La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
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La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Prólogo:
En un viejo bar de carretera, dónde las copas son baratas y la mugre es excesiva, un viejo mendigo tomaba una cerveza con parte del dinero que había recaudado. Él estaba tranquilo, bebiendo en silencio, mientras observaba a unos tipos jugar al billar. Entre el humo del tabaco y el whisky empezaron a hablar de mujeres. Entre improperios, risotadas y ciertas conductas sexuales poco recomendables, se jactaban de cuán fácil era dominar a las mujeres. El viejo mendigo se acercó a ellos.
-¿Puedo?- dijo el mendigo cogiendo un taburete, indicando que quería formar parte de la conversación. – No he podido evitar escuchar de lo que hablabais. Una vez, estaba pidiendo en la puerta de la iglesia. Vi a una mujer, acompañada de un tipo trajeado. Ella era bastante guapa. Él era un muñeco de cera o un cadáver, no sabría distinguirlo. El tipo este la llamaba por García, o algo así. En principio me llamó la atención, cómo aquel muerto podría estar con ella, no sería muy distinto de uno de los míos si no fuese porque llevaba un traje nuevo, pero tenía el pelo largo y revuelto, una barba que le llegaba a la nuez de larga y estaba consumido. Ella le miró y él señaló a un tipo. La tipa esta, García o Barcia o yo que sé se fue hacia él sola. Al hombre que se acercó no sería muy distinto de vosotros e intentó intimidarla. En mi vida he visto saltar tantos dientes de un solo golpe, acto seguido lo esposó y se lo llevó a comisaría. Ella era poli y joder cómo repartía disciplina. Así que yo que vosotros me andaría con ojo, antes de meterme en donde no me llaman-.
¿Cuánto tiempo llevaba en la misma posición? ¿Cuánto tiempo llevaba con ese mismo estado de ánimo? Se levantó del suelo y se miró en el reflejo de un cristal. La muerte estaba a punto de invitarle a un paseo. Llevaba el torso al descubierto, o mejor dicho los huesos del tronco al descubierto, sí, eso sería una descripción más ajustada a la realidad. Miró el marco que había junto al cristal y se volvió a tumbar en el suelo. Habían pasado cinco años desde esa foto, su última foto. Lo tenía todo, pero ya nada le interesaba, ya todo daba lo mismo, Frank era un muerto en vida.
En una tarde tranquila Raina disfrutaba de un buen libro. Era su día libre y le encantaba leer. Estaba un poco incómoda de estar en el sofá. Cerró el libro, se soltó el pelo y fue al baño. Dejó el libro en un lado de la bañera y empezó a desnudarse. Puso el agua a su gusto, echó las sales de baño y dejó que se llenara, cogió una toalla la acomodó en un extremo de la bañera. Fue a por unas cuantas velas también y las puso en todo el lugar. Eran perfumadas, por lo que dejaban un agradable olor por la estancia. Una vez todo estaba preparado, se quitó lo que le quedaba de ropa interior y se metió en la bañera, prosiguió con su lectura disfrutando de aquel momento.
-¿Puedo?- dijo el mendigo cogiendo un taburete, indicando que quería formar parte de la conversación. – No he podido evitar escuchar de lo que hablabais. Una vez, estaba pidiendo en la puerta de la iglesia. Vi a una mujer, acompañada de un tipo trajeado. Ella era bastante guapa. Él era un muñeco de cera o un cadáver, no sabría distinguirlo. El tipo este la llamaba por García, o algo así. En principio me llamó la atención, cómo aquel muerto podría estar con ella, no sería muy distinto de uno de los míos si no fuese porque llevaba un traje nuevo, pero tenía el pelo largo y revuelto, una barba que le llegaba a la nuez de larga y estaba consumido. Ella le miró y él señaló a un tipo. La tipa esta, García o Barcia o yo que sé se fue hacia él sola. Al hombre que se acercó no sería muy distinto de vosotros e intentó intimidarla. En mi vida he visto saltar tantos dientes de un solo golpe, acto seguido lo esposó y se lo llevó a comisaría. Ella era poli y joder cómo repartía disciplina. Así que yo que vosotros me andaría con ojo, antes de meterme en donde no me llaman-.
¿Cuánto tiempo llevaba en la misma posición? ¿Cuánto tiempo llevaba con ese mismo estado de ánimo? Se levantó del suelo y se miró en el reflejo de un cristal. La muerte estaba a punto de invitarle a un paseo. Llevaba el torso al descubierto, o mejor dicho los huesos del tronco al descubierto, sí, eso sería una descripción más ajustada a la realidad. Miró el marco que había junto al cristal y se volvió a tumbar en el suelo. Habían pasado cinco años desde esa foto, su última foto. Lo tenía todo, pero ya nada le interesaba, ya todo daba lo mismo, Frank era un muerto en vida.
En una tarde tranquila Raina disfrutaba de un buen libro. Era su día libre y le encantaba leer. Estaba un poco incómoda de estar en el sofá. Cerró el libro, se soltó el pelo y fue al baño. Dejó el libro en un lado de la bañera y empezó a desnudarse. Puso el agua a su gusto, echó las sales de baño y dejó que se llenara, cogió una toalla la acomodó en un extremo de la bañera. Fue a por unas cuantas velas también y las puso en todo el lugar. Eran perfumadas, por lo que dejaban un agradable olor por la estancia. Una vez todo estaba preparado, se quitó lo que le quedaba de ropa interior y se metió en la bañera, prosiguió con su lectura disfrutando de aquel momento.
Última edición por javato el Sáb Sep 07, 2013 10:55 am, editado 4 veces
javato- Ayudante de policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Me encanta(s).
El prólogo pinta muy muy bien Javi.
Me has dejado con varias intrigas ya :3
Sabes que lo deseo con ganas tu continuación, por muchos motivos.
Un beso, escritor.
El prólogo pinta muy muy bien Javi.
Me has dejado con varias intrigas ya :3
Sabes que lo deseo con ganas tu continuación, por muchos motivos.
Un beso, escritor.
Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Si este es el prólogo, ya me estoy relamiendo del gusto, jajajajaja todo está en el aire, y a la vez casi que los tengo ubicados, pero no quiero adelantarme a los acontecimientos, por lo que espero impaciente a que sigas con tu historia.
Eso sí, a que la sigas lo antes posible, por que no soy de las que esperan mucho, jajajajajaja sobre todo si la historia promete y esta promete mucho.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Eso sí, a que la sigas lo antes posible, por que no soy de las que esperan mucho, jajajajajaja sobre todo si la historia promete y esta promete mucho.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Dios, esto promete, me encanta, siguela prontito! o mando a mi panda
Apocalipsis.- As del póker
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Capítulo primero.
La historia de un tipo antisocial.
El lluvioso mes de marzo era una tónica habitual. Siempre llovía, hacía frío y la gente se refugiaba en sus casas o en cualquier otro sitio cubierto, por lo cual no había demasiado transito en las calles. En la calle Juan XXIII el agua discurría hacia las alcantarillas. Pero no era agua solamente, estaba diluyendo la sangre de una persona. Un transeúnte iba con rumbo hacia su casa. Iba a encender un cigarrillo pero hacía demasiado viento. Así que se metió en la calle dónde estaba el cadáver. No lo vio, pues estaba tras un contenedor de basura. Se le cayó el mechero, lo recogió del suelo y miró sus manos, estaban teñidas de sangre. Así fue cómo descubrió el cadáver, tras avanzar unos pasos.
- Papá mira lo que tengo.- el padre giró la vista para ver a su pequeña, que estaba en la silleta de la parte trasera del coche. Vio el pequeño muñeco de palo que había hecho en la playa con su madre.
- Es muy bonito mi pequeña.- miró a su mujer que estaba en el asiento del copiloto. Ella le sonreía. De repente la luz de un coche iluminó el interior. Venía en sentido contrario, la curva era muy cerrada. Chocaron, el coche de Frank cayó por un terraplén, debido al impacto. No supo cuantas vueltas dio el coche. – ¿María?- giró la cabeza entre interminables dolores. Su mujer estaba muerta. Una rama le había atravesado el pecho. Hizo un esfuerzo mayor para mirar hacia atrás. Su hija sangraba por la frente, el sistema de sujeción de la silleta había fallado. – Marta enséñale a papá otra vez el muñeco.- pero el silencio fue la respuesta. – Marta por favor.- dijo entre lágrimas.
Esa pesadilla le atormentaba todas las noches. Se despertó cómo cada noche aferrando contra su pecho el muñeco que le hizo su hija.
En la calle Juan XXIII la científica había terminado su trabajo. Raina esperaba que llegasen los informes. La víctima no tenía la cartera ni las llaves, todo indicaba que era un robo. Así que marcharon a la comisaría. Puso en funcionamiento la pantalla táctil. La tecnología había sustituido a las pizarras de toda la vida. Introdujo el nombre de la víctima José Moñino. Era un noble y viudo. Por su ropa Raina dedujo que era alguien adinerado, pero no se le pasó por la cabeza que era de la realeza. La pizarra le devolvió noticas sobre José, así como algunos datos fiscales. Todo parecía correcto. Pero había algo que no encajaba, ¿un robo? Ese tipo podría pagar uno más que suculento para proteger su vida. Revisó a sus familiares, tenía un único hijo, llamado Francisco. Lo investigó, fue un agente de policía hasta que pidió la baja por depresión. ¿Policía? Y más aún, fue uno de los detectives más laureados. Pero algo sucedió y no regresó. Tendría algunas preguntas que hacerle así que iría a su última residencia conocida. El barrio residencial de Bow Rudder, situado en las cercanías de la costa vivía gente acomodada, no ricos, pero sí gente que no pasaba demasiados apuros. Médicos, notarios y un largo etcétera se vivían por allí. Pero había una casa que a primera vista que contrastaba con las demás. Estaba en franca decadencia parecía que llevase años abandonada. Todas las casas tenían jardín pero aquello parecía más una jungla. Allí no estaría Francisco. Fue a echar un vistazo para ver si podría obtener algo. Un vecino de la casa contigua estaba arreglando su jardín, vio llegar a Raina.
- No está en venta, pero ojala se la pudiera quedar. El dueño desapareció, desde que murieron su mujer e hija nadie ha vuelto a saber él. –
- ¿Cree que podría contactar con él de algún modo? La verdad es que la zona es más que buena para vivir.- respondió Raina.
- No, de todas formas Frank era un tipo un tanto huraño, excepto para su chicas, cómo él las solía llamar.- Raina había obtenido algo.
- Bueno, muchas gracias por su tiempo.- tenía que hablar con su teniente, si había sido detective él debería conocerlo. Así que se montó en el coche y cogió el móvil para llamar. Pero a última hora no lo hizo, quería que el teniente López le contase de su boca cómo era el tal Frank. Volvió a comisaría y fue al despacho del teniente. Llamó a la puerta y abrió -¿Señor?-
- Pase García, dígame que es lo que desea.-
- Verá estoy con un caso.- Raina no pudo acabar con su frase
- Si el del conde de Floridablanca. ¿Qué es lo que ocurre?-
- Verá es que he sabido que su hijo fue policía y tal vez tendría que hacerle unas preguntas.-
- Pierde el tiempo, desapareció.-
- He sabido que era un tipo huraño, o por lo menos así me lo han descrito.-
- Si, era un tipo raro. Pero también era una mente privilegiada, pero la suya no pudo soportar la pérdida de su mujer e hija.-
- ¿Está loco?-
- Más que probable.-
- En ese caso no le interrumpo más.-
- Para nada interrumpe detective García. Ya va siendo hora de ir a casa ¿Va a ver usted el partido de fútbol?
- No señor, tengo papeleo. Así que esta noche no podrá ser. Aún así espero que gane el Barça-
- La verdad es que con Messi e Inesta todo es más fácil. En ese caso espero que pase una buena noche.-
- Gracias señor.- se despidió de él y fue a su mesa. El verdadero motivo de que se quedaría en comisaría era que ya había obtenido el informe de balística. Pidió que le trajeran algo de un restaurante chino. Mientras comía revisaba el informe. La bala era de una pistola de un agente, más concretamente del agente Frank Díaz, el caso acababa de dar un giro inesperado.
- Papá mira lo que tengo.- el padre giró la vista para ver a su pequeña, que estaba en la silleta de la parte trasera del coche. Vio el pequeño muñeco de palo que había hecho en la playa con su madre.
- Es muy bonito mi pequeña.- miró a su mujer que estaba en el asiento del copiloto. Ella le sonreía. De repente la luz de un coche iluminó el interior. Venía en sentido contrario, la curva era muy cerrada. Chocaron, el coche de Frank cayó por un terraplén, debido al impacto. No supo cuantas vueltas dio el coche. – ¿María?- giró la cabeza entre interminables dolores. Su mujer estaba muerta. Una rama le había atravesado el pecho. Hizo un esfuerzo mayor para mirar hacia atrás. Su hija sangraba por la frente, el sistema de sujeción de la silleta había fallado. – Marta enséñale a papá otra vez el muñeco.- pero el silencio fue la respuesta. – Marta por favor.- dijo entre lágrimas.
Esa pesadilla le atormentaba todas las noches. Se despertó cómo cada noche aferrando contra su pecho el muñeco que le hizo su hija.
En la calle Juan XXIII la científica había terminado su trabajo. Raina esperaba que llegasen los informes. La víctima no tenía la cartera ni las llaves, todo indicaba que era un robo. Así que marcharon a la comisaría. Puso en funcionamiento la pantalla táctil. La tecnología había sustituido a las pizarras de toda la vida. Introdujo el nombre de la víctima José Moñino. Era un noble y viudo. Por su ropa Raina dedujo que era alguien adinerado, pero no se le pasó por la cabeza que era de la realeza. La pizarra le devolvió noticas sobre José, así como algunos datos fiscales. Todo parecía correcto. Pero había algo que no encajaba, ¿un robo? Ese tipo podría pagar uno más que suculento para proteger su vida. Revisó a sus familiares, tenía un único hijo, llamado Francisco. Lo investigó, fue un agente de policía hasta que pidió la baja por depresión. ¿Policía? Y más aún, fue uno de los detectives más laureados. Pero algo sucedió y no regresó. Tendría algunas preguntas que hacerle así que iría a su última residencia conocida. El barrio residencial de Bow Rudder, situado en las cercanías de la costa vivía gente acomodada, no ricos, pero sí gente que no pasaba demasiados apuros. Médicos, notarios y un largo etcétera se vivían por allí. Pero había una casa que a primera vista que contrastaba con las demás. Estaba en franca decadencia parecía que llevase años abandonada. Todas las casas tenían jardín pero aquello parecía más una jungla. Allí no estaría Francisco. Fue a echar un vistazo para ver si podría obtener algo. Un vecino de la casa contigua estaba arreglando su jardín, vio llegar a Raina.
- No está en venta, pero ojala se la pudiera quedar. El dueño desapareció, desde que murieron su mujer e hija nadie ha vuelto a saber él. –
- ¿Cree que podría contactar con él de algún modo? La verdad es que la zona es más que buena para vivir.- respondió Raina.
- No, de todas formas Frank era un tipo un tanto huraño, excepto para su chicas, cómo él las solía llamar.- Raina había obtenido algo.
- Bueno, muchas gracias por su tiempo.- tenía que hablar con su teniente, si había sido detective él debería conocerlo. Así que se montó en el coche y cogió el móvil para llamar. Pero a última hora no lo hizo, quería que el teniente López le contase de su boca cómo era el tal Frank. Volvió a comisaría y fue al despacho del teniente. Llamó a la puerta y abrió -¿Señor?-
- Pase García, dígame que es lo que desea.-
- Verá estoy con un caso.- Raina no pudo acabar con su frase
- Si el del conde de Floridablanca. ¿Qué es lo que ocurre?-
- Verá es que he sabido que su hijo fue policía y tal vez tendría que hacerle unas preguntas.-
- Pierde el tiempo, desapareció.-
- He sabido que era un tipo huraño, o por lo menos así me lo han descrito.-
- Si, era un tipo raro. Pero también era una mente privilegiada, pero la suya no pudo soportar la pérdida de su mujer e hija.-
- ¿Está loco?-
- Más que probable.-
- En ese caso no le interrumpo más.-
- Para nada interrumpe detective García. Ya va siendo hora de ir a casa ¿Va a ver usted el partido de fútbol?
- No señor, tengo papeleo. Así que esta noche no podrá ser. Aún así espero que gane el Barça-
- La verdad es que con Messi e Inesta todo es más fácil. En ese caso espero que pase una buena noche.-
- Gracias señor.- se despidió de él y fue a su mesa. El verdadero motivo de que se quedaría en comisaría era que ya había obtenido el informe de balística. Pidió que le trajeran algo de un restaurante chino. Mientras comía revisaba el informe. La bala era de una pistola de un agente, más concretamente del agente Frank Díaz, el caso acababa de dar un giro inesperado.
"Los recuerdos pueden ser las cadenas que no te dejan ir"
Última edición por javato el Mar Ago 27, 2013 1:07 pm, editado 1 vez
javato- Ayudante de policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Me encanta(s).
Me tienes intrigada y completamente a tu merced literaria.
Espero poder leer pronto la continuación.
Me tienes intrigada y completamente a tu merced literaria.
Espero poder leer pronto la continuación.
Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Como el prologo hacía preveer la historia es de las buenas, jajajaja estupendo capítulo Javi, muy medido eso sí, y un poco más largo tampoco me habría importado, más que nada por la intriga que me has dejado.
Creo prever por dónde van a ir los tiros, pero eso no hace más que hacerme desear leer el siguiente capítulo lo antes posible, jajajajajajaja pues lo estás planteando como una historia con mucha miga y eso es interesante a más no poder. Por lo menos para mí, así que sigue pronto que me tienes de lo más interesada en seguir leyendo todo lo que tengas a bien escribir.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Creo prever por dónde van a ir los tiros, pero eso no hace más que hacerme desear leer el siguiente capítulo lo antes posible, jajajajajajaja pues lo estás planteando como una historia con mucha miga y eso es interesante a más no poder. Por lo menos para mí, así que sigue pronto que me tienes de lo más interesada en seguir leyendo todo lo que tengas a bien escribir.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
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Última edición por agecastbet el Miér Sep 04, 2013 7:26 am, editado 1 vez
agecastbet- Escritor - Policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Editado un pequeño error del capítulo primero. Mayo? en serio?
javato- Ayudante de policia
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Capítulo segundo.
Debería bastar con mi palabra.
Raina llamó a la puerta del teniente.
- Pase- aún tenía el maletín sobre la mesa, acababa de llegar. – Dígame, en que puedo ayudarle en estas horas tan tempranas, García.-
- Verá señor, quiero que me autorice para dar orden de busca y captura contra Frank Díaz.- Raina dejó el papel sobre la mesa, a la espera de que lo firmase. Él lo miró y lo volvió a dejar sobre la mesa. Cogió el maletín y lo dejó en un lado de la habitación. Se sentó y tamborileó un poco con sus dedos sobre la mesa.
- No voy a hacerlo.- Raina se quedó con la boca abierta. El teniente abrió un cajón de su mesa y de él sacó una tarjeta. Era de él mismo y se la entregó. – Vaya a la dirección que hay en la parte de atrás. Si necesita refuerzos no dude en pedirlos, aunque no creo que sea necesario. Dígale que le llama “emmental” creo que será suficiente. En caso contrario no dude en usar la fuerza que sea necesaria.-
- ¿Es la dirección en la que se encuentra Frank Díaz?-
- Así es. No pregunte porqué la tengo. Simplemente vaya y tráigalo con usted.- Raina extrañada no preguntó nada más. Aquello olía demasiado raro. Fue a su mesa a coger la chaqueta, en aquel momento se encontró con el viejo Marcos. Él era un viejo detective, llevaba allí desde tiempos inmemoriales. Se negaba a dejar el trabajo, por su edad se le asignaban casos menores y la verdad es que cumplía. Él actuaba como la vieja guardia, tenía olfato y sabía moverse con discreción, por no mencionar la red de contactos que tenía. Él era un tipo benévolo y honrado, eso le había granjeado amistades y conocidos en ambos lados. Él era el contacto de la policía con la calle, cuando había algo muy gordo siempre acudían a él para usar sus contactos. Raina se alegró de verle, él había sido un padre para todos los novatos. Había tenido unos días libres y fue a ver a su nieto.
- ¡Marcos!- le abrazó. - ¿Qué tal ha ido todo con él pequeño Luis?-
- Raina, cada día estás más guapa. Bien el pequeño tiene habilidad para la pesca y nos encanta, así que salimos los dos ganando.-
- Me alegro. Oye, ¿podría hacerte una pregunta?-
- No veo inconveniente alguno-
- Frank Díaz, estuvo en esta comisaría. ¿Qué relación tiene con el teniente?-
- Pobre diablo. Él y el teniente fueron compañeros, se llevaban bien, pero viniendo de Frank era ya muy considerado un hola. Cuando pasó aquello con su mujer e hija iban a ascenderlos, pero el que mejor iba a quedar mejor era Frank. Era un lince, tenía un don natural para esto. Pero era un tipo raro, no le verías nunca en un bar tomando una cerveza con un compañero, ni nada parecido.-
- Entonces debe ser de vuestra quinta-
- No me hagas reír. Ese tipo debe ser sólo unos años mayor que tu, cinco a lo sumo.-
- ¿En serio?- dejó escapar Raina atónita.
- Si, es lo que tienen los genios. Pero perdió la cabeza con aquello, no debería tener la azotea muy bien amueblada. Dime, ¿Por qué me preguntas esto?-
- Es por un caso. Hallaron una bala de la pistola de Frank.-
- Me parece muy extraño. Frank era un tipo un tanto raro incluso siniestro, pero nunca haría esas cosas.-
- Está bien Marcos, no te robo más tiempo, debo de ir a buscarle.-
- Suerte, si has conseguido dar con él debes ser una genio. Nadie nunca lo ha conseguido.- eso dejó aún más dudas en la mente de Raina de las que quería resolver.
Era un residencial bastante atípico. Primero porque las casas estaban construidas con viejos contenedores de barco. Segundo, ¿qué haría un tipo como aquel en una zona que es predominantemente universitaria? Había sabido esconderse. Así que fue al bloque de pisos número doce. Él vivía en el apartamento número sexto izquierda. Se encontró la puerta abierta, así que subió directamente por las escaleras ya que no había ascensor. Llamó a la puerta y esperó. No contestó nadie. Volvió a llamar.
- Policía, ¿puede abrirme Frank?- pero no hubo respuesta. Volvió a llamar. – Oiga ábrame la puerta.- entonces miró la puerta. Parecía débil podría tirarla debajo de una patada. Pero no tenía orden, eso podría costarle un disgusto. – Frank abra a la policía si no me veré en la obligación de tirar la puerta abajo.- pero no hubo respuesta. Pensó un momento. – Vengo de parte de “emmental”.- Frank se negaba abrir, así que al diablo todo. Era sospechoso de asesinato. Sacó su pistola y tomó impulso para patear la puerta. Su pie iba a entrar en contacto con la superfice, pero esta se abrió súbitamente, por lo que cayó al interior. Frank veloz cómo un rayo le quitó la pistola y le apuntó a la cara directamente.
- ¿Qué es lo que quiere Diego?- preguntó una voz ronca.
- Hemos hallado una bala de tu pistola de policía en el cuerpo de una víctima.-
- Pierden el tiempo, yo no he sido.- era un muerto. Quien sabría que oscura magia lo mantenía en pie. Estaba consumido, tenía el pelo largo y desaliñado, al igual que su barba. Se acercó y le devolvió la pistola a Raina. Sus dedos eran palillos, pero sostenían con fuerza el arma.
- La víctima era su padre.- dijo Raina.
- Está bien. Iré con usted.- su gesto no se torció lo más mínimo. Raina sacó las esposas. - ¿Realmente es necesario?-
- Me ha quitado el arma y me apuntó a la cara.- Frank ofreció sus manos y miró para otro lado. Volvieron a la comisaría. Fueron directamente a la sala de interrogatorios. Allí les esperaba el teniente López. Él ya estaba sentado, Raina se sentó a su lado y Frank frente a ellos. Dejó las manos un momento bajo la mesa y las volvió a subir, sin las esposas.
- Esto es un interrogatorio, vuelva a ponérselas.- dijo Raina desafiante.
- García guárdelas. Es una orden.- dijo el teniente impasible. Desde que habían llegado su rostro no había cambiado lo más mínimo. Era una mezcla entre gravedad y seriedad.
- Señor este hombre me ha apuntado con mi propia arma.-
- Debió estar más atenta. De todas formas este hombre fue policía, por muy sospechoso que sea, en nuestra familia nos tratamos con modales.- Raina no daba crédito. – ¿Es usted Frank Díaz?-
- Sí, así es-
- ¿Podría identificarse?-
- Con mi palabra debería bastar.-
- ¿Tiene usted DNI, carnet de conducir o algún tipo?- preguntó Raina.
- He dicho que con mi palabra debería bastar.- dijo impaciente Frank.- ¿Que pasa Diego, aquí que los agentes nuevos los sacáis de un concurso de belleza?- a Raina le tocó la moral aquel comentario.
- Ella te encontró por sí misma.- terció el teniente.
- Si me vas a mentir desde primera hora hazlo bien.- Frank sacó la tarjeta que el teniente le dio a Raina y la puso sobre la mesa. Miró otra vez a Raina. – Y no bonita, no me retracto de lo dicho.- la fama que le precedía a Frank no era exagerada. Era bueno y un tipo bastante imbécil. – Yo no fui Diego.-
- ¿Cómo explicaría entonces que encontrasen una bala de la pistola que usted tuvo cuando era policía en el cuerpo de su padre? ¿Cómo es que tendría motivos para matar a su padre? él era inmensamente rico, ¿querías cobrar la herencia?- dijo Raina con furia.
- Quizá podría conseguirte un pase para una prueba de modelaje, porque cerebro para ser policía no tienes.- dijo Frank con una sonrisa maléfica en sus labios.
- ¡Hijo de puta!- dijo Raina y volcó la mesa de interrogatorio. El teniente y Frank se mantuvieron impasibles.
- García márchese.- el tono en que lo dijo no admitía crítica o reproche alguno.
- Está bien, discúlpeme señor.-
- Eh, tú, García.- dijo Frank desde su silla. – Debes aprender a vaciarte de emociones para este trabajo.- Raina dio un portazo al salir. Se fue a la azotea. Allí iba cuando quería relajarse. Bajó media hora después. Frank estaba sentado en su mesa, llevaba un uniforme de policía. Estaba rebuscando por la mesa de Raina. Eso le hizo enfurecer aún más. A su lado estaba el teniente. Cuando la vio aparecer fue hacia ella.
- Raina, Frank le va a ayudar con su caso.-
- ¿Acaso ha perdido el juicio?- dijo Raina incrédula
- Tal vez. Pero si es el verdadero homicida será más fácil capturarlo, de hecho podrás hacerlo tú misma. Es un demasiado odioso al principio, trate de llevarlo lo mejor posible.- Raina volvió a su mesa indignada. Vio a Frank que no paraba de remover cosas.
- Es mi mesa y es sólo mía.-
- No te lo tomes como una molestia, pero me gusta saber con quién trabajo.-
- Ya pero eso no incluye que violes mi intimidad.-
- Si vas a tener el privilegio de trabajar conmigo, es así mi método. Coge tu chaqueta nos vamos.-
Bajaron al garaje. Sin explicación alguna Frank fue directamente a su coche yendo él delante. Raina no quería darle el gusto de preguntarle cómo lo sabía.
- ¿A dónde vamos?-
- A la casa que no pudiste comprar, porque era mía.-
- ¿Cómo sabes que fui a ella?- ya no pudo aguantarlo más.
- La buscaste en aquella especie de ordenador. Un detalle que saqué de conocerte fue que eras una mujer reservada, que te gusta ir despacio. Por cierto preciosos tus sobrinos, aunque una lástima que el pequeño tenga la polio. Cómo iba diciendo eres una mujer reservada, y más por el trabajo, además se obtiene mejor información sí no vas directamente de poli, dato que obviamente conoces. Supongo que en la buena zona que se encontraba la casa, más de uno quiso comprarla y más aún cuando parecía en venta por su abandono. Si añades que el pasta y cotilla de mi antiguo vecino lleva veinte años de soledad y añora el contacto humano, no es de extrañar que diera siempre algo de conversación. Supiste por el informe de balística que era mi arma. Pero no presentaste hasta la mañana siguiente. O sea que antes de presentar una orden contra un antiguo detective y encima el mejor quisiste meditarlo toda la noche y lo presentaste a la mañana siguiente cuando todo parecía indicar que yo era el culpable.-
- ¿Cómo sabes que uno de mis sobrinos tiene la polio si ni siquiera en la foto sale con muletas?-
- Tiene parte del brazo en tensión y el otro está relajado. Y la foto que llevaba en la camiseta de él mismo con su padre en un viaje Brasil. En los países poco desarrollados es fácil cogerla, con el simple hecho de beber agua en mal estado. El mayor ya estaba vacunado, al igual que los padres. Pero era difícil vacunar al pequeño cuando el viaje le tocó en una rifa de un supermercado y el vuelo a Brasil era en pocos días. Este último dato lo sé porque me acuerdo de las bases del concurso. Mi hija quiso que... Eso es todo García–
- Veo que lo que decían no era falso. ¿Por qué crees que soy reservada?-
- Porque tenías la foto en un doble fondo del cajón, junto al manuscrito de tu libro.-
- Veo que debo dejar más cosas en casa.-
- Están bien donde están, cuando me marche tu secreto estará a salvo contigo.-
- ¿Cómo puedo fiarme de que no eres el asesino?-
- Porque con mi palabra es suficiente.-
- Ya veo pues llevo un arma y cómo no encuentre las evidencias la usaré. Primero por violar mi intimidad y segundo por humillarme.-
- Lista y reservada. Pero tienes temperamento.-
- ¿Ahora resulta que soy lista?-
- Si, lo supe cuando trataste de ganarte mi confianza cuando me fuiste a llevaste a comisaría. Tu tono de voz era conciliador al principio, querías ganarte mi confianza. Eso demuestra inteligencia, los mejores casos son en los que no se usa ni una bala.- Raina quedó impresionada, todo era cierto, desde la primera palabra a la última coma. Ese tío era un genio, pero lo que él no sabía que ella también observaba. Arrancó el coche y fue a la vieja casa de Frank. Su gesto no cambió lo más mínimo salvo que hizo una brevísima pausa antes de entrar. Entraron, todo estaba lleno de polvo. Salvo por unas pisadas, en ellas había un dibujo muy característico. – ¿Como es normal en marzo, no habrá dejado de llover?-
- ¿Acaso es que no salías de tu casa?-
- Ni miraba por las ventanas.-
- Las botas son de militares. El dibujo es característico, además el ladrón cojeaba.-
- ¿Ladrón?-
- Si ha sido poco cuidadoso debería haber la silueta de una pistola en el polvo de la mesa de más adelante.- Raina fue, efectivamente la silueta de una pistola estaba contrastada con el polvo. Frank fue al piso de arriba. Mientras tanto Raina aprovechó para echar un vistazo, parecía que la casa había sido abandonada cuando aún Frank vivía en ella. Abrió el frigorífico, no debió hacerlo, el hedor que emanaba de él era insoportable. La cocina era amplia, vio cómo había una sillita alta junto a la mesa. Fue hacia ella, en la parte de la bandeja había algo diferente. Quitó la capa de polvo con la mano Para mi pequeña Marta, papá se siempre las verduras contigo. Miró el respaldo, y quitó el polvo que había. FD. O sea que Frank había hecho esa silleta para su pequeña. Fue al salón, en el había cuatro fotos sobre un cubre-radiador. Las miró una era de la mujer de Frank y él mismo, otra de la madre y la pequeña, la más pequeña era solo de la hija, la última foto era de Frank tumbado sobre la hierba de lo que parecía un parque. Sostenía a su pequeña en sus brazos, ambos sonreían. La pequeña contrastaba con el sol del atardecer. No pudo evitar sonreír ante aquella escena. En ese momento llegó Frank.
- Eran guapas.-
- Lo sé-
- Dime ¿os conocisteis en una de esas fiestas de la alta nobleza?- dijo Raina imitando a Frank
- No, ella era del barrio Sur- el barrio sur era conocido por ser uno de los barrios más peligrosos y conflictivos de la ciudad. – Obtuvo una beca para estudiar medicina en la universidad. Un día recibí un navajazo en un caso, ella fue quien me atendió.-
- Vaya, yo no lo sabía.- respondió Raina. La disculpa sonaba en su voz.
- La próxima vez no uses mis tácticas contra mí. Sólo yo puedo hacerlas.- repuso Frank quitándole hierro al asunto. Pero su mirada se bajó al suelo. Obviamente no quería estar allí, y eso se lo hizo aún más duro. Se marcharon a comisaría en silencio. Cuando regresaron Frank le dio un sobre sellado. – Aquí está el nombre del asesino de mi padre. ¿Serás capaz de averiguar quién es sin abrirlo?-
- ¿A dónde vas?-
- He de cumplir prisión preventiva.-
javato- Ayudante de policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Me encanta(s).
Exquisito. Y sin más dilación procedo a los brazos de Morfeo.
Gracias.
Exquisito. Y sin más dilación procedo a los brazos de Morfeo.
Gracias.
Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Me sigues alucinando con el desarrollo de esta historia, me encanta como los manejas y das datos para completar mi visión de los personajes.
Buen punto de vista, desde dentro y hacia dentro, desde dentro de la comisaría y hacia dentro del extraño expolicía. Muy novedosa la forma de contar y ver la historia, y algo que me encandila es la forma de llamar a cada uno me gustan estos nombres sobre todo el de Raina, aunque esos apellidos no me son tan desconocidos, jajajajaja
Bueno ya estoy esperando el siguiente capitulo, pues despertaste mi curiosidad y es el dragón más poderoso que hay, una vez despierto su voracidad me supera.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Buen punto de vista, desde dentro y hacia dentro, desde dentro de la comisaría y hacia dentro del extraño expolicía. Muy novedosa la forma de contar y ver la historia, y algo que me encandila es la forma de llamar a cada uno me gustan estos nombres sobre todo el de Raina, aunque esos apellidos no me son tan desconocidos, jajajajaja
Bueno ya estoy esperando el siguiente capitulo, pues despertaste mi curiosidad y es el dragón más poderoso que hay, una vez despierto su voracidad me supera.
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agecastbet- Escritor - Policia
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Capítulo tercero.
Todo encaja.
Llevaba horas sumergida entre datos. ¿Cómo podría saberlo ya Frank? Bajó a las celdas. Lo encontró en la primera de todas. Tumbado sobre la cama.
- ¿Quién es el asesino?- preguntó Raina.
- ¿Ya te has rendido?-
- Una pregunta no se responde con otra.-
- Si, pero no olvides dudar de todo y de todos.-
- ¿Hasta de ti mismo? No decías que con tu palabra bastaba.-
- ¿Y si fuese una treta del Diego? ¿Y tuvieras al autentico asesino frente a ti?- hizo una pequeña pausa - Sólo te quedan doce horas para averiguarlo García. ¿Y si el verdadero asesino quedara libre? ¿Y si un inocente va a prisión?-
- Eres un tipo odioso. Sólo intento ayudarte.-
- Y yo también. Vacíate de emociones, mira a través de los datos que tienes y todo encajará- Raina se marchó indignada. Era exasperante. Así que se enfrascó otra vez en la pantalla. “mira a través de los datos que tienes y todo encajará”, resonaba una y otra vez en su cabeza. Entonces dejó la mente en blanco. Tenemos una pistola robada que fue disparada contra el padre de un antiguo policía. El tipo era solitario, una mente superior. ¿Y si solo quería divertirse? Ver que hubiera alguien capaz de atraparle. Pero apareció en su cabeza las fotos de su vieja casa. No, era humano. Pero no estaban ellas, ¿se habría vuelto loco como afirmaban los demás? No olvides dudar de todo y de todos. Pero en la casa había unas huellas, de unas botas militares, para ser más exacto. Botas militares, un padre inmensamente rico. Fundación para la ayuda a los veteranos FloridaBlanca. Había repasado los datos de arriba abajo, pero ahora parecía concordar todo. Sólo debía confirmar una cosa, así que bajó otra vez a las celdas.
- Tú, entre tu gente, cuales son los motivos para desheredar a un hijo.-
- El asesinato, homicidio o la tentativa.- una sonrisa se dibujó en sus labios, lo que le daba el aspecto de la parca.
- O sea que si hubieras matado tú a tu padre. Todo el dinero lo habrían recibido las distintas fundaciones que están a su nombre.-
- Veo que sigues mis consejos.-
- No, porque por mi mente aparecieron esas fotos de tu casa-
- ¿Y si sólo fuera un juego? Mi humanidad se fue hace cuatro años en un accidente de coche.- su rostro no cambió un ápice cuando dijo esas palabras. – Prosigue, vas en buen camino.- y dio la espalda a Raina tumbándose en la cama.
- Sólo una última pregunta-
- Dispara- dijo sin moverse.
- Un antiguo militar cojo. Puede haber millares. -
- Pues date prisa.- dijo como si diera órdenes a una criada. Era demasiado irritante, pero ya se lo habían advertido. Necesitaba despejarse así que fue a la máquina de café. Sacó un capuchino, si es que podría darle ese calificativo a aquella agua estancada. Un militar cojo, dios. Fue a la mesa, miró la pantalla y se sentó. Dejó la silla sobre dos patas mientras cogía el teclado. Beneficiarios de la fundación de veteranos FloridaBlanca escribió, la pantalla le devolvió diez mil resultados. Empezó a filtrar, mutilados y heridos en piernas. Mil resultados.
- Mi primer caso no resuelto, al menos en un plazo de doce horas, de las cuales ya he consumido nueve.- dijo para ella. El sobre le miraba desde el otro lado de la mesa. Lo cogió y lo miró
- ¿García, cómo va con el caso?- le preguntó el teniente, ante lo cual lo volvió a dejar. Acababa de llegar, pero llegaba varias horas tarde. Traía el abrigo mojado por la lluvia. Algo surgió en su cabeza. El día del robo de la pistola era de los pocos que no había llovido. Y si, era una idea descabellada, pero iba cogiendo peso. Miró el servicio de meteorología en internet. – No se moleste, es marzo.-
- No es por eso señor.- pero entonces pensó racionalmente. – Es una tontería.- Un asesino no iba a dejar de cojear por el tiempo.
- No esté tan segura. A Frank le gustaría esa manera de pensar.- y se marchó con una sonrisa misteriosa en sus labios a su despacho. “Hola soy un cojo por el tiempo atmosférico. Un saludo”. Resonaba en su cabeza. Era casi una burla. Miró el reloj, habían pasado seis horas. En su vida había discurrido el tiempo tan deprisa. ¿Qué causaría cojera por el tiempo atmosférico? La respuesta se la dio su propio organismo en forma de dolor. Más concretamente su brazo izquierdo. Una vez tuvo un accidente de moto y se rompió el radio. Cuando cambiaba el tiempo, siempre tenía molestias en ese brazo. Bajó como un rayo a las celdas. Allí seguía tumbado Frank.
-¿De qué pie cojeaba el ladrón?-
- Del derecho. Por cierto, ¿habrás notado el cambio en la presión atmosférica?-
- ¿Cómo?-
- Cuando entraste a mi casa. Tu brazo izquierdo extendido indicaba que te rompiste el radio. Estaba ligeramente arqueado, algo que sólo pasa si no ha sellado bien el hueso. Debes tener más cuidado al ir en moto.-
- ¿Y cómo sabes que voy en moto?-
- Te dejaste el móvil sobre la mesa y tu salvapantallas eras tú con tu moto. Hay cosas que vienen solas, no es por el simple raciocinio.-
- ¿Y cómo supiste mi código de desbloqueo?-
- Por la fecha de cumpleaños de tu sobrino pequeño. Teniendo en cuenta que cuando se ganan eventos deportivos nacionales supone un bum de natalidad. Era cuestión de cuadrar más o menos las fechas y nueve meses después de que España ganase el mundial fue la fecha.-
- Acércate un momento por favor.- Frank obedeció. Se quedó frente a los barrotes. Pero esta vez Raina fue más rápida. Cogió su cabeza y la estampó contra un barrote. No lo hizo con todas sus fuerzas como deseaba. Pero si con la suficiente como para darle un escarmiento. – Te dije que no mirases mis cosas.-
- Eso lo hice antes de la amenaza.- dijo Frank mientras se tocaba la cabeza.
- Bueno, para la próxima ya te servirá de lección.-
- Te quedan tres horas- dijo Frank mientras se volvía a tumbar.
Volvió a subir, la pantalla decía que mañana sería un día soleado. El tiempo se fue consumiendo lentamente, hasta que llegó el plazo. Vio como el teniente llevaba a Frank esposado. Entonces pasó por delante Marcos, cojeaba y llevaba unas botas militares. Pero Raina no se dio cuenta del detalle de las botas. Buscó el historial de Marcos, fue militar, estaba bajo la protección del programa de la fundación. Era él, según su historial financiero tenía muchísimas deudas. No lo pudo aguantar más, abrió el sobre, Detective Marcos Ortiz. Había llegado tarde, pero lo que no sabía era que el teniente y Frank ya lo habían resuelto y tenían todas las pruebas. Vio como tres agentes se acercaron a la mesa de Marcos y este se derrumbó. Bajó a toda prisa a la entrada, a buscar al teniente y a Frank. Ya estaban en la puerta, despidiéndose. Frank salió por la puerta y se marchó. Ella fue detrás hasta que le dio alcance.
- Espera, ¿Cómo supiste que era Marcos por las huellas?-
- Conocía cosas que tú no sabías, como que estaba inscrito en el programa, que su hija murió hace unos días y debía hacerse cargo de su nieto. Por eso el viaje, no fue de pesca. Quiso hacerlo bien a costa de la vida de mi padre y de su fortuna. Si se demostraba como él quería, que yo había matado a mi padre, no recibiría un centavo de su fortuna y las fundaciones que apadrinaba recibirían el dinero. Ante lo cual se le quedaría una paga más que jugosa para poder hacerlo bien con su nieto, no como hizo con su hija. Encontramos la pistola en un contenedor, bueno la encontró Diego. Tenía las huellas de Marcos, pensó que iba a salir impune porque creerían antes a un poli que a un loco. Serás una gran detective García, has conseguido mucho en poco tiempo.-
- ¿Vas a volver?-
- No, esto es una despedida.- Frank le ofreció la mano y ella la estrechó. Se fueron cada uno para un lado, tardaron poco en mezclarse entre la multitud de personas que caminaba por allí. Frente a la comisaría estaba la iglesia de San Jaime, lugar donde mendigaban mucha gente. A Raina alguien le tocó el culo, pero entre la multitud se confundió rápido. Fue avanzando en busca del tipo, iba a ser imposible. Pero vio a Frank parado. Se acercó a él y este se limitó a señalar con un dedo a alguien. El resto de la historia ya la conocéis.
Frank volvió a casa. Pero alguien le estaba esperando era su antiguo compañero y ahora teniente, Diego.
- ¿Qué quieres?-
- ¿Después de tanto tiempo no crees que te va tocando salir de todo esto?- le preguntó el teniente a Frank.
- Cada año es una enfermedad con 365 síntomas. ¿Qué por qué hablo así? No sé, quizás fueron las ruinas que dejé detrás, por eso no le temo al fuego pero si a las cenizas. Lo único que sé es que la soledad es mi palacio.-
- No murieron por tu culpa.-
- Quizás si.-
- Tú perdiste a tu mujer e hija. Yo perdí a mi hija y mi nieta, pero la vida sigue Frank, la vida sigue a pesar de todo.-
javato- Ayudante de policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Impresionante Javi, ya sabía yo que lo ibas a bordar, solo el prologo, ya anunciaba algo bueno y es grandioso lo que has escrito, de una forma impecable. Mis felicitaciones, porque has montado un caso perfecto, digno de uno de los libros de Castle, eso sí no es para nada un relato sórdido ni de novela negra, es simplemente una historia, que podría suceder en cualquier momento, en cualquier lugar, del mundo. Eso sí con la dedicación de una pareja de investigadores impecable, ella entregada en cuerpo y alma a su trabajo, incansable y tozuda, siempre tenaz en conseguir los resultados debidos, para que la verdad surja con todo su esplendor. Él un expolicia con unas dotes inimaginables, pero muerto en vida por el dolor más grande que pueda atenazar el corazón de una persona.
Te repito extraordinaria historia e impecable narración de los hechos. Mis felicitaciones otra vez, y mi agradecimiento por el esfuerzo y la dedicación que pones en tus escritos.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Te repito extraordinaria historia e impecable narración de los hechos. Mis felicitaciones otra vez, y mi agradecimiento por el esfuerzo y la dedicación que pones en tus escritos.
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agecastbet- Escritor - Policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Muy buen relato. Muy bueno.
Buen caso, buena explicación, buen detalle
Enhorabuena Javi
Buen caso, buena explicación, buen detalle
Enhorabuena Javi
Capítulo cuarto.
Volver a empezar.
- No me abandones.- decía entre lágrimas la niña
- No lo haré-
- Abandona tus sentimientos, nunca han servido para nada.-
- Es difícil.-
- No sueltes mi mano.-
- Lo siento. Pero él tiene razón. He de irme, adiós pequeña.-
- No papá.-
La hoja pasó por su cuello. La última pasada de su afeitado. Seguía demacrado, pero no tanto como antes. Sus pómulos eran prominentes, sus ojos, verdes, estaban vacíos. Su pelo ya no le llegaba por la espalda, todo enmarañado. Un pelo limpio, ordenado y renovado llegaba algo por encima de los hombros. La barba, ahora estaba recortada y adecentada. El heredero del marqués de Floridablanca, aunque renunció al título, se sentó en la mesa del comedor. Esperaba el desayuno, John lo trajo, de su vida nobiliaria era lo que más le podría agradar, él siempre fue lo más parecido a un amigo en su infancia.
- Señor Francisco, ¿ha dormido bien?- John traía un desayuno para que Frank ganara el peso perdido. Gofres, paté, zumo, gachas, café, bollos y un largo etcétera. Frank le miró con gravedad. – Está bien, Frank.- eso le quitó la muesca de la cara. - ¿Tiene pensado como administrar el extenso patrimonio familiar?-
- Nombra a un gestor, que lo haga como lo hacía mi padre. Iba bien.-
- ¿Tiene pensado que hacer esta mañana?-
- Si, ir a la comisaría de policía.-
- ¿Preparo la limusina?-
- Un coche formal será suficiente.-
- Como deseé. ¿Alguna cosa más?-
- Por el momento está bien.- John inclinó la cabeza y se dispuso a retirarse a la puerta del salón, a esperar que Frank acabase de comer. – John, una cosa más.-
- ¿Si señor?-
- No es necesario que prepares comida para mil personas.-
- Luego no se queje de que se lo lleva una ráfaga de aire.- Frank no pudo evitar reír. Volvía a ser el John de siempre. Comió algo y bebió un zumo. John retiró las sobras.
- ¿John cuantas personas comen de mi despensa?-
- Sólo usted señor.-
- En tal caso pon una despensa para una persona. Done a la caridad todo lo que hay ahora, si quieres coge todo lo que quieras.-
- Como usted ordene. Espero que la perdiz escabechada sea del gusto de la beneficencia.-
- ¿Hay algún problema?-
- Si quiere hacer la caridad no done usted fuegos fatuos. De oportunidades a la gente.-
- En ese caso queme la comida y de cincuenta millones a la escuela pública.-
- Eso pinta mejor. ¿Le traigo la chequera?-
- Si- John volvió en cinco minutos. Frank rellenó el cheque y se lo entregó a John. – ¿Está preparado el coche?-
- Así es.-
- Pues vámonos.- John le abrió la puerta trasera. Frank llevaba un abrigo largo y negro, bufanda, una camisa negra debajo del abrigo y un pantalón negro. Creo que omitiré el detalle del color de los zapatos, una cosa más, llevaba un bastón. Una hora más tarde llegaron a la comisaría. Era aún temprano y el teniente López no había llegado, así que lo esperó en su despacho. Había pasado una semana desde la última vez que estuvo en comisaría. El teniente entró al cabo de un rato. Frank estaba sentado en la silla que había en el otro lado de la mesa, frente a la del teniente. Él dejó el maletín tranquilamente, se quitó el abrigo y sin prisa se sentó.
- ¿Vas a darme alguna pega?- preguntó como la madre que conoce a su hijo.
- No.-
- Aquí tienes. Aún conservaba tu placa.- abrió un cajón y se la entregó, junto con la cadena que llevaba. Frank se la colgó. – Me alegra que estés de vuelta. Tu primer caso, un ladrón de joyas. Acaba de dar su último golpe, en el palacio de ricachón, si vas allí ahora mismo aún no habrá llegado los agentes, como a ti te gustaba.-
- ¿Tienes a alguien?-
- No, pensábamos que no estaban relacionados los robos.-
- ¿Pero ya huele a algo no?-
- Tal vez, eso te lo dejo a ti.- Sin decir nada más, Frank se marchó. Pidió un taxi y fue a la dirección donde se había cometido el robo.
A Raina le habían asignado el caso de un robo de joyas. Iba sola a la casa. Por lo visto a un rico le habían robado la Flor de Lis. Llegó a la mansión donde vivía. En el patio había un gran manzano. Había una figura humana, vestida de negro, llevaba un abrigo largo con las solapas levantadas, apoyado sobre el manzano observaba. El coche se quedó esperando en la verja de entrada. Un tipo de seguridad examinó la placa de Raina, dio un aviso y le dejaron pasar. Dejó el coche frente a una fuente que había antes de la entrada. Un hombre del servicio se acercó y le dijo que ya lo aparcaría él. Raina miró de soslayo para observar a la misteriosa figura del manzano. Pero ya no estaba. Esa misteriosa seguía en su cabeza cuando entró. Aquello era un homenaje a la fastuosidad. Había muebles que valían más que el sueldo de un año de Raina. Un mayordomo se acercó a Raina.
- ¿En qué puedo ayudarle señorita?-
- Verá vengo a investigar el robo que denunciaron a la policía.-
- Oh, yo pensaba que el otro agente ya había hecho el trabajo.-
- ¿Vestía de negro? –
- Oh si, veo que conoce al señor Francisco.-
- ¿Francisco?- Raina dudó – Oh sí, yo lo conozco por Frank.- al mayordomo parecía que le hubieran dado una bofetada. Recalcó lo de Francisco, cómo si hablara de un dios, a fin de cuentas era del clan a los que el mayordomo servía. – Verá necesito hablar con el señor de la casa.-
- En este momento no puede ser. Francisco está con él y han solicitado que no se les interrumpa.-
- Esto es increíble.-
- Discúlpeme señorita, pero así eran los deseos del señor y de Francisco.- tres cuartos de hora después bajó Frank, acompañado del dueño de la casa.
- Muy agradecido Don Francisco, y una vez más lamento lo de su padre, era un gran hombre.-
- No hay nada que agradecer. Sólo hago mi trabajo.- Frank hizo caso omiso de Raina y se despidió en la puerta. Raina no daba crédito. Salió tras él.
- Oye, por si no lo sabes nos han asignado el mismo caso así que deberíamos compartir información. Y aparte somos compañeros de la misma comisar…- Frank no cambió el gesto, ni hizo nada. Simplemente montó en el taxi que le esperaba en la puerta. Sacó un bloc de notas garabateó algo, lo arrancó, y lo puso en ventana. Nos vemos en comisaría.
Raina estaba furiosa, ni se paró a llamar a la puerta del teniente. – Ese tipo es imbécil.-
- Esa opinión es muy extendida.- dijo el teniente con sorna.
- Sólo porque fue su compañero no tiene derecho a tratarme así. A volver como si nada pasara y que la comisaría o los casos fueran suyos.-
- Es su forma de trabajar.- respondió el teniente tranquilamente
- Pues tratar a los compañeros como un cero a la izquierda no lo veo como una manera de trabajar.-
- ¿Ha hablado con él?-
- ¡Pero no le estoy diciendo que ha pasado de mí!-
- Digo aquí en comisaría.- el teniente no alteró lo más mínimo el tono durante la conversación. Raina resopló impaciente. Fue a su mesa, le estaba esperando Frank.
- ¿No decías que no ibas a volver?- dijo Raina con cierta rabia.
- Dije muchas cosas.-
- ¿Qué es lo que tienes?-
- Siéntate, te pondré al tanto.-
javato- Ayudante de policia
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Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Veremos que tal prosigue el caso.
Gracias por el capitulo.
Gracias por el capitulo.
Re: La historia de Raina y Frank Capítulo cuarto.
Muy buen capítulo, claro que no creo que Raina esté muy de acuerdo conmigo, jajajajajaja
Bien por la vuelta de Frank, pero como no mejore la comunicación no se yo si van a ser compañeros por mucho tiempo, jajajajajajaja Y si ella no le va a pegar un tiro.
La verdad es que el tal Francisco es un tanto repelente, casi que me parece al último Serlock Holmes que han puesto en la tv, jajajajaja un arrogante de mil demonios, sabelotodo e insufrible en el trato, jajajajajaj
Sigue así que me encanta como vas, y es la mar de entretenido.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Bien por la vuelta de Frank, pero como no mejore la comunicación no se yo si van a ser compañeros por mucho tiempo, jajajajajajaja Y si ella no le va a pegar un tiro.
La verdad es que el tal Francisco es un tanto repelente, casi que me parece al último Serlock Holmes que han puesto en la tv, jajajajaja un arrogante de mil demonios, sabelotodo e insufrible en el trato, jajajajajaj
Sigue así que me encanta como vas, y es la mar de entretenido.
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