La Última Noche - Capitulo Uno
+4
castle&beckett..cris
treinta y uno
love.C.and.B.Marbele
Castle
8 participantes
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 1 de 1.
La Última Noche - Capitulo Uno
Hace algún tiempo escribí un par de Fan Fics (Bittersweet y Mr Brightside), prometí volver pero siempre una cosa lleva a otra, espero que este nuevo guste y pueda pillarlo con ganas, gracias por las palabras de ánimo (incluso meses después). Aún sigo la serie y durante este tiempo han venido historias para crear otro Fan Fic a mi cabeza pero ninguna me gustaba lo bastante. No puedo decir exactamente como de extenso será este, iré escribiendo sin más (con asiduidad eso si), gracias por leer.
***
CAPITULO UNO
[...]
- Repíteme por qué vamos a una cabaña en el culo del mundo – Beckett ríe mientras conduce sin despegar la vista de la carretera.
- Tú tienes que escribir y yo necesito vacaciones.
- Y un retiro espiritual a 500 km de casa nos va a ayudar mucho a los dos… - Protesta fastidiado, cruzando los brazos y comportándose como un niño.
- Rick, sé que quieres convencer a Gina para que apueste por tu nuevo tipo de novela, pero si no le entregas un borrador… - Castle la interrumpe.
- No es un nuevo tipo de novela – Refunfuña como si el tema ya le quemase – Quiero cambiar de género, creo que no es tan difícil de creer – Beckett asiente comprensiva a sabiendas de lo que supone esto para el escritor.
- El borrador es importante…
- Hablas como Gina o como Paula, o como mi madre… - Ella le reemprende con la mirada – Creo que tengo a Nikky Heat atravesada desde la última novela, y han pasado un par de años, la presión no me va a convertir en mejor escritor.
- Lo sé – La carretera continuaba interminable y alrededor el bosque era más frondoso – Quizás tengas razón y esto es solo tener tiempo para nosotros, piénsalo así, disfrutamos poco nuestra luna de miel, nos merecemos una semana extra después de todo lo que ha estado ocurriendo.
- No sé cuanto más me dejarán estar en la comisaria como asesor si ya no tengo la excusa de las novelas… - Miraba al infinito por la ventana, revisa la calefacción del coche, el indicador está bien pero ahora tiene frío.
- Richard ya. – Concluye – Después de esta semana volveremos a Nueva York con una actitud nueva y no hay más que hablar.
El resto del viaje lo pasan en silencio, un poco de niebla cubre el camino, siguen conduciendo adentrándose más en el bosque, ella, a veces, le mira de reojo, perdido entre el paisaje, y reza porque esto sea lo que necesitan para poder a estar en sintonía y no como hasta ahora que parecía que con todo lo que conectaban ya no se entendían en nada.
Todavía no habían cumplido su segundo aniversario de bodas, en eso piensa cuando mira el anillo en su mano izquierda, no se lo ha dicho a nadie por vergüenza pero a veces le parece sólo una representación de todo lo malo que les ha salpicado últimamente, por eso desecha la idea pronto, vuelve a la carretera, a centrarse, se aferra fuerte al volante, le GPS marca que todavía quedan 200 km para llegar, suspira intranquila, desde hacía casi un año no pasaba más de 30 minutos en la misma habitación que su marido, siempre que no fuera para dormir, luego siempre, uno de los dos, encuentran algo que hacer, quizás todos tienen razón y la depresión de Castle les está salpicando a los dos, y verle por comisaria era cada vez menos común, quizás porque él no se sentía digno de seguir allí cuando cada vez, por lo que fuera, se sentía menos atraído por los casos, quizás fuera porque ya no se sentía una esponja absorbiendo todos los casos para volver a casa y vomitarlo en papel. Hacer otro best seller, recibir palmaditas en la espalda, que todo el mundo fuera amable, y las sonrisas fueran acorde a los cheques. Suspiro inquieta, esta tan segura que quiere luchar por esta relación que apenas la duda se queda unos minutos, solo espera que él, quiera seguir apostando por ser dos.
Cuando bajan del coche el frío les sube por la espalda, es Kate la que tiene la iniciativa. El pueblo está casi desierto y Castle reza porque sea por el tiempo helado. Demasiadas camisas a cuadros, demasiadas cabezas de ciervo en las paredes, demasiados animales disecados, demasiadas casas de madera, demasiado lejos de casa, demasiado cansado para hacer nada, lejos queda el escritor famoso, lejos quedan los cheques de 8 cifras, lejos todo, como él, está convencido de que no es depresión, como todos apuntan, está convencido de que es la extensión de una mala racha y ahora cae en círculos en su propia desgracia. Le gustaría decirle que se queda en el coche, que recoja las llaves ella, que le lleve a esa maldita cabaña, que haga sopa, que él se va a la cama…
No lo hace, y no le es extraño, últimamente de todo lo que piensa no hace ni un 10% y no dice ni un 5% y ni siquiera sabe decir porque, simplemente, es que lo que empezó siendo la desgana de un típico domingo, pasó a ser una semana, un mes, dos, tres…un año, y en todo ese tiempo no podía dejar de pensar que mejoraría, que era cuestión de tiempo, que tenía unos días tontos, pero que pronto volverían a emanar de su cabeza mil historias que se irían ligando hasta crear una nueva aventura para Nikky Heat, pero nada era digno, nada le llamaba lo suficiente la atención, incluso su nivel de imaginación y acierto en cada caso había caído en picado, ya solo era una sombra detrás de Beckett cuando esta investigaba un nuevo homicidio.
Al llegar a recepción hay un señor muy mayor que huele bastante fuerte y que tiene las gafas tan en la puta de la nariz que parece inminente que se caigan y se partan:
- Buenos días – Dice ella pero es como si no dijera nada, así que sube la voz – Buenos días.
- No es necesario gritar – Balbucea el hombre mayor y es evidente que el llevar un sonotone no le hace más amable – ¿Son los Rodger’s?
Nadie les llamaba así, no al menos que él recuerde, siempre eran Beckett & Castle, Katherine & Richard, nunca los señores tal o cual y un escalofrío le dio por la espalda al escritor:
- Sí – Parece que ella ha pensado exactamente lo mismo que él.
- 287 – Y les tiende una llave, ha mantenido el contacto visual justo y eso hace que Beckett se cabreé, le gusta que le miren a los ojos, que le hablen firme, que tengan un mínimo de educación.
Castle se empeña en llevar él las maletas hasta la habitación y cuando entra en la misma detrás de ella sabe que va a ser la semana más larga de su vida, deja las maletas en la habitación y lucha por no respirar muy hondo el hedor que desprende:
- Huele como si una zarigüeya se hubiera cocinado a sí misma en el microondas – Ella también arruga la nariz incomoda.
La cabaña es simple, tan simple que al escritor le sorprende que tenga luz, agua y que se aguante en pie. Es de madera firme, o al menos lo fue en su día, ahora es como si unos castores furiosos se la hubieran querido llevar a la fuerza.
Los pocos electrodomésticos que hay funcionan a leña, o simplemente dan la impresión de no funcionar, la colcha de la cama parece tejida a mano por indios apaches antes de cualquier civilización, todo es viejo, rancio, parece estropeado y huele mal, justo como el hombre de la puerta. Después de las primeras impresiones visuales y de un leve paseo, el escritor mira a su mujer:
- Me da absoluto pánico entrar en el baño.
- A mí ya me sorprende que el baño este dentro – Se sonríen aliviados por conservar un poco de conexión pese a todo – Deberías mirar dentro del horno por si esta tu amada zarigüeya…
Castle coge un paño de cocina mohoso y una paleta chamuscada de cocinar y abre el horno esperando encontrar algo desagradable, pero dentro no hay más que capas y capas de algo chamuscado hace más de 20 años:
- Primeras calidades – Cierra el horno de golpe y se deshace con asco de sus enseres.
- Deberíamos de preguntarles de cuando son las fotos de la web, me siento totalmente estafada.
- Va muy acorde con el resto del pueblo, a la gente el término “pueblos con encanto” les supone una baza brutal… ¿Sabes cuánto hacía que no veía tantas camisas a cuadros? – Ella resopla ante tanta tontería.
- Hacemos la compra al menos para esta noche y nos quejamos el resto del tiempo, ¿Hecho?
- Sí, será mejor estar aquí antes de que oscurezca y nos sorprenda ver si la luz va o no.
Eso hacen van a comprar y se deprimen tanto como en la cabaña, a Castle le preocupa que los productos lleven caducados años, quizás siglos, pero se muestra como un crío curioso cotilleándolo todo, ella en cambio intenta ser directa pero la señora de la tienda le da la misma sensación que el recepcionista. Estaba claro que la media de edad en ese pueblo no era menos de 60 años y que era un retiro en toda regla, las pick ups destartaladas y oxidadas, los posters de luz de madera y carcomidos, los tendidos eléctricos del Medievo, el frío intenso, el olor constante a leña y a algo más desagradable, la constante amenaza de lluvia pero que allí parecía que se acercara un huracán, hasta la idea de llegar a casa, cenar y meterse en la cama le daba escalofríos.
Volvieron en silencio, cenaron en silencio y se metieron en la cama en el mismo tono, ella se quedo dormida enseguida, quizás el viaje conduciendo la había agotado más de lo que ella creía, hacía frío, aunque gracias a Dios, menos que en la calle, y cuando apagaron todas las luces de la cabaña aún podía ver a lo lejos, desde la cama, el camino lejano de los posters de luz viejos que parpadeaban sin parar, mientras todo lo demás se fundía con el bosque en un ambiente salvaje y oscuro, mezclado con los ruidos típicos de los bosques más profundos.
Debía ser muy tarde cuando la voz de Castle la despertó:
- Hay alguien fuera de la casa – Murmuró y ella se incorporó deprisa.
Todo seguía oscuro y solo se adivinaba la figura del escritor que estaba impasible:
- Hay alguien fuera, mirándonos.
- Richard vuelve a la cama – Protesta pensando que esta de broma.
- Hay una sombra ahí fuera mirándonos.
***
***
CAPITULO UNO
[...]
- Repíteme por qué vamos a una cabaña en el culo del mundo – Beckett ríe mientras conduce sin despegar la vista de la carretera.
- Tú tienes que escribir y yo necesito vacaciones.
- Y un retiro espiritual a 500 km de casa nos va a ayudar mucho a los dos… - Protesta fastidiado, cruzando los brazos y comportándose como un niño.
- Rick, sé que quieres convencer a Gina para que apueste por tu nuevo tipo de novela, pero si no le entregas un borrador… - Castle la interrumpe.
- No es un nuevo tipo de novela – Refunfuña como si el tema ya le quemase – Quiero cambiar de género, creo que no es tan difícil de creer – Beckett asiente comprensiva a sabiendas de lo que supone esto para el escritor.
- El borrador es importante…
- Hablas como Gina o como Paula, o como mi madre… - Ella le reemprende con la mirada – Creo que tengo a Nikky Heat atravesada desde la última novela, y han pasado un par de años, la presión no me va a convertir en mejor escritor.
- Lo sé – La carretera continuaba interminable y alrededor el bosque era más frondoso – Quizás tengas razón y esto es solo tener tiempo para nosotros, piénsalo así, disfrutamos poco nuestra luna de miel, nos merecemos una semana extra después de todo lo que ha estado ocurriendo.
- No sé cuanto más me dejarán estar en la comisaria como asesor si ya no tengo la excusa de las novelas… - Miraba al infinito por la ventana, revisa la calefacción del coche, el indicador está bien pero ahora tiene frío.
- Richard ya. – Concluye – Después de esta semana volveremos a Nueva York con una actitud nueva y no hay más que hablar.
El resto del viaje lo pasan en silencio, un poco de niebla cubre el camino, siguen conduciendo adentrándose más en el bosque, ella, a veces, le mira de reojo, perdido entre el paisaje, y reza porque esto sea lo que necesitan para poder a estar en sintonía y no como hasta ahora que parecía que con todo lo que conectaban ya no se entendían en nada.
Todavía no habían cumplido su segundo aniversario de bodas, en eso piensa cuando mira el anillo en su mano izquierda, no se lo ha dicho a nadie por vergüenza pero a veces le parece sólo una representación de todo lo malo que les ha salpicado últimamente, por eso desecha la idea pronto, vuelve a la carretera, a centrarse, se aferra fuerte al volante, le GPS marca que todavía quedan 200 km para llegar, suspira intranquila, desde hacía casi un año no pasaba más de 30 minutos en la misma habitación que su marido, siempre que no fuera para dormir, luego siempre, uno de los dos, encuentran algo que hacer, quizás todos tienen razón y la depresión de Castle les está salpicando a los dos, y verle por comisaria era cada vez menos común, quizás porque él no se sentía digno de seguir allí cuando cada vez, por lo que fuera, se sentía menos atraído por los casos, quizás fuera porque ya no se sentía una esponja absorbiendo todos los casos para volver a casa y vomitarlo en papel. Hacer otro best seller, recibir palmaditas en la espalda, que todo el mundo fuera amable, y las sonrisas fueran acorde a los cheques. Suspiro inquieta, esta tan segura que quiere luchar por esta relación que apenas la duda se queda unos minutos, solo espera que él, quiera seguir apostando por ser dos.
Cuando bajan del coche el frío les sube por la espalda, es Kate la que tiene la iniciativa. El pueblo está casi desierto y Castle reza porque sea por el tiempo helado. Demasiadas camisas a cuadros, demasiadas cabezas de ciervo en las paredes, demasiados animales disecados, demasiadas casas de madera, demasiado lejos de casa, demasiado cansado para hacer nada, lejos queda el escritor famoso, lejos quedan los cheques de 8 cifras, lejos todo, como él, está convencido de que no es depresión, como todos apuntan, está convencido de que es la extensión de una mala racha y ahora cae en círculos en su propia desgracia. Le gustaría decirle que se queda en el coche, que recoja las llaves ella, que le lleve a esa maldita cabaña, que haga sopa, que él se va a la cama…
No lo hace, y no le es extraño, últimamente de todo lo que piensa no hace ni un 10% y no dice ni un 5% y ni siquiera sabe decir porque, simplemente, es que lo que empezó siendo la desgana de un típico domingo, pasó a ser una semana, un mes, dos, tres…un año, y en todo ese tiempo no podía dejar de pensar que mejoraría, que era cuestión de tiempo, que tenía unos días tontos, pero que pronto volverían a emanar de su cabeza mil historias que se irían ligando hasta crear una nueva aventura para Nikky Heat, pero nada era digno, nada le llamaba lo suficiente la atención, incluso su nivel de imaginación y acierto en cada caso había caído en picado, ya solo era una sombra detrás de Beckett cuando esta investigaba un nuevo homicidio.
Al llegar a recepción hay un señor muy mayor que huele bastante fuerte y que tiene las gafas tan en la puta de la nariz que parece inminente que se caigan y se partan:
- Buenos días – Dice ella pero es como si no dijera nada, así que sube la voz – Buenos días.
- No es necesario gritar – Balbucea el hombre mayor y es evidente que el llevar un sonotone no le hace más amable – ¿Son los Rodger’s?
Nadie les llamaba así, no al menos que él recuerde, siempre eran Beckett & Castle, Katherine & Richard, nunca los señores tal o cual y un escalofrío le dio por la espalda al escritor:
- Sí – Parece que ella ha pensado exactamente lo mismo que él.
- 287 – Y les tiende una llave, ha mantenido el contacto visual justo y eso hace que Beckett se cabreé, le gusta que le miren a los ojos, que le hablen firme, que tengan un mínimo de educación.
Castle se empeña en llevar él las maletas hasta la habitación y cuando entra en la misma detrás de ella sabe que va a ser la semana más larga de su vida, deja las maletas en la habitación y lucha por no respirar muy hondo el hedor que desprende:
- Huele como si una zarigüeya se hubiera cocinado a sí misma en el microondas – Ella también arruga la nariz incomoda.
La cabaña es simple, tan simple que al escritor le sorprende que tenga luz, agua y que se aguante en pie. Es de madera firme, o al menos lo fue en su día, ahora es como si unos castores furiosos se la hubieran querido llevar a la fuerza.
Los pocos electrodomésticos que hay funcionan a leña, o simplemente dan la impresión de no funcionar, la colcha de la cama parece tejida a mano por indios apaches antes de cualquier civilización, todo es viejo, rancio, parece estropeado y huele mal, justo como el hombre de la puerta. Después de las primeras impresiones visuales y de un leve paseo, el escritor mira a su mujer:
- Me da absoluto pánico entrar en el baño.
- A mí ya me sorprende que el baño este dentro – Se sonríen aliviados por conservar un poco de conexión pese a todo – Deberías mirar dentro del horno por si esta tu amada zarigüeya…
Castle coge un paño de cocina mohoso y una paleta chamuscada de cocinar y abre el horno esperando encontrar algo desagradable, pero dentro no hay más que capas y capas de algo chamuscado hace más de 20 años:
- Primeras calidades – Cierra el horno de golpe y se deshace con asco de sus enseres.
- Deberíamos de preguntarles de cuando son las fotos de la web, me siento totalmente estafada.
- Va muy acorde con el resto del pueblo, a la gente el término “pueblos con encanto” les supone una baza brutal… ¿Sabes cuánto hacía que no veía tantas camisas a cuadros? – Ella resopla ante tanta tontería.
- Hacemos la compra al menos para esta noche y nos quejamos el resto del tiempo, ¿Hecho?
- Sí, será mejor estar aquí antes de que oscurezca y nos sorprenda ver si la luz va o no.
Eso hacen van a comprar y se deprimen tanto como en la cabaña, a Castle le preocupa que los productos lleven caducados años, quizás siglos, pero se muestra como un crío curioso cotilleándolo todo, ella en cambio intenta ser directa pero la señora de la tienda le da la misma sensación que el recepcionista. Estaba claro que la media de edad en ese pueblo no era menos de 60 años y que era un retiro en toda regla, las pick ups destartaladas y oxidadas, los posters de luz de madera y carcomidos, los tendidos eléctricos del Medievo, el frío intenso, el olor constante a leña y a algo más desagradable, la constante amenaza de lluvia pero que allí parecía que se acercara un huracán, hasta la idea de llegar a casa, cenar y meterse en la cama le daba escalofríos.
Volvieron en silencio, cenaron en silencio y se metieron en la cama en el mismo tono, ella se quedo dormida enseguida, quizás el viaje conduciendo la había agotado más de lo que ella creía, hacía frío, aunque gracias a Dios, menos que en la calle, y cuando apagaron todas las luces de la cabaña aún podía ver a lo lejos, desde la cama, el camino lejano de los posters de luz viejos que parpadeaban sin parar, mientras todo lo demás se fundía con el bosque en un ambiente salvaje y oscuro, mezclado con los ruidos típicos de los bosques más profundos.
Debía ser muy tarde cuando la voz de Castle la despertó:
- Hay alguien fuera de la casa – Murmuró y ella se incorporó deprisa.
Todo seguía oscuro y solo se adivinaba la figura del escritor que estaba impasible:
- Hay alguien fuera, mirándonos.
- Richard vuelve a la cama – Protesta pensando que esta de broma.
- Hay una sombra ahí fuera mirándonos.
***
Castle- Policia de homicidios
- Mensajes : 618
Fecha de inscripción : 15/11/2010
Localización : Valencia
Re: La Última Noche - Capitulo Uno
Que intriga haver si va ha ser un oso o algo peor sigue esta historia promete
love.C.and.B.Marbele- As del póker
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Edad : 23
Localización : barcelona
treinta y uno- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 09/06/2013
Edad : 25
Localización : Pamplona/Navarra
Re: La Última Noche - Capitulo Uno
Jajaja sigueee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: La Última Noche - Capitulo Uno
Uy parece el escenario de una película de miedo y los viejecitos que parecen tranquilos los asesinos jajaja. Esperemos que la sombra esa no sea nada grave.
Sigueee que me has dejado con la intriga
PD: muy buen comienzo me ha gustado
Sigueee que me has dejado con la intriga
PD: muy buen comienzo me ha gustado
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: La Última Noche - Capitulo Uno
Sigueeee que intriga
onewritergirl- Ayudante de policia
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 04/01/2015
Re: La Última Noche - Capitulo Uno
mmmmmmm, interesante....
sigue
sigue
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: La Última Noche - Capitulo Uno
07:27:1906.16.2015:thumb: esta buena siguellleeeeeeeeeeee
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Temas similares
» Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
» Decisiones, obstáculos, cambios [Capitulo 12: La última decisión] {12/12} ¡Último capitulo!
» Locura de una noche (30/07/13 Capítulo 3)
» La Noche Más Oscura
» Final alternativo al capitulo 20....... última conversación.
» Decisiones, obstáculos, cambios [Capitulo 12: La última decisión] {12/12} ¡Último capitulo!
» Locura de una noche (30/07/13 Capítulo 3)
» La Noche Más Oscura
» Final alternativo al capitulo 20....... última conversación.
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.