CONECTADOS A INTERNET...FINAL
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CONECTADOS A INTERNET...FINAL
TITULO: Conectados a Internet
ESCRITO POR: Marypaz
Aqui os dejo este nuevo fic que consta de dos partes, no he podido ponerlo todo en una
Richard Castle a veces era impredecible en sus actuaciones, por ese motivo los que le conocían bien, no daban demasiada importancia a sus cambios de humor. Todos pensaban que un genio- como se llamaba él a si mismo muchas veces – debía tener sus rarezas, si quería que la gente lo admirara, y sobre todo siguiera leyendo sus libros.
La primera vez que se lo comentó a Kate, cuando ya llevaban algún tiempo en el que podrían decir que su relación estaba consolidada, aunque no fuera oficial, ella no pudo reprimir la risa. Incluso en aquellos momentos en los que su ego estaba por las nubes, era adorable.
Porque por muchos defectos que tuviera, nunca dejaba de ser ese hombre amable y risueño, de mirada pícara, y de acciones… bueno aquí Kate se detuvo. Tenían poco de picardía. Eran acciones normales para un hombre que decía estar perdidamente enamorado de ella… era apasionado, era dulce, y además se comportaba a veces como lo haría un colegial, cosa que a ella le producía casi una risa nerviosa.
Y entre risas muchas veces terminaban esos encuentros clandestinos. Tenían alquilado un lugar, que no era ni su casa ni su loft. Querían estar donde nadie los pudiera relacionar. Incluso algunas veces, para no despertar sospechas iban en distintos coches de esta manera nunca llegaban juntos.
Luego una vez dentro de la estancia, eran ellos dos. Eran esos amantes que se demostraban sin reservas sus verdaderos sentimientos.
No tenían ninguna prisa en poner al corriente de su relación a nadie. Ellos dos se bastaban para ser felices. Estuvieron de acuerdo en que si mantenían más o menos ocultos sus encuentros, era añadir algo morboso a su trato. Todos podían opinar y pensar lo que quisieran, pero sólo se podían basar en cábalas, y esas miradas que entre ellos cruzaban, y que habían aprendido a disimular delante de los demás. A los dos les parecía que estuvieran jugando, y disfrutaban en gran manera cuando en la comisaría, trataban de ignorarse, a no ser que estuvieran metidos de lleno en algún asunto policial. Cuando era así, Castle, como perrillo faldero seguía a la inspectora como lo había venido haciendo desde el principio.
Aquella mañana Kate pudo observar que el escritor estaba ausente completamente. Su cuerpo estaba allí en su silla, pero su cabeza seguro que estaba en otro lugar. No le importaba demasiado ya que sabía que aquella noche se verían, y si tenía algún problema, lo más seguro sería que se lo dijera. Una de las cosas que más le gustaba de Rick Castle, eran esas conversaciones que surgían después de hacer el amor. Le gustaba hablar. Le contaba cosas de cuando era niño. Y Kate feliz se reía en la mayoría de las ocasiones.
Tenía un especial encanto cuando se trataba de explicarle episodios de su infancia. Supo que alguna vez se sintió abandonado, al ser cuidado sólo por su madre, con un padre ausente, y le dijo que este detalle les hizo fuertes a los dos ante la vida, y por supuesto muy complementados entre sí, cosa que Castle no intentaba esconder.
Después de hacer el amor, cuando llegaba el momento en que la placidez invadía el cuerpo, hablaban, se decían muchas cosas que seguramente nunca habrían salido a la luz, a no ser porque se sentían integrados en todos los aspectos.
Nunca hubiera creído posible que ella misma le explicara lo mal que se sentía, cuando en el Instituto la dejaban un poco de lado los chicos, entre otras cosas porque era tan alta como ahora, decían que sus piernas parecían dos palillos, y bueno…su busto no tenía las medidas que a los machistas de la clase les gustaba. Estaban en la cama hablando de estas cosas, ella tenía apoyada su cabeza en el pecho masculino, mientras le iba acariciando, recorriendo con suavidad la piel. Castle se incorporó un poco, y con la mano abarcó uno de sus pechos – ante la mirada atónita de ella Rick le comentó que era la medida exacta para una mano corriente. Se rieron los dos. La felicidad solía tener esas consecuencias. La risa era un buen remedio para todo.
Sí. El escritor tenía muchas maneras de hacerla reír, o sonrojar, pero sobre todo tenía una habilidad especial para hacerla sentir feliz y querida en toda la extensión de la palabra.
Esas conversaciones después de un apasionado encuentro, tenían para los dos tanto valor, como el acto amoroso que acababan de vivir. Conocerse a fondo era primordial para una relación. Y lo mejor de todo era que disfrutaban con sus confidencias.
Castle le comentó un día que en su vida sólo había espacio para tres mujeres. Y cuando ella preocupada le dijo que esperaba que fueran cuatro.
“.- ¿Por qué cuatro?” –le preguntó curioso-
.- Bueno creo que no hay que pensar demasiado, tu madre, Alexis y su madre y yo, que he llegado a tu vida en último lugar.
.- Mi corazón debe ser de un tamaño reducido, porque solo hay espacio para tres, tú, Alexis y mi madre. Puedes cambiar la posición de los nombres, ya sabes que el orden de los factores no cambia el producto.
.- ¿Yo soy un producto? – preguntó maliciosamente-
.- El más preciado. El que más necesito, de esto no te quepa duda-"
Dejó de pensar en su vida privada cuando llegó un nuevo caso para esclarecer, eso la sacó de sus pensamientos. Un nuevo expediente policial por resolver, movilizó a sus compañeros para salir de inmediato. Y ante la extrañeza de todos, Castle aseguró que le era imposible ir con ellos. Tenía una cita pendiente con su nuevo editor. Todos sabían que estaba trabajando en un nuevo libro, y por más que le incitaban a que les explicara un poco el argumento, les decía muy serio que ni hablar. Hasta que no estuviera a punto de salir, no tendrían noticias. Les decía muy serio que temía a los plagios. Y que la mejor manera era sin duda no comentar con nadie ni el más pequeño detalle. Cosa que cumplía a raja tabla.
A nadie le sorprendió que él, no fuera como siempre hacia en un nuevo caso. Era un tema que a simple vista no requería importancia. Que él, esta vez no les acompañara aseguró que no tendría mayores consecuencias.
Estuvieron de acuerdo, por lo que Ryan, Expósito y ella, salieron de inmediato.
Castle los vio partir a los tres. Y pensó que todo tarde o temprano volvía a su cauce. Ellos eran policías, y a ellos les tocaba desentrañar el caso. No ocurriría nada fuera de lo normal, y seguro que su ausencia ni la notarían, se dijo para animarse. Sabía que estaba tratando de engañarse a si mismo, pero lo aceptaba.
Eran cosas de la vida. Se fue camino de su casa. Confiaba en que no hubiera nadie a estas horas, por eso su sorpresa fue mayor cuando encontró a Martha. Estaba muy metida en su papel, se lo estaba aprendiendo de memoria, lo ensayaba en voz alta. Castle, la miró y le sonrió. Subió arriba y preparó un pequeño maletín.
Cuando bajó se plantó delante de ella.
.- He de salir – y tras un silencio, al ver que su madre no hacía preguntas continuó- Me veo obligado a hacer un viaje que no es de mi gusto, pero no tengo alternativa. En la Comisaría les he dicho que iba a ver al editor.
Martha no dio demasiada importancia a aquella salida, ya estaba acostumbrada a esos viajes de última hora. Se despidieron con un beso.
Sólo cuando hubo pasado un tiempo Martha pensó que aquel beso, no había sido como los de siempre, pero tal como le vino a la cabeza, se le fue. Se enfrascó de nuevo en su interpretación.
= = = = = = = = = = = = = = = = =
Kate llegó a su nido de amor como le llamaban ellos. Era un lugar no demasiado lejos de la ciudad. Un edificio con habitaciones, que todo el mundo estaba al corriente, que sólo las usaban las parejas para sus encuentros amorosos. Todo quedaba en la más absoluta intimidad, incluso los coches con los que llegaban, quedaban automáticamente ocultos en un pequeño garaje.
Era un lugar discreto, decorado con gusto, que quedaba medio escondido entre los arboles plantados, con la idea de ocultar el edificio. Allí nadie iba por casualidad. Castle se lo comentó a Kate la primera vez que fueron. También le dijo que aquel lugar era usado en la mayoría de las ocasiones para ocultar las infidelidades matrimoniales.
Cada habitación constaba de amplio dormitorio y baño, decorado sin lujos pero agradable, y en las puertas en lugar de número tenían un nombre de alguien famoso. El suyo tenía el nombre de ELVIS PRESLEY.
Le preguntó si se lo habían dado al azar, y Rick le contestó que lo había elegido, porque admiraba de verdad al cantante. Que era conocido por el rock, pero que a él, le encantaban sus baladas todas ellas tan dulces y llenas de ternura.
Kate miró el reloj él aún no había llegado, pero no se alarmó. Ya le había visto durante el día enfrascado en sus asuntos. Seguro que hoy llegaría más tarde. La espera le serviría para recordar momentos pasados juntos, que cada vez eran más apasionados, y llenos de entrega por ambas partes. Se miró en el espejo del baño, se arregló el pelo ahuecándolo con las manos, y acto seguido empezó a encender las velas dispuestas en lugares estratégicos, enseguida el ambiente se tornó el más propicio para una pareja enamorada, apagó todas las bombillas dejando sólo las luces parpadeantes, de las exiguas llamas.
Unos golpes en la puerta la distrajeron, le pareció extraño puesto que Rick tenía como ella sus llaves. Al abrir tuvo delante al conserje que habitualmente les atendía en caso de necesitar alguna cosa. Se disculpó y le dijo que Castle hacía una media hora había estado allí, y le dejó un sobre para ella.
Cuando se quedó sola, se dispuso a leer aquella carta recién entregada.
La tuvo que leer dos veces, era una misiva escrita a mano por el escritor. Teniendo que sentarse ya que se dio cuenta que las rodillas no la sostenían.
“Querida Kate, antes que nada sólo dos palabras que lo dicen todo entre tú y yo: Te quiero. Pase lo que pase no lo olvides. Me veo obligado a alejarme de tu lado. Es lo mejor para los dos. No indagues. No hagas nada, deja pasar un tiempo, que en cuanto pueda volveré a ti, ya que es lo que más deseo. Sé que lo pasarás mal, ya te puedes imaginar que yo también estoy como tú. Le he dado muchas vueltas al asunto y es la única salida que tengo. Eso no quiero ni que lo dudes. Mi ausencia me viene impuesta.
R.C.”
Seguía sentada en la cama con la carta entre las manos, no cesaba de darle vueltas. Aquello no tenía sentido. Como una autómata fue recorriendo la sala y el baño, apagando una a una todas las velas. El ambiente se llenó de olor a cera fundida. Y todo quedó oscuro, pensó que era tal como tenía ella el ánimo.
No quiso encender las luces, por lo que a tientas buscó su chaqueta, y abriendo la puerta, con la luz que entraba del pasillo, echó una última mirada a lo que dejaba atrás.
Era absurdo quedarse allí, Castle no haría acto de presencia, y con paso lento casi arrastrando los pies salió. Se sentía completamente aturdida, no entendía lo que le pudiera ocurrir al escritor para que se alejara de aquella manera, el asunto seguro que debería ser algo muy importante. Sólo sintió un poco de alivio al pensar que en ningún momento Rick, comentaba que corriera peligro. Pero no podía evitar pensar muchas cosas, y desde luego ninguna era buena.
Cuando pasó por delante el conserje, éste muy confundido le dijo
.- Lo siento, pero debe entregarme las llaves de la habitación, el Sr. Castle, también me las entregó, ya que ha cancelado el contrato que teníamos –Viendo la cara de asombro de Kate, se apresuró a repetir – lo siento.
En la cabeza de Kate, parecía resonar a toda potencia el ruido de una batería. Toda la percusión rebotaba en su cerebro. Condujo como un robot camino de su casa. Se daba cuenta que aún no había asimilado la carta. Y de repente pareció que se había abierto en su cerebro una vía por donde entraba la luz potente. Cambió de rumbo y se dirigió al loft de Castle, convencida que allí encontraría lo que estaba buscando. Por lo menos algún indicio. Quería llegar al fondo de la cuestión. Su familia seguro que podría darle algún detalle.
Martha no pudo disimular su sorpresa al verla.
.- La verdad, es que creía que estabais juntos. Cuando Rick desaparece y pasa la noche fuera de casa, tanto Alexis como yo, no nos preocupamos, imaginamos que estáis juntos.
Ahora lo tocó el turno de sorprenderse a Kate. No imaginaba que fuera tan evidente su relación.
Martha, le tomó las manos.
.- Querida…los años, me tienen que servir de alguna cosa, ¿no crees? A parte que conozco bien a mi hijo. Cuando está a tu lado lo veo feliz.
Puestas así de claras las cosas, Kate no tuvo ningún reparo en explicarle que su relación, iba más allá del trabajo en la Comisaría, no entró en detalles. Aquel lugar era su secreto, y prefirió que así continuara. Pero le explicó el gran asombro al recibir aquella carta de despedida, sin demasiadas explicaciones.
Martha comprendió la angustia de Kate, la condujo hasta el sofá, y allí sentadas le hizo algunas preguntas.
.- ¿Lleváis algún caso especial entre manos? Me refiero a si corréis más peligro del normal. –preguntó Martha preocupada también por aquella misiva -
Kate trató de recordar. Movió la cabeza negando. En la comisaría todo estaba dentro de la normalidad más absoluta.
.- Verás ahora pienso que cuando se fue, me dijo que tenía que salir. No le di importancia. Creí que estaba contigo. Alexis y yo ya estamos acostumbradas. Pero ahora sabiendo todo, no puedo evitar pensar que al salir me dio un beso. Estaba tan metida en el ensayo de mi papel, que en aquel momento no le di ninguna importancia. Pero ahora me doy cuenta, que ese beso era especial, era un beso de despedida.
Las dos se quedaron calladas pensando de qué manera podrían saber dónde estaba Castle. Y sobre todo si corría peligro. En fin, Kate como policía ya había imaginado que podría estar metido en algún lío. ¿Pero en que tipo de problemas?
.- Imagino que se habrá llevado su portátil. Pienso que a través de él, quizás podríamos descubrir algo.
.- Sube a su habitación y mira si encuentras alguna cosa que te pueda ayudar. Kate, lo siento pero me esperan para el ensayo, si te quieres quedar aquí, por mi no hay inconveniente. Y no tengo idea de la hora que terminaremos.
.- Pues si no te importa, sí que me gustaría indagar un poco en sus cosas, para ver si consigo saber qué es lo que está ocurriendo. No encuentro normal esta manera de huir, parece que esté temiendo algo.
Nada más entrar en aquella habitación, le pareció que Rick estaba a su lado. Olía a su loción de afeitado. Encima de la mesa, tenía un montón de papeles. Y además un ordenador fijo.
Seguro que allí encontraría alguna pista, sobre todo si estaba trabajando en algún nuevo personaje. Claro que no tenia ni idea de la contraseña.
Se sentó ante el PC, tras unos momentos apareció de fondo de pantalla varias fotos de Alexis, las había ido añadiendo a medida que había ido creciendo. Por lo visto él mismo se había confeccionado aquel collage, que le daba la bienvenida en cuanto abría el ordenador. Se sonrió al ver la evolución de su hija. Allí estaba Alexis de muy niña jugando y saltando, siempre con una sonrisa cautivadora. Se fijó detenidamente, comprobando que era muy reciente. La figura principal sin duda era su hija, ya mayor que seguía sonriendo, pero…en las esquinas, con fotos más pequeñas estaba Martha y ella. Recordó lo que le dijera un día, que en su vida existían tres mujeres. Y era cierto allí estaban las tres.
Pensó que la contraseña podía referirse a ellas, y empezó a buscar nombres relacionados entre sí. No se atrevía todavía a intentarlo por miedo a bloquear el PC. Antes tenía que estar segura, y de momento no lo estaba.
Se levantó y empezó a pasear por la habitación. Tenía que concentrarse y encontrar una palabra válida. ¿Y cuál podía ser?
Se recreó en todos lo detalles. Nunca antes de ahora había estado por allí. Castle le decía que necesitaba estar en un lugar donde sólo estuvieran ellos dos, y sin que nadie les importunara, cosa que en su casa lo veía muy difícil. Ese fue el motivo principal de tener aquel lugar discreto para sus encuentros.
Se volvió a sentar ante la pantalla, intentando pensar una contraseña para poder entrar en su correo, estaba segura que allí encontraría alguna cosa que le ayudara a descubrir algo, que finalmente la llevara a él.
Antes de poner ninguna letra quería asegurarse, pensó detenidamente en cómo puso la suya en su ordenador.
Ella lo tuvo fácil, simplemente buscó en sus recuerdos cosas que le gustaran. Su contraseña era divertida. Y aunque por precaución la cambiaba a menudo, siempre tocaba el mimo tema. Cosas de cuando aún vivía su madre. Se daba cuenta que era casi un recordatorio, era para tenerla presente y no olvidarla. Absurdo nunca podría olvidar a su madre, precisamente por la manera en que había muerto.
Estaba segura que Castle, ahora que le conocía a fondo, habría buscado algo semejante. Y unió los nombres de su hija y de su madre. No dio ningún resultado. Luego añadió el suyo con la fecha del nacimiento y tampoco pudo entrar. Todo lo puesto le denegaba la entrada.
Sabía que si no lo acertaba ahora…no le quedaban más opciones.
No quiso desmoralizarse antes de tiempo. Le quedaba el recurso de ir a los programadores de la Comisaría, y pedirles ayuda.
Aunque esto seria lo último, pues no quería que nadie supiera que intentaba vulnerar la intimidad de Castle. Algo en su interior le decía que podía estar en peligro, y esto le dio ánimos para hacer la última tentativa.
Recordó las últimas citas mantenidas con él, en aquel lugar.
Rebuscó en su memoria las conversaciones que invariablemente mantenían después de un apasionado encuentro. Existían muchas palabras que podían encajar como contraseña para el ordenador.
Sin embargo había algo que era muy reciente y que les atañía a los dos. No podía fallar, era la última tentativa.
Antes de arriesgarse definitivamente, la escribió en letras mayúsculas en un papel.
ELVIS PRESLEY.
Lo leyó varias veces, y se convenció que podía ser la clave para poder entrar.
CONTINÚA
ESCRITO POR: Marypaz
Aqui os dejo este nuevo fic que consta de dos partes, no he podido ponerlo todo en una
Richard Castle a veces era impredecible en sus actuaciones, por ese motivo los que le conocían bien, no daban demasiada importancia a sus cambios de humor. Todos pensaban que un genio- como se llamaba él a si mismo muchas veces – debía tener sus rarezas, si quería que la gente lo admirara, y sobre todo siguiera leyendo sus libros.
La primera vez que se lo comentó a Kate, cuando ya llevaban algún tiempo en el que podrían decir que su relación estaba consolidada, aunque no fuera oficial, ella no pudo reprimir la risa. Incluso en aquellos momentos en los que su ego estaba por las nubes, era adorable.
Porque por muchos defectos que tuviera, nunca dejaba de ser ese hombre amable y risueño, de mirada pícara, y de acciones… bueno aquí Kate se detuvo. Tenían poco de picardía. Eran acciones normales para un hombre que decía estar perdidamente enamorado de ella… era apasionado, era dulce, y además se comportaba a veces como lo haría un colegial, cosa que a ella le producía casi una risa nerviosa.
Y entre risas muchas veces terminaban esos encuentros clandestinos. Tenían alquilado un lugar, que no era ni su casa ni su loft. Querían estar donde nadie los pudiera relacionar. Incluso algunas veces, para no despertar sospechas iban en distintos coches de esta manera nunca llegaban juntos.
Luego una vez dentro de la estancia, eran ellos dos. Eran esos amantes que se demostraban sin reservas sus verdaderos sentimientos.
No tenían ninguna prisa en poner al corriente de su relación a nadie. Ellos dos se bastaban para ser felices. Estuvieron de acuerdo en que si mantenían más o menos ocultos sus encuentros, era añadir algo morboso a su trato. Todos podían opinar y pensar lo que quisieran, pero sólo se podían basar en cábalas, y esas miradas que entre ellos cruzaban, y que habían aprendido a disimular delante de los demás. A los dos les parecía que estuvieran jugando, y disfrutaban en gran manera cuando en la comisaría, trataban de ignorarse, a no ser que estuvieran metidos de lleno en algún asunto policial. Cuando era así, Castle, como perrillo faldero seguía a la inspectora como lo había venido haciendo desde el principio.
Aquella mañana Kate pudo observar que el escritor estaba ausente completamente. Su cuerpo estaba allí en su silla, pero su cabeza seguro que estaba en otro lugar. No le importaba demasiado ya que sabía que aquella noche se verían, y si tenía algún problema, lo más seguro sería que se lo dijera. Una de las cosas que más le gustaba de Rick Castle, eran esas conversaciones que surgían después de hacer el amor. Le gustaba hablar. Le contaba cosas de cuando era niño. Y Kate feliz se reía en la mayoría de las ocasiones.
Tenía un especial encanto cuando se trataba de explicarle episodios de su infancia. Supo que alguna vez se sintió abandonado, al ser cuidado sólo por su madre, con un padre ausente, y le dijo que este detalle les hizo fuertes a los dos ante la vida, y por supuesto muy complementados entre sí, cosa que Castle no intentaba esconder.
Después de hacer el amor, cuando llegaba el momento en que la placidez invadía el cuerpo, hablaban, se decían muchas cosas que seguramente nunca habrían salido a la luz, a no ser porque se sentían integrados en todos los aspectos.
Nunca hubiera creído posible que ella misma le explicara lo mal que se sentía, cuando en el Instituto la dejaban un poco de lado los chicos, entre otras cosas porque era tan alta como ahora, decían que sus piernas parecían dos palillos, y bueno…su busto no tenía las medidas que a los machistas de la clase les gustaba. Estaban en la cama hablando de estas cosas, ella tenía apoyada su cabeza en el pecho masculino, mientras le iba acariciando, recorriendo con suavidad la piel. Castle se incorporó un poco, y con la mano abarcó uno de sus pechos – ante la mirada atónita de ella Rick le comentó que era la medida exacta para una mano corriente. Se rieron los dos. La felicidad solía tener esas consecuencias. La risa era un buen remedio para todo.
Sí. El escritor tenía muchas maneras de hacerla reír, o sonrojar, pero sobre todo tenía una habilidad especial para hacerla sentir feliz y querida en toda la extensión de la palabra.
Esas conversaciones después de un apasionado encuentro, tenían para los dos tanto valor, como el acto amoroso que acababan de vivir. Conocerse a fondo era primordial para una relación. Y lo mejor de todo era que disfrutaban con sus confidencias.
Castle le comentó un día que en su vida sólo había espacio para tres mujeres. Y cuando ella preocupada le dijo que esperaba que fueran cuatro.
“.- ¿Por qué cuatro?” –le preguntó curioso-
.- Bueno creo que no hay que pensar demasiado, tu madre, Alexis y su madre y yo, que he llegado a tu vida en último lugar.
.- Mi corazón debe ser de un tamaño reducido, porque solo hay espacio para tres, tú, Alexis y mi madre. Puedes cambiar la posición de los nombres, ya sabes que el orden de los factores no cambia el producto.
.- ¿Yo soy un producto? – preguntó maliciosamente-
.- El más preciado. El que más necesito, de esto no te quepa duda-"
Dejó de pensar en su vida privada cuando llegó un nuevo caso para esclarecer, eso la sacó de sus pensamientos. Un nuevo expediente policial por resolver, movilizó a sus compañeros para salir de inmediato. Y ante la extrañeza de todos, Castle aseguró que le era imposible ir con ellos. Tenía una cita pendiente con su nuevo editor. Todos sabían que estaba trabajando en un nuevo libro, y por más que le incitaban a que les explicara un poco el argumento, les decía muy serio que ni hablar. Hasta que no estuviera a punto de salir, no tendrían noticias. Les decía muy serio que temía a los plagios. Y que la mejor manera era sin duda no comentar con nadie ni el más pequeño detalle. Cosa que cumplía a raja tabla.
A nadie le sorprendió que él, no fuera como siempre hacia en un nuevo caso. Era un tema que a simple vista no requería importancia. Que él, esta vez no les acompañara aseguró que no tendría mayores consecuencias.
Estuvieron de acuerdo, por lo que Ryan, Expósito y ella, salieron de inmediato.
Castle los vio partir a los tres. Y pensó que todo tarde o temprano volvía a su cauce. Ellos eran policías, y a ellos les tocaba desentrañar el caso. No ocurriría nada fuera de lo normal, y seguro que su ausencia ni la notarían, se dijo para animarse. Sabía que estaba tratando de engañarse a si mismo, pero lo aceptaba.
Eran cosas de la vida. Se fue camino de su casa. Confiaba en que no hubiera nadie a estas horas, por eso su sorpresa fue mayor cuando encontró a Martha. Estaba muy metida en su papel, se lo estaba aprendiendo de memoria, lo ensayaba en voz alta. Castle, la miró y le sonrió. Subió arriba y preparó un pequeño maletín.
Cuando bajó se plantó delante de ella.
.- He de salir – y tras un silencio, al ver que su madre no hacía preguntas continuó- Me veo obligado a hacer un viaje que no es de mi gusto, pero no tengo alternativa. En la Comisaría les he dicho que iba a ver al editor.
Martha no dio demasiada importancia a aquella salida, ya estaba acostumbrada a esos viajes de última hora. Se despidieron con un beso.
Sólo cuando hubo pasado un tiempo Martha pensó que aquel beso, no había sido como los de siempre, pero tal como le vino a la cabeza, se le fue. Se enfrascó de nuevo en su interpretación.
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Kate llegó a su nido de amor como le llamaban ellos. Era un lugar no demasiado lejos de la ciudad. Un edificio con habitaciones, que todo el mundo estaba al corriente, que sólo las usaban las parejas para sus encuentros amorosos. Todo quedaba en la más absoluta intimidad, incluso los coches con los que llegaban, quedaban automáticamente ocultos en un pequeño garaje.
Era un lugar discreto, decorado con gusto, que quedaba medio escondido entre los arboles plantados, con la idea de ocultar el edificio. Allí nadie iba por casualidad. Castle se lo comentó a Kate la primera vez que fueron. También le dijo que aquel lugar era usado en la mayoría de las ocasiones para ocultar las infidelidades matrimoniales.
Cada habitación constaba de amplio dormitorio y baño, decorado sin lujos pero agradable, y en las puertas en lugar de número tenían un nombre de alguien famoso. El suyo tenía el nombre de ELVIS PRESLEY.
Le preguntó si se lo habían dado al azar, y Rick le contestó que lo había elegido, porque admiraba de verdad al cantante. Que era conocido por el rock, pero que a él, le encantaban sus baladas todas ellas tan dulces y llenas de ternura.
Kate miró el reloj él aún no había llegado, pero no se alarmó. Ya le había visto durante el día enfrascado en sus asuntos. Seguro que hoy llegaría más tarde. La espera le serviría para recordar momentos pasados juntos, que cada vez eran más apasionados, y llenos de entrega por ambas partes. Se miró en el espejo del baño, se arregló el pelo ahuecándolo con las manos, y acto seguido empezó a encender las velas dispuestas en lugares estratégicos, enseguida el ambiente se tornó el más propicio para una pareja enamorada, apagó todas las bombillas dejando sólo las luces parpadeantes, de las exiguas llamas.
Unos golpes en la puerta la distrajeron, le pareció extraño puesto que Rick tenía como ella sus llaves. Al abrir tuvo delante al conserje que habitualmente les atendía en caso de necesitar alguna cosa. Se disculpó y le dijo que Castle hacía una media hora había estado allí, y le dejó un sobre para ella.
Cuando se quedó sola, se dispuso a leer aquella carta recién entregada.
La tuvo que leer dos veces, era una misiva escrita a mano por el escritor. Teniendo que sentarse ya que se dio cuenta que las rodillas no la sostenían.
“Querida Kate, antes que nada sólo dos palabras que lo dicen todo entre tú y yo: Te quiero. Pase lo que pase no lo olvides. Me veo obligado a alejarme de tu lado. Es lo mejor para los dos. No indagues. No hagas nada, deja pasar un tiempo, que en cuanto pueda volveré a ti, ya que es lo que más deseo. Sé que lo pasarás mal, ya te puedes imaginar que yo también estoy como tú. Le he dado muchas vueltas al asunto y es la única salida que tengo. Eso no quiero ni que lo dudes. Mi ausencia me viene impuesta.
R.C.”
Seguía sentada en la cama con la carta entre las manos, no cesaba de darle vueltas. Aquello no tenía sentido. Como una autómata fue recorriendo la sala y el baño, apagando una a una todas las velas. El ambiente se llenó de olor a cera fundida. Y todo quedó oscuro, pensó que era tal como tenía ella el ánimo.
No quiso encender las luces, por lo que a tientas buscó su chaqueta, y abriendo la puerta, con la luz que entraba del pasillo, echó una última mirada a lo que dejaba atrás.
Era absurdo quedarse allí, Castle no haría acto de presencia, y con paso lento casi arrastrando los pies salió. Se sentía completamente aturdida, no entendía lo que le pudiera ocurrir al escritor para que se alejara de aquella manera, el asunto seguro que debería ser algo muy importante. Sólo sintió un poco de alivio al pensar que en ningún momento Rick, comentaba que corriera peligro. Pero no podía evitar pensar muchas cosas, y desde luego ninguna era buena.
Cuando pasó por delante el conserje, éste muy confundido le dijo
.- Lo siento, pero debe entregarme las llaves de la habitación, el Sr. Castle, también me las entregó, ya que ha cancelado el contrato que teníamos –Viendo la cara de asombro de Kate, se apresuró a repetir – lo siento.
En la cabeza de Kate, parecía resonar a toda potencia el ruido de una batería. Toda la percusión rebotaba en su cerebro. Condujo como un robot camino de su casa. Se daba cuenta que aún no había asimilado la carta. Y de repente pareció que se había abierto en su cerebro una vía por donde entraba la luz potente. Cambió de rumbo y se dirigió al loft de Castle, convencida que allí encontraría lo que estaba buscando. Por lo menos algún indicio. Quería llegar al fondo de la cuestión. Su familia seguro que podría darle algún detalle.
Martha no pudo disimular su sorpresa al verla.
.- La verdad, es que creía que estabais juntos. Cuando Rick desaparece y pasa la noche fuera de casa, tanto Alexis como yo, no nos preocupamos, imaginamos que estáis juntos.
Ahora lo tocó el turno de sorprenderse a Kate. No imaginaba que fuera tan evidente su relación.
Martha, le tomó las manos.
.- Querida…los años, me tienen que servir de alguna cosa, ¿no crees? A parte que conozco bien a mi hijo. Cuando está a tu lado lo veo feliz.
Puestas así de claras las cosas, Kate no tuvo ningún reparo en explicarle que su relación, iba más allá del trabajo en la Comisaría, no entró en detalles. Aquel lugar era su secreto, y prefirió que así continuara. Pero le explicó el gran asombro al recibir aquella carta de despedida, sin demasiadas explicaciones.
Martha comprendió la angustia de Kate, la condujo hasta el sofá, y allí sentadas le hizo algunas preguntas.
.- ¿Lleváis algún caso especial entre manos? Me refiero a si corréis más peligro del normal. –preguntó Martha preocupada también por aquella misiva -
Kate trató de recordar. Movió la cabeza negando. En la comisaría todo estaba dentro de la normalidad más absoluta.
.- Verás ahora pienso que cuando se fue, me dijo que tenía que salir. No le di importancia. Creí que estaba contigo. Alexis y yo ya estamos acostumbradas. Pero ahora sabiendo todo, no puedo evitar pensar que al salir me dio un beso. Estaba tan metida en el ensayo de mi papel, que en aquel momento no le di ninguna importancia. Pero ahora me doy cuenta, que ese beso era especial, era un beso de despedida.
Las dos se quedaron calladas pensando de qué manera podrían saber dónde estaba Castle. Y sobre todo si corría peligro. En fin, Kate como policía ya había imaginado que podría estar metido en algún lío. ¿Pero en que tipo de problemas?
.- Imagino que se habrá llevado su portátil. Pienso que a través de él, quizás podríamos descubrir algo.
.- Sube a su habitación y mira si encuentras alguna cosa que te pueda ayudar. Kate, lo siento pero me esperan para el ensayo, si te quieres quedar aquí, por mi no hay inconveniente. Y no tengo idea de la hora que terminaremos.
.- Pues si no te importa, sí que me gustaría indagar un poco en sus cosas, para ver si consigo saber qué es lo que está ocurriendo. No encuentro normal esta manera de huir, parece que esté temiendo algo.
Nada más entrar en aquella habitación, le pareció que Rick estaba a su lado. Olía a su loción de afeitado. Encima de la mesa, tenía un montón de papeles. Y además un ordenador fijo.
Seguro que allí encontraría alguna pista, sobre todo si estaba trabajando en algún nuevo personaje. Claro que no tenia ni idea de la contraseña.
Se sentó ante el PC, tras unos momentos apareció de fondo de pantalla varias fotos de Alexis, las había ido añadiendo a medida que había ido creciendo. Por lo visto él mismo se había confeccionado aquel collage, que le daba la bienvenida en cuanto abría el ordenador. Se sonrió al ver la evolución de su hija. Allí estaba Alexis de muy niña jugando y saltando, siempre con una sonrisa cautivadora. Se fijó detenidamente, comprobando que era muy reciente. La figura principal sin duda era su hija, ya mayor que seguía sonriendo, pero…en las esquinas, con fotos más pequeñas estaba Martha y ella. Recordó lo que le dijera un día, que en su vida existían tres mujeres. Y era cierto allí estaban las tres.
Pensó que la contraseña podía referirse a ellas, y empezó a buscar nombres relacionados entre sí. No se atrevía todavía a intentarlo por miedo a bloquear el PC. Antes tenía que estar segura, y de momento no lo estaba.
Se levantó y empezó a pasear por la habitación. Tenía que concentrarse y encontrar una palabra válida. ¿Y cuál podía ser?
Se recreó en todos lo detalles. Nunca antes de ahora había estado por allí. Castle le decía que necesitaba estar en un lugar donde sólo estuvieran ellos dos, y sin que nadie les importunara, cosa que en su casa lo veía muy difícil. Ese fue el motivo principal de tener aquel lugar discreto para sus encuentros.
Se volvió a sentar ante la pantalla, intentando pensar una contraseña para poder entrar en su correo, estaba segura que allí encontraría alguna cosa que le ayudara a descubrir algo, que finalmente la llevara a él.
Antes de poner ninguna letra quería asegurarse, pensó detenidamente en cómo puso la suya en su ordenador.
Ella lo tuvo fácil, simplemente buscó en sus recuerdos cosas que le gustaran. Su contraseña era divertida. Y aunque por precaución la cambiaba a menudo, siempre tocaba el mimo tema. Cosas de cuando aún vivía su madre. Se daba cuenta que era casi un recordatorio, era para tenerla presente y no olvidarla. Absurdo nunca podría olvidar a su madre, precisamente por la manera en que había muerto.
Estaba segura que Castle, ahora que le conocía a fondo, habría buscado algo semejante. Y unió los nombres de su hija y de su madre. No dio ningún resultado. Luego añadió el suyo con la fecha del nacimiento y tampoco pudo entrar. Todo lo puesto le denegaba la entrada.
Sabía que si no lo acertaba ahora…no le quedaban más opciones.
No quiso desmoralizarse antes de tiempo. Le quedaba el recurso de ir a los programadores de la Comisaría, y pedirles ayuda.
Aunque esto seria lo último, pues no quería que nadie supiera que intentaba vulnerar la intimidad de Castle. Algo en su interior le decía que podía estar en peligro, y esto le dio ánimos para hacer la última tentativa.
Recordó las últimas citas mantenidas con él, en aquel lugar.
Rebuscó en su memoria las conversaciones que invariablemente mantenían después de un apasionado encuentro. Existían muchas palabras que podían encajar como contraseña para el ordenador.
Sin embargo había algo que era muy reciente y que les atañía a los dos. No podía fallar, era la última tentativa.
Antes de arriesgarse definitivamente, la escribió en letras mayúsculas en un papel.
ELVIS PRESLEY.
Lo leyó varias veces, y se convenció que podía ser la clave para poder entrar.
CONTINÚA
Última edición por marypaz el Dom Abr 29, 2012 9:34 pm, editado 1 vez
marypaz- Policia de homicidios
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Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Me encanta!! Muy Interesante Increíble Estoy intrigada sigue pronto por favor
alwaysloveCaskett- Policia de homicidios
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Edad : 37
Localización : Soy de Italia [ Pero Vivo En Madrid]
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
wowwwwww
Esta llena de intriga por todos lados
Me gusta pero sabes....los quiero juntos y sanosssss, mira si le pasa algo a Rick!!!!!
Besossss y sube pronto la segunda parte
Esta llena de intriga por todos lados
Me gusta pero sabes....los quiero juntos y sanosssss, mira si le pasa algo a Rick!!!!!
Besossss y sube pronto la segunda parte
silvanalino- Escritor - Policia
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Edad : 51
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Que intrigante lo has dejado xD sube la segunda partye pronto
KBCAlways- As del póker
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Edad : 29
Localización : Granada
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Muy bueno,
Continua pronto
Para saber
Que pasa con
Castle
Continua pronto
Para saber
Que pasa con
Castle
chelcas- Escritor - Policia
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Edad : 31
Localización : México
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
alwaysloveCaskett escribió: Me encanta!! Muy Interesante Increíble Estoy intrigada sigue pronto por favor
Me alegra que te guste y lo encuentres intrigante,,,, pronto llegará el desenlace, gracias por tus palabras
marypaz- Policia de homicidios
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Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Que bien... me emociona que lo encuentres intrigante,,,, gracias por tus palabras, y si.... pronto habrá la 2º parte.silvanalino escribió:wowwwwww
Esta llena de intriga por todos lados
Me gusta pero sabes....los quiero juntos y sanosssss, mira si le pasa algo a Rick!!!!!
Besossss y sube pronto la segunda parte
marypaz- Policia de homicidios
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Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
maria_cs escribió:me encanta, espero la segunda parte con ansia
No sufras.... que pronto llegará lam 2ª parte y muchas gracias por leer y comentar
marypaz- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Mela.Castle escribió:Que intrigante lo has dejado xD sube la segunda partye pronto
Si.... hay intriga.... hay un poco de todo. Gracias por tus palabras
marypaz- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
chelcas escribió:Muy bueno,
Continua pronto
Para saber
Que pasa con
Castle
Ahhhh, Castle se nos ha perdido!!!
Pero Kate es muy lista
Pronto saldreis de dudas
marypaz- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Como todo lo que escribes...me encanta!! necesito ya el siguiente porque me muero de ganas por saber qué le pasa a RIck y creo que Kate también lo necesita!!
Gracias por seguir trayendo cosas nuevas!
Gracias por seguir trayendo cosas nuevas!
BrujaAle- Escritor - Policia
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Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
me encanta, me fascina que te digo... ME EH PEGADO TOTALMENTE A ESTE FIC!
-de tu fan, Alexandra xd
-de tu fan, Alexandra xd
.:DaNu:.- Policia de homicidios
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Edad : 25
Localización : Perú
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
¡ SUPERMARYPAZ! has vuelto a la carga jejjejej , eres una makina de crear historias y para variar esta tb me tiene enganchadissima , deseando leer la segunda parte
castleaddict- As del póker
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Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
SIGUEEEEE...KE LE OCURRE A CASTLE???
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Siempre es un alivio saber que leen tus escritos y además gustan... no se puede pedir mas. Gracias por todoBrujaAle escribió:Como todo lo que escribes...me encanta!! necesito ya el siguiente porque me muero de ganas por saber qué le pasa a RIck y creo que Kate también lo necesita!!
Gracias por seguir trayendo cosas nuevas!
marypaz- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
.:DaNu:. escribió:me encanta, me fascina que te digo... ME EH PEGADO TOTALMENTE A ESTE FIC!
-de tu fan, Alexandra xd
Me encanta que estés pegada al fic... eso es bueno para mi. Gracias
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
castleaddict escribió:¡ SUPERMARYPAZ! has vuelto a la carga jejjejej , eres una makina de crear historias y para variar esta tb me tiene enganchadissima , deseando leer la segunda parte
Siii, yo soy como El Septimo de Caballeria, que siempre vuelve!!!! La segunda y última parte no tardará...gracias por tus palabras
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
castle&beckett..cris escribió:SIGUEEEEE...KE LE OCURRE A CASTLE???
Tranquilas que no le ocurre nada que no se pueda remediar.....
Última edición por marypaz el Sáb Abr 28, 2012 11:37 pm, editado 1 vez
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
ELVIS PRESLEY????????
Vale, aceptamos pulpo como animal de compañía
Sea, lo que sea, sigue por favor
Gracias. Como siempre un auténtico placer.
fandecastle- Ayudante de policia
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Oh. Me. Encanta.
Me muero por ver si es esa la contraseña, por ver por qué rayos Castle se ha marchado así.
Me muero por ver si es esa la contraseña, por ver por qué rayos Castle se ha marchado así.
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
fandecastle escribió:
ELVIS PRESLEY????????
Vale, aceptamos pulpo como animal de compañía
Sea, lo que sea, sigue por favor
Gracias. Como siempre un auténtico placer.
Muy bueno lo del animal de compañia....
Gracias a ti por leer y comentar!!!!
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
cargarpe escribió:Oh. Me. Encanta.
Me muero por ver si es esa la contraseña, por ver por qué rayos Castle se ha marchado así.
No te mueras.... porque dejarias de leer!!!! Pronto subiré lo que falta, y gracias por tus palabfras
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Me gustó mucho tu nueva historia aunque ya sabemos que no será muy larga... Gracias por escribir para nosotros!!!
Está muy buena la idea de una relación clandestina entre ellos.
Está muy buena la idea de una relación clandestina entre ellos.
LauritaCastle- Actor en Broadway
- Mensajes : 160
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Localización : Argentina
Re: CONECTADOS A INTERNET...FINAL
Sigue porfa!!
Que le a pasado a castle??
No seas mala y no tardes PLISSSS
Que le a pasado a castle??
No seas mala y no tardes PLISSSS
carly becket- Policia de homicidios
- Mensajes : 631
Fecha de inscripción : 19/10/2011
Edad : 28
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