LA MUERTE DE CASTLE

por MartaRodgers Vie Dic 23, 2011 8:09 pm

1ª TEMPORADA

--- ¿Sabes qué? ---dijo Ryan.
--- ¿Qué? ---preguntó Beckett, nada intrigada.
--- ¿Te acuerdas de aquel escritor que estuvo siguiendo el caso con nosotros hace unos días?
--- Sí. Aquel plasta que no paraba de seguirme a todas partes.
Ryan estaba muy serio.
--- Ha muerto.
Beckett se quedó un poco paralizada.
--- ¿Castle ha muerto? ---titubeó.
--- Lo han asesinado.
--- Vaya... era buen escritor ---dijo mirando el suelo con semblante apenado.
--- ¿Se sabe quién lo ha matado?
--- Sí. Un tal Rob Kingston. Tiene antecedentes penales y un bonito currículum lleno de asesinatos y robos.
--- Vale. Quiero que lo encuentres y lo traigas enseguida a comisaría. Ese tío no va a estar en libertad más tiempo.

4ª TEMPORADA

--- Beckett ---dijo Ryan con la voz sumamente quebrada y los ojos llorosos.
La inspectora, que trataba de organizarse el papeleo, miró a su compañero de reojo y sonrió.
--- ¿Qué pasa? ¿Jenny no te dio anoche tu vasito de leche?
--- Se trata de Castle.
La sonrisa de Beckett se esfumó súbitamente.
--- ¿Qué pasa?
--- Lo han... encontrado... ---Beckett sintió de repente un terrible estremecimiento a lo largo de su espina dorsal y el corazón comenzó a galoparle sin freno---.... muerto.
Beckett se quedó mirando a Ryan sin articular ni una sola palabra. De pronto todo le pareció irreal. Una pesada broma por parte de sus compañeros. ¿Acaso no conocía ya a Castle?
--- Vale, Ryan, muy bien. Dile a Castle que no me lo he tragado y ya está.
Ryan dio un golpetazo en la mesa. Los papeles volaron hacia el suelo. Beckett lo miró con el corazón palpitándole aún más fuerte.
--- ¡Beckett! ¡Lo han matado! ¡Castle está muerto!
No parecía una broma. Aún así, seguía creyendo que aquello no era la realidad. Estaría soñando. No. Estaría en una pesadilla, pensó. Pero todo era real. Tan real como el rostro desencajado de Ryan, llorando a lágrima viva y lleno de rabia. La angustia de Beckett se transformó en gruesas lágrimas que comenzaron a resbalar por sus mejillas.
--- Ryan ---dijo con voz quebrada. Aterrorizada. Casi un susurro---. Ryan dime que eso no es verdad. Dime que es una broma. Por favor, dímelo. Dime que Castle no está... ---la voz se le apagó porque no podía seguir hablando. Sentía un nudo enorme en la garganta que le impedía hablar y pensar con claridad.
Lanie, Esposito y Gates fueron corriendo hasta ellos.
--- ¿No le dije que se estuviera quieto? ¿Acaso no se lo advertí? ---dijo Gates con voz firme.
Beckett se dirigió a Gates con la voz cargada de ira, mientras las lágrimas seguían cayendo de sus ojos enrojecidos.
--- ¡DIME DÓNDE ESTÁ! ¡DÍMELO!
Esposito y Lanie la sujetaron para impedir que se enfrentara más a Gates.
--- ¿Quién?
--- ¡¡El asesino!! ¡¡Le voy a arrancar las entrañas hasta que no le quede ni una gota de sangre en ese maldito cuerpo!!
--- Kate, tranquilízate ---le dijo Lanie abrazándola por el costado.
--- ¡SUÉLTAME! ---jadeó.
De repente se libró de los brazos que la rodeaban y se fue disparada hacia el ascensor empuñando la pistola.
--- Seguidla ---ordenó Gates a Ryan y Esposito.

Corría sin pensar. Sin apenas darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Ni siquiera escuchaba los gritos de sus compañeros y Gates llamándola por detrás. Ella solo se limitaba a ir en dirección recta, con pistola en mano, al lugar que Dragón le había indicado.
Allí estaba. Frente a la nave industrial. Derribó la puerta de una sola patada y entró a la velocidad de un rayo, con los brazos extendidos y asiendo la pistola con mucha fuerza.
A lo lejos, vio un cuerpo inerte tirado en el suelo sobre un gran charco de sangre. Y cuando lo reconoció, bajó la pistola y acudió hasta él llorando y jadeando por el cansancio.
--- No... ---suplicaba---. No, Castle, no...
Castle la siguió con la mirada. Estiró un débil brazo y Beckett le cogió de la mano con fuerza. Sintió el contraste entre su mano cálida y sudorosa, y la gélida piel de Castle, a punto de morir desangrado.
--- Kate... ---susurró Castle con una voz extremadamente inaudible.
Beckett lo empapó con sus propias lágrimas. Se inclinó para tapiarle la hemorragia pero ya era demasiado tarde.
--- Vamos, Castle... aguanta... ¡Rick, por favor! ¿Me oyes? ¡Quédate conmigo!
--- Kate... ---volvió a susurrar el escritor, con la voz cada vez más débil y apagada---. Lo... siento... mucho..., si hubiera cogido... al asesino... de tu madre...
--- Shhh. Shhh. No, Castle, no te disculpes. Te vas a poner bien. Vamos ---jadeaba Beckett tocando desesperadamente el rostro de su amigo.
--- Te amo... Kate ---susurró.
--- Y yo a ti ---susurró también Beckett---. No me dejes. No me dejes, por favor.
La sonrisa que pretendía esbozar Castle se fue apagando hasta que sus ojos se tornaron en una expresión de vacío que solo podía significar la muerte.
--- ¡¡NO!! ¡¡CASTLE!! ¡¡NO!! ---gritaba llorando sobre el cadáver del escritor.
--- Vaya, inspectora. Qué alegría tenerte por aquí ---dijo una fría voz a sus espaldas.
Trató de sosegarse. Mantener la mente fría. Aquella voz solo podía pertenecer a una persona. A la persona que más odiaba en todo el mundo.
Tardó medio segundo en darse la vuelta, con lágrimas de rabia surcándole en los ojos y apuntándole directamente con la pistola en el corazón.
Se levantó, algo mareada, y no le fue nada difícil apretar el gatillo con toda su rabia y en un segundo reventarle el pecho al que le había quitado la vida a la única persona que amaba.