CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
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marypaz
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CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
CAMBIOS INESPERADOS (1ª parte)
AUTORA: marypaz.
No cabe duda que después de ver el último capítulo de la última temporada. Todas tenemos ganas de expresar nuestras ideas. Mi relato sólo se compone de dos partes (que ya tengo escritas)
Kate estaba en su casa necesitaba pensar sin tener a Rick cerca, pues de lo contrario sabía muy bien que a su lado, acabaría cediendo.
Sentados en los columpios, hacía escasamente unas horas, Richard Castle le había pedido que se casara con ella. Aún parecía que estaba viendo los destellos que producía la piedra preciosa, al recibir la luz ambiental.
Se le hizo un nudo en la garganta. Le estaba proponiendo matrimonio. ¿No era acaso, lo que muy dentro de sí, quería? Ser su mujer, ante la ley, ante los amigos.
Acercó las dos manos aprisionando las de Castle, como si quisiera con este gesto transmitirle sus sentimientos, necesitaba que supiera sus sentimientos, y nada mejor que la calidez de sus dedos para demostrárselo.
.- Rick… Sabes que te quiero. Y que esta petición es como un gran regalo
.- Entonces, no hay problema. ¿Me aceptas? Ya conoces mis defectos, y a pesar de ellos creo que puedo afirmar que nuestra relación desde que dimos el gran paso, ha ido casi siempre por buen camino.
Kate miraba aquellos ojos azules que seguían cautivándole como el primer día.
.- Te quiero, supongo que no lo pones en duda – Repitió tercamente, como si quisiera convencerse a sí misma -
.- Ya veo… hay un pero ¿no es cierto? – Preguntó temiendo la respuesta que iba a darle
.- Rick, hemos estado manteniendo una relación estupenda durante todo este tiempo. Hemos sido felices, y sí… existe un pero. Me siento como si me hicieras un chantaje.
Castle iba a replicar, pero ella le puso un dedo sobre los labios.
.- Déjame terminar. Supongo que no ignoras que esta oportunidad sólo se presenta una vez en la vida. Me ofrecen un cargo importante en mi carrera. He luchado durante años para conseguir llegar hasta aquí. Y precisamente ahora, me pides que me case contigo.
Kate a medida que hablaba notaba que le costaba más pronunciar las palabras. No podía ignorar la tristeza y la decepción que iba en aumento en el rostro de Rick. Le dolía verlo de aquella manera sabiendo además que era por su culpa.
Richard Castle, miró el anillo que sostenía en sus manos y en silencio lo guardó dentro del estuche y se lo puso en el bolsillo.
Dolía la manera de comportarse de Kate. Y finalmente casi en un suspiro le dijo
.- Está bien, lo acepto. Tengo mi parte de culpa, debía habértelo pedido mucho antes.
.- No te rechazo. Sólo dame un tiempo para hacer un balance. He de saber que pesa más en mi vida. Si mi profesión, por la que he tenido que luchar muy duramente, tú esto no lo ignoras, o mi vida particular, necesito saber con certeza si puedo compaginarlo todo. Por favor Rick, necesito que me digas que me entiendes.
.- Los columpios parecen ser una constante en nuestras vidas. Debía haber buscado otro lugar, estoy convencido que a mí, me traen mala suerte. Cuando sepas si somos compatibles, espero que me lo hagas saber.
Incluso a él, aquellas palabras le sonaron a reproche, pero no pudo evitarlas.
Beckett, iba a protestar, no obstante se quedó allí balanceándose suavemente, veía al escritor caminar despacio. A través de las lágrimas le contempló cómo se iba alejando. No sabía si la decisión tomada era la más conveniente.
Trató de imaginarse cómo sería su vida sin Castle. Y comprendió que le iba a costar acostumbrarse a estar sin él.
Aquel trabajo bien remunerado pero sobre todo, el ascenso que representaba en su carrera tenían mucho peso. Era como demostrarse a sí misma que había escalado la cima de una montaña.
Ahora en su casa había ido recordando minuto a minuto toda la escena en el parque. Sentía el corazón oprimido, le faltaba el aire. La duda seguía planeando sobre sus pensamientos, como si fuera un pájaro de mal agüero.
Sonó su móvil, miró pensando si sería Rick y cuando pudo ver que no era él, sintió dos sensaciones diferentes. Por una parte un alivio, y por la otra una pizca de decepción.
La llamada procedía de Washington.
Cuando se cortó la comunicación comprendió que ya no había vuelta atrás, ya había tomado la decisión. Desde la capital, su nuevo superior le apremiaba a que organizara cuanto antes el viaje, porque sus servicios – suponiendo que acepara la plaza – eran necesarios con urgencia. Le explicó con premuras que uno de sus ayudantes había tenido un accidente, y si aceptaba el cambio, cuanto antes se personara en el FBI., mejor.
Kate se preguntó por qué en la vida las cosas tenían que suceder de esta manera tan precipitada.
Llamó a Castle para ponerle al corriente de la conversación.
Saltó el buzón de voz. Y ella no supo qué decir. No podía expresarle que se veía forzada a anticipar su marcha. Estas cosas debían expresarse estando cara a cara, no concebía decírselo por teléfono, y desde luego que no se veía con ánimos para ir a su casa y hablar como dos personas civilizadas.
Pensó que una vez en Washington tendría tiempo para llamarle, para decirle que podrían verse. Que aquello no era el fin del mundo. Que tampoco tenía por qué ser el fin de su relación. Imaginó muchas maneras de hacerle saber que seguía queriéndole, y que sólo tenían que saber compaginar sus vidas. Seguro que sabrían cómo hacerlo.
Durante el vuelo, camino de su nueva vida, pensaba en la manera de enfocar su relación a partir de ahora. Él, como escritor podía escribir en cualquier lugar. Ella estaría a su lado en todo momento. No tenían por qué cambiar las cosas entre ellos, hasta el extremo de romper la relación que los había unido durante años.
Pensó en la cantidad de ocasiones en que sus encuentros habían terminado en apasionadas caricias, en esos besos que se perdían entre las sábanas, enredadas en sus cuerpos desnudos.
¿Podría ella prescindir de todas esas sensaciones que le habían proporcionado felicidad?
Era algo que no le quedaba más remedio que ir estudiando a medida que en Washington, se fuera desarrollando su nueva tarea.
Cuando llegó a la capital se encontró con la sorpresa de tener un coche a su disposición, que la llevó de inmediato al edificio del FBI.
La charla que mantuvo con su nuevo jefe, fue como si le echaran por encima una jarra de agua fría.
En pocas palabras le advirtió, que su primer trabajo, en sustitución del compañero accidentado, debería llevarse a cabo con el más profundo secreto. Las palabras que más la afectaron fueron
.- Desde ahora, usted ha dejado de ser la Inspectora Beckett, para convertirse en la Agente Especial nº 505. Con eso pretendo decirle que su trabajo se realizará de manera oculta. Y de momento no puede establecer contacto con nadie que no sea yo mismo. Cualquier cosa que necesite, este es mi número secreto. ¿Lo ha entendido?
.- Creo que sí, señor.
.- ¿Ha dejado a alguien especial en Nueva York a parte de los compañeros del trabajo? Antes de pedirle su traslado, ya me informé debidamente de su vida privada. No consta en ningún sitio que tenga una familia a la que atender. ¿Me equivoco?
Beckett, pensó en todo lo que había dejado. Y simplemente respondió
.- Nada señor. Nada me retiene allí. En cuanto me haya instalado en mi apartamento, podré dedicar todo el tiempo al trabajo
.- Lo tenemos todo previsto. Su domicilio está muy cerca de aquí, ya lo tiene dispuesto para empezar una nueva vida, lejos de Nueva York.
Kate Beckett al entrar en su nuevo domicilio, por primera vez desde que decidió aceptar el trabajo en Washington, se sintió atenazada por una angustia indescriptible. No esperaba esas reglas tan estrictas, ese aislamiento al que parecía estaría sujeta su vida a partir de ahora. Añoró la Comisaría. Añoró todo lo que dejó atrás, pero se sobrepuso.
Lo había aceptado, sólo era cuestión de saber aclimatarse lo antes posible a la nueva condición.
Intentó no pensar en Castle eso sin duda sería lo más difícil.
= = = = = = = = = = =
Castle dejó de columpiarse, se puso en pie mientras guardaba en su chaqueta la pequeña caja con la sortija.
Caminó despacio. Tuvo tentaciones de volver atrás, de rogarle que no se fuera, pero, respiró hondo y siguió su camino.
Quería abrazarla, besarla como lo hacían cuando estaban solos. Pero se daba cuenta que si volvía sobre sus pasos, era mostrarse demasiado débil ante ella. Dado su estado de ánimo, sería como si la estuviera reprochando su actitud, obligándola de alguna manera a cambiar su decisión. Sus otras relaciones habían fracasado, y amargamente se dijo que en alguna cosa que no sabía, él, fallaba. No veía otra explicación a sus múltiples rupturas con sus anteriores parejas.
Creía que con Kate esto ya lo había superado, y de repente se daba cuenta de que no era así.
Tenía el cuerpo dolorido, el corazón roto, y si el alma existía, estaba tan magullada, que dudaba pudiera existir más dolor en un cuerpo humano. Se sentía casi humillado y vencido.
Siguió caminando despacio, esperando oír la voz de Kate llamándole para que no se fuera. Esperó en vano. Y él, siguió caminando lentamente hacía un lugar que se le antojaba tenebroso y oscuro.
Así sería su vida en el futuro.
Cuando llegó a su casa, le pareció un cementerio. Comprendía que todo era debido a su estado de ánimo. Aquel silencio le hacía daño. Se fijó que encima del aparador estaba su talonario de cheques. Recordó el disgusto al firmar uno para Alexis. Seguía pensando que no le era necesaria para nada acudir a aquel lugar, tan lejos, donde seguro le acecharían todos los peligros del mundo.
Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para tratar de entender, que su hija ya tenía su vida propia.
Sí, todo el mundo por lo visto la tenía menos él.
Estaba completamente hundido. Todo en su vida amorosa le había salido mal.
Subió a su dormitorio, y nada más entrar notó el aroma de Kate. Y comprendió que eso le ocurriría cada vez que entrara allí. Abrió el armario, y sacando una pequeña maleta empezó a poner la ropa más imprescindible para pasar unos días alejado de su hogar. Aún no sabía hacia donde iría, pero tenía que ser lo suficientemente lejos, para que pudiera enterrar los recuerdos, y las escenas vividas con Kate en aquella habitación.
Mientras recordaba las palabras de ella, usó la expresión de chantaje. Y en aquel instante comprendió, a qué se refería.
Los dos tenían una vida propia, aparte de su amor.
¿Podría dejar él, de escribir, sólo porque a su pareja le pareciera que precisamente, este detalle se interponía ente ellos?
No. No podía ni debía ser así. Los dos tenían su personalidad y no debían perderla bajo ningún concepto. Tenía que aceptarlo.
Se sentó en el borde de la cama para meditar sobre lo que había sido su vida, llegando a la conclusión que en la mayoría de los casos, en la cuestión amorosa no podría ponerle un sobresaliente, si tuviera que puntuar para un examen. ¿Dónde fallaba? Era lo único que se le ocurría repetir. No creía que con Kate esto pudiera suceder, y en cambio había sucedido. Recordó los primeros cuatro años, trabajando en la Comisaría codo con codo, y lo que le costó que ella se diera cuenta de sus sentimientos. Por eso ahora, que ya creía superados estos miedos, le había cogido por sorpresa.
Si ella necesitaba reflexionar, saber si eran compatibles el trabajo y su relación, no podía hacer nada para convencerla.
Se hizo el firme propósito de no hurgar más en aquella herida. Abrió el cajón donde guardaba su ropa interior, y cogió unas cuantas cosas. Allí mismo dejó el estuche con el anillo. Lo puso al fondo, y lo cubrió con el resto de la ropa que allí dejaba.
Sacó de su chaqueta el móvil, que tenía apagado, y vio que había un mensaje de Kate.
Sólo le decía que tenía que salir urgentemente hacia Washington. Que al volver terminarían la conversación. Se despedía con un “Te quiero”.
Aquellas palabras en aquellos momentos le sonaron casi a una burla. Si de verdad le hubiera querido, no estaría ahora camino de la capital.
Cuando volvió a sonar el teléfono, le dio un vuelco el corazón, esperaba que Kate hubiera recapacitado, y le llamara. Pero oyó la voz de Alexis, completamente excitada. Le explicó que ya estaban en Costa Rica, que era todo maravilloso, que el país era una preciosidad, completamente diferente a lo que nunca había visto. Se despidió con palabras cariñosas.
Los hijos emprendían el vuelo. Era ley de vida aunque le doliera. A Alexis ni se le ocurrió preguntarle si estaba bien. Bueno se dijo a sí mismo, seguro que si le hubiera visto el semblante, se lo habría preguntado.
Condujo por la carretera sin pasarse ni un poco de la velocidad establecida. No tenía un lugar fijo a donde ir a parar. Sólo quería distanciarse de todo lo que le recordara los últimos meses vividos con Kate.
Aún no sabía dónde buscar un poco de tranquilidad. Necesitaba estar donde pudiera permanecer a solas consigo mismo. Se dijo que llevaba en el coche todo lo necesario para seguir viviendo como lo había hecho siempre. Si las musas venían en su ayuda, escribiría, el móvil, y el ordenador portátil serían el único contacto que le mantendría unido al resto del mundo.
Lo demás dejaría que fuera viniendo por sí solo.
Dejaba en manos del destino su vida entera.
Y no quería luchar.
Alexis y su madre estaban bien.
Y Kate, imaginaba que si había encontrado esa satisfacción personal que por lo visto tanto ansiaba, también.
En la carretera anunciaban un Motel, lo miró desde lejos y le pareció el lugar idóneo para sus necesidades.
Quietud, y paz fue lo primero que le vino en mente. Eso era lo que más necesitaba por ahora.
En Recepción no hicieron preguntas, firmó en el libro de entrada, mientras preguntaba al conserje, dónde se podía comer bien. Le indicó un restaurante cerca de allí, y le preguntó si pensaba quedarse muchos días. En tono de disculpa le dijo, que era para saber cuán podría contar con aquella habitación.
Castle se limitó a encogerse de hombros, y le aseguró que en cuanto lo tuviera decidido él, sería el primero en saberlo.
Habían transcurrido dos días en los que se pasó muchas horas ante el ordenador, escribía frenéticamente todo cuanto se le ocurría, no borraba nada, sólo iba acumulando sensaciones, vivencias, y describía paisajes bucólicos. En resumen nada importante, si tuviera que obtener una historia de todo ello, se daba cuenta, que era lo que vulgarmente los editores llaman paja. O sea nada importante, palabras de relleno. Faltaba una historia, unos personajes que sufrieran y gozaran al mismo tiempo. Y eso era precisamente lo que trataba de evitar, si dejaba salir sus emociones actuales, sin duda estaría narrando su propia vida, y ahora precisamente era de lo último que quería hablar y escribir.
Aburrido por tan negros pensamientos puso la televisión en marcha, daban las noticias, no prestaba atención, era lo de siempre. Protestas. Manifestaciones quejándose del ambiente general de inestabilidad mundial. El locutor dijo que acaban de pasarle una información de última hora. Castle no prestaba la más mínima atención, era lo mismo de cada día. Un volcán había entrado en erupción, el comentario era que desde el año 1968, había estado dormido, y ahora volvía a vomitar fuego, y con temblores y sacudidas.
Castle pensó, que ojalá él fuera un volcán, para poder sacar toda la rabia, y la pena que le consumía desde hacía uno días. Por lo menos la montaña se desquitaba, cosa que él no podía hacer.
Fue algo instantáneo, cuestión de milésimas de segundo. La noticia de repente le atrapó. Y cuando se dio cuenta que hablaban del volcán de Costa Rica, casi se le para el corazón. Y Alexis apareció ante sus ojos, como si formara parte de la pantalla televisiva.
Llamó enseguida a la Embajada, pidiendo información, todo lo que le dijeron era muy confuso, y que no sabían todavía si existían heridos. El lugar era uno de los que iban excursionistas y grupos de estudiantes, para identificar la flora del lugar. Se dio a conocer avisando que en el primer vuelo se iba hacia allá. Su pensamiento fue reviviendo todas las escenas pasadas junto a su hija. Desde que era un bebé, hasta el fatídico momento en que firmó el cheque.
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AUTORA: marypaz.
No cabe duda que después de ver el último capítulo de la última temporada. Todas tenemos ganas de expresar nuestras ideas. Mi relato sólo se compone de dos partes (que ya tengo escritas)
Kate estaba en su casa necesitaba pensar sin tener a Rick cerca, pues de lo contrario sabía muy bien que a su lado, acabaría cediendo.
Sentados en los columpios, hacía escasamente unas horas, Richard Castle le había pedido que se casara con ella. Aún parecía que estaba viendo los destellos que producía la piedra preciosa, al recibir la luz ambiental.
Se le hizo un nudo en la garganta. Le estaba proponiendo matrimonio. ¿No era acaso, lo que muy dentro de sí, quería? Ser su mujer, ante la ley, ante los amigos.
Acercó las dos manos aprisionando las de Castle, como si quisiera con este gesto transmitirle sus sentimientos, necesitaba que supiera sus sentimientos, y nada mejor que la calidez de sus dedos para demostrárselo.
.- Rick… Sabes que te quiero. Y que esta petición es como un gran regalo
.- Entonces, no hay problema. ¿Me aceptas? Ya conoces mis defectos, y a pesar de ellos creo que puedo afirmar que nuestra relación desde que dimos el gran paso, ha ido casi siempre por buen camino.
Kate miraba aquellos ojos azules que seguían cautivándole como el primer día.
.- Te quiero, supongo que no lo pones en duda – Repitió tercamente, como si quisiera convencerse a sí misma -
.- Ya veo… hay un pero ¿no es cierto? – Preguntó temiendo la respuesta que iba a darle
.- Rick, hemos estado manteniendo una relación estupenda durante todo este tiempo. Hemos sido felices, y sí… existe un pero. Me siento como si me hicieras un chantaje.
Castle iba a replicar, pero ella le puso un dedo sobre los labios.
.- Déjame terminar. Supongo que no ignoras que esta oportunidad sólo se presenta una vez en la vida. Me ofrecen un cargo importante en mi carrera. He luchado durante años para conseguir llegar hasta aquí. Y precisamente ahora, me pides que me case contigo.
Kate a medida que hablaba notaba que le costaba más pronunciar las palabras. No podía ignorar la tristeza y la decepción que iba en aumento en el rostro de Rick. Le dolía verlo de aquella manera sabiendo además que era por su culpa.
Richard Castle, miró el anillo que sostenía en sus manos y en silencio lo guardó dentro del estuche y se lo puso en el bolsillo.
Dolía la manera de comportarse de Kate. Y finalmente casi en un suspiro le dijo
.- Está bien, lo acepto. Tengo mi parte de culpa, debía habértelo pedido mucho antes.
.- No te rechazo. Sólo dame un tiempo para hacer un balance. He de saber que pesa más en mi vida. Si mi profesión, por la que he tenido que luchar muy duramente, tú esto no lo ignoras, o mi vida particular, necesito saber con certeza si puedo compaginarlo todo. Por favor Rick, necesito que me digas que me entiendes.
.- Los columpios parecen ser una constante en nuestras vidas. Debía haber buscado otro lugar, estoy convencido que a mí, me traen mala suerte. Cuando sepas si somos compatibles, espero que me lo hagas saber.
Incluso a él, aquellas palabras le sonaron a reproche, pero no pudo evitarlas.
Beckett, iba a protestar, no obstante se quedó allí balanceándose suavemente, veía al escritor caminar despacio. A través de las lágrimas le contempló cómo se iba alejando. No sabía si la decisión tomada era la más conveniente.
Trató de imaginarse cómo sería su vida sin Castle. Y comprendió que le iba a costar acostumbrarse a estar sin él.
Aquel trabajo bien remunerado pero sobre todo, el ascenso que representaba en su carrera tenían mucho peso. Era como demostrarse a sí misma que había escalado la cima de una montaña.
Ahora en su casa había ido recordando minuto a minuto toda la escena en el parque. Sentía el corazón oprimido, le faltaba el aire. La duda seguía planeando sobre sus pensamientos, como si fuera un pájaro de mal agüero.
Sonó su móvil, miró pensando si sería Rick y cuando pudo ver que no era él, sintió dos sensaciones diferentes. Por una parte un alivio, y por la otra una pizca de decepción.
La llamada procedía de Washington.
Cuando se cortó la comunicación comprendió que ya no había vuelta atrás, ya había tomado la decisión. Desde la capital, su nuevo superior le apremiaba a que organizara cuanto antes el viaje, porque sus servicios – suponiendo que acepara la plaza – eran necesarios con urgencia. Le explicó con premuras que uno de sus ayudantes había tenido un accidente, y si aceptaba el cambio, cuanto antes se personara en el FBI., mejor.
Kate se preguntó por qué en la vida las cosas tenían que suceder de esta manera tan precipitada.
Llamó a Castle para ponerle al corriente de la conversación.
Saltó el buzón de voz. Y ella no supo qué decir. No podía expresarle que se veía forzada a anticipar su marcha. Estas cosas debían expresarse estando cara a cara, no concebía decírselo por teléfono, y desde luego que no se veía con ánimos para ir a su casa y hablar como dos personas civilizadas.
Pensó que una vez en Washington tendría tiempo para llamarle, para decirle que podrían verse. Que aquello no era el fin del mundo. Que tampoco tenía por qué ser el fin de su relación. Imaginó muchas maneras de hacerle saber que seguía queriéndole, y que sólo tenían que saber compaginar sus vidas. Seguro que sabrían cómo hacerlo.
Durante el vuelo, camino de su nueva vida, pensaba en la manera de enfocar su relación a partir de ahora. Él, como escritor podía escribir en cualquier lugar. Ella estaría a su lado en todo momento. No tenían por qué cambiar las cosas entre ellos, hasta el extremo de romper la relación que los había unido durante años.
Pensó en la cantidad de ocasiones en que sus encuentros habían terminado en apasionadas caricias, en esos besos que se perdían entre las sábanas, enredadas en sus cuerpos desnudos.
¿Podría ella prescindir de todas esas sensaciones que le habían proporcionado felicidad?
Era algo que no le quedaba más remedio que ir estudiando a medida que en Washington, se fuera desarrollando su nueva tarea.
Cuando llegó a la capital se encontró con la sorpresa de tener un coche a su disposición, que la llevó de inmediato al edificio del FBI.
La charla que mantuvo con su nuevo jefe, fue como si le echaran por encima una jarra de agua fría.
En pocas palabras le advirtió, que su primer trabajo, en sustitución del compañero accidentado, debería llevarse a cabo con el más profundo secreto. Las palabras que más la afectaron fueron
.- Desde ahora, usted ha dejado de ser la Inspectora Beckett, para convertirse en la Agente Especial nº 505. Con eso pretendo decirle que su trabajo se realizará de manera oculta. Y de momento no puede establecer contacto con nadie que no sea yo mismo. Cualquier cosa que necesite, este es mi número secreto. ¿Lo ha entendido?
.- Creo que sí, señor.
.- ¿Ha dejado a alguien especial en Nueva York a parte de los compañeros del trabajo? Antes de pedirle su traslado, ya me informé debidamente de su vida privada. No consta en ningún sitio que tenga una familia a la que atender. ¿Me equivoco?
Beckett, pensó en todo lo que había dejado. Y simplemente respondió
.- Nada señor. Nada me retiene allí. En cuanto me haya instalado en mi apartamento, podré dedicar todo el tiempo al trabajo
.- Lo tenemos todo previsto. Su domicilio está muy cerca de aquí, ya lo tiene dispuesto para empezar una nueva vida, lejos de Nueva York.
Kate Beckett al entrar en su nuevo domicilio, por primera vez desde que decidió aceptar el trabajo en Washington, se sintió atenazada por una angustia indescriptible. No esperaba esas reglas tan estrictas, ese aislamiento al que parecía estaría sujeta su vida a partir de ahora. Añoró la Comisaría. Añoró todo lo que dejó atrás, pero se sobrepuso.
Lo había aceptado, sólo era cuestión de saber aclimatarse lo antes posible a la nueva condición.
Intentó no pensar en Castle eso sin duda sería lo más difícil.
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Castle dejó de columpiarse, se puso en pie mientras guardaba en su chaqueta la pequeña caja con la sortija.
Caminó despacio. Tuvo tentaciones de volver atrás, de rogarle que no se fuera, pero, respiró hondo y siguió su camino.
Quería abrazarla, besarla como lo hacían cuando estaban solos. Pero se daba cuenta que si volvía sobre sus pasos, era mostrarse demasiado débil ante ella. Dado su estado de ánimo, sería como si la estuviera reprochando su actitud, obligándola de alguna manera a cambiar su decisión. Sus otras relaciones habían fracasado, y amargamente se dijo que en alguna cosa que no sabía, él, fallaba. No veía otra explicación a sus múltiples rupturas con sus anteriores parejas.
Creía que con Kate esto ya lo había superado, y de repente se daba cuenta de que no era así.
Tenía el cuerpo dolorido, el corazón roto, y si el alma existía, estaba tan magullada, que dudaba pudiera existir más dolor en un cuerpo humano. Se sentía casi humillado y vencido.
Siguió caminando despacio, esperando oír la voz de Kate llamándole para que no se fuera. Esperó en vano. Y él, siguió caminando lentamente hacía un lugar que se le antojaba tenebroso y oscuro.
Así sería su vida en el futuro.
Cuando llegó a su casa, le pareció un cementerio. Comprendía que todo era debido a su estado de ánimo. Aquel silencio le hacía daño. Se fijó que encima del aparador estaba su talonario de cheques. Recordó el disgusto al firmar uno para Alexis. Seguía pensando que no le era necesaria para nada acudir a aquel lugar, tan lejos, donde seguro le acecharían todos los peligros del mundo.
Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para tratar de entender, que su hija ya tenía su vida propia.
Sí, todo el mundo por lo visto la tenía menos él.
Estaba completamente hundido. Todo en su vida amorosa le había salido mal.
Subió a su dormitorio, y nada más entrar notó el aroma de Kate. Y comprendió que eso le ocurriría cada vez que entrara allí. Abrió el armario, y sacando una pequeña maleta empezó a poner la ropa más imprescindible para pasar unos días alejado de su hogar. Aún no sabía hacia donde iría, pero tenía que ser lo suficientemente lejos, para que pudiera enterrar los recuerdos, y las escenas vividas con Kate en aquella habitación.
Mientras recordaba las palabras de ella, usó la expresión de chantaje. Y en aquel instante comprendió, a qué se refería.
Los dos tenían una vida propia, aparte de su amor.
¿Podría dejar él, de escribir, sólo porque a su pareja le pareciera que precisamente, este detalle se interponía ente ellos?
No. No podía ni debía ser así. Los dos tenían su personalidad y no debían perderla bajo ningún concepto. Tenía que aceptarlo.
Se sentó en el borde de la cama para meditar sobre lo que había sido su vida, llegando a la conclusión que en la mayoría de los casos, en la cuestión amorosa no podría ponerle un sobresaliente, si tuviera que puntuar para un examen. ¿Dónde fallaba? Era lo único que se le ocurría repetir. No creía que con Kate esto pudiera suceder, y en cambio había sucedido. Recordó los primeros cuatro años, trabajando en la Comisaría codo con codo, y lo que le costó que ella se diera cuenta de sus sentimientos. Por eso ahora, que ya creía superados estos miedos, le había cogido por sorpresa.
Si ella necesitaba reflexionar, saber si eran compatibles el trabajo y su relación, no podía hacer nada para convencerla.
Se hizo el firme propósito de no hurgar más en aquella herida. Abrió el cajón donde guardaba su ropa interior, y cogió unas cuantas cosas. Allí mismo dejó el estuche con el anillo. Lo puso al fondo, y lo cubrió con el resto de la ropa que allí dejaba.
Sacó de su chaqueta el móvil, que tenía apagado, y vio que había un mensaje de Kate.
Sólo le decía que tenía que salir urgentemente hacia Washington. Que al volver terminarían la conversación. Se despedía con un “Te quiero”.
Aquellas palabras en aquellos momentos le sonaron casi a una burla. Si de verdad le hubiera querido, no estaría ahora camino de la capital.
Cuando volvió a sonar el teléfono, le dio un vuelco el corazón, esperaba que Kate hubiera recapacitado, y le llamara. Pero oyó la voz de Alexis, completamente excitada. Le explicó que ya estaban en Costa Rica, que era todo maravilloso, que el país era una preciosidad, completamente diferente a lo que nunca había visto. Se despidió con palabras cariñosas.
Los hijos emprendían el vuelo. Era ley de vida aunque le doliera. A Alexis ni se le ocurrió preguntarle si estaba bien. Bueno se dijo a sí mismo, seguro que si le hubiera visto el semblante, se lo habría preguntado.
Condujo por la carretera sin pasarse ni un poco de la velocidad establecida. No tenía un lugar fijo a donde ir a parar. Sólo quería distanciarse de todo lo que le recordara los últimos meses vividos con Kate.
Aún no sabía dónde buscar un poco de tranquilidad. Necesitaba estar donde pudiera permanecer a solas consigo mismo. Se dijo que llevaba en el coche todo lo necesario para seguir viviendo como lo había hecho siempre. Si las musas venían en su ayuda, escribiría, el móvil, y el ordenador portátil serían el único contacto que le mantendría unido al resto del mundo.
Lo demás dejaría que fuera viniendo por sí solo.
Dejaba en manos del destino su vida entera.
Y no quería luchar.
Alexis y su madre estaban bien.
Y Kate, imaginaba que si había encontrado esa satisfacción personal que por lo visto tanto ansiaba, también.
En la carretera anunciaban un Motel, lo miró desde lejos y le pareció el lugar idóneo para sus necesidades.
Quietud, y paz fue lo primero que le vino en mente. Eso era lo que más necesitaba por ahora.
En Recepción no hicieron preguntas, firmó en el libro de entrada, mientras preguntaba al conserje, dónde se podía comer bien. Le indicó un restaurante cerca de allí, y le preguntó si pensaba quedarse muchos días. En tono de disculpa le dijo, que era para saber cuán podría contar con aquella habitación.
Castle se limitó a encogerse de hombros, y le aseguró que en cuanto lo tuviera decidido él, sería el primero en saberlo.
Habían transcurrido dos días en los que se pasó muchas horas ante el ordenador, escribía frenéticamente todo cuanto se le ocurría, no borraba nada, sólo iba acumulando sensaciones, vivencias, y describía paisajes bucólicos. En resumen nada importante, si tuviera que obtener una historia de todo ello, se daba cuenta, que era lo que vulgarmente los editores llaman paja. O sea nada importante, palabras de relleno. Faltaba una historia, unos personajes que sufrieran y gozaran al mismo tiempo. Y eso era precisamente lo que trataba de evitar, si dejaba salir sus emociones actuales, sin duda estaría narrando su propia vida, y ahora precisamente era de lo último que quería hablar y escribir.
Aburrido por tan negros pensamientos puso la televisión en marcha, daban las noticias, no prestaba atención, era lo de siempre. Protestas. Manifestaciones quejándose del ambiente general de inestabilidad mundial. El locutor dijo que acaban de pasarle una información de última hora. Castle no prestaba la más mínima atención, era lo mismo de cada día. Un volcán había entrado en erupción, el comentario era que desde el año 1968, había estado dormido, y ahora volvía a vomitar fuego, y con temblores y sacudidas.
Castle pensó, que ojalá él fuera un volcán, para poder sacar toda la rabia, y la pena que le consumía desde hacía uno días. Por lo menos la montaña se desquitaba, cosa que él no podía hacer.
Fue algo instantáneo, cuestión de milésimas de segundo. La noticia de repente le atrapó. Y cuando se dio cuenta que hablaban del volcán de Costa Rica, casi se le para el corazón. Y Alexis apareció ante sus ojos, como si formara parte de la pantalla televisiva.
Llamó enseguida a la Embajada, pidiendo información, todo lo que le dijeron era muy confuso, y que no sabían todavía si existían heridos. El lugar era uno de los que iban excursionistas y grupos de estudiantes, para identificar la flora del lugar. Se dio a conocer avisando que en el primer vuelo se iba hacia allá. Su pensamiento fue reviviendo todas las escenas pasadas junto a su hija. Desde que era un bebé, hasta el fatídico momento en que firmó el cheque.
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Última edición por marypaz el Jue Jun 06, 2013 4:24 am, editado 3 veces
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
Muuuy bueno me ha encantado, espero con ganas la segunda partee!
L-beckett41319- As del póker
- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 23/02/2013
Edad : 28
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
Te a quedado genial tengo muchas ganas de ver esa segunda parte...
stanathan_caskett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 27/04/2013
Edad : 23
Localización : cadiz
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
ESTOOOO ESTA INTERESANTEEEEE OMG!!! espero que alexis este bien y no le haya pasado nada
me da pena ver como acabaron... y que kate se de cuenta de lo que ha perdido uuuuh madre mia...
en fin sigueee prontoo plisss que ya quiero saber que pasaraaa!!! ¡nos vemos!
besotess
me da pena ver como acabaron... y que kate se de cuenta de lo que ha perdido uuuuh madre mia...
en fin sigueee prontoo plisss que ya quiero saber que pasaraaa!!! ¡nos vemos!
besotess
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
wow que interesante, ahora me explico el por que de las ojeras de Castle no paramos de meterlo en marrones.
sube pronto el siguiente por favor
sube pronto el siguiente por favor
choleck- Escritor - Policia
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Localización : en la parra
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
wooaww es excelente
ya veo que la mayoria estamos de acuerdo que Backett antepuso y antepondra su profecion a el amor que Castle siente por ella y que ella lo qiere pero no lo ama........ gracias por tu historia sigue..
ya veo que la mayoria estamos de acuerdo que Backett antepuso y antepondra su profecion a el amor que Castle siente por ella y que ella lo qiere pero no lo ama........ gracias por tu historia sigue..
Casbeck.mongar- Ayudante de policia
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Edad : 47
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
Me encanta, pero continua que quiero saber que pasa.
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
Te ha quedado genial. Me da mucha pena que hayan terminado así de esa forma.
Espero que puedas continuar pronto.
Espero que puedas continuar pronto.
Yaye- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
Gracias a todas por vuestros comentarios, a veces por falta de tiempo no se pueden hacer.
Me alegra que os haya gustado e intentaré mañana o pasado subir el final de la historia.
Me alegra que os haya gustado e intentaré mañana o pasado subir el final de la historia.
marypaz- Policia de homicidios
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Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
TITULO: CAMBIOS INESPERADOS (2ª parte final)
Autora: marypaz
Beckett fue llamada al despacho de su nuevo superior, para un trabajo especial, le dijeron. Cuando entró en aquel despacho enorme, no pudo menos que compararlo con el pequeño y oscuro de la Comisaría, con Montgomery primero y luego Gates al frente. Nada que ver con lo que tenía ante sus ojos.
Si, desde luego que su vida había hecho un giro de 360 grados, o más familiarmente como si hubieran dado la vuelta a un calcetín.
Allí dentro le dieron la información necesaria para empezar con su primer trabajo. No tenía nada que ver con lo desempeñado hasta ahora.
Volvieron a repetirle que su nombre no aparecería por ningún sito, seguiría siendo el nº 505, y el de su compañero el 506. – Le dijo señalando a quien tenía a su lado - El agente nombrado. Parecía un hombre fuerte y de aspecto extremadamente serio.
.-Señor mi pregunta es, qué tipo de trabajo ha de llevar a cabo el FBI., y además de incógnito.
-. Presten atención a todo lo que les rodea. Nada más. Interesa averiguar si se estaban haciendo cerca del volcán, inspecciones en busca de petróleo, pero sobre todo qué Compañías son las interesadas. De momento sólo nos basta con esto. En cuanto lo averigüen, pueden mandar un mensaje encriptado. El agente 506, tiene experiencia. Déjese aconsejar por él Beckett. Y ya saben procuren no llamar demasiado la atención, allí estarán presentes muchas personas. Al ser un lugar de estudios referentes a la flora y fauna autóctona, es muy probable que hubiera grupos de estudiantes. En cuanto lleguen al aeropuerto de San José, allí se están fletando vuelos hasta el Volcán Arenal. Les deseo toda la suerte del mundo.
Kate sintió que algo se le rompía por dentro. Recordó a Castle y a Alexis, su miedo a dejarla ir a ese lugar desconocido. Como padre demostró tener razón. Mientras ponía en un saco de mano lo necesario su pensamiento iba desgranando las conversaciones que había tenido con él.
Y de pronto pensó qué pasaría si se encontraba cara a cara con la hija de Castle. Y sintió un miedo muy especial. Era un temor diferente al que se siente al ir tras un delincuente, donde una bala te puede alcanzar. El miedo de ahora no sabía cómo definirlo, pero de una cosa estaba muy segura, le temía mucho más que a una bala perdida.
El trayecto en avión casi lo hizo en silencio. El acompañante quedaba claro que no era hablador, y a ella esto le ayudó a no parecer descortés. Se tumbó en el asiento intentando descansar. Mientras rogaba que Alexis no estuviera cerca del lugar que iban a tener bajo vigilancia, por muchos motivos, el principal sin duda, era que no estuviera herida, y el otro y muy importante, es que a los ojos de los demás ellas dos no se conocían. Y eso no sabía cómo lo podría solucionar, sin decirle exactamente lo que estaba ocurriendo.
No tuvieron que esperar a recoger los equipajes, ya que los dos agentes los llevaban en la mano.
Nada más bajar del avión pudieron comprobar que en el aeropuerto había mucha más gente de la que pudieran imaginar.
El agente 506, se adelantó para ponerse en la cola de aquella muchedumbre que esperaba su embarque. El ruido de los altavoces, y de las personas era francamente molesto. Daban las instrucciones a seguir, en español y en inglés. Por lo que Kate agradeció que lo dieran en los dos idiomas. Poco sabía de español.
Su compañero, parecía ignorarla por completo, y pensó que todo formaba parte del trabajo. No le importó lo más mínimo, ya que tenía muy pocas ganas de hablar. Por eso le extrañó cuando le dijo.
.- Espera, enseguida vuelvo.
Y lo vio cómo se alejaba de la cola que se había formado, y que estaba a punto de entrar en la zona de embarque.
No le prestó atención. Sólo sabía que su vida había cambiado por completo en muy pocos días, y que a pesar de lo todo, su cabeza aún no había asimilado gran cosa.
Su trabajo hasta hoy que habían emprendido este vuelo, no había tenido nada de particular. Las veces que había pensado en Castle se había desmoronado por completo. Confiaba que en la investigación que a partir de ahora llevarían a cabo, le sería mucho más fácil alejar a Rick de su cabeza, ya que de lo contrario se volvería loca.
Ella lo había querido de esta manera, por lo que se dijo que eran absurdas según que lamentaciones, lo cual no obstante no era obstáculo para sentirse mal con ella misma.
Estaba tan metida en sus pensamientos, que cuando volvió el compañero casi la da un susto. Lo había olvidado por completo.
Por suerte tenía una pared muy cerca, por lo que disimuladamente pudo apoyarse en ella.
Su compañero venía hablando animadamente con Richard Castle.
Por unos momentos sus ojos se encontraron, los azules de él, taladraron con la mirada a la antigua inspectora Beckett.
.- Soy un gran admirador de este escritor – Dijo el agente 506 – No he podido resistir la tentación de saludarle personalmente, cielo, te presento al escritor Richard Castle.
Sus miradas se cruzaron, Kate como si estuviera realmente contenta de conocerle, le alargó la mano mientras decía
.- Un gusto Sr. Castle, he leído alguno de sus libros, y me han gustado.
Cuando le dio la mano, su pensamiento estaba por completo volcado en aquel contacto de sus pieles. ¡Le era tan conocido! Necesitaba transmitirle lo que realmente estaba pasando. Mantuvo sus ojos en la mirada azul completamente asombrados. Sólo su sonrisa parecía estereotipada.
Su aliado fue el compañero agente 506.
.- Mi mujer y yo veníamos a disfrutar de unas cortas vacaciones, y nos hemos encontrado con este desastre natural. – Dijo el agente, mientras pasaba cariñosamente un brazo por los hombros de Kate.
.- ¿Y usted Sr Castle, también ha venido de vacaciones? –Preguntó Kate procurando que su voz no la delatara, porque además ya sabía la respuesta.
.- No. En realidad he venido apresuradamente, para tratar de ponerme en contacto con mi hija. Es muy probable que esté en uno de esos grupos de estudiantes, que llegaron aquí, para estudiar la flora y la fauna. Hasta que no la vea sana y salva, no estaré tranquilo. ¿Ustedes tienen hijos? - preguntó en el tono más inocente que pudo.
Kate no pudo evitar suspirar profundamente.
Fuera como fuera, Castle les estaba siguiendo la corriente. Era un alivio, por lo que más segura que antes, respondió.
.- No, todavía no. Hace muy poco que estamos casados- Pero me pongo en su lugar, imagino lo mal que lo estará pasando hasta que no la vea, sin un rasguño. – Argumentó Kate-
Era una manera de decirle, que sentía el mismo temor que él. Que sabía por lo que estaba pasando.
Después, en cuestión de momentos fueron embarcados al avión, que los llevaría hasta el volcán.
Kate vio como Castle se quedaba un poco rezagado, y el agente y ella, fueron directamente a sus asientos.
.- Perdona la treta de hacerte pasar por mi mujer, -dijo el agente- pero me ha parecido la manera más natural de explicar nuestra presencia en este lugar. Lo que no esperaba que el escritor estuviera aquí, por un caso tan personal.
.- No tiene importancia. Ha estado bien no te preocupes – Intentaba por todos los medios que su voz no delatara el torbellino de emociones que estaba librando interiormente.
.- ¿Has leído alguno de sus libros? –le preguntó –
.- Sí. Me gusta su manera de escribir. Lo hace detalladamente.
.- Me llegaron comentarios que se apuntó a una Brigada de Policía para describir mejor los asesinatos.
.- No sabía nada de esto. – Mintió-
No quería seguir hablando de este tema. Era demasiado íntimo, y temía ponerse en evidencia. Por lo que intencionadamente, cerró los ojos intentando descansar. Las emociones de los últimos minutos habían sido una dura prueba.
.- No te duermas – le dijo el agente 506 – El vuelo dura muy poco.
.- No te preocupes. No me dormiré.
Tan sólo necesitaba cerrar los ojos, para poder recrearse en lo que acababa de vivir.
Estaban viajando en el mismo avión. Desde su asiento podía ver parte de su cabeza. Comprendió que si él, estaba allí era simplemente para tener noticias de su hija.
Ella en cambio estaba en una misión y además secreta. Aceptó de buena gana la idea del compañero, de decir que eran una pareja, que estaban allí de viaje de placer, y que como una atracción más, podían acercarse al volcán en erupción. No eran los únicos que se habían desplazado por este motivo. Suponiendo que no cancelaran todas las visitas que tenían programadas.
Habían asegurado a todos los que se apuntaron para ver el espectáculo, que no se corría ningún riesgo. La erupción de momento se trataba de una fumarola visible desde muchos kilómetros, junto con la ceniza que caía pesadamente, los sismólogos aseguraban que de momento no se corría peligro. Pero todo estaba preparado para una evacuación rápida en caso necesario. En el complejo turístico del lugar, lo tenían todo previsto. Nadie correría peligro de ningún tipo.
Castle, después de oír en el aeropuerto de San José, que en la televisión habían exagerado mucho la noticia, pareció que se quedaba mucho más tranquilo. Incluso estuvo a punto de no seguir el viaje. Pensó que de momento no se daría a conocer, actuaría como un turista más, en busca de emociones fuertes, para disparar su adrenalina. Por nada del mundo quería que Alexis supiera que había ido a su encuentro. Si cuando llegaba al lugar, podía constatar que era cierto, que habían exagerado las noticias, en busca de turistas ávidos de emociones, él, tal como había venido, volvería a la capital, en el primer vuelo que saliera hacia allí.
Ahora sentado en el avión, su cabeza no paraba de dar vueltas a lo mismo.
¿Por qué el destino, se complacía en torturarle de aquella manera? Que viniera un desconocido, para pedirle un autógrafo, no tenía nada de particular. Estaba acostumbrado a este tipo de situaciones.
Pero encontrarse con Beckett, cara a cara escuchando que era la esposa de aquel hombre… eso ya no podía asimilarlo.
Pudo leer en aquellos ojos una súplica. Conocía muy bien a aquella mujer, y sabía que en su mirada había algo extraño. Sintió una presión especial en su mano cuando se la estrechó.
Y no tuvo ninguna duda.
Kate Beckett, y aquel hombre estaban allí, por cuestiones de trabajo. El motivo por el que actuaran de manera especial, desde luego lo ignoraba. Pero estaba dispuesto a seguirles la corriente.
Se sentó en el avión, sin volver la mirada ni una sola vez. El temor a delatarse era tan grande, que fingió enfrascarse en la lectura del periódico. No obstante su mente trabajaba, pensando en la manera de poder hablar con ella a solas.
¿Estaba en peligro? ¿Cuál era la misión a cumplir? ¿Por qué se hacían pasar por matrimonio?
Trató de calmarse. En cuanto bajaran del avión, tendrían más noticias referentes al volcán y seguro que ya tendrían listas de los estudiantes, que habían desalojado. Una vez supiera que su hija no corría peligro, podría dedicarse, a analizar la actuación de Kate.
No tenía ninguna duda que estaba en una misión del Gobierno.
Kate y el agente 506 fueron conducidos a su alojamiento. Era un hotel rodeado de preciosa vegetación, con un balcón desde donde se podía ver el volcán muy cercano, y una espesa columna de humo, que de vez en cuando de su interior parecían encenderse cohetes. Se sentó en uno de los sillones de mimbre con la mirada fija en el espectáculo que ofrecía la naturaleza. Si no fuera porque en un momento dado, la erupción podía volverse intensa, era bonito de contemplar, ahora que el sol ya se había ocultado, resaltaban aún más las explosiones que surgían dentro del humo gris.
Unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Era su compañero
.- Hola,¿ puedo pasar?
.- Si desde luego. ¿Ya has averiguado alguna cosa?
.- Todavía no, pero ya me he puesto en contacto con alguien que mañana estará con nosotros, para ayudarnos. Se presentará como un guía turístico, pero es otro agente. Por cierto cuando estemos solos, mi nombre es William, y ya sé que el tuyo es Kate. Por cierto mira – y se sacó una pequeña cartera con unas fotos – Son mi mujer y mi hija. Quiero que lo sepas porque me ha parecido que estabas recelosa de mí.
.- Lo siento. Acabo de pasar por un momento difícil. Te habré parecido insociable
.- Asustada más bien diría yo. Me imagino que has dejado parte de ti misma en Nueva York.
Kate no pudo reprimir una sonrisa
.- Muy sagaz – dijo, y añadió -¿Puedes compaginar tu vida privada, con el trabajo en el FBI?.
.- Bueno, llevamos años de entrenamiento, y sí que es cierto que en más de una ocasión han surgido, algún que otro problema, pero nada que no se pueda solucionar con buena voluntad por parte de los dos.
El suspiro de Kate fue sonoro. Tanto que el agente 506, no pudo evitar sonreírle abiertamente.
.- Soy consciente que te he quitado un peso de encima. Me alegra haber tenido esta charla contigo, cuando hay que trabajar codo con codo con alguien, es bueno saber cómo es en realidad. Pero cuando he venido era para decirte que he invitado al escritor Castle, para cenar juntos.
Mil imágenes pasaron por la cabeza de Beckett, y ninguna la complacía.
.- Si no te importa, yo no pensaba bajar al comedor a cenar. Estoy cansada y preferiría comer cualquier cosa aquí en la habitación. Discúlpame ante el escritor, dile lo que te acabo de decir. Estoy francamente agotada y mañana aunque él, no lo sepa, nos espera un día de trabajo. Tú tampoco deberías retrasar demasiado la cena.
Cuando el agente se fue, ella quedó apoyada en la puerta escuchando los pasos cómo se alejaban.
Llamó a dirección preguntando en si le podían poner en comunicación con el escritor. Enseguida oyó la voz.
.- ¿Rick? Soy yo – dijo casi en un susurro, temiendo ser descubierta. – No puedo ser más explícita. Gracias por seguir con el engaño. No indagues. No estoy en peligro. Si mañana ves a Alexis, ponla al corriente.
Y sin esperar respuesta alguna, cortó la comunicación. Después de esta corta charla, le pareció que su mundo se había ensanchado enormemente. Ahora ya pasara lo que pasara, Castle sabía que estaba en una misión.
Su compañero, le había enseñado fotos de su familia, y este detalle que parecía algo sin importancia, a ella fue como si de pronto se hubieran abierto todas las puertas que estaban cerradas.
Pidió al servicio, que le subieran algo de cena, que la degustó disfrutando del paisaje. No le extrañó en absoluto que muchas personas, vinieran hasta aquí en busca de relax y disfrute de paisajes tan maravillosos y exóticos. La erupción del volcán, sin duda ayudaba a conseguir el encanto, siempre y cuando, no pasara a ser peligrosa. Actualmente tenía un encanto singular
En la televisión, daban noticias, algo falseadas. Nadie corría peligro, y en cambio de la manera que lo decían, daban pie a pensar todo lo contrario. Seguro que de alguna manera formaba parte de una publicidad exagerada para atraer clientes.
Había terminado de cenar, y se quedó allí contemplando el espectáculo, pensando en las palabras del agente 506. Él y su familia, sabían compaginar sus trabajos. Y eso era como una música de fondo, que no la había dejado de tararear, desde que él se lo contó. Interiormente le había puesto unos compases, un bailable de suaves oscilaciones, que la hacía imaginar a una pareja danzando al ritmo musical inventado por ella.
Miró el reloj, era hora de acostarse. Pensó que su compañero también debería hacerlo, para estar en condiciones mañana temprano.
Unos golpes en la puerta hicieron que se sobresaltara.
Abrió, y pudo ver al agente con una sonrisa y una rosa en la mano
Kate levantó la mirada.
.- Esta rosa es para ti, de parte del escritor. Me ha dicho que le sabía mal, que no hubieras cenado con nosotros, pero que lo entendía. Y me rogó te hiciera llegar esta flor. Ha sido una cena muy amena, él estaba contento porque ya había podido hablar con su hija.
.- Me alegro. Gracias por todo. Ya me iba a meter en la cama.
.- Lo supongo, yo también, nos vemos mañana temprano. Hay un autocar que nos dejará lo más cerca posible del lugar. Es allí donde debemos estar pendientes de todo lo que nos rodea. Hasta mañana.
== = = = = = == = = = = =
En cuestión de 4 días, los dos agentes del FBI, pudieron informar a la central. El trabajo podría decirse que se había terminado, y con buenos resultados.
Kate no volvió a ver a Castle merodeando por allí, cosa que la hizo sentir mucho más tranquila. Saber que Alexis estaba fuera de peligro también la ayudó a relajarse.
Otra vez estaban en el aeropuerto camino de regreso.
Ahora el vuelo era directo hasta Washington.
Se sentaron abrochándose los cinturones, y ya en pleno vuelo el agente 506 preguntó
.- ¿Qué te ha parecido tu primer trabajo fuera de Nueva York?
.- Interesante, es lo único que se me ocurre decir
.- ¿No has pasado por algún momento de miedo?
Kate con la mirada fija en las nubes, que tenía a su derecha, pensó por unos momentos, en la aparición de Castle. Y dudó antes de responder
.- No sabría qué decirte. En Nueva York empuñaba un arma, cosa que me daba una cierta tranquilidad, pero también estaba expuesta a recibir un tiro. Aquí no ha pasado nada parecido.
.- En realidad, no me refería a este tipo de peligros. Creo que hay otros que asustan más.
La estaba mirando de frente, y aquel hombre que desde el primer momento le pareció que era la viva estampa de la seriedad, pudo ver en su mirada y en su sonrisa algo especial.
.- Vamos inspectora Beckett, soy agente del FBI, acostumbrado a desentrañar casos difíciles. Para mí, desde el momento en que apareció Castle en escena, fuiste como un libro abierto. Pude captar tu miedo. Vuestras miradas eran tan significativas…quizás a otra persona que no hubiera trabajado en la búsqueda de delincuentes, durante años, le hubiera pasado inadvertida. Pero para mí no. El miedo en tus ojos, y la sorpresa de él, me hicieron sospechar muchas cosas. No dudé en buscar indicios, llamé a Washington, y pedí información.
En el rostro de Kate apareció un mohín de disgusto. Iba a replicar, pero el agente 506, no le dejó
.- Tu secreto está a salvo conmigo. Después de recibir la información, entendí tu pregunta referente si eran compatibles los trabajos secretos en un matrimonio. Vi la cara que pusiste cuando te di la rosa que él, me había dado para ti.
.- Imagino que no puedo debatir nada de lo que me has dicho. ¿Cambiará esto mi trabajo en la capital?
.- Por mí nadie sabrá nada, si es a esto a lo que te refieres. Seremos dos buenos compañeros, hasta que Peter no esté recuperado del accidente
Hubo un corto silencio.
.- Gracias. No te puedes imaginar el peso que me has quitado de encima.
Y volvió a quedarse callada como recordando algo interesante
.- Yo he sido sincero contigo, ahora me gustaría que tú lo fueras conmigo, y no te salgas por la tangente, ¿en qué piensas?
.- Me veo a mi misma danzando al compás de una suave música.
.- Muy perspicaz ex Inspectora Beckett. Me has dicho en lo que pensabas, pero tal como era tu intención, me he quedado igual que antes.
Kate le dedicó una de sus mejores sonrisas. Algo había cambiado dentro de sí misma. La inundaba una especie de alegría difícil de explicar.
FIN
Autora: marypaz
Beckett fue llamada al despacho de su nuevo superior, para un trabajo especial, le dijeron. Cuando entró en aquel despacho enorme, no pudo menos que compararlo con el pequeño y oscuro de la Comisaría, con Montgomery primero y luego Gates al frente. Nada que ver con lo que tenía ante sus ojos.
Si, desde luego que su vida había hecho un giro de 360 grados, o más familiarmente como si hubieran dado la vuelta a un calcetín.
Allí dentro le dieron la información necesaria para empezar con su primer trabajo. No tenía nada que ver con lo desempeñado hasta ahora.
Volvieron a repetirle que su nombre no aparecería por ningún sito, seguiría siendo el nº 505, y el de su compañero el 506. – Le dijo señalando a quien tenía a su lado - El agente nombrado. Parecía un hombre fuerte y de aspecto extremadamente serio.
.-Señor mi pregunta es, qué tipo de trabajo ha de llevar a cabo el FBI., y además de incógnito.
-. Presten atención a todo lo que les rodea. Nada más. Interesa averiguar si se estaban haciendo cerca del volcán, inspecciones en busca de petróleo, pero sobre todo qué Compañías son las interesadas. De momento sólo nos basta con esto. En cuanto lo averigüen, pueden mandar un mensaje encriptado. El agente 506, tiene experiencia. Déjese aconsejar por él Beckett. Y ya saben procuren no llamar demasiado la atención, allí estarán presentes muchas personas. Al ser un lugar de estudios referentes a la flora y fauna autóctona, es muy probable que hubiera grupos de estudiantes. En cuanto lleguen al aeropuerto de San José, allí se están fletando vuelos hasta el Volcán Arenal. Les deseo toda la suerte del mundo.
Kate sintió que algo se le rompía por dentro. Recordó a Castle y a Alexis, su miedo a dejarla ir a ese lugar desconocido. Como padre demostró tener razón. Mientras ponía en un saco de mano lo necesario su pensamiento iba desgranando las conversaciones que había tenido con él.
Y de pronto pensó qué pasaría si se encontraba cara a cara con la hija de Castle. Y sintió un miedo muy especial. Era un temor diferente al que se siente al ir tras un delincuente, donde una bala te puede alcanzar. El miedo de ahora no sabía cómo definirlo, pero de una cosa estaba muy segura, le temía mucho más que a una bala perdida.
El trayecto en avión casi lo hizo en silencio. El acompañante quedaba claro que no era hablador, y a ella esto le ayudó a no parecer descortés. Se tumbó en el asiento intentando descansar. Mientras rogaba que Alexis no estuviera cerca del lugar que iban a tener bajo vigilancia, por muchos motivos, el principal sin duda, era que no estuviera herida, y el otro y muy importante, es que a los ojos de los demás ellas dos no se conocían. Y eso no sabía cómo lo podría solucionar, sin decirle exactamente lo que estaba ocurriendo.
No tuvieron que esperar a recoger los equipajes, ya que los dos agentes los llevaban en la mano.
Nada más bajar del avión pudieron comprobar que en el aeropuerto había mucha más gente de la que pudieran imaginar.
El agente 506, se adelantó para ponerse en la cola de aquella muchedumbre que esperaba su embarque. El ruido de los altavoces, y de las personas era francamente molesto. Daban las instrucciones a seguir, en español y en inglés. Por lo que Kate agradeció que lo dieran en los dos idiomas. Poco sabía de español.
Su compañero, parecía ignorarla por completo, y pensó que todo formaba parte del trabajo. No le importó lo más mínimo, ya que tenía muy pocas ganas de hablar. Por eso le extrañó cuando le dijo.
.- Espera, enseguida vuelvo.
Y lo vio cómo se alejaba de la cola que se había formado, y que estaba a punto de entrar en la zona de embarque.
No le prestó atención. Sólo sabía que su vida había cambiado por completo en muy pocos días, y que a pesar de lo todo, su cabeza aún no había asimilado gran cosa.
Su trabajo hasta hoy que habían emprendido este vuelo, no había tenido nada de particular. Las veces que había pensado en Castle se había desmoronado por completo. Confiaba que en la investigación que a partir de ahora llevarían a cabo, le sería mucho más fácil alejar a Rick de su cabeza, ya que de lo contrario se volvería loca.
Ella lo había querido de esta manera, por lo que se dijo que eran absurdas según que lamentaciones, lo cual no obstante no era obstáculo para sentirse mal con ella misma.
Estaba tan metida en sus pensamientos, que cuando volvió el compañero casi la da un susto. Lo había olvidado por completo.
Por suerte tenía una pared muy cerca, por lo que disimuladamente pudo apoyarse en ella.
Su compañero venía hablando animadamente con Richard Castle.
Por unos momentos sus ojos se encontraron, los azules de él, taladraron con la mirada a la antigua inspectora Beckett.
.- Soy un gran admirador de este escritor – Dijo el agente 506 – No he podido resistir la tentación de saludarle personalmente, cielo, te presento al escritor Richard Castle.
Sus miradas se cruzaron, Kate como si estuviera realmente contenta de conocerle, le alargó la mano mientras decía
.- Un gusto Sr. Castle, he leído alguno de sus libros, y me han gustado.
Cuando le dio la mano, su pensamiento estaba por completo volcado en aquel contacto de sus pieles. ¡Le era tan conocido! Necesitaba transmitirle lo que realmente estaba pasando. Mantuvo sus ojos en la mirada azul completamente asombrados. Sólo su sonrisa parecía estereotipada.
Su aliado fue el compañero agente 506.
.- Mi mujer y yo veníamos a disfrutar de unas cortas vacaciones, y nos hemos encontrado con este desastre natural. – Dijo el agente, mientras pasaba cariñosamente un brazo por los hombros de Kate.
.- ¿Y usted Sr Castle, también ha venido de vacaciones? –Preguntó Kate procurando que su voz no la delatara, porque además ya sabía la respuesta.
.- No. En realidad he venido apresuradamente, para tratar de ponerme en contacto con mi hija. Es muy probable que esté en uno de esos grupos de estudiantes, que llegaron aquí, para estudiar la flora y la fauna. Hasta que no la vea sana y salva, no estaré tranquilo. ¿Ustedes tienen hijos? - preguntó en el tono más inocente que pudo.
Kate no pudo evitar suspirar profundamente.
Fuera como fuera, Castle les estaba siguiendo la corriente. Era un alivio, por lo que más segura que antes, respondió.
.- No, todavía no. Hace muy poco que estamos casados- Pero me pongo en su lugar, imagino lo mal que lo estará pasando hasta que no la vea, sin un rasguño. – Argumentó Kate-
Era una manera de decirle, que sentía el mismo temor que él. Que sabía por lo que estaba pasando.
Después, en cuestión de momentos fueron embarcados al avión, que los llevaría hasta el volcán.
Kate vio como Castle se quedaba un poco rezagado, y el agente y ella, fueron directamente a sus asientos.
.- Perdona la treta de hacerte pasar por mi mujer, -dijo el agente- pero me ha parecido la manera más natural de explicar nuestra presencia en este lugar. Lo que no esperaba que el escritor estuviera aquí, por un caso tan personal.
.- No tiene importancia. Ha estado bien no te preocupes – Intentaba por todos los medios que su voz no delatara el torbellino de emociones que estaba librando interiormente.
.- ¿Has leído alguno de sus libros? –le preguntó –
.- Sí. Me gusta su manera de escribir. Lo hace detalladamente.
.- Me llegaron comentarios que se apuntó a una Brigada de Policía para describir mejor los asesinatos.
.- No sabía nada de esto. – Mintió-
No quería seguir hablando de este tema. Era demasiado íntimo, y temía ponerse en evidencia. Por lo que intencionadamente, cerró los ojos intentando descansar. Las emociones de los últimos minutos habían sido una dura prueba.
.- No te duermas – le dijo el agente 506 – El vuelo dura muy poco.
.- No te preocupes. No me dormiré.
Tan sólo necesitaba cerrar los ojos, para poder recrearse en lo que acababa de vivir.
Estaban viajando en el mismo avión. Desde su asiento podía ver parte de su cabeza. Comprendió que si él, estaba allí era simplemente para tener noticias de su hija.
Ella en cambio estaba en una misión y además secreta. Aceptó de buena gana la idea del compañero, de decir que eran una pareja, que estaban allí de viaje de placer, y que como una atracción más, podían acercarse al volcán en erupción. No eran los únicos que se habían desplazado por este motivo. Suponiendo que no cancelaran todas las visitas que tenían programadas.
Habían asegurado a todos los que se apuntaron para ver el espectáculo, que no se corría ningún riesgo. La erupción de momento se trataba de una fumarola visible desde muchos kilómetros, junto con la ceniza que caía pesadamente, los sismólogos aseguraban que de momento no se corría peligro. Pero todo estaba preparado para una evacuación rápida en caso necesario. En el complejo turístico del lugar, lo tenían todo previsto. Nadie correría peligro de ningún tipo.
Castle, después de oír en el aeropuerto de San José, que en la televisión habían exagerado mucho la noticia, pareció que se quedaba mucho más tranquilo. Incluso estuvo a punto de no seguir el viaje. Pensó que de momento no se daría a conocer, actuaría como un turista más, en busca de emociones fuertes, para disparar su adrenalina. Por nada del mundo quería que Alexis supiera que había ido a su encuentro. Si cuando llegaba al lugar, podía constatar que era cierto, que habían exagerado las noticias, en busca de turistas ávidos de emociones, él, tal como había venido, volvería a la capital, en el primer vuelo que saliera hacia allí.
Ahora sentado en el avión, su cabeza no paraba de dar vueltas a lo mismo.
¿Por qué el destino, se complacía en torturarle de aquella manera? Que viniera un desconocido, para pedirle un autógrafo, no tenía nada de particular. Estaba acostumbrado a este tipo de situaciones.
Pero encontrarse con Beckett, cara a cara escuchando que era la esposa de aquel hombre… eso ya no podía asimilarlo.
Pudo leer en aquellos ojos una súplica. Conocía muy bien a aquella mujer, y sabía que en su mirada había algo extraño. Sintió una presión especial en su mano cuando se la estrechó.
Y no tuvo ninguna duda.
Kate Beckett, y aquel hombre estaban allí, por cuestiones de trabajo. El motivo por el que actuaran de manera especial, desde luego lo ignoraba. Pero estaba dispuesto a seguirles la corriente.
Se sentó en el avión, sin volver la mirada ni una sola vez. El temor a delatarse era tan grande, que fingió enfrascarse en la lectura del periódico. No obstante su mente trabajaba, pensando en la manera de poder hablar con ella a solas.
¿Estaba en peligro? ¿Cuál era la misión a cumplir? ¿Por qué se hacían pasar por matrimonio?
Trató de calmarse. En cuanto bajaran del avión, tendrían más noticias referentes al volcán y seguro que ya tendrían listas de los estudiantes, que habían desalojado. Una vez supiera que su hija no corría peligro, podría dedicarse, a analizar la actuación de Kate.
No tenía ninguna duda que estaba en una misión del Gobierno.
Kate y el agente 506 fueron conducidos a su alojamiento. Era un hotel rodeado de preciosa vegetación, con un balcón desde donde se podía ver el volcán muy cercano, y una espesa columna de humo, que de vez en cuando de su interior parecían encenderse cohetes. Se sentó en uno de los sillones de mimbre con la mirada fija en el espectáculo que ofrecía la naturaleza. Si no fuera porque en un momento dado, la erupción podía volverse intensa, era bonito de contemplar, ahora que el sol ya se había ocultado, resaltaban aún más las explosiones que surgían dentro del humo gris.
Unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Era su compañero
.- Hola,¿ puedo pasar?
.- Si desde luego. ¿Ya has averiguado alguna cosa?
.- Todavía no, pero ya me he puesto en contacto con alguien que mañana estará con nosotros, para ayudarnos. Se presentará como un guía turístico, pero es otro agente. Por cierto cuando estemos solos, mi nombre es William, y ya sé que el tuyo es Kate. Por cierto mira – y se sacó una pequeña cartera con unas fotos – Son mi mujer y mi hija. Quiero que lo sepas porque me ha parecido que estabas recelosa de mí.
.- Lo siento. Acabo de pasar por un momento difícil. Te habré parecido insociable
.- Asustada más bien diría yo. Me imagino que has dejado parte de ti misma en Nueva York.
Kate no pudo reprimir una sonrisa
.- Muy sagaz – dijo, y añadió -¿Puedes compaginar tu vida privada, con el trabajo en el FBI?.
.- Bueno, llevamos años de entrenamiento, y sí que es cierto que en más de una ocasión han surgido, algún que otro problema, pero nada que no se pueda solucionar con buena voluntad por parte de los dos.
El suspiro de Kate fue sonoro. Tanto que el agente 506, no pudo evitar sonreírle abiertamente.
.- Soy consciente que te he quitado un peso de encima. Me alegra haber tenido esta charla contigo, cuando hay que trabajar codo con codo con alguien, es bueno saber cómo es en realidad. Pero cuando he venido era para decirte que he invitado al escritor Castle, para cenar juntos.
Mil imágenes pasaron por la cabeza de Beckett, y ninguna la complacía.
.- Si no te importa, yo no pensaba bajar al comedor a cenar. Estoy cansada y preferiría comer cualquier cosa aquí en la habitación. Discúlpame ante el escritor, dile lo que te acabo de decir. Estoy francamente agotada y mañana aunque él, no lo sepa, nos espera un día de trabajo. Tú tampoco deberías retrasar demasiado la cena.
Cuando el agente se fue, ella quedó apoyada en la puerta escuchando los pasos cómo se alejaban.
Llamó a dirección preguntando en si le podían poner en comunicación con el escritor. Enseguida oyó la voz.
.- ¿Rick? Soy yo – dijo casi en un susurro, temiendo ser descubierta. – No puedo ser más explícita. Gracias por seguir con el engaño. No indagues. No estoy en peligro. Si mañana ves a Alexis, ponla al corriente.
Y sin esperar respuesta alguna, cortó la comunicación. Después de esta corta charla, le pareció que su mundo se había ensanchado enormemente. Ahora ya pasara lo que pasara, Castle sabía que estaba en una misión.
Su compañero, le había enseñado fotos de su familia, y este detalle que parecía algo sin importancia, a ella fue como si de pronto se hubieran abierto todas las puertas que estaban cerradas.
Pidió al servicio, que le subieran algo de cena, que la degustó disfrutando del paisaje. No le extrañó en absoluto que muchas personas, vinieran hasta aquí en busca de relax y disfrute de paisajes tan maravillosos y exóticos. La erupción del volcán, sin duda ayudaba a conseguir el encanto, siempre y cuando, no pasara a ser peligrosa. Actualmente tenía un encanto singular
En la televisión, daban noticias, algo falseadas. Nadie corría peligro, y en cambio de la manera que lo decían, daban pie a pensar todo lo contrario. Seguro que de alguna manera formaba parte de una publicidad exagerada para atraer clientes.
Había terminado de cenar, y se quedó allí contemplando el espectáculo, pensando en las palabras del agente 506. Él y su familia, sabían compaginar sus trabajos. Y eso era como una música de fondo, que no la había dejado de tararear, desde que él se lo contó. Interiormente le había puesto unos compases, un bailable de suaves oscilaciones, que la hacía imaginar a una pareja danzando al ritmo musical inventado por ella.
Miró el reloj, era hora de acostarse. Pensó que su compañero también debería hacerlo, para estar en condiciones mañana temprano.
Unos golpes en la puerta hicieron que se sobresaltara.
Abrió, y pudo ver al agente con una sonrisa y una rosa en la mano
Kate levantó la mirada.
.- Esta rosa es para ti, de parte del escritor. Me ha dicho que le sabía mal, que no hubieras cenado con nosotros, pero que lo entendía. Y me rogó te hiciera llegar esta flor. Ha sido una cena muy amena, él estaba contento porque ya había podido hablar con su hija.
.- Me alegro. Gracias por todo. Ya me iba a meter en la cama.
.- Lo supongo, yo también, nos vemos mañana temprano. Hay un autocar que nos dejará lo más cerca posible del lugar. Es allí donde debemos estar pendientes de todo lo que nos rodea. Hasta mañana.
== = = = = = == = = = = =
En cuestión de 4 días, los dos agentes del FBI, pudieron informar a la central. El trabajo podría decirse que se había terminado, y con buenos resultados.
Kate no volvió a ver a Castle merodeando por allí, cosa que la hizo sentir mucho más tranquila. Saber que Alexis estaba fuera de peligro también la ayudó a relajarse.
Otra vez estaban en el aeropuerto camino de regreso.
Ahora el vuelo era directo hasta Washington.
Se sentaron abrochándose los cinturones, y ya en pleno vuelo el agente 506 preguntó
.- ¿Qué te ha parecido tu primer trabajo fuera de Nueva York?
.- Interesante, es lo único que se me ocurre decir
.- ¿No has pasado por algún momento de miedo?
Kate con la mirada fija en las nubes, que tenía a su derecha, pensó por unos momentos, en la aparición de Castle. Y dudó antes de responder
.- No sabría qué decirte. En Nueva York empuñaba un arma, cosa que me daba una cierta tranquilidad, pero también estaba expuesta a recibir un tiro. Aquí no ha pasado nada parecido.
.- En realidad, no me refería a este tipo de peligros. Creo que hay otros que asustan más.
La estaba mirando de frente, y aquel hombre que desde el primer momento le pareció que era la viva estampa de la seriedad, pudo ver en su mirada y en su sonrisa algo especial.
.- Vamos inspectora Beckett, soy agente del FBI, acostumbrado a desentrañar casos difíciles. Para mí, desde el momento en que apareció Castle en escena, fuiste como un libro abierto. Pude captar tu miedo. Vuestras miradas eran tan significativas…quizás a otra persona que no hubiera trabajado en la búsqueda de delincuentes, durante años, le hubiera pasado inadvertida. Pero para mí no. El miedo en tus ojos, y la sorpresa de él, me hicieron sospechar muchas cosas. No dudé en buscar indicios, llamé a Washington, y pedí información.
En el rostro de Kate apareció un mohín de disgusto. Iba a replicar, pero el agente 506, no le dejó
.- Tu secreto está a salvo conmigo. Después de recibir la información, entendí tu pregunta referente si eran compatibles los trabajos secretos en un matrimonio. Vi la cara que pusiste cuando te di la rosa que él, me había dado para ti.
.- Imagino que no puedo debatir nada de lo que me has dicho. ¿Cambiará esto mi trabajo en la capital?
.- Por mí nadie sabrá nada, si es a esto a lo que te refieres. Seremos dos buenos compañeros, hasta que Peter no esté recuperado del accidente
Hubo un corto silencio.
.- Gracias. No te puedes imaginar el peso que me has quitado de encima.
Y volvió a quedarse callada como recordando algo interesante
.- Yo he sido sincero contigo, ahora me gustaría que tú lo fueras conmigo, y no te salgas por la tangente, ¿en qué piensas?
.- Me veo a mi misma danzando al compás de una suave música.
.- Muy perspicaz ex Inspectora Beckett. Me has dicho en lo que pensabas, pero tal como era tu intención, me he quedado igual que antes.
Kate le dedicó una de sus mejores sonrisas. Algo había cambiado dentro de sí misma. La inundaba una especie de alegría difícil de explicar.
FIN
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
increíble. Me ha gustado mucho la culminación de la historia, aunque me he quedado con las ganas de una conversación entre ambos y ver tras los comentarios de William que decisión había tomado, jejejejeje.
Muchas gracias por compartirla con tod@s nosotr@s
Muchas gracias por compartirla con tod@s nosotr@s
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
muy bueno, me a encantado.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
Me alegra que os haya gustado el final que he dejado.
Sempre me queda la posibilidad, de poder poner a los personajes en situaciones fuera de lo común, dejando una esperanza para que vuelvan a recapacitar sobre su relación.
Sempre me queda la posibilidad, de poder poner a los personajes en situaciones fuera de lo común, dejando una esperanza para que vuelvan a recapacitar sobre su relación.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
Increíble.....
Aunqe me e quedado con ganas de mas
Pero bueno , te a quedado genial....jejeje
Besos
Aunqe me e quedado con ganas de mas
Pero bueno , te a quedado genial....jejeje
Besos
stanathan_caskett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 27/04/2013
Edad : 23
Localización : cadiz
Re: CAMBIOS INESPERADOS (1ª y 2ª parte acabado)
stanathan_caskett escribió:Increíble.....
Aunqe me e quedado con ganas de mas
Pero bueno , te a quedado genial....jejeje
Besos
Me alegra que te haya gustado. Ya empezaré a pensar en otra historia, para que el verano nos sea más llevadero. Veremos en qué situación nos los ponen en la serie.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
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