Grítale al mundo que me amas (Capítulo 7 en el primer post)

Bueno, pues aquí va un humilde fic, espero que os guste, porque creo que refleja lo que queremos todos los fans de Castle, y que al fin se ha conseguido

Capítulo 1

Me encuentro en una habitación oscura, casi sin luz, únicamente iluminada por la tenue luz de la luna que se filtra por las rejas que me impiden salir a la libertad, o simplemente ver donde me encuentro. Tengo las manos atadas a la espalda, y estoy derrotillas sobre el frío y duro suelo. No sé como he acabado aquí, no sé donde estoy, lo único que me importa ahora mismo es que nadie sufra daños. Ese “nadie”, una gran parte del significado de esa palabra se refiere a Castle. Richard Castle, Rick. Escritor de novelas de terror en éxito, que por algunas circunstancias, acabó siendo mi compañero en el cuerpo de la Policía de Nueva York. No sé ni cómo, ni porqué, había formado un vínculo con Castle, que estaba rebasando los límites de ese cariño llamado amistad. Esto ya no era una amistad, no sabía lo que teníamos Castle y yo, pero estaba segura, que lo que yo sentía por él, no era lo mismo que lo que Castle sentía por mí.
Grito, pero nadie me escucha. El sonido de mi aullido se ahoga en la profundidad de la oscura noche, sin ninguna respuesta. Un rato después, escucho el ruido de una puerta que se abre, y percibo el sonido de unos pasos que se acercan hacia mí. El sonido para, pero una fuerte patada me golpea el estómago, dejándome casi sin respiración. Luego, una patada en la espalda que me tira al suelo, de boca, dejándome indefensa. Me revuelvo contra mi agresor, pero no tengo nada que hacer. Sé que voy a morir, no tengo mucho tiempo para seguir viviendo, excepto que me torturen, o que pidan un rescate por mí. En lo único que pienso ahora mismo es en lo único que tengo, Castle. Supongo que él más que ninguno llorará mi pérdida, y lo lamento más que mi muerte. Una avalancha de golpes se hacen más duros en mi cara, con mi cuerpo en general. De repente, los golpes paran, y escucho como alguien cae al suelo a mi lado, sin poder ver nada. Una mano me toca la cara, me incorpora y me desata las manos que tengo a la espalda.
-Kate…-Dice una voz muy familiar. Es la voz de Castle.
-Castle. Castle.-Digo quitando las cuerdas de mis manos de una vez por todas y, a ciegas, busco su cuello. Me agarro y me levanto a penas sin ver nada. Me agarra de la mano, y me devuelve la pistola que había perdido antes de que me metieran en este antro. Corremos, atravesando puertas entreabiertas, que alumbran con una leve luz blanca que parpadea y a ratos, se queda estable. Veo el semblante de Castle, serio, intentando sacarme de aquél nido de muerte.
Salimos fuera, y por fin logro verlo nítidamente. Con su pelo rubio cayendo sobre su frente, esos ojos azules que intentan decirme algo, y su boca que no esboza ninguna sonrisa, al igual que yo. Mis ojos miran a los suyos, pasando de uno a otro. No puedo decirle nada, no puedo darle las gracias, lo único que logro hacer, es abrazarlo con todas mis fuerzas. Se me aplastan las costillas contra Castle, y un dolor profundo me inunda el torso.
-¿Cómo has entrado?-Le pregunto.
-Después de tu disparo en el pecho, me juré a mí mismo que nunca te dejaría.-Me dice. Cuando Castle habla en plan escritor, no sé lo que siento por él realmente. Quizá estoy esperando demasiado a averiguarlo, posiblemente. Posiblemente, si mi mente no fuera tan sumamente cerrada, habría sabido hace mucho tiempo que quiero a Rick.
La Capitana, o Señor, como prefiere que la llamemos se acerca a nosotros, a la ambulancia en la que me acaban de vendar las costillas.
-Inspectora Beckett. Escritor.-Dice saludándonos.
-Señor.-Digo yo inclinándome lo que puedo.
-¿Quiere seguir con el caso, inspectora?-Pregunta la Capitana. Miro a Castle, que a su vez me mira a mí esperando mi respuesta. Sé que sin mí él no va a seguir la investigación, y que sin el trabajo no sería nada.
-Sí, señor.-Digo.
-Bien, pues tenéis que ir al Hotel Intercontinental. Allí se celebra una fiesta esta noche, tienen que encontrar a Roger Smooth, el tío al que Smith le entregó el arma con la que mataron a Sindia Campbell. ¿Entendido?-Dice ella. Castle y yo asentimos.

(Contado por Castle)

En la puerta del Hotel Intercontinental la gente transita, entra y sale de sus puertas como si no hubieran hecho nada allí dentro. El traje de chaqueta con pajarita no sé muy bien como me sienta, pero me da igual. Beckett me impacienta, quiero que llegue ya.
Una mujer, un poco más baja que yo se posa frente a mí. Lleva un precioso vestido rojo ajustado, que le llega hasta el suelo, creando una especie de cola que desfila a su espalda. Tiene el pelo rizado que le cae sobre los hombros, y los labios al natural, sólo con un poco de brillo. La miro a los ojos, y ese inconfundible color avellana me atrae, me envuelve y sin duda, es Kate.
-¿Castle?-Dice Beckett. Me quedo callado, con la palabra en la boca apunto de salir.
-Yo… Vaya… Estás preciosa.-Suelto por fin. Kate sonríe, y se muerde el labio inferior.
-Para nada. ¿Algún plan para entrar? Estoy abierta a todo tipo de planes.-Me dice.
-Bueno… ¿Seguro?-Pregunto.
-Castle, la última vez que dije eso y sugeriste algo, acabamos besándonos delante de un agente de seguridad.-Dice. Al recordarlo, lo único que consigo es enamorarme un poco más de ella, y reírme.
-El plan es, que te agarres de mi brazo y sonrías, y de vez en cuando dame un besito en la mejilla.-Digo.
-Castle… No te pases.-Responde Kate. Me agarra del brazo, y miramos la puerta de la entrada, no hay nadie. No hay posibilidad de entrar entre la multitud.
-Beckett, tengo un plan.-Le digo. Ella arquea una ceja.
-Deléitame, Rick.-Me dice.
-Está bien. Pero hazlo, por favor.-Le suplico. Ella asiente.-Bésame.
-¿Por qué siempre tenemos que acabar igual?-Responde ella.
-Porque es la única forma de entrar.-Añado. La cojo por el cuello y se me queda mirando, con el cuello erguido hacia atrás y los ojos abiertos.
-Venga, Kate, ni que fuera la primera vez que te beso.
-Eso es lo malo.-Responde ella. No doy tiempo a que espete nada más, y la empiezo a besar. Ahora ya casi nada puede pararme, provoca en mí un frenesí, que me descontrola. Intento que parezca que estamos descontrolados, o por lo menos yo lo estoy. Beckett va de espaldas hacia la entrada del hotel, pero los botones de la entrada nos miran aún mal.
-Kate, siento lo que voy a hacer.-Le advierto. Le subo el vestido hasta las rodillas, y la cojo en peso, haciendo que sus piernas se enganchen a mí. Beckett me coge por el cuello, y casi es más apasionada ella que yo. Se para un momento, me mira a los ojos, pero me vuelve a besar. Pasamos por los botones, que nos miran perplejos entrar en el vestíbulo. El ascensor no llega, así que decido poner a Kate en el suelo y pegarla contra la pared.
-¿Sigue mirando?-Pregunta Kate en un susurro. Asiento. Vuelve a besarme, y creo, que voy a seguir con la mentira aunque llegue el ascensor. Meto mis manos por el pelo de Beckett, que suspira en mi oreja. El ascensor llega, y nos metemos dentro. Casi me falta el aire, y me agacho para respirar. Kate todavía tiene el vestido subido, y mi mirada desfila hacia sus largas piernas.
-Castle…-Dice Kate.
-¿Qué?-Respondo.
-La próxima vez ni se te ocurra tocarme el culo.-Dice ella.
-No te he tocado el culo.-Le respondo. Voy hacia ella, y le bajo el vestido que tiene aún subido.-No me provoques, no soy de piedra, querida.-Le achaco.
-¿Te gusto?-Pregunta ella.
-Oye, que seas mi compañera no significa que para mí dejes de estar buena y que yo deje de ser un hombre.-Digo riendo. En realidad, no me gusta, es aún más que eso. Es como si, todos sus defectos, hubiera desaparecido, y los hubiera aceptado como parte de ella misma. Estoy enamorado.
-Tú tampoco estás mal.-Dice ella. Me toca el brazo apretando los bíceps.-Me has cogido muy bien en brazos.
-Creo que eso no ha sido porque esté fuerte.-Digo. Ella arquea una ceja.
-¿Qué quieres decir, Castle?
-Ha sucedido porque no soy de piedra, y soy hombre.

Capítulo 2

Subimos en el ascensor hasta la última planta, donde se celebra la fiesta. Miro hacia el espejo y me arreglo un poco el pelo que Castle me había desmontado en la entrada. Me doy la vuelta, y veo que su pajarita está doblada. La pongo bien, y lo miro. Está sonriendo. Es imbécil, así que le pongo bien el flequillo rubio con tintes castaños. Es un completo imbécil, por hacer que lo quiera tanto. Le doy un golpe en el hombro, y me agarro a su brazo. La música leve de la fiesta empieza a sonar en cuanto las puertas del ascensor se abren. Miro una última vez a Castle, y salimos del ascensor. En ese momento, un camarero se nos acerca a ofrecernos dos copas de Champán, que no aceptamos. Comenzamos a buscar a Roger Smooth. Uno noventa, rubio y rasgos balcánicos. No veo a nadie entre la multitud, pero Castle comienza a hablar con algunos asistentes. Castle me mira, sonríe y me indica que vaya hacia él. ¿Qué habrá hecho ahora? Es imbécil. Es inútil.
-Esta es mi mujer, Jennifer Swan.-Dice Castle. ¿Jennifer Swan? Es el nombre más absurdo que he oído desde que leí uno de sus libros.
-Encantada.-Digo sonriendo. Es un señor alto, moreno con los ojos marrones un poco mayor. Se nota que lleva peluquín, pero intento mirarlo lo menos posible.
-John Fletcher.-Dice el señor. Coge mi mano y la besa. Miro a Castle, para que intente pararlo.
-Eh, amigo. Es mi mujer, no un perfume de muestra.-Dice riendo, cogiendo mi mano y poniéndola tras de él. Me da un pequeño beso, que no rechazo. Es más, hace que quiera que siga, y que no pare.
Me ha gustado lo que ha dicho, sonrío como una idiota, y vuelvo a mirar al señor que tengo delante.-Oye, John, estamos buscando a un amigo nuestro. Es alto, rubio y con un acento raro. ¿Lo has visto?-Pregunta Castle. El señor asiente y señala hacia la barra que está cerca de la puerta de salida hacia el ascensor, y también hacia el cuarto de las fregonas. Dejo a Castle hablando con John, y me acerco al que supuestamente es Roger. Me pongo a su lado en la barra, y me siento en el taburete. Me mira, me observa, me clasifica, y finalmente decide entablar conversación.
-¿Qué hace una chica como tú, en un lugar como este?-Pregunta.
-¿No puede una chica como yo, estar en un lugar como este?-Digo.
-Se me hace extraño ver a preciosidades como tú…-Dice.- ¿Cómo te llamas?
-Jennifer Swan.-Digo. Maldito Castle.- ¿Y usted?
-Roger Smooth.-Dice. Sonrío. Busco a Castle con la mirada, lo miro, él asiente, y salgo fuera mientras Smooth me sigue. Veo como Castle se despide de aquél señor tan simpático, y se dirige fuera de la sala detrás de nosotros.
Salimos a la escalera, y el tipo me pega contra la pared. Noto su aliento rozándome el cuello, y le ruego a Castle que aparezca rápido. El tipo comienza a rozar mis brazos, y en ese momento, una patada sacude la puerta que se estampa con la pared.
-Deja a mi mujer, o te juro que te vuelo la cabeza.-Dice Castle. Roger se separa de mí instantáneamente, y por primera vez en mucho tiempo, veo rabia en los ojos de Rick. “A mi mujer”, esas palabras me retumbaban en la cabeza. Me resultaba bonito, romántico, dicho de la boca de Castle. Saco de mi sujetador unas esposas, y lo esposo contra la pared.

En comisaría, Espósito interroga a Roger Smooth, intentando sacarle información sobre Smith, el supuesto asesino de Sindia Campbell. Castle llega a mi mesa, y posa dos cafés calientes sobre ella. Sonrío, y él se sienta frente a mí tomando un largo trago de este.
-Ayer, en la escalera…-Digo. Él arquea una ceja.-No hacía falta que te metieras tanto en el papel.-Añadí.
-¿A qué te refieres?-Pregunta.
- “Deja a mi mujer, o te juro que te vuelo la cabeza”.-Digo citándolo.-Nunca te había visto con tanta rabia.
-Dejémoslo en lo que te dije ayer, desde que te dispararon en el pecho, me prometí a mí mismo que jamás te volvería a pasar nada.

Capítulo 3

Subo en el ascensor, que empieza a cerrarse, pero una mano para las puertas, que se vuelven a abrir. Castle aparece detrás de ellas y entra en el ascensor. Se queda callado, pero desprende un apetecible olor a colonia. Lo observo, me observa.
-Hola, Beckett.-Me dice. Sonrío.- ¿Qué hay de Smooth? ¿Ha soltado algo?-Pregunta.
-Nada.-Respondo. No parece satisfecho por la respuesta, así que vuelve a mirar al frente. El ascensor se para con un movimiento brusco, pero las puertas no se abren. Perfecto, todo va muy bien en el día de hoy. Castle me mira, y golpea la puerta con el puño cerrado. Grita, y pide ayuda, pero nadie nos escucha. Me apoyo en la pared del espacioso ascensor, y Castle hace lo mismo frente a mí.
-No hay nadie. Creo que nos hemos quedado encerrados entre plantas.-Dice Castle. Agacha la cabeza, y se quita la americana que lleva puesta, dejándola en el suelo.
-Creo que Smooth no tiene nada que ver con el asesinato de Sindia.-Digo para cambiar un poco de tema.
-Deja ya el caso, Kate. Deja ya de preocuparte por tu vida laboral. Siempre el trabajo, trabajo y después trabajo. ¿Qué es lo que te preocupa, Kate? ¿Por qué nunca hablas de tu vida?-Dice. Una mirada de odio se dirige hacia él, pero en realidad tiene razón. Casi no tengo vida, la única vida que me queda fuera del trabajo es Castle, pero no puedo decirlo. Me es casi imposible pronunciar una palabra contra eso que acaba de decir. Balbuceo, y niego con la cabeza.- ¿Qué ocurre Kate?-Dice acercándose a mí.
-No tengo vida.-Digo. Castle frunce el ceño.
-¿Qué no tienes vida?-Dice riendo con un tono de sarcasmo.-Claro que tienes vida, Kate. Pero no la quieres ver.-Responde él. En ese momento me doy cuenta por completo. Sin ninguna duda, que aún las tenía. Sus ojos azules bailaban con los míos mientras nos mirábamos, y creo, que sin duda fue lo mejor que hice.
-Castle, la única vida que tengo, eres tú.-Suelto. Deja de sonreír, y por un instante me asusto por lo que acabo de decir, pero al segundo siguiente Castle me está besando.
Se separa un momento, mientras mis manos están posadas sobre su cabeza.
-¿Tanto has esperado para decírmelo, tanto?-Dice él. Deseo decirle que se calle, que no tiene ni idea de lo que es para mí dar este paso. No tiene ni idea, de lo que me ha costado aceptar que lo quiero, más que a nada. No tiene ni idea, del miedo que tengo a perderlo, de que ya he perdido bastante en mi vida, como para perderlo también a él, así que lo único que me sale es volver a besarlo. Casi inconsciente. Castle me pega un poco más contra la pared, y me sujeta por la cintura. Sé que él no necesita decir nada, sólo con sus manos me lo dice todo. Me aprieta contra él, y me acaricia la espalda. Nos separamos un momento, sólo para observarnos. Sus pupilas están dilatadas, y se posan sobre mí, como si lo hubiera deseado toda su vida. Como si tuviera sed de mí.
-Rick.-Dije con voz débil.-Te quiero.-Sonrío levemente y continuó besándome.

Me levanto de golpe, con sudor en la frente. La situación entre Castle y yo se hace insostenible, ahora, sueño también con él. Un sueño apetecible, e idílico. Casi parecía real. Y ahora, inevitablemente, estaba enamorada de Richard Castle.

Capítulo 4

No sé si esto ha sido real o no. Si la situación del hotel fue real o no. Si esto que siento por Castle es real o no. Necesito comprobarlo, y no quedarme con esta incertidumbre que me recorre el cuerpo desde que me he despertado.
Muevo el brazo, pero siento una punzada de dolor que me recorre el brazo hasta llegar al pecho. Me hundo en la cama y cierro los ojos. Una lágrima casi me cae de los ojos, pero, ¿qué habrá pasado? ¿Qué tengo en el brazo?
Veo a Castle aparecer por la puerta con una bandeja en las manos. En ella, un cuenco que supongo que llevará sopa, y un vaso de agua.
-C… Castle.-Digo. El sigue avanzando, y deja la bandeja en la mesita de noche.
-¿Cómo estás?-Me dice.
-No lo sé. ¿Qué ha pasado?-Le pregunto.
-Ese tipo te disparó en el brazo, caíste por las escaleras y te quedaste inconsciente.-Dice. Se queda callado, y su mirada se pierde en el suelo.
-¿No llegamos a comisaría entonces?-Digo. Él niega. Todo ha sido un sueño. Necesito saber lo que siento de verdad por Castle, ahora.-Y tampoco entramos en el ascensor…
-Kate, ¿de qué hablas?-Pregunta Castle. Intento incorporarme en la cama, pero el dolor del brazo me lo impide. Castle me pone la mano en la cara, y me tumba de nuevo. Me acaricia la mejilla, y lo dejo estar.
-Un sueño.-Digo. Me quedo en silencio.
-¿No me lo vas a contar?-Dice. No respondo. ¿Debería contarle mi sueño? ¿Debería contarle que nos he visto juntos, besándonos y yo era realmente feliz? Sí.
-Emmm… Quizá esto te vaya a sonar raro, Castle.-Digo. Él arquea una ceja.
-Continua.-Dice él.
-Estabamos en el ascensor de la comisaría, y se paró.-Añado. Me paro, no sé si continuar. La cara de Castle quiere que siga, pero no sé si yo quiero seguir. Esta vez sí. Cuatro años después de todo lo vivido, tengo que ser sincera.-Entonces, no sé lo que ocurrió que… Empezamos a besarnos. Y, de alguna manera, creo que ese sueño significa algo.-Digo. Castle está serio, más que nunca. Se me acerca un poco, y se inclina en la cama hacia mí.
-He esperado mucho a que te dieras cuenta.-Dice. Entonces, encuentro la fuerza para levantarme, para seguir adelante. Poso mi mano sobre el cuello de Castle, besándolo. Para un momento, y comienza a mirarme. Sonríe. Le respondo con otra sonrisa y vuelve a besarme tan delicadamente.
-Espero que esto no sea otro sueño.-Le digo. Se tumba a mi lado, y me besa de nuevo. Casi se pone encima de mí, pero para porque tengo el brazo herido. Castle se ríe levemente, y permanece con esa sonrisa…- ¿Qué pasa?-Le pregunto.
-No, nada.-Responde.
-Oh, ya veo. Debo de estar horrible.-Digo tocándome la cabeza.
-¿Horrible?-Me dice.-Cuando estás enamorado, tus defectos desaparecen. Me gusta ese lunar que tienes en la cara, me gusta la veta verdosa que te sale en tus ojos avellana cuando la luz del sol da en ellos. Me gusta cuando estás entre la espada y la pared, y aunque te digo que pares, sigues adelante aunque tu vida peligre. Me gustaba cuando flirteabas con otros tíos, y veías mi cara de idiota. Me gusta cuando por la mañana, te traigo café, y lo único que te sale decir es un “gracias”, y yo debería responderte, “te quiero, Kate”. Me encanta cuando una de pocas veces me llamas Rick, en vez de Castle. Me gusta cuando sonríes sin ningún motivo. Me gusta cuando crees que no te veo, y te quedas mirándome fijamente. Me gusta esa coleta mal hecha que llevas puesta, esos dos mechones que te caen sobre los pómulos. Me gusta Kate.-Dice casi rozando mis labios. No puedo articular palabra, creo que con eso lo ha dicho todo.
-Siendo escritor, no puedo competir con eso.-Le respondo.-Te quiero.-Le digo. Me besa, enreda sus dedos con los míos y me dejo llevar. Me da igual el dolor del brazo, me da igual lo que piense la gente. Estoy enamorada de Richard Castle. Hasta la médula. Esto no era un sueño. Esto era real. Podía tocar su cara, sentir sus labios e incluso oler el cuello de su camisa. Mis manos se hundían en las suyas, rozándolas ásperas y seguras. Mete sus manos por dentro de la camiseta que llevo puesta, y la quita sacándola por mi cabeza. Su dedo índice recorre el centro de mi espalda, me estremece, hace que levante la espalda a un palmo de la cama. Se dirige hacia mi cuello, y comienza a besarme allí. Se esconde entre mi pelo, lo huele, lo examina, lo acaricia. Luego, se separa de mí, y me mira desde arriba, casi no creyendo lo que está haciendo, entonces, su mirada se posa en el lugar que menos me gusta de mí: el pecho. La marca de esa maldita bala se estampa en sus ojos, y quiere quedarse en los ojos de Castle. Cojo su mano, y la poso sobre la cicatriz, para que no tenga miedo. Sonríe.

Me despierto, y espero que esto no sea un sueño. No lo es. Veo a Castle apoyado sobre mí, durmiendo, con los brazos rodeándome la cintura. Le toco el pelo, y el se revuelve en mi vientre. Sus ojos se abren, y parece no saber donde está. Mira hacia arriba y abre aún más los ojos de par en par. Más azules que nunca.
-No era un sueño. No era un sueño.-Dice Castle. Se incorpora y vuelve a besarme.
-Claro que no era un sueño.-Digo.-No sabía que… Estabas tan bien.-Digo tocándole los abdominales.
-Oh, bueno… Madre me obliga a ir al gimnasio.-Dice riendo.
-Tu madre y Alexis deben de estar preocupadas.-Digo.
-Alexis está de viaje de fin de curso, y madre, está con uno de sus nuevos novios.-Dice. Me quedo un poco más tranquila. Castle se va a la cocina, pero me deja su camisa puesta, y me queda demasiado grande. Huele a él, a su colonia, a su pelo, a su boca, a sus labios, a Castle. Me escondo en ella, y casi no quiero salir de ahí.
Me levanto y voy hacia la cocina, donde Castle está sin camiseta, preparando unos huevos con beicon. Me acerco por detrás, y con un solo brazo, lo abrazo suavemente. Se da la vuelta, y me besa la cabeza, luego, pasa a mis labios, mientras el olor de aquél desayuno me deleita, y me hace cerrar los ojos.
-Te quiero, Kate.


Capítulo 5

Cuando crees que eres feliz, que lo tienes todo, trabajo, salud, dinero no te das cuenta de que te falta lo más importante, “esa persona”. Cuando te ves absorbida por todo lo que te rodea, no te das cuenta de que te falta él. Su sonrisa, sus ojos, sus besos, sus abrazos… Incluso una caricia es suficiente para darte cuenta de que no tienes a esa persona. Cuando la tienes ahí, a tu lado, sin poder siquiera tocarla, parece que el mundo se bloquea, y no puedes hacer nada, pero cuando la tienes a dos centímetros de ti, cuando se mezclan vuestros alientos y no hay nada que pueda deteneros, eres completamente feliz. Como nunca antes lo habías sido. Él me completa.

Tres de la mañana del 4 de Julio. La casa de la playa de Castle nos resguarda de abrasador calor que hace fuera de la casa. A pesar de estar con Castle, no puedo dormir, como casi siempre, pero veo como él esta abrazado a mí, sin querer despegarse. Su cuerpo irradia un calor sofocante, que se aplaca por el aire acondicionado. La única luz que logra entrar es la del faro, o la luz de algún barco que se ve a lo lejos en la playa. Decido salir a la orilla del mar, y despejarme un poco. Vago por la playa, errante, sin un sitio a donde ir. Piso la arena, ahora fría, que se expande en poco terreno de playa, y se deja pisar hasta hundirme en ella.
Me pongo frente al mar, mojándome los pies, en ropa interior, imaginándome cómo habría sido mi vida sin Castle. Sin esos ojos azules, sin su café mañanero, sin sus tonterías o sus relatos de una noche. El agua me roza los pies, y el olor a sal penetra en mí, como si quisiera que me metiera en el agua.
Unas manos me rodean la cintura, y noto su respiración en mi cuello. Me echa el pelo hacia un lado, y me lo besa. Me doy la vuelta, y es Castle.
-¿Por qué te has ido?-Me pregunta.
-No podía dormir.-Le respondo. Esboza una pequeña sonrisa que se mezcla con la intermitente luz del faro. El ruido de las olas ponía música a aquél encuentro a más de media noche. Castle me coge en peso, y me engancho a su cintura, besándolo. Va hacia el mar, y aunque pataleo y le pego en la espalda, resulta en vano. Entra en el agua y el contraste de temperaturas no es brusco, es más, se me hace agradable, apetecible estar allí.
-Castle…-Digo.
-¿Por qué me llamas Castle?
-Porque te llamas Castle.-Respondo.
-Me llamo Rick, Rick Castle.-Dice.
-Está bien, Rick. ¿Sabes de lo que me arrepiento?-Digo.
-¿Te arrepientes de algo?-Añade él.
-Sí. De no haber sido feliz contigo antes. Ahora… Tengo miedo.-Digo. Castle frunce el ceño.-De perderte, pero… Dos no se separan, si uno no quiere.
-Es si dos no se pelean.-Dice Castle.
-Te quiero, Rick.-Concluyo. Vuelve a besarme, y esta vez, con mucha más tranquilidad, pero un beso más profundo, aún más cálidos que los demás. El agua nos llega por la cintura, y mi pelo ya se ha mojado un par de veces. Castle vuelve a hacer que me enganche en su cintura con mis piernas, mientras sus manos se pasean libremente por mi espalda, y mis manos agarran fuertemente su pelo, para que no se escape, para que el mundo se pare ahora, con él a mi lado. Que nada cambie, que todo siga igual. Sale del agua y me lleva hasta la orilla, donde nos tumbamos dejando que las olas que rompen se paseen y nos mojen cuando suben por el rebalaje. Rodamos, sin saber qué hacemos. Suerte, que la cala es de Rick, y que nadie puede vernos.


(Contado por Castle)

La veo feliz, como nunca había visto a Beckett. Corretea por la casa, mientras yo sigo remoloneando para levantarme. Sólo lleva puesta la parte inferior de su ropa interior, y salta encima de mí para que me levante.
-¡Rick, Rick, Rick!-Dice saltando encima de mi cintura. Se inclina hacia mí y me besa, luego se separa otra vez.
-¿Qué interés tienes en que me levante?-Digo.
-Que quiero desayunar, Castle.-Dice seria. Me incorporo, y miro como se aleja hacia la cocina. Se para un momento y me vuelve a mirar.-¿Qué pasa, Rick?-Dice ella. Me levanto y voy hacia ella. La cojo de nuevo en peso y la pongo encima de la mesa central de la cocina.
-Nunca te había visto así.-Digo.
-¿Así?-Dice.
-Sí, así de feliz. Así de… Desnuda.-Concluyo. Suelta una pequeña risa.
-Tendrás que acostumbrarte.-Dice ella chocando mi nariz contra la suya. La beso, y tiene la intención de tirarme con ella en la mesa, pero me resisto y voy a preparar el desayuno.
-Mis libros no serán lo mismo.-Digo.
-¿Por qué?
-Porque Nikki Heat ya no será mi musa.
-¿Ah, no?-Dice ella.
-No. Nikki Heat será una diosa.

Capítulo 6

Beckett despierta. Beckett dormida. Beckett en bañador. Beckett con vestido. Beckett desnuda. Kate. Kate besándome. Kate acariciándome, simplemente Kate.
Una nueva filosofía en mi vida. Está ahí, observándome desde abajo, apoyada en mi torso, comprobando que me excito a cada roce de su cuerpo con el mío. Me pregunta que si la quiero, es una respuesta tan obvia que no espera ninguna respuesta. Me limito a besarla, lenta y suavemente. Casi como el sonido de las olas del mar, que bailan al son de nuestro amor en estas noches de verano. Ahora, lo único que quiero es que todo se pare, que yo me bajo. Me bajo con ella, aquí, sin nada, sólo con sus besos, sus caricias, su pelo que me envuelve, esos ojos avellana. Y aún no me lo creo, no me creo que esté allí. Hacía apenas unas semanas, se me hacía un infierno ir a trabajar. Verla allí, impasible ante mis miradas, cómo pasaba de mí. Ahora, está aquí. A mi lado. En mi casa. En mi cama. En mi pecho. En mis labios. Las horas pasan, pero ella sigue aquí a mi lado.
Con sus manos, en medio de la playa, sostiene mi cara, me besa, me dice que me quiere, y que pase lo que pase, la proteja. Y la verdad, no sé como protegerla. Cada vez que le digo que tiene que parar, que no vuelva, que se quede conmigo aquí, insiste, se revuelve aún quiere investigar más y no puedo hacer nada.
Avanzando entre las sendas de su piel tersa, espero encontrar una respuesta.

¿Cómo se tomarán esto Alexis y mi madre? No lo sé. No quiero pensar cómo van a reaccionar, pero hasta que llegue el momento, Kate y yo volvemos a Nueva York. Esta vez mi casa. Esta vez vacía, sin una excusa para que ella esté allí. La única excusa razonable, es que amo a Kate Beckett.
-Soy madre.-Dice Kate. Me doy la vuelta hacia el sofá y la miro con los ojos abiertos como platos.-Alexis.-Dice. Suspiro.
-Me había emocionado.-Digo.
-¿Emocionado?-Dice. Se levanta del sofá y salta directamente hacia mí.-Quieres una pequeña Kate…-Añade rodeándome el cuello con sus manos.
-O un pequeño Castle.

(Contado por Beckett)

-Podríamos darle a Alexis un hermanito.-Le digo.-O una hermanita…
-Kate… Deja de fantasear.-Dice Castle.
-¿Por qué? Solo son fantasías.-Añado. Castle sonríe, y le doy un suave beso en los labios.
-No es que no quiera, es sólo… Que pienso en un futuro juntos.-Dice Castle.
-Sé que es precipitado, pero… Nos veo juntos mucho tiempo. Hasta que te aburras de mí, Rick.-Le digo. El me coge un mechón de pelo y lo pone detrás de mi oreja. Me agarra por la cintura, y yo a él por el cuello.
-Nunca me voy a aburrir de ti.-Responde. Esbozo una pequeña sonrisa, aunque en mi interior es demasiado grande para mostrarse al mundo. Comienza a besarme apasionadamente, me mima, me acaricia, hace que me sienta deseada, aún más mujer. Sólo como sabe hacer Castle, con su voz. Esa voz casi ronca que se desliza por mis oídos, hasta que recibo el mensaje que me quiere llevar. “No sabes el miedo que tengo a perderte. A que vengan y te quiten de mis brazos. Eso, me hace aún más fuerte., Kate, te quiero. Me encanta cuando sonríes rozando mis labios, o te tiras a mis brazos cuando me ves llegar a la cocina. Cuando presumes de tener mi camisa puesta, esa que te hace aún más sexy. Me gusta cuando pasas tu débil y sensible dedo por mi pecho, hasta perderse entre las sombras de la noche, o cuando en medio de un beso, me susurras que me quieres, que cómo has estado tan ciega. Tu olor, ese inconfundible olor a mujer que desprende esa camisa cada vez que te la quitas, el olor que me envuelve, la sintonía de mis días. Esa sonrisa, que ahora es mía, la observo y compruebo todos los maravillosos días que llevo a tu lado, acompañada de unos preciosos ojos que hacen lo que ninguna mujer ha conseguido hacer antes, que me enamore”. Dice. Se queda callado, casi lloro, y lo único que se me ocurre hacer es acercarme lentamente a su oreja, dándole un pequeño beso en el cuello, y achacándome lo imbécil que he sido.
-Siempre.




Capítulo 7

La puerta se abre, y Alexis entra por la puerta con una gran maleta roja con la que casi no puede. Se para un momento, resopla, le da tiempo a saludarme sin mirarnos ni a Beckett ni a mí, sube las escaleras hacia su habitación sin darse cuenta de que está ella aquí. Detrás de ella, madre entra por la puerta con un gran bolso de leopardo colgado del brazo. Cierra la puerta, y Kate se pone el dedo en la boca. Quiere que no le diga nada a madre. Se da la vuelta, y nos mira de manera extraña a Beckett y a mí.
-Hola, madre.-Digo acercándome a ella, tomándole el bolso del brazo y poniéndolo encima del sofá.
-¿Qué hacéis?-Dice.
-Investigando el caso de Roger Smooth.-Responde Beckett.
-Ah, ¿y tu brazo?, ¿y tus costillas?-Dice madre.
-Están mejor, Castle me ha estado ayudando durante este tiempo.-Responde ella. Madre sonríe. Yo también lo hago, como un idiota. Madre se acerca a Beckett y le coge la delgada barbilla, dándole un beso en la mejilla, y sube por las escaleras hasta su habitación.
-He de decir, que me pone mucho lo que estamos haciendo.-Digo. Ella se echa a reír, y se sienta de nuevo en el sofá.
-Lo mejor será cuando volvamos a comisaría.-Dice ella. Asiento. Alexis baja por la escalera, y se queda parada, observando como los dos estamos sentados en el sofá. Señala a Beckett, sin saber qué decir. No era usual tenerla en casa, algo sucedía siempre que pasaba.
-¿Qué ocurre?-Dice Alexis. Se quita la gomilla del pelo, y lo deja caer naranja y sedoso sobre sus hombros. Sus ojos turquesa se posan sobre Kate, y viene hacia el sofá lentamente.
-Nada.-Dice Beckett. Alexis suspira, y se sienta al otro lado del sofá.
-De todas formas, ya nos íbamos.-Añado. Quiero salir de aquí cuanto antes.
-Está bien Castle, como quieras.

(Contado por Beckett)

-Castle, a ti te pone todo lo que se mueve.-Le digo, mientras él conduce.
-Cuando tú te mueves, querida.-Responde él. Sonrío y me sonrojo. Demasiado.
-Por cierto, ¿Dónde vamos?-Pregunto.
-A tu casa.-Dice. La verdad es que se lo agradecería mucho. Llevo una semana fuera de casa, y ya la echo de menos. Aún estando con Castle, prefiero estar con él allí.
Abro la puerta de casa, y todo sigue intacto, como lo dejé. Sólo unas cartas debajo de la puerta cambian el estado de mi hogar. Castle entra en mi habitación, y se desploma en la cama con los brazos y las piernas estiradas, y casi ocupan la cama entera. Voy corriendo hacia él y salto encima de Castle, haciendo que cierre los ojos por miedo a que le haga daño. Los vuelve a abrir, y ve que estoy encima de él.
No lo he besado desde que llegaron Martha y Alexis a su casa, y ya echo en falta sus labios, su sabor, su olor…
Así que me sumerjo en su boca para no querer salir más aquella tarde crepuscular, en el que la luz anaranjada del sol se colaba por las cortinas, y alumbraba mi sonrisa. Aunque parezca increíble, y después de todos los hombre con los que he salido, Castle es el único hombre que me ha hecho el amor. Siempre.
Está tumbado, mirando a la pared.
-Eh, tú.-Le digo. Él se da la vuelta, somnoliento.-Te quiero.

Me gustaaaaaaaa! Sigueeeeeeeeeee!!

madre miaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encanta tu fic perfecto

¿De verdad? jajaja Gracias! Escribiré el capítulo 5 con mucho gusto, y el 6, y el 7! ajaja

dios, me encanta .........por favor SIGUELO SIGUELOOOOOO !!!

WOWWOWOWOWOWOW!!!!! CONTINUA PRONTOO!!! QUIERO OTRO CAPI YA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

preciosooo sigueee

Ya está el capítulo 5 X)

VIVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA AinaraKatic POR SUBIR OTRO CAPITULO NUEVOO
CLARO QUE SERA UNA DIOSA

ALUCINANTE CAPITULO 5 DIOS MIOOOOOO QUIERO MAS SOY ADICTA TU FIC


GRACIASSSSSSSSSSSSS POR CONTINUAR

Hermoso, te felicito.
Espero que sigas muy pronto subiendo capitulosss

Felicidades Increible este fic, tengo ganas de seguir leyendo!

BRUTALLLLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!!! me leido los 5 capis en un pim pam !!!!!!!!! ojala en la serie hicieran alguna de estas escenas ......... la de camino al ascensor ......... me a matado jejejjejeejeej sigue

Capítulo 6 colgado! GRACIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS! Mil gracias :') Es gratificante escribir sabiendo que a alguien le gusta tu trabajo :')

Wuuuuaaoo! Solo puedo decir eso

Te esta quedando de lujo!
No lo habia leido completo haha pero ahora que me di el tiempo... verdaderamente esta increible ;D continuaalo pronto

Perfecto, la ultima parte, increible
Siguelo por favor

Maravilloso!

muy bonito capitulo 6

Capítulo 7 publicado!

Maravilloso

me encanta tu forma de escribir (:

porfavor actualizalo pronto!! me encanta tu narración!!! <3 sigue muy pronto porfa

No vas a continuar

Por favor continua con este fic me encanta como escribes y me gustaría que siguieras