SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
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SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
*Cosas importantes antes de empezar a leer ->
-Es corto, es solo una presentacion.
-No me mateis si no os gusta este es el de experimento aun tengo que desenvolupar mas los personajes.
-Y LA MAS IMPORTANTE!: Cuando leeis a Scott os lo teneis que imaginar con un accento australiano terriblemente sexy, no se como explicarlo pero en mi cabeza suena que me diria hola y yo ya estaria muerta xD
I un recordatorio por si no les teneis en mente!
http://cdn.goldenglobes.org/blog/wp-content/uploads/2010/12/PeraboPiperAG466052254.jpg
http://farm5.staticflickr.com/4143/4877727894_222e2c157c.jpg
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Nicole Ryan estaba sentada en su despacho pensando en que Bar podía ir de caza esa noche,su objetivo era buscar a un hombre un par de años mayor que ella, rubio de ojos claros, todo un príncipe azul que le diese masajes en los pies por las tardes pero que por la noche fuese un verdadero tigre.
De repente y haciendo que su cara se volviera roja de ira, el joven agente Nathan Scott entro sin permiso en su despacho y se sentó en el sofá que esta tenia para poder echarse la siesta de vez en cuando.
-Buenos días preciosa-dijo el apuesto agente con una gran sonrisa en su rostro-Has tomado ya tu café matutino o aun estoy a tiempo de invitarte a uno?
-Te he dicho miles de veces que no entres sin llamar- dijo manteniendo la paciencia.
El se levanto de un salto y se apoyo en la mesa de ella para quedar cara a cara.
-Si en el fondo te encanto Nikki, a mi no me engañas, que nos vamos?
-También te he dicho que no me llames Nikki -soltó un suspiro de desesperación- solo llevas conmigo 3 días y ya me estas amargando la vida, esa sonrisa encantadora y los ojitos de no haber roto nunca un plato no te van a servir conmigo. Yo soy una mujer madura e inteligente de 30 años deseada por muchos hombres y tu eres solo un bebe recién salido del cascaron, ves la diferencia?
Scott adopto un posado chulo para devolverle la pelota a la agente Ryan pero de repente la voz de una mujer gritó su nombre des de la sala principal.
-Vamos a tener que jugar a esto otro día preciosa, parece que otra dama me reclama-dijo el remarcando su atractivo acento.
El sonrió satisfecho al oír una vez fuera del despacho la histérica voz de su compañera gritando: “Y para que quede claro puedes guardarte ese ridículo acento para otros pantalones!!” y el aun mas sonriente se volvió acercar a la puerta y dijo: “Para que quede claro-dijo imitando la voz de Nicole -solo hay unos pantalones para mi”
Eran las 6 de la tarde y Nicole se encontraba en el ascensor camino a recoger a su sobrina en el colegio. Las puertas de este ya se estaban cerrando cuando vio unos ojos verdes y una deslumbrante sonrisa acercándose a el para entrar también, su primera reacción al ver que efectivamente era scott fue pulsar compulsivamente los botones con la esperanza de que eso ayudara en la velocidad de ese trasto pero cuando vio que eso no iba a dar resultado se decanto por empezar a maldecir ese trasto y a Scott.
-Que haces marchándote tan temprano preciosa?-dijo el cuando consigio entrar en el ascensor.
-Una, no me llames preciosa! Dos, a ti no te importa que hago o dejo de hacer.
-Bueno si lo prefieres te llamo algodón de azúcar, y si que me importa lo que hagas, eres mi compañera te tengo que proteger de los chicos malos.
-Eres tan...
-Terriblemente atractivo y encantador?-dijo el interrumpiéndola- Lo se ,no te culpes de caer rendida a mis brazos.
-Eso no es lo que iba a decir!!- “ coge aire Nikki no dejes que este niñato te estrese” pensó por dentro “ Solo quedan 27 plantas cambia de tema” - Y donde va el bebe a estas horas? Que pasa ya es la hora de la siesta y el biberón?
-En verdad tengo una cita.
-Y yo que pensaba que yo era tus únicos pantalones-dijo ella haciéndose la ofendida.
-Oh no, ella es mucho mas que eso, bueno algodón de azúcar hemos llegado al final del trayecto, nos vemos mañana no me eches mucho de menos.
Scott le guiño un ojo y salio a todo gas del ascensor.
Como cada vez que entraba en la sala de quimioterapia, todos los pelos del cuerpo se le pusieron de punta al ver a su madre sentada en una de esas butacas con todos esos pequeños tubos entrando por sus brazos,se acercó a ella y la beso en la frente antes de sentarse a la silla del lado la cual las enfermeras ya ponían expresamente por él.
-Como estas cariño?-dijo la madre al ver a su hijo.
-De momento no tenemos nada grande así que un día tranquilo con tiempo para molestar al personal como a mi me gusta.-el le devolvió la sonrisa y le cogió la mano-Estas bien necesitas que llame a Lily o algo?
-No pero hablando de Lily, creo que deberíamos invitarla a cenar un día a casa...-Su madre siempre hacia eso, cuando una chica era buena intentaba presentársela a su encantador hijo para que este dejara de ligarse a toda chica que viese- LYLY!- dijo con su débil voz alta para llamar la atención de la chica.
Lyly era la enfermera que mas cuidaba de su madre, era muy joven recién salida de la universidad, pero lo daba todo para que esa gente se encontrara a justo, siempre tenia una sonrisa en su rostro para ellos y no dudaba en hacerles compañía aunque su turno se hubiese acabado. De físico era muy guapa,aunque algo bajita, tenia el pelo rubio y los ojos verdes.
-Hola señora Scott, como esta hoy?-dijo la muchacha una vez alli- Hola Nathan- le sonrió dulcemente.
-Lyli cariño estrias libre alguna de estas noches?-pregunto la señora Scott.
Ella se extraño pero asintió con la cabeza.
-Bien me gustaría invitarte a cenar a casa, te gusta la pasta? Nathan hace una pasta al pesto buenísima ya verás !!!
Lily iba a rechazar la oferta, eso no era profesional y mucho menos cuando llevaba 4 meses acostándose con su hijo pero vio a la señora Scott tan entusiasmada que no pudo negarse así que le regalo su mejor sonrisa de agradecimiento y se excuso por tener que trabajar.
-Ves Nathan eso es una buena chica, cariño tienes que espabilar que ya tienes 26 años , tienes que empezar a buscar alguien con quien estar.
El se levantó de la silla para acercarla más a su madre, volvió a coger su mano con aun mas fuerza y fingiendo una sonrisa de felicidad le dijo: “ Estoy contigo, la mujer mas guapa y maravillosa del mundo y estoy con el renacuajo ese, que mas puedo pedir mama?” Ella le devolvió el apretón de manos con la fuerza que pudo y le dijo “Tu padre estaría muy orgulloso de ti”.
Al cabo de 2h su madre ya estaba en la ambulancia camino a su casa pero scott aun estaba allí sentado en el coche jugando con su iphone 12.
-Deberíamos contárselo a mi madre...-dijo Scott cuando Lily entro en el coche.
-No podemos y lo sabes, no es profesional y lo ultimo que quiero son problemas en el trabajo, ademas que quieres que le dija a tu madre? “ Perdone señora solo le quería decir que me suelo comer a su hijo con nata todos los días para desayunar y algunas veces con chocolate para cenar, no es nada serio solo eso nos utilizamos para follar”
El sonrió ante las caras que ponía Lily y arranco el coche para dirigirse a la casa de ella.
-Ya hemos llegado...hoy no voy a poder subir, acabo de recibir un mensaje de Nikki diciendo que nos quieren en la base secreta.
Ella sonrió dudosa ante la idea de que su, lo que fuese que era el, dijese con tanta emoción el nombre de otra y con aun esas dudas en su cabeza vio como el coche del el arrancaba a todo gas camino a la división.
-Es corto, es solo una presentacion.
-No me mateis si no os gusta este es el de experimento aun tengo que desenvolupar mas los personajes.
-Y LA MAS IMPORTANTE!: Cuando leeis a Scott os lo teneis que imaginar con un accento australiano terriblemente sexy, no se como explicarlo pero en mi cabeza suena que me diria hola y yo ya estaria muerta xD
I un recordatorio por si no les teneis en mente!
http://cdn.goldenglobes.org/blog/wp-content/uploads/2010/12/PeraboPiperAG466052254.jpg
http://farm5.staticflickr.com/4143/4877727894_222e2c157c.jpg
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Nicole Ryan estaba sentada en su despacho pensando en que Bar podía ir de caza esa noche,su objetivo era buscar a un hombre un par de años mayor que ella, rubio de ojos claros, todo un príncipe azul que le diese masajes en los pies por las tardes pero que por la noche fuese un verdadero tigre.
De repente y haciendo que su cara se volviera roja de ira, el joven agente Nathan Scott entro sin permiso en su despacho y se sentó en el sofá que esta tenia para poder echarse la siesta de vez en cuando.
-Buenos días preciosa-dijo el apuesto agente con una gran sonrisa en su rostro-Has tomado ya tu café matutino o aun estoy a tiempo de invitarte a uno?
-Te he dicho miles de veces que no entres sin llamar- dijo manteniendo la paciencia.
El se levanto de un salto y se apoyo en la mesa de ella para quedar cara a cara.
-Si en el fondo te encanto Nikki, a mi no me engañas, que nos vamos?
-También te he dicho que no me llames Nikki -soltó un suspiro de desesperación- solo llevas conmigo 3 días y ya me estas amargando la vida, esa sonrisa encantadora y los ojitos de no haber roto nunca un plato no te van a servir conmigo. Yo soy una mujer madura e inteligente de 30 años deseada por muchos hombres y tu eres solo un bebe recién salido del cascaron, ves la diferencia?
Scott adopto un posado chulo para devolverle la pelota a la agente Ryan pero de repente la voz de una mujer gritó su nombre des de la sala principal.
-Vamos a tener que jugar a esto otro día preciosa, parece que otra dama me reclama-dijo el remarcando su atractivo acento.
El sonrió satisfecho al oír una vez fuera del despacho la histérica voz de su compañera gritando: “Y para que quede claro puedes guardarte ese ridículo acento para otros pantalones!!” y el aun mas sonriente se volvió acercar a la puerta y dijo: “Para que quede claro-dijo imitando la voz de Nicole -solo hay unos pantalones para mi”
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Eran las 6 de la tarde y Nicole se encontraba en el ascensor camino a recoger a su sobrina en el colegio. Las puertas de este ya se estaban cerrando cuando vio unos ojos verdes y una deslumbrante sonrisa acercándose a el para entrar también, su primera reacción al ver que efectivamente era scott fue pulsar compulsivamente los botones con la esperanza de que eso ayudara en la velocidad de ese trasto pero cuando vio que eso no iba a dar resultado se decanto por empezar a maldecir ese trasto y a Scott.
-Que haces marchándote tan temprano preciosa?-dijo el cuando consigio entrar en el ascensor.
-Una, no me llames preciosa! Dos, a ti no te importa que hago o dejo de hacer.
-Bueno si lo prefieres te llamo algodón de azúcar, y si que me importa lo que hagas, eres mi compañera te tengo que proteger de los chicos malos.
-Eres tan...
-Terriblemente atractivo y encantador?-dijo el interrumpiéndola- Lo se ,no te culpes de caer rendida a mis brazos.
-Eso no es lo que iba a decir!!- “ coge aire Nikki no dejes que este niñato te estrese” pensó por dentro “ Solo quedan 27 plantas cambia de tema” - Y donde va el bebe a estas horas? Que pasa ya es la hora de la siesta y el biberón?
-En verdad tengo una cita.
-Y yo que pensaba que yo era tus únicos pantalones-dijo ella haciéndose la ofendida.
-Oh no, ella es mucho mas que eso, bueno algodón de azúcar hemos llegado al final del trayecto, nos vemos mañana no me eches mucho de menos.
Scott le guiño un ojo y salio a todo gas del ascensor.
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Como cada vez que entraba en la sala de quimioterapia, todos los pelos del cuerpo se le pusieron de punta al ver a su madre sentada en una de esas butacas con todos esos pequeños tubos entrando por sus brazos,se acercó a ella y la beso en la frente antes de sentarse a la silla del lado la cual las enfermeras ya ponían expresamente por él.
-Como estas cariño?-dijo la madre al ver a su hijo.
-De momento no tenemos nada grande así que un día tranquilo con tiempo para molestar al personal como a mi me gusta.-el le devolvió la sonrisa y le cogió la mano-Estas bien necesitas que llame a Lily o algo?
-No pero hablando de Lily, creo que deberíamos invitarla a cenar un día a casa...-Su madre siempre hacia eso, cuando una chica era buena intentaba presentársela a su encantador hijo para que este dejara de ligarse a toda chica que viese- LYLY!- dijo con su débil voz alta para llamar la atención de la chica.
Lyly era la enfermera que mas cuidaba de su madre, era muy joven recién salida de la universidad, pero lo daba todo para que esa gente se encontrara a justo, siempre tenia una sonrisa en su rostro para ellos y no dudaba en hacerles compañía aunque su turno se hubiese acabado. De físico era muy guapa,aunque algo bajita, tenia el pelo rubio y los ojos verdes.
-Hola señora Scott, como esta hoy?-dijo la muchacha una vez alli- Hola Nathan- le sonrió dulcemente.
-Lyli cariño estrias libre alguna de estas noches?-pregunto la señora Scott.
Ella se extraño pero asintió con la cabeza.
-Bien me gustaría invitarte a cenar a casa, te gusta la pasta? Nathan hace una pasta al pesto buenísima ya verás !!!
Lily iba a rechazar la oferta, eso no era profesional y mucho menos cuando llevaba 4 meses acostándose con su hijo pero vio a la señora Scott tan entusiasmada que no pudo negarse así que le regalo su mejor sonrisa de agradecimiento y se excuso por tener que trabajar.
-Ves Nathan eso es una buena chica, cariño tienes que espabilar que ya tienes 26 años , tienes que empezar a buscar alguien con quien estar.
El se levantó de la silla para acercarla más a su madre, volvió a coger su mano con aun mas fuerza y fingiendo una sonrisa de felicidad le dijo: “ Estoy contigo, la mujer mas guapa y maravillosa del mundo y estoy con el renacuajo ese, que mas puedo pedir mama?” Ella le devolvió el apretón de manos con la fuerza que pudo y le dijo “Tu padre estaría muy orgulloso de ti”.
Al cabo de 2h su madre ya estaba en la ambulancia camino a su casa pero scott aun estaba allí sentado en el coche jugando con su iphone 12.
-Deberíamos contárselo a mi madre...-dijo Scott cuando Lily entro en el coche.
-No podemos y lo sabes, no es profesional y lo ultimo que quiero son problemas en el trabajo, ademas que quieres que le dija a tu madre? “ Perdone señora solo le quería decir que me suelo comer a su hijo con nata todos los días para desayunar y algunas veces con chocolate para cenar, no es nada serio solo eso nos utilizamos para follar”
El sonrió ante las caras que ponía Lily y arranco el coche para dirigirse a la casa de ella.
-Ya hemos llegado...hoy no voy a poder subir, acabo de recibir un mensaje de Nikki diciendo que nos quieren en la base secreta.
Ella sonrió dudosa ante la idea de que su, lo que fuese que era el, dijese con tanta emoción el nombre de otra y con aun esas dudas en su cabeza vio como el coche del el arrancaba a todo gas camino a la división.
Última edición por Katy_casbeck2 el Lun Abr 16, 2012 10:38 am, editado 1 vez
casbeck2- Moderador
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Localización : Santa monica
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Es corto, pero como teniais ganas, pues ala
Aidan le sonrió a la chica morena de la barra que lo miraba desde que había entrado, y levantándose de su taburete mientras se abrochaba el segundo botón de su americana, sintió que aquella era su noche. Después del asesinato de Camille, no se permitía el lujo de tener relaciones estables, y por ello disfrutaba de la facilidad de las relaciones esporádicas.
-Aidan Van Hepburn...-se presentó con descaro, tendiéndole amablemente una mano a la chica.
La desconocida no sonrió, pero reflejó un aura complacida, quizás, al ver que él se había atrevido a dar el primer paso.
-Sarah Fletcher-le respondió, y se le escapó la primera sonrisa, cuando Aidan, besó su mano.
Él esbozó una sonrisa bromista, y se sentó a su lado.
-Me gusta…Sarah, es un nombre bonito.
-Aidan, sin embargo no es muy común hoy en día.
-No, no lo es, me lo pusieron por uno de mis abuelos.
-Entiendo…-murmuró Sarah, dándole vueltas a su vaso.
Aidan, sonrió pícaramente, y se acercó hasta ella, para poder susurrarle:
-Qué tal si vamos a algún lugar más íntimo… -le insinuó, pero cuando Sarah, estaba apunto de contestar, el móvil de Aidan comenzó a sonar, se separó de ella y maldijo para sí-Perdona…-miró, quién era en la pantalla, y le pareció extraño.-Hola cariño…-exclamó, como contestación para que Sarah, lo oyera bien.
-Aidan, a qué no sabes dónde estoy -le preguntó, su hermana entusiasmada, desde la otra línea.
-Dónde…
-Aquí… en Nueva York, al final he venido antes de tiempo.
Aidan, no ocultó su cara de sorpresa y le sonrió seductoramente a Sarah, que estaba mirándolo ligeramente celosa.
-Es perfecto…En que hotel estás
-No estoy en ningún hotel, estoy aún en el aeropuerto, necesito que vengas a buscarme.
Aidan, suspiró e intentó escaquearse:
-No puedes coger un taxi…
-Vale, de todas maneras, unos chicos muy simpáticos se han ofrecido a llevarme...me están diciendo que tienen algo de Magia Gris o algo así….Pero te recuerdo que tendrás que ser tú, quién les comunique a papá y mamá, que su hija favorita ha aparecido muerta…
-Está bien, está bien…-la interrumpió Aidan, con fastidio- Eres una chantajista.
Meggan, le dio las gracias mientras le hacía burlas y colgó.
-Quién es -le preguntó Sarah, fijándose en la foto que había aparecido en la pantalla de llamada.
-Mi novia-le respondió siguiendo con el juego-No…-le negó por fin- has picado, es mi hermana …A que es guapa
-Muy guapa, pero me gusta más su hermano.-le respondió Sarah, poniendo con picardía su mano en la entrepierna de Aidan. Él trago saliva, y apunto estuvo de olvidar a posta a Meggan.
-Ha vuelto de Italia…siempre ha vivido allí con mis padres, hace dos años que no viene a Nueva York…y lo siento, pero tengo que ir a recogerla…ahora.
-Espero no haberte jodido ninguna cita.-le dijo Meggan, mientras se subía de copiloto en el coche.
Aidan, le lanzó una teatral mirada asesina y arrancó su Audi de última generación:
-Lo has hecho, pero mis ganas de verte y mi deber de hermano mayor han podido conmigo.
Meggan frunció el ceño irónicamente.
-Ya…claro, te has cagado cuando te he amenazado con papá y mamá, mucha División, y muchas pistolas…
-Es así cómo os enseñan a hablar en la universidad… -la interrumpió Aidan, sobretodo para conservar gran parte de su orgullo.
-En la de Nápoles quizás sí.-Meggan rió y Aidan la acompañó después.
La verdad era que tenía muchas ganas de volver a estar junto a su hermana, era una chica alegre y parlanchina, y siempre conseguía sacarle sus mejores facetas.
-Me alegro de que estés aquí-le dijo, dándole una suave palmada en la rodilla.
Megg le devolvió el golpe y sonrió:
-Yo también.
-Odio que estés aquí-gritó Aidan-Es qué te has vuelto loca
-Pues claro que no…ya he tomado la decisión.
Aidan, se paseó nervioso por el salón de su piso, pues no podía creer lo que estaba oyendo.
-Eres…demasiado… pija….para esto.
Meggan, se echó a reír.
- Soy una adulta…
-Qué piensan papá y mamá…
-Mamá está a favor, me apoya…
Aidan, suspiró y agarró por los hombros a su hermana:
-Este trabajo no es una broma, podrían asesinarte, cada día expondrás tu vida…De verdad quieres eso… -le preguntó, mirándola a los ojos.
-Sí, todos podemos morir cada día, todos tenemos la misma probabilidad de morir… y sí puedo aprovechar mi probabilidad para ayudar a otras personas, lo haré gustosa…lo voy a hacer.-le respondió tranquila, quitando de sus hombros las manos de Aidan.
A Aidan, le vinieron a la cabeza todo tipo de pensamientos nefastos, Camille…y el asesino que no había logrado encontrar, regurgitaron en su mente haciéndole daño con un golpe seco.
-Eres brillante…Puedes seguir siendo una persona increíble, pero si entras en la División, el trabajo consumirá tu vida, no estás hecha de esa pasta…
Meggan, no comprendía porque su hermano se ponía de esa manera, pero se estaba hartando, de que le dijeran que tenía que hacer todo el tiempo.
-Ohh por favor, deja de hacer eso, ni tú ni papa tenéis derecho a decidir por mi, yo soy dueña de mi vida no vosotros, ya no soy una niña, asumidlo.
Aidan, iba a replicarle, pero por ahora no se le ocurrían más argumentos:
-No puedo hacer nada para que cambies de idea .-le preguntó triste.
Meggan, negó con la cabeza y lo miró a los ojos.
-No, me lo he pasado muy bien.
El móvil de Aidan, sonó con furia y este se acercó para cogerlo. Miró la pantalla, descolgó y después de oír a su interlocutor, con un simple voy para allá, dio por finalizada la llamada.
-Ves no hay horarios ni días, mi vida es mi trabajo.-le dijo, saliendo por la puerta cómo alma que lleva el diablo.
Aparcó enfrente de la casa de Ruth, y se echó hacia atrás en el asiento mientras esperaba a su compañera, le había empezado un fuerte dolor de cabeza y hoy odiaba su trabajo.
-Qué te ocurre, Man in Blanck -le preguntó Ruth, cuando hubo llegado.-Te han dejado a medias -agregó con una risita.
Aidan la miró y sonrió al escucha su mote, Ruth lo llamaba así, pues siempre iba de negro para trabajar, y era ya una costumbre adquirida con el tiempo.
-No me han dejado a medias porque no he podido hacer nada…mi maravillosa hermana, está aquí…
Ruth, lo miró extrañada, ya que conocía la buena relación que mantenían.
-Y….Eso es…malo
-Sí, lo es si…va a entrar en la academia dentro de tres días. Espero que al primer día abandone.
Ruth, tragó saliva y notó la expresión triste y dolida de Aidan.
-Quizás se le de bien…Aidan, tu hermana…no es Camille, nadie lo es.
Callaron y compartieron una mirada significativa, a veces se e olvidaba lo bien que lo conocía, y en cierta manera que Ruth, fuera consiente de sus miedos interiores lo hacía sentir un pelín mejor.
-Lo sé…-susurró él.
Se sonrieron y Ruth se sentó bien en su asiento:
-Ahora arranca, no quiero que piensen que estamos liados.
-Ya te gustaría.
-Ohhh sí, me muero por ver tus armarios llenos de ropa de portero de discoteca, todo negro….-bromeó Ruth, mientras Aidan arrancaba y aceleraba rumo hacia la División.
Aidan le sonrió a la chica morena de la barra que lo miraba desde que había entrado, y levantándose de su taburete mientras se abrochaba el segundo botón de su americana, sintió que aquella era su noche. Después del asesinato de Camille, no se permitía el lujo de tener relaciones estables, y por ello disfrutaba de la facilidad de las relaciones esporádicas.
-Aidan Van Hepburn...-se presentó con descaro, tendiéndole amablemente una mano a la chica.
La desconocida no sonrió, pero reflejó un aura complacida, quizás, al ver que él se había atrevido a dar el primer paso.
-Sarah Fletcher-le respondió, y se le escapó la primera sonrisa, cuando Aidan, besó su mano.
Él esbozó una sonrisa bromista, y se sentó a su lado.
-Me gusta…Sarah, es un nombre bonito.
-Aidan, sin embargo no es muy común hoy en día.
-No, no lo es, me lo pusieron por uno de mis abuelos.
-Entiendo…-murmuró Sarah, dándole vueltas a su vaso.
Aidan, sonrió pícaramente, y se acercó hasta ella, para poder susurrarle:
-Qué tal si vamos a algún lugar más íntimo… -le insinuó, pero cuando Sarah, estaba apunto de contestar, el móvil de Aidan comenzó a sonar, se separó de ella y maldijo para sí-Perdona…-miró, quién era en la pantalla, y le pareció extraño.-Hola cariño…-exclamó, como contestación para que Sarah, lo oyera bien.
-Aidan, a qué no sabes dónde estoy -le preguntó, su hermana entusiasmada, desde la otra línea.
-Dónde…
-Aquí… en Nueva York, al final he venido antes de tiempo.
Aidan, no ocultó su cara de sorpresa y le sonrió seductoramente a Sarah, que estaba mirándolo ligeramente celosa.
-Es perfecto…En que hotel estás
-No estoy en ningún hotel, estoy aún en el aeropuerto, necesito que vengas a buscarme.
Aidan, suspiró e intentó escaquearse:
-No puedes coger un taxi…
-Vale, de todas maneras, unos chicos muy simpáticos se han ofrecido a llevarme...me están diciendo que tienen algo de Magia Gris o algo así….Pero te recuerdo que tendrás que ser tú, quién les comunique a papá y mamá, que su hija favorita ha aparecido muerta…
-Está bien, está bien…-la interrumpió Aidan, con fastidio- Eres una chantajista.
Meggan, le dio las gracias mientras le hacía burlas y colgó.
-Quién es -le preguntó Sarah, fijándose en la foto que había aparecido en la pantalla de llamada.
-Mi novia-le respondió siguiendo con el juego-No…-le negó por fin- has picado, es mi hermana …A que es guapa
-Muy guapa, pero me gusta más su hermano.-le respondió Sarah, poniendo con picardía su mano en la entrepierna de Aidan. Él trago saliva, y apunto estuvo de olvidar a posta a Meggan.
-Ha vuelto de Italia…siempre ha vivido allí con mis padres, hace dos años que no viene a Nueva York…y lo siento, pero tengo que ir a recogerla…ahora.
...
-Espero no haberte jodido ninguna cita.-le dijo Meggan, mientras se subía de copiloto en el coche.
Aidan, le lanzó una teatral mirada asesina y arrancó su Audi de última generación:
-Lo has hecho, pero mis ganas de verte y mi deber de hermano mayor han podido conmigo.
Meggan frunció el ceño irónicamente.
-Ya…claro, te has cagado cuando te he amenazado con papá y mamá, mucha División, y muchas pistolas…
-Es así cómo os enseñan a hablar en la universidad… -la interrumpió Aidan, sobretodo para conservar gran parte de su orgullo.
-En la de Nápoles quizás sí.-Meggan rió y Aidan la acompañó después.
La verdad era que tenía muchas ganas de volver a estar junto a su hermana, era una chica alegre y parlanchina, y siempre conseguía sacarle sus mejores facetas.
-Me alegro de que estés aquí-le dijo, dándole una suave palmada en la rodilla.
Megg le devolvió el golpe y sonrió:
-Yo también.
2 horas después…
-Odio que estés aquí-gritó Aidan-Es qué te has vuelto loca
-Pues claro que no…ya he tomado la decisión.
Aidan, se paseó nervioso por el salón de su piso, pues no podía creer lo que estaba oyendo.
-Eres…demasiado… pija….para esto.
Meggan, se echó a reír.
- Soy una adulta…
-Qué piensan papá y mamá…
-Mamá está a favor, me apoya…
Aidan, suspiró y agarró por los hombros a su hermana:
-Este trabajo no es una broma, podrían asesinarte, cada día expondrás tu vida…De verdad quieres eso… -le preguntó, mirándola a los ojos.
-Sí, todos podemos morir cada día, todos tenemos la misma probabilidad de morir… y sí puedo aprovechar mi probabilidad para ayudar a otras personas, lo haré gustosa…lo voy a hacer.-le respondió tranquila, quitando de sus hombros las manos de Aidan.
A Aidan, le vinieron a la cabeza todo tipo de pensamientos nefastos, Camille…y el asesino que no había logrado encontrar, regurgitaron en su mente haciéndole daño con un golpe seco.
-Eres brillante…Puedes seguir siendo una persona increíble, pero si entras en la División, el trabajo consumirá tu vida, no estás hecha de esa pasta…
Meggan, no comprendía porque su hermano se ponía de esa manera, pero se estaba hartando, de que le dijeran que tenía que hacer todo el tiempo.
-Ohh por favor, deja de hacer eso, ni tú ni papa tenéis derecho a decidir por mi, yo soy dueña de mi vida no vosotros, ya no soy una niña, asumidlo.
Aidan, iba a replicarle, pero por ahora no se le ocurrían más argumentos:
-No puedo hacer nada para que cambies de idea .-le preguntó triste.
Meggan, negó con la cabeza y lo miró a los ojos.
-No, me lo he pasado muy bien.
El móvil de Aidan, sonó con furia y este se acercó para cogerlo. Miró la pantalla, descolgó y después de oír a su interlocutor, con un simple voy para allá, dio por finalizada la llamada.
-Ves no hay horarios ni días, mi vida es mi trabajo.-le dijo, saliendo por la puerta cómo alma que lleva el diablo.
Aparcó enfrente de la casa de Ruth, y se echó hacia atrás en el asiento mientras esperaba a su compañera, le había empezado un fuerte dolor de cabeza y hoy odiaba su trabajo.
-Qué te ocurre, Man in Blanck -le preguntó Ruth, cuando hubo llegado.-Te han dejado a medias -agregó con una risita.
Aidan la miró y sonrió al escucha su mote, Ruth lo llamaba así, pues siempre iba de negro para trabajar, y era ya una costumbre adquirida con el tiempo.
-No me han dejado a medias porque no he podido hacer nada…mi maravillosa hermana, está aquí…
Ruth, lo miró extrañada, ya que conocía la buena relación que mantenían.
-Y….Eso es…malo
-Sí, lo es si…va a entrar en la academia dentro de tres días. Espero que al primer día abandone.
Ruth, tragó saliva y notó la expresión triste y dolida de Aidan.
-Quizás se le de bien…Aidan, tu hermana…no es Camille, nadie lo es.
Callaron y compartieron una mirada significativa, a veces se e olvidaba lo bien que lo conocía, y en cierta manera que Ruth, fuera consiente de sus miedos interiores lo hacía sentir un pelín mejor.
-Lo sé…-susurró él.
Se sonrieron y Ruth se sentó bien en su asiento:
-Ahora arranca, no quiero que piensen que estamos liados.
-Ya te gustaría.
-Ohhh sí, me muero por ver tus armarios llenos de ropa de portero de discoteca, todo negro….-bromeó Ruth, mientras Aidan arrancaba y aceleraba rumo hacia la División.
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Bueno, aqui os dejo la presentación de Rose. Es cortita, pero estaba muy escasa de ideas... Además solamente tengo un personaje que presentar así que tampoco tenía demasiado material
Rose Sawyer se removía inquieta en el asiento del aeropuerto. El vuelo iba con retraso. Lo que le faltaba. Miró nerviosa su reloj. Una hora de retraso ya… ¡Malditas aerolíneas alemanas!
Miró otra vez la pantalla de las “llegadas” y vio ilusionada como el vuelo de Berlín que estaba esperando ya había aterrizado. Se situó en la puerta por donde salían los pasajeros y esperó.
Al cabo de diez minutos le vio de lejos y no pudo evitar chillar su nombre.
- ¡Arthur! – gritó haciendo que todo el mundo se girara hacia ella.
Cuando Arthur posicionó sus ojos en ella sonrió ampliamente. Rose no pudo resistirlo y salió corriendo en su dirección a abrazarle.
Saltó hacia él y él la cogió en brazos. Ella cruzó sus piernas en su cintura y sus brazos en su cuello. Se abrazaron con fuerza.
- Te he echado mucho de menos – dijo ella, sin poder evitar reír.
- Y yo a ti pequeña – dijo él cariñosamente mientras la dejaba en el suelo.
- Te he dicho que no me llames pequeña, solo nos llevamos tres años – se quejó Rose.
- Eso te hace más pequeña que yo y me da el derecho a manifestarlo – contestó Arthur cogiendo su maleta por el mango y poniéndose en movimiento.
- Ya, ya… Bueno, que sepas que he limpiado la casa por ti – dijo Rose orgullosa.
- ¿En serio? ¿No me voy a encontrar un vertedero como la última vez? – dijo él divertido, recordando lo desordenada que era su amiga.
- Mmm… eso júzgalo por ti mismo – contestó ella – ¡Venga va, que tenemos poco tiempo y muchas cosas que hacer!
Miró otra vez la pantalla de las “llegadas” y vio ilusionada como el vuelo de Berlín que estaba esperando ya había aterrizado. Se situó en la puerta por donde salían los pasajeros y esperó.
Al cabo de diez minutos le vio de lejos y no pudo evitar chillar su nombre.
- ¡Arthur! – gritó haciendo que todo el mundo se girara hacia ella.
Cuando Arthur posicionó sus ojos en ella sonrió ampliamente. Rose no pudo resistirlo y salió corriendo en su dirección a abrazarle.
Saltó hacia él y él la cogió en brazos. Ella cruzó sus piernas en su cintura y sus brazos en su cuello. Se abrazaron con fuerza.
- Te he echado mucho de menos – dijo ella, sin poder evitar reír.
- Y yo a ti pequeña – dijo él cariñosamente mientras la dejaba en el suelo.
- Te he dicho que no me llames pequeña, solo nos llevamos tres años – se quejó Rose.
- Eso te hace más pequeña que yo y me da el derecho a manifestarlo – contestó Arthur cogiendo su maleta por el mango y poniéndose en movimiento.
- Ya, ya… Bueno, que sepas que he limpiado la casa por ti – dijo Rose orgullosa.
- ¿En serio? ¿No me voy a encontrar un vertedero como la última vez? – dijo él divertido, recordando lo desordenada que era su amiga.
- Mmm… eso júzgalo por ti mismo – contestó ella – ¡Venga va, que tenemos poco tiempo y muchas cosas que hacer!
***
- ¿Y dices que te van a ascender? – preguntó Rose mientras se llevaba un trozo de pizza a la boca.
Estaban ya en su piso. Se habían pasado el día visitando Nueva York y habían decidido comer pizza para cenar, puesto que las habilidades culinarias de Rose eran muy limitadas y se había negado a que Arthur cocinara, era su invitado. Arthur solamente se quedaba una noche en la ciudad pues al día siguiente tenía que marchar hacia Chicago a ver a su familia y luego volver a Berlín, donde residía y trabajaba desde hacía unos dos años.
- Bueno, no es seguro, pero el jefe del proyecto fue despedido por incompetencia fiscal así que solo hay dos candidatos para sustituirle, y yo estoy entre ellos. Pero no es nada seguro – insistió él.
- Nah, seguro que te ascienden, eres un gran arquitecto y nadie podría resistirse a tu sonrisa de bonachón – dijo riendo – además llevas ya mucho tiempo trabajando para ellos.
- Cierto, pero mi compañero lleva más que yo y es un gran arquitecto también, así que prefiero no hacerme ilusiones. Con todo lo que comes no entiendo cómo puedes estar tan en forma – dijo alzando una ceja de ambigüedad cuando vio que su amiga cogía otro trozo de pizza. Ya se había comido una pizza entera y ahora estaba robando de la suya, más las patatas de bolsa y un frankfurt. – O como mínimo no entiendo cómo puedes mantener la salud después de tanta comida basura ¿Sabes lo que es la verdura? – se ganó un golpe de codo como respuesta, pues Rose tenía la boca llena de pizza - Cambiando de tema ¿Cómo te va en la División?
- Fien… - acabo de tragar la pizza - Bien, bueno, creo que dentro de poco tendremos a algún novato, carne fresca, ya me entiendes.
- No seas mala con ellos.
- Nunca lo soy – dijo ella sonriendo pícaramente.
- ¿Ah no? ¿Cómo se llamaba ese compañero tuyo? ¿Jimmy Jones?
- Lo de Jimmy no fue culpa mía, se marchó porque no sabía aguantar un cuerpo translúcido…
- Bueno, lo que sea, tu pórtate bien.
- Sí, mi capitán – dijo poniendo su mano derecha en su frente a modo de saludo militar – Sabes que no le haría nada serio a nadie… - dijo poniéndose seria, bajando los ojos hacia su pizza.
- Lo sé – dijo él sonriendo con amabilidad y comprensión, recordando lo mal que su amiga lo había pasado en el instituto y cómo le había costado abrirse a la gente en la universidad. Muchas veces deseaba haber ido al instituto con ella porque así les hubiese pateado el trasero a todos esos imbéciles... – Eh, ¿Te apetece hacer una maratón de Doctor Who? – dijo para animarla.
Ella levantó la cabeza de repente sonriendo y de un saltó se levantó para dirigirse a su habitación. Al cabo de unos segundos apareció por la puerta con una gran caja donde se podía leer “Doctor Who” en letras azules.
- Tú decides la temporada – dijo ella haciendo que él riera.
Estaban ya en su piso. Se habían pasado el día visitando Nueva York y habían decidido comer pizza para cenar, puesto que las habilidades culinarias de Rose eran muy limitadas y se había negado a que Arthur cocinara, era su invitado. Arthur solamente se quedaba una noche en la ciudad pues al día siguiente tenía que marchar hacia Chicago a ver a su familia y luego volver a Berlín, donde residía y trabajaba desde hacía unos dos años.
- Bueno, no es seguro, pero el jefe del proyecto fue despedido por incompetencia fiscal así que solo hay dos candidatos para sustituirle, y yo estoy entre ellos. Pero no es nada seguro – insistió él.
- Nah, seguro que te ascienden, eres un gran arquitecto y nadie podría resistirse a tu sonrisa de bonachón – dijo riendo – además llevas ya mucho tiempo trabajando para ellos.
- Cierto, pero mi compañero lleva más que yo y es un gran arquitecto también, así que prefiero no hacerme ilusiones. Con todo lo que comes no entiendo cómo puedes estar tan en forma – dijo alzando una ceja de ambigüedad cuando vio que su amiga cogía otro trozo de pizza. Ya se había comido una pizza entera y ahora estaba robando de la suya, más las patatas de bolsa y un frankfurt. – O como mínimo no entiendo cómo puedes mantener la salud después de tanta comida basura ¿Sabes lo que es la verdura? – se ganó un golpe de codo como respuesta, pues Rose tenía la boca llena de pizza - Cambiando de tema ¿Cómo te va en la División?
- Fien… - acabo de tragar la pizza - Bien, bueno, creo que dentro de poco tendremos a algún novato, carne fresca, ya me entiendes.
- No seas mala con ellos.
- Nunca lo soy – dijo ella sonriendo pícaramente.
- ¿Ah no? ¿Cómo se llamaba ese compañero tuyo? ¿Jimmy Jones?
- Lo de Jimmy no fue culpa mía, se marchó porque no sabía aguantar un cuerpo translúcido…
- Bueno, lo que sea, tu pórtate bien.
- Sí, mi capitán – dijo poniendo su mano derecha en su frente a modo de saludo militar – Sabes que no le haría nada serio a nadie… - dijo poniéndose seria, bajando los ojos hacia su pizza.
- Lo sé – dijo él sonriendo con amabilidad y comprensión, recordando lo mal que su amiga lo había pasado en el instituto y cómo le había costado abrirse a la gente en la universidad. Muchas veces deseaba haber ido al instituto con ella porque así les hubiese pateado el trasero a todos esos imbéciles... – Eh, ¿Te apetece hacer una maratón de Doctor Who? – dijo para animarla.
Ella levantó la cabeza de repente sonriendo y de un saltó se levantó para dirigirse a su habitación. Al cabo de unos segundos apareció por la puerta con una gran caja donde se podía leer “Doctor Who” en letras azules.
- Tú decides la temporada – dijo ella haciendo que él riera.
***
Estaban en el aeropuerto, frente la entrada del control de maletas. Era temprano, el vuelo salía directo a Chicago bien pronto.
- ¿Seguro que te tienes que ir? – preguntó Rose haciendo un puchero – Casi no nos ha dado tiempo a hacer nada…
- Lo siento pequeña, pero mi madre me ha prometido galletas – bromeó él, ganándose un golpe en el brazo de parte de Rose. – No te preocupes, intentaré que la próxima vez sean más días.
- Y que sea pronto, llevaba seis meses sin verte Míster “arquitecto importante” – le reprochó Rose.
- Lo siento – se disculpó él – Pero tú también puedes venir ¿eh? Que en mi casa caben muchos de tus trastos fikis.
- Si nos asignan algún caso en Berlín será lo primero que haré – dijo dándole un beso en la mejilla pues el vuelo salía en pocos minutos y no quería retrasarle – Bueno, vete ya o perderás el vuelo.
- A sus órdenes capitana – dijo él imitando el gesto que había hecho ella la noche anterior – Recuerda ¡Se simpática!
- Lo que tú digas – contestó ella mientras él pasaba por el control. Él se limitó a sonreír.
Estuvieron despidiéndose con la mano hasta que perdió de vista a Arthur. Rose se puso las manos en los bolsillo.
“Tengo que llamar a Texas” pensó “Hace tiempo que no sé de ellos…”
Cogió el móvil y marcó el número de su padre mientras salía tranquilamente del aeropuerto.
- ¿Seguro que te tienes que ir? – preguntó Rose haciendo un puchero – Casi no nos ha dado tiempo a hacer nada…
- Lo siento pequeña, pero mi madre me ha prometido galletas – bromeó él, ganándose un golpe en el brazo de parte de Rose. – No te preocupes, intentaré que la próxima vez sean más días.
- Y que sea pronto, llevaba seis meses sin verte Míster “arquitecto importante” – le reprochó Rose.
- Lo siento – se disculpó él – Pero tú también puedes venir ¿eh? Que en mi casa caben muchos de tus trastos fikis.
- Si nos asignan algún caso en Berlín será lo primero que haré – dijo dándole un beso en la mejilla pues el vuelo salía en pocos minutos y no quería retrasarle – Bueno, vete ya o perderás el vuelo.
- A sus órdenes capitana – dijo él imitando el gesto que había hecho ella la noche anterior – Recuerda ¡Se simpática!
- Lo que tú digas – contestó ella mientras él pasaba por el control. Él se limitó a sonreír.
Estuvieron despidiéndose con la mano hasta que perdió de vista a Arthur. Rose se puso las manos en los bolsillo.
“Tengo que llamar a Texas” pensó “Hace tiempo que no sé de ellos…”
Cogió el móvil y marcó el número de su padre mientras salía tranquilamente del aeropuerto.
***
Era ya la tarde y Rose seguía disfrutando de su último día libre mientras comía un helado en Central Park en un banco, junto a su bicicleta. Se había pasado el día recorriendo Manhattan en bicileta. Hacía una tarde preciosa, llena de sol, los últimos resquicios de verano. Aunque ya se empezaba a notar que se aproximaba el otoño, algunos árboles con sus pequeñas hojas naranjas así lo presagiaban. En frente suyo unos niños jugaban a vóleibol junto a sus padres, chillando, corriendo, riendo, llenándose de barro que se había formado por las lluvias de los días anteriores. A su lado unos jóvenes se reían de un programa de televisión de comedia. Unas chicas a lo lejos jugaban con sus perros y una niña hacía volar una cometa junto a su madre. Cerca de ellas una pareja hacía un picnic junto a su bebé, con el cual jugaban haciéndole volar. Sonrió ante el panorama.
Cerró los ojos y respiró profundamente. Central Park era lo más parecido a escapar de la ciudad que podía hacer últimamente. Cuando se metía en las partes más boscosas ni siquiera parecía que estuviese en Nueva York, los árboles tapaban los rascacielos y los pequeños ríos daban la imagen de estar en un profundo bosque. Solía escaparse allí con un libro y su bicicleta siempre que se sentía un poco sola. Y precisamente eso era lo que iba a hacer. Buscó en la bolsa de la cesta de su bicicleta y sacó el libro que estaba leyendo. Le esperaba una apacible tarde de lectura y galletas de emergencia.
Rose se encogió en si misma emocionada, ese libro era buenísimo. Ya era de noche, aunque casi no se había dado cuenta de que las horas habían pasado tan rápido. De repente una sombra le quitó la luz de la farola que la iluminaba, impidiendo que pudiese leer.
- Apreciaría mucho que apartaras tu trasero de ahí, si no te importa – pidió medio cabreada sin apartar la mirada del libro.
- Dame todo lo que lleves – dijo una voz de hombre temblorosa y nerviosa, claramente estaba bajo los efectos de la droga.
- Mmm… lo siento pero no llevo nada más que este libro, que por cierto no puedo leer porque me tapas la luz – contestó ella ignorándole e intentando leer en la sombra, forzando los ojos.
Entonces de un manotazo el yonki le tiró el libro, dándole de rebote una bofetada en la cara. Rose soltó un bufido, una risa incrédula.
- No acabas de hacer lo que acabas de hacer – dijo mirándole entre medio cabreada y medio divertida.
- Te he dicho que me des todo lo que tengas – insistió él.
Rose pudo ver que el hombre más que un hombre era un chaval, veinte años como mucho. Blanco, aunque tan sucio que casi no se le veía la cara. Estaba temblando, claramente colocado. Y para su diversión la estaba amenazando con una navaja. El pobre daba más pena que miedo.
- Si te largas por patas tal vez no te de una patada en el culo – dijo Rose levantándose del banco, entre amenazándole y aconsejándole - Y más te vale que la bofetada no deje marca.
Pero él, seguramente movido por las drogas, se acercó más a ella, blandiendo la navaja hacia delante, como si quisiera clavársela pero solo llegara a tocar el aire. Cuando movió el brazo para adelante para clavarle la navaja a Rose. Ella se apartó fácilmente, le dio un golpe en el costado, justo en las costillas, y le quitó la navaja con rapidez, haciéndose un pequeño corte en el dedo índice.
El chico había caído al suelo, quejándose de dolor mientras se agarraba el costado donde había recibido el golpe, como si tuviese miedo de que los órganos se le fueran a salir y los estuviese sujetando hacia adentro.
Rose se sintió un poco mal por él, al fin y al cabo era un pobre crío drogado. Pero la había amenazado y tendría que asumir las consecuencias de sus actos.
El chico abrió los ojos con miedo y empezó a gimotear cuando ella se puso encima de él con la navaja delante de su nariz. No le iba a hacer nada, solamente quería asustarle.
- ¿Por dónde deberíamos empezar? – se preguntó a sí misma en voz alta.
Pero de repente le empezó a sonar el móvil.
- Salvado por la campana – dijo ella poniéndose en pié y buscando el móvil en su bolsillo mientras se llevaba el dedo con el corte a la boca. Mientras tanto el yonki había aprovechado para salir corriendo, tropezándose en la hierba cada pocos pasos.
Miró la pantalla y vio el nombre de Nikki, la semana de vacaciones definitivamente había terminado. “Bueno, ha sido bonito mientras ha durado” pensó mientras cogía la llamada.
- Voy para allá – dijo después de que Nikki le comunicara que debía presentarse de inmediato en la base.
Cuando hubo colgado se dirigió al banco, guardó el libro en la cesta de la bicileta y se subió en ella. “Creo que pasaré por el deli antes, no se debe trabajar con el estómago vacío” pensó mientras empezaba a pedalear hacia la División. La adrenalina empezó a correr pos sus venas, esperaba que ese fuera algún caso emocionante.
Cerró los ojos y respiró profundamente. Central Park era lo más parecido a escapar de la ciudad que podía hacer últimamente. Cuando se metía en las partes más boscosas ni siquiera parecía que estuviese en Nueva York, los árboles tapaban los rascacielos y los pequeños ríos daban la imagen de estar en un profundo bosque. Solía escaparse allí con un libro y su bicicleta siempre que se sentía un poco sola. Y precisamente eso era lo que iba a hacer. Buscó en la bolsa de la cesta de su bicicleta y sacó el libro que estaba leyendo. Le esperaba una apacible tarde de lectura y galletas de emergencia.
***
Rose se encogió en si misma emocionada, ese libro era buenísimo. Ya era de noche, aunque casi no se había dado cuenta de que las horas habían pasado tan rápido. De repente una sombra le quitó la luz de la farola que la iluminaba, impidiendo que pudiese leer.
- Apreciaría mucho que apartaras tu trasero de ahí, si no te importa – pidió medio cabreada sin apartar la mirada del libro.
- Dame todo lo que lleves – dijo una voz de hombre temblorosa y nerviosa, claramente estaba bajo los efectos de la droga.
- Mmm… lo siento pero no llevo nada más que este libro, que por cierto no puedo leer porque me tapas la luz – contestó ella ignorándole e intentando leer en la sombra, forzando los ojos.
Entonces de un manotazo el yonki le tiró el libro, dándole de rebote una bofetada en la cara. Rose soltó un bufido, una risa incrédula.
- No acabas de hacer lo que acabas de hacer – dijo mirándole entre medio cabreada y medio divertida.
- Te he dicho que me des todo lo que tengas – insistió él.
Rose pudo ver que el hombre más que un hombre era un chaval, veinte años como mucho. Blanco, aunque tan sucio que casi no se le veía la cara. Estaba temblando, claramente colocado. Y para su diversión la estaba amenazando con una navaja. El pobre daba más pena que miedo.
- Si te largas por patas tal vez no te de una patada en el culo – dijo Rose levantándose del banco, entre amenazándole y aconsejándole - Y más te vale que la bofetada no deje marca.
Pero él, seguramente movido por las drogas, se acercó más a ella, blandiendo la navaja hacia delante, como si quisiera clavársela pero solo llegara a tocar el aire. Cuando movió el brazo para adelante para clavarle la navaja a Rose. Ella se apartó fácilmente, le dio un golpe en el costado, justo en las costillas, y le quitó la navaja con rapidez, haciéndose un pequeño corte en el dedo índice.
El chico había caído al suelo, quejándose de dolor mientras se agarraba el costado donde había recibido el golpe, como si tuviese miedo de que los órganos se le fueran a salir y los estuviese sujetando hacia adentro.
Rose se sintió un poco mal por él, al fin y al cabo era un pobre crío drogado. Pero la había amenazado y tendría que asumir las consecuencias de sus actos.
El chico abrió los ojos con miedo y empezó a gimotear cuando ella se puso encima de él con la navaja delante de su nariz. No le iba a hacer nada, solamente quería asustarle.
- ¿Por dónde deberíamos empezar? – se preguntó a sí misma en voz alta.
Pero de repente le empezó a sonar el móvil.
- Salvado por la campana – dijo ella poniéndose en pié y buscando el móvil en su bolsillo mientras se llevaba el dedo con el corte a la boca. Mientras tanto el yonki había aprovechado para salir corriendo, tropezándose en la hierba cada pocos pasos.
Miró la pantalla y vio el nombre de Nikki, la semana de vacaciones definitivamente había terminado. “Bueno, ha sido bonito mientras ha durado” pensó mientras cogía la llamada.
- Voy para allá – dijo después de que Nikki le comunicara que debía presentarse de inmediato en la base.
Cuando hubo colgado se dirigió al banco, guardó el libro en la cesta de la bicileta y se subió en ella. “Creo que pasaré por el deli antes, no se debe trabajar con el estómago vacío” pensó mientras empezaba a pedalear hacia la División. La adrenalina empezó a correr pos sus venas, esperaba que ese fuera algún caso emocionante.
***
Espero que os haya gustado... me ha quedado cortísimo Pero como es una presentación no me lo tengais muy en cuenta...
Nueva info: Rose es desordenada, comilona y nula en la cocina (concretamente sus habilidades culinarias se basan en barbacoas y desayunos típicos americanos a base de huevos fritos o revueltos, salchichas y bacon, también sabe hacer tortilla francesa ).
Nueva info: Rose es desordenada, comilona y nula en la cocina (concretamente sus habilidades culinarias se basan en barbacoas y desayunos típicos americanos a base de huevos fritos o revueltos, salchichas y bacon, también sabe hacer tortilla francesa ).
egaara- Autor de best-seller
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
que capi tan cutre y tan enano, no me gusta para nada. pero en fin, que le vamos a hacer...
Un gato, vestido con un traje con corbata inclusive, paseaba por la calle con su maletín cogido con una mano y el periódico cogido con la otra. Cuando, de pronto, una maceta volaba y caía hacia el suelo, estampándose contra su cabeza, lo que hizo que de su cabeza saliesen destellos y estrellas.
Anne: ¿Qué ves? – preguntó, cuando llegó a la cocina.
Jake: Nada especial. – comentó, sin despegar la mirada de la pantalla, masticando distraídamente un trozo de tostada.
Anne arrastró sus pies descalzos hacia la cocina, donde cogió cereales, un bol, una cuchara y el brik de leche, y volvió para sentarse junto a su hermano.
Anne: Tenía pensado ir con Chelsea y Mel a hacer unas compras. – comentó ella. – Aún queda un mes para que empiece la universidad, así que estoy libre. Le pediré a papá que me acerque.
Jake: ¿Va a ir Will también? – miró a su hermana.
Will era el “casi novio” de Anne, el cual apenas se atrevía a pisa la casa por miedo a su padre.
Anne: He dicho Chelsea y Mel, Jake.
Jake: Entonces te dejará ir. – y volvió a centrar su atención en los dibujos animados.
Como si les hubiese escuchado, un hombre vestido aún en pijama y con el pelo grisáceo enmarañado, apareció en el comedor.
Jake: Hablando del rey de Roma. – musitó Jake para él, sin apartar la mirada de la tele.
Anne: Por la puerta asoma. – canturreó en voz baja ella. Luego alzó el tono y dijo, con voz demasiado entusiasmada para tratarse de la suya por las mañanas: - ¡Buenos días!
Él, como única respuesta, bostezó y se acercó a coger un vaso de agua.
Luego volvió al comedor, y como si estuviese en la mitad de una conversación, dijo:
Simon: ¿Estás seguro, Jake?
Jake le lanzó una mirada fugaz y luego volvió a los dibujos.
Jake: ¿Si estoy seguro de qué? – preguntó, aun sabiendo de lo que estaba hablando.
Simon: Sabes bien a lo que me refiero. – dijo, poniéndose estratégicamente delante de la televisión.
Jake: Papá, apártate. Estoy viendo a un gato con traje. – exclamó Jake, dándole importancia a los dibujos.
Simon, como respuesta, giró la cabeza y miró la tele por encima de su hombro.
Simon: Ya veo. Una gran fuente educativa. – comentó, sarcásticamente. Luego volvió a mirar a su hijo, esta vez más seriamente. – No me gusta la idea.
Jake: ¿De trabajar en la DC? ¿Por qué no? Siempre nos contabas cosas buenas sobre ella.
Simon: ¡Mentira! – exclamó. Luego quedó un rato callado. – No lo hacía.
Jake: Si, lo hacías. ¿A que sí, Anne? – le dio un suave codazo a su hermana.
Anne: No, no lo hacía. Decía cosas malísimas. – dijo, peloteando a su padre.
Este la miró durante unos instantes, con los ojos entrecerrados y luego, con un suspiro, le pregunto:
Simon: ¿Qué es lo que quieres?
Anne: ¿Por qué siempre que me pongo de tu parte tienes la mala idea de que es para conseguir algo? – dijo con fingida teatralidad.
Simon: Porque eres mi hija y porque es lo que haría yo.
Jake: Quiere que le acerques a Times Square más tarde.
Simon: De acuerdo. – luego volvió a mirar a Jake. – Son federales.
Jake: Ahora yo también lo soy.
Simon: Pero no me seas obtuso, Jake. Con la carrera y el título de la academia, podrías trabajar para el Gobierno. Siempre tienen trapicheos ocultos.
Jake no respondió, se le quedó mirando con una ceja alzada mientras continuaba masticando.
Simon: No voy a hacerte cambiar de opinión, ¿no? – luego se sentó en la silla de enfrente. – Como cuando te dio por tocar la batería a las ocho de la mañana.
***
No había paradas de metro cercanas al edificio, por lo que tuvo que recorrer a pie un tramo hasta llegar al imponente edificio de la DC.
Al subir, no vió a mucha gente en la planta, lo que le puso más nervioso, ya que era más fácil que se percatasen de su presencia.
Así que se dedicó a hacer lo que mejor se le daba: ser invisible.
Llegó hasta el despacho en cuya puerta había un cartel con el nombre del director Harris. Dio un par de golpes con los nudillos y abrió la puerta.
Keith Harris levantó la mirada de los papeles que estaba leyendo cuando oyó que picaban a la puerta y un joven entraba en su despacho. Enseguida le reconoció, era Jacob Logan, otra de las nuevas incoporaciones a la División. Sonrió amablemente cuando sus miradas se cruzaron.
- Toma asiento Logan. - dijo señalando la silla que estaba delante de su escritorio - Yo soy Keith Harris, soy el jefe de la unidad.
Jake: Mucho gusto, señor. – dijo, educadamente.
- Bueno agente Logan, bienvenido a la International Castle Division - dijo tendiéndole la mano cortesmente.
Él esbozó una media sonrisa y le estrechó la mano, igualmente.
Jake: Gracias, señor.
- Espero que te sientas cómodo entre nosotros, somos un grupo bastante familiar así que estoy seguro de que te harás enseguida con los demás agentes.
Jake: Eso espero, señor. – dijo por educación, pero no muy convencido de sus palabras.
- Pero también esperamos mucho de ti - dijo Keith poniendose serio - los casos con los que tratamos estan... fuera de lo común. Y conlleban mucha responsabilidad.
Jake: Entiendo. – afirmó con la cabeza. - ¿Cuándo empezaría a trabajar?
- En cuando tengamos un nuevo caso, lo cual puede ser en cualquier momento. Supongo qu tienes claro que este trabajo no tiene horarios. En cuando tengamos un caso la agente Ryan te llamará.
Jake: De acuerdo.
-Se te asignará un compañero, que creo que será..la agente Rose Sawyer - dijo revisando su ficha y luego haciendo una mueca. - Mmm... buena suerte con eso - dijo en voz baja, más para si mismo que para Jake.
Jake: ¿Por qué? ¿Sucede algo?
- No, nada, nada, solo que la agente Sawyer es un poco... difícil de conocer. Pero no debes preocuparte por ello - dijo sonriendo.
Jake: Bien. Entonces, ¿me marcho por ahora?
- Hasta dentro de muy poco agente Logan, un placer.
Jake: Igualmente, señor.
Luego salió del despacho y abandonó el edificio.
***
Eran las nueve y veinte de la noche, y Jake se encontraba en su habitación, con los cascos puestos, mientras sus dedos acariciaban las cuerdas de la guitarra, tocando una melodía lenta.
No oyó cuando llamaban a la puerta de su habitación, ni cuando su hermana le gritaba que parase de tocar a esas horas. No oía nada, ni tampoco quería hacerlo. Su música servía como el mejor aislamiento del mundo, a pesar de estar en una casa con otras tres personas más.
Sin embargo, lo que si que vió fue la pantalla del teléfono iluminarse, anunciando una llamada entrante.
Era de un número que no conocía, así que respondió y preguntó:
Jake: ¿Si?
Nicole: Jake logan? Soy Nicole Ryan de la ICD
Jake: Ah, hola. Si, dime. ¿Pasa algo? – preguntó, algo extrañado.
Nicole: Si, tenemos un caso nuevo asi que novato te quiero en la ICD en lo que canta un gallo-dijo nicole seria pero a la vez riendose un poco de el.
Jake: Si, por supuesto. – se levantó tan deprisa que se olvidó de la guitarra y por casi se le cae al suelo. – Voy de camino.
Nicole: Asi me gusta, cuando lleges ven a buscarme a mi despacho -Nicole sonrio para sus adentros, le encantaba poner nerviosos a los nuevos- Porque aun estas en el telefono? Ya tendrias que ser aqui.
Jake colgó el teléfono tras murmurar un último “voy”, dejó la guitarra apoyada en la pared y salió pintando de casa.
En el salón estaban sus padres viendo la tele, y cuando le vieron salir con tanta prisa, ambos supieron que era por su nuevo trabajo. Simon farfulló algo incomprensible, que Jake supuso que sería algo como: “Ya empezamos” o “Malditos federales”.
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Nat-Pato-egaara-Katy ( este seria el orden de Capitulos ) Bueno chicas....
QUEREIS CAPITULO!!!Poz aqui lo teneis!!! xD Espero que os guste, perdonadme si algo no os convence pero aun le tengo que pillar el truco al nuevo rol
EL ASESINO DE RECUERDOS
Los tiempos han cambiado y ahora la D.C tiene que hacer frente a algo mas grande que ellos mismos, la batalla ya no se libra en las calles a punta de pistola, ni siquiera se libra en la red con un ejercito de frikis sentados en una silla bebiendo refresco, ahora el campo de batalla es la mente y los sueños, un lugar del que nadie puede escapar ya que nadie sabe como entrar allí, nadie excepto el, ahora lo tenia todo en sus manos, el poder de controlar y destruir.
Que ocurriría si una persona fuese capaz de borrar todos tus recuerdos? De hacerte olvidar el primer beso, la primera mirada, te hiciera olvidar quien eres y a quienes quieres, si pudiera convertirte en su marioneta particular, si pudiera jugar contigo y al final cuando el aburrimiento pudiera con el simplemente matarte? Eso es lo que había pasado por la cabeza del joven Louis ya hacia tiempo y ahora al cabo de casi 30 años allí el, sentado en su sillón rojo, sosteniendo la llave dorada de su almacén subterráneo, la llave de su pequeña cueva de la maldad donde un pequeño joven sonriente le esperaba para ser su nuevo conejito de indias, en pocas horas podría ir allí y entrar en la cabeza del niño para destruir todo su ser y esa vez para terminar lo iba a dejar con vida, solo para hacer sufrir a la familia tanto como el había sufrido, ese niño Joshua lee no se uniría a las piezas de su juego, no seria el cadáver de unos de los niños que después de destruir cada recuerdo de su diminuta mente dejaba abandonado en algún callejón de la ciudad.
La agente Nicole Ryan entro en la gran sala de la IDC seguida por el joven Jake, el caso que les había caído era gordo y no por que el asesino fuese un chalado con algún trasto mágico o algo así, sino porque las victimas eran niños y eso era un plus en las pesadillas nocturnas así que entro en la sala tan seria como pudo intentando dejar claro a todos su compañeros que ya estaban sentados alli que esto no les iba a gustar.
-Sussan Oliven- dijo Nicole dándole a la pantalla virtual haciendo que saliese en ella la foto de una niña de unos 12 años de pelo rubio y piel blanco como la leche- Marcos Exposito -la foto de un niño esta vez de piel oscura también apareció en la pantalla-James y Rachel Newcastle – otras dos fotos de unos gemelos de 10 años- Sabéis que tienen estas 4 fotos, estos 4 niños en común? Todos ellos fueron hallados muertos en un callejón oscuro, no hay signos de abuso ni si quiera de cualquier tipo de autodefensa, lo que uno a estos niños es su cerebro- hizo una pequeña pausa para coger aire, ella tenia una sobrina de mas o menos de esa edad y ver esas fotos la hacían enfermar-Su cerebro a sido destruido, alguien ha dejado el cerebro de esos niños sin nada, ni una conexión, sin una simple luz , si un solo recuerdo, nada, esta todo vació.
Se oyeron murmuros de horror en la sala pero nadie se atrevió a decir nada
-Sabemos algo mas?-dijo Aidan con rostro y voz seria al final.
-Por ahora no, no tenemos nada, pero para algo existimos así que vamos atrapar a este cabrón,quiero que interrogeis a los padres y familiares de los niños, quiero esquema completo de la relación entre cada niño; escuelas, extra escolares, incluso quiero saber si algún día comieron en el mismo restaurante o se cayeron en el mismo parque- Nicole se separo de la pantalla, ya habia acabado la charla, ahora todo el mundo era lo suficientemente responsable para tomar su parte pero antes de salir por la puerta quiso dedicar unas palabras a sus compañeros, sobretodo a los nuevos- Algunos de vosotros sois nuevos, otros ya lleváis mucho tiempo aquí, pero os quiero dar un consejo, estos casos solo producen pesadillas, si os obsesionáis con ellos los sueños traspasaran la delgada barrera entre lo real y no imaginario y estaréis perdidos asi cuidad los unos de los otros.
Al acabar de decir esto salio por la puerta y se dirigió a la sala del café, pero antes de poder entrar noto una mano en su obro y enseguida supo quien era.
-Que quieres ahora Scott?- dijo ella con voz cansada, la simple presencia de su compañero la ponía histérica.
-Solo quería comprobar que estabas bien, estabas algo pálida allí dentro – dijo el mientras sostenía el rostro de ella por el mentón y comprobaba a través de su cara como estaba.
Ella no dijo nada, Scott sosteniendo su mentón la había pillado por sorpresa pero enseguida reacciono y aparto su cara bruscamente para entrar en la sala.
-Estoy bien Scott, es tarde solo eso...
-Me tengo que ir me esperan en casa, si necesitas nada llamame, como tu bien has dicho, nos tenemos que cuidar los unos a los otros.
Nicole le hizo una mueca y se giro para no verlo marchar, estaba enfadada con ella misma por haberse sonrojado cuando el la había tocado, Scott era como un niño pequeño, era un chulo y un estúpido que ahora hacia ver que se preocupaba por ella.
Aun con el enfado en la cabeza y auto prohibiéndose morderse las uñas se encamino a su bar particular de abogados apuestos y empresarios ricos, esperando encontrar un principe azul de consuelo esa noche, estaba cansada de llegar sola a casa, abrir la luz y encontrarse con el mas absoluto silencio, ni un “Hola preciosa” ni un “Hola mama”, nada solo ella y su intento desesperado y compulsivo para llenar su vida con hombres equivocados mientras esperaba a su principe particular, ella sabia que seria un hombre mayor que ella, maduro y serio, con un buen trabajo, algo responsable todo lo contrario que su compañero.
La academia se alzaba ante el, no era la primera vez que estaba allí, una vez de pequeño su padre le había llevado allí y le había enseñado el lugar ya que el pequeño Dan siempre había querido ser agente y la verdad era que pasar los pre exámenes iniciales había sido chupado teniendo en cuenta que había crecido en ese mundo.
Dan greenwood, futuro agente de la ICD, sonaba muy bien, demasiado bien para ser verdad pensaba aveces, pero ahora que ya estaba casi al final de su sueño no se podía echar atrás, así que con paso decidido entro con la mirada alta por la puerta y se dirigió a la sala de presentación, donde habría todos sus nuevos compañeros listos para hoy el discurso del director para darles la bienvenida.
Cuando entro en esa sala, el director aun no había llegado así que todos sus futuros compañeros estaban allí de pie hablando, algunos se conocían de toda la vida, otros parecían fantasmas solitarios. Dan miro a derecha e izquierda en busca del alguien que le pareciese amigable y de repente vio a una chica, morena de ojos azules realmente guapa , de pie en un lado de la sala, su corazón dio un salto he intento salir de su pecho pero la chica giro su cabeza y las dos miradas azules se cruzaron, cosa que hizo que Dan se sonrojara al máximo y que su dulce corazón volara hasta la luna.
-Dan: Hola- dijo el con la sonrisa mas dulce que pudo he intentando disimular su nerviosismo- Me llamo Dan, Daniel.
Meggan, se fijó en el chico y no pudo más que sonreír, cuando vio cómo se le ponía a cara del color de los tomates, ella conocía el efecto que tenía su físico en los chicos, y aunque los babosos y chulos la sacaban de sus casillas, aquel chaval parecía simpático y sin duda podría ser un candidato a futuro amigo, además de compañero.
-Meggan Van Hepburn, un placer conocerte Dan-le respondió, ofreciéndole la mano.
Dan se obligo a reaccionar, así que le tendió la mano a Meggan y rápidamente busco un tema de conversación algo digno.
-El placer es mio, la verdad es que aquí no conozco a nadie y tu?
Meggan no soltó inconscientemente la mano cálida de Dan, y rió un poco:
-Por ahora sólo a ti-le respondió aún risueña.
El tampoco soltó la mano de ella y tampoco podía apartar sus ojos de esa mirada azul, de esos ojos intensos que parecían un mar de chispas luminosas bailando felices entorno a una hoguera.
-Quieres...– se debuto un momento, no quera que sus nervios le jugaran una mala pasada- Creo que el discurso no comenzara hasta dentro de 10 minutos, quieres ir a por un café? O un te? O cualquier cosa que te guste, yo... yo invito.
Meggan se dio cuenta tarde de que aún tenían las manos estrechadas, y se la soltó con cuidado mientras le dedicaba una media sonrisa, Dan le caía bien y la verdad era que había empezado a tener un poco de sed.
-Mejor pago yo…-le contradijo retándolo un poco con la mirada-Sería una falta de autonomía femenina por mi parte.-agregó, medio en broma pero para ver cómo reaccionaba un chico tan tímido cómo él, ante eso.
-Mi madre siempre me decía que si no contradecía a las mujeres y entendía que los Si no siempre eran Si y que los No no siempre eran No la vida me iría mejor, pero nunca entendí como aplicar esto... asi que que tal si lo pagamos a medias? Así yo no quedo como un imbécil y tu puedes mantener esa sonrisa.-¿Pero que estaba diciendo? ¿Se había vuelto subnormal en cuestiona de segundos o que le pasaba?
Meggan sonrió más, al ver que Dan le seguía el juego, y se sintió también atrevida.
-Supongo que me has invitado, porque te gusta esta sonrisa-le dijo repitiendo sus últimas palabras y marchando hasta la cafetería sin esperarlo, pero deseando que no se arrepintiera.
Dan se sonrojo aun mas y por un momento se quedo embobado mirando como Meggan se dirigía hasta la cafetería pero enseguida la siguió.
Una vez allí, ya con capuchino y café con leche en mano, los dos se sentaron en una mesa algo apartada, frente a frente y empezaron hablar mientras Dan no podía apartar los ojos de ella, de sus ojos, de su sonrisa, de su pelo incluso sus mejillas eran hermosas.
-De donde eres meggan?
Meggan maldijo para sí misma, al quemarse la lengua con el capuchino, y dejó la taza de nuevo en la mesa. Podía observar, claramente cómo Dan, la estaba memorizando con los ojos, pero no le iba a dar ningún indicio de que ella era conocedora de ello.
-Io sono dalla bella Italia-le contestó, riendo un poco-he vivido toda mi vida allí, in Vare. Y tú?
Dan se sorprendió y decidió que ese era un buen momento para utilizar algo que le gustaba para impresionar a Meggan, los idiomas, eso lo había sacado de familia, le apasionaban los idiomas.
-Chiudendo gli occhi posso immaginare un mondo migliore, ma tenendoli aperti per guardare i tuoi occhi, mi accorgo che il mondo migliore è davanti a me...-dijo Dan con su mejor acento y mirandola a los ojos para seguidamente bajando la mirada- Lo siento, es lo único bonito que me venia a la cabeza.... me gustan mucho los idiomas, me viene de familia.
Meggan se lo tomó a broma, pero no obstante no pudo evita ruboizarse ligeramente, al que que Dan, también tenía unos ojos muy hermosos y penetrantes.
-Molto cheesy-le respondió seria, cómo quitándole importancia a su discurso.
-Un gran defecto que herede de mi padre... Pero bueno contestando a tu pregunta soy de NY de toda la vida , asi que si quieres un dia libre ... Te puedo enseñar la ciudad... bueno solo si quieres claro...
-Lo siento…-dijo haciendo una pausa para que Dan, se temiera lo peor-Qué haya vivido siempre en Italia, no quiere decir, que no haya estado antes aquí, conozco bien la ciudad, mis padres son neoyorkinos, así que tendrás que buscar otra excusa.-rió, y le guiñó juguetonamente un ojo.
-Mierda...-Dijo el sonriendo ante su guiño, empezaba a perder el nerviosismo, meggan de alguna forma le tranquilizava- supongo que tendre que ir a por el plan B, si nunca quienes aprender hacer surf, yo soy tu hombre! I si ya sabes hacer surf vas a terminar con mis excusas para pedirte una cita...i luego tendré que aprender hacer algo solo para poder...-se estaba pasando, iba a pensar que era un chulo y un idiota asi que las ultimas palabras las dijo en voz baja y con el rostro del color del tomate- estar contigo otra vez...
Meggan lo miró fijamente, la situación se había aclarado y complicado por momentos, ambos habían estado flirteando un rato, y ahora él iba a cuchillo, sería mejor dar un paso atrás y no seguir con el juego, pero aunque no era ni el chico indicado, ni tampoco el momento ni el lugar, pero Meggan no pudo controlarse:
-Creo que vamos a estar mucho tiempo juntos-susurró, lanzándole una mirada provocadora, pero luego volvió a quitar erotismo y sonrió divertida-…ya que vamos a ser compañeros.
Dan sonrío y se levanto de la silla, no quería forzar la situación y en parte ella tenia razón eran compañeros.
-Ya es hora,tenemos que ir a la reunión... por cierto como ahora eres mi compañera , invito yo.-dijo el burlon por primera vez.
Meggan,le devolvió la sonrisa, y antes de seguirlo, le miró inconscientemente el culo, llegando rápidamente a la conclusión de que tener a Dan de compañero, iba a ser una de las cosas más divertidas e interesantes de aquella academia. Lo que Meggan no sabia es que Dan allí caminando delante suyo pensaba lo mismo, y no solo en el culo de ella sino también en lo divertido que seria.
QUEREIS CAPITULO!!!Poz aqui lo teneis!!! xD Espero que os guste, perdonadme si algo no os convence pero aun le tengo que pillar el truco al nuevo rol
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EL ASESINO DE RECUERDOS
Los tiempos han cambiado y ahora la D.C tiene que hacer frente a algo mas grande que ellos mismos, la batalla ya no se libra en las calles a punta de pistola, ni siquiera se libra en la red con un ejercito de frikis sentados en una silla bebiendo refresco, ahora el campo de batalla es la mente y los sueños, un lugar del que nadie puede escapar ya que nadie sabe como entrar allí, nadie excepto el, ahora lo tenia todo en sus manos, el poder de controlar y destruir.
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Que ocurriría si una persona fuese capaz de borrar todos tus recuerdos? De hacerte olvidar el primer beso, la primera mirada, te hiciera olvidar quien eres y a quienes quieres, si pudiera convertirte en su marioneta particular, si pudiera jugar contigo y al final cuando el aburrimiento pudiera con el simplemente matarte? Eso es lo que había pasado por la cabeza del joven Louis ya hacia tiempo y ahora al cabo de casi 30 años allí el, sentado en su sillón rojo, sosteniendo la llave dorada de su almacén subterráneo, la llave de su pequeña cueva de la maldad donde un pequeño joven sonriente le esperaba para ser su nuevo conejito de indias, en pocas horas podría ir allí y entrar en la cabeza del niño para destruir todo su ser y esa vez para terminar lo iba a dejar con vida, solo para hacer sufrir a la familia tanto como el había sufrido, ese niño Joshua lee no se uniría a las piezas de su juego, no seria el cadáver de unos de los niños que después de destruir cada recuerdo de su diminuta mente dejaba abandonado en algún callejón de la ciudad.
********************************************
La agente Nicole Ryan entro en la gran sala de la IDC seguida por el joven Jake, el caso que les había caído era gordo y no por que el asesino fuese un chalado con algún trasto mágico o algo así, sino porque las victimas eran niños y eso era un plus en las pesadillas nocturnas así que entro en la sala tan seria como pudo intentando dejar claro a todos su compañeros que ya estaban sentados alli que esto no les iba a gustar.
-Sussan Oliven- dijo Nicole dándole a la pantalla virtual haciendo que saliese en ella la foto de una niña de unos 12 años de pelo rubio y piel blanco como la leche- Marcos Exposito -la foto de un niño esta vez de piel oscura también apareció en la pantalla-James y Rachel Newcastle – otras dos fotos de unos gemelos de 10 años- Sabéis que tienen estas 4 fotos, estos 4 niños en común? Todos ellos fueron hallados muertos en un callejón oscuro, no hay signos de abuso ni si quiera de cualquier tipo de autodefensa, lo que uno a estos niños es su cerebro- hizo una pequeña pausa para coger aire, ella tenia una sobrina de mas o menos de esa edad y ver esas fotos la hacían enfermar-Su cerebro a sido destruido, alguien ha dejado el cerebro de esos niños sin nada, ni una conexión, sin una simple luz , si un solo recuerdo, nada, esta todo vació.
Se oyeron murmuros de horror en la sala pero nadie se atrevió a decir nada
-Sabemos algo mas?-dijo Aidan con rostro y voz seria al final.
-Por ahora no, no tenemos nada, pero para algo existimos así que vamos atrapar a este cabrón,quiero que interrogeis a los padres y familiares de los niños, quiero esquema completo de la relación entre cada niño; escuelas, extra escolares, incluso quiero saber si algún día comieron en el mismo restaurante o se cayeron en el mismo parque- Nicole se separo de la pantalla, ya habia acabado la charla, ahora todo el mundo era lo suficientemente responsable para tomar su parte pero antes de salir por la puerta quiso dedicar unas palabras a sus compañeros, sobretodo a los nuevos- Algunos de vosotros sois nuevos, otros ya lleváis mucho tiempo aquí, pero os quiero dar un consejo, estos casos solo producen pesadillas, si os obsesionáis con ellos los sueños traspasaran la delgada barrera entre lo real y no imaginario y estaréis perdidos asi cuidad los unos de los otros.
Al acabar de decir esto salio por la puerta y se dirigió a la sala del café, pero antes de poder entrar noto una mano en su obro y enseguida supo quien era.
-Que quieres ahora Scott?- dijo ella con voz cansada, la simple presencia de su compañero la ponía histérica.
-Solo quería comprobar que estabas bien, estabas algo pálida allí dentro – dijo el mientras sostenía el rostro de ella por el mentón y comprobaba a través de su cara como estaba.
Ella no dijo nada, Scott sosteniendo su mentón la había pillado por sorpresa pero enseguida reacciono y aparto su cara bruscamente para entrar en la sala.
-Estoy bien Scott, es tarde solo eso...
-Me tengo que ir me esperan en casa, si necesitas nada llamame, como tu bien has dicho, nos tenemos que cuidar los unos a los otros.
Nicole le hizo una mueca y se giro para no verlo marchar, estaba enfadada con ella misma por haberse sonrojado cuando el la había tocado, Scott era como un niño pequeño, era un chulo y un estúpido que ahora hacia ver que se preocupaba por ella.
Aun con el enfado en la cabeza y auto prohibiéndose morderse las uñas se encamino a su bar particular de abogados apuestos y empresarios ricos, esperando encontrar un principe azul de consuelo esa noche, estaba cansada de llegar sola a casa, abrir la luz y encontrarse con el mas absoluto silencio, ni un “Hola preciosa” ni un “Hola mama”, nada solo ella y su intento desesperado y compulsivo para llenar su vida con hombres equivocados mientras esperaba a su principe particular, ella sabia que seria un hombre mayor que ella, maduro y serio, con un buen trabajo, algo responsable todo lo contrario que su compañero.
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La academia se alzaba ante el, no era la primera vez que estaba allí, una vez de pequeño su padre le había llevado allí y le había enseñado el lugar ya que el pequeño Dan siempre había querido ser agente y la verdad era que pasar los pre exámenes iniciales había sido chupado teniendo en cuenta que había crecido en ese mundo.
Dan greenwood, futuro agente de la ICD, sonaba muy bien, demasiado bien para ser verdad pensaba aveces, pero ahora que ya estaba casi al final de su sueño no se podía echar atrás, así que con paso decidido entro con la mirada alta por la puerta y se dirigió a la sala de presentación, donde habría todos sus nuevos compañeros listos para hoy el discurso del director para darles la bienvenida.
Cuando entro en esa sala, el director aun no había llegado así que todos sus futuros compañeros estaban allí de pie hablando, algunos se conocían de toda la vida, otros parecían fantasmas solitarios. Dan miro a derecha e izquierda en busca del alguien que le pareciese amigable y de repente vio a una chica, morena de ojos azules realmente guapa , de pie en un lado de la sala, su corazón dio un salto he intento salir de su pecho pero la chica giro su cabeza y las dos miradas azules se cruzaron, cosa que hizo que Dan se sonrojara al máximo y que su dulce corazón volara hasta la luna.
-Dan: Hola- dijo el con la sonrisa mas dulce que pudo he intentando disimular su nerviosismo- Me llamo Dan, Daniel.
Meggan, se fijó en el chico y no pudo más que sonreír, cuando vio cómo se le ponía a cara del color de los tomates, ella conocía el efecto que tenía su físico en los chicos, y aunque los babosos y chulos la sacaban de sus casillas, aquel chaval parecía simpático y sin duda podría ser un candidato a futuro amigo, además de compañero.
-Meggan Van Hepburn, un placer conocerte Dan-le respondió, ofreciéndole la mano.
Dan se obligo a reaccionar, así que le tendió la mano a Meggan y rápidamente busco un tema de conversación algo digno.
-El placer es mio, la verdad es que aquí no conozco a nadie y tu?
Meggan no soltó inconscientemente la mano cálida de Dan, y rió un poco:
-Por ahora sólo a ti-le respondió aún risueña.
El tampoco soltó la mano de ella y tampoco podía apartar sus ojos de esa mirada azul, de esos ojos intensos que parecían un mar de chispas luminosas bailando felices entorno a una hoguera.
-Quieres...– se debuto un momento, no quera que sus nervios le jugaran una mala pasada- Creo que el discurso no comenzara hasta dentro de 10 minutos, quieres ir a por un café? O un te? O cualquier cosa que te guste, yo... yo invito.
Meggan se dio cuenta tarde de que aún tenían las manos estrechadas, y se la soltó con cuidado mientras le dedicaba una media sonrisa, Dan le caía bien y la verdad era que había empezado a tener un poco de sed.
-Mejor pago yo…-le contradijo retándolo un poco con la mirada-Sería una falta de autonomía femenina por mi parte.-agregó, medio en broma pero para ver cómo reaccionaba un chico tan tímido cómo él, ante eso.
-Mi madre siempre me decía que si no contradecía a las mujeres y entendía que los Si no siempre eran Si y que los No no siempre eran No la vida me iría mejor, pero nunca entendí como aplicar esto... asi que que tal si lo pagamos a medias? Así yo no quedo como un imbécil y tu puedes mantener esa sonrisa.-¿Pero que estaba diciendo? ¿Se había vuelto subnormal en cuestiona de segundos o que le pasaba?
Meggan sonrió más, al ver que Dan le seguía el juego, y se sintió también atrevida.
-Supongo que me has invitado, porque te gusta esta sonrisa-le dijo repitiendo sus últimas palabras y marchando hasta la cafetería sin esperarlo, pero deseando que no se arrepintiera.
Dan se sonrojo aun mas y por un momento se quedo embobado mirando como Meggan se dirigía hasta la cafetería pero enseguida la siguió.
Una vez allí, ya con capuchino y café con leche en mano, los dos se sentaron en una mesa algo apartada, frente a frente y empezaron hablar mientras Dan no podía apartar los ojos de ella, de sus ojos, de su sonrisa, de su pelo incluso sus mejillas eran hermosas.
-De donde eres meggan?
Meggan maldijo para sí misma, al quemarse la lengua con el capuchino, y dejó la taza de nuevo en la mesa. Podía observar, claramente cómo Dan, la estaba memorizando con los ojos, pero no le iba a dar ningún indicio de que ella era conocedora de ello.
-Io sono dalla bella Italia-le contestó, riendo un poco-he vivido toda mi vida allí, in Vare. Y tú?
Dan se sorprendió y decidió que ese era un buen momento para utilizar algo que le gustaba para impresionar a Meggan, los idiomas, eso lo había sacado de familia, le apasionaban los idiomas.
-Chiudendo gli occhi posso immaginare un mondo migliore, ma tenendoli aperti per guardare i tuoi occhi, mi accorgo che il mondo migliore è davanti a me...-dijo Dan con su mejor acento y mirandola a los ojos para seguidamente bajando la mirada- Lo siento, es lo único bonito que me venia a la cabeza.... me gustan mucho los idiomas, me viene de familia.
Meggan se lo tomó a broma, pero no obstante no pudo evita ruboizarse ligeramente, al que que Dan, también tenía unos ojos muy hermosos y penetrantes.
-Molto cheesy-le respondió seria, cómo quitándole importancia a su discurso.
-Un gran defecto que herede de mi padre... Pero bueno contestando a tu pregunta soy de NY de toda la vida , asi que si quieres un dia libre ... Te puedo enseñar la ciudad... bueno solo si quieres claro...
-Lo siento…-dijo haciendo una pausa para que Dan, se temiera lo peor-Qué haya vivido siempre en Italia, no quiere decir, que no haya estado antes aquí, conozco bien la ciudad, mis padres son neoyorkinos, así que tendrás que buscar otra excusa.-rió, y le guiñó juguetonamente un ojo.
-Mierda...-Dijo el sonriendo ante su guiño, empezaba a perder el nerviosismo, meggan de alguna forma le tranquilizava- supongo que tendre que ir a por el plan B, si nunca quienes aprender hacer surf, yo soy tu hombre! I si ya sabes hacer surf vas a terminar con mis excusas para pedirte una cita...i luego tendré que aprender hacer algo solo para poder...-se estaba pasando, iba a pensar que era un chulo y un idiota asi que las ultimas palabras las dijo en voz baja y con el rostro del color del tomate- estar contigo otra vez...
Meggan lo miró fijamente, la situación se había aclarado y complicado por momentos, ambos habían estado flirteando un rato, y ahora él iba a cuchillo, sería mejor dar un paso atrás y no seguir con el juego, pero aunque no era ni el chico indicado, ni tampoco el momento ni el lugar, pero Meggan no pudo controlarse:
-Creo que vamos a estar mucho tiempo juntos-susurró, lanzándole una mirada provocadora, pero luego volvió a quitar erotismo y sonrió divertida-…ya que vamos a ser compañeros.
Dan sonrío y se levanto de la silla, no quería forzar la situación y en parte ella tenia razón eran compañeros.
-Ya es hora,tenemos que ir a la reunión... por cierto como ahora eres mi compañera , invito yo.-dijo el burlon por primera vez.
Meggan,le devolvió la sonrisa, y antes de seguirlo, le miró inconscientemente el culo, llegando rápidamente a la conclusión de que tener a Dan de compañero, iba a ser una de las cosas más divertidas e interesantes de aquella academia. Lo que Meggan no sabia es que Dan allí caminando delante suyo pensaba lo mismo, y no solo en el culo de ella sino también en lo divertido que seria.
- Spoiler:
- SOLO PARA HACER MEMORIA:
DAN:
MEGGAN:
SON UNA MONADA VERDAD!!!! ESTOY ENAMORADA! XD
casbeck2- Moderador
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Aidan se levantó con un suspiro de la cama, eran las seis de la mañana y no había podido dormir casi nada, no obstante estaba acostumbrado a eso, y aunque descansara poco o nada, la pasión que sentía por su trabajo siempre podía con todo. Se rascó la cabeza, mientras iba a oscuras hacia el baño, y chocó sonoramente con la puerta. Después de quejarse por el dolor, su recién despejada cabeza le hizo recordar, y supo que Meggan debía estar dentro.
-Ce stá á ffàsce? -le preguntó su hermana desde el otro lado, sacándolo así de toda duda.
-Nada-masculló él, yendo hasta la cocina para ir preparando el desayuno. Abrió la nevera, y observó con fastidio el panorama vacío que era su frigorífico, se había olvidado de lo mucho que podían comer dos personas, sobretodo si una de ellas era la italiana glotona que tenía por hermana.
- Buongiorno, fratello mio-le saludó Meggan divertida, mientras se recogía su pelo húmedo en una coleta.
Aidan le sonrió cómo respuesta, y empezó a preparar las tortitas que le habían apetecido hacerle cómo regalo.
-Me sorprende que te estés levantada tan temprano.-le comentó, y era verdad, pues desde siempre a Meggan se le habían pegado las sábanas.
-Ya…bueno, ahora soy una mujer responsable.
-Responsable y tardona, llevas medita en el baño al menos media hora.-se quejó Aidan, aprovechando la oportunidad para restregárselo en la cara.
-Y tú has dejado en la mesa las fotos de los niños asesinados, adrede.-argumentó Megg-No lo niegues.
Aidan la miró y deseó que no lo conociera tan bien, ya que se sentía mal ahora, pues sí lo había hecho a posta y con la esperanza de que al ver semejante atrocidad, su hermana cambiara de parecer.
-Sí, es para que te des cuenta de lo que te vas a enfrentar.
Meggan suspiró con fastidio, y supo los ojos, estaba cansada de que la trataran cómo una niña pequeña a la que había que proteger y coger de la mano en todo momento.
-Jè bèlle la pulizzì, decíbbe cudde ca se 'mbelò le metánde á ll'ammérse!*-exclamó con enfado-Puede que no estés de acuerdo, pero me gustaría tener tu apoyo, porque no voy a cambiar de opinión, la decisión está tomada. Y si es equivocada, lo sabré….pero yo seré la que me de cuenta.
Hubo un silencio compartido en el que únicamente se miraron.
-Bueno, aún me queda la opción de sobornarte con tortitas.- le puso delante suya, su perfecta obra culinaria con forma de cara sonriente hecha con sirope de chocolate y fue hacia el baño.
Megg no pudo evitar sonreír y le dio las gracias, mientras dejaba de estar enfadada con él.
-Eso siempre.-le dijo, gritando un poco para que la oyera.
Ruth se bajó corriendo del coche, y entró precipitadamente en el porche de la casa de su padre, cómo la bruja de Felicitty (su madrastra) nunca le había dado una llave, dio un rodeo por el jardín, y entró fácilmente por la ventana entreabierta del salón, ya solucionaría eso más tarde, pues había sido demasiado sencillo entrar y aunque vivieran en un base de veteranos aparentemente segura, nunca se sabía, pero casi al instante descartó esos pensamientos y se adentró en la casa, pues ahora su prioridad era encontrar a su padre.
-Papá, dónde estás –lo llamó a gritos, buscándolo rápidamente por todos los rincones.
-Estoy aquí, cielo-le respondió la voz cantarina y un poco quebrajosa de su padre.
Ruth siguió la voz,y supo que estaba en el dormitorio, cuando entró vio a su padre sentado torpemente contra la pared, en calzoncillos y con el teléfono con el que seguramente la había llamado en la mano izquierda.
-Pero….Qué te ha pasado -le preguntó tontamente, mientras se acercaba a él.
-No es evidente, cariño Me he caído de la cama.
Ruth le hizo una mueca burlonay se agachó a su lado.
-Te duele algo
Su padre asintió con los ojos cerrados.
-Sí, creo que me he roto la cadera.
Ruth sintió pena por su padre, y lo agarró por debajo de los hombros.
-Bien, voy a intentar ponerte de nuevo en la cama, listo-Ruth, aprovechó el efecto sorpresa y no esperó a que su padre estuviera de acuerdo, después de un grito por parte de él y un esfuerzo por parte de ella, Gabriel pudo estar de nuevo acostado en la cama, y más cómodo que en el suelo.
-Dónde está Felicitty -le preguntó, sin intentar disimular su enfado con ella, por dejar a su padre solo.
-Se ha ido de fin de semana con unas amigas.
-Qué bien…-ironizó Ruth, mientras le entregaba un vaso que había llenado con la garra de agua fresca que siempre tenía su padre al lado.
-No debes culparla a ella, me estoy haciendo viejo y ella tiene derecho a aprovechar su vida…Yo soy el culpable.
Extrañamente Ruth se sentía orgullosa de que la hubiera llamado a ella, y no a ninguna de sus hermanastras. Pero su cabreo con la esposa de su padre, crecía por momentos.
-Nadie tiene la culpa-le aclaró no estando muy de acuerdo, se estaba haciendo tarde, así que tenía que empezar a decirle lo que iban a hacer-Escucha, te daré uno de tus calmantes, llamaré a Danielle y luego a una ambulancia, y también a Felicitty, te iré a ver después del trabajo.-le dijo, dándole un beso tierno en la mejilla.
Gabriel le sonrió, y le agarró con fuerza la mano.
-No sé que haría sin ti, eres todo lo que tengo, Zhuo.
Ruth lo miró con sorpresa a los ojos, y sintió un estremecimiento cuando Grabiel pronunció el nombre de su madre, y supo en seguida que también necesitaba apuntar a la lista de tareas, concertar la visita a un neurólogo.
Treinta minutos después, Ruth esperaba desde su mesa la llegaba de su compañero Aidan, y cuando por fin se acercó hasta ella, le dijo:
-Mi padre tiene demencia senil, se ha caído y la zorra de su mujer, está gastándose felizmente su dinero.
-Mi truco de las fotos no ha funcionado y mi hermana sigue empeñada en entrar.-le informó él, compartiendo también su drama-Siento lo de tu padre.
- Yo también siento lo de tu hermana. Aún no he llamado a Felicitty, y no tengo ganas….no sé cómo lo hace pero siempre me cabrea.
-Simplemente llámala, se te da bien hablar, a las mujeres os gusta charlar, es bueno para el alma.
-Eso sería fácil si tuviera alma, pero no tiene, es la madrastra de la Cenicienta en persona, dice un montón de chorradas, y con un timbre de voz exageradamente agudo, además cómo si no fuera bastante con oírla, también tendré que escuchar cómo se siente al respecto. Supongo que será porque es Tauro.
-Tú no crees en los signos del zodiaco-le informó Aidan, provocándola.
-Claro que creo. Soy libra. La balanza.-le respondió, balanceándose de un lado a otro con los brazos-Perfectamente equilibrada.
Aidan rió, y le dio un golpe flojo a la silla para que se levantara.
-Vamos, señorita perfectamente equilibrada, el deber nos llama.
Llegaron a la casa de los gemelos, la familia estaba celebrando una especie de entierro, pues al no poder entregarles sus cuerpos, aún no podían darle cristiana sepultura y Ruth y Aidan, supusieron que aquello era una forma de consuelo para la madre. La tenían delante, era una mujer joven, ojerosa por la tragedia y delgada, había sido una madre soltera incansable, que había luchado porque a sus hijos no les faltara de nada, hacer horas extra, para poder darles una sorpresa a sus pequeños, era ya un feliz e insignificante recuerdo del pasado.
-Sentimos mucho sus pérdidas, señora Newcastle, y apreciamos su tiempo.
Rebecca Newcastle asintió seria, y se enjugó una lágrima rebelde, que amenazaba con caérsele de la sonrosada mejilla.
-Yo sólo quiero que me devuelvan a mis pequeños, y que cojan al que les ha hecho esto…Es todo cuánto les pido.
-Haremos todo lo que esté en nuestras manos-le respondieron Ruth y Aidan casi al unísono.
-Eso no me vale-exclamó la señora Newcastle, en un arranque de ira-Alguien me lo ha quitado todo, y quiero saber quién. Si no, reclamaré sus cuerpos, y no prestaré más ayuda…-hizo una pausa al no poder aguantar más-…eran niños, no le habían hecho nada a nadie-susurró Rebbeca rompiendo a llorar silenciosamente.
-Lo sabemos…pero si nos niega su ayuda, otras madres podrían perder también a sus hijos, ayudarnos es algo muy útil y bueno por su parte.-le dijo Ruth, parando para que Aidan aportara algo.
-Si le tranquiliza, nuestra división tiene un noventa y seis por ciento de éxito en los casos, y nunca se cierra ninguno, siempre habrá alguien trabajando por James y Rachel, nadie los olvidará, pero encontrar al culpable es complicado y sin la información que puede facilitarnos, tardaremos más.
-Está bien…-dijo Rebecca tras una breve pausa, en la que parecía cavilar sobre las palabras de ambos.
Después de la típica rabia, la entrevista había sido rápida y rutinaria, Rebecca les había relatado el último día que había pasado con sus hijos, y les informó de los lugares que frecuentaban los niños, el parque, el colegio, así como la dirección de la casa de todos los amigos y familiares, y otros lugares menos frecuentados, cómo restaurants, cines o algún otro lugar.
Salieron relativamente temprano de la División pues el jefe no quería que se quemaran y Aidan acompañó a Ruth al hospital. Comprobó que su padre no se había roto la cadera y que parecía estar bien mentalmente, aunque le había pedido a su médico que le hiciera un examen neurológico completo, para quedarse tranquila. Después de tragarse la llamada a Felicitty, Aidan la invitó a cenar con Meggan y con él, alegando que así ella no estaría sola en casa, y que él no lo estaría ante el peligro.
-Aidan me ha hablado mucho de ti Megg, me alegra conocerte al fin.-le dijo Ruth, dándose con Megg, sendos besos en la mejilla.
-Igualmente, pero debo decir que mi hermano se ha callado tu existencia.-respondió Megg, mirando a Aidan risueña y poniéndolo en un aprieto.-Por qué será
-Eso…-agregó Ruth, mirándolo también.
Aidan le digirió una mirada asesina a su hermana, y luego le sonrió a Ruth, mientras dejaba las pizzas que había comprado en la mesa.
-Es que nunca había salido el tema…-suspiró sabiendo que la velada se la iban a poner difícil, pues iban a conspirar contra él-Ahora, si no os importa me gustaría cenar.
-Los americanos cometéis un fallo, hacéis la pasta demasiado gruesa.-comentó Megg comiendo el primer trozo de su porción.
-Por eso se llama pizza americana-masculló Aidan, harto ya de tener que quitar champiñones pues era al único de los tres al que no le gustaban.
Meggan se burló de él imitándolo, y los tres rieron, aunque Aidan lo disimuló divertidamente.
-Me había olvidado de tu patriotismo, no en vano siempre quisiste ser soldado, al igual que papá.
-Papá me logró persuadir porque sabía que una vida así, sería tirarla a la basura…también se negó a que entrara en la División, y tú le rompes de nuevo el corazón…a los tres nos lo rompes.
Meggan le iba contestar malhumorada, pero Ruth intervino antes:
-Sabes, Megg Mi padre también era soldado, es curioso.
-Y tu madre
Ruth sintió el clásico pinchazo de dolor que sentía cuando recordaba a su madre, pero le encantaba hablar sobe ella, así que le sonrió a Meggan.
-Murió cuando yo aún era pequeña, pero la recuerdo muy bien, era fantástica. Ahora mi padre es el que está algo delicado, y por desgracia tiene a una arpía por mujer.
Meggan rió sonoramente.
-Nuestro padre también tiene una arpía por mujer, y también se ha casado dos veces, aunque su primera mujer te aseguro que no era tan fantástica como tú madre.
-Y es feliz
Meggan asintió, y Aidan contempló divertido a su hermana al oír sus anteriores palabras.
-Lo es, a Roger Van Hepburn siempre le han gustado las mujeres difíciles.
-Cómo su hija-apuntó Aidan regodeándose mientras miraba a Ruth, que se encontraba a su lado-Te aseguro que la chica que tienes al frente tiene el gen arpía en el ADN.-bromeó, cazando al vuelo la servilleta que su hermana le había lanzado a la cara.
Megg se echó hacia detrás, dispuesta a atreverse con la pregunta que llevaba rato dando vueltas en su cabeza:
-Cuánto lleváis liados, vosotros dos
Ruth y Aidan escupieron a la vez en sus respectivas copas el sobro de vino que estaban bebiendo, y él empezó a toser debido al pequeño ahogamiento que aquello le provocó.
-No, no…solo somos compañeros-le aclaró Ruth mientras le daba golpecitos en la espalda a Aidan, y este cuando pudo hablar dijo:
-Nunca en la vida nos liaríamos, somos profesionales, cómo ves Meggan también es Tauro.
-Yo no soy Tauro-exclamó Meggan. Mientras que Ruth, por su parte le decía a Aidan:
-Nunca en la vida…-le preguntó repitiendo sus palabras ligeramente molesta-Es qué no te parezco guapa
-Claro que sí-le respondió él, cómo la cosa más normal del mundo.
-Así me gusta-le respondió Ruth bromeando y se dirigió a Megg, que miraba divertida la situación que había provocado-Tengo pareja estable desde los dieciocho años, Megg…lo siento pero como ha dicho tu hermano, no podré ser tu cuñada.
-Ohhh…-se lamentó Megg, dirigiéndole una mirada que pretendía ser significativa a su hermano-Cómo lo hacéis para estar desde entonces juntos
Ruth se encogió de hombros.
-No lo sé, supongo cuándo quieres de verdad a alguien no importa el tiempo que pase…aunque ahora mismo no está aquí, es médico y presta ayuda humanitaria en África.
-Ves, Cómo voy a competir con eso
Aidan lo dijo sin pensar y se ganó una mirada extraña por parte de su compañera, que lo estaba escudriñándolo ligeramente, por suerte su hermana ahora estaba dispuesta a pasarse a su bando:
-Para ti…imposible-rió y levantó su copa-Por el amor, ya sea entre hermanos, amantes o padres e hijos…y también porque no me muera por culpa de la academia-agregó con tono jocoso, principalmente para molestar a Aidan.
A la mañana siguiente...
-No te has olvidado de nada -le preguntó Aidan mientras le sacaba la maleta del maletero de su coche.
-No…-le respondió Megg con desgana pues era al menos la quinta vez que le preguntaba lo mismo.-Aidan relájate, estás cómo un fan, soy yo la que va a entrar.-le quitó con cuidado la maleta a su hermano y se colocó el asa en su hombro-No te voy a dejar que me lleves hasta dentro de manita, lárgate.
Aidan se quedó allí parado y se cruzó de brazos.
-Podría obligarte, sería un buen castigo.
Los dos sonrieron y Megg se acercó hasta él, para abrazarlo.
-Sabes que puedes llamarme a cualquier hora, y en cualquier momento…-hizo una pausa y suspiró, estaba claro que ya no había marcha atrás y su deber ahora era apoyarla e infundirle ánimo-Deja el apellido bien alto, y sé la mejor, recuerda llamar a Italia una vez al día…y nada de chicos, ahora debes empezar a ser profesional.
Meggan puso los ojos burlonamente.
-Sí, y también me cepillaré tres veces al día los dientes, me cambiaré el pañal y dormiré mis doce horas, tranquilo.
Sin decir más se abrazaron y Aidan le agregó un beso en la frente.
-In bocca al lupo-le deseó cómo requería la superstición italiana, que decía que nunca se le debía desear literalmente buena suerte a alguien.
-Crepi il lupo...-le contestó Meggan para sellar así su fortuna.
Aidan la vio alejarse, y sintió temor, pues lo que no podía haber evitado había comenzado, y lo sentía, a partir de ahora su hermana podía correr la misma suerte que Camille y eso le asustaba más que nada.
...
Meggan se sentó derrotada en una de las sillas del comedor, llevaba solo dos días en la academia y ya le dolían músculos que no sabía que tenía. Al malestar físico se sumaba una considerable incapacidad mental debido a las tareas y demás deberes de las clases teóricas. La segunda mañana había sido especialmente difícil y a punto había estado de considerar las palabras de su hermano, pero no se rendiría tan fácilmente, además al mirar hacia el frente recordó que por ahora tenía al menos una razón por la que motivarse.
-Ehhh, Dan Daniel-exclamó socarronamente y para llamar su atención, recordando que se había presentado así-Voy a abandonar...Serías capaz de fugarte conmigo -le preguntó sólo para ver que contestaba el chico.
Dan levantó la cabeza sonriendo y después de tragarse el trozo de manzana que tenia en la boca dijo:
-Te aviso que soy pobre, así que si nos fugáramos las pasaríamos putas pero contigo? Al fin del mundo.
Megg asintió lentamente mientras le clavaba la mirada.
-Y sabes si queda muy lejos
-Según tengo entendido esta mas allá del país de Mordor por tierra y las mas lejos que Tatooine por aire, pero creo que si lo intentamos podríamos llegar, tu que crees confiarías en mi para que te llevara al fin del mundo?
Megg se encogió de hombros.
-Supongo que contrataría un guía buenorro que pudiera enseñarnos el camino, y a mi…otras cosas-le contestó con una broma en forma de dardo envenenado.
-En ese caso no te importaría si le pidiera a Hannah que viniera, verdad?
Ella sonrió ante su respuesta y se hizo la sueca.
-Por qué debería importarme
-No crees que seria demasiada gente para ir al fin del mundo? Sería más practico si vamos solos y bueno, si nos perdemos estoy seguro que volveríamos a encontrar el camino mientras estuviésemos juntos, ya me entiendes - dijo el sonriendo hacia la pequeña mueca que había visto en su cara, pero después pensó que tal vez se estaba pasando y si se estaba dejando llevar demasiado? pero era difícil no hacerlo con Meggan, se sentía tan a gusto con ella, le permitía dejar su timidez a un lado y sacar ese chico mas valiente que tenia dentro.
Megg negó con la cabeza para picarlo.
-No, no te entiendo, la verdad que estoy cansada y mi mente va algo lenta, explícate.-le instó, con una gran sonrisa.
-No importa- dijo el también sonriendo, ni el mismo sabia que quería contarle- Tienes que ponerte en forma, si quieres podemos ir a correr por el bosque, te reto a una carrera y tranquila te daré algo de ventaja.
Megg alzó una ceja y se levantó, estando segura de que podía hacer un último esfuerzo.
-Tú eres el que debe estar tranquilo, seré yo la que disfrute de la visión de tu trasero, así que puedes ir delante.-hizo un chasquido con la boca y sonrió para sus adentros.
- Me siento violado por tus palabras Meggan!!-dijo el haciéndose el ofendido- bueno yo voy a correr de espaldas y no será para mirarte los pechos, que conste- dijo sacándole la lengua- Pero ahora enserio Megg, si necesitas mi ayuda solo pídelo - dijo el ofreciéndole su mano al ver las piernas de gelatina de ella.
Ella miró su mano escépticamente y se la chocó.
-Lo mismo digo.
-En ese caso tenemos un trato, Yo cuido de tus pechos y tu de mi culo que te parece?
-Qué es injusto, porque tú tienes dos y yo solo uno.-le respondió mientras atravesaban la entrada de la academia, y entraban por el caminito de tierra que daba al frondoso y verde bosque.
Dan empezó a reír y tuvo que pararse un momento pero enseguida continuo andando a su lado.
-Qué injusto es el mundo, verdad? Unos tenemos los traseros más bonitos del mundo y otros como Jim Jimmy parecen tener dos pelotas de futbol como culo, pero tranquila Megg tu con el culo de Jim Jimmy seguirías siendo...-iba a decir preciosa, increíble, fantástica, perfecta pero se conformo con algo menos asustadizo- igual de guapa.
Megg le dio la espalda cuando empezó a trotar y así ocultó su sonrisa.
-Ahora ya no me interesas, te fijas en el culo de Jim Jimmy, mariposón-le gritó girando medio cuerpo.-Cuidado no se te rompa una uña.
-TE VAS A ENTERAR!!!-exclamó el riendo y empezando a correr detrás de ella, pero de repente, justo antes de alcanzarla se desplomó en el suelo.
Megg se paró en seco cuando vio cómo se iba de bruces hacia el suelo, y se acercó hasta él preocupada. Le puso las manos en la espalda y lo llamó a la vez.
-Daniel!!! estás bien?
Él no respondía, continuaba con los ojos cerrados y con una respiración muy pausada.
Meggan lo giró rápidamente boca arriba, y vio que al parecer estaba sin sentido, lo más probable era que hubiera sido un desmayo por el cansancio, así que lo continuó llamando.
-Daniel, no te voy a dar un beso a lo Blancanieves, Dan!!!-chilló, soltándole una sonora bofetada como último recurso.
Él reaccionó de golpe por culpa de la bofetada pero vio la oportunidad de hacer lo que quería y con un movimiento rápido giro haciendo que Meggan quedara estirada en el suelo y él encima suyo, con una sonrisa de oreja a oreja.
-Reclamo mi beso a lo Blancanieves!
Megg sintió un torrente de varios sentimientos a la vez, por qué le hacía gracia y no lo insultaba hasta quedarse a gusto? porque tenerlo tan cerca y sentir su calor y respiración no la echaban para atrás?
-Tú no eres mi príncipe, así que no sería un beso de amor verdadero…quita si no quieres que te haga daño-lo amenazó fijando sin querer su mirada con la de él, mientras tiraba con los brazos hacia arriba.
Él volvió a sonreír cuando vio que ella le miraba a los ojos he intentaba apartarse lentamente de él, primero penso en retenerla en sus brazos pero pensó que eso solo la asustaría, así que dejo caer sus brazos y dijo:
-Es que yo no soy un príncipe Megg, yo soy mas como el chico que se pasea por el bosque esperando encontrar una chica bailando y cantando con pájaros- dijo haciendo alusión al libro de la bella durmiente.
Megg tiró de él repentinamente y aprovechó la sorpresa de para ser ella la que estaba arriba ahora, aunque respetó el cuerpo de Dan y puso sus manos y pies en el suelo del bosque a ambos lados. Le sonrió con un gesto de superioridad en el rostro.
-Quizás me veas bailar…-susurró-Te gusta qué te dominen, Dan Daniel -le preguntó con descaro y de coña.
Dan iba a contestar cuando de repente noto como una gota de agua impactaba entre sus ojos y en cuestión de dos segundos llovía a cantaros, él no ve movió , solo miro a los ojos se ella.
-Que es lo que mas deseas ahora mismo?
Meggan no le contestó y también le aguantó la mirada, simplemente lo observó, se fijó en sus ojos, sus apetecibles labios, en su piel e incluso en su pelo, pero se obligó a levantarse y se puso de pie mientras maldecía en italiano, cortando el momento.
-Deseo llegar a la academia, boy scout…-se puso en frente de él-ya he tenido suficientes aventuras por hoy.
-En ese caso-dijo levantándose el también, no estaba decepcionado ya que sabia que solo estaban jugando, aunque entre juego y juego la verdad se asoma, bueno la frase no era exactamente así pero a él ya le valía-Será un honor para mi llevarla de vuelta a la academia e invitarla a algo caliente , para compensar las molestias.
Megg se puso a su lado y con un rápido movimiento, lo atrajo hacia sí y le plantó un llano pero firme beso en los labios.
-Más caliente no creo-le dijo, yéndose al trote hacia la academia y dejándolo atrás. Ni ella misma supo que la había impulsado a eso, y encima había sido un beso de lo más malo, pues a Dan no le había dado ni tiempo a pestañear y ella no le había agregado ni una pizca de pasión.
Dan se quedo allí plantado en medio de la nada, bajo la lluvia, mirando como Meggan se iba y sin poder evitar colocar sus dedos encima de sus labios cálidos, recordó el pequeño segundo en que estos tocaron los de ella, el calor, la electricidad, todo eso, un sinfín de emociones le habían estallado dentro con un solo roce de labios.
-Esta mujer me va a matar...-dijo en voz baja, antes de empezar a correr detrás de ella mientras gritaba- Eh espérame!!!
fgfgfsdgfgfdghg XDDD Bueno, espero q o haya gustado, de verdad q me lo paso genial haciendo tensiones contigo Nat
*Que bueno es ser limpio, dijo el hombre que se puso los calzoncillos por el contrario.-El dialecto de Bari, es molto complicado, menos mal q existe Wikipedia XDDD
-Ce stá á ffàsce? -le preguntó su hermana desde el otro lado, sacándolo así de toda duda.
-Nada-masculló él, yendo hasta la cocina para ir preparando el desayuno. Abrió la nevera, y observó con fastidio el panorama vacío que era su frigorífico, se había olvidado de lo mucho que podían comer dos personas, sobretodo si una de ellas era la italiana glotona que tenía por hermana.
- Buongiorno, fratello mio-le saludó Meggan divertida, mientras se recogía su pelo húmedo en una coleta.
Aidan le sonrió cómo respuesta, y empezó a preparar las tortitas que le habían apetecido hacerle cómo regalo.
-Me sorprende que te estés levantada tan temprano.-le comentó, y era verdad, pues desde siempre a Meggan se le habían pegado las sábanas.
-Ya…bueno, ahora soy una mujer responsable.
-Responsable y tardona, llevas medita en el baño al menos media hora.-se quejó Aidan, aprovechando la oportunidad para restregárselo en la cara.
-Y tú has dejado en la mesa las fotos de los niños asesinados, adrede.-argumentó Megg-No lo niegues.
Aidan la miró y deseó que no lo conociera tan bien, ya que se sentía mal ahora, pues sí lo había hecho a posta y con la esperanza de que al ver semejante atrocidad, su hermana cambiara de parecer.
-Sí, es para que te des cuenta de lo que te vas a enfrentar.
Meggan suspiró con fastidio, y supo los ojos, estaba cansada de que la trataran cómo una niña pequeña a la que había que proteger y coger de la mano en todo momento.
-Jè bèlle la pulizzì, decíbbe cudde ca se 'mbelò le metánde á ll'ammérse!*-exclamó con enfado-Puede que no estés de acuerdo, pero me gustaría tener tu apoyo, porque no voy a cambiar de opinión, la decisión está tomada. Y si es equivocada, lo sabré….pero yo seré la que me de cuenta.
Hubo un silencio compartido en el que únicamente se miraron.
-Bueno, aún me queda la opción de sobornarte con tortitas.- le puso delante suya, su perfecta obra culinaria con forma de cara sonriente hecha con sirope de chocolate y fue hacia el baño.
Megg no pudo evitar sonreír y le dio las gracias, mientras dejaba de estar enfadada con él.
-Eso siempre.-le dijo, gritando un poco para que la oyera.
...
Ruth se bajó corriendo del coche, y entró precipitadamente en el porche de la casa de su padre, cómo la bruja de Felicitty (su madrastra) nunca le había dado una llave, dio un rodeo por el jardín, y entró fácilmente por la ventana entreabierta del salón, ya solucionaría eso más tarde, pues había sido demasiado sencillo entrar y aunque vivieran en un base de veteranos aparentemente segura, nunca se sabía, pero casi al instante descartó esos pensamientos y se adentró en la casa, pues ahora su prioridad era encontrar a su padre.
-Papá, dónde estás –lo llamó a gritos, buscándolo rápidamente por todos los rincones.
-Estoy aquí, cielo-le respondió la voz cantarina y un poco quebrajosa de su padre.
Ruth siguió la voz,y supo que estaba en el dormitorio, cuando entró vio a su padre sentado torpemente contra la pared, en calzoncillos y con el teléfono con el que seguramente la había llamado en la mano izquierda.
-Pero….Qué te ha pasado -le preguntó tontamente, mientras se acercaba a él.
-No es evidente, cariño Me he caído de la cama.
Ruth le hizo una mueca burlonay se agachó a su lado.
-Te duele algo
Su padre asintió con los ojos cerrados.
-Sí, creo que me he roto la cadera.
Ruth sintió pena por su padre, y lo agarró por debajo de los hombros.
-Bien, voy a intentar ponerte de nuevo en la cama, listo-Ruth, aprovechó el efecto sorpresa y no esperó a que su padre estuviera de acuerdo, después de un grito por parte de él y un esfuerzo por parte de ella, Gabriel pudo estar de nuevo acostado en la cama, y más cómodo que en el suelo.
-Dónde está Felicitty -le preguntó, sin intentar disimular su enfado con ella, por dejar a su padre solo.
-Se ha ido de fin de semana con unas amigas.
-Qué bien…-ironizó Ruth, mientras le entregaba un vaso que había llenado con la garra de agua fresca que siempre tenía su padre al lado.
-No debes culparla a ella, me estoy haciendo viejo y ella tiene derecho a aprovechar su vida…Yo soy el culpable.
Extrañamente Ruth se sentía orgullosa de que la hubiera llamado a ella, y no a ninguna de sus hermanastras. Pero su cabreo con la esposa de su padre, crecía por momentos.
-Nadie tiene la culpa-le aclaró no estando muy de acuerdo, se estaba haciendo tarde, así que tenía que empezar a decirle lo que iban a hacer-Escucha, te daré uno de tus calmantes, llamaré a Danielle y luego a una ambulancia, y también a Felicitty, te iré a ver después del trabajo.-le dijo, dándole un beso tierno en la mejilla.
Gabriel le sonrió, y le agarró con fuerza la mano.
-No sé que haría sin ti, eres todo lo que tengo, Zhuo.
Ruth lo miró con sorpresa a los ojos, y sintió un estremecimiento cuando Grabiel pronunció el nombre de su madre, y supo en seguida que también necesitaba apuntar a la lista de tareas, concertar la visita a un neurólogo.
...
Treinta minutos después, Ruth esperaba desde su mesa la llegaba de su compañero Aidan, y cuando por fin se acercó hasta ella, le dijo:
-Mi padre tiene demencia senil, se ha caído y la zorra de su mujer, está gastándose felizmente su dinero.
-Mi truco de las fotos no ha funcionado y mi hermana sigue empeñada en entrar.-le informó él, compartiendo también su drama-Siento lo de tu padre.
- Yo también siento lo de tu hermana. Aún no he llamado a Felicitty, y no tengo ganas….no sé cómo lo hace pero siempre me cabrea.
-Simplemente llámala, se te da bien hablar, a las mujeres os gusta charlar, es bueno para el alma.
-Eso sería fácil si tuviera alma, pero no tiene, es la madrastra de la Cenicienta en persona, dice un montón de chorradas, y con un timbre de voz exageradamente agudo, además cómo si no fuera bastante con oírla, también tendré que escuchar cómo se siente al respecto. Supongo que será porque es Tauro.
-Tú no crees en los signos del zodiaco-le informó Aidan, provocándola.
-Claro que creo. Soy libra. La balanza.-le respondió, balanceándose de un lado a otro con los brazos-Perfectamente equilibrada.
Aidan rió, y le dio un golpe flojo a la silla para que se levantara.
-Vamos, señorita perfectamente equilibrada, el deber nos llama.
Llegaron a la casa de los gemelos, la familia estaba celebrando una especie de entierro, pues al no poder entregarles sus cuerpos, aún no podían darle cristiana sepultura y Ruth y Aidan, supusieron que aquello era una forma de consuelo para la madre. La tenían delante, era una mujer joven, ojerosa por la tragedia y delgada, había sido una madre soltera incansable, que había luchado porque a sus hijos no les faltara de nada, hacer horas extra, para poder darles una sorpresa a sus pequeños, era ya un feliz e insignificante recuerdo del pasado.
-Sentimos mucho sus pérdidas, señora Newcastle, y apreciamos su tiempo.
Rebecca Newcastle asintió seria, y se enjugó una lágrima rebelde, que amenazaba con caérsele de la sonrosada mejilla.
-Yo sólo quiero que me devuelvan a mis pequeños, y que cojan al que les ha hecho esto…Es todo cuánto les pido.
-Haremos todo lo que esté en nuestras manos-le respondieron Ruth y Aidan casi al unísono.
-Eso no me vale-exclamó la señora Newcastle, en un arranque de ira-Alguien me lo ha quitado todo, y quiero saber quién. Si no, reclamaré sus cuerpos, y no prestaré más ayuda…-hizo una pausa al no poder aguantar más-…eran niños, no le habían hecho nada a nadie-susurró Rebbeca rompiendo a llorar silenciosamente.
-Lo sabemos…pero si nos niega su ayuda, otras madres podrían perder también a sus hijos, ayudarnos es algo muy útil y bueno por su parte.-le dijo Ruth, parando para que Aidan aportara algo.
-Si le tranquiliza, nuestra división tiene un noventa y seis por ciento de éxito en los casos, y nunca se cierra ninguno, siempre habrá alguien trabajando por James y Rachel, nadie los olvidará, pero encontrar al culpable es complicado y sin la información que puede facilitarnos, tardaremos más.
-Está bien…-dijo Rebecca tras una breve pausa, en la que parecía cavilar sobre las palabras de ambos.
Después de la típica rabia, la entrevista había sido rápida y rutinaria, Rebecca les había relatado el último día que había pasado con sus hijos, y les informó de los lugares que frecuentaban los niños, el parque, el colegio, así como la dirección de la casa de todos los amigos y familiares, y otros lugares menos frecuentados, cómo restaurants, cines o algún otro lugar.
Salieron relativamente temprano de la División pues el jefe no quería que se quemaran y Aidan acompañó a Ruth al hospital. Comprobó que su padre no se había roto la cadera y que parecía estar bien mentalmente, aunque le había pedido a su médico que le hiciera un examen neurológico completo, para quedarse tranquila. Después de tragarse la llamada a Felicitty, Aidan la invitó a cenar con Meggan y con él, alegando que así ella no estaría sola en casa, y que él no lo estaría ante el peligro.
-Aidan me ha hablado mucho de ti Megg, me alegra conocerte al fin.-le dijo Ruth, dándose con Megg, sendos besos en la mejilla.
-Igualmente, pero debo decir que mi hermano se ha callado tu existencia.-respondió Megg, mirando a Aidan risueña y poniéndolo en un aprieto.-Por qué será
-Eso…-agregó Ruth, mirándolo también.
Aidan le digirió una mirada asesina a su hermana, y luego le sonrió a Ruth, mientras dejaba las pizzas que había comprado en la mesa.
-Es que nunca había salido el tema…-suspiró sabiendo que la velada se la iban a poner difícil, pues iban a conspirar contra él-Ahora, si no os importa me gustaría cenar.
-Los americanos cometéis un fallo, hacéis la pasta demasiado gruesa.-comentó Megg comiendo el primer trozo de su porción.
-Por eso se llama pizza americana-masculló Aidan, harto ya de tener que quitar champiñones pues era al único de los tres al que no le gustaban.
Meggan se burló de él imitándolo, y los tres rieron, aunque Aidan lo disimuló divertidamente.
-Me había olvidado de tu patriotismo, no en vano siempre quisiste ser soldado, al igual que papá.
-Papá me logró persuadir porque sabía que una vida así, sería tirarla a la basura…también se negó a que entrara en la División, y tú le rompes de nuevo el corazón…a los tres nos lo rompes.
Meggan le iba contestar malhumorada, pero Ruth intervino antes:
-Sabes, Megg Mi padre también era soldado, es curioso.
-Y tu madre
Ruth sintió el clásico pinchazo de dolor que sentía cuando recordaba a su madre, pero le encantaba hablar sobe ella, así que le sonrió a Meggan.
-Murió cuando yo aún era pequeña, pero la recuerdo muy bien, era fantástica. Ahora mi padre es el que está algo delicado, y por desgracia tiene a una arpía por mujer.
Meggan rió sonoramente.
-Nuestro padre también tiene una arpía por mujer, y también se ha casado dos veces, aunque su primera mujer te aseguro que no era tan fantástica como tú madre.
-Y es feliz
Meggan asintió, y Aidan contempló divertido a su hermana al oír sus anteriores palabras.
-Lo es, a Roger Van Hepburn siempre le han gustado las mujeres difíciles.
-Cómo su hija-apuntó Aidan regodeándose mientras miraba a Ruth, que se encontraba a su lado-Te aseguro que la chica que tienes al frente tiene el gen arpía en el ADN.-bromeó, cazando al vuelo la servilleta que su hermana le había lanzado a la cara.
Megg se echó hacia detrás, dispuesta a atreverse con la pregunta que llevaba rato dando vueltas en su cabeza:
-Cuánto lleváis liados, vosotros dos
Ruth y Aidan escupieron a la vez en sus respectivas copas el sobro de vino que estaban bebiendo, y él empezó a toser debido al pequeño ahogamiento que aquello le provocó.
-No, no…solo somos compañeros-le aclaró Ruth mientras le daba golpecitos en la espalda a Aidan, y este cuando pudo hablar dijo:
-Nunca en la vida nos liaríamos, somos profesionales, cómo ves Meggan también es Tauro.
-Yo no soy Tauro-exclamó Meggan. Mientras que Ruth, por su parte le decía a Aidan:
-Nunca en la vida…-le preguntó repitiendo sus palabras ligeramente molesta-Es qué no te parezco guapa
-Claro que sí-le respondió él, cómo la cosa más normal del mundo.
-Así me gusta-le respondió Ruth bromeando y se dirigió a Megg, que miraba divertida la situación que había provocado-Tengo pareja estable desde los dieciocho años, Megg…lo siento pero como ha dicho tu hermano, no podré ser tu cuñada.
-Ohhh…-se lamentó Megg, dirigiéndole una mirada que pretendía ser significativa a su hermano-Cómo lo hacéis para estar desde entonces juntos
Ruth se encogió de hombros.
-No lo sé, supongo cuándo quieres de verdad a alguien no importa el tiempo que pase…aunque ahora mismo no está aquí, es médico y presta ayuda humanitaria en África.
-Ves, Cómo voy a competir con eso
Aidan lo dijo sin pensar y se ganó una mirada extraña por parte de su compañera, que lo estaba escudriñándolo ligeramente, por suerte su hermana ahora estaba dispuesta a pasarse a su bando:
-Para ti…imposible-rió y levantó su copa-Por el amor, ya sea entre hermanos, amantes o padres e hijos…y también porque no me muera por culpa de la academia-agregó con tono jocoso, principalmente para molestar a Aidan.
A la mañana siguiente...
-No te has olvidado de nada -le preguntó Aidan mientras le sacaba la maleta del maletero de su coche.
-No…-le respondió Megg con desgana pues era al menos la quinta vez que le preguntaba lo mismo.-Aidan relájate, estás cómo un fan, soy yo la que va a entrar.-le quitó con cuidado la maleta a su hermano y se colocó el asa en su hombro-No te voy a dejar que me lleves hasta dentro de manita, lárgate.
Aidan se quedó allí parado y se cruzó de brazos.
-Podría obligarte, sería un buen castigo.
Los dos sonrieron y Megg se acercó hasta él, para abrazarlo.
-Sabes que puedes llamarme a cualquier hora, y en cualquier momento…-hizo una pausa y suspiró, estaba claro que ya no había marcha atrás y su deber ahora era apoyarla e infundirle ánimo-Deja el apellido bien alto, y sé la mejor, recuerda llamar a Italia una vez al día…y nada de chicos, ahora debes empezar a ser profesional.
Meggan puso los ojos burlonamente.
-Sí, y también me cepillaré tres veces al día los dientes, me cambiaré el pañal y dormiré mis doce horas, tranquilo.
Sin decir más se abrazaron y Aidan le agregó un beso en la frente.
-In bocca al lupo-le deseó cómo requería la superstición italiana, que decía que nunca se le debía desear literalmente buena suerte a alguien.
-Crepi il lupo...-le contestó Meggan para sellar así su fortuna.
Aidan la vio alejarse, y sintió temor, pues lo que no podía haber evitado había comenzado, y lo sentía, a partir de ahora su hermana podía correr la misma suerte que Camille y eso le asustaba más que nada.
...
Meggan se sentó derrotada en una de las sillas del comedor, llevaba solo dos días en la academia y ya le dolían músculos que no sabía que tenía. Al malestar físico se sumaba una considerable incapacidad mental debido a las tareas y demás deberes de las clases teóricas. La segunda mañana había sido especialmente difícil y a punto había estado de considerar las palabras de su hermano, pero no se rendiría tan fácilmente, además al mirar hacia el frente recordó que por ahora tenía al menos una razón por la que motivarse.
-Ehhh, Dan Daniel-exclamó socarronamente y para llamar su atención, recordando que se había presentado así-Voy a abandonar...Serías capaz de fugarte conmigo -le preguntó sólo para ver que contestaba el chico.
Dan levantó la cabeza sonriendo y después de tragarse el trozo de manzana que tenia en la boca dijo:
-Te aviso que soy pobre, así que si nos fugáramos las pasaríamos putas pero contigo? Al fin del mundo.
Megg asintió lentamente mientras le clavaba la mirada.
-Y sabes si queda muy lejos
-Según tengo entendido esta mas allá del país de Mordor por tierra y las mas lejos que Tatooine por aire, pero creo que si lo intentamos podríamos llegar, tu que crees confiarías en mi para que te llevara al fin del mundo?
Megg se encogió de hombros.
-Supongo que contrataría un guía buenorro que pudiera enseñarnos el camino, y a mi…otras cosas-le contestó con una broma en forma de dardo envenenado.
-En ese caso no te importaría si le pidiera a Hannah que viniera, verdad?
Ella sonrió ante su respuesta y se hizo la sueca.
-Por qué debería importarme
-No crees que seria demasiada gente para ir al fin del mundo? Sería más practico si vamos solos y bueno, si nos perdemos estoy seguro que volveríamos a encontrar el camino mientras estuviésemos juntos, ya me entiendes - dijo el sonriendo hacia la pequeña mueca que había visto en su cara, pero después pensó que tal vez se estaba pasando y si se estaba dejando llevar demasiado? pero era difícil no hacerlo con Meggan, se sentía tan a gusto con ella, le permitía dejar su timidez a un lado y sacar ese chico mas valiente que tenia dentro.
Megg negó con la cabeza para picarlo.
-No, no te entiendo, la verdad que estoy cansada y mi mente va algo lenta, explícate.-le instó, con una gran sonrisa.
-No importa- dijo el también sonriendo, ni el mismo sabia que quería contarle- Tienes que ponerte en forma, si quieres podemos ir a correr por el bosque, te reto a una carrera y tranquila te daré algo de ventaja.
Megg alzó una ceja y se levantó, estando segura de que podía hacer un último esfuerzo.
-Tú eres el que debe estar tranquilo, seré yo la que disfrute de la visión de tu trasero, así que puedes ir delante.-hizo un chasquido con la boca y sonrió para sus adentros.
- Me siento violado por tus palabras Meggan!!-dijo el haciéndose el ofendido- bueno yo voy a correr de espaldas y no será para mirarte los pechos, que conste- dijo sacándole la lengua- Pero ahora enserio Megg, si necesitas mi ayuda solo pídelo - dijo el ofreciéndole su mano al ver las piernas de gelatina de ella.
Ella miró su mano escépticamente y se la chocó.
-Lo mismo digo.
-En ese caso tenemos un trato, Yo cuido de tus pechos y tu de mi culo que te parece?
-Qué es injusto, porque tú tienes dos y yo solo uno.-le respondió mientras atravesaban la entrada de la academia, y entraban por el caminito de tierra que daba al frondoso y verde bosque.
Dan empezó a reír y tuvo que pararse un momento pero enseguida continuo andando a su lado.
-Qué injusto es el mundo, verdad? Unos tenemos los traseros más bonitos del mundo y otros como Jim Jimmy parecen tener dos pelotas de futbol como culo, pero tranquila Megg tu con el culo de Jim Jimmy seguirías siendo...-iba a decir preciosa, increíble, fantástica, perfecta pero se conformo con algo menos asustadizo- igual de guapa.
Megg le dio la espalda cuando empezó a trotar y así ocultó su sonrisa.
-Ahora ya no me interesas, te fijas en el culo de Jim Jimmy, mariposón-le gritó girando medio cuerpo.-Cuidado no se te rompa una uña.
-TE VAS A ENTERAR!!!-exclamó el riendo y empezando a correr detrás de ella, pero de repente, justo antes de alcanzarla se desplomó en el suelo.
Megg se paró en seco cuando vio cómo se iba de bruces hacia el suelo, y se acercó hasta él preocupada. Le puso las manos en la espalda y lo llamó a la vez.
-Daniel!!! estás bien?
Él no respondía, continuaba con los ojos cerrados y con una respiración muy pausada.
Meggan lo giró rápidamente boca arriba, y vio que al parecer estaba sin sentido, lo más probable era que hubiera sido un desmayo por el cansancio, así que lo continuó llamando.
-Daniel, no te voy a dar un beso a lo Blancanieves, Dan!!!-chilló, soltándole una sonora bofetada como último recurso.
Él reaccionó de golpe por culpa de la bofetada pero vio la oportunidad de hacer lo que quería y con un movimiento rápido giro haciendo que Meggan quedara estirada en el suelo y él encima suyo, con una sonrisa de oreja a oreja.
-Reclamo mi beso a lo Blancanieves!
Megg sintió un torrente de varios sentimientos a la vez, por qué le hacía gracia y no lo insultaba hasta quedarse a gusto? porque tenerlo tan cerca y sentir su calor y respiración no la echaban para atrás?
-Tú no eres mi príncipe, así que no sería un beso de amor verdadero…quita si no quieres que te haga daño-lo amenazó fijando sin querer su mirada con la de él, mientras tiraba con los brazos hacia arriba.
Él volvió a sonreír cuando vio que ella le miraba a los ojos he intentaba apartarse lentamente de él, primero penso en retenerla en sus brazos pero pensó que eso solo la asustaría, así que dejo caer sus brazos y dijo:
-Es que yo no soy un príncipe Megg, yo soy mas como el chico que se pasea por el bosque esperando encontrar una chica bailando y cantando con pájaros- dijo haciendo alusión al libro de la bella durmiente.
Megg tiró de él repentinamente y aprovechó la sorpresa de para ser ella la que estaba arriba ahora, aunque respetó el cuerpo de Dan y puso sus manos y pies en el suelo del bosque a ambos lados. Le sonrió con un gesto de superioridad en el rostro.
-Quizás me veas bailar…-susurró-Te gusta qué te dominen, Dan Daniel -le preguntó con descaro y de coña.
Dan iba a contestar cuando de repente noto como una gota de agua impactaba entre sus ojos y en cuestión de dos segundos llovía a cantaros, él no ve movió , solo miro a los ojos se ella.
-Que es lo que mas deseas ahora mismo?
Meggan no le contestó y también le aguantó la mirada, simplemente lo observó, se fijó en sus ojos, sus apetecibles labios, en su piel e incluso en su pelo, pero se obligó a levantarse y se puso de pie mientras maldecía en italiano, cortando el momento.
-Deseo llegar a la academia, boy scout…-se puso en frente de él-ya he tenido suficientes aventuras por hoy.
-En ese caso-dijo levantándose el también, no estaba decepcionado ya que sabia que solo estaban jugando, aunque entre juego y juego la verdad se asoma, bueno la frase no era exactamente así pero a él ya le valía-Será un honor para mi llevarla de vuelta a la academia e invitarla a algo caliente , para compensar las molestias.
Megg se puso a su lado y con un rápido movimiento, lo atrajo hacia sí y le plantó un llano pero firme beso en los labios.
-Más caliente no creo-le dijo, yéndose al trote hacia la academia y dejándolo atrás. Ni ella misma supo que la había impulsado a eso, y encima había sido un beso de lo más malo, pues a Dan no le había dado ni tiempo a pestañear y ella no le había agregado ni una pizca de pasión.
Dan se quedo allí plantado en medio de la nada, bajo la lluvia, mirando como Meggan se iba y sin poder evitar colocar sus dedos encima de sus labios cálidos, recordó el pequeño segundo en que estos tocaron los de ella, el calor, la electricidad, todo eso, un sinfín de emociones le habían estallado dentro con un solo roce de labios.
-Esta mujer me va a matar...-dijo en voz baja, antes de empezar a correr detrás de ella mientras gritaba- Eh espérame!!!
fgfgfsdgfgfdghg XDDD Bueno, espero q o haya gustado, de verdad q me lo paso genial haciendo tensiones contigo Nat
*Que bueno es ser limpio, dijo el hombre que se puso los calzoncillos por el contrario.-El dialecto de Bari, es molto complicado, menos mal q existe Wikipedia XDDD
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Espero que os guste (:
Pasa todo en la primera noche, antes del capi de Patri!
¿Que os ha parecido?
Pasa todo en la primera noche, antes del capi de Patri!
Rose entró precipitadamente a la sala de reuniones, sabiendo que probablemente sería la última. Pero suspiró aliviada cuando vio que allí solo había una persona, un chico que no conocía, supuso que era uno de los nuevos.
- Buenas noches – dijo sentándose en su asiento, recuperando el aliento.
Scott que estaba concentrado leyendo unos papeles levanto la cabeza para ver quien estaba causando tanto ruido y de repente vio a la chica guapa y rubia que había aparecido de la nada.
- Hola, no nos conocemos ¿verdad? - dijo él con su encantador acento australiano y su sonrisa rompedora- Me llamo Nathan Scott, nuevo en la división- hizo una pequeña pausa y se levanto para quedar frente de la chica y tenderle la mano.
Rose sonrió amablemente y le estrechó la mano. Riéndose interiormente.
- Encantada, Rose Sawyer. – dijo con dulzura.
- Chica bonita, nombre bonito, esta división no deja de sorprenderme cada día conozco a una chica más guapa y si te dijo la verdad es mucho mejor esto que mi antigua división allí eran todo viejos comedores de donuts-dijo él mientras estrechaba la mano de rose.
- ¿En serio? – dijo coqueta, fingiendo sentirse alagada – Nosotras aquí solamente tenemos a Aidan, sangre fresca como la tuya siempre está bien – dijo siguiéndole el rollo.
Nathan sonrió al ver que la chica le seguía el rollo.
- Creo que los otros van a tardar en venir, puedo invitarte a un café, te, cerveza...?
- Un cortado sería maravilloso – dijo con la más inocente de sus sonrisas.
Cuando salían de la sala una Nicole visiblemente estresada paso por delante suyo, dedico una sonrisa a Rose y una mueca a Scott.
- ¿Puedo preguntarte algo? ¿Nikki es siempre así o solo es histérica y borde conmigo?
- Nikki siempre se estresa, es borde contigo - aclaró Rose entrando en la sala de descanso.
- Vaya... Bueno preciosa vamos a por tu cortado y mi café con leche-dijo el haciendo un gesto para que rose se sirviera primera.
Rose se sirvió un cortado y, amablemente, sirvió a Scott su café con leche. Scott se sorprendió pero agradeció el gesto con una sonrisa.
- ¿Cuanto hace que estás aquí? - preguntó Rose bebiendo un sorbo de su café.
- En Nueva York des de los 15 años, nací en Australia. En la ICD un tiempo pero me transfirieron a este grupo hace pocos días y Nicole es mi compañera.
- Seguro que te irá bien, en las películas los chicos guapos siempre sobreviven ¿o eran las chicas? En cualquier caso tu hazlo lo mejor que puedas.
- En ese caso sobreviviremos los dos - le sonrió - ¿Cuanto hace que estas aquí rose?
- Año y pico en la ICD – contestó ella – me parece que Aidan y Ruth ya han llegado – continuó, mirando por la ventana y acabándose el café – el deber nos llama, dulzura.
Scott sonrió ante lo de dulzura.
- Tu primero preciosa- dijo mientras hacia el mismo gesto que antes para dejarla pasar- si llegamos tarde Nikki va a gritar- sonrió.
- Hará algo peor, te lo aseguro - dijo riendo y entrando en la sala de reuniones, donde Aidan y Ruth ya estaban sentados - Hola chicos - dijo reprimiendo una risita cuando Ruth y Aidan le lanzaron a la vez una mirada que decía "¿Otra vez?" y se compadecían de Scott.
Se sentaron en butacas contiguas, pero antes de poder decir nada entró Nikki seguida por un chico que tampoco conocía. “El otro nuevo” pensó. Nikki, como siempre, no se anduvo con rodeos y fue directa al grano.
Rose se estremeció un poco con la explicación del caso, pero enseguida se recompuso. Escuchó atentamente a todo lo que se decía e hizo notas mentales. Cuando Nicole finalizó el consejo, consejo que daba en cada caso y que desde que entró en la IDC había intentado cumplir, algunas veces con más resultado que otras, Rose cogió rápidamente la carpeta que tenía preparada delante suyo con todos los datos del caso y se dispuso a examinarla.
Al cabo de unos minutos la voz del jefe la sacó de su lectura.
- ¿Agente Sawyer? – preguntó Keith Harris para que ella se girara.
Rose levantó la vista de la carpeta para dirigirla a su jefe, el cual estaba acompañado del chico que había entrado con Nikki. Su nuevo compañero, estaba claro. Se le veía un poco nervioso. Primer día, bueno, primera noche. “Bonita manera de empezar” pensó sonriendo para sus adentros.
- ¿Sí? – preguntó ella retóricamente.
- Quiero presentarte a tu nuevo compañero el agente Jacob Logan – dijo él apartándose un poco para dejar espacio a Jacob. Más o menos de su altura, perfecto para coordinarse.
- Encantada de conocerte Jacob – dijo Rose levantándose y tendiéndole la mano a un tímido Jacob que se la estrechó enseguida – agente Logan – se corrigió rápidamente - puedes llamarme Rose.
Jake: Encantado, Rose. A mí me puedes llamar Jacob, aunque prefiero Jake, la verdad. - dijo, con una sonrisa.
- Jake entonces – contestó Rose sonriendo también.
- Mejor os dejo a solas para que os vayáis conociendo – dijo Keith mientras se alejaba con una media sonrisa en el rostro.
Rose mantuvo la sonrisa en los labios hasta que el jefe abandonó la sala.
- Bueno – dijo Rose - ¿estás preparado? – cogió su carpeta y antes de que él contestara se puso a caminar.
Jake: ¿Para el caso? - corrió tras ella para ponerse a su altura. - Supongo que sí.
- Muy bien pues – dijo mientras abría la carpeta – creo que deberíamos empezar por ir a los lugares donde encontraron a los niños.
Jake: Me parece bien. Aunque nadie me ha dicho muy bien de qué trata el caso.
- Para eso tienes la carpeta con la información, Pecas - dijo ella dejándole su carpeta para que viese la información.
Jake se llevó la mano al puente de la nariz, en un acto reflejo, entre intentando ocultar las pecas o preguntarse se aún le quedaban tantas como para que fuesen visibles.
Luego, abrió la carpeta y leyó un poco por encima.
Jake: ¿Un asesino que borra la mente a las víctimas? ¿En serio? - le lanzó una mirada de reojo a Rose.
- Cosas peores se han visto - comentó empezando a bajar las escaleras hacia el parquin - Tendrás que ir acostumbrándote.
Jake: En la academia no dijeron nada de casos tan... - calló, buscando la palabra adecuada. - ... macabros.
- Si contaran esto en la academia la gente huiría el primer día - comentó burlona - pero si estás aquí es porque vieron algo en ti - dijo para animarle.
Jake: Pero... si son niños. - comentó, mientras entraba en el asiento del copiloto del coche de Rose.
Rose se giró hacia él mientras arrancaba el coche. Mirándole a los ojos.
- Hay una cosa que tienes que tener clara para hacer este trabajo: vas a tener que ver todos los horrores que puedas imaginar y más... Mira... nunca sabes qué tipo de víctima vas a encontrarte, pero vas a tener que enfrentarte a ello. Sí, son niños y es horrible, pero nuestro trabajo es encontrar al hijo de puta que les está haciendo esto y pararle los pies ¿estás conmigo?
Jake tragó saliva, frunció los labios y miró en dirección a la carpeta. Luego, respondió.
Jake: Si, lo estoy. O eso creo.
- Perfecto, ahora, cinturón - dijo Rose poniéndose el suyo mientras salía del parquin.
Jake: ¿Cuántas personas somos en la ICD? - preguntó, para romper el silencio.
- Los que has visto en la sala: Nikki, la más veterana, Aidan y Ruth, los gemelos inseparables, Scott, el otro novato, tu y yo. Y luego está el jefe.
Jake: Entonces, no somos muchos. - comentó, aliviado.
- Alguna pregunta más antes de empezar?
Jake: No, por ahora ninguna. Pero ya me vendrá alguna duda, ya verás
Rose sonrió ampliamente y frenó de golpe aparcando al lado de un callejón, donde se había encontrado el primer cuerpo.
Las farolas iluminaban la calle, pero el callejón estaba bastante oscuro. Rose cogió su linterna y indicó a Jake que hiciese lo mismo. Salieron del coche y entraron en el callejón.
- El primer cuerpo fue encontrado al lado del cubo de basura. Los de la científica lo han analizado de arriba a abajo, pero es mejor verlo uno mismo.
Jake: Ajá... - asintió, pensativo. - ¿Los otros cuerpos los encontraron en lugares parecidos?
- Sí - contestó Rose - se deshace de los cuerpos y los esconde, como si se avergonzara del crimen.
Jake: ¿Muy lejos de aquí?
- La segunda víctima se encontró a tres calles más abajo, y los gemelos a cinco manzanas arriba. Pero siempre en el mismo barrio. ¿Te has leído lo que te he dado o no?
Jake: No me ha dado tiempo. No soy un robot. - calló unos segundos. - No creo que el asesino sea tan tonto como para haber dejado a las víctimas cerca de su casa, así que este debe de ser su vertedero particular... Aunque, pensándolo mejor, puede que si lo sea.
- Hay asesinos que se sienten más cómodos cerca de su territorio, otros que utilizan coches para desplazarse... pero teniendo en cuenta lo cerca que están los cadáveres yo me inclino que es de la ciudad, incluso tal vez del barrio...
Jake: En ese caso, es demasiado poco listo...
- ¿Y por qué es poco listo, Pecas? - preguntó Rose, probándole.
Él se sorprendió, de nuevo, por el mote.
Jake: Pues porque sería demasiado evidente, ¿no crees? Tu rompes la ventana de una clase, ¿rompes la de la tuya? Es demasiado sospechoso.
- Precisamente por eso, demasiado obvio - dijo Rose mientras se agachaba y palpaba el suelo.
Jake: ¿Hablas de psicología inversa?
- Más o menos... - dijo mientras se estiraba y enfocaba debajo del contenedor con la linterna - este tipo de criminales suele creerse más inteligente que la policía. Pero esto es muy precipitado, aun necesitamos más pruebas.
Jake se agachó junto a ella, y apuntó con su linterna en el contenedor de al lado.
- ¿Has encontrado algo? - dijo Rose poniéndose de pie.
Jake: No, nada. - se puso de pie también.
- Bien, situaciones desesperadas necesitan medidas desesperadas - dijo mientras se quitaba el reloj y lo dejaba en el suelo. Fue un momento al maletero del coche y sacó una bolsa, de la cual sacó unos guantes. Luego, ante la curiosa mirada de Jake, se metió dentro del contenedor. - ¿A qué estás esperando? - preguntó a Jake cuando le vio mirándola sorprendido.
Jake: Pues... A... - dijo, intentando buscar una excusa lógica. Finalmente, se dio por vencido, se quitó la americana y entró al contenedor con Rose.
Rose le pasó unos guantes a Jake y juntos se pusieron a remover cuidadosamente entre la basura. Estuvieron un rato sin encontrar nada, solo restos de comida y papeles sin importancia.
Jake, dejando paso a su alma de fan de series y películas, abría curioso cada bola de papel arrugado, sin esperanza de encontrar nada útil.
Sin embargo, el contenido de uno de estos papeles le dejó desconcertado. Había dibujado una serie de garabatos, que dejaban ver claramente la figura de una niña rubia de piel blanca, siguiendo la descripción de la víctima.
Jake: Esto... ¿Rose?
- ¿Sí? – dijo ella mientras tiraba una cáscara de plátano al otro lado del contenedor y se giraba hacia él.
Jake: Creo... creo que he encontrado algo. - se inclinó hacia ella y le mostró la hoja arrugada.
Rose agarró precipitadamente la hoja que Jake le mostraba, emocionada. Garabatos infantiles mostrando una figura similar a la víctima, estaba claro que era algo.
- ¡Bien hecho Pecas! – exclamó Rose devolviéndole el dibujo – se me acaba de ocurrir una idea ¡vamos! – dijo mientras salía del contenedor y se dirigía al coche.
Jake salió del contenedor tras ella, mientras murmuraba para él:
Jake: Odio mis pecas.
Una vez en el coche Rose se puso en marcha a toda prisa hacia el escenario donde encontraron el siguiente cadáver. Una vez allí salió precipitada hacia el contenedor que también se encontraba en un callejón y se metió dentro, seguida por Jake. Al cabo de un rato Rose encontró un dibujo similar: trazos infantiles, una figura similar a la víctima encontrada en ese callejón. Rose se giró emocionada hacia Jake.
- ¿Qué te juegas que en la tercera escena hay otro igual pero con dos niños? O a lo mejor dos dibujos…
Jake: No suelo apostar, porque tengo la costumbre de perder. Pero estoy casi seguro de que habrá otros dos.
- ¿Y porque dos y no uno? – preguntó Rose mientras salía del contenedor, volviéndole a probar.
Jake la miró, sin entender muy bien si era una broma o la pregunta iba en serio.
Jake: Porque son dos víctimas. - respondió, sin más.
- Pero son gemelos, tal vez eso les hace especiales ¿no?
Jake: ¿Especiales? ¿Cómo, exactamente?
- Son gemelos, tienen una conexión especial ¿no? Este sujeto elimina las mentes, los recuerdos y sueños de los niños ¿qué hay más especial que anular eso en unos gemelos?
Jake: Te sigo, pero no se a donde quieres llegar a parar exactamente.
Rose rodó los ojos. "No es muy brillante que digamos..." pensó.
- Mira - empezó - yo también creo que serán dos dibujos en vez de uno, pero por una razón. Te la diré cuando los encontremos en la siguiente escena - dijo mientras se dirigía al coche.
Jake se limitó a seguirla, confundido. En cuando él subió al coche ella arrancó rápidamente. En pocos minutos estuvieron en la siguiente escena, otro callejón con otro container. Sin decir palabra la agente Sawyer se metió en el contenedor y se puso a buscar, seguida por Jake.
Enseguida Rose encontró un dibujo, uno con una niña, Rachel. La diferencia de ese dibujo con los anteriores era que los trazos estaban más marcados en el papel.
- ¿Ves? - le dijo Jake enseñándole el dibujo con la niña - Tenemos que encontrar el de James.
Jake se limitó a asentir y siguió buscando. En pocos minutos le tendió a Rose un dibujo con un niño similar a James, con los trazos muy marcados como con Rachel.
- ¡Perfecto! - exclamó Rose. - Mira - le dijo a Jake empezando su explicación - ¿Recuerdas lo que te he dicho sobre las conexiones cerebrales de los gemelos? Pues solamente sucede con los gemelos monozigóticos, los que han sido concebidos en la misma bolsa. Rachel y James no son de estos gemelos, son gemelos dizigoticos y por lo tanto carecen de esta conexión especial. El sujeto no debía de saberlo cuando les secuestró pero seguramente el proceso no salió como él imaginaba. Quitarle el cerebro a unos gemelos idénticos a la vez sería algo muy poderoso, pero con Rachel y James no fue lo que él esperaba y por eso les dibujó por separado - dijo mostrando los dos dibujos a Jake - los trazos de los dibujos son más violentos, probablemente porque no consiguió lo que necesitaba... Y aquí viene la gran pregunta: ¿qué narices quiere el sujeto...? - preguntó más para sí misma que para Jake. Entonces se giró a él - ¿Ha quedado claro?
Jake: Si, más o menos. No entiendo muy bien que es lo que pretendía el asesino.
- Ya lo averiguaremos – dijo mirándose la muñeca – mierda, me he dejado el reloj en la otra escena… Debe de ser tarde ya, mejor te dejo en casa ¿dónde vives? – preguntó mientras se subía al coche.
Jake: Vivo en la calle 73, en el Upper East. Está un poco lejos, no te preocupes. Me vuelvo en metro.
- De eso nada, yo te llevo, no te preocupes - dijo mientras le indicaba que subiera al coche.
Jake dudó unos segundos, pero finalmente esbozó una media sonrisa y entró en el coche.
Jake: En ese caso, gracias. ¿Por dónde vives tú?
- ¿No querrás entrar en mi casa en mitad de la noche o enviar mariachis a que me canten a la ventana, verdad? - preguntó Rose fingiendo teatralmente estar asustada.
Jake: Confieso que no se me había ocurrido, pero si eso me lo apunto. - rió, más tranquilo.
- Bueno, Upper East allá vamos - dijo mientras arrancaba el coche por enésima vez esa noche - ¿Te importa si pongo la radio? Quiero saber si dicen algo del caso en las noticias – preguntó.
Jake: Por supuesto, ponla. - asintió.
Rose sintonizó una cadena de noticias, pero estaban hablando de guerras, nada del caso. Provó otras cadenas pero en ninguna hablaban de los extraños asesinatos. Mejor, menos presión de la prensa.
- Me aburro, cuéntame cosas de ti - dijo directamente Rose, apagando la radio.
Jake: Pues he escalado el monte Everest, he pilotado el Halcón Milenario y he buceado en un mar lleno de tiburones. - comentó, riendo.
- ¿El Halcón Milenario? Entonces debes de ser Chewbacca, porque el título de Han Solo me lo pedí hace años.
Jake: Chewbacca es un personaje genial. Tenemos el pelo casi del mismo color. - luego la miró. - No conocía a nadie que le gustase Star Wars, aparte de mi familia.
- ¿Bromeas? ¡Me encanta Star Wars! Y sí, Chewbacca es genial, mis primeras palabras se parecían mucho a su idioma - bromeó Rose
Jake rió y volvió a mirarla:
Jake: ¿Y tú qué?
- ¿Yo qué de qué?
Jake: Me has preguntado cosas de mi vida. Ahora te toca a ti.
- Mmm... He viajado en la TARDIS, he ido de visita turística a Mordor y me he tirado a la Princesa Leia unas cuantas veces.
Jake: ¿A Leia?
- Sí, la de las ensaimadas en la cabeza - dijo, entonces le miro y suspiró - sí, soy lesbiana.
Jake: Entiendo. - dijo, asintiendo. - Aunque lo suponía. Eres demasiado guay para ser hetero.
- ¿Te parezco guay, eh? - dijo sonriéndole - Creo que nos lo vamos a pasar muy bien trabajando juntos. Este trabajo es jodido, pero está lleno de emociones, espero que estés preparado para vivirlas, Pecas.
Jake: ¿Y lo de "Pecas"? Se supone que me están desapareciendo. - dicho esto, bajo el parasol del coche y se miró en el espejo, a pesar de la poca luz que había.
- Tienes pecas, te llamo Pecas. Pero si son muy monas - dijo Rose cerrando el parasol - a mí me gustan.
Jake: Ya, eso es porque no tienes. Solamente queremos lo que no tenemos, y viceversa.
- Me da igual lo que digas, te seguiré llamando Pecas - dijo mirándole directamente a los ojos, con una media sonrisa.
Jake: Bueno, supongo que no está tan mal, al fin y al cabo. - se encogió de hombros.
Rose se limitó a sonreír, le empezaba a caer bien ese chico.
- ¿Es la siguiente calle, verdad? – preguntó Rose
Jake: Si, el número 26.
Rose giró por la calle y paró enfrente de la casa de Jake.
- No te quejarás, menuda casa – dijo Rose
Jake: No es tan grande, en realidad... - comentó, quitándole importancia.
- Eh Pecas - dijo Rose cuando él abría la puerta del coche para salir.
Una luz iluminó la cara de Jake cuando se giró hacia ella. Rose sostenía una cámara instantánea polaroid de 1986, una antigualla de más de cincuenta años. Cogió la foto que salía de ella ante la mirada asombrada de Jake.
- Un recuerdo - aclaró ella, mientras abría el compartimento del asiento del copiloto y sacaba un rotulador negro. Con él escribió "Pecas" en la parte inferior blanca de la fotografía.
Jake: ¿Cómo? Pero, ¿qué...? - preguntó extrañado.
- Ya te lo he dicho, un recuerdo. Me gusta hacer fotos desprevenidas de la gente que conozco - contestó Rose dejando la foto en el asiento trasero del coche - luego hago vudú con ellas – bromeó.
Jake: Eres un poco rara, sin ofender. - rió.
- No me ofendo, ser normal es aburrido, ¿no crees?
Jake: Por supuesto que lo es.
- En fin, será mejor que vayas entrando, veo una figura mirando por la ventana - dijo mirando hacia la casa.
Jake: Si, es mi padre. - miró hacia el edificio. - No le hacía nada de gracia que trabajase en la ICD.
Seguro que lleva todo el día ahí plantado.
- Nos mira como si fuera a asesinar a alguien - dijo Rose riendo.
Jake: Es aun peor cuando mi hermana trae al novio. Una vez le amenazó con cortarle las orejas si no se comportaba con ella.
- Que miedo, creo que nunca voy a querer conocer a tu padre - dijo riendo Rose - Bueno Pecas, tienes aun unas pocas horas de sueño, yo de ti las aprovecharía.
Jake: De acuerdo. Pues hasta mañana, Rose. - salió del coche, pero antes de cerrar la puerta tras él, se agachó y dijo: - Y gracias por acercarme. Te devolvería el favor, pero la nave se me ha averiado y no tengo permiso de conducir...
- No te preocupes, cuando la arregles ahí estaré esperando - dijo riendo - Ah, Pecas, se me olvidaba - dijo mientras Jake se dirigía a la puerta de su casa, haciendo que se girara hacia ella - dúchate - aconsejó con una sonrisa.
Jake puso los ojos en blanco, y dijo:
Jake: Lo mismo te digo a ti. - tras esto, cerró la puerta del coche y se fue hacia el edificio.
Cuando Jake hubo entrado en su casa Rose se alejó de allí. Se dirigió a la ICD, no le apetecía ir a casa. Se ducharía en el gimnasio y colgaría los dibujos para enseñárselos a los demás cuando llegaran. Podía echarse una cabezadita en el sofá de la sala de descanso mientras tanto.
- Buenas noches – dijo sentándose en su asiento, recuperando el aliento.
Scott que estaba concentrado leyendo unos papeles levanto la cabeza para ver quien estaba causando tanto ruido y de repente vio a la chica guapa y rubia que había aparecido de la nada.
- Hola, no nos conocemos ¿verdad? - dijo él con su encantador acento australiano y su sonrisa rompedora- Me llamo Nathan Scott, nuevo en la división- hizo una pequeña pausa y se levanto para quedar frente de la chica y tenderle la mano.
Rose sonrió amablemente y le estrechó la mano. Riéndose interiormente.
- Encantada, Rose Sawyer. – dijo con dulzura.
- Chica bonita, nombre bonito, esta división no deja de sorprenderme cada día conozco a una chica más guapa y si te dijo la verdad es mucho mejor esto que mi antigua división allí eran todo viejos comedores de donuts-dijo él mientras estrechaba la mano de rose.
- ¿En serio? – dijo coqueta, fingiendo sentirse alagada – Nosotras aquí solamente tenemos a Aidan, sangre fresca como la tuya siempre está bien – dijo siguiéndole el rollo.
Nathan sonrió al ver que la chica le seguía el rollo.
- Creo que los otros van a tardar en venir, puedo invitarte a un café, te, cerveza...?
- Un cortado sería maravilloso – dijo con la más inocente de sus sonrisas.
Cuando salían de la sala una Nicole visiblemente estresada paso por delante suyo, dedico una sonrisa a Rose y una mueca a Scott.
- ¿Puedo preguntarte algo? ¿Nikki es siempre así o solo es histérica y borde conmigo?
- Nikki siempre se estresa, es borde contigo - aclaró Rose entrando en la sala de descanso.
- Vaya... Bueno preciosa vamos a por tu cortado y mi café con leche-dijo el haciendo un gesto para que rose se sirviera primera.
Rose se sirvió un cortado y, amablemente, sirvió a Scott su café con leche. Scott se sorprendió pero agradeció el gesto con una sonrisa.
- ¿Cuanto hace que estás aquí? - preguntó Rose bebiendo un sorbo de su café.
- En Nueva York des de los 15 años, nací en Australia. En la ICD un tiempo pero me transfirieron a este grupo hace pocos días y Nicole es mi compañera.
- Seguro que te irá bien, en las películas los chicos guapos siempre sobreviven ¿o eran las chicas? En cualquier caso tu hazlo lo mejor que puedas.
- En ese caso sobreviviremos los dos - le sonrió - ¿Cuanto hace que estas aquí rose?
- Año y pico en la ICD – contestó ella – me parece que Aidan y Ruth ya han llegado – continuó, mirando por la ventana y acabándose el café – el deber nos llama, dulzura.
Scott sonrió ante lo de dulzura.
- Tu primero preciosa- dijo mientras hacia el mismo gesto que antes para dejarla pasar- si llegamos tarde Nikki va a gritar- sonrió.
- Hará algo peor, te lo aseguro - dijo riendo y entrando en la sala de reuniones, donde Aidan y Ruth ya estaban sentados - Hola chicos - dijo reprimiendo una risita cuando Ruth y Aidan le lanzaron a la vez una mirada que decía "¿Otra vez?" y se compadecían de Scott.
Se sentaron en butacas contiguas, pero antes de poder decir nada entró Nikki seguida por un chico que tampoco conocía. “El otro nuevo” pensó. Nikki, como siempre, no se anduvo con rodeos y fue directa al grano.
Rose se estremeció un poco con la explicación del caso, pero enseguida se recompuso. Escuchó atentamente a todo lo que se decía e hizo notas mentales. Cuando Nicole finalizó el consejo, consejo que daba en cada caso y que desde que entró en la IDC había intentado cumplir, algunas veces con más resultado que otras, Rose cogió rápidamente la carpeta que tenía preparada delante suyo con todos los datos del caso y se dispuso a examinarla.
Al cabo de unos minutos la voz del jefe la sacó de su lectura.
- ¿Agente Sawyer? – preguntó Keith Harris para que ella se girara.
Rose levantó la vista de la carpeta para dirigirla a su jefe, el cual estaba acompañado del chico que había entrado con Nikki. Su nuevo compañero, estaba claro. Se le veía un poco nervioso. Primer día, bueno, primera noche. “Bonita manera de empezar” pensó sonriendo para sus adentros.
- ¿Sí? – preguntó ella retóricamente.
- Quiero presentarte a tu nuevo compañero el agente Jacob Logan – dijo él apartándose un poco para dejar espacio a Jacob. Más o menos de su altura, perfecto para coordinarse.
- Encantada de conocerte Jacob – dijo Rose levantándose y tendiéndole la mano a un tímido Jacob que se la estrechó enseguida – agente Logan – se corrigió rápidamente - puedes llamarme Rose.
Jake: Encantado, Rose. A mí me puedes llamar Jacob, aunque prefiero Jake, la verdad. - dijo, con una sonrisa.
- Jake entonces – contestó Rose sonriendo también.
- Mejor os dejo a solas para que os vayáis conociendo – dijo Keith mientras se alejaba con una media sonrisa en el rostro.
Rose mantuvo la sonrisa en los labios hasta que el jefe abandonó la sala.
- Bueno – dijo Rose - ¿estás preparado? – cogió su carpeta y antes de que él contestara se puso a caminar.
Jake: ¿Para el caso? - corrió tras ella para ponerse a su altura. - Supongo que sí.
- Muy bien pues – dijo mientras abría la carpeta – creo que deberíamos empezar por ir a los lugares donde encontraron a los niños.
Jake: Me parece bien. Aunque nadie me ha dicho muy bien de qué trata el caso.
- Para eso tienes la carpeta con la información, Pecas - dijo ella dejándole su carpeta para que viese la información.
Jake se llevó la mano al puente de la nariz, en un acto reflejo, entre intentando ocultar las pecas o preguntarse se aún le quedaban tantas como para que fuesen visibles.
Luego, abrió la carpeta y leyó un poco por encima.
Jake: ¿Un asesino que borra la mente a las víctimas? ¿En serio? - le lanzó una mirada de reojo a Rose.
- Cosas peores se han visto - comentó empezando a bajar las escaleras hacia el parquin - Tendrás que ir acostumbrándote.
Jake: En la academia no dijeron nada de casos tan... - calló, buscando la palabra adecuada. - ... macabros.
- Si contaran esto en la academia la gente huiría el primer día - comentó burlona - pero si estás aquí es porque vieron algo en ti - dijo para animarle.
Jake: Pero... si son niños. - comentó, mientras entraba en el asiento del copiloto del coche de Rose.
Rose se giró hacia él mientras arrancaba el coche. Mirándole a los ojos.
- Hay una cosa que tienes que tener clara para hacer este trabajo: vas a tener que ver todos los horrores que puedas imaginar y más... Mira... nunca sabes qué tipo de víctima vas a encontrarte, pero vas a tener que enfrentarte a ello. Sí, son niños y es horrible, pero nuestro trabajo es encontrar al hijo de puta que les está haciendo esto y pararle los pies ¿estás conmigo?
Jake tragó saliva, frunció los labios y miró en dirección a la carpeta. Luego, respondió.
Jake: Si, lo estoy. O eso creo.
- Perfecto, ahora, cinturón - dijo Rose poniéndose el suyo mientras salía del parquin.
Jake: ¿Cuántas personas somos en la ICD? - preguntó, para romper el silencio.
- Los que has visto en la sala: Nikki, la más veterana, Aidan y Ruth, los gemelos inseparables, Scott, el otro novato, tu y yo. Y luego está el jefe.
Jake: Entonces, no somos muchos. - comentó, aliviado.
- Alguna pregunta más antes de empezar?
Jake: No, por ahora ninguna. Pero ya me vendrá alguna duda, ya verás
Rose sonrió ampliamente y frenó de golpe aparcando al lado de un callejón, donde se había encontrado el primer cuerpo.
Las farolas iluminaban la calle, pero el callejón estaba bastante oscuro. Rose cogió su linterna y indicó a Jake que hiciese lo mismo. Salieron del coche y entraron en el callejón.
- El primer cuerpo fue encontrado al lado del cubo de basura. Los de la científica lo han analizado de arriba a abajo, pero es mejor verlo uno mismo.
Jake: Ajá... - asintió, pensativo. - ¿Los otros cuerpos los encontraron en lugares parecidos?
- Sí - contestó Rose - se deshace de los cuerpos y los esconde, como si se avergonzara del crimen.
Jake: ¿Muy lejos de aquí?
- La segunda víctima se encontró a tres calles más abajo, y los gemelos a cinco manzanas arriba. Pero siempre en el mismo barrio. ¿Te has leído lo que te he dado o no?
Jake: No me ha dado tiempo. No soy un robot. - calló unos segundos. - No creo que el asesino sea tan tonto como para haber dejado a las víctimas cerca de su casa, así que este debe de ser su vertedero particular... Aunque, pensándolo mejor, puede que si lo sea.
- Hay asesinos que se sienten más cómodos cerca de su territorio, otros que utilizan coches para desplazarse... pero teniendo en cuenta lo cerca que están los cadáveres yo me inclino que es de la ciudad, incluso tal vez del barrio...
Jake: En ese caso, es demasiado poco listo...
- ¿Y por qué es poco listo, Pecas? - preguntó Rose, probándole.
Él se sorprendió, de nuevo, por el mote.
Jake: Pues porque sería demasiado evidente, ¿no crees? Tu rompes la ventana de una clase, ¿rompes la de la tuya? Es demasiado sospechoso.
- Precisamente por eso, demasiado obvio - dijo Rose mientras se agachaba y palpaba el suelo.
Jake: ¿Hablas de psicología inversa?
- Más o menos... - dijo mientras se estiraba y enfocaba debajo del contenedor con la linterna - este tipo de criminales suele creerse más inteligente que la policía. Pero esto es muy precipitado, aun necesitamos más pruebas.
Jake se agachó junto a ella, y apuntó con su linterna en el contenedor de al lado.
- ¿Has encontrado algo? - dijo Rose poniéndose de pie.
Jake: No, nada. - se puso de pie también.
- Bien, situaciones desesperadas necesitan medidas desesperadas - dijo mientras se quitaba el reloj y lo dejaba en el suelo. Fue un momento al maletero del coche y sacó una bolsa, de la cual sacó unos guantes. Luego, ante la curiosa mirada de Jake, se metió dentro del contenedor. - ¿A qué estás esperando? - preguntó a Jake cuando le vio mirándola sorprendido.
Jake: Pues... A... - dijo, intentando buscar una excusa lógica. Finalmente, se dio por vencido, se quitó la americana y entró al contenedor con Rose.
Rose le pasó unos guantes a Jake y juntos se pusieron a remover cuidadosamente entre la basura. Estuvieron un rato sin encontrar nada, solo restos de comida y papeles sin importancia.
Jake, dejando paso a su alma de fan de series y películas, abría curioso cada bola de papel arrugado, sin esperanza de encontrar nada útil.
Sin embargo, el contenido de uno de estos papeles le dejó desconcertado. Había dibujado una serie de garabatos, que dejaban ver claramente la figura de una niña rubia de piel blanca, siguiendo la descripción de la víctima.
Jake: Esto... ¿Rose?
- ¿Sí? – dijo ella mientras tiraba una cáscara de plátano al otro lado del contenedor y se giraba hacia él.
Jake: Creo... creo que he encontrado algo. - se inclinó hacia ella y le mostró la hoja arrugada.
Rose agarró precipitadamente la hoja que Jake le mostraba, emocionada. Garabatos infantiles mostrando una figura similar a la víctima, estaba claro que era algo.
- ¡Bien hecho Pecas! – exclamó Rose devolviéndole el dibujo – se me acaba de ocurrir una idea ¡vamos! – dijo mientras salía del contenedor y se dirigía al coche.
Jake salió del contenedor tras ella, mientras murmuraba para él:
Jake: Odio mis pecas.
Una vez en el coche Rose se puso en marcha a toda prisa hacia el escenario donde encontraron el siguiente cadáver. Una vez allí salió precipitada hacia el contenedor que también se encontraba en un callejón y se metió dentro, seguida por Jake. Al cabo de un rato Rose encontró un dibujo similar: trazos infantiles, una figura similar a la víctima encontrada en ese callejón. Rose se giró emocionada hacia Jake.
- ¿Qué te juegas que en la tercera escena hay otro igual pero con dos niños? O a lo mejor dos dibujos…
Jake: No suelo apostar, porque tengo la costumbre de perder. Pero estoy casi seguro de que habrá otros dos.
- ¿Y porque dos y no uno? – preguntó Rose mientras salía del contenedor, volviéndole a probar.
Jake la miró, sin entender muy bien si era una broma o la pregunta iba en serio.
Jake: Porque son dos víctimas. - respondió, sin más.
- Pero son gemelos, tal vez eso les hace especiales ¿no?
Jake: ¿Especiales? ¿Cómo, exactamente?
- Son gemelos, tienen una conexión especial ¿no? Este sujeto elimina las mentes, los recuerdos y sueños de los niños ¿qué hay más especial que anular eso en unos gemelos?
Jake: Te sigo, pero no se a donde quieres llegar a parar exactamente.
Rose rodó los ojos. "No es muy brillante que digamos..." pensó.
- Mira - empezó - yo también creo que serán dos dibujos en vez de uno, pero por una razón. Te la diré cuando los encontremos en la siguiente escena - dijo mientras se dirigía al coche.
Jake se limitó a seguirla, confundido. En cuando él subió al coche ella arrancó rápidamente. En pocos minutos estuvieron en la siguiente escena, otro callejón con otro container. Sin decir palabra la agente Sawyer se metió en el contenedor y se puso a buscar, seguida por Jake.
Enseguida Rose encontró un dibujo, uno con una niña, Rachel. La diferencia de ese dibujo con los anteriores era que los trazos estaban más marcados en el papel.
- ¿Ves? - le dijo Jake enseñándole el dibujo con la niña - Tenemos que encontrar el de James.
Jake se limitó a asentir y siguió buscando. En pocos minutos le tendió a Rose un dibujo con un niño similar a James, con los trazos muy marcados como con Rachel.
- ¡Perfecto! - exclamó Rose. - Mira - le dijo a Jake empezando su explicación - ¿Recuerdas lo que te he dicho sobre las conexiones cerebrales de los gemelos? Pues solamente sucede con los gemelos monozigóticos, los que han sido concebidos en la misma bolsa. Rachel y James no son de estos gemelos, son gemelos dizigoticos y por lo tanto carecen de esta conexión especial. El sujeto no debía de saberlo cuando les secuestró pero seguramente el proceso no salió como él imaginaba. Quitarle el cerebro a unos gemelos idénticos a la vez sería algo muy poderoso, pero con Rachel y James no fue lo que él esperaba y por eso les dibujó por separado - dijo mostrando los dos dibujos a Jake - los trazos de los dibujos son más violentos, probablemente porque no consiguió lo que necesitaba... Y aquí viene la gran pregunta: ¿qué narices quiere el sujeto...? - preguntó más para sí misma que para Jake. Entonces se giró a él - ¿Ha quedado claro?
Jake: Si, más o menos. No entiendo muy bien que es lo que pretendía el asesino.
- Ya lo averiguaremos – dijo mirándose la muñeca – mierda, me he dejado el reloj en la otra escena… Debe de ser tarde ya, mejor te dejo en casa ¿dónde vives? – preguntó mientras se subía al coche.
Jake: Vivo en la calle 73, en el Upper East. Está un poco lejos, no te preocupes. Me vuelvo en metro.
- De eso nada, yo te llevo, no te preocupes - dijo mientras le indicaba que subiera al coche.
Jake dudó unos segundos, pero finalmente esbozó una media sonrisa y entró en el coche.
Jake: En ese caso, gracias. ¿Por dónde vives tú?
- ¿No querrás entrar en mi casa en mitad de la noche o enviar mariachis a que me canten a la ventana, verdad? - preguntó Rose fingiendo teatralmente estar asustada.
Jake: Confieso que no se me había ocurrido, pero si eso me lo apunto. - rió, más tranquilo.
- Bueno, Upper East allá vamos - dijo mientras arrancaba el coche por enésima vez esa noche - ¿Te importa si pongo la radio? Quiero saber si dicen algo del caso en las noticias – preguntó.
Jake: Por supuesto, ponla. - asintió.
Rose sintonizó una cadena de noticias, pero estaban hablando de guerras, nada del caso. Provó otras cadenas pero en ninguna hablaban de los extraños asesinatos. Mejor, menos presión de la prensa.
- Me aburro, cuéntame cosas de ti - dijo directamente Rose, apagando la radio.
Jake: Pues he escalado el monte Everest, he pilotado el Halcón Milenario y he buceado en un mar lleno de tiburones. - comentó, riendo.
- ¿El Halcón Milenario? Entonces debes de ser Chewbacca, porque el título de Han Solo me lo pedí hace años.
Jake: Chewbacca es un personaje genial. Tenemos el pelo casi del mismo color. - luego la miró. - No conocía a nadie que le gustase Star Wars, aparte de mi familia.
- ¿Bromeas? ¡Me encanta Star Wars! Y sí, Chewbacca es genial, mis primeras palabras se parecían mucho a su idioma - bromeó Rose
Jake rió y volvió a mirarla:
Jake: ¿Y tú qué?
- ¿Yo qué de qué?
Jake: Me has preguntado cosas de mi vida. Ahora te toca a ti.
- Mmm... He viajado en la TARDIS, he ido de visita turística a Mordor y me he tirado a la Princesa Leia unas cuantas veces.
Jake: ¿A Leia?
- Sí, la de las ensaimadas en la cabeza - dijo, entonces le miro y suspiró - sí, soy lesbiana.
Jake: Entiendo. - dijo, asintiendo. - Aunque lo suponía. Eres demasiado guay para ser hetero.
- ¿Te parezco guay, eh? - dijo sonriéndole - Creo que nos lo vamos a pasar muy bien trabajando juntos. Este trabajo es jodido, pero está lleno de emociones, espero que estés preparado para vivirlas, Pecas.
Jake: ¿Y lo de "Pecas"? Se supone que me están desapareciendo. - dicho esto, bajo el parasol del coche y se miró en el espejo, a pesar de la poca luz que había.
- Tienes pecas, te llamo Pecas. Pero si son muy monas - dijo Rose cerrando el parasol - a mí me gustan.
Jake: Ya, eso es porque no tienes. Solamente queremos lo que no tenemos, y viceversa.
- Me da igual lo que digas, te seguiré llamando Pecas - dijo mirándole directamente a los ojos, con una media sonrisa.
Jake: Bueno, supongo que no está tan mal, al fin y al cabo. - se encogió de hombros.
Rose se limitó a sonreír, le empezaba a caer bien ese chico.
- ¿Es la siguiente calle, verdad? – preguntó Rose
Jake: Si, el número 26.
Rose giró por la calle y paró enfrente de la casa de Jake.
- No te quejarás, menuda casa – dijo Rose
Jake: No es tan grande, en realidad... - comentó, quitándole importancia.
- Eh Pecas - dijo Rose cuando él abría la puerta del coche para salir.
Una luz iluminó la cara de Jake cuando se giró hacia ella. Rose sostenía una cámara instantánea polaroid de 1986, una antigualla de más de cincuenta años. Cogió la foto que salía de ella ante la mirada asombrada de Jake.
- Un recuerdo - aclaró ella, mientras abría el compartimento del asiento del copiloto y sacaba un rotulador negro. Con él escribió "Pecas" en la parte inferior blanca de la fotografía.
Jake: ¿Cómo? Pero, ¿qué...? - preguntó extrañado.
- Ya te lo he dicho, un recuerdo. Me gusta hacer fotos desprevenidas de la gente que conozco - contestó Rose dejando la foto en el asiento trasero del coche - luego hago vudú con ellas – bromeó.
Jake: Eres un poco rara, sin ofender. - rió.
- No me ofendo, ser normal es aburrido, ¿no crees?
Jake: Por supuesto que lo es.
- En fin, será mejor que vayas entrando, veo una figura mirando por la ventana - dijo mirando hacia la casa.
Jake: Si, es mi padre. - miró hacia el edificio. - No le hacía nada de gracia que trabajase en la ICD.
Seguro que lleva todo el día ahí plantado.
- Nos mira como si fuera a asesinar a alguien - dijo Rose riendo.
Jake: Es aun peor cuando mi hermana trae al novio. Una vez le amenazó con cortarle las orejas si no se comportaba con ella.
- Que miedo, creo que nunca voy a querer conocer a tu padre - dijo riendo Rose - Bueno Pecas, tienes aun unas pocas horas de sueño, yo de ti las aprovecharía.
Jake: De acuerdo. Pues hasta mañana, Rose. - salió del coche, pero antes de cerrar la puerta tras él, se agachó y dijo: - Y gracias por acercarme. Te devolvería el favor, pero la nave se me ha averiado y no tengo permiso de conducir...
- No te preocupes, cuando la arregles ahí estaré esperando - dijo riendo - Ah, Pecas, se me olvidaba - dijo mientras Jake se dirigía a la puerta de su casa, haciendo que se girara hacia ella - dúchate - aconsejó con una sonrisa.
Jake puso los ojos en blanco, y dijo:
Jake: Lo mismo te digo a ti. - tras esto, cerró la puerta del coche y se fue hacia el edificio.
Cuando Jake hubo entrado en su casa Rose se alejó de allí. Se dirigió a la ICD, no le apetecía ir a casa. Se ducharía en el gimnasio y colgaría los dibujos para enseñárselos a los demás cuando llegaran. Podía echarse una cabezadita en el sofá de la sala de descanso mientras tanto.
¿Que os ha parecido?
egaara- Autor de best-seller
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
El despertador aún no había sonado, sin embargo, Jake ya estaba despierto. Eran las seis y media, y faltaba casi una hora para tener que levantarse.
Pero, quizá por pura pereza o porque no podía dormir, yacía sobre la cama, boca arriba, examinando el techo blanco, ahora borroso a causa de la miopía.
Estaba cabreado con su padre, por el molesto interrogatorio de la noche anterior. Tenía veintitrés años, ya era lo suficientemente mayor como para pavimentar su propio camino, de aclarar su vida. Y ahora que realimente le gustaba algo. De todas formas, solo se averiguaba la razón por la que se quiere vivir, viviéndolo.
Su padre no tenía derecho a determinar en su futuro. Llevaba varias semanas, pendiente de los anuncios del periódico, en busca de algún piso. Buscaría un compañero de piso. O se iría con su hermana. O viviría solo. El tema era salir de esa casa lo antes posible.
Apoyó la cabeza sobre sus manos y cerró los ojos de nuevo, con intención de volver a dormir.
Pero a su mente, llegaron las palabras que acababa de pronunciar en su mente.
- Aclarar mi vida. Descubrir lo que hace que quiera vivir. Pavimentar mi camino. – murmuró, entrecerrando los ojos. Y repitió: - Pavimenté mi camino…
Entonces, se levantó bruscamente de la cama y corrió hacia el escritorio. Cogió el cuaderno donde desarrollaba la letra de una canción en la que estaba trabajando, y apuntó a todo correr las tres frases, mientras tarareaba una y otra vez.
Luego alcanzó la guitarra acústica y empezó a tocar la melodía mientras cantaba:
(La parte esta empieza en el minuto 0:37 mas o menos, pero os recomiendo escuchar la canción entera, que es genial)
(TENDREIS QUE ESCUCHAR EL ANUNCIO CUTRON DE ANTES, SORRY XDD)
Cleared my life
I changed my head
Trying to catch my skin again
I’m finding out what makes me wanna live
By living it up again
It’s my world, I paved my way
Found my sensitivity
I stepped back from the edge
Now I’m living it up again.
Simon se giró en la cama y encaró la almohada.
- Le odio. – gruñó, cuando la voz de Jake y el sonido de la guitarra sonaron por toda la planta.
- Es un artista, déjale. Los momentos de inspiración vienen cuando vienen. – murmuró la mujer que estaba tumbada junto a él.
- Lo se, y lo respeto. ¿Pero a las… - abrió un ojo y miró de reojo el reloj. - … siente menos cuarto de la mañana?
Ella simplemente sonrió y le dio un beso en la frente.
- No se por qué le insonorizamos la habitación, si se oye igual. – protestó otra vez. – Voy a matarle un día de estos.
- Eso sería un poco raro, ¿no crees? Además de ser ilegal, es tu hijo.
- No, no lo es. – levantó la cabeza y la miró. – Nena, pásame la escopeta, la que guardo debajo de la cama.
Ella rió y empujó la cabeza de Simon de vuelta sobre la almohada.
Como el día anterior, volvió a entrar en la ICD evitando llamar la atención. Suplicaba interiormente por que nadie viese. Buscó con la mirada a Rose, pero no la encontró y eso le puso algo nerviso.
Se acercó a la sala de reuniones, pero tampoco estaba ahí.
La encontró en la de descanso.
Jake: ¿Rose? – exclamó, al verla.
Ella estaba durmiendo en el sofá, con un brazó y una pierna fuera y la boca medio abierta.
Él se acercó hacia el sofá y la agitó suavemente del hombro.
Jake: Rose. Levanta.
Rose hizo unos ruidos de queja y se giró, acurrucándose.
Jake: ¿Qué haces durmiendo aquí? ¿Eres indigente o algo así?
Molesta por el ruido, Rose pegó una bofetada al aire, que lamentablemente fue a parar a la nariz de Jake.
Jake la empujó ligeramente, lo que hizo que estuviese a punto de caer al suelo.
Finalmente Rose abrió los ojos, soltando maldiciones.
- ¿Qué quieres, Pecas? Estaba durmiendo... - dijo frotándose los ojos.
Jake: Ya veo que estabas durmiendo, ya… ¡En el sofá de la división! ¿Es que no tienes casa? – rió.
- Claro que tengo casa, pero prefería venir aquí a seguir pensando en el caso - dijo bostezando - ¿Ya han llegado todos? Tengo hambre, ¿comemos algo? ¿Crees que habrá algo de chocolate en la cafeteria? ¿O no da tiempo? Bueno, qué más da, me haré un café aquí.
Jake: Hablas muchísimo. – exclamó, mirándola pensativo, con una media sonrisa divertida.
- Y tu muy poco - contestó ella - ¿Un café?
Jake: Claro. – asintió él.
- Ves, muy poco - dijo riendo Rose - ¿Con leche, cortado, sólo...? - preguntó encendiéndo la cafetera.
Jake: Con leche. – se sentó en el respaldo del sofá. – Hablar poco no es malo, digas lo que digas.
- No, no es malo, pero está bien hablar un poco más de vez en cuando - dijo mientras colocaba el café en la cafetera - ¿Te mató tu padre cuando llegaste a casa?
Jake: No, pero me estuvo interrogando durante un buen rato. Quería saberlo todo sobre la ICD. – sonrió y puso los ojos en blanco.
- Padres, Dios los cría y ellos controlan a sus hijos - dijo poniénole la leche al café de Jake y dándoselo - ¿Has pensado sobre el caso?
Jake: Apenas, la verdad. No hay casi pruebas.
- Ya... es un rollo... pero ayer pensando llegué a la conclusión que el sujeto tiene claramente un trauma infantil. Algo que le lleva a robarle el cerebro a otros niños ¿Qué te puede llevar a eso? ¿Qué busca entre esas mentes? - Rose cogió su cortado y empezó a dar pequeños sorbitos.
Jake: Son niños, ¿qué pueden tener? ¿Amor de sus padres, lo único?
- Puede que eso sea justamente lo que le falta al sujeto - dijo Rose sentándose en la mesa - ¿padres maltratadores? ¿abandono? ¿muerte?
Jake: Es lo más seguro. – dio un sorbo a su café. – Pero, ¿por qué niños, precisamente?
- A lo mejor es algun tipo de odio... porque ellos tienen lo que él no tubo...
Jake: Tal vez. Pero en ese caso, con un niño habría bastado. ¿Qué quiere? ¿Aniquilar a todos los niños del mundo? – luego fijó su mirada en el café. - ¿Y si lo que quería no eran sus recuerdos, si no sus cerebros?
- ¿Para qué querrá los cerebros de unos niños? - preguntó mirando el techo mientras sorbía más café.
Jake: Pero quiere los cerebros vacíos. Igual los usa para almacenar él mismo más recuerdos o información. Quien sabe.
- ¿Cerebos vacíos? ¿Y por qué no quitarle el cerebro a adultos? Hay más capacidad de almacenamiento, no?
Jake: Si pudieses elegir, ¿a quién preferirías raptar? ¿A quién te parecería mas fácil? ¿Quién es más vulnerable?
- Un vagabundo, una prostituta... gente a la que nadie echará de menos, o como mínimo a corto plazo.
Jake: Ya, pero los niños tienen menos resistencia. Seguro que al asesino le pareció facilísimo quitarles los recuerdos.
- Cierto... ¿Pero entonces para qué los dibujos infantiles?
Jake quedó un rato callado, con el ceño fruncido.
Jake: Ahí me has pillado, no tengo ni idea.
- Bueno, creo que lo mejor será hablar con los demás - dijo saltando de la mesa y dejando la taza en la pica - ¿Ha llegado alguien ya? Aidan y Ruth creo que iban a interrogar a los familiares.
Jake: Si, hay gente fuera, pero no se quienes son.
Pero, quizá por pura pereza o porque no podía dormir, yacía sobre la cama, boca arriba, examinando el techo blanco, ahora borroso a causa de la miopía.
Estaba cabreado con su padre, por el molesto interrogatorio de la noche anterior. Tenía veintitrés años, ya era lo suficientemente mayor como para pavimentar su propio camino, de aclarar su vida. Y ahora que realimente le gustaba algo. De todas formas, solo se averiguaba la razón por la que se quiere vivir, viviéndolo.
Su padre no tenía derecho a determinar en su futuro. Llevaba varias semanas, pendiente de los anuncios del periódico, en busca de algún piso. Buscaría un compañero de piso. O se iría con su hermana. O viviría solo. El tema era salir de esa casa lo antes posible.
Apoyó la cabeza sobre sus manos y cerró los ojos de nuevo, con intención de volver a dormir.
Pero a su mente, llegaron las palabras que acababa de pronunciar en su mente.
- Aclarar mi vida. Descubrir lo que hace que quiera vivir. Pavimentar mi camino. – murmuró, entrecerrando los ojos. Y repitió: - Pavimenté mi camino…
Entonces, se levantó bruscamente de la cama y corrió hacia el escritorio. Cogió el cuaderno donde desarrollaba la letra de una canción en la que estaba trabajando, y apuntó a todo correr las tres frases, mientras tarareaba una y otra vez.
Luego alcanzó la guitarra acústica y empezó a tocar la melodía mientras cantaba:
(La parte esta empieza en el minuto 0:37 mas o menos, pero os recomiendo escuchar la canción entera, que es genial)
(TENDREIS QUE ESCUCHAR EL ANUNCIO CUTRON DE ANTES, SORRY XDD)
Cleared my life
I changed my head
Trying to catch my skin again
I’m finding out what makes me wanna live
By living it up again
It’s my world, I paved my way
Found my sensitivity
I stepped back from the edge
Now I’m living it up again.
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Simon se giró en la cama y encaró la almohada.
- Le odio. – gruñó, cuando la voz de Jake y el sonido de la guitarra sonaron por toda la planta.
- Es un artista, déjale. Los momentos de inspiración vienen cuando vienen. – murmuró la mujer que estaba tumbada junto a él.
- Lo se, y lo respeto. ¿Pero a las… - abrió un ojo y miró de reojo el reloj. - … siente menos cuarto de la mañana?
Ella simplemente sonrió y le dio un beso en la frente.
- No se por qué le insonorizamos la habitación, si se oye igual. – protestó otra vez. – Voy a matarle un día de estos.
- Eso sería un poco raro, ¿no crees? Además de ser ilegal, es tu hijo.
- No, no lo es. – levantó la cabeza y la miró. – Nena, pásame la escopeta, la que guardo debajo de la cama.
Ella rió y empujó la cabeza de Simon de vuelta sobre la almohada.
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Como el día anterior, volvió a entrar en la ICD evitando llamar la atención. Suplicaba interiormente por que nadie viese. Buscó con la mirada a Rose, pero no la encontró y eso le puso algo nerviso.
Se acercó a la sala de reuniones, pero tampoco estaba ahí.
La encontró en la de descanso.
Jake: ¿Rose? – exclamó, al verla.
Ella estaba durmiendo en el sofá, con un brazó y una pierna fuera y la boca medio abierta.
Él se acercó hacia el sofá y la agitó suavemente del hombro.
Jake: Rose. Levanta.
Rose hizo unos ruidos de queja y se giró, acurrucándose.
Jake: ¿Qué haces durmiendo aquí? ¿Eres indigente o algo así?
Molesta por el ruido, Rose pegó una bofetada al aire, que lamentablemente fue a parar a la nariz de Jake.
Jake la empujó ligeramente, lo que hizo que estuviese a punto de caer al suelo.
Finalmente Rose abrió los ojos, soltando maldiciones.
- ¿Qué quieres, Pecas? Estaba durmiendo... - dijo frotándose los ojos.
Jake: Ya veo que estabas durmiendo, ya… ¡En el sofá de la división! ¿Es que no tienes casa? – rió.
- Claro que tengo casa, pero prefería venir aquí a seguir pensando en el caso - dijo bostezando - ¿Ya han llegado todos? Tengo hambre, ¿comemos algo? ¿Crees que habrá algo de chocolate en la cafeteria? ¿O no da tiempo? Bueno, qué más da, me haré un café aquí.
Jake: Hablas muchísimo. – exclamó, mirándola pensativo, con una media sonrisa divertida.
- Y tu muy poco - contestó ella - ¿Un café?
Jake: Claro. – asintió él.
- Ves, muy poco - dijo riendo Rose - ¿Con leche, cortado, sólo...? - preguntó encendiéndo la cafetera.
Jake: Con leche. – se sentó en el respaldo del sofá. – Hablar poco no es malo, digas lo que digas.
- No, no es malo, pero está bien hablar un poco más de vez en cuando - dijo mientras colocaba el café en la cafetera - ¿Te mató tu padre cuando llegaste a casa?
Jake: No, pero me estuvo interrogando durante un buen rato. Quería saberlo todo sobre la ICD. – sonrió y puso los ojos en blanco.
- Padres, Dios los cría y ellos controlan a sus hijos - dijo poniénole la leche al café de Jake y dándoselo - ¿Has pensado sobre el caso?
Jake: Apenas, la verdad. No hay casi pruebas.
- Ya... es un rollo... pero ayer pensando llegué a la conclusión que el sujeto tiene claramente un trauma infantil. Algo que le lleva a robarle el cerebro a otros niños ¿Qué te puede llevar a eso? ¿Qué busca entre esas mentes? - Rose cogió su cortado y empezó a dar pequeños sorbitos.
Jake: Son niños, ¿qué pueden tener? ¿Amor de sus padres, lo único?
- Puede que eso sea justamente lo que le falta al sujeto - dijo Rose sentándose en la mesa - ¿padres maltratadores? ¿abandono? ¿muerte?
Jake: Es lo más seguro. – dio un sorbo a su café. – Pero, ¿por qué niños, precisamente?
- A lo mejor es algun tipo de odio... porque ellos tienen lo que él no tubo...
Jake: Tal vez. Pero en ese caso, con un niño habría bastado. ¿Qué quiere? ¿Aniquilar a todos los niños del mundo? – luego fijó su mirada en el café. - ¿Y si lo que quería no eran sus recuerdos, si no sus cerebros?
- ¿Para qué querrá los cerebros de unos niños? - preguntó mirando el techo mientras sorbía más café.
Jake: Pero quiere los cerebros vacíos. Igual los usa para almacenar él mismo más recuerdos o información. Quien sabe.
- ¿Cerebos vacíos? ¿Y por qué no quitarle el cerebro a adultos? Hay más capacidad de almacenamiento, no?
Jake: Si pudieses elegir, ¿a quién preferirías raptar? ¿A quién te parecería mas fácil? ¿Quién es más vulnerable?
- Un vagabundo, una prostituta... gente a la que nadie echará de menos, o como mínimo a corto plazo.
Jake: Ya, pero los niños tienen menos resistencia. Seguro que al asesino le pareció facilísimo quitarles los recuerdos.
- Cierto... ¿Pero entonces para qué los dibujos infantiles?
Jake quedó un rato callado, con el ceño fruncido.
Jake: Ahí me has pillado, no tengo ni idea.
- Bueno, creo que lo mejor será hablar con los demás - dijo saltando de la mesa y dejando la taza en la pica - ¿Ha llegado alguien ya? Aidan y Ruth creo que iban a interrogar a los familiares.
Jake: Si, hay gente fuera, pero no se quienes son.
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Bueno chicas espero que os guste, quiero dedicar este capi a Pato donal, Porque ya no se si esta mas enamorada de Dan meggan o pato y yo xDD
****************
Una gran carpeta marron con el nombre de Jake Logan reposaba encima de la mesa de su escritorio, Nicole, sin despegar la vista de ese nombre, cogió su mobil y empezó a marcar un numero.
-Pensaba que estarías aprovechando tus días de playboy jubilado en la playa...-dijo ella con la voz burlona al hombre que había al otro lado del teléfono.
-¡Nikki! Cuanto tiempo. Pues es que hoy no hay ganas. ¿Como te va a ti?
-Muy bien, aunque creo que tengo a tu retoño dibujando en mi oficina.
-Ya, hija. ¿Qué le vamos a hacer? El chaval es cabezota.
-Me recuerda a alguien, a quien sera?-Nicole escucho una especie de carcajada al otro lado y después de dejar-se caer en el sofá dijo- Quieres ir a tomar algo otro día de estos que no quieras ir a la playa de los jubilados?
-Uy, no lo se. Vivo en el coche, debería cobrar como taxista. - dijo, con voz fingida. - ¿Qué tendrán mis hijos con los coches? Pero qué coño, que coja el metro. ¿Qué día te viene bien?
-Ahora estamos en medio de un caso, tu hijo es bueno, tiene una cabeza rapida, pero cuando te venga bien llamame y si quieres te paso a buscar, aun vives en el mismo puente verdad?
-Si, exactamente bajo el mismo puente. - rio.
Nikki sonrió y después de despedirse colgó el teléfono con una sonrisa. Cuando ella entro en la división Simon era el mas viejo de todos, el pobre estaba esperando a que sus amigos cumplieran los 50 para jubilarse con ellos, y aunque solo fueron compañeros dos años, el le enseño muchas cosas sobre ese negocio y se cogieron una especie de cariño a lo Sensei, alumno.
**************************
Lo primero que hizo Nicole cuando colgó la llamada fue dirigirse a la nevera y coger muchas cervezas,lo ultimo que quería o mejor dicho lo ultimo que esperaba era que Chris volviera a la ciudad después de tanto tiempo fuera. Aun con la rabia en el cuerpo abrió un cajón y de el saco un dispositivo de hologramas.
Cuando presiono el botón para encenderlo, un chris de unos 22 años, con el uniforme de aviador sonreía feliz al lado de una chica rubia, a su lado.
-Joder Christian quien te mando a ti irte al ejercito?-las imágenes seguían pasando y la edad de los dos chicos iba variando de los 17 a los 28- “Volar siempre ha sido mi gran sueño Nikki”- dijo ella imitando la voz de Chris- “ Te prometo que nada va a cambiar Nicole” Que se joda la distancia! Tal vez impide los besos y el sexo pero no los putos sentimientos!
Aun cabreada miro su reloj y vio que eran las 12 de la noche de un viernes, que estaba haciendo en casa?
Se fue directa a su habitación y se puso la ropa limpia mas sexy que pudo encontrar y salio del piso dirección algún bar de hombres como dios manda.
-A cazar se ha dicho!-dijo saliendo del piso con aire altivo.
*********************
Era la tarde del viernes,Daniel estaba en su habitación haciendo la maleta para pasar el fin de semana en el campo, quería ir a la cabaña que compraron con sus padres cuando el era pequeño, la cabaña era especial ya que alli es donde su padre le había pedido matrimonio a su madre.
La casa no era muy grande y el mobiliario era viejo porque sus padres lo habían preferido así pero era bonita y era un buen lugar para relajarse el fin de semana y ponerse las pilas para volver el lunes con la energía al máximo. La pequeña casa de madera se encontraba perdida en algún lugar del estado de Nueva york, rodeada por muchos arboles he incluso había un pequeño lago donde bañarse aunque en esa época del año eso estaba chungo si no llevaba un bañador térmico.
Cuando ya tenia toda la mochila preparada, con algo de ropa un par de calzoncillos se dirijo hacia la puerta pero cuando la abrió se encontró a su compañera allí delante con los brazos cruzados y mirándole fijamente.
Meggan continuó apoyada en la pared, sin moverse y con una sonrisa divertida en la cara, Dan la había estado evitando después de su tonto beso, y en cierto modo ella también, pero él era el tío que mejor le caía y no quería perder su amistad, o eso era lo se decía.
-Te vas a pasar el finde fuera o abandonas, Dan Daniel?
-Finde fuera-dijo el algo seco por la sorpresa de encontrarla allí- Me voy al bosque a nadar con los osos, y tu?
Megg puso una cara de sorpresa exagerada:
-Osos? Ya, eres todo una valiente-ironizó, pero luego dejo de reír-Yo me voy a quedar aquí, no tengo ganas de salir y mi hermano estará todo el día trabajando
Dan vacilo un momento,invitarla o decirle alguna tonteria en plan broma e irse??Primero obto por la segunda, no quería que las cosas se pusieran mas raras entre ellos pero luego pensó en ella, aqui sola todo el fin de semana con nadie mas que con algunos pervertidos que la intentarían seducir i vio que no podía dejar que eso pasara.
-Sabes...en la cabaña tenemos dos habitaciones, un dvd viejo con algunas películas y podemos comprar palomitas así que si quieres puedes venir...-dijo el nervioso, no quería que ella pensara mal.
Megg se sorprendió ante su petición, pero sonrió burlonamente:
-Y seguro que también hay una cama y un jacuzzi que no quieres utilizar conmigo, no?
Dan se quedo mudo y rojo de golpe, ella siempre le salia con estas y el no sabia nunca como contestar, asi que solo sonrio y paso andando por su lado con la mochila colgando de su espalda.
-Te vienes?
Megg no se movió, y pensó sobre las opciones que tenía, su alocado corazón le gritaba que se fuera con él, pero su cabeza ahora supuestamente responsable le decía que no lo siguiera, que hacerlo sólo complicaría las cosas. Megg no sabía lo que era lo que estaba sintiendo por Dan, y si eso era importarte o no para ella. Al final, se encogió de hombros y creyó que un fin de semana, con un hombre al que iba a tratar cómo un buen amigo no era para nada malo.
-Está bien-le dijo levantando la voz para que la oyera-Si me lo suplicas así…espérame aquí, no tardaré…pero que conste que no te pagaré la estancia con besos.-le sonrió, y se fue rumbo a su habitación.
El sonrió mientras la veía alejarse por el pasillo con su natural aire de superioridad y orgullo pero a la vez con una felicidad pura.
-No esperaba menos de ti- dijo el para sus adentros aun con una sonrisa en la cara.
***
Antes de arrancar su viejo coche dan miro de reojo a la chica sonriente que tenia a su lado mientras repetia mentalmente la palabra "amigos", después de eso encendió la radio y la música empezó a sonar.
-Si no te gusta ninguna canción dímelo, a mi me gustan grupos viejos así que tengo mas música y también hay canciones de cuando mis padres eran jóvenes...piensa que el viaje es algo largo dura unas 3h.
Meggan miró distraída el coche, aunque quizás su hermano tenía razón al llamarla pija, que le encantara aquella tartarna le demostraba a sí misma que Aidan a veces se equivocaba con ella.
-Está bien, me alegro que tengamos el mismo gusto musical, mientras no pongas a ningún miembro de la familia Bieber, estaré a gusto-luego pensó en las tres horas de viaje-Seguro que irás por el camino más largo, no?-lo miró para sonreirle
-El camino mas largo?No gracias, que va ya tendré que aguantarte todo el fin de semana -dijo el burlón- Si te mareas y quieres dormir en el maletero hay una especie de cama, bueno no es una cama son dos mantas y dos cojines, mi padre lo monto para mi ya que de pequeño solía marearme.
Megg fingió una mirada horrorizada.
-En el maletero? Si eres un asesino en serie avisame, que yo me bajo...lo tienes todo muy bien pensado eh-hizo una pausa y ahora fue ella quién lo miro jocosa-Que mono,seguro que también mojabas la camita. O aún.-agregó lanzandole una mirada provocadora.
Dan empezó a reír y empezó a pasar canciones hasta que llego a una de The beatles “Hello Googbye”
-Siempre con una respuesta preparada tu, pero algún día no vas a saber que contestar te lo prometo, ah! Y ante tu acusación de que soy un asesino en serie , te informo de que soy algo peor, soy un artista, vas a tener que soportar 3h de mi fantástica voz, algo así como “You say "Yes", I say "No".
You say "Stop" and I say "Go, go, go" Oh no!”
Megg rió, y empezó a cantar a duo con él:
- You say "Goodbye" and I say "Hello, hello, hello". I don't know why you say "Goodbye", I say "Hello, hello, hello".-soltó una carcajada-Creo que tenemos futuro cómo pareja musical, cómo se llamaría nuestro grupo?
-Pareja musical eh, si quieres salir conmigo no tienes porque poner a la musica de excusa megg-dijo el con una gran sonrisa y continuo-“I say "High", you say "Low".You say "Why?" And I say "I don't know".Oh no” Que te parece de nombre “ The tette and ass “?
Megg puso los ojos cuando mencionó lo de la pareja, pero rió cuando le propuso el nombre para el grupo.
-Me gusta, pero me asombra tu obsesión con mis tetas, me vez en cuando puedes mirarme a los ojos.
Dan no la estaba mirando y lo de las tetas le ofendió un poco puesto que lo que no eran solo sus tetas lo que le gustaba de ella, era todo, era ella.
-Tus ojos son azules y verdes, cuando sonríes te sale un pequeño agujero en el lado derecho de la cara muy adorable y cuando te enfadas arrugas un poco la nariz- dijo sin pensar en lo moñas que sonaba eso- Ves como no tengo obsesión con tus tetas, ademas fuiste tu quien empezó hablando de mi precioso culo.
Megg sonrió para sí misma, aunque como el hubiese pecado de cursi, a cualquier mujer le gustaba escuhar ese tipo de cosas y ella no era la excepción, sin embargo disimuló e intentó cambiar de tema:
-Tú precioso culo? Alguien en este coche no ha tenido abuela.
Dan sonrió aun con su cara algo roja al ver como meggan cambiaba de tema y ambos continuaron cantando a duo las canciones que sonaban.
Al cabo de dos horas ya era oscuro y la nieve caía de manera fuerte y continua a su lado.
-Mierda me he dejado las cadenas!!!Y si este coche aun va con cadenas -dijo al ver la cara de incredulidad de meggan- y como no pare de nevar nos vamos a quedar aquí colgados.
Meggan suspiró y le dedicó un irónico aplauso:
-Muy bien, genio...y ahora que? La cabaña está aún a mucha distancia?
-No es mi culpa vale??-dijo notando ya como el coche empezaba a pararse-Y la cabaña esta a 2h i poco a pie, pero no te voy a dejar ir sola de noche y nevando, eso que quede claro.
El frío estaba empezando a ser notable, los cristales estaban empañados de nieve y se producía un impercetible vaho al hablar. Meggan le propinó un manotazo flojo en el brazo, y empezó a soltar todo tipo de improperios italianos.
-Pero que clase de agente vas a ser tú, si no sabes ni traer el material necesario para este cacharro prehistórico?
Dan entendió los insultos pero lo que mas le dolió fue lo de cacharro prehistórico.
-De cacharro nada! este coche es muy importante para mi entendido?? I si tant mal hago las cosas no haber venido!
-Pues sí, llevas razón!!! Sabré que decir cuando me invites de nuevo-salió del coche dando un portazo.
Dan se quedo dentro y empezó a golpear su cabeza con el respaldo de su asiento pero luego al girar la cabeza vio a meggan fuera dando pequeños saltos de odio y frió a la vez y decidió salir.
-Te vas a morir aquí vuelve dentro!!
Megg se giró para hacerle un corte de mangas y siguió caminando, aprentandose un poco en el bosque, no se iba a ir simplemente necesitaba tomar aire y estar un momento a solas, pues estaba enfadada con él.
Megg se apoyó en un arbol, y miró hacia el frente, pues había oído un ruido extraño, pero la ligera niebla que habitaba entre las copas no la dejaba apreciar con claridad que era. Avanzó unos metros y despues se paró en seco, controbando demasiado tarde a que pertenecia el ruido anterior. El oso pardo que tenía delante, la observó impasible, era enorme y su pelaje estaba cubierto por una fina capa de nieve. Megg siguió quieta y alerta, no sabía cuál era la mejor forma de actuar con un oso para qye no se sintiese amenazado. Bajó la vista, y el oso desde lo alto de un montoncito de tierra emitió un gruñido feroz. Ella fue retrocediendo paulatinamente, pero tuvo la mala suerte de tropezar con una rama que había en el suelo, y el ruido animó al oso que empezó a venir hasta ella. Megg se levantó rápidanente, estaba tan asustada que se volvió a caer, haciendose daño, pero se levantó de nuevo y no tardó mucho en reencontrarse con Dan.
-Entra en el coche, rápido!!!-le gritó.
Dan grito su nombre pero ella no se debuto y el pensó que era mejor dejarle algo de espacio asi que se apoyo a la puerta de coche mirando como su aliento congelado volaba por el aire cuando al cabo de 3 minutos vio a meggan corriendo hacia el gritando algo que no entendía y el que no entendía lo que pasaba solo se le ocurrió abrazarla cuando ella llego a su altura,se quedaron así poco mas de 30 segundos, en una especie de abrazo fuerte pero de repente Dan se dio cuenta del verdadero motivo de los gritos de meggan cuando vio a dos ojos grandes acercandose en la oscuridad del bosque, rápidamente reacciono y consiguió meterse en el maletero junto a meggan antes de que el oso llegase a la altura del coche.
-Estas bien?-dijo el mientras acariciaba su rostro en busca de alguna herida.
Megg intentó controlar su respiración agitada, y pudo sonreir.
-Estoy genial, me encanta tu coche-rió un poco, pero notó un pinchazo en la rodilla, el pantalón se le había roto y tenía una herida sangrante.-Tranquilo, no me duele-le mintió.
-Como que no te duele!! Estas herida!! Esto es mi culpa no debí dejarte sola!!-dijo el sin hacer caso a sus protestas-Quitate el pantalón necesito curarte esto, aquí tengo un maletín...
-No me voy a quitar el pantalón, listillo!!! He dicho que estoy bien, nadie se muere por una herida.-miró un momento hacia fuera, ya no había ni rastro del oso-Estúpido Winnie the Pooh-murmuró.
-No me importan tus quejas, te vas a quitar el pantalón para que yo te cure esto si te sientes mejor yo tambien me quiro los mios pero quieras o no te voy a mirar esa herida- dijo el con una voz que dejaba claro que esa era la unica opcion.
Megg le aguantó la mirada y lo retó con ella.
-Tú primero.
El no dudo, se quito los pantalones los cuales no solo ocultaban unos sexys calzoncillos azules sino tambien unas piernas fuertes y musculosas.
-Bien te toca.
La fuerza de voluntad de Megg se quebró, y miró su cuerpo con detenimiento, ya sabía que Dan era guapo, pero aquello le confirmó que estaba bastante bueno....entre otras cosas. Ella suspiró, se desabrochó el botón y levantó un poco el trasero para que su pantalón saliera con facilidad.Pero por mala suerte, y aunque su ropa interior era bonita se alvergonzó de que fuera tan infantil al tener dibujos.
-Son cómodas,no te atrevas a decir nada-lo amenazó- No sabía que me ibas a obligarme a desnudar.
Dan sonrió por primera vez des de que se había enfadado con ella y mientras se concentraba para que no se le notara nada coloco su mano izquierda encima del muslo de meggan y esta se estremeció ante lo fría que estaba , después con su mano derecha empezó a curar su herida.
-Uno, has sido tu la que ha salido corriendo y dos , debo decir que son muy sexys-dijo riéndose de ella.
Megg se estremeció cuando la tocó e hizo una mueca ante el frío y por culpa de la cosa con la que la estaba curando Dan.
-Auu-se quejó-Me está haciendo usted daño, señor doctor.
-Eres una quejica, esto va por el puñetazo que me diste el otro dia en el bosque- Al decir eso recordó el beso, el contacto de sus labios y eso no ayudo en su concentración, el habiente era demasiado tenso, el maletero, ambos medio desnudos, el frió, la necesidad de calor humano, no sabia cuando mas podría aguantar sin besarla. Sin querer , o tal vez inconscientemente queriendo acaricio su pierna y empezó a soplar su herida, con sus labios muy cerca de la piel de ella.
Megg lo miró a los ojos, y suspiró ante el contacto de la tierna caricia de él, el ambiente era frío y se suponía que aquellas alturas ambos tendrían que estar tiritando, pero no era así e incluso había empezado a sentir una leve calentura.
-Cuál es su diagnóstico, viviré?-le preguntó con un susurro, clavandole la mirada.
Dan no contesto, solo trago saliva, no sabia que hacer ni que decir, bueno en realidad si pero los nervios y el calor empezaban a notarse, el poso sus cálidos labios encima de la herida ya curada de ella y la beso.
Cuando los labios de él se posaron en ella, y aunque lo había hecho en la venda, un torrente de nervios subió desde su pierna hasta su cabeza y rió por el gesto.
-Yo creí que los doctores daban piruletas.-se mordió el labio inferior con pícardia, pero luego se puso seria y subir empezó a subir los pantalones.-Gracias.
Dan le devolvió la sonrisa pero por dentro estaba maldiciendo la existencia de los pantalones, luego se giro de espaldas a ella y respiro hondo mientras cogía la manta y un par de cojines.
-Te dije que iba a cuidar de ti...-se giro y le tendió uno de los dos cojines, cuando ella se había tumbado el la cubrió con la manta y luego se estiro a su lado.
Meggan se enterneció ante sus atenciones, pero miró hacia el techo del coche.
-Me pregunto si tenías preparado esto, el truco del coche viejo, luego el del osito y por último tu técnica maestra sin pantalones....seguro que sí.
El sonrió, ahora que el habiente había dejado de ser tan tenso, estaba empezando a morirse de frió y maldecido el echo de que el coche no tuviese calefacción.
-Todo planeado megg, pronto vendrán unos violinistas de esos y nos tocaran una canción ya veras-dijo el cachondo un poco los dientes por el frió-Escucha...lo siento,es culpa miá tendría que haber cogido las cadenas.
-Sí, es tu culpa...pero si te hubieras acordado no te habría visto medio desnudo-bromeó ella, dandose cuenta del frío que sentía, apartó la manta por un lado, sin decirle nada pero dejandoselo claro con la mirada y con la acción en sí.
Dan vacilo un momento, pero el frió pudo ante el miedo de romper esa fina libia que los definía y se quito el abrigo y la camiseta para dejar su pecho musculoso al aire junto a sus dos tatuajes,luego extendio los brazos para dejarle entender que debían abrazarse para mantener el calor.
Megg había empezado a tener frío, así que no se negó al abrazó, se puso con cuidado de lado y se dejó llevar por él, suspiró pues el contacto de su piel era mejor de lo que imaginaba.
-Pero si yo no estuviera aquí, habrías muerto congelado-susurró, apoyando cómodamente su cabeza en el hombro de él, ahora todo de ellos estaba peligrosamente cerca, y ella procuró no mirarlo y cerró los ojos, sintiendo como los estremecimientos de Dan disminuían poco a poco.
El paso su brazo desnudo por encima de ella y la abrazo con fuerza, estaba allí, en medio de la nada con sus cuerpos casi desnudos en contacto el uno con el otro y solo cubiertos por una manta,dan quería besarla, quería hacerlo des de que la conocía pero ella era demasiado esquiva y tenia miedo así que se limito a acariciar su piel para ayudarla a mantener el calor.
-En ese caso gracias por estar aquí conmigo- le susurro en la oreja.
El susurro desencadenó uns nueva oldeada de sensaciones,Megg tenía ganas de besarlo y que él la besara, quería sentirlo y que la sintiera, pero su mente le gritaba que era mala idea y que esas cosas sólo complicaría la vida de los dos.
-Un placer-le contestó cuando se acordó de como se hablaba.-No deberíamos pedir ayuda? O esperaremos a que alguien pase?
Cuando ella menciono la ayuda el se acordó de su mobil, probablemente tenia cobertura suficiente para hacer una llamada pero no quería moverse de su lado, ahora que la tenia tan cerca no quería que nada ni nadie lo estropeara.
-A estas horas y con la nieve que cae nadie vendrá...tu duerme y no te preocupes no nos va a pasar nada y mañana cuando el tiempo se haya calmado si hay nieve llamaremos a alguien sino podemos continuar hasta la cabaña, a no ser que quieras volver...-dijo el con algo de tristeza en esas ultimas palabras mientras aun la abrazaba con fuerza.
Megg no estaba segura de poder dormir, y meditó sus ultimas palabras, había tenido suficientes emociones por un día, pero se sentía muy a gusto con él.
-Sólo si me prometes que no habrán más osos.
- Te lo prometo, la proxima vez sera sin oso - dejo caer eso i seguidamente coloco su cabeza al lado de la de meggan, cara a cara, sus alientos cochaban el uno contra la cara del otro y dan cerro los ojos con una sonrisa y dejando su boca entre abierta, tentando a meggan.
Megg miró su boca entre abierta, provocandole el efecto contrario, contuvo la risa y cogió su cojín dandole con el en la cara de Dan.
-Duermete Daniel, aquí no va haber sexo-le dijo costandole un riñón pero aclarando las cosas, cerró los ojos, pero luego los volvió a abrir mientras reía-Al menos no entre dos personas.
-Estaba intentando dormir antes de que me pegaras, masoquista!!! - dijo el con una sonrisa- Y lo del sexo dilo por ti he visto como se han abierto tus ojos cuando me he quitados los pantalones.
-Fue una enajenación mental transitoria...producida por el golpe, no te pongas tantas medallas. Yo tambien vi como el pequeño Dan, se alegraba de verme y no he dicho nada-replicó ella, separandose un poco de él.
- De pequeño dan nada!!- dijo el con el orgullo masculino herido- y no te apartes o vamos a morir de frio-dijo el atrayendola contra su cuerpo sin que ella pudiera hacer nada para evitarlo-Mejor dejamos esto, mi madre siempre me solia decir que despues de las 12 de la noche nunca pasan cosas buenas...
Megg lo iba a seguir provocando, pero decidió no hacerlo.
-Buenas noches, Dan Daniel.
- Buenas noches, Megg.
I AQUI EL "GRAN" DIBUJO:
************************
Yo quiero ser meggan!!!!!!!!!!!!!
****************
Una gran carpeta marron con el nombre de Jake Logan reposaba encima de la mesa de su escritorio, Nicole, sin despegar la vista de ese nombre, cogió su mobil y empezó a marcar un numero.
-Pensaba que estarías aprovechando tus días de playboy jubilado en la playa...-dijo ella con la voz burlona al hombre que había al otro lado del teléfono.
-¡Nikki! Cuanto tiempo. Pues es que hoy no hay ganas. ¿Como te va a ti?
-Muy bien, aunque creo que tengo a tu retoño dibujando en mi oficina.
-Ya, hija. ¿Qué le vamos a hacer? El chaval es cabezota.
-Me recuerda a alguien, a quien sera?-Nicole escucho una especie de carcajada al otro lado y después de dejar-se caer en el sofá dijo- Quieres ir a tomar algo otro día de estos que no quieras ir a la playa de los jubilados?
-Uy, no lo se. Vivo en el coche, debería cobrar como taxista. - dijo, con voz fingida. - ¿Qué tendrán mis hijos con los coches? Pero qué coño, que coja el metro. ¿Qué día te viene bien?
-Ahora estamos en medio de un caso, tu hijo es bueno, tiene una cabeza rapida, pero cuando te venga bien llamame y si quieres te paso a buscar, aun vives en el mismo puente verdad?
-Si, exactamente bajo el mismo puente. - rio.
Nikki sonrió y después de despedirse colgó el teléfono con una sonrisa. Cuando ella entro en la división Simon era el mas viejo de todos, el pobre estaba esperando a que sus amigos cumplieran los 50 para jubilarse con ellos, y aunque solo fueron compañeros dos años, el le enseño muchas cosas sobre ese negocio y se cogieron una especie de cariño a lo Sensei, alumno.
**************************
Lo primero que hizo Nicole cuando colgó la llamada fue dirigirse a la nevera y coger muchas cervezas,lo ultimo que quería o mejor dicho lo ultimo que esperaba era que Chris volviera a la ciudad después de tanto tiempo fuera. Aun con la rabia en el cuerpo abrió un cajón y de el saco un dispositivo de hologramas.
Cuando presiono el botón para encenderlo, un chris de unos 22 años, con el uniforme de aviador sonreía feliz al lado de una chica rubia, a su lado.
-Joder Christian quien te mando a ti irte al ejercito?-las imágenes seguían pasando y la edad de los dos chicos iba variando de los 17 a los 28- “Volar siempre ha sido mi gran sueño Nikki”- dijo ella imitando la voz de Chris- “ Te prometo que nada va a cambiar Nicole” Que se joda la distancia! Tal vez impide los besos y el sexo pero no los putos sentimientos!
Aun cabreada miro su reloj y vio que eran las 12 de la noche de un viernes, que estaba haciendo en casa?
Se fue directa a su habitación y se puso la ropa limpia mas sexy que pudo encontrar y salio del piso dirección algún bar de hombres como dios manda.
-A cazar se ha dicho!-dijo saliendo del piso con aire altivo.
*********************
Era la tarde del viernes,Daniel estaba en su habitación haciendo la maleta para pasar el fin de semana en el campo, quería ir a la cabaña que compraron con sus padres cuando el era pequeño, la cabaña era especial ya que alli es donde su padre le había pedido matrimonio a su madre.
La casa no era muy grande y el mobiliario era viejo porque sus padres lo habían preferido así pero era bonita y era un buen lugar para relajarse el fin de semana y ponerse las pilas para volver el lunes con la energía al máximo. La pequeña casa de madera se encontraba perdida en algún lugar del estado de Nueva york, rodeada por muchos arboles he incluso había un pequeño lago donde bañarse aunque en esa época del año eso estaba chungo si no llevaba un bañador térmico.
Cuando ya tenia toda la mochila preparada, con algo de ropa un par de calzoncillos se dirijo hacia la puerta pero cuando la abrió se encontró a su compañera allí delante con los brazos cruzados y mirándole fijamente.
Meggan continuó apoyada en la pared, sin moverse y con una sonrisa divertida en la cara, Dan la había estado evitando después de su tonto beso, y en cierto modo ella también, pero él era el tío que mejor le caía y no quería perder su amistad, o eso era lo se decía.
-Te vas a pasar el finde fuera o abandonas, Dan Daniel?
-Finde fuera-dijo el algo seco por la sorpresa de encontrarla allí- Me voy al bosque a nadar con los osos, y tu?
Megg puso una cara de sorpresa exagerada:
-Osos? Ya, eres todo una valiente-ironizó, pero luego dejo de reír-Yo me voy a quedar aquí, no tengo ganas de salir y mi hermano estará todo el día trabajando
Dan vacilo un momento,invitarla o decirle alguna tonteria en plan broma e irse??Primero obto por la segunda, no quería que las cosas se pusieran mas raras entre ellos pero luego pensó en ella, aqui sola todo el fin de semana con nadie mas que con algunos pervertidos que la intentarían seducir i vio que no podía dejar que eso pasara.
-Sabes...en la cabaña tenemos dos habitaciones, un dvd viejo con algunas películas y podemos comprar palomitas así que si quieres puedes venir...-dijo el nervioso, no quería que ella pensara mal.
Megg se sorprendió ante su petición, pero sonrió burlonamente:
-Y seguro que también hay una cama y un jacuzzi que no quieres utilizar conmigo, no?
Dan se quedo mudo y rojo de golpe, ella siempre le salia con estas y el no sabia nunca como contestar, asi que solo sonrio y paso andando por su lado con la mochila colgando de su espalda.
-Te vienes?
Megg no se movió, y pensó sobre las opciones que tenía, su alocado corazón le gritaba que se fuera con él, pero su cabeza ahora supuestamente responsable le decía que no lo siguiera, que hacerlo sólo complicaría las cosas. Megg no sabía lo que era lo que estaba sintiendo por Dan, y si eso era importarte o no para ella. Al final, se encogió de hombros y creyó que un fin de semana, con un hombre al que iba a tratar cómo un buen amigo no era para nada malo.
-Está bien-le dijo levantando la voz para que la oyera-Si me lo suplicas así…espérame aquí, no tardaré…pero que conste que no te pagaré la estancia con besos.-le sonrió, y se fue rumbo a su habitación.
El sonrió mientras la veía alejarse por el pasillo con su natural aire de superioridad y orgullo pero a la vez con una felicidad pura.
-No esperaba menos de ti- dijo el para sus adentros aun con una sonrisa en la cara.
***
Antes de arrancar su viejo coche dan miro de reojo a la chica sonriente que tenia a su lado mientras repetia mentalmente la palabra "amigos", después de eso encendió la radio y la música empezó a sonar.
-Si no te gusta ninguna canción dímelo, a mi me gustan grupos viejos así que tengo mas música y también hay canciones de cuando mis padres eran jóvenes...piensa que el viaje es algo largo dura unas 3h.
Meggan miró distraída el coche, aunque quizás su hermano tenía razón al llamarla pija, que le encantara aquella tartarna le demostraba a sí misma que Aidan a veces se equivocaba con ella.
-Está bien, me alegro que tengamos el mismo gusto musical, mientras no pongas a ningún miembro de la familia Bieber, estaré a gusto-luego pensó en las tres horas de viaje-Seguro que irás por el camino más largo, no?-lo miró para sonreirle
-El camino mas largo?No gracias, que va ya tendré que aguantarte todo el fin de semana -dijo el burlón- Si te mareas y quieres dormir en el maletero hay una especie de cama, bueno no es una cama son dos mantas y dos cojines, mi padre lo monto para mi ya que de pequeño solía marearme.
Megg fingió una mirada horrorizada.
-En el maletero? Si eres un asesino en serie avisame, que yo me bajo...lo tienes todo muy bien pensado eh-hizo una pausa y ahora fue ella quién lo miro jocosa-Que mono,seguro que también mojabas la camita. O aún.-agregó lanzandole una mirada provocadora.
Dan empezó a reír y empezó a pasar canciones hasta que llego a una de The beatles “Hello Googbye”
-Siempre con una respuesta preparada tu, pero algún día no vas a saber que contestar te lo prometo, ah! Y ante tu acusación de que soy un asesino en serie , te informo de que soy algo peor, soy un artista, vas a tener que soportar 3h de mi fantástica voz, algo así como “You say "Yes", I say "No".
You say "Stop" and I say "Go, go, go" Oh no!”
Megg rió, y empezó a cantar a duo con él:
- You say "Goodbye" and I say "Hello, hello, hello". I don't know why you say "Goodbye", I say "Hello, hello, hello".-soltó una carcajada-Creo que tenemos futuro cómo pareja musical, cómo se llamaría nuestro grupo?
-Pareja musical eh, si quieres salir conmigo no tienes porque poner a la musica de excusa megg-dijo el con una gran sonrisa y continuo-“I say "High", you say "Low".You say "Why?" And I say "I don't know".Oh no” Que te parece de nombre “ The tette and ass “?
Megg puso los ojos cuando mencionó lo de la pareja, pero rió cuando le propuso el nombre para el grupo.
-Me gusta, pero me asombra tu obsesión con mis tetas, me vez en cuando puedes mirarme a los ojos.
Dan no la estaba mirando y lo de las tetas le ofendió un poco puesto que lo que no eran solo sus tetas lo que le gustaba de ella, era todo, era ella.
-Tus ojos son azules y verdes, cuando sonríes te sale un pequeño agujero en el lado derecho de la cara muy adorable y cuando te enfadas arrugas un poco la nariz- dijo sin pensar en lo moñas que sonaba eso- Ves como no tengo obsesión con tus tetas, ademas fuiste tu quien empezó hablando de mi precioso culo.
Megg sonrió para sí misma, aunque como el hubiese pecado de cursi, a cualquier mujer le gustaba escuhar ese tipo de cosas y ella no era la excepción, sin embargo disimuló e intentó cambiar de tema:
-Tú precioso culo? Alguien en este coche no ha tenido abuela.
Dan sonrió aun con su cara algo roja al ver como meggan cambiaba de tema y ambos continuaron cantando a duo las canciones que sonaban.
Al cabo de dos horas ya era oscuro y la nieve caía de manera fuerte y continua a su lado.
-Mierda me he dejado las cadenas!!!Y si este coche aun va con cadenas -dijo al ver la cara de incredulidad de meggan- y como no pare de nevar nos vamos a quedar aquí colgados.
Meggan suspiró y le dedicó un irónico aplauso:
-Muy bien, genio...y ahora que? La cabaña está aún a mucha distancia?
-No es mi culpa vale??-dijo notando ya como el coche empezaba a pararse-Y la cabaña esta a 2h i poco a pie, pero no te voy a dejar ir sola de noche y nevando, eso que quede claro.
El frío estaba empezando a ser notable, los cristales estaban empañados de nieve y se producía un impercetible vaho al hablar. Meggan le propinó un manotazo flojo en el brazo, y empezó a soltar todo tipo de improperios italianos.
-Pero que clase de agente vas a ser tú, si no sabes ni traer el material necesario para este cacharro prehistórico?
Dan entendió los insultos pero lo que mas le dolió fue lo de cacharro prehistórico.
-De cacharro nada! este coche es muy importante para mi entendido?? I si tant mal hago las cosas no haber venido!
-Pues sí, llevas razón!!! Sabré que decir cuando me invites de nuevo-salió del coche dando un portazo.
Dan se quedo dentro y empezó a golpear su cabeza con el respaldo de su asiento pero luego al girar la cabeza vio a meggan fuera dando pequeños saltos de odio y frió a la vez y decidió salir.
-Te vas a morir aquí vuelve dentro!!
Megg se giró para hacerle un corte de mangas y siguió caminando, aprentandose un poco en el bosque, no se iba a ir simplemente necesitaba tomar aire y estar un momento a solas, pues estaba enfadada con él.
Megg se apoyó en un arbol, y miró hacia el frente, pues había oído un ruido extraño, pero la ligera niebla que habitaba entre las copas no la dejaba apreciar con claridad que era. Avanzó unos metros y despues se paró en seco, controbando demasiado tarde a que pertenecia el ruido anterior. El oso pardo que tenía delante, la observó impasible, era enorme y su pelaje estaba cubierto por una fina capa de nieve. Megg siguió quieta y alerta, no sabía cuál era la mejor forma de actuar con un oso para qye no se sintiese amenazado. Bajó la vista, y el oso desde lo alto de un montoncito de tierra emitió un gruñido feroz. Ella fue retrocediendo paulatinamente, pero tuvo la mala suerte de tropezar con una rama que había en el suelo, y el ruido animó al oso que empezó a venir hasta ella. Megg se levantó rápidanente, estaba tan asustada que se volvió a caer, haciendose daño, pero se levantó de nuevo y no tardó mucho en reencontrarse con Dan.
-Entra en el coche, rápido!!!-le gritó.
Dan grito su nombre pero ella no se debuto y el pensó que era mejor dejarle algo de espacio asi que se apoyo a la puerta de coche mirando como su aliento congelado volaba por el aire cuando al cabo de 3 minutos vio a meggan corriendo hacia el gritando algo que no entendía y el que no entendía lo que pasaba solo se le ocurrió abrazarla cuando ella llego a su altura,se quedaron así poco mas de 30 segundos, en una especie de abrazo fuerte pero de repente Dan se dio cuenta del verdadero motivo de los gritos de meggan cuando vio a dos ojos grandes acercandose en la oscuridad del bosque, rápidamente reacciono y consiguió meterse en el maletero junto a meggan antes de que el oso llegase a la altura del coche.
-Estas bien?-dijo el mientras acariciaba su rostro en busca de alguna herida.
Megg intentó controlar su respiración agitada, y pudo sonreir.
-Estoy genial, me encanta tu coche-rió un poco, pero notó un pinchazo en la rodilla, el pantalón se le había roto y tenía una herida sangrante.-Tranquilo, no me duele-le mintió.
-Como que no te duele!! Estas herida!! Esto es mi culpa no debí dejarte sola!!-dijo el sin hacer caso a sus protestas-Quitate el pantalón necesito curarte esto, aquí tengo un maletín...
-No me voy a quitar el pantalón, listillo!!! He dicho que estoy bien, nadie se muere por una herida.-miró un momento hacia fuera, ya no había ni rastro del oso-Estúpido Winnie the Pooh-murmuró.
-No me importan tus quejas, te vas a quitar el pantalón para que yo te cure esto si te sientes mejor yo tambien me quiro los mios pero quieras o no te voy a mirar esa herida- dijo el con una voz que dejaba claro que esa era la unica opcion.
Megg le aguantó la mirada y lo retó con ella.
-Tú primero.
El no dudo, se quito los pantalones los cuales no solo ocultaban unos sexys calzoncillos azules sino tambien unas piernas fuertes y musculosas.
-Bien te toca.
La fuerza de voluntad de Megg se quebró, y miró su cuerpo con detenimiento, ya sabía que Dan era guapo, pero aquello le confirmó que estaba bastante bueno....entre otras cosas. Ella suspiró, se desabrochó el botón y levantó un poco el trasero para que su pantalón saliera con facilidad.Pero por mala suerte, y aunque su ropa interior era bonita se alvergonzó de que fuera tan infantil al tener dibujos.
-Son cómodas,no te atrevas a decir nada-lo amenazó- No sabía que me ibas a obligarme a desnudar.
Dan sonrió por primera vez des de que se había enfadado con ella y mientras se concentraba para que no se le notara nada coloco su mano izquierda encima del muslo de meggan y esta se estremeció ante lo fría que estaba , después con su mano derecha empezó a curar su herida.
-Uno, has sido tu la que ha salido corriendo y dos , debo decir que son muy sexys-dijo riéndose de ella.
Megg se estremeció cuando la tocó e hizo una mueca ante el frío y por culpa de la cosa con la que la estaba curando Dan.
-Auu-se quejó-Me está haciendo usted daño, señor doctor.
-Eres una quejica, esto va por el puñetazo que me diste el otro dia en el bosque- Al decir eso recordó el beso, el contacto de sus labios y eso no ayudo en su concentración, el habiente era demasiado tenso, el maletero, ambos medio desnudos, el frió, la necesidad de calor humano, no sabia cuando mas podría aguantar sin besarla. Sin querer , o tal vez inconscientemente queriendo acaricio su pierna y empezó a soplar su herida, con sus labios muy cerca de la piel de ella.
Megg lo miró a los ojos, y suspiró ante el contacto de la tierna caricia de él, el ambiente era frío y se suponía que aquellas alturas ambos tendrían que estar tiritando, pero no era así e incluso había empezado a sentir una leve calentura.
-Cuál es su diagnóstico, viviré?-le preguntó con un susurro, clavandole la mirada.
Dan no contesto, solo trago saliva, no sabia que hacer ni que decir, bueno en realidad si pero los nervios y el calor empezaban a notarse, el poso sus cálidos labios encima de la herida ya curada de ella y la beso.
Cuando los labios de él se posaron en ella, y aunque lo había hecho en la venda, un torrente de nervios subió desde su pierna hasta su cabeza y rió por el gesto.
-Yo creí que los doctores daban piruletas.-se mordió el labio inferior con pícardia, pero luego se puso seria y subir empezó a subir los pantalones.-Gracias.
Dan le devolvió la sonrisa pero por dentro estaba maldiciendo la existencia de los pantalones, luego se giro de espaldas a ella y respiro hondo mientras cogía la manta y un par de cojines.
-Te dije que iba a cuidar de ti...-se giro y le tendió uno de los dos cojines, cuando ella se había tumbado el la cubrió con la manta y luego se estiro a su lado.
Meggan se enterneció ante sus atenciones, pero miró hacia el techo del coche.
-Me pregunto si tenías preparado esto, el truco del coche viejo, luego el del osito y por último tu técnica maestra sin pantalones....seguro que sí.
El sonrió, ahora que el habiente había dejado de ser tan tenso, estaba empezando a morirse de frió y maldecido el echo de que el coche no tuviese calefacción.
-Todo planeado megg, pronto vendrán unos violinistas de esos y nos tocaran una canción ya veras-dijo el cachondo un poco los dientes por el frió-Escucha...lo siento,es culpa miá tendría que haber cogido las cadenas.
-Sí, es tu culpa...pero si te hubieras acordado no te habría visto medio desnudo-bromeó ella, dandose cuenta del frío que sentía, apartó la manta por un lado, sin decirle nada pero dejandoselo claro con la mirada y con la acción en sí.
Dan vacilo un momento, pero el frió pudo ante el miedo de romper esa fina libia que los definía y se quito el abrigo y la camiseta para dejar su pecho musculoso al aire junto a sus dos tatuajes,luego extendio los brazos para dejarle entender que debían abrazarse para mantener el calor.
Megg había empezado a tener frío, así que no se negó al abrazó, se puso con cuidado de lado y se dejó llevar por él, suspiró pues el contacto de su piel era mejor de lo que imaginaba.
-Pero si yo no estuviera aquí, habrías muerto congelado-susurró, apoyando cómodamente su cabeza en el hombro de él, ahora todo de ellos estaba peligrosamente cerca, y ella procuró no mirarlo y cerró los ojos, sintiendo como los estremecimientos de Dan disminuían poco a poco.
El paso su brazo desnudo por encima de ella y la abrazo con fuerza, estaba allí, en medio de la nada con sus cuerpos casi desnudos en contacto el uno con el otro y solo cubiertos por una manta,dan quería besarla, quería hacerlo des de que la conocía pero ella era demasiado esquiva y tenia miedo así que se limito a acariciar su piel para ayudarla a mantener el calor.
-En ese caso gracias por estar aquí conmigo- le susurro en la oreja.
El susurro desencadenó uns nueva oldeada de sensaciones,Megg tenía ganas de besarlo y que él la besara, quería sentirlo y que la sintiera, pero su mente le gritaba que era mala idea y que esas cosas sólo complicaría la vida de los dos.
-Un placer-le contestó cuando se acordó de como se hablaba.-No deberíamos pedir ayuda? O esperaremos a que alguien pase?
Cuando ella menciono la ayuda el se acordó de su mobil, probablemente tenia cobertura suficiente para hacer una llamada pero no quería moverse de su lado, ahora que la tenia tan cerca no quería que nada ni nadie lo estropeara.
-A estas horas y con la nieve que cae nadie vendrá...tu duerme y no te preocupes no nos va a pasar nada y mañana cuando el tiempo se haya calmado si hay nieve llamaremos a alguien sino podemos continuar hasta la cabaña, a no ser que quieras volver...-dijo el con algo de tristeza en esas ultimas palabras mientras aun la abrazaba con fuerza.
Megg no estaba segura de poder dormir, y meditó sus ultimas palabras, había tenido suficientes emociones por un día, pero se sentía muy a gusto con él.
-Sólo si me prometes que no habrán más osos.
- Te lo prometo, la proxima vez sera sin oso - dejo caer eso i seguidamente coloco su cabeza al lado de la de meggan, cara a cara, sus alientos cochaban el uno contra la cara del otro y dan cerro los ojos con una sonrisa y dejando su boca entre abierta, tentando a meggan.
Megg miró su boca entre abierta, provocandole el efecto contrario, contuvo la risa y cogió su cojín dandole con el en la cara de Dan.
-Duermete Daniel, aquí no va haber sexo-le dijo costandole un riñón pero aclarando las cosas, cerró los ojos, pero luego los volvió a abrir mientras reía-Al menos no entre dos personas.
-Estaba intentando dormir antes de que me pegaras, masoquista!!! - dijo el con una sonrisa- Y lo del sexo dilo por ti he visto como se han abierto tus ojos cuando me he quitados los pantalones.
-Fue una enajenación mental transitoria...producida por el golpe, no te pongas tantas medallas. Yo tambien vi como el pequeño Dan, se alegraba de verme y no he dicho nada-replicó ella, separandose un poco de él.
- De pequeño dan nada!!- dijo el con el orgullo masculino herido- y no te apartes o vamos a morir de frio-dijo el atrayendola contra su cuerpo sin que ella pudiera hacer nada para evitarlo-Mejor dejamos esto, mi madre siempre me solia decir que despues de las 12 de la noche nunca pasan cosas buenas...
Megg lo iba a seguir provocando, pero decidió no hacerlo.
-Buenas noches, Dan Daniel.
- Buenas noches, Megg.
I AQUI EL "GRAN" DIBUJO:
- Spoiler:
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Yo quiero ser meggan!!!!!!!!!!!!!
casbeck2- Moderador
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Aleluyaaaa, bueno es un poco caca, pero no quier tardar más de lo q he tardado, así q lo dejó así, ya habrá mejores
Ruth se sentó en la gran mesa en la que estaban trabajando la mayoría de sus compañeros. Aquella mañana había recibido la llamada del médico de su padre, le había comunicado lo que ya sospechaba. Su padre padecía Alzheimer, y como ya sabía, aún en los tiempos que corrían, no había cura, sólo medicación no muy efectiva y que no ayudaba a retrasar la cruel enfermedad.
-Estás bien -le preguntó Aidan en voz baja.
-No-le respondió sincera.
-Tu padre
Ruth volvió a asentir. Pero justo cuando iba a darle la noticia, Nikki entró con su habitual energía en la sala.
-Chicos, los del laboratorio han averiguado el fabricante del papel de los dibujos, y al parecer solo pueden ser de una pequeña tienda, ya que están especializados en un material que hace el papel resistente a todo tipo de líquidos.
-Tenemos la dirección
-Ajá, y la orden para el listado de clientes, vais vosotros a hablar con el dueño -les preguntó a Aidan y Ruth.
-Sí, por supuesto-aceptó él, agarrándola por el brazo para que ella también se levantara.
El dueño era una mujer de unos cincuenta y largos años, sus pequeñas gafas descansaban encima de su pequeña nariz y un rictus perenne en la boca le daba aspecto de mal genio, y lo tenía pero lo contenía ahora, por cortesía hacia los dos agentes que se encontraban sentados delante suya.
-No es de mi tienda-dictaminó después de observar un largo rato el papel en la bolsa plastificada.
-Tiene que ser de aquí, señora. No es usted la única que vende este papel anti líquidos en la ciudad
Miss cabreo contenido, se echó para tras en su silla y exhaló aire con irritación.
-Ya no, me divorcié hace un año. El cerdo de mi ex marido, me ha calcado la fórmula ….y además el muy capullo ha lograda mejorarla. La del resiste también alcohol. Después de tirarse a media competencia, tiene una multinacional. Dispone de varias tiendas en la ciudad, y creo que una en Hawaiii, es usted de allí -le preguntó mirando a Ruth.
-No ,señora-le respondió con una sonrisa amable, pues le pasaba mucho.
-Mejor, mi ex marido se ha aficionada a esas camisas de flores de colores tan horribles. Se ha tenido de rubio y dirige su empresa desde una hamaca. Tendrán que hacer una videoconferencia con él y preguntarle. Desean algo más
-No, gracias-le respondió Aidan cortésmente-Si le sirve de algo, mi padre siempre me ha dicho que las relaciones mezcladas con trabajo son infieles por naturaleza, y que nunca salen bien.-lo dijo como si él se lo hubiera aplicado así mismo, y no hubiera mantenido una relación con Camille.
-Un hombre sabio, lleva toda la razón.
Volvieron a la División, y contactaron lo más rápido posible con su ex marido. Era una de esas personas que pierden la dignidad a medida que envejecen, estaba teñido de rubio platino, y tenía el cuerpo apretado por una hortera camisa hawaiana tal y como había dicho la mujer. Sin embargo, colaboró amablemente y les mandó lo más rápido que pudo todas las listas de clientes , era inmensa solo en Nueva York, así que tenían trabajo de investigación para rato.
Ruth había estado alicaída todo el día, y decidió ir a hacerle una visita, pues sabía que estaría sola.
Ruth escuchó el sonido molesto del timbre, y se extrañó por ello. Era tarde y no esperaba a nadie. Cogió por pura paranoia su pistola, y echó un vistazo a través de la mirilla. Sonrió y dejó al arma reposar nuevamente en la mesa, cuando vio quién era.
-Tachán-exclamó alegremente Aidan, cuando le abrió la puerta.
Ella sonrió un poco, pero frunció el ceño al fijarse mejor en él. Traía una mochila al hombro y una botella de Sediento en una mano.
-A qué has venido
Aidan imitó su gesto ante la pregunta, mientras entraba con descaro.
-Vengo a hacerte compañía, y a que tú me hagas compañía a mí…somos un equipo.
Ruth le dedicó una sonrisa tierna, sabía que podría haber estado pasándoselo bien con algún ligue, pero sin embargo había venido a estar con ella, porque sabía que estaría triste debido a la reciente enfermedad de su padre.
-Me parece bien. Sólo que ya sabes que no habrá sexo.-le dijo bromeando.
Aidan también sonrió, y le siguió la corriente.
-Yo había pensado dormir en el sofá, pero si me lo insinúas así…-dejó la mochila tirada por el suelo, y fingió ponerse serio.-Por qué nunca nos hemos acostado No digas que ha sido por Owen.
Ruth pensó en Owen, no habían podido hablar y estaba a miles de kilómetros de distancia. Eso nunca les había importado a lo largo de todos sus años de relación, pero en momentos como aquel deseaba tenerlo a su lado.
-Como tu has dicho hoy, no saldría bien...pero, supongo que ha sido por culpa de tu envidia y mi talento. Detestas que tenga mejor puntería que tú, que pelee mejor que tú…en definitiva que sea mejor agente que tú.
Aidan soltó una carcajada irónica y fue rumbo a la cocina, mientras la remedaba por lo bajo:
-Supongo que ha sido por culpa de tu envidia y mi talento, que graciosa.
Cuando volvió con los vasos de chupito, Ruth lo esperaba sentada en el sofá con la botella de Sediento abierta. La bebida que se había popularizado en los pub de la ciudad, era incolora, existían varios sabores y era bastante fuerte. Al principio tenía un gusto ácido, que quemaba la lengua y hacía que la cara del que bebiera se arrugara. Pero pasados unos segundos, la amargura era mezclada con un frescor dulce del sabor elegido. En aquella ocasión era fresa, pues Aidan lo había elegido sabiendo que era ese el preferido de su compañera.
-Estabas llorando-afirmó cuando la miró para pasarle el vaso medio lleno.
Ruth no tuvo más remedio que asentir.
-Sí…Irá perdiendo facultades, recuerdos…hasta que su cerebro degenere y ya no pueda más. Me parece horrible.
Aidan suspiró, e intentó animarla:
-Yo he oído que ha habido avances prometedores. Podríamos investigar….buscar algún médico. Por el dinero no te preocupes, mis padres estarán encantados de ayudar.
-Te lo agradezco, pero aún no hay cura. Y sí la hay, no creo que la creen a tiempo. De algo debemos morir sí, pero me parece una forma muy cruel. La enfermedad le quitará todo lo que es.
-Bueno, no creo que él vaya a sufrir. Si buscas el lado bueno, tendrá una segunda oportunidad para vivir momentos como la primera vez. Imagina lo genial que sería conocerme a mí de nuevo-le dio una codazo juguetón y sonrió.
Ruth no pudo evitar imitarlo, le devolvió el codazo y le correspondió su sonrisa.
-Sí, quizás no me cayeras tan mal.-chocaron sus vasos-Por los momentos…-iba a decir inolvidables, pero la vida le estaba dejando claro que era una palabra demasiado utópica-Por los momentos…únicos.
-Por ellos.-dijo de acuerdo Aidan, para luego tragarse los dos a la vez el líquido de sus vasos. Pasado el sabor ácido, sus bocas quedaron inundadas de un agradable sabor a fresa.
-Crees que el amor se acaba Quiero decir, podemos olvidar a las personas que hemos querido. Sin estar enfermos.
Aidan meditó unos instantes, no le tenía una opinión formada, pero él seguía estando enamorado de una mujer muerta, y en ese momento le pareció bastante penoso.
-Supongo que sí, pregúntale a cualquier divorciado, como la mujer de esta mañana. Las mujeres estáis mejor preparadas, en el paraíso perdido, Eva mordió el fruto del árbol de la ciencia diez minutos antes que Adán; y habéis mantenido siempre esos diez minutos de ventaja. O eso decía Karr.
-Pero los diez minutos son realmente una ventaja
Aidan se encogió de hombros, bebieron otro trago, y Ruth continuó hablando:
-Sois todos iguales.-lo provocó, sacando ayuda de los tópicos.
-Puede, somos débiles. Nos da miedo estar solos, y nos horroriza enamorarnos. Realmente, nos aterroriza no poder enamorarnos de todas las mujeres. Yo usaré el tópico de decir que nosotros no olvidamos casi nunca, vosotras un día decís se ha acabado…y se acabó.
-Es que somos más decentes.
-Bueno, pero nos dejáis y tenéis niños con otro al día siguiente y ponéis orgullosas la foto familiar en el salón. A mí me parecería bonito poder conservar todos los amores verdaderos de una vida juntos. No creo que nadie tenga muchos.
Yo sólo uno-pensó.
Ruth lo miró con espanto fingido.
-Oh dios mío, eres…eres un harenero.
Él se encogió de hombros.
-No, no cuando sólo tienes un amor en el harem.-le respondió serio y sinceramente.
Ruth asintió comprendiéndolo y decidió que ya era muy tarde.
-Me voy a la cama-le dijo levantándose-Buenas noches, mean in black.
-Buenas noches-se echó hacia atrás en el sofá e intento parle pena con la mirada.
-Qué patético, te recuerdo que tengo pareja.
-Lo sé, pero Owen no se enteraría…al menos no por mí.
Ruth no se confundió ante ese comentario, pues sabía que estaba de broma.
-Cerraré la puerta con llave, necesito recordarte mis extensas habilidades en las artes marciales mixtas
-No, no será necesario...Lo acabas de hacer-se sonrieron, y así se acabó el día para los dos.
Meggan se despertó en una cama que no era la de ella, y pronto una serie de imágenes vinieron a su cabeza. El oso, Dan, su abrazo…el calor de sus cuerpos pegados…
Después de asearse y vestirse, salió para inspirar el aire fresco y limpio que respiraba la montaña, y en cierto modo le recordó al aroma también limpio pero salado de Bari, una ciudad que nada tenía que ver con la ruidosa y embotellada Nueva York. Se dio el lujo de pensar un rato en su hogar, pero recordó a Dan y subió hacia la azotea, para ver si estaba allí. Y en efecto, lo distinguió sentado mirando arriba, ella no dijo nada y lo imitó. El cielo era claro, y podía ver como la anoche intentaría despertar muy pronto.
-Agrego azotea y cielo a tu lista de trucos-le dijo en broma, sólo para ver que contestaba.
-Bonito verdad? Adoro este lugar, apartado de todo, es como si aquí el tiempo se parase y me dejase vivir recuerdos pasados, aquí fue mi primer cigarrillo, mi primera cerveza, mi primer porro y también mi primer beso - dejó caer él sin malicia, mientras levantaba su manta para que Meggan se pudiera sentar.
Ella se sentó sin darle importancia a ello, pues después de haberse visto en ropa interior y haber dormido abrazados, ya se podían considerar amigos.
-Qué sepas que soy antitabaco, antidrogas ilegales y antibebidas fuertes….ya que las tres cosas envejecen la piel, engordan y además pueden matarte. Prefiero disfrutar de otros placeres-le dedicó una mirada sugerente pero luego se centró en el cielo.-Es precioso-murmuró al ver como había empezado a amanecer.
Dan sonrió ante el comentario y levantó dos cervezas al aire.
-Así me gusta Megg, pero voy a pervertirte, quieres una birra? Tengo muchas! Y por cierto, yo al igual que tú no fumo ni me drogo, soy partidario de los otros placeres.
Meggg aceptó la cerveza con una sonrisa, y luego se hizo la tonta.
-Qué otros placeres?
Él le sonrió coqueto y dio un trago.
-La buena música, las buenas películas, los buenos momentos...la vida trata de esto, sabes? De ser feliz a base de pequeños momentos, como este.-después de decir eso levantó la botella al cielo y dijo en un susurro "Por ti colega" y luego volvió a beber.
Megg bebió también y lo miró.
-Así que somos eso, somos colegas ya?-le preguntó frunciendo el ceño.
Por un momento Dan la miró sorprendido, ese "Por ti colega" no iba para Megg sino para Adam pero ella lo había confundido, asi que lo aprovecharía, Megg no tenia que saber quién era él, no esa noche.
-No Megg, somos mas que eso y lo sabes- hizo una pausa tal vez para ponerla nerviosa con sus palabras- Somos una banda recuerdas?
Megg vio su descoloque inicial, pero al bromear después supo que no quería hablar de eso que lo había cogido por sorpresa, así que le siguió la broma.
-Sí, es verdad. Soy algo cotilla, y como somos una banda, tengo que preguntarlo… A qué edad perdiste la virginidad? Y cómo se llamaba la susodicha….o el susodicho.-sonrió-Eso si aún no lo eres.
-Me has pillado, dios que vergüenza - empezó a reír pero luego cerró los ojos y recordó que su primera vez también había sido en ese lugar, su pequeño refugio del mundo- Tenía 18 años, a punto de cumplir los 19...fue con una chica que se llama Joanna, y tú que Megg? Me apuesto otra birra a que fue con uno de los populares del insti, la chica guapa e inteligente con el deportista cachas-sonrió y la miró a los ojos.
Ella no desvió la mirada, mientras negaba con el dedo índice. Y sintió un pequeño rubor ante sus piropos aparentemente sinceros.
-Cómo te atreves a preguntarle eso a una dama? He preguntado yo primero, y no me vale solo con tenía dieciocho años y se llamaba Joanna…detalles.
- Eres una morbosa, lo sabías? Primero te me lanzas encima, luego me haces quitar los pantalones, ahora quieres sabes como soy en la cama, Megg me asustas- dijo el burlón.
Megg levantó una ceja escépticamente:
-Eso es un… «mi primera vez fue una mierda» Y tú orgullo masculino no te deja admitirlo, supéralo…Los tíos tenéis más encantos, pocos, pero hay algunos otros.
-En verdad la quería mucho, mas que a nada en el mundo... Pero ahora te toca a ti, pervertida!
Meggan pasó de él.
-Le rompiste el corazón o te lo rompió ella?
-Es complicado...- Dan dejó su botella vacía y cogió otra- Sabes que si no me contestas la pregunta voy a pensar que sí eres más inocente de lo que creo.
Megg le arrebató la botella y se la cambió por la de ella, que estaba aún por la mitad.
-Lo soy, soy un angelito-rió-Hoy es mi turno de preguntar, otro día será el tuyo. Capisci?-rió otra vez al emplear la pregunta como si fuera Vito Corleone.
-Capisci bellissima...Cuéntame algo de tu infancia, cuéntame algo de ti.
Meggan cedió y se encogió de hombros.
-No he tenido una vida difícil, ningún trauma grave. Mis padres me han malcriado y soy de Bari, una ciudad que es más bien un pueblecito costero. Quizás por eso he entrado en la academia, estoy cansada de vivir sin emoción, y entrando en la División podré ayudar a alguien más que a mí.-hizo una pausa y miró hacia el cielo-Tú?
-Igual, ningún trauma grave supongo...-cerró un momento los ojos y pidió disculpas mentalmente a su amigo, no quería que Megg sintiera pena por él- Nací en un bonito piso en Manhattan, tengo dos hermanos menores sin contar a los gatos y al perro, las vacaciones siempre las pasaba fuera viajando, supongo que somos personas con suerte.
-Supongo.-coincidió ella, sin saber que decir.
Dan la miró de reojo, después de lo del coche había decidido que dejaría enfriar un poco la tensión que se había generado, pero parecía que el mundo y su corazón no estaban de acuerdo con eso, tenerla cerca, tan cerca, con su sonrisa y esos ojos clavados en el cielo.
-Nunca había visto salir el sol con alguien como tú...
Meggan sonrió para sí misma.
-Tienes razón, no hay otra como yo-le dio un codazo flojo, y siguió fijando su mirada en el sol naciente.
Dan la miró a los ojos, el sol hacia que estos brillaran y fuesen más hermosos de lo que ya eran, no pudo controlar sus sentimientos y colocó su mano en la una de las mejillas, acercándose para poner sus labios encima de los de ella.
Megg leyó sus intenciones y antes de que pudiera sellar el beso, le puso su cerveza en la boca de él.
-Te intentas aprovechar de una pobre italiana de pueblo, que fuerte.
Él no se enfadó cuando notó la cerveza en sus labios y las palabras de ella entraron por sus oídos, únicamente pudo intentar disimular con una sonrisa.
-Solo intento recuperar lo que una vez me robaste, pueblerina.
Megg alejó la cerveza y bebió un trago, tenía que ser su imaginación pero la bebida mezclada con la saliva de Dan, le supo mucho mejor.
-Qué te robé?
Él iba a responder el corazón, pero no quería que ella marchase corriendo de allí, así que se tumbó en el suelo, quitando importancia al asunto y dijo:
-Me robaste un beso a traición y quería recuperarlo, de verdad creo que me debes uno.
Ella no pudo evitar lamentarse cuando él se separó.
-Es que un beso robado vale el doble que uno legal.
-Así que me debes dos besos, más uno rechazado que eso me suma tres por pena...en total las matemáticas me dicen que me debes cinco besos... te voy arruinar Megg-dijo él con una sonrisa, cerrando sus ojos y dando un trago largo a la cerveza esperando que esta le ayudara a sobrellevar el momento
Ella no se movió, y se quedó allí sentada.
-Si los quieres tendrás que robarlos, yo no volveré a tocar tus labios...ahora me doy cuenta de que mentí, sí que tengo un trauma, fue haberte besado-le dijo provocándolo al fingir sentirse asqueada.
-Ves? Ya tenemos algo en común!!- exclamó divertido-No sabes lo horrible que es que una fiera te ataque de esa forma, es una experiencia cercana a la muerte...
Meggan siguió retándolo, para ver si la fuerza de voluntad de él flaqueaba.
-Si piensas que un pico es mi lado salvaje...-paró, dejándolo en el aire.
-Si no hay nada que demuestre lo contrario señorita...los hechos hablan por si solos - dijo con pose de abogado y con una sonrisa pillina para terminar.
-Si yo soy culpable, el presunto ladrón es inocente, no se atreve a robar grandes tesoros.-lo miró fijamente.
Dan no pudo controlar lo que ocurrió a continuación.
Desde del suelo, atrapó a Meggan y la atrajo hacia él con fuerza y antes de que ella pudiera protestar, la besó. No fue un pico, la besó de verdad, con furia y pasión. Luego, se separó con un dulce beso. Un fino contacto de labios y esperó a la respuesta de ella.
Megg mandó sus voces interiores a la mierda, y jugueteó con la lengua de Daniel, peleando con intensidad e incluso con una pizca de violencia por tomar el control del caliente ósculo. Se apoyó cómodamente encima de su cuerpo duro, mientras le apresaba con autoridad las manos.
Él sonrió y se incorporó con fuerza, haciendo que ambos quedaran sentados, aunque claro, ella encima de él. Sin separar sus labios de la piel de Meggan, empezó a besar su mandíbula y bajó suavemente hasta el cuello mientras notaba como las manos de ella le apretaban con fuerza.
Lo ayudó a quitarse la camisa, y le acarició la piel ahora expuesta a sus atenciones y al aire fresco de la mañana.
Dan se levantó cargándola, ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura y le acarició el pelo. Poco a poco e intentando no tropezar con nada, llegaron hasta la habitación de ella. Una vez allí la dejó en la cama y se colocó encima suyo mientras se desasía de la camisa de Megg.
Ella sonrió y le atrapó el carnoso labio inferior entre los dientes, para producirle así un erótico pinchado de dolor.
-Sacando tu lado violento, señorita Tette??-le preguntó sonriendo ante la mordedura y mirando con un descaro divertido el sujetador rojo mientras le ponía las manos detrás de la espalda para desabrochárselo.
Megg impidió que lo hiciera juguetonamente, y bajó una mano hasta las partes nobles de Dan, estrujándoselas suavemente.
-No, aún es mi lado de angelito.-soltó una carcajada al ver la expresión de él y continuó riéndose sin poder parar.
-Así que lado Angelical eh??-le dijo desafiante, la agarró con fuerza y rodó con ella por la cama, besándola con ímpetu, bajando por sus pechos, su tripa hasta llegar a los pantalones, los cuales le quitó con cuidado, pero sin perder la pasión-Eres demasiado suave pequeño saltamontes, pero tranquila, aún me debes cuatro besos.
Ella le puso un dedo en el pecho e hizo que se tumbara en la cama, centrándose en el cinturón de Dan.
-Sólo hay un pequeño saltamontes aquí-le dijo insinuante mientras le bajaba la bragueta, pero justo cuando estaba apunto de liberar la necesidad de Dan, su móvil sonó con estruendo por toda la habitación.
Se miraron a los ojos. Ninguno de los dos sabía que hacer hasta que Dan cerró los ojos con rabia y echó la cabeza para atrás.
Megg pasó al principio del móvil, pero al escuchar la insistencia de su interlocutor, decidió separarse de Dan. Cogió el móvil y entró en el baño cerrando la puerta. Por qué la había cerrado? No tenía ni idea, pero habían desaprovechado la oportunidad y la función había tocado a su fin.
Dan dejó ir un suspiro al aire, se levantó de la cama y cogió su camiseta del suelo, después de ponérsela se quedo quieto un momento intentando de alguna forma que Megan saliese en cualquier momento y le saltase encima pero tenía el extraño convencimiento que eso no ocurriría así que salió en silencio de la habitación sabiendo que la había cagado al máximo.
Megg se apoyó contra la puerta de madera del baño y descolgó.
-Porca troia!!!-exclamó con enfado cuando le contestó e teléfono a su hermano.
-Te he despertado -le preguntó Aidan, con tono de disculpa.
Megg suspiró e intento disimular.
-Tú que crees, genio Está amaneciendo.
-Lo siento, pero no sé si más tarde podría llamarte. Te has quedado en la academia
Intentó recuperar el aliento, y decidió que era mejor decirle media verdad, pues podría ser que hubiera llamado a la academia antes.
-No, he venido con… Dan...Danielle...una compañera a la cabaña de sus padres, nos hemos hecho muy buenas amigas.-y tanto pensó.
-Me alegro….Es buena chica
Megg reconoció el tono de no haberle creído ni una palabra a Aidan, e intentó desarrollar rápidamente otra estrategia.
-En realidad, es una puta barata, nos estamos drogando y nos hemos tirado a dos tíos que pasaban por la carretera, puede que uno me haya dejado embarazada-suspiró sonoramente-Aidan que no tengo cinco años, confía en mí.
-Confío en ti, en los demás no. Bueno, te llamaré pasado mañana y hablaremos más, de acuerdo
-Va bene, ci risentiamo.
- Ci sentiamo.
Ella colgó primero, y no tuvo el valor de comprobar si Dan seguía esperándola, lo había fastidiado y ahora no sabía que hacer. Abrió el agua de la ducha y se metió bajo su regadío, pues el calor que le había producido aún no se había disipado.
Ruth se sentó en la gran mesa en la que estaban trabajando la mayoría de sus compañeros. Aquella mañana había recibido la llamada del médico de su padre, le había comunicado lo que ya sospechaba. Su padre padecía Alzheimer, y como ya sabía, aún en los tiempos que corrían, no había cura, sólo medicación no muy efectiva y que no ayudaba a retrasar la cruel enfermedad.
-Estás bien -le preguntó Aidan en voz baja.
-No-le respondió sincera.
-Tu padre
Ruth volvió a asentir. Pero justo cuando iba a darle la noticia, Nikki entró con su habitual energía en la sala.
-Chicos, los del laboratorio han averiguado el fabricante del papel de los dibujos, y al parecer solo pueden ser de una pequeña tienda, ya que están especializados en un material que hace el papel resistente a todo tipo de líquidos.
-Tenemos la dirección
-Ajá, y la orden para el listado de clientes, vais vosotros a hablar con el dueño -les preguntó a Aidan y Ruth.
-Sí, por supuesto-aceptó él, agarrándola por el brazo para que ella también se levantara.
…
El dueño era una mujer de unos cincuenta y largos años, sus pequeñas gafas descansaban encima de su pequeña nariz y un rictus perenne en la boca le daba aspecto de mal genio, y lo tenía pero lo contenía ahora, por cortesía hacia los dos agentes que se encontraban sentados delante suya.
-No es de mi tienda-dictaminó después de observar un largo rato el papel en la bolsa plastificada.
-Tiene que ser de aquí, señora. No es usted la única que vende este papel anti líquidos en la ciudad
Miss cabreo contenido, se echó para tras en su silla y exhaló aire con irritación.
-Ya no, me divorcié hace un año. El cerdo de mi ex marido, me ha calcado la fórmula ….y además el muy capullo ha lograda mejorarla. La del resiste también alcohol. Después de tirarse a media competencia, tiene una multinacional. Dispone de varias tiendas en la ciudad, y creo que una en Hawaiii, es usted de allí -le preguntó mirando a Ruth.
-No ,señora-le respondió con una sonrisa amable, pues le pasaba mucho.
-Mejor, mi ex marido se ha aficionada a esas camisas de flores de colores tan horribles. Se ha tenido de rubio y dirige su empresa desde una hamaca. Tendrán que hacer una videoconferencia con él y preguntarle. Desean algo más
-No, gracias-le respondió Aidan cortésmente-Si le sirve de algo, mi padre siempre me ha dicho que las relaciones mezcladas con trabajo son infieles por naturaleza, y que nunca salen bien.-lo dijo como si él se lo hubiera aplicado así mismo, y no hubiera mantenido una relación con Camille.
-Un hombre sabio, lleva toda la razón.
Volvieron a la División, y contactaron lo más rápido posible con su ex marido. Era una de esas personas que pierden la dignidad a medida que envejecen, estaba teñido de rubio platino, y tenía el cuerpo apretado por una hortera camisa hawaiana tal y como había dicho la mujer. Sin embargo, colaboró amablemente y les mandó lo más rápido que pudo todas las listas de clientes , era inmensa solo en Nueva York, así que tenían trabajo de investigación para rato.
Ruth había estado alicaída todo el día, y decidió ir a hacerle una visita, pues sabía que estaría sola.
…
Ruth escuchó el sonido molesto del timbre, y se extrañó por ello. Era tarde y no esperaba a nadie. Cogió por pura paranoia su pistola, y echó un vistazo a través de la mirilla. Sonrió y dejó al arma reposar nuevamente en la mesa, cuando vio quién era.
-Tachán-exclamó alegremente Aidan, cuando le abrió la puerta.
Ella sonrió un poco, pero frunció el ceño al fijarse mejor en él. Traía una mochila al hombro y una botella de Sediento en una mano.
-A qué has venido
Aidan imitó su gesto ante la pregunta, mientras entraba con descaro.
-Vengo a hacerte compañía, y a que tú me hagas compañía a mí…somos un equipo.
Ruth le dedicó una sonrisa tierna, sabía que podría haber estado pasándoselo bien con algún ligue, pero sin embargo había venido a estar con ella, porque sabía que estaría triste debido a la reciente enfermedad de su padre.
-Me parece bien. Sólo que ya sabes que no habrá sexo.-le dijo bromeando.
Aidan también sonrió, y le siguió la corriente.
-Yo había pensado dormir en el sofá, pero si me lo insinúas así…-dejó la mochila tirada por el suelo, y fingió ponerse serio.-Por qué nunca nos hemos acostado No digas que ha sido por Owen.
Ruth pensó en Owen, no habían podido hablar y estaba a miles de kilómetros de distancia. Eso nunca les había importado a lo largo de todos sus años de relación, pero en momentos como aquel deseaba tenerlo a su lado.
-Como tu has dicho hoy, no saldría bien...pero, supongo que ha sido por culpa de tu envidia y mi talento. Detestas que tenga mejor puntería que tú, que pelee mejor que tú…en definitiva que sea mejor agente que tú.
Aidan soltó una carcajada irónica y fue rumbo a la cocina, mientras la remedaba por lo bajo:
-Supongo que ha sido por culpa de tu envidia y mi talento, que graciosa.
Cuando volvió con los vasos de chupito, Ruth lo esperaba sentada en el sofá con la botella de Sediento abierta. La bebida que se había popularizado en los pub de la ciudad, era incolora, existían varios sabores y era bastante fuerte. Al principio tenía un gusto ácido, que quemaba la lengua y hacía que la cara del que bebiera se arrugara. Pero pasados unos segundos, la amargura era mezclada con un frescor dulce del sabor elegido. En aquella ocasión era fresa, pues Aidan lo había elegido sabiendo que era ese el preferido de su compañera.
-Estabas llorando-afirmó cuando la miró para pasarle el vaso medio lleno.
Ruth no tuvo más remedio que asentir.
-Sí…Irá perdiendo facultades, recuerdos…hasta que su cerebro degenere y ya no pueda más. Me parece horrible.
Aidan suspiró, e intentó animarla:
-Yo he oído que ha habido avances prometedores. Podríamos investigar….buscar algún médico. Por el dinero no te preocupes, mis padres estarán encantados de ayudar.
-Te lo agradezco, pero aún no hay cura. Y sí la hay, no creo que la creen a tiempo. De algo debemos morir sí, pero me parece una forma muy cruel. La enfermedad le quitará todo lo que es.
-Bueno, no creo que él vaya a sufrir. Si buscas el lado bueno, tendrá una segunda oportunidad para vivir momentos como la primera vez. Imagina lo genial que sería conocerme a mí de nuevo-le dio una codazo juguetón y sonrió.
Ruth no pudo evitar imitarlo, le devolvió el codazo y le correspondió su sonrisa.
-Sí, quizás no me cayeras tan mal.-chocaron sus vasos-Por los momentos…-iba a decir inolvidables, pero la vida le estaba dejando claro que era una palabra demasiado utópica-Por los momentos…únicos.
-Por ellos.-dijo de acuerdo Aidan, para luego tragarse los dos a la vez el líquido de sus vasos. Pasado el sabor ácido, sus bocas quedaron inundadas de un agradable sabor a fresa.
-Crees que el amor se acaba Quiero decir, podemos olvidar a las personas que hemos querido. Sin estar enfermos.
Aidan meditó unos instantes, no le tenía una opinión formada, pero él seguía estando enamorado de una mujer muerta, y en ese momento le pareció bastante penoso.
-Supongo que sí, pregúntale a cualquier divorciado, como la mujer de esta mañana. Las mujeres estáis mejor preparadas, en el paraíso perdido, Eva mordió el fruto del árbol de la ciencia diez minutos antes que Adán; y habéis mantenido siempre esos diez minutos de ventaja. O eso decía Karr.
-Pero los diez minutos son realmente una ventaja
Aidan se encogió de hombros, bebieron otro trago, y Ruth continuó hablando:
-Sois todos iguales.-lo provocó, sacando ayuda de los tópicos.
-Puede, somos débiles. Nos da miedo estar solos, y nos horroriza enamorarnos. Realmente, nos aterroriza no poder enamorarnos de todas las mujeres. Yo usaré el tópico de decir que nosotros no olvidamos casi nunca, vosotras un día decís se ha acabado…y se acabó.
-Es que somos más decentes.
-Bueno, pero nos dejáis y tenéis niños con otro al día siguiente y ponéis orgullosas la foto familiar en el salón. A mí me parecería bonito poder conservar todos los amores verdaderos de una vida juntos. No creo que nadie tenga muchos.
Yo sólo uno-pensó.
Ruth lo miró con espanto fingido.
-Oh dios mío, eres…eres un harenero.
Él se encogió de hombros.
-No, no cuando sólo tienes un amor en el harem.-le respondió serio y sinceramente.
Ruth asintió comprendiéndolo y decidió que ya era muy tarde.
-Me voy a la cama-le dijo levantándose-Buenas noches, mean in black.
-Buenas noches-se echó hacia atrás en el sofá e intento parle pena con la mirada.
-Qué patético, te recuerdo que tengo pareja.
-Lo sé, pero Owen no se enteraría…al menos no por mí.
Ruth no se confundió ante ese comentario, pues sabía que estaba de broma.
-Cerraré la puerta con llave, necesito recordarte mis extensas habilidades en las artes marciales mixtas
-No, no será necesario...Lo acabas de hacer-se sonrieron, y así se acabó el día para los dos.
…
Meggan se despertó en una cama que no era la de ella, y pronto una serie de imágenes vinieron a su cabeza. El oso, Dan, su abrazo…el calor de sus cuerpos pegados…
Después de asearse y vestirse, salió para inspirar el aire fresco y limpio que respiraba la montaña, y en cierto modo le recordó al aroma también limpio pero salado de Bari, una ciudad que nada tenía que ver con la ruidosa y embotellada Nueva York. Se dio el lujo de pensar un rato en su hogar, pero recordó a Dan y subió hacia la azotea, para ver si estaba allí. Y en efecto, lo distinguió sentado mirando arriba, ella no dijo nada y lo imitó. El cielo era claro, y podía ver como la anoche intentaría despertar muy pronto.
-Agrego azotea y cielo a tu lista de trucos-le dijo en broma, sólo para ver que contestaba.
-Bonito verdad? Adoro este lugar, apartado de todo, es como si aquí el tiempo se parase y me dejase vivir recuerdos pasados, aquí fue mi primer cigarrillo, mi primera cerveza, mi primer porro y también mi primer beso - dejó caer él sin malicia, mientras levantaba su manta para que Meggan se pudiera sentar.
Ella se sentó sin darle importancia a ello, pues después de haberse visto en ropa interior y haber dormido abrazados, ya se podían considerar amigos.
-Qué sepas que soy antitabaco, antidrogas ilegales y antibebidas fuertes….ya que las tres cosas envejecen la piel, engordan y además pueden matarte. Prefiero disfrutar de otros placeres-le dedicó una mirada sugerente pero luego se centró en el cielo.-Es precioso-murmuró al ver como había empezado a amanecer.
Dan sonrió ante el comentario y levantó dos cervezas al aire.
-Así me gusta Megg, pero voy a pervertirte, quieres una birra? Tengo muchas! Y por cierto, yo al igual que tú no fumo ni me drogo, soy partidario de los otros placeres.
Meggg aceptó la cerveza con una sonrisa, y luego se hizo la tonta.
-Qué otros placeres?
Él le sonrió coqueto y dio un trago.
-La buena música, las buenas películas, los buenos momentos...la vida trata de esto, sabes? De ser feliz a base de pequeños momentos, como este.-después de decir eso levantó la botella al cielo y dijo en un susurro "Por ti colega" y luego volvió a beber.
Megg bebió también y lo miró.
-Así que somos eso, somos colegas ya?-le preguntó frunciendo el ceño.
Por un momento Dan la miró sorprendido, ese "Por ti colega" no iba para Megg sino para Adam pero ella lo había confundido, asi que lo aprovecharía, Megg no tenia que saber quién era él, no esa noche.
-No Megg, somos mas que eso y lo sabes- hizo una pausa tal vez para ponerla nerviosa con sus palabras- Somos una banda recuerdas?
Megg vio su descoloque inicial, pero al bromear después supo que no quería hablar de eso que lo había cogido por sorpresa, así que le siguió la broma.
-Sí, es verdad. Soy algo cotilla, y como somos una banda, tengo que preguntarlo… A qué edad perdiste la virginidad? Y cómo se llamaba la susodicha….o el susodicho.-sonrió-Eso si aún no lo eres.
-Me has pillado, dios que vergüenza - empezó a reír pero luego cerró los ojos y recordó que su primera vez también había sido en ese lugar, su pequeño refugio del mundo- Tenía 18 años, a punto de cumplir los 19...fue con una chica que se llama Joanna, y tú que Megg? Me apuesto otra birra a que fue con uno de los populares del insti, la chica guapa e inteligente con el deportista cachas-sonrió y la miró a los ojos.
Ella no desvió la mirada, mientras negaba con el dedo índice. Y sintió un pequeño rubor ante sus piropos aparentemente sinceros.
-Cómo te atreves a preguntarle eso a una dama? He preguntado yo primero, y no me vale solo con tenía dieciocho años y se llamaba Joanna…detalles.
- Eres una morbosa, lo sabías? Primero te me lanzas encima, luego me haces quitar los pantalones, ahora quieres sabes como soy en la cama, Megg me asustas- dijo el burlón.
Megg levantó una ceja escépticamente:
-Eso es un… «mi primera vez fue una mierda» Y tú orgullo masculino no te deja admitirlo, supéralo…Los tíos tenéis más encantos, pocos, pero hay algunos otros.
-En verdad la quería mucho, mas que a nada en el mundo... Pero ahora te toca a ti, pervertida!
Meggan pasó de él.
-Le rompiste el corazón o te lo rompió ella?
-Es complicado...- Dan dejó su botella vacía y cogió otra- Sabes que si no me contestas la pregunta voy a pensar que sí eres más inocente de lo que creo.
Megg le arrebató la botella y se la cambió por la de ella, que estaba aún por la mitad.
-Lo soy, soy un angelito-rió-Hoy es mi turno de preguntar, otro día será el tuyo. Capisci?-rió otra vez al emplear la pregunta como si fuera Vito Corleone.
-Capisci bellissima...Cuéntame algo de tu infancia, cuéntame algo de ti.
Meggan cedió y se encogió de hombros.
-No he tenido una vida difícil, ningún trauma grave. Mis padres me han malcriado y soy de Bari, una ciudad que es más bien un pueblecito costero. Quizás por eso he entrado en la academia, estoy cansada de vivir sin emoción, y entrando en la División podré ayudar a alguien más que a mí.-hizo una pausa y miró hacia el cielo-Tú?
-Igual, ningún trauma grave supongo...-cerró un momento los ojos y pidió disculpas mentalmente a su amigo, no quería que Megg sintiera pena por él- Nací en un bonito piso en Manhattan, tengo dos hermanos menores sin contar a los gatos y al perro, las vacaciones siempre las pasaba fuera viajando, supongo que somos personas con suerte.
-Supongo.-coincidió ella, sin saber que decir.
Dan la miró de reojo, después de lo del coche había decidido que dejaría enfriar un poco la tensión que se había generado, pero parecía que el mundo y su corazón no estaban de acuerdo con eso, tenerla cerca, tan cerca, con su sonrisa y esos ojos clavados en el cielo.
-Nunca había visto salir el sol con alguien como tú...
Meggan sonrió para sí misma.
-Tienes razón, no hay otra como yo-le dio un codazo flojo, y siguió fijando su mirada en el sol naciente.
Dan la miró a los ojos, el sol hacia que estos brillaran y fuesen más hermosos de lo que ya eran, no pudo controlar sus sentimientos y colocó su mano en la una de las mejillas, acercándose para poner sus labios encima de los de ella.
Megg leyó sus intenciones y antes de que pudiera sellar el beso, le puso su cerveza en la boca de él.
-Te intentas aprovechar de una pobre italiana de pueblo, que fuerte.
Él no se enfadó cuando notó la cerveza en sus labios y las palabras de ella entraron por sus oídos, únicamente pudo intentar disimular con una sonrisa.
-Solo intento recuperar lo que una vez me robaste, pueblerina.
Megg alejó la cerveza y bebió un trago, tenía que ser su imaginación pero la bebida mezclada con la saliva de Dan, le supo mucho mejor.
-Qué te robé?
Él iba a responder el corazón, pero no quería que ella marchase corriendo de allí, así que se tumbó en el suelo, quitando importancia al asunto y dijo:
-Me robaste un beso a traición y quería recuperarlo, de verdad creo que me debes uno.
Ella no pudo evitar lamentarse cuando él se separó.
-Es que un beso robado vale el doble que uno legal.
-Así que me debes dos besos, más uno rechazado que eso me suma tres por pena...en total las matemáticas me dicen que me debes cinco besos... te voy arruinar Megg-dijo él con una sonrisa, cerrando sus ojos y dando un trago largo a la cerveza esperando que esta le ayudara a sobrellevar el momento
Ella no se movió, y se quedó allí sentada.
-Si los quieres tendrás que robarlos, yo no volveré a tocar tus labios...ahora me doy cuenta de que mentí, sí que tengo un trauma, fue haberte besado-le dijo provocándolo al fingir sentirse asqueada.
-Ves? Ya tenemos algo en común!!- exclamó divertido-No sabes lo horrible que es que una fiera te ataque de esa forma, es una experiencia cercana a la muerte...
Meggan siguió retándolo, para ver si la fuerza de voluntad de él flaqueaba.
-Si piensas que un pico es mi lado salvaje...-paró, dejándolo en el aire.
-Si no hay nada que demuestre lo contrario señorita...los hechos hablan por si solos - dijo con pose de abogado y con una sonrisa pillina para terminar.
-Si yo soy culpable, el presunto ladrón es inocente, no se atreve a robar grandes tesoros.-lo miró fijamente.
Dan no pudo controlar lo que ocurrió a continuación.
Desde del suelo, atrapó a Meggan y la atrajo hacia él con fuerza y antes de que ella pudiera protestar, la besó. No fue un pico, la besó de verdad, con furia y pasión. Luego, se separó con un dulce beso. Un fino contacto de labios y esperó a la respuesta de ella.
Megg mandó sus voces interiores a la mierda, y jugueteó con la lengua de Daniel, peleando con intensidad e incluso con una pizca de violencia por tomar el control del caliente ósculo. Se apoyó cómodamente encima de su cuerpo duro, mientras le apresaba con autoridad las manos.
Él sonrió y se incorporó con fuerza, haciendo que ambos quedaran sentados, aunque claro, ella encima de él. Sin separar sus labios de la piel de Meggan, empezó a besar su mandíbula y bajó suavemente hasta el cuello mientras notaba como las manos de ella le apretaban con fuerza.
Lo ayudó a quitarse la camisa, y le acarició la piel ahora expuesta a sus atenciones y al aire fresco de la mañana.
Dan se levantó cargándola, ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura y le acarició el pelo. Poco a poco e intentando no tropezar con nada, llegaron hasta la habitación de ella. Una vez allí la dejó en la cama y se colocó encima suyo mientras se desasía de la camisa de Megg.
Ella sonrió y le atrapó el carnoso labio inferior entre los dientes, para producirle así un erótico pinchado de dolor.
-Sacando tu lado violento, señorita Tette??-le preguntó sonriendo ante la mordedura y mirando con un descaro divertido el sujetador rojo mientras le ponía las manos detrás de la espalda para desabrochárselo.
Megg impidió que lo hiciera juguetonamente, y bajó una mano hasta las partes nobles de Dan, estrujándoselas suavemente.
-No, aún es mi lado de angelito.-soltó una carcajada al ver la expresión de él y continuó riéndose sin poder parar.
-Así que lado Angelical eh??-le dijo desafiante, la agarró con fuerza y rodó con ella por la cama, besándola con ímpetu, bajando por sus pechos, su tripa hasta llegar a los pantalones, los cuales le quitó con cuidado, pero sin perder la pasión-Eres demasiado suave pequeño saltamontes, pero tranquila, aún me debes cuatro besos.
Ella le puso un dedo en el pecho e hizo que se tumbara en la cama, centrándose en el cinturón de Dan.
-Sólo hay un pequeño saltamontes aquí-le dijo insinuante mientras le bajaba la bragueta, pero justo cuando estaba apunto de liberar la necesidad de Dan, su móvil sonó con estruendo por toda la habitación.
Se miraron a los ojos. Ninguno de los dos sabía que hacer hasta que Dan cerró los ojos con rabia y echó la cabeza para atrás.
Megg pasó al principio del móvil, pero al escuchar la insistencia de su interlocutor, decidió separarse de Dan. Cogió el móvil y entró en el baño cerrando la puerta. Por qué la había cerrado? No tenía ni idea, pero habían desaprovechado la oportunidad y la función había tocado a su fin.
Dan dejó ir un suspiro al aire, se levantó de la cama y cogió su camiseta del suelo, después de ponérsela se quedo quieto un momento intentando de alguna forma que Megan saliese en cualquier momento y le saltase encima pero tenía el extraño convencimiento que eso no ocurriría así que salió en silencio de la habitación sabiendo que la había cagado al máximo.
Megg se apoyó contra la puerta de madera del baño y descolgó.
-Porca troia!!!-exclamó con enfado cuando le contestó e teléfono a su hermano.
-Te he despertado -le preguntó Aidan, con tono de disculpa.
Megg suspiró e intento disimular.
-Tú que crees, genio Está amaneciendo.
-Lo siento, pero no sé si más tarde podría llamarte. Te has quedado en la academia
Intentó recuperar el aliento, y decidió que era mejor decirle media verdad, pues podría ser que hubiera llamado a la academia antes.
-No, he venido con… Dan...Danielle...una compañera a la cabaña de sus padres, nos hemos hecho muy buenas amigas.-y tanto pensó.
-Me alegro….Es buena chica
Megg reconoció el tono de no haberle creído ni una palabra a Aidan, e intentó desarrollar rápidamente otra estrategia.
-En realidad, es una puta barata, nos estamos drogando y nos hemos tirado a dos tíos que pasaban por la carretera, puede que uno me haya dejado embarazada-suspiró sonoramente-Aidan que no tengo cinco años, confía en mí.
-Confío en ti, en los demás no. Bueno, te llamaré pasado mañana y hablaremos más, de acuerdo
-Va bene, ci risentiamo.
- Ci sentiamo.
Ella colgó primero, y no tuvo el valor de comprobar si Dan seguía esperándola, lo había fastidiado y ahora no sabía que hacer. Abrió el agua de la ducha y se metió bajo su regadío, pues el calor que le había producido aún no se había disipado.
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Espero que os guste
Rose colgó la foto de Jake en la pared, junto a las demás de todos sus compañeros y personas importantes. Le encantaba su pared de fotografías. Llena de rostros y recuerdos. Era su pared favorita junto a la de pintura, la cual pintaba cada semana con dibujos diferentes. Solamente le quedaba una foto por hacer, la del otro nuevo. Pero ya se la haría al día siguiente.
Decidió llamar a casa, hacía tiempo que no hablaba con su familia y allí era mucho más temprano así que no habría problema. Fue al comedor donde tenía el teléfono y marcó el número de su casa en Texas. Era un teléfono antiguo, con cable. Le gustaban las cosas antiguas, no estaba muy hecha para la tecnología.
El teléfono empezó a sonar y enseguida se oyó una voz al otro lado de la línea.
- ¿Diga? – dijo su hermano.
- ¡Tom! ¡Soy yo!
- ¿Rose? Quieres hacer el favor de utilizar el teléfono como Dios manda – dijo suspirando Tom desde la otra línea.
- No, no me gusta. Esto es como Dios manda – se quejó ella.
- Te instalé en ese teléfono tuyo el botón de video llamada, así que utilízalo.
Rose suspiró con resignación y clicó un botón que desentonaba en el teléfono. El televisor se encendió y apareció la cara de su hermano en él.
- Cada día estás más feo – dijo Rose riendo.
- Jaja, muy graciosa, tu cada día tienes la casa peor – contestó él.
- No te llamo para que cotillees mi casa. ¿Cómo que estás en casa y no en la universidad?
- Empiezo en octubre.
- Qué bien viven algunos…
- Tú calla que papá y tío Colin me están matando a trabajar en la granja. Deberías pasarte un día.
- Sí, me gustaría volver a montar a Paul y Ringo.
- Sigo sin entender como pudisteis ponerle esos nombres a unos caballos tan majestuosos…
- Haber estado allí.
- No había nacido.
- Escusas, todo escusas. Por cierto ¿dónde están papá y tío Colin?
- Han ido a pueblo a comprar.
- ¿Les dejas hacer la compra solos?
- Son mayorcitos ¿no crees?
- La última vez que les dejé hacer la compra solos volvieron con tres tractores nuevos que es vendió el viejo Chill asegurándoles seis años de garantía. Duraron una semana.
Tom se quedó un momento en silencio.
- Creo que iré con la moto a ver como están. ¡Nos vemos luego!
- ¡Hasta la próxima! – dijo riendo Rose, y después colgó.
"Bueno ¿Qué puedo hacer ahora?" se preguntó Rose. Entonces pensó que salir a correr sería lo mejor, no quería quedarse encerrada en casa, necesitaba pensar. Pero entonces se le ocurrió una mejor idea.
Se vistió con ropa de deporte, se puso la pistola en la rodilla bien sujeta, se puso en el bolsillo trasero la placa de la ICD y salió de casa. La calle estaba bastante desierta, pero como era la 1 de la mañana de un día laborable pensó que era normal. Antes de empezar a correr hizo un breve calentamiento, y enseguida se puso en movimiento.
Rose cogió el móvil, buscó el número de Jake y esperó a que él contestara.
Jake: ¿Si? - respondió, sin abrir los ojos y con voz pastosa.
- Eh Pecas, asómate a la ventana - contestó Rose.
Jake: ¿Que me asome? - entreabrió los ojos y frunció el ceño. - ¿Ahora? ¿Por qué?
- ¡Tu asómate y verás! - insistió ella.
Jake resopló, alargó la mano para alcanzar las gafas y se levantó de la cama mientras se las ponía. Apartó la cortina y se asomó.
Jake: ¿Rose? - exclamó al verla. Luego abrió la ventana, colgó la llamada y se asomó. - ¿Qué haces? Son las 2.
- ¡He venido a buscarte! ¡Nos vamos a correr! ¡Baja!
Jake: Odio correr, así que ni lo sueñes.
- ¿Odias correr? ¡Pues que gran trabajo has escogido! ¿No te dijeron en la academia que investigar conlleva pistolas y carreras? ¡Baja o subiré yo a por ti!
Jake: ¿Por qué crees que me fui antes de acabar la academia? Ve sola. Las dos es la hora en la que duermo como un tronco.
- Vale, chillaré y levantaré a todo el barrio si no bajas.
Jake: ¿Pero para qué quieres que baje, pesada?
- ¡Para ir a correr, ya te lo he dicho!
Jake: Me debes un refresco. - dijo, cediendo.
Y salió al pasillo despeinado y en pijama, cogió las llaves de casa y salió a la calle.
- ¡Así me gusta! ¿Coca-cola o eres más de Pepsi? - dijo ella sonriendo al verle salir.
Jake: Soy de Coca Cola. Odio correr - repitió. - Esto ha sido un medio secuestro, que lo sepas.
- ¿Y contra quien tendré que comparecer? - dijo riendo - Tu has salido por tu propio pie y con tu elegante pijama.
Jake: Voy a hacer como que corro hasta la esquina y luego me vuelvo a la cama.
- De eso nada, tú te vienes a correr un rato conmigo. - dijo Rose volviendo a hacer calentamientos - luego ya te traeré de vuelta a casita para que duermas con tus peluches.
Jake: A ver, pero ¿qué es lo que pretendes? ¿Torturarme?
- Si quisiera torturarte te habría despertado con agua helada. Simplemente quiero correr y hablar un rato, no es el fin del mundo.
Jake: Me cuesta mucho hablar mientras corro. Luego me da flato.
- Porque no estás acostumbrado a correr, creo que tendré que sacarte de la cama más a menudo. Deberías hacer calentamientos, por cierto. - dijo ella señalándole.
Como respuesta a lo que le había dicho Rose, Jake se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, como un niño pequeño que no conseguía la piruleta que quería.
Rose rodó los ojos y cruzó los brazos.
- ¿Vas a quedarte ahí toda la noche?
Jake: No. En cuanto te vayas, volveré a la cama.
- No tengo la intención de irme sin ti.
Jake: De acuerdo. Pues siéntate conmigo. Podemos dormir en la acera.
Rose rió pero no se sentó.
- Bueno, pues voy a tener que ir a vigilar yo sola... - dijo girándose, despreocupada.
Jake: De acuerdo, no te preocupes por mí. Ha sido una visita agradable, pero no vuelvas a despertarme o te enterarás. Algún día me tocará devolvértela.
- Ya me has despertado esta mañana - se quejó ella - Creo que tendré que usar mis armas maléficas para convencerte entonces.
Jake: Inténtalo. - dijo, sonriente.
- Tengo la colección de videojuegos más grande que hayas visto jamás - dijo alzando las cejas.
Jake entrecerró los ojos, intentando averiguar si era un farol.
Jake: No creo que supere a la mía.
- ¿Que te apuestas?
Jake: ¡Que ya te lo he dicho, que yo no apuesto!
- ¡Dios mío pero que soso eres! ¡Pues ala quédate aquí mientras yo voy en búsqueda del asesino! - exclamó bufando.
Jake: Venga, corre. - bostezó mientras le hacía un gesto con la mano.
Rose le lanzó una mirada de odio y se giró, decepcionada.
Jake: Joder, como te odio ahora mismo. - dijo, cediendo finalmente aquella mirada, y se puso de pie.
Rose sonrió triunfante y se puso en marcha.
- Si quieres vamos lentos, para que no te entre el flato - dijo Rose soltando una risita.
Jake: Si quieres podemos ir andando.
- Hacemos un trato: media hora corriendo y luego andamos. ¿Qué te parece?
Jake: Me parece justo.
Rose sonrió y empezó a correr, con un malhumorado Jake siguiéndole el paso. Estuvieron un buen rato corriendo, pasando manzanas y parques. Finalmente la alarma del reloj de Rose sonó, la media hora había pasado. Haciendo una mueca de desaprobación empezó a bajar el paso y volvió a hacer estiramientos.
- ¿A que no ha sido tan horrible? - preguntó girándose hacia Jake. - Hemos ido lentos.
Jake: Odio correr. - repitió jadeando.
- Sí, eso ya lo he oído las diez primeras veces - dijo riendo - Creo que ahí hay una fuente - dijo señalando un parque cercano - Mejor bebamos algo antes de que te mueras.
Él le sacó la lengua y la siguió.
Rose le devolvió el gesto y también sacó la lengua. Cuando acabaron de beber continuaron caminando hacia el barrio donde se habían encontrado los cadáveres de los niños.
- ¿Te has recuperado ya? - preguntó Rose burlona.
Jake: Si. Pero no me hace ninguna gracia que mañana tenga que madrugar. Me has quitado horas de sueño.
- No seas niño pequeño - se burló Rose - estas son las mejores horas para investigar.
Jake: Por supuesto. Nada como investigar en mitad de la oscuridad.
- Para eso existe la luz artificial - contestó Rose - no es lo mismo, pero no hay el estrés del día y nadie te dice si puedes o no investigar a tu manera.
Jake: Lo que tu digas. ¿Qué quieres mirar exactamente? No encontramos nada ayer.
- Eso ya lo veremos sobre la marcha, ten más espíritu aventurero Jake.
Jake: Es difícil a las tres de la mañana.
- Lo que tu digas - dijo moviendo la mano - ¿Por dónde estamos? ¿Estamos cerca, no?
Jake: ¿De donde aparecieron los cadáveres? Está por ahí. - señaló una de las calles.
De repente Rose paró de caminar.
- ¿Has escuchado eso? - le preguntó a Jake poniendo una expresión seria.
Jake: ¿El qué?
- Me ha parecido oír movimiento por ahí - dijo señalando el lado opuesto de la calle.
Jake: Vamos a mirar.
Se acercaron silenciosamente al lugar de donde procedía el ruido. Rose cogió la pistola que llevaba atada al tobillo y la tubo preparada.
Cuando llegaron al callejón una sombra se movió y de repente se puso a correr.
Rose empezó a perseguirla, aunque le llevaba mucha ventaja. Al girar la esquina vio como la sombra subía a un coche y arrancaba. Intentó quedarse con la matrícula pero por la oscuridad solo alcanzó a leer el último número "3".
Dio una patada a la pared, frustrada, y volvió a donde estaba Jake.
- Gracias por tu ayuda - dijo sarcásticamente - ¿Pasa algo? - preguntó Rose preocupada al ver la cara horrorizada de Jake.
Jake: Ese hombre, es el asesino. Mira ahí. - dijo, mientras se acercaba a un bulto tirado en el suelo.
Rose se acercó al bulto, envuelto en una sábana, y lo destapó con el borde de su camiseta.
Ante sus ojos apareció una niña pelirroja, de unos 9 años, con los ojos abiertos en expresión de horror. Rose se apartó instintivamente y miró a Jake. Luego volvió a acercarse a ella y comprobó si aún respiraba. Estaba muerta.
- Tenemos que llamar a urgencias - dijo levantándose.
Como respuesta, Jake sacó su teléfono y marcó el teléfono de emergencias.
Al cabo de unos minutos una ambulancia se llevaba el cuerpo de la niña.
- Será mejor que vayamos a casa, mañana tenemos que ir a la morgue - dijo Rose, sin ápice de broma en su tono.
El no dijo nada, solamente asintió, siendo consciente de la gravedad del asunto.
Rose llegó a la morgue bostezando, con dos cafés para llevar. Abrió la puerta con el pie y se encontró a Jake medio dormido sentado en uno de los bancos.
- Eh, despierta - dijo acercándose a él - siento lo de ayer, te he traído café.
Jake: Gracias, pero no te perdono. - cogió el café y le dio un buen trago.
- No me podrás odiar siempre, eres mi compañero y tenemos que llevarnos bien - dijo sacando la lengua.
Jake: Tienes suerte de que mis enfados duran más bien poco. Pero por ahora, tengo sueño y estoy enfadado contigo. - se levantó las gafas y se rascó uno de sus ojos.
- Eres como un niño pequeño - se rió sin malicia Rose - ¿Preparado para entrar? - dijo señalando la puerta por donde entrarían a ver el cadáver.
Jake: Eso dice mi padre también. - resopló, se puso en pie y dijo: - De acuerdo, entremos.
Rose abrió la puerta y entraron en una sala blanca, con instrumentos médicos y una mesa grande con el pequeño cadáver de la niña en medio. A su lado había una chica morena, de ojos azules profundos y aire despistado.
- Alice - dijo Rose entrando - ¿Qué tenemos?
Alice la miró a ella y luego pasó sus ojos hacia Jake.
- ¡Oh! Disculpa. Alice este es Jake Logan, Pecas, esta es Alice Braft.
Jake: Encantado. - dijo, tendiéndole la mano, con una afable sonrisa.
Alice miró la mano y la ignoró.
- Encantada - dijo volviéndose a fijar en el cadáver.
- No te lo tomes a mal - susurró Rose - es así con todos. Es muy rara, pero un genio.
- Anne Lawrence, 10 años. Ha muerto igual que los otros, no hay signos de abuso y no hay cerebro.
- ¿Has encontrado algún resto de ADN? - preguntó Rose.
- Nada fuera del de la niña y su familia. Ese tío es bueno - contestó Alice.
- He revisado las denuncias y esa niña había desaparecido la noche anterior, cada vez es más rápido... - dijo Rose preocupada.
Jake: ¿Y el dibujo? - dijo Jake, cayendo en la cuenta.
- Aun no lo han encontrado... - contestó Rose.
Jake: Tiene que estar en alguna parte.
- ¿Quieres volver a la escena del crimen? - preguntó Rose.
Jake: De acuerdo.
Se despidieron de Alice, que igualmente les había dejado de prestar atención y se había puesto a examinar unos ojos de un tarro, y salieron de ahí.
Rose condujo el coche hacia la escena del crimen, la cual estaba encintada y donde aun había algunos policías. Enseñaron sus placas de la ICD y entraron.
- ¿Por dónde empezamos? No hay contenedor ¿Dónde ha podido esconder el dibujo el asesino?
Jake: Pero es que los otros dibujos no estaban escondidos. - dijo. - Los debía considerar basura, porque estaban en un contenedor y arrugados. Quizá no los escondió a propósito.
Rose se quedó unos momentos pensando.
- No es una mala teoría... ¿Pero entonces por qué tirar los dibujos al lado de los cadáveres? ¿Y por qué no lo ha hecho esta vez?
Jake: Porque no había contenedor. Quizá sea un hombre que recicla.
Rose rodó los ojos.
- ¿Cómo quieres que recicle si los echa en el contenedor común? Además, en todas las escenas deja el cadáver al lado de un contenedor. Esta vez ha cambiado.
Jake se quedó pensando.
Jake: ¿Está Alice totalmente segura de que el cadáver está en las mismas condiciones que los otros?
- Supongo ¿Por? - preguntó Rose con curiosidad.
Jake: Porque si ha cambiado el lugar donde dejar el cadáver, lo normal sería que cambiase también algo en el cadáver, ¿no crees?
- ¿Quieres decir un cambio de MO? (MO es corto de Modus Operandi, por si a caso no lo sabeis)
Jake: Exactamente.
- ¿Cómo exactamente?
Jake: Esto parece un diálogo de besugos. ¿Por qué cambiaría el lugar dónde dejar al cadáver? Si yo fuera un asesino, lo haría porque intento dejar claro que hay algo diferente en esa víctima, que no es como las demás.
- Mmm... Cierto. - dijo Rose pensativa - ¿Y sí... y si sí que hay un dibujo? - dijo mirando a Jake - ¡¿Y si el hecho de no necesitar container es que lo ha escondido en un lugar completamente distinto?
Jake: Puede ser, pero ahí está el dilema inicial. ¿Y si no lo está escondiendo? Igual lo arrojó a una papelera cercana.
- ¿Pero y si es como has dicho? ¿Y si hay algo en la víctima que Alice no ha visto? ¿Y si el dibujo está en ella?
Jake se la quedó mirando pensativo.
Jake: Tienes razón. Igual no encontró sitio para tirar el dibujo, y lo tiene la niña.
- No me refiero a eso, a lo mejor lo guardó en ella a propósito, ha alcanzado otro nivel... Voy a llamar a Alice - dijo mientras cogía el móvil, marcaba el número de la forense y llamaba - Alice, soy Rose ¿Has encontrado algo más en el cadáver de la niña? ¡¿Sí?! ¡¿Y por qué no nos has avisado?! Ya ya, nadie ha preguntado... Bueno, lo que tu digas, vamos para allá - entonces colgó haciendo una mueca - Ha encontrado algo más, pero no me ha querido decir más, tendremos que volver.
Jake asintió y no dijo nada. Simplemente, la siguió en dirección al coche.
Cuando llegaron a la morgue Alice estaba examinando un cráneo de lo que parecía un ratón. Rose y Jake se dedicaron una mirada cómplice. Entonces rose forzó una tos.
- Fascinante - dijo Alice sin dejar de mirar el cráneo - fascinante.
- Alice...
- Oh sí, la niña, la niña - dijo levantándose y yendo al lado del cadáver - he encontrado esto en su cráneo. No lo vi al principio porque estaba escondido entre el hueso y el músculo. Es muy habilidoso para poder haber hecho eso - dijo admirada tendiéndoles una bolsa con jn papel dentro - es un dibujo, lo he secado para colgarlo en la pared.
- No te lo puedes quedar, Alice, es una prueba - dijo lentamente Rose, cogiendo la bolsa - lo siento.
- No importa, ya tengo una colección de cráneos, no necesito una de dibujos - dicho esto volvió a lo que estaba haciendo antes.
Rose miró a Jake e intentó no reír. Luego salieron juntos de la morgue.
- ¡Sabía que tenía que haber un dibujo! - dijo Rose tendiéndoselo a Jake.
Jake: Es igual de feo que los otros. - lo examinó.
- Tu siempre tan simplón - se quejó Rose - esta vez no hay una sola niña, ¿No? ¿Ese bulto oscuro de ahí que es?
Jake: Parece... ¿una sombra? - se acercó el papel a la cara y se levantó las gafas para poder verlo mejor.
- ¿Una sombra de qué? - preguntó extrañada, pero entonces su barriga empezó a hacer sonidos - Ugh, que hambre. ¿Quieres ir a comer algo?
Jake: Tú comes, yo te miro. Según mi padre: "El desayuno es la comida más importante del día y de esta casa no sale nadie sin que los hidratos le lleguen hasta las orejas"
Rose rió.
- ¿No te ha hablado tu padre del almuerzo? Es ese momento maravilloso del día entre el desayuno y la comida en el que puedes comer más.
Jake: Conozco bien el almuerzo. Me pegaban para quitármelo. - sonrió. - Mi madre me decía que era porque mi bocadillo era más rico que el de los demás.
- Niños, no saben hacer otra cosa que pegar y robar - dijo Rose con una sonrisa cómplice.
Jake: No solo los niños. - comentó, algo avergonzado. - Dejaron de pegarme como quien dice cuando fui a la universidad.
- ¡Eh! Entonces eres de los míos - dijo ella rodeándole con el brazo - Pero yo siempre intentaba devolverles los tortazos.
Jake: Yo ni me lo pensaba. No entraba en ninguno de mis planes, a menos que quisiera morir.
- A mi me jodía demasiado que la gente fuera tan estúpida y acababa en la enfermería, pero valía la pena - dijo sonriéndole tristemente - Pero bueno, el pasado en el pasado se queda. ¿Seguro que no quieres un bocadillo? Yo creo que me comeré mejor unos huevos fritos, no estoy muy segura.
Jake: No, gracias. No tengo hambre. Pero si me tomaría una Coca-Cola.
- ¡Oh, es cierto, que te debo una coca-cola! Pues anda, vámonos o los muertos nos acabarán echando.
Jake: Vale, pues vámonos a una cafetería.
- Hay una aquí cerca que suelen frecuentada estudiantes jóvenes y guapas, y hacen muy buenos desayunos también - dijo Rose cogiendo a Jake del brazo y arrastrándole a la salida con energía.
Si alguien quiere continuar con la pista del dibujo que lo haga
Espero que os haya gustado, creo que ha quedado corto pero en fin...
Colgaré la ficha del personaje de Alice ahora, es uno de estos personajes que podemos utilizar todas como nos de la gana (Y sí, es la hija de Dorian, me hacía ilusión )
Rose colgó la foto de Jake en la pared, junto a las demás de todos sus compañeros y personas importantes. Le encantaba su pared de fotografías. Llena de rostros y recuerdos. Era su pared favorita junto a la de pintura, la cual pintaba cada semana con dibujos diferentes. Solamente le quedaba una foto por hacer, la del otro nuevo. Pero ya se la haría al día siguiente.
Decidió llamar a casa, hacía tiempo que no hablaba con su familia y allí era mucho más temprano así que no habría problema. Fue al comedor donde tenía el teléfono y marcó el número de su casa en Texas. Era un teléfono antiguo, con cable. Le gustaban las cosas antiguas, no estaba muy hecha para la tecnología.
El teléfono empezó a sonar y enseguida se oyó una voz al otro lado de la línea.
- ¿Diga? – dijo su hermano.
- ¡Tom! ¡Soy yo!
- ¿Rose? Quieres hacer el favor de utilizar el teléfono como Dios manda – dijo suspirando Tom desde la otra línea.
- No, no me gusta. Esto es como Dios manda – se quejó ella.
- Te instalé en ese teléfono tuyo el botón de video llamada, así que utilízalo.
Rose suspiró con resignación y clicó un botón que desentonaba en el teléfono. El televisor se encendió y apareció la cara de su hermano en él.
- Cada día estás más feo – dijo Rose riendo.
- Jaja, muy graciosa, tu cada día tienes la casa peor – contestó él.
- No te llamo para que cotillees mi casa. ¿Cómo que estás en casa y no en la universidad?
- Empiezo en octubre.
- Qué bien viven algunos…
- Tú calla que papá y tío Colin me están matando a trabajar en la granja. Deberías pasarte un día.
- Sí, me gustaría volver a montar a Paul y Ringo.
- Sigo sin entender como pudisteis ponerle esos nombres a unos caballos tan majestuosos…
- Haber estado allí.
- No había nacido.
- Escusas, todo escusas. Por cierto ¿dónde están papá y tío Colin?
- Han ido a pueblo a comprar.
- ¿Les dejas hacer la compra solos?
- Son mayorcitos ¿no crees?
- La última vez que les dejé hacer la compra solos volvieron con tres tractores nuevos que es vendió el viejo Chill asegurándoles seis años de garantía. Duraron una semana.
Tom se quedó un momento en silencio.
- Creo que iré con la moto a ver como están. ¡Nos vemos luego!
- ¡Hasta la próxima! – dijo riendo Rose, y después colgó.
"Bueno ¿Qué puedo hacer ahora?" se preguntó Rose. Entonces pensó que salir a correr sería lo mejor, no quería quedarse encerrada en casa, necesitaba pensar. Pero entonces se le ocurrió una mejor idea.
Se vistió con ropa de deporte, se puso la pistola en la rodilla bien sujeta, se puso en el bolsillo trasero la placa de la ICD y salió de casa. La calle estaba bastante desierta, pero como era la 1 de la mañana de un día laborable pensó que era normal. Antes de empezar a correr hizo un breve calentamiento, y enseguida se puso en movimiento.
***
Rose cogió el móvil, buscó el número de Jake y esperó a que él contestara.
Jake: ¿Si? - respondió, sin abrir los ojos y con voz pastosa.
- Eh Pecas, asómate a la ventana - contestó Rose.
Jake: ¿Que me asome? - entreabrió los ojos y frunció el ceño. - ¿Ahora? ¿Por qué?
- ¡Tu asómate y verás! - insistió ella.
Jake resopló, alargó la mano para alcanzar las gafas y se levantó de la cama mientras se las ponía. Apartó la cortina y se asomó.
Jake: ¿Rose? - exclamó al verla. Luego abrió la ventana, colgó la llamada y se asomó. - ¿Qué haces? Son las 2.
- ¡He venido a buscarte! ¡Nos vamos a correr! ¡Baja!
Jake: Odio correr, así que ni lo sueñes.
- ¿Odias correr? ¡Pues que gran trabajo has escogido! ¿No te dijeron en la academia que investigar conlleva pistolas y carreras? ¡Baja o subiré yo a por ti!
Jake: ¿Por qué crees que me fui antes de acabar la academia? Ve sola. Las dos es la hora en la que duermo como un tronco.
- Vale, chillaré y levantaré a todo el barrio si no bajas.
Jake: ¿Pero para qué quieres que baje, pesada?
- ¡Para ir a correr, ya te lo he dicho!
Jake: Me debes un refresco. - dijo, cediendo.
Y salió al pasillo despeinado y en pijama, cogió las llaves de casa y salió a la calle.
- ¡Así me gusta! ¿Coca-cola o eres más de Pepsi? - dijo ella sonriendo al verle salir.
Jake: Soy de Coca Cola. Odio correr - repitió. - Esto ha sido un medio secuestro, que lo sepas.
- ¿Y contra quien tendré que comparecer? - dijo riendo - Tu has salido por tu propio pie y con tu elegante pijama.
Jake: Voy a hacer como que corro hasta la esquina y luego me vuelvo a la cama.
- De eso nada, tú te vienes a correr un rato conmigo. - dijo Rose volviendo a hacer calentamientos - luego ya te traeré de vuelta a casita para que duermas con tus peluches.
Jake: A ver, pero ¿qué es lo que pretendes? ¿Torturarme?
- Si quisiera torturarte te habría despertado con agua helada. Simplemente quiero correr y hablar un rato, no es el fin del mundo.
Jake: Me cuesta mucho hablar mientras corro. Luego me da flato.
- Porque no estás acostumbrado a correr, creo que tendré que sacarte de la cama más a menudo. Deberías hacer calentamientos, por cierto. - dijo ella señalándole.
Como respuesta a lo que le había dicho Rose, Jake se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, como un niño pequeño que no conseguía la piruleta que quería.
Rose rodó los ojos y cruzó los brazos.
- ¿Vas a quedarte ahí toda la noche?
Jake: No. En cuanto te vayas, volveré a la cama.
- No tengo la intención de irme sin ti.
Jake: De acuerdo. Pues siéntate conmigo. Podemos dormir en la acera.
Rose rió pero no se sentó.
- Bueno, pues voy a tener que ir a vigilar yo sola... - dijo girándose, despreocupada.
Jake: De acuerdo, no te preocupes por mí. Ha sido una visita agradable, pero no vuelvas a despertarme o te enterarás. Algún día me tocará devolvértela.
- Ya me has despertado esta mañana - se quejó ella - Creo que tendré que usar mis armas maléficas para convencerte entonces.
Jake: Inténtalo. - dijo, sonriente.
- Tengo la colección de videojuegos más grande que hayas visto jamás - dijo alzando las cejas.
Jake entrecerró los ojos, intentando averiguar si era un farol.
Jake: No creo que supere a la mía.
- ¿Que te apuestas?
Jake: ¡Que ya te lo he dicho, que yo no apuesto!
- ¡Dios mío pero que soso eres! ¡Pues ala quédate aquí mientras yo voy en búsqueda del asesino! - exclamó bufando.
Jake: Venga, corre. - bostezó mientras le hacía un gesto con la mano.
Rose le lanzó una mirada de odio y se giró, decepcionada.
Jake: Joder, como te odio ahora mismo. - dijo, cediendo finalmente aquella mirada, y se puso de pie.
Rose sonrió triunfante y se puso en marcha.
- Si quieres vamos lentos, para que no te entre el flato - dijo Rose soltando una risita.
Jake: Si quieres podemos ir andando.
- Hacemos un trato: media hora corriendo y luego andamos. ¿Qué te parece?
Jake: Me parece justo.
Rose sonrió y empezó a correr, con un malhumorado Jake siguiéndole el paso. Estuvieron un buen rato corriendo, pasando manzanas y parques. Finalmente la alarma del reloj de Rose sonó, la media hora había pasado. Haciendo una mueca de desaprobación empezó a bajar el paso y volvió a hacer estiramientos.
- ¿A que no ha sido tan horrible? - preguntó girándose hacia Jake. - Hemos ido lentos.
Jake: Odio correr. - repitió jadeando.
- Sí, eso ya lo he oído las diez primeras veces - dijo riendo - Creo que ahí hay una fuente - dijo señalando un parque cercano - Mejor bebamos algo antes de que te mueras.
Él le sacó la lengua y la siguió.
Rose le devolvió el gesto y también sacó la lengua. Cuando acabaron de beber continuaron caminando hacia el barrio donde se habían encontrado los cadáveres de los niños.
- ¿Te has recuperado ya? - preguntó Rose burlona.
Jake: Si. Pero no me hace ninguna gracia que mañana tenga que madrugar. Me has quitado horas de sueño.
- No seas niño pequeño - se burló Rose - estas son las mejores horas para investigar.
Jake: Por supuesto. Nada como investigar en mitad de la oscuridad.
- Para eso existe la luz artificial - contestó Rose - no es lo mismo, pero no hay el estrés del día y nadie te dice si puedes o no investigar a tu manera.
Jake: Lo que tu digas. ¿Qué quieres mirar exactamente? No encontramos nada ayer.
- Eso ya lo veremos sobre la marcha, ten más espíritu aventurero Jake.
Jake: Es difícil a las tres de la mañana.
- Lo que tu digas - dijo moviendo la mano - ¿Por dónde estamos? ¿Estamos cerca, no?
Jake: ¿De donde aparecieron los cadáveres? Está por ahí. - señaló una de las calles.
De repente Rose paró de caminar.
- ¿Has escuchado eso? - le preguntó a Jake poniendo una expresión seria.
Jake: ¿El qué?
- Me ha parecido oír movimiento por ahí - dijo señalando el lado opuesto de la calle.
Jake: Vamos a mirar.
Se acercaron silenciosamente al lugar de donde procedía el ruido. Rose cogió la pistola que llevaba atada al tobillo y la tubo preparada.
Cuando llegaron al callejón una sombra se movió y de repente se puso a correr.
Rose empezó a perseguirla, aunque le llevaba mucha ventaja. Al girar la esquina vio como la sombra subía a un coche y arrancaba. Intentó quedarse con la matrícula pero por la oscuridad solo alcanzó a leer el último número "3".
Dio una patada a la pared, frustrada, y volvió a donde estaba Jake.
- Gracias por tu ayuda - dijo sarcásticamente - ¿Pasa algo? - preguntó Rose preocupada al ver la cara horrorizada de Jake.
Jake: Ese hombre, es el asesino. Mira ahí. - dijo, mientras se acercaba a un bulto tirado en el suelo.
Rose se acercó al bulto, envuelto en una sábana, y lo destapó con el borde de su camiseta.
Ante sus ojos apareció una niña pelirroja, de unos 9 años, con los ojos abiertos en expresión de horror. Rose se apartó instintivamente y miró a Jake. Luego volvió a acercarse a ella y comprobó si aún respiraba. Estaba muerta.
- Tenemos que llamar a urgencias - dijo levantándose.
Como respuesta, Jake sacó su teléfono y marcó el teléfono de emergencias.
Al cabo de unos minutos una ambulancia se llevaba el cuerpo de la niña.
- Será mejor que vayamos a casa, mañana tenemos que ir a la morgue - dijo Rose, sin ápice de broma en su tono.
El no dijo nada, solamente asintió, siendo consciente de la gravedad del asunto.
***
Rose llegó a la morgue bostezando, con dos cafés para llevar. Abrió la puerta con el pie y se encontró a Jake medio dormido sentado en uno de los bancos.
- Eh, despierta - dijo acercándose a él - siento lo de ayer, te he traído café.
Jake: Gracias, pero no te perdono. - cogió el café y le dio un buen trago.
- No me podrás odiar siempre, eres mi compañero y tenemos que llevarnos bien - dijo sacando la lengua.
Jake: Tienes suerte de que mis enfados duran más bien poco. Pero por ahora, tengo sueño y estoy enfadado contigo. - se levantó las gafas y se rascó uno de sus ojos.
- Eres como un niño pequeño - se rió sin malicia Rose - ¿Preparado para entrar? - dijo señalando la puerta por donde entrarían a ver el cadáver.
Jake: Eso dice mi padre también. - resopló, se puso en pie y dijo: - De acuerdo, entremos.
Rose abrió la puerta y entraron en una sala blanca, con instrumentos médicos y una mesa grande con el pequeño cadáver de la niña en medio. A su lado había una chica morena, de ojos azules profundos y aire despistado.
- Alice - dijo Rose entrando - ¿Qué tenemos?
Alice la miró a ella y luego pasó sus ojos hacia Jake.
- ¡Oh! Disculpa. Alice este es Jake Logan, Pecas, esta es Alice Braft.
Jake: Encantado. - dijo, tendiéndole la mano, con una afable sonrisa.
Alice miró la mano y la ignoró.
- Encantada - dijo volviéndose a fijar en el cadáver.
- No te lo tomes a mal - susurró Rose - es así con todos. Es muy rara, pero un genio.
- Anne Lawrence, 10 años. Ha muerto igual que los otros, no hay signos de abuso y no hay cerebro.
- ¿Has encontrado algún resto de ADN? - preguntó Rose.
- Nada fuera del de la niña y su familia. Ese tío es bueno - contestó Alice.
- He revisado las denuncias y esa niña había desaparecido la noche anterior, cada vez es más rápido... - dijo Rose preocupada.
Jake: ¿Y el dibujo? - dijo Jake, cayendo en la cuenta.
- Aun no lo han encontrado... - contestó Rose.
Jake: Tiene que estar en alguna parte.
- ¿Quieres volver a la escena del crimen? - preguntó Rose.
Jake: De acuerdo.
Se despidieron de Alice, que igualmente les había dejado de prestar atención y se había puesto a examinar unos ojos de un tarro, y salieron de ahí.
Rose condujo el coche hacia la escena del crimen, la cual estaba encintada y donde aun había algunos policías. Enseñaron sus placas de la ICD y entraron.
- ¿Por dónde empezamos? No hay contenedor ¿Dónde ha podido esconder el dibujo el asesino?
Jake: Pero es que los otros dibujos no estaban escondidos. - dijo. - Los debía considerar basura, porque estaban en un contenedor y arrugados. Quizá no los escondió a propósito.
Rose se quedó unos momentos pensando.
- No es una mala teoría... ¿Pero entonces por qué tirar los dibujos al lado de los cadáveres? ¿Y por qué no lo ha hecho esta vez?
Jake: Porque no había contenedor. Quizá sea un hombre que recicla.
Rose rodó los ojos.
- ¿Cómo quieres que recicle si los echa en el contenedor común? Además, en todas las escenas deja el cadáver al lado de un contenedor. Esta vez ha cambiado.
Jake se quedó pensando.
Jake: ¿Está Alice totalmente segura de que el cadáver está en las mismas condiciones que los otros?
- Supongo ¿Por? - preguntó Rose con curiosidad.
Jake: Porque si ha cambiado el lugar donde dejar el cadáver, lo normal sería que cambiase también algo en el cadáver, ¿no crees?
- ¿Quieres decir un cambio de MO? (MO es corto de Modus Operandi, por si a caso no lo sabeis)
Jake: Exactamente.
- ¿Cómo exactamente?
Jake: Esto parece un diálogo de besugos. ¿Por qué cambiaría el lugar dónde dejar al cadáver? Si yo fuera un asesino, lo haría porque intento dejar claro que hay algo diferente en esa víctima, que no es como las demás.
- Mmm... Cierto. - dijo Rose pensativa - ¿Y sí... y si sí que hay un dibujo? - dijo mirando a Jake - ¡¿Y si el hecho de no necesitar container es que lo ha escondido en un lugar completamente distinto?
Jake: Puede ser, pero ahí está el dilema inicial. ¿Y si no lo está escondiendo? Igual lo arrojó a una papelera cercana.
- ¿Pero y si es como has dicho? ¿Y si hay algo en la víctima que Alice no ha visto? ¿Y si el dibujo está en ella?
Jake se la quedó mirando pensativo.
Jake: Tienes razón. Igual no encontró sitio para tirar el dibujo, y lo tiene la niña.
- No me refiero a eso, a lo mejor lo guardó en ella a propósito, ha alcanzado otro nivel... Voy a llamar a Alice - dijo mientras cogía el móvil, marcaba el número de la forense y llamaba - Alice, soy Rose ¿Has encontrado algo más en el cadáver de la niña? ¡¿Sí?! ¡¿Y por qué no nos has avisado?! Ya ya, nadie ha preguntado... Bueno, lo que tu digas, vamos para allá - entonces colgó haciendo una mueca - Ha encontrado algo más, pero no me ha querido decir más, tendremos que volver.
Jake asintió y no dijo nada. Simplemente, la siguió en dirección al coche.
***
Cuando llegaron a la morgue Alice estaba examinando un cráneo de lo que parecía un ratón. Rose y Jake se dedicaron una mirada cómplice. Entonces rose forzó una tos.
- Fascinante - dijo Alice sin dejar de mirar el cráneo - fascinante.
- Alice...
- Oh sí, la niña, la niña - dijo levantándose y yendo al lado del cadáver - he encontrado esto en su cráneo. No lo vi al principio porque estaba escondido entre el hueso y el músculo. Es muy habilidoso para poder haber hecho eso - dijo admirada tendiéndoles una bolsa con jn papel dentro - es un dibujo, lo he secado para colgarlo en la pared.
- No te lo puedes quedar, Alice, es una prueba - dijo lentamente Rose, cogiendo la bolsa - lo siento.
- No importa, ya tengo una colección de cráneos, no necesito una de dibujos - dicho esto volvió a lo que estaba haciendo antes.
Rose miró a Jake e intentó no reír. Luego salieron juntos de la morgue.
- ¡Sabía que tenía que haber un dibujo! - dijo Rose tendiéndoselo a Jake.
Jake: Es igual de feo que los otros. - lo examinó.
- Tu siempre tan simplón - se quejó Rose - esta vez no hay una sola niña, ¿No? ¿Ese bulto oscuro de ahí que es?
Jake: Parece... ¿una sombra? - se acercó el papel a la cara y se levantó las gafas para poder verlo mejor.
- ¿Una sombra de qué? - preguntó extrañada, pero entonces su barriga empezó a hacer sonidos - Ugh, que hambre. ¿Quieres ir a comer algo?
Jake: Tú comes, yo te miro. Según mi padre: "El desayuno es la comida más importante del día y de esta casa no sale nadie sin que los hidratos le lleguen hasta las orejas"
Rose rió.
- ¿No te ha hablado tu padre del almuerzo? Es ese momento maravilloso del día entre el desayuno y la comida en el que puedes comer más.
Jake: Conozco bien el almuerzo. Me pegaban para quitármelo. - sonrió. - Mi madre me decía que era porque mi bocadillo era más rico que el de los demás.
- Niños, no saben hacer otra cosa que pegar y robar - dijo Rose con una sonrisa cómplice.
Jake: No solo los niños. - comentó, algo avergonzado. - Dejaron de pegarme como quien dice cuando fui a la universidad.
- ¡Eh! Entonces eres de los míos - dijo ella rodeándole con el brazo - Pero yo siempre intentaba devolverles los tortazos.
Jake: Yo ni me lo pensaba. No entraba en ninguno de mis planes, a menos que quisiera morir.
- A mi me jodía demasiado que la gente fuera tan estúpida y acababa en la enfermería, pero valía la pena - dijo sonriéndole tristemente - Pero bueno, el pasado en el pasado se queda. ¿Seguro que no quieres un bocadillo? Yo creo que me comeré mejor unos huevos fritos, no estoy muy segura.
Jake: No, gracias. No tengo hambre. Pero si me tomaría una Coca-Cola.
- ¡Oh, es cierto, que te debo una coca-cola! Pues anda, vámonos o los muertos nos acabarán echando.
Jake: Vale, pues vámonos a una cafetería.
- Hay una aquí cerca que suelen frecuentada estudiantes jóvenes y guapas, y hacen muy buenos desayunos también - dijo Rose cogiendo a Jake del brazo y arrastrándole a la salida con energía.
Si alguien quiere continuar con la pista del dibujo que lo haga
Espero que os haya gustado, creo que ha quedado corto pero en fin...
Colgaré la ficha del personaje de Alice ahora, es uno de estos personajes que podemos utilizar todas como nos de la gana (Y sí, es la hija de Dorian, me hacía ilusión )
egaara- Autor de best-seller
- Mensajes : 999
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Localización : Barcelona!
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Intentó abrir la puerta sin hacer ruido, con la intención de colarse en casa y subir hasta su dormitorio sin ser visto. Sin embargo, no lo consiguió, ya que una figura le esperaba sentada en el sofá, e interrumpía su trayecto sigiloso hasta su objetivo.
Simon: Esta mañana ha colado la excusa de que tenías prisa, pero ahora ya no sirve.
Jake: No empecemos, estoy cansado.
Simon: Te fuiste, de madrugada, con una persona a la que conoces desde hace menos de quince días, perseguiste a un asesino en serie y encontraste un cadáver. Y yo sin saber nada. ¿Cómo crees que me siento?
Jake: No lo se, dímelo tu. – se sentó en el respaldo de uno de los sofás.
Simon: Te hablo en serio, Jacob. – se levantó y se acercó a él. – No comprendes la gravedad de tu trabajo, lo cerca que has estado de morir.
Jake: ¿Y si muriese? ¿Qué pasaría?
Simon: ¿Que qué pasaría? – aumentó el volumen de voz. - ¿Qué mierda de pregunta es esa?
Jake: Si, Simon. Dime que me quieres igual que quieres a Anne. – mientras se le humedecían los ojos.
Simon: Os quiero a los dos exactamente igual, digas lo que digas.
Jake: Lo dices, pero no lo sientes. – dijo, con gravedad.
Luego, se fue hacia las escaleras, en dirección a su dormitorio, en el cual se encerró con un portazo.
***
A la mañana siguiente, no desayunó. Salió dos horas antes, para no tener que encontrarse con su padre, o cualquier otro miembro de la familia; no estaba de humor. Así que esperó en la entrada de una cafetería cercana a la ICD a que abriese las puertas, y luego se tomó un desayuno escaso, en comparación con lo que tomaba normalmente, mientras ojeaba el apartado de viviendas del periódico que había comprado a un hombre del metro.
Cuando acabó el desayuno, se fue a la ICD.
Cuando llegó, se acercó a su mesa, junto a la de Rose, y saludó:
Jake: Hola.
- ¡Ei! ¿Y esa cara que me llevas?
Jake: Odio mi casa. - dijo, resumiendo en tres palabras.
- ¿Ha pasado algo? - dijo Rose frunciendo el ceño, preocupada.
Jake: Lo de siempre. Mi padre se cree que tengo aún diez años, y mi hermana y mi madre prefieren no entrar al trapo. – luego le mostró el periódico. – Así que estoy buscando apartamento.
Rose cogió el periódico y lo examinó rápidamente.
- Todos estoy pisos son una mierda - dijo pensativa - Sabes, yo tengo espacio para otro inquilino en mi piso.
Jake: ¿En serio? Pero… No, no. Me buscaré una casa. No quiero ser una molestia. – luego señaló un apartamento que tenía rodeado. – Mira este. “Dos dormitorios, un baño, un salón, cocina y terraza. Al norte de Battery Park.”
- Que no, que te vienes a vivir conmigo. Yo también tengo terraza, y biblioteca, y una cocina con plantas. - insistió Rose.
Jake: ¿Estás segura de que no te importa? – dijo Jake, empezando a considerarlo buena idea.
- Si me importara no te lo hubiese dicho - rió Rose - ya verás, será genial, ¡Juntaremos nuestras colecciones de videojuegos y veremos Star Wars juntos!
Jake rió con ella, aunque siguió pensándolo. Le parecía buena idea, muy buena en realidad. Buenísima.
- ¿Sabes cocinar? Yo sé hacer huevos fritos y todo lo que sea desayuno, o carne a la barbacoa. Trabajé en un diner ¿lo sabías? Era una camarera genial. En cualquier caso hay un chino a la vuelta de la esquina y unos cuantos delis cercanos donde hay comida buena.
Jake: En resumen: solamente comes huevos fritos y comida asiática. ¿Y no tienes problemas de colesterol?
- No solo como chino y huevos fritos, ya te he dicho que en el deli hacen comida buena, como macarrones... o albóndigas. Y hago deporte, eso es sano ¿no?
Jake: Yo no hago deporte, y no subo de los sesenta kilos.
- Por que tus padres te miman con la comida, seguro... o tal vez has descubierto algun tipo de suero anti engordamiento. O tal vez es que practicas mucho sexo. O a lo mejor la complexión ¿el ADN? Qué más da, la cuestión es que no nos tenemos que preocupar por la comida porque se vive muy bien de huevos fritos.
Jake: Se vive muy bien hasta los cuarenta. Luego la cosa cambia. Y no es que me mimen… ni nada de lo demás. Es que yo como comida de verdad.
- ¿Y qué es para tí comida de verdad? - preguntó Rose burlona - ¿Verduras y fruta? Me aburren.
Jake: Di lo que quieras. - dijo burlón. - Viviré más tiempo que tú.
- No, porque cuando tengamos que correr para salvar nuestras vidas yo me salvaré y tu te ahogarás en tus verduras - dijo ella sacando la lengua.
Jake: Eso si aún puedes correr. O si cabes por la entrada de la casa. – se echó hacia atrás en su silla, divertido.
- Uuuuuy, te estás poniendo gallito conmigo ¿eh? - dijo Rose haciendo una mueca divertida - El deporte evita la gordura, listo.
Jake: Llegará un momento en el que el deporte no será suficiente para detener tu inevitable futuro de gordura y destrucción personal. - rió. - Y si te parezco gallito, deberías ver a mi padre cabrearse. Él si que es un gallito.
- Viene de familia entonces - rió Rose - pues llegará un momento en que tus verduras tampoco serán suficientes y tendrás que suplicarme para que te ayude a perder peso.
Jake: Eso nunca, me pondrías a correr por toda la ciudad.
- ¿Sólo por la ciudad? No, te pondría a correr por todo el estado, y luego, cuando estubieses en forma, por todo el país.
Jake echó la cabeza hacia atrás, riendo, y miró al techo, sin decir nada.
- ¿Estás seguro de que quieres irte de casa? - dijo Rose seriamente, pero con dulzura. Recordaba cuando ella se había venido a vivir a Nueva York y lo difícil que había sido al principio estar sin su família.
Él volvió a colocar derecha su cabeza y la miró, serio. Finalmente, respondió:
Jake: Si. – dijo, poco convencido, pero se rectificó y repitió, con total seguridad. – Si, seguro. – luego volvió a acomodarse en la silla, con las piernas cruzadas como un indio sobre la silla. – Además, parezco Calimero. No es que no haya salido del nido, sino que tampoco del cascarón.
Rose sonrió ampliamente, mirándole con una pizca de orgullo.
- Bien, pues, en cuando quieras empezamos la mudanza, Pecas.
Jake: Cuando quieras. Pero tiene que ser una mudanza rápida, como una operación sin anestesia. Rápida y efectiva, para que el dolor no se note. O si no, a mis padres les dará tiempo de amenazarme de alguna forma cruel y retorcida para que no me vaya.
- ¿Tienes muchas cosas? Podemos hacerla hoy mismo.
Jake hizo una imagen mental de sus cosas, y arrugó el ceño.
Jake: No me puedo mudar contigo. Apuesto que no te cabe todo lo que tengo.
- Mi piso es bastante grande... ¿Tantas cosas tienes?
Jake: En realidad, no. Pero es muy poco probable que te quepa un piano, un teclado, dos guitarras, un bajo, una batería y unos amplificadores.
Rose abrió los ojos sorprendida, no se esperaba lo que acababa de decir Jake.
- Cualquiera diría que odias la música... - dijo Rose - a ver, el piano lo podemos colocar en el salón, quedará bonito y todo. Por los demás intrumentos... tengo dos habitaciones libres, la que sería tu habitación y la que actualmente me sirve de trastero, podemos intentar quitar cosas de ahí y poner todos los instrumentos - rose se tocó la barbilla pensativa... podemos provar. Y si no a la terraza - dijo riendo.
Jake: ¿En serio? ¿Vas a descolocar tu casa entera para que me quepan los instrumentos? No estás de coña, ¿no? – preguntó, para asegurarse.
- No, no lo estoy, sería descortés dejarte en la calle ahora ¿no? Además, me gustaría probar esa batería tuya...
Jake: Si no sabes tocarla, podría enseñarte. – sonrió. Luego, sin perder la sonrisa, dijo: - Rose, gracias.
- De nada, Pecas - dijo ella sonriendo también.
***
Jake: Hola, mamá. – saludó al abrir la puerta de su casa, aún sabiendo que su padre también se encontraba dentro.
Madre: Que pronto vuelves hoy, ¿no? Tu padre aún no ha vuelto del banco. – dijo, desde la cocina. Se oyeron sus pasos descalzos por la losa de la casa. Cuando vio a Rose al lado de Jake, se acercó y dijo, sonriente: - Hola. Eres Rose, ¿verdad? Jake nos ha hablado de ti.
- Encantada señora Logan - dijo devolviendo la sonrisa - tiene usted una casa preciosa.
Madre: Muchas gracias. – respondió. – Aunque en realidad, no soy la señora Logan. Simon y yo no estamos casados. Pero llámame Anne.
- De acuerdo, Anne - contestó Rose.
Anne: Bueno, entrad. ¿Os preparo algo? ¿O habéis comido ya?
Jake: En realidad, mamá, veníamos por otra cosa.
Anne: Bien, ¿y qué es?
Jake: Voy a mudarme con Rose. Me viene a ayudar a recoger mis cosas. – levantó unas cajas de cartón plegadas que llevaba en la mano.
Anne se sorprendió ante las palabras de su hijo. Le miró, y luego miró a Rose. Finalmente, volvió a mirar a Jake.
Anne: Si es por lo que pasó ayer, no te preocupes. He hablado con él.
Jake: No, mamá. No es solo por lo de ayer. Es por todo. Y no te ofendas, pero ya tengo veintitrés años, y puedo valerme por mí solo.
Ella asintió, lentamente, comprendiendo perfectamente a su hijo. Al fin y al cabo, ella se había independizado a los diecinueve.
Anne: De acuerdo, en ese caso. – dijo, aunque realmente deseaba que Jake no se fuese, y que volviese a ser aquel niño pequeño que tocaba el xilófono. - ¿No vas a hablarlo con tu padre?
Jake: No me hace falta. Es mi decisión, no la suya. Gracias por entenderlo. – agradeció, esbozando una media sonrisa. Y se fue con Rose hacia su dormitorio.
- Se lo ha tomado bastante bien ¿No? - dijo siguiéndole. Se estaba poniendo un poco nerviosa.
Jake: No creas. Mi hermana Anne y yo lo llamamos “periodo de hibernación”. Parece que está tranquila, pero la sangre le está hirviendo. Así que más nos vale que salgamos pronto porque va a acabar despertando. – abrió la puerta de su habitación. – A veces, grita, a veces llora… Y a veces, todo junto. Me da miedo.
- Genial... - dijo Rose entrando en la habitación de Jake.
Jake: Y aquí está mi sitio de paz en esta casa. Las paredes están insonorizadas, para ni que se oiga desde fuera, ni yo desde dentro.
- Oh, genial - dijo acariciando la pared - Yo en Texas tenía que oír los ronquidos de mi padre y mi tío sí o sí - rió.
Jake rio.
Jake: No sabía que fueras de Texas. - comentó.
- Pues sí, provengo de una granja con vacas y caballos y un pueblo escondido en medio de la nada - contestó sentándose en la cama.
Jake: Mola. – comentó. – Yo he vivido en Nueva York toda la vida. No hay mucho que contar.
- Nueva York es genial, nadie te juzga, no como mi estúpido pueblo de imbéciles.
Jake: ¿De imbéciles? - se sentó en la cama junto a ella. – Deduzco entonces que no te gustaba vivir ahí.
- La granja de mi padre y mi tio era genial, pero la gente del pueblo... Bueno, sobretodo los jóvenes - dijo con una media sonrisa - no se puede decir que me cayeran muy bien.
Jake: ¿Con los que te peleabas?
- Bueno, sí, es una larga historia - dijo moviéndose un poco incómoda. No le gustaba hablar de ello, demasiados recuerdos dolorosos.
Jake supuso que no le contaría nada acerca de eso, así que se levantó y se acercó a la estantería donde estaban todos los libros, películas discos de música y videojuegos.
Jake: Voy a empezar a coger todo esto. – luego se giró. - ¿Me ayudas?
- Sí - dijo levantándose de golpe y ayudándole.
Juntos sacaron todo el contenido de las estanterías y lo fueron poniendo en las cajas que habían traído, hasta que la estantería quedó totalmente vacía.
- ¿Qué guardamos ahora? - preguntó Rose.
Jake: Elige. Ordenador y otros aparatos electrónicos, ropa o instrumentos.
- Instrumentos mejor lo dejamos para lo último, voto por ropa primero, luego ordenador y demases y luego instrumentos.
Jake: De acuerdo. Pero no va a caber todo en el coche. Vamos a tener que hacer dos viajes. – abrió el armario y repitió la misma operación que con los libros.
- ¿Cómo meteremos el piano? En mi coche no cabrá - dijo mientras ayudaba a Jake con la ropa.
Jake: No cabe ni de coña, es un piano de cola. Tendremos que dejarlo aquí.
- Nooo, siempre he querido tener un piano en mi salón - dijo Rose desilusionada.
Jake: A menos que… - pensó. – No, no se me ocurre nada. Tendríamos que contratar a una empresa de mudanzas. O alguien que tuviese un camión y nos ayudase.
Rose se quedó un momento pensando.
- Siempre podríamos... coger prestada una furgoneta de la ICD... será solo por unas horas... - sugirió Rose.
Jake: ¿Hablas de preguntarle a alguien que nos la deje… o a cogerla nosotros por nuestra cuenta?
- Nadie lo notará, seré cuidadosa.
Jake sonrió levemente.
Jake: ¿Estás segura? Podrías meterte en un problema por eso.
- Nahh, no será nada - dijo sonriendo. - Mejor me voy ya a buscarla ¿Crees que podrás empaquetar tu solo?
Jake: Si, ve. Pero que no te pillen.
Rose asintió y abandonó la habitación. Se despidió de la madre de Jake y se fue a buscar la furgoneta.
Mientras tanto, Jake vació el armario de ropa entero, zapatos y demás, dejando los trastos que no necesitaría en los próximos días en el armario.
Luego, empaquetó también el ordenador y el aparato de música. Se fijó en la Play Station 7 que había delante de un reluciente televisor. No le sería necesario si Rose la tenía. Por lo tanto, prefirió dejarla fuera hasta su regreso.
Rose llegó con la furgoneta y la aparcó delante de la casa de Jake. Entonces presionó el clacson para indicar a Jake que había llegado.
Este se asomó a la ventana. Cuando Rose salió de la furgoneta, gritó:
Los instrumentos menos la guitarra acústica están en el garaje. Bajo y los cargamos.
- ¡Vale! - contestó ella apoyándose en la furgoneta mientras esperaba que Jake bajara.
Juntos, entraron al garaje y desmontaron la batería para luego cargarla en la furgoneta. Repitieron la operación con el teclado, y luego metieron los amplificadores, los aparatos de sonido y el bajo. Finalmente, lo único que les quedaba por meter en la furgoneta era el gigantesco piano de cola.
Ayudándose de las ruedas de quita y pon del piano, le arrastraron lentamente por el garaje hacia la salida a la calle, y a base de un largo rato y fuertes tirones, consiguieron subirlo en la furgoneta.
***
La radio ponía en aquel momento “Umprising”, una canción de principios de siglo, y también una de sus favoritas. Sin poder evitarlo, se puso a cantarla y a llevar el ritmo con el pie. Sin embargo, nada podía quitarle de la cabeza las palabras que había pronunciado aquella misma mañana.
Debía formar frases nuevas para disculparse con su hijo. Pero… ¿cuáles? Sabía que no le perdonaría fácilmente, la tozudez le venía de la familia Logan. “Exáctamente igual que su tío”, pensó, sonriendo por dentro.
Acababa de decidir lo que iba a decirle, cuando llegó a su casa y vió una furgoneta negra aparcada delante. Dejó el coche justamente delante de ella y se acercó a la parte de atrás, donde dos personas cargaban unas cajas.
Simon: Buenos días. – se asomó. - ¿Sucede algo?
- Estamos cargando un piano, nada interesante - dijo Rose sin apartar la vista de lo que estaba haciendo.
Jake había reconocido a su padre por la voz, pero se alivió al darse cuenta de que estaba de espaldas y no podía verle. “Mierda”, pensó. “¿Qué hago ahora?”
Simon giró la cabeza y vió la puerta del garaje de su casa abierta.
Simon: ¿Por qué? – preguntó, sin entender.
- Pues por qué tenemos que trasladarlo, ¿No es obvio? - dijo Rose rodando los ojos y girándose al hombre - ¿Algun problema?
Simon la miró, con el ceño fruncido, pensando. Luego giró la cabeza hacia la otra persona, que estaba cerrando una caja con cinta aislante.
Simon: ¿Jake? – preguntó, deduciendo entonces lo que estaba pasando.
Él, a su vez, giró la cabeza también y se puso de pie.
Jake: ¿Si?
- ¿Es tu padre? - preguntó Rose desplazando la mirada de Jake a Simon y de Simon a Jake, dándose cuenta de que la había cagado.
Jake: Algo así. – le miró, con un ligero toque despectivo.
Simon: ¿Qué haces, Jake? – preguntó, ignorando a Rose y sabiendo muy bien la respuesta.
Jake: ¿No es obvio? Me mudo a casa de Rose.
Simon: ¿Quién diablos es Rose?
- Yo soy Rose - dijo Rose alzando la mano.
Él la miró de arriba abajo, con atención.
Simon: ¿Tienes novia y no me lo habías dicho?
- Nah, me van con más pecho - aclaró ella.
Jake: No es mi novia. – añadió él a su vez.
Simon: En ese caso, ¿por qué te mudas? ¿Por qué ahora?
Jake: Papá, te lo dije el otro día. Y el anterior, y el anterior. Tengo veintitrés años, déjame respirar, déjame tranquilo. Me mudo para que tengas más tiempo para agobiar a Anne, y que te olvides un poco de mí.
- No se preocupe que me aseguraré de que coma verduras - bromeó Rose dándole un pequeño codazo a Jake.
Jake esbozó una medio sonrisa, al contrario que Simon, que no movió ni un ápice.
Jake: He hablado con mamá, y dice que le parece bien. Pero ¿sabes? Tampoco me interesa mucho saber tu opinión, al igual que a ti tampoco te importan las mías.
Simon desvió la mirada, dolido por sus palabras.
Simon: Sabes que si que me importan tus opiniones.
Jake: No, eso es mentira.
Simon: ¿Qué quieres? ¿Qué se repita lo que pasó?
Jake: Joder, papá. Tenía cuatro años. ¡Cuatro! Ni siquiera fue culpa tuya. Olvidalo de una vez, ¿de acuerdo?
Rose se sentía un poco incómoda en medio de esa discusión familiar, así que intentó suavizar las cosas.
- Le aseguro que cuidaré de su hijo, señor Logan - dijo Rose seriamente - no dejaré que le pase nada.
Simon no respondió, ni siquiera la miró. Simplemente dio la vuelta y entró en la casa.
- ¿He dicho algo malo? - preguntó Rose frunciendo el ceño - ¿O es así de borde siempre?
Jake: Tranquila, te odiará para siempre. Te acostumbrarás a su mal genio.
- Oh, genial...
Jake: Asi que… Rose, te presento a mi padre, Simon. – dicho esto, se volvió a agachar para seguir embalando el paquete.
- Creo que empiezo a entender por que te quieres marchar... - dijo cogiendo una caja y poniéndose también a embalar.
Jake: Bueno, normalmente suele ser mejor de lo que parece. La cosa empezó a empeorar el año pasado, cuando le comente lo de la ICD. Yo pensaba que la sobreprotección de los padres solía ser con las hijas, y no con los hijos… - luego levantó la cabeza y miró a Rose. – Creo que piensa que soy gay.
Rose rió ante el comentario.
- ¿Y qué más da? ¿Y si lo fueras pasaría algo?
Jake: Pues supongo que no. El problema está en que debe de pensar que soy gay gay, de los que tienen mucha pluma. Entonces quizá se podría justificar su sobreprotección. – bromeó.
Rose volvió a reír.
- Bueno, entonces haberle dicho que no era tu novia debe haberle decepcionado ¿No?
Jake: Le habría gustado más oir que eres mi lio de una noche.
- Oh, ¿Juventud faldillera?- preguntó divertida refiriendose a Simon.
Jake: Oh, ya lo creo. – asintió.
- Así que espera que tu seas como él, típico - comentó mientras subía una caja a la furgoneta.
Jake: Pues ya vamos mal. – comentó él.
- Tu eres mejor, aunque seas un monstruo come verduras - bromeó ella.
Jake: Es un alivio. – sonrió él, pero sin dejar de darle vueltas a lo que había pasado con su padre.
- Si quieres ir a hablar con él yo puedo acabar de meter las cajas sola - sugirió Rose.
Sopesó la idea, y decidió que debía arreglar unas cosas con su padre antes de irse. Le dio las gracias a Rose y subió a la casa.
***
Simon entró y dio un portazo. A Anne (novia), la cual estaba en la cocina leyendo una revista, no le hizo falta asomarse al salón para saber quién era y por qué estaba cabreado.
Arrojó la chaqueta y las llaves de mala manera sobre el sofá y se sentó.
Odiaba tener que admitirlo, pero Jake tenía razón. Aunque él era incapaz de imaginarse la idea de tenerle lejos de él, expuesto a cualquier peligro. Nunca se perdonaría lo que pasó, ese día que cambió radicalmente su manera de pensar…
Era un caluroso día de domingo, uno de esos típicos días en los cuales nunca encuentras nada útil que hacer.
Jake estaba muy pesado. Durante esos últimos cinco meses, apenas había recibido atención de sus padres, por culpa de su nueva hermana, y eso le mosqueaba.
Su padre, para mantenerle entretenido, le había puesto las películas de Star Wars, a pesar de que era demasiado pequeño para verla. Desde aquel momento, había estado jugando con un rollo de papel de regalo y las gafas de sol de su padre, corriendo de un lado al otro de la casa, jugando a ser Darth Vader. De eso hacía ya una semana, y Simon tenía ganas de tirarle por la ventana.
Simon y Anne estaban viendo la tele aquel día. Ambos se turnaban para sostener a un pequeño bulto que no paraba de protestar y llorar.
Cuando Jake comenzó a golpear la pecera con el rollo de papel, con ademán de cortarla por la mitad con su sable laser imaginario, Simon pensó que era hora de sacarle a dar un paseo.
Simon: Jake, ¿quieres que salgamos a comprar un helado?
El niño, instantáneamente, movió la cabeza hacia él. Las gafas de sol le venían grandes, y le empujaban las orejas hacia abajo, dándole un aspecto muy cómico.
Jake: ¿Hay helados de Luke Skywalker? – preguntó.
Simon: Pues… ¡Si! Seguro que hay. Pero tenemos que ir a mirar, ¿te vienes?
Jake salió corriendo en dirección a la puerta, tirando el rollo de papel por el camino.
Cuando Simon abrió la puerta de la casa, tras él, Jake se quitó las gafas y se las tendió a su padre, el cual le dio las gracias y las puso sobre la mesita del recibido.
A los pocos minutos caminando, habían llegado a Central Park, donde pasearon, de la mano.
Al largo rato, Jake ya empezaba a quejarse de cansancio. Y cuando Simon le propuso volver a casa, le dijo:
Jake: No, papá. El helado de Luke.
Simon: ¡Es verdad! – exclamó. – Por ahí hay un puesto de helados, ¿te apetece que vayamos? Luego cogemos un taxi que nos lleve a casa.
El niño asintió y salió corriendo delante de él. Su padre le gritó varias veces que no se alejase mucho, y Jake, obediente, se mantenía a una prudente distancia.
Llegaron a la calle, y cruzaron a la otra acera, donde vieron que había un puesto de helados de cucurucho.
Simon: Hola, queríamos dos helados de una bola. – le dijo al heladero. - ¿De qué quieres el tuyo, Jake?
Jake: De Luke Skywalker. – dijo él, poniéndose de puntillas para llegar a asomarse por encima del mostrador.
Simon: Está con Star Wars… - comentó.
Heladero: Mis hijos estaban igual cuando eran niños, es normal. Pero, ¿qué edad tiene el suyo? Parece pequeño.
Simon: Tiene cuatro, pero es un niño bastante espabilado. A veces tal vez, demasiado. – dijo, mientras miraba el mostrador de helados. – Pónganos dos de chocolate.
Entonces se giró y no vio a Jake.
El corazón se le paró durante unos instantes, y cuando volvió a latir, el sonido era tan fuerte que estaba seguro de que alguien más los oiría.
Recorrió con la mirada toda la calle, los alrededores, pero no le podía ver.
Simon: ¿Jake? – gritó. Pero la única respuesta a esto fueron las miradas extrañadas de las personas que pasaban por la calle.
Repitió su nombre varias veces más. Hasta que finalmente le vió.
Iba detrás de un hombre que llevaba a un perro atado con una correa. Estaba bastante detrás del perro, lo suficiente para que el dueño no se diese cuenta de que un niño le estaba siguiendo. Pero entonces, el hombre cruzó la calle aprovechando que no había coches.
Simon corrió para detener a Jake, pero se encontraba muy lejos.
Y entonces, hubo un frenazo, una mujer gritó, y un barullo de personas se acercó a gran velocidad alrededor del niño al que un coche acababa de embestir.
Una voz le sacó del desagradable recuerdo. Jake acababa de aparecer en el salón y se había sentado junto a él en el sofá.
No se miraron, ni dijeron nada. Los dos sabían que tenían algo que decirse, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso y hablar.
Simon: Lo siento.
Jake: Yo también lo siento.
Simon: Siento haberme puesto tan pesado, es cierto que aún me siento culpable por lo que pasó con el coche. Pero tienes razón, tengo que superarlo.
Jake: No tuviste la culpa. – insistió. – No recuerdo muy bien lo que pasó, ya lo sabes, pero seguro que todo lo que pasó fue por mi culpa.
Simon: No digas eso. – luego, se frotó las manos, nervioso. – Lo que pasa, es que me siento viejo. Teneros cerca a vosotros dos me hace sentir mas joven, ya sabes. Odio que te vayas, pero debes hacerlo. – después añadió, con una media sonrisa. – Además, ya está bien de mantenerte, que te estás haciendo demasiado rico. Cobrando y sin gastos.
Jake sonrió también.
Jake: Vendré todos los sábados a cenar, lo prometo.
Simon: Más te vale, o tu madre se muere.
Ambos rieron. Silencio de nuevo.
Simon: Lo siento. – repitió.
Jake: Eso ya lo has dicho. – le miró de reojo.
Simon: No, Jake. Siento muchísimo si alguna vez has pensado que quiero más a Anne que a ti. Te juro que no es cierto, y que esa no era mi intención.
Jake no dijo nada, no se esperaba eso. Desde que tenía uso de razón, su hermana y su padre eran inseparables: mismos gustos, mismo carácter… Él no tenía nada en común con ellos, y se solía sentir excluido de sus conversaciones.
Jake: Vale. – dijo, sintiéndose estúpido por esa respuesta.
Se miraron un momento y se sonrieron. Y entonces, Simon agarró de la camiseta a su hijo, le acercó a él y le abrazó.
Jake, tras la sorpresa inicial, le abrazó también y apoyó su cabeza sobre su hombro. Apenas recordaba la última vez que su padre le había abrazado, y se sintió reconfortado por fin, después de haberse encontrado perdido e inútil los últimos años.
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Os recuerdo a Chris por si le habíais olvidado:
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http://25.media.tumblr.com/tumblr_m4dzhvMqYF1qjjhg0o1_500.jpg
Perdonad que sea tan corto pero estoy de examenes i no s eme ocurre mucho i tampoco tengo mucho tiempo para escribir TT
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El ascensor empezó a subir y los nervios le invadieron el cuerpo, hacia casi un año que no la veía, se coloco bien la gorra solo por hacer algo pues sabia que cuando saliera del ascensor se la quitaría.
Una vez llego a lo mas alto y las puertas del ascensor se abrieron salio caminando a paso militar hasta la entrada transparente que ponía en letras grandes y doradas “IDC”. Sabia donde estaba su despacho así que entro decidido, captando las miradas de todas las mujeres y haciendo que todas y cada una de ellas estuviese dispuesta a acompañarlo donde hiciese falta.
Nikki estaba sentada en su escritorio con un café en una mano y la foto de la nueva victima en la otra. Tenia los vidrios opacos para evitar que los otros agentes vieran su cara algo llorosa y cuestionaran su personalidad de loba feroz.
De repente alguien golpeo su puerta y ella se abofeteo suavemente la cara para poner su habitual cara de mala leche i se levanto para abrir la puerta, pero lo ultimo que esperaba encontrar estaba allí delante suyo y no pudo contener su alegría y se le echo encima para abrazarlo.
-Vaya Nikki que efusiva estas hoy no? Que pasa alguien te a regalado un vale de cervezas gratis y no me lo has dicho?-dijo el sonriendo mientras la sostenía en brazos.
Ella se aparto rápidamente al oír eso y le pego fuerte en el brazo.
-No me seas capullo que hacia mucho que no te veía, ademas si tuviese cerveza gratis serias al ultimo al que invitaría que después te la pegas con el avión y te quedas defo!
Ambos sonrieron, Nikki miro si reloj y decidió que hacer un café con el en la sala de descanso no dañaría a nadie i a sabiendas de que estaría vaciá si ella así lo quería fue hacia allí seguida por el.
Rose se arrastraba dormida por el pasillo de la ICD, necesitaba un café, urgente. Fue directa a la sala de descanso, dispuesta a hacerse un café doble, o triple, lo necesario para despertarla.
Pero cuando abrió la puerta se sorprendió al ver a Nikki y a otra persona. Era un hombre joven, rubio y ¿por qué no? muy atractivo.
- ¡Oh! Lo siento, ya me voy, siento la interrupción - dijo Rose haciendo el ademán de marcharse.
Nikki, con el café en la boca prendiéndole hablar, agito los brazos para decirle que se quedara.
-Rose, el es Christian Flettcher un amigo, Chris ella es Rose Sawyer agente de la division.-dijo una vez se había tragado el café caliente.
-Es un placer Rose, bueno señoritas yo ya me voy- Christian se levanto y con una amable y bonita sonrisa se despidió educadamente de ambas- Nikki, piensa en lo que te he dicho vale?- le dijo a su amiga antes de cerrar la puerta tras de si.
Rose se despidió con la mano y enseguida miró a Nikki con una mirada pícara.
- Te lo tenías bien calladito ¿eh? - dijo burlonamente mientras iba a la cafetera - Que desilusión, yo que te iba a invitar a una copa a ver si esta vez caías en mis encantos...
Ella sonrió ante la broma de Rose y decidió cachondearse un poco y seguirle la coña.
-Tranquila cariño yo siempre estoy libre para ti, aunque he visto que tienes a un nuevo perrito faldero, que les haces chica, les compras galetas o que?
- Hombres, no pueden resistirse a una sonrisa y un escote, pero tranquila, tu eres especial - rió Rose ¿Y qué te traes con ese militar? - preguntó cogiéndo su café y sentándose junto a ella.
-Tranquila no te voy a poner los cuernos, esta casado – Omitio la parte de, con una zorra,- y tiene un hijo pequeño, yo soy su madrina.
- Ohhh, pensaba que tu búsqueda del hombre perfecto había llegado a su fin - bromeó, pero sin malicia - en fin, debería volver al trabajo...
-Soy demasiado joven, aun estoy a muchas noches locas de conocerle créeme, pero tienes razón, centrémonos en el trabajo, he hablado con Alice, me ha contado algo de unas ratas pero lo importante es lo de los dibujos, dime lo que piensas sobre ellos rose, confió en tu intuición...
Rose la miró, no muy segura de si debía arriesgarse. Pero era lo único que tenía.
- Creo que es una especie de mensaje. Los dibujos parecen hechos por niños, pero los trazos no están desordenados, no creo que el asesino tenga una disfunción mental, por eso creo que son un mensaje. Como si les quisiera quitar algo a esos niños. Les quita la mente por alguna razón y creo que nos la intenta contar a través de esos dibujos. Yo creo que les quita la felicidad. Algo horrible sucedió en el pasado que hizo que perdiese su infancia y ahora se la quiere arrebatar a otros. Eso es lo que creo - dijo con convencimiento - pero bueno, es una teoría...
-Exactamente y sabes que creo yo? Que no va a parar voluntariamente, su ira es insaciable, es una bestia con el corazón devorado por el paso de los años, todo ese rencor acumulado me hace pensar que no es alguien muy joven, de mediana edad supongo, ademas es alguien inteligente, no existe ninguna maquina que permita arrancar los recuerdos de la gente de ese modo, así que es algo que a creado el y para crear algo asi sin ser descubierto no solo se necesita ser inteligente sino también tener pasta, y eso nos deja a un Hombre de entre 45 a 55 años, poderoso y con dinero pero también con gran inteligencia. Se que te estoy echando mucha mierda encima pero cres que podrias hacer una lista de los hombres de entre 45 i 55 años mas ricos de esta ciudad pero con un CI superior al de la media?
-Dalo por hecho - aseguró Rose asintiendo.
Rose salio de la sala pero Nikki se quedo en ella, bebiendo café y pensando en lo que le había dicho Christian, cuando de repente vio unos ojos azules y una enorme sonrisa pillina delante suyo, demasiado cerca.
-Buenos días preciosa-dijo el sonriente para devolver a Nikki a la tierra.
Ella se aparto de golpe asustada pero reacciono rápidamente y puso cara de mal humor.
-Que no me llames preciosa Scott!!!
-Si siempre pones cara de mala leche te van a salir arrugas Nikki, sonríe un poco, me tienes como compañero que mas puedes pedir?
-Que dejes de molestar seria mucho?-dijo ella levantándose con aires y saliendo de la sala del café perseguida por Scott- Que quieres?
-Preguntarte quien era ese militar con el que parecías la heidi saltando detrás de el.
-Nadie que te importe Scott, dejame trabajar, yo no soy tu profesora del parvulario.
-Sabes que eres demasiado cruel conmigo?
Ella le echo una mirada asesina i cerro la puerta de su despacho dándole en la nariz a Scott. Se sentó en su sofá, el mismo que utilizaba para echarse la siesta y cogió su cartera de la cual saco un papel con un nombre y un numero escritos en el, recordó esa noche en el bar, con su mejor vestido de caza y con un montón de médicos atractivos a su lado, cosa que le hizo sonreír para sus adentros,saco el móvil y marco el numero pero no le dio a llamar, solo se quedo contemplando el numero, decidiendo si ese seria el elegido o solo otro mas en su cubo de fracasos.
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Perdonad que sea tan corto pero estoy de examenes i no s eme ocurre mucho i tampoco tengo mucho tiempo para escribir TT
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El ascensor empezó a subir y los nervios le invadieron el cuerpo, hacia casi un año que no la veía, se coloco bien la gorra solo por hacer algo pues sabia que cuando saliera del ascensor se la quitaría.
Una vez llego a lo mas alto y las puertas del ascensor se abrieron salio caminando a paso militar hasta la entrada transparente que ponía en letras grandes y doradas “IDC”. Sabia donde estaba su despacho así que entro decidido, captando las miradas de todas las mujeres y haciendo que todas y cada una de ellas estuviese dispuesta a acompañarlo donde hiciese falta.
Nikki estaba sentada en su escritorio con un café en una mano y la foto de la nueva victima en la otra. Tenia los vidrios opacos para evitar que los otros agentes vieran su cara algo llorosa y cuestionaran su personalidad de loba feroz.
De repente alguien golpeo su puerta y ella se abofeteo suavemente la cara para poner su habitual cara de mala leche i se levanto para abrir la puerta, pero lo ultimo que esperaba encontrar estaba allí delante suyo y no pudo contener su alegría y se le echo encima para abrazarlo.
-Vaya Nikki que efusiva estas hoy no? Que pasa alguien te a regalado un vale de cervezas gratis y no me lo has dicho?-dijo el sonriendo mientras la sostenía en brazos.
Ella se aparto rápidamente al oír eso y le pego fuerte en el brazo.
-No me seas capullo que hacia mucho que no te veía, ademas si tuviese cerveza gratis serias al ultimo al que invitaría que después te la pegas con el avión y te quedas defo!
Ambos sonrieron, Nikki miro si reloj y decidió que hacer un café con el en la sala de descanso no dañaría a nadie i a sabiendas de que estaría vaciá si ella así lo quería fue hacia allí seguida por el.
Rose se arrastraba dormida por el pasillo de la ICD, necesitaba un café, urgente. Fue directa a la sala de descanso, dispuesta a hacerse un café doble, o triple, lo necesario para despertarla.
Pero cuando abrió la puerta se sorprendió al ver a Nikki y a otra persona. Era un hombre joven, rubio y ¿por qué no? muy atractivo.
- ¡Oh! Lo siento, ya me voy, siento la interrupción - dijo Rose haciendo el ademán de marcharse.
Nikki, con el café en la boca prendiéndole hablar, agito los brazos para decirle que se quedara.
-Rose, el es Christian Flettcher un amigo, Chris ella es Rose Sawyer agente de la division.-dijo una vez se había tragado el café caliente.
-Es un placer Rose, bueno señoritas yo ya me voy- Christian se levanto y con una amable y bonita sonrisa se despidió educadamente de ambas- Nikki, piensa en lo que te he dicho vale?- le dijo a su amiga antes de cerrar la puerta tras de si.
Rose se despidió con la mano y enseguida miró a Nikki con una mirada pícara.
- Te lo tenías bien calladito ¿eh? - dijo burlonamente mientras iba a la cafetera - Que desilusión, yo que te iba a invitar a una copa a ver si esta vez caías en mis encantos...
Ella sonrió ante la broma de Rose y decidió cachondearse un poco y seguirle la coña.
-Tranquila cariño yo siempre estoy libre para ti, aunque he visto que tienes a un nuevo perrito faldero, que les haces chica, les compras galetas o que?
- Hombres, no pueden resistirse a una sonrisa y un escote, pero tranquila, tu eres especial - rió Rose ¿Y qué te traes con ese militar? - preguntó cogiéndo su café y sentándose junto a ella.
-Tranquila no te voy a poner los cuernos, esta casado – Omitio la parte de, con una zorra,- y tiene un hijo pequeño, yo soy su madrina.
- Ohhh, pensaba que tu búsqueda del hombre perfecto había llegado a su fin - bromeó, pero sin malicia - en fin, debería volver al trabajo...
-Soy demasiado joven, aun estoy a muchas noches locas de conocerle créeme, pero tienes razón, centrémonos en el trabajo, he hablado con Alice, me ha contado algo de unas ratas pero lo importante es lo de los dibujos, dime lo que piensas sobre ellos rose, confió en tu intuición...
Rose la miró, no muy segura de si debía arriesgarse. Pero era lo único que tenía.
- Creo que es una especie de mensaje. Los dibujos parecen hechos por niños, pero los trazos no están desordenados, no creo que el asesino tenga una disfunción mental, por eso creo que son un mensaje. Como si les quisiera quitar algo a esos niños. Les quita la mente por alguna razón y creo que nos la intenta contar a través de esos dibujos. Yo creo que les quita la felicidad. Algo horrible sucedió en el pasado que hizo que perdiese su infancia y ahora se la quiere arrebatar a otros. Eso es lo que creo - dijo con convencimiento - pero bueno, es una teoría...
-Exactamente y sabes que creo yo? Que no va a parar voluntariamente, su ira es insaciable, es una bestia con el corazón devorado por el paso de los años, todo ese rencor acumulado me hace pensar que no es alguien muy joven, de mediana edad supongo, ademas es alguien inteligente, no existe ninguna maquina que permita arrancar los recuerdos de la gente de ese modo, así que es algo que a creado el y para crear algo asi sin ser descubierto no solo se necesita ser inteligente sino también tener pasta, y eso nos deja a un Hombre de entre 45 a 55 años, poderoso y con dinero pero también con gran inteligencia. Se que te estoy echando mucha mierda encima pero cres que podrias hacer una lista de los hombres de entre 45 i 55 años mas ricos de esta ciudad pero con un CI superior al de la media?
-Dalo por hecho - aseguró Rose asintiendo.
Rose salio de la sala pero Nikki se quedo en ella, bebiendo café y pensando en lo que le había dicho Christian, cuando de repente vio unos ojos azules y una enorme sonrisa pillina delante suyo, demasiado cerca.
-Buenos días preciosa-dijo el sonriente para devolver a Nikki a la tierra.
Ella se aparto de golpe asustada pero reacciono rápidamente y puso cara de mal humor.
-Que no me llames preciosa Scott!!!
-Si siempre pones cara de mala leche te van a salir arrugas Nikki, sonríe un poco, me tienes como compañero que mas puedes pedir?
-Que dejes de molestar seria mucho?-dijo ella levantándose con aires y saliendo de la sala del café perseguida por Scott- Que quieres?
-Preguntarte quien era ese militar con el que parecías la heidi saltando detrás de el.
-Nadie que te importe Scott, dejame trabajar, yo no soy tu profesora del parvulario.
-Sabes que eres demasiado cruel conmigo?
Ella le echo una mirada asesina i cerro la puerta de su despacho dándole en la nariz a Scott. Se sentó en su sofá, el mismo que utilizaba para echarse la siesta y cogió su cartera de la cual saco un papel con un nombre y un numero escritos en el, recordó esa noche en el bar, con su mejor vestido de caza y con un montón de médicos atractivos a su lado, cosa que le hizo sonreír para sus adentros,saco el móvil y marco el numero pero no le dio a llamar, solo se quedo contemplando el numero, decidiendo si ese seria el elegido o solo otro mas en su cubo de fracasos.
casbeck2- Moderador
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Os dejo mi capi caca, para q el rol no esté tan parado y no sea culpa mía sí lo está XDDD Pero la verdad es q para el rol nuevo no se me ha ocurrido ninguna buena idea. En fin, capi megacorto y centrado en Megg.
Los días en la academia estaban marcados por una rutina muy parecida a la escolar, pero con entrenamiento con armas de última generación y agujetas que no les dejaban olvidar que sito era aquel y para que habían venido todos. Muchos ya habían renunciado, al dar se cuenta de que no podrían hacer frente a un trabajo tan sacrificado, exigente y sobretodo peligroso.
Meggan suspiró, eran las cinco en punto y ya se había despertado, intentó volver a retomar el sueño hasta las seis, que es cuando sonaría su despertador y el de Janet su compañera de habitación. Pero por muchas vueltas que dio, no lo consiguió y decidió llamar a Italia. Calculó que serían las once de la noche en Bari, y entró en el baño para no molestar a Janet. Se metió en la bañera y se acostó en ella con el pijama puesto y sin agua, una costumbre que tenía desde pequeña. La bañera había sido su escondite cuando tenía miedo de los habituales ruidos nocturnos, no iba a la cama de sus padres, ella prefería luchar contra el miedo sola y al no tener suficiente con la las mantas como protección, se dejaba dormir en la bañera gracias a la seguridad que le daba su estructura. Marcó, y deseó que no estuvieran dormidos o aún cenando por ahí.
-Pronto, chi parla?-le contestó la voz de su padre, con su irregular acento italiano al otro lado de la línea.
-Buonanotte, signore Van Hepburn-lo saludó divertida y luego cambió de idioma.-Llevas casi cien años en la Italia más profunda, y aún no sabes hablar bien.
Oyó como su padre rió un poco ante su provocación, y habló serio.
-Mi italiano es perfecto, listilla. Pero cada uno tiene su acento. Además ya sabes que por muchos idiomas que se dominen, cuando uno se corta al afeitarse, siempre utiliza la lengua materna.-hizo una pausa.- Come stai?-le preguntó, para molestarla.
-Ci si arrangia…Esto es duro.
-Lo sé, aún puedes arrepentirte.
-Molte grazie, ma non.
Los dos hicieron una pausa, Megg sabía que su padre aún tenía esperanzas de que se echara para atrás, pero como buen padre que era siempre la había apoyado y lo había hecho a pesar de todo.
-Sabes qué eres mi preferida, no?.-le recordó de repente.
Meggan sonrió.
-Sí, algo he oído.
-Y qué…?
-Y qué desde pequeño, quisiste tener una niña para ponerle mi nombre. También.
-Bien, me gusta que escuches todo lo que te digo.
-Y mamá?
-Está aquí, la estoy pintando desnuda, y está en una posición incomoda, así que no se puede mover, pero veo en sus ojos que te manda saludos.
Meggan rió y en verdad se lo creyó, siempre habían sido peculiares y se alegró de que sus padres utilizaran un teléfono tan poco moderno.
-Ahora me arrepiento de escucharte siempre.
Escuchó una especie de timbre y supo que su padre había puesto el manos libres.
-Por qué estás despierta, no tendrás una bañera en el cuarto, no?-le preguntó la voz de su madre, desde una cierta lejanía.
-Pues sí, para mi sorpresa sí.
-Y estás en ella.-confirmó su madre.
Megg se miró así misma, como para darse la confirmación y asintió.
-Puede.
Hubo un silencio.
-Ves? Te dije que deberíamos haberla llevado a un psicólogo.-comentó su padre con preocupación.
-Qué no, qué la niña está bien.
-Está bien pero se mete en bañeras…vestida.
-Cada uno tiene sus hobbies, Roger.
Megg se quedó callada, habían empezado a dialogar entre ellos, manía que la sacaba de quicio, pero que a la vez le hacía gracia. Logró que le volvieran a hacer caso, y después de hablar un rato más, los despertadores sonaron y Megg supo que era hora de enfrentar un nuevo día.
Estando ya en el comedor, se sentó con Janet, Vanessa y Frida.
Janet, su compañera de habitación, tenía voz de camionero, parecía literalmente un armario, era una tía dura de un barrio chungo de Broonklyn, pero había logrado estudiar gracias a una beca y eso le había permitido ganarse la entrada a la academia. Por el contario Vanessa, era todo lo opuesto a la primera, extremadamente parlanchina, su pelo rubio platino y el resto de su aspecto de animadora de instituto, junto con su vocabulario algo infantil, su risita tonta y su derroche de glamour baratocuando no iba de uniforme, parecían decir que aquel no era su sitio. La tercera en discordia era Frida, las demás creían que era tímida pues no hablaba casi nada, pero en verdad provenía de India y no dominaba aún el idioma.
Megg suspiró cuando vio a Daniel en la otra mesa, estaba acompañado por un par de chicos, intentaba mirarlo con disimulo, pero casi no podía quitarle la vista de encima. Había pasado casi una semana desde lo de la cabaña, y se habían ignorado completamente. Aquella mañana, Vanessa se había levantado con ganas de hablar de temas poco apropiados para horas tan tempranas. Y mantenía únicamente un dialogo, con Janet desde hacía rato. Pues Frida no entendía nada y Megg estaba distraída con Dan.
-Y qué opináis del sexo oral?
-Eso es una mariconada-se apresuró a contestar Janet-El sexo es para hacerlo no para hablarlo.
Vanessa rió ante la incultura bruta de su compañera y cambió de cuestión:
-Y cuál es tu hombre ideal, entonces?
- Frankenstein.
Vanessa se srprendió.
-Con cicatrices eh, que gore eres tía.
-Gore no, digo que me gustan los tíos ha cachitos. Rotos no. Pero me gustan las manos de Mark, los ojos de Daniel, el rabo de tu novio.
Hasta Frida rió y luego apareció Bree.
Bree era demasiado egocéntrica, demasiado tonta para que a Megg y a las demás le cayera bien. Se sentó con descaro al lado de Meggan y después de saludarlas, miró hacia Dan.
-Me encanta Greenwood, es tan guapo.-les dijo, como advirtiéndoles que no se acercaran a él.
A Megg la recorrió una mezcla de sentimientos extraña, y soltó lo primero que se le pasó por la cabeza:
-Pues lo siento Bree, pero yo he oído que es gay.
Bree y hasta as demás produjeron sendas exclamaciones de fastidio, y la sirena de aviso de la primera clase fue la salvación de Megg.
El señor Sullivan señalaba las posibles armas del crimen imaginario, que estaba exponiendo como ejemplo para sus alumnos. Meggan le prestaba toda su atención, hasta que la persona a la había estado evitando, se sentó con cuidado de que el profesor no se percatara de su tardanza. No se molestó en decirle nada, e hizo como si no estuviera.
-Megg,Megg!-dijo dan en voz baja mientras le lanzaba un trocito de papel para llamar su atención.
Ella lo miró con la ceja levantaba al recibir el impacto, y decidió que era mejor contestarle:
-Qué coño quieres??-le preguntó, también susurrando, pero con evidente cabreo.
Y no sabía porque se comportaba así con él, pero todo se había empezado a complicar.
-Tranquila tigresa, solo quiero hablar contigo.
Megg dejó de atender un momento, y lo miró seria.
-Pues habla, yo haré como que te escucho.-le dijo, volviéndolo a ignorar.
-No hagas eso!-dijo él en silencio pero ahora también con cierto cabreo- No hagas como si fuera mi culpa.
Cuando Megg le iba a contestar, Sullivan reclamó su atención:
-Los de atrás-exclamó reprendiéndolos.
Megg se mantuvo en silencio hasta que el profesor siguió a lo suyo, y luego volvió a mirar a Dan.
-Crees que es el momento adecuado? Cállate.-le exigió.
-He estado callado casi una semana, esperando que en algún momento te dignaras a dejar de girarme la cara cada vez que nos vemos...
-Y por qué no has seguido esperando?-le espetó.-No hay que ser muy listo, para saber que no me apetece hablar contigo.
-No me seas borde Megg, no quiero perderte pero no me lo pones fácil...mira...-vio que el profesor se giraba con cara de mala leche y se calló un segundo-Quiero hablar, por favor.
Megg se ablando ante su mirada, y le pasó el cuaderno abierto y un boli.
Dan miro el cuaderno con una sonrisa y pensó como resumir el discurso que llevaba una semana pensando y al final casi con la mano temblando y con el miedo de recibir una ostia en toda la cara escribió "Friend Sex" en el cuaderno.
Megg leyó, sonrió y le devolvió el papelazo de antes, dándole en la cara. Cogió el boli y escribió:
''Estás coladito por mí, seguro que además de sexo, me querrás dar la mano mientras paseamos''
"No te motives cabeza huevo, que eres tu la que esta colada por mi"
Megg rió un poco al leer su respuesta, y volvió a coger el boli con entusiasmo.
"Tú eres el cursi, osito"
Dan empezó a reír en voz alta y el profesor los miro a ambos y seguidamente levanto la mano dirección a la puerta.
-Van Hepburn y Greenwood, fuera.
Megg no replicó y se levantó rápidamente, saliendo y apoyándose en la pared para esperar la salida de Dan.
-Ahora tampoco has sido el culpable?-le preguntó con retintín.
-Esta vez me declaro culpable su señoria-dijo el con una sonrisa-Megg, lo siento, no debería haberme ido...
-Nos ha echado-le dijo haciéndose la tonta, pero con una sonrisa irónica que le fue imposible ocultar.
-Sí, nos ha echado…Así que que tal si vamos a dos cafés, a medias?
Megg le dedicó una mirada pícara y empezó a caminar, dándole la espalda.
-A mí me apetece dar un paseo por el bosque.
Dan sonrió y dijo para si " ya empezamos con los paseos en el bosque" pero después empezó a andar detrás suyo y le soltó " Sus caprichos son órdenes para mi cabeza huevo"
Megg se giró para mirarlo un momento:
-A qué viene lo de cabeza huevo? Mi anatomía, está perfectamente proporcionada, oso amoroso-le dijo esto último con algo de saña.
-Tu cabeza tiene forma de huevo, huevo precioso, pero huevo- dijo mintiéndole puesto que estaba de acuerdo con ella, en lo que su anatomía era perfecta- Y a que viene lo de oso amoroso, yo soy todo un macho alfa.
-Cabeza huevo-meditó.-…Qué romántico...-ironizó-Si quieres, te cambio el mote-le dijo mirándole con descaro la entrepierna-Pequeñín o algo así.
-Ahh bueno en ese caso yo te lo cambiaria por-miró con descaro su pechos- Tetitas, suena bien, verdad?
Megg le dio un manotazo bastante sonoro en el hombro y echó a correr.
-Sígueme, Dan Daniel-le dijo mientras manteniendo un ritmo de trote-Y no te hagas el muerto de nuevo-le advirtió.
Dan tuvo la tentación de volver a hacerlo, pero en vez de eso la siguió a trote por el bosque, adelantándola de vez en cuando, para echarle miradas burlonas.
-Qué infantil eres-comentó ella, sin poder evitar reír un poco ante las caras que ponía.
Sin darse cuenta, el mal rollo se había acabado. Siguieron corriendo un rato y paró, al encontrarse con lo que estaba buscando. Tapada por la vegetación, divisó la gruta de una pequeña cueva, miró a Dan, con gesto desafiante.
-A qué no te atreves a entrar?
-Por favor, las damas primero-dijo haciendo el típico gesto con la mano.
Megg le sonrió y después de soltar un Nenaza, entró con pasó segura al interior. Era húmeda y hacia algo de frío, pero no era ni mucho menos lúgubre o tenebrosa. Avanzaron, y escucharon el fluido de lo que parecía ser agua. Así era, y enseguida la gruta les descubrió una parte nueva del bosque, se veía el cielo sin tapar por ningún árbol y se reflejaba con belleza en el agua casi cristalina de un pequeño lago, situado en el centro y que recibía el agua de una pequeña cascada.
-A qué no te atreves a meterte?-le retó, con una pregunta casi idéntica a la anterior.
Esa vez él omitió el comentario de las damas, y simplemente avanzó hasta el limite de la tierra, para luego tenderle una mano a Megg, ofreciéndole así saltar juntos.
-Si tu saltas yo salto recuerdas?-dijo haciendo mención a una vieja película.
Megg rió por su cursilería y lo empujó hacia el agua, haciendo que Dan cayera primero y con una gran salpicadura. Luego se bajó la cremallera de la chaqueta del uniforme muy lentamente, llamando así su atención. Y se deshizo de los pantalones, quedándose allí parada mirándolo con un gesto algo orgulloso.
-Yo prefiero, si yo me desnudo tú te desnudas-exclamó, para que la oyera. Separándose un poco del borde para que no le pudiera devolver el lanzamiento al agua.
Dan salió del agua, la camiseta marcaba todo su tordo y su pelo caía enfrente de sus ojos haciendo detonar más su color azul. Se acercó a ella lentamente y justo cuando se paró delante de ella, se quitó la camiseta mojada y la miró con sonrisa pícara
-Sí, creo que a mi también me gusta mas la segunda..
Ella le devolvió la sonrisa, mientras se acercaba hacia él para atrapar el botón de su pantalón. Se lo desabrochó, pero luego se separó. Le dio la espalda para entrar al agua, le lanzó su sujetador y entró en el agua con la gracia y experiencia de quién ha vivido toda la vida en compañía del mar.
Dan no sabia entrar con gracia, él era mas de los que se tiraban en bomba para salpicar a todo el mundo, así que esa vez hizo lo mismo, se quitó los pantalones y de lanzó en bomba, pero una vez debajo del agua, abrió los ojos y cogió las piernas de Meggan, mientras ella pegaba un grito. Enrolló los brazos en el cuello de él, pegó su pecho desnudo con el de él, y lo besó, un beso de los calientes. Un beso, para demostrarle que ella también sabía jugar a su juego.
-Qué dices cabeza huevo, aceptas el trato?
Continuó besándola, y la movió poco a poco hacia la zona donde hacia pie . Colocó sus manos en el trasero de Megg, y ella sus piernas alrededor de su cintura.
-Tú que crees, genio?-le preguntó a su vez, mordiéndole un poco el lóbulo de la oreja izquierda.
-Lo voy a tomar como un sí-dan sonrió y la besó en los labios con violencia-Aunque creo que deberíamos establecer unos parámetros...
Megg dejó de besarlo y lo miró divertida.
-Ahora? En serio, creo que tienes un problema con las prioridades.
-Ahh si lista, acaso tienes protección? Porque si tienes voy a pensar que esto lo tenias mas que planeado.
Megg oyó sus palabras, y le sentaron como un jarro de agua fría, se había olvidado del pequeño gran detalle de los preservativos.
-Tú eres un tío, no tienen ninguno en el bolsillo?
-Soy un tío, no un guarro salido que lleva condones en clase de Mister Mocos...Así que, qué propones hacer?
Megg se separó de él, y le salpicó agua en la cara.
-El sexo es para hacerlo no para hablarlo-repitió las palabras de Janet-Así que ya...nada.-agregó cortante, mientras salía del agua.
Dan hizo el intento de salir pero enseguida vio y sintió que no era una buena idea.
-Me das un par de minutos? Ahora salgo...
Megg rió mientras se empezaba a vestir.
-Claro, os dejo intimidad a, tu mano y a ti.-le respondió, dándole la espalda para hacer la gracia.
Pasado unos escasos minutos, él vaciló en salir o no, pero cuando la vio alejarse, se decidió y la cogió por un brazo haciéndola girar.
-Que te parece si...nos vemos....esta noche...dónde tu quieras.
Megg negó con la cabeza.
-Está noche no puedo, tengo una cita-mintió, para ver su reacción.
Dan hizo una mueca la cual intentó disimular sin éxito y poniendo un aire despreocupado dijo:
-Vale perfecto, en cuanto puedas me lo dices, esa va a ser la primera norma, podemos salir con quién queramos, nosotros solo somos AMIGOS que se acuestan, nada de sentimientos, celos... Te parece bien?
Megg dudó ante lo de los celos, pues hoy mismo los había padecido, pero algo en su interior la empujó a aceptar.
-Me parece perfecto. Nada de explicaciones tampoco, y tú serás el encargado de comprar tus globitos.
-Genial, nada de explicaciones a y otra cosa Huevo, debemos mantenerlo en secreto o no podemos buscar problemas- hizo una pequeña pausa y se dio cuenta de que aun la tenia cogida por la muñeca, pero con suavidad-Pero una cosa, los globitos una tú una yo que son muy caros.
-Eres un caballero o no, Dan Daniel?
-Soy un caballero pobre my lady...deberíamos volver.-Tuvo la tentación de no soltarle la mano y volver a besarla, pero ahora que habían establecido unas normas y no quería ser el quien las rompiese , aunque por dentro había una que ya había roto desde el primer día.
Megg fu la que se soltó con cuidado y lo miró.
-El caballero aprovechado-se burló. Y pensó para sí que aquello que iban a iniciar les iba a atraer más de un dolor de cabeza, bueno, conocerse les iba a traer más de un dolor, y no solo de cabeza.
Cuando Dan se hubo vestido empezaron a andar y en un momento de descuido por parte de Meggan, le apretujó una nalga y le sonrió pícaro.
-Como tú has dicho, soy un caballero aprovechado.
Los pobres deben ser los únicos follamigos del planeta q no han follado XDDD
Los días en la academia estaban marcados por una rutina muy parecida a la escolar, pero con entrenamiento con armas de última generación y agujetas que no les dejaban olvidar que sito era aquel y para que habían venido todos. Muchos ya habían renunciado, al dar se cuenta de que no podrían hacer frente a un trabajo tan sacrificado, exigente y sobretodo peligroso.
Meggan suspiró, eran las cinco en punto y ya se había despertado, intentó volver a retomar el sueño hasta las seis, que es cuando sonaría su despertador y el de Janet su compañera de habitación. Pero por muchas vueltas que dio, no lo consiguió y decidió llamar a Italia. Calculó que serían las once de la noche en Bari, y entró en el baño para no molestar a Janet. Se metió en la bañera y se acostó en ella con el pijama puesto y sin agua, una costumbre que tenía desde pequeña. La bañera había sido su escondite cuando tenía miedo de los habituales ruidos nocturnos, no iba a la cama de sus padres, ella prefería luchar contra el miedo sola y al no tener suficiente con la las mantas como protección, se dejaba dormir en la bañera gracias a la seguridad que le daba su estructura. Marcó, y deseó que no estuvieran dormidos o aún cenando por ahí.
-Pronto, chi parla?-le contestó la voz de su padre, con su irregular acento italiano al otro lado de la línea.
-Buonanotte, signore Van Hepburn-lo saludó divertida y luego cambió de idioma.-Llevas casi cien años en la Italia más profunda, y aún no sabes hablar bien.
Oyó como su padre rió un poco ante su provocación, y habló serio.
-Mi italiano es perfecto, listilla. Pero cada uno tiene su acento. Además ya sabes que por muchos idiomas que se dominen, cuando uno se corta al afeitarse, siempre utiliza la lengua materna.-hizo una pausa.- Come stai?-le preguntó, para molestarla.
-Ci si arrangia…Esto es duro.
-Lo sé, aún puedes arrepentirte.
-Molte grazie, ma non.
Los dos hicieron una pausa, Megg sabía que su padre aún tenía esperanzas de que se echara para atrás, pero como buen padre que era siempre la había apoyado y lo había hecho a pesar de todo.
-Sabes qué eres mi preferida, no?.-le recordó de repente.
Meggan sonrió.
-Sí, algo he oído.
-Y qué…?
-Y qué desde pequeño, quisiste tener una niña para ponerle mi nombre. También.
-Bien, me gusta que escuches todo lo que te digo.
-Y mamá?
-Está aquí, la estoy pintando desnuda, y está en una posición incomoda, así que no se puede mover, pero veo en sus ojos que te manda saludos.
Meggan rió y en verdad se lo creyó, siempre habían sido peculiares y se alegró de que sus padres utilizaran un teléfono tan poco moderno.
-Ahora me arrepiento de escucharte siempre.
Escuchó una especie de timbre y supo que su padre había puesto el manos libres.
-Por qué estás despierta, no tendrás una bañera en el cuarto, no?-le preguntó la voz de su madre, desde una cierta lejanía.
-Pues sí, para mi sorpresa sí.
-Y estás en ella.-confirmó su madre.
Megg se miró así misma, como para darse la confirmación y asintió.
-Puede.
Hubo un silencio.
-Ves? Te dije que deberíamos haberla llevado a un psicólogo.-comentó su padre con preocupación.
-Qué no, qué la niña está bien.
-Está bien pero se mete en bañeras…vestida.
-Cada uno tiene sus hobbies, Roger.
Megg se quedó callada, habían empezado a dialogar entre ellos, manía que la sacaba de quicio, pero que a la vez le hacía gracia. Logró que le volvieran a hacer caso, y después de hablar un rato más, los despertadores sonaron y Megg supo que era hora de enfrentar un nuevo día.
Estando ya en el comedor, se sentó con Janet, Vanessa y Frida.
Janet, su compañera de habitación, tenía voz de camionero, parecía literalmente un armario, era una tía dura de un barrio chungo de Broonklyn, pero había logrado estudiar gracias a una beca y eso le había permitido ganarse la entrada a la academia. Por el contario Vanessa, era todo lo opuesto a la primera, extremadamente parlanchina, su pelo rubio platino y el resto de su aspecto de animadora de instituto, junto con su vocabulario algo infantil, su risita tonta y su derroche de glamour baratocuando no iba de uniforme, parecían decir que aquel no era su sitio. La tercera en discordia era Frida, las demás creían que era tímida pues no hablaba casi nada, pero en verdad provenía de India y no dominaba aún el idioma.
Megg suspiró cuando vio a Daniel en la otra mesa, estaba acompañado por un par de chicos, intentaba mirarlo con disimulo, pero casi no podía quitarle la vista de encima. Había pasado casi una semana desde lo de la cabaña, y se habían ignorado completamente. Aquella mañana, Vanessa se había levantado con ganas de hablar de temas poco apropiados para horas tan tempranas. Y mantenía únicamente un dialogo, con Janet desde hacía rato. Pues Frida no entendía nada y Megg estaba distraída con Dan.
-Y qué opináis del sexo oral?
-Eso es una mariconada-se apresuró a contestar Janet-El sexo es para hacerlo no para hablarlo.
Vanessa rió ante la incultura bruta de su compañera y cambió de cuestión:
-Y cuál es tu hombre ideal, entonces?
- Frankenstein.
Vanessa se srprendió.
-Con cicatrices eh, que gore eres tía.
-Gore no, digo que me gustan los tíos ha cachitos. Rotos no. Pero me gustan las manos de Mark, los ojos de Daniel, el rabo de tu novio.
Hasta Frida rió y luego apareció Bree.
Bree era demasiado egocéntrica, demasiado tonta para que a Megg y a las demás le cayera bien. Se sentó con descaro al lado de Meggan y después de saludarlas, miró hacia Dan.
-Me encanta Greenwood, es tan guapo.-les dijo, como advirtiéndoles que no se acercaran a él.
A Megg la recorrió una mezcla de sentimientos extraña, y soltó lo primero que se le pasó por la cabeza:
-Pues lo siento Bree, pero yo he oído que es gay.
Bree y hasta as demás produjeron sendas exclamaciones de fastidio, y la sirena de aviso de la primera clase fue la salvación de Megg.
El señor Sullivan señalaba las posibles armas del crimen imaginario, que estaba exponiendo como ejemplo para sus alumnos. Meggan le prestaba toda su atención, hasta que la persona a la había estado evitando, se sentó con cuidado de que el profesor no se percatara de su tardanza. No se molestó en decirle nada, e hizo como si no estuviera.
-Megg,Megg!-dijo dan en voz baja mientras le lanzaba un trocito de papel para llamar su atención.
Ella lo miró con la ceja levantaba al recibir el impacto, y decidió que era mejor contestarle:
-Qué coño quieres??-le preguntó, también susurrando, pero con evidente cabreo.
Y no sabía porque se comportaba así con él, pero todo se había empezado a complicar.
-Tranquila tigresa, solo quiero hablar contigo.
Megg dejó de atender un momento, y lo miró seria.
-Pues habla, yo haré como que te escucho.-le dijo, volviéndolo a ignorar.
-No hagas eso!-dijo él en silencio pero ahora también con cierto cabreo- No hagas como si fuera mi culpa.
Cuando Megg le iba a contestar, Sullivan reclamó su atención:
-Los de atrás-exclamó reprendiéndolos.
Megg se mantuvo en silencio hasta que el profesor siguió a lo suyo, y luego volvió a mirar a Dan.
-Crees que es el momento adecuado? Cállate.-le exigió.
-He estado callado casi una semana, esperando que en algún momento te dignaras a dejar de girarme la cara cada vez que nos vemos...
-Y por qué no has seguido esperando?-le espetó.-No hay que ser muy listo, para saber que no me apetece hablar contigo.
-No me seas borde Megg, no quiero perderte pero no me lo pones fácil...mira...-vio que el profesor se giraba con cara de mala leche y se calló un segundo-Quiero hablar, por favor.
Megg se ablando ante su mirada, y le pasó el cuaderno abierto y un boli.
Dan miro el cuaderno con una sonrisa y pensó como resumir el discurso que llevaba una semana pensando y al final casi con la mano temblando y con el miedo de recibir una ostia en toda la cara escribió "Friend Sex" en el cuaderno.
Megg leyó, sonrió y le devolvió el papelazo de antes, dándole en la cara. Cogió el boli y escribió:
''Estás coladito por mí, seguro que además de sexo, me querrás dar la mano mientras paseamos''
"No te motives cabeza huevo, que eres tu la que esta colada por mi"
Megg rió un poco al leer su respuesta, y volvió a coger el boli con entusiasmo.
"Tú eres el cursi, osito"
Dan empezó a reír en voz alta y el profesor los miro a ambos y seguidamente levanto la mano dirección a la puerta.
-Van Hepburn y Greenwood, fuera.
Megg no replicó y se levantó rápidamente, saliendo y apoyándose en la pared para esperar la salida de Dan.
-Ahora tampoco has sido el culpable?-le preguntó con retintín.
-Esta vez me declaro culpable su señoria-dijo el con una sonrisa-Megg, lo siento, no debería haberme ido...
-Nos ha echado-le dijo haciéndose la tonta, pero con una sonrisa irónica que le fue imposible ocultar.
-Sí, nos ha echado…Así que que tal si vamos a dos cafés, a medias?
Megg le dedicó una mirada pícara y empezó a caminar, dándole la espalda.
-A mí me apetece dar un paseo por el bosque.
Dan sonrió y dijo para si " ya empezamos con los paseos en el bosque" pero después empezó a andar detrás suyo y le soltó " Sus caprichos son órdenes para mi cabeza huevo"
Megg se giró para mirarlo un momento:
-A qué viene lo de cabeza huevo? Mi anatomía, está perfectamente proporcionada, oso amoroso-le dijo esto último con algo de saña.
-Tu cabeza tiene forma de huevo, huevo precioso, pero huevo- dijo mintiéndole puesto que estaba de acuerdo con ella, en lo que su anatomía era perfecta- Y a que viene lo de oso amoroso, yo soy todo un macho alfa.
-Cabeza huevo-meditó.-…Qué romántico...-ironizó-Si quieres, te cambio el mote-le dijo mirándole con descaro la entrepierna-Pequeñín o algo así.
-Ahh bueno en ese caso yo te lo cambiaria por-miró con descaro su pechos- Tetitas, suena bien, verdad?
Megg le dio un manotazo bastante sonoro en el hombro y echó a correr.
-Sígueme, Dan Daniel-le dijo mientras manteniendo un ritmo de trote-Y no te hagas el muerto de nuevo-le advirtió.
Dan tuvo la tentación de volver a hacerlo, pero en vez de eso la siguió a trote por el bosque, adelantándola de vez en cuando, para echarle miradas burlonas.
-Qué infantil eres-comentó ella, sin poder evitar reír un poco ante las caras que ponía.
Sin darse cuenta, el mal rollo se había acabado. Siguieron corriendo un rato y paró, al encontrarse con lo que estaba buscando. Tapada por la vegetación, divisó la gruta de una pequeña cueva, miró a Dan, con gesto desafiante.
-A qué no te atreves a entrar?
-Por favor, las damas primero-dijo haciendo el típico gesto con la mano.
Megg le sonrió y después de soltar un Nenaza, entró con pasó segura al interior. Era húmeda y hacia algo de frío, pero no era ni mucho menos lúgubre o tenebrosa. Avanzaron, y escucharon el fluido de lo que parecía ser agua. Así era, y enseguida la gruta les descubrió una parte nueva del bosque, se veía el cielo sin tapar por ningún árbol y se reflejaba con belleza en el agua casi cristalina de un pequeño lago, situado en el centro y que recibía el agua de una pequeña cascada.
-A qué no te atreves a meterte?-le retó, con una pregunta casi idéntica a la anterior.
Esa vez él omitió el comentario de las damas, y simplemente avanzó hasta el limite de la tierra, para luego tenderle una mano a Megg, ofreciéndole así saltar juntos.
-Si tu saltas yo salto recuerdas?-dijo haciendo mención a una vieja película.
Megg rió por su cursilería y lo empujó hacia el agua, haciendo que Dan cayera primero y con una gran salpicadura. Luego se bajó la cremallera de la chaqueta del uniforme muy lentamente, llamando así su atención. Y se deshizo de los pantalones, quedándose allí parada mirándolo con un gesto algo orgulloso.
-Yo prefiero, si yo me desnudo tú te desnudas-exclamó, para que la oyera. Separándose un poco del borde para que no le pudiera devolver el lanzamiento al agua.
Dan salió del agua, la camiseta marcaba todo su tordo y su pelo caía enfrente de sus ojos haciendo detonar más su color azul. Se acercó a ella lentamente y justo cuando se paró delante de ella, se quitó la camiseta mojada y la miró con sonrisa pícara
-Sí, creo que a mi también me gusta mas la segunda..
Ella le devolvió la sonrisa, mientras se acercaba hacia él para atrapar el botón de su pantalón. Se lo desabrochó, pero luego se separó. Le dio la espalda para entrar al agua, le lanzó su sujetador y entró en el agua con la gracia y experiencia de quién ha vivido toda la vida en compañía del mar.
Dan no sabia entrar con gracia, él era mas de los que se tiraban en bomba para salpicar a todo el mundo, así que esa vez hizo lo mismo, se quitó los pantalones y de lanzó en bomba, pero una vez debajo del agua, abrió los ojos y cogió las piernas de Meggan, mientras ella pegaba un grito. Enrolló los brazos en el cuello de él, pegó su pecho desnudo con el de él, y lo besó, un beso de los calientes. Un beso, para demostrarle que ella también sabía jugar a su juego.
-Qué dices cabeza huevo, aceptas el trato?
Continuó besándola, y la movió poco a poco hacia la zona donde hacia pie . Colocó sus manos en el trasero de Megg, y ella sus piernas alrededor de su cintura.
-Tú que crees, genio?-le preguntó a su vez, mordiéndole un poco el lóbulo de la oreja izquierda.
-Lo voy a tomar como un sí-dan sonrió y la besó en los labios con violencia-Aunque creo que deberíamos establecer unos parámetros...
Megg dejó de besarlo y lo miró divertida.
-Ahora? En serio, creo que tienes un problema con las prioridades.
-Ahh si lista, acaso tienes protección? Porque si tienes voy a pensar que esto lo tenias mas que planeado.
Megg oyó sus palabras, y le sentaron como un jarro de agua fría, se había olvidado del pequeño gran detalle de los preservativos.
-Tú eres un tío, no tienen ninguno en el bolsillo?
-Soy un tío, no un guarro salido que lleva condones en clase de Mister Mocos...Así que, qué propones hacer?
Megg se separó de él, y le salpicó agua en la cara.
-El sexo es para hacerlo no para hablarlo-repitió las palabras de Janet-Así que ya...nada.-agregó cortante, mientras salía del agua.
Dan hizo el intento de salir pero enseguida vio y sintió que no era una buena idea.
-Me das un par de minutos? Ahora salgo...
Megg rió mientras se empezaba a vestir.
-Claro, os dejo intimidad a, tu mano y a ti.-le respondió, dándole la espalda para hacer la gracia.
Pasado unos escasos minutos, él vaciló en salir o no, pero cuando la vio alejarse, se decidió y la cogió por un brazo haciéndola girar.
-Que te parece si...nos vemos....esta noche...dónde tu quieras.
Megg negó con la cabeza.
-Está noche no puedo, tengo una cita-mintió, para ver su reacción.
Dan hizo una mueca la cual intentó disimular sin éxito y poniendo un aire despreocupado dijo:
-Vale perfecto, en cuanto puedas me lo dices, esa va a ser la primera norma, podemos salir con quién queramos, nosotros solo somos AMIGOS que se acuestan, nada de sentimientos, celos... Te parece bien?
Megg dudó ante lo de los celos, pues hoy mismo los había padecido, pero algo en su interior la empujó a aceptar.
-Me parece perfecto. Nada de explicaciones tampoco, y tú serás el encargado de comprar tus globitos.
-Genial, nada de explicaciones a y otra cosa Huevo, debemos mantenerlo en secreto o no podemos buscar problemas- hizo una pequeña pausa y se dio cuenta de que aun la tenia cogida por la muñeca, pero con suavidad-Pero una cosa, los globitos una tú una yo que son muy caros.
-Eres un caballero o no, Dan Daniel?
-Soy un caballero pobre my lady...deberíamos volver.-Tuvo la tentación de no soltarle la mano y volver a besarla, pero ahora que habían establecido unas normas y no quería ser el quien las rompiese , aunque por dentro había una que ya había roto desde el primer día.
Megg fu la que se soltó con cuidado y lo miró.
-El caballero aprovechado-se burló. Y pensó para sí que aquello que iban a iniciar les iba a atraer más de un dolor de cabeza, bueno, conocerse les iba a traer más de un dolor, y no solo de cabeza.
Cuando Dan se hubo vestido empezaron a andar y en un momento de descuido por parte de Meggan, le apretujó una nalga y le sonrió pícaro.
-Como tú has dicho, soy un caballero aprovechado.
Los pobres deben ser los únicos follamigos del planeta q no han follado XDDD
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Ya está aquí!!! Creo que me ha quedado corto :/ Pero espero que os guste igualmente :3
¿Pero qué estaba haciendo? ¿Se había vuelto loca? ¡No solamente estaba dejando entrar a un hombre que acababa de conocer sino que le estaba invitando a vivir con ella! Definitivamente se había vuelto loca, estaba rompiendo todas sus reglas por un chico que aun no sabía cómo era realmente, ni si era de fiar. Se había dejado llevar por un impulso que no sabía de dónde había salido.
Pero había algo en Jake, no sabía qué, que le gustaba, que le daba confianza. Además era su compañero y necesitaba ayuda, ahora no podía echarse atrás, y en el fondo no quería. Tenía curiosidad por saber cómo iría esa historia.
Las cosas de Jake las habían colocado en lo que había sido la habitación de invitados. Habían colocado la mayoría de los instrumentos en lo que había sido su almacén y habían hecho espacio en el salón comedor para el piano de cola. Rose había puesto la casa patas arriba y estaba haciendo magia colocando las cosas del almacén por el resto de la casa, pero no le importaba.
Ahora ya era de noche, la noche siguiente de que Jake decidiera mudarse, y por fin habían acabado de colocar los instrumentos y meter los aparatos electrónicos de Jake en su habitación. Él ya se la iría adornando con el tiempo.
A Rose le costaba entender cómo Jake podía tener y entender tantos aparatos electrónicos. Pero bueno, ella siempre había sido lenta para ese tipo de cosas, disfrutaba más de las cosas antiguas.
- ¡Ya puedes salir! – chilló Rose desde el comedor. Había mandado a Jake a su cuarto por que le tenía una sorpresa preparada, aunque el pobre había tenido que esperar más de la cuenta. Pero como había estado instalando sus cachivaches electrónicos Rose dudaba que se hubiese aburrido mucho.
Jake colocó el último libro que le quedaba. Y, sonriente y emocionado, sin saber muy bien lo que le esperaba al otro lado, abrió la puerta del dormitorio.
La mesa del comedor estaba vestida con el mejor mantel que Rose tenía, aunque probablemente era el único que tenía ya que nunca utilizaba mantel. Encima de la mesa había lo que Rose buenamente había sabido cocinar: un gran plato con costillas de cordero y dos bistecs, un revoltijo de huevo con un poco de pimienta, un bol de ensalada (de bolsa) y un plato de patatas fritas.
- No es mucho, y no es muy “sano” – dijo mientras gesticulaba las comillas con sus dedos – pero creo que te mereces una cena de bienvenida, Pecas.
Jake solo puso sonreir con aprecio, dulzura y agradecimiento.
Jake: No tenías por qué hacerlo...
- Nah, no es para tanto, me van las tradiciones cursis como estas. ¿Pero estás seguro de que podrás comer esto? ¿No te va a dar un ataque “Esto-no-es-sano-no-me-lo-como-ni-de-coña”? – dijo Rose burlona.
Jake puso los ojos en blanco.
Jake: Soy americano también, Rose. Y la cocina americana se basa en la comida rápida. - rió.
-¡Esto no es comida rápida! ¿Tú sabes lo que me ha costado cocinarlo? Además esto es barbacoa y huevo, puede no ser lo más sano del mundo pero NO es comida rápida - dijo Rose fingiendo molestia.
Jake: Lo sé, lo sé. Y gracias. No deberías haberte molestado.
- Que te he dicho que no me importa - insistió Rose burlona - per en fin, vamos a cenar que no sé tú pero yo me muero de hambre.
Jake: De acuerdo. - dijo él, sentándose en una de las sillas.
Rose se sentó en la silla de delante y empezó a comer.
- ¿Fqué ze pareze la caza? – dijo Rose con la boca llena.
Jake: Creía que iba a ser más pequeña, la verdad. - confesó.
- ¿Por? - preguntó Rose
Jake: No lo sé. Ni idea, pero en mi cabeza la imaginaba así. Pero me ha sorprendido que sea bastante más grande.
- Me gustan los espacios grandes, me agobia estar encerrada en casa mucho tiempo así que como mínimo con un espacio grande me siento a mis anchas.
Jake: Yo soy un ser nómada al cien por cien. Del sofá que no me mueva nadie.
- Eso no durará mucho, no mientras vivas bajo mi techo, muchacho - dijo poniendo voz de madre responsable.
Jake: Mi madre intentó apuntarme a gimnasia con 13 años. Fracasó en el intento. Siempre se recordará la fecha como "Verano de 2027, el día que Anne Hawks se rindió ante la vagueza de su hijo".
- Anne Hawks no es Rose Sawyer, Anne Hawks no quiere que a su hijo le dé flato, a Rose Sawyer le importa un pimiento, Rose Sawyer conseguirá que Jake mueva el trasero. Especialmente teniendo en cuenta que es tu trabajo.
Jake sonrió, pero no dijo nada. Dudaba de que Rose Sawyer consiguiera lo que su madre, a la cual tenía miedo a veces, no había logrado.
- No me mires así, que sé lo que estás pensando – dijo Rose divertida – Pero en fin, cambiemos de tema. ¿Por qué te metiste en la ICD? Quiero decir, ¿qué te empujo a meterte en un trabajo que requiere que muevas el pandero?
Jake: Me estaba empezando a aburrir de la anterior empresa en la que estaba, y me apetecía un cambio de aires. - hizo una breve pausa. - Además, mi padre había trabajado en la ICD y nos había hablado bien de ella.
- ¿En serio? ¿Tu padre el cascarrabias? ¿El que no quería que salieses de casa sin la burbuja anti bacterias? - dijo bromeando ella.
Jake: Es que antes era diferente. - rió por la broma.
- ¿Cómo de diferente? A parte de faldillero, que eso ya me lo dijiste.
Jake: No sabría explicarlo. Pero un amigo de mi padre me contó que una vez me dejó, aún de niño, en su casa, para que me cuidase durante un rato, y me dejó ahí tres días.
- Un gran padre, en efecto - rió Rose - parece mentira que pasara de tan despreocupado a tan responsable.
Jake: Ya ves, es un poco exagerado. - alcanzó su vaso y dio un trago a su bebida. - ¿Y tú? ¿Por qué decidiste entrar en la ICD?
- Siempre me han gustado las historias de detectives - dijo bebiendo un poco de cerveza - pensé que sería interesante. Y además, me gusta patear traseros.
Jake: Si, te pega. ¿Hiciste algo antes de entrar en la academia? Quiero decir, ¿trabajaste? ¿Estudiaste?
- Trabajé en una cafetería de carretera en mi pueblo para sacarme un dinero y estudié criminología en Chicago, luego me metí en la academia - contestó Rose.
Jake: Genial. - comentó.
- ¿Tú estudiaste alguna carrera? - preguntó Rose.
Jake: Si, ingeniería informática. - asintió.
- Sí, ya he comprobado que eres muy fan de los cachivaches informáticos - dijo Rose poniéndose más huevos revueltos en el plato.
Jake: Otras cosas no, y por otras cosas, hablo del deporte. Pero la informática me apasiona.
- A mi me aburre, bueno, no me aburre, es interesante cómo evoluciona la electrónica, pero no es lo mío. Me gustan las cosas viejas y estables - rió.
Jake: Osea, que eres como una vieja, chapada a la antigua. - se burló.
- ¿Es así como hablas a tus mayores? - contestó ella poniendo voz de abuela cascarrabias.
Jake rió.
- En fin, ¿Estas comiendo bien? Te advierto que las barbacoas son mi especialidad.
Jake: De maravilla, gracias. - respondió con sinceridad.
- Bien, bien. Pero no pienses que será así cada día, tendremos que repartirnos las tareas domésticas.
Jake: Por supuesto. ¿Tenías algo pensado?
- Ehhh... No. Pero no te preocupes que se nos irá ocurriendo a medida que pase el tiempo - dijo ella despreocupada.
Jake: De acuerdo. - asintió.
- Por cierto - dijo sentándose recta, pues a medida que transcurría la cena su postura en la silla había ido degenerando - tengo que hacerte una pregunta muy importante - continuó con seriedad.
Jake: Si, vale. - frunció el ceño, pensativamente.
- ¿Te gusta Doctor Who? - preguntó finalmente ella, después de estar unos segundos en silencio.
Jake: Sinceramente, a este paso se quedará en mi lista de "Series por ver" hasta el resto de la eternidad.
- ¡¿Cómo que por qué?! ¡Doctor Who es la mejor serie de ciencia ficción habida y por haber! ¡Tienes que verla!
Jake: Pero no tengo tiempo, no me mates.
- No mientas, deja el porno y mira Doctor Who -insistió Rose.
Jake: Bueno, tranquila. Cuando pueda, lo veré.
- Te estaré vigilando - amenazó Rose.
Jake: No hace falta que me acoses hasta que lo vea. - comentó con una media sonrisa.
- Puede ser muy convincente cuando lo deseo - dijo cruzando las piernas y tirándose el pelo hacia atrás seductoramente.
Jake: Ya, bueno. Si... - apartó la mirada y alzó su vaso de nuevo, llevándoselo a la boca. Antes de beber, dijo: - Ya veré cuándo puedo verla.
Rose volvió a sentarse bien, compadeciéndose, aunque contenta de haber puesto nervioso a Jake. Rió para sus adentros, era bueno mantenerse en forma en el tema de la seducción. No estaba interesada en seducir a Jake, pero era bueno saber que aun producía algo en los hombres.
Estuvieron un rato más hablando mientras terminaban de cenar, Rose alagaba la serie mientras Jake asentía y comentaba de tanto en tanto. Cuando hubieron acabado de comer Rose propuso de salir a por un helado.
Cuando volvieron a casa ya era tarde y se fueron cansados a la cama, pues había sido una tarde movida trasladando todos los instrumentos y otros objetos de Jake. Rose se despidió dándole una rápida palmada en el trasero a Jake, cosa que incomodó un poco a este pero hizo que Rose riera.
Rose no podía dormir. Casi nunca podía, era propensa al insomnio, pero le fastidiaba estar cansada y no tener sueño, sobre todo cuando al día siguiente tenía que levantarse pronto. Lo intentaba con todo: pastillas, largas caminatas, correr hasta hartarse, leer hasta que le ardieran los ojos… pero seguía costándole dormir.
Se levantó y salió a la terraza, puesto que desde su habitación había una entrada a esta. Mientras salía agarró su móvil y el libro que estaba leyendo. Dejó el libro en una mesita de madera junto a una silla de madera también e inclinó los brazos en la barandilla de la terraza. Buscó el número de Arthur en el móvil y llamó. Pasó un rato hasta que éste descolgó.
- ¿Sí? – dijo con voz somnolienta.
- ¿Te he despertado? – preguntó divertida.
- No, estoy trabajando en un proyecto, llevo toda la noche despierto, aquí son las 8 – contestó este - ¿qué necesitas?
- Nada, es que no puedo dormir.
- ¿Y por eso me llamas? Rose tengo cosas importantes que hacer, las dos de la mañana no es una buena hora para llamar.
- Tengo un inquilino en casa – dijo ignorándole.
- ¿Un inquilino? ¿Quién? – preguntó él curioso, sabía que Rose no dejaba que entraran en su casa muchos hombres, a parte de él, sus familiares y su compañero Aidan sabía que ningún otro hombre había pisado esa casa.
- Se llama Jake, es mi nueva pareja de la ICD, es majo – contestó ella.
- Oh, está bien… ¿Y…? – sabía que había algo más.
- Bueno, resulta que tenía problemas en casa y necesitaba mudarse… y bueno… le he invitado a vivir conmigo…
- ¡¿QUÉ?! – dijo Arthur sorprendido, era lo último que esperaba que Rose dijera.
- Sé que es una locura pero no sé, ha sido un impulso. Este chico tiene algo que me da confianza – aclaró Rose – no te preocupes, si intenta algo le pegaré una paliza. Aunque sinceramente no creo que intente nada. Sólo quería que lo supieses, para que la próxima vez que vengas no te pegues un susto – dijo riendo.
- Pero Rose ¿estarás bien? – dijo él preocupado.
- Sí, sí, no te preocupes. Ahora mejor te dejo trabajar, buenas noches – dijo colgando antes de que pudiese contestar.
No le gustaba la dirección que estaba a punto de tomar la conversación, no le apetecía hablar del tema. Por eso cuando Arthur llamó no le cogió el teléfono. No volvió a llamar, la conocía demasiado bien para eso.
Estuvo un rato más apoyada a la barandilla, observando Nueva York. La oscuridad la rodeó, los malos recuerdos empezaron a invadir sus pensamientos. Pensó en el caso.
Había alguien por ahí que tenía la tecnología para extraer recuerdos… extraer recuerdos, eso sería interesante… podría serle útil…
Descartó inmediatamente ese pensamiento, zarandeó la cabeza y respiró hondo. Ese lunático extraía cerebros, no quitaba malos recuerdos.
Decidió que lo mejor sería ponerse a leer y evadirse del mundo. Se acomodó en la silla de madera y se puso a leer.
Notó cómo un brazo la zarandeaba y una voz la llamaba a gritos. Se giró bruscamente, no quería despertarse. Pero la voz insistió y el zarandeo no cesó. Finalmente abrió los ojos y se encontró la cara de Jake.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué chillas? – dijo frotándose los ojos con una mano y poniéndose la otra a la espalda para calmarse un súbito dolor.
- Llevo cinco minutos intentando despertarte, he estado a punto de ir a por agua helada. – contestó Jake – Llegamos tarde – informó.
Rose se fijó más en donde estaba, se había quedado dormida leyendo en la silla de madera (de allí el dolor de espalada), Jake estaba delante suyo ya vestido. Miró su reloj, efectivamente llegaban tarde… ¡Llegaban tarde!
Se levantó de golpe, tropezándose con la pata de la silla, Jake la agarró antes de que callera. Cuando se puso de pie se metió corriendo en su habitación y se puso lo primero que vio en el armario.
- ¡Corre! ¡Corre! – dijo saliendo de la habitación para encontrarse con Jake en el comedor. – Ya desayunaremos en la ICD, ¡vamos, vamos! Deberías haberme despertado antes – dijo agarrando las llaves en el recibidor y abriendo la puerta con prisa.
Jake: Pensaba que te despertarías, no se a qué hora sueles poner el despertador.
Rose se quedó un momento pensando.
- En realidad no suelo poner el despertador… bueno, ya sabes que hacer, despiértame antes de que lleguemos tarde – chilló mientras bajaba las escaleras a saltos.
Jake: Lo tendré en cuenta para mañana.
- Genial - contestó ella.
Llegaron al coche y Rose se apresuró a entrar al momento en el que el coche notó su presencia y abrió. Esperó a que Jake hubiese subido y arrancó. Puso la sirena e incrementó la velocidad del vehículo. No debían llegar tarde.
- Espero que hoy saquemos algo en claro de la investigación, me estoy empezando a impacientar - dijo Rose sin apartar la mirada de la carretera.
Jake: Pero seguimos sin tener ninguna prueba.
- Bueno, pruebas físicas no, pero tenemos tres nombres. Nikki me pidió hacer una lista de los hombres más ricos e inteligentes de Nueva York que coincidieran con la descripción del perfil ¿recuerdas? Tenemos de donde partir.
Jake: Bueno, al menos es algo... - se encogió de hombros.
- Por eso, vayamos rápido a la ICD, supongo que nos repartiremos a los sospechosos.
Una vez llegaron a la ICD Rose se apresuró a subir por las escaleras mientras Jake se limitó a esperar el ascensor. Al notar que él no la seguía Rose volvió a bajar, agarró a Jake de la camiseta y le arrastró con ella. Él se quejó pero como ella no le soltaba acabó subiendo a toda prisa junto a ella.
Una vez llegaron a su planta exhaustos entraron rápidamente en la sala de reuniones, donde todos les estaban esperando.
- Sentimos el retraso - dijo Rose jadeando - a Jake se le han pegado las sábanas.
Jake: ¿A mí? - exclamó, apuntándose con un dedo en el pecho.
- No pretendas mentir ahora, Jake, no cuela - dijo Rose burlona.
Pero antes de que Jake pudiese contestar Nikki les interrumpió.
- Ya seguiréis con esta discusión en otro momento, chicos - dijo intentando no reír - hablemos del caso - dijo ya seria - Rose ¿hiciste la lista?
- En efecto, mi querida Nikki - dijo ella sentándose junto a un malhumorado Jake - y he sacado tres sospechosos. Joe Ulrich, Olan Orson y Louis Niall. Los tres personajes que podrían coincidir con el perfil y que tienen suficiente dinero como para comprarnos a todos.
- Estos son personajes muy importantes de la ciudad, será complicado investigarles - indicó Aidan.
- Cierto, por eso he pensado que podríamos ir a una misión de incógnito - dijo Rose sonriendo y sacando un papel de su bolsillo.
Ruth cogió el papel y lo leyó.
- Es una fiesta benéfica para recaudar fondos para ayudas a los pobres en Nueva York, este viernes - resumió Ruth - 1.500 dólares por plato.
- Es carísimo, la ICD no puede meternos - dijo Nikki.
- La ICD tal vez no, pero creo que alguien aquí podría - dijo Rose con una sonrisa pícara girando la mirada a Jake y haciendo que todos le miraran también.
Jake: ¿Yo? ¿Cómo? - preguntó, nervioso.
- ¿No se te daban tan bien los ordenadores? Seguro que encuentras la manera de colarnos en la lista - le dijo Rose alentándole.
Jake la miró, pensativo.
Jake: De acuerdo, pero tendría que falsificar los trámites bancarios. ¿Eso... - giró la cabeza y miró a los demás. - eso no es ilegal?
Todos se miraron los unos a los otros durante unos momentos.
- ¿De verdad puedes hacerlo? - preguntó Keith.
Jake: Por supuesto. - asintió él, convencido.
- Pues hazlo - dijo Keith - si nos puede ayudar en la investigación hazlo.
- Perfecto – dijo Rose animada, le gustaban las misiones de incógnito y esa era perfecta – Aquí está la idea: con la ayuda de Jake – dijo mirándole – nos colamos en la fiesta – volvió a mirarles a todos – Es una fiesta de parejas, pero por eso no hay problema, somos tres pares. ¿Cómo sacarles información? Muy simple: si tiene pene muéstrale un par de tetas. Tres chicas para tres sospechosos. Cada una de nosotras irá a uno de los sospechosos e intentará acercarse a él, tranquilas, nada de cosas perversas – dijo mirando a Ruth y a Nikki – Joe está recién divorciado, aunque no por eso será fácil acercarse, es un hombre serio aunque estoy segura de que Ruth podría llegar a interesarle – dijo mirando a Ruth pícaramente, esta se limitó a asentir con una media sonrisa, una sonrisa preparada para un nuevo reto - Olan está casado pero su mujer no irá a la fiesta y es sabido que le van las jovencitas, de él me encargo yo. Louise está soltero pero es el más sofisticado y decente, creo que él sería perfecto para Nikki – Rose miró a Nikki y ésta asintió seria, concentrada en lo que Rose estaba diciendo.
- ¿Y nosotros? – preguntó Nathan refiriéndose a los hombres.
- No te impacientes querido, vosotros también tendréis vuestra misión. La cena se celebrará en el edificio Krimsol, propiedad de Olan Orson, archivo de su empresa de investigación. Coincide que Olan está haciendo una investigación junto con las otras dos estrellas de la noche y nuestros sospechosos: Joe y Louise. Mucha coincidencia, sí, pero no sería una buena historia de asesinatos si no lo fuera.
- Rose ve al grano – dijo Keith.
- Está bien, está bien. Jake – dijo mirándole - cuando estemos dentro del edificio te meterás en la base de datos de Orson, estoy segura de que Nathan puede ayudarte. Necesitaremos el mapa del edificio con todas las salas y conductos.
- Estaré encantado de ayudar en lo que sea - dijo Nathan mirando a Jake.
Jake: De acuerdo, cuenta con ello.
- Perfecto. Aidan ¿recuerdas que he dicho que Joe estaba divorciado? – este asintió – pues resulta que su ex esposa estará en la fiesta también, es una de las inversoras mayoritarias de la empresa de Olan, él les presentó, y está al corriente de la mayoría de cosas que suceden. Tu tarea será acercarte a ella y sonsacarle toda la información que puedas. Estará despechada, con tus encantos te dará toda la información que quieras o a lo mejor no pero odia a su marido así que te dirá lo que sea.
- De acuerdo – asintió él cruzándose de brazos, pensativo.
- Yo dirigiré la operación desde fuera - interrumpió Keith. Rose asintió conforme. - Bien chicos, tenemos que prepararnos para esta operación, tenemos tres días para que todo salga perfecto este viernes. Bien hecho agente Sawyer - felicitó a Rose, la cual mostró una sonrisa de agradecimiento.
Todos salieron de la sala, dispuestos a empezar su trabajo. Pero cuando Rose iba a salir el jefe la paró.
- Un segundo Rose - ordenó él.
- ¿Sí? - dijo ella tragando saliva nerviosa, cuando la llamaba por su nombre era por que la había pillado haciendo algo que no debía.
- Me comentarón ayer por la noche que el otro día cogiste uno de los vehículos de la ICD sin permiso, según las cámaras de seguridad - dijo él. "Mierda" pensó Rose.
- Era cuestión de vida o muerte, señor - contestó ella.
- ¿Ah sí? - preguntó él arqueando una ceja divertido.
- ¿A oido usted hablar de los Transformers alguna vez en su vida?
Keith rió levemente.
- Que no vuelva a ocurrir, la próxima vez no creo que pueda cubrirte - le advirtió él cariñosamente.
- Sí señor - dijo ella.
Cuando él salió ella suspiró aliviada, salió de la sala y fue hacia su escritorio. Empezó a remover por los cajones pero antes de encontrar lo que buscaba notó que alguien le daba un toque en la espalda, cosa que hizo que se girara rápidamente y agarrara el brazo del que la intentaba asustar.
- Oh, eres tú Scott - dijo soltándole el brazo.
El sonrió ante la cara de sorpresa y el acto de violencia de su guapa compañera y acto seguido se apoyo en la mesa al lado de ella pero manteniendo aun la sonrisa.
- ¿Qué quieres? - preguntó volviendo a su tarea de buscar en el cajón.
-Quieres venir al baile conmigo, para reforzar nuestra tapadera, ya sabes.
- Pensaba que querrías ir con Nikki - dijo Rose extrañada, sin levantar la cabeza. Aunque entonces recordó que había estado coqueteando con él.
- ¿Con Nikki? ¿Por qué dices eso?
- No sé, ¿por qué te has colocado estratégicamente para que te oiga?
Scott se puso rojo cuando mirando de reojo a Nikki vio que ella también lo había escuchado y aunque sus mejillas habían cogido también un tono rosado, estaba intentando disimular una sonrisa.
- No suelo salir a bailar, soy un poco patosa, Nikki baila mucho mejor que yo - dijo con una sonrisa dulce - y además, tengo que ir con Jake o es capaz de no atreverse a entrar en el edificio. Pero si quieres te concedo un baile - dijo dulcemente.
-Que conste que si algún objeto punzante acaba incrustado en mi cráneo serás la responsable, pero igualmente para mi será todo un placer que me concedas un baile-el también le sonrió con dulzura - Puedo preguntarte algo Rose, tu y Jake...
- Oh no, nooo... - dijo Rose exageradamente.
Scott esclató en risas delante de la cara de "asco" de Rose al imaginarse con Jake y se sintió alagado de que no hubiese hecho esa cara en cuando a lo de ir juntos al baile.
- Es un gran chico y me cae muy bien, pero no tiene pechos - dijo con lamento.
Scott paro de reír y se la quedo mirando con una especie de sorpresa y decepción, porque el tampoco tenía pechos.
- Yo tampoco tengo pechos... eso no es bueno ¿verdad?
- No, lo siento - dijo con una sonrisa, no maléfica, sino simpática.
-Entonces tenemos un problema, no tengo suficiente dinero para ponerme pechos... - dijo él también con una sonrisa amistosa - Pero igualmente me concederás un baile ¿verdad? Si he de bailar toda la noche con esa bruja acabare encerrado en un manicomio.
-Por supuesto - dijo sinceramente - ¡Ajá! - exclamó al encontrar lo que buscaba, sacó la cámara, que se había quedado en el fondo del cajón. La había dejado ahí para hacerle la foto a Scott, el último que le quedaba - ¡Sonríeeeee! - dijo clicando el botón antes de que a este le diese la oportunidad de prepararse.
Nathan se sorprendió ante la repentina foto pero después sonrió y coloco una sonrisa picara.
- ¿Tan irresistible soy que no puedes evitar hacerme fotos?
- Me gusta hacer fotos de la gente que conozco - dijo sacando la foto instantánea de la cámara - y eras el último que me quedaba. Pero has quedado guapísimo - mintió enseñándole la foto en la que salía haciendo una mueca.
- ¿Tienes una foto de cada persona a la que has conocido? Es fascinante Rose...-dijo cogiendo su foto i negando con la cabeza - Algún día me has de enseñar las fotos de los otros, seguro que Nikki quedo con cara bruja.
- No, esa fue Ruth, Nikki quedó con cara de rana - rió Rose.
- También le pega la verdad - dijo sonriendo y mirando de reojo el despacho de Nikki el cual tenia las persianas subidas y se podía ver como Nikki se peleaba con su Ipad - ¿Puedo preguntar quién sabe de aquí que desearías que yo tuviese tetas?
- Todos menos tú, bueno, ahora ya lo sabes. Lo siento - se disculpó - me hace gracia coquetear con los que intentan ligar conmigo.
- Eres mala, me gustas Rose, pero que se le va hacer no siempre lo que uno quiere es lo que puede o debe tener ¿verdad? - Scott miro el reloj táctil de su pulsera i tendió una mano a Rose - Te invito almorzar, quiero conocerte sin ligoteos inútiles, solo tú y yo como buenos compañeros ¿vamos?
- Vale - contestó Rose, nunca se rechazaba la comida gratis.
Agarró con fuerza la mano de Nathan y le arrastró hacia las escaleras.
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha quedado claro el plan? Cualquier duda no dudeis en preguntar xD
***
¿Pero qué estaba haciendo? ¿Se había vuelto loca? ¡No solamente estaba dejando entrar a un hombre que acababa de conocer sino que le estaba invitando a vivir con ella! Definitivamente se había vuelto loca, estaba rompiendo todas sus reglas por un chico que aun no sabía cómo era realmente, ni si era de fiar. Se había dejado llevar por un impulso que no sabía de dónde había salido.
Pero había algo en Jake, no sabía qué, que le gustaba, que le daba confianza. Además era su compañero y necesitaba ayuda, ahora no podía echarse atrás, y en el fondo no quería. Tenía curiosidad por saber cómo iría esa historia.
Las cosas de Jake las habían colocado en lo que había sido la habitación de invitados. Habían colocado la mayoría de los instrumentos en lo que había sido su almacén y habían hecho espacio en el salón comedor para el piano de cola. Rose había puesto la casa patas arriba y estaba haciendo magia colocando las cosas del almacén por el resto de la casa, pero no le importaba.
Ahora ya era de noche, la noche siguiente de que Jake decidiera mudarse, y por fin habían acabado de colocar los instrumentos y meter los aparatos electrónicos de Jake en su habitación. Él ya se la iría adornando con el tiempo.
A Rose le costaba entender cómo Jake podía tener y entender tantos aparatos electrónicos. Pero bueno, ella siempre había sido lenta para ese tipo de cosas, disfrutaba más de las cosas antiguas.
- ¡Ya puedes salir! – chilló Rose desde el comedor. Había mandado a Jake a su cuarto por que le tenía una sorpresa preparada, aunque el pobre había tenido que esperar más de la cuenta. Pero como había estado instalando sus cachivaches electrónicos Rose dudaba que se hubiese aburrido mucho.
Jake colocó el último libro que le quedaba. Y, sonriente y emocionado, sin saber muy bien lo que le esperaba al otro lado, abrió la puerta del dormitorio.
La mesa del comedor estaba vestida con el mejor mantel que Rose tenía, aunque probablemente era el único que tenía ya que nunca utilizaba mantel. Encima de la mesa había lo que Rose buenamente había sabido cocinar: un gran plato con costillas de cordero y dos bistecs, un revoltijo de huevo con un poco de pimienta, un bol de ensalada (de bolsa) y un plato de patatas fritas.
- No es mucho, y no es muy “sano” – dijo mientras gesticulaba las comillas con sus dedos – pero creo que te mereces una cena de bienvenida, Pecas.
Jake solo puso sonreir con aprecio, dulzura y agradecimiento.
Jake: No tenías por qué hacerlo...
- Nah, no es para tanto, me van las tradiciones cursis como estas. ¿Pero estás seguro de que podrás comer esto? ¿No te va a dar un ataque “Esto-no-es-sano-no-me-lo-como-ni-de-coña”? – dijo Rose burlona.
Jake puso los ojos en blanco.
Jake: Soy americano también, Rose. Y la cocina americana se basa en la comida rápida. - rió.
-¡Esto no es comida rápida! ¿Tú sabes lo que me ha costado cocinarlo? Además esto es barbacoa y huevo, puede no ser lo más sano del mundo pero NO es comida rápida - dijo Rose fingiendo molestia.
Jake: Lo sé, lo sé. Y gracias. No deberías haberte molestado.
- Que te he dicho que no me importa - insistió Rose burlona - per en fin, vamos a cenar que no sé tú pero yo me muero de hambre.
Jake: De acuerdo. - dijo él, sentándose en una de las sillas.
Rose se sentó en la silla de delante y empezó a comer.
- ¿Fqué ze pareze la caza? – dijo Rose con la boca llena.
Jake: Creía que iba a ser más pequeña, la verdad. - confesó.
- ¿Por? - preguntó Rose
Jake: No lo sé. Ni idea, pero en mi cabeza la imaginaba así. Pero me ha sorprendido que sea bastante más grande.
- Me gustan los espacios grandes, me agobia estar encerrada en casa mucho tiempo así que como mínimo con un espacio grande me siento a mis anchas.
Jake: Yo soy un ser nómada al cien por cien. Del sofá que no me mueva nadie.
- Eso no durará mucho, no mientras vivas bajo mi techo, muchacho - dijo poniendo voz de madre responsable.
Jake: Mi madre intentó apuntarme a gimnasia con 13 años. Fracasó en el intento. Siempre se recordará la fecha como "Verano de 2027, el día que Anne Hawks se rindió ante la vagueza de su hijo".
- Anne Hawks no es Rose Sawyer, Anne Hawks no quiere que a su hijo le dé flato, a Rose Sawyer le importa un pimiento, Rose Sawyer conseguirá que Jake mueva el trasero. Especialmente teniendo en cuenta que es tu trabajo.
Jake sonrió, pero no dijo nada. Dudaba de que Rose Sawyer consiguiera lo que su madre, a la cual tenía miedo a veces, no había logrado.
- No me mires así, que sé lo que estás pensando – dijo Rose divertida – Pero en fin, cambiemos de tema. ¿Por qué te metiste en la ICD? Quiero decir, ¿qué te empujo a meterte en un trabajo que requiere que muevas el pandero?
Jake: Me estaba empezando a aburrir de la anterior empresa en la que estaba, y me apetecía un cambio de aires. - hizo una breve pausa. - Además, mi padre había trabajado en la ICD y nos había hablado bien de ella.
- ¿En serio? ¿Tu padre el cascarrabias? ¿El que no quería que salieses de casa sin la burbuja anti bacterias? - dijo bromeando ella.
Jake: Es que antes era diferente. - rió por la broma.
- ¿Cómo de diferente? A parte de faldillero, que eso ya me lo dijiste.
Jake: No sabría explicarlo. Pero un amigo de mi padre me contó que una vez me dejó, aún de niño, en su casa, para que me cuidase durante un rato, y me dejó ahí tres días.
- Un gran padre, en efecto - rió Rose - parece mentira que pasara de tan despreocupado a tan responsable.
Jake: Ya ves, es un poco exagerado. - alcanzó su vaso y dio un trago a su bebida. - ¿Y tú? ¿Por qué decidiste entrar en la ICD?
- Siempre me han gustado las historias de detectives - dijo bebiendo un poco de cerveza - pensé que sería interesante. Y además, me gusta patear traseros.
Jake: Si, te pega. ¿Hiciste algo antes de entrar en la academia? Quiero decir, ¿trabajaste? ¿Estudiaste?
- Trabajé en una cafetería de carretera en mi pueblo para sacarme un dinero y estudié criminología en Chicago, luego me metí en la academia - contestó Rose.
Jake: Genial. - comentó.
- ¿Tú estudiaste alguna carrera? - preguntó Rose.
Jake: Si, ingeniería informática. - asintió.
- Sí, ya he comprobado que eres muy fan de los cachivaches informáticos - dijo Rose poniéndose más huevos revueltos en el plato.
Jake: Otras cosas no, y por otras cosas, hablo del deporte. Pero la informática me apasiona.
- A mi me aburre, bueno, no me aburre, es interesante cómo evoluciona la electrónica, pero no es lo mío. Me gustan las cosas viejas y estables - rió.
Jake: Osea, que eres como una vieja, chapada a la antigua. - se burló.
- ¿Es así como hablas a tus mayores? - contestó ella poniendo voz de abuela cascarrabias.
Jake rió.
- En fin, ¿Estas comiendo bien? Te advierto que las barbacoas son mi especialidad.
Jake: De maravilla, gracias. - respondió con sinceridad.
- Bien, bien. Pero no pienses que será así cada día, tendremos que repartirnos las tareas domésticas.
Jake: Por supuesto. ¿Tenías algo pensado?
- Ehhh... No. Pero no te preocupes que se nos irá ocurriendo a medida que pase el tiempo - dijo ella despreocupada.
Jake: De acuerdo. - asintió.
- Por cierto - dijo sentándose recta, pues a medida que transcurría la cena su postura en la silla había ido degenerando - tengo que hacerte una pregunta muy importante - continuó con seriedad.
Jake: Si, vale. - frunció el ceño, pensativamente.
- ¿Te gusta Doctor Who? - preguntó finalmente ella, después de estar unos segundos en silencio.
Jake: Sinceramente, a este paso se quedará en mi lista de "Series por ver" hasta el resto de la eternidad.
- ¡¿Cómo que por qué?! ¡Doctor Who es la mejor serie de ciencia ficción habida y por haber! ¡Tienes que verla!
Jake: Pero no tengo tiempo, no me mates.
- No mientas, deja el porno y mira Doctor Who -insistió Rose.
Jake: Bueno, tranquila. Cuando pueda, lo veré.
- Te estaré vigilando - amenazó Rose.
Jake: No hace falta que me acoses hasta que lo vea. - comentó con una media sonrisa.
- Puede ser muy convincente cuando lo deseo - dijo cruzando las piernas y tirándose el pelo hacia atrás seductoramente.
Jake: Ya, bueno. Si... - apartó la mirada y alzó su vaso de nuevo, llevándoselo a la boca. Antes de beber, dijo: - Ya veré cuándo puedo verla.
Rose volvió a sentarse bien, compadeciéndose, aunque contenta de haber puesto nervioso a Jake. Rió para sus adentros, era bueno mantenerse en forma en el tema de la seducción. No estaba interesada en seducir a Jake, pero era bueno saber que aun producía algo en los hombres.
Estuvieron un rato más hablando mientras terminaban de cenar, Rose alagaba la serie mientras Jake asentía y comentaba de tanto en tanto. Cuando hubieron acabado de comer Rose propuso de salir a por un helado.
Cuando volvieron a casa ya era tarde y se fueron cansados a la cama, pues había sido una tarde movida trasladando todos los instrumentos y otros objetos de Jake. Rose se despidió dándole una rápida palmada en el trasero a Jake, cosa que incomodó un poco a este pero hizo que Rose riera.
***
Rose no podía dormir. Casi nunca podía, era propensa al insomnio, pero le fastidiaba estar cansada y no tener sueño, sobre todo cuando al día siguiente tenía que levantarse pronto. Lo intentaba con todo: pastillas, largas caminatas, correr hasta hartarse, leer hasta que le ardieran los ojos… pero seguía costándole dormir.
Se levantó y salió a la terraza, puesto que desde su habitación había una entrada a esta. Mientras salía agarró su móvil y el libro que estaba leyendo. Dejó el libro en una mesita de madera junto a una silla de madera también e inclinó los brazos en la barandilla de la terraza. Buscó el número de Arthur en el móvil y llamó. Pasó un rato hasta que éste descolgó.
- ¿Sí? – dijo con voz somnolienta.
- ¿Te he despertado? – preguntó divertida.
- No, estoy trabajando en un proyecto, llevo toda la noche despierto, aquí son las 8 – contestó este - ¿qué necesitas?
- Nada, es que no puedo dormir.
- ¿Y por eso me llamas? Rose tengo cosas importantes que hacer, las dos de la mañana no es una buena hora para llamar.
- Tengo un inquilino en casa – dijo ignorándole.
- ¿Un inquilino? ¿Quién? – preguntó él curioso, sabía que Rose no dejaba que entraran en su casa muchos hombres, a parte de él, sus familiares y su compañero Aidan sabía que ningún otro hombre había pisado esa casa.
- Se llama Jake, es mi nueva pareja de la ICD, es majo – contestó ella.
- Oh, está bien… ¿Y…? – sabía que había algo más.
- Bueno, resulta que tenía problemas en casa y necesitaba mudarse… y bueno… le he invitado a vivir conmigo…
- ¡¿QUÉ?! – dijo Arthur sorprendido, era lo último que esperaba que Rose dijera.
- Sé que es una locura pero no sé, ha sido un impulso. Este chico tiene algo que me da confianza – aclaró Rose – no te preocupes, si intenta algo le pegaré una paliza. Aunque sinceramente no creo que intente nada. Sólo quería que lo supieses, para que la próxima vez que vengas no te pegues un susto – dijo riendo.
- Pero Rose ¿estarás bien? – dijo él preocupado.
- Sí, sí, no te preocupes. Ahora mejor te dejo trabajar, buenas noches – dijo colgando antes de que pudiese contestar.
No le gustaba la dirección que estaba a punto de tomar la conversación, no le apetecía hablar del tema. Por eso cuando Arthur llamó no le cogió el teléfono. No volvió a llamar, la conocía demasiado bien para eso.
Estuvo un rato más apoyada a la barandilla, observando Nueva York. La oscuridad la rodeó, los malos recuerdos empezaron a invadir sus pensamientos. Pensó en el caso.
Había alguien por ahí que tenía la tecnología para extraer recuerdos… extraer recuerdos, eso sería interesante… podría serle útil…
Descartó inmediatamente ese pensamiento, zarandeó la cabeza y respiró hondo. Ese lunático extraía cerebros, no quitaba malos recuerdos.
Decidió que lo mejor sería ponerse a leer y evadirse del mundo. Se acomodó en la silla de madera y se puso a leer.
***
Notó cómo un brazo la zarandeaba y una voz la llamaba a gritos. Se giró bruscamente, no quería despertarse. Pero la voz insistió y el zarandeo no cesó. Finalmente abrió los ojos y se encontró la cara de Jake.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué chillas? – dijo frotándose los ojos con una mano y poniéndose la otra a la espalda para calmarse un súbito dolor.
- Llevo cinco minutos intentando despertarte, he estado a punto de ir a por agua helada. – contestó Jake – Llegamos tarde – informó.
Rose se fijó más en donde estaba, se había quedado dormida leyendo en la silla de madera (de allí el dolor de espalada), Jake estaba delante suyo ya vestido. Miró su reloj, efectivamente llegaban tarde… ¡Llegaban tarde!
Se levantó de golpe, tropezándose con la pata de la silla, Jake la agarró antes de que callera. Cuando se puso de pie se metió corriendo en su habitación y se puso lo primero que vio en el armario.
- ¡Corre! ¡Corre! – dijo saliendo de la habitación para encontrarse con Jake en el comedor. – Ya desayunaremos en la ICD, ¡vamos, vamos! Deberías haberme despertado antes – dijo agarrando las llaves en el recibidor y abriendo la puerta con prisa.
Jake: Pensaba que te despertarías, no se a qué hora sueles poner el despertador.
Rose se quedó un momento pensando.
- En realidad no suelo poner el despertador… bueno, ya sabes que hacer, despiértame antes de que lleguemos tarde – chilló mientras bajaba las escaleras a saltos.
Jake: Lo tendré en cuenta para mañana.
- Genial - contestó ella.
Llegaron al coche y Rose se apresuró a entrar al momento en el que el coche notó su presencia y abrió. Esperó a que Jake hubiese subido y arrancó. Puso la sirena e incrementó la velocidad del vehículo. No debían llegar tarde.
- Espero que hoy saquemos algo en claro de la investigación, me estoy empezando a impacientar - dijo Rose sin apartar la mirada de la carretera.
Jake: Pero seguimos sin tener ninguna prueba.
- Bueno, pruebas físicas no, pero tenemos tres nombres. Nikki me pidió hacer una lista de los hombres más ricos e inteligentes de Nueva York que coincidieran con la descripción del perfil ¿recuerdas? Tenemos de donde partir.
Jake: Bueno, al menos es algo... - se encogió de hombros.
- Por eso, vayamos rápido a la ICD, supongo que nos repartiremos a los sospechosos.
Una vez llegaron a la ICD Rose se apresuró a subir por las escaleras mientras Jake se limitó a esperar el ascensor. Al notar que él no la seguía Rose volvió a bajar, agarró a Jake de la camiseta y le arrastró con ella. Él se quejó pero como ella no le soltaba acabó subiendo a toda prisa junto a ella.
Una vez llegaron a su planta exhaustos entraron rápidamente en la sala de reuniones, donde todos les estaban esperando.
- Sentimos el retraso - dijo Rose jadeando - a Jake se le han pegado las sábanas.
Jake: ¿A mí? - exclamó, apuntándose con un dedo en el pecho.
- No pretendas mentir ahora, Jake, no cuela - dijo Rose burlona.
Pero antes de que Jake pudiese contestar Nikki les interrumpió.
- Ya seguiréis con esta discusión en otro momento, chicos - dijo intentando no reír - hablemos del caso - dijo ya seria - Rose ¿hiciste la lista?
- En efecto, mi querida Nikki - dijo ella sentándose junto a un malhumorado Jake - y he sacado tres sospechosos. Joe Ulrich, Olan Orson y Louis Niall. Los tres personajes que podrían coincidir con el perfil y que tienen suficiente dinero como para comprarnos a todos.
- Estos son personajes muy importantes de la ciudad, será complicado investigarles - indicó Aidan.
- Cierto, por eso he pensado que podríamos ir a una misión de incógnito - dijo Rose sonriendo y sacando un papel de su bolsillo.
Ruth cogió el papel y lo leyó.
- Es una fiesta benéfica para recaudar fondos para ayudas a los pobres en Nueva York, este viernes - resumió Ruth - 1.500 dólares por plato.
- Es carísimo, la ICD no puede meternos - dijo Nikki.
- La ICD tal vez no, pero creo que alguien aquí podría - dijo Rose con una sonrisa pícara girando la mirada a Jake y haciendo que todos le miraran también.
Jake: ¿Yo? ¿Cómo? - preguntó, nervioso.
- ¿No se te daban tan bien los ordenadores? Seguro que encuentras la manera de colarnos en la lista - le dijo Rose alentándole.
Jake la miró, pensativo.
Jake: De acuerdo, pero tendría que falsificar los trámites bancarios. ¿Eso... - giró la cabeza y miró a los demás. - eso no es ilegal?
Todos se miraron los unos a los otros durante unos momentos.
- ¿De verdad puedes hacerlo? - preguntó Keith.
Jake: Por supuesto. - asintió él, convencido.
- Pues hazlo - dijo Keith - si nos puede ayudar en la investigación hazlo.
- Perfecto – dijo Rose animada, le gustaban las misiones de incógnito y esa era perfecta – Aquí está la idea: con la ayuda de Jake – dijo mirándole – nos colamos en la fiesta – volvió a mirarles a todos – Es una fiesta de parejas, pero por eso no hay problema, somos tres pares. ¿Cómo sacarles información? Muy simple: si tiene pene muéstrale un par de tetas. Tres chicas para tres sospechosos. Cada una de nosotras irá a uno de los sospechosos e intentará acercarse a él, tranquilas, nada de cosas perversas – dijo mirando a Ruth y a Nikki – Joe está recién divorciado, aunque no por eso será fácil acercarse, es un hombre serio aunque estoy segura de que Ruth podría llegar a interesarle – dijo mirando a Ruth pícaramente, esta se limitó a asentir con una media sonrisa, una sonrisa preparada para un nuevo reto - Olan está casado pero su mujer no irá a la fiesta y es sabido que le van las jovencitas, de él me encargo yo. Louise está soltero pero es el más sofisticado y decente, creo que él sería perfecto para Nikki – Rose miró a Nikki y ésta asintió seria, concentrada en lo que Rose estaba diciendo.
- ¿Y nosotros? – preguntó Nathan refiriéndose a los hombres.
- No te impacientes querido, vosotros también tendréis vuestra misión. La cena se celebrará en el edificio Krimsol, propiedad de Olan Orson, archivo de su empresa de investigación. Coincide que Olan está haciendo una investigación junto con las otras dos estrellas de la noche y nuestros sospechosos: Joe y Louise. Mucha coincidencia, sí, pero no sería una buena historia de asesinatos si no lo fuera.
- Rose ve al grano – dijo Keith.
- Está bien, está bien. Jake – dijo mirándole - cuando estemos dentro del edificio te meterás en la base de datos de Orson, estoy segura de que Nathan puede ayudarte. Necesitaremos el mapa del edificio con todas las salas y conductos.
- Estaré encantado de ayudar en lo que sea - dijo Nathan mirando a Jake.
Jake: De acuerdo, cuenta con ello.
- Perfecto. Aidan ¿recuerdas que he dicho que Joe estaba divorciado? – este asintió – pues resulta que su ex esposa estará en la fiesta también, es una de las inversoras mayoritarias de la empresa de Olan, él les presentó, y está al corriente de la mayoría de cosas que suceden. Tu tarea será acercarte a ella y sonsacarle toda la información que puedas. Estará despechada, con tus encantos te dará toda la información que quieras o a lo mejor no pero odia a su marido así que te dirá lo que sea.
- De acuerdo – asintió él cruzándose de brazos, pensativo.
- Yo dirigiré la operación desde fuera - interrumpió Keith. Rose asintió conforme. - Bien chicos, tenemos que prepararnos para esta operación, tenemos tres días para que todo salga perfecto este viernes. Bien hecho agente Sawyer - felicitó a Rose, la cual mostró una sonrisa de agradecimiento.
Todos salieron de la sala, dispuestos a empezar su trabajo. Pero cuando Rose iba a salir el jefe la paró.
- Un segundo Rose - ordenó él.
- ¿Sí? - dijo ella tragando saliva nerviosa, cuando la llamaba por su nombre era por que la había pillado haciendo algo que no debía.
- Me comentarón ayer por la noche que el otro día cogiste uno de los vehículos de la ICD sin permiso, según las cámaras de seguridad - dijo él. "Mierda" pensó Rose.
- Era cuestión de vida o muerte, señor - contestó ella.
- ¿Ah sí? - preguntó él arqueando una ceja divertido.
- ¿A oido usted hablar de los Transformers alguna vez en su vida?
Keith rió levemente.
- Que no vuelva a ocurrir, la próxima vez no creo que pueda cubrirte - le advirtió él cariñosamente.
- Sí señor - dijo ella.
Cuando él salió ella suspiró aliviada, salió de la sala y fue hacia su escritorio. Empezó a remover por los cajones pero antes de encontrar lo que buscaba notó que alguien le daba un toque en la espalda, cosa que hizo que se girara rápidamente y agarrara el brazo del que la intentaba asustar.
- Oh, eres tú Scott - dijo soltándole el brazo.
El sonrió ante la cara de sorpresa y el acto de violencia de su guapa compañera y acto seguido se apoyo en la mesa al lado de ella pero manteniendo aun la sonrisa.
- ¿Qué quieres? - preguntó volviendo a su tarea de buscar en el cajón.
-Quieres venir al baile conmigo, para reforzar nuestra tapadera, ya sabes.
- Pensaba que querrías ir con Nikki - dijo Rose extrañada, sin levantar la cabeza. Aunque entonces recordó que había estado coqueteando con él.
- ¿Con Nikki? ¿Por qué dices eso?
- No sé, ¿por qué te has colocado estratégicamente para que te oiga?
Scott se puso rojo cuando mirando de reojo a Nikki vio que ella también lo había escuchado y aunque sus mejillas habían cogido también un tono rosado, estaba intentando disimular una sonrisa.
- No suelo salir a bailar, soy un poco patosa, Nikki baila mucho mejor que yo - dijo con una sonrisa dulce - y además, tengo que ir con Jake o es capaz de no atreverse a entrar en el edificio. Pero si quieres te concedo un baile - dijo dulcemente.
-Que conste que si algún objeto punzante acaba incrustado en mi cráneo serás la responsable, pero igualmente para mi será todo un placer que me concedas un baile-el también le sonrió con dulzura - Puedo preguntarte algo Rose, tu y Jake...
- Oh no, nooo... - dijo Rose exageradamente.
Scott esclató en risas delante de la cara de "asco" de Rose al imaginarse con Jake y se sintió alagado de que no hubiese hecho esa cara en cuando a lo de ir juntos al baile.
- Es un gran chico y me cae muy bien, pero no tiene pechos - dijo con lamento.
Scott paro de reír y se la quedo mirando con una especie de sorpresa y decepción, porque el tampoco tenía pechos.
- Yo tampoco tengo pechos... eso no es bueno ¿verdad?
- No, lo siento - dijo con una sonrisa, no maléfica, sino simpática.
-Entonces tenemos un problema, no tengo suficiente dinero para ponerme pechos... - dijo él también con una sonrisa amistosa - Pero igualmente me concederás un baile ¿verdad? Si he de bailar toda la noche con esa bruja acabare encerrado en un manicomio.
-Por supuesto - dijo sinceramente - ¡Ajá! - exclamó al encontrar lo que buscaba, sacó la cámara, que se había quedado en el fondo del cajón. La había dejado ahí para hacerle la foto a Scott, el último que le quedaba - ¡Sonríeeeee! - dijo clicando el botón antes de que a este le diese la oportunidad de prepararse.
Nathan se sorprendió ante la repentina foto pero después sonrió y coloco una sonrisa picara.
- ¿Tan irresistible soy que no puedes evitar hacerme fotos?
- Me gusta hacer fotos de la gente que conozco - dijo sacando la foto instantánea de la cámara - y eras el último que me quedaba. Pero has quedado guapísimo - mintió enseñándole la foto en la que salía haciendo una mueca.
- ¿Tienes una foto de cada persona a la que has conocido? Es fascinante Rose...-dijo cogiendo su foto i negando con la cabeza - Algún día me has de enseñar las fotos de los otros, seguro que Nikki quedo con cara bruja.
- No, esa fue Ruth, Nikki quedó con cara de rana - rió Rose.
- También le pega la verdad - dijo sonriendo y mirando de reojo el despacho de Nikki el cual tenia las persianas subidas y se podía ver como Nikki se peleaba con su Ipad - ¿Puedo preguntar quién sabe de aquí que desearías que yo tuviese tetas?
- Todos menos tú, bueno, ahora ya lo sabes. Lo siento - se disculpó - me hace gracia coquetear con los que intentan ligar conmigo.
- Eres mala, me gustas Rose, pero que se le va hacer no siempre lo que uno quiere es lo que puede o debe tener ¿verdad? - Scott miro el reloj táctil de su pulsera i tendió una mano a Rose - Te invito almorzar, quiero conocerte sin ligoteos inútiles, solo tú y yo como buenos compañeros ¿vamos?
- Vale - contestó Rose, nunca se rechazaba la comida gratis.
Agarró con fuerza la mano de Nathan y le arrastró hacia las escaleras.
***
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha quedado claro el plan? Cualquier duda no dudeis en preguntar xD
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Jake se pasó toda la mañana sin quitarle ojo a la pantalla de su ordenador. Continuamente, aparecían datos sobre el fondo negro del programa.
Gracias a la avanzada tecnología de la época, era posible realizar las reservas al evento a través de una página web y mediante unos simples pasos. Esa información era enviada directamente hacia un filtro que comprobaba la autenticidad de estos. Seguidamente, la misma información se quedaba grabada en una base de datos protegida por un cortafuegos que se activaba y desactivaba por una línea de teléfono.
No le pareció tan difícil como creía que sería. El único inconveniente vino cuando tuvo que rastrear la base de datos, ya que debía antes saber donde se encontraba. Necesitó varias horas para primero fragmentar el filtro y sustraer de ahí el contacto de un asistente con datos correctos para ver cual era su situación actual.
Finalmente, encontró la base de datos. Para conseguir entrar, llamó al número que aparecía en la esquina de la página web de registro y colgó inmediatamente después de que la señorita descolgase el teléfono.
Una vez dentro, descodificó la información y consiguió apuntar el nombre de los seis en las listas, y escribiendo números al azar como cuentas bancarias. Lo último que le quedaba era entrar al filtro del banco y añadir seis trasfusiones monetarias de la cantidad indicada con los números de cuenta que había apuntado en la base.
Cuando al fin, despegó los ojos de la pantalla, aún no había llegado la hora de la comida. Suspiró, estiró los dedos y su cuello, provocando un chasquido continuado, y miró el reloj del ordenador. Las tres y cinco. Llevaba seis horas con la vista fija en la pantalla, y hasta entonces no se había dado cuenta de que tenía unas ganas horribles de ir al baño.
Cuando volvió del aseo, y de prepararse un segundo café bien cargado, volvió de nuevo a la pantalla.
La segunda tarea que le habían encomendado consistía en colarse en disco interno del ordenador central de la empresa de investigación Orson.
Necesitaba preparar el cortafuegos, para así tardar el menos tiempo durante la operación. Sin embargo, le era imposible saber el sistema de seguridad que debía quebrar, por lo que no podría prepararlo.
Pero luego, una imagen cruzó su mente. Solamente había una persona que conociera que fuera mejor que él rompiendo el cortafuegos de un ordenador con máxima seguridad.
Se bebió lo que le quedaba de café y bajó hacia la planta baja, para coger un taxi.
Jake: ¿Hola? – saludó cuando entró en la casa.
Madre: Jake, cariño. ¿Todo bien? – le fue a recibir su madre, y le dio un beso en la frente.
Jake: Si, solamente tenía una duda del trabajo y quería preguntarle a papá. ¿Está ahora en casa?
Madre: Si, está en la azotea con Anne.
Jake: De acuerdo, gracias. – sonrió agradecido.
Madre: ¿Quieres que te prepare algo o ya has comido?
Jake: Pues… No, se me ha pasado, la verdad.
Madre: Te prepararé un bocadillo y ahora te lo subo.
Jake: Gracias. – agradeció de nuevo.
Subió los cuatro pisos hasta llegar a la azotea, un lugar amplio que tenía unas vistas bastantes privilegiadas de Central Park y de la zona del Upper East.
Simon estaba tumbado en una de las tumbonas, medianamente incorporada. Anne se encontraba en la misma posición en la tumbona de su lado, solo que ella sostenía un libro en una mano y su teléfono móvil en la otra.
Simon: Yo no digo que Thirty Seconds to Mars fuera una copia de Duran Duran, solo es que…
Anne: Si lo has dicho. Tus palabras exactas fueron “son una burda copia de Duran Duran”.
Simon: No quería decir eso, solamente que se parecen.
Anne: Papá, a ti todo te parece una copia de cosas de tu época, reconócelo.
Simon: Lo reconozco.
Jake avanzó hasta ellos y se sentó en la tumbona libre que había al otro lado de la de su padre.
Simon: ¿Tanto nos echabas de menos que ya has vuelto?
Jake: No exactamente. – rio. – Necesito tu ayuda para una cosa del trabajo.
Simon se incorporó del todo en la tumbona y se sentó, mirándole de frente. Anne, curiosa también, y molesta porque su padre le hubiera dado la espalda, se sentó junto a su padre, enfrente de Jake.
Simon: Hacía muchísimos años que no me pedías ayuda para los deberes.
Jake: Esto no son deberes, afortunadamente.
Simon. Y cuéntame, ¿qué es?
Jake: ¿Sabrías, por algún casual, cómo es el cortafuegos del ordenador central de la empresa de Orson?
Simon: ¿La empresa de Orson? ¿De Olan Orson?
Jake: Esa misma.
Simon: Por supuesto que si. ¿Para qué quieres saberlo?
Jake: Necesito entrar en su disco duro que extraer información.
Simon: ¿Has dejado el FBI y seguirás mis pasos? Esto me halaga. – sonrió.
Jake: Lo siento, pero no es por eso. – rio. – Es para el trabajo, ya lo he dicho.
El móvil de Anne sonó y lo cogió deprisa. Su cara cambió radicalmente, y ambos supieron en ese instante de que la persona que estaba en la otra línea era su novio. Anne se alejó a la otra punta de la azotea y su voz se perdió por el aire.
Simon: Pero solo podrás acceder al disco duro si rompes la seguridad directamente desde dentro, osea, desde el mismo ordenador. ¿Cómo vas a hacerlo?
Jake: Es una especie de misión infiltrada. Se celebra una fiesta en la sede de la empresa.
Simon: Lo se, me invitaron. Pero no me gusta rodearme de personas de esa clase. Son tontos en el cuerpo de alguna persona que parece lista y en trajes de alguien ambicioso.
Jake: La idea es infiltrarse en la fiesta, así que me pidieron que les colara en la base de datos. Durante la fiesta, cada uno tendrá que hacer algo. En mi caso, tengo que entrar en el sistema de seguridad, y lo que te he contado.
Simon. Puedo ayudarte, pero necesitarás un compañero.
Jake: Lo tengo.
Simon: Entonces genial. Te explico. La red de ordenadores de la empresa de Orson está entrelazada. En cada uno de los ordenadores individuales no se almacena información privada, sino que para evitar su fácil acceso, de redirección a través de un servidor.
Jake: No lo entiendo.
Simon: Te lo explicaré de otra manera. Tú escribes un archivo Word con una cosa secreta. La escribes desde tu ordenador, y la guardas en un pen-drive, pero se sigue quedando un rastro que es posible obtener en tu ordenador. Luego conectas el pen-drive en el ordenador de Anne, y pasa lo mismo. Luego repites la operación en mi ordenador. El archivo está guardado en tu USB, pero ha dejado rastros en distintos ordenadores. Los servidores funcionan como un USB, pero que evita que quede rastro en el ordenador. Y si la memoria no me falla, y Dios no lo quiera, el servidor de la empresa Orson es un HP X1500 almacenamiento de red SATA, a 4 terabytes y a 2000 megahercios. Estos sistemas re direccionan la información a un único disco duro que se encuentra en un ordenador general, que es lo que se podría llamar el cerebro.
Jake: De acuerdo.
Simon: Este cortafuegos es de pasarela, pero a su vez está conectado al servidor.
Jake: Entonces tendré que romper un cortafuegos en el servidor y dos en el ordenador.
Simon: Exactamente. En particular, ese sistema de pasarelas recuerdo que era de aplicación combinada, es decir, uno se rompe por software y el otro por hardware. El segundo es más sencillo, sin embargo el primero… Es algo más enrevesado.
Jake: Con el del servidor no habría problemas. Se podría enviar un archivo desde cualquier ordenador a la vez que se realiza una llamada telefónica mientras tengas el móvil conectado al aparato. La llamada podría disminuir los megahercios de la frecuencia, lo que haría que la onda fuera más débil y pudiéramos filtrar el virus con facilidad.
Simon quedó callado unos instantes, mirándole con atención y una media sonrisa.
Simon: Muy bien pensado. Yo lo hice con un walkie talkie. – le felicitó.
Jake: Gracias. – sonrió.
Simon: ¿Cómo harías los otros dos?
Jake calló unos minutos, mientras pensaba. Anne seguía hablando por teléfono, con cara animada y haciendo gestos como si estuviera explicando algo a una persona que estuviera delante de ella.
Jake: Se podría burlar al cortafuegos primero y luego romperlo.
Simon: Explícate. – le apremió, sospechando que su hijo había resuelto la cuestión.
Jake: Se podría… - pausó unos segundos. – Se podrían apagar ambos ordenadores a la vez. Si se apaga el emisor mientras se pasa el virus, y también el receptor, el virus quedaría suspendido en mitad de camino, justo en el disco duro, pero no quedaría grabado del todo porque se ha apago el aparato que lo envió. Dejaría una pequeña fisura técnica. Se podría aprovechar entonces para enviar un virus exacto con el mismo nombre de archivo desde otro ordenador, se repetiría lo del teléfono y sustituiría al archivo anterior. Luego se abre el virus desde el disco duro y eliminaría toda la seguridad del ordenador central. Sacamos la información… Y ya.
Simon no respondió. Simplemente esbozó una gran sonrisa en la cara, le dio un toque en el hombro y le miró, sintiéndose orgulloso de él.
Anne llegó en ese momento, despidiéndose de la persona en la otra línea.
Anne: ¿Qué me he perdido?
Jake: Thirty Seconds to Mars no es un plagio de Duran Duran.
Anne: ¿Verdad que no? – se sentó junto a su hermano. – Jake, ¿es verdad que estás viviendo con una chica monísima?
Jake: Bueno, es guapa, si.
Anne asintió con una media sonrisa pícara.
Anne: Podrías traerla a cenar esta noche.
Jake: No lo creo.
Anne: ¿Por qué no?
Jake: Porque a papá no le cae bien. Y ya sabes cómo es con la gente que no le cae bien.
Anne: Entiendo. Ayer me dieron ganas de matarle. – empezó a hablar de su padre como si este no estuviera presente en ese momento. – Vino Will a recogerme y no le dejaba marcharse. Le amenazó con arrancarle el pelo o una cosa así. Y todo porque quería que llegara a las diez como muy tarde. ¿Es que no entiende que tengo diecinueve años? ¿No se fía de mí?
Simon: De quien no me fío es de él. – interrumpió.
Jake: No lo entiende, Anne, no te esfuerces. – le ignoró.
Simon: Trae a la chica esta noche, será divertido.
Jake: Solo la traería si me prometieras que te comportas cuando esté ella. No quero que la ahuyentes.
Anne: ¿Y quitarte ese privilegio a ti? – dijo, picándole, y poniéndose por primera vez en ese rato de parte de su padre. – No creo que papá te robara el trabajo de espantarla.
Simon rio y chocó las cinco con su hija.
Jake: Hablo en serio. Prométeme que no serás un cabrón con ella.
Simon: Lo intentaré.
Jake: Promételo, no lo intentes.
Simon: Lo prometo. – suspiró finalmente.
Jake: Bien, pues entonces la traeré esta noche si le apetece.
Abrió la puerta del apartamento y entró en él. En el salón encontró a Rose, que estaba jugando con la Play Station 15.
Jake: Hola. – saludó él. - ¿Qué tal?
- A punto de morir - contestó ella mientras movía el mando de la consola de un lado para otro.
Jake: ¿Has probado a darle al cuadrado y al círculo a la vez, y luego mantener pulsado el R2? – dijo, mientras se sentaba junto a ella.
- Por supuesto, ¿por quien me tomas? He probado de todo - contestó ella sin apartar la mirada de la gran pantalla.
Jake: En ese caso, si, vas a morir. En esta parte, sin el arma del nivel veinte, no puedes hacer nada.
- Pero tengo la maldita arma, lo que pasa es que no se activa. He intentado con el propulsor de género pero el maldito mago dice que necesito liberar el séptimo arte - se quejó Rose
Jake: Porque tenías que haber ido a la vieja de la casa con lucecitas. Ella te da el libro y luego activas el arma.
- ¿Qué casa con lucecitas? La única casa que había era la del mago, y el muy inútil no me ha ayudado en nada.
Jake: Si, mujer, detrás de la posada esa que parece un putiferio. Entre los dos árboles gigantes, había un camino. – fijó la atención en la pantalla. – Cuidado, viene un orco con un arco en llamas.
Rose hizo un movimiento brusco y logró esquivar la flecha que le lanzó el orco, luego le mató con su espada de hielo.
- Eso significa que tengo que volver a atrás, que rollo - se quejó ella.
Jake: A mi me pasó lo mismo la primera vez, y fue por culpa de mi hermana, que quería pasar la noche en la posada. Luego se nos hizo tarde y tuvimos que partir.
- ¿Pero puedo volver? - preguntó mirándole a los ojos intensamente - No quiero perder la partida.
Jake: Puedes ir atrás, si. Solo tienes que regresar a la ciudad de Brusdrog. Está lejos, pero puedes robar un caballo. – asintió.
- Pero la guardia real ya me persigue per sé, ahora me pisará más los talones - refunfuñó ella mientras buscaba un establo.
Jake: Esos son unos panolis. ¿Y que es lo peor que te puede pasar? ¿Qué te lleven a la prisión de Daselhorf? Yo de ahí he escapado catorce veces, y sin matar a nadie. Solo está a tres pueblos de Brusdrog.
- Vale, lo intentaré. - dijo mientras salía cabalgando con el caballo del establo tras los gritos de un mozo de cuadra - ¿De donde vienes? - preguntó con curiosidad sin apartar la vista de la pantalla.
Jake: De casa... De la de mis padres. - se rectificó. - Nos han invitado a cenar esta noche.
- ¿Y eso? - preguntó Rose - Pensé que a tu padre no le había caído bien.
Jake: En realidad, lo ha propuesto mi hermana. Pero tranquila, ya he hablado con mi padre y será majo y agradable. – sonrió.
Rose pausó el juego y suspiró.
- Está bien ¿a qué hora?
Jake: A las ocho, más o menos.
- ¿Y qué hora es ahora? - preguntó curiosa
Jake: Las cinco y veinte. – dijo, mirando la hora en el teléfono móvil.
- Mmmm... - dijo estirándose remolona en el sofá - aun tengo tiempo entonces.
Jake: ¿Tienes el último juego de Batallas del Universo Espacial? ¿La versión que salió hace diez días?
- ¡Por supuesto! - dijo Rose volviéndose a sentar y saltando del sofá hacia una estantería que había al lado de la pantalla gigante - guárdame la partida mientras lo busco-
Jake cogió su mando e hizo lo que le decía.
Jake: No sé que le pasa a mi juego, que cuando estás en la parte de la plataforma espacial, y la mujer del moño azul te tiene que dar las llaves de la nave, no le da la gana dármelas. He intentado ligar con ella, pero no funciona. Pero el juego lo tiene ahora mi hermana. Le divierta acostarse con todos los que puede. - comentó, riendo.
- Que hermana más viciosilla que tienes - rio Rose - ¡Aquí está! Aun no he probado el modo de dos jugadores así que será divertido - dijo mientras abría la consola, sacaba el otro juego y metía el nuevo.
Jake: El de dos es más divertido, excepto a la hora de conducir la nave, Anne y yo siempre acabamos a tortas.
- ¿Por qué ninguno de los dos quería conducirla? - bromeó Rose - Bueno, nos partimos el tiempo de conducción y san se acabó.
Jake: De acuerdo. – rio, y cogió uno de los mandos.
Rose preparó todo para empezar la partida.
- ¿Me salto la historia del principio o vale la pena verla? - preguntó.
Jake: Como tu veas. - se encogió de hombros.
- Pues lo vemos, que me hace gracia.
Jake: De acuerdo.
Cuando el video de la historia del principio terminó, entraron a la opción de juego para dos personas, y apareció en la pantalla el menú de crear personaje.
- ¿Qué te parece si creo yo tu personaje y tu creas el mio? - sugirió Rose.
Jake: Me parece bien. - le dijo y le tendió su mando, mientras él cogía el suyo.
- Esto va a ser muy divertido - dijo Rose con una sonrisa pícara - Primero te toca a ti.
Jake: Te dejo elegir: cara amorfa con muchos granos y una nariz siniestra, una gorda que no cabe por la puerta o una guarrilla.
- Siniestra y guarrilla, por supuesto - contestó ella riendo.
Jake: Le pondré entonces la ropa más pequeña que haya. – dijo, mientras subía al máximo el volumen del pecho del personaje.
- Creo que el que está hoy guarrillo eres tú - dijo ella alzando una ceja al ver los voluminosos pechos - se va a asfixiar la pobre.
Jake: Me habías dicho guarrilla. La tuya se ha puesto muchos implantes. - seleccionó, como había dicho, la ropa mas pequeña de todas. - Vas a pasar frío en el espacio así. - comentó.
- No es mi culpa - contestó ella - ya no hacen los trajes espaciales térmicos como solían hacerlos. Se han ido desfasando.
Jake: Me da pena la pobre, voy a ponerle algo más de ropa.
- Oh, gracias, con esa capa el frío pasará de largo - contestó ella sarcásticamente viendo cómo Jake incorporaba una fina capa a su personaje.
Jake: No te quejes, lo habías elegido tú. Su fueras la gorda no pasarías frio nunca. – eligió un traje largo y ajustado de estilo futurista. – Así pareces muy profesional.
- Claro, para una prostituta espacial. Pero bueno, yo me lo he buscado ¿has terminado?
Jake: Me falta el pelo. – eligió una melena larga, hasta la cintura, y lisa, y luego cambió el color a rubio. - ¿Así?
- Oh, original - ironizó ella - pero está bien.
Jake: Pues entonces ya está.
- Mi turno pues - dijo emocionada - que prefieres ¿orco espacial o trol espacial? Te dejo escoger el que consideres más asqueroso.
Jake: Prefiero el orco. - rio.
- Oh, pobre trol. Bien, un orco espacial necesitará un casco de astronauta, le quedará divino, ya verás. Y una falda escocesa que no sé cómo ha llegado aquí pero que me gusta. Mmmm... ¿pajarita o corbata?
Jake: La pajarita le da un toque curioso a la falda, pónsela. - rio.
- Bien, pues pajarita - rio ella - hablando de pajaritas, ¿ya sabes lo que te vas a poner para la cena benéfica?
Jake: Esta noche recogeré un traje de casa de mis padres. ¿Y tú?
- Yo aun tengo que ir a comprarlo, pero llevaré algo rojo, me apetece - dijo mientras terminaba el personaje de Jake - ¿Y ya has hecho esa cosa informática que tenías que hacer?
Jake: Si, las dos cosas están terminadas.
- Genial. ¿Jugamos? - dijo devolviéndole su mando.
Jake: Claro. Me gusta el personaje. Muy... original.
- Mejor que tu rubia espacial - se burló ella.
Jake: Vale, antes de entrar. - le dijo en el coche, cuando ella aparcó. - Tengo que avisarte de unas cuantas cosas. Mi padre está loco. Mejor que no le caigas bien, porque te contará un chiste de penes, en caso de lo que haga, no te asustes, lo hace con todo el mundo. Mi madre es un poco cotilla, pero está bien de la cabeza. Y mi hermana... Ni caso a nada de lo que te diga. Desgraciadamente para mí, para toda la familia, es hija de su padre al cien por cien. - advirtió.
- Vale, creo que podré con ello - dijo poco convencida - no es el tipo de locura a la que estoy acostumbrada, en mi familia no hacíamos bromas de penes... bueno, si tenían que ver con caballos sí, pero normalmente eran... bueno que más da - dijo mientras salía del coche - Pero me gustaría caerle bien a tu padre.
Jake: A mi también me gustaría. – murmuró.
Subieron las escaleras de la entrada y Jake abrió la puerta. Al final del pasillo, se oía el ruido de la televisión encendida y del fogón de la cocina.
Jake: Ya estamos. - gritó Jake.
Salió a recibirles Anne, la hermana.
Anne: Mamá ha hecho estofado. - le dio un beso a Jake en la mejilla. Luego se dirigió a Rose y le dijo: - Hola, soy Anne.
- Hola Anne, soy Rose - dijo sonriendo amablemente - encantada.
Anne: Igualmente. – sonrió. – Vamos a dentro.
Rose siguió a Anne dentro de la casa junto a Jake, que se posicionó delante suyo para indicarle el camino.
- Tenéis una casa muy bonita - dijo Rose cortésmente a Anne.
Anne: Gracias, aunque es mérito de mi madre, la verdad.
Jake: Es arquitecta y decoradora. – explicó.
- Una profesión muy interesante, tengo un amigo que también lo es, bueno, sólo arquitecto.
Simon oyó voces en el salón y salió de la biblioteca.
Simon: Hola. - saludó a Rose, intentando parecer simpático.
- Hola de nuevo señor Logan - dijo Rose todo lo cortés que pudo - La última vez que nos vimos no me presenté debidamente, soy Rose Sawyer, encantada.
Simon: Igualmente. - esbozó una media sonrisa.
Anne (la madre) salió de la cocina con la panera en la mano y dijo:
Madre: Hola, Rose, cielo. Sentaros, la cena está casi lista.
- Huele de maravilla - sonrió Rose mientras se sentaba junto a Jake - comida de verdad - le susurró al oído.
Jake sonrió y asintió.
Madre: Gracias, espero que os guste, llevo horas en la cocina.
- Estoy segura, los estofados son lo mejor que hay - sonrió Rose.
Anne: No todos, yo he probado horribles. No van por los tuyos, mamá. - la peloteó, riendo.
Madre: Más te vale.
- Me han dicho sus hijos que es arquitecta y decoradora de interiores, siempre me ha parecido una profesión muy interesante. ¿Puedo preguntarle qué trabajos ha hecho? - preguntó mientras probaba el estofado.
Madre: Primero, trabajé en una pequeña empresa privada de decoración doméstica, en la que te contrataban para diseñar el interior de una estancia. Luego, estuve muchos años en una gran multinacional trabajando como arquitecta. Y poco después de que naciera Anne, abrí un pequeño negocio de venta de artículos antiguos o extraños. - comentó.
- ¿Antiguos o extraños? - exclamó Rose con interés - Jake ¿Por qué no me lo habías dicho? Tendré que hacerle una visita a tu negocio muy pronto - le dijo a Anne.
Jake: No me habías preguntado. - se defendió él.
- Sabes que me gustan las cosas antiguas, era un asunto que podrías haber comentado - le reprochó Rose.
Jake: La próxima vez no te digo que tenías que visitar a la vieja. - le dijo, entrecerrando los ojos.
- Eso es jugar sucio.
Jake: Para nada. - calló un momento. - Por cierto, papá. Antes se me olvidó decírtelo. Necesito que me prestes un traje o un esmoquin.
Simon: Claro. ¿Para qué es?
Anne: Se va a casar. - bromeó ella.
Jake: Es para la gala que te comenté antes, en la que tenemos que infiltrarnos.
- Va a ser muy emocionante, a lo Misión Imposible - dijo Rose.
Anne: ¿Vais de infiltrados? ¿Al estilo película de espías? Ya se donde me voy a ir en cuanto acabe la carrera.
Simon: Ni de coña. Demuestra que eres hija mía y roba un banco. - bromeó.
Madre: Ni de coña. - ahora fue ella la que se negó, sonriendo.
Simon: Los federales son unos soplagaitas. - comentó, sin bromear, pero con una sonrisa.
- No somos federales - aclaró Rose sonriendo - somos una organización independiente e internacional.
Simon: Igualmente, sois agentes de la ley que colaboran en la seguridad nacional y os paga el gobierno, lo que antiguamente eran los federales.
- No nos paga el gobierno, al ser una institución internacional la subvención viene de fuentes privadas - contestó Rose.
Simon: ¿Como te lo explico? Cualquier institución o empresa que limite las libertades de la gente metiéndolas en la cárcel, no me gusta.
- Cierto, meter a un tío que deja a niños pequeños sin cerebro y les deja muertos en las calles de Nueva York es limitar la libertad del asesino, deberíamos darles más facilidades, creo que propondré abrir las guarderías las 24 horas del día, así lo tendrá más fácil para secuestrarles - contestó Rose un poco molesta.
Simon: Sabes muy bien de lo que hablaba, cariño. No controviertas mis palabras. Hay gente que estafa millones y millones de dólares y en lugar de detenerles, siguen ocupando puestos de importancia en la sociedad. Pero una persona roba diez millones de una empresa y debe ir a la cárcel.
- Soy la primera en odiar a esas personas, señor Logan, pero nuestro trabajo consiste en cazar asesinos y personas que juegan con la vida de los demás. Siento el malentendido, pero por favor no nos incluya dentro de la corrupción política, no tenemos nada que ver.
Simon: Eso dicen todos, pero luego no hay nadie para que atrape a esas personas. - contestó, algo enfadado.
Jake: Papá... - le llamó la atención.
- Hay otros organismos que se ocupan de ello, simplemente puntualizo que nosotros no somos uno de ellos, no tenemos nada que ver - comentó Rose un poco picada.
Simon: Y yo solo estoy diciendo que...
Jake: Papá, ya basta. Lo prometiste. - le dijo, y Simon calló fulminándole con la mirada. Y luego se dirigió a su hermana para cambiar de tema: - ¿Qué tal con Will?
Anne: Muy bien. Me ha invitado a ir con él al condado de Washington unos días.
Jake: Genial. - le felicitó, sonriente. Miró a Rose y explicó: - Will es el novio de Anne.
- Ohh, es un chico afortunado entonces - dijo Rose sonriendo a Anne, más relajada.
Anne: Gracias. - dijo, ilusionada. - ¿Y tu que, Rose? ¿Estáis juntos? - les señaló a ambos.
Madre: ¡Anne! Que cotilla eres.
Anne: Lo primero que le preguntaste a Will fue si sus padres tenían antecedentes, así que no te quejes. - hizo una pausa. - Además, tengo derecho a saber si mi hermano se acuesta con una chica tan guapa. - Simon simplemente sonrió.
Rose rio ante el comentario de Anne.
- No, no estamos juntos, tu hermano es maravilloso pero no es mi tipo - dijo sonriendo y comiendo un poco más de estofado.
Anne: ¿Y quienes son tu tipo? ¿Morenos o rubios? A mi me encantan los rubios, pero Will es moreno. Qué ironía. – removía la comida sin prestarle mucha atención.
- El color de pelo realmente no me importa - sonrió - es el género, me gustan las mujeres.
Anne: Entiendo. – comentó Rose. - ¿Y sales con alguien?
- No, estoy soltera - dijo un poco avergonzada.
Anne: Bueno, estar soltera no está mal. Y además, es muy divertido. ¿Verdad, papá? – le miró, sonriente.
Simon: Y que lo digas. – esbozó una media sonrisa y asintió.
Rose sonrió.
- ¿Y tu qué estudias, Anne? - preguntó Rose curiosa.
Anne: El mes que viene comienzo segundo de derecho. Me gusta, pero es un poco aburrido a veces. ¿Tu que estudiaste?
- Yo criminología, también un poco aburrido a veces, pero apasionante otras - contestó sonriendo - tenía muchas asignaturas de derecho, si alguna vez necesitas ayuda y puedo ayudarte dímelo - ofreció cortésmente.
Anne: Estupendo. – dijo, agradecida.
Madre: Rose, ¿eres de Nueva York?
- No, soy de Texas, vengo de una granja familiar - contestó Rose.
Madres: Texas. – se extrañó. – Yo nací en Louisiana, aunque mis padres son del norte.
- Yo iba a Louisiana de viaje con mi padre y mi tío de vez en cuando, a convenciones ganaderas mayormente - rio Rose - es un estado muy bonito.
Madre: La verdad es que si, aunque lo conozco muy poco. Viví desde pequeña en Vermont, y luego me mudé a Nueva York. – comentó. – Por cierto, Jake. ¿Habías hablado antes de un traje?
Jake: Si, para la gala benéfica.
Madre: La otra noche, papá y yo fuimos a cenar y sacó el traje de Brioni. Puedes ponértelo si te sirve.
Jake: ¿El Brioni? ¿Qué me dices? – miró a su padre, interrogante.
Simon: Sabes que yo te lo presto. Siempre y cuando seas consciente de que vistes ropa de seis mil euros.
Jake: ¿Y a donde fuisteis a cenar para haberte puesto ese traje?
Madre: A un restaurante japonés llamado Masa.
Anne: Al cual no nos invitasteis a ir. – comentó, rencorosa.
- Vas a ir espectacular Jake, voy a tener que encontrar un vestido que esté a la altura - dijo Rose pensativa.
Anne: En la quinta avenida hay una tienda muy grande de Versace, con muy buenos vestidos, y no tan caros como los de otras marcas. – comentó.
- ¿Ah sí? Pues tendré que pasarme, estoy buscando un vestido rojo largo, a ver si hay suerte - comentó ella.
Anne: Seguramente habrá. El vestido rojo largo es un clásico, y queda genial.
- El problema serán los zapatos, no sé comprar zapatos - comentó Rose.
Anne: Puedes probar con unos Louboutin o unos Phillipp Plein, se venden solos casi, y son tan cómodos que parece que vas descalza.
- Aja... Louqué? - preguntó Rose un poco avergonzada de su ignorancia.
Anne: Louboutin. Es un diseñador francés de zapatos y bolsos, preciosos. – informó ella. - También hay una tienda en la Quinta Avenida.
- Ohh, me lo apunto, gracias - dijo Rose sonriendo.
Estuvieron un rato más hablando hasta que acabaron con la comida, entonces Anne se levantó para ir a buscar el postre. En pocos minutos volvió con un inmenso pastel de chocolate.
Después de haberse empachado de pastel se levantaron de la mesa y empezaron a recoger la mesa. Mientras llevaban los platos a la cocina Rose se disculpó un momento para ir al baño, al salir se entretuvo mirando fotos de las paredes: de cuando Jake era pequeño, de Anne y Jake en el parque, de Jake con su batería, Anne sonriendo en su graduación...
De repente notó una presencia a su lado y se giró asustada.
- Oh, señor Logan, no le había visto.
Simon: ¿Ves algo interesante?
- Sólo admiraba las fotos, tiene usted unos hijos encantadores. Jake es un gran chico, y Anne es preciosa - dijo señalando las fotos de su graduación.
Simon: Gracias, hice lo que pude. - confesó.
- Pues hizo un buen trabajo entonces - sonrió Rose.
Simon: Aunque me pelotees no vas a acabar de caerme bien. - se cruzó de brazos.
A Rose se le borró al sonrisa de repente.
- No era esa mi intención, Simon - dijo Rose llamándole por el nombre con molestia - Llenar más su ego no está en mi lista de tareas.
Simon: No me gustas, Rose. A Jake le caes bien, y lo respeto. Pero a mi no, y desde luego no pienso fingir lo contrario.
- Me parece genial, no me gusta la gente falsa. Usted tampoco me alegra las mañanas cada día - contestó con aspereza - pero Jake me importa, y mucho.
Simon: Más te vale que te importe, porque como le suceda algo por tu culpa, juro que te hundiré.
Rose le aguantó la mirada con firmeza.
- No dejaré que le suceda nada a Jake, no tiene que preocuparse .
Simon: Algunos errores no se pueden evitar, y pueden traer consigo tragedias. - advirtió.
- Las tragedias déjeselas a Shakespeare, no permitiré que nada le suceda a su hijo - insistió Rose con seguridad - Aunque este es un trabajo peligroso, y eso tiene que tenerlo claro, señor Logan.
Simon: A Jake le atropellaron de niño. Apuesto a que no te lo había dicho. Fue por mi culpa, y yo también me prometí a mi mismo que nada malo le pasaría.
Rose se quedó muda durante unos instantes, sorprendida de que le hubiese contado eso.
- Lo lamento mucho, señor Logan, no tenía ni idea... - dijo Rose sinceramente - pero yo no soy usted y Jake ya no es un niño.
Simon: ¿Que tu no eres yo? Eso seguro. Me das mil vueltas en cuanto a irresponsabilidad. - rio sarcásticamente.
- Según los rumores eso no es tan cierto - dijo picada.
Simon: Esos rumores se los ha contado a Jake una persona con la que apenas he tenido una conversación seria en mi vida. Dime tu, ¿qué es lo que ha sacado el chico en claro?
- ¿El chico? Es usted una leyenda viva, Simon.
Simon: Me alegra que hayas oídos cosas sobre mi, pero sigo sin fiarme de ti.
- Me alegro que no se fie de mi, así no tendré que esforzarme para que me importe su opinión - contestó impertinente.
Simon: Voy a hacerte la vida imposible todo lo que pueda y mucho más. - se acercó a ella y dijo con aire amenazante.
- Me han hecho la vida imposible toda mi vida, sus juegos amenazantes no harán más que divertirme - contestó Rose haciendo un paso al frente y manteniéndole la mirada.
Simon: Procura que no te diviertan demasiado, preciosa. No tienes ni idea de hasta donde puedo llegar.
- Estoy deseando verlo - dijo ella sin tirarse atrás.
Simon: Procura que Jake no se enamore de ti. - dijo, sacando el tema por primera vez.
Eso sorprendió a Rose, no se esperaba que dijera eso.
- ¿Enamorarse de mí? - dijo mostrando su sorpresa - ¿Qué le hace pensar eso?
Simon: Porque le conozco lo suficiente como para sospechar que lo más probable es que pase. - hizo una pausa. - Y tú le romperás el corazón.
- Pero... Él, él sabe que yo... - estaba confundida.
Simon: Lo sabe. Y probablemente solo se sentirá atraído por ti, porque eres la primera mujer que se ha fijado en él.
- Pero por qué es un gran chico, es mi compañero... Pero yo no puedo hacer nada, no puedo controlarle.
Simon: Hundirás su autoestima si se enamora de ti, con ese encanto al hablar y esos ojos seductores. - comentó, con seriedad.
- ¿Y qué quiere que haga? ¿Qué sea taciturna? ¿Y frunza el ceño cuando esté con él? - preguntó Rose entre incrédula y molesta.
Simon: Que te alejes de él.
- ¿Que me aleje de él? ¿Esa es su gran decisión? Por si no se ha dado cuenta vivimos y trabajamos juntos - dijo empezando a enfadarse.
Simon: ¿Te arriesgarías a que se enamorara, te pidiera salir y vuestra amistad se estropease? - comentó, divertido.
- No caerá esa breva - contestó ella sonriendo también divertida - tendrás que inventarte algo mejor.
Simon maldijo por dentro y se separó de ella.
Simon: Tú verás, pero quedas advertida.
Se oyeron unos pasos por el pasillo y apareció Jake.
Jake: Papá, ¿qué haces?
Simon: Hablaba con tu amiga Rose. - respondió solamente.
- Comentábamos lo monos que estáis Anne y tu en estas fotos - dijo Rose con una sonrisa.
Jake: De acuerdo. - les miró, extrañado. - Eso está bien... Supongo...
- Por cierto Jake, ¿Crees que tu madre nos dejará llevarnos un poco de lo que ha quedado de tarta? - preguntó Rose cambiando de tema.
Jake: Puedes preguntárselo, pero es capaz de prepararte otra tarta solamente para que no te tengas que llevar las sobras. – sonrió.
- Entonces mejor no molestarla - dijo Rose - En fin, ha sido una velada muy agradable señor Logan - dijo Rose ofreciéndole la mano a Simon - pero lamentablemente tenemos una misión que planear y mañana hay que madrugar, deberíamos ir tirando para casa - le lanzó una mirada a Jake, para saber si él lo aprobaba.
Jake asintió y se despidió de su padre. Luego fueron a la cocina, donde le dio un beso a su madre y un abrazo a su hermana.
- Ha sido un placer, Anne - dijo Rose dándole dos besos a la madre de Jake - y ha sido también un placer, Anne - dijo sonriendo y besando a su hermana.
Madre: Por favor, venid las veces que queráis.
Anne: Suerte con la operación de espías. - dijo con una sonrisa. - Me tendréis que contar todo más tarde.
- Por supuesto, a las dos cosas - contestó Rose.
Salieron de la casa entre despidos con los brazos y chillidos de "Hasta luego" y se dirigieron a la calle. Rose pudo ver por una de las ventanas cómo Simon la miraba severamente y se puso un poco seria. Pero intentó no pensar en ello.
- Eh Jake, ¿te apetece conducir? - le preguntó Rose mientras se acercaban al coche.
Jake: No, gracias. No se conducir.
- ¿No sabes conducir? - preguntó Rose incrédula - ¡Pero tienes que aprender!
Jake: No me hace falta, estoy bien así. El transporte público está genial.
- Pero si siempre te llevo yo - dijo Rose rodando los ojos - además, eres agente de la ICD, carnet y pistola son dos de las cosas más importantes.
Jake: Tú misma lo has dicho: siempre me llevas tú. No lo necesito, y sería una pérdida de tiempo.
- ¿Y si a mi me pasara algo y solo estuvieras tu para conducir? Es un requisito importante para emergencias - insistió Rose.
Jake: No le des más vueltas, Rose. No quiero conducir.
- Está bien, pero cuando tengas una cita no me pidas que te lleve y te vaya a buscar ¿Eh? - dijo burlona mientras se sentaba en el sitio del conductor.
Jake: Autobús, metro, taxi... No se, parece ser que apenas hay medios de transporte en Nueva York...
- Aburrido - dijo Rose - ¿Y si no vive en Nueva York? Nah, déjalo, tampoco te veo capaz de conducir - dijo Rose provocándole.
Jake: Soy muy capaz de conducir, la coordinación de mi sistema motor y mis reflejos es perfecta. Lo que pasa... Es que no me gusta.
- ¿Le tienes miedo? Todos le tenemos miedo al principio, pero es más fácil y seguro de lo que parece.
Jake: Me da igual. Me basta con tener las puntuaciones más altas del Mario Kart.
- Eso ni lo sueñes - dijo Rose desafiante.
Jake: No es eso lo que dicen las puntuaciones nacionales en el modo de juego online. - comentó presumiendo.
- Qué juego online ni que juego online, esta noche jugamos y verás la paliza que te doy.
Jake: Trato hecho, ya verás. - sonrió divertido. - ¿Qué hablabas antes con mi padre?
- Me ha amenazado de muerte - bromeó Rose - Nah, me ha dicho que vaya con cuidado contigo y luego hemos comentado como te iba en la ICD - mintió Rose suavizando las cosas, no quería que Jake se llevara mal con su padre por su culpa.
Jake: Me creo más la primera parte, en serio.
- ¿Sería tu padre capaz de amenazarme de muerte? - dijo bromeando, fingiendo espanto.
Jake: Si. Lo hizo con la profesora de primaria de Anne, porque le había cogido tirria y no le aprobaba ni un examen.
- Ugh, que miedo. No te preocupes, procuraré no hacer enfadar a tu padre - bromeó - pero bueno, por el momento está todo bien así que no tendrás que planear mi funeral.
Jake: De acuerdo entonces. - dijo, aliviado.
- Por cierto, tu hermana es muy mona ¿por qué no me la habías presentado antes?
Jake: Nunca me lo habías comentado. Es mona cuando quiere, pero es manipuladora, egoísta y superficial. Pero tú le has caído bien.
- Oh, pues que suerte he tenido - rio ella - pero no creo que sea tan horrible.
Jake fijó la vista en ella y dijo:
Jake: Porque no es tu hermana.
- Los hermanos pequeños pueden parecer complicados, pero estoy segura de que darías tu vida por ella.
Jake: Eso si, por supuesto. ¿Tienes hermanos?
- Un hermano menor - contestó ella, sonriendo al pensar en su hermano.
Jake: ¿Y te llevas bien con él? - preguntó curioso.
- Es un pequeño idiota, pero sí, nos llevamos bien - contestó ella.
Jake rio, comprendiendo el sentimiento.
Rose aparcó cerca de su bloque de pisos.
- ¿Te apetece un helado? - le preguntó a Jake.
Jake: Siempre me apetecen. - sonrió asintiendo.
- Perfecto, ayer abrieron una heladería dos calles más allá y me muero por probar sus helados - dijo mientras se ponía a caminar en dirección a la heladería.
Madre: ¿No te parece que Rose es una chica encantadora?
Simon: Un demonio con el aspecto de un ángel. – comentó mientras recogía los platos que estaban limpios del lavavajillas.
Madre: No seas así, a Jake le cae bien. Deberías alegrarte de que al fin tenga alguna amiga.
Simon: Si… Pero me preocupa. Sabes que es muy huevón cuando quiere. Y muy impulsivo también. Mira lo que ha hecho en cuanto ha visto que alguien le invitaba a su casa: se marcha.
Madre: Déjale, ya puedes confiar en él.
Simon: En él confío. En ella no.
Madre: Es una cría monísima. – insistió mientras pasaba el trapo por la encimera de la cocina.
Simon: Mona es todo lo que tú quieras. Pero es retorcida, impertinente e irresponsable.
Madre: Pero déjala en paz. Y ya que estamos, a Will también. Eres un padre genial, pero a veces, un poco cansino. – si giró y le encaró, apoyándose sobre la encimera.
Simon: Me siento viejo. – confesó. Se acercó y se apoyó inclinándose sobre ella ligeramente. Él le pasó los brazos por su cintura y ella hizo lo mismo por el cuello.
Madre: Todas las abuelitas se vuelven marujonas cuando cumplen cierta edad. – se metió con él.
Simon: Ven aquí, que te vas a enterar. – se acercó sonriendo y la besó en los labios lentamente.
Se separaron un poco y ella dijo:
Madre: Creía que te dolía la espalda.
Simon: Eso fue ayer, me dio una contractura. Pero no te quejes, que me fui a tomar una pastilla y cuando volví, ya te habías quedado dormida. – hizo una breve pausa. – Hoy no me duele la espalda.
Madre: Ni yo tengo sueño.
Simon: ¿Ves? Esta es una de las razones por las que me quedé contigo y no con cualquier otra.
Madre: ¿Porque te sigo poniendo un montón o porque aunque tenga cincuenta y nueve años sigo estando perfecta?
Simon: Por ambas, si me lo pones así.
Madre: Vaya, yo creía que era porque me había quedado embarazada de tu hija. – comentó, riendo.
Simon: Eso también. – susurró con una sonrisa.
Y se volvieron a besar lentamente.
Anne entró a la cocina, para traer los últimos vasos que quedaban en la mesa, y cuando les vio en esa situación, exclamó
Anne: Oh, por favor. Que se haya ido Jake no significa que tengáis que hacer… eso… por cualquier sitio.
Ellos se incorporaron un poco y la miraron con una sonrisa pícara, pero no deshicieron su abrazo.
Madre: ¿Te molesta?
Anne: Pues si, gracias. Iros a la habitación de Jake, que está insonorizada.
Simon: No debería molestarte. Esto es lo que haces con Will cuando estás con él.
Anne: Pero Will y yo no somos… Vosotros. – les miró con cara asqueada.
Simon: Por supuesto. Yo soy mejor en la cama que Will.
Este comentario provocó una mirada de asco de Anne y su salida precipitada de la cocina.
Hoy me apetece poner la foto de Anne, la madre. Asi que... pues eso xDDD
Bueno aqui, que me he liado a poner fotos xDDD Estoy enferma
Gracias a la avanzada tecnología de la época, era posible realizar las reservas al evento a través de una página web y mediante unos simples pasos. Esa información era enviada directamente hacia un filtro que comprobaba la autenticidad de estos. Seguidamente, la misma información se quedaba grabada en una base de datos protegida por un cortafuegos que se activaba y desactivaba por una línea de teléfono.
No le pareció tan difícil como creía que sería. El único inconveniente vino cuando tuvo que rastrear la base de datos, ya que debía antes saber donde se encontraba. Necesitó varias horas para primero fragmentar el filtro y sustraer de ahí el contacto de un asistente con datos correctos para ver cual era su situación actual.
Finalmente, encontró la base de datos. Para conseguir entrar, llamó al número que aparecía en la esquina de la página web de registro y colgó inmediatamente después de que la señorita descolgase el teléfono.
Una vez dentro, descodificó la información y consiguió apuntar el nombre de los seis en las listas, y escribiendo números al azar como cuentas bancarias. Lo último que le quedaba era entrar al filtro del banco y añadir seis trasfusiones monetarias de la cantidad indicada con los números de cuenta que había apuntado en la base.
Cuando al fin, despegó los ojos de la pantalla, aún no había llegado la hora de la comida. Suspiró, estiró los dedos y su cuello, provocando un chasquido continuado, y miró el reloj del ordenador. Las tres y cinco. Llevaba seis horas con la vista fija en la pantalla, y hasta entonces no se había dado cuenta de que tenía unas ganas horribles de ir al baño.
***
Cuando volvió del aseo, y de prepararse un segundo café bien cargado, volvió de nuevo a la pantalla.
La segunda tarea que le habían encomendado consistía en colarse en disco interno del ordenador central de la empresa de investigación Orson.
Necesitaba preparar el cortafuegos, para así tardar el menos tiempo durante la operación. Sin embargo, le era imposible saber el sistema de seguridad que debía quebrar, por lo que no podría prepararlo.
Pero luego, una imagen cruzó su mente. Solamente había una persona que conociera que fuera mejor que él rompiendo el cortafuegos de un ordenador con máxima seguridad.
Se bebió lo que le quedaba de café y bajó hacia la planta baja, para coger un taxi.
***
Jake: ¿Hola? – saludó cuando entró en la casa.
Madre: Jake, cariño. ¿Todo bien? – le fue a recibir su madre, y le dio un beso en la frente.
Jake: Si, solamente tenía una duda del trabajo y quería preguntarle a papá. ¿Está ahora en casa?
Madre: Si, está en la azotea con Anne.
Jake: De acuerdo, gracias. – sonrió agradecido.
Madre: ¿Quieres que te prepare algo o ya has comido?
Jake: Pues… No, se me ha pasado, la verdad.
Madre: Te prepararé un bocadillo y ahora te lo subo.
Jake: Gracias. – agradeció de nuevo.
Subió los cuatro pisos hasta llegar a la azotea, un lugar amplio que tenía unas vistas bastantes privilegiadas de Central Park y de la zona del Upper East.
Simon estaba tumbado en una de las tumbonas, medianamente incorporada. Anne se encontraba en la misma posición en la tumbona de su lado, solo que ella sostenía un libro en una mano y su teléfono móvil en la otra.
Simon: Yo no digo que Thirty Seconds to Mars fuera una copia de Duran Duran, solo es que…
Anne: Si lo has dicho. Tus palabras exactas fueron “son una burda copia de Duran Duran”.
Simon: No quería decir eso, solamente que se parecen.
Anne: Papá, a ti todo te parece una copia de cosas de tu época, reconócelo.
Simon: Lo reconozco.
Jake avanzó hasta ellos y se sentó en la tumbona libre que había al otro lado de la de su padre.
Simon: ¿Tanto nos echabas de menos que ya has vuelto?
Jake: No exactamente. – rio. – Necesito tu ayuda para una cosa del trabajo.
Simon se incorporó del todo en la tumbona y se sentó, mirándole de frente. Anne, curiosa también, y molesta porque su padre le hubiera dado la espalda, se sentó junto a su padre, enfrente de Jake.
Simon: Hacía muchísimos años que no me pedías ayuda para los deberes.
Jake: Esto no son deberes, afortunadamente.
Simon. Y cuéntame, ¿qué es?
Jake: ¿Sabrías, por algún casual, cómo es el cortafuegos del ordenador central de la empresa de Orson?
Simon: ¿La empresa de Orson? ¿De Olan Orson?
Jake: Esa misma.
Simon: Por supuesto que si. ¿Para qué quieres saberlo?
Jake: Necesito entrar en su disco duro que extraer información.
Simon: ¿Has dejado el FBI y seguirás mis pasos? Esto me halaga. – sonrió.
Jake: Lo siento, pero no es por eso. – rio. – Es para el trabajo, ya lo he dicho.
El móvil de Anne sonó y lo cogió deprisa. Su cara cambió radicalmente, y ambos supieron en ese instante de que la persona que estaba en la otra línea era su novio. Anne se alejó a la otra punta de la azotea y su voz se perdió por el aire.
Simon: Pero solo podrás acceder al disco duro si rompes la seguridad directamente desde dentro, osea, desde el mismo ordenador. ¿Cómo vas a hacerlo?
Jake: Es una especie de misión infiltrada. Se celebra una fiesta en la sede de la empresa.
Simon: Lo se, me invitaron. Pero no me gusta rodearme de personas de esa clase. Son tontos en el cuerpo de alguna persona que parece lista y en trajes de alguien ambicioso.
Jake: La idea es infiltrarse en la fiesta, así que me pidieron que les colara en la base de datos. Durante la fiesta, cada uno tendrá que hacer algo. En mi caso, tengo que entrar en el sistema de seguridad, y lo que te he contado.
Simon. Puedo ayudarte, pero necesitarás un compañero.
Jake: Lo tengo.
Simon: Entonces genial. Te explico. La red de ordenadores de la empresa de Orson está entrelazada. En cada uno de los ordenadores individuales no se almacena información privada, sino que para evitar su fácil acceso, de redirección a través de un servidor.
Jake: No lo entiendo.
Simon: Te lo explicaré de otra manera. Tú escribes un archivo Word con una cosa secreta. La escribes desde tu ordenador, y la guardas en un pen-drive, pero se sigue quedando un rastro que es posible obtener en tu ordenador. Luego conectas el pen-drive en el ordenador de Anne, y pasa lo mismo. Luego repites la operación en mi ordenador. El archivo está guardado en tu USB, pero ha dejado rastros en distintos ordenadores. Los servidores funcionan como un USB, pero que evita que quede rastro en el ordenador. Y si la memoria no me falla, y Dios no lo quiera, el servidor de la empresa Orson es un HP X1500 almacenamiento de red SATA, a 4 terabytes y a 2000 megahercios. Estos sistemas re direccionan la información a un único disco duro que se encuentra en un ordenador general, que es lo que se podría llamar el cerebro.
Jake: De acuerdo.
Simon: Este cortafuegos es de pasarela, pero a su vez está conectado al servidor.
Jake: Entonces tendré que romper un cortafuegos en el servidor y dos en el ordenador.
Simon: Exactamente. En particular, ese sistema de pasarelas recuerdo que era de aplicación combinada, es decir, uno se rompe por software y el otro por hardware. El segundo es más sencillo, sin embargo el primero… Es algo más enrevesado.
Jake: Con el del servidor no habría problemas. Se podría enviar un archivo desde cualquier ordenador a la vez que se realiza una llamada telefónica mientras tengas el móvil conectado al aparato. La llamada podría disminuir los megahercios de la frecuencia, lo que haría que la onda fuera más débil y pudiéramos filtrar el virus con facilidad.
Simon quedó callado unos instantes, mirándole con atención y una media sonrisa.
Simon: Muy bien pensado. Yo lo hice con un walkie talkie. – le felicitó.
Jake: Gracias. – sonrió.
Simon: ¿Cómo harías los otros dos?
Jake calló unos minutos, mientras pensaba. Anne seguía hablando por teléfono, con cara animada y haciendo gestos como si estuviera explicando algo a una persona que estuviera delante de ella.
Jake: Se podría burlar al cortafuegos primero y luego romperlo.
Simon: Explícate. – le apremió, sospechando que su hijo había resuelto la cuestión.
Jake: Se podría… - pausó unos segundos. – Se podrían apagar ambos ordenadores a la vez. Si se apaga el emisor mientras se pasa el virus, y también el receptor, el virus quedaría suspendido en mitad de camino, justo en el disco duro, pero no quedaría grabado del todo porque se ha apago el aparato que lo envió. Dejaría una pequeña fisura técnica. Se podría aprovechar entonces para enviar un virus exacto con el mismo nombre de archivo desde otro ordenador, se repetiría lo del teléfono y sustituiría al archivo anterior. Luego se abre el virus desde el disco duro y eliminaría toda la seguridad del ordenador central. Sacamos la información… Y ya.
Simon no respondió. Simplemente esbozó una gran sonrisa en la cara, le dio un toque en el hombro y le miró, sintiéndose orgulloso de él.
Anne llegó en ese momento, despidiéndose de la persona en la otra línea.
Anne: ¿Qué me he perdido?
Jake: Thirty Seconds to Mars no es un plagio de Duran Duran.
Anne: ¿Verdad que no? – se sentó junto a su hermano. – Jake, ¿es verdad que estás viviendo con una chica monísima?
Jake: Bueno, es guapa, si.
Anne asintió con una media sonrisa pícara.
Anne: Podrías traerla a cenar esta noche.
Jake: No lo creo.
Anne: ¿Por qué no?
Jake: Porque a papá no le cae bien. Y ya sabes cómo es con la gente que no le cae bien.
Anne: Entiendo. Ayer me dieron ganas de matarle. – empezó a hablar de su padre como si este no estuviera presente en ese momento. – Vino Will a recogerme y no le dejaba marcharse. Le amenazó con arrancarle el pelo o una cosa así. Y todo porque quería que llegara a las diez como muy tarde. ¿Es que no entiende que tengo diecinueve años? ¿No se fía de mí?
Simon: De quien no me fío es de él. – interrumpió.
Jake: No lo entiende, Anne, no te esfuerces. – le ignoró.
Simon: Trae a la chica esta noche, será divertido.
Jake: Solo la traería si me prometieras que te comportas cuando esté ella. No quero que la ahuyentes.
Anne: ¿Y quitarte ese privilegio a ti? – dijo, picándole, y poniéndose por primera vez en ese rato de parte de su padre. – No creo que papá te robara el trabajo de espantarla.
Simon rio y chocó las cinco con su hija.
Jake: Hablo en serio. Prométeme que no serás un cabrón con ella.
Simon: Lo intentaré.
Jake: Promételo, no lo intentes.
Simon: Lo prometo. – suspiró finalmente.
Jake: Bien, pues entonces la traeré esta noche si le apetece.
***
Abrió la puerta del apartamento y entró en él. En el salón encontró a Rose, que estaba jugando con la Play Station 15.
Jake: Hola. – saludó él. - ¿Qué tal?
- A punto de morir - contestó ella mientras movía el mando de la consola de un lado para otro.
Jake: ¿Has probado a darle al cuadrado y al círculo a la vez, y luego mantener pulsado el R2? – dijo, mientras se sentaba junto a ella.
- Por supuesto, ¿por quien me tomas? He probado de todo - contestó ella sin apartar la mirada de la gran pantalla.
Jake: En ese caso, si, vas a morir. En esta parte, sin el arma del nivel veinte, no puedes hacer nada.
- Pero tengo la maldita arma, lo que pasa es que no se activa. He intentado con el propulsor de género pero el maldito mago dice que necesito liberar el séptimo arte - se quejó Rose
Jake: Porque tenías que haber ido a la vieja de la casa con lucecitas. Ella te da el libro y luego activas el arma.
- ¿Qué casa con lucecitas? La única casa que había era la del mago, y el muy inútil no me ha ayudado en nada.
Jake: Si, mujer, detrás de la posada esa que parece un putiferio. Entre los dos árboles gigantes, había un camino. – fijó la atención en la pantalla. – Cuidado, viene un orco con un arco en llamas.
Rose hizo un movimiento brusco y logró esquivar la flecha que le lanzó el orco, luego le mató con su espada de hielo.
- Eso significa que tengo que volver a atrás, que rollo - se quejó ella.
Jake: A mi me pasó lo mismo la primera vez, y fue por culpa de mi hermana, que quería pasar la noche en la posada. Luego se nos hizo tarde y tuvimos que partir.
- ¿Pero puedo volver? - preguntó mirándole a los ojos intensamente - No quiero perder la partida.
Jake: Puedes ir atrás, si. Solo tienes que regresar a la ciudad de Brusdrog. Está lejos, pero puedes robar un caballo. – asintió.
- Pero la guardia real ya me persigue per sé, ahora me pisará más los talones - refunfuñó ella mientras buscaba un establo.
Jake: Esos son unos panolis. ¿Y que es lo peor que te puede pasar? ¿Qué te lleven a la prisión de Daselhorf? Yo de ahí he escapado catorce veces, y sin matar a nadie. Solo está a tres pueblos de Brusdrog.
- Vale, lo intentaré. - dijo mientras salía cabalgando con el caballo del establo tras los gritos de un mozo de cuadra - ¿De donde vienes? - preguntó con curiosidad sin apartar la vista de la pantalla.
Jake: De casa... De la de mis padres. - se rectificó. - Nos han invitado a cenar esta noche.
- ¿Y eso? - preguntó Rose - Pensé que a tu padre no le había caído bien.
Jake: En realidad, lo ha propuesto mi hermana. Pero tranquila, ya he hablado con mi padre y será majo y agradable. – sonrió.
Rose pausó el juego y suspiró.
- Está bien ¿a qué hora?
Jake: A las ocho, más o menos.
- ¿Y qué hora es ahora? - preguntó curiosa
Jake: Las cinco y veinte. – dijo, mirando la hora en el teléfono móvil.
- Mmmm... - dijo estirándose remolona en el sofá - aun tengo tiempo entonces.
Jake: ¿Tienes el último juego de Batallas del Universo Espacial? ¿La versión que salió hace diez días?
- ¡Por supuesto! - dijo Rose volviéndose a sentar y saltando del sofá hacia una estantería que había al lado de la pantalla gigante - guárdame la partida mientras lo busco-
Jake cogió su mando e hizo lo que le decía.
Jake: No sé que le pasa a mi juego, que cuando estás en la parte de la plataforma espacial, y la mujer del moño azul te tiene que dar las llaves de la nave, no le da la gana dármelas. He intentado ligar con ella, pero no funciona. Pero el juego lo tiene ahora mi hermana. Le divierta acostarse con todos los que puede. - comentó, riendo.
- Que hermana más viciosilla que tienes - rio Rose - ¡Aquí está! Aun no he probado el modo de dos jugadores así que será divertido - dijo mientras abría la consola, sacaba el otro juego y metía el nuevo.
Jake: El de dos es más divertido, excepto a la hora de conducir la nave, Anne y yo siempre acabamos a tortas.
- ¿Por qué ninguno de los dos quería conducirla? - bromeó Rose - Bueno, nos partimos el tiempo de conducción y san se acabó.
Jake: De acuerdo. – rio, y cogió uno de los mandos.
Rose preparó todo para empezar la partida.
- ¿Me salto la historia del principio o vale la pena verla? - preguntó.
Jake: Como tu veas. - se encogió de hombros.
- Pues lo vemos, que me hace gracia.
Jake: De acuerdo.
Cuando el video de la historia del principio terminó, entraron a la opción de juego para dos personas, y apareció en la pantalla el menú de crear personaje.
- ¿Qué te parece si creo yo tu personaje y tu creas el mio? - sugirió Rose.
Jake: Me parece bien. - le dijo y le tendió su mando, mientras él cogía el suyo.
- Esto va a ser muy divertido - dijo Rose con una sonrisa pícara - Primero te toca a ti.
Jake: Te dejo elegir: cara amorfa con muchos granos y una nariz siniestra, una gorda que no cabe por la puerta o una guarrilla.
- Siniestra y guarrilla, por supuesto - contestó ella riendo.
Jake: Le pondré entonces la ropa más pequeña que haya. – dijo, mientras subía al máximo el volumen del pecho del personaje.
- Creo que el que está hoy guarrillo eres tú - dijo ella alzando una ceja al ver los voluminosos pechos - se va a asfixiar la pobre.
Jake: Me habías dicho guarrilla. La tuya se ha puesto muchos implantes. - seleccionó, como había dicho, la ropa mas pequeña de todas. - Vas a pasar frío en el espacio así. - comentó.
- No es mi culpa - contestó ella - ya no hacen los trajes espaciales térmicos como solían hacerlos. Se han ido desfasando.
Jake: Me da pena la pobre, voy a ponerle algo más de ropa.
- Oh, gracias, con esa capa el frío pasará de largo - contestó ella sarcásticamente viendo cómo Jake incorporaba una fina capa a su personaje.
Jake: No te quejes, lo habías elegido tú. Su fueras la gorda no pasarías frio nunca. – eligió un traje largo y ajustado de estilo futurista. – Así pareces muy profesional.
- Claro, para una prostituta espacial. Pero bueno, yo me lo he buscado ¿has terminado?
Jake: Me falta el pelo. – eligió una melena larga, hasta la cintura, y lisa, y luego cambió el color a rubio. - ¿Así?
- Oh, original - ironizó ella - pero está bien.
Jake: Pues entonces ya está.
- Mi turno pues - dijo emocionada - que prefieres ¿orco espacial o trol espacial? Te dejo escoger el que consideres más asqueroso.
Jake: Prefiero el orco. - rio.
- Oh, pobre trol. Bien, un orco espacial necesitará un casco de astronauta, le quedará divino, ya verás. Y una falda escocesa que no sé cómo ha llegado aquí pero que me gusta. Mmmm... ¿pajarita o corbata?
Jake: La pajarita le da un toque curioso a la falda, pónsela. - rio.
- Bien, pues pajarita - rio ella - hablando de pajaritas, ¿ya sabes lo que te vas a poner para la cena benéfica?
Jake: Esta noche recogeré un traje de casa de mis padres. ¿Y tú?
- Yo aun tengo que ir a comprarlo, pero llevaré algo rojo, me apetece - dijo mientras terminaba el personaje de Jake - ¿Y ya has hecho esa cosa informática que tenías que hacer?
Jake: Si, las dos cosas están terminadas.
- Genial. ¿Jugamos? - dijo devolviéndole su mando.
Jake: Claro. Me gusta el personaje. Muy... original.
- Mejor que tu rubia espacial - se burló ella.
***
Jake: Vale, antes de entrar. - le dijo en el coche, cuando ella aparcó. - Tengo que avisarte de unas cuantas cosas. Mi padre está loco. Mejor que no le caigas bien, porque te contará un chiste de penes, en caso de lo que haga, no te asustes, lo hace con todo el mundo. Mi madre es un poco cotilla, pero está bien de la cabeza. Y mi hermana... Ni caso a nada de lo que te diga. Desgraciadamente para mí, para toda la familia, es hija de su padre al cien por cien. - advirtió.
- Vale, creo que podré con ello - dijo poco convencida - no es el tipo de locura a la que estoy acostumbrada, en mi familia no hacíamos bromas de penes... bueno, si tenían que ver con caballos sí, pero normalmente eran... bueno que más da - dijo mientras salía del coche - Pero me gustaría caerle bien a tu padre.
Jake: A mi también me gustaría. – murmuró.
Subieron las escaleras de la entrada y Jake abrió la puerta. Al final del pasillo, se oía el ruido de la televisión encendida y del fogón de la cocina.
Jake: Ya estamos. - gritó Jake.
Salió a recibirles Anne, la hermana.
Anne: Mamá ha hecho estofado. - le dio un beso a Jake en la mejilla. Luego se dirigió a Rose y le dijo: - Hola, soy Anne.
- Hola Anne, soy Rose - dijo sonriendo amablemente - encantada.
Anne: Igualmente. – sonrió. – Vamos a dentro.
Rose siguió a Anne dentro de la casa junto a Jake, que se posicionó delante suyo para indicarle el camino.
- Tenéis una casa muy bonita - dijo Rose cortésmente a Anne.
Anne: Gracias, aunque es mérito de mi madre, la verdad.
Jake: Es arquitecta y decoradora. – explicó.
- Una profesión muy interesante, tengo un amigo que también lo es, bueno, sólo arquitecto.
Simon oyó voces en el salón y salió de la biblioteca.
Simon: Hola. - saludó a Rose, intentando parecer simpático.
- Hola de nuevo señor Logan - dijo Rose todo lo cortés que pudo - La última vez que nos vimos no me presenté debidamente, soy Rose Sawyer, encantada.
Simon: Igualmente. - esbozó una media sonrisa.
Anne (la madre) salió de la cocina con la panera en la mano y dijo:
Madre: Hola, Rose, cielo. Sentaros, la cena está casi lista.
- Huele de maravilla - sonrió Rose mientras se sentaba junto a Jake - comida de verdad - le susurró al oído.
Jake sonrió y asintió.
Madre: Gracias, espero que os guste, llevo horas en la cocina.
- Estoy segura, los estofados son lo mejor que hay - sonrió Rose.
Anne: No todos, yo he probado horribles. No van por los tuyos, mamá. - la peloteó, riendo.
Madre: Más te vale.
- Me han dicho sus hijos que es arquitecta y decoradora de interiores, siempre me ha parecido una profesión muy interesante. ¿Puedo preguntarle qué trabajos ha hecho? - preguntó mientras probaba el estofado.
Madre: Primero, trabajé en una pequeña empresa privada de decoración doméstica, en la que te contrataban para diseñar el interior de una estancia. Luego, estuve muchos años en una gran multinacional trabajando como arquitecta. Y poco después de que naciera Anne, abrí un pequeño negocio de venta de artículos antiguos o extraños. - comentó.
- ¿Antiguos o extraños? - exclamó Rose con interés - Jake ¿Por qué no me lo habías dicho? Tendré que hacerle una visita a tu negocio muy pronto - le dijo a Anne.
Jake: No me habías preguntado. - se defendió él.
- Sabes que me gustan las cosas antiguas, era un asunto que podrías haber comentado - le reprochó Rose.
Jake: La próxima vez no te digo que tenías que visitar a la vieja. - le dijo, entrecerrando los ojos.
- Eso es jugar sucio.
Jake: Para nada. - calló un momento. - Por cierto, papá. Antes se me olvidó decírtelo. Necesito que me prestes un traje o un esmoquin.
Simon: Claro. ¿Para qué es?
Anne: Se va a casar. - bromeó ella.
Jake: Es para la gala que te comenté antes, en la que tenemos que infiltrarnos.
- Va a ser muy emocionante, a lo Misión Imposible - dijo Rose.
Anne: ¿Vais de infiltrados? ¿Al estilo película de espías? Ya se donde me voy a ir en cuanto acabe la carrera.
Simon: Ni de coña. Demuestra que eres hija mía y roba un banco. - bromeó.
Madre: Ni de coña. - ahora fue ella la que se negó, sonriendo.
Simon: Los federales son unos soplagaitas. - comentó, sin bromear, pero con una sonrisa.
- No somos federales - aclaró Rose sonriendo - somos una organización independiente e internacional.
Simon: Igualmente, sois agentes de la ley que colaboran en la seguridad nacional y os paga el gobierno, lo que antiguamente eran los federales.
- No nos paga el gobierno, al ser una institución internacional la subvención viene de fuentes privadas - contestó Rose.
Simon: ¿Como te lo explico? Cualquier institución o empresa que limite las libertades de la gente metiéndolas en la cárcel, no me gusta.
- Cierto, meter a un tío que deja a niños pequeños sin cerebro y les deja muertos en las calles de Nueva York es limitar la libertad del asesino, deberíamos darles más facilidades, creo que propondré abrir las guarderías las 24 horas del día, así lo tendrá más fácil para secuestrarles - contestó Rose un poco molesta.
Simon: Sabes muy bien de lo que hablaba, cariño. No controviertas mis palabras. Hay gente que estafa millones y millones de dólares y en lugar de detenerles, siguen ocupando puestos de importancia en la sociedad. Pero una persona roba diez millones de una empresa y debe ir a la cárcel.
- Soy la primera en odiar a esas personas, señor Logan, pero nuestro trabajo consiste en cazar asesinos y personas que juegan con la vida de los demás. Siento el malentendido, pero por favor no nos incluya dentro de la corrupción política, no tenemos nada que ver.
Simon: Eso dicen todos, pero luego no hay nadie para que atrape a esas personas. - contestó, algo enfadado.
Jake: Papá... - le llamó la atención.
- Hay otros organismos que se ocupan de ello, simplemente puntualizo que nosotros no somos uno de ellos, no tenemos nada que ver - comentó Rose un poco picada.
Simon: Y yo solo estoy diciendo que...
Jake: Papá, ya basta. Lo prometiste. - le dijo, y Simon calló fulminándole con la mirada. Y luego se dirigió a su hermana para cambiar de tema: - ¿Qué tal con Will?
Anne: Muy bien. Me ha invitado a ir con él al condado de Washington unos días.
Jake: Genial. - le felicitó, sonriente. Miró a Rose y explicó: - Will es el novio de Anne.
- Ohh, es un chico afortunado entonces - dijo Rose sonriendo a Anne, más relajada.
Anne: Gracias. - dijo, ilusionada. - ¿Y tu que, Rose? ¿Estáis juntos? - les señaló a ambos.
Madre: ¡Anne! Que cotilla eres.
Anne: Lo primero que le preguntaste a Will fue si sus padres tenían antecedentes, así que no te quejes. - hizo una pausa. - Además, tengo derecho a saber si mi hermano se acuesta con una chica tan guapa. - Simon simplemente sonrió.
Rose rio ante el comentario de Anne.
- No, no estamos juntos, tu hermano es maravilloso pero no es mi tipo - dijo sonriendo y comiendo un poco más de estofado.
Anne: ¿Y quienes son tu tipo? ¿Morenos o rubios? A mi me encantan los rubios, pero Will es moreno. Qué ironía. – removía la comida sin prestarle mucha atención.
- El color de pelo realmente no me importa - sonrió - es el género, me gustan las mujeres.
Anne: Entiendo. – comentó Rose. - ¿Y sales con alguien?
- No, estoy soltera - dijo un poco avergonzada.
Anne: Bueno, estar soltera no está mal. Y además, es muy divertido. ¿Verdad, papá? – le miró, sonriente.
Simon: Y que lo digas. – esbozó una media sonrisa y asintió.
Rose sonrió.
- ¿Y tu qué estudias, Anne? - preguntó Rose curiosa.
Anne: El mes que viene comienzo segundo de derecho. Me gusta, pero es un poco aburrido a veces. ¿Tu que estudiaste?
- Yo criminología, también un poco aburrido a veces, pero apasionante otras - contestó sonriendo - tenía muchas asignaturas de derecho, si alguna vez necesitas ayuda y puedo ayudarte dímelo - ofreció cortésmente.
Anne: Estupendo. – dijo, agradecida.
Madre: Rose, ¿eres de Nueva York?
- No, soy de Texas, vengo de una granja familiar - contestó Rose.
Madres: Texas. – se extrañó. – Yo nací en Louisiana, aunque mis padres son del norte.
- Yo iba a Louisiana de viaje con mi padre y mi tío de vez en cuando, a convenciones ganaderas mayormente - rio Rose - es un estado muy bonito.
Madre: La verdad es que si, aunque lo conozco muy poco. Viví desde pequeña en Vermont, y luego me mudé a Nueva York. – comentó. – Por cierto, Jake. ¿Habías hablado antes de un traje?
Jake: Si, para la gala benéfica.
Madre: La otra noche, papá y yo fuimos a cenar y sacó el traje de Brioni. Puedes ponértelo si te sirve.
Jake: ¿El Brioni? ¿Qué me dices? – miró a su padre, interrogante.
Simon: Sabes que yo te lo presto. Siempre y cuando seas consciente de que vistes ropa de seis mil euros.
Jake: ¿Y a donde fuisteis a cenar para haberte puesto ese traje?
Madre: A un restaurante japonés llamado Masa.
Anne: Al cual no nos invitasteis a ir. – comentó, rencorosa.
- Vas a ir espectacular Jake, voy a tener que encontrar un vestido que esté a la altura - dijo Rose pensativa.
Anne: En la quinta avenida hay una tienda muy grande de Versace, con muy buenos vestidos, y no tan caros como los de otras marcas. – comentó.
- ¿Ah sí? Pues tendré que pasarme, estoy buscando un vestido rojo largo, a ver si hay suerte - comentó ella.
Anne: Seguramente habrá. El vestido rojo largo es un clásico, y queda genial.
- El problema serán los zapatos, no sé comprar zapatos - comentó Rose.
Anne: Puedes probar con unos Louboutin o unos Phillipp Plein, se venden solos casi, y son tan cómodos que parece que vas descalza.
- Aja... Louqué? - preguntó Rose un poco avergonzada de su ignorancia.
Anne: Louboutin. Es un diseñador francés de zapatos y bolsos, preciosos. – informó ella. - También hay una tienda en la Quinta Avenida.
- Ohh, me lo apunto, gracias - dijo Rose sonriendo.
Estuvieron un rato más hablando hasta que acabaron con la comida, entonces Anne se levantó para ir a buscar el postre. En pocos minutos volvió con un inmenso pastel de chocolate.
***
Después de haberse empachado de pastel se levantaron de la mesa y empezaron a recoger la mesa. Mientras llevaban los platos a la cocina Rose se disculpó un momento para ir al baño, al salir se entretuvo mirando fotos de las paredes: de cuando Jake era pequeño, de Anne y Jake en el parque, de Jake con su batería, Anne sonriendo en su graduación...
De repente notó una presencia a su lado y se giró asustada.
- Oh, señor Logan, no le había visto.
Simon: ¿Ves algo interesante?
- Sólo admiraba las fotos, tiene usted unos hijos encantadores. Jake es un gran chico, y Anne es preciosa - dijo señalando las fotos de su graduación.
Simon: Gracias, hice lo que pude. - confesó.
- Pues hizo un buen trabajo entonces - sonrió Rose.
Simon: Aunque me pelotees no vas a acabar de caerme bien. - se cruzó de brazos.
A Rose se le borró al sonrisa de repente.
- No era esa mi intención, Simon - dijo Rose llamándole por el nombre con molestia - Llenar más su ego no está en mi lista de tareas.
Simon: No me gustas, Rose. A Jake le caes bien, y lo respeto. Pero a mi no, y desde luego no pienso fingir lo contrario.
- Me parece genial, no me gusta la gente falsa. Usted tampoco me alegra las mañanas cada día - contestó con aspereza - pero Jake me importa, y mucho.
Simon: Más te vale que te importe, porque como le suceda algo por tu culpa, juro que te hundiré.
Rose le aguantó la mirada con firmeza.
- No dejaré que le suceda nada a Jake, no tiene que preocuparse .
Simon: Algunos errores no se pueden evitar, y pueden traer consigo tragedias. - advirtió.
- Las tragedias déjeselas a Shakespeare, no permitiré que nada le suceda a su hijo - insistió Rose con seguridad - Aunque este es un trabajo peligroso, y eso tiene que tenerlo claro, señor Logan.
Simon: A Jake le atropellaron de niño. Apuesto a que no te lo había dicho. Fue por mi culpa, y yo también me prometí a mi mismo que nada malo le pasaría.
Rose se quedó muda durante unos instantes, sorprendida de que le hubiese contado eso.
- Lo lamento mucho, señor Logan, no tenía ni idea... - dijo Rose sinceramente - pero yo no soy usted y Jake ya no es un niño.
Simon: ¿Que tu no eres yo? Eso seguro. Me das mil vueltas en cuanto a irresponsabilidad. - rio sarcásticamente.
- Según los rumores eso no es tan cierto - dijo picada.
Simon: Esos rumores se los ha contado a Jake una persona con la que apenas he tenido una conversación seria en mi vida. Dime tu, ¿qué es lo que ha sacado el chico en claro?
- ¿El chico? Es usted una leyenda viva, Simon.
Simon: Me alegra que hayas oídos cosas sobre mi, pero sigo sin fiarme de ti.
- Me alegro que no se fie de mi, así no tendré que esforzarme para que me importe su opinión - contestó impertinente.
Simon: Voy a hacerte la vida imposible todo lo que pueda y mucho más. - se acercó a ella y dijo con aire amenazante.
- Me han hecho la vida imposible toda mi vida, sus juegos amenazantes no harán más que divertirme - contestó Rose haciendo un paso al frente y manteniéndole la mirada.
Simon: Procura que no te diviertan demasiado, preciosa. No tienes ni idea de hasta donde puedo llegar.
- Estoy deseando verlo - dijo ella sin tirarse atrás.
Simon: Procura que Jake no se enamore de ti. - dijo, sacando el tema por primera vez.
Eso sorprendió a Rose, no se esperaba que dijera eso.
- ¿Enamorarse de mí? - dijo mostrando su sorpresa - ¿Qué le hace pensar eso?
Simon: Porque le conozco lo suficiente como para sospechar que lo más probable es que pase. - hizo una pausa. - Y tú le romperás el corazón.
- Pero... Él, él sabe que yo... - estaba confundida.
Simon: Lo sabe. Y probablemente solo se sentirá atraído por ti, porque eres la primera mujer que se ha fijado en él.
- Pero por qué es un gran chico, es mi compañero... Pero yo no puedo hacer nada, no puedo controlarle.
Simon: Hundirás su autoestima si se enamora de ti, con ese encanto al hablar y esos ojos seductores. - comentó, con seriedad.
- ¿Y qué quiere que haga? ¿Qué sea taciturna? ¿Y frunza el ceño cuando esté con él? - preguntó Rose entre incrédula y molesta.
Simon: Que te alejes de él.
- ¿Que me aleje de él? ¿Esa es su gran decisión? Por si no se ha dado cuenta vivimos y trabajamos juntos - dijo empezando a enfadarse.
Simon: ¿Te arriesgarías a que se enamorara, te pidiera salir y vuestra amistad se estropease? - comentó, divertido.
- No caerá esa breva - contestó ella sonriendo también divertida - tendrás que inventarte algo mejor.
Simon maldijo por dentro y se separó de ella.
Simon: Tú verás, pero quedas advertida.
Se oyeron unos pasos por el pasillo y apareció Jake.
Jake: Papá, ¿qué haces?
Simon: Hablaba con tu amiga Rose. - respondió solamente.
- Comentábamos lo monos que estáis Anne y tu en estas fotos - dijo Rose con una sonrisa.
Jake: De acuerdo. - les miró, extrañado. - Eso está bien... Supongo...
- Por cierto Jake, ¿Crees que tu madre nos dejará llevarnos un poco de lo que ha quedado de tarta? - preguntó Rose cambiando de tema.
Jake: Puedes preguntárselo, pero es capaz de prepararte otra tarta solamente para que no te tengas que llevar las sobras. – sonrió.
- Entonces mejor no molestarla - dijo Rose - En fin, ha sido una velada muy agradable señor Logan - dijo Rose ofreciéndole la mano a Simon - pero lamentablemente tenemos una misión que planear y mañana hay que madrugar, deberíamos ir tirando para casa - le lanzó una mirada a Jake, para saber si él lo aprobaba.
Jake asintió y se despidió de su padre. Luego fueron a la cocina, donde le dio un beso a su madre y un abrazo a su hermana.
- Ha sido un placer, Anne - dijo Rose dándole dos besos a la madre de Jake - y ha sido también un placer, Anne - dijo sonriendo y besando a su hermana.
Madre: Por favor, venid las veces que queráis.
Anne: Suerte con la operación de espías. - dijo con una sonrisa. - Me tendréis que contar todo más tarde.
- Por supuesto, a las dos cosas - contestó Rose.
Salieron de la casa entre despidos con los brazos y chillidos de "Hasta luego" y se dirigieron a la calle. Rose pudo ver por una de las ventanas cómo Simon la miraba severamente y se puso un poco seria. Pero intentó no pensar en ello.
- Eh Jake, ¿te apetece conducir? - le preguntó Rose mientras se acercaban al coche.
Jake: No, gracias. No se conducir.
- ¿No sabes conducir? - preguntó Rose incrédula - ¡Pero tienes que aprender!
Jake: No me hace falta, estoy bien así. El transporte público está genial.
- Pero si siempre te llevo yo - dijo Rose rodando los ojos - además, eres agente de la ICD, carnet y pistola son dos de las cosas más importantes.
Jake: Tú misma lo has dicho: siempre me llevas tú. No lo necesito, y sería una pérdida de tiempo.
- ¿Y si a mi me pasara algo y solo estuvieras tu para conducir? Es un requisito importante para emergencias - insistió Rose.
Jake: No le des más vueltas, Rose. No quiero conducir.
- Está bien, pero cuando tengas una cita no me pidas que te lleve y te vaya a buscar ¿Eh? - dijo burlona mientras se sentaba en el sitio del conductor.
Jake: Autobús, metro, taxi... No se, parece ser que apenas hay medios de transporte en Nueva York...
- Aburrido - dijo Rose - ¿Y si no vive en Nueva York? Nah, déjalo, tampoco te veo capaz de conducir - dijo Rose provocándole.
Jake: Soy muy capaz de conducir, la coordinación de mi sistema motor y mis reflejos es perfecta. Lo que pasa... Es que no me gusta.
- ¿Le tienes miedo? Todos le tenemos miedo al principio, pero es más fácil y seguro de lo que parece.
Jake: Me da igual. Me basta con tener las puntuaciones más altas del Mario Kart.
- Eso ni lo sueñes - dijo Rose desafiante.
Jake: No es eso lo que dicen las puntuaciones nacionales en el modo de juego online. - comentó presumiendo.
- Qué juego online ni que juego online, esta noche jugamos y verás la paliza que te doy.
Jake: Trato hecho, ya verás. - sonrió divertido. - ¿Qué hablabas antes con mi padre?
- Me ha amenazado de muerte - bromeó Rose - Nah, me ha dicho que vaya con cuidado contigo y luego hemos comentado como te iba en la ICD - mintió Rose suavizando las cosas, no quería que Jake se llevara mal con su padre por su culpa.
Jake: Me creo más la primera parte, en serio.
- ¿Sería tu padre capaz de amenazarme de muerte? - dijo bromeando, fingiendo espanto.
Jake: Si. Lo hizo con la profesora de primaria de Anne, porque le había cogido tirria y no le aprobaba ni un examen.
- Ugh, que miedo. No te preocupes, procuraré no hacer enfadar a tu padre - bromeó - pero bueno, por el momento está todo bien así que no tendrás que planear mi funeral.
Jake: De acuerdo entonces. - dijo, aliviado.
- Por cierto, tu hermana es muy mona ¿por qué no me la habías presentado antes?
Jake: Nunca me lo habías comentado. Es mona cuando quiere, pero es manipuladora, egoísta y superficial. Pero tú le has caído bien.
- Oh, pues que suerte he tenido - rio ella - pero no creo que sea tan horrible.
Jake fijó la vista en ella y dijo:
Jake: Porque no es tu hermana.
- Los hermanos pequeños pueden parecer complicados, pero estoy segura de que darías tu vida por ella.
Jake: Eso si, por supuesto. ¿Tienes hermanos?
- Un hermano menor - contestó ella, sonriendo al pensar en su hermano.
Jake: ¿Y te llevas bien con él? - preguntó curioso.
- Es un pequeño idiota, pero sí, nos llevamos bien - contestó ella.
Jake rio, comprendiendo el sentimiento.
Rose aparcó cerca de su bloque de pisos.
- ¿Te apetece un helado? - le preguntó a Jake.
Jake: Siempre me apetecen. - sonrió asintiendo.
- Perfecto, ayer abrieron una heladería dos calles más allá y me muero por probar sus helados - dijo mientras se ponía a caminar en dirección a la heladería.
***
Madre: ¿No te parece que Rose es una chica encantadora?
Simon: Un demonio con el aspecto de un ángel. – comentó mientras recogía los platos que estaban limpios del lavavajillas.
Madre: No seas así, a Jake le cae bien. Deberías alegrarte de que al fin tenga alguna amiga.
Simon: Si… Pero me preocupa. Sabes que es muy huevón cuando quiere. Y muy impulsivo también. Mira lo que ha hecho en cuanto ha visto que alguien le invitaba a su casa: se marcha.
Madre: Déjale, ya puedes confiar en él.
Simon: En él confío. En ella no.
Madre: Es una cría monísima. – insistió mientras pasaba el trapo por la encimera de la cocina.
Simon: Mona es todo lo que tú quieras. Pero es retorcida, impertinente e irresponsable.
Madre: Pero déjala en paz. Y ya que estamos, a Will también. Eres un padre genial, pero a veces, un poco cansino. – si giró y le encaró, apoyándose sobre la encimera.
Simon: Me siento viejo. – confesó. Se acercó y se apoyó inclinándose sobre ella ligeramente. Él le pasó los brazos por su cintura y ella hizo lo mismo por el cuello.
Madre: Todas las abuelitas se vuelven marujonas cuando cumplen cierta edad. – se metió con él.
Simon: Ven aquí, que te vas a enterar. – se acercó sonriendo y la besó en los labios lentamente.
Se separaron un poco y ella dijo:
Madre: Creía que te dolía la espalda.
Simon: Eso fue ayer, me dio una contractura. Pero no te quejes, que me fui a tomar una pastilla y cuando volví, ya te habías quedado dormida. – hizo una breve pausa. – Hoy no me duele la espalda.
Madre: Ni yo tengo sueño.
Simon: ¿Ves? Esta es una de las razones por las que me quedé contigo y no con cualquier otra.
Madre: ¿Porque te sigo poniendo un montón o porque aunque tenga cincuenta y nueve años sigo estando perfecta?
Simon: Por ambas, si me lo pones así.
Madre: Vaya, yo creía que era porque me había quedado embarazada de tu hija. – comentó, riendo.
Simon: Eso también. – susurró con una sonrisa.
Y se volvieron a besar lentamente.
Anne entró a la cocina, para traer los últimos vasos que quedaban en la mesa, y cuando les vio en esa situación, exclamó
Anne: Oh, por favor. Que se haya ido Jake no significa que tengáis que hacer… eso… por cualquier sitio.
Ellos se incorporaron un poco y la miraron con una sonrisa pícara, pero no deshicieron su abrazo.
Madre: ¿Te molesta?
Anne: Pues si, gracias. Iros a la habitación de Jake, que está insonorizada.
Simon: No debería molestarte. Esto es lo que haces con Will cuando estás con él.
Anne: Pero Will y yo no somos… Vosotros. – les miró con cara asqueada.
Simon: Por supuesto. Yo soy mejor en la cama que Will.
Este comentario provocó una mirada de asco de Anne y su salida precipitada de la cocina.
***
Hoy me apetece poner la foto de Anne, la madre. Asi que... pues eso xDDD
- Anne Hawks:
- Anne Hawks
Estas fotos las pongo porque no se si es un problema de mi cerebro, pero desde que vi a las dos actrices juntas en la serie, no me quito de la cabeza que son super parecidas xdDDD Madre e hija, no hay otra xDD
Estas fotos me parecen demasiado monosas para ser reales xDDD *_____*
Bueno aqui, que me he liado a poner fotos xDDD Estoy enferma
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Nicole se despidió y colgó el teléfono.
Cuando entro por la puerta, su hermana y su sobrina pequeña se le echaron encima para abrazarla, ella las acogió en sus brazos mientras veía como su cuñado sonría des de la puerta de la cocina. Su hermana era una mujer afortunada, tenia a un marido que la quería y una hija preciosa que había nacido con los ojos azules de su padre y la sonrisa traviesa de su madre.
Cuando terminaron de cenar, la niña le pidió a su tía que le contara un cuento para irse a dormir así que Nicole, tomo la mano de esa pequeña princesa y la llevo a la cama donde la niña se acurruco junto a su osito de peluche blanco esperando el cuento de buenas noches.
-Quiero un cuento de príncipes y princesas!!-dijo la pequeña
Nicole sonrió y acogió teatral.
- Erase una vez, en el país de los algodones de azúcar vivía una princesa de pelo rubio y ojos azules... - “¿como yo? Interrumpió la pequeña – No cariño, ella no era tan guapa como tu- la niña sonrió satisfecha por la respuesta de su tía- bueno pues resulta que esa princesa tan guapa se sentía muy triste porque no encontraba a su príncipe azul. Miles y miles de caballeros con caballos blancos y bonitas armaduras la querían como esposa pero el corazón de la princesa estaba desolado, roto y sin esperanza alguna, esperando que algún día llegase el verdadero amor de su vida. Un día cuando la princesa ya había perdido la esperanza de encontrar el amor, se fue a pasear por el bosque con la simple compañía de los pájaros cantones, pero de repente vio a un joven , de cabello oscuro y ojos azules como las esmeraldas mas preciosas tumbado en un descampado de flores blancas, la princesa se acerco a el para comprobar si ese chico era el príncipe azul de sus sueños, pero ese muchacho era un simple habitante de su gran reinado así que la princesa quiso huir pero el joven habitante la vio y empezó a perseguirla por el bosque, la princesa asustada por las mariposas de su estomago empezó a lanzarle pedrecitas, unas tan pequeñas que no podían hacerle daño pero con suerte si asustarlo, pero el joven seguía acercándose a la hermosa princesa hasta que llego a su lado y cuando la princesa se detuvo y ambos se miraron a los ojos, el se arrodillo ante ella y le tomo la mano. La princesa quería seguir huyendo para encontrar al príncipe azul que ella buscaba, pero eso era inútil y sabes porque?
-Porque la princesa tenia mariposas en el estomago y debía ir al medico?
-Mas o menos cielo-dijo sonriendo y acariciando el cabello de su pequeña princesa-era porque la princesa se había enamorado de el, y ahora ya no le importaba que fuese un simple habitante, porque en su corazón el era el príncipe que siempre había estado esperando y... FIN!:
-Y fueron felices y comieron perdices verdad?-dijo la pequeña con voz somnolienta.
-Por y para siempre.
* HE DE COMENTAR ASI EXTRAOFICIALMENTE QUE ESTE POR Y PARA SIEMPRE ES UN ALWAYS PUTO Y DURO.
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(Nikki y la hermana)
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(Esta foto de scott era necesaria)
Una vez la pequeña estuvo dormida y su cuñado estuvo limpiando los platos, las dos hermanas se sentaron en la pequeña terraza para hablar de cosas de chicas con un helado de almendras y chocolate entre las manos.
-Que nikki me vas a contar lo de ese tal Tuck?- dijo la hermana con una sonrisa burlona y pillina- No puedes negarlo, te pille besandole en la puerta de tu piso.
-Eres demasiado cotilla para ser mi hermana, seguro que no eres adoptada?
Annie, la hermana, le enseño la lengua y le dio un golpecito en la pierna con el pie.
-Se llama Tuck O'conner, tiene 36 años, es Neurocirujano y jefe de departamento del hospital infantil.
-Oh Nik!-Annie solo la llamaba Nik cuando ella, Nicole, hacia algo mal o algo que no le gustaba a Annie- Has de dejar de hacer eso!
-No me llames Nik, sabes que no me gusta, es nombre de tío! Y dime, que problema tienes ahora Tuck? Siempre pones alguna pega con los chicos con los que salgo.
-No tengo ningún problema con tuck, es guapo, sexy, listo y al parecer le gustan los niños todo lo que una desea en un hombre, el problema lo tengo contigo Nikki. Este mes es Tuck, hace cuatro era William el contable, hace 12 era Richard el abogado, y hace nose cuantos ese hombre de 45 años que era juez!
-No me gusta que te metas con mi vida y lo sabes...-dijo aun calmada pero dejando entender a su hermana que pronto aparecería la Nicole violenta- He de irme, mañana empiezo temprano y Scott ya me da suficiente dolor de cabeza como para encima ir con sueño.
-Scott?
-Mi nuevo compañero, este te gustaría, estúpido , chulo playas, feo, se cree jodidamente encantador pero lo único que sabe hacer es darme dolor de cabeza, tiene 4 años menos que yo y por su culpa me paso el día haciendo de niñera de un niñato que todo el día esta intentando en meterse en mis pantalones o en los de cualquier chica que pase por allí.
Annie sonrió y abrazo a su hermana, la conocía a la perfección así que sabia que debía decirle en ese caso.
-Ves con un tipo así no tendría ningún problema.
Nikki tubo la tentación de enseñarle el tercer dedo pero se contuvo las ganas, se despidió de su hermana y de su cuñado y se fue.
******************************
Nicole no vivía muy lejos de su hermana, teniendo en cuenta que eso era nueva york y que las cosas siempre estaban lejos, andando tardaba 20 minutos pero era una calle tranquila, solitaria y oscura. Nikki andaba tranquila, cantando en voz baja “ Sun is going down”, la canción era de un chico poco conocido pero que en su opinión tenia una gran voz, su nombre era Alex, o eso creía. Cuando ya le faltaba poco mas de 6 minutos noto que alguien le seguía y disimuladamente giro la cabeza para comprobar que sus sospechas eran ciertas y que un hombre con capucha la seguía lentamente “No me jodas” pensó ella sin temerle, si no le tenia miedo a un asesino roba cerebros de niños no le asustaría un gilipollas, pero no le diría nada hasta que el no actuara, así podría detenerlo y evitar que la noche siguiente atracara a otra persona mas indefensa que ella, ademas las palabras de su hermana la habían puesto de muy mala leche y como esa noche no podía irse a casa de Tuck, aprovecharía para desahogarse con el tipo ese.
-Tu puta!! Dame todo lo que llevas o te mato!- dijo el hombre en voz baja mientras empotraba a Nikki contra una pared.
Nikki lo miro y en efecto comprobó que no estaba en peligro, era un chico de unos 23 años, rubio de ojos miel, intentaba infligir terror con la mirada pero la mano con la cual sujetaba la camiseta de Nicole temblaba con nerviosismo.
-Has elegido a la mujer equivocada, idiota.
Nikki se lo quito de encima y lo inmovilizo girándole todo el brazo mientras el chico gritaba de dolor.
-Mira que meterte con una agente de la ICD, es que se ha de ser gilipollas.
-Lo siento señora no era mi intención, no lo volveré hacer, perdóneme.
-Me acabas de llamar señora?-Nikki aflojo la fuerza y le volvió a girar haciendo que ahora fuese el chico el que estaba empotrado contra la pared.- ¿ Cuantos años te cres que tengo?
-No lo se señora ,lo siento, lo siento mucho!-dijo el chico suplicante y cagado de miedo.
-Si tienes huevos para atracar a una joven indefensa, ahora tienes huevos para decirme la edad o te juro que te los corto.
Se estaba pasando? Tal vez pero que se creía ese chaval llamándole señora como si tuviese aquí 40 años, ademas acojonar a esos críos era divertido y era una buena manera de sacarlos del mal camino.
-Mira a mi no me gusta la violencia, esto-dijo haciendo mas fuerza contra el chico- Me duele mas a mi que a ti, pero has de entender que no se puede ir por el mundo atracando a chicas indefensas lo entiendes?
-Si señ...lo...lo entiendo, lo siento mucho, no lo voy hacer otra vez lo prometo...
El chico había empezado a suplicar y a Nicole le dio algo de pena.
-Bien- dijo soltándole un poco pero aun agarrándole- Puedo hacerte una pregunta antes de que te encierre?
El chico al oír la palabra “encerrar” se desplomo y en lagrimas asintió la cabeza para acceder a la pregunta de Nicole.
-Me ves vieja?
-No no no no!!!!!
-Te acostarías conmigo?Tranquilo es una pregunta inocente, no te voy a violar.-Aclaro para no entrar en confusiones innecesarias.
El chico iba a contestar pero alguien respondió por el.
-Seria gilipollas si no lo hiciese.
Nicole soltó al chico y se giro con una mueca al reconocer la voz del desconocido.
-Tu si que eres gilipollas-dijo mientras oía como el chico, el cual había salido corriendo, se caía al suelo y se volvía a levantar con gran rapidez.
-No, yo no lo soy porque yo si me acostaría contigo, solo has de pedirlo.
-Y que te hace pensar que deba ser yo quien lo pida? No sabes ni conquistar a una mujer...se nota que tu cerebro aun esta en parvulario...-ella se indigno al ver que sus esfuerzos para molestarle no funcionaban y que el seguía allí de pie con esa sonrisa tonta y encantadora clavando sus ojos verdes en los de ella- Que coño haces aquí Scott?
-Eso debería preguntarlo yo no crees?Estabas...¿pegando? A un chico delante de la puerta de mi casa...
-Tu casa? Vives aquí? Solo? Crees que eres suficientemente mayor para eso?
-Vivo con mi madre y mi hermano...esto es mi casa aunque hace mucho que no vengo aquí a dormir, pero eso no importa dime, que se supone que hace una “madura” agente de la ICD pegando a un chaval?
-Para empezar no le estaba pegando,este gilipollas me ha intentado robar y nadie se mete conmigo- dijo ella intentando justificar sus actos.
-Me lo apunto, no meterse con Nicole bueno, meterse con Nicole igual a Hospital mas pantalones cagados.
Ella le dedico otra mueca pero sonrió un poco.
-Ademas me llamo vieja.
-Que insolente!Ves y luego te enfadas conmigo cuando te llamo preciosa , que mujer!
-No me jodas Scott!
Scott sonrió y apoyo la mano en la pared haciendo que Nikki se quedara atrapada entre el y la misma .
-Ni se te ocurra-dijo apartándolo con una mano recuperando así su espacio personal-Recuerdas eso del hospital y los pantalones cagados?-El asintió aun sonriendo-Bien, si se te ocurre tocarme eso, -refiriéndose al hospital- sera tu mayor deseo comparado con lo que te haré.
-No tengo ni una posibilidad?
-Ni una.
-Siempre hay alguna...
-Ni se te ocurra, nunca.
Se desafiaron con la mirada y un silencio cómodo invadió el entorno y al final, ambos sonrieron.
…............................................................................
Ese local era uno de esos que recordaban a principios de siglo, había música del 2012 y fotos de celebridades de esa época. No era un lugar muy conocido pero era bonito y se comía muy bien.
-Mi padre y yo solíamos venir aquí cuando yo era un crió, el jefe era su mejor amigo.
Nicole se pregunto a que venia lo de “era” pero prefirió no preguntar y se sentó en una de las mesas mientras Nathan iba a la barra.
-Javier!!
Al oír su nombre, un hombre de unos cincuenta años de origen sud americano y una sonrisa bonachona se giro y abrazo con fuerza a Scott.
-Chaval!!Como esta la familia eh?Tu madre y tu hermano? Y el perrito?
-Aguantando como siempre.
-Sabes que me tienes a mi para lo que necesites verdad?Tu padre era como un hermano para mi...lo que le ocurrió fue devastador para todos nosotros, yo aun pienso en el todas las noches...Pero no hablemos de cosas pasadas, lo de siempre para llevar verdad?
-En verdad estoy con alguien...
Javier giro la cabeza y vio la chica rubia sentada en la mesa mirándolos fijamente con una sonrisa. Sin preguntar nada aparto a Nathan y se dirigió hacia la chica.
-Buenas noches señorita,que hace una chica hermosa como usted con ese...boludo- dijo con su acento argentino.
-Oh no! Yo solo soy su niñera en el trabajo, Agente especial Nicole Ryan, un placer conocerle...
Esa vez fue Scott quien dirigió una mueca hacia Nicole.
-Nikki, este es Javier, el jefe del local y un buen amigo de la familia.
-Bueno chaval tu siéntate con esta hermosura y como seas grosero con ella vas a fregar todos los platos de la noche, entendido?
Nathan sonrió y acepto el trato.
-Vaya, un Argentino que tiene un local de churros decorado a la antigua en la moderna ciudad de Nueva York, es raro.
-Y que lo digas, pero puede asegurarte que estos churros son un mangar de los dioses.
Esa noche al contrario de lo que muchos pudieran pensar no paso nada mas que unos compañeros comiendo y hablando. Nada cambio entre ellos, no eran amigos, ella seguía siendo una histérica y seguiría odiandole por gilipollas y el seguiría intentando meterse en sus pantalones y llamándola preciosa para cabrearla, pero eso seria a partir de esa mañana en unas 6 o 7 horas, ahora eran solo Nicole y Nathan, dos personas que necesitaban compañía.
**********************
La noche anterior Simon le había llamado para reclamar ese café que hacia tiempo que habían programado, así que ahora Nikki ,andaba a toda prisa por las calles de Nueva York dirección al Royal, donde su viejo amigo le esperaba des de hacia ya 5 min para tomar un café.
-Ya estoy aquí!!-dijo entrando a toda prisa- Siento llegar tarde estaba de compras, aunque ya debes saber lo de nuestro próximo trabajo
Simon: ¿La fiesta benéfica? Si, me han comentado algo. - sonrió.
-Jake ha echo un gran trabajo, la verdad es que un chico muy listo y se compenetra muy bien con su compañera.
Simon: De eso quería hablarte yo. - calló un instante. - Rose no me gusta para Jake. No creo que Jake esté seguro con ella.
Nicole le miro unos instantes pero el que hablaba era simon el padre preocupado así que decidió no hacer broma.
-Simon, como persona rose te puede gustar o no , en eso no me voy a meter, pero te aseguro , no como amiga de ambos sino como la agente especial Nicole Ryan, que la Agente especial Rose Sawyer es muy buena en su trabajo y que tu hijo, el ahora Agente especial Jake Logan , esta en muy buenas manos.
Simon: Sinceramente, creo que estaría más seguro contigo como compañera. De ti me fío, pero al parecer ella tiene una actitud que parecer pedir a gritos que se desconfíe de ella.
-No te fiás de ella porque es una chica joven y guapa y crees que Jake se enamorara de ella o ella de el- Nicole no sabia si simon sabia que Rose jugaba en otra liga y preferio no comentarlo para no causar ningún problema- Y que esto causara problemas pero créeme el esta mejor con ella, me conoces y sabes que yo no tengo paciencia, seria capaz de dispararle en la entrepierna y dejarte sin nietos, ademas yo ya tengo un crió al que cuidar...
Simon: No me puedes asegurar que no le pasara nada malo, sin embargo contigo las posibilidades se reducirían.
-Simon, te debo mucho y sabes perfectamente que daría lo que fuese para proteger la vida de tu hijo como un día hace muchos años tu me protegiste a mi, y te prometo que dentro de lo que quepa cuidare de jake, pero dale un voto de confianza no solo a la chica sino también a el.
Simon: No lo entiendes. Yo confío en él, en quien no lo hago es el resto del mundo.
Nicole le miro con desesperación, sabia que cuando Simón se ponía en modo padre no podía hacerle cambiar de opinión.
-Mira de todos modos yo no puedo hacer nada y lo sabes y si pudiera a la primera a la que cambiaría de compañero seria a mi misma -no le importaba lo de la noche anterior, seguía odiando a Scott y si pudiera se desaria de el- he de soportar la versión mal echa de un intento de playboy chulo playas.
Simon rio.
Simon: Es que yo soy un profesional. En realidad, lo sigo siendo, lo único que ha cambiado a hace treinta años es que ahora soy monógamo.
-Cuando yo te conocí ya eras monógamo pero me han contado la gran leyenda que eras, comparable a grandes amantes de la historia como enrique VIII, yo la verdad es que sigo igual que siempre.
Simon: ¿Aún no encontraste a tu media naranja? ¿Príncipe azul? ¿Alma gemela? O tonterías de esas.
-Ya sabes que yo soy una alma libre...Aunque ahora me estoy viendo con un chico, Tuck, no es nada serio, solo algo...
Simon: ¿Qué edad tienes? - preguntó.
- Treinta, porque lo preguntas?
Simon: Yo estuve soltero hasta los cuarenta y uno, así que no tengas prisa.
-Es diferente... Tu no querías a alguien casado y con hijo pero bueno, como bien solía decir mi tío, no hay nada que un buen wiskey y buena compañía no cure, aunque en este caso es café y la compañía dudable.
Simon: No seas tonta, Nikki. Mírate: eres guapa, joven y sexy. Ya tendrás tiempo de sentar la cabeza. La mejor época de tu vida está entre los veinticinco y los treinta y nueve. No seas tonta y malgastes estos años.
-Que la gran leyenda me llame guapa y sexy me alaga mucho...-dijo con una gran y sincera sonrisa hacia su mentor- Gracias Simon, y deja de preocuparte por Jake aunque sea en el fondo es un Logan, tiene tu sangre se va a espabilar ademas sabes perfectamente que la división, llamala DC o IDC, es una familia y cuidamos los unos de los otros así que respira y tomatelo con calma te prometo que llevare a jake por el buen camino.
Simon: Más te vale que no le pase nada. - la señaló con el dedo índice, pero con una media sonrisa. - Habéis convertido a Jake en un jedi, debería quedarse conmigo en el lado oscuro.
-La fuerza es poderoso en el maestro-dijo sonriendo de manera "perversa"- Quieres ver el vestido?-Levanto la bolsa y la dejo encima d la mesa.
Simon: De acuerdo, por qué no
********************
Por fin iba a ocurrir pensó Dan, después de 2 intentos con broncas y calentones incluidos, después de todo ese tiempo pensando en ella, porfió estaba allí, besando su boca, su cuello, sus pechos, su vientre, acariciando todo su cuerpo.
No iban hacer el amor, iban a echar un polvo, eso lo habían dejado claro y por lo tanto estaban actuando como tal, no se sonreían dulcemente o se daban besitos suaves mientras se decían cosas bonitas, se besaban con violencia,se deseaban con fervor, se desnudaban con prisa y sin pausa, las ganas les consumía.
-Preparada?-dijo el despegando sus labios de los de ella?
Meggan le sonrió pícaramente, y volvió a pegar sus labios en los suyos como respuesta. Siguió besandolo lentamente, haciendo que el se calentara aún más.
Pero justo cuando iba a ocurrir, una llave se introdució en la puerta y meggan tiro a Dan de la cama haciendo que el cayera al suelo y se retorciera de dolor.
Meggan se levanto rápidamente y lo miro preocupada, reconoció la voz de Bree y reaccionó. Cogió sus bragas y la camiseta del uniforme y se empezó a vestirse.
-Ya voy, estoy en el baño!!!- le dijo, mirando luego a Dan. Miró alrededor y lo cogió por un brazo,para ayudarlo a levantarse.-Escondete-le ordenó en voz baja.
El asintió y después de alguna queja mas le dio un beso en los labios y se escondió en el armario mientras protegía sus partes desnudad con sus manos.
-Quitatela de encima Megg.
-Lo intentaré- Le prometió aún algo excitada. Luego se puso los pantalones y abrió la puerta.
Mientras eso ocurría, dan estaba allí dentro, desnudo y empalmado mirando por la rejilla como Bree esa chica rubia que lo miraba todo el día entraba con su típica sonrisa tonta.
Megg le sonrió a su inoportuna visitante, y le dejó espacio para que entrara, mientras se esforzaba por aparentar normalidad.
-Qué te trae por aquí, Bree?
-Megg cariño-dijo con su voz pija y tonta-Estas al 100% segura de que Dan es Gay??? Es que lo juro no puedo parar de pensar en el
Cuando dan oyó eso tubo la tentación de “Salir del armario” pero se quedo alli dentro quería saber a que venia eso.
Megg se quedó callada, y por alguna extraña razón le dieron ganas de soltar una carcajada, quizás al imaginarse la cara de Dan dentro de su armario al oír aquello que ambos sabían que era mentira.
-No lo sé con seguridad, creo que sí.
-Pero eso es imposible!! El otro dia me estaba mirando las tetas! Y los gays no hacen eso verdad?
-No serán imaginaciones tuyas?-le preguntó a su vez, inocentemente- Te gusta tanto, que te lo imaginas.
-Sabes, lo voy a comprovar, este viernes cuando vayamos todos al bar, me voy a lanzar,me has de ayudar a elegir mi mejor vestido, que crees que le gustara a Dan, le gustaran rubias o morenas? Es que el es tan guapo?? No se como puedes ser solo su amiga, yo no podria sacarle las manos de encima.
Megg volvió a quedarse callada, meditó sus palabras y sintió un extraño sentimiento, una parte de ella quería dejarle claro a Bree que ella y Dan eran más que amigos, pero el acuerdo había quedado muy claro.
-Bueno, sigo creyendo que es gay, pero por supuesto, te ayudaré-le prometió con una sonrisa.
-OOh gracias megg eres tan buena amiga te quiero!!-dijo bree abrazándola- Puedo mirar en tu armario, tal vez tengas algo que me guste? O mejor dicho que le guste a Dan, seguro que no es gay, seguro que le gusto, yo gusto a todos los hombres.
-No-la detuvo Megg, agarrándola por un brazo-Verás...esto...ya sabes...Estoy ocupada-le dijo lanzándole una mirada que esperó que pillara.
Bree entendió la mirada y sonrió.
-Oh entiendo, pillina pillina , ya os dejo estar sólitos, pero el señor misterioso ya podría saludar no?-dijo ella inclinando la cabeza hacia el armario.
-No está...presentable.-le informó Megg, con una sonrisa pícara exagerada.
-Oh cariño a mi eso no me importa!-dijo desaciendose de megg y dirigiéndose al armario-como mas impresentable mejor.
Dan se asusto si Bree abría la puerta descubriría que estaba con Megg aunque también descubriría que no es gay, que era mas importante que bree creyera que era gay o megg? Megg.
-Hola!!-dijo con la voz mas diferente y distorsionada a la suya que pudo-No abras por favor!
Megg la cogió por los hombros, y la llevó hasta la puerta.
-No seas pesada Bree, luego te llevaré un vestido de Armani, que te va a encantar-le dijo, empujándola ligeramente fuera de la habitación.
Una vez bree estubo fuera y la puerta estuvo cerrada Dan salio del armario, aun desnudo y con los brazos cruzados mirando a Megg con una ceja levantada.
-Tengo dos preguntas...una, que haces aun vestida? Dos, porque le has dicho que soy gay? Ahora todos pensaran que soy gay!
Megg lo miró desde la puerta y le sonrió burlonamente.
-Tienes algún problema con los homosexuales?
-Claro que no pero que yo sepa los hombres homosexuales no se acuestan con mujeres heterosexuales, sabes ahora tendré que acostarme con Bree para demostrarle mi virilidad.
-Y quién te lo impide? Ella lo está deseando, que lo disfrutes.
Dan sonrió y se acerco a ella para cogerla por la cintura y darle un besito en los labios.
-Son celos eso que noto en tus palabras?
Megg negó con la cabeza, y lo besó también.
-Más quisieras.
El la levanto del suelo y la llevo hasta la cama. La siguió besando y besando suavemente y después coloco su bonito mechón de cabello detrás de su oreja.
-Sabes Megg, puedes aceptar que te mueres por mis huesos.- dijo el burlón mientras empezaba a besarle la mandíbula subiendo hacia la oreja.
Ella lo detuvo, y lo miró a los ojos.
-Y sí te digo que te largues? Quién crees que moriría antes?
-Quien moriría antes no se yo... pero se quienes serian muy-la beso-muy-volvió a besarla – felices.
-Megg rompió el beso, y rió un poco.
-Quiénes?
El le robo un beso y también sonrió, prefería esa escena de besos robados, sonrisas y caricias a lo de antes y eso en parte le preocupaba porque no era buena señal cuando solo querías sexo.
-Bree es solo una de las miles de admiradoras que tengo, estos ojos , esta sonrisa y este cuerpo son un imán para las nenas!-dijo en tono chulesco pero siempre en broma.
Megg lo apartó de ella, y se levantó de la cama.
-Pues para tu información, estos ojos, esta sonrisa y este cuerpo son un imán para los nenes-lo remedó-Así que mejor busca a alguno que sepa apreciarlo, y tú ve a por Bree-agregó, señalándole la puerta.
-Oh megg no te abras enfadado verdad?-dijo acercándose a ella con mirada de cerdito degollado-Me tienes aquí desnudo , encerrado en un armario, haciéndome pasar por gay, al menos no hieras lo que me queda de virilidad...
-Fuera-le ordenó, divirtiéndose por dentro.
Dan se la quedo mirando, se estaban retando con la mirada, Dan solía ser muy dulce y algo sumiso pero no todo su carácter era Greenwood, también tenia parte de su madre así que la cogió en brazos, reteniendola y cerrando sus labios con un violento y fuerte beso.
-Seguro que quieres que me vaya, preciosa?-dijo con mas chulería y fuerza en sus palabras que dulzura.
Megg lo besó lentamente, mortificándolo con la lengua, y haciéndolo creer que se dejaría llevar, por un momento hasta ella lo creyó, pero luego paró y le sonrió con malicia.
-Seguro
Dan odiaba y adoraba cuando jugaba así con el, pero no esa vez , esa vez se sintió herido, no quería separarse de ella, no quería ser rechazado por ella, pero tal vez lo que el quería tampoco importaba mucho, pero no pensaba mostrar esa debilidad, su orgullo se lo impedía, así que se vistió en silencio y salio de la habitación con la cabeza alta, aunque una vez fuera su sonrisa se transformara en una gran mueca de tristeza.
casbeck2- Moderador
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Caca capiiiiiii
Ruth entró en la casa de su padre, quién ya estaba mejor de la caída, pero la bruja de Felicitty, aún estaba dios sabe dónde y ni sus hermanastras ni ella habían dado señales de presencia, así que Gabriel estaba solo, y Ruth había ido a visitarlo para asegurarse de que todo estaba en orden antes de ir a la misión que tenían por la noche.
En cuanto la oyó, Gabriel sacó el pañuelo del bolsillo y fingió estar quitando el polvo.
-Vaya, mira quién está aquí–la saludó, verdaderamente contento-. Muggins se ha levan¬tado de entre los muertos.
Ruth le sonrió contenta al ver que la había reconocido, mientras le daba un beso en la cabeza casi calva, y luego se dirigió hacia la cocina. Pues olió a humo.
-¿Se te han vuelto a quemar las tostadas?-le preguntó.
Gabriel la escuchó, pero siguió garabateando.
Ruth frunció el ceño, mientras comprobaba la tostadora
-Está bien regulada, no entiendo que aún esté ardiendo.-miró den¬tro. No hay migas. Abrió el cubo de la basura y no vio ninguna tostada quemada. Volvió a olisquear, empieza a sospechar y espía a su padre con el rabillo del ojo, que se mueve inquieto en la silla.
-Eres como la señora Fletcher o el inspector Monk, hus¬meando de esa manera. Aquí no vas a encontrar ningún cadáver–la reprendió, sin levantar la vista del Sudoku.
-Ya, pero algo encontraré, ¿verdad?
Gabriel levantó la cabeza de golpe, nervioso.
-¿Puede saberse qué pasa contigo?
Ruth pasa de sus palabras y empieza a abrir armarios, bus¬cando dentro de ellos.
-¿Has perdido el juicio? ¿Qué estás haciendo? -insistió Gabriel, ahora preocupado.
-¿Has tomado las pastillas?- le preguntó ella, al abrir el botiquín.
-¿Qué pastillas?-le preguntó a su vez, intentando pero no logrando parecer confundido.
Con una respuesta semejante, estaba claro que ocultaba algo.
-Las del corazón, las de la memoria, las vitaminas.
-No, no y... -lo piensa un momento- no.
Ruth se las llevó, las alineó encima de la mesa y Gabriel se relajó un poco. Luego siguió buscando en los armarios y percibió su inquietud. Agarró el picaporte del armario de los cereales...
-¡Agua!-gritó con fuerza, y del susto Ruth pega un bote, cerrando el armario de un portazo.
-¿Estás bien?
-Sí-le dijo, con calma-. Sólo necesito un vaso de agua para tomar las pastillas. Los vasos están en ese armario de ahí.
Ruth llenó un vaso de agua, se lo dio, y antes de regresar al armario de los cereales.
-¡Té!-gritó de nuevo Gabriel-. Claro, vamos a tomarnos una taza de té. Ahora siéntate aquí y te serviré una taza. Y un buen trozo de tarta, también. De pequeña te encantaban. Siempre intentabas quitarle el mazapán cuando no había nadie mirando, ¡mira que eras glotona!
-Papá, deja de disimular-le advirtió Ruth, y Gabriel suspiró dándose por vencido.
Abrió la puerta del armario y miró dentro.
-¡Papá!-gritó esta vez Ruth.
-¿Qué ocurre, cariño?
-¡Melo habías prometido!
Ruth sostuvo la cajetilla de cigarrillos delante de sus narices.
-Sólo me he fumado uno, cariño.
-No te has fumado sólo uno. Ese olor a humo que noto cada vez que vengo no es de ninguna tostada quemada. ¡Me has mentido!
-Uno al día no va a matarme.
-Eso es exactamente lo que va a hacerte. ¡Se supone que no deberías fumar!-le riñó.
Gabriel se puso serio, y se encogió de hombros.
-El Alzheimer, me matará pronto de todos modos-le replicó abatido, y lúcido, más lúcido de lo que lo había visto en mucho mucho tiempo.
Ruth se ablandó ante su tristeza, fue hasta él y lo abrazó, acabando así la discusión.
Aidan oyó sonar el timbre de su puerta y fue hacia ella rápidamente pues ya sabía quién era, o eso creía pues cuando la abrió y vio a Chuck en lugar de a Ruth se sorprendió ligeramente.
-Llegas en mal momento-le comunicó, a su visitante.
Chuck pareció ignorar sus palabras y se adentró en el piso mientras vociferaba:
-Odio a tu hermana, de verdad.
Aidan se resignó a su inoportuna compañía, suspiró, y se dispuso a hacerle una pregunta innecesaria, pues ya sabía de quién estaba hablando, ya que desde pequeño él había hecho el trabajo de mediador.
-¿A cuál de ellas?
-La pequeña niña italiana dulce y simpática no, la otra…la que tiene nombre de princesa encantadora y no lo es.
Al instante, a Aidan se le formó una imagen mental de su hermana Annabelle.
-¿Annie? ¿Qué te ha hecho ahora?
Chuck abrió la nevera de Aidan y cogió una cerveza.
-¿Qué, qué me ha hecho?-Chuck dio un trago largo, y luego miró a Aidan con cara de querer asesinarlo-Existir, ¿Te parece poco?
Aidan siguió sin entender el por qué del enfado pero se fijó en el aspecto de Chuck. Estaba ojeroso, y pálido. Chuck era un niño mimado, se gastaba todo el dinero que ganaba en fiestas y en chicas, pero le gustaba su trabajo como empresario en el negocio familiar y lo hacía bien. El problema era que Annabelle también trabajaba allí, y ella lo hacía muy bien.
-¿Es por algo de la empresa?-le preguntó Aidan, sabiendo que acertaría.
Chuck asintió.
-Tu maravilloso padre, ha tenido la brillante idea de dejar que los demás socios elijan al nuevo vicepresidente.
-¿Y han elegido a Annie?
-No, aún no.
-¿Entonces por qué tanto drama?
-Porque la van a elegir a ella, imbécil. Los demás socios son unos viejos verdes, y yo no puedo competir con esas piernas…ni con ese escote.-hizo una pausa.-Ni con ese culo, no.
A Aidan se le escapó una risita.
-Podrías hacerte un cambio de sexo, estarías muy mona-le dijo bromeando.
-Cállate, joder-le exigió Chuck-Estoy acabado, y lo peor es que ni me la puedo follar.
Aidan puso una expresión entre asco y cabreo. A veces, Chuck podía ser muy bruto.
-¿Tú te escuchas cuándo hablas?
-Sí, y lo digo en serio. Quizás podrías hablar con ella, o Megg.
-¿Y decirle qué? ¿Qué no te deje en ridículo?
-Por ejemplo-le respondió, sinceramente-Pero dará igual, porque me odia desde que éramos pequeños, puñetera arpía.
Aidan lo reprendió con la mirada.
-¿Te das cuenta que cada vez que la insultas, insultas a mi hermana, no?-le preguntó, con un ligero tono de advertencia que Chuck conocía a la perfección.
-Sí.
-¿Y por qué crees que no quise tener nada que ver con la empresa? Para no tener líos familiares.
Chuck se bebió el resto de la cerveza, pero no comentó nada, y en ese instante el timbre volvió a sonar.
-¿Esperabas visita?-le preguntó.
-La tuya no, esta sí, y más te vale que te largues rápido-le respondió Aidan, mientras habría la puerta, y le sonreía a Ruth.
-Hola-le dijo esta, entrando. Traía el vestido que se iba a poner en una funda negra.
-¿Qué tal?-exclamó Chuck rápidamente, acercándose hasta ella cómo si fuera un tigre en celo.
Aidan puso los ojos y a Ruth pareció hacerle gracia lo espontanea que había sonado la voz y la acción de Chuck.
-Bien ¿Quién eres tú? ¿El amante secreto de Aidan?-le preguntó, dedicándole una mirada burlona a su compañero.
Chuck negó con la cabeza enérgicamente, y aceptó de buen grado la mano que le había ofrecido ella.
-No, claro que no. Charles Van Hepburn III-se presentó medio en broma y con una sonrisa-Y antes que lo preguntes...Su padre y yo, somos hijos del mismo hombre…Siempre hemos sido cómo primos, pero en realidad soy su tío.
-Y sí, ya sabemos que es raro.-se anticipó Aidan.
-Vaya, tu sobrinito-se burló un poco-nunca me había hablado de ti-le comentó luego, divertida-Por algo será.
Chuck puso cara de perrito apaleado.
-Se avergüenza de mí. Bueno, ¿Y tú quién eres? ¿La amante secreta de Aidan?-le preguntó, imitándola.- Espero que no.
Ruth rió.
-No, por desgracia para él no. Soy Ruth, su compañera.
-Ajá, ¿Y por qué todas estáis buenísimas, os lo piden en el currículum?
Después de un rato de preguntas tontas, y quedando unas cuantas horas para la fiesta, decidieron aguantar los lloros de Chuck un rato más.
¿Aidan te ha contado ya la historia de nuestro apellido?.-le preguntó Chuck a Ruth, al acabarse su tercera cerveza.
Aidan puso los ojos, con gesto cansado al pensar que tendría que oír la misma vieja historia, pero ella sonrió.
-Pues no, pero me gustaría oírla.
Chuck sonrió complacido, y se aclaró la garganta:
-El abuelo de mi padre, Charles Hepburn, era un inmigrante inglés, un trabajador incansable pero al fin y al cabo, un hombre de campo, sin estudios que apenas sabía leer ni escribir. Al llegar a Nueva York desde Londres, consiguió trabajo cómo zapatero en una afamada tienda de la Quinta Avenida. Allí iban a comprar sus prendas los ciudadanos más adinerados de la ciudad, y fue allí dónde el joven Charles conoció a la bella Rita Van Halen, una chica holandesa hija de un magnate naviero. El roce se convirtió en cariño, y el cariño en algo más profundo, pronto se enamoraron y pronto los problemas llegaron. El padre de ella se encolerizó, y no aceptó al pobre Hepburn, negándole a su hija ver a su amado. Pero ella no se achantó, y renunció a sus bienes, y a la comodidad que le otorgaba el dinero de su padre solo por poder vivir una vida junto a Charles. Así lo hizo, y decidieron casarse. Así lo hicieron, pero Rita era una mujer orgullosa y le exigió llevar un apellido compuesto para que nadie olvidara de dónde venía, y dicho sea de paso para joder un poco a su padre. Se creó la familia Van Hepburn, y a los pocos años y después de tener una pequeña tienda, pasaron a tener tres, y cinco, y más y más, logrando hacerse ricos gracias al ingenio de ella y al trabajo de él…-Charles sonrió- Así hasta hoy. ¿Moraleja? Todas las mujeres que llevan el apellido Van Hepburn son unas arpías.
-¿Y los hombres Van Hepburn?.-le preguntó, con curiosidad Ruth.
Chuck sonrió ampliamente.
-Somos unos hachas en la cama.
PDT: Teoría de q Aidan fuera Chuck de Miriam, rechazada xDD
Ruth entró en la casa de su padre, quién ya estaba mejor de la caída, pero la bruja de Felicitty, aún estaba dios sabe dónde y ni sus hermanastras ni ella habían dado señales de presencia, así que Gabriel estaba solo, y Ruth había ido a visitarlo para asegurarse de que todo estaba en orden antes de ir a la misión que tenían por la noche.
En cuanto la oyó, Gabriel sacó el pañuelo del bolsillo y fingió estar quitando el polvo.
-Vaya, mira quién está aquí–la saludó, verdaderamente contento-. Muggins se ha levan¬tado de entre los muertos.
Ruth le sonrió contenta al ver que la había reconocido, mientras le daba un beso en la cabeza casi calva, y luego se dirigió hacia la cocina. Pues olió a humo.
-¿Se te han vuelto a quemar las tostadas?-le preguntó.
Gabriel la escuchó, pero siguió garabateando.
Ruth frunció el ceño, mientras comprobaba la tostadora
-Está bien regulada, no entiendo que aún esté ardiendo.-miró den¬tro. No hay migas. Abrió el cubo de la basura y no vio ninguna tostada quemada. Volvió a olisquear, empieza a sospechar y espía a su padre con el rabillo del ojo, que se mueve inquieto en la silla.
-Eres como la señora Fletcher o el inspector Monk, hus¬meando de esa manera. Aquí no vas a encontrar ningún cadáver–la reprendió, sin levantar la vista del Sudoku.
-Ya, pero algo encontraré, ¿verdad?
Gabriel levantó la cabeza de golpe, nervioso.
-¿Puede saberse qué pasa contigo?
Ruth pasa de sus palabras y empieza a abrir armarios, bus¬cando dentro de ellos.
-¿Has perdido el juicio? ¿Qué estás haciendo? -insistió Gabriel, ahora preocupado.
-¿Has tomado las pastillas?- le preguntó ella, al abrir el botiquín.
-¿Qué pastillas?-le preguntó a su vez, intentando pero no logrando parecer confundido.
Con una respuesta semejante, estaba claro que ocultaba algo.
-Las del corazón, las de la memoria, las vitaminas.
-No, no y... -lo piensa un momento- no.
Ruth se las llevó, las alineó encima de la mesa y Gabriel se relajó un poco. Luego siguió buscando en los armarios y percibió su inquietud. Agarró el picaporte del armario de los cereales...
-¡Agua!-gritó con fuerza, y del susto Ruth pega un bote, cerrando el armario de un portazo.
-¿Estás bien?
-Sí-le dijo, con calma-. Sólo necesito un vaso de agua para tomar las pastillas. Los vasos están en ese armario de ahí.
Ruth llenó un vaso de agua, se lo dio, y antes de regresar al armario de los cereales.
-¡Té!-gritó de nuevo Gabriel-. Claro, vamos a tomarnos una taza de té. Ahora siéntate aquí y te serviré una taza. Y un buen trozo de tarta, también. De pequeña te encantaban. Siempre intentabas quitarle el mazapán cuando no había nadie mirando, ¡mira que eras glotona!
-Papá, deja de disimular-le advirtió Ruth, y Gabriel suspiró dándose por vencido.
Abrió la puerta del armario y miró dentro.
-¡Papá!-gritó esta vez Ruth.
-¿Qué ocurre, cariño?
-¡Melo habías prometido!
Ruth sostuvo la cajetilla de cigarrillos delante de sus narices.
-Sólo me he fumado uno, cariño.
-No te has fumado sólo uno. Ese olor a humo que noto cada vez que vengo no es de ninguna tostada quemada. ¡Me has mentido!
-Uno al día no va a matarme.
-Eso es exactamente lo que va a hacerte. ¡Se supone que no deberías fumar!-le riñó.
Gabriel se puso serio, y se encogió de hombros.
-El Alzheimer, me matará pronto de todos modos-le replicó abatido, y lúcido, más lúcido de lo que lo había visto en mucho mucho tiempo.
Ruth se ablandó ante su tristeza, fue hasta él y lo abrazó, acabando así la discusión.
...
Aidan oyó sonar el timbre de su puerta y fue hacia ella rápidamente pues ya sabía quién era, o eso creía pues cuando la abrió y vio a Chuck en lugar de a Ruth se sorprendió ligeramente.
-Llegas en mal momento-le comunicó, a su visitante.
Chuck pareció ignorar sus palabras y se adentró en el piso mientras vociferaba:
-Odio a tu hermana, de verdad.
Aidan se resignó a su inoportuna compañía, suspiró, y se dispuso a hacerle una pregunta innecesaria, pues ya sabía de quién estaba hablando, ya que desde pequeño él había hecho el trabajo de mediador.
-¿A cuál de ellas?
-La pequeña niña italiana dulce y simpática no, la otra…la que tiene nombre de princesa encantadora y no lo es.
Al instante, a Aidan se le formó una imagen mental de su hermana Annabelle.
-¿Annie? ¿Qué te ha hecho ahora?
Chuck abrió la nevera de Aidan y cogió una cerveza.
-¿Qué, qué me ha hecho?-Chuck dio un trago largo, y luego miró a Aidan con cara de querer asesinarlo-Existir, ¿Te parece poco?
Aidan siguió sin entender el por qué del enfado pero se fijó en el aspecto de Chuck. Estaba ojeroso, y pálido. Chuck era un niño mimado, se gastaba todo el dinero que ganaba en fiestas y en chicas, pero le gustaba su trabajo como empresario en el negocio familiar y lo hacía bien. El problema era que Annabelle también trabajaba allí, y ella lo hacía muy bien.
-¿Es por algo de la empresa?-le preguntó Aidan, sabiendo que acertaría.
Chuck asintió.
-Tu maravilloso padre, ha tenido la brillante idea de dejar que los demás socios elijan al nuevo vicepresidente.
-¿Y han elegido a Annie?
-No, aún no.
-¿Entonces por qué tanto drama?
-Porque la van a elegir a ella, imbécil. Los demás socios son unos viejos verdes, y yo no puedo competir con esas piernas…ni con ese escote.-hizo una pausa.-Ni con ese culo, no.
A Aidan se le escapó una risita.
-Podrías hacerte un cambio de sexo, estarías muy mona-le dijo bromeando.
-Cállate, joder-le exigió Chuck-Estoy acabado, y lo peor es que ni me la puedo follar.
Aidan puso una expresión entre asco y cabreo. A veces, Chuck podía ser muy bruto.
-¿Tú te escuchas cuándo hablas?
-Sí, y lo digo en serio. Quizás podrías hablar con ella, o Megg.
-¿Y decirle qué? ¿Qué no te deje en ridículo?
-Por ejemplo-le respondió, sinceramente-Pero dará igual, porque me odia desde que éramos pequeños, puñetera arpía.
Aidan lo reprendió con la mirada.
-¿Te das cuenta que cada vez que la insultas, insultas a mi hermana, no?-le preguntó, con un ligero tono de advertencia que Chuck conocía a la perfección.
-Sí.
-¿Y por qué crees que no quise tener nada que ver con la empresa? Para no tener líos familiares.
Chuck se bebió el resto de la cerveza, pero no comentó nada, y en ese instante el timbre volvió a sonar.
-¿Esperabas visita?-le preguntó.
-La tuya no, esta sí, y más te vale que te largues rápido-le respondió Aidan, mientras habría la puerta, y le sonreía a Ruth.
-Hola-le dijo esta, entrando. Traía el vestido que se iba a poner en una funda negra.
-¿Qué tal?-exclamó Chuck rápidamente, acercándose hasta ella cómo si fuera un tigre en celo.
Aidan puso los ojos y a Ruth pareció hacerle gracia lo espontanea que había sonado la voz y la acción de Chuck.
-Bien ¿Quién eres tú? ¿El amante secreto de Aidan?-le preguntó, dedicándole una mirada burlona a su compañero.
Chuck negó con la cabeza enérgicamente, y aceptó de buen grado la mano que le había ofrecido ella.
-No, claro que no. Charles Van Hepburn III-se presentó medio en broma y con una sonrisa-Y antes que lo preguntes...Su padre y yo, somos hijos del mismo hombre…Siempre hemos sido cómo primos, pero en realidad soy su tío.
-Y sí, ya sabemos que es raro.-se anticipó Aidan.
-Vaya, tu sobrinito-se burló un poco-nunca me había hablado de ti-le comentó luego, divertida-Por algo será.
Chuck puso cara de perrito apaleado.
-Se avergüenza de mí. Bueno, ¿Y tú quién eres? ¿La amante secreta de Aidan?-le preguntó, imitándola.- Espero que no.
Ruth rió.
-No, por desgracia para él no. Soy Ruth, su compañera.
-Ajá, ¿Y por qué todas estáis buenísimas, os lo piden en el currículum?
Después de un rato de preguntas tontas, y quedando unas cuantas horas para la fiesta, decidieron aguantar los lloros de Chuck un rato más.
¿Aidan te ha contado ya la historia de nuestro apellido?.-le preguntó Chuck a Ruth, al acabarse su tercera cerveza.
Aidan puso los ojos, con gesto cansado al pensar que tendría que oír la misma vieja historia, pero ella sonrió.
-Pues no, pero me gustaría oírla.
Chuck sonrió complacido, y se aclaró la garganta:
-El abuelo de mi padre, Charles Hepburn, era un inmigrante inglés, un trabajador incansable pero al fin y al cabo, un hombre de campo, sin estudios que apenas sabía leer ni escribir. Al llegar a Nueva York desde Londres, consiguió trabajo cómo zapatero en una afamada tienda de la Quinta Avenida. Allí iban a comprar sus prendas los ciudadanos más adinerados de la ciudad, y fue allí dónde el joven Charles conoció a la bella Rita Van Halen, una chica holandesa hija de un magnate naviero. El roce se convirtió en cariño, y el cariño en algo más profundo, pronto se enamoraron y pronto los problemas llegaron. El padre de ella se encolerizó, y no aceptó al pobre Hepburn, negándole a su hija ver a su amado. Pero ella no se achantó, y renunció a sus bienes, y a la comodidad que le otorgaba el dinero de su padre solo por poder vivir una vida junto a Charles. Así lo hizo, y decidieron casarse. Así lo hicieron, pero Rita era una mujer orgullosa y le exigió llevar un apellido compuesto para que nadie olvidara de dónde venía, y dicho sea de paso para joder un poco a su padre. Se creó la familia Van Hepburn, y a los pocos años y después de tener una pequeña tienda, pasaron a tener tres, y cinco, y más y más, logrando hacerse ricos gracias al ingenio de ella y al trabajo de él…-Charles sonrió- Así hasta hoy. ¿Moraleja? Todas las mujeres que llevan el apellido Van Hepburn son unas arpías.
-¿Y los hombres Van Hepburn?.-le preguntó, con curiosidad Ruth.
Chuck sonrió ampliamente.
-Somos unos hachas en la cama.
PDT: Teoría de q Aidan fuera Chuck de Miriam, rechazada xDD
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Señoras y señores, preparen las palomitas por que el esperado baile benéfico ha llegado, y con muuuuchas novedades. ¡A disfrutar!
Y aquí tenemos los vestidos de nuestras hermosas leonas:
Ruth:
Rose:
Nicole:
Y el de los hombres:
Scott:
Aidan:
Imagínatelo, vaga.
Jake:
En espera.
David:
En espera.
EL GRAN BAILE
Eran las ocho de la mañana y Scott ya gritaba alegremente su nombre des del ascensor. Parecía un niño, le ponía nerviosa su continua alegría mezclada con pura chulería, era inaguantable.
- ¿Qué quieres Scott?-dijo ella cuando él entró dando saltitos en su despacho sin llamar siquiera a la puerta.
-¿Te hace feliz destrozarme la alegría mañanera verdad?-hizo una pausa- Eso ha sonado mal, tu nunca me la destrozarías, pero ya me has entendido, así que dime, ¿preparada para el baile de esta noche?
-Trabajo Scott, Trabajo.
-En ese caso me vas a conceder un baile de trabajo verdad Nicole? Es lo mínimo por no haberte denunciado por abuso de menores el otro día.
Ella negó con la cabeza y abrió el holograma de su ordenador haciendo que una pantalla flotante separara su cara de la de él para interrumpir el contacto ocular.
-Lo siento, guardo mi baile para otro- dijo ella indiferente pero divertida al ver como Nathan levantaba la cabeza de golpe y miraba alrededor para ver si había alguna foto delatadora.
-Soy tu esclavo, solo te sirvo para invitarte a churros y salvarte el culo delante de la ley, me siento utilizado.
-Calla Scott-dijo maldiciendo el momento en que decidió ir a cenar con el.- Hoy estas más amablemente pesado de lo habitual. ¿Dónde está el Scott chulo playas que todos adoramos?-dijo irónica.
- ¿Me haces daño sabes? Aquí-dijo apuntando con gesto exagerado y dramático su corazón-Pero bueno para tu información el Nathan más amablemente pesado está contento porque tenemos una buena pista así que sonríe un poco preciosa y vámonos, conduce el primero en llegar al coche!-dijo sonriente mientras chasqueaba los dedos para que Nicole se diese prisa.
Ya se encontraban en el coche y aunque Nathan había llegado el primero era Nicole la que conducía. Esa escena tal vez reflejaba su relación, ella era la que marcaba el paso, la velocidad y la dirección.
- ¡Oh, esta canción me gusta!-dijo él mientras subía el volumen de la radio-Sabes, nada puede captar un corazón como lo hace una canción. El problema de la vida es que no tenemos una banda sonora que nos acompañe siempre.
-Claro, a quien no le gustaría estar cagando y que apareciese un viejo con un violonchelo tocando al compás de nuestros pedos.
El estalló en risas y la miró con cierta cara de ilusión.
-Oh! ¡Pero si el sargento Ryan sabe hacer broma! Pero esa es la única excepción a la regla, en todos los otros casos molaría.
-Prueba de tener a una soprano cantando...-de repente su coche le aviso de la entrada de una llamada- (Tuck O'connor llamada entrante, ¿aceptar o rechazar?) -dijo la voz del coche-Rechazar.
Una vez rechazada la llamada todo quedo en un incomodo silencio que solo se veía perturbado por los pequeños gestos que hacia Scott que indicaban que en su interior estaba debatiéndose por si debía preguntar o no.
- ¿Tuck O'conner es tu primo, tu primo segundo o tu primo tercero?-dijo al final
-El incesto no va conmigo Scottie.
-Vaya...dime, ¿toca el violonchelo?
Ella lo miró dejando claro que no iba hablar de su vida personal con él e introduciendo así unos incómodos minutos de silencio.
-Por cierto ese, “Nada puede captar un corazón como lo hace una canción” te ha quedado muy profundo. Dime Scotty, ¿algo más que no sepa de ti? Eras un paciente de cambio de sexo que salió mal al que le gusta pasar los sábados por la noche mirando telenovelas latinas mientras come helado y grita “¡No Eduardo, no dejes a Margarita ella te ama, no importa que se haya acostado con Gregorio, Armando y Ernesto, su hijo es tuyo!”
-No tiene gracia, ninguna gracia...yo soy un hombre muy viril Nicole.
-La verdad Nathan-dijo ella sonriente- no sabes la de tratos con el diablo que haría para verte hacer eso y con eso me refiero a lo del culebrón sudamericano, no a lo otro.
Después de unos segundos de esta vez cómodo silencio, el seguía sonriendo y de vez en cuando Nicole podía notar sus ojos azules clavados en ella.
-Me pones nerviosas, no puedes estar cerca de mi más de 10 minutos sin ponerme histérica, ¿puedes parar de mirarme?-dijo ella que, gracias a esos minutos de silencio se había dado cuenta que empezaba a abrirse demasiado a Nathan y que eso no era bueno-Por cierto, ven a buscarme a mi casa esta noche, espabílate para encontrar la dirección.
-Encima soy tu chofer... ¿Qué? ¿Cómo será el vestido?
-Ya lo veras, tu intenta ir algo decente, pídele a tu padre que te acompañe a comprar si tienes miedo de ir solo.
Ella sonrió burlona y lo miro pero la cara de Scott se había transformado en una mueca de odio y dolor.
-¿He dicho algo que no debía? Si es así lo siento...
El no la miro, se limito a fijar su mirada en la carretera y dijo “No quiero hablar del tema”.
Estaba sentado en su lujoso sillón, el cual se encontraba en su lujoso apartamento, en una lujosa zona de Manhattan, todo lo que le rodeaba era lujo y dinero, pero el se seguía sintiendo vacio, así que se levanto cuidadoso y elegante a su vez, presumiendo ante nadie más que su sombra del caro y bonito esmoquin que llevaba para el baile de esa noche, y se sentó en su despacho y abrió el panel digital, con la base de datos de sus fundaciones y miro con una sonrisa el nombre de todos esos niños que ya no iban a crecer.
El octubre empezaba a notarse y el frio se apoderaba del ambiente. Dan caminaba tranquilo mientras escuchaba música, vestido con una sudadera de la academia haciendo camino hacia las instalaciones deportivas. Por todos lados se podían ver los paneles electrónicos que anunciaban la llegada de una de las fiestas mas esperada para los alumnos, Hallasen. El centro había acordado dar 3 días de fiesta a los alumnos para los que quisieran volver a casa por esas fechas, pero la mayoría se quedarían para disfrutar de la que prometía ser una de las mejores noches del curso.
Pensando en eso y en cual podría ser su disfraz mas épico no se dio cuenta de que su móvil empezaba a sonar hasta que tuvo cinco llamadas perdidas de su madre, algo que nunca era bueno.
-Hola mama, ¿qué ocurre?-dijo él con voz de hijo bueno-Siento no haber cogido el móvil estaba en las instalaciones deportivas.
-No ocurre nada cariño, solo que te echo de menso y quería llamarte-dijo ella que des de que su niño se había ido a la academia de había vuelto más pesada de lo habitual- Papa quiere saber si vas a venir por Halloween.
-Nos han dado tres días de fiesta, vendré el 33 a pasar el día- su madre le contesto con alegría que todos le esperaban con ansias – Por cierto mama, dile a Nieve que volveré pronto y que le quiero.
De fondo Dan escucho como su padre y Luke discutían sobre algún partido de baseball y se pregunto por su hermana. Su madre le dijo que volvería de Australia por Halloween así que volverían a estar todos juntos y dan se alegro.
Una vez colgó, vio como Bree se acercaba a él con una sonrisa y en la acogió en sus brazos y le dio un tierno beso, y juntos, cogidos de la mano se fueron a las instalaciones deportivas donde practicarían escalada.
Lo más difícil de todo había sido el recogido, ese gran moño no era algo sencillo de hacer, y menos una misma. Pero después de varios tutoriales de youtube y una hora de hacer y deshacer el peinado lo había conseguido. El maquillaje había sido fácil, había escogido algo muy natural, pintalabios suave y colorete sencillo. Lo único que hacía destacar eran sus ojos. Yo sólo quedaba ponerse el vestido y calzarse.
- ¡Jake! ¿Puedes ayudarme a abrocharme el vestido? – chilló Rose desde su habitación tras ponerse el largo vestido rojo que había comprado para la ocasión. Era de palabra de honor con un gran escote en la pierna izquierda.
A los pocos segundos, Jake entró en su dormitorio, con la camisa por fuera de los pantalones y el nudo de la corbata aún medio hacer. Se acercó a ella, juntó ambos extremos del vestido y subió la cremallera.
- Gracias Pecas – dijo ella girándose hacia él - ¿Necesitas ayuda con la corbata o ya eres un niño mayor? – le preguntó burlona.
- Se hacerme el nudo, pero ya que estás... - comentó con una sonrisa.
Ella le miró burlona.
- ¿Estás preparado para esta noche? - le preguntó mientras le ataba la corbata.
- Supongo. - dijo, aunque con un tono de duda. - ¿Tú?
- Nací preparada. - dijo con fingida chulería. - No te preocupes, lo harás muy bien.
Jake no respondió, pero esbozó una pequeña sonrisa.
- Venga, ve a terminar de vestirte o llegaremos tarde – le dijo Rose. Mientras tanto ella se sentó en la cama y se puso los zapatos de tacón de color crema.
Cuando Jake hubo salido Rose se levantó y se miró en el espejo de cuerpo que tenía colgado en la pared. Se acabó de retocar y se repitió a si misma algunos datos.
- Me llamo Verónica Smith, tengo 22 años, soy diseñadora de moda. ¿Por qué habrá escogido Jake diseñadora? Bueno, al grano. Mi objetivo es Olan Orson, pervertido, le van las jovencitas rubias. Muy bien, preparada.
Entonces salió de la habitación y junto a Jake se dirigió a la ICD para encontrarse con los demás.
Aidan tocó dos veces en la puerta de su habitación, y cuando Ruth lo invitó a pasar diciéndole que estaba presentable, él abrió la puerta y la miró embobado. Llevaba el pelo negro recogido elegantemente, un vestido de fiesta de un tono rojizo se ajustaba a su cuerpo delgado pero aerodinámico con erotismo, y le sonreía de forma pícara al notar cómo la estaba mirando él, no como compañero, ni como amigo.
Únicamente como hombre.
-¿Qué tal? ¿Estoy guapa?-le preguntó ella, rompiendo el instante de momento incómodo.
Aidan emitió el típico silbido de admiración, y le dijo la verdad:
-Está perfecta, agente Blumer.
Ruth sonrió complacida, y se apresuró a piropearlo a él, pues ella también tenía ojos. Aidan, tenía un porte nato muy elegante, era esa clase de hombres a los que les sentaba de lujo el traje, o como era en aquel caso, el esmoquin.
-Usted tampoco está mal, Van Hepburn. Se le nota que siempre ha sido un niño de papá.
Aidan le hizo una mueca ante eso, y negó con la cabeza mientras se acercaba a ella.
-Yo siempre he sido team mamá. –le dijo, mientras le ofrecía la pajarita sin anudar.
-Por eso eres tan llorica-le respondió, empezando a hacérsela.-Nunca me has dicho por qué me esclavizas con los nudos.
Se miraron un momento divertidos, al notar lo raro que había sonado, pero luego le disipó las dudas:
-Pues…Es una tradición de mi señor padre.-le sonrió, volviendo a negar que era un pijo.-Te sorprenderían la variedad y cantidad de nudos que saben hacer mis pobres hermanas. Siempre nos dijo que a un hombre al que no le anuda una mujer bella la corbata, es un hombre sin futuro. Y yo siempre quiero tener suerte.-le guiñó un ojo, y le dio un cachete flojo en la mejilla para darle las gracias.
Ruth le sonrió, mientras se sentaba en la cama, y contemplaba como Aidan se miraba en el espejo, para comprobar la rectitud de la pajarita.
-¿Cuál será tu estrategia?-le preguntó él.
-La de Ruth torpe. ¿Y la tuya?
Se giró y le sonrió con chulería.
-La de mojabragas. ¿Cuál, si no?
-Apuesto cincuenta pavos, a que yo consigo más información que tú, galán de segunda.
Aidan rió, pero aceptó:
-Será un placer…ganarte.
Nicole se encontraba delante del espejo, adoraba ese vestido azul, des de pequeñas su hermana había sido la princesa de la casa y ella la rebelde sin causa pero eso no significaba que no amara los vestidos o llorase con películas cursis, ella simplemente se había limitado a ser diferente a su hermana, ha hacer lo que no tocaba hacer, ese había sido el motivo por el cual era poli , no por la muerte de alguien querido o algún trauma infantil, simplemente por el hecho de ser diferente a su hermana, ella era directiva de un museo, había estudiado mucho, había encontrado al hombre de su vida y tenían una hija encantadora, ella por el contrario era una agente de la ICD, la cual dividía su tiempo libre en dos actividades, o salía a beber y bailar, ha seducir hombres para intentar encontrar ese otra mitad que aun le faltaba o se iba al club de lucha y se pasaba horas y horas pateando el culo a otras personas, hombres y mujeres.
De repente la misma voz que le había hablado en el coche dijo “ Nathan Scott solicita entrar, ¿aceptar o rechazar?” Ella se miro al espejo por última vez y dijo “ Aceptar , ahora me voy a ir Alice, asegúrate de que nadie entre hasta que yo vuelva”- “Entendido Nicole, que vaya bien”- “ Es trabajo Alice”- Dijo Nicole sonriendo y saliendo por la puerta donde encontró a Scott aun en la puerta, con un increíble traje gris que hacía que sus ojos esmeralda resaltaran y que su sonrisa brillara como el sol del mediodía, pero claramente eso no lo pensaba Nicole, o no lo quería pensar así, ella lo miro y intento mantenerse seria y profesional.
-No está mal, estas bien....elegante.
El por el contrario había quedado con la boca abierta de par a par, su bonito pelo caía como una cascada dorada por encima de sus hombros y sus ojos levemente maquillados hacia que el color miel de estos destacara más que nunca.
-Vaya, pues tu estas, estas preciosa
Dijo él con sinceridad, sin chulería alguna, cosa que sorprendió a Nicole ya que aunque cada día la llamase preciosa esa era la primera vez que sus palabras eran tan sinceras.
Llegaron en tres limusinas distintas, que habían conseguido gracias a unos contactos de Aidan, una pareja en cada una: Ruth con Aidan, Rose con Jake y Nikki con Scott, aunque eso era solo para entrar, pues una vez dentro se separarían. El jefe estaba en un coche aparcado en la esquina de la calle, controlando las comunicaciones. Cada uno tenía un comunicador en la oreja, el diseño era muy pequeño, perfectamente camuflado y fácil de conectar y desconectar a placer.
Fueron entrando al edificio en parejas a medida que miraban si estaba su nombre en la lista. Ese fue un momento de tensión, pues cualquier fallo podría delatarles.
Una vez dentro cada uno localizó a su objetivo y se pusieron manos a la obra.
Siempre era lo mismo, no importaba si era un sábado por la noche en una discoteca de moda, en un garito cutre o como en ese caso, un importante baile de gala, el acto y la técnica de seducir, siempre eran igual, podía variar la forma, podías ser una tigresa sexy y rebelde o una delicada damisela en apuros, pero si sabias hacerlo, todo funcionaba.
En ese momento, sentada en la barra con un coctel refinado en su mano y la mirada puesta en el apuesto supuesto asesino, decidió que ese día iba a ser una dama en apuros, dio un último trajo al y dejo un billete de 10 dólares mientras sonreía hacia el viejo barman. Se levanto y camino dirección al sospechoso, y cuando estaba lo suficientemente cerca, cuando sabia que él la miraba de reojo, dejo que sus piernas flojearas y su cuerpo de deslizo en una suave caída hacia el.
Como ella esperaba de él, Louis la sostuvo en brazos, atrapándola entre sus brazos y su cuerpo.
-¿Está bien señorita? - dijo el que aun la sostenía en brazos.
Ella le sonrió y le dio las gracias mirándolo a los ojos y mientras se separaba de él, acaricio disimuladamente su pecho con la mano que había quedado entre él y ella.
-Son estos malditos tacones, que ya no me dejan ni andar.
-Necesita descansar, la invito a una copa, por favor acompáñeme a mi mesa.
Louis le ofreció su brazo caballeroso y ella acepto.
Una vez sentados en la mesa, Nikki dio lo mejor de sí, fue encantadora, femenina y sensual. El por su lado fue un caballero, tan amable y educado, culto y generoso que ha Nicole a veces se le olvidaba que podía ser un asesino de niños.
Ruth divisó a su objetivo. Joe Ulrich, charlaba animadamente con un par de peces gordos. Su estrategia iba ser la de chica torpe, pero eso sería más tarde, ahora tenía que entrarle por los ojos. Así que tomó aire, y se apresuró a ir hacia él, con paso firme. Luego dio un pequeño rodeo, pero se aseguró de que la miraba cuando desfiló por delante de sus narices, y pasó de largo. Hasta llegar a la barra. Esperó diez segundos, y bingo.
-Vodka-le pidió al camarero.
-Yo invito a la señorita-dijo una voz masculina detrás de ella.-Otro para mí.
Joe Ulrich, le sonrió ampliamente. Era un hombre alto, con entradas, y con una barriga cervecera nada favorecedora, que hacían que el traje le diera el aspecto de ser un tapón de corcho en una botella. Nada que ver con el porte de Aidan, a Joe los trajes le sentaban como a un cristo dos pistolas. Pero era rico, y los hombres como él, le entran a todo bicho viviente, si son tan monos como Ruth.
-Gracias-le respondió, haciéndose la tímida pero mirándolo con un poco de picardía en los ojos. Para prometerle así, horas y horas de sexo.
-Joe Ulrich-se presentó, ofreciéndole la mano.-¿Y usted es…?
-Samatha Spencer-le respondió aceptando la mano.-He oído hablar mucho de usted.
Joe rió.
-Supongo que no bien. En esta ciudad, hay muchos envidiosos. Samantha Spencer, me suena su nombre-dijo mintiendo, para intentar camelársela cuanto antes.
Eso era algo bueno para Ruth, pues el deseo de impresionarla de Joe, hacían que le pudiera mentir sin que el zoquete se diera cuenta.
-Me ofendería si no lo hiciese. Soy accionista mayoritaria de la empresa Planet, ya sabe. La distribuidora de productos alimenticios de todo tipo, a Asia y Europa.-se inventó.-Hemos conseguido una gran expansión de mercado territorial, abriendo más de dos mil tiendas en esos continentes. Ha sido un gran año.
-Ahhh sí, sí-Joe asintió-La conozco. Felicidades.
-Gracias-dijo de nuevo, mientras chocaban sus vasos-Pero no hablemos de negocios, hoy estamos aquí por los más necesitados.
-Cierto. Aunque la verdad es que si fuera por mi, no vendría a estas horteradas, pero no venir da mala imagen. Donaría un cheque anónimo, y punto. Pero, en este mundo, todo depende de tu reputación, no importa lo que hagas cuando estás a solas.
Ruth asintió, haciéndole saber que estaba de acuerdo.
-¿Entonces hace usted un papel, cuando todo el mundo lo contempla?-le preguntó inocentemente.
-Sí, a veces. No siempre, a pesar de que odie estas fiestas, cómo he dicho existen los más necesitados, y la autoridad moral me demanda…
-¿La autoridad moral? ¿Basada en qué? ¿Para usted depende de dónde se haya nacido, o con qué se haya nacido? No creo que desde nuestra posición privilegia podamos comprender al resto de la sociedad. Haría falta otro tipo de experiencia, no sólo una noche al año.
Joe rió, dejándola ganar el alegato.
-Está bien, no me importan los necesitados. Soy un hijo puta extremadamente pudiente.
Ruth le rió la gracia, y soltó adrede el bolso de mano a los pies de Joe. Base torpe activada.
-Uyy, perdón-exclamó agachándose ella, y arrebatándole el móvil del bolsillo del pantalón en un movimiento milimétrico-¿Le importa cuidarme la bebida? Voy un momento al baño.-le dijo, con una gran sonrisa.
-Claro, descuide.
Sintió los ojos del tipo comiéndosela con la mirada, y se apresuró en ir al baño, antes de que echara el móvil de menos.
Rose miraba a Olan desde la barra mientras se terminaba un Cosmopolitan, acorde con su vestido. Hacia unos instantes sus ojos y los de Olan se habían encontrado, y veía como el científico respondía a su mirada atrevida con disimulados vistazos en su dirección. Vio cómo se disculpaba con quien estaba hablando y se dirigía hacia ella. No era físicamente agradable: varios kilos de más, calvicie incipiente y nariz de patata, pero vestía elegantemente y tenía un aura de éxito y confianza envolviéndole.
"Ya está en el bote" pensó Rose mientras se giraba hacia el camarero.
- Ponme otro Cosmopolitan - le indicó Rose.
- Apúntalo en mi cuenta, Steve - dijo una voz a su lado.
- Muy amable, caballero - dijo Rose girándose a Olan. - Ya no quedan hombres como usted.
- Estamos en peligro de extinción - bromeó él mientras le besaba una mano a Rose - Olan Orson, ravi de vous rencontrer.
- Monsieur – dijo Rose - Me llamó Verónica Smith.
- Un placer, señorita Smith.
- Oh, llámeme Verónica. Señorita Smith me llama la gente que no me interesa, Verónica es más... íntimo. - dijo Rose sonriendo pícaramente mientras cogía el Cosmopolitan que le pasaba el camarero.
Olan sonrió complacido. No se había equivocado, a Orson le gustaban atrevidas y con iniciativa.
- Es usted el anfitrión ¿me equivoco? - preguntó Rose.
- En efecto, no podría dormir por las noches si no ayudase a la gente que tanto lo necesita – dijo él pavoneándose.
Rose sonrió escondiendo el asco que le daba el orgullo y la falsedad de ese hombre, pero le siguió el juego.
- Como he dicho antes, ya no quedan hombres como usted. Hombres de verdad – le dijo mientras se acercaba a él y le cogía del nudo de la corbata para acercarle a ella. Se acercó hasta estar a cinco milímetros boca con boca y le soltó.
Notó cómo Olan empezaba a sudar, pero la sonrisa no se le iba de la cara. El pobre pensaba que realmente esa noche se iría a la cama con Rose.
Rose bebió sensualmente otro trago del Cosmopolitan, orgullosa de su conquista. Pero entonces sonó un ruido por el comunicador y la asustó, haciendo que pisara el pié de Olan del salto.
Él la miró extrañado mientras se quejaba del dolor, cogió su bebida y se alejó.
- Mierda – dijo Rose en voz alta. “Ya casi le tenía” pensó “Piensa piensa piensa” se reprochó a sí misma.
Entonces vio a Nathan en la pista de baile.
- Perfecto - dijo Rose mientras se acercaba rápidamente a él. – Nathan, necesito tu ayuda – le dijo cogiéndole del brazo.
-Estas guapísima-dijo él con una sonrisa y dejándole claro con la mirada que iba a ayudarla.
- Gracias - dijo amablemente - ¿recuerdas ese baile que te prometí? Pues necesito que sea ahora mismo.
Scott Miro de reojo como Nicole pasaba de ese baile prometido y bailaba con el asesino ricachón.
-Claro, siempre es un placer bailar contigo-dijo alzando la mano hacia ella- ¿Me concedes este baile?
- Una advertencia, no bailo muy bien, acabaré pisándote seguro - dijo Rose mientras aceptaba la mano y empezaban a bailar.
-Tranquila si eso te consuela, yo tampoco se mucho, por cierto ¿Dónde está Jake? ¿Por qué no bailas con él?
- Está perdido por ahí preparándose para la operación, y tú deberías ir a buscarle en cuando acabemos de bailar - dijo Rose mientras les acercaba a Olan para que les viera.
- ¿Es ese? Oh así que quieres ponerle celoso-dijo él mientras se acercaba a ella de manera sexy sin perder el ritmo del baile.
Rose sonrió mientras miraba de refilón cómo Olan los miraba, se estaba empezando a poner celoso.
- Creo que está funcionando, pero necesitaremos algo más poderoso que el baile - dijo pensando mientras intentaba concentrarse en bailar sin pisar a Nathan - bésame - le pidió.
Nathan siguió bailando unos segundos más, preparando el momento y de repente la inclino un poco dado plena visión a Olan y la beso, sensual, sexy, furioso y elegante a la vez.
Rose siguió durante unos segundos el beso, sabiendo que Olan les estaba viendo. Entonces, para sorpresa de Nathan, se apartó y le pegó un bofetón en la mejilla.
- Serás descarado - le dijo malhumorada. Pero antes de alejarse de él le susurró un "perdón".
Nathan se quedo plantado en medio de la sala, con la mano se acariciaba la zona del bofetón pero por dentro sonreía, siempre había querido besar a rose y había echo lo mejor que sabia para ayudarla con Olan. Se giro y empezó a buscar a Nicole con la mirada, de repente se la encontró en brazos de otro hombre con cara de damisela en apuros y algo molesto salió de la sala para buscar a Jake.
Rose se alejó de Nathan y se dirigió a la barra. Inmediatamente oyó la voz de Olan a su espalda.
- ¿Necesitas ayuda? – le preguntó burlón.
- No, gracias, sé cuidarme yo sola – dijo ella girándose a él. – Un pobre crío que creía que tenía alguna oportunidad, me daba penita. – dijo mientras cogía una oliva que había en un bol y se la llevaba a la boca sensualmente.
- ¿También te va la caridad eh? ¿Una copa?
- Encantada – contestó Rose sonriendo provocativamente.
Lydia Chapman, ex señora Lydia Ulrich. Cerró la puerta riendo, y miró a su conquista, Aidan, con sensualidad. Habían subido a la tercera planta, a una sala que parecía ser una biblioteca, o un despacho de alguien. Estaba casi a oscuras, y sin duda la había elegido por el sofá. Lydia era una mujer de cuarenta años, muy bien conservada, era atractiva y aparentaba tener treinta en lugar de los años que tenía.
-Aquí estaremos más cómodos. No me apetece encontrarme con mi ex, seguro que estará ligándose a alguna putilla.
-Seguro-le respondió pensando en Ruth con burla.
Lydia se le abalanzó, y lo besó con pasión. Aidan le correspondió gustosamente, y se empleó al máximo en el beso.
-Tienes una boca muy mala -logró recriminarle ella en un susurro.
-Gracias. Lo intento.
Y vaya si lo intentaba. Intentaba hacerle perder el control. Siguió besándole y mordisqueándole la boca, hasta que la mujer se rindió y le dio la espalda para empezar a rellenar un par de bebidas.
-Así que ¿Estás divorciada, eh?-le preguntó intentando sonar casual.
-Sí, soy ex esposa de Joe Ulrich, un hijo de puta adultero-le respondió entregándole un vaso lleno de licor, mientras tomaban asiento en el sofá.
Aidan bebió un trago largo, y se centró de nuevo en la boca de Lydia. Mientras con las manos, le torturaba los pechos. Con la palma izquierda de la mano le frotó la punta de los pezones consiguiendo que enviar una descarga de sensaciones a los sensibles pechos. Luego los agarró con el pulgar y el dedo corazón y uso el dedo índice para juguetear con ellos.- Dime cuánto te gusta lo que te estoy haciendo -le pidió con voz suave.
Cuanto más a merced lograra tenerla, mejor.
-No me gusta nada de nada-dijo Lydia con los dientes apretados.
-¿No? -le preguntó incrédulo.
-No, no me gusta -repitió ella-. Lo adoro. Y cuando tenga que dejar esta tierra esta escena y unas cuantas más se repetirán varias veces en mi cabeza.
Aidan le sonrió, la magreó durante un buen rato más, y luego la miró a los ojos. Aunque se encontraba raro, sentía el corazón bombear con extrema rapidez en todos los músculos necesarios para la ocasión, y casi sentía apremio por dejarse llevar, y no ser profesional.
-Lydia, ¿Qué pasaría si te dijese qué no soy Bart Parker, el empresario?
Sí, sus alias siempre eran nombres de personajes de dibujos animados mezclados con cómics. Así nunca se quedaba en blanco.
Lydia lo miró con curiosidad y asombro.
-¿Y quién eres?
-Soy periodista, he pensado que quizás podrías darme trapos sucios sobre tu ex marido.-le informó. Respirando profundamente, el sudor le bajaba por la espalda y las palpitaciones seguían.
Lydia pareció dudar unos instantes, pero pasado el asombro, se separó de él, y le dio una sonora bofetada que hizo que a Aidan se le aclararan las ideas.
-¿Quién te crees que soy, imbécil?-le gritó.-Puede que Joe sea un putero, pero no soy esa clase de mujer.
-Creí que eras una despechada-le espetó Aidan, defendiéndose mientras se acariciaba la mejilla dolorida.
La respuesta fue otro bofetón, y Lydia le señaló la puerta:
-Lárgate de aquí.
Aidan le hizo caso, y una vez en el pasillo tuvo que apoyarse en la pared, estaba fatal, quizás Lydia le había echado algo en la bebida. Se apretó el micro casi imperceptible que llevaba en la oreja, y le pidió ayuda a Ruth, mientras intentaba caminar con normalidad.
Rose y Olan llevaban media hora charlando, mayormente sobre él. Olan parecía bastante orgulloso, no paraba de explicar cómo había salido de la miseria inteligentemente y ahora su empresa era una de las más grandes del planeta. Rose se estaba aburriendo bastante, pero escuchaba atentamente y le animaba a hablar por si se le escapaba alguna cosa que le sirviera para la investigación.
Mientras Rose le reía a Orson una estúpida gracia que acababa de soltar se fijó en que alguien les estaba observando a lo lejos. Era un hombre alto y castaño por lo que pudo ver de refilón. Pero intentó no darle importancia y centrarse en su objetivo. Continuaron bailando, Rose siguió fingiendo que le interesaban sus insinuaciones, esperando a que llegara el momento oportuno para empezar a sonsacar información. Pero volvió a ver al hombre mirándolos, y vio claramente que les estaba estudiando. ¿Sería un espía? Tenía que averiguarlo.
- ¿Me disculpas un momento? – le dijo a Olan, éste la miró con mala cara, pensando que ella ya no estaba interesante – Tengo que ponerme… más cómoda – le susurró al oído provocándole y haciendo que él dejara de preocuparse para empezar a sudar – vuelvo en seguida y continuamos con nuestra conversación en algún sitio más privado.
Dicho esto se puso en movimiento. Disimuladamente se dirigió al otro lado del muro en el que el desconocido les estaba observando y le miró a través de su copa. Parecía no quitarle los ojos de encima a Olan, pero de vez en cuando se los dirigía a ella. Entonces, como si hubiese adivinado sus intenciones salió de la sala y se metió en el pasillo.
Rose frunció el ceño y a paso ligero se acercó a la puerta y disimuladamente entró también en el pasillo. El hombre se estaba alejando. Rose se acercó lentamente, camuflándose entre los otros huéspedes que se habían arrinconado en el pasillo. Mientras seguía al hombre empezó a pensar un plan de cómo le atraparía, arrinconándole en el siguiente pasillo y obligándole a entrar en una de las habitaciones para interrogarle o apalizarle, según surgiera.
Pero perdió al hombre de vista. Se paró un momento para buscarle con la mirada y le encontró girando por otro pasillo. Se le había adelantado. Aceleró el paso y al girar al pasillo se encontró al tipo de cara. Casi sin tiempo a reaccionar él la cogió de la muñeca y la metió dentro de una habitación.
Ruth llegó al baño, colocó el flash drive en el móvil de Joe y clonó la tarjeta SIM. Las llamadas y mensajes personales, serían mucho más útiles que las palabras. Lo informó a sus compañeros por el micro, y se dispuso a ir hasta a su acompañante.
-He vuelto-le dijo alegremente, dejando caer el móvil con cuidado en el suelo, al sentarse.
-Ya veo-Joe sonrió, y la instó a beber un trago más de Vodka.
Y así lo hicieron.
-Madre mía-comentó Ruth haciéndose la afectada por la bebida, y desviando la mirada al suelo.- ¿Es ese tu teléfono?
-Ohhh sí, gracias-le dijo Joe, agachándose para cogerlo, sin sospechar ni lo más mínimo.- ¿Has venido sola?-le preguntó luego.
-Pues no, he venido con una compañera.
-¿Tu compañera es tan guapa como tú?-le piropeó.
Ruth escuchó el mensaje de Aidan. Y se dispuso a acabar con aquella encantadora conversación.
-Es alta, con voz profunda…muy sexy.-sonrió, al pensar que hubiera pensado él si la hubiera escuchado.- ¿Te apetece que vayamos a un lugar más íntimo? No te decepcionará, puedo ir a buscarla.
A Joe se le iluminaron los ojos, y sonrió.
-Me encantaría, os espero en los aparcamientos.
-Allí estaremos-le mintió levantándose para ir en busca de su “compañera”.
Se oyó la puerta cerrarse de un portazo, aunque la música probablemente había disimulado el ruido. La habitación estaba oscura pero él enseguida encendió la luz, dejándose ver. Era un hombre de aproximadamente treinta, analizó Rose rápidamente, castaño, con barba, alto, metro 90 aproximadamente. Tenía facciones británicas, y era bastante atractivo.
Rose no bajó la guardia.
- ¿Quién eres? – le preguntó manteniéndose a una distancia prudencial. En ese campo estaba en desventaja, él la había pillado por sorpresa a ella.
- Eres tú la que me estaba siguiendo – le dijo él, sin embargo. - ¿Quién eres? ¿Y qué quieres?
- ¿Por qué nos espiabas a Olan y a mí? – preguntó ella sin ceder.
- Me hace gracia ver como Olan se creía todo lo que le estuvieras contando. - esbozó una media sonrisa, divertido. - Está más que claro que quieres algo de él.
- Es un personaje muy interesante de nuestra sociedad – contestó Rose.
- Seguro. - asintió él. - ¿Qué quieres de él?
- Muchas cosas, ¿qué quieres tú de él? - preguntó poniendo énfasis en el tu.
- Eso son temas que no te incumben. Pero lo que si me interesa saber es tu nombre, y por qué estabas siguiéndome.
- Un caballero se presenta antes de preguntarle a una dama su nombre.
- Adam York. - contestó finalmente, sabiendo que ella no diría su nombre antes que él.
- Verónica Smith - contestó ella con tranquilidad - Ahora ¿me dirás por qué nos estabas observando o te lo tendré que sacar a la fuerza?
- ¿A la fuerza? - rió él, mientras se cruzaba de brazos.
- A la fuerza - dijo mientras se levantaba un poco la falda para dejar ver la liga que tenia puesta en la pierna con la pistola y la navaja.
El hombre no pudo evitar dejar de sonreír, pero se humedeció los labios sin dejar de mirarla, y dijo:
- Os observaba porque conozco a Olan desde hace tiempo y me hacía gracia ver la cara que estaba poniendo cuando estabas con él.
- Por supuesto – dijo ella sonriendo bajando la mirada momentáneamente. – No me lo trago – dijo.
Entonces se acercó peligrosamente a él con intención de darle un golpe en la barriga y dejarle K.O para detenerle. Pero cuando movió rápidamente el brazo para asestarle el golpe él le frenó agarrándola del brazo. Ella se deshizo de él e intentó hacerle la travanqueta pero de un rápido movimiento él se separó.
- Eres una mujer muy agresiva. ¿Dónde dejaste la propiedad de la comunicación como forma de resolver los conflictos? - le dijo él.
- La dejé en el pasillo - contestó ella mientras intentaba asestarle un puñetazo, pero otra vez él la esquivó.
Frustrada Rose acabó sacándose la pistola de un rápido movimiento y le apuntó.
- Deberías estar orgulloso, hacía tiempo que alguien no conseguía sacarme de mis casillas lo suficiente como para sacar la pistola - le dijo sin apartar la mirada.
Sin embargo, a él no pareció importarle, y en lugar de alzar las manos en señal de rendición, se metió estas en los bolsillos del pantalón de traje y le dedicó una media sonrisa.
- Lo siento pero se te ha acabado la chulería, quedas detenido – le dijo Rose amenazadora. – Si eres tan amable ponte de espaldas con las manos donde pueda verlas.
- Tengo algo llamado "inmunidad", así que me parece que no. - dijo, balanceándose ligeramente sobre sus pies. - Y baja ya la pistola, o tendré que detenerte yo a ti.
Rose rió ante el comentario.
- Enséñame tu inmunidad y yo te enseñaré mi placa – se burló ella sacándose la placa de la ICD del escote.
Él rebuscó en el bolsillo interior de su chaqueta de traje y sacó una placa prácticamente idéntica a la suya.
Eso pilló a Rose por sorpresa.
- ¿Eres agente de la ICD? - le preguntó escéptica pero sin bajar la pistola - pásame la placa.
Este se la lanzó para no tener que acercarse al arma.
- Es verdadera, señorita. - dijo, volviendo a meterse las manos en los bolsillos.
Rose examinó la placa, efectivamente, era verdadera. La mordió para confirmar que era buena de verdad y la volvió a mirar. Era de la ICD británica.
- ¿Se puede saber qué narices está haciendo la ICD británica en Nueva York? ¿Y por qué está interfiriendo en una misión de la ICD americana? – preguntó un poco cabreada, devolviéndole la placa pero sin dejar de apuntarle, no acababa de fiarse de él.
- Desconozco vuestra misión, pero yo estoy aquí por motivos de trabajo. Y al igual que tu no me dijiste tu nombre real ni lo que hacías, y no paras de apuntarme con tu pistola, yo no tengo por qué contarte nada. Podría decirse, que es secreto nacional.
- Secreto nacional mis ovarios. Tu tampoco me dijiste tu verdadero nombre ni tus intenciones, no mires sólo en mi dirección, agente David Miur – le dijo burlona – Agente Rose Sawyer – entonces bajó la pistola y le acercó la mano, aunque sin acabar de fiarse.
David medio sonrió y aceptó el apretón de manos de Rose.
- Algo me decía que no tenías pensado decir tu nombre real.
- Estamos en una misión de incógnito ¿Qué esperabas que hiciera? - le dijo mientras se apartaba - Y ahora, ¿Me dirás qué hacías espiándonos a Olan y a mí?
- Sin ofender, el que me importaba era Olan, no tú. - le dijo David. - Estoy a cargo de un caso que tiene relación con las investigaciones de Olan.
- ¿Tiene alguna relación con extracción de mente? - le preguntó Rose curiosa. Tal vez investigaban el mismo caso.
- ¿Extracción de…? - preguntó, extrañado. - No, no, para nada. Es más bien sobre un fraude de su empresa. ¿Qué investigáis vosotros?
- Oh - exclamó Rose decepcionada - investigamos un caso sobre asesinatos de niños y Olan es uno de nuestros sospechosos.
- Olan no es el culpable. Ha estado demasiado ocupado distribuyendo fármacos dañinos por todo el Reino Unido como para encima ponerse a extraer mentes.
Rose frunció el ceño, lo cierto es que por lo que llevaba con él no le había parecido un asesino.
Volvió a conectar el dispositivo de comunicación mientras le indicaba a David con la mano que esperara un momento.
- ¿Pecas? Pecas ¿Estás ahí?
- Si, hemos terminado con el trabajo. ¿Va todo bien? - respondió la voz de Jake al otro lado de la línea.
- Sí sí todo bien, ¿qué habéis sacado de Olan? ¿Algo relacionado con la investigación?
- Dile que necesitaré la investigación. - intervino entonces David.
- Tu déjame un momento - dijo Rose molesta - ¿Habéis sacado algún trapo sucio?
- Hemos copiado la investigación en un dispositivo y hemos salido deprisa, así que no, aún nada. - respondió Jake. - ¿Tú has sacado algo?
- No mucho - dijo mordiéndose un dedo - pero me he encontrado con un inglés muy interesante que también está investigando a Olan.
- ¿Investigándole por qué?
- Fármacos dañinos, creo - dijo no muy convencida mientras miraba a David, éste asintió. - ¿Para cuando crees que tendrás la información?
- Ya la tengo, estamos llegando a la sala de la fiesta. - contestó Jake.
- Si. - respondió él. - No te veo, ¿estás en la sala?
- No, estoy en una habitación ¿Ves a Olan? ¿Se le ve muy impaciente? Tendré que inventarme algo muy bueno para disculparme por tardar tanto - dijo Rose volviendo a meter la pistola en la liga y mirando mal a David.
- Yo me tomo mi trabajo en serio. - dijo David. - Así que si me disculpas, voy a volver a la sala. Y te aconsejo que no conseguirás sacar ninguna información a nadie con ese método.
- ¿Así cómo? - dijo frunciendo el ceño mientras apagaba el comunicador.
- Ligando con ellos. - dijo mientras abría la puerta de la sala y la miraba con atención. - Se te nota a distancia que eres lesbiana.
Rose sonrió para sus adentros, era el único hombre que había adivinado su sexualidad, aunque se preguntó cómo lo habría sabido.
- No sé en Gran Bretaña, pero aquí tiran más dos tetas que dos carretas. Además, por triste que sea se me da mejor ligar con hombres que con mujeres. Si de verdad quieres apresar a Olan déjamelo a mí - dijo mientras se colocaba bien la parte superior del vestido y se adelantaba al agente Miur saliendo por la puerta.
Después de buscar a Aidan, durante al menos veinte minutos. Lo encontró en un pasillo de la segunda planta, estaba extrañamente nervioso e inquieto. Había perdido la chaqueta, y sudaba a mares.
-¿Aidan?-lo llamó acercándose hasta él.- ¿Qué te ocurre?
-No te acerques-le ordenó.-Creo que sería capaz de violarte, esa bruja me ha echado algo en la copa-le dijo tapándose sus partes nobles.
Ruth bajó la mirada hasta la entrepierna, y comprobó el pequeño y ligero problema de su compañero. Tenía una erección de campeonato.
-Aida…
-No me mires-le pidió avergonzado.-Creo que me ha drogado con Vitamin-XXX
La Vitamin-XXX, era una droga muy popular en aquellos tiempos, daba un ímpetu sexual muy superior a la Viagra de toda la vida, casi descontrolaba a los hombres y era ilegal, por eso y por qué muchos jóvenes habían muerto de infartos al no poder con el subidón que producía.
Ruth miró hacia el techo, y no pudo evitar soltar una carcajada.
-¿Mamá no te enseñó a no beber cosas de extraños?-rió un poco más.
-Cállate, igual palmo-exclamó ligeramente preocupado.-Y tú estás ahí, riéndote sin hacer nada.
Ruth dejó de mirar al techo, y lo miró a los ojos.
-¿Qué quieres que te haga?-le dijo sonriéndole con picardía, ella estaba bromeando para aliviar la tensión, pero eso fue demasiado para un Aidan drogado. Repujo la distancia que había entre ellos en dos zancadas, y la empotró contra la pared. Ruth forcejeó, pero la fuerza normal de él, combinada con el subidón permitieron que Aidan la paralizara y le plantara un apasionado beso en la boca. Ruth se estremeció inconscientemente. Él la agarró de la cara y la forzó a abrir la boca, logrando así pasarle la lengua por todo el interior.
Ruth se sorprendió ante la agradable sensación que aquella locura le estaba produciendo, pero luego volvió al mundo real. Y sintiéndolo mucho, le arreó un sólido rodillazo en las partes bajas a su compañero. Aidan gritó, y se arrodilló en el suelo, dolorido, pero después de unos segundos largos pareció volver a ser el mismo.
-¿Estás bien?-le preguntó ella aún notando el sabor a carmín de otra mujer de la boca de Aidan.
-¿Tú qué crees?-le preguntó a su vez.-Me acabas de dejar estéril.
-Ha sido en defensa propia-lo observó-¿Vuelves a ser tú?
Aidan asintió, mientras se incorporaba aún con dolor.
-Sí, eso creo. Quizás con algún que otro huevo menos, pero ya tengo los pensamientos más claros.
-Me alegro.
-Has ganado, por cierto-le dijo anticipándose a la pregunta. Se volvió a acercar hasta ella, le metió los dólares en el escote y le sonrió.
Ella lo miró seria ante aquella acción.
-Aidan, ¿Quieres otro rodillazo?
Él levantó los brazos en señal de rendición.
-No, perdona. Aún no sé ni lo que hago. Vamos a la DC, esperaremos a los demás.
Ruth asintió, estando de acuerdo.
-Está bien, pero como intentes algo te tiro en marcha a la carretera.
-Estoy drogado-se defendió él.-Si no lo estuviera no te tocaría ni un mechón de pelo, yo tengo buen gusto-la picó ya sintiéndose casi bien.
Al final de la velada, cuando unos asuntos requerían su atención, Louis la acompaño hasta la sala principal y una vez alise despidió de ella y le beso la mano con mucho encanto.
-Por cierto-dijo girándose hacia ella cuando ya había empezado a irse- ¿Me permitiría llamarla más adelante para invitarla a comer?
Nicole sonrió, se acerco a él con una sonrisa y asintió.
David siguió a Rose y rápidamente pasaron el pasillo hacia la sala de baile. Rose ya estaba pensando en un plan.
Cuando entraron en la sala Rose se paró para localizar a Olan.
- Mira y aprende, Sherlock - le dijo burlona cuando lo tubo localizado.
Se acercó a Olan con suavidad, calculando sus pasos. Cuando él se fijó en ella le miró todo el reto a los ojos, para intimidarle. Cuando llegó a su lado se puso delante de él y le apartó con elegancia del hombre con el que estaba hablando. Notó que él estaba molesto.
- ¿Dónde te habías metido? - le preguntó él con rabia.
- He tenido un encontronazo desafortunado - le dijo con cara de inocencia seductora.
- ¿Otra vez ese imbécil? Puedo sacarle del medio si quieres - le dijo él mientras la agarraba de la cintura y ella ponía sus brazos en sus hombros.
- No tranquilo, todo está resuelto - contestó ella rápidamente, pero sin dejar mostrar un mínimo de preocupación - Además- le dijo acercando su boca a su oreja - tus eres aquí el importante - le susurró al oído para luego morderle el lóbulo de la oreja (sabiendo disimular perfectamente el asco).
Notó cómo Olan empezaba a sudar y ponerse rojo, e intentó no fijarse en el amiguito que se movía por debajo mientras rodaba los ojos.
- ¿Tienes un bolígrafo? - le preguntó Rose a la oreja.
Olan se precipitó a sacarse un bolígrafo del bolsillo de la chaqueta torpemente, y se lo dio a Rose. Ésta le agarró la mano y le apuntó un teléfono móvil.
- Llámame - le dijo picándole el ojo - por las noches me siento muy solita en la cena - insinuó, entonces se alejó de él seductoramente, sabiendo que por la mañana recibiría una llamada del científico.
Se camufló entre la multitud para que Olan la perdiera de vista y se acercó a David, que lo había observado todo desde la distancia.
- Esta misma semana tendré una cita con él - le dijo burlona - supongo que para entonces ya tendrás las pruebas suficientes para detenerle, ¿no?
David, el cual se había cruzado de brazos y había observado la escena, desvió la mirada hacia ella y dijo:
- ¿Le atarás a la cama con las esposas? - arqueó una ceja.
- Si le necesitas en la cama desnudito, puede - se burló ella.
- No, gracias. - negó con la cabeza. - Más vale que no se te escape. Llevo meses tras él.
- Eh, Rose. - le llamó Jake, mientras se acercaba a paso rápido hacia ellos. - ¿Has terminado con Olan?
- Sí, y pronto tendré una horrible cita con él - dijo mientras ponía cara de asco haciendo reír a Jake.
Entonces Jake se fijó en la figura que había pasado por alto hasta ese instante.
- Oh, Jake - dijo Rose - te presento a David Miur, alias Elizabeth Tower, agente de la ICD británica. David, te presento a Jacob Logan, alias Pecas.
David y Jake se estrecharon la mano.
- Encantado - dijo Jake
- Lo mismo digo - asintió David
- ¿Es hora ya de irse? - le preguntó Rose a Jake.
- No sé. - contestó él, mirando su reloj. - Yo ya he terminado con mi parte, pero igual los demás no.
- Yo también he acabado mi parte, no sé como irán los demás, deberíamos preguntar.
- De acuerdo. - dijo él.
De pronto, un móvil comenzó a sonar, aunque el tono quedó acallado por la música de la sala.
David sacó su teléfono del bolsillo. Al mirar la pantalla, esbozó una sonrisa, y, tras disculparse a Rose y Jake, se alejó de ellos y respondió a la llamada.
Entonces, antes de que Jake se comunicara con nadie más Rose le cogió de la muñeca.
- Eh, ¿te apetece bailar? – le preguntó mientras las primeras notas de “I’d wait for life” de Take That empezaban a sonar.
- No es que me guste mucho, pero por esta vez, vale. - contestó Jake.
- Pero mejor apartémonos un poco, no quiero que Olan me vea - dijo Rose.
Entonces se llevó a Jake al otro lado de la sala, sabiendo que ahí Olan no les vería.
- ¿Tu sabes bailar esto? - le preguntó Rose.
- Lo justo para no tropezar. - respondió, dudoso.
- Lo mismo digo, supongo que entre dos patosos se puede hacer algo decente - rió Rose mientras agarraba a Jake de una mano y ponía la otra en su hombro.
Jake imitó la acción y puso su mano en su cintura.
Empezaron a bailar torpemente a lo que creían que era el ritmo de la música, hasta que Rose pisó a Jake.
- ¡Lo siento! – dijo sin poder evitar reír – debería aprender a bailar mejor, siempre acabo pisándole el pie a alguien.
Jake se limitó a hacer una mueca de dolor mientras reía.
- ¡Por cierto! Churchill me ha dicho que necesitará la información sobre Olan – le informó Rose - qué poca gracia me hace ese británico…
- Se positiva. - le dijo Jake. - Cuando acabemos con este caso no volverás a verle.
- Ya, pero no me gusta eso de que se haya metido en medio de nuestra misión… además, se ha metido con mis métodos – dijo frunciendo el ceño.
- También era su caso. - dijo Jake, a punto de reír por verla tan molesta. - Y ni caso sobre lo otro. Tus métodos están muy bien.
- Gracias - dijo sonriendo tontamente - pero supongo que tienes razón, cuando se acabe el caso bye bye Shakespeare.
Jake sonrió y continuaron bailando como pudieron, riendo por sus torpezas, hasta que terminó la canción. Entonces, decididos a no avergonzarse más delante de la sociedad decidieron que ya era hora de ver dónde estaban los demás y volver a la ICD.
Andaban el uno al lado del otro, en silencio, Nathan se había ofrecido a acompañar a Nicole hasta el portal de su casa ya que Vivian cerca el uno del otro.
- ¿Cómo ha ido el baile sospechoso?-dijo el al cabo de un rato.
-No hemos bailado, pero Louis es maravilloso, dudo que sea él el culpable...
-Nicole, ese hombre es un asesino, no lo olvides.
-Tranquilo Scottie, yo al contrario que otros se diferenciar entre el trabajo y la vida personal.
El se quedo callado el tiempo restante y una vez llegaron Nicole, sin decir palabra, empezó a subir los escalones. Cansada y con los pies doloridos le deseó las buenas noches sin mucho entusiasmo y al darse cuenta que el no respondía con una de sus típicas salidas graciosas, algo muy impropio de él, se giró. Nathan, tan atractivo como estaba con el smoking, la miraba con una pasión desconocida en los ojos que la dejó desarmada aunque aún llevara la pistola en el liguero.
- ¿Qué? ¿Te has vuelto maleducado de repente? ¿No me merezco ni unas buenas noches?
Nathan continuaba sin abrir la boca cosa que ponía a Nicole cada vez más nerviosa aún siendo ella una experta cazadora. Su mirada la dejaba sin palabras algo que jamás admitiría a nadie aunque tres chinos con pelos en la punta de la nariz la torturaran.
- Sabes, aun me debes uno.
- ¿Un qué? Yo no te debo nada Nathan - dijo ella muy poco dispuesta a darle nada.
- Aun me debes un baile- dijo él tendiéndole la mano para que la aceptara. Ella muy sorprendida le miró la mano como si no entendiera lo que le decía y él esperando a que contestara se acercó a Nicole aún con la mano tendida.- ¿Que ocurre Nikki, tienes miedo?
Ella le lanzo una mirada de orgullo, una mirada que significaba que no le temía a nada ni nadie.
- ¿Miedo? ¿A ti? Nunca.- y le cogió la mano sin titubear y él la abrazó para bajarla de los escalones y quedarse en medio de la acera muy cerca el uno del otro.
Nathan cogió su móvil y le pidió que reprodujera una canción totalmente al azar. En ese momento, en el que no pasaba ni un alma por la calle concediéndoles así un momento de intimidad, empezaron a sonar las primeras notas de una bonita melodía. Él la abrazó más fuerte y al ver que ella no protestaba empezó a moverse al ritmo de la música.
Nicole estaba contrariada por los sentimientos entrecruzados que sentía en aquel momento. Salía con Tuck, tenía una cita pendiente con un posible asesino en serie, sabia, y hubiese sido de gilipollas negar que enamorada de Chris pero se encontraba bailando con Scott, un hombre 4 años más joven que ella, que la atraía y desesperaba al mismo tiempo. Pero cuanto más rato pasaba entre los brazos de ese hombre más se olvidaba de lo demás, y cuando sus labios, sin saber cómo o porque, se rozaron en una caricia suave y sensual, despertó y se separó de él bruscamente. ¿En qué estaba pensando? ¡Bueno era eso, no estaba pensando! Intentando mantener la compostura e intentando no echarse en sus brazos ante la cara de decepción por su rechazo, subió los escalones a grandes zancadas y con toda la naturalidad que pudo reunir en su voz le felicitó por el trabajo realizado esa velada, le deseó otra vez las buenas noches y sin mirarlo ni darle tiempo a responder desapareció por la puerta del edificio.
- ¿Qué quieres Scott?-dijo ella cuando él entró dando saltitos en su despacho sin llamar siquiera a la puerta.
-¿Te hace feliz destrozarme la alegría mañanera verdad?-hizo una pausa- Eso ha sonado mal, tu nunca me la destrozarías, pero ya me has entendido, así que dime, ¿preparada para el baile de esta noche?
-Trabajo Scott, Trabajo.
-En ese caso me vas a conceder un baile de trabajo verdad Nicole? Es lo mínimo por no haberte denunciado por abuso de menores el otro día.
Ella negó con la cabeza y abrió el holograma de su ordenador haciendo que una pantalla flotante separara su cara de la de él para interrumpir el contacto ocular.
-Lo siento, guardo mi baile para otro- dijo ella indiferente pero divertida al ver como Nathan levantaba la cabeza de golpe y miraba alrededor para ver si había alguna foto delatadora.
-Soy tu esclavo, solo te sirvo para invitarte a churros y salvarte el culo delante de la ley, me siento utilizado.
-Calla Scott-dijo maldiciendo el momento en que decidió ir a cenar con el.- Hoy estas más amablemente pesado de lo habitual. ¿Dónde está el Scott chulo playas que todos adoramos?-dijo irónica.
- ¿Me haces daño sabes? Aquí-dijo apuntando con gesto exagerado y dramático su corazón-Pero bueno para tu información el Nathan más amablemente pesado está contento porque tenemos una buena pista así que sonríe un poco preciosa y vámonos, conduce el primero en llegar al coche!-dijo sonriente mientras chasqueaba los dedos para que Nicole se diese prisa.
Ya se encontraban en el coche y aunque Nathan había llegado el primero era Nicole la que conducía. Esa escena tal vez reflejaba su relación, ella era la que marcaba el paso, la velocidad y la dirección.
- ¡Oh, esta canción me gusta!-dijo él mientras subía el volumen de la radio-Sabes, nada puede captar un corazón como lo hace una canción. El problema de la vida es que no tenemos una banda sonora que nos acompañe siempre.
-Claro, a quien no le gustaría estar cagando y que apareciese un viejo con un violonchelo tocando al compás de nuestros pedos.
El estalló en risas y la miró con cierta cara de ilusión.
-Oh! ¡Pero si el sargento Ryan sabe hacer broma! Pero esa es la única excepción a la regla, en todos los otros casos molaría.
-Prueba de tener a una soprano cantando...-de repente su coche le aviso de la entrada de una llamada- (Tuck O'connor llamada entrante, ¿aceptar o rechazar?) -dijo la voz del coche-Rechazar.
Una vez rechazada la llamada todo quedo en un incomodo silencio que solo se veía perturbado por los pequeños gestos que hacia Scott que indicaban que en su interior estaba debatiéndose por si debía preguntar o no.
- ¿Tuck O'conner es tu primo, tu primo segundo o tu primo tercero?-dijo al final
-El incesto no va conmigo Scottie.
-Vaya...dime, ¿toca el violonchelo?
Ella lo miró dejando claro que no iba hablar de su vida personal con él e introduciendo así unos incómodos minutos de silencio.
-Por cierto ese, “Nada puede captar un corazón como lo hace una canción” te ha quedado muy profundo. Dime Scotty, ¿algo más que no sepa de ti? Eras un paciente de cambio de sexo que salió mal al que le gusta pasar los sábados por la noche mirando telenovelas latinas mientras come helado y grita “¡No Eduardo, no dejes a Margarita ella te ama, no importa que se haya acostado con Gregorio, Armando y Ernesto, su hijo es tuyo!”
-No tiene gracia, ninguna gracia...yo soy un hombre muy viril Nicole.
-La verdad Nathan-dijo ella sonriente- no sabes la de tratos con el diablo que haría para verte hacer eso y con eso me refiero a lo del culebrón sudamericano, no a lo otro.
Después de unos segundos de esta vez cómodo silencio, el seguía sonriendo y de vez en cuando Nicole podía notar sus ojos azules clavados en ella.
-Me pones nerviosas, no puedes estar cerca de mi más de 10 minutos sin ponerme histérica, ¿puedes parar de mirarme?-dijo ella que, gracias a esos minutos de silencio se había dado cuenta que empezaba a abrirse demasiado a Nathan y que eso no era bueno-Por cierto, ven a buscarme a mi casa esta noche, espabílate para encontrar la dirección.
-Encima soy tu chofer... ¿Qué? ¿Cómo será el vestido?
-Ya lo veras, tu intenta ir algo decente, pídele a tu padre que te acompañe a comprar si tienes miedo de ir solo.
Ella sonrió burlona y lo miro pero la cara de Scott se había transformado en una mueca de odio y dolor.
-¿He dicho algo que no debía? Si es así lo siento...
El no la miro, se limito a fijar su mirada en la carretera y dijo “No quiero hablar del tema”.
***
Estaba sentado en su lujoso sillón, el cual se encontraba en su lujoso apartamento, en una lujosa zona de Manhattan, todo lo que le rodeaba era lujo y dinero, pero el se seguía sintiendo vacio, así que se levanto cuidadoso y elegante a su vez, presumiendo ante nadie más que su sombra del caro y bonito esmoquin que llevaba para el baile de esa noche, y se sentó en su despacho y abrió el panel digital, con la base de datos de sus fundaciones y miro con una sonrisa el nombre de todos esos niños que ya no iban a crecer.
***
El octubre empezaba a notarse y el frio se apoderaba del ambiente. Dan caminaba tranquilo mientras escuchaba música, vestido con una sudadera de la academia haciendo camino hacia las instalaciones deportivas. Por todos lados se podían ver los paneles electrónicos que anunciaban la llegada de una de las fiestas mas esperada para los alumnos, Hallasen. El centro había acordado dar 3 días de fiesta a los alumnos para los que quisieran volver a casa por esas fechas, pero la mayoría se quedarían para disfrutar de la que prometía ser una de las mejores noches del curso.
Pensando en eso y en cual podría ser su disfraz mas épico no se dio cuenta de que su móvil empezaba a sonar hasta que tuvo cinco llamadas perdidas de su madre, algo que nunca era bueno.
-Hola mama, ¿qué ocurre?-dijo él con voz de hijo bueno-Siento no haber cogido el móvil estaba en las instalaciones deportivas.
-No ocurre nada cariño, solo que te echo de menso y quería llamarte-dijo ella que des de que su niño se había ido a la academia de había vuelto más pesada de lo habitual- Papa quiere saber si vas a venir por Halloween.
-Nos han dado tres días de fiesta, vendré el 33 a pasar el día- su madre le contesto con alegría que todos le esperaban con ansias – Por cierto mama, dile a Nieve que volveré pronto y que le quiero.
De fondo Dan escucho como su padre y Luke discutían sobre algún partido de baseball y se pregunto por su hermana. Su madre le dijo que volvería de Australia por Halloween así que volverían a estar todos juntos y dan se alegro.
Una vez colgó, vio como Bree se acercaba a él con una sonrisa y en la acogió en sus brazos y le dio un tierno beso, y juntos, cogidos de la mano se fueron a las instalaciones deportivas donde practicarían escalada.
***
Lo más difícil de todo había sido el recogido, ese gran moño no era algo sencillo de hacer, y menos una misma. Pero después de varios tutoriales de youtube y una hora de hacer y deshacer el peinado lo había conseguido. El maquillaje había sido fácil, había escogido algo muy natural, pintalabios suave y colorete sencillo. Lo único que hacía destacar eran sus ojos. Yo sólo quedaba ponerse el vestido y calzarse.
- ¡Jake! ¿Puedes ayudarme a abrocharme el vestido? – chilló Rose desde su habitación tras ponerse el largo vestido rojo que había comprado para la ocasión. Era de palabra de honor con un gran escote en la pierna izquierda.
A los pocos segundos, Jake entró en su dormitorio, con la camisa por fuera de los pantalones y el nudo de la corbata aún medio hacer. Se acercó a ella, juntó ambos extremos del vestido y subió la cremallera.
- Gracias Pecas – dijo ella girándose hacia él - ¿Necesitas ayuda con la corbata o ya eres un niño mayor? – le preguntó burlona.
- Se hacerme el nudo, pero ya que estás... - comentó con una sonrisa.
Ella le miró burlona.
- ¿Estás preparado para esta noche? - le preguntó mientras le ataba la corbata.
- Supongo. - dijo, aunque con un tono de duda. - ¿Tú?
- Nací preparada. - dijo con fingida chulería. - No te preocupes, lo harás muy bien.
Jake no respondió, pero esbozó una pequeña sonrisa.
- Venga, ve a terminar de vestirte o llegaremos tarde – le dijo Rose. Mientras tanto ella se sentó en la cama y se puso los zapatos de tacón de color crema.
Cuando Jake hubo salido Rose se levantó y se miró en el espejo de cuerpo que tenía colgado en la pared. Se acabó de retocar y se repitió a si misma algunos datos.
- Me llamo Verónica Smith, tengo 22 años, soy diseñadora de moda. ¿Por qué habrá escogido Jake diseñadora? Bueno, al grano. Mi objetivo es Olan Orson, pervertido, le van las jovencitas rubias. Muy bien, preparada.
Entonces salió de la habitación y junto a Jake se dirigió a la ICD para encontrarse con los demás.
***
Aidan tocó dos veces en la puerta de su habitación, y cuando Ruth lo invitó a pasar diciéndole que estaba presentable, él abrió la puerta y la miró embobado. Llevaba el pelo negro recogido elegantemente, un vestido de fiesta de un tono rojizo se ajustaba a su cuerpo delgado pero aerodinámico con erotismo, y le sonreía de forma pícara al notar cómo la estaba mirando él, no como compañero, ni como amigo.
Únicamente como hombre.
-¿Qué tal? ¿Estoy guapa?-le preguntó ella, rompiendo el instante de momento incómodo.
Aidan emitió el típico silbido de admiración, y le dijo la verdad:
-Está perfecta, agente Blumer.
Ruth sonrió complacida, y se apresuró a piropearlo a él, pues ella también tenía ojos. Aidan, tenía un porte nato muy elegante, era esa clase de hombres a los que les sentaba de lujo el traje, o como era en aquel caso, el esmoquin.
-Usted tampoco está mal, Van Hepburn. Se le nota que siempre ha sido un niño de papá.
Aidan le hizo una mueca ante eso, y negó con la cabeza mientras se acercaba a ella.
-Yo siempre he sido team mamá. –le dijo, mientras le ofrecía la pajarita sin anudar.
-Por eso eres tan llorica-le respondió, empezando a hacérsela.-Nunca me has dicho por qué me esclavizas con los nudos.
Se miraron un momento divertidos, al notar lo raro que había sonado, pero luego le disipó las dudas:
-Pues…Es una tradición de mi señor padre.-le sonrió, volviendo a negar que era un pijo.-Te sorprenderían la variedad y cantidad de nudos que saben hacer mis pobres hermanas. Siempre nos dijo que a un hombre al que no le anuda una mujer bella la corbata, es un hombre sin futuro. Y yo siempre quiero tener suerte.-le guiñó un ojo, y le dio un cachete flojo en la mejilla para darle las gracias.
Ruth le sonrió, mientras se sentaba en la cama, y contemplaba como Aidan se miraba en el espejo, para comprobar la rectitud de la pajarita.
-¿Cuál será tu estrategia?-le preguntó él.
-La de Ruth torpe. ¿Y la tuya?
Se giró y le sonrió con chulería.
-La de mojabragas. ¿Cuál, si no?
-Apuesto cincuenta pavos, a que yo consigo más información que tú, galán de segunda.
Aidan rió, pero aceptó:
-Será un placer…ganarte.
***
Nicole se encontraba delante del espejo, adoraba ese vestido azul, des de pequeñas su hermana había sido la princesa de la casa y ella la rebelde sin causa pero eso no significaba que no amara los vestidos o llorase con películas cursis, ella simplemente se había limitado a ser diferente a su hermana, ha hacer lo que no tocaba hacer, ese había sido el motivo por el cual era poli , no por la muerte de alguien querido o algún trauma infantil, simplemente por el hecho de ser diferente a su hermana, ella era directiva de un museo, había estudiado mucho, había encontrado al hombre de su vida y tenían una hija encantadora, ella por el contrario era una agente de la ICD, la cual dividía su tiempo libre en dos actividades, o salía a beber y bailar, ha seducir hombres para intentar encontrar ese otra mitad que aun le faltaba o se iba al club de lucha y se pasaba horas y horas pateando el culo a otras personas, hombres y mujeres.
De repente la misma voz que le había hablado en el coche dijo “ Nathan Scott solicita entrar, ¿aceptar o rechazar?” Ella se miro al espejo por última vez y dijo “ Aceptar , ahora me voy a ir Alice, asegúrate de que nadie entre hasta que yo vuelva”- “Entendido Nicole, que vaya bien”- “ Es trabajo Alice”- Dijo Nicole sonriendo y saliendo por la puerta donde encontró a Scott aun en la puerta, con un increíble traje gris que hacía que sus ojos esmeralda resaltaran y que su sonrisa brillara como el sol del mediodía, pero claramente eso no lo pensaba Nicole, o no lo quería pensar así, ella lo miro y intento mantenerse seria y profesional.
-No está mal, estas bien....elegante.
El por el contrario había quedado con la boca abierta de par a par, su bonito pelo caía como una cascada dorada por encima de sus hombros y sus ojos levemente maquillados hacia que el color miel de estos destacara más que nunca.
-Vaya, pues tu estas, estas preciosa
Dijo él con sinceridad, sin chulería alguna, cosa que sorprendió a Nicole ya que aunque cada día la llamase preciosa esa era la primera vez que sus palabras eran tan sinceras.
***
Llegaron en tres limusinas distintas, que habían conseguido gracias a unos contactos de Aidan, una pareja en cada una: Ruth con Aidan, Rose con Jake y Nikki con Scott, aunque eso era solo para entrar, pues una vez dentro se separarían. El jefe estaba en un coche aparcado en la esquina de la calle, controlando las comunicaciones. Cada uno tenía un comunicador en la oreja, el diseño era muy pequeño, perfectamente camuflado y fácil de conectar y desconectar a placer.
Fueron entrando al edificio en parejas a medida que miraban si estaba su nombre en la lista. Ese fue un momento de tensión, pues cualquier fallo podría delatarles.
Una vez dentro cada uno localizó a su objetivo y se pusieron manos a la obra.
***
Siempre era lo mismo, no importaba si era un sábado por la noche en una discoteca de moda, en un garito cutre o como en ese caso, un importante baile de gala, el acto y la técnica de seducir, siempre eran igual, podía variar la forma, podías ser una tigresa sexy y rebelde o una delicada damisela en apuros, pero si sabias hacerlo, todo funcionaba.
En ese momento, sentada en la barra con un coctel refinado en su mano y la mirada puesta en el apuesto supuesto asesino, decidió que ese día iba a ser una dama en apuros, dio un último trajo al y dejo un billete de 10 dólares mientras sonreía hacia el viejo barman. Se levanto y camino dirección al sospechoso, y cuando estaba lo suficientemente cerca, cuando sabia que él la miraba de reojo, dejo que sus piernas flojearas y su cuerpo de deslizo en una suave caída hacia el.
Como ella esperaba de él, Louis la sostuvo en brazos, atrapándola entre sus brazos y su cuerpo.
-¿Está bien señorita? - dijo el que aun la sostenía en brazos.
Ella le sonrió y le dio las gracias mirándolo a los ojos y mientras se separaba de él, acaricio disimuladamente su pecho con la mano que había quedado entre él y ella.
-Son estos malditos tacones, que ya no me dejan ni andar.
-Necesita descansar, la invito a una copa, por favor acompáñeme a mi mesa.
Louis le ofreció su brazo caballeroso y ella acepto.
Una vez sentados en la mesa, Nikki dio lo mejor de sí, fue encantadora, femenina y sensual. El por su lado fue un caballero, tan amable y educado, culto y generoso que ha Nicole a veces se le olvidaba que podía ser un asesino de niños.
***
Ruth divisó a su objetivo. Joe Ulrich, charlaba animadamente con un par de peces gordos. Su estrategia iba ser la de chica torpe, pero eso sería más tarde, ahora tenía que entrarle por los ojos. Así que tomó aire, y se apresuró a ir hacia él, con paso firme. Luego dio un pequeño rodeo, pero se aseguró de que la miraba cuando desfiló por delante de sus narices, y pasó de largo. Hasta llegar a la barra. Esperó diez segundos, y bingo.
-Vodka-le pidió al camarero.
-Yo invito a la señorita-dijo una voz masculina detrás de ella.-Otro para mí.
Joe Ulrich, le sonrió ampliamente. Era un hombre alto, con entradas, y con una barriga cervecera nada favorecedora, que hacían que el traje le diera el aspecto de ser un tapón de corcho en una botella. Nada que ver con el porte de Aidan, a Joe los trajes le sentaban como a un cristo dos pistolas. Pero era rico, y los hombres como él, le entran a todo bicho viviente, si son tan monos como Ruth.
-Gracias-le respondió, haciéndose la tímida pero mirándolo con un poco de picardía en los ojos. Para prometerle así, horas y horas de sexo.
-Joe Ulrich-se presentó, ofreciéndole la mano.-¿Y usted es…?
-Samatha Spencer-le respondió aceptando la mano.-He oído hablar mucho de usted.
Joe rió.
-Supongo que no bien. En esta ciudad, hay muchos envidiosos. Samantha Spencer, me suena su nombre-dijo mintiendo, para intentar camelársela cuanto antes.
Eso era algo bueno para Ruth, pues el deseo de impresionarla de Joe, hacían que le pudiera mentir sin que el zoquete se diera cuenta.
-Me ofendería si no lo hiciese. Soy accionista mayoritaria de la empresa Planet, ya sabe. La distribuidora de productos alimenticios de todo tipo, a Asia y Europa.-se inventó.-Hemos conseguido una gran expansión de mercado territorial, abriendo más de dos mil tiendas en esos continentes. Ha sido un gran año.
-Ahhh sí, sí-Joe asintió-La conozco. Felicidades.
-Gracias-dijo de nuevo, mientras chocaban sus vasos-Pero no hablemos de negocios, hoy estamos aquí por los más necesitados.
-Cierto. Aunque la verdad es que si fuera por mi, no vendría a estas horteradas, pero no venir da mala imagen. Donaría un cheque anónimo, y punto. Pero, en este mundo, todo depende de tu reputación, no importa lo que hagas cuando estás a solas.
Ruth asintió, haciéndole saber que estaba de acuerdo.
-¿Entonces hace usted un papel, cuando todo el mundo lo contempla?-le preguntó inocentemente.
-Sí, a veces. No siempre, a pesar de que odie estas fiestas, cómo he dicho existen los más necesitados, y la autoridad moral me demanda…
-¿La autoridad moral? ¿Basada en qué? ¿Para usted depende de dónde se haya nacido, o con qué se haya nacido? No creo que desde nuestra posición privilegia podamos comprender al resto de la sociedad. Haría falta otro tipo de experiencia, no sólo una noche al año.
Joe rió, dejándola ganar el alegato.
-Está bien, no me importan los necesitados. Soy un hijo puta extremadamente pudiente.
Ruth le rió la gracia, y soltó adrede el bolso de mano a los pies de Joe. Base torpe activada.
-Uyy, perdón-exclamó agachándose ella, y arrebatándole el móvil del bolsillo del pantalón en un movimiento milimétrico-¿Le importa cuidarme la bebida? Voy un momento al baño.-le dijo, con una gran sonrisa.
-Claro, descuide.
Sintió los ojos del tipo comiéndosela con la mirada, y se apresuró en ir al baño, antes de que echara el móvil de menos.
***
Rose miraba a Olan desde la barra mientras se terminaba un Cosmopolitan, acorde con su vestido. Hacia unos instantes sus ojos y los de Olan se habían encontrado, y veía como el científico respondía a su mirada atrevida con disimulados vistazos en su dirección. Vio cómo se disculpaba con quien estaba hablando y se dirigía hacia ella. No era físicamente agradable: varios kilos de más, calvicie incipiente y nariz de patata, pero vestía elegantemente y tenía un aura de éxito y confianza envolviéndole.
"Ya está en el bote" pensó Rose mientras se giraba hacia el camarero.
- Ponme otro Cosmopolitan - le indicó Rose.
- Apúntalo en mi cuenta, Steve - dijo una voz a su lado.
- Muy amable, caballero - dijo Rose girándose a Olan. - Ya no quedan hombres como usted.
- Estamos en peligro de extinción - bromeó él mientras le besaba una mano a Rose - Olan Orson, ravi de vous rencontrer.
- Monsieur – dijo Rose - Me llamó Verónica Smith.
- Un placer, señorita Smith.
- Oh, llámeme Verónica. Señorita Smith me llama la gente que no me interesa, Verónica es más... íntimo. - dijo Rose sonriendo pícaramente mientras cogía el Cosmopolitan que le pasaba el camarero.
Olan sonrió complacido. No se había equivocado, a Orson le gustaban atrevidas y con iniciativa.
- Es usted el anfitrión ¿me equivoco? - preguntó Rose.
- En efecto, no podría dormir por las noches si no ayudase a la gente que tanto lo necesita – dijo él pavoneándose.
Rose sonrió escondiendo el asco que le daba el orgullo y la falsedad de ese hombre, pero le siguió el juego.
- Como he dicho antes, ya no quedan hombres como usted. Hombres de verdad – le dijo mientras se acercaba a él y le cogía del nudo de la corbata para acercarle a ella. Se acercó hasta estar a cinco milímetros boca con boca y le soltó.
Notó cómo Olan empezaba a sudar, pero la sonrisa no se le iba de la cara. El pobre pensaba que realmente esa noche se iría a la cama con Rose.
Rose bebió sensualmente otro trago del Cosmopolitan, orgullosa de su conquista. Pero entonces sonó un ruido por el comunicador y la asustó, haciendo que pisara el pié de Olan del salto.
Él la miró extrañado mientras se quejaba del dolor, cogió su bebida y se alejó.
- Mierda – dijo Rose en voz alta. “Ya casi le tenía” pensó “Piensa piensa piensa” se reprochó a sí misma.
Entonces vio a Nathan en la pista de baile.
- Perfecto - dijo Rose mientras se acercaba rápidamente a él. – Nathan, necesito tu ayuda – le dijo cogiéndole del brazo.
-Estas guapísima-dijo él con una sonrisa y dejándole claro con la mirada que iba a ayudarla.
- Gracias - dijo amablemente - ¿recuerdas ese baile que te prometí? Pues necesito que sea ahora mismo.
Scott Miro de reojo como Nicole pasaba de ese baile prometido y bailaba con el asesino ricachón.
-Claro, siempre es un placer bailar contigo-dijo alzando la mano hacia ella- ¿Me concedes este baile?
- Una advertencia, no bailo muy bien, acabaré pisándote seguro - dijo Rose mientras aceptaba la mano y empezaban a bailar.
-Tranquila si eso te consuela, yo tampoco se mucho, por cierto ¿Dónde está Jake? ¿Por qué no bailas con él?
- Está perdido por ahí preparándose para la operación, y tú deberías ir a buscarle en cuando acabemos de bailar - dijo Rose mientras les acercaba a Olan para que les viera.
- ¿Es ese? Oh así que quieres ponerle celoso-dijo él mientras se acercaba a ella de manera sexy sin perder el ritmo del baile.
Rose sonrió mientras miraba de refilón cómo Olan los miraba, se estaba empezando a poner celoso.
- Creo que está funcionando, pero necesitaremos algo más poderoso que el baile - dijo pensando mientras intentaba concentrarse en bailar sin pisar a Nathan - bésame - le pidió.
Nathan siguió bailando unos segundos más, preparando el momento y de repente la inclino un poco dado plena visión a Olan y la beso, sensual, sexy, furioso y elegante a la vez.
Rose siguió durante unos segundos el beso, sabiendo que Olan les estaba viendo. Entonces, para sorpresa de Nathan, se apartó y le pegó un bofetón en la mejilla.
- Serás descarado - le dijo malhumorada. Pero antes de alejarse de él le susurró un "perdón".
Nathan se quedo plantado en medio de la sala, con la mano se acariciaba la zona del bofetón pero por dentro sonreía, siempre había querido besar a rose y había echo lo mejor que sabia para ayudarla con Olan. Se giro y empezó a buscar a Nicole con la mirada, de repente se la encontró en brazos de otro hombre con cara de damisela en apuros y algo molesto salió de la sala para buscar a Jake.
Rose se alejó de Nathan y se dirigió a la barra. Inmediatamente oyó la voz de Olan a su espalda.
- ¿Necesitas ayuda? – le preguntó burlón.
- No, gracias, sé cuidarme yo sola – dijo ella girándose a él. – Un pobre crío que creía que tenía alguna oportunidad, me daba penita. – dijo mientras cogía una oliva que había en un bol y se la llevaba a la boca sensualmente.
- ¿También te va la caridad eh? ¿Una copa?
- Encantada – contestó Rose sonriendo provocativamente.
***
Lydia Chapman, ex señora Lydia Ulrich. Cerró la puerta riendo, y miró a su conquista, Aidan, con sensualidad. Habían subido a la tercera planta, a una sala que parecía ser una biblioteca, o un despacho de alguien. Estaba casi a oscuras, y sin duda la había elegido por el sofá. Lydia era una mujer de cuarenta años, muy bien conservada, era atractiva y aparentaba tener treinta en lugar de los años que tenía.
-Aquí estaremos más cómodos. No me apetece encontrarme con mi ex, seguro que estará ligándose a alguna putilla.
-Seguro-le respondió pensando en Ruth con burla.
Lydia se le abalanzó, y lo besó con pasión. Aidan le correspondió gustosamente, y se empleó al máximo en el beso.
-Tienes una boca muy mala -logró recriminarle ella en un susurro.
-Gracias. Lo intento.
Y vaya si lo intentaba. Intentaba hacerle perder el control. Siguió besándole y mordisqueándole la boca, hasta que la mujer se rindió y le dio la espalda para empezar a rellenar un par de bebidas.
-Así que ¿Estás divorciada, eh?-le preguntó intentando sonar casual.
-Sí, soy ex esposa de Joe Ulrich, un hijo de puta adultero-le respondió entregándole un vaso lleno de licor, mientras tomaban asiento en el sofá.
Aidan bebió un trago largo, y se centró de nuevo en la boca de Lydia. Mientras con las manos, le torturaba los pechos. Con la palma izquierda de la mano le frotó la punta de los pezones consiguiendo que enviar una descarga de sensaciones a los sensibles pechos. Luego los agarró con el pulgar y el dedo corazón y uso el dedo índice para juguetear con ellos.- Dime cuánto te gusta lo que te estoy haciendo -le pidió con voz suave.
Cuanto más a merced lograra tenerla, mejor.
-No me gusta nada de nada-dijo Lydia con los dientes apretados.
-¿No? -le preguntó incrédulo.
-No, no me gusta -repitió ella-. Lo adoro. Y cuando tenga que dejar esta tierra esta escena y unas cuantas más se repetirán varias veces en mi cabeza.
Aidan le sonrió, la magreó durante un buen rato más, y luego la miró a los ojos. Aunque se encontraba raro, sentía el corazón bombear con extrema rapidez en todos los músculos necesarios para la ocasión, y casi sentía apremio por dejarse llevar, y no ser profesional.
-Lydia, ¿Qué pasaría si te dijese qué no soy Bart Parker, el empresario?
Sí, sus alias siempre eran nombres de personajes de dibujos animados mezclados con cómics. Así nunca se quedaba en blanco.
Lydia lo miró con curiosidad y asombro.
-¿Y quién eres?
-Soy periodista, he pensado que quizás podrías darme trapos sucios sobre tu ex marido.-le informó. Respirando profundamente, el sudor le bajaba por la espalda y las palpitaciones seguían.
Lydia pareció dudar unos instantes, pero pasado el asombro, se separó de él, y le dio una sonora bofetada que hizo que a Aidan se le aclararan las ideas.
-¿Quién te crees que soy, imbécil?-le gritó.-Puede que Joe sea un putero, pero no soy esa clase de mujer.
-Creí que eras una despechada-le espetó Aidan, defendiéndose mientras se acariciaba la mejilla dolorida.
La respuesta fue otro bofetón, y Lydia le señaló la puerta:
-Lárgate de aquí.
Aidan le hizo caso, y una vez en el pasillo tuvo que apoyarse en la pared, estaba fatal, quizás Lydia le había echado algo en la bebida. Se apretó el micro casi imperceptible que llevaba en la oreja, y le pidió ayuda a Ruth, mientras intentaba caminar con normalidad.
***
Rose y Olan llevaban media hora charlando, mayormente sobre él. Olan parecía bastante orgulloso, no paraba de explicar cómo había salido de la miseria inteligentemente y ahora su empresa era una de las más grandes del planeta. Rose se estaba aburriendo bastante, pero escuchaba atentamente y le animaba a hablar por si se le escapaba alguna cosa que le sirviera para la investigación.
Mientras Rose le reía a Orson una estúpida gracia que acababa de soltar se fijó en que alguien les estaba observando a lo lejos. Era un hombre alto y castaño por lo que pudo ver de refilón. Pero intentó no darle importancia y centrarse en su objetivo. Continuaron bailando, Rose siguió fingiendo que le interesaban sus insinuaciones, esperando a que llegara el momento oportuno para empezar a sonsacar información. Pero volvió a ver al hombre mirándolos, y vio claramente que les estaba estudiando. ¿Sería un espía? Tenía que averiguarlo.
- ¿Me disculpas un momento? – le dijo a Olan, éste la miró con mala cara, pensando que ella ya no estaba interesante – Tengo que ponerme… más cómoda – le susurró al oído provocándole y haciendo que él dejara de preocuparse para empezar a sudar – vuelvo en seguida y continuamos con nuestra conversación en algún sitio más privado.
Dicho esto se puso en movimiento. Disimuladamente se dirigió al otro lado del muro en el que el desconocido les estaba observando y le miró a través de su copa. Parecía no quitarle los ojos de encima a Olan, pero de vez en cuando se los dirigía a ella. Entonces, como si hubiese adivinado sus intenciones salió de la sala y se metió en el pasillo.
Rose frunció el ceño y a paso ligero se acercó a la puerta y disimuladamente entró también en el pasillo. El hombre se estaba alejando. Rose se acercó lentamente, camuflándose entre los otros huéspedes que se habían arrinconado en el pasillo. Mientras seguía al hombre empezó a pensar un plan de cómo le atraparía, arrinconándole en el siguiente pasillo y obligándole a entrar en una de las habitaciones para interrogarle o apalizarle, según surgiera.
Pero perdió al hombre de vista. Se paró un momento para buscarle con la mirada y le encontró girando por otro pasillo. Se le había adelantado. Aceleró el paso y al girar al pasillo se encontró al tipo de cara. Casi sin tiempo a reaccionar él la cogió de la muñeca y la metió dentro de una habitación.
***
Ruth llegó al baño, colocó el flash drive en el móvil de Joe y clonó la tarjeta SIM. Las llamadas y mensajes personales, serían mucho más útiles que las palabras. Lo informó a sus compañeros por el micro, y se dispuso a ir hasta a su acompañante.
-He vuelto-le dijo alegremente, dejando caer el móvil con cuidado en el suelo, al sentarse.
-Ya veo-Joe sonrió, y la instó a beber un trago más de Vodka.
Y así lo hicieron.
-Madre mía-comentó Ruth haciéndose la afectada por la bebida, y desviando la mirada al suelo.- ¿Es ese tu teléfono?
-Ohhh sí, gracias-le dijo Joe, agachándose para cogerlo, sin sospechar ni lo más mínimo.- ¿Has venido sola?-le preguntó luego.
-Pues no, he venido con una compañera.
-¿Tu compañera es tan guapa como tú?-le piropeó.
Ruth escuchó el mensaje de Aidan. Y se dispuso a acabar con aquella encantadora conversación.
-Es alta, con voz profunda…muy sexy.-sonrió, al pensar que hubiera pensado él si la hubiera escuchado.- ¿Te apetece que vayamos a un lugar más íntimo? No te decepcionará, puedo ir a buscarla.
A Joe se le iluminaron los ojos, y sonrió.
-Me encantaría, os espero en los aparcamientos.
-Allí estaremos-le mintió levantándose para ir en busca de su “compañera”.
***
Se oyó la puerta cerrarse de un portazo, aunque la música probablemente había disimulado el ruido. La habitación estaba oscura pero él enseguida encendió la luz, dejándose ver. Era un hombre de aproximadamente treinta, analizó Rose rápidamente, castaño, con barba, alto, metro 90 aproximadamente. Tenía facciones británicas, y era bastante atractivo.
Rose no bajó la guardia.
- ¿Quién eres? – le preguntó manteniéndose a una distancia prudencial. En ese campo estaba en desventaja, él la había pillado por sorpresa a ella.
- Eres tú la que me estaba siguiendo – le dijo él, sin embargo. - ¿Quién eres? ¿Y qué quieres?
- ¿Por qué nos espiabas a Olan y a mí? – preguntó ella sin ceder.
- Me hace gracia ver como Olan se creía todo lo que le estuvieras contando. - esbozó una media sonrisa, divertido. - Está más que claro que quieres algo de él.
- Es un personaje muy interesante de nuestra sociedad – contestó Rose.
- Seguro. - asintió él. - ¿Qué quieres de él?
- Muchas cosas, ¿qué quieres tú de él? - preguntó poniendo énfasis en el tu.
- Eso son temas que no te incumben. Pero lo que si me interesa saber es tu nombre, y por qué estabas siguiéndome.
- Un caballero se presenta antes de preguntarle a una dama su nombre.
- Adam York. - contestó finalmente, sabiendo que ella no diría su nombre antes que él.
- Verónica Smith - contestó ella con tranquilidad - Ahora ¿me dirás por qué nos estabas observando o te lo tendré que sacar a la fuerza?
- ¿A la fuerza? - rió él, mientras se cruzaba de brazos.
- A la fuerza - dijo mientras se levantaba un poco la falda para dejar ver la liga que tenia puesta en la pierna con la pistola y la navaja.
El hombre no pudo evitar dejar de sonreír, pero se humedeció los labios sin dejar de mirarla, y dijo:
- Os observaba porque conozco a Olan desde hace tiempo y me hacía gracia ver la cara que estaba poniendo cuando estabas con él.
- Por supuesto – dijo ella sonriendo bajando la mirada momentáneamente. – No me lo trago – dijo.
Entonces se acercó peligrosamente a él con intención de darle un golpe en la barriga y dejarle K.O para detenerle. Pero cuando movió rápidamente el brazo para asestarle el golpe él le frenó agarrándola del brazo. Ella se deshizo de él e intentó hacerle la travanqueta pero de un rápido movimiento él se separó.
- Eres una mujer muy agresiva. ¿Dónde dejaste la propiedad de la comunicación como forma de resolver los conflictos? - le dijo él.
- La dejé en el pasillo - contestó ella mientras intentaba asestarle un puñetazo, pero otra vez él la esquivó.
Frustrada Rose acabó sacándose la pistola de un rápido movimiento y le apuntó.
- Deberías estar orgulloso, hacía tiempo que alguien no conseguía sacarme de mis casillas lo suficiente como para sacar la pistola - le dijo sin apartar la mirada.
Sin embargo, a él no pareció importarle, y en lugar de alzar las manos en señal de rendición, se metió estas en los bolsillos del pantalón de traje y le dedicó una media sonrisa.
- Lo siento pero se te ha acabado la chulería, quedas detenido – le dijo Rose amenazadora. – Si eres tan amable ponte de espaldas con las manos donde pueda verlas.
- Tengo algo llamado "inmunidad", así que me parece que no. - dijo, balanceándose ligeramente sobre sus pies. - Y baja ya la pistola, o tendré que detenerte yo a ti.
Rose rió ante el comentario.
- Enséñame tu inmunidad y yo te enseñaré mi placa – se burló ella sacándose la placa de la ICD del escote.
Él rebuscó en el bolsillo interior de su chaqueta de traje y sacó una placa prácticamente idéntica a la suya.
Eso pilló a Rose por sorpresa.
- ¿Eres agente de la ICD? - le preguntó escéptica pero sin bajar la pistola - pásame la placa.
Este se la lanzó para no tener que acercarse al arma.
- Es verdadera, señorita. - dijo, volviendo a meterse las manos en los bolsillos.
Rose examinó la placa, efectivamente, era verdadera. La mordió para confirmar que era buena de verdad y la volvió a mirar. Era de la ICD británica.
- ¿Se puede saber qué narices está haciendo la ICD británica en Nueva York? ¿Y por qué está interfiriendo en una misión de la ICD americana? – preguntó un poco cabreada, devolviéndole la placa pero sin dejar de apuntarle, no acababa de fiarse de él.
- Desconozco vuestra misión, pero yo estoy aquí por motivos de trabajo. Y al igual que tu no me dijiste tu nombre real ni lo que hacías, y no paras de apuntarme con tu pistola, yo no tengo por qué contarte nada. Podría decirse, que es secreto nacional.
- Secreto nacional mis ovarios. Tu tampoco me dijiste tu verdadero nombre ni tus intenciones, no mires sólo en mi dirección, agente David Miur – le dijo burlona – Agente Rose Sawyer – entonces bajó la pistola y le acercó la mano, aunque sin acabar de fiarse.
David medio sonrió y aceptó el apretón de manos de Rose.
- Algo me decía que no tenías pensado decir tu nombre real.
- Estamos en una misión de incógnito ¿Qué esperabas que hiciera? - le dijo mientras se apartaba - Y ahora, ¿Me dirás qué hacías espiándonos a Olan y a mí?
- Sin ofender, el que me importaba era Olan, no tú. - le dijo David. - Estoy a cargo de un caso que tiene relación con las investigaciones de Olan.
- ¿Tiene alguna relación con extracción de mente? - le preguntó Rose curiosa. Tal vez investigaban el mismo caso.
- ¿Extracción de…? - preguntó, extrañado. - No, no, para nada. Es más bien sobre un fraude de su empresa. ¿Qué investigáis vosotros?
- Oh - exclamó Rose decepcionada - investigamos un caso sobre asesinatos de niños y Olan es uno de nuestros sospechosos.
- Olan no es el culpable. Ha estado demasiado ocupado distribuyendo fármacos dañinos por todo el Reino Unido como para encima ponerse a extraer mentes.
Rose frunció el ceño, lo cierto es que por lo que llevaba con él no le había parecido un asesino.
Volvió a conectar el dispositivo de comunicación mientras le indicaba a David con la mano que esperara un momento.
- ¿Pecas? Pecas ¿Estás ahí?
- Si, hemos terminado con el trabajo. ¿Va todo bien? - respondió la voz de Jake al otro lado de la línea.
- Sí sí todo bien, ¿qué habéis sacado de Olan? ¿Algo relacionado con la investigación?
- Dile que necesitaré la investigación. - intervino entonces David.
- Tu déjame un momento - dijo Rose molesta - ¿Habéis sacado algún trapo sucio?
- Hemos copiado la investigación en un dispositivo y hemos salido deprisa, así que no, aún nada. - respondió Jake. - ¿Tú has sacado algo?
- No mucho - dijo mordiéndose un dedo - pero me he encontrado con un inglés muy interesante que también está investigando a Olan.
- ¿Investigándole por qué?
- Fármacos dañinos, creo - dijo no muy convencida mientras miraba a David, éste asintió. - ¿Para cuando crees que tendrás la información?
- Ya la tengo, estamos llegando a la sala de la fiesta. - contestó Jake.
- Si. - respondió él. - No te veo, ¿estás en la sala?
- No, estoy en una habitación ¿Ves a Olan? ¿Se le ve muy impaciente? Tendré que inventarme algo muy bueno para disculparme por tardar tanto - dijo Rose volviendo a meter la pistola en la liga y mirando mal a David.
- Yo me tomo mi trabajo en serio. - dijo David. - Así que si me disculpas, voy a volver a la sala. Y te aconsejo que no conseguirás sacar ninguna información a nadie con ese método.
- ¿Así cómo? - dijo frunciendo el ceño mientras apagaba el comunicador.
- Ligando con ellos. - dijo mientras abría la puerta de la sala y la miraba con atención. - Se te nota a distancia que eres lesbiana.
Rose sonrió para sus adentros, era el único hombre que había adivinado su sexualidad, aunque se preguntó cómo lo habría sabido.
- No sé en Gran Bretaña, pero aquí tiran más dos tetas que dos carretas. Además, por triste que sea se me da mejor ligar con hombres que con mujeres. Si de verdad quieres apresar a Olan déjamelo a mí - dijo mientras se colocaba bien la parte superior del vestido y se adelantaba al agente Miur saliendo por la puerta.
***
Después de buscar a Aidan, durante al menos veinte minutos. Lo encontró en un pasillo de la segunda planta, estaba extrañamente nervioso e inquieto. Había perdido la chaqueta, y sudaba a mares.
-¿Aidan?-lo llamó acercándose hasta él.- ¿Qué te ocurre?
-No te acerques-le ordenó.-Creo que sería capaz de violarte, esa bruja me ha echado algo en la copa-le dijo tapándose sus partes nobles.
Ruth bajó la mirada hasta la entrepierna, y comprobó el pequeño y ligero problema de su compañero. Tenía una erección de campeonato.
-Aida…
-No me mires-le pidió avergonzado.-Creo que me ha drogado con Vitamin-XXX
La Vitamin-XXX, era una droga muy popular en aquellos tiempos, daba un ímpetu sexual muy superior a la Viagra de toda la vida, casi descontrolaba a los hombres y era ilegal, por eso y por qué muchos jóvenes habían muerto de infartos al no poder con el subidón que producía.
Ruth miró hacia el techo, y no pudo evitar soltar una carcajada.
-¿Mamá no te enseñó a no beber cosas de extraños?-rió un poco más.
-Cállate, igual palmo-exclamó ligeramente preocupado.-Y tú estás ahí, riéndote sin hacer nada.
Ruth dejó de mirar al techo, y lo miró a los ojos.
-¿Qué quieres que te haga?-le dijo sonriéndole con picardía, ella estaba bromeando para aliviar la tensión, pero eso fue demasiado para un Aidan drogado. Repujo la distancia que había entre ellos en dos zancadas, y la empotró contra la pared. Ruth forcejeó, pero la fuerza normal de él, combinada con el subidón permitieron que Aidan la paralizara y le plantara un apasionado beso en la boca. Ruth se estremeció inconscientemente. Él la agarró de la cara y la forzó a abrir la boca, logrando así pasarle la lengua por todo el interior.
Ruth se sorprendió ante la agradable sensación que aquella locura le estaba produciendo, pero luego volvió al mundo real. Y sintiéndolo mucho, le arreó un sólido rodillazo en las partes bajas a su compañero. Aidan gritó, y se arrodilló en el suelo, dolorido, pero después de unos segundos largos pareció volver a ser el mismo.
-¿Estás bien?-le preguntó ella aún notando el sabor a carmín de otra mujer de la boca de Aidan.
-¿Tú qué crees?-le preguntó a su vez.-Me acabas de dejar estéril.
-Ha sido en defensa propia-lo observó-¿Vuelves a ser tú?
Aidan asintió, mientras se incorporaba aún con dolor.
-Sí, eso creo. Quizás con algún que otro huevo menos, pero ya tengo los pensamientos más claros.
-Me alegro.
-Has ganado, por cierto-le dijo anticipándose a la pregunta. Se volvió a acercar hasta ella, le metió los dólares en el escote y le sonrió.
Ella lo miró seria ante aquella acción.
-Aidan, ¿Quieres otro rodillazo?
Él levantó los brazos en señal de rendición.
-No, perdona. Aún no sé ni lo que hago. Vamos a la DC, esperaremos a los demás.
Ruth asintió, estando de acuerdo.
-Está bien, pero como intentes algo te tiro en marcha a la carretera.
-Estoy drogado-se defendió él.-Si no lo estuviera no te tocaría ni un mechón de pelo, yo tengo buen gusto-la picó ya sintiéndose casi bien.
***
Al final de la velada, cuando unos asuntos requerían su atención, Louis la acompaño hasta la sala principal y una vez alise despidió de ella y le beso la mano con mucho encanto.
-Por cierto-dijo girándose hacia ella cuando ya había empezado a irse- ¿Me permitiría llamarla más adelante para invitarla a comer?
Nicole sonrió, se acerco a él con una sonrisa y asintió.
***
David siguió a Rose y rápidamente pasaron el pasillo hacia la sala de baile. Rose ya estaba pensando en un plan.
Cuando entraron en la sala Rose se paró para localizar a Olan.
- Mira y aprende, Sherlock - le dijo burlona cuando lo tubo localizado.
Se acercó a Olan con suavidad, calculando sus pasos. Cuando él se fijó en ella le miró todo el reto a los ojos, para intimidarle. Cuando llegó a su lado se puso delante de él y le apartó con elegancia del hombre con el que estaba hablando. Notó que él estaba molesto.
- ¿Dónde te habías metido? - le preguntó él con rabia.
- He tenido un encontronazo desafortunado - le dijo con cara de inocencia seductora.
- ¿Otra vez ese imbécil? Puedo sacarle del medio si quieres - le dijo él mientras la agarraba de la cintura y ella ponía sus brazos en sus hombros.
- No tranquilo, todo está resuelto - contestó ella rápidamente, pero sin dejar mostrar un mínimo de preocupación - Además- le dijo acercando su boca a su oreja - tus eres aquí el importante - le susurró al oído para luego morderle el lóbulo de la oreja (sabiendo disimular perfectamente el asco).
Notó cómo Olan empezaba a sudar y ponerse rojo, e intentó no fijarse en el amiguito que se movía por debajo mientras rodaba los ojos.
- ¿Tienes un bolígrafo? - le preguntó Rose a la oreja.
Olan se precipitó a sacarse un bolígrafo del bolsillo de la chaqueta torpemente, y se lo dio a Rose. Ésta le agarró la mano y le apuntó un teléfono móvil.
- Llámame - le dijo picándole el ojo - por las noches me siento muy solita en la cena - insinuó, entonces se alejó de él seductoramente, sabiendo que por la mañana recibiría una llamada del científico.
Se camufló entre la multitud para que Olan la perdiera de vista y se acercó a David, que lo había observado todo desde la distancia.
- Esta misma semana tendré una cita con él - le dijo burlona - supongo que para entonces ya tendrás las pruebas suficientes para detenerle, ¿no?
David, el cual se había cruzado de brazos y había observado la escena, desvió la mirada hacia ella y dijo:
- ¿Le atarás a la cama con las esposas? - arqueó una ceja.
- Si le necesitas en la cama desnudito, puede - se burló ella.
- No, gracias. - negó con la cabeza. - Más vale que no se te escape. Llevo meses tras él.
- Eh, Rose. - le llamó Jake, mientras se acercaba a paso rápido hacia ellos. - ¿Has terminado con Olan?
- Sí, y pronto tendré una horrible cita con él - dijo mientras ponía cara de asco haciendo reír a Jake.
Entonces Jake se fijó en la figura que había pasado por alto hasta ese instante.
- Oh, Jake - dijo Rose - te presento a David Miur, alias Elizabeth Tower, agente de la ICD británica. David, te presento a Jacob Logan, alias Pecas.
David y Jake se estrecharon la mano.
- Encantado - dijo Jake
- Lo mismo digo - asintió David
- ¿Es hora ya de irse? - le preguntó Rose a Jake.
- No sé. - contestó él, mirando su reloj. - Yo ya he terminado con mi parte, pero igual los demás no.
- Yo también he acabado mi parte, no sé como irán los demás, deberíamos preguntar.
- De acuerdo. - dijo él.
De pronto, un móvil comenzó a sonar, aunque el tono quedó acallado por la música de la sala.
David sacó su teléfono del bolsillo. Al mirar la pantalla, esbozó una sonrisa, y, tras disculparse a Rose y Jake, se alejó de ellos y respondió a la llamada.
Entonces, antes de que Jake se comunicara con nadie más Rose le cogió de la muñeca.
- Eh, ¿te apetece bailar? – le preguntó mientras las primeras notas de “I’d wait for life” de Take That empezaban a sonar.
- No es que me guste mucho, pero por esta vez, vale. - contestó Jake.
- Pero mejor apartémonos un poco, no quiero que Olan me vea - dijo Rose.
Entonces se llevó a Jake al otro lado de la sala, sabiendo que ahí Olan no les vería.
- ¿Tu sabes bailar esto? - le preguntó Rose.
- Lo justo para no tropezar. - respondió, dudoso.
- Lo mismo digo, supongo que entre dos patosos se puede hacer algo decente - rió Rose mientras agarraba a Jake de una mano y ponía la otra en su hombro.
Jake imitó la acción y puso su mano en su cintura.
Empezaron a bailar torpemente a lo que creían que era el ritmo de la música, hasta que Rose pisó a Jake.
- ¡Lo siento! – dijo sin poder evitar reír – debería aprender a bailar mejor, siempre acabo pisándole el pie a alguien.
Jake se limitó a hacer una mueca de dolor mientras reía.
- ¡Por cierto! Churchill me ha dicho que necesitará la información sobre Olan – le informó Rose - qué poca gracia me hace ese británico…
- Se positiva. - le dijo Jake. - Cuando acabemos con este caso no volverás a verle.
- Ya, pero no me gusta eso de que se haya metido en medio de nuestra misión… además, se ha metido con mis métodos – dijo frunciendo el ceño.
- También era su caso. - dijo Jake, a punto de reír por verla tan molesta. - Y ni caso sobre lo otro. Tus métodos están muy bien.
- Gracias - dijo sonriendo tontamente - pero supongo que tienes razón, cuando se acabe el caso bye bye Shakespeare.
Jake sonrió y continuaron bailando como pudieron, riendo por sus torpezas, hasta que terminó la canción. Entonces, decididos a no avergonzarse más delante de la sociedad decidieron que ya era hora de ver dónde estaban los demás y volver a la ICD.
***
Andaban el uno al lado del otro, en silencio, Nathan se había ofrecido a acompañar a Nicole hasta el portal de su casa ya que Vivian cerca el uno del otro.
- ¿Cómo ha ido el baile sospechoso?-dijo el al cabo de un rato.
-No hemos bailado, pero Louis es maravilloso, dudo que sea él el culpable...
-Nicole, ese hombre es un asesino, no lo olvides.
-Tranquilo Scottie, yo al contrario que otros se diferenciar entre el trabajo y la vida personal.
El se quedo callado el tiempo restante y una vez llegaron Nicole, sin decir palabra, empezó a subir los escalones. Cansada y con los pies doloridos le deseó las buenas noches sin mucho entusiasmo y al darse cuenta que el no respondía con una de sus típicas salidas graciosas, algo muy impropio de él, se giró. Nathan, tan atractivo como estaba con el smoking, la miraba con una pasión desconocida en los ojos que la dejó desarmada aunque aún llevara la pistola en el liguero.
- ¿Qué? ¿Te has vuelto maleducado de repente? ¿No me merezco ni unas buenas noches?
Nathan continuaba sin abrir la boca cosa que ponía a Nicole cada vez más nerviosa aún siendo ella una experta cazadora. Su mirada la dejaba sin palabras algo que jamás admitiría a nadie aunque tres chinos con pelos en la punta de la nariz la torturaran.
- Sabes, aun me debes uno.
- ¿Un qué? Yo no te debo nada Nathan - dijo ella muy poco dispuesta a darle nada.
- Aun me debes un baile- dijo él tendiéndole la mano para que la aceptara. Ella muy sorprendida le miró la mano como si no entendiera lo que le decía y él esperando a que contestara se acercó a Nicole aún con la mano tendida.- ¿Que ocurre Nikki, tienes miedo?
Ella le lanzo una mirada de orgullo, una mirada que significaba que no le temía a nada ni nadie.
- ¿Miedo? ¿A ti? Nunca.- y le cogió la mano sin titubear y él la abrazó para bajarla de los escalones y quedarse en medio de la acera muy cerca el uno del otro.
Nathan cogió su móvil y le pidió que reprodujera una canción totalmente al azar. En ese momento, en el que no pasaba ni un alma por la calle concediéndoles así un momento de intimidad, empezaron a sonar las primeras notas de una bonita melodía. Él la abrazó más fuerte y al ver que ella no protestaba empezó a moverse al ritmo de la música.
Nicole estaba contrariada por los sentimientos entrecruzados que sentía en aquel momento. Salía con Tuck, tenía una cita pendiente con un posible asesino en serie, sabia, y hubiese sido de gilipollas negar que enamorada de Chris pero se encontraba bailando con Scott, un hombre 4 años más joven que ella, que la atraía y desesperaba al mismo tiempo. Pero cuanto más rato pasaba entre los brazos de ese hombre más se olvidaba de lo demás, y cuando sus labios, sin saber cómo o porque, se rozaron en una caricia suave y sensual, despertó y se separó de él bruscamente. ¿En qué estaba pensando? ¡Bueno era eso, no estaba pensando! Intentando mantener la compostura e intentando no echarse en sus brazos ante la cara de decepción por su rechazo, subió los escalones a grandes zancadas y con toda la naturalidad que pudo reunir en su voz le felicitó por el trabajo realizado esa velada, le deseó otra vez las buenas noches y sin mirarlo ni darle tiempo a responder desapareció por la puerta del edificio.
***
Y aquí tenemos los vestidos de nuestras hermosas leonas:
Ruth:
Rose:
Nicole:
Y el de los hombres:
Scott:
Aidan:
Imagínatelo, vaga.
Jake:
En espera.
David:
En espera.
egaara- Autor de best-seller
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Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
Se despertó sin entender lo que sucedía, un sonido se le iba metiendo en el oído. Un sonido demasiado fuerte para su gusto Miró el reloj de la pared, las 7:12 de la mañana. Se giró en la cama sin entender lo que sucedía e intentó evadir el sonido tapándose las orejas con el cojín. Pero el sonido era cada vez más fuerte. Se tapó las orejas con las manos, desesperada pues el sonido no paraba de crecer. Se concentró un momento, era el sonido de una guitarra. ¿Una guitarra?
- Jake… - susurró molesta.
Se levantó de golpe, y con rapidez, tropezándose por el camino, caminó en dirección a la habitación de su compañero, pero él no estaba ahí.
- Maldito el momento en que se me ocurrió meter sus instrumentos en casa – dijo mientras caminaba hacia la habitación de los instrumentos.
Empezó entonces a oír que estaba cantando, lo cual la desconcertó unos instantes. Se paró y escuchó durante unos momentos, sonriendo momentáneamente ante la belleza de la canción. Pero entonces recordó la hora que era y que tenía sueño y volvió el enfado. A grandes zancadas llegó a la puerta de la habitación, intentó abrir la puerta, estaba cerrada.
Entonces la empezó a golpear.
- ¡Jake! ¡Maldito seas! ¡Son las siete de la mañana!
Jake no pareció oirla, sin embargo, y continuó cantando.
- PECAS TE JURO QUE DESCONECTARÉ LA LUZ PARA QUE TU MALDITA GUITARRA ELÉCTRICA DEJE DE FUNCIONAR
Pero Jake no la oía, así que decidida Rose se dirigió a la puerta de entrada y desconectó la luz, automáticamente se paró la guitarra y Jake dejó de cantar.
Jake alzó la vista de la guitarra, extrañado. Se levantó de la silla y fue hacia el amplificador para comprobar si había algún error con este. Dejó la guitarra en el suelo, y tras comprobar que era problema de la luz, desbloqueó la puerta y la abrió.
Rose le esperaba con los brazos en jarras, el pelo completamente desordenado y el pijama.
- ¿Tienes idea de què hora es? - le dijo intentando sonar lo más calmada posible.
- No. - respondió él con expresión de confusión. - ¿Debería?
- ¡Son las 7 de la mañana! ¡Hora de dormir! - dijo Rose exaltándose
- Yo no duermo a las siete. - dijo. - Y tú tampoco deberías. Tenemos que irnos a la ICD en poco tiempo.
- ¿No recuerdas que el jefe nos ha dado unas horas más para dormir? ¡Ya que ayer estuvimos hasta las tantas en el maldito baile!
- Pero yo no quiero dormir. - respondió Jake.
- ¡Pero yo sí! - insistió Rose - ¿Por qué no vas dar una vueltecita? ¿Eh?
- Porque en la calle no hay electricidad. Y al parecer ahora aquí tampoco. ¿Harías el favor dar conectarla de nuevo?
- Ni de coña, voy a proteger la corriente con perros si hace falta!
- No hay problema. El piano no necesita electricidad. - dijo, haciendo ademán de salir de la habitación.
- Ni de coña - dijo impidiédole el paso.
- Oh, vamos Rose. - exclamó él. - No seas pesada.
- ¡¿Pesada?! !¿Quién es el que se ha puesto a tocar la guitarra a las 7 de la mañana?! - dijo ella exasperada
- No tengo la culpa de que me de la inspiración a estas horas.
Rose suspiró pesadamente.
- Yo tampoco tengo la culpa de dormir tan poco , y si encima ahora duermo menos...
- Te advertí sobre que habría inconvenientes si venía a vivir contigo.
- Podrías haber sido más específico - dijo ella rodando los ojos - pero en fin, que más da, ahora ya estoy despierta.- se resignó. - Venga, vayamos a desayunar, invitas tu.
- De acuerdo, pero no vuelvas a cortar la luz cuando estoy tocando.
- Pues no vuelvas a tocar a las 7 de la mañana.
- Es la única hora en la que no me oye nadie. - contestó, saliendo al fin del cuarto.
- Oh, gracias por denegarme el derecho a la existencia, por si no te habías fijado vivo aquí - dijo ella sarcásticamente, sacándole la lengua
Jake le devolvió el gesto y se dirigió a la puerta a encender la luz de nuevo mientras Rose se vestía para ir a desayunar.
***
Eran las ocho de la mañana. Sabía que los agentes de la ICD no empezarían hasta más tarde, y sin embargo, había decidido salir del hotel antes para hablar con el jefe de la división. Era lo correcto, se dijo. Y de todas formas, no se fiaba de Rose Sawyer, y prefería asegurarse de que podría acceder a la información de la empresa de Olan Orson.
Llegó al edificio, y en el recibidor, tras mostrar sus credenciales, preguntó por la planta donde podría encontrar al jefe de la división de homicidios.
Tal y como se esperaba, él se encontraba ahí, en su despacho, hablando por teléfono. Dio dos golpes secos a la puerta.
- Adelante - dijo Keith.
David abrió la puerta del despacho y entró, con porte firme y profesional. Luego cerró la puerta tras él y dijo:
- Buenos días, señor Harris. Soy el agente David Miur, de la ICD de Manchester.
Keith levantó los ojos al oir al agente y se disculpó ante la persona con la que hablaba por teléfono.
- Un placer agente Miur, siéntese por favor - le ofreció mientras le tendía la mano. - He oido hablar mucho de usted, y no solo por la agente Sawyer.
David aceptó el apretón de manos y se sentó donde le indicaba.
- Entiendo. – dijo, comprendiendo sobre lo que hablaba. - ¿La agente Sawyer le contó para lo que he venido?
- Me lo contó, en efecto - indicó el jefe - supongo que ha venido a hablarme del caso de Orson.
- Si, y a pedir oficialmente que me permita echar un vistazo a la investigación que sus agentes robaron anoche.
Keith sonrió ante el comentario.
- Supongo que no habrá problema, aunque por supuesto me gustaría estar informado sobre su investigación y supervisar los movimientos que se junten con nuestra investigación.
- Desde luego. – asintió David. - ¿Qué es lo que quiere saber sobre nuestro caso?
- Todo, basicamente - contestó él tranquilamente.
- Bien. – dijo David, mientras se rascaba distraídamente la barbilla. – Hace un año y unos meses salió a la venta un medicamento que decía ser un antibiótico que no contenía penicilina y además, que era mucho más efectivo. Por supuesto, era un medicamento bastante caro. – hizo una breve pausa. – Hace trece meses, se demostró que no era un antibiótico, sino un simple jarabe de anís. Ni curaba ni hacia enfermar, sin embargo, los beneficios que obtuvo por la venta de este producto superaron los setecientos millones de libras. Pero para cuando quisimos detenerle, se habían eliminado toda clase de pruebas incriminatorias y había desaparecido completamente.
- ¿Y espera que queden rastros de ese producto en los archivos que adquirió el agente Logan, cierto?
- Al principio, era una corazonada. Pero ahora estoy totalmente seguro, si. – dijo David.
- Pues doy entonces mi aprovación, llamaré al agente Logan para que venga y le ayude en lo que necesite - dijo Keith - aunque la agente Sawyer me comentó algo de una cita con Olan...
- Si, eso me dijo también a mi anoche. – asintió él.
- Supongo que usted también estará presente ¿no? - dijo mientras cogía el teléfono para llamar al agente Logan.
- Por supuesto. – dijo, convencido. – A menos que se demuestre que Olan era el asesino al que buscan, sigue siendo mi sospechoso y soy yo el que debe detenerle.
Keith asintió satisfecho y habló por teléfono cuando Jake contestó por la otra línea.
- Le necesito en mi despacho, agente Logan. Y avise a la agente Sawyer que venga también, por favor.
- De acuerdo. Estamos ahí en seguida. – respondió Jake, obedientemente.
***
Rose y Jake entraron en el despacho del jefe una vez éste les indicó que pasasen.
- Agente Sawyer, agente Logan - dijo el jefe - ya conoceis al agente Miur, está aquí por una investigación sobre Olan Orson.
- Sí, ya le conocemos - dijo Rose un poco molesta.
- El agente Miur necesitará toda la información que puedas brindarle sobre la empresa de Orson, agente Logan. Espero que los dos hagais lo máximo posible para ayudar a nuestro compañero británico - le dijo mirando directamente a Rose, que se limitó a rodar los ojos.
- Por supuesto. – asintió Jake.
- Gracias. – dijo David, a su vez, mirando a Jake.
- Mientras consiga las pruebas yo le conseguiré a Olan - dijo Rose sonriendole al jefe.
- Conseguiré las pruebas, y gracias, pero puedo conseguir a Olan yo solo. – le respondió David, girando la cabeza hacia Rose.
- ¿Perdón? ¿Quién ha conseguido la cita con el gran científico estafador? - se picó Rose - Me necesitas ahí, Byron.
- Podría haber conseguido yo solo la información y el arresto si no te hubieras intervenido en una investigación que no te correspondía. – le dijo él, algo molesto.
- ¿Quién se estaba metiendo en la investigación de quién? Yo a Olan le investigo por mi propia investigación, aun no está descartado como sospechoso, lo demás lo hago como favor personal - dijo ella burlona.
- Llevo investigando a Olan Orson desde hace más de un año. – contestó él. – Ahora repite la pregunta, a ver si sabes responderla correctamente.
- ¿Qué culpa tengo yo en que no hayas sabido arrestarle antes? - se burló ella dando un paso al frente, picada.
- Bueno, ya está bien, agente Sawyer, agente Miur, un poco de madurez, por favor - dijo seriamente Keith mirando especialmente a su agente.
Ambos callaron, pero David no apartó la mirada de Rose, como si escrutase más allá de su expresión facial.
- Agente Miur. – dijo entonces Jake, para romper el incómodo silencio. - Tengo la investigación en mi escritorio. Cuando quiera se la enseño.
Keith sonrió a Jake y volvió a echar una mirada de reproche a Rose, la cual contestó haciendo una mueca y volvió a posar sus ojos en los del agente Miur. Algo realmente no le encajaba con ese hombre.
- Bueno, ya es hora de que os pongais manos a la obra. Agente Logan, acompañe al agente Miur y dele la información que necesite. Agente Sawyer, quédese aquí un momento, necesito tener unas palabras con usted - dijo Keith. Rose se limitó a rodar los ojos.
Cuando David y Jake hubieron salido Rose se sentó en la butaca que había ocupado David antes y empezó a girar con ella.
- ¿Se puede saber qué te pasa con el agente Miur? - le preguntó Keith a Rose frunciendo el ceño enfadado.
- No lo sé jefe, no me da buena espina. - dijo Rose sin mirarle.
- Me da igual la buena o mala espina que te de, te pido por favor que te comportes como una profesional y le ayudes en todo lo que necesite, no está aquí para tus riñas, está aquí para trabajar en un caso importante. Ahora por favor si me disculpas tengo informes que redactar. - le sermoneó Keith.
- Por supuesto jefe - contestó ella sécamente levantándose - Parece que ya tiene nueva mascota - murmuró con burla Rose sin que el jefe la oyera mientras salía de la sala.
***
- Normalmente, Rose no es así. – comentó Jake cuando iban de camino hacia el escritorio de este.
- No intentes disculparla. Me apuntó con una pistola nada más conocerme.
- Es un poco impulsiva, sí. Pero es buena persona.
- Lo se. Solo es que le caigo mal. – dijo David, medio sonriendo.
- Puede ser, pero supongo que se acostumbrará.
- No merece la pena que lo haga. En unos días estaré de vuelta en casa.
Jake le indicó donde estaba su escritorio y se sentó en su silla. David cogió la silla de Rose y la arrastró hacia la mesa.
Cuando ambos estuvieron sentados, Jake le paso un gran tomo de folios impresos, con por lo menos ciento cincuenta de ellos.
- Esta es la investigación de la empresa de Olan Orson. Anoche la imprimí lo antes que pude, para que fuera más fácil de leer. – explicó Jake.
David no contestó. Había comenzado a ojear la investigación, en busca de aquella que en verdad necesitaba.
- En la página ochenta y tres se describe un proyecto llamado “Farmaceúticas Orsway”. – anunció Jake. – No se si es exactamente eso lo que buscabas, pero fue la única que tenía relación con medicamentos.
David le lanzó una mirada curiosa a Jake, arrugó los labios y volvió a mirar hacia los documentos, pero esta vez, en la página que Jake le había dicho.
Durante unos largos minutos, David leyó en silencio y con atención todo lo relacionado con ese proyecto, mientras Jake, incómodo a la vez que distraído, golpeaba muy levemente las yemas de los dedos sobre la mesa como si de un piano se tratase.
Se fijó en como David comenzaba a esbozar una leve sonrisa y arqueaba las cejas a su vez.
- ¿Hay algo bueno? – se aventuró a preguntar.
- ¿Bueno, dices? – David alzó la cabeza del papel y le miró, con el rostro iluminado. – Aquí hay información suficiente para encerrarle por lo menos cuarenta años. A Olan se le han acabado los días de gloria. – luego volvió a mirar el papel y comentó, distraídamente, mientras leía. - Pedazo de cabrón.
Luego se puso en pie, con los folios en la mano y se dirigió hacia la sala de descanso, buscando a Rose.
- ¿Querías las pruebas suficientes para que demostrase que Olan es el hombre al que estoy buscando? – le dijo, y le mostró la página en particular. – Y no solo es esto, aquí hay decenas de proyectos por los que cualquier juez le condenaría. ¿Algo que decir ahora?
- Sí, me alegro mucho de que el nene haya hecho sus deberes - dijo burlona Rose mientras escribía los informes sobre la noche anterior.
- Necesito detener a Olan lo antes posible, no quiero que vuelva a huir.
- No te preocupes, hace cinco minutos me ha llamado, hemos quedado para mañana por la noche - dijo ella levantando los ojos hacia él.
- Bien, pero no me fio de ti, voy contigo al restaurante.
- Voy a tener mi propio perro guardián, qué halagador - dijo Rose sarcásticamente dejando los papeles a un lado y levantándose del sofá para dirigirse a la máquina de café - ¿Café? ¿Té? ¿Galletita para perros?
- Nada, gracias. He terminado aquí, así que me llevaré la investigación y llamaré a mi jefe. - dijo, saliendo de la sala. Luego volvió y le dijo a Rose: - Envíame un mensaje con la dirección del restaurante.
- Envíame el mensaje con la dirección del restaurante - le imitó mientras salía de la sala.
David volvió de nuevo, le lanzó una mirada entre divertida y curiosa, y le dijo:
- No hace falta, no la necesito. Gracias de todas formas por querer hacerme el favor.
Y esta vez si que salió de la sala.
Rose rodó los ojos.
- Supongo que querrá saber la hora, me pregunto si se estará esperando toda la tarde.
***
El restaurante estaba en el Upper East Side, lo acababan de inaugurar la semana pasada y era muy complicado de conseguir sitio. Pero por supuesto para un gran científico de la ciudad habían reservado la mejor mesa sin problema. O al menos eso era lo que no paraba de repetirle Olan.
Rose hacía lo que podía para aguantar el aburrimiento, le reía las gracias y le hacía hablar de su empresa, pero realmente era demasiado vanidoso para ser aguantable.
Llegaron al restaurante en la limusina del científico, se le había intentado lanzar tantas veces que ya no sabía cómo convencerle de que más tarde reciviría lo que merecía. Por supuesto Olan lo interpretó como sexo asegurado.
Cuando llegaron a la recepción Olan se puso a hablar con el metre que les atendió, resultó ser un ex compañero de Olan del instituto y no se pudo estar de fardar sobre sus éxitos, para más inri de Rose, y del metre.
Mientras suapiraba aburrida giró la cabeza y vio, para su disgusto, que el agente Miur era el siguiente en la cola.
- Me sorprende que hayas encontrado el lugar, ¿has podido olfatearme desde tu hotel y has seguido el rastro? - se burló Rose en un susurro asegurándose de que Olan no la escuchaba.
- Tu tienes tus métodos y yo los míos. - respondió nada más.
Antes de que pudiera contestar Olan se puso en marcha. Siguieron al metre hacia la mesa y se sentaron. Olan se pidió lo más exclusivo del lugar, probablemente para impresionar a su invitada, Rose se aguantó las ganas de pedir algo con más sustancia y se pidió algo más sencillo, para mantener el papel de elegancia que le tocaba fingir.
- Y dime Olan ¿dónde tiene tu empresa sucursales?
- Por todas partes, querida - le dijo Olan para molestia de Rose, le ponía nerviosa que la llamara querida - America del Sur, Asia, África... En todas partes.
- ¿Y Europa? - preguntó ella fingiendo curiosidad.
- No me gustan los europeos, demasiado cascarrabias para mi gusto, y demasiado europeos - bromeó Olan, aunque se había puesto un poco nervioso.
- No podría estar más de acuerdo - dijo Rose echando una rápida mirada burlona en dirección al agente británico.
***
Keith estaba esperando a que el agente Logan entrara a su despecho, le había llamado hacía unos minutos para hablarle sobre algo que había pensado.
Finalmente, este llegó al despacho, golpeó un par de veces con los nudillos y entre abrió la puerta, asomando la cabeza con timidez.
- Adelante, Jake, pasa pasa - le dijo Keith familiarmente.
- ¿Sucede algo, señor? – preguntó, mientras obedecía y entraba en el despacho y cerraba la puerta.
- Nada malo, puedes estar seguro - dijo mientras le indicaba que se sentase.
Él obedeció sin decir nada, algo nervioso.
- Te he llamado por qué estoy muy satisfecho con tu trabajo durante este caso, me sorprende que no me avisaran de tus habilidades con la informática cuando me pasaron tu ficha - comentó Keith.
Jake le miró con atención, bastante extrañado por sus palabras.
- Gracias, señor. – contestó él.
- He estado pensando, Jake... Verás, nunca pensé que realmente esta unidad necesitase un analista, de todos modos no encontraba a nadie que me gustase y mis agentes se las arreglaban bastante bien solos, pero al ver tus habilidades estos últimos días he pensado que tal vez te gustaría ser el analista de esta unidad ¿qué me dices? - le propuso el jefe.
- Por… Por supuesto. Me encantaría. – dijo él, aún algo confuso pero a la vez alagado.
- Por supuesto esto requeriría que abandonases el trabajo de campo y trabajaras desde aquí ¿Algun problema con eso?
- No, no. Ninguno. – negó Jake fervientemente.
- Genial, podrás ocupar tu propio despacho donde dispondrás de todo el materíal que necesites, solo tienes que decirme. Reconozco que no soy muy bueno con los ordenadores, pero tu me informas de qué modelos y qué cachivaches necesitas y yo los pediré - le informó Keith - el horario será el mismo, pero aqui. Y estaras siempre en contacto con todos los agentes por si necesitan cualquier cosa.
- De acuerdo. – asintió Jake, complacido.
- Bien, empiezas mañana. Y no te preocupes por Rose, yo hablaré con ella - le despidió el jefe amablemente.
Jake simplemente esbozó una sonrisa agradecida y salió del despacho.
***
La camarera anunció a David que debería esperar unos minutos más puesto que la mesa aún no estaba preparada.
Observó con atención a la extraña pareja. No le importaba esperar, en realidad. Es más, ni siquiera necesitaba mesa, puesto que sabía de lo que hablaban sin tener que escucharles.
***
- ¿Vas a muchas fiestas benéficas? - le preguntó Rose a Olan.
- A todas - dijo él - nunca es poco el dinero que se dona.
- Por supuesto, por supuesto... el miércoles pasado estube en la de Umma, aunque nada que ver con la tuya, por supuesto - le halagó ella.
- Sí, yo también estube en la de Umma, la pobre se cree que los 50 han vuelto.
- Cierto, y acabó muy temprano, ¿no? - se quejó Rose.
- Cierto, la mía terminó a las 7, la de Umma a las 5 ya estabamos todos fuera, menuda mujer... - se quejó él - no sabe aguantar una fiesta.
Rose le rió la gracia. Siguieron hablando durante un rato y entonces Rose se disculpó para ir al servicio.
Una vez allí conectó su comunicador.
- ¿Jake? ¿Me recives?
- Si. ¿Todo bien? - preguntó Jake.
- Sí, aunque este hombre me da arcadas... Necesito que me confirmes si Olan Orson estubo en la fiesta de Umma del miércoles pasado, a qué hora entró y a qué hora salió - pidió Rose.
- Entendido. - dijo él, y rápidamente empezó a teclear en internet en busca de noticias o algun tipo de información relacionada con lo que le había pedido Rose. - Aquí dice que sí que estuvo, y que se quedó durante toda la fiesta.
- Bien, pues tiene cuartada para el último asesinato. No es el asesino de los recuerdos. - informó - voy a intentar sacármelo ya de encima, acabaré la cena y le detendré en la calle por fraude en Gran Bretaña.
- Pues buena suerte. - le dijo Jake. - Ya nos quedan solo dos sospechosos.
- Esperemos que Ruth y Nicole tengan más suerte. Enseguida nos vemos Pecas, te invito luego a una crepe que me estoy muriendo de hambre.
Dicho esto desconectó el comunicador y se acicaló un poco en el espejo. Cuando llegó a la mesa le susurró algo a Olan en la oreja y luego se marchó acariciándole el hombro al marchar. Olan esperó unos instantes y la siguió.
Mientras salía por la puerta chocó espresamente con David.
- En unos minutos ven a recojer a tu amado Olan - le susurró rápidamente.
Una vez abajo Olan se colocó al lado de Rose, un poco nervioso aun por lo que le había susurrado Rose.
- Ejem... ¿te apetece tomar una copa en mi casa? - le preguntó Olan cogiéndola por la espalda.
- Por supuesto, y te diré qué más haremos - le dijo acercándose a su oreja sensualmente, poniendo nervioso al científico - Ir a chirona, por ejemplo. - le susurró burlona para luego apartarse.
Olan la miró confundido, luego se mirño las muñecas, estaba esposado.
- Maldita hija de perra - le dijo él.
- No te conviene hablarme así, querido, estas acusado de fraude farmacéutico en el Reino Unido - le dijo mientras le enseñaba la placa - y vete a saber qué chanchullos más habrá descubierto nuestro analista, vete preparando para unos quantos años en la sombra.
- Voy a acabar contigo, puta - explamó él mientras intentaba correr, pero Rose le hizo la travanqueta y calló al suelo.
- No podrías haber quedado peor - se burló ella. - Anda, levántate, no me hagas llamar a una grua.
David llegó hacia donde estaban con las manos en los bolsillos y una expresión tranquila en el rostro.
- Desde luego se te da muy bien hacer mi trabajo. Pero al fin y al cabo, a mi me da lo mismo, voy a cobrar igual.
- Pues envíame un cheque, que aguantar a este tio sobrepasa mi sueldo y más.
David se aproximó a Olan y le agarró del brazo, tirando de él para ayudarle a levantarse.
- Espero que estés orgulloso. - le dijo. - Eres un tipo muy conocido en Reino Unido. Todo el mundo te quiere en la carcel.
- Orgulloso seguro, no ha parado de hablar de lo genial que es en toda la velada. Compadezco a tu compañero de celda, espero que sepa aguantarte.
- Y yo espero que sepas dormir con los ojos abiertos, zorra - la amenazó él. Rose se limitó a sonreirle.
- Un respeto a la señorita. - le recriminó David. - El problema fue tuyo por confiar en ella. ¿No sabías que las mujeres sexys no suelen ser de fiar?
- ¿Y que todos los británicos tienen un palo en el culo y por eso son tan cascarrabias? - dijo Rose - Y gracias - le dijo a David.
- De nada. - dijo, mientras se llevaba a Olan camino al elegante coche negro que había alquilado.
- ¡Asegúrate de que le cierran el pico con una máscara a lo Hannibal Lecter! - le chilló Rose a David.
- Se lo propondré al carcelero para que se lo piense. - le dijo David. Abrió la puerta de su coche y antes de entrar, dijo: - Hasta la próxima vez en la que te interpongas en uno de mis casos.
- Hasta la próxima vez que necesites que haga tu trabajo - dijo Rose despidiéndole con la mano como una niña pequeña. - ¡Dale recuérdos a la reina de Inglaterra!
Una vez el coche se hubo ido Rose suspiró pesadamente y se sacó los tacones.
- ¡Por fin! - se dijo en voz alta. Entonces conectó el comunicador - Jake, Olan ya está de camino a la Inglaterra con el agente Bowie.
- Me alegro de que ya le hayais detenido ¿ha sido complicado? - preguntño Jake desde la otra linea.
- Nope, el muy idiota se ha dejado capturar enseguida, ha intentado escapar y se ha tropezado misteriosamente con mi pie.
Jake rió ante el comentario.
- ¿Sigue en pie lo de la crepe? Me muero de hambre.
- Sigue en pie si sigues invitando tu.
- Por supuesto, una promesa es una promesa. Quedamos en casa en media hora, andar descalza va a ser un rollo.
***
- Entiéndelo Rose, necesitamos a Jake como nuestro analista informático, tiene grandes habilidades - dijo Keith, intentando hacer entrar en razón a Rose.
- ¡Ya lo sé! ¡Las he visto de primera mano! Pero... hacía tiempo que no encontraba un compañero como Jake, bueno, nunca. Además, me quedaría sin compañero, ¿no? - se quejó Rose.
- Por eso no te preocupes, encontraré a alguien que sepa aguantar tu nivel, de momento puedes irte compaginando con los demás, creo que le harías un favor a Nikki si te llevaras de tanto en tanto a Nathan - bromeó Keith intentando calmarla.
Rose se mantubo en silencio durante un rato, finalmente suspiró.
- Está bien, me quedo sola otra vez... pero me debes una - le dijo al jefe, el cual la miró rodando los ojos.
- No estás en disposición de decirle eso a tu jefe, soy yo quien decide lo que se hace, sólo te estoy informando.
- Me debes una por haber descubierto al genio de Jake, que si no llega a ser por mi no hubieses visto lo bueno que es con los ordenadores.
- Ve a acabar tus informes, Rose - le dijo él paternalmente. Ella hizo una mueca y se levantó del sillón. - ¡Y por cierto! Felicidades por la detención de Olan, buen trabajo.
- Gracias señor - dijo ella mientras salía de su despacho - espero que le metan en la cárcel muchos años.
***
Había cogido un vuelvo nocturno al aeropuerto de Manchester. No pudo dormir nada, sin embargo, ya que no se fiaba para nada de Olan, el cual estuvo sentado a su lado durante el viaje, con expresión malhumorada y rencorosa. Cada vez que David intentaba decirle algo, este le insultaba o literalmente, intentaba asesinarlo con la mirada. David no podía hacer otra cosa que reir y acordarse de los enfados infantiles.
Después de un largo y aburrido viaje de muchas horas, el avión llegó a su destino, donde había un grupo de agentes que esperaban con dos coches para llevar a Olan y a David a la ICD. Sin embargo, David negó el ofrecimiento, diciendo que antes debía pasar por casa. Dejó a Olan en manos de los agentes y se fue a recoger su coche a donde lo había aparcado antes de irse.
***
David subió las escaleras que llevaban hasta la puerta de entrada de su casa. Abrió la puerta sin hacer mucho ruido, ya que eran las ocho de la mañana y temía despertar a alguien.
Sin embargo, ser silencioso no le sirvió de nada. En cuanto entró y cerró la puerta, se oyó un gran estruendo en la habitación contigua, seguido por un grito infantil y unos pasos rápidos y torpes que se acercaban.
Dejó las llaves en la mesa y la pequeña maleta en una esquina, y cuando volvió a girarse, vió a una pequeña niña con grandes ojos grises y pelo muy rizado.
Sonreía ampliamente y saltaba de alegría.
- ¡Papá! – gritó, ilusionada, mientras corría hacia él y le rodeaba el cuello con los brazos. Este aprovechó para cogerla en brazos y abrazarla también.
- Mi niña. – dijo él, mientras le acariciaba la espalda. - ¿Me has echado de menos?
- ¡Si! – respondió ella, sin soltarle.
- ¿Cuánto? – preguntó David.
Ella se separó de él ligeramente y separó los brazos tanto como pudo.
- Así. – indicó la pequeña. - ¿Y tu?
- Yo a ti… Desde el suelo hasta el techo. – dijo él, señalando la distancia con un gesto de la cabeza.
Ella se quedó mirando la distancia, muy seria, hasta que finalmente exclamó un “Ala”, lo que hizo reir a David.
Él volvió a abrazarla y ella, complacida, volvió a agarrarse a su cuello.
David vio por encima del hombro de su hija como una figura acababa de aparecer en el recibidor y se apoyaba sonriente en el marco de la entrada.
- No te muevas, Sarah. – le dijo en voz baja a su hija. – Pero creo que mamá nos ha descubierto.
La niña rio y escondió la cabeza en su cuello.
- ¿Qué he descubierto? – preguntó ella, riendo. - ¿Que has llegado a casa y no te has molestado en saludarme a mi también?
- Puede ser. – respondió él, con cara de sorpresa fingida.
Volvió a dejar a Sarah en el suelo y se desabrochó los botones de las mangas de la camisa.
- Ve a acabar el desayuno, Sarah. – ordenó su madre. La pequeña, como respuesta, refunfuñó ligeramente, pero fue camino de la cocina. Entonces la mujer volvió a girarse hacia él y saludó, sonriente, fingiendo que no se conocían: - Dave.
- Jane. – respondió él a su vez, haciendo un gesto con la cabeza.
- ¿Qué pasa? ¿A mi no me abrazas?
David, como respuesta, se acercó a ella, la besó lentamente y después de unos segundos, se separó de ella para abrazarla con fuerza. Ella respondió a su abrazo, poniéndose de puntillas.
- ¿Qué tal el viaje? – preguntó Jane separandose de él, pero rodeando su cuello con los brazos. – Después de haber tenido que estar todo el vuelo con ese tipo, me sorprende que no le hayas golpeado en la cara.
- Quería hacerlo, lo prometo. – respondió mientras la rodeaba por la cintura. – Pero no habría sido profesional.
Entonces notó cómo algo había cambiado. Cualquier otro no lo habría visto, pero él si. Se conocía cada centímetro de su cuerpo, y notó enseguida que sus caderas se habían ensanchado ligeramente y la dulce curva que solía hacer su cintura había comenzado a desaparecer.
La miró fijamente y le preguntó:
- ¿Estás embarazada?
Ella sonrió.
- Quería que fuera una sorpresa, por eso no te lo dije por teléfono. – dijo, y luego le golpeó en el brazo, sin dejar de sonreir. – Quería decírtelo yo.
A David se le iluminó la cara y volvió a abrazarla con fuerza.
- No haberme pedido un abrazo entonces. – le dijo él, y luego se separó de ella. - ¿De cuanto estás?
- Casi tres meses.
- De acuerdo, esta noche te llevo a cenar a la ciudad, a donde quieras. Tenemos que celebrarlo.
- ¿Y qué hacemos con Sarah? – preguntó Jane.
El móvil de David empezó a sonar, pero él lo ignoró.
- Podemos dejarla con mi hermana.
- Vale, ya lo hablaremos luego. – le dijo ella. – Coge el teléfono, puede ser importante.
***
David picó a la puerta de John Patricksen, el jefe de la ICD del Reino Unido y seguidamente la abrió, sin esperar respuesta por su parte.
- Hola. – saludó al entrar. Intentaba parecer profesional, pero no podía evitar que su alegría se desbordase.
- ¡Miur! – exclamó al verle. – Siéntate. ¿Quieres café, té o algo?
- No gracias. – respondió él con una sonrisa. Luego no pudo evitar fijarse en la pantalla de su ordenador. - ¿Estabas otra vez con el “Solitario”?
- Son las nueve de la mañana, David. ¿Qué pretendes que haga? ¿Papeleo? – se rio John. – Se te ve feliz hoy, y adivino que no es por el caso.
- Jane está embarazada. – comunicó, feliz.
- ¡Vaya! Felicidades. – exclamó, para luego carraspear ligeramente. – Pero en fin, ya hablaremos de eso en otro momento. Enhorabuena por haber detenido a Olan Orson. Keith Harris me llamó ayer para contarme tu visita por su edificio. Espero que te gustase.
- No demasiado. – negó David ligeramente. – Todo estaba lleno de americanos.
- Vaya. – dijo, poniéndose serio de pronto. – En ese caso, creo que será más complicado decírtelo.
- ¿Decirme el qué?
- Digamos que este, el caso de Olan Orson – hizo una breve pausa. – ha sido el último caso en el que trabajes aquí.
- ¿Qué? – preguntó sin entender. - ¿Me estás despidiendo?
- ¡Oh, no! Dios santo, no. – le dijo John. – Bueno, puede que si. Pero no es lo que piensas. Es más bien un cambio de aires.
- ¿Por qué? – exclamó David, confuso. - ¿Ha sucedido algo?
- En realidad, si. – le dijo John, bajando el tono con gravedad. – Hemos recibido más amenazas. Y no solamente hacia nuestra unidad, sino hacia tu familia.
David empalideció ligeramente.
- Huir del problema no es la solución. Tendríamos que acabar con esto cuanto antes.
Ninguno habló durante unos segundos. Hasta que finalmente, John Patricksen rompió el silencio:
- ¿Qué fue lo primero que me dijiste al entrar al despacho?
- ¿Hola? – respondió, sin entender muy bien que es lo que él pretendía.
- No, lo de Jane. Dave, no es solo tu vida ahora, es la de Jane, Sarah y ahora el nuevo bebé. Hazme caso y vete.
David le miró fijamente. Sabía que tenía razón, sin embargo le costaría alejarse de todo lo que él conocía y de su querida Gran Bretaña.
- ¿A dónde?
- A Keith Harris le encantaría tenerte en su división. – le comunicó. – Te doy tres meses de vacaciones para que vendas tu casa y compres otra en Nueva York.
- No se si a Jane le va a gustar mucho la idea de mudarnos. – dijo él, a su vez.
- Pobre muchacho. Fue ella la que me pidió que hablara contigo, porque sabía que por tu propia voluntad no os iríais nunca.
David le fulminó ligeramente con la mirada, intentando analizar la situación. Aquello haría que tuviera que dejar de vivir en un sitio que le gustaba y estar en otro país, con gente que no le gustaba en una ciudad que, en su opinión, eran todo estereotipos. En una división nueva, con compañeros nuevos, con Rose Sawyer.
Sin embargo, pensó, su familia estaría a salvo de los tipos que llevaban persiguiendo a David desde hacia seis años.
Tras barajar ambas posibilidades, David tomó una decisión. Se puso en pie, aceptó el traslado y dijo:
- Ya que no eres mi jefe te diré unas cuantas verdades a la cara. Juegas al solitario fatal, tu máquina de café es una porquería y odio que tu perro se acerque a mi hija porque es horrible y huele fatal. – finalizó, hablando en serio pero esbozando una media sonrisa divertida.
Dicho esto, salió de la sala y cerró de un portazo.
Re: SEASON 1, EL ASESIONO DE RECUERDOS
CAPITULO FINAL: A LA MIERDA TODO, YO QUIERO SER UN DELFIN.
* En realidad no hay ninguna parte del capi donde se mencione esta frase, pero no me gusta NADA como me ha quedado, no inspiracion, no me encuentro bien... y cada vez tengo mas trabajo del instituto +carned de coche + Eoi + Documentos Au pair se me echa todo un poco encima SOO A LA MIERDA TODO , YO QUIERO SER UN DELFIN!
*Perdonad el acabar tan mal la temporada, al ser la primera del nuevo rol y al aun no tener practica con estos personajes no me ha salido tan bien como tenia pensado, perdon, prometo hacer mejor el proximo Mosntruo.
_________
El sonido del televisor inundaba sus oidos mientras Tuck le acariciaba suavemente el cabello, sus ojos se cerraban a causa del cansancio de no haber dormido la noche anterior, su cabeza habia sido como una bolsa de palomitas metida en el microondas, todo explotaba.Penso en Chris y quiso llamarlo pero no podia, se sentia sola y queria llamar a Tuck, pero cada vez que cerraba los ojos pensaba en el calor y el sabor de los labios de Scott.
Empezo a conciliar el sueño pero de repente la algo robotica voz de Alice la desperto “ Llamada entrante de numero desconocido, Aceptar o Rechazar” Ella se levanto de golpe y Tuck la miro extrañado, “ Puedes decirme a quien pertenece el numero?”-dijo Nicole a Alice- “ Louis Niall”-Nicole se levanto de golpe, dio un besito a Tuck y le pidio a Alice que le pasara la llamada en privado, y a continuacion se encerro en la habitación.
-Monica, soy Louis,Buenas noches, te he despertado?-Dijo Louis con su dulce y tranquilizadora voz.
Ella hizo un esfuerzo para normalizar su voz y luego contesto.
-Tranquilo, si me hubieses de despertar tu todos los dias firmaria un pacto con el diablo.
Se hizo un pequeño silencio al que Nicole no temio, habia estudiado a Louis la otra noche, lo tenia todo menos amor real, el amor de una mujer, y lo queria, se desesperaba por el, y si ella se dejaba el le abriria las puertas a su casa y sin pensarlo, pasando ese echo por alto, cegado por la añoranza del amor de una mujer, a todos sus secretos y con suerte, si el era el asesino, a su detención.
-Entonces, mañana a las 8 te vengo a buscar donde pidas? Yo llevo el contraro.
Nicole pudo oir su sonrisa insegura y algo vergonzosa. Habia creado diferentes teorias acerca de la falta de amor que tenia ese hombre, no era sexual, tenia en su cama a todas las mujeres que queria, le faltaba alguien a quien mirar a los ojos y abrazar, le faltaba una madre, seguramente era huerfano, ese era un buen principio para construir a un asesino.
-Mañana delante de la puerta norte del central parc? Vivo cerca.
-Perfecto, nos vemos mañana entonces, lleva tu mejor vestido.
-Lo hare-dijo con cierta voz sensual y colgo.
Quando Tuck la vio salir de l'habitacion se levanto y se hacerco a ella, la beso y la levanto del suelo, ella se olvido por completo de lo que queria decir o hacer y se dejo llevar por ese improvisado momento.
http://www2.pictures.stylebistro.com/gi/Amber+Heard+Dresses+Skirts+Cocktail+Dress+YmXt8Us1FOTl.jpg
( EL vestido)
La mañana siguiente cuando llejo a la D.C penso a qual de sus tres importantes asuntos atender primero ; hablar con Rose sobre lo poco profesional que iba a ser y cogerle prestado algun vestido , Mandar a Jake una importante mision y aprovechar para molestarlo un poco y por ultimo y mas improtante, seguir evitando a Scott.
Decidio Hablar primero con Jake, pero mientras iba hacia su mesa, vio a Scott passar por delante y se tiro a toda prisa dentro de la primera sala que encontro, y una vez dentro cerro los ojos sin molestarse a mirar si habia alguien dentro y cerro la puerta con el viejo pero util pestillo de toda la vida.
- ¿Huyendo del coco? - le preguntño Rose divertida mientras daba un sorbo a su café.
Nicole se giro sobresaltada y se dio cuenta que se encontraba en la sala del cafe, donde rose se bebia un cafe mientras se reia de su cara de susto.
-Joder, que susto-murmuro en voz baja- No es el coco, son los niñatos chuloplayas, ultimamente hay una invasion.
- ¿Estás hablando de Scott? A mi me cae bien - dijo Rose.
La miro y se fue directa hacia la maquina de cafe, espero unso segundos en silencio a que saliese, notando la mirada de rose, una vez con el cafe en las manos se sento en el que hacia tiempo que habia nombrado su sitio del sofa y rompio el silencio.
-A ti no te beso, claro que te cae bien! -dijo malhumorada- Dios- dijo sacando la lengua como diciendo "Que asco”.
- Sí me besó, pero por que se lo pedí yo - contestó Rose tranquilamente mientras daba otro sorbo de café.
No habia palabras para definir la expresion facial de Nicole en ese momento, puestos que era una mezcla del conocido "WHAT THE FUCK?" con un poco de " SHUT THE FUCK UP", pero fuera cual fuera la que mas se adaptara, seguro que contenia pa palabra FUCK.
- ¿Qué? ¡Era para atraer la atención de Olan! - se defendiño Rose - ¿No estarás pensando que entre Scott y yo? ¡No por Dios no!
Nicole se mantubo un rato mas en silencio, con una expresion torcida en la cara que demostraba que su cabeza volvia a ser una bolsa de palomitas, hasta que se dio cuenta de la cara de "asco" de rose al imaginarse con Scott i empezo a reir, tanto que casi escupio el cafe.
-Querias poner celoso a alguien con Scott? No funciono verdad? Ese niño no pondria celosa ni a una mosca...
- Quería poner celoso a Olan, y sí, funcionó. No sé por qué te cae tan mal, es un buen chico - dijo Rose sentándose a su lado.
-No me cae mal, es mas acertado decir que verlo me da urticaria, yo soy una persona muy tranquila pero el consigue ponerme nerviosa, todo el dia sonriente y tan feliz, seguro que se piensa que la vida en un camino de rosas rosas...
Tiene un caracter alegre ¿y qué? No es un crimen, todos tenemos nuestros carácteres, y el de Scott choca con el tuyo, pero intenta aprender de ello, sé más positiva. A mi me hacen gracia sus bromas, me alegran el día.
Nicole suspiro y se bebio el cafe de un trago, como si fuera un sanilari de licor. Despues miro a Rose a lso ojos y se preparo para exagerar su expresion y gestos.
-Me beso, a mi, a mi!!!
- ¿Qué fue, un besito de buenas noches? - se burló Rose
-No de buenos dias no jode...dios...Bueno dejemos el tema no quiero que parezca que ese niñato ocupa mi vida. Tengo algo importante que pedirte , necesito que me prestes un vestido, jodidamente sexy pero a la vez elegante para poder llevarme a la cama a un possible asesino mata niños y evitar que deje de matar niños... sere buena persona...
- Por supuesto que te dejaré un vestido, pero te prohibo que te acuestes con él, nada de asesinos a partir de las siete, jovencita.
-Jopeta mama!! Que ya no soy una niña pequeña a la que puedas decir a partir de que hora se puede acostar con asesinos!!-Ella sonrio y le dio un golpecito en el brazo con el pueño, "un golpecito Nicole , claro”.
- No, ahora en serio, una cosa es el flirteo y otra acostarse con él, vete con cuidado Nicole - le dijo Rose seriamente pero con cariño - sé que tienes buen juicio, aunque al parecer lo estás empezando a perder ¿qué me dijiste que era tu novio? ¿médico? ¡Qué aburrido!
-Tranquila Rose, no le voy a poner los cuernos a Tuck que de aburrido no tiene nada, no se si me explico-solto un par de carcajadas- Ayer sali de la habitacion, parpade un momento y de repente estaba empotrada contra la pared, eso si es un hombre, no como tros que yo me se...Rose , tu te has acostado nunca con un hombre?.
Rose empezó a ponerse roja.
- ¡No! ¡Por supuesto que no! ¿Qué clase de pregunta es esa? - exclamó.
-Curiosidad, aunque si nunca te entra a ti ,la curiosidad, siempre puedes pedirle a Scott o Jake, estarian encantados- dijo burlon apero con cierto sentimiento de verdad en sus palabras.
¿Cómo puedes decir eso? - dijo Rose poniendose aun más roja - además... con mujeres me sobro y me basto - dijo bajando los ojos avergonzada, siempre le había costado hablar sobre su sexualidad.
-Sabes que Rose? Tu y yo un dia vamos a ir de fiesta, te voy a mostrar a la otra Nicole, creo que te va a gustar, a ella no le gusta qu elo dija pero es una alcoholica- sonrio y paso su brazo alrededor de su amiga- Que, te apuntas a deslumbrar Nueva York
- Oh bueno, no sé... no se me dan muy bien las fiestas, ni los sitios con mucha gente... - dijo Rose tímida de repente.
Nicole sonrio y dejo la taza vacia en la encimera.
-Voy a ver a Jake, esta noche me paso por vuestra casa sobre las 7 y me ayudas con lso vestidos, mandame la direccion al IOS?
- Creo que Alice ya tiene mi dirección gravada - le recordó Rose - ¿Qué tipo de vestido querrás
-Algo que le haga caer a mis pies con solo verme, no tengo tiempo de citas romanticonas para ganarme su confianza, tengo algo pensado pero necessito que se quede ciego.
- Creo que podré encontrar algo. ¿Zapatos también? - preguntó Rose - Me estoy empezando a sentir como la dependienta de una tienda de moda.
-Tienes el pie demasiado pequeño y perfecto, el mio es grand ey deforme, pero tranquila, luego asaltare el armario de mi hermana si es necesario.
-Como quieras pies deformes - se burló Rose - ¿Algo más?
-Por ahora no, voy hablar con tu churri numero uno mientras esquivo a tu churri numero dos.-dijo haciendo referencia a Jake y Scott.
-Solo por eso te voy a dejar mi vestido mas feo.
Nicole le saco la lengua y luego salio en plan ninja de la sala, camuflandose entre las plantas hasta llegar al nuevo despachito de Jake.
-Vaya-dijo Nicole cuandro entro sin llamar en el nuevo despacho de Jake- Tienes tu propio cuarto de juegos y todo, eh Jakie.
-Si.- dijo él ilusionado.
-Asi que te parece bien abandonar a tus compañeros para mantener tu culo a salvo entre estas cuatro paredes?
-Yo no estoy hecho para llevar arma y correr por las calles. - respondió él.
Nikki lo observo, ni rastro de nerviosismo, seguro de su respuesta y penso que Simon exageraba con su nerviosismo.
-Estoy orgullosa de ti Agente Logan-dijo ella dirigiendose a el como un igual des de la primera vez que hablo con el, asustado como un pollito recien salido del cascaron.-Ahora si pareces un verdadero agente de la ICD aunque prefieras estar sentado en una silla antes que sentir el riesgo de la ciudad.
- No le digas a mi padre que ahora soy analista. Prefiero que siga tirandose de los pelos un tiempo más
-Echo-le dijo sonriente-pero me vas hacer un favor y un trabajo a cambio y no pienses mal, Todo lo que te voy a contar ahora, se queda aquí, lo pillas Jakie?
-Si, claro- respondió jake.
-Bien, mañana tengo una cita secreta, para decirlo de alguna forma, con mi sospechoso, es secreta porque lo que voy hacer no esta del todo bien visto, asi que debes cerrar el pico, lo que te debes estar preguntando es, Que pinto yo en todo esto? Facil, Louis no es tonto, su ordenador estara protegido y te necesito a ti, el genio cerebrito para que entres en el ordenador mientras yo lo distraigo, una vez tu tengas la informacion la procesas y buscas algo incriminatorio, vamos a estar conectados a traves de un microauricular.Lo entiendes?Si es asi, solo dime lo que necesitas que yo haga des de alli.
-Entiendo. Creo que podré hacerlo. - asintió pensativo. - No necesito nada, no creo que sea un ordenador tan protegido como el de la empresa de Olan Orson.
-Seguro que no necesitas nada? -dijo ella para segurar el tiro.
-Ahora que lo dices...-dijo mientras abria un cajon y empezaba a rebuscar en el-Ten, necesito que coloque esto en alguna entrada USB sin que Louis lo note.
Nicole cogio algo que parecia ser uno de esos antiguos Usb , pero que por bien seguro no era y asintio, dio las gracias a Jake y se fue directa a su despacho, donde se sento en el sofa, esperando matar las horasn y repasando las fotos que tenia en su iphone.El dia paso con gran tranquilidad, ni buenas ni malas noticias. Nikki se recluyo en su despacho hasta que decidio que se aburria demasiado y que necessitaba tocar los cojones a alguien, asi que se levanto, abrio el armario de su derecha y de el saco la bolsa del gimnasio.
Despues de esa increible cena una parte de Nicole seguia sin creerse que Louis pudiera ser el asesino, no era ni un fanfarron ni un descarado, era dulce i caballeroso, el hombre ideal, pero Nikki se obligaba a recordarse que no solo ese hombre era, probablemente, un asesino, sino que ademas no seria profesional acostarse con el asi que una vez en el increible atico de Louis, Nicole empezo a pensar como hacerlo para conectar el USB en el ordenador,pero el tiempo se le echaba encima puesto que Louis se hacercaba a ella despacio dispuesto a besarla.
-Me disculpas, he de ir al servicio-dijo ella intentando ganar tiempo y mantener las distancias.
El se detubo y la miro a los ojos, despues le dio un beso en la comisura de los labios y sonrio.
-Cuando estes lista, sube esas escaleras, te espero en la terraza quiero enseñarte algo muy bonito, aunque no tanto como tu .
Nicole hizo que se ponia nerviosa por el comentario de el y le sonrio con timidez, despues notando sus ojos clavados en ella se giro direccion al baño i mientras cruzaba una de las puertas pudo ver de reojo un panel tactil, es decir el ordenador.
Una vez dentro del baño se coloco delante del espejo y se miro fijamente.
-Vamos Nikki, tu puedes hacerlo.- eso, era algo que siempre se decia a si misma ante de algo peligroso, nadie se lo decia, nadie le daba seguridad puesto que al ser la veterana todos en cierto modo tenian asumido que no le tenia miedo a nada, pero si lo tenia, tenia miedo a los monstruos.
Salio del baño y comprobo que Louis no estaba alli, fue hacia la puerta principal, la unica entrada/Salida del piso y atasco la purta con sus esposas para asegurarse de que Louis no escapara,seguidamente entro en la sala del ordenador, saco su pistola y disparo contra la cerradura inteligente , sellando la puesta des de fuera y sabiendo que el se abria percadato del disparo.
Una vez conecto el USB en el ordenador informo a Jake de que todo estaba listo y se coloco al lado de la puerta, contra la pared y con su pistola al aire preparada.
-MONICA!! MONICA!!!- Louis empezo a aporrear la puerta-ABRE LA JODIDA PUERTA !
Mientras louis seguia aporreando la puerta Nicole pedia rapideza a Jake , pero sabia que la cosa tardaria al menos 3 minutos mas asi que empezo a pensar, pero no sabia que hacer ni que decir, si estaba equivocada, si louis era inocente, le caeria todo encima, lo que estaba haciendo no habia sido autorizado y ademas, Louis era un hombre de mucho poder.
-”Casi lo tengo Nicole, aguanta”-dijo Jake des del otro lado del pequeño chip.
De repente Louis dejo de aporrear la puerta y Nicole se temio lo peor, hasta que un sillon salio disparado contra la puerta, lanzandola al suelo y dando dos saltos mas en el suelo.
-” HAZLO!”-grito Jake
Y en ese justo momento cuando el dulce Louis convertido en un monstruo furioso cruzo la puerta, Nicole se le echo encima, le pego una patada en la rodilla y Louis caye al suelo mientras pegaba un grito. Aprovechando esa favorable ventaja Nicole se colodo en su espalda y le encañono la cabeza mientras lo lanzaba al suelo con el pie y se sentaba encima suyo.
-”Jake, ya tengo a esto hijo de puta, Central Park oeste 35- 12”- desconecto el chip y hizo mas fuerza con la pistola, haciendo que Louis se comiera el suelo con la boca.- ICD, Louis J. Niall, quedas detenido por el asesinato y secuestro, tienes derecho a guardar silencio, cualquier cosa que dijas puede ser utilizada en tu contra ante un tribular-hizo una pequeña pausa- Pero me importa una mierda que cierres la boca y esperes a una legion de abogados, te prometo que te vas a pasar el resto de tu vida comiendo mierda .
* En realidad no hay ninguna parte del capi donde se mencione esta frase, pero no me gusta NADA como me ha quedado, no inspiracion, no me encuentro bien... y cada vez tengo mas trabajo del instituto +carned de coche + Eoi + Documentos Au pair se me echa todo un poco encima SOO A LA MIERDA TODO , YO QUIERO SER UN DELFIN!
*Perdonad el acabar tan mal la temporada, al ser la primera del nuevo rol y al aun no tener practica con estos personajes no me ha salido tan bien como tenia pensado, perdon, prometo hacer mejor el proximo Mosntruo.
_________
El sonido del televisor inundaba sus oidos mientras Tuck le acariciaba suavemente el cabello, sus ojos se cerraban a causa del cansancio de no haber dormido la noche anterior, su cabeza habia sido como una bolsa de palomitas metida en el microondas, todo explotaba.Penso en Chris y quiso llamarlo pero no podia, se sentia sola y queria llamar a Tuck, pero cada vez que cerraba los ojos pensaba en el calor y el sabor de los labios de Scott.
Empezo a conciliar el sueño pero de repente la algo robotica voz de Alice la desperto “ Llamada entrante de numero desconocido, Aceptar o Rechazar” Ella se levanto de golpe y Tuck la miro extrañado, “ Puedes decirme a quien pertenece el numero?”-dijo Nicole a Alice- “ Louis Niall”-Nicole se levanto de golpe, dio un besito a Tuck y le pidio a Alice que le pasara la llamada en privado, y a continuacion se encerro en la habitación.
-Monica, soy Louis,Buenas noches, te he despertado?-Dijo Louis con su dulce y tranquilizadora voz.
Ella hizo un esfuerzo para normalizar su voz y luego contesto.
-Tranquilo, si me hubieses de despertar tu todos los dias firmaria un pacto con el diablo.
Se hizo un pequeño silencio al que Nicole no temio, habia estudiado a Louis la otra noche, lo tenia todo menos amor real, el amor de una mujer, y lo queria, se desesperaba por el, y si ella se dejaba el le abriria las puertas a su casa y sin pensarlo, pasando ese echo por alto, cegado por la añoranza del amor de una mujer, a todos sus secretos y con suerte, si el era el asesino, a su detención.
-Entonces, mañana a las 8 te vengo a buscar donde pidas? Yo llevo el contraro.
Nicole pudo oir su sonrisa insegura y algo vergonzosa. Habia creado diferentes teorias acerca de la falta de amor que tenia ese hombre, no era sexual, tenia en su cama a todas las mujeres que queria, le faltaba alguien a quien mirar a los ojos y abrazar, le faltaba una madre, seguramente era huerfano, ese era un buen principio para construir a un asesino.
-Mañana delante de la puerta norte del central parc? Vivo cerca.
-Perfecto, nos vemos mañana entonces, lleva tu mejor vestido.
-Lo hare-dijo con cierta voz sensual y colgo.
Quando Tuck la vio salir de l'habitacion se levanto y se hacerco a ella, la beso y la levanto del suelo, ella se olvido por completo de lo que queria decir o hacer y se dejo llevar por ese improvisado momento.
http://www2.pictures.stylebistro.com/gi/Amber+Heard+Dresses+Skirts+Cocktail+Dress+YmXt8Us1FOTl.jpg
( EL vestido)
La mañana siguiente cuando llejo a la D.C penso a qual de sus tres importantes asuntos atender primero ; hablar con Rose sobre lo poco profesional que iba a ser y cogerle prestado algun vestido , Mandar a Jake una importante mision y aprovechar para molestarlo un poco y por ultimo y mas improtante, seguir evitando a Scott.
Decidio Hablar primero con Jake, pero mientras iba hacia su mesa, vio a Scott passar por delante y se tiro a toda prisa dentro de la primera sala que encontro, y una vez dentro cerro los ojos sin molestarse a mirar si habia alguien dentro y cerro la puerta con el viejo pero util pestillo de toda la vida.
- ¿Huyendo del coco? - le preguntño Rose divertida mientras daba un sorbo a su café.
Nicole se giro sobresaltada y se dio cuenta que se encontraba en la sala del cafe, donde rose se bebia un cafe mientras se reia de su cara de susto.
-Joder, que susto-murmuro en voz baja- No es el coco, son los niñatos chuloplayas, ultimamente hay una invasion.
- ¿Estás hablando de Scott? A mi me cae bien - dijo Rose.
La miro y se fue directa hacia la maquina de cafe, espero unso segundos en silencio a que saliese, notando la mirada de rose, una vez con el cafe en las manos se sento en el que hacia tiempo que habia nombrado su sitio del sofa y rompio el silencio.
-A ti no te beso, claro que te cae bien! -dijo malhumorada- Dios- dijo sacando la lengua como diciendo "Que asco”.
- Sí me besó, pero por que se lo pedí yo - contestó Rose tranquilamente mientras daba otro sorbo de café.
No habia palabras para definir la expresion facial de Nicole en ese momento, puestos que era una mezcla del conocido "WHAT THE FUCK?" con un poco de " SHUT THE FUCK UP", pero fuera cual fuera la que mas se adaptara, seguro que contenia pa palabra FUCK.
- ¿Qué? ¡Era para atraer la atención de Olan! - se defendiño Rose - ¿No estarás pensando que entre Scott y yo? ¡No por Dios no!
Nicole se mantubo un rato mas en silencio, con una expresion torcida en la cara que demostraba que su cabeza volvia a ser una bolsa de palomitas, hasta que se dio cuenta de la cara de "asco" de rose al imaginarse con Scott i empezo a reir, tanto que casi escupio el cafe.
-Querias poner celoso a alguien con Scott? No funciono verdad? Ese niño no pondria celosa ni a una mosca...
- Quería poner celoso a Olan, y sí, funcionó. No sé por qué te cae tan mal, es un buen chico - dijo Rose sentándose a su lado.
-No me cae mal, es mas acertado decir que verlo me da urticaria, yo soy una persona muy tranquila pero el consigue ponerme nerviosa, todo el dia sonriente y tan feliz, seguro que se piensa que la vida en un camino de rosas rosas...
Tiene un caracter alegre ¿y qué? No es un crimen, todos tenemos nuestros carácteres, y el de Scott choca con el tuyo, pero intenta aprender de ello, sé más positiva. A mi me hacen gracia sus bromas, me alegran el día.
Nicole suspiro y se bebio el cafe de un trago, como si fuera un sanilari de licor. Despues miro a Rose a lso ojos y se preparo para exagerar su expresion y gestos.
-Me beso, a mi, a mi!!!
- ¿Qué fue, un besito de buenas noches? - se burló Rose
-No de buenos dias no jode...dios...Bueno dejemos el tema no quiero que parezca que ese niñato ocupa mi vida. Tengo algo importante que pedirte , necesito que me prestes un vestido, jodidamente sexy pero a la vez elegante para poder llevarme a la cama a un possible asesino mata niños y evitar que deje de matar niños... sere buena persona...
- Por supuesto que te dejaré un vestido, pero te prohibo que te acuestes con él, nada de asesinos a partir de las siete, jovencita.
-Jopeta mama!! Que ya no soy una niña pequeña a la que puedas decir a partir de que hora se puede acostar con asesinos!!-Ella sonrio y le dio un golpecito en el brazo con el pueño, "un golpecito Nicole , claro”.
- No, ahora en serio, una cosa es el flirteo y otra acostarse con él, vete con cuidado Nicole - le dijo Rose seriamente pero con cariño - sé que tienes buen juicio, aunque al parecer lo estás empezando a perder ¿qué me dijiste que era tu novio? ¿médico? ¡Qué aburrido!
-Tranquila Rose, no le voy a poner los cuernos a Tuck que de aburrido no tiene nada, no se si me explico-solto un par de carcajadas- Ayer sali de la habitacion, parpade un momento y de repente estaba empotrada contra la pared, eso si es un hombre, no como tros que yo me se...Rose , tu te has acostado nunca con un hombre?.
Rose empezó a ponerse roja.
- ¡No! ¡Por supuesto que no! ¿Qué clase de pregunta es esa? - exclamó.
-Curiosidad, aunque si nunca te entra a ti ,la curiosidad, siempre puedes pedirle a Scott o Jake, estarian encantados- dijo burlon apero con cierto sentimiento de verdad en sus palabras.
¿Cómo puedes decir eso? - dijo Rose poniendose aun más roja - además... con mujeres me sobro y me basto - dijo bajando los ojos avergonzada, siempre le había costado hablar sobre su sexualidad.
-Sabes que Rose? Tu y yo un dia vamos a ir de fiesta, te voy a mostrar a la otra Nicole, creo que te va a gustar, a ella no le gusta qu elo dija pero es una alcoholica- sonrio y paso su brazo alrededor de su amiga- Que, te apuntas a deslumbrar Nueva York
- Oh bueno, no sé... no se me dan muy bien las fiestas, ni los sitios con mucha gente... - dijo Rose tímida de repente.
Nicole sonrio y dejo la taza vacia en la encimera.
-Voy a ver a Jake, esta noche me paso por vuestra casa sobre las 7 y me ayudas con lso vestidos, mandame la direccion al IOS?
- Creo que Alice ya tiene mi dirección gravada - le recordó Rose - ¿Qué tipo de vestido querrás
-Algo que le haga caer a mis pies con solo verme, no tengo tiempo de citas romanticonas para ganarme su confianza, tengo algo pensado pero necessito que se quede ciego.
- Creo que podré encontrar algo. ¿Zapatos también? - preguntó Rose - Me estoy empezando a sentir como la dependienta de una tienda de moda.
-Tienes el pie demasiado pequeño y perfecto, el mio es grand ey deforme, pero tranquila, luego asaltare el armario de mi hermana si es necesario.
-Como quieras pies deformes - se burló Rose - ¿Algo más?
-Por ahora no, voy hablar con tu churri numero uno mientras esquivo a tu churri numero dos.-dijo haciendo referencia a Jake y Scott.
-Solo por eso te voy a dejar mi vestido mas feo.
Nicole le saco la lengua y luego salio en plan ninja de la sala, camuflandose entre las plantas hasta llegar al nuevo despachito de Jake.
-Vaya-dijo Nicole cuandro entro sin llamar en el nuevo despacho de Jake- Tienes tu propio cuarto de juegos y todo, eh Jakie.
-Si.- dijo él ilusionado.
-Asi que te parece bien abandonar a tus compañeros para mantener tu culo a salvo entre estas cuatro paredes?
-Yo no estoy hecho para llevar arma y correr por las calles. - respondió él.
Nikki lo observo, ni rastro de nerviosismo, seguro de su respuesta y penso que Simon exageraba con su nerviosismo.
-Estoy orgullosa de ti Agente Logan-dijo ella dirigiendose a el como un igual des de la primera vez que hablo con el, asustado como un pollito recien salido del cascaron.-Ahora si pareces un verdadero agente de la ICD aunque prefieras estar sentado en una silla antes que sentir el riesgo de la ciudad.
- No le digas a mi padre que ahora soy analista. Prefiero que siga tirandose de los pelos un tiempo más
-Echo-le dijo sonriente-pero me vas hacer un favor y un trabajo a cambio y no pienses mal, Todo lo que te voy a contar ahora, se queda aquí, lo pillas Jakie?
-Si, claro- respondió jake.
-Bien, mañana tengo una cita secreta, para decirlo de alguna forma, con mi sospechoso, es secreta porque lo que voy hacer no esta del todo bien visto, asi que debes cerrar el pico, lo que te debes estar preguntando es, Que pinto yo en todo esto? Facil, Louis no es tonto, su ordenador estara protegido y te necesito a ti, el genio cerebrito para que entres en el ordenador mientras yo lo distraigo, una vez tu tengas la informacion la procesas y buscas algo incriminatorio, vamos a estar conectados a traves de un microauricular.Lo entiendes?Si es asi, solo dime lo que necesitas que yo haga des de alli.
-Entiendo. Creo que podré hacerlo. - asintió pensativo. - No necesito nada, no creo que sea un ordenador tan protegido como el de la empresa de Olan Orson.
-Seguro que no necesitas nada? -dijo ella para segurar el tiro.
-Ahora que lo dices...-dijo mientras abria un cajon y empezaba a rebuscar en el-Ten, necesito que coloque esto en alguna entrada USB sin que Louis lo note.
Nicole cogio algo que parecia ser uno de esos antiguos Usb , pero que por bien seguro no era y asintio, dio las gracias a Jake y se fue directa a su despacho, donde se sento en el sofa, esperando matar las horasn y repasando las fotos que tenia en su iphone.El dia paso con gran tranquilidad, ni buenas ni malas noticias. Nikki se recluyo en su despacho hasta que decidio que se aburria demasiado y que necessitaba tocar los cojones a alguien, asi que se levanto, abrio el armario de su derecha y de el saco la bolsa del gimnasio.
Despues de esa increible cena una parte de Nicole seguia sin creerse que Louis pudiera ser el asesino, no era ni un fanfarron ni un descarado, era dulce i caballeroso, el hombre ideal, pero Nikki se obligaba a recordarse que no solo ese hombre era, probablemente, un asesino, sino que ademas no seria profesional acostarse con el asi que una vez en el increible atico de Louis, Nicole empezo a pensar como hacerlo para conectar el USB en el ordenador,pero el tiempo se le echaba encima puesto que Louis se hacercaba a ella despacio dispuesto a besarla.
-Me disculpas, he de ir al servicio-dijo ella intentando ganar tiempo y mantener las distancias.
El se detubo y la miro a los ojos, despues le dio un beso en la comisura de los labios y sonrio.
-Cuando estes lista, sube esas escaleras, te espero en la terraza quiero enseñarte algo muy bonito, aunque no tanto como tu .
Nicole hizo que se ponia nerviosa por el comentario de el y le sonrio con timidez, despues notando sus ojos clavados en ella se giro direccion al baño i mientras cruzaba una de las puertas pudo ver de reojo un panel tactil, es decir el ordenador.
Una vez dentro del baño se coloco delante del espejo y se miro fijamente.
-Vamos Nikki, tu puedes hacerlo.- eso, era algo que siempre se decia a si misma ante de algo peligroso, nadie se lo decia, nadie le daba seguridad puesto que al ser la veterana todos en cierto modo tenian asumido que no le tenia miedo a nada, pero si lo tenia, tenia miedo a los monstruos.
Salio del baño y comprobo que Louis no estaba alli, fue hacia la puerta principal, la unica entrada/Salida del piso y atasco la purta con sus esposas para asegurarse de que Louis no escapara,seguidamente entro en la sala del ordenador, saco su pistola y disparo contra la cerradura inteligente , sellando la puesta des de fuera y sabiendo que el se abria percadato del disparo.
Una vez conecto el USB en el ordenador informo a Jake de que todo estaba listo y se coloco al lado de la puerta, contra la pared y con su pistola al aire preparada.
-MONICA!! MONICA!!!- Louis empezo a aporrear la puerta-ABRE LA JODIDA PUERTA !
Mientras louis seguia aporreando la puerta Nicole pedia rapideza a Jake , pero sabia que la cosa tardaria al menos 3 minutos mas asi que empezo a pensar, pero no sabia que hacer ni que decir, si estaba equivocada, si louis era inocente, le caeria todo encima, lo que estaba haciendo no habia sido autorizado y ademas, Louis era un hombre de mucho poder.
-”Casi lo tengo Nicole, aguanta”-dijo Jake des del otro lado del pequeño chip.
De repente Louis dejo de aporrear la puerta y Nicole se temio lo peor, hasta que un sillon salio disparado contra la puerta, lanzandola al suelo y dando dos saltos mas en el suelo.
-” HAZLO!”-grito Jake
Y en ese justo momento cuando el dulce Louis convertido en un monstruo furioso cruzo la puerta, Nicole se le echo encima, le pego una patada en la rodilla y Louis caye al suelo mientras pegaba un grito. Aprovechando esa favorable ventaja Nicole se colodo en su espalda y le encañono la cabeza mientras lo lanzaba al suelo con el pie y se sentaba encima suyo.
-”Jake, ya tengo a esto hijo de puta, Central Park oeste 35- 12”- desconecto el chip y hizo mas fuerza con la pistola, haciendo que Louis se comiera el suelo con la boca.- ICD, Louis J. Niall, quedas detenido por el asesinato y secuestro, tienes derecho a guardar silencio, cualquier cosa que dijas puede ser utilizada en tu contra ante un tribular-hizo una pequeña pausa- Pero me importa una mierda que cierres la boca y esperes a una legion de abogados, te prometo que te vas a pasar el resto de tu vida comiendo mierda .
casbeck2- Moderador
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