Calladito estoy más guapo- con un dedo sobre sus labios fingió que los cerraba con una cremallera invisible.
-Nadie dijo que estuvieses más guapo.
-Tienes razón, estoy igual de guapo siempre.
Ambos sonrieron de nuevo, pero la sonrisa de ella se borró rápidamente
-¿Crees que soy guapa?-le preguntó sin poder evitarlo y mordiéndose el labio inferior al ver que no había podido retener las palabras en su boca.
Castle se sorprendió un poco ante la repentina pregunta.
-Por supuesto.
Ella asintió. Y él vio como no parecía satisfecha con su respuesta.
-¿Y atractiva?
-Kate…-iba a preguntarle a qué venía aquello cuando ella le preguntó.
-Contéstame, por favor.
La desesperación en sus ojos lo decía todo y él no quiso tardar más tiempo en contestarle.
-Mucho.
-No me contestes como tu amiga, Castle. No me contestes como una persona que me conoce. Si ahora me vieses por primera vez, ¿me considerarías atractiva?
-Una persona es atractiva en varios aspectos, y la personalidad ayuda mucho.
-Físicamente-le miró.
-Claro que sí.
-¿Cómo lo sabes? Me conoces, estás pensando en mi personalidad.
-Kate, no sé a qué viene esto-utilizó su nombre de pila porque el momento lo requería-, pero lo sé porque me lo pareciste la primera vez que te vi. Y sí, tu personalidad ayuda muchísimo, es lo que te hace ser extraor…
-No lo digas-susurró.
El escritor se quedó con la boca entreabierta todavía con la palabra a punto de salir de sus labios. La miró durante unos segundos.
-¿De verdad?-sonrió.
-De verdad, ¿qué?
-¿De verdad es ese el problema? ¿A estas alturas estás insegura de tu físico?
Ella no contestó y retiró la mirada, pasándose las manos por la cara. Castle comprendió que aquello no iba sólo de inseguridades.
-¿Crees que alguien podría alguna vez fijarse en mí?
Él levantó las cejas, claramente preguntándole si aquello iba en serio. Fijarse en ella era lo más fácil del mundo, “y quererla otro tanto de lo mismo” añadió en su mente. Él mismo le había dicho que la quería. Por primera vez tuvo claro que ella no le había escuchado o que tal vez, no le interesaba que él la quisiera como algo más que una amiga.
-No lo dices en serio.
-Muy en serio-le dio la espalda, no quiso mirarle.
-¿Está loca? ¿Quién en su sano juicio no lo haría?
-Pues…-iba contestar pero él continuó hablando.
-Mira, Beckett-ya no era Kate-, no me puedo creer que esto vaya a salir de mi boca, así que por favor no lo divulgues por ahí porque tengo una reputación que mantener, pero no por ser guapo te quieren más. Hay gente guapísima que no gusta a otras personas, o al revés. Para gustos colores. Nunca puedes gustarle a todo el mundo. El físico no hace a la persona, lo sabes mejor que nadie, lo enseñas cada día.
-¿Entonces no soy guapa?-se giró hacia él creyendo que lo último iba referido a su imagen.
-No, no, no, no. No me malinterpretes, tu físico es increíble. Me refiero a que lo demuestras cada día con tu forma de ser, como tratas a las personas, como me tratas a mí.
Como respuesta le dio un gemido casi inaudible y un:
-Vale.
Pero él sabía que a pesar de toda esa charla sobre el físico, que no entendía a qué había venido, pues para él Beckett era la persona más segura del planeta, todavía faltaban el resto de cosas.
-¿Qué más?
-¿Qué?-se hizo la desinteresada.
-Eso no es todo. Ya has empezado, qué más.
Negó con la cabeza y cuando se iba a levantar él la agarró por el brazo sentándola de nuevo.
-Puedes confiar en mí.
-Eres un hombre.
-¿Te ha costado mucho deducirlo?-arqueó una ceja.
-Esto…me da mucha vergüenza y no puedo, Castle. Esto no.
-Prometo que no voy a reírme, palabra de Boy Scout-levantó la mano que le quedaba libre y la estiró, reforzando su promesa.
-Para empezar nunca has sido Boy Scout y…no te puedo contar esto. Es como si tú me contases cosas de hombres. No lo sé, es…
-No entiendo cuál es el problema. No entiendo porque estás tan preocupada por si eres guapa o atractiva.
-Lanie es mi mejor amiga, lo sabes, ¿no?
-Perfectamente-acarició su brazo.
-Y tú eres mi mejor amigo,- él entrelazó sus manos- pero a los mejores amigos no se les pueden contar las cosas de chicos.
-Si Lanie lo sabe no sé cuál es el problema. Ella te dará una solución.
Beckett desvió la mirada.
-Lanie no lo sabe-afirmó Castle comprendiéndolo.
Se quedaron en silencio un rato más y fue cuando se dieron cuenta de que ya era completamente de noche y que ambos se encontraban casi a oscuras en la habitación de la inspectora, sólo iluminados por la luz del pasillo que se colaba por la puerta entreabierta.
-¿Por qué crees que nadie se va a fijar en ti? Ya lo han hecho muchísimos hombres, lo harán muchísimos más. ¿Te sientes insegura después de haber cortado con Josh?
-No-aún seguían agarrados de las manos y ella se quedó observándolas.
-Vale, entendido, como tú has dicho al principio sólo es uno de esos días. ¿La regla, verdad? Y yo de idiota intentando buscarle una explicación lógica a todo esto. Debería haberlo sabido, vivo con una adolescente…-hablaba consigo mismo.
-Me han disparado, Castle.
Aunque en el parque habían aclarado muchas cosas de su relación, no habían llegado a profundizar en el tema del disparo, tanto en la comisaría como ellos mismos habían esquivado hacerlo en lo referido a los sentimientos. Intentaban olvidarlo, y no hablar de lo que hubiese supuesto su muerte ayudaba.
-Pero ahora estás aquí.
-¿Piensas que las balas sólo dejan marcas psicológicas?
Él pensó que el techo se le venía encima. “¡Menudo idiota! Debería haberlo sabido antes”.
-Nunca pensé que te tendría que decir esto, pero eres completamente tonta por pensar que una cicatriz puede arruinar tu imagen.
-No la has visto. No sabes lo que se siente. No sabes la de cosas que me voy a perder con ella. Todo lo que no me voy a poder poner y…
Comenzó a llorar y él tiró de su mano para levantarla, no quiso tomar de ella mucha confianza pero se permitió abrazarla, sólo provocó que sus cuerpos se rozaran, pero ella hizo el resto agarrándole por las solapas de su camisa.
-Kate…-le pasó una mano por el pelo-Si tú quieres yo…puedo…
Ella se separó tímidamente.
-No sé si quiero que veas esta parte de mí. Muchas gracias pero, ahora vete, de verdad- mientras se secaba la cara se dio la vuelta evitando verle.
-¿Por qué?
No había opinión que más quisiera saber que la de él. Era la única que le interesaba en verdad, pero a la vez era la que más temía. Él era el gran Richard Castle, mujeriego por excelencia, atractivo, millonario…lo tenía todo y ella no podía estar a su altura, ya no.
-Eres mi amigo y si te enseño esto, me vas a ver con otros ojos y no quiero que lo hagas.
-¿Crees que te voy a rechazar?-lo comprendió.
Se acercó a ella y tal y como había hecho en la cocina posó sus manos en su cintura y sin girarla, poco a poco y sobrepasando por completo los límites de la confianza, comenzó a levantarle el jersey de cuello alto que vestía.
Ella sintió un escalofrío cuando sus manos calientes tocaron su piel. Éstas subieron lentamente por sus costados, arrastrando el suéter con ellas, tocando el sujetador y con mucho cuidado llegaron a su cuello.
La prenda cayó al suelo.
Ella se tapó con las manos.
Él la acarició. Los hombros, más abajo, rozando con el pulgar sus pechos, otra vez sus costados, su cintura. Luego se permitió deslizar sus manos hacia su vientre, rodear su ombligo.
Cuando creyó darle el tiempo necesario hizo que se girara sujetándola por los hombros. Acarició de nuevo su hombro derecho mirándola siempre a los ojos, haciéndole saber que estaba allí para ella.
El corazón le latía muy rápido, no sólo porque Castle la estuviera tocando, ni porque estaba en ropa interior delante de él. Él iba a verla y todo se juntaba haciendo que el silencio de la estancia fuera acompañado por un “bum, bum,bum” parecido al de un tambor. Estaba nerviosa y estaba casi excitada.
Él sentía un hormigueo en su estómago y no creía que el único corazón que se escuchara fuera el de ella. Sabía con seguridad que el suyo le estaba haciendo la competencia al de su musa.
-Prométeme que nada cambiará entre nosotros-le pidió ella en un susurro.
-No te puedo prometer nada.
Él pudo ver el dolor que pasó por sus ojos, pero no podía mentirle, no le podía prometer nada.
-Entonces prométeme que no me verás como lo que quiera que seamos. No quiero a un compañero, ni valiente ni cobarde, no quiero a un amigo.
-¿Alguna vez he sido un cobarde?
Ella le contestó con un movimiento de cejas.
-Lo echas todo en cara, sólo fue un par de veces-bromeó.
-Prométeme que me verás como un hombre, en todos los sentidos.
-Kate.
-Por favor.
El asintió y a continuación no queriendo que su vista se desviara hacia donde no debía apartó cuidadosamente las manos que ella mantenía cerca de su corazón, de camino a su hombro izquierdo.
Los “tambores” de los dos sonaron con más fuerza. Excitación, nerviosismo, lo que fuera, se revolvía dentro de ambos.
Pese a la poca la luz la vio, allí estaba, rosada, no muy grande, cicatrizando.
Ella prefirió mirar a un punto fijo en la pared, no quería ver la cara de horror de él.
Con miedo dejó que su mano derecha se extendiera sobre su corazón y que después su dedo índice la recorriera.
Ella se sorprendió al contacto.
-Como un hombre-repitió ella mientras seguía mirando por encima del hombro de Castle y se limpiaba una lágrima que acaba de escapársele.
Entonces él se permitió dirigir la vista hacia abajo, hacia su sujetador de encaje, hacia su escote, su piel. Y la admiró, la admiró durante minutos. Y también la tocó, una y otra vez, sin cortarse. Ella había dicho “como un hombre” y eso estaba haciendo él. Pasaba las manos por sus pechos, acariciándolos por encima de la tela, después bajaba hacia su ombligo y le hacía cosquillas. Pasado un tiempo ella cerró los ojos, todavía manteniendo su cara alejada de la de él, y dejando escapar sin querer un pequeño gemido.
Al escucharlo él decidió bajar sus labios hasta el punto donde su hombro izquierdo se une con el cuello. Allí la besó, provocativamente, rozándola ligeramente con la lengua.
Se separó por completo de ella, volviendo a dejar descansar sus manos en sus hombros y vio como ella quería volver a ocultar la cicatriz con sus manos. Él no se lo permitió. Las sujetó y las entrelazó con las suyas.
-Muchas cosas han cambiado entre nosotros.
A ella se le hizo un nudo en la garganta.
“Bum, bum, bum” los tambores de nuevo.
-No te pude prometer nada porque ahora creo que eres mucho más extraordinaria. Nada puede volver a ser como antes entre tú y yo porque ahora te admiro mucho más.
-Castle-susurró ella mirándole, por primera vez en aquel contacto, a los ojos.
Estaban justo frente a la puerta y una parte de sus cuerpos era iluminada, los ojos de Kate Beckett brillaban más que nunca.
-Como compañero valiente, eres increíble y fuerte. Como compañero cobarde, eres comprensiva. Como amigo, eres guapa y atractiva. Y como hombre,-decidió bromear en aquel momento porque lo creía necesario y porque, broma o no, lo que iba a decir era una verdad tan grande como un templo-, además de ponerme muchísimo, creo que, tal y como eres, eres increíble.
FIN
Última edición por Sofia el Mar Sep 20, 2011 3:03 am, editado 1 vez
Sofia- Ayudante de policia
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Re: Just the way you are- Oneshot
hubiera querido un fic TT-TT
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Re: Just the way you are- Oneshot
pero q mas da =)
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Re: Just the way you are- Oneshot
ke bonitooo
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Re: Just the way you are- Oneshot
Ufff, de lujo!!!!
Ange- Ayudante de policia
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Re: Just the way you are- Oneshot
precioso!!!!!!!!!!!!!
GRacias por traerlo ha sido increible!!!!!!!
GRacias por traerlo ha sido increible!!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
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Re: Just the way you are- Oneshot
Muy bonito y emotivo.
Enhorabuena
Enhorabuena
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
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Localización : Parla City
Re: Just the way you are- Oneshot
Me encanta tu fic es fantástico
maria_castle_love- Ayudante de policia
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Localización : En casa de Castle
Re: Just the way you are- Oneshot
Preciosa la historia, una pena que no tenga más capis, mil gracias por escribirla
funkyfish- Policia de homicidios
- Mensajes : 554
Fecha de inscripción : 08/12/2010
Localización : madrid
Re: Just the way you are- Oneshot
Lo lei anoche antes de acostarme, me encantó! enhorabuena te quedó precioso!!
Cuando puedas sigue con el otro, que se echa de menos!!
Cuando puedas sigue con el otro, que se echa de menos!!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: Just the way you are- Oneshot
es precioso!!!! no me canso de decirlo escribes Increible!!!!
Yo tambien preferiria que fuera un fic!!!
Yo tambien preferiria que fuera un fic!!!
kate_beckett- As del póker
- Mensajes : 430
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Edad : 30
Localización : Huelva, Andalucia / NYK (L)
Re: Just the way you are- Oneshot
ME ENCANTA!!!!!!!!! GENIAL !!! que pena que no continue..( o hay una possibilidad?? TT)
casbeck2- Moderador
- Mensajes : 2724
Fecha de inscripción : 06/12/2010
Edad : 29
Localización : Santa monica
Re: Just the way you are- Oneshot
OPINO LO MISMO!!cargarpe escribió:¡Alba, te ordeno que hagas una continuación!
.:DaNu:.- Policia de homicidios
- Mensajes : 704
Fecha de inscripción : 13/08/2011
Edad : 25
Localización : Perú
Re: Just the way you are- Oneshot
.:DaNu:. escribió:OPINO LO MISMO!!cargarpe escribió:¡Alba, te ordeno que hagas una continuación!
Sintiéndolo mucho voy a tener que deciros que NO habrá continuación, ya me llega con continuar el otro. Cada día tengo menos tiempo y... bufff si tengo que pensar cómo continuar esto me voy a volver loca.
MUCHAS GRACIAS por todos vuestros comentarios, no estaba muy segura si iba a gustar.
Sofia- Ayudante de policia
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 05/07/2011
Edad : 30
Re: Just the way you are- Oneshot
Esta muy bueno, estaria bueno que hagas una continuación, pero también queiro saber como sigue el otro!!!
Re: Just the way you are- Oneshot
SOFÍA! Es genial! Me encanta!
Tienes una gran imaginación y un gran talento!
Tienes todo para continuar con el fic que tienes tan abandonado!
¡Ánimo!
Tienes una gran imaginación y un gran talento!
Tienes todo para continuar con el fic que tienes tan abandonado!
¡Ánimo!
GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
- Mensajes : 1195
Fecha de inscripción : 24/07/2011
Edad : 29
Localización : Galicia
Re: Just the way you are- Oneshot
¿A que me enfado? JUMSofia escribió:.:DaNu:. escribió:OPINO LO MISMO!!cargarpe escribió:¡Alba, te ordeno que hagas una continuación!
Sintiéndolo mucho voy a tener que deciros que NO habrá continuación, ya me llega con continuar el otro. Cada día tengo menos tiempo y... bufff si tengo que pensar cómo continuar esto me voy a volver loca.
MUCHAS GRACIAS por todos vuestros comentarios, no estaba muy segura si iba a gustar.
¿Pero aunque sea un twoshot? ¿Uno sólo? Para que acabe mejor, digo. Please, amor.
Re: Just the way you are- Oneshot
estaba leyendo fics antiguos y no me puedo creer que este me pasara desapercibido. Me ha encantado, escribes genialíísimamente* y ha sido precioso.
caskett mola- Autor de best-seller
- Mensajes : 874
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 26
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