Foro Castle
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AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2

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Mensaje por psichobitch2 Dom Ago 23, 2015 5:15 am

Hola! Es mi primera vez dentro de este foro más no en uno como tal. He participado en foros básicamente de relatos lésbicos y aunque muchos de los relatos (fanfics) que he leído por encima no narran situaciones lésbicas Rolling Eyes espero que esta historia sea de vuestro agrado. Quiero dejaros el prólogo y si os gusta, podéis comentar y así subir el primer capítulo.

Cabe destacar que el fics, es de mi puño y letra, así como todos los que he escrito hasta ahora.

Gracias de antemano.-




PROLOGO

El reloj marcaba los minutos sobre una hora que finalizaría en apenas 30 segundos. Dando vueltas en la cama, nuevamente su subconsciente la estaba llevando a una historia que no quería nunc más traer a sus recuerdos. Siempre ocurrían al momento de colocar su cabeza en la almohada... Era sencillamente, inevitable.

- No!!! No!! No!!!

Gritó sobresaltada en su cama, levantándose de golpe. Nuevamente había tenido otra pesadilla con su pasado y se sentía bastante consternada.  Se sentó en la cama mientras apartaba algunos cabellos que se le habían adherido a su rostro, producto de las pequeñas perlas de sudor que bajaban por su frente y suspiró sabiéndose de nuevo en la realidad. El reloj ya marcaba las 2:00 am en punto.

Había transcurrido ya mucho tiempo, y aún, su consciencia cada noche le hacía una mala pasada.

Que hacer?? Ya lo había intentado todo, desde los más adaptados psicólogos, hasta una gama de anti-depresivos. Sólo restaba una sola cosa; dejar el pasado atrás. Ella misma tenía que intentarlo o acabaría volviéndose loca.

Volvió a hundir su cabeza en la almohada, esta vez no intentaría dormir, sólo quería relajarse un poco. Necesitaba salir y pensar, llevar aire fresco en sus neuronas, considerando que era sábado y que la rutina diaria del trabajo, no continuaría acechándola… al menos por dos días.

Después de unos minutos de hacer el vago, decidió levantarse. Tomó el albornoz y lo desechó de inmediato, no era muy adicta a llevar ropa dentro de su propia casa considerando que vivía sola, independientemente de sus padres; sin nadie que le dijera que hacer o que decir, era su mundo y allí Alexis Castle era la reina.

Sin nada que le cubriera la parte superior de sus pechos (algo ya frecuente en ella) salió de su habitación solo vistiendo bragas, unas lindas e infantiles bragas de conejitos azules. Se caracterizaba por ser amante de los dibujos animados y de las cosas cursis, siempre y cuando, nadie estuviera observándola... Era esa parte tierna e irreal que a muchos nos gusta sacar a flote cada que la soledad es la única que nos acompaña. Siempre somos nosotros mismos…

Caminó descalza hasta la cocina, la cual estaba hecha un desastre. No era muy buena cocinera ni mucho menos amante de lo culinario. A veces se la pasaba mal comiendo solo sándwich de atún o alguna que otra comida chatarra o las "salvavidas para las solteras" como ella las llamaba. Abrió la heladera y casi que de sus ojos saltaban lágrimas, definitivamente...

- Hala!!! Debo hacer las compras o un día de estos, terminaré empleando las técnicas del canibalismo y comiéndome a mí misma. Aunque, no debo saber tan mal, estoy demasiado apetecible - dijo, observando su propio reflejo en la puerta de la heladera que ya había cerrado.

Caminó sin mucha prisa y con pausa hacia la sala de estar. Se sentó un rato con los pies sobre una mesita de cristal, que hasta ahora había sobrevivido a todos los desastres de su alocada vida.
Alexis Castle apenas estaba en la flor de su juventud. Contaba con solamente 22 años de edad y como toda rebelde con o sin causas, se reveló a sus padres y ahora, estaba allí, saliéndose con la suya y su voluntad…haciendo de su vida lo que siempre había querido. Su propio palacio.

- Venga, pero otra vez esta tía... No sé cuantas veces me ha invitado a salir en lo que va de semana. Tal vez tenga que hablarle en Arameo y que entienda que no me apetece que esté en mi cama por ahora - dijo lanzándole un beso al móvil y colocándolo nuevamente donde estaba - Pero eres muy linda, criaturita.

Nuevamente se trasladó hacia su habitación, tomando las cosas que necesitaba para darse un buen baño relajante, un ritual donde tardaba horas y horas porque consideraba que era su único método de aislarse por un tiempo del mundo, donde solo ella y su imaginación, viajaban un rato.


*************************************


A 724 km de Moscú, la ciudad de Kazan se levantaba con todo el esplendor de un maravilloso día soleado. Allí, a orillas del Volga, estaba ubicada la octava ciudad más poderosa y tranquila de Rusia, donde la paz viajaba en la mente de los más sabios y de los libres de corazón.

Una mansión inmensa y llena de lujos, era su refugio y a la vez su prisión. Todo su esfuerzo y su empeño, se veían puestas ante la imponente vivienda donde aprendió, hace algunos años atrás, que el poder y la riqueza no lo sois todo en el mundo si no tienes con quien compartirlo.

En su lujoso estudio, Katherine pasaba la mayoría de las veces; leyendo, divagando en su mundo lleno de socialidades y aristocracia. Un mundo, que para ella a veces parecía tan vacío, lleno de hipocresía en inmundicias, pero que lamentablemente había corrido con la fortuna (para muchos) y la desgracia (para otros) de vivir en una caja de cristal.

- Adelante - dijo colocando a un lado su portátil y apretando con sus dedos, sus ya cansados verdigrises ojos mientras se recostaba de su gran silla de cuero.

- Señora Beckett, su esposa acaba de llegar. Dice que esté lista en diez minutos que se servirá el almuerzo - anunció la chica de servicio.

- Gracias Vayenta. Decidle a mi esposa que me espere, que allí estaré - la chica de servicio asintió, mientras Elena echaba un vistazo rápido a su laptop para luego virar hacia la ventana. El día brillaba, pero en cambio su sonrisa no.

Giró nuevamente su silla y dio click con su dedo a cualquier tecla para quitar la oscuridad que había dejado el protector de pantallas del aparato, trayendo de regreso, la pantalla principal de la aplicación. Su sonrisa volvió aparecer en su rostro, asustándose a si misma porque hacía tiempo, había olvidado lo que era estar feliz, había perdido la noción de los momentos, de los pequeños detalles; se había perdido a ella misma.

Intentó escribir algo, pero con solo accionar la tecla DELETE, hizo desaparecer sus palabras.

- Qué estoy haciendo? Me sentiría como una chiquilla tonta y no lo soy.

Apagó el computador y solo un suspiro ahogado se apoderó de la habitación, que en menos de dos segundos se hallaba en penumbras cuando la puerta se cerró tras ella.
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Mensaje por alba_caskett Jue Ago 27, 2015 11:58 am

me parece que va a tener muy buena pinta, me gustaria que lo continuases

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Mensaje por psichobitch2 Jue Ago 27, 2015 1:59 pm

Hola. Me siento completamente agradecida por haberse tomado la molestia de leer el prólogo. Espero que el primer capítulo, os guste.

Disfrutad! Smile





CAPITULO 1. UNA EXTRAÑA SENSACION


Comenzaba un nuevo día en la capital de Rusia. El tiempo, estaba en su mejor apogeo. La temperatura era cálida en aquella mañana despejada de aquel día lunes. El tráfico, un poco pesado, pero no difícil de tolerar como en muchas ocasiones.

Desde uno de los más elevados edificios, diseñado con una estructura de un roble y totalmente cubierta de vidrio cristalizado, podía leerse claramente la razón social de lo que era el imperio de los Castle: CASTLE ENTERPRISE INC., situada en el corazón de la capital Moscovita.

Aquella mañana, llegaba al inmenso Parque de Cristal ( como algunos ingenieros decidieron bautizarle ) un Audi-R8 color blanco como todas las mañanas, haciendo su entrada al parqueadero, ocupando el lugar indicado y únicamente reservado para la que ahora era la heredera universal de toda aquella potencia.

Una mediana pero elegante figura, descendió de tan portentoso coche, llevando consigo sus pertenencias para así dar comienzo a una "pesada" (como ella misma le llamaba) rutina laboral.

- Buenos días Vladimir, cómo estás? - saludó al amable y cuarentón vigilante que se encontraba postrado en la puerta principal del ala oeste de la entrada.

- Buenos días señorita, un placer como siempre el tenerla por acá todos los días.

- Venga Vladimir, no es para tanto. Se hace lo que se puede, todo sea por no escuchar el escándalo que siempre vocifera... tú sabes quien - susurró por lo más bajo, arrancando un sonrisa inesperada al tranquilo hombre.

- Y se puede saber Alexis, a quién no quieres escuchar, vociferar tal escandalera? - Dijo una femenina voz muy cerca de ambas figuras trayendo la palidez al rostro del apacible vigilante y dejando fría en el acto a la chica, que sin pensarlo dos veces, giró sobre sus pies hasta quedar de frente a la pelirroja y alta mujer que ahora había hecho (fantasmalmente) acto de presencia.

- Buenos días madre, cómo amaneces? - dijo con la mirada perdida sobre los hombros de Meredith. Detrás de la elegante dama, Richard reprimía una carcajada negando con la cabeza a las torpezas de su única hija.

- Buenos días. Ahórrate los comentarios y sabes que te espero en mi oficina en.... - chequeó su reloj de pulsera - ... 30 minutos. Tenemos una reunión importante y necesitamos de tu presencia.

- Como digas madre...

- Ah!! - Meredith interrumpió sus pasos hacia el elevador, girándose nuevamente hacia Alexis - Guarda tus irónicos comentarios delante del personal - dedicándole un vistazo rápido y despectivo a Vladimir para luego perderse por el pasillo. Alexis suspiró una vez se halló a solas con su padre.

- Buenos días papá - saludó besando afectivamente la mejilla de Richard - Creo que tu esposa no está de muy buen humor ésta mañana, verdad?

- Alex, Alex... - devolvió calurosamente el afecto - vas a sacarle canas verdes a tu madre, y es en serio.

- Pues, que se las pinte.... No le queda de otra.

Las risas compartidas de padre e hija se perdían por el pasillo de la gran empresa, comenzando así entonces, una larga rutina de trabajo.

**************

La puerta de la oficina resonó al escuchar dos golpes leves pero audibles, que llamaron su atención.

- Adelante - dijo sin quitar la vista de unos documentos que en ese momento firmaba.

- Buenos días Señora Meredith. Acá le traigo los estados financieros que solicitó para la junta - dijo una joven y castaña chica desde la elegante puerta color caoba, donde fácilmente podía leerse el anuncio de: Meredith Castle - VICEPRESIDENCIA - grabado en una pequeña pero elegante placa dorada.

- Buenos días Jenny, muchas gracias; pero puedes llevarlos directamente a la sala de juntas donde se efectuará la reunión. Ya habéis llegado los demás socios? - preguntó mirando por encima de las gafas de lectura a la chica.

- Si, ya estáis todos reunidos allí. Solamente hace falta su hija.... Señora.

- Bien, entonces sigue que yo me encargo de Alexis y por favor, dile a Olga, que por ningún motivo me envíe llamadas a la sala de conferencias.

- Como usted diga Señora Meredith. Con su permiso - dijo para dar vuelta y cerrar la puerta, pero una mano le interrumpió la acción, causando que tropezara con la chica que delante de la puerta se encontraba - Lo siento señorita Alexis...

- Dime Alex por favor - dijo la chica de ojos grises a casi a centímetros del níveo rostro que ahora sus ojos tenían al acecho - Lo de señorita, no creo que a éstas alturas lo siga siendo...

- Alexis!!! - alzó la voz Meredith, que no se había percatado de lo que estaba sucediendo detrás de su puerta. Al menos, eso pensabais ambas - Termina de entrar por favor.

- Con su permiso señ... Alex - dijo Jenny para retirarse a sus deberes un poco acalorada por el encuentro.
La puerta se cerró detrás de madre e hija, mientras esta última se quedaba allí de pie con los brazos cruzados enfrentando a su progenitora.

- Aquí estoy madre. Venía a buscarte, porque allá en la sala de juntas, aclamáis por ti.

- Iba a por ti en estos momentos. Vamos - dijo levantándose de su asiento y caminar adelante - Alexis... - se detuvo sin girar a verla, desde la puerta - ...compórtate y sabes a lo que me refiero.

La pelirroja puso sus ojos en blanco para no darle importancia a lo que siempre su madre le reprochaba. Tener un poquito de decencia dentro de la empresa, pero sobre todo, mantener el apellido bien en alto y no buscarle algún pretexto con bases bien fundadas, al que dirán.


El murmullo de todos los socios y los demás congregados en la amplia sala de reuniones, se apaciguaron, apenas Meredith Castle y su hija entraron en la misma. Alexis tomó asiento al lado de la asistente de su madre, Jenny Ryan; una chica de apenas 30 años de edad, graduada en el área administrativa, con un buen currículum pero con la mala suerte en el amor, siempre tocándole la puerta.

Divorciada, sin hijos; Jenny llegó a la ciudad de Moscú hace más de 3 años, los cuales han estado destinados a su trabajo al lado de su estricta jefa Meredith a la cual un profundo respeto le profesaba, tanto así, que su lado muy bisexual afloró cuando por sus ojos desfilaron los atributos que se gastaba "la hija de la dueña" la famosa (como muchos le decíais) Alexis Castle, pero ésta no se atrevía aún a hablarle acerca de sus sentimientos. Tal vez, la recién salida de la adolescencia, nunca la tomaría en cuenta. Necesitaba su trabajo antes que todo y no se arriesgaría a tanto.

Comenzó a sentir una gran atracción por ella hace algunos meses atrás. Su mayor logro fue cuando Alexis, una vez estando a solas en el elevador, se despidió de ella al llegar al parqueadero. Ese simple "Hasta mañana" la llenó de grandes esperanzas. Al fin, Alexis la había determinado para algo y no simplemente para hacerle llegar los folders, llenos de documentos, a su madre.

Al sentir que la pelirroja se había sentado esa vez a su lado y no como siempre lo hacía, a la derecha de su padre, Richard Castle; una extraña sensación comenzó a recorrerle el cuerpo. Podía sentir como su frente se perlaba con pequeñas, mínimas, tal vez microscópicas gotas de sudor. Quizá estaba yendo muy lejos, no tenía porque sentirse así, tan tonta.
Definitivamente, aquella chiquilla, Alexis, la ponía en otro nivel, le gustaba tanto que temía no poder controlarse.

- Sabes? Te vez linda así, nerviosa - dijo la de ojos grises con aquella sonrisa de medio lado que hacía desvariar a más de una, y a algunos también…


- Buenos días. Gracias por estar acá presente - Habló Richard- Pero como sabréis, estamos culminando el año laboral y se procederán a analizar los estados financieros de la empresa. Como muchos ya estáis al tanto, Iván - dijo, asintiendo en señal de aprobación hacia su socio - hemos cerrado hasta ahora con muy buenas ganancias. Acá, en los folders que habéis sido colocados previamente sobre sus puestos, podréis chequear lo que os digo.

Todos a la vez, como si hubiesen ensayado sus movimientos, tomaron los folders y comenzaron a leer los estados e informes que allí se encontraban, a excepción de una sola persona la cual estaba muy entretenida haciendo sudar frío a otra, por supuesto Alexis Castle.

- Alex.... - llamó su padre una vez - Alex... - dos veces - Al...

- Padre, que te he escuchado la primera vez - dijo, acomodándose en su asiento. Meredith tenía los ojos puestos sobre su asistente que no hacía otra cosa que mirar a un punto fijo en la nada.

- Por favor Alexis, esta reunión es sumamente importante y como la Gerente General, necesito que estés al pendiente de todo lo que aquí y de ahora en adelante, ocurra. Me has entendido?

- Claro papá, no soy tonta. Ya estos informes me los sé de principio a fin...

- La idea no es que te los aprendas de principio a fin Alexis - comentó su madre - Lo que pretendo es que pongas un poquito más de atención y dejes de distraerte tanto - miró de reojo a Jenny y luego puso su mirada rápidamente en su hija - No os pongáis en ridículo.

La pelirroja, solo se dedicó a revisar los informes. Que difícil y aburrido se le hacía todo aquello. Lidiar el día a día con las responsabilidades de la empresa de sus padres para tan corta edad. Necesitaba ser ella misma, tener amigos, compartir más con la sociedad. Se sentía tan ahogada, una realidad que parecía ser una soga que con el transcurrir de los días, iba apretándole más el nudo.


La junta, se realizó sin inconvenientes. Todos los socios estaban muy contentos y satisfechos por los resultados de este año. No solo vigilaban por una sola empresa, habían muchas en juego. Condominios, textileras, bancarias y todo aparentemente habían cerrado con muy buenas ganancias.


Al entrar a su oficina, detrás de ella, una voz la hizo detenerse.

- Hija.

- Si, papá - dijo sin girarse.

- Sé que esto es demasiado para ti - continuó Richard una vez estuvo a su lado y tomándola por los hombros - pero quiero que entiendas que esto tarde o temprano será tuyo y que tú madre y yo, solo queremos lo mejor para ti.

- Lo sé padre, pero necesito que me entiendas que a veces quisiera salir corriendo. Todo hubiese sido más simple y más sencillo si...

- Alex, lo sé - besó su frente - créeme que también pienso así, pero el destino así funciona, entiendes? Ahora, te gustaría ir almorzar con tu madre y conmigo?

- Venga - le dio un beso en la mejilla - aunque no seré yo a la que vais a devorarse, verdad?

-  Alexis... - rió divertido - ...un día de estos, matarás a tu madre. No sé como te ha tenido tanta paciencia. La haces desvariar, lo juro - concluyó y caminó de regreso a la puerta.

- Venga tío, ella me adora - soltó un carcajada. Richard agregó algo estando ya por salir.

- Y tú, por favor, no hagas sufrir tanto a esa muchacha, vale? - y guiñándole el ojo, salió de la oficina de la chica.

Alexis Castle,  después de aquellas palabras dichas por su padre, se quedó un poco más tranquila e inquieta al mismo tiempo. Había empezado un juego en aquella sala de juntas y quería seguir lanzando los dados y así saber quien iba a ganar su juego.

Tomó la PC de la oficina y tecleó varias palabras para luego enviarlas en un correo. Una sonrisa pícara se dibujó en sus labios y encendiendo su portátil, comenzando hacer lo que mejor le salía. Escribir.

Su imaginación volaba como el viento sobre un acantilado cada vez que detrás de su laptop se sentaba. Al abrir su formato en WORD, rápidamente sus dedos se movían como pez en el agua al tocar el teclado y es que esa era su pasión. Escribir, redactar historias, hacerse conocer a través de las palabras. No pedía dinero a cambio, solo pedía ser reconocida por todos y por cada una de aquellas personas que día a día, entraban un minuto a la página del foro para la cual estaba suscrita, donde ya era conocida como "Love_Heart".

Llevaba algunos meses escribiendo una historia, una delicada trama la que ya había recibido muchos elogios y felicitaciones. Lo reconocía, su mundo eran los libros, plasmar sus experiencias y algunas veces, sus fantasías, a pesar de su mala conducta y malcriadez que siempre la caracterizaron.

De un sobresalto en su asiento, se giró hacia la puerta. No había escuchado cuando llamaron ni mucho menos se esperaba esa visita.

- Lo siento. Toqué pero no abrías y pensé que no...

- Adelante... - dijo interrumpiendo y levantándose rápidamente de su silla - Lo siento, solo estaba algo concentrada - dijo, cerrando la tapa de su portátil y ofreciéndole inmediatamente asiento a su invitada - Recibiste mi mensaje?

- Si, y quise venir a darte una respuesta personalmente - dijo la castaña que ahora se encontraba sumergida entre sus nervios, como si de una chiquilla se tratara.

- Y...?? - dijo tranquilamente Alexis tomando asiento nuevamente - Aceptas o no, salir almorzar conmigo, Jenny?

- Si... Acepto.
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Mensaje por alba_caskett Vie Ago 28, 2015 7:02 am

interesante, muy interesante, continua porfa

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Mensaje por psichobitch2 Sáb Sep 05, 2015 9:53 am

alba_caskett : Gracias por tus comentarios y tomarte un minuto de tú tiempo para leer.

A todos los que leen y están presente, gracias.


CAPITULO 2. LA VIDA SIGUE... AUNQUE NO QUIERAS


Un minuto, tal vez dos... Segundos, quizás...

Alexis había conseguido lo que tanto quería, ser el nuevo centro de atracción para alguien más.
Estaban las dos en silencio desde que Jenny había terminado de dar por aceptada la invitación que le había costado sopesar; aunque tal vez no tanto... El sonido del móvil de la pelirroja, las logró al fin, sacar del letargo donde ambas chicas, habían quedado hace poco.

- Lo siento, pero debe ser mi padre. He quedado con ellos en ir a almorzar. No pensé, que recibirías mi correo de manera inmediata. Aunque pensándolo bien, no sabía que te traía tan loca - dijo la chica nuevamente con esa sonrisa que hacía viajar a la castaña, a quien sabe donde cada vez que se la dedicaba.

- Yo... No sabía. Discúlpame. Soy una tonta... - Indicó haciendo amagos de levantarse de su asiento. Alex, se inclinó sobre su escritorio y la tomó del brazo, delicadamente.

- Hey! No te vayas. Perdona mis palabras y mi egocentrismo extremo. A veces pienso que soy la única cosa importante en el mundo. No quiero decir con esto que no lo sea pero... - Jenny dibujó en sus labios una tímida sonrisa por el comentario. Alexis, llegó a su lado - Quiero salir contigo a almorzar. No será el día de hoy, pero podemos quedar mañana, te parece?

- Me parece bien. Pero, qué tal si te invito yo? Conozco un sitio donde...

- Venga, me has dado en mi orgullo - dijo con fingida molestia e interrumpiéndola abruptamente - Te estoy invitando yo, por ende soy la que cubrirá todos los gastos. No me gusta que escatimen en mí. No me conoces.

- Sí, se que eres la hija de mí jefa. La dueña de estas empresas, pero no quiero que pienses que estoy abusando de ti...

- Shhh!!! - susurró mientras se acercaba un poco más a la castaña. Podía notar el nerviosismo de la encantadora chica - Al momento en que te vi entrar por esa puerta, has nublado todos mis pensamientos. Puedo, decirte algo?

- Si - contestó perdida en los ojos azul claros de la pelirroja.

- Por qué nunca me dijiste, que te llamaba la atención? Acaso mi madre te ha amenazado con el látigo de cuero lustroso con el que arrea al ganado, que tiene en su oficina? - preguntó alzando una ceja.

- NO! Alexis, que cosas dices? - rió tímidamente - Soy incapaz de faltarle el respeto a tu madre y es lógico que no te había dicho nada, porque si apenas tú... me determinabas.

- YO? - preguntó inocentemente y retrocediendo un paso - Si cada vez que puedo, estoy pendiente de lo que haces, solo que "tu jefa" es un poquito amargada y una de las cláusulas que rigen mi contrato en esta empresa es que "Tengo prohibido acercarme a cualquier ser humano que lleve ropa interior femenina y faldas" - aquello le causó bastante gracia a Jenny, arrancándole una carcajada para luego ponerse un poco seria.

- Quiere decir entonces, que te gusta demasiado la lencería femenina?

- Bueno! - había sido demasiado sincera. Rascó su cabeza y continuó - Para nadie es un secreto que tengo un exquisito gusto por las mujeres, pero eso no quiere decir, que viva persiguiéndolas o acosándolas a cada rato. Además, llevo un buen tiempo soltera - al decir estas palabras, sus facciones se endurecieron un poco. Su móvil volvió a anunciar un mensaje.

- Pasa algo? - Preguntó Jenny al ver el cambio.

- No. No pasa nada. Debe ser mi padre con un pequeño ataque de hambruna y si no estoy lista, creo que la teoría de que yo sea el plato principal, se llevará a cabo - La castaña rió.

- Venga, no pasa nada. Espero que tengas buen provecho y que todo salga bien con vuestros padres, si?

- Gracias... Jenny? - llamó a la chica que ya se dirigía a la puerta.

- Si?... - dijo deteniendo su paso a mitad del camino.

- Creo que no me has dado el número de tú móvil - dijo sacudiendo el suyo al ras de su cabeza mientras se acercaba a la chica.

- Claro. Lo siento. Anota... 042....

La mano de Alexis rozando su mejilla izquierda, hizo que detuviera sus palabras.
Automáticamente cerró los ojos y sintió los cálidos labios de la pelirroja juntarse con los suyos. Un cosquilleo se apoderó de toda su espina dorsal, enviándole un corrientazo por todo su cuerpo que culminó una vez que dejó de sentir la tibieza de aquel inesperado beso.

- Solo quería besarte. Tú número, ya lo tengo - dijo mostrándole la pantalla del móvil donde podía verse claramente el nombre de la chica con su número perfectamente guardado en la agenda telefónica.

Jenny se quedó sumida en un sueño mientras veía a la chica de cabellos cobrizos abrirse paso delante de ella y desaparecer por la puerta, dejándola con una sensación de tenerla entre sus brazos, todo el día, toda la noche… toda una vida. Alexis Castle se había convertido para ella en una estrella difícil de alcanzar, pero; cuando se había convertido en astronauta y ahora la tenía allí, al alcance de sus manos?





Eran más de las 14:00 pm de la tarde, y el tráfico en la ciudad moscovita no apestaba como en algunas ocasiones. Más bien, le parecía que todo estaba más tranquilo de lo normal. Tal vez, habían venido los extraterrestres y habían evacuado la ciudad para evitar una catástrofe, pero no era tiempo para poner a fantasear su mente y mucho menos cuando tenía a sus padres, esperando por ella desde hacía media hora. Su mente se iba debatiendo entre si eran mejor las patatas a la francesa o la salsa de champiñones con las que su cuerpo se acompañaría mejor al servirse como entrada principal.

- Buenas tardes. Disculpadme, pero he tenido cosas que hacer en la oficina - dijo apenas llegó junto a Richard y Meredith que ya estaban en la mesa.

- Estoy muriendo de hambre hija, pudiste haber avisado que llegarías un poco tarde o que tenías cosas que hacer - señaló Richard dándole indicaciones al mesero para que trajera la carta.

- Lo siento papá. He tenido que responder unos correos y chequear algunas cuentas. Pero acá estoy. Como te apetezco madre, con salsa de champiñones o con...

- Cierra la boca Alexis - respondió Meredith ante el sarcasmo empleado por su hija - No hagas que el almuerzo me caiga mal. Puedes dejar tus comentarios para después y dedicarnos a comer como una familia decente que somos.

- Discúlpame madre, solo quería hacerte más placentero el menú - comentó poniendo los ojos en blanco. Su móvil había recibido otro mensaje - Permiso - Solicitó.

Era muy frecuente para la chica, recibir correos y notificaciones en su teléfono, cuando del foro se trataba. Era algo muy personal para ella y le gustaba estar en contacto con sus lectoras. Se sentía feliz y complacida al recibir un mensaje. Significaba mucho para ella en esa etapa de su vida. Sabía que cada nota, cada historia, llegaba muy adentro a cada personita que le dedicaba cinco minutos en leer un capítulo de lo que escribía. Sintió, sin poder evitarlo, una profunda alegría al abrir la notificación. Richard se percató de ello.

" Seria31" - dijo mentalmente al leer el seudónimo del destinatario.

- Por qué esa cara de felicidad nena? - preguntó su padre mientras volvía a hacer lectura en el menú.

- Sólo es un mensaje del foro donde estoy inscrita.

- Muchas felicitaciones? - preguntó nuevamente Richard. Meredith simplemente miraba con extrañeza la conversación.

- Pues, más o menos papá, sólo que hay algunas personas que no manifiestan sus opiniones, pero sé que con sus pensamientos me transmiten mucho.

- Se puede saber de que estáis hablando? - Preguntó Meredith colocando el menú delicadamente sobre la mesa y bebiendo un trago de su copa con agua gasificada.

- A ver, como te explico madre... - el móvil de Alexis interrumpió la conversación. Esta vez era una llamada entrante - Dime deschavetada.... NO!!, tú eres más.... No puedo en este momento, estoy almorzando con mis padres y se me hace difícil. Qué pasó con tu novio?.... Venga, que a veces le das muy mal trato al pobre Alexey, no sé como demonios te soporta... Está bien, te llamo esta noche Lauren y una vez más, deja el drama mujer que estás tensa y me obligarás a usar mis tijeras - Meredith abrió ampliamente los ojos. Richard escondió su cara detrás de la servilleta de tela - Hablamos.

- Que manera de tratarse la de vosostras dos - dijo mirando a su hija y luego a su marido con cara de extraterrestre recién llegado a la tierra.

- Tranquila madre, Hitler está muerto y la revolución francesa terminó, así que no te espantes.

- Meredith, dejadlas. Sois jóvenes y no sé que tiene de malo que se traten así. Conocemos a Lauren desde hace mucho tiempo. Es la hija de Ivan y la mejor amiga de Alexis, así que, venga; pidamos la comida que tengo hambre mujeres.

Hablando de negocios, de temas personales y familiares, la familia Castle estaba sentada en aquella mesa exclusiva de algún famoso restaurant donde ya conocidamente eran muy bien atendidos. Para Meredith no era nada fácil acarrear con el comportamiento rebelde de su hija, sabía que a veces lo hacía solo para incomodarla o simplemente llevarle la contraria, pero en el fondo, Alexis era una persona bastante ejemplar. Su esposo y ella, os habíais encargado de daros la mejor educación posible.

Con apenas cinco años de edad, comenzó a tocar el piano y a sus veinte años, tocaba como profesional. Aunque no mucho le gustaba deleitarlos con su música, sabía que su hija tenía otras pasiones ocultas, siempre y cuando, fuesen para su propio bien, no se metería en ello.




Cuando el cielo, albergaba las estrellas en lo más alto. El frío comenzaba a sentirse sobre la ciudad, Alexis llegaba a su apartamento ubicado en las afueras de la zona residencial, a una bastante privada y reservada.
Apagó el motor de su Audi-R8 y se dirigió al calor de su casa.

Como todas las noches, escribía parte de lo que su mente imaginaba. Muchas veces esto sucedía, estando dentro del elevador. Al parecer, era su fuente de inspiración y allí, una vez que entraba a la calidez de su desordenada casa,  le daba rienda suelta a sus ágiles dedos donde su portátil era su más fiel confidente.

Después de unas largas horas de relajación en la ducha, se acostó en su cama dispuesta a revisar sus correos. Tenía uno en particular al cual responder. Miró de reojo su vídeo consola, pero era algo tarde como para dedicarle algunas horas. Ya tendría tiempo para eso. Busco su Ipad, que descansaba siempre en su buró personal y actualizó la última notificación. La abrió.

" Seria31: Hola, créeme que me ha encantado el capítulo de hoy, ha estado genial. Por esta vez, has salvado tu pellejo como dices, pero espero que continúes lo más pronto posible ya que me gusta mucho tu historia, más bien dicho; todas tus historias y ya quiero leer la continuación. Saludos"

Rió por lo más bajo. Había leído muchos comentarios de esta fanática, más nunca, le había respondido a ninguno de sus halagos. Rápidamente, entró al mensaje privado y comenzó a teclear algunas palabras.

" Hola "Seria31". Venga tía, no seas mala, pero me alegra que te esté gustando mi historia y que esta vez, mi pellejo se haya salvado de un mal comentario. Lo que escribo lo hago por todos vosotros. Gracias por comentar".

Dio click en el botón de enviar y volvió a colocar su Ipad donde estaba. Siempre y cuando podía responder privados, lo hacía con mucho gusto. Pero algo le decía, que este tendría consecuencias.

Sin darle mucha importancia, siguió en sus asuntos personales. Tenía una conversación pendiente y un almuerzo por venir. Su móvil, que desde siempre descansaba a su lado, estaba libre. Se acordó que tenía que llamar a su mejor amiga Lauren, pero la rubia, en estos momentos pasó a segundo plano, así que buscó en su agenda telefónica por la letra "J" e inmediatamente comenzó a textear.

" Hola buenas noches. Espero no ser una molestia a estas horas, solo quería saber si estás bien. Alexis"

Envió el mensaje y decidió encender el televisor un rato. No era muy fanática de ver la pantalla chica, pero a veces se entretenía.

Cada vez que lo hacía, solo echaba un vistazo, bajaba un poco el volumen y tomaba un buen libro y comenzaba a leer. Le encantaba hacerlo. Le ayudaba a abrir más su imaginación y obtener un mejor campo para visualizar sus fantasías, algo extrañas.

A la mitad de la lectura, su móvil envió una señal de aviso que su mensaje había sido respondido.

" Hola Alex. Estoy en casa, distrayéndome un rato con la tele. Tú, estás bien? Me has dejado un poco preocupada"

" Preocupada?" - Texteó de regreso frunciendo un poco el ceño.

" Si. Te has puesto muy triste cuando me dijiste que por los momentos estabas soltera. Pensé que había dicho algo indebido, y pido disculpas si así fue"

" Jenny, no hiciste nada malo. Lamento haberte hecho sentir un poco mal, porque no era la intención, pero sabes algo? La vida debe continuar así no quiera, porque por algo suceden las cosas. Tal vez, más adelante pueda contarte pasajes de mi vida, pero si de algo estoy segura es que has hecho darme cuenta, de que la vida es una sola y tienes que vivirla como te toque. La vida, sigue...

Cuando su cabeza logró tocar la almohada, hace tiempo que el reloj había marcado la 1 de la madrugada. Por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa se había apoderado de sus labios aquella noche… estaba feliz, y era el principio de una nueva historia reali que comenzaría a escribir en el libro de su vida.
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Mensaje por alba_caskett Sáb Sep 05, 2015 10:24 pm

Me tiene intrigada y crep que por eso me gusta tanto, jejejejejej, continua o tu pellejo va a estqr en peligro, jajajaja

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Mensaje por psichobitch2 Dom Sep 13, 2015 5:20 am

Hola! Acá os dejo otro capítulo de este fics...

Disfrutad!





CAPITULO 3. VIVA DE NUEVO



El campo, el olor de la naturaleza, el trinar de los pájaros, recordar sus vivencias. Todo aquello podía hacerlo cuando se sentía totalmente libre, cuando era solamente ella.

Katherine Beckett; mujer, abogada y piloto profesional de 31 años de edad. Tenía todo lo que la vida le pudo dar. Cosechó y recogió todo lo que se hubo propuesto hasta ahora. No tenía que rendirle cuentas a nadie, hacía y manejaba su propio dinero y era mucho, a decir verdad; pero para ella era solo eso, un simple papel con que comprar lo que a muchos les daba felicidad.

Un Husky Siberiano llamado Luke, su gran helicóptero Vader - como le había nombrado - su motocicleta, una TRIUMPH DAYTONA 675R del año, llamada Amidala, eran sus más preciadas pertenencias. Sus grandes tesoros.

Qué si era amante de la saga STAR-WARS? Si lo era. Todas y cada una de sus pertenencias, llevaban los nombres de cada uno de sus personajes favoritos. Y es que estaba matada por esa serie, no había nada más importante para ella que su fanatismo. Eso, la hacía sentir segura y con los pies fuera de este mundo… de vez en cuando.

Aquel martes, había regresado de su despacho un poco más temprano que de costumbre. Delegó algunas responsabilidades a su fiel asistente y salió dispuesta a hacer su rutina diaria de ejercicios. Desde algunos años hasta ahora, había adoptado la costumbre de caminar ó correr junto a su fiel amigo Luke. Era una actividad que la ayudaba a pensar, a respirar, a salirse por un instante de ese mundo tan "perfecto" donde vivía.

Su camioneta tomó un rumbo distinto aquella vez después de haber recogido a su canino amigo en su mansión, donde solamente se encontraban las mujeres de servicio haciendo sus quehaceres, tomándo un desvío a unos cuantos kilómetros, para ir a su lugar favorito. Allí se encontraba chequeando a Amidala, su motocicleta. Tenía tiempo que no la usaba y se sentía algo triste al recordar el porqué.
Pasó un instante al espacioso hangar donde descansaba Vader, su helicóptero, bajo una gran cubierta. Esta vez, le habían hecho mantenimiento y tenía varios días que no subía a pilotearlo. Cuanto le gustaba hacerlo…

- Te apetece dar una vuelta conmigo Luke? - Le preguntó jocosamente a su perro que con un fuerte ladrido, le hizo entender que no sería capaz de subirse a esa cosa en toda su vida perruna que le quedaba por vivir.

Acarició el lomo del perro y sonrió a medias para proceder a quitarle la cubierta al helicóptero. Sabía que no podía conducirlo. Aún sentía muy recientes, las secuelas que Amidala había dejado en su pierna izquierda y no quería cometer una locura peor esta vez.
Subió a él y acarició los controles de mando añorando por un instante, todas las aventuras que había vivido. Bajó, y volvió a tierra una vez que se sintió volar sin haber encendido los motores de la gran nave.

Caminó lo más que pudo por el verde y soleado campo, siempre con Luke detrás de ella. Chequeó su aparato móvil y se percató que tenía un correo. Se sentó sobre una piedra y Luke hizo lo mismo bajo sus pies. Trató de abrir la información, pero su señal era bastante interrumpida y no le permitió leer el contenido. Ya tendría tiempo para hacerlo cuando regresara a casa.

Allí permaneció unas horas más, contemplando el atardecer y los relajantes colores que le ofrecía la naturaleza. Amaba el naranja y el rosa que se dibujaban sobre las lejanas montañas de aquel espectacular paisaje. La hacían sentir que no pertenecía a este mundo cuando el campo la arropaba, aunque fuera consciente que era un espacio que se dedicaba cuando podía. Se levantó al chequear su reloj de pulsera y vio a lo lejos el río que formaba parte de aquel pintoresco paisaje.

- Vamos Luke, tenemos que regresar. Ya es tarde.

Subió a su camioneta esa tarde regresó de nuevo a la ciudad de Kazan, a su mansión, a su mundo de cristal, donde poco a poco se estaba resquebrajando, pero que con su ímpetu y sosiego, hacía todo lo posible para que no terminara de estallarle encima e incrustársele en el alma.

- Buenas noches señora - dijo la mujer de servicio apenas vio que entraba por la puerta principal. Luke, salió corriendo escaleras arriba. Miró como su amigo se perdía más allá del pasillo y volvió la vista a la chica que la había recibido.

- Buenas noches Esther, como ha estado todo por acá?

- Muy bien señora Beckett, como siempre. Va a cenar o esperará a la señora Gina para hacerlo?

- No ha llegado todavía mi esposa? - Preguntó caminando hacia su estudio.

- Aún no señora. Solamente llamó y dio indicaciones para la cena e informar que llegaría sobre las 20 horas. Quiere que le traiga un vaso de zumo de naranja? - Dijo la chica de pie en la puerta de la habitación.

- Solo tráigame agua, si eres tan amable y avísame apenas mi esposa llegue. Voy a revisar unos documentos para aprovechar el tiempo.

Esther asintió amablemente a la orden, dejando a solas a Kate quien ya se había acomodado frente a su portátil que descansaba sobre su escritorio.

Su estudio era bastante amplio e imponente. Sobre su biblioteca personal, descansaban todo tipo de libros de derecho traducidos al idioma natal, algunos en italiano y otros en francés. Lenguas que manejaba a la perfección gracias a su coeficiente intelectual, el más avanzado en los últimos tiempos.

No se sentía un genio porque consideraba que no lo era. Tenía todos los errores del mundo y tampoco era perfecta. Era un ser humano como todos, con un trabajo como todos, con una vida como todos. Por qué hacer una excepción con ella, teniendo un cerebro más que genial? Era parte de la herencia que su madre, Johanna Beckett; le había heredado al nacer. Mucha inteligencia y mucha prepotencia para exportar a nivel mundial. Pero de su madre no hablaría ahora, era un tema bastante sentimental y personal que no le gustaba tocar.

Al encender su laptop, encontró de nuevo el mismo aviso que le indicaba que tenía una gran cantidad de correos por revisar. Tomó un sorbo del agua que la mujer del servicio le había traído y comenzó a chequear su buzón.

Negó con la cabeza y torció una sonrisa al visualizar que casi todos los mails eran de su mejor amiga y socia Lanie. Vaya que si le gustaba llenarla de trabajo y fastidiarle la vida. Aunque la quería mucho desde que eran dos adolescentes, sabía que Lanie estaba un poco loca con el trabajo, pero así la quería.

Suspiro y siguió haciendo click sobre su buzón hasta dar con un correo en particular. Se extrañó de sobre manera porque nunca había recibido uno de esa dirección. Se quedó pensando un rato mientras leía nuevamente el nombre del extraño remitente y dio un click allí. Al abrirse la página, leyó el mensaje que en él había escrito desde la noche anterior:

“ Hola, Seria31. Venga tía, no seas mala, pero me alegra que te esté gustando mi historia y que esta vez mi pellejo se haya salvado de un mal comentario. Lo que escribo, lo hago por todas vosotras. Gracias por comentar".

Leyó una y otra vez el comentario y rió para si misma. Era primera vez que alguien le enviaba una respuesta por un comentario que había hecho sobre una historia que le llamó la atención en un foro de adolescentes, donde seguro todas eran unas niñas con una súper imaginación; pero en particular, una le había llamado la atención y esa se hacía llamar Love_Heart.

Aunque era primera vez que entraba a una página como ésta, eso no quería decir que perteneciera a ese mundo de fantasías donde un montón de personas, vivían adulando a un grupo de artistas que ni siquiera a veces, sabía que existían.

No le prestó atención y siguió revisando uno a uno los correos que Lanie le había hecho llegar a su bandeja. Siempre lo mismo, análisis de expedientes; casos incompletos por corregir y retomar. Tenía la cabeza hecha un "enredo" como se refería ella a sus desastres. Se levantó de la silla y caminó hacia la ventana que le mostraba gran parte del jardín y de su árbol de roble preferido. Miró su reloj y faltaban sólo treinta minutos para las 20 horas, dentro de poco tiempo, tenía que volver de nuevo a su escalofriante realidad.

Después de pensar un rato allí, junto a la ventana, giró su cabeza y vio su portátil, incitándola a que se sentara de nuevo, tenía que responder a ese peculiar mensaje ó la curiosidad acabaría por matarla. Tal vez ya estaba loca al atreverse a comportarse como una adolescente de nuevo. Juntó sus manos y las colocó frente a sus labios, agarrando una bocanada de aire… y dejarla libre de nuevo.

" Hola Love_Heart. No considero que yo sea mala. Al fin y al cabo, has dejado la historia en la mejor parte, creo que eres tú, quien tiene culpa por arriesgar su pellejo así como así. Saludos"

Dio al botón de enviar y supo que se sentía algo tonta. No sabía porqué, pero así se sintió desde ese momento. Se alejó un poco de la pantalla y rió negando con la cabeza.

- Beckett, crees que tienes aún 20 años? - Sé dijo con la mirada fija en la pantalla. Estaba ansiosa y se comenzó a sentir nerviosa. Daba la impresión que volvía a ser aquella chiquilla que le gustaba entrar a las páginas de chat comunes e indagar un poco sobre la vida de los demás - No Kate, no va a responder de inmediato.

Y con esas palabras, retomó de nuevo sus diligencias y buscó un archivo personal donde guardaba estados financieros y varios expedientes para comenzar a chequearlos minuciosamente, como todo lo que hacía en su vida. Era una mujer totalmente responsable y ordenada, como se ha caracterizado desde sus 14 años de edad cuando su vida dio un giro de 360 grados.

Concentrada en sus oficios, el sonido de un golpe llamando a su puerta la sacó de sus cavilaciones.

- Señora Beckett, su esposa le espera en el comedor para servir la cena - dijo Esther al entrar al estudio.

- Pues, dígale que ya voy - Dijo amablemente mientras veía que la chica salía de la habitación y ella, un minuto después, siguió el mismo camino.

Al cerrar la puerta, casi todo quedó a oscuras salvo que la portátil aún seguía encendida dejando en espera un nuevo correo que acaba de llegar donde perfectamente se leía, abajo en una pestaña: just.lesbiforo@sumail.com.ru



La cena estaba servida perfectamente sobre la alargada mesa donde solo dos ocupantes como cada noche, se sentaban en ella para degustarla. Kate, se hizo presente en el salón comedor viendo que su esposa Gina, ocupaba ya el mismo lugar que hace tres años, solía disponer en la mesa.

- Buenas noches Gina, cómo estás? - saludó dispuesta a besarla en los labios. La rubia mujer de rasgos hermosos como bastante engreídos, solo giró su cara a un lado, sintiendo que el beso tomaba dirección hacia su mejilla.

- Buenas noches Kate, dónde estabas? - Preguntó mientras Esther y otra chica de servicio servían la cena. Kate solo se quedó en silencio, esperando a que sirvieran su plato.

- He estado en el estudio... un rato - dijo después de ver salir a la servidumbre del salón comedor.

- Me refiero a dónde estabas hoy en la tarde. Llamé a tu oficina y la tonta de tu secretaria me ha dicho que no estabas. Luego pedí que me comunicara con Lanie y "ésta" tampoco supo que decirme porque estaba muy ocupada. Tan igualada que es, no sé como puede ser amiga tuya - Miraba fijamente a Kate, ofuscada totalmente.

- Estuve un rato afuera. Salí a caminar como lo hago todas las tardes, no sé porqué te extraña y porque te refieres así de Lanie. Sabes que es mi amiga de toda la vida y aparte de eso, mi socia en el bufete.

- Mantengo mis palabras acerca de ella. En fin, necesitaba saber donde estabas porque quería hablar ciertas cosas contigo, acerca de mis hermanos - Comenzó a probar la comida una vez que terminó sus palabras. Kate, detuvo su masticar y cerró lentamente sus ojos, botando un silencioso suspiro por su boca.

- Y que sucede ahora con tus hermanos? - Preguntó sin alzar la vista del plato, mientras comía su ensalada. Sabía que su esposa no le daba la cara cada vez que de su familia hablaba.

- Se habéis metido en aprietos nuevamente y mi madre quería pediros que os ayudéis a solventaros. Lo de siempre.

- Cuándo te refieres a lo de siempre, es que se habéis quedado nuevamente sin dinero, cierto? A ver Gina... - Continuó calmadamente y dejando los cubiertos sobre el plato, dando por terminada su cena - ... No puedo tener contemplaciones con tus hermanos cada vez que tengáis problemas. Soy abogada, no tengo un cartel en mi despacho que diga: Fundación de caridad para los hermanos Cowell. Así que deciros de una vez que...

- Qué os diga de una vez qué? - Interrumpió muy molesta Gina - Acaso se te olvida quienes son mi familia, ah? Para eso te pagan - Kate se levantó de la mesa tratando de no sobresaltarse demasiado cada que tenía que escuchar aquel discursito sobre la gran familia "real" de su esposa.

- No voy a discutir contigo por lo mismo, así que diles; porque yo no voy a llamar nuevamente a tu madre ni hablar con tus hermanitos; que vayan mañana a mi oficina temprano y que si no he llegado, me esperen. Te parece?

- No eres más que una... - Se levantó de la mesa haciendo gran estruendo y pasando por un lado de Kate, decidida abandonar el comedor para dirigirse a su habitación.

La castaña volvió a tomar asiento en la mesa, sentándose en una de las sillas que no han sido ocupadas nunca y llevó sus manos sobre sus sienes. La cabeza comenzaba a dolerle considerando que tampoco había acabado con su comida. Se quedó un rato allí, pensando sobre el asunto. Estaba obstinada de ver que solo era un títere para su esposa, de saber que su familia política la usaba para tapar cantidades de inmundicias. Algún día se levantaría con todas las ganas de mandar todo por un caño, tomar a Vader y largarse lejos. Pero no todo era tan fácil, nada para ella era tan fácil.

La noche transcurría. Debía terminar sus asuntos laborales que había dejado al pendiente en su estudio, pero el grito de su esposa hizo que subiera velozmente a la recámara. La escena de Luke bebiendo del agua del jacuzzi, le hicieron retener una carcajada que ya se encontraba en la puerta de su boca.

- Cuantas veces te he dicho que saques a ese maldito animal de la casa? - Gritó histéricamente Gina enrollada en una toalla. Kate entró al baño.

- Vamos Luke, que acá nunca os habéis querido - Tomando a perro del collar lo llevó consigo escaleras abajo.

Al llegar al estudio nuevamente, se sentó en su silla con la cabeza de Luke sobre sus piernas. Acarició un rato al noble animal mientras volvía a lo suyo. Al abrir la portátil, pudo notar que había recibido un nuevo correo. Sus ojos se abrieron como platos al leer la dirección del remitente. Uno que ya había dejado de ser desconocido para ella.
Entró y al abrirlo, no pudo evitar soltar una risita nerviosa desde sus adentros.

" Tienes razón guapa. Soy yo la que me he buscado mi propia muerte, pero no quiere decir que no siga arriesgando mi pellejo porque suelo ser un poco mala y dejaros con la intriga. Espero que estés bien"

- Estar bien? Estar bien? Ja... Debe ser una locura Kate. Te ha respondido. Pero venga, no vas a caer en el jueguito de contestar mensajitos de niñitas o si? - Dijo leyendo el mensaje de nuevo - A ver...
La adrenalina se apoderó de ella, enviándole una sensación de libertad… alegría.

" Pues, si sigues así de mala, creo que podéis rastrear tu dirección e ir asesinarte por dejaros con la intriga. Empezando por mi" - Enviar.

- Kate, Kate... Eres una tonta - Decía con una hermosa sonrisa latiéndole en los labios.

Definitivamente se sentía viva y no sabía aún el porqué. No sabía siquiera, quien estaba detrás de aquel correo. Posiblemente hasta era un hombre o alguna chica rara. No olvidaba aún el seudónimo particular de la persona que había respondido el mensaje. Una serie de preguntas le rondaban la cabeza.

" Ah si? O sea que podrías ahora mismo comenzar una búsqueda implacable y asesinarme en mi casa porqué te he dejado con la intriga? Ummm!!! Déjame decirte, que sé manejar muy bien las tijeras y que me defiendo muy bien. Sé artes marciales y tengo contactos extraterrestres que podéis acabar con vuestra humanidad"

Al leer la jocosa respuesta no pudo evitar soltar una estruendosa carcajada que no le importó que hiciera eco en todo su estudio. De verdad que aquella chica, persona o ser extraterrestre que estaba detrás de esos correos, era bastante espontánea e irreal.

" No pude evitar haberme reído, como acabo de hacerlo y en cuanto a tus contactos extraterrestres... sabes algo? Creo que estás un poquito chifladita, pero me ha gustado tú respuesta de otro mundo" - Enviar.

Pasaron unos minutos más, diez o quince y no recibía ninguna respuesta. Pensó que tal vez la chica se había molestado o que simplemente había ido a dormir, considerando la hora que marcaba su reloj, las 23:17 pm. Así que decidió prestarle más atención a lo que en realidad le importaba.

Volvió a sus documentos laborales mientras le llegaba algo de sueño. No acostumbraba a dormir tan temprano, ya que su estupendo cerebro solo le hacía dormir pocas horas, como máximo unas cuatro.

La noche estaba bien entrada y el frío comenzaba a calar dentro del estudio. Su perro, dormía en un rincón, que supuso era bastante cálido para él, ya que solo se movía para respirar. Sé asomó al ventanal, y el roble ya no era iluminado por el farol que ella misma había conectado cuando cansada o desvelada, se dirigía a pensar o a leer. Se estiró un poco… Ya el sueño estaba viniendo a por ella. Nuevamente revisó los informes que estaba chequeando, cuando entró de nuevo otro correo, haciéndole latir a prisa su corazón.

" Espero que pases buenas noches y gracias nuevamente por tus comentarios. Hablaremos en otra ocasión y cuando quieras. Love_Heart".

Leyó la despedida y colocó sus manos junto a su boca. Sus ojos café claros, se paseaban una y otra vez sobre el correo. Cerró el sistema operativo y apagó la portátil. Volvió de nuevo a pararse en la ventana y negó con la cabeza con la misma sonrisa tonta tatuada en su rostro.

- Amigos extraterrestres… - Rió por lo más bajo y dio la vuelta para abandonar su estudio.

Esa noche durmió pensando en alguien que usaba muy bien sus tijeras y que tenía amigos en otra galaxia. No podía evitar sentirse llena de vida, que vivía nuevamente. Que volvía a tener veinte años.
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Mensaje por alba_caskett Lun Sep 14, 2015 12:51 am

jejejjejejejeje, me esta encantando esta historia

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Mensaje por Ruth Maria Lun Sep 14, 2015 1:38 am

Me gustaria saber cual es el pasado de kate?? por que acepta que la trate tan mal gina?? me gusta tu historia al igual que la otra que tienes en el foro por diferentes!!
Esa quimica entre ellas con los mensajes se pone buena! espero que Jenny no le de un ataque de celos porque me parece que este par se van a liar!!

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Mensaje por psichobitch2 Sáb Sep 19, 2015 6:37 am

Gracias alba_caskett, y a ti Ruth María por vuestros comentarios. Encantada de que os guste la trama de este fics...

Os dejo otra continuación...



CAPITULO 4. CONOCIENDOME, CONOCIENDOTE


Parqueó su camioneta fuera del edificio donde quedaba su despacho en el tercer piso. Dio las llaves al valet e indicaciones como a diario hacía, para que la parquearan en su privado.

Ocupaba un vaso de café Latte en su mano izquierda y en la otra llevaba su portafolio.

Vestía esa mañana, un elegante traje de pantalón de gabardina confeccionado a la medida en conjunto con un blazer que remarcaba su esbelta figura, todo en color negro - como la mayoría de sus ropas - y una elegante bufanda de cachemir color verde agua que hacían resaltar el castaño y ondulante de su cabello.
Al llegar al despacho, su asistente; la recibió con varios folders en la mano, listos para ser analizados.

- Así es cómo recibes a tu jefa, Alesya? - Dijo regalándole una amena sonrisa a la joven de veintidós años mientras caminaba.

- Buenos días Kate - rió para luego seguir a la castaña que ya entraba a su lujosa oficina - Disculpa que te reciba así, pero son los documentos que dejó la señora Lanie ayer antes de marcharse y me dijo que te los entregara apenas pusieras un pie en la oficina.

- Lanie... - bufó - va hacer que mi cabeza se tiña de blanco antes de tiempo. Bien Alesya, no te preocupes - y colocó el portafolio sobre la mesa junto a la refinada bufanda que se había quitado apenas puso un pie en el despacho - Déjalos allí que luego los reviso. Te ha dicho Lanie a qué hora regresará hoy?

- No, sólo se despidió ayer diciendo que iba a una reunión social - Kate rodó los ojos. Alesya negó divertida con la cabeza - Por cierto, ayer tú esposa llamó en horas de la tarde, supongo que tuvo que haberte dicho - Su joven rostro se puso algo serio recordando la llamada.

- Si, ayer me ha dicho eso - Tomando asiento - Preguntó algo más? Te trató mal? Porque de ser así...

- Tranquila Kate - interrumpió Alesya caminando hacia la puerta del despacho - Sé como es Gina y su carácter, es algo que jamás cambiará. No te preocupes. Ah! Antes que se me olvide, tus cuñados y tu suegra vendréis en una hora. Llamaron para pedir cita y preguntar si habías llegado - concluyó la joven antes de caminar un poco más hacia la salida.

- Gracias. Cuando lleguen, hazlos pasar por favor - La chica asintió y cerró la puerta.


De nuevo, se encontraba sola en su despacho con un montón de papeles a su alrededor. Tenía que recibir a la familia Cowell en pleno, y sólo rogaba al cielo que no tuviera que ir almorzar con ellos.

Sacó su móvil e hizo una llamada telefónica pero sólo cayó el buzón de mensajes de voz, así que optó por dejar uno en la máquina contestadora, esperando obtener una respuesta de regreso, en algún momento del día.

"Lanie, soy yo Kate; por favor comunícate a la brevedad cuando escuches el mensaje. Espero no estés aún en alguna de tus extrañas reuniones sociales"

Negó con la cabeza y se dispuso a lo suyo. Su portátil la encendía mientras terminaba de tomar los restos de su Latte. Realmente una delicia con un agradable aroma.

Tenía un juicio pendiente y expedientes por ordenar, así que tomó uno al azar, de los folders que Alesya había dejado en su escritorio y comenzó a laborar. Todos tenían el mismo status remarcado por fuera: "PENDIENTES".

Así transcurrió solo media hora. Su mente ya no estaba concentrada en lo que debería estar haciendo, de repente se encontraba en otro lugar, quizás en... otra galaxia? Sin pensarlo dos veces, paseó por su correo personal y abrió una nueva redacción. Necesitaba sacarse una duda, saber que había detrás de toda aquella energía que guardaba su elocuente escritora.

"Hola Love-Heart. Buenos días. Espero que vuestros amigos de la otra galaxia, no hayáis venido a por ti y te hayáis secuestrado, aunque sé que si sabes manejar tus tijeras, te habrás sabido defender. Saludos, “Seri31" - Enviar.

Cerró los ojos y pasó su mano por la cara. Si estaba haciendo una locura, quería saber hasta donde tendría que usar una chaqueta de fuerzas. Redujo la página y siguió en su mundo legal. Chequeó el reloj de la portátil y eran las 10:03 am. No tardarían en anunciar que sus cuñados estarían allí buscándola, así que, decidió dejar el trabajo a un lado por unos instantes y en el justo momento el teléfono fijo de su oficina repicó.

- Si?.... Está bien Alesya, diles que continúen y por favor, no pases llamadas al menos que sea Lanie diciendo que apareció en China y no sabe como - colgó la llamada y se acomodó en el respaldar de su silla. Le gustaba lucir portentosa delante de su suegra, así lograba bajarle los humos a Irina Cowell que aparentaba tener el mundo a sus pies cuando a veces pasaba desapercibida para este.

- Adelante - Dijo respondiendo el llamado de la puerta. Entró Gina junto a una mujer delgada y elegante, rubia de grandes ojos azules - muy parecidos a los de su hija - y con aires de insuficiencia. A su lado, dos hombres, mayores de 30 años. El de la izquierda, rubio de ojos grises, alto, bien parecido de nombre Román Cowell, era el hermano mayor de su esposa y el no tan genio de la familia, el de la derecha; castaño claro de ojos verdes, de mediana estatura, bien parecido - el mismo retrato de su fallecido padre - llevaba por nombre Vladimir. Representaba al hermano del medio y el más "listo" - según él mismo - de los Cowell.

Ambos, rufianes de cuello blanco y timadores. Su vida giraba solamente en torno a los casinos y a la vida fácil. Como casi siempre, eran acusados por estafar grandes cantidades en juegos de azar, póker y de despilfarrar parte de la gran herencia que su padre Andrew Cowell había repartido a sus herederos antes de fallecer.

- Hola cariño, cómo estás? - Saludó Gina a Kate dándole un beso en la comisura de los labios. Le gustaba aparentar ser la esposa perfecta, cuando su madre estaba delante de ella.

- Hola - Respondió fríamente la castaña para luego ofrecer asiento a sus no tan apreciadas visitas, los cuales ya habían tomado antes de que esta se los ofreciera.

- Cómo estás Katherine? disculpa que hayamos venido hoy por acá, pero es importante que hablemos - Indicó Irina viendo de reojo a Vladimir que susurraba algo a su hermano.

- Si Irina, ya Gina me había comentado algo, ayer en la noche. Y bien, en que puedo ayudaros...ahora?

- Bueno cuñadita - Comenzó hablando Vladimir - Iremos al grano. Necesitamos dinero, así de simple - Concluyó y le dedicó una irónica sonrisa a la castaña, la cual correspondió con una seca mirada.

- Discúlpalo, Kate por favor - Irina continuó - Pero es verdad. Lamentamos mucho que ésta sea la razón de nuestra visita, pero como comprenderás, mis hijos os habéis metido nuevamente en aprietos y como eres la que está manejando la herencia de los Cowell, queremos que por favor nos gires varios cheques para que puedan cancelar algunas deudas...adquiridas en un juego de póker - finalizó dirigiéndole una mirada definitiva a ambos hermanos.

- Mamá, no crees que ya es hora de qué estos dos idiotas se pongan a derecho con sus responsabilidades? - cuestionó Gina con enojo - Siempre es la misma cantaleta de todos los meses. Kate os gira una fuerte suma de dinero y en semanas no tenéis nada. Estáis echando por la borda todo el dinero que mí padre os dejó como herencia y a la final vais a terminar siendo sólo unos mantenidos.

- Hey hermanita, no seas tan dura con nosotros - Aclaró Román, que se acomodó muy presuntuoso sobre la silla - Al fin y al cabo, es nuestra parte de la herencia y podemos gastarla como queramos. No tuvimos la misma suerte que tú de pescar a una millonaria, bastante atractiva y poderosa como tu esposa. Verdad hermano? - Dijo mirando lascivamente a Kate quien no decía una sola palabra, como solía hacer cada que ellos allí llegaban a discutir por lo mismo.

- Sois unos insolentes...

- Basta Gina por favor, no quiero que discutáis acá en mi oficina - Dijo por primera vez Kate. El sonido de un correo en su portátil la llevó a girar abruptamente la cabeza hacia la pantalla. Comenzó a ponerse un tanto nerviosa cuando sus ojos leyeron el remitente. Su vista se paseó por su esposa, pero esta seguía viendo de mala manera a sus hermanos. Hizo click sobre una de las otras ventanas que tenía abierta y decidió olvidar el asunto por los momentos - Cuánto necesitáis?

- A ver cuñadita, necesitamos cada uno 3.000,00 dólares - Se apresuró a contestar el mas "listo' de la familia, sabiendo que Román diría una cantidad menos irrisoria.

- Tres mil euros? - Preguntó anonadada Gina. Irina, su madre, sólo bajó la cabeza. En verdad lamentaba que sus otros hijos fueran así y que nunca decidieron sentar cabeza como su hija menor.

- Bien. En estos momentos el despacho no cuenta con más chequeras disponibles puesto a que aún no habéis enviado la requisición, así que en un lapso de media hora, cada uno tendrá depositado en su cuenta personal la cantidad que habéis solicitado.

- Me parece perfecto - Agregó alegremente Vladimir de nuevo.

- Kate, muchas gracias de verdad por ser tan amable y habernos dedicado unos minutos de tu apreciable tiempo...

- Madre por favor, es su trabajo. Para eso le pagas, para que sea nuestra abogada y la esposa de tu lesbiana hija - Interrumpió Román. Gina empuñó su mano e iba a levantarse de su asiento. Kate le impidió llevar a cabo su acción.

- Si es todo lo que puedo hacer por ustedes, entonces dense por complacidos - Viendo como sus cuñados y suegra se levantaban de sus respectivas sillas que ocupaban hace menos de un segundo.

- Nuevamente gracias Kate - Concluyó Irina. La mencionada asintió fijamente con la cabeza viendo como parte de la familia Cowell dejaba su oficina. Gina, viendo como su madre y hermanos se iban, dejó de fingir ser tan agradable.

- Sé que es tu trabajo Kate, pero pido disculpas por la actitud de mis hermanos y por su tonta manera de ver la vida.

- No te preocupes, cariño. Sé que es mi trabajo y me pagáis por hacerlo, aunque muy bien os dije que no hacía falta recibir dinero. Es tú familia y tú eres mi esposa.

- Lo sé. De todas maneras gracias una vez más - Dijo la rubia tomando su cartera y dirigiéndose a la puerta - Te espero en casa para cenar. Voy a la galería a ver unas pinturas - Y así abandonó de igual manera la oficina.

Todo aquello le repugnaba. Ver como aquella familia se arruinaba día a día con las torpezas de los dos hermanos. Una madre que se lamentaba por haber criado a dos gilipollas y a una esposa que le daba igual si vivían en la calle o no, con tal de que su dinero no fuera tocado para tapar sendas barbaridades.

Abrió la gaveta de su escritorio y encontró una barra de régimen. Como adoraba a Alesya que las dejara allí. Sabía que le gustaba probar algo cuando se sentía totalmente presionada. No tenía vicios, era totalmente abstemia y de lo único que se había vuelto adicta era a la Coca-Cola Light. Esa chica valía oro y no se había equivocado en nada cuando la contrató hace dos años atrás.

El llamando de la naturaleza, le hicieron sacar de sus pensamientos. En verdad necesitaba airarse un poco. Sentía que el despacho se le estaba reduciendo después de aquella visita. Terminó con su barra de granola y se dirigió a la puerta, pero recordó algo; algo que la hizo devolverse y olvidarse por completo que hasta tenía que ir al baño.

Abrió el correo y allí estaba ella. Le había respondido su saludo, al menos eso esperaba. Al fin y al cabo, le había dicho que podía escribirle cuando quisiera.

"Buenos días querida Seria31, te escribo desde el planeta marte. Gracias al cielo, (que de hecho no sé si estoy dentro o fuera de él), acá tenéis wi-fi   Sólo que las mujeres sois un poquito...verdes? Espero que estés bien. Yo apenas me estoy levantando. Soy una floja de primera categoría. Saludos Love_Heart"

- Ja! Apenas se está levantando - miró su reloj que marcaba las 10:52 am - Que responsable - Negó con su cabeza nuevamente.

" Vale! Puedo presentir que hoy no hubo clases entonces o te gusta hacer demasiado el vago. Amaneció hace ya más de cinco horas y apenas tú estás levantándote. Debes tener una muy buena razón para ello, pero de todas formas, te deseo que tengas muy buenos días" - Enviar.

Aquella chica le estaba llamando la atención de manera misteriosa. Podía decir que simplemente era una chiquilla adolescente que no tenía que cumplir responsabilidades. Tenía muchas teorías en su cabeza, pero decidió sacarse la duda enviando otro mensaje, esperando no ser imprudente.

"Venga, espero no ser inoportuna con lo que voy a preguntarte ni tampoco faltarte el respeto. Pero me llama mucho la atención tú seudónimo y aparte de eso, parte de lo que me escribiste anteriormente. Me gustaría saber cómo te llamas y qué edad tienes" - Enviar.

Necesitaba ir al baño, pero los correos la tenían bastante intrigada. No quería despegarse ni un segundo de la pantalla de su portátil, no quería perderse ni un momento de la conversación que estaba teniendo con la desconocida - hasta ahora - chica que según ella, se encontraba en marte con un avanzado wi-fi.
Revisaba de arriba a abajo su bandeja de entrada, como si así, la respuesta iba llegar más rápido, pero al parecer funcionó porque volvió a recibir otra respuesta.

"Bien. Me gusta hacer el vago querida "Seria" porque tengo a una jefa demasiado flexible a la cual aprecio mucho aunque a veces no me soporte. Respondiendo a tú último mensaje, mi nick se debe a que soy loca de corazón, desde lo que puedo llamar mi "casi sano juicio". Mi nombre es Alexis y tengo 26 años. Tal vez hayas pensado que soy una chiquilla descabellada pero, viéndolo desde otro punto de vista....lo soy. No tan descabellada, porque siempre me gusta peinarme  "

Nuevamente otra respuesta alocada logró arrancarle una sonora carcajada. No quería pensar que se estaba volviendo loca, pero últimamente reía más por las ocurrencias de la ahora chica llamada Alexis de 26 años de edad. Prácticamente tenía la misma cantidad de años que ella, aunque le llevara cinco más por encima.

- Al menos no es menor de edad - dijo en voz alta para luego retractarse - Pero que dices Beckett? Olvídate de lo que acabas de decir. No te interesa una chica de veintiséis que ni sabes donde vive, ni mucho menos como es. Olvídate y ve hacer lo que tenías que hacer.

Volvió a dar un vistazo a la pantalla, pero decidió que era momento de ir atender el llamado que hace más de cinco minutos, su cuerpo le había hecho.




Había transcurrido casi dos horas, cuando salió de la ducha. Un gran lujo que podía darse cuando de verdad quería hacer desvariar a su madre. Era - por decirlo así - un ritual para despejar su mente y poder comenzar con buen pie, su día. Salvo que la mañana, había comenzado hacía más de seis horas.

- Aló?... Si papá, lo siento. Me quedé dormida....Está bien, voy saliendo para allá... Pues, dile que no se lance entonces del edificio, sin antes haber llegado... bien, lo siento... hablamos.

Colgó la llamada y procedió a vestirse. Escogió una hermosa falda de tela Barráge color beige que le llegaba más arriba de las rodillas para combinarla con una camisa blanca de mangas largas y cuello ancho. Arriba, una chaqueta de cuero marrón, hacían conjunto con unas botas de tacón del mismo material y tonalidad. Tenía estilo y glamour a la hora de lucir una vestimenta. Uno de sus hobbies preferidos y que compartía con su mejor amiga Lauren, era el ir de compras.

Sabía que ya era tarde, así que no tenía porque llevar prisa. De igual manera tendría que soportar el sermón de su madre y las miradas de comprensión que le regalaba su adorado padre. No podía negar que Richard era su héroe, su modelo a seguir. Lo admiraba demasiado y si algún día pudiera hacerse cargo de todo; trataría de copiar la manera en que su padre dirigía todas las empresas. Pero para eso faltaba mucho, por lo menos unos mil años más, junto a treinta lunas galácticas.

Como era de esperarse. Al poner un pie en la oficina, Meredith salió a su encuentro. Al parecer la olía a kilómetros o tal vez le había puesto un GPS para "hijas desorientadas" y ella no se había percatado. Optó por pensar en la última idea, pero más tarde revisaría todas sus pertenencias. Nunca sabía.

- Buenos días madre. Sé lo que vas a decirme, ya me conozco el sermón así que, déjame seguir a mi oficina y así nos ahorramos un disgusto, te parece? - Dijo toreando a Meredith que detuvo su andar en el pasillo apenas la pelirroja pasó por su lado.

- No puedes estar haciendo lo que se te venga en gana cada vez que quieres Alexis Castle - Dijo la ofuscada mujer entrando a la oficina de la pelirroja y cerrando (no tan delicadamente) la puerta - Se puede saber qué es lo que te pasa? Primero os decís a tu padre y a mí, que querías trabajar, que necesitabas hacer algo distinto porque te "aburrías" de gastar dinero sin habértelo ganado. Se te da una oportunidad para que no andes sin hacer nada ya que tampoco piensas retomar tus estudios. Tú padre confió en tí, colocándote como gerente general de la empresa, porque sabemos tú potencial. Y mira lo que haces... De qué sirvió entonces pagar todos los educadores, todas las clases extracurriculares? Para que te quedes dormida? - Concluyó Meredith aún ofuscada. Alexis permanecía sentada en su silla solamente escuchando lo que su madre vociferaba.

A veces deseaba tener la imperiosa necesidad de quedarse sorda para no tener que estar escuchando como tenía que hacer su vida. Todo le parecía un vil juego del destino que la obligaba a desperdiciar los pocos años que tenía de vida.
La puerta se abrió, dando paso a Richard que escuchó desde afuera parte de los gritos que daba su esposa.

- Qué está pasando aquí? - Preguntó al cerrar la puerta - Puedes bajar la voz un poco Meredith? Criticas a tu hija por hacer espectáculos y estás haciendo uno en este momento. Creo que las cosas no os solucionáis a gritos.

- Pues, al parecer a tu esposa no le habéis enseñado que no debe estar gritando y mucho menos dentro de una "RENOMBRADA" empresa como la vuestra. No es así madre? - Se levantó de su asiento y se colocó al lado de su padre.

-Está bien. Voy a calmarme un poco y siento haber gritado. Simplemente le estoy haciendo saber a Alexis, que tiene que tener un poco más de responsabilidad. Estás viendo la hora que es Richard? - dijo señalando su propio reloj - Es más de mediodía y a estas horas, es que tú hija viene a presentarse en el trabajo. No se supone que la ley empieza por casa? Por esa razón, los empleados quieren alebrestarse y hacer lo que os da la gana.

- Hay una pequeña diferencia madre - dijo acentuando la última palabra - y es que yo soy la hija de los dueños y puedo llegar a la hora que me sea conveniente llegar - dijo con demasiada prepotencia. Meredith resopló fuerte comenzando a perder la paciencia.

- Es mejor que me vaya a mi oficina porque sino, voy hacer algo de lo que mañana tenga que arrepentirme...

- Tienes tanto sentido de arrepentimiento... - Susurró la pelirroja. Richard escuchó. Meredith quiso hacerse la sorda y salió totalmente dolida de la oficina, cerrando la puerta detrás de ella.

- Alexis por favor. Tienes que dejar de ser tan dura con tu madre. Ella sólo está tratando de ayudarte, a que seas una chica responsable y mira como te pones. Hija – Richard pasó su brazo encima de los hombros de su pequeña chica - Siento mucho que tengas que pasar por todo esto. Pero todo lo que pisas, todo lo que ves, todo esto; será tuyo algún día. Eres una chica inteligente, por más que hayas dejado tus estudios a un lado. Por rebeldía, por lo que haya sido, pero sabes que te adoro mucho beba, y necesito que entiendas, que aprendas que ya eres una mujer. Que tienes que asumir compromisos. Vives sola Alexis, algo de responsabilidades debes de tener a cuestas.

- Lo sé padre. Sé que tienes toda la razón y que esta vez, se me ha ido un poco la mano - abrazó a Richard - Pero a veces siento que no podré con nada de esto papá, que tengo toda la responsabilidad del mundo en mis hombros, cuando todo pudo haber sido más fácil. No culpo a mi madre por todo lo que ha pasado, aunque a veces es lo que le demuestro. Pero es que la extraño tanto, que quisiera que en este momento, ella esté a mi lado, nuestro lado, compartiendo con nosotros de todo esto - dijo mientras en sus ojos se iban formando algunas lágrimas.

- Ven acá hija - Richard colocó sus dos manos sobre los hombros de Alexis y viéndola a los ojos. Continuó - Tu madre y yo también la extrañamos, pero eso no quiere decir que te vamos a dejar sola en esto. Nos estamos apoyando en todo lo que podamos. Alexis, cuando nos dijiste acerca de tus gustos y preferencias sexuales, tu madre y yo siempre estuvimos allí para tí...

- Si, pero a mamá casi le da un paro cardíaco - dijo, secando unas cuantas lágrimas que le quedaban en sus ojos.

- Y a mi casi un ACV, pero aquí nos tienes. Aceptando todas tus locuras. No puedes pedir más - Completó con una sonrisa y un fuerte abrazo que llenó a su hija de aliento nuevamente - Y ahora, a trabajar. Venga, tenemos muchos pendientes que hacer. Más tarde, hablas con tu madre y te disculpas, vale?

- Está bien papá. Siempre logras sacarme ese lado tierno y tan cursi que nadie conoce...

- Sé que usas ropa interior de dibujos tontos.

- Papá!!!

Richard abandonó la oficina totalmente lleno de alegría. Amaba más que nada en el mundo a su hija y daría todo lo que tuviera por verla feliz. Era lo único que le importaba después de haber pasado por tantos dolores y tristezas. Vivía por ella y para ella.

La pelirroja, acomodó un poco más su maquillaje, para ocultar los rastros de haber sollozado un poco. En realidad, estaba consciente que se le había ido un poco la mano con respecto a su madre. La hacía desvariar, llegarle al punto de que quedara calva, pero no para tanto.

Tenía algunos asuntos pendientes y debía sacarlos. No le gustaba que se le acumulara tanto el trabajo. Encendió su PC y la portátil. Así que decidió atender primero lo que tenía prioridad.

- Adelante - Dijo al atender el llamado de la puerta.

- Buenas tardes, cómo estás? - Anunció Jenny al aparecer detrás de la puerta.

- Buenas tardes linda. Estoy bien, al menos eso intento - dijo levantándose de la silla yendo hacía la chica que acababa de llegar con unos papeles en mano - Un poco distraída pero estoy bien. Y tú, cómo estás? - completó acercándose tanto, que su boca quedó al ras de la castaña. Jenny la hizo hacia atrás un poco.

- Alex, estamos en tu oficina y tu madre está que bota chispas por los ojos. No creo prudente que estemos, así... en esta posición tan, comprometedora - dijo. Alexis cerró la puerta con seguro por dentro.

- Creo que ahora nadie, nos podrá interrumpir, linda.

Jenny tragó duro. Si que Alexis sabía como desarmarla en segundos. No podía resistirse a esa torcida sonrisa, esos ojos grises como los de un lobo que está acechando a su presa. Ese perfume que despedía de todo su cuerpo. La tenía allí, a solo centímetros de poder besar su boca, como siempre lo había soñado y así fue.

Alexis se deshizo de los papeles que esta traía en sus manos y fue llevándola poco a poco, sin quitarle la mirada de encima, sintiendo su respiración bañar su níveo rostro, hasta que el escritorio no les dio más espacio. Allí colocó los informes como pudo para luego ocuparse las manos con la perfecta cintura de la castaña. Le gustaba demasiado. Podía sentir que aquella atracción era recíproca. Acomodó a la chica sobre el escritorio y la trajo más hacia a ella. Su boca bailaba un vaivén entre los hermosos y dulces labios de Jenny que a su vez, se la estaba devorando literalmente. La respiración hizo falta después de un buen rato y ambas tuvieron que buscar un poco de oxígeno.

- Al...Alexis por favor, puede venir alguien - dijo respirando entrecortadamente. Alexis tuvo que alejarse antes de cometer una infracción a la cláusula número 14 del código de seguridad de las empresas Castle:

"No jugar con fuego en horario laboral porque se puede quemar, incendiar la oficina hasta lograr que a la actual Vice-Presidenta, se le interne de lleno en un hospital psiquiátrico"

- Tienes razón... ufff!! Si que sabes besar, eh? - Jenny le reprendió con un pequeño empujón.

- Tonta. Me has provocado y soy de carne y hueso. Así que, por favor, firma los documentos que te está enviando tu madre y abre la puerta, no quiero buscarme problemas.

- Está bien, como ordene señorita - dijo haciendo un ademán con la mano como el saludo de un soldado para después tomar su pluma y firmar las tres hojas que tenía encima del escritorio - Recuerda que tenemos un almuerzo pendiente usted y yo, o ya lo olvidó?

- Pues no lo he olvidado, pero acabas de llegar. Es más de mediodía y es mejor que no hagas ofuscar más a tu madre. Comeré algo por acá cerca...

- Entonces, podemos cambiar el almuerzo por una cena? - le interrumpió, haciendo un adorable puchero que Jenny no resistió.

- Está bien. Entonces será una cena.

- En mi apartamento? - ladeó su cabeza y alzó los hombros.

- NO!!! - respondió tajante la castaña - La idea es comer las dos y no que me comas a mí, así que la cena será en un restaurante, donde tus manitas estén quietas.

- Bien! Está bien. Prometo comportarme. Entonces, hoy a las ocho? - caminó de vuelta a su silla.

- A las ocho - concluyó Jenny recogiendo los papeles y yendo hacia la puerta.

- Hey! Arreglate la falda... Das mucho que pensar - Indicó como despedida la pelirroja haciendo que la castaña saliera por la puerta con un tono bastante colorado en sus blancas mejillas.


Tenía un poco el trabajo atrasado. Le llevaría al menos un día entero ponerlo en orden de nuevo. Pero no era de las que se tomaban todo con mucha pasión. Iba revisando cada uno de los informes que tenía que procesar cuando sus dedos se detuvieron de pronto sobre el teclado. Cambió de ventana y se fue a su correo personal. Había olvidado por completo que tenía una conversación pendiente con una chica en particular.

- A ver. Seguramente la tía me habrá contestado - dijo abriendo rápidamente el correo que tenía ante sus ojos.

" Mucho gusto Alexis, es un placer conocerte. Mi nombre es Katherine, pero todos me llamáis Kate. Mi edad, pues, espero que no te espante mucho, pero es la misma que uso en mi nick. Tengo 31 años y con respecto a que te encanta hacer el vago? Pues, me gustaría a veces compartir un poco tu vida, porque tengo tanto que hacer, que no descanso. Bueno, has desayunado ya? Saludos"

- He desayunado ya? - dijo emitiendo una sonora carcajada - Pero que se ha creído la tía esta? Mi madre o mi institutriz? Pues, al menos tiene una edad considerable y respetable. Y un precioso nombre. Solo espero que ella también lo sea. A ver, que aún está en línea y de seguro me responderá más rápido...

"Gracias por preocuparte, pero aún ni he desayunado considerando que es más de mediodía. Pero, estoy acá en la oficina y luego me he de comer alguna cosita. Me encanta tú nombre y sobre todo tu edad. Me gustaría saber que buscas acá en este foro, sabiendo que es para gustos muy divergentes" - Enviar.

A Alexis no le temblaba el pulso en ningún momento mientras redactaba el mensaje. No estaba haciendo nada malo. Ya había contestado unos cuantos, y esta vez no iba a dejar pasar la oportunidad de conocer a alguien más. Algo le decía, que esta chica tenía algo... interesante.

"Cierto. Tienes razón, ya es más de mediodía. Yo estoy alistándome para salir almorzar. Gracias por lo que has dicho de mi nombre, aunque es bastante común acá en EE.UU. Con respecto a tus preguntas, bien. No busco nada solo leer algo interesante y lo he encontrado y sé, que esta página; por lo que ya he leído, es para chicas... un tanto especiales"

Respondió de vuelta.

"Venga tía. Que la palabra "especial" me hace sentir como una persona un tanto limitada y no lo soy. La palabra real es que somos Homosexuales, Gays, Lesbianas... A veces nos tildáis de closeteras y tortilleras, pero esas palabras sólo las usáis, los cerrados de mentes y soy muy "LESBIANA" para el gusto de algunos. Pero ya que estás acá, conversando conmigo, deseo hacerte una pregunta. Tienes novia o pareja? Si es que no estás acostumbrada aún en emplear la palabra "NOVIA" cuando se trata de una relación de chica y chica - Enviar.

- Hay que ver que eres un poco majadera e entrometida Castle - se dijo mientras volvía a revisar algunos documentos. En realidad la conversación se estaba tornando bastante gustosa y entretenida, tanto que se le había olvidado por completo que tenía que comer. Pero no le importaba, siempre que se entretenía en su mundo, se olvidaba de muchas cosas, como por ejemplo; la torre de papeles pendientes en su escritorio.

Volviendo a sus asuntos, tomó de una bandeja algunos folders y comenzó a leerlos. Claro, siempre chequeaba de vez en cuando su portátil para ver cuando entraba el mensaje con aquella respuesta que estaba esperando con ansias, preguntándose una y otra vez, porque le interesaría a ella que aquella chica, que estaba detrás de aquellos mensajes, estuviera unida o no, a alguien. No tenía que interesarle en lo absoluto. Estaba por comenzar a salir con la asistente de su madre, Jenny. Era hora de tomarse algo en serio nuevamente.
La bandeja de entrada volvió a tildarse con un recibido.

"Venga, que me ha hecho reír, tus diferentes "clasificaciones" para nuestro género y también soy muy "LESBIANA" para el gusto de muchos. Empezando por los de mi madre. Con relación a tu última pregunta, no.
No tengo novia."

Por alguna razón, era la respuesta que necesitaba para sentirse feliz.

"Entonces, estás soltera. Así como me ha recetado el doctor? Espero que no te moleste mi comentario, pero si estás soltera, eres lesbiana; debes estar buscando a alguna chica que te entretenga el corazón o me equivoco?" - Enviar.

Empujó su cuerpo hacia atrás completamente relajada en la silla y una sonrisa se dibujó en sus labios. Comenzó hacer girar la silla sin parar mientras resoplaba, haciendo que su flequillo se despeinara un poco.

Cuando escuchó que llamaban a la puerta, detuvo en seco su baile particular para erguirse totalmente y tomar la pose, de que al menos estaba haciendo algo productivo.

- Pase - dijo, ocultando la pantalla del foro que se veía de fondo en su ordenador. Una señora de mediana estatura y algo regordeta, entró con una bandeja en sus manos.

- Disculpe señorita Alexis, pero su madre le ha encargado el almuerzo - dijo la mujer con una mirada un poco seria en su rostro. Era una mujer, un poco entrada en años ya, pero llevaba casi toda su vida como secretaria de Meredith.

- Gracias Tessa, aunque mi madre no tenía porque tomarse la molestia; pero puedes dejarlo allí - señalo una mesa junto a un sofá - Ahora más tarde probaré bocado - Que amable - dijo mientras veía como la mujer colocaba con toda la paciencia del mundo, la bandeja sobre la mesa. Tessa asintió y procuró salir de la oficina de la pelirroja en completa calma para volver dejar a solas a la chica, que no despegaba su vista de la fuente con comida que descansaba sobre la mesita.

- Puede ser que haya enviado grilletes en salsa Pomodoro o esposas al gratén. Con un demonios madre, tengo una vida social y debo respirar de vez en cuando - acompañó su sarcasmo con un leve golpe con la palma de su mano sobre el escritorio.

Era la manera en que Meredith le hacía entender y pagar por haber llegado tarde a trabajar. Le pedía la comida, solo para retenerla en la oficina (a veces tenía las malas mañas de ausentarse en el almuerzo y aparecer al día siguiente) Aunque ya la pelirroja se había acostumbrado a las "severas" acciones que tomaba su madre, tampoco iba a echarse a morir por ellas, a la final se relajaba y terminaba por degustarse todo. Tenía un apetito voraz. Así que optó por no hacerle mucho caso aquello y volvió a lo que anteriormente hacía, hablar con su nueva conocida. Un nuevo mensaje aguardaba a por ella.

"En realidad no estoy soltera pero tampoco tengo novia. No es el calificativo que yo le daría. Estoy casada, desde hace tres años y con una mujer; para ser más clara"

Al leer aquella inesperada respuesta, sólo sintió un pequeño vuelco en su estómago. Había solo chateado pocas veces con aquella mujer, y le estaba dando demasiada importancia al asunto.
Negó con la cabeza varias veces mientras sonreía tontamente. Dentro de su mente corrían tantos pensamientos. Que se sentiría estar casada con alguien y compartir una misma casa? Le estaba diciendo la verdad o simplemente, quería "quitársela de encima"? Por qué aquella chica le daba tanto rebusque a las palabras? Por qué se sentía tan tonta, si aquella chica solo había hecho un simple comentario en una de sus fantasiosas historias?

Su mente quedó en blanco por unos segundos mientras salía de sus cavilaciones. Volvió a la realidad. Intentó responder el mensaje pero solo lograba colocar garabatos con el teclado. Así que decidió no contestar. Era lo mejor. Aquello fue un freno, un "STOP" que no esperaba encontrar en el camino.

Cerró su correo y apagó la portátil, tenía demasiado por hacer. Quedó contemplando un rato el informe que tenía bajo sus ojos aunque a estos no le estuviera dando ningún tipo de importancia a lo que allí había escrito. Su mirada estaba perdida sobre un montón de signos y palabras que por un momento, perdieron su significado. Golpeó varias veces la pluma fuente sobre el escritorio y se levantó.

Buscó en su bolso un cigarrillo, lo miró y volvió a guardarlo. Tampoco quería escuchar a su madre de nuevo armándole otro escándalo, porque la oficina olía a humo desagradable. Echó un vistazo a la ventana, y la ciudad se estaba tornando gris repentinamente, así como se sentía ella en ese justo momento.

- Al diablo. Las mujeres también se casan con otras mujeres Alexis, no seas tonta.


Un salmón con salsa de champinones y vegetales, se hallaban bajo la bandeja lujosa. Meredith conocía muy bien los gustos culinarios de su hija, aunque sabía que ésta no era muy amante de los vegetales, pero siempre estaba al cuidado de su salud.

Llevando a su boca cada trozo de comida aún pensando en lo que acababa de leer. Alexis daba vueltas en su cabeza la palabra "casada". Era algo muy importante y pesada dentro de su vocabulario. A pesar de que sus padres, teníais mucho tiempo de haber contraído nupcias y los veía que estaban más que enamorados, no la llevaban a creer jamás en el matrimonio. Acaso por qué aún era muy joven para pensar en aquello? Tal vez. Nunca había pensado más allá de lo que conlleva una relación seria con otra persona. Apenas y comenzaba a andar con Jenny. Era una chica joven, a pesar que le llevaba diez años por delante pero al menos sabía que la chica tenía un divorcio encima y que podía estar con ella libremente, pero aquel comentario la hizo pensar más en el asunto. Jamás había estado con alguien bajo aquellos términos, aunque en su adolescencia, hubiera hecho millones de locuras.

La tarde estaba pasando sin premura. Aún faltaban cosas por hacer. Miró de reojo su computador personal, pero no le dio importancia. No había nada que le indicara que tenía un nuevo mensaje, simplemente porque se encontraba apagado.

- Es mejor así - dijo y tomó su teléfono móvil marcando un número. Esperó a que la otra persona contestara.

" Cómo estás subnormal?" - dijo una vocecita al otro lado de la línea.

- Bah! Lauren, yo también te quiero gilipollas, más cuando me tratas mal. Sabes que soy masoquista.

"Eso no tienes que decirmelo Alex. Te conozco como la palma de mi mano. Pero venga, cuéntame, cómo está tu vida de ejecutiva?"

- Con un papeleo loco que atender pero casi me pongo al día. Cuéntame, qué haces Lauren? Ni una llamada a tu mejor amiga últimamente.

"Te gusta hablar de más para dejar mal a todo el mundo. Ayer te llamé y estabas ocupada comiendo con tus padres y no pudiste regresarme la llamada. Tan importante te crees peliteñida?

- Que no me digas así bastarda. Y bueno, discúlpame por no haberte llamado, es que estaba entretenida haciendo cosas mejores.

"Como follarte a una cincuentona con menos clase que edad?"

- No empieces a lavarme la ropa que no hay sol. Y no. No es una cincuentona esta vez. Tiene treinta años y está bien chula la tía  - un silencio se formó al otro lado de la línea por algunos segundos. Continuó - Hola? Lauren, estás allí?

“Acá estoy, cerebro hueco, pero no por mucho tiempo porque voy a salir con Alexey que no debe tardar por llegar y me estoy alistando para él"

- El pobre antoñito. Que esta vez no crees que sé te ha pasado la mano buscándote un tío que es demasiado tonto y timorato? Whatever, es tú vida y haces lo que quieras.

"Pensé que me llamabas para decirme algo importante y no criticar a mi novio. No sabes hacer otra cosa que eso y si tanto te molesta Alexey, entonces, por qué no me has invitado al cine a ver una película o a tomarnos algo?"

- Esta noche no será Lauren. Voy a salir con alguien - decía volviendo a girar sobre su silla, aunque esta vez lo hacía despreocupadamente.

" Vas a salir con tu mayorcita? Venga Alexis, acaso no hay tías como de tu edad que te atraigan? Desde que te conozco, es lo mismo y siempre terminas llorando como una tonta y amargada.

- Y tú siempre terminas criticándome mis conquistas. No me fijo en una cría como yo, porque si yo sé que soy inmadura, las demás de mi edad también y quiero a mi lado a alguien que me consienta pero a la vez haga un "stop" en todas mis gilipolladas y si dos gilipollas os juntáis, pues tú me dirás.

"Claro, te entiendo. Alexis, debo irme porque pronto ALEXEY - dijo acentuando el nombre - vendrá a por mí y te deseo mucha suerte en tu cita. Ojalá no termines hecha un mar de lágrimas porque volveré decirte: te lo dije zopenca"

- Vale. Está bien. Hablamos luego deschavetada y saludos a el "antoñito" es decir, a Alexey - concluyó para luego colgar el móvil - Bah!!!!! No sé que le ve a ese tarado.


Las horas habían pasado y así terminaba un día más. Tenía una cena que cumplir y a una chica hermosa a quien besar. Arregló su escritorio un poco, terminó de chequear algunos documentos, pero la curiosidad aún estaba latiéndole en su cabeza. Así que, porqué no? Aún tenía tiempo para chequear una vez más si había recibido algún mensaje, algo que le dijera que seguiría en contacto con aquella madura y casada mujer. Volvió a encender la laptop, esperó el tiempo prudencial para que se cargara de nuevo el sistema operativo y al introducir de nuevo su clave, una sonrisa apareció en su juvenil rostro. Guió el cursor hasta la casilla y abriéndolo al fin pudo leer de nuevo...

"Creo que fui demasiado sincera, pero así soy. Pude haberte dicho que no estaba casada, al fin y al cabo, ni sé cómo eres ni sabes cómo soy. Sólo sé que escribes muy lindo y que aparte de eso, tu nombre también lo es. No sé porqué, necesitaba estar pendiente de cada correo tuyo y por más tonto que suene así es. Creas o no. En fin. Jamás le he contestado un privado alguien y no sé que me llevó hacerlo esta vez y de cierta manera me has dejado con la curiosidad de saber quien eres. Pero creo que cometí un error y si algún día quieres escribirme, pues, aquí estaré Alexis. Con esto, no quiero decir que dejaré de leer lo que escribes, porque lo haces bien. Cuidate. Kate"

Cerró los ojos durante un buen rato tanteando el teclado con sus dedos. Quería hacerle saber que allí estaba y que había estado esperando a que viniera por ella de nuevo, pero si escribía estaría cometiendo un error y a escasos minutos, tenía una cena a la que asistir y a una mujer a quien besar seriamente.
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Mensaje por alba_caskett Sáb Sep 19, 2015 7:58 am

mmmmmm aqui hay tema pero vamos!!!!!!!! jejejjejejejejejej
me encanta la historia ya lo sabes, estoy deseando que la sigas Clap Clap Happy Clap Happy Clap Happy Clap

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Mensaje por Ruth Maria Sáb Sep 19, 2015 4:51 pm

Que fijen una cita para conocerse!!!

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Mensaje por psichobitch2 Dom Sep 27, 2015 3:46 am

Hola chicas. Un saludo y una gran abrazo por seguir las continuaciones. Acá os dejo más para vuestro deleite...




CAPITULO 5: VER TUS OJOS, ES UN POEMA SIN PALABRAS





Excelente! Era la única palabra con la cual Alexis siempre describía su restaurant favorito.

Amante de la comida del mar y de la buena cocina, nadie podía negar que tenía los mismos gustos de su padre.

Sentadas a la mesa, degustaban de un buen Rioja que les permitía crear algo más relajante el ambiente. La pelirroja, exquisita como siempre, manejando todo aquel encanto que solo ella podía propagar con solo una sonrisa. Bebía poco a poco de su copa mientras veía terminar de comer a Jenny. Aquella chica realmente era hermosa. Con su mirada, detallaba cada rasgo que frente a sus ojos grises estaban. Su fina boca, la luz que emanaban sus ojos claros que le daban un toque bastante particular a su rostro. Podría decir que casi brillaban con claridad propia. La manera de llevarse el cubierto a la boca para luego dejarlo delicadamente sobre su plato y luego limpiar finamente la misma con la blanca servilleta.

Quería ser en ese momento el fino pedazo de tela que tocaran aquellos dulces y fogozos labios que ya había saboreado un par de veces.

- Hola! - dijo la chica al sentirse contemplada por aquellos ojos que no dejaba de admirar.

- Hola - respondió graciosamente Alexis, dejando la copa sobre la mesa para luego acomodarse un poco sobre la silla.

- No has terminado de probar tu plato Alexis y llevas un buen tiempo allí... sólo...viéndome - agregó Jenny sintiéndose un poco intimidada.

- No te preocupes, estoy bien así. Sólo quiero verte... Sabes? - hizo una pausa para tomar su propia servilleta y limpiar la boca de la chica, rozando con su dedo índice la suave y pecosa piel de aquella mujer - tenías un poco de salsa en la comisura.

- Oh! Lo siento - sonrojándose.

- A decir verdad, no tenías nada. Sólo quería saber que siente la servilleta al rozar tus labios.

- Ya los has probado antes - dijo tomando un poco de vino - y, aún no me has dicho a que saben - sintiéndose algo tonta por tan osado comentario.

- A ver. Me encanta el chocolate, en cualquier presentación, así que puedo decir que sabéis igual o mejor. Fácilmente puedo hacerme adicta a ellos - finalizó para inclinarse un poco sobre la mesa y besarla fugazmente. Jenny aclaró su garganta un poco, sintiéndose algo apenada por el impulso de la pelirroja - Creo que no te gustan las demostraciones en público? - Preguntó Alexis, haciéndose para atrás de nuevo sobre su asiento.

- No es eso… Sólo que…no pensé que te gustara también el chocolate...

- Es mi golosina predilecta. Mataría si alguien se atreve algún día, siquiera tocar las que tengo guardadas en mi escritorio.

- Así que tienes en tu escritorio chocolates...

- Ni lo pienses siquiera Jenny - interrumpió jocosamente - Puedes terminar muy mal si las tocas.

La chica solo rió por el comentario. Podía sentir la jovialidad y la frescura de la pelirroja a flor de piel. Ella era una mujer que le llevaba diez años más. Había vivido muchas experiencias, aunque con esto no quería decir que Alexis fuera una chica inexperta e inocente para sus edad. Había escuchado muchas cosas de la pelirroja, apenas comenzó a trabajar para las empresas Castle, lo que nunca imaginó, es que la hija de los dueños fuera simple y llanamente bastante atractiva.

- Alexis, por qué tu madre estaba de tan mal humor hoy? En realidad la respeto mucho, me ha enseñado muchas cosas para el tiempo que llevo allí, pero se gasta a veces un carácter...

-... del demonio, lo sé - completó Alexis - Es mi madre y por supuesto que la conozco. Es una gran mujer, aunque pocas veces se lo digo, pero sé que contribuyo para que de vez en cuando pierda la chaveta.

- En realidad, veo que te tiene mucha paciencia. Deberías ser un poco más amable con ella, no crees? - Dijo. Alexis solo suspiró, dejando caer los hombros con un gesto de despreocupación.

- Lo sé. Debo reconocer que se me ha pasado un poco la mano hoy. Pero venga, que no te he traído acá para hablar de los ataque menopáusicos de mi madre, ni de lo desquiciante que es tener una hija como yo. Cuéntame, háblame de ti. Eres de acá? Me refiero si siempre viviste en la misma ciudad - Preguntó. El mesero interrumpió un instante mientras retiraba los platos vacíos. Alexis pidió que trajeran el postre, dejando elegir a Jenny por ella.

- Pues, soy de Misuri. Me mudé acá hace ya casi cuatro años, el mismo tiempo que llevo trabajando para tú madre. Aquí, en esta ciudad; vivo con unos tíos que sois como mis padres y por supuesto, cada que puedo, visito a mi familia - hizo una pausa para luego continuar - Mis padres sois personas humildes, aunque jamás nos ha faltado que llevarnos a la boca. Mi verdadero padre, abandonó a mi madre cuando yo apenas era una cría, pero ella encontró a un hombre bueno que veló por los tres. Tengo un hermano mayor.

- Que bien por tu madre que encontró a una persona que realmente la valorara y por supuesto, aceptara todo el combo - Jenny volvió a reír, a Alexis le encantaba hacerla sentir bien - Háblame más de ti. Sé y por mi madre, que eras casada, cierto? - La pelirroja probó un poco más de su torta suiza notando como de repente la chica endureció sus facciones.

- Pues, si...lo estuve. Pero no funcionó... Hubieron mucho motivos que...hicieron que...

- Venga! - interrumpió Alexis viendo la incomodidad en Jenny al hablar del tema - Hablemos de otra cosa, lo siento. Es que soy un poco quisquillosa y entrometida, acaso no lees en mi frente el cartel con luces de neón que raya: METE LA PATA? - Jenny soltó un carcajada - Ves? de seguro ya te lo has estado imaginando.

- Dices cada cosa Alex - negó muy risueña con la cabeza.

- Sólo me gusta verte reír. Eres muy linda Jenny, en serio. Y sé que tal vez hayas escuchado un par de cosas de mí, que jamás me había fijado como eres o lo que hacías. A veces suelo tener la cabeza en muchas partes y créeme que lo digo en serio, pero jamás pasaste desapercibida para mí. Si nunca te dije todo lo que te estoy diciendo ahora, es porque no me atrevía a decírtelo y no quería buscarte un problema con mamá. Eres su asistente y ella es.. como decirlo sin que suene a que mi madre nació en la época de Cristóbal Colón y que cuando vio a los primeros indígenas desnudos, ha saltado del barco sumergida en el bochorno? - Dijo llevándose una mano sobre el mentón, fingiendo pensar.

En verdad que Alexis sabía como mantener joven a una mujer. Solo ella tenía ese DON tan particular de hacer sonreír a las personas con su total y alocada espontaneidad. Así era ella, sin nada que ocultar.

La velada continuó y la conversación se hacía más amena con el pasar del tiempo. Hablaron sobre trivialidades, más de la vida de Jenny, algún que otro chiste contado por la pelirroja de vez en cuando. De verdad que se las estabais pasando genial.

Al llegar al estacionamiento del restaurant, un chico del valet amablemente le entregó las llaves del coche a Alexis.
Eran más de las 23 horas y al día siguiente, les esperaba otra vez la rutina a ambas. Como era de esperarse, la joven abrió la puerta del copiloto para que entrara primero la agradable compañía que traía de la mano.

- Gracias Alexis. En verdad la he pasado bien contigo, eres una mujer muy especial y sincera. A decir verdad, jamás pensé que estuvieras llena de tantas locuras - rió bajando su cabeza. Aún, aquellos ojos grises, le hacían sentirse como si fuese una adolescente.

- Jenny - dijo tomándola de la barbilla y haciendo que la mirara - No tienes nada que agradecerme. Al contrario, acá la única que tiene que dar las gracias soy yo por haberme permitido disfrutar de tú compañía y hacer de esta noche, la más agradable de todas. No sé... cuantas veces te he dicho que eres hermosa...

- No, escúchame - Interrumpió Jenny, llevando sus brazos alrededor del cuello de Alexis y sintiendo las manos de ésta, encender su cintura - Tengo algo acá atorado en mi garganta desde hace mucho tiempo y es que no pude evitar sentirme atraída por ti desde el primer momento en que te vi. Tus manos, tú sonrisa, tus ojos..."Esos ojos, que desde el primer momento que se encontraron con los míos, pude sentir, como podía sumergirme, poco a poco en ellos y aunque nunca fue mi vista, merecedora de la vuestra, siempre estuvieron mis ojos allí, aguardando impacientemente como la arena, a que ese espacio; de esos dos luceros, la invadiera y así fue. Amo tu mirada que es tan pura y fresca como el primer día de verano que llegó a mí para alejar la tempestad"... Alexis, me gustas demasiado. Tanto, que no me importa ni tu edad, que no me importa ni mi edad. Que lo que siento lo has hecho crecer más esta noche, que lo que...

Las palabras que venían a continuación no fueron finalizadas por parte de la hermosa recitadora. Inmediatamente Alexis la hizo callar con un tierno beso. Un beso que ambas necesitaban en ese momento. Sentirse, apoderarse de ese deseo que les recorría por el cuerpo infinitamente.

Una chispa volvía a renacer en el corazón de Alexis y se sentía que una vez más, el amor llamaba a su puerta, sólo esperaba que esta vez durara para siempre.



Las 24 menos 15, marcaban su reloj una vez que entró a su departamento. Lanzó su bolso de mano sobre el sofá y luego encendió la luz de la sala para de nuevo pasar al mueble y sentarse allí un rato, simplemente pensando en lo que había hecho ese día. Se detuvo a pensar un momento en su madre. Había sido muy dura con ella, remarcando ese pasado que aún le costaba dejar atrás, pero que poco a poco intentaría hacerlo. Suspiró aún con los ojos cerrados, aunque no tenía sueño, pero si estaba algo fatigada.

Comenzó a desvestirse como cada noche, dejando por aquí y por allá, rastros de su vestimenta para así quedar simplemente en bragas, como le gustaba andar en la soledad de su casa. Fue hasta la heladera por un vaso con agua y siguió hasta su pequeño estudio, donde su laptop la esperaba.

No estaba inspirada esa noche, así que no escribiría esta vez. Revisó de nuevo aquel mensaje que Katherine había dejado en su bandeja de privados y que hasta ahora no había respondido. Volvió a leerlo, subrayando mentalmente la palabra "ESPOSA".

Por qué le impacientaba tanto que aquella desconocida con nombre de actriz estuviera casada? No la conocía para nada, simplemente, había hecho un simple comentario como las demás y ya llevaba dos días de haber entablado una "conversación" con ella. No estaba mal conocer a otra persona. No, no lo estaba.

"Hola Kate. Gracias por haber sido sincera conmigo. Muchas no lo sois al primer momento... - como yo - pensó...Simplemente, me ha llamado la atención, sólo eso. No he conocido muchos matrimonios de homosexuales, así que serás la primera   Whatever. Quisiera pedirte un favor y espero que no te incomode, pero antes, quiero que sepas, que puedes seguir escribiéndome cuantas veces lo desees. Para mí es un gustoso placer, que leas mis historias. Lo que quería pedirte es: me podrías enviar una foto tuya?" - Enviar.
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Mensaje por alba_caskett Dom Sep 27, 2015 10:18 pm

ya pense que te habias olvidado de nosotras.... tenia muchas ganas de leer la continuacion, jejejejejejejejejeje
estoy deseando que continues...

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Mensaje por psichobitch2 Dom Oct 04, 2015 9:04 am

Siento mucho la tardanza, pero entre la universidad y otras cosas que me quitan el tiempo para escribir y editar el fics, hacéis que me tarde un poco....
Este capítulo lo postearé en dos partes ya que es muy largo y no me deja publicarlo completo.

Espero os guste... Saludos...



CAPITULO 6:  LAS NUBES GRISES TAMBIEN SON CONSIDERADAS UNA HERMOSA VISTA…



Era el quinto día de aquella semana. La misma había transcurrido de forma rápida. Para Kate no era un día normal, por así decirlo. Su esposa, esa noche como todos los viernes, se iba con sus amigas al club un rato donde suponía charlaban cosas triviales y sin importancia para ella, así que aprovechaba y salía con su mejor amigo de toda la vida, Javier, a jugar al póker ó simplemente hablar de cualquier cosa que les hubiese pasado.

Eran las 9:16 am cuando se disponía a salir a su despacho. La semana había sido de "perros" así de simple. Expedientes iban y venían. Reuniones con clientes malhumorados, otros un tanto incomprensibles pero así era su forma de vida desde que se graduó en Leyes y comenzó a ejercer su profesión.

- Vas a ir al club con tus amigas? - Preguntó a su esposa mientras terminaba de acomodar algunos papeles en su maletín ejecutivo.

- Si. Como todo los viernes. Por qué preguntas? Tienes algo especial en mente? - Cuestionó secamente la rubia sin alzar la vista de un libro que leía en su regazo.

- Sólo quise preguntar, es todo - No esperó respuesta alguna. Terminó de cerrar su portafolio sin dar más importancia al asunto y lista para irse, caminando hacia la puerta. Con la mano en el picaporte, ya a punto de salir de casa, la voz de su mujer la detuvo...

- Kate...

- Dime Gin - Eran muy pocas las veces que la llamaba por su diminutivo - Necesitas algo? - Se giró al sentir que su esposa se acercaba a ella.

- No vas a despedirte de mí, ni con un beso? – Gina, parada delante de ella con una sonrisa que parecía algo más que una mueca irónica, la miraba con picardía...

- Claro - Dijo la castaña acercándose para depositar un beso en la comisura de los labios de su mujer. Esta, tomándola de la cintura, devolvió el beso de manera correcta posando sus provocativos labios sobre los de Kate, haciendo que ésta soltara de inmediato su portafolio en el suelo para colocar sus manos en una posición más cómoda.

El beso fue subiendo de intensidad y poco a poco la fue empujando hacia el sofá que estaba en medio de la sala, colocando a su esposa debajo de ella; sintiendo una ola de placer que se apoderaba rápidamente de sus cuerpos.

- Por qué no subimos...a la habitación? - Preguntó Kate con la respiración entrecortada tratando de quitarse el blaizer que ya comenzaba a darle un poco de calor en el cuerpo.

- No creo que resista llegar hasta allá - Decía una rubia totalmente excitada - Quiero que me tomes acá mismo Kate, te deseo tanto - Continuó para enredar sus manos bajo los cobrizos cabellos de una mujer que llevaba sus manos mucho más allá de la seda que cubría el esbelto y bien cuidado cuerpo de su mujer.

Sabía que la estaba provocando, conocía su punto débil y ese punto era ella. Jamás había dejado de desearla y era la única manera de tenerla allí, enredada, a su merced. Conocía a su esposa, y el alcance que ésta tenía, pero era débil cuando de esa mujer se trataba. La había amado siempre, desde que era una simple adolescente.


>>>>>>> FLASHBACK


- Que pretendes Katrin? - Preguntó una joven Katherine de 18 años a su hermana gemela mientras que la otra chica, fingía no dar importancia a la impaciencia de su otra igual.

- Pues, deberías de dejar de hacer preguntas tontas y terminar de vestirte. Dentro de un rato vendrá Gina a por nosotras - Dijo la segunda castaña mirando por el rabillo del ojo a su desesperada hermana.

- De verdad que estás loca Katrin. No pretendo salir con vosotras. No. Me niego rotundamente - Puntualizó decidida mientras comenzaba a moverse dentro del cuarto como si de un león enjaulado se tratara. No podía controlar sus nervios.

- A ver, a qué le temes? A mamá ó a tener que enfrentarte cara a cara con Gina? Y creo que me voy más por lo último que he dicho. Y por tu comportamiento felino de zoológico de quinta, los nervios vais a desgastaros completa. Pues venga, te he dicho miles de veces que le gustas. Gina está perdidamente loca por ti. No sé porque tienes que ponerte como una...esquizofrénica. Vamos! Cálmate Kate por favor, ó me veré obligada a patearte el trasero - Con los codos extendidos sobre su cama, la castaña de ojos ámbar, miraba el vaivén de Kate delante de sus narices, poniendo de vez en cuando sus ojos en blanco. "A ese ritmo, no conseguirá pareja en ningún momento de su asquerosa vida" pensó.

- Está bien, me calmo - Dijo Kate sentándose por fin, en la silla de un escritorio estudiantil llevándose las manos a su cara, transpirando a mil por horas - Que voy a decirle? - Continuó aún sin descubrir su cara. La misma estaba teñida del mismo color que la vergüenza lleva marcada.

- Pues tonta, le puedes decir que quieres con ella, te la llevas a la cama y fin de la historia. Al menos sabré que no morirás virgen y menos estúpida.

- No me ayudas en nada Katrin - Manteniendo la misma posición ya con las manos sobre sus rodillas. En serio, su hermana podía ser tan hostil si sé lo proponía, pero tal vez tenía toda la razón del mundo. Era ahora o nunca.

Terminó de acomodar su maquillaje y su despeinado cabello. Ajustó un poco más sus pantalones en las caderas, verificó si sus converse estaban bien amarrados y salió de la habitación hecha (por dentro) una mata de nervios. Katrin, le seguía sus pasos mientras negaba con la cabeza y dibujaba una sonrisa triunfadora en su rostro.

Era el año 2001 y para aquel entonces dos jóvenes de 18 años, castañas y de caracteres completamente distintos, se encontraban en un café junto a una rubia, de personalidad algo extrovertida, acompañadas por la presencia masculina de Hugh, que para ese entonces, servía como novio de la egocéntrica gemela.

De fondo, se podía escuchar al cantante de moda para la época; Eminem " el rapero blanco" como era conocido en todos los estados unidos... Tres cafés y una limonada, adornaban la pequeña mesa central del local. Kate, aún sumergida en sus nervios, evitaba a toda costa encontrarse con la mirada que supuso estaba centrada en ella desde hace bastante tiempo por parte de la joven Gina. Katrin, estaba algo entretenida con Hugh, perdidos en su mundo donde solo aterrizaban cuando el aire les hacía falta.

- Y bien, vamos a quedarnos aquí a ver como Katrin y Hugh, os coméis mutuamente cómo caníbales - Dijo la rubia mirando de reojo a la pareja - ó quieres que vayamos a otro sitio? - Terminó su pregunta dirigiendo su mirada a las manos de aquella castaña que por sus movimientos y forma de jugar con sus dedos, pudo notar su nerviosismo sincero.

- Bueno, no conozco muchos sitios realmente - Kate puntualizó alzando su mirada para encontrarse con los hermosos ojos de la chica rubia que hasta ese momento, no había dejado de observarla.

- Mmmmm!.... Cierto. Supongo que la vida en ese internado era lo más gris que pudiste haber vivido - Afirmó. Kate bajó la mirada cambiando su expresión por una muy incómoda - Lo siento, no quise decir eso. Pero vamos, estos dos no se enterarán de que nos hemos ido.

Ambas chicas se levantaron de la mesa. Efectivamente, ninguno de sus dos acompañantes se dieron cuenta que habían abandonado el café.

La ciudad de Nueva York, comenzaba a oscurecer y las luces artificiales, brillaban en los faroles de las calles donde la gente iba y venía portando sus grandes abrigos para cubrirse del invierno que pronto comenzaría a acechar. Kate y Gina, caminaban en silencio mientras el sonido de los autos les servía como fondo musical. Llegaron hasta el este de la ciudad, donde el puente de Brooklyn abarcaba la vista de ambas. Desde allí, podían apreciar como la noche venía apoderándose poco a poco del día, haciendo que las luces de los rascacielos y otros edificios recrearan la ciudad con su pintorescas facetas no naturales. Ninguna se atrevía a decir nada, no por no tener que hablar sino por no arruinar aquel hermoso momento.

- Es totalmente hermoso - dijeron al unísono. Kate negó, como de costumbre con su cabeza y una sonrisa se formó en los labios de Gina.

El silencio volvió apoderarse del espacio. La rubia miraba al horizonte, perdida en la espontaneidad y belleza del paisaje, Kate, se perdía en el rostro de la chica.

- Que? - Dijo sintiendo la mirada fija sobre ella. Kate resopló sin bajar la mirada.

- Eres hermosa. Y lo digo en serio - Le dijo. Gina se tintó de rojo y a pesar de que ya estaba prácticamente el cielo y el lugar un poco oscuros, pudo notarse su sonrojo.

- Tú también lo eres, aunque para serte sincera, pensé que eras algo odiosa y creída - Comentó con la mirada en algún punto de la ciudad - Nunca salías con nosotras después de haber estado encerrada allí y tenía miedo de acercarme a ti.

- No es eso, sólo que soy un poco reservada...  y tonta - Dijo levantando con sus dedos el mentón de Gina. Los nervios habían logrado canalizarse en su sistema - Perdóname. Discúlpame si te di a entender cosas que no son, pero créeme que... - suspiró - Me gustas mucho Gina, tanto, que quiero decírtelo esta noche y si no soy correspondida, al menos sé que lo dije y que podré morir feliz por quitarme un peso de encima.

- Entonces, quiero que mueras, feliz Kate.

Y a continuación fue acercándose lentamente a ella hasta encontrarse perdida totalmente bajo aquellos ojos que la habían enamorado desde la primera vez que la vio. Kate unió la frente con la suya y fue cerrando los ojos despacio hasta quedar en un abismo donde los suaves e inocentes besos de Gina, la acunaban evitando que cayera de nuevo en un vacío donde estuvo mucho tiempo enclaustrada.


FIN FLASHBACK<<<<<<<<<<


Esa mañana se sentía menos tensa al salir de su casa. Después de mucho tiempo, había vuelto a sentir la fogosidad y la sensualidad que emanaba el cuerpo de su esposa. Le gustaba hacerle el amor y que ella le pidiera, de manera desprevenida e improvisada, que la tomara en cualquier lugar que aquella "gigantesca" mansión, la cual ya había sido testigo fiel de muchos encuentros íntimos como ese.


En el despacho, se encontraba Lanie al borde de un ataque sorpresivo de nervios. La junta con el Sr. Flay, estaba pautada para las 10:30 de la mañana y eran más de las 11:00 cuando se apareció Kate muy elegantemente vestida y totalmente fresca, llevando en la mano un café Latte, que había comprado en su Starbucks predilecto, como de costumbre.

- Buenos días Alesya - Dijo al aparecer en la sala de visitas de su oficina.

- Bue.... - trató de saludar su joven asistente.

- Buenos días? A esta hora tu vienes a decir que son buenos días? Mira la hora que es Kate - Dijo su morena amiga al aparecer por la puerta de la sala de juntas irrumpiendo todo lo que encontraba a su paso - La reunión con Flay, estaba pautada para las 10:30 de la mañana y son las... - miró su reloj - las 11:15 am. Y... qué es eso que traes en las manos? - hizo a un lado su histeria para mirar fijamente el vaso que Kate traía. La castaña y la joven asistente, se dieron una mirada al mismo tiempo como queriendo decir: " Necesita una camisa de fuerza, ó es nuestra imaginación?"

- Pues, hasta ahora es un vaso de café - Respondió Kate alzando el vaso a la altura de sus ojos para regresar la vista al rostro de Lanie que le miraba un poco raro.

- Sé que es un vaso de café, Kate, no soy estúpida. Me refiero, a que aún te da tiempo de pasar a por un maldito vaso de café y llegar acá con tú sonrisa de "Me he cogido a mi mujer y ya no estoy amargada" - Kate amplió sus ojos. Alesya reprimió una carcajada. La morena puso los ojos en blanco.

- Lanie, debería dejar de ser tan gilipollas a veces. Y gracias Alesya - Dijo tomando unos papeles que la chica tenía en las manos mientras caminaba hacia el salón de juntas.

- Hey! A donde llevas tu culo Beckett? - Cuestionó Lanie haciendo que la castaña detuviera su andar. Kate inmediatamente giró sobre sus pies. Definitivamente su amiga iba a llevarla al borde de la locura, si es que no la mataba antes.

- Con un demonio Lanie. Llego a “MI” despacho y sales convertida en Johanna Beckett, armándome un lío porque llegué tarde. Encima, me criticas que traigo un café conmigo. Para completar, sacas a relucir mi vida sexual y todavía me preguntas, para donde llevo MI CULO!!!? - Si las fantasías superaran las realidades, se podría decir que Kate estaba echando humo por las orejas " literalmente".

- Calma chula, que te va a dar un infarto y no quiero que en tu lápida rece: Katherine Beckett 1983 - 2015. Amada y "fiel" esposa - remarcando con sus dedos las comillas - sexualmente activa, casada con una serpiente y que falleció gracias a las gilipolleces de su mejor amiga. Descanse en paz por ahora, porque si su suegra se muere el mismo año, dudo que lo haga - Con una mano en su cadera, Kate le tenía el ojo encima, esperando que terminara de cantarle el abecedario - Que ya el tío este del Flay se ha largado. Tuve que yo misma hacerle el contrato y quedó satisfecho - Continuó poniéndole una mano en el hombro a Kate. Esta se relajo visiblemente - Un poco pedante e impaciente el majo, pero créeme que lo he convencido para que se quede con la firma al menos un año más. Al menos eso hicieron Lola y Stacy - Kate frunció el ceño mientras tomaba rumbo hacia su despacho.

- Y quienes demonios sois esas dos, Lanie? - Preguntó sentándose en su silla ejecutiva detrás de su escritorio. La morena lo hizo frente a ella.

- Pues ésta es Lola - tomándose el seno izquierdo - Y ésta es Stacy - tomándose el seno derecho - Estoy segura, que ellas habéis sido, os que cerráis el trato con el Sr. Flay - Dijo orgullosa. Kate botó una carcajada.

- Dios mío Lanie, jamás vas a cambiar, verdad? - Comenzando a encender su portátil.

- Bueno, al menos sé que te quito lo amargada, aunque esta vez sé me haya adelantado la serpiente de agua que te gastas como esposa.

- No le digas así por favor... Aunque no te guste, es mi mujer y creo que no tienes porque saber lo que hago con mi vida privada porque al fin y al cabo, es mi vida "privada" - Aclaró la castaña introduciendo su contraseña.

- Bien, creo que esta vez si me has ofendido - hizo una mueca fingiendo un infarto - Creo que esta vez si me lanzaré en el subterráneo ó mejor, me auto atropello. Aunque esto último, veré como le hago. En fin mujer. Tengo que montar un juicio y se me hace tarde, quedamos para almorzar? - Quiso confirmar poniéndose de pie.

- Está bien. Ven a por mí como a las 13 horas para ir almorzar, te parece?

- Vale. Por mí está bien. Nos vemos dentro de un rato Katy-Katy - La castaña negó con la cabeza rápidamente y rodando los ojos. No le gustó nunca que la llamaran así por ese apodo pero a Lanie no había nadie que la hiciera entrar en razon.

Habían pasado tres días en los cuales no había tenido tiempo siquiera de chequear su correo personal. A parte, no había guardado muchas esperanzas de que aquella chica llamada Alexis, le escribiera de nuevo. Tal vez se le había pasado la mano en cuanto a sinceridad, pero no era quien para mentirle a nadie, así que, esa vez decidió jugárselas todas, al fin y al cabo solo era alguien a quien había conocido por un simple chat, y había compartido una que otra charla trivial.
Al abrir su bandeja de entrada, confirmó que un nuevo mensaje privado le había llegado hacía 3 días, así que no perdió más tiempo y leyó el contenido. Era ella. Alexis le había escrito nuevamente y ahora le estaba pidiendo...

- Una foto? - Dijo en voz alta echándose para atrás en su silla mientras volvía a leer el correo. No es que le haya estado pidiendo conocerse en persona, pero ni siquiera sabía de donde era aquella chica. Si en verdad vivía en el país, aunque su nombre era demasiado americano como para haber mentido al respecto.

Abrió la página principal y constató, de que "Love_Heart" estaba conectada, aunque siempre lo estaba. Posiblemente lo hacía desde su móvil, así que no lo pensó mucho y decidió responderle de regreso.

K: "Hola Alexis, espero estés bien. No había podido leer hasta ahora tu mensaje, por tener exceso de trabajo. En fin, acá estoy. Con respecto a que te haga llegar una foto mía, me parece una propuesta un tanto apresurada. No sé dónde vives, si acá en la tierra ó en algún planeta extraño - rió por su comentario - pero en serio, me gustaría saber de dónde eres pues yo vivo en New York, y tú?" - Enviar.

Recibió una respuesta casi de inmediato, lo que le hizo confirmar que la chica se conectaba directamente desde su móvil, aunque no era del todo comprobable.

A: "Hola Katherine. Pues, disculpa si te ha parecido algo apresurada mi petición, sólo que soy un poco curiosa. Pero venga, no hay ningún problema y no te hagas un bolillo de estopa. Estoy bien (respondiendo a tu primera pregunta) y sí. Vivo acá en U.S.A., específicamente en la ciudad de Nueva York. No soy extraterrestre si es lo que quieres confirmar, pero de primera fuente te digo que no lo soy".

Aquella chica comenzaba a llamarle la atención más de lo que ella se podía imaginar. Era tan elocuente, espontánea. Para todo tenía una respuesta a la mano y lo mejor del asunto, es que siempre le lograba sacar una sonrisa. Pero tampoco iba a ponérsela tan fácil y a la primera enviarle una foto. No. No era tan tonta, y en el fondo aún desconfiaba un poco. Era para ella, la primera vez que navegaba en el mundo el chat, para ser sincera. Su fama de ser la mujer más concentrada y de carácter frío, no era en vano, pero algo le decía, que aquella chica valía la pena. Lo presentía.

K: "Me alegro en lo más profundo de mi ser que no tengas nada que ver con la vida extraterrestre, algo me dice que no eres como ellos. No sé si ya te lo había dicho Alexis, pero me encanta como escribes. Cómo ó con qué te inspiras?" - Enviar.

A: "Bueno. No me considero tampoco que soy una escritora natural, ni tampoco soy Williams Shakespeare, simplemente me gusta plasmar las fantasías que salen de mi cabecita loca y algún que otro relato que me guste y le hago la adaptación. Pero sinceramente, así desde lo más profundo de tu ser, pero saliendo del mío; me alegra que te guste lo que escribo. Pero no hablemos de mí, háblame de ti.”

K: "A ver, que puedo deciros acerca de mi. Soy abogada, especialista en derecho mercantil… Me gusta leer y disfrutar de la calma de los paisajes naturales… Así soy yo, me gusta ser calmada y muy pausada para las cosas" - Enviar.

A: "En serio eres calmada para todo? Pues, entonces eres una tía aburrida   Mentira, no lo tomes a mal. Soy un poco deschavetada y mí boca piensa más rápido que mi cabeza. Pero de verdad, si te describes así y te gusta ser sincera, te creo. No he conocido a muchas abogadas. Aunque estuve saliendo con una, pero...no valió la pena. Has llevado mucha gente a juicio? Porque si es así, te digo...que suelo perderlo, a veces"

K: "Créeme que he largado una carcajada Alexis, por las cosas que inventas. No sabes cuantas personas he llevado a juicio y a las que he hecho que lo pierdan. Me gusta ser la causante de que no coordinen..."- Enviar.

- Lena, si eso no se llamó flirtear con la chica, entonces te estás volviendo loca - se dijo en voz alta mientras se levantaba de la silla. Acaso estaba siguiendo el juego de Alexis? Dios, en realidad se estaba dejando llevar y lo peor de todo era que le estaba gustando.

Miró hacia su escritorio y aún la torre de papeles era inmensa, no había logrado tocar uno siquiera. Tenía que concentrarse, ó la licencia y el título donde constaban que se había graduado como abogada, tendría que metérselo en donde el sol no llegaba ni obligado y terminar trabajando en una tienda de abarrotes. A su mente vino Gina. Dios por que ahora tenía que venir el recuerdo de esta mañana donde le acababa de hacer el amor a su esposa. Acaso era una señal? Una bendita señal que se le presentaba claramente que jamás en su vida le había sido infiel?

- Demonios Kate, es una estúpida conversación nada más - Dijo tomando asiento en el gran sofá que se encontraba en una de las esquinas de la oficina, llevando sus manos a su rostro, acunándolo allí.

- Así tendrás tú conciencia - Dijo Lanie de pie frente a ella. La castaña logró dar un respingo en el sofá debido a la sorpresa de ver a su amiga allí. Cuando demonios había entrado sin que ella escuchara la puerta siquiera?

-  Maldición Lan, tienes una agilidad para aparecer como un fantasma - Se levantó de su lugar, yendo de nuevo al escritorio. La morena la miraba con el ceño fruncido y con cara de " Acá huele algo raro y jamás seré yo".

- A ti qué te pasa? - Se sentó frente a ella. Kate tomó un folder y empezó a chequearlo - No me digas que estás sufriendo las consecuencias de haberte cogido a tú esposa esta mañana y estás presentando síntomas de que fallecerás envenenada en... - miró su reloj - 20
minutos? - La castaña le lanzó una mirada asesina. Lanie ignoró sus aquella mirada - Venga Kate, que en estos días has estado rara, como si te fueran a salir alas y además, Alesya me ha contado de que te ríes sola acá adentro. Venga, dime que no te estás volviendo loca y si es así, avisa con tiempo. Necesitaría llamar a tu madre para que no se pierda ese momento.

- En serio Lanie, naciste capulla ó con el tiempo te has convertido? - Resopló Kate sin levantar la vista del informe.

- Vamos Katy, sabes como soy. Vine a por ti para ir almorzar, así que mueve tu trasero de ese asiento porque tengo hambre. Te espero afuera - La morena salió de la oficina dejando nuevamente sola a Kate con sus pensamientos. Volvió a tomar su portátil para leer la respuesta que había recibido de Alexis.

A: "Para ser sincera, me ha gustado mucho tú respuesta porque puedo perder el sentido en cualquier momento y más, si a mi lado tengo a una chica hermosa como lo debes ser tú. Espero que tengas buen provecho aunque por la hora, supongo que ya debes haberte ido a almorzar. Un beso"

Rayos. Aquel beso lo sintió como nunca antes en su vida. Fue tan real como si aquella mujer estuviera delante de ella deseándole todo aquello. Inclusive, cerró los ojos por un segundo. Definitivamente aquello no era normal en ella, algo estaba pasando y tenía que descubrirlo. Lanie, su amiga la estaba esperando para ir a comer juntas, no podía decirle que no. También necesitaba con urgencia salir de la oficina o entraría en combustión fácilmente. Tomó su bolso y salió de allí. Necesitaba el aire fresco que le golpeara la cara, porque si se lo pedía a su amiga, a esta seguro se le iba a pasar un poco la mano.
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AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2 Empty AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBICTH2..... (CONTINUACION)

Mensaje por psichobitch2 Dom Oct 04, 2015 9:08 am

Besos iba y venían. La temperatura era totalmente infernal dentro de aquella oficina donde varios códigos y reglas del supuesto manual inventado por una pelirroja de ojos grises, se estaban violando, saltándose hasta las letras más pequeñas del contrato. Si las infringían o no, a ella le daba igual. El corazón de su madre podría estallar en pedacitos y ella estaría en su propio mundo. A la semana seguramente caería en cuenta, de que su madre se encontraría enloqueciendo en algún sanatorio mental donde en la puerta, sin mentira ninguna, como medida de seguridad citaría la siguiente advertencia: MANTENER FUERA DEL ALCANCE DE ALEXIS CASTLE.

Por todos los santos, apenas contaba con 20 años y unas hormonas que estaban más aceleradas que quien sabe que. Tenía una imaginación que valía oro y de ella podía sacar miles de películas pornográficas, haciéndola merecedora de un Oscars por mejor actriz indecente.

Pero venga, solo aquello ocurría cuando estaba encerrada en cuatro paredes con una chica hermosa debajo de ella; como estaba ocurriendo justo en ese momento. El nombre de la susodicha: Jenny.

- Al...Alexis, si..sigue nena. Diablos!! eres espectacular te lo juro! - Decía la chica bajo el cuerpo de la insaciable pelirroja que a su vez la tenía apoyada sobre su escritorio con la falda recogida hasta las caderas. Alexis se encontraba en una posición bastante cómoda para hacer lo que estaba haciendo, mientras su boca estaba entretenida con el pezón izquierdo de la chica y su mano derecha?, Mmmm! su mano precisamente no tenía una batuta dirigiendo una orquesta. Aunque aquellos gemidos ahogados que soltaba su... novia? Era lo más parecido que podía escuchar como un coro de ángeles. Sólo faltaba que Meredith Castle, atravesara la puerta para tener el cielo y el infierno en un mismo lugar.

- No grites preciosa, o se nos acabará la vida terrenal a ambas... Eres... No sé como describirte mujer - Halagaba Alexis con la respiración entrecortada, de vez en cuando llevando su mano libre a la boca de la chica para que no supieran que estaba pasando dentro de aquella sucursal del cielo en ese momento.

Cuando supo que ya ésta estaba por correrse, tapó el gemido con sus besos, ahogándolos en su boca. Demonios, que sensación tan exquisita.

Ambas se quedaron un rato en la misma posición mientras sus anatomías se aclimataban y se liberaban por completo. El cuerpo de Jenny temblaba aún sintiendo los espasmos causados por la pelirroja que a su vez se encontraba dejando un camino de besos por todo el perfecto cuello, que sus labios recorrían en ese instante.

- Espera un momento - Pidió Alexis mientras se separaba de ella, extrayendo de la gaveta continua, algunas toallitas desechables con que limpiar el "desastre' recién. Nunca estaba de más un Kleenex. Santa higiene controlada en cajitas.

Limpió un poco las torneadas piernas de su amante, mientras ésta se subía rápidamente su ropa íntima… O Alexis era toda una experta ó.... Rayos, Alexis tenía 20 años y demasiada imaginación que exportar a un país de desadaptados... Acomodó ella misma sus ropas y volvió a tomar de la cintura a Jenny, quien la veía con una sonrisa de " Me he ganado la lotería y el comodín también".

- Estás loca, sabías? - Dijo la pelirroja besando los labios de Jenny fugazmente. Ésta aferró sus manos más sobre la cintura de Alexis.

- Loca? Por qué lo dices? - Dijo mirándola fijamente.

- Por aceptar tener sexo conmigo en mi oficina, en la cual, existe un complejo avanzado de seguridad y estamos siendo filmadas por ellas - En verdad, si en ese momento Alexis hubiese tenido una cámara, con gusto, hubiera subido la cara de espanto de Jenny al facebook y de comentario le pondría algo así como: "Acabo de ver la película el CONJURO. No apta para cardíacos".

- Juro, que un día de estos, vas a matarme de un infarto Castle - Le dijo dándole un golpe en el antebrazo. La pelirroja no paraba de reír. En verdad la cara que puso su novia fue demasiado graciosa - Y mejor me voy, no vaya a ser que se cumplan tus profecías y la Sra Meredith, esté espiándonos y arda troya.

Se despidió de Alexis quedando en encontrarse más tarde. Era viernes y quería salir a bailar y a tomarse algunos tragos.



El reloj marcaba las 14 menos 10 minutos y después de aquella sesión de placer, su estómago reclamaba un buen plato de comida. Haría lo que su madre ya estaba acostumbrada hacer y decidió ella misma esta vez, ordenar algo para comer dentro de su oficina. Había mucho sol en la calle ese día y tampoco le apetecía salir. Y así lo hizo. Con una llamada al comedor ejecutivo, esperaría sin prisa a que su almuerzo llegara.

Bien. No es que hubiese adelantado parte de su trabajo pero algo era algo. Considerando que parte de la mañana la había empleado para hablar con cierta abogada que le gustaba hacer perder el juicio a algunas mujeres. Interesante, volvió a pensar. Bastante engreída y prepotente Kate.

Acercó su portátil y abrió un documento. Era una historia que estaba subiendo al foro recientemente; así que sin dar más rodeos, prefirió ponerse a escribir un poco. Tenía la mente fresca e ideas iban y venían. No había tenido tiempo de continuar con la escritura y consideró prudente que aquel momento era el perfecto.

Pero allí descansaba nuevamente un mensaje privado, en la parte superior de la página, salvo; que ella era algo despistada a veces y no se había dado cuenta. Sólo fue hasta que pudo alzar la vista un poco para descansarla, que pudo notar el número en negrillas que hacía énfasis que debía leer un correo.

K: "Hola, siento haberme ausentado por mucho tiempo (aunque no han pasado sino dos horas), y es que efectivamente estaba almorzando con mi socia que está un poco "tocada de la cabeza". En fin. Eres una chica bastante osada y por lo que leo, no tienes pelos en la lengua. Pero me gusta, así de simple. Pues, ya sabes que estoy casada y que de profesión soy abogada y que además "hago perder el juicio" a algunas personas. Pero venga, me gustaría saber que profesión tienes, porque a tu edad ya yo estaba graduada y con un título debajo del brazo y me gustaría saber, si hay alguien que te esté haciendo "perder el juicio".

- A mi edad? Debajo del brazo? Mujer, si debajo de mí cuerpo tenía a una tía, estremeciéndose con un orgasmo que ni te cuento Kate - Dijo - Pero venga Alexis, no le pondrás eso. Al menos sé sincera y dile que existe alguien.

A: "Hola guapa. Trabajo en la empresa de mis padres donde soy la Gerente General. Algo arriesgado, pero no es difícil de manejar. Lleva mucho trabajo pero trato de liar con el día a día. Con respecto a que si existe alguien en mi vida, pues sí. Estoy saliendo con alguien. Hay quien me hace perder el juicio, pero solo llevamos un mes saliendo. No sé si llamarle novia o no, porque no se lo he pedido ( Acaso tengo que pedírselo?) Pues no sé. Y que tan mal de la cabeza está tu socia?" - Enviar.

K: "Mal, mal, mal, lo que se llame mal? No está, pero ya estoy comenzando a sospechar que pronto llegará a cruzar el quinto MAL y allí sí que la habréis perdido Pero así es ella, así que no le pongo mucha atención.
Entonces tienes a alguien en este momento? Está bien por ti. La época del noviazgo es algo muy lindo, hasta que te casas".

A: "Me ha dado un poco de risa tu comentario (el de tú socia) y susto a la vez (el del noviazgo). Aún no es nada serio, lo reconozco y he vivido relaciones serias, pero tampoco he pensado de lleno en el matrimonio. O tal vez ni siquiera lo he pensado. Por eso, cuando me confesaste que eras casada, me sorprendí porque pensé que muchas mujeres no se tomaban en serio una relación de noviazgo como para llevarlo más allá (me refiero a las mujeres de ambiente). Y por qué dices que el noviazgo es lindo hasta que te casas? Tienes problemas con tu esposa" - Enviar.

K: "Problemas, tenemos todas las parejas, es algo bastante común y pues... mi matrimonio es algo... un poco complicado a veces diría yo; pero creo que no te aburriré con mis problemas personales en estos momentos. Cuéntame sobre Nueva York... Sé que vivimos en la misma ciudad pero todos tenemos puntos de vistas muy distintos y vemos las cosas diferentes. Para mí, siempre ha sido una ciudad que no se compara con ninguna… - Enviar.

A: "Eso quiere decir, que estás considerando algún día verme? Quise decir, vivimos en la misma ciudad y también la considero la mejor ciudad de todas. Es cálida cuando calienta el época del año… Me encanta el frío y… con relación al comentario anterior, hemos estado conversando algunos días, y por eso pedí una foto tuya. Tengo curiosidad" - Enviar.

K: "Pues, si me ha entrado un poco el gusanillo de la curiosidad por saber como eres, no te miento. Debo confesarte algo. En todas las fotos que tengo guardadas en mi portátil, salgo siempre con mi esposa y no creo que quieras conocerla. Tendría que editarlas, o sacarme algunas donde esté sola para poder enviártelas. Disculpa una vez más mi sinceridad, pero soy totalmente franca"- Enviar.

Alexis se quedó un rato pensativa, apoyando sus codos sobre el escritorio, dejando descansar su mentón sobre sus manos. Ó era la verdad lo que Kate le estaba diciendo, ó simplemente la tía era lo suficientemente fea como para no dejarse ver ni siquiera por equivocación.

A: "Bah! Jo!, que si sales con tu esposa es porque es demasiado obvio que eres demasiado preciosa como para dejarte sola Venga! Es un chiste. Te pregunto ahora yo, para cambiar un poco el tema; que se siente estar hablando con una escritora del foro? Es cómo estar tratando con Sherrilyn Kenyon, Boris Pasternak (aunque confieso que nunca he leído " Doctor Zhivago") o algo más contemporáneo como Stephanie Meyer, Dan Brown?..." - Enviar.

Lanzó su cuerpo hacia atrás en la silla, dibujando una sonrisilla en sus labios, y con las manos entrelazadas sobre su estómago, sintió un leve rugido en sus tripas al mismo tiempo que el llamado a su puerta.

- Adelante - Anunció, dejando entrar a un chico vestido de mesero arrastrando un carrito con la bandeja donde estaba su pedido.

- Disculpe señorita, su almuerzo - Anunció el rubio desgarbado y con nariz bastante pronunciada - Desea algo más señorita Castle? - Preguntó. Alexis tenía la mirada perdida en otra galaxia. Otro mundo. Otra cosa que no era precisamente laboral - Disculpe...Seño...

- Lo siento...flaco...ehm...chico. Disculpa pero no se me ofrece nada más. Puedes retirarte - Ordenó. El joven abandonó inmediatamente la oficina.

La puerta hizo click al cerrar y su móvil repicó en ese momento. La pantalla automáticamente mostró el nombre de quien llamaba.

- Hola Lauren, cómo estás? - Saludó la pelirroja.

"Hola tú, qué estás haciendo? - Respondió la chica del otro lado de la línea. Alexis giró su silla para ver el paisaje de la ciudad por la ventana.

- Pues, iba almorzar en este preciso momento. Y tú, que haces pequeña? - Indagó con la mirada perdida en algún punto sobre Nueva York.

"Estoy rayando una hoja. No tengo nada más importante que hacer. Por cierto, que harás esta noche Alex?"

- Tengo planes y saldré a bailar un poco - Respondió haciendo girar su silla un poco.

"Entiendo. Saldrás con tu novia?" - Lauren hizo énfasis remarcado sobre la última palabra. Alexis notó el cambio y rodó sus ojos.

- No es mi novia y si saldré con Jenny. Por qué no sales con el tonto de Alexey un rato? O es qué no sabe cómo divertirse? - Preguntó, trayendo una sonrisa a sus labios. Le gustaba molestar a su amiga un poco.

"Pues, me he peleado con él. Es un imbécil y quería salir contigo, pero últimamente estás siempre con tu novia que no es "novia" y ya ni me tomas en cuenta" - Concluyó la voz al otro lado.

- Sabes algo Lauren? - Hizo una pausa mientras escuchaba que del otro lado preguntaban " Que?" - Si no hubieses sido demasiado heterosexual, tal vez hubiese salido contigo, pero a mi parecer, cumples muy bien al pie de la letra con todos los requisitos de una novia.

"A ver, y según tú cuales son los requisitos que tiene una novia?" - Tajante enfatizó la chica.

- Pues - resopló - Eres celosa, una celopata de primer corte. No dejas respirar, pareces una soga al cuello y muy malcriada. Por todo haces un berrinche. Ese es el tipo de novia que precisamente, a mi no me gustaría tener.

"Podría cambiar, no crees?" - Alexis dejó de girar en la silla.


FLASHBACK>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>


Era un día muy común de verano en la ciudad. Alexis, recién había llegado de Londres donde descansaba de unas vacaciones con sus tíos y algunos familiares. Por supuesto, su mejor amiga esta vez no había podido irse con ella y lo primero que hizo al llegar a Nueva York, fue decirle a sus padres, que se quedaría en casa de Lauren. Le había traído algunas cosas y así de una vez se las entregaba personalmente. Recién había cumplido los 17 años.

- Y dónde estáis tus papás? - preguntó la pelirroja sentada frente a la portátil de su amiga chequeando su correo personal.

- Pues, no sé - respondió la rubia de 16 años encogiéndose de hombros mientras se medía un jersey que le había regalado Alexis - Habréis salido a alguna fiesta o que se yo. Nunca estáis acá.

- Mmmmmm! - musitó sin importancia Alexis. Sabía que los padres de su amiga, muy pocas veces se encontraban en casa.

- Cuéntame Alex, esta vez si conociste a la Reina de Inglaterra? - Cuestionó de nuevo la chica, haciendo caras frente al espejo. Esta vez se medía un pantalón de jean.

- Si - dijo llevando su mano dentro del bolsillo de sus pantalones y lanzando algo en la cama - Allí está. Es una foto de ella - Lauren giró rápidamente su vista hacia su cama viendo que allí solo había una Libra Esterlina y tomándola con su mano.

- Eres tonta? Esto es una moneda Alexis - Bufó lanzando la moneda de nuevo en la cama. Alexis reía sin mover un centímetro su cuerpo de la silla, solo sus dedos y porque estaba tecleando algo en ese momento.

- Y tú demasiado tonta y rubia.


Ya se había aburrido de lo que estaba haciendo. Giró la silla. Lauren había quedado en bragas. Unas pequeñas y encantadoras bragas. Llevaba a medias piernas el pantalón, subiéndolo distraídamente sin cerciorarse que su amiga estaba detrás de ella.

- Te queda... muy sexy ese pantalón pequeña - Alexis había tomado a la rubia por la cintura, colocando su nariz en el cuello, suspirando todo el perfume que llevaba puesto. La chica, cerró sus ojos, sintiendo como sus piernas flaqueaban por unos instantes. Y es que si Alexis no la hubiese tenido agarrada, aquella mujer iba a parar directo al piso.

La pelirroja soltó una carcajada dejando algo descolocada a la chica de ojos azules claros que de inmediato bajó de la nube donde no sabía porque se había subido allí, frunciendo el ceño de insofacto mientras Alexis se sentaba en la cama, aún riéndose de ella.

- Eres la lesbiana más imbécil de todas las lesbianas que he conocido en mi vida - Aclaró Lauren dejando a Alexis con la boca abierta mientras detrás de ella, se escuchaba el portazo más fuerte, que sus oídos jamás hubieran escuchado en su vida.

Había pasado más de una hora. Lauren no le dirigía la palabra a la pelirroja. Ya Alexis no sabía que más decirle para que la perdonara. Inclusive, había mandado a pedir su pizza favorita, agregándole como sabor adicional "CHOCOLATE" y vaya que tuvo que rogarle a la vendedora para que consiguiera colocarle el bendito chocolate a una pizza margarita. Queso con chocolate? Que tía tan loca y asquerosa. No quería imaginársela teniendo antojos. No, mejor no se lo pensaría.

- Lauren, por favor perdóname ya mujer. Solamente, estaba jugando contigo. Sabes que soy demasiado lesbiana y que tú eres demasiado heterosexual. No sabía que ibas a ponerte así - decía Alexis desde la cama de su mejor amiga en tono suplicante. Esa noche se quedaría a dormir allí. Así le hacía un poco de compañía a la rubia, que prácticamente vivía sola dentro de la enorme mansión.

- Voy acostarme al otro cuarto. Si quieres algo...

- Que? - Preguntó atónita la pelirroja, sentándose de golpe en la cama. Llevaba una pijama de Lauren - Siempre hemos dormido acá, en tu cuarto. Cada vez que me quedo es así. Vamos Lau por favor, ya te pedí perdón.

- Tengo miedo de que me violes... Eres perversa y soy una rubia tonta - Discutió Lauren quien continuaba peinándose el cabello sentada en la cómoda.

- Puff!!! Super tonta... No voy hacerte nada. Eres mi mejor amiga y jamás te haría algo. Ven, vamos a dormir, es tarde. Estoy cansada y aburrida de verte peinar tú cabello - Dijo tumbándose en la cama con las piernas cruzadas una sobre la otra, mirando el techo de la habitación.

- Lo haré, solo porque tengo sueño; no porque te tenga miedo - Enfatizó la chica dejando su ritual que tanto sacaba de quicio a la pelirroja para meterse en su cama, junto a su mejor amiga.

Confiaba de lleno en Alexis. De quien no se confiaba precisamente era de ella misma… Habían sido compañeras de clase desde la preparatoria. Para ella nunca fue tabú la sexualidad de la pelirroja, siempre la había apoyado en todo, solo que a veces, Alexis tenía cada juego que en vez de "tomarlo muy natural" sentía un cosquilleo por todo su cuerpo, haciéndola dudar al respecto de su propia sexualidad.

- Crees que algún día vaya a encontrar el amor de mi vida? - Preguntó Alexis una vez que sintió que su amiga ya descansaba a su lado. Le dio una mirada de reojo y volvió a lo que tanto le llamaba la atención en el techo.

- Tal vez sí. En algún geriátrico - Esbozó una sonrisa a la nada - Solo te fijas en chicas muchísimo mayores que tú - Continuó colocándose de costado sobre la cama, apoyando su cabeza en el brazo izquierdo - Nunca te ha llamado la atención, alguna chica de tu edad? - miró fijamente a Alexis quien seguía entretenida en su mundo.

- Pues, la verdad que sí. Pero luego pienso, analizo y concluyo... - giró su cabeza para mirar a su amiga - A veces ni yo me soporto. Soy más infantil que el programa de barrio sésamo. Las chicas de mi edad, sois inmaduras. Por eso me encantan las tías que piensen en grande y que puedan liar conmigo. Me entiendes? - Lauren resopló y volvió a su posición inicial. Vista al frente.

- Tal vez, algún día esa persona ideal, a quien tanto busques, sea la que menos esperes - Alexis miró de nuevo al techo, creándose un incómodo silencio entre las dos. Que significaban aquellas palabras de su mejor amiga? Dónde demonios tenía el cerebro cuando debía pensar seriamente? En fin, tal vez Lauren tuviera razón y dejaría a un lado a las chicas mayorcitas y centrarse a perseguir pubertas; pero ya tendría tiempo para eso.

- Lau, alguna vez has tocado a alguna chica? - Aquella pregunta hizo que la rubia abriera sus ojos como platos y atragantarse con saliva mientras tragaba duro, de paso. Acaso Alexis no tendría nada mejor que hace, sino perturbarla?

- No Alexis. No he tocado a ninguna mujer. Soy muy heterosexual como para estar pensando en esas cosas - cerró los ojos al sentir que Alexis la veía directamente - No tienes sueño? - Preguntó, tratando de cambiar el tema mientras hacía que el sueño viniera a por ella, aunque fuera a juro.

- Lau? - Llamó nuevamente la pelirroja.

- Que? - Respondió fastidiada la rubia.

- Tócame! - Pidió Alexis sin pensarlo mucho.

- Creo que estás completamente loca - Respondió de vuelta Lauren, aún con los ojos cerrados.

- Quiero que me toques. Si eres muy heterosexual, te dará igual que me toques. No deberías sentir nada.

- Para que quieres que...haga eso zopenca? - Si seguía pasando saliva a la fuerza, terminaría dañándose la garganta.

- Ya te lo dije. Solo quiero saber si en verdad eres muy heterosexual. Solo vas a tocar por aquí, por allá - Dijo arrastrando su delgado cuerpo medio desnudo contra la rubia que por ningún momento abría los ojos - No harás nada malo. Créeme. Así que abre los ojos y deja de ser tan niñata.

Al terminar de escuchar las palabras de la alocada de su amiga, decidió hacer lo que ésta le pedía, no tenía nada que perder; o sí?

A la final, siempre había visto a la pelirroja en ropa íntima e incluso hasta desnuda y para ser sincera, debía reconocer que el cuerpo de Alexis estaba muy bien cuidado y merecía toda la pena del mundo contemplarlo. Pero ella no. Ella no iba hacer eso jamás. Era demasiado heterosexual como para andar viendo mujeres y mucho menos a Alexis. Así que, allí iba de nuevo, a complacer una vez más, las locuras indecentes de su amiga. "Seguro no tendrás nada que perder Lauren?" Se preguntó mentalmente.

Al ver la decisión formada en su rostro, Alexis se tendió sobre la cama, con los brazos debajo de su cabeza, en una posición bastante cómoda donde podía disfrutar en primera fila de las facciones que le regalaría su amiga al momento que le pasara una mano por encima… Venga Alexis, que esta tía huele más a Lesbiana que la propia Rossie O Donell, solo falta un empujón y...

Mientras ella terminaba de comparar a la rubia con artistas de Hollywood, Lauren ni TONTA ni a falta de oxígeno en su cerebro, fue acercándose lentamente hasta poner su mano derecha, sobre el plano vientre de la pelirroja.

- Eso es todo? - Preguntó Alexis un poco decepcionada al no ver nada de acción en aquel intento de toqueteo mal empleado - Tengo más partes del cuerpo donde puedes tocar. Venga, no tengas miedo, que mira donde tengo mis manitas puestas - Era cierto. Alexis no podía tocarla, al menos no en la posición donde descansaba.

Dejó de tocar el abdomen para subir poco a poco hasta uno de los pechos de Alexis. No eran tan grandes pero tampoco eran pequeños. Los redondeó con la misma mano con la que comenzó a tocar, viendo que Alexis cerraba los ojos. Al menos no la estaba viendo, y por lo tanto, no pudo observarla cuando se saboreó sus propios labios. Del seno izquierdo, pasó al derecho, volviendo a repasar el contorno del mismo.
De repente Alexis comenzó a gemir en voz baja moviendo la cabeza de lado a lado, llamando su atención. La reacción inmediata de la rubia, fue parar el toqueteo y levantarse de manera automática de la cama. Parecía un resorte perdido del colchón y por ende, se disparó a correr fuera de su habitación dejando a Alexis aún en la misma posición, con una sonrisa triunfante en su rostro.


<<<<<<<<<<<<<<<<<< FIN FLASHBACK


No podía negarlo. Lauren movía una fibra dentro de ella la cual cuidaba mucho para que no se rompiera. La conocía tanto y viceversa, solo que ella tenía una bendita regla en su cabeza que no podía saltar, la de no fijarse en una chica que fuera igual que ella en cuanto a manera de pensar se refería; porque ella se conocía de pies a cabeza y sabía como actuaba…estaba predispuesta y quería estar con alguien que definitivamente pensara diferente. Aquella rubia le gustaba más de la cuenta, pero el miedo de que en algún momento su relación fracasara y su amistad cambiara, era más enorme que el edificio en donde se encontraba.

- Pues no Lauren, no quiero ni cambiarás nada. La manera en que tú y yo nos llevamos, es única y siempre ha resultado - Dijo mientras volvía a girar despreocupadamente en su silla - Y, esta noche, no podré salir contigo - Concluyó.

"Bien, no pasa nada. Ya será en otra oportunidad. Por lo tanto me dedicaré a ver alguna película y si necesitas hablar conmigo, llama a mi casa, voy apagar el móvil. No quiero seguir discutiendo con Alexey por hoy, vale?" - Anunció la vocecita del otro lado.

- Vale! Te quiero mucho deschavetada y cuídate - Finalizó para colgar la llamada.


La comida. Dios, había olvidado por completo que tenía que comer. Algo que siempre pasaba con frecuencia por tener la cabeza en algún lugar perdido sobre la faz de la tierra.

Llevando su cuerpo hasta la mesa ejecutiva que estaba en su oficina, comenzó a degustar poco a poco de su plato del día. Muy suculento por cierto, aunque ya no llevaba tanta hambre dentro de su estómago, así que comería lo suficiente para evitar los constantes dolores de cabeza que le atacaban cuando no probaba nada durante el día.
Su cabeza no dejaba de imaginar una y otra vez como sería físicamente aquella abogada que vivía en la misma ciudad que ella pisaba frecuentemente. La tenía a quien sabe cuantos kilómetros de ella... Comía como zombie. Más era la comida que caía fuera del plato que dentro de su boca.

Ojos azules, verdes, marrones; formaban parte del rostro que trataba de dibujar en su mente. Acaso sería rubia? Morena? Pelirroja? Gris? Verde?

Su filete de Merluza, había recibido más pinchazos con el tenedor que los que hubiese dado el mismísimo Freddy Krueger cuando salía de cacería mortal. Menos mal que ya el pobre estaba más que muerto y bien cocido. Solo jugaba con su comida. En verdad, ya había perdido el gusto por el bocado. Ahora su mente traía a su imaginación, labios grandes, gruesos, o tal vez eran delgados. Será alta ó será bajita? Acaso tendrá algunos kilos de más? Si. Dijo mientras se levantaba como un resorte de la silla, tirando la servilleta que llevaba sobre sus piernas al piso. Tal vez sea eso. A lo mejor es algo pesada y por eso no se atreve a enviarme una foto ó realmente su mujer tenga cara de sargento con mal de rabia y es hasta difícil de editarle el rostro en el photoshop. En fin. Tenía la cabeza hecha un nido y necesitaba como sea sacarse todas las dudas de su alocada mentecita.

Volvió a su asiento principal. Movió el mouse y la pantalla volvía de su inactividad. El reloj digital marcaba las 18 horas con 32 minutos. Demonios, como hacía para pasar el tiempo tan rápido. Abrió una carpeta personal donde guardaba varias fotografías de ella.

- No! Me veo demasiado horrible - Decía mientras pasaba cada una de las fotos que mostraba la galería de imágenes - Esta.... ummmmm... tal vez; aunque el traje de playa se me ve de un hermoso - dijo arrastrado la foto a una carpeta nueva que había creado - Y si le envío ésta? - Sé preguntó mientras veía otra foto. Estaba tan emocionada que sentía su corazón latir demasiado rápido para el gusto cardíaco del mismo - Creo que con estas bastará - Guardó 3 fotos en la carpeta la cual nombró rápidamente "Fotos de Alexis" y volvió a irse a la página del foro - Bingo! - Exclamó al ver que la chica aún tenía el estatus de "conectada".

A: "Hola Kate, tienes algún correo personal?" -Enviar.
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AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2 Empty AMIGAS CON DERECHO // PSICHOBITCH2.... (ULTIMA PARTE)

Mensaje por psichobitch2 Dom Oct 04, 2015 9:09 am

Había lanzado la pregunta así, sin anestesia mientras esperaba impacientemente sobre su ahora giratoria silla. Dios, no se cansaba de dar vueltas sobre ella? Síntoma de que la paciencia no era su mejor amiga. Ya pensaría como controlarla en algún momento.

K: "Hola Alexis. Pues, no envíes nada al correo que aparece en el foro por favor; lo siento, pero es que mi esposa me revisa mis correos y es algo que no puedo evitar. Pero dame unos segundos mientras creo uno nuevo, vale?"

A: " Vale" - Enviar.

- Le revisa los correos personales? Con un demonio. Eso si se llama tener el control. Se dijo - Acaso en vez de tener a una esposa, tienes a un vigilante personal? Demonios mujer.

Sus dedos tamborileaban sobre el escritorio. Su vista se paseaba desde el papeleo y aterrizaba de nuevo en su portátil. Cuánto tiempo puede tardarse una persona en abrir un nuevo correo personal? Diablos!! Si que estaba impaciente. Iba a dar el primer paso definitivamente. Si aquella chica no le respondía nunca más, dejaría de insistir pero en el fondo sabía que la abogada cumplía cada una de sus promesas, aunque nunca le haya hecho una hasta ahora.

Sino se gastaba las uñas en la mesa, se las iba a gastar con la boca. Al fin. Llegó la respuesta.

K: "Bien. Disculpa la tardanza, pero puedes enviarme cualquier correo a esta dirección katysecreta31@hotmail.com; y antes de que me comentes algo, fue lo único que se me ocurrió "

Negó con la cabeza dibujándose en su rostro una sonrisa que le abarcaba completamente el mismo. Volvió a la carpeta que había creado recientemente con las fotos y sin pensarlo de nuevo, las adjuntó a un nuevo correo personal.

De: alexiscastle19@hotmail.com
Para: kaysecreta31@hotmail.com
Asunto: Fotos

"Hola de nuevo. No sé porque, pero algo me dice que no crees que soy una ciudadana que habita en la tierra y con esto, no quiero que te sientas obligada a enviarme fotos tuyas como respuesta, solo quiero que sepas, que soy una chica normal que respira y vive como cualquier ser "común" del planeta.
Espero que te gusten...No. No espero que te gusten....En fin, Ésta soy yo!


Cuando decía que Lanie era atorrantemente atorrante; es que lo era. Hasta en el almuerzo lo era. Dormida lo era. Debajo del agua lo era. Acaso follando también lo era? Sacudió la cabeza después del último de sus atorrantes pensamientos. Lo que menos quería en ese instante era imaginarse a su mejor amiga follando con quien sabe quien, en que posición obscena del kamasutra y haciendo miles de ruidos extraños en una cama. Necesitaba llegar a su vejez sin ningún tipo de traumas.

No podía quitarle lo tozuda a su mejor amiga, ni tampoco hacer que mejorara porque el desperfecto, venía directamente de fábrica. Era una adicta de mierda a lo que hacía, se tomaba el trabajo demasiado en serio. Al menos siempre dio gracias al cielo y a la mismísima Coca Cola Zero (de la cual era fiel devota), de haber tomado la decisión correcta al momento de asociarse con ella.

Tenía rato ya sentada nuevamente tras su amplio escritorio volviendo a trasladar su mente hacia más y más expedientes. Podría empapelar muy bien su casa, la misma oficina, el baño, con la cantidad de documentos que a diario le llegaban.

Verdaderamente y sin tapujos, todo aquello la hacía feliz en vez de quejarse como cualquier ser humano normal que no le gusta para nada ahogarse en documentos y pasar toda la vida detrás de un escritorio, día y noche, noche y día allí, aburrida. Pero no. Eso no le pasaba a ella. Ella era Kate Beckett. La chica con un coeficiente totalmente digno de admirar. Una chica muy responsable y sumergida en su labor. Una chica solitaria a pesar de tener a todo el mundo a sus pies y a la vez, se sentía tan vacía.

Su mundo daba vueltas como lo hacía normalmente la tierra. Giraba alrededor de todos, aunque bien sabido, para algunos pasaba desapercibida. Su carácter frío, amargo, era consecuencia de muchas cosas vividas en su adolescencia, que le hacían siempre estar a la defensiva. Pero así era ella. Dura, con una vida que no supo tener piedad, cuando solo necesitaba un abrazo. Eso. Una sola palabra, formada por seis letras, le había dejado muchas marcas en su destino.

Cogió su móvil. "Javier" pensó de repente. Quedaría con él para despejarse un poco la mente. Vio su reloj, este marcaba una hora fija, haciéndola caer en cuenta que el tiempo pasaba inclemente. Texteó algunas palabras y volvió a depositar su móvil donde lo había dejado, muy junto a ella como siempre solía estar.

Y allí estaba de nuevo un mensaje solicitándole una dirección de correo electrónico .Un correo, pero para qué? Volvió a formularse esa pregunta en su mente y así como así, se le ocurrió la brillante idea de abrir cualquiera, donde solo ella tuviera acceso a lo que sea que fuese enviarle aquella chica que estaba ansiosa por algo más. Ella también, lo estaba aunque muy en el fondo lo negara. Era una experiencia totalmente nueva y eso la hacía sentirse feliz. Por qué? Pues, porque el mundo está loco y las cosas llegan cuando tienen que llegar.

Esperó unos minutos. Ya había enviado la respuesta y solo faltaba esperar a ver que consecuencias traía todo aquello. Buenas nuevas, malas nuevas? Estaba que se comía las uñas y eso que era muy amante de la pulcritud y los buenos modales.

Pasaron exactamente diez tormentosos minutos. Diablos, tenía dos correos a la vez. Abrió primero uno, el del foro, donde Alexis le indicaba que cuando pudiera revisara el contiguo y enfatizando claramente "Espero que te gusten". Que esperaba aquella chica que le gustara? Puff! Debía de haber estado más nerviosa que nunca porque en un solo sorbo y sin respirar, se bebió el vaso de gaseosa sin chistar de que las burbujitas le hicieran cosquillas en su garganta.

Resopló. Veía el sobre indicador donde descansaba un nuevo mensaje. El único en esa cuenta. Volvió a resoplar. Se quitó el blazer que hacían juego con sus bien tallados pantalones y decidió levantarse de la silla un rato. Debía estirar las piernas o allí se iba a entumecer de un momento a otro y no quería morir en esa posición. Que no!!!! Lo haría de una forma normal, como todo mundo, como cualquier ser humano que se respete; como cualquier mujer que se respete. Llevando su mano hacia su frente, suspirando un delicado: Oh! y cayendo con decencia largo a largo sobre la finísima y costosa alfombra de su oficina. Se recordó mentalmente dejar antes una nota donde pidiera suplicantemente: "No dibujar la silueta de mi cuerpo sobre ella o pagaréis las consecuencias, así esté muerta"

Caminó de allá para acá. De aquí para allá. Tal vez si ponía música, capaz y creaba un nuevo paso de baile definitivamente y eso que apenas sabía bailar.

- Cálmate Beckett - Le dijo a la nada. Porque sí, estaba sola, íngrimamente sola en aquella oficina casi faltando un minuto para las 20 horas y más nerviosa que bailarina en su primer recital en el lago de los cisnes. Que comparación más absurda.

Tronó sus dedos, como si de un recital de piano se tratara todo aquello y decidió trasladar su firme trasero, nuevamente hacia la silla donde de frente, le quedaban su ordenador, su portátil, su móvil personal, papeles, papeles, papeles... En fin, su escritorio. Y allí fue, justo en el momento cuando daba click sobre el correo, aparecieron varias fotografías de una monería de cabellos rojos y ojos grises. Más atrás le aparecieron las babas en su boca, pero más atrás y sin previo aviso había entrado Lanie. Joder!!!, pero quien la llamó en este preciso momento. Justo en el momento en que su boca estaba a punto de descolocarse de su mandíbula, justo cuando acaba de recibir el mejor correo de su vida. Dios, no es JUSTO!

Como pudo minimizó cada una de las ventanas que tenía abiertas y de las que no también. Casi lanza la portátil por la ventana de su despacho y más atrás se lanzaba ella. Menuda vergüenza. Menudos nervios. Maldita sea la hora en que Lanie entró para despedirse. Es qué no podía poner a funcionar su trasero de mierda hacia el ascensor y desaparecer de una buena vez?

- Ka.. Kate A ti qué te pasa? - preguntó desde la puerta mientras subía y bajaba la misma ceja torciendo los labios, viendo a la castaña de su amiga hacer tantas posiciones extrañas en su asiento que le dio mucho que pensar.

- Nada - Así nomás respondió la mujer con cara de quien no quiebra un plato y ni mata una mosca.

- Nada... - Dijo la otra desde la puerta nuevamente. No había sido una pregunta ni una afirmación. Había sido NADA, solo eso - Voy a pensar, que en realidad estás haciendo rictus satánicos cada vez que me voy de la oficina Beckett y lo voy a descubrir.

- Pues... que no me pasa nada. Estoy tranquila, trabajando, como siempre Lanie. Emh! ya te vas? - Zopenca Kate, calmaos estáis los muertos y tu pareces que entrarás en combustión en menos de dos minutos.

- Claro. No vivo acá metida en la oficina como tú. Tengo una vida personal que atender y muy privada. Así que adiós Beckett. Voy a follar un rato y luego... y luego seguiré follando - Dijo con una sonrisa pícara mientras aún veía la pose sospechosa de Kate - Y por favor, deja de ver pornografía en horas de trabajo que tu cara te delata - Botó una carcajada cerrando la puerta detrás de ella. Kate al fin, botó el aire que tenía en sus pulmones. Dos segundos más y necesitaría un desfibrilador.


Maximizó todas las ventanas y allí estaba su cara. La cara que jamás imaginó podía haber tenido aquella chica de mirada cautivadora y sonrisa especial. Se había vuelto adicta a sus historias y ahora era adicta a su sonrisa. Ojos grandes y grises. Grises como un día de invierno... Las nubes grises también forman parte de un hermoso paisaje…Radiante, perfecta... infantil. Infantil? Demonios sí. Aquella chica no aparentaba los 26 años de edad que supuestamente había dicho que tenía. Su rostro era más juvenil, más...fresco.
Mientras más se acercaba a la pantalla para detallar cada punto de aquel rostro, más sentía tener a aquella criatura a su lado, respirándole cerca, muy de cerca, pero...

- Demonios Alexis... - Suspiró echando para atrás todo su cuerpo contra la silla mientras seguía observando la foto de la pelirroja-... No tienes 26 años por Dios. Eres... Eres mucho más joven de lo que supuse, pero hermosa - Terminó acercándose un poco más a la pantalla mientras volvía a pasear su vista sobre las fotos que había recibido. No estaba para nada mal la chica, para nada mal, se repetía dentro de su cabeza, solo algo no cuadraba y esperaba descubrirlo pronto antes de que no fuera tarde.

Los minutos habían transcurrido y ella aún seguía dentro de su despacho. Obviamente que el trabajo había pasado a segundo plano hace unas horas atrás. Estaba entretenida con algo más que le hacía saltar el corazón de vez en cuando, así como su cuerpo sobre el asiento cuando escuchó el timbre de su móvil, inesperadamente sonar.

- Diga... - Dijo con voz pausada y nerviosa. No había visto quien estaba llamando en ese momento.

"Hola amiga, cómo estás?" - Saludó Javier desde el otro lado de la línea.

- Eres tú - Respondió como saludo - No vi quien era Javier, cómo has estado? Recibiste mí mensaje?

"Pues, por eso te estoy devolviendo la respuesta pero a viva voz. Cuéntame, aún estás en la oficina?" - Se hizo una pausa del otro lado. Volvió hablar - Kate, todo bien?"

- Si... Si Javier, todo está bien - Respondió para cerrar la pantalla donde Alexis aparecía sonriente - Estoy terminando de chequear unos papeles y salgo para el club. Estás allí?

"No. Voy en camino. Pero si quieres paso por ti en la oficina y nos venimos juntos, te parece...

- No! - Demasiado rápida tu respuesta Kate, y decías que no te pasa nada?. Contrólate mujer - Quise decir, no. Solo que ya voy a terminar y fácilmente puedes esperarme allí. No te desvíes. Recuerda que no me gusta dejar mi camioneta acá en el parqueadero de la oficina.

"Vale! Aunque insisto que te sucede algo pero por lo cabezota que eres, va a ser difícil sacarte las palabras. Apresúrate, nos vemos acá, linda"

- Vale! Estate tranquilo Javier, que no me pasa nada. Nos vemos - Dijo para colgar la llamada.

O dejaba de comportarse extraña o dejaba de comportarse extraña joder. Que toda la vida se ha caracterizado como la mujer más cabal sobre la faz de la tierra y ahora parecía que acabase de recibir el regalo de santa sin haber sido navidad. Bueno, solo faltabais dos meses como mínimo. Tal vez era un regalo por adelantado.


L: " Hola Alexis, acabo de recibir tu mensaje y sinceramente me has dejado con la boca abierta. Sabes que soy sincera y me has dejado sin palabras preciosa y disculpa que te coloque ese calificativo de manera inmediata, pero eres preciosa. Tienes una sonrisa encantadora y unos ojos muy cautivadores. Soy franca y bastante honesta y me ha encantado una foto en particular. Ahora bien, como ya te he dicho, no tengo fotos mías (donde salgo sin esposa) ahora mismo a la mano. Tendría que editarlas, pero hagamos un pacto, te parece? - Enviar.

Si aquella sonrisa que tenía en su cara, al terminar de escribir aquel correo, no era de felicidad? Entonces debía ser que se estaba volviendo completamente desquiciada de tanto estar dentro de aquellas cuatro paredes y apostáis a que no es por el trabajo, verdad? En fin.
Se arregló un poco. El blazer de nuevo formó parte de su vestimenta formal esa noche mientras dejaba la oficina en orden. Que maniática del orden era ella, joder!!
Cuando acabó de dejar todo como estaba, leyó la respuesta a su sincera misiva.

A: "Gracias. Gracias por todos los cumplidos y calificativos que me has puesto, que no me molestan par nada. Ahora, que ya sabes que no provengo de ningún planeta extraño, y que tengo un color 'normal" para un ser humano, me gustaría saber, cual es ese pacto al que deseas llegar?"

K: Venga! Te prometo, que para mañana te enviaré fotos mías. Es algo que de antemano te digo y espero confíes que así será. Ahora no tengo a la mano ninguna, pero trabajaré en ello y os haré llegar. Quiero desearte buenas noches y que descanses. Yo aún estoy en la oficina, pero dentro de algunos minutos partiré. Cuídate. Kate" - Enviar.

A: "Que pases buenas noches Kate y esperaré impaciente tu correo mañana. Cuídate también. Alex"


Alexis, Alexis, Alexis... En su cabecita repetía aquel nombre hasta el cansancio como si su vida dependiera de aquello. Ya estaba lista para salir pero su vista no salía de aquella agradable sonrisa que había recibido hace cuanto? Horas, minutos? Diablos. Javier tenía que haberla estado esperando hace mucho, así que piernas, en marcha porque de verdad necesitaba airearse un poco la mente. Menudo día había tenido y cerró con broche de oro.


Iba por la interestatal a una velocidad prudencial, tampoco es que moría por llegar demasiado rápido a un partido de póker y borrar tan rápido la imagen que hasta hace poco, le rondaba la cabeza por la de su mejor amigo. No, eso sí que no. Preferiría manejar con los ojos cerrados para que su mente jamás olvidara aquellos ojos encantadores.
Pero para algo tenía el mejor cerebro del mundo, para algo le servía pensar más rápido que los delfines y antes de que cantara un gallo la foto de Alexis se encontraba guardada en su móvil. Pero que mente tan arrogante y tan especial se gastaba, así podía verla cuantas veces quisiera y no es que le había gustado la chica. Puff! Le había gustado de más y ya no le daba pena sentirse como la propia pendeja de 15 años que aparentaba ser desde hace unas semanas atrás. A quien le importaba? A nadie, así que era su vida y punto.

Estacionó justamente frente al club donde cada viernes se daba un gustazo con su juego de mesa favorito y su bebida gaseosa predilecta. Estaba ansiosa sí y mucho y sabía el porqué.

Después de un buen rato que pasó sentada en el asiento de su coche, decidió bajar al fin. Tenía una sonrisa que le abarcaba toda la cara, aunque ella no se había dado cuenta. Adentro la esperaba Javier junto a dos chicas... amigas? Pues, no tenía ni idea de quienes eran, así que siguió su camino hasta encontrarse con el chico.

- Hola Javi - Saludó con dos besos al chico.

- Por todo lo santos y si es que existen, que te has hecho en la cara? - Preguntó el chico escudriñándole el rostro a una confundida Kate. Será que se le había corrido el maquillaje?

- Pero joder, Javier, me puedes decir que tengo? - Cuestionó devuelta sentándose a su lado. Las dos chicas os mirabais también algo extrañadas.

- Pues, tienes una sonrisa en la cara que tenía años que no se dibujaba en tú rostro. Cuéntame, has cerrado algún negocio estupendo? - Javier tomó un poco de su vodka pasando una caricia por el brazo de una de las chicas que hasta ese entonces, se había percatado Kate, tenían una pinta un poco llamativa. Amigas íntimas, no eran.

- No seas tonto Javier... me asustaste. Pensé que era otra cosa - Respondió un poco más calmada la castaña, sintiendo como el rubor se apoderaba de sus mejillas. Demonios, tan obvia era?

- A ver.. .me alegra que estes de buen humor. Eso significa entonces que nos vamos a divertir esta noche - Acabó diciendo, haciéndole señas con sus ojos al par de chicas que estaban sentadas en la mesa - Kate, ellas sois Julia e Inna - Señaló a una pelirroja y a una rubia que también compartían un trago de vodka. La última, apenas terminó de presentarse, arrimó su silla un poco más hacia Kate. La castaña se sintió algo incómoda. No le gustaba que su amigo, le consiguiera compañía femenina solo para compartir un rato y lo sabía.

- Hola chicas - saludó con la cabeza sin siquiera estrechar su mano. Las dos chicas saludaron también a la mujer de aspecto fría y distinguida, que no les tomó importancia para nada y siguieron conversando entre ellas, al fin y al cabo, de igual manera, Javier iba a pagaros la noche por la compañía.

- Cuéntame Kate, que te has liado esta vez. Tienes un buen semblante y eso me gusta tía. Te has pescado un pez gordo esta vez?

- Pues si Javier, he cerrado un asunto muy importante esta vez - Mintió la castaña porque no quería dar detalles acerca de su flamante sonrisa y buen humor - Allí radica el motivo de mi notoria felicidad. Negocios. Sabes que no puedo vivir sin ellos - Culminó, para beberse un trago de coca-cola que tanto le encantaba.

La noche transcurrió divertida, a la final solo se dedicó a charlar con su amigo de la infancia y las dos chicas también participaban en la conversación; no pudo nada más que pasar un momento agradable como tenía tiempo que no lo hacía. Era viernes, pero no un viernes simple como todos… aquel viernes fue una de los más gratos en toda su vida y tenía una razón por la cual sentirse alegre, feliz y aún no sabía porqué, pero esa razón vivía en esos momentos a quien sabe cuantos kilómetros, una sonrisa de otro mundo y dos luceros que le hacían vibrar el alma cada vez que de acordarse, traía su mente.




El sábado llegó de lo más tranquilo y un poco lluvioso para la época; aunque ya muy pronto, el invierno se haría presente en todo el país. Era el décimo mes del año y las flores empezaban a escasear en los jardines de las casas y en los parques y el verde de los árboles, poco a poco se iba apagando. Tarde o temprano, la nieve se haría sentir sobre la ciudad de Nueva York y alrededores.

Alexis abrió los ojos, encontrándose con un poco de claridad que la rodeaba. Era muy temprano, (si es que a las 10 de la mañana se le podía considerar una hora en la que los gallos aún no debían cantar ni el sol debía de estar presente en el cielo).
Desesperezándose un poco, estiró la mano por la cama sintiendo un cuerpo a su lado, el mismo cuerpo que algunas horas atrás, se encontraba totalmente extasiado mientras ella, implacablemente le hacía el amor.

Jenny, aquella noche había aceptado la invitación de la pelirroja para pasarla bien y vaya que si la habíais pasado bien, aunque aún dormía aquella mañana sabatina.

Su relación, aunque no llevara mucho tiempo; iba por buen camino. La pelirroja se sentía a gusto con ella a su lado. Era lo que siempre le había gustado tener, alguien con quien compartir sus locuras, que no le absorbiera su tiempo y sobre todo, que no la tratara simplemente por llevar unos cuantos millones de más en su cuenta. Supo desde el primer momento, que aquella chica no era igual a todas las demás mujeres que en algún momento habían paseado por su cama y por su vida. Aquella era diferente, al menos ella así lo creía, siempre y cuando no sacara sus garras para atacar o sino, todo aquel encanto se esfumaría de la noche a la mañana.

Se levantó de su cama, después de haber contemplado un poco más, la hermosa figura que a su lado descansaba y sin colocarse prenda alguna decidió ir a por un vaso con líquido. Vaya que si había bebido la noche anterior, aún podía sentir el sabor del vodka en su paladar; así que directamente de la heladera tomó una jarra y bebió de ella. Gracias al cielo que su madre no estaba allí o le hacía atravesar todo un proceso para poder beber un poco de agua de la manera en que se debe tomar el bendito liquido. En serio tenía que ser necesario buscar un vaso para poder beber algo? Por todos los cielos, las madres siempre hacen las cosas más complicadas.

Al cabo de un rato y yaciendo sobre su sofá, se encontraba pensando en la noche anterior. La había pasado genial aunque no era muy asidua a irse de marcha muy seguido pero si que le hacía falta de vez en cuando y si la salida venía con el combo incluido de poder divertirse en su cama? Joder!!, la vida vale la pena vivirla mucho más seguido.
Tomó su móvil y comenzó a pasar una por una las fotos donde aparecía con Jenny en el local, la noche anterior. Habían quedado geniales, ya pensaría subirlas a su facebook pero aún no era el momento. Su madre terminaría infartándose de solo enterarse que su ágil y responsable mano derecha, se estaba acostando con su única hija. Pero a que madre se le ocurre tener facebook y hacerse amiga de su hija por este? En fin. Tarde o temprano tendría que hablar con ella acerca del asunto y de Jenny. Tal vez la reprendería… pero que es una raya más para un tigre?

Perdió la concentración en lo que hacía cuando escuchó un ruido. Era la puerta de su habitación que se abría de par en par y...

- Hola nena, pensé que me habías dejado solita - Dijo Jenny desde la puerta, con medio cuerpo desnudo recostado sobre el marco de la misma. Alexis dejó el vaso y el móvil sobre su mesa de cristal y le regaló un sonrisa de medio lado que por lo mínimo, valía como 100 puntos.

- Vine a por un vaso con agua criaturita, es que te veías de un hermosa dormida, que me dio la impresión que estabas soñando conmigo y si estabas soñando conmigo, no iba a molestarte. Es un privilegio que casi muchas no os dais - Rió y le hizo señas con su dedo índice de manera provocativa para que ésta se acercara. Jenny lo hizo contoneándose de manera sensual, el mediano trecho que había desde la habitación a la sala.

- Qué tienes pensado hacer hoy? - Preguntó sentándose a ahorcajadas sobre Alexis. La pelirroja, aferró sus manos sobre la lisa espalda de la chica mientras veía fijamente los grandes ojos de la mujer que tenía sobre sus piernas.

- Por ahora, sólo tengo planeado besarte hasta que nuestros labios se hinchen, acariciar todo tu cuerpo hasta fundirme con el tuyo y hacerte el amor hasta que nos cansemos la una de la otra. Ese es mi itinerario para hoy - Resumió mientras comenzaba hacer parte de su placentero cronograma.

Cita una famosa canción: "Para que describir lo que hicimos en la alfombra, basta con resumir que le besé hasta la sombra... y un poco más..." En ese momento, solo existían ellas dos y el universo, su propio universo. Los latidos acelerados de sus corazones desbocados, amortiguaban cualquier ruido, cualquier acontecimiento que estuviera pasando en esos momentos en el exterior de aquellas cuatro paredes. Si se quería caer América, pues que se cayera. Si un meteorito quería abrir un hoyo en la ciudad, pues, bienvenido sea el desastre pero a ellas ni la tercera guerra mundial, iba hacer que dejaran de amarse como lo hacían en aquel instante.

Después de una hora, aún se encontraban tumbadas las dos en el sofá. Jenny acariciando los lacios cabellos de una pelirroja que se sujetaba de aquel cuerpo, como si de ello dependiera su vida. Se sentía plena, querida, correspondida y sobre todo se sentía exhausta. Vaya calorón que habíais pasado esas dos mujeres y bien os merecíais aquel descanso.

- Alex, tengo que irme a casa. Mis tíos sois algo complicados y no quiero que os preocupéis más de la cuenta. Además, no he avisado nada en casa desde ayer - dijo la chica acostada sobre el pecho de la pelirroja.

- Ya eres bastante mayorcita como para dar explicaciones, no crees? - Alegó con aires de insuficiencia.

- Pues, tienes razón. Pero de igual manera, ellos sois mis tíos y...

- No quiero que te vayas - Interrumpió Alexis pasando una mano a lo largo de aquella blanca espalda - Quiero que te quedes y cuando digo que quiero que lo hagas, es que necesito compartir contigo este apartamento que me está quedando grande para mí sola, que compartas mi cama, me refiero a eso - Jenny alzó un poco su cuerpo para encontrarse con la mirada seria de Alexis. Acaso se estaba volviendo loca? Apenas tenían solo unas semanas de estar saliendo.

- No puedo hacer eso Alexis. Solo llevamos un mes y algunos días conociéndonos y no creo poder quedarme a vivir contigo.

- Acaso soy un juego para ti? - Cuestionó alzando una ceja y acomodándose sobre el sofá para quedar sentada - Yo estoy hablando en serio Jenny. No quiero que te separes de mí. Me complementas en muchos sentidos, la paso muy bien y...

- Shhh! - Le indicó la otra chica colocando su dedo índice sobre sus labios - No se hable más, sí? Estamos yendo muy rápido y sí...me gustas mucho, pero vivir juntas ya es como correr si apenas estamos aprendiendo a caminar. Alexis - tomó la mano de la pelirroja entre las de ella - Te quiero, te adoro mucho, pero vamos a darnos tiempo, por favor.

- Está bien - Contestó cabizbaja Alexis - Creo que tienes razón, pero me gustas y lo sabes.

- También te quiero. Ahora, ayúdame a encontrar mi ropa porque necesito irme. De acuerdo? - Dijo Jenny haciendo un pucherito tan gracioso que provocó media hora más de caricias y mimos no aptos para menores de edad.

El día continuaba su rumbo y Alexis se encontraba en su lugar favorito de aquel apartamento, su mini estudio - como ella misma le llamaba - Allí era feliz cada vez que podía. Era su espacio, donde la lectura y la escritura lo abarcaban todo para ella. No tenía necesidad de salir y si lo hacía, de vez en cuando era con su mejor amiga; pero mientras más alejada estuviera de ella, muchísimo mejor por el bien de las dos. No tenía amigos, algo que a veces la hacía sentir totalmente aislada del mundo. La mayor parte de su educación, había sido con profesores particulares y cuando pudo al fin, pisar un instituto educativo, pues muchas cosas pasaron haciéndola una chica un tanto solitaria. Solo Lauren, su mejor amiga, estuvo allí para siempre, haciéndola sentir especial, aunque ya parte de ese pasado comenzaba a quedar bien atrás.

- Mierda!!! - Exclamó haciendo su libro a un lado y tomando su portátil que descansaba a un lado sobre la mesa. Había estado tan concentrada toda la mañana, que olvidó por completo, revisar un correo en particular aquel día. Así que no decidió perder tiempo y conectó su portátil, esperando a que esta se cargara por completo - Que has de parecer una tortuga joder! - Volvió a decir mientras golpeaba con sus dedos la mesa para apaciguar un poco la espera.

Al fin! Había conseguido lo que quería: llegar hasta su correo personal. Leyó por encima algunos personales y rápidamente se centró en el que le importaba, leyendo el asunto del mismo:

Asunto: Fotos mías.

"Hola Alexis, esta soy yo. Así que cualquier crítica o lo que desees hacerme conocer, estaré esperando por tú respuesta. Saludos. Kate ."

- Crítica? Dios mío!!!! Bendito sea que esto al no terminar de abrirse, voy a quedar coco loco! - Algo impaciente vociferó.

Uno, dos, tres, cuatro archivos le habían llegado cuando abrió su bandeja de entrada. Dio click en el primero de todos y esperó a que se cargara la primera fotografía. Sus ojos se abrieron como platos, ni hablar de su boca que siguió el mismo camino. Qué si se le olvidó como pestañear? Tal vez había olvidado hasta como se llamaba por unos instantes, hasta que volvió a caer en cuenta que se encontraba en la tierra. Castaña, ojos marrones? claros? Se acercó más a la pantalla de la portátil para detallar con más atención lo que sus ojos estaban contemplando en aquel momento.

- Casi ambar... Rayos, que detallazo!! - Concretó para dejar caer su cuerpo completamente hacia atrás en la pequeña silla.
Estaba soñando en ese momento? Estaba en el cielo o simplemente aquello era una ilusión? Dónde se encontraban los "bajate de esa nube" en aquel momento? De lo que si podía estar bien segura es que estaba en el cielo en ese instante y ni sabía como diablos había llegado hasta allí... o sí?

- Puff! que guapa eres Kate, demasiado guapa - Dijo, dándole click a otra de las fotografías que le habían llegado. Apareció de inmediato la chica desde su cama tapada hasta la cabeza, supuso que esa era la más reciente, tal cual como leyó en la leyenda que acompañaba a la imagen.

"Esta fotografía, me la he sacado esta mañana cuando desperté. Salgo, horrososa. Ni sé porque te la envié"

- Horrorosa? Ja! Por Dios mujer, pero hasta sin maquillaje provoca morderte toda, tía.

A continuación, abrió las otras dos faltantes. Que guapa era aquella mujer. Alexis estaba extasiada, en otro mundo. Había visto mujeres hermosas, pero aquella mujer, si que se llevaba los puntos completos en hermosura.

Sorprendida, anonadada estaba la pelirroja aún con la mirada fija en su portátil. Miraba unos ojos marrones claros, acompañados por una preciosa sonrisa. No daba crédito, tal vez estaba exagerando un poco, pero estaba completamente ida, boba... ummm!! maravillada, por decirlo de alguna manera.

Decidió al fin salir de su letargo donde dulcemente se encontraba aquella tarde. Le enviaría un correo, claro, es lo que haría en ese preciso instante. Abrió una página nueva y como asunto redactó: Hermosa tierra la que fertilizáis vuestros ojos. Así, simplemente así, enviaría aquel correo.

"Hola Kate. He recibido tus fotos y no sé que decirte. Eres totalmente hermosa, y tus ojos? Pues, no se diga nada más. Desde hoy, el marrón será mi color favorito. Eres hermosa y por ti, dejaría que me lleven a la jefatura sin derecho a nada, siempre y cuando seas vos la que abogue por mí. Ehm! Qué si soy exagerada? Pues no tía, que tienes un linda mirada, una gran sonrisa y que el diablo me lleve pero eres realmente elegante. Espero que estés bien. Alexis" - Enviar.

Listo! - Dijo al presionar la tecla ENTER y ver que el correo rápidamente viajaría en cuestión de segundos. Volvió de nuevo a las fotografías y allí se encontraba viéndolas, detallándolas una vez más. Había quedado prendada de inmediato a la castaña, de sus cabellos marrones y el extraño mirar que en cada foto tenía. Tristeza? Soledad? No sabía, pero algo ocultaba detrás de aquella fría mirada encantadora.

Puff!! Su móvil comenzó a timbrar en ese instante... Demonios, casi se le sale el corazón del pecho por haber estado tan absorbida dentro de aquellas imágenes. De inmediato, como al quinto repicar, se levantó perezozamente de su lugar solo para atender la llamada. Sabía quien era aquella tarde del sábado, nunca fallaba... "Estará respirando aún?' "Cuántas mujeres tendrá en su apartamento?" Habrá metido al gato en el microondas?" Gracias al cielo y odiaba a las mascotas.

- Hola madre, cómo estás?- Dijo al atender el teléfono desganadamente.

"Hola Alexis, con tanto ánimo para ser sábado?

- Claro madre, podría hacer ahora mismo una fiesta hasta el amanecer - Contestó rodando los ojos.

"Basta, que tú sarcasmo me enferma. Te llamo porque estamos alistándoos para salir hacia allá. Llevaremos comida y espero al menos que tu departamento luzca presentable esta vez"

- "Por supuesto madre, está reluciente. Acabo de coger con una tía y el desorden casi no se nota" - Pensó responder mientras paseaba su mirada por la sala y veía el desastre natural que había pasado por allí. Al fondo, escuchaba la voz de su madre llamándola - Que... aquí sigo madre. Os espero acá entonces y para tú información, soy amante del orden y la limpieza y encontrarás el apartamento, como una tacita de cristal.

"Espero que sea por lo limpio y no que esté llena de café. Hablamos en un rato"

Rodó nuevamente los ojos al finalizar la llamada. Su madre no era tonta y ella lo sabía perfectamente. Más sabe el diablo por viejo que por diablo y ni ella era la reina de la limpieza para ser exactos, así que conociendo a Meredith y al decir que iban a llegar a invadirle su preciado momento de tranquilidad y sosiego, era seguramente porque ya se encontraba en la puerta del edificio.

Lanzó el móvil en el sofá, procurando recoger lo más rápido posible todo lo que se veía tirado en el suelo. Vaya desorden!!! Qué se podía esperar de una chica de apenas 20 años de edad? Orden? No. Alexis Castle no era así aunque tratara de poner todo su empeño por mejorar.

- Diablos, necesito a alguien de servicio que me ayude o terminaré peor que la cenicienta - Murmuró recogiendo una prenda íntima que yacía debajo del sofá - Vaya! como viniste a dar acá? - Observando el "hilito" que pendía de su dedo índice, mientras la sostenía a la altura de su cara, empuñándola con otras cosas que llevaba ya amontonadas en su mano.
Que a dónde iría a parar todo aquello? Nada era imposible para ella, así que entró a su habitación ágilmente, abriendo la puerta del closet y guardando todo aquel quilombo dentro de cualquier gavetero. Al fin y al cabo, su madre no registraría allí, nadie registraría allí. No le gustaba que acomodaran sus cosas; solamente ella. Un poco delicada desde que tuvo edad para hacerse independiente.

Ahora sí. Todo estaba en perfecto orden. La casa brillaba, no tanto como tacita de plata, pero algo era algo, solo le quedaba rogar porque no entraran a su habitación o el papel de niña bien portada, se iría por un caño. Solo faltaba una cosa. Volvió hacia su mini estudio y decidió volver a checar las fotografías donde una preciosa mujer le devolvía la mirada. Sentía simplemente que aquellos ojos se dedicaban a contemplarla de una manera única. Guardó y esperó a que las fotos desaparecieran a la carpeta donde les había metido. Apagó su portátil y organizó todo suspirando mientras su vista se posó sobre una sola cosa...

El timbre había sonado. Chequeó que todo estuviera bien, o al menos que a simple vista así luciera y fue directo abrir la puerta.

- Hola madre - Saludó a Meredith que traía como accesorio de mano a Richard. Esta la miro de abajo hacia arriba.

- Cuantas veces te he dicho que no abras la puerta en esas fachas - No había sido una pregunta y ella y su padre lo sabían. Ambos entraron y Richard le saludó con dos besos en ambas mejillas.

- Anda a colocarte algo arriba nena, o tu madre terminará en un sanatorio - Susurró apenas solo para que Alexis lo escuchara. La pelirroja volvió a rodar los ojos - acto que solo su madre lograba que ejecutara con frecuencia y se perdió en su habitación.

Qué había de malo en recibir a sus padres usando solo bragas? Acaso no os habíais traído a este mundo? Ya habían disfrutado de su cuerpo desnudo en tantas oportunidades. Fotos de ella desnuda apenas siendo bebe, con 5 años, con 10 años, con 14 años, joder! Se colocó un franelilla y un short más cómodo. Suspiró y volvió a la sala donde su padre estaba viendo televisión muy a gusto sobre el sofá. Meredith se encontraba en la cocina tratando de lidiar con la comida que habían traído: A quién engañaba su madre? también era dos manos izquierdas cuando de cocinar se trataba. Al menos tenían a Mary "La nana" y no morirían de hambre tan trágicamente.

Al llegar al lado de su padre, sus ojos cayeron en cuenta de que había dejado algo más por esconder. Un bikini. Pero de dónde demonios había salido? Se sentó sagazmente al lado de Richard para comenzar hacerle mimos.

- Ya lo ví, así que trata de desaparecerlo antes de que se de cuenta - Dijo el hombre sin quitar la vista de la pantalla del televisor y con una sonrisa en sus labios. Sabía que en ese momento el rostro de su hija estaba pasando por una degradación del rojo en todas las tonalidades conocidas.

- Papá, te juro que es mío... Lo juro - Aclaró. Tampoco es que creyera que su padre fuera más inocente que un niño esperando los regalos de santa, pero más comprensible que Meredith si que era.

- Sabes algo Alexis? - Richard habló, abrazándola por los hombros mientras la pelirroja se acomodaba gustosamente entre los brazos de su padre.

- Dime...

- Soy tu padre y a mí no me engañas. Fui el primero en darse cuenta de que las niñas te llamaban la atención...

- Alexis!! - Gritó Meredith desde la cocina. La pelirroja por enésima vez rodó los ojos incorporándose sobre el asiento –
-...Pero creo que no te ha llamado la atención de que tu mujer necesita un loquero - Terminó murmurando solo para que su padre pudiera escuchar. Richard no tuvo otra que reírse mientras ambos miraban hacia la cocina donde se encontraba Meredith con... un par de tennis en las manos?

- Mas o menos Alexis, por qué llevas los tennis en el microondas? - Si aquella mujer no estaba botando espuma por la boca, entonces era la imaginación de la chica que disparada como un resorte llegó hasta donde su madre se encontraba sosteniendo el par de zapatos en la mano.

- Lo siento madre, pero es que no tenía que comer y...

- Tus sarcasmos Alexis Castle, te he dicho que te los ahorres, así que espero sea la última vez que hagas algo así. Es peligroso, me captas?

- Si Sra. Meredith Castle, te capté - Dijo quitándole los zapatos a su madre de las manos y volviendo de nuevo a su habitación.

Aquella tarde había sido demasiado familiar para la pelirroja. A pesar de que su madre por todo la reprendiera, no negaba que le gustaba estar con ellos allí, compartiendo de su casa. Comieron lo más tranquilos posible. Richard, como siempre, compartiendo y haciendo chistes junto a Alexis, arrancándole de vez en cuando alguna que otra risa a Meredith que bastante seria siempre había sido. Fue otro sábado más para la familia Castle, otro día donde sentirse unidos, volvía a ser parte de su vida cotidiana.

En el sofá, el móvil de Alexis había vibrado y una luz indicadora de un nuevo correo personal recibido, parpadeaba constantemente.
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Mensaje por alba_caskett Lun Oct 05, 2015 12:13 am

Me encanta, me enxanta!!!!! Gracias por subir mas de un capi.... continua!

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Mensaje por alba_caskett Lun Oct 05, 2015 12:35 am

Acabo de ver que es un solo capitulo dividido en varias partes porque es muy lago, la primera parte fue la ultima que lei, jejejeje

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Mensaje por psichobitch2 Dom Oct 11, 2015 4:22 am

CAPITULO 7: UNA VISITA INESPERADA




Tarde. Se le había hecho tarde aquel día y no era de las que le gustaba llegar retrasada nunca a ningún lugar y la puntualidad era una de sus mayores virtudes.

No podía echarle la culpa a más nada sino a su incontrolado sistema nervioso que la naturaleza y herencia le habían regalado, el de solo poder dormir cuatro horas. Trabajaba de más y se trasnochaba de la misma manera, aunque esta vez, y tenía que reconocer que era así, había una pelirroja que comenzaba a quitarle el sueño y eran largas las horas que pasaba con ella, hablando por correo electrónico.

Sólo habían pasado varios días desde que cada una se conocía "personalmente" por decirlo de alguna manera. Kate, por su parte, reconoció que detrás de todas aquellas agradables, tristes y alocadas historias, ya leídas y otras sin finalizar; había un rostro particularmente encantador. La pelirroja, por su parte también decía lo mismo. Aquella abogada, aparte de ser rígida y "seria", era una mujer bastante atractiva y sobre todo, se llevaba el premio a los ojos más hermosos sobre la faz de la tierra.

Ya se encontraba en la vía, conduciendo su camioneta y con los ojos cubiertos por sus inseparables gafas oscuras junto a su irremplazable café Latte que jamás podía faltarle como entrada en su menú matutino. Era la mejor manera de darle la bienvenida a la mañana.

Era miércoles y seguro tendría reunión con sus insoportables cuñados y suegra, que siempre estaban allí como claveles, sin falta, puntuales. Vaya! qué clase de familia política se estaba gastando pero la vida es así y no podía invertir las cosas aunque a veces quisiera desapareceros de una vez por todas.

Lo primero que sus ojos detallaron apenas el ascensor se abrió de par en par, fue la cara de "águila cazadora" de su amiga y socia Lanie. Ya conocía aquella mirada, así que algo se traía en manos y seguro que estaba sintiendo mucha emoción en ese momento, mucho regocijo por dentro, casi estallaba de felicidad. La conocía demasiado bien.

- A qué se debe tu cara de "satisfacción" garantizada Lanie? - Dijo la castaña al pasar por un lado de ésta, sin tomarle mucha importancia a la morena. La chica de inmediato le siguió los pasos hasta la oficina.

- Adivina quién ha llamado esta mañana a primera hora, indicando que viene a reunirse contigo? - Cuestionó olvidando sus modales y aventándose contra el sofá del despacho. Kate le lanzó una mirada retadora.

- Pues, no sé. Apenas vengo entrando, como pudiste daros cuenta. Dormiste acá?

- No. No he dormido acá pero si soy puntual - miró su reloj de pulsera y continuó - Es raro en tí, verte llegar tarde por esa puerta. Has tenido otra batalla campal en la cama del serpentario?

- Tengo que responderte eso? - Kate contestó con una pregunta mientras hacía su itinerario habitual cuando se encontraba frente a su escritorio.

- No. Tampoco quiero saber detalles de tú vida íntima. En fin, no me has contestado la primera pregunta - Aclaró levantándose del sofá y sentándose ahora frente a su amiga en la otra silla del escritorio - Creo que ni la más puta idea de quién sea verdad?

- Pues, al menos que sea que el Sr. Kramer haya cambiado la cita. Recuerda que es un trato muy importante el del alemán - Acotó terminando de teclear su contraseña para entrar en su ordenador.

- Cierto, me había olvidado que viene el alemán. Oye Kate, como un hombre qué cree que su país es el culo del mundo, le viene a pedir ayuda a un escritorio americano? - Dijo la morena mirándose las uñas como si nada. Kate se estaba impacientando un poco.

- Tal vez porque aún no le hemos terminado de aclarar que Estados Unidos si es el culo del mundo... Lanie, por favor... Termina de hablar que me tienes intrigada ya. Habla!

- Calma Katy-Katy...

- No me digas así! - Escupió Kate terminando de recostarse por completo sobre la silla.

- Bien. No quiero que te de un infarto a estas horas de la mañana. Pues... Johanna...

- Qué pasó con Johanna? - Dijo algo tensa Kate.

- Ella. Ella es la que va a venir aproximadamente... - hizo una pausa mientras confirmaba la hora en su reloj - ... en media hora estará acá.

- Cómo? - Exclamó bastante sorprendida la castaña. Su rostro de inmediato tomó una tonalidad escarlata. No le apetecía para nada que su madre fuese hasta su despacho sin haberle consultado primero. No había hablado con ella desde hace mucho tiempo, al menos personalmente - Tiene que ser una broma Lanie... Qué viene hacer Johanna para acá? Por qué no me avisaste antes? - Concluyó dando un golpe con su puño sobre el escritorio caoba.

- Intenté hacerlo. Tienes varias llamadas mías a tú móvil, pero por alguna sexual razón no le has prestado ni la más mínima atención - Lanie se levantó de donde estaba y comenzó a caminar por el despacho - Vamos Kate, seguro vendrá a invitarte a alguna de esas conferencias que realizáis en el interior del país o fuera de él. Sólo vas a recibirla por unos segundos y luego... pufff!! La mandas a volar como siempre lo has hecho. Con elegancia.

- Sabes que sólo viene a recalcarme en cara mí lesbianismo y mí matrimonio - Dijo mirando hacia su móvil. Efectivamente, tenía una sola llamada perdida. Que exageración la de Lanie, como para variar - Nunca estuvo de acuerdo. Para ella no hay nada más importante que mi hermana. Katryn es un ejemplo a seguir, yo no.

- Lo sé, pero deja a un lado tus resentimientos personales y recuerda que con tu madre sólo tratas asuntos financieros de la familia Beckett y que ayudais a veces a nuestra empresa - Lanie dijo deteniendo su andar y mirando fijamente a Kate quien la veía desde su silla con la mirada perdida.

- Dejé de pertenecer a esa familia hace mucho tiempo. Hace 16 años aproximadamente cuando no os importó dejarme metida en el maldito internado como si tuviera la peor de las enfermedades.

- Y fue lo mejor que pudieron haber hecho - Dijo. Kate le miró con cara de interrogación.

- A que te refieres con que "fue lo mejor que pudieron haber hecho"? - Dijo emulando las comillas con sus dedos.

- Claro tonta. Allí nos conocimos tú y yo. Eres mi mejor amiga Kate - Dijo guiñandole el ojo.

- Gracias Lanie. Eres lo único bueno que me ha sucedido desde entonces y sí; tienes razón. Dejaré los enfrentamientos personales para después y no me quedará de otra que enfrentarme a la gran Johanna Beckett que de seguro no hará otra cosa que tratar de hacerme perder los estribos.

- Pero jamás los has perdido así que... Amiga, te deseo suerte - Dijo sinceramente mientras se dirigía hacia la puerta - Pero hazme saber si se forma la 3era guerra mundial cuando llegue, esto no me lo perdería por nada del mundo - Terminó diciendo con una gran sonrisa en su rostro para desaparecer por la puerta. Kate resopló y volvió a una posición más cómoda sobre la silla, tenía muchas cosas que hacer.

Acabó aplazando la reunión que tenía con sus cuñados para esa misma hora y decidirse a esperar a que su madre hiciera acto de presencia en su despacho. La estricta orden para Alesya, era no dejar que nadie ni nada las interrumpieran. Johanna Beckett, era una mujer bastante exigente y prepotente y lo que menos deseaba era tener que discutir una vez más con la mujer que le dio la vida.

Firmó algunos documentos que tenía en algunos folders. Estaba comenzando a dolerle la cabeza. Aún no había probado bocado alguno considerando que ya eran más de las 10:00 am. "Alexis", pensó en ese momento cuando sus manos por voluntad propia, encendían su portátil personal. Allí le esperaba un correo de bienvenida, como todas las mañanas desde hace dos días, le aguardaba.

"Hola guapa. Hoy me he caído de la cama pero no porque haya querido sino por órdenes de mi estricta jefa a quien le llamo madre, lo ha hecho a empujones literalmente con solo una llamada telefónica. Debo confesarte algo, amo mi trabajo, pero creo que él me odia. Whatever. Espero hoy tengas un hermoso día Kate. Un beso"

Comenzó a escribir una respuesta de vuelta mientras en su cara se fijaba una sonrisa. Aquella chiquilla lograba sacarle todas las sonrisas que jamás pensó tendría guardadas dentro de sí. No podía negarlo, Alexis le alegraba las mañanas, las tardes y las noches con sus conversaciones. Sólo hablaban de trivialidades. De conocerse un poco más. Ambas estaban claras que cada quien tenía su propia vida, pero cada una tenía un "tiempo" para saber la una de la otra, y no estaba mal; sólo gustabais por interactuar un poco más.

K: "Buenos días hermosa. Pues, deberías de socializar un poco más con tu trabajo y ganártelo. Recuerda que el amor nace a medida que lo vayas cosechando y vigilarlo constantemente para que crezca. Si tú trabajo te odia entonces, invítale a salir   Venga! ha sido un chiste malo como los que suelo decir. Tengo una reunión importante dentro de 10 minutos. Aún no he desayunado y tengo un dolor de cabeza que tiene vida propia. Cuídate mucho hermosa. Besos para ti también." - Enviar.



Del otro lado de la puerta de su despacho, llegaba una mujer hermosa. La edad? No aparentaba que tuviera 50 años vividos. Lucía portentosa, elegante, esbelta, muy social y de clase muy preponderante su nombre: Johanna Beckett. Había cosechado todo el éxito que cualquier ser humano podría haber logrado siendo tan joven. Era el magnífico ejemplo de aristocracia. Toda una mujer de negocios.
De punta en blanco, caminó fuera del ascensor. Detrás de ella, un hombre, alto y corpulento le escoltaba. Era su guardaespaldas personal. Muy oportuno para una mujer como ella.

- Buenos días Señora Beckett - Saludó cortésmente Alesya levantándose de su lugar de trabajo para darle la bienvenida a la rubia que solo le dedicó una mirada de abajo hacia arriba de manera despectiva.

- Y... Tú quién eres? - Preguntó sin quitar la dura facción del rostro.

- Soy Alesya Smith, secretaria de Kate... Perdón, de la señora Katherine Beckett. Un placer - Saludó la chica extendiendo su mano, la cual no fue recibida por Johanna.

- Edad?

- Tengo 20 años señora Beckett.

- Eres muy chica como para merecerte siquiera ese puesto - Concluyó con prepotencia y caminó hacia donde en realidad le importaba estar, sin medir el daño que acaba de hacer con apenas haber estado ni  cinco minutos en aquella oficina.

No se preocupó por tocar la puerta, ni mucho menos en abrirla, para eso su guardaespaldas recibía un buen sueldo. Al entrar, encontró a Lena de espaldas hacia ella, mirando por el ventanal que daba hacia la gran ciudad de Nueva York.

- Buenos días Katherine.

- Buenos dias ma.... Johanna – Dijo sin girarse aún hacia ésta.

- Déjanos, a solas - Dirigiéndose a su empleado el cual, el que obedeció la orden de inmediato y desapareció por la puerta. Johanna, aún seguía de pie viendo a su hija darle la espalda - No pretendes saludarme o te quedarás allí todo el día ocultándome la cara?

- De ninguna manera - Dijo Kate girándose al fin. Su rostro era tenso y de inmediato clavó sus ojos en los de su madre. Aquella mujer era el vivo retrato de su abuela y ella, una copia fiel al de su madre, exceptuando por el color de sus cabellos y el de sus ojos, en eso le había heredado a los de su padre.

- Jamás te he enseñado malos modales, pero supongo que se te han olvidado así que, tomaré asiento - Johanna indicó mientras hacia lo que ya había anunciado. Kate le siguió más atrás, sentándose en su elegante silla, quedando ambas frente a frente.

- Pues, tú dirás Johanna, para que quieres verme esta mañana?

- Me enteré hace unos días que obtuviste un reconocimiento como mejor abogada del país y por llevar el famoso caso del canciller de la ciudad. Te felicito sinceramente - Dijo con la cabeza muy en alto sin perder de vista la mirada de su hija. La viva imagen de su esposo Jim.

- Si y gracias. Fue un caso bastante complicado pero todo tiene solución...

- En fin Katherine - Interrumpió abruptamente - He venido porque la empresa de tu padre ha sido galardonada con un importante premio y habéis invitado a tu empresa también – Kate no se inmutó ante tal invitación. Hace un mes aproximadamente le habían hablado del asunto, sólo que no le tomó mucha importancia, aunque sabía perfectamente que era porque su madre se encontraría en el mismo lugar.

- Podría fácilmente enviar a Lanie, ella es mi socia en el bufete ya que yo tengo todo el mes comprometido - Aclaró juntando sus manos y entrelazando sus dedos mientras lentamente colocaba su espalda completamente en el respaldar de la silla. Johanna sin decir una palabra más, sacó de su bolso un sobre blanco, bastante formal e impreso con letras doradas. Efectivamente, parecía una invitación muy importante.

- Toma. Lee - Dijo extendiéndole la misma sobre el escritorio a la altura de las manos de su hija. Kate sabía perfectamente que era, así que sin leer el remitente, abrió el sobre y extrajo la tarjeta finamente decorada donde se leía perfectamente su nombre y el de su empresa. Lo que le llamó la atención, algo de lo que hasta ahora no había caído en cuenta, era la dirección y el lugar donde se celebraría la conmemoración.

- Long Beach? - Dijo en voz alta mientras aún posaba su mirada sobre la tarjeta.

- Sí. Long Beach... Es este 10 de noviembre aunque supongo que tu mente ya tuvo que haberlo procesado y como podrás haber notado también, estrictamente dice tú nombre, en mayúsculas - Johanna aclaró y se levantó de la silla, llevando consigo de nuevo su bolso de mano - Solo te pido algo y espero que hagas sola ese viaje. No quiero tropezarme con... tú esposa - Dijo como conclusión y se dirigió hacia la puerta, que sin ser tocada por sus manos, se abrió de par en par dejando ver a su empleado del otro lado dándole paso para que esta terminara de salir y cerrarla luego detrás de ella.

Aún la tarjeta bailaba en sus manos. Como podía aún su madre manipularla de aquella manera? No era necesario toda aquella parafernalia para ir a recibir un estúpido premio. Otro más. Si señor, uno más para su empresa. Y qué si enviaba a Lanie y no iba ella? No estaría, jamás estaría ni estaba de humor para recibir a su madre y mucho menos durar quien sabe cuántos días en Long Beach...

Juntó nuevamente sus manos y cubrió su cara apretando lo que más podía sus ojos, si era posible hasta quedarse sin ellos, pero sabía que el dolor de cabeza que llevaba en ese momento, se intensificaba más. Casi hablaba y respiraba por si mismo. De pronto, sintió que le faltaba el aire, su corazón comenzó a palpitar más rápido de lo normal...

- Acaso no es allí dónde vives Alexis?

Aquella pregunta se la había formulado su corazón. Si su memoria no le fallaba y era muy pocas las veces en que erraban en algo, era que Alexis le había dicho que vivía en aquella ciudad. Claro, como olvidarlo. Hasta le había dado una descripción geográfica de como era su ciudad natal hasta la fecha. Tenía tiempo que no visitaba esa ciudad pero... Tendría las agallas y el valor ahora para poder encontrarse con ella? Con aquella chica que comenzaba a moverle cada pieza de su cuerpo?

- No! Definitivamente es una locura Kate en la que te prohíbo terminantemente pienses. No y no - Dijo poniéndose de pie y nuevamente quedando de frente hacia la ciudad de Nueva York.
Pero qué le estaba sucediendo? Tendría que estar de igual manera dos días en Long Beach o quien sabe cuanto tiempo más. Tenía todas las posibilidades de conocerla en persona...

"Tal vez soy demasiado alta para ella. O me considera demasiado madura para su edad, o mi frialdad... No, no! Ni siquiera te ha dicho si es verdad que son 26 años los que cuenta o son menos. Y si no llega a los 18? Y si dejas de pensar estupideces Beckett?"

Todas aquellas preguntas sin respuesta alguna pasaban por su mente en ese momento. Acaso tendría las agallas de decirle a Alexis que pasaría unos días en Long Beach y que deseaba verla? En verdad deseaba verla? Claro que sí, y mucho. Necesitaba hacerlo. Necesitaba verla frente a frente, saber como era ella, escuchar su voz, ver sus ojos... Sí, aunque todo su cuerpo gritaba que le dijera a Alexis que iría dentro de algunos días a su ciudad, algo en su mente le frenaba hacerlo... Gina!


Salió de su oficina un rato ya que necesitaba despejarse la mente un poco. La visita inesperada de su madre la había descolocado un tanto esa mañana y ahora pensaba en lo que iba a ser aquel viaje a la ciudad.

Eran muy frecuentes sus salidas de la ciudad pero aquella vez iba a ser bastante extraño, pero por qué? Había una razón de sobra y esta tenía un nombre, un hermoso nombre: Alexis.

Decidió parar en un café y desayunar un poco. Siempre se había alimentado bien, tal vez así su dolor de cabeza se esfumaba por completo, lo necesitaba. Pidió otro Latte y un panecillo comenzando a degustarlo mientras sus pensamientos iban y venían dentro de su cabeza. Buscó su móvil y comenzó a buscar en la carpeta de fotos, pero se topó con una donde los ojos y el fino de rostro de su esposa, aparecían con toda la belleza que la caracterizaba.

- Gina...

Dijo mientras veía la imagen de su mujer perdida aún en sus pensamientos. Estaba ida, se escapó por un rato del mundo. Con su mano sosteniendo el móvil mientras la otra, acariciaba de arriba a abajo el vaso de café, una pequeña lágrima corrió por su mejilla pero de inmediato la desapareció sin dejarla que terminara su trayecto. Se sentía bastante confundida, no sabía que hacer, simplemente porque aquel destino estaba por cambiarle muchas cosas en su vida y lo sabía. Necesitaba de ella, conocerle... Y si simplemente viajaba y seguía escribiéndole como si nada? No tenía porque enterarse que estaría en Long Beach... Y si Alexis no quería verla? Tal vez se estaba tomando todo aquello muy a pecho, tanto así que no escuchó cuando una voz junto a ella resonaba casi a lo lejos...

- Señora, disculpe pero va a querer algo más? - Preguntó la mesera del lugar. Era una chica de cabellos rojos y con unos ojos grises con azul muy hermosos.

- Ehm! Disculpa, pero no quiero nada más - Respondió la castaña sin quitarle la mirada profunda de encima a aquella chica.

- Muy bien... Quiere... Qué le traiga la cuenta? - Preguntó un tanto incómoda la muchacha por la mirada de aquellos ojos.

- Si por favor... Disculpa - Dijo haciendo que la chica le devolviera la atención - Cómo te llamas?

- Chelsea - Contestó con una agradable sonrisa.

- Bonito nombre, como la ciudad - La chica asintió mientras Kate la veía alejarse y perderse detrás de un mostrador. Volvió su mirada hacia su teléfono móvil, quitando la foto de su esposa y colocando la de Alexis para detallarla tal cual como pudo detallar aquella jovencita que hacía unos minutos, le estaba hablando - Eres tan hermosa Alexis, me tienes pensándote día y noche - Concluyó una vez que volvió a guardar su móvil entre el bolsillo de su chaqueta.

Canceló su consumo y se despidió amablemente de la muchacha que le había atendido dentro de aquel café. Afuera, el aire comenzaba a sentirse algo helado. Cerró los botones de su chaqueta color negra, se ajustó la bufanda entre su cuello mientras la brisa le despeinaba un poco sus cabellos marrones. Caminó con sus manos dentro de los bolsillos nuevamente hacia su oficina, tenía muchas cosas que hacer y con las que poder distraer su mente de tantos pensamientos enredados.
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Mensaje por alba_caskett Dom Oct 11, 2015 6:53 am

sigue, sigue, muy enganchada a la historia ya lo sabes...le dira Kate a Alexis que va a ir a su ciudad??? querra Alexis conocerla???

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Mensaje por psichobitch2 Sáb Oct 17, 2015 7:25 am

CAPITULO 8: ACASO NO SABEIS TOCAR LA PUERTA?


- Te amo...
- Mucho?
- Más que nada en el mundo...
- Entonces, no te vayas y me dejes aquí sola por favor. Te necesito tanto.
- Yo también te necesito, más de lo que te imaginas pero no puedes venir conmigo...
- Cuándo volveré a verte?
- Cuando tú quieras, siempre voy a estar aquí... Para siempre...
- No te vayas por favor... Hoy no... No te vayas!!

Aquel grito, había retumbado en toda su habitación haciendo que de inmediato su cuerpo se levantara como un resorte de la cama mientras que su corazón se desbocaba dentro de su menudo pecho. De su frente, brotaban pequeñas perlas de sudor mientras trataba de controlar su agitada respiración.

Tenía parte de su rojizo cabello pegado a su frente empapada y sus ojos grises bien abiertos, miraban a un punto en la nada, dentro de la oscuridad que rodeaba el ambiente.
Apoyó sus brazos sobre sus piernas y tapó su niveo rostro con sus pequeñas manos tratando de controlarse un poco más. Al descubrirse, miró hacia el reloj despertador sobre su mesa de noche: faltaban tres horas para que amaneciera apenas y lo que restaba por concluir de aquella madrugada, simplemente sabía que no volvería a conciliar el sueño nuevamente.

Buscó un albornoz y arropó su delgada figura, saliendo de su habitación a oscuras. La noche, apenas iluminaba a medias, con la luna a cuestas, el balcón de la amplia terraza. Hacía frío, y sin importarle nada más que sus propios pensamientos, se sentó sobre el helado piso llevando su mirada hacia el horizonte, donde pequeñas luces sobre el despejado cielo, brillaban a la par que una lágrima corría por su mejilla.

- Si tan solo estuvieras aquí... - Dijo en voz alta, sintiendo la brisa comenzar a calarle la piel.

Borró todo rastro de llanto y dolor de su cara con la manga de su delicada bata. Las lágrimas que se había dedicado a derramar durante 15 largos minutos en aquella noche, ya habían desaparecido por completo.
Recordar, era lo más grato que le quedaba en su vida. Hermosos recuerdos vividos, recuerdos que jamás iba a olvidar porque los llevaba tatuados en su corazón.

Caminaba alrededor de su apartamento. Había pasado ya una hora. Sesenta minutos más que quedaban atrás con el pasar del tiempo, aquel gran maestro que llevaba a la vida de la mano y que nunca, aunque así lo hubiera querido millones de veces, iba a poder hacer que retrocediera, sólo le quedaba vivir con lo que su mente y su corazón guardaban muy dentro de su alma. Ese era, su más preciado tesoro.


La luz del sol inclemente, le hicieron abrir los ojos esa mañana a mediados de una nueva semana que comenzaba para ella. Un nuevo día, una nueva reprimenda de parte de su madre. Se había quedado dormida en la mesa de la cocina, con un vaso en la mano donde los restos del líquido sin color y sin sabor, se habían evaporado de las paredes de vidrio, quedando sólo un vaso vacío. Talló sus ojos y resopló con muchas ganas. Las nueve de la mañana, seguro su móvil había estallado en llamadas, ya tendría tiempo para averiguarlo, primero; debía ducharse.


Once de la mañana y la autopista estaba colapsada. Caló de nuevo sus lentes oscuros sobre su rostro cansado por no haber dormido bien la noche anterior. Revisó de nuevo su número móvil y confirmó otro mensaje de Meredith solicitándole una vez más, que tratara de no llegar tan tarde, como si ya no estuviese lo suficientemente retrasada. A ese ritmo, sabía que iba haber otro sermón más de parte de su estupenda madre así que, para que darse mala vida. Chequeó de nuevo el semáforo y tomó su móvil. Su sonrisa se ensanchó más de lo normal en su rostro. De frente, tenía a una morena con mirada seria y facciones de la misma manera.

- Que seriedad, mi abogada - Dijo a la nada, mirando fijamente la foto, mientras el semáforo indicaba una vez más que debía continuar su camino.

Eran más de las doce del mediodía cuando aparcó el coche en el edificio de la empresa, entregándole las llaves a encargado del parking para que le llevara él mismo hacia la zona reservada en el estacionamiento. Al abrirse el ascensor, no encontró a nadie conocido por los pasillos, así que siguió su camino un poco más aliviada. Saludó a su asistente, o al menos eso parecía aquella señora de tanta edad que más bien ya necesitaba jubilarse laboralmente o moriría allí sentada de un momento a otro.

- Señorita Alexis... - Llamó la señora su atención. La pelirroja detuvo de inmediato su paso cerca de la puerta.

- Ehm! Si? Ehm... Digame...

- Disculpe, pero estos documentos los ha dejado la Señora Castle para que los firme. Ella y el Señor Richard, tuvieron que salir a una reunión fuera de las empresas, y le han dejado a cargo durante su ausencia.

- Pues... Gracias... ummm…

- Martina - Dijo amablemente la mujer de canosos cabellos mientras le entregaba los documentos a Alexis en sus manos. Ésta asintió con la cabeza y se apresuró a entrar a su oficina, cerrando la puerta atrás de ella.

- Así qué tiene nombre eh? - Dijo sentándose en su escritorio y soltando los documentos en cualquier lugar del amplio mueble donde descansaban, otros más.

Buscó rápidamente lo que le interesaba aquella mañana. Un correo en particular, el cual le esperaba como cada día, el que le alegraba y le cambiaba hasta la manera de pensar.

K: "Buenos días hermosa, como siempre espero que te encuentres bien. Te he escrito un poco tarde porque acabo de salir de una reunión. Pues, he llegado a la oficina y he tenido que enfrentarme con miles de reuniones, pero acá estoy, deseándote el mejor de los días y espero hayas podido dormir tranquila. Un beso. Kate"

Leyó el mismo un par de veces mientras se reclinaba completamente hacia atrás sobre la silla. Cerró los ojos, recordando lo que había pasado la noche anterior. Había sido solo un sueño, un sueño que a la vez le trajo tantos recuerdos vividos.

A: "Buenas tardes. Porque si que lo son eh?  Otra vez llegando algo retrasada a la oficina, pero es que no he pasado muy buena noche, aunque acá estoy. Espero que tus reuniones no acaben algún día contigo porque no me gustaría que eso sucediera, al contrario, espero poder verte algún día... Alex" - Enviar.

Lo envió y de inmediato comenzó a revisar algunos documentos de los tantos que había en su escritorio aquel mediodía. Al menos se había saltado otro regaño momentáneo de parte de su madre.
Volvió la vista de nuevo hacia su portátil y vio que había llegado un nuevo correo. Una sonrisa tonta volvió a dibujársele en la cara. Sospechaba que no iba a concentrarse para nada en lo que restaba de día laboral.

K: "Lamento que hayas tenido una mala noche, me preocupa eso. Te encuentras bien?"

A: "Hola, no pensé que estarías allí. Estoy bien, tranquila, no te preocupes, sólo fue una mala noche y no pude dormir algunas horas. Cuéntame, cómo ha transcurrido tu día?" - Enviar.

K: "Bien, en lo que cabe, nada nuevo siempre más de lo mismo, pero no quiero aburrirte con mis cosas. Me alegro entonces que no sea nada malo, cuéntame, ya vas a ir almorzar?"

A: "Ehm! Prácticamente acabo de llegar a la oficina, así que tocará comerme algo ligero acá porque tengo mucho por hacer. Y tú, ya vas a almorzar?" - Enviar.

K: "En algunos minutos saldré almorzar algo, de hecho, estoy esperando a mi socia para que venga a por mí e ir a un restaurant a comer alguna cosa. Pensándolo bien, me tiene pasando hambre ya que se encuentra en un juicio en este momento".

A: "Dime, ella es de las que pierde el juicio rápidamente?Smile Digo, por lo que me has platicado, tú amiga es algo cu-cu!" - Enviar.

K: "Jajaja! Me has hecho reír y pues si, Lanie es un poco loca pero aún no llega a declararse completamente "Loca de atar" y cuéntame algo Alex, estás estudiando o ya te has graduado?. Me has dicho que tienes 26 años y yo a los 24, era toda una abogada". - Enviar

Alexis  resopló fuertemente y colocó sus codos sobre el escritorio, sobre sus manos sostuvo su cara y se quedó un rato pensando, pensando en que responderle a Kate. Obviamente le había mentido acerca de su edad y para quien la viera a simple vista, fácilmente podía notar que era muchísimo más joven, aparte de esto, había comenzado sus estudios en la Universidad  de la ciudad pero jamás los finalizó, ahora bien, tenía que continuar más adelante con sus estudios en el área de Administración Empresarial, pero cuando?

En ese momento, alzó su vista hacia la puerta y una hermosa chica de cabellos claros se encontraba allí parada, observándola con una sonrisa en los labios. Cautelosamente, minimizó todo lo que podía estar a la vista en su portátil y la cerró con cuidado mientras Jenny se dirigía con pasos sigilosos hacia ella.

- Hola amor cómo estás? - Le saludó con un beso en los labios - Qué hacías?

- Bueno... - Aceptando el beso - Estaba pensando como cuadrar un balance que me ha dejado mi madre que no sé como empezarlo, está algo complicado a simple vista.

- Pues, si quieres te ayudo y así sales de eso rápido. Creo que lo necesitáis para mañana temprano - Objetó Jenny pasando sus brazos por encima del cuello de la pelirroja. Alexis, aferró sus manos en la cintura de ésta, y llevándola de espaldas hacia una pared, quedaron allí hasta que no hubo más espacio que recorrer.

- No te preocupes criaturita, si Meredith quiere eso para mañana a primera hora, pues a primera hora lo tendrá en su escritorio. Ahora tengo cosas más importantes que hacer con vuestros labios - Finalizó diciendo para comerse, literalmente hablando, los labios de su novia que en ese momento se convirtieron en el plato principal de su almuerzo. Besos iban y venían de parte de una astuta Alexis que sin pensarlo, no era para nada aficionada a perder el tiempo.

Caricias por doquier sin importaros el mundo en aquel momento a ambas chicas, se repartían sobre sus cuerpos, sobre sus pieles.



Richard y Meredith, habían tenido una apretada agenda aquella semana y solo faltaba un día para que todos aquellos compromisos cesaran definitivamente. Aún no se atrevían pedirle a Alexis, que liderara alguna de aquellas conferencias que tenían que presentar delante de tantos bancos ya que no la consideraban que estuviera apta para hacerlo. Richard, por su parte, estaba de acuerdo con darle rienda suelta en el mundo de los negocios, era su única hija, confiaba en ella más que nada; le había enseñado prácticamente todo de como manejar la empresa para la cual era la Gerente General, sabía que Alexis podía hacerlo sola pero a veces tenía que darle la razón a su mujer, Alexis estaba muy chica para hacer tales cuestiones, debía madurar más y tener un poco de responsabilidad delante de la vida.

Demostraba hacerlo, viviendo sola y costeándose ella misma sus gastos, aunque el apartamento donde ésta se encontraba viviendo, fuera de su propiedad, le veía entusiasmo por ganarse las cosas. Por otra parte, Meredith aún no quería dejarla sola y sus razones bien fundadas tenía.

- Esa mujer es bastante intolerable - mencionó Meredith entrando a la oficina de su esposo. Éste le seguía los pasos.

- Te apoyo cariño, pero es una mujer muy importante y con demasiado poder. Los negocios con ella, siempre vais viento en popa y apartando todo lo mal encarada que es y lo prepotente, tenemos que tenerla de nuestro lado y lo sabes – colocó el portafolio en el suelo.

- Claro que lo sé, de lo contrario ya hubiese mandado a cancelar el contrato y la reunión. Jamás la imaginé de esa manera si te soy sincera...

- Siempre tratamos con su abogado recuérdalo - Dijo el hombre sentándose frente a su escritorio. Meredith tomó unos folders del mismo y se dirigió de nuevo hacia la puerta, con pasos firmes.

- Prefiero seguir manteniendo relaciones con su abogado, esa mujer me enferma e hizo que me doliera la cabeza. Voy a buscar a Alexis a ver si tuvo la flamante idea de venir a trabajar - Concluyó y salió de la oficina de su esposo con documentos en manos avanzando hasta donde la misma mujer entrada en años y la cual había contratado como la asistente personal de su hija, se encontraba atendiendo una llamada. Ésta al ver a Meredith, colocó una mano sobre la bocina del teléfono, para prestar atención a lo que le indicaban en aquel momento.

- Martina, Alexis se encuentra en la oficina?

- Si señora Meredith, llegó hace una hora aproximadamente. Le hice entrega de los documentos que me solicitó y no dijo nada más - Aclaró la mujer con tono bastante respetuoso.

- Muchas gracias Martina - Agradeció yendo hacia el despacho de la pelirroja. Distraídamente revisaba las carpetas que llevaba en su mano. Y de la misma manera abrió la puerta de caoba donde una placa como distintivo se leía desde afuera: Alexis Castle, Gte General.
Sus ojos se abrieron como platos, ya que jamás pensó ver lo que su mirada en aquel instante estaba detallando. El dolor de cabeza se le intensificó el doble, tres segundos más y le pondría nombre propio.

Había soportado el hecho de que su hija fuese... ummm... rarita? De que a sus escasos quince años le hubiese confesado sin pelos en la lengua, que le atraían las niñas, dejándola estupefacta y sin saber que decir, que no fuese a herirla. A duras penas, tuvo que aceptar que su hija era una lesbiana más dentro de la alta sociedad. Su esposo, Richard, siempre trataba de calmarla diciéndole lo bien portada y sobresaliente que era la pelirroja y que era su decisión y había que respetarla.

"Cariño, Yulia apenas de una adolescente y sabemos que es algo rebelde. Tal vez sea otro más de sus caprichos o simplemente lo haga por llevarte la contraria. Dejemos que ella misma decida que es lo que quiere, porque sabes como actuará y de sobra" - Recordó las palabras de su esposo en ese momento como si éste, se encontrara allí de pie diciéndolas a viva voz. Pero aquello que veía en ese instante, era la gota que había rebosado el vaso que le había advertido miles de veces no llenara.

- ALEXIS CASTLE! - Alzó la voz sin perder por un momento la cordura. Alexis, de inmediato giró su cabeza hacia donde el sonido de la voz de su madre había provenido, quitando sus manos de cualquier parte que estuviera tocando sobre aquel cuerpo.

- Madre... – dijo soltando a Jenny mientras sentía que su alma abandonaba su cuerpo en aquel momento.

- Señora Castle, yo... - Trató de decir Jenny, pero toda palabra que quisiera salir de su garganta, se quedó allí, atrapada. De inmediato, acomodando parte de sus ropas un poco fuera de su sitio, le dirigió una mirada interrogativa a la pelirroja que en ese momento no le quitaba los ojos de encima a Meredith.

- Te espero en mi oficina en 5 minutos Alexis y tú - Señaló con su dedo índice a la chica que en ese momento no sabía donde dirigir la mirada - Recoge tus cosas y te me largas inmediatamente de aquí - Acabó diciendo para dar media vuelta y perderse por el pasillo.

- Aaawww!! - Gritó Alexis acomodándose sus cabellos mientras tomaba por los hombros a Jenny para calmarla un poco - No te muevas de aquí ok? Hablaré con ella.

- Al...Alex, yo... - No terminó de completar sus palabras ya que el llanto se apoderó de ella viendo como la pelirroja se dirigía hacia la puerta de su oficina dando grandes zancadas. Estaba totalmente ofuscada en ese momento y lo que ella no sabía, era la magnitud de como podría reaccionar Alexis cuando se molestaba.

Por otra parte, la pelirroja al salir de su oficina, le lanzó una mirada de odio a su senil asistente que en ese momento tenía una mirada de que no sabía, que la tercera guerra mundial estaba a punto de estallar dentro de aquella empresa, viendo como su jefa caminaba casi corriendo hacia la oficina de vice - presidencia.


- No puedes hacerle esto!! - Gritó eufórica Alexis empujando la puerta de par en par. Meredith le devolvió como respuesta una bofetada que en el fondo, le había dolido con toda el alma, pero su molestia era más grande que cualquier cosa en aquel momento.

- Cómo se te ocurre besuquearte así en tú oficina con esa.... con esa mujer? Ah? Estás loca o que demonios te pasa por la cabeza? - Respiraba ansiosamente. Podía notarse los latidos de su corazón que se reflejaban sobre sus sienes.

- No tienes derecho a meterte en mi vida!!! - Dijo tomándose la mejilla con su mano izquierda y frotándola por el dolor causado. Alexis, resoplaba fuertemente por la nariz mientras que con su otra mano apretaba fuertemente el puño, haciendo que sus nudillos se tornaran blancos - Solamente eres una frustrada, una...

- Basta Alexis! - gritó Jenny desde la puerta de la oficina de Meredith, haciendo que ambas mujeres se giraran de inmediato a verla. Meredith caminó rápidamente hacia a ella y tomándola fuertemente por el brazo, la hizo pasar casi a empujones. La puerta hizo un sonido fuerte al ser cerrada con brusquedad.

- Te dije que te largaras de mi empresa de inmediato - Dijo con los ojos chispeantes de rabia. Alexis llegó de inmediato para apartarle a su novia del medio antes que pudiera hacerle algo peor.

- Déjala Meredith que le estás haciendo daño. Ella no se va de acá, esta empresa también es mía y yo decido que se queda - Objetó rabiosamente la pelirroja. De la mano tomaba fuertemente a Jenny que no dejaba de llorar con la cabeza abajo.

- Quien decide si se va o no, soy yo... Esta, mujer era mi empleada directa, así que voy a prescindir de sus servicios de manera inmediata, no te quiero aquí Jenny, recoge inmediatamente tus cuatro cosas y te largas ya! O que esperabas de todo esto? Dime - Cautelosamente fue acercándose a ambas chicas. Alexis trataba de interponer su cuerpo delante del de Jenny para protegerla - Solo querías acostarte con mi hija para quedarte con todo su dinero? AH?!! Es lo único qué querías?

- Cállate madre!! No sabes lo que dices - Alexis y Meredith, ambas quedaron cara a cara. Sus ojos destilaban rabia, inconformidad y sobre todo indignación de parte de la mujer de mirada penetrante.

- Si sé lo que digo Alexis ó qué creías tú? Pensaste que tu madre era estúpida y no se daba cuenta de las cosas? Sé que esta tipa solo quiere estar contigo para así poder disfrutarte como se le de la gana y que al final? Te enamora, te echa a un lado. Esta mujer es mayor que tú por varios años por Dios Alexis, tiene más experiencia que tú .. Esto es lo que quieres? - Dijo mirando de arriba a abajo a Jenny de manera despectiva.

- Jenny, no es ese tipo de mujeres, Meredith y te voy a demostrar que estás muy equivocada con lo que tú bocota está soltando en este momento y si ella se va, entonces, ahora mismo pongo mi cargo a la orden...

- No harás algo así Alexis, me entiendes? - Dijo tomando de un brazo a su hija. La pelirroja, solamente se dedicaba a pasear la vista desde donde su madre la cogía fuertemente hasta volver a encontrarse con su mirada fría y arrogante.

- Suéltame Meredith Castle o no respondo. Suéltame!! - Alexis apretaba fuertemente los dientes. A lo lejos, podía escuchar el sollozo de su novia. De cerca, podía escuchar el palpitar acelerado de su corazón y el de su madre, sus respiraciones. Sintió como fue halada del otro brazo y su cuerpo se fue hacia atrás con fuerza.

- Me pueden decir que escándalo es éste? Meredith, que está pasando acá? Últimamente esto parece un campo de batalla y no una empresa de renombre - Richard que en ese momento sostenía a Alexis aún del brazo, miraba confundido la situación. En un rincón estaba Jenny, la ahora ex-asistente de su mujer, con lágrimas en los ojos. Al frente, su mujer no le quitaba la vista de encima a Alexis. Esta, solo miraba a un punto fijo sobre la pared.

- Pues, pregúntale a tu hija que no hace más nada que dar espectáculos dentro de la empresa...

- Papá, solo fue un mal entendido - Dijo descaradamente como defensa.

- Ja! Llamas mal entendido a besarte descaradamente con esta... mujer en tú oficina? Eso es un mal entendido Alexis. Estabais casi teniendo sexo!!!? - Preguntó Meredith calmándose un poco mientras iba hacia su escritorio y tomando el teléfono haciendo una llamada. Rick, colocó sus brazos encima de los hombros de su hija, hizo que se girara y así enfrentarla.

- Es cierto lo que dice tu madre?

- Si papá - Simplemente afirmó con la mirada en el suelo.

- Por favor señorita, haga lo que se le ha pedido, supongo, y por favor deje la empresa de inmediato. Se le hará entrega de su cheque por los años de servicio que ha prestado en la empresa. Y tú Alexis - Volvió a dirigirse a ésta - Te quiero de inmediato en mi oficina. Meredith, tú también por favor - Sin objetar nada más, salió de allí de la misma manera como entró. La tensión se sentía en el ambiente. Jenny, inmediatamente salió siguiendo a Richard mientras Alexis solo le dedicó una mirada furiosa más a su madre que no percibió por estar viendo hacia la panorámica de su despacho.


El personal inmediatamente estaba al tanto de la situación. Si algo viajaba más rápido que la luz, eran los chismes y aunque no sabían de lleno el motivo, gracias al escándalo que allí se había alzado, estaban hambrientos y sedientos por saber cual había sido la otra fechoría cometida por la egocéntrica hija de los Castle.



Alexis sabía muy bien donde encontrar a Jenny, así que se dirigió al baño de damas. Abrió la puerta precavidamente y lotería!!! Allí estaba su novia terminando de drenar sus ojos. Se acercó lentamente. La chica se había percatado ya de su presencia y se limpió los ojos de inmediato con un pañuelo que llevaba en sus manos.

- Lo siento tanto - Dijo Alexis de pie a una distancia prudencial. No quería ocasionarle más problemas.

- No te preocupes Alex. Ya encontraré otro empleo o quizás, me devuelva a mi ciudad.

- A Los Angeles? No! – Alexis quiso acercarse más pero lo hizo Jenny.

- Alexis, ya escuchaste a tu madre. Ella piensa, jura que solo quiero estar contigo por tú dinero, pero no es así, aparte de eso soy demasiado mayor para ti...

- Lo sé, lo sé... Awwww!!! Maldición, por qué todo esto tiene que pasar así? - Dijo llevando sus dos manos a la cabeza en señal de frustración - No te puedes ir Jenny, te quiero y lo sabes - Una lágrima recorrió la nívea mejilla de la pelirroja sin preocuparse por secarla - Ella no te puede alejar así como así de mi vida, no tiene derecho.

- Es tu madre Alex, entiende y tiene todo el derecho del mundo a cuidarte, a protegerte y me ve como una amenaza para ti y no quiero que vivas otro momento así por mi culpa.

- No quiero que te vayas Jenny, no quiero que te vayas a Los Angeles, promételo... - Dijo abrazando a la chica sin importar nada. Esta aceptó el abrazo pero de inmediato se zafó.

- Hablaremos luego. Me habéis echado de la empresa y en realidad, solo quiero irme. Tienes que hablar con tu padre por favor, no quiero más problemas - Terminó diciendo para dejar a una Alexis triste dentro de un baño de señoritas con lágrimas e impotencia dentro de su cuerpo.


Al llegar a casa y sentirse totalmente libre, corrió hacia su habitación lanzando la puerta de la misma de manera violenta. Tiró su bolso de mano sobre su cama haciendo efecto rebote y yendo a parar al suelo, cayó de rodillas y lloró todas las lágrimas que no había podido derramar en todo el día. Su maquillaje, aunque perfecto y bastante costoso, comenzaba a derramarse sobre sus mejillas, dejando rastros negros sobre su piel intacta y sedosa. Sin preocuparse, fue directo hacia su armario y tomó una valija mediana la cual comenzó a llenar de ropa. No sabía a donde iría, ni siquiera sabía porque estaba haciendo todo aquello. Tan importante para ella era Jenny en su vida? Tal vez sí. Aquella chica le importaba demás y no quería dejarla sola. Había sido humillada por su madre, sin derecho a poder defenderse, pero sabía que no podía alegar nada para salvarse y mera culpa llevabais ambas encima.

Dejó de guardar ropa en aquella maleta que yacía sobre su cama y se sentó un rato sobre la misma. Su mirada perdida en la nada era síntoma de que se sentía tan incomprendida, tan sola. Acaso no podía ser feliz como el resto del mundo? Se levantó de la cama y corrió hacia su estudio. Buscó con la mirada su portátil. Había perdido noción del tiempo, se sentía confundida. Llevó su cabello cobrizo hasta atrás y lo poco que podía atarse en una coleta, lo hizo. Se sentó y de inmediato comenzó a teclear muchas palabras. Escribía muy de prisa, al igual que necesitaba una respuesta de la misma intensidad.

A: "Hola Kate, por favor dime que estas allí. Necesito tanto de una amiga. Necesito tanto desahogarme con alguien... Tanto quisiera poder llamarte cuando me siento como me estoy sintiendo ahora... " - Enviar.

Colocó sus brazos cruzados sobre la mesa y unas lágrimas más volvieron aparecer en su rostro, empapando la noche, llenándola de tanta tristeza. Cuanto necesitaba de un abrazo en aquella oportunidad..."La vida se complica si tú mismo la complicas", pensó en aquel instante cuando el sonido de notificación de un nuevo correo electrónico, le hizo levantar su cabeza tan rápido como un rayo y hacer click sobre el asunto.

K: "Hey hermosa, qué te pasa? Dime, por qué siento demasiada tristeza en esas palabras? Aquí estoy, cuentame Alex.Te leeré cuando más lo necesites"

La misma tonta sonrisa que ya tenía tatuada en su cara cada que leía un correo suyo, no tenía comparación. Aunque esta vez, estaba un tanto apagada, no se sentía menos alegre de haber recibido una respuesta casi inmediata de aquella preciosa castaña que siempre estaba dispuesta a "escucharla" cuando más lo necesitaba.

A: "Ay! Lena... Me siento tan mal. Recuerdas la chica de la que te hable hace algunos días y de la que llevaba una relación un tanto temprana, pero igual seguimos saliendo? Para resumirte más el tema, mi madre nos ha descubierto el día de hoy" - Enviar.

Sacó de la gaveta del buró una cajetilla de cigarrillos y encendió uno para hacer un poco más llevadera la espera. Por qué no le había pedido el número telefónico a la castaña? Cierto,... llevaba una esposa a cuestas.

K: "Cuanto lo siento Alexis, de verdad. Ahora dime algo y vas a perdonar mi pregunta, pero que tanto hacían como para que te pongas así de esa manera? Qué dice tu novia?"

Botó el humo que en ese momento calaba en su garganta negando con la cabeza. Creo que hasta ella misma sabía que esta vez, se había pasado un poquito de la raya.

A: "Pues, no estábamos rezando lo que se llama el rosario precisamente. Estábamos un poco subidas de tono. Pero tía, será que a la gente se le olvida como llamar a la puerta, ó eso no valida para las madres? Y en cuanto a Jenny pues, mi madre la ha corrido de la oficina, casi a empujones" - Enviar.

Volvió a darle otra calada más al cigarrillo mientras comenzaba a dar vueltas sobre la silla. Podría decirse que estaba un poco más relajada, al menos ya había podido drenar todo aquello que sentía dentro de su pecho con alguien. Una... amiga?

K: "Jajaja! Eres de terror Alexis y creo que a tú madre se le ha pasado un poquitín la mano. Por qué la despidió? Aunque suene muy estúpida mi pregunta, pero sé que lo hace para cuidarte y tal vez por el bien de la empresa, me equivoco?"

- Pues no te equivocas Katy... Katy? Suena encantador - Acotó apagando su cigarrillo por completo en el porta cenizas...

A: "Pues no te equivocas. Para mi madre no hay más nada interesante e importante en esta vida que su "bonita" empresa. Además, cree que Jenny está aliada con la mafia italiana y que va a desbancarme todo el dinero. Esa tía no aparenta ser como muchas que solo buscáis en mí un interés. Me siento tan mal por ella" - Enviar.

K: "Pues, en eso se puede dar la mano con mi madre. En fin... Venga hermosa, no debes sentirte así porque no tienes la culpa, bueno: es una manera de decir, pero si es una chica joven, podrá encontrar empleo en cualquier sitio. Por otra parte, pienso que deberías sentarte con tu madre y aclarar las cosas, decirle que es tú vida, eres mayor de edad y puedes exigirle eso y mucho más. Estás casi a pisar los treinta, no puede decirte que hacer y que no. Todo va a estar bien, ya lo verás"

"Claro, pisaré los treinta dentro de diez años aproximadamente y si Maredith me deja viva" - pensó. Pero aquello no era lo que le preocupaba y lo sabía. Tenía que pensar en algo rápido para poder ayudar a su novia en aquel momento tan duro que estaba atravesando. Ella no tenía porque preocuparse, si así podía decirse en cuanto a lo monetario, tenía y de sobra, pero Jenny no y por culpa de ella, la pobre chica de un día para otro, estaba desempleada y con el autoestima por el piso. Acaso la gente no puede darse ni un besito a escondidas, porque todo se pone patas arriba?

A: "Tienes razón Kate, pero hablar con mi madre en estos momentos, es algo imposible. Está dolida y si me ve, me asesinará y tengo que hacer algo por Jenny, ella no merece nada de esto. Gracias Kate, porque siempre estás allí para leerme sin importar la hora que sea, es un honor para mí, haberte encontrado" - Enviar.

K: "Ni que lo digas... Sabes que siempre voy a estar allí... Cuando me necesites Alexis. De todas maneras, no estará de más, que hables y rectifiques con tu madre, al menos sabrá que lo sientes y que actuaste deliberadamente. Un beso"

En ese momento, cerró sus ojos para imaginarse a la castaña y aquel beso que le había enviado electrónicamente. A quien iba a engañar, en cualquier momento del día pensaba en ella y aquello le estaba gustando más de la cuenta. Sacudió la cabeza para borrar aquel pensamiento algo "indebido" recordar que la persona que estaba a su lado en ese instante, necesitaba de su total apoyo. Más sin embargo, una idea algo loca y arriesgada, le estaba pasando por su cabecita. Tocar no es entrar, así que alistó sus dedos y nuevamente se encontraba tecleando un nuevo correo. Tendría el mismo efecto inmediato que los mensajes anteriores?

K: "Kate... Si no es mucho pedir, me darías tú número telefónico?" - Enviar.
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Mensaje por alba_caskett Sáb Oct 17, 2015 2:12 pm

En serio???? Tenias que dejarlo justo ahi???? Estoy deseando leer mas y sino quieres que me quede sin uñas ya puedes continuar pronto, jejeje,...
Me tiene muy intrigada la "relacion" Kate - Alexis

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Mensaje por BlackWidow Miér Oct 21, 2015 9:09 am

Wow! Tu historia es genial!!! Me la leí de un tirón.  Está escrita con una frescura encantadora y es tan irresistible, que hace que la espera del siguiente capítulo se convierta en una tortura! Por favor, no te tardes demasiado!!!

PD: Según leí al principio, hay otros fics tuyos publicados ¿Se puede saber donde puedo encontrarlos? Me encantaría leer alguna otra historia tuya, así compruebo que no estoy  equivocada al pensar que eres una  escritora estupenda, jajajajajaja   Saludos!
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Mensaje por psichobitch2 Dom Oct 25, 2015 6:54 am

alba_caskett: te haré sufrir todas las veces que quiera!!! buajajajajajajaja...

BlackWidow: En cuanto a vos, gracias por haberte leído el fics de un solo tirón y ponerte al día. Anteriormente solía postear mis fics en el foro tatunews (todas las fanáticas del dueto pop ruso lésbico escribíamos allí) solo que la página tuvo que ser cerrada aún por razones que no conocemos las que allí nos congregábamos y tuvimos que buscar otros foros. Actualmente posteo acá y en el foro de tatugirls.es... Este fics particularmente es una historia real que sucedió. Estaba adaptada a los personajes originales como son las chicas rusas pero acá, tenía que adaptarlas a las protagonistas de la serie policíaca... sino, no tendría sentido.

Son varios fics míos que pronto iré subiendo... un saludo y ahora, disfruta el capítulo nuevo.


PD: Conocí a una chica rusa muy mayor que yo en el foro tatunews y de allí decidí escribir nuestra historia... aunque ya no exista la historia de amor real...




CAPITULO 9: EL MONSTRUO DE LOST LAKE



Apenas había amanecido recién cuando ya estaba fuera de su cama caminando por el jardín. Se sentía un poco extraña, tal vez pensativa. Luke, su canino fiel, caminaba a su lado siempre resguardándola de cualquier peligro, de cualquier pensamiento negativo, de cualquier tristeza. Esa mañana no era precisamente dolor en su alma lo que sentía, al contrario, se encontraba llena de vida, alegre. Su liso cabello, iba amarrado en una simple cola de caballo, la hacía lucir más juvenil, llena de gracia; aunque jamás le había hecho falta, era lo suficientemente hermosa para presumir con cualquiera. Sus descalzos pies, tocaban la suave hierba de su jardín, era raro en ella verle caminar sin sandalias en sus pies pero la necesidad de sentir algo diferente, le ganaban sus ansias.
Se sentó bajo su árbol favorito, un gran roble, el único que había allí. Recordaba cuando compró aquella gran mansión y no quiso deshacerse del frondoso árbol, se había enamorado de él. Le encantaba cuando la sombra cubría su cuerpo, sintiéndose relajada y lejos de la realidad. Acarició el lomo de su fiel amigo quien inmediatamente, se acostó sobre sus piernas. Así estuvo un rato, contemplando el amanecer que comenzaba a izarse sobre la ciudad.

- Buenos días - Dijo una dulce voz desde la ventana de su habitación que estaba ubicada en la planta alta. Allí, en el balcón de la terraza del mismo, se encontraba su esposa. Aún llevaba una ligera y seductora bata de dormir.

- Buenos días Gina - Dijo alzando la vista.

- Qué haces allí tan temprano? Pensé que habías salido a la oficina también este fin de semana.

- Quise salir un rato, tomar el aire. Sacar a pasear a Luke para que no te moleste - Dijo mirando al animal retozar sobre sus piernas como si más nada en el mundo importara.

- Vas a coger un resfriado Kate, está helando allá afuera. Por qué no subes? - Preguntó alzando una ceja. A veces la actitud de su esposa podían exasperarla un poco. No entendía porqué, pero de un tiempo acá veía a Kate un poco cambiada, así que decidió entrar nuevamente a la habitación y acostarse en la cama.

Eran apenas las seis de la mañana, aún faltaba para que el día levantara por completo.
Cumbres borrascosas, era el libro que descansaba sobre su mesa de noche, lo tomó de la misma y resolvió continuar con la lectura anterior. La puerta se abrió, dejando entrar a Kate, cerrando pausadamente la misma detrás de ella. Sintió cuando ésta se acostó a su lado sin alzar la vista aún. Sentía que su esposa estaba totalmente distraída.

- Me puedes decir qué te pasa? - Cerró el libro colocándolo sobre la cama. Kate le dirigió una mirada interrogativa.

- No entiendo, a qué te refieres?

- A esto... Cuando estás distraída siempre respondes con una pregunta. Desde hace un tiempo para acá, te noto extraña Kate, dime; acaso es que existe alguien más? - Preguntó. La castaña inmediatamente se acomodó en la cama. De dónde Gina sacaba aquella conclusión?

- No existe nadie más por favor. No empieces a ver fantasmas donde no los hay...

- Debe haberos, no soy tonta Kate. Tienes días que no me tocas, que no me haces el amor... Mírate, despiertas temprano y sales a pasear a tu perro, al jardín. Antes, me buscabas, te gustan las mañanas para hacernos el amor y... ya ni eso. Dime, qué puedo pensar entonces?

- Tengo que ir a Long Beach... Este Lunes - Dijo, tomando el control de mando del televisor y entendiéndolo. Le gustaba escuchar las noticias a primera hora de la mañana.

- Otro viajecito planeado por tu madre, cierto?

- Si...

- Por Dios Kate!! - Se levantó de la cama muy molesta. Dándole la espalda a su mujer… continuó alzando la voz - Te dejas manipular fácilmente por esa.... por tu madre. Supongo que no soy bienvenida a ese viaje, cierto? - Hubo un corto silencio hasta que sintió las manos suaves de Kate sobre sus hombros.

- No me dejo manipular y lo sabes muy bien Gina y no, no puedes ir, al menos no quiere verte. Sabes que no eres de su agrado, que no acepta nuestro matrimonio...

- Siempre me odió lo sé...

- Lo siento tanto - Trató de abrazarla pero la rubia se zafó de sus brazos y salió de la habitación dejándola allí sola con la culpa a cuestas.



No tenía rumbo fijo aquella mañana sabatina. El día pintaba muy fresco a pesar de lo helado que soplaba la brisa. No iría un sábado más a su oficina, esta vez no. Así que giró el volante de su camioneta hacia un desvió y dispuso que el campo sería la mejor opción aquella mañana. Había recibido una llamada de su mejor amigo, Josh. Otra invitación para irse a pescar; así que decidió devolverle la misma aceptando y poder distraerse un poco.

Cuando llegó, no había rastro de éste por ninguna parte. Había tardado 45 minutos en la carretera y aún así, Josh ni las sombras. Parqueó su camioneta y bajó hacia la casa. No era como su mansión en la ciudad, pero se notaban las comodidades y los lujos por donde quisiera que se mirara. Entró y decidió ir por un vaso con agua, sentía mucho calor y algo de agotamiento físico; fue a la cocina y luego a la terraza, donde descansaban varios muebles y se recostó en uno de ellos para disfrutar de la vista que la naturaleza le regalaba a su mirada. No pudo evitar pensar en su esposa y en su madre. Jamás la había aceptado por lo que era y mucho menos el haberse casado. Tampoco tenía la voluntad para enfrentarla, aún no sabía el porqué. Contaba ya con treinta años, tenía una vida que se trazó desde que decidió marcharse de casa, pero aún le faltaban agallas para poder enfrentar la rudeza de Johanna. La hacía sentir indefensa por dentro aunque por fuera jamás lo demostraba. Allí estaba el respeto, siempre presente.

Ya habían pasado más de veinte minutos desde que había llegado a Lost Lake, tal como se identificaba su hogar en aquel alejado lugar y Josh no había hecho ni una sola llamada "tal vez habrá tenido un inconveniente" pensó para sus adentros mientras jugaba con el vaso en sus manos el cual colocó en el suelo y se levantó a por su móvil. Era la mejor manera de salir de dudas, pero en ese instante, el mismo timbró haciendo que su caminar cambiara de pausado a más rápido.

- Hola... - Contestó una voz juvenil y ronquecina del otro lado de la línea - Eres Kate? - La castaña, frunció el ceño al no conocer de quien se trataba. Por un momento pensó que era su asistente pero esta le reconocía la voz a donde fuera.

- Si, soy Kate, quién llama? - Preguntó.

- Hola... Es Alexis.

Kate, al escuchar aquel nombre se quedó simplemente de piedra.. Los latidos de su corazón se aceleraron a tal magnitud que pensó que este saldría de su pecho. No existía vocabulario alguno que pudiera emitir en aquel instante, su mente borró cualquier palabra aprendida y simplemente se quedó perdida en la nada.

- Hola? Estás allí? - Insistió la pelirroja al sentir aquel silencio. Tal vez se había cortado la comunicación, pero de inmediato la chica salió de sus cavilaciones.

- Sí, estoy acá... Co... cómo estás? - Dijo mientras sus piernas se flexionaban lentamente hasta tocar al final un sofá que allí yacía justamente para sostenerla.

- Bien.... Ehm, interrumpo algo?

- No! - Contestó rápidamente - Bueno, no, simplemente que no esperaba tú llamada porque nunca me dijiste cuando me llamarías la vez que te di mi número telefónico. Solo es... una sorpresa.

- Puedes hablar? - Preguntó Alexis desde el otro lado.

- Sí. Si puedo hablar. Estoy sola... He venido a mi casa de campo que está en las afueras de la ciudad. He quedado con mi mejor amigo para pescar y justo cuando llamaste, iba hacerlo... Bueno a ti no...

- Lo sé tonta - Una risita se escuchaba al mezclarse con aquella voz tan encantadora. Así lo consideraba y procesaba la mente de Kate en aquel momento - Jamás te di mi número de móvil, quería que fuera una sorpresa. Pensé mucho en llamarte porque no quería buscarte ningún inconveniente con tú esposa y bueno... vi que no es así.

- No te preocupes hermosa, ella casi nunca viene para acá y casi siempre estoy sola. Repito, no pensé que me fueras a sorprender así de esta manera. Dime, cómo estás? - Preguntó sonando un poco más relajada, aunque por dentro estaba hecha de gelatina, parecía una tonta adolescente al recibir su primera llamada de la persona que le quita el sueño en el colegio.

- Venga! Estaba terminando de escribir un capítulo de la historia...

- Ya lo has subido al foro? - Interrumpió tontamente.

- Pues sí, hace como unos diez minutos. Te estaba llamando para que lo leyeras  

-  créeme que de todas maneras iba a darme cuenta, siempre sigo cada capítulo que subes de tus historias.

- Lo sé... - Concluyó y un extraño silencio se mantuvo entre las dos. Kate terminó de llevar su cuerpo hacia el espaldar de su asiento mientras cerraba los ojos y suspiraba despacio.

- Por qué el silencio hermosa. Pasa algo? - Acabó diciendo para romper la pequeña capa de hielo que se estaba formando.

- No, no pasa nada Kate, solo sentí necesidad de llamarte y para serte sincera, de conocer tu voz. Mis dedos no querían volver a encontrarse con el teclado para poder comunicarme contigo así que decidí llamarte, pasara lo que pasara. Perdóname por haber sido tan impulsiva...

- Shh! - calló de pronto Kate colocando el dedo índice sobre el teclado de su móvil - No tienes porque excusarte ni mucho menos sentirte mal Alexis, al contrario, me siento muy bien de que hayas tenido esta ocurrencia y ahora encontrarme charlando contigo. Me hace bien escucharte. Pensé por un momento que te ocurría algo, pero me alegro que no sea nada e insisto, puedes llamarme cuando quieras. Supongo que éste es tu número, cierto?

- Claro - Respondió Alexis amablemente - Puedes escribirme o hablarme a este número cuando desees siempre.

- Gracias. Cuéntame, qué harás hoy a parte de cumplir tus compromisos como escritora?

- Bien. Saldré con mi novia un rato. En casa de mis tíos han planeado una barbacoa y he querido ir hasta allá con ella, al menos hasta que mi madre llegue y se me acabe la alegría.

- Jaja! Por qué ha de acabarse la alegría? Acaso no has hablado con tu madre al respecto?

- Si te soy sincera, no. No viene al caso pero mi vida la hago yo. Tengo la suficiente edad como para hacerlo.

- Tienes razón, pero creo que lo más conve...

- Tienes que ser tan correcta en todo - No era una pregunta y Kate sabía a ciencia cierta que era toda una afirmación.

- Lo siento, Alex, no debí..

- Tonta! Solo bromeaba ok? No te pongas así, suelo ser un poco divertida a veces - Dijo con un tono bastante pícaro que la castaña acató de inmediato.

- Alexis, yo...

- Hey! Katherine, estás acá? - Dijo Josh entrando a la casa de pronto. Kate soltó un suspiro de frustración porque quería contarle algo más a la pelirroja, entendió que tampoco era el momento justo. Le hizo una señal a su amigo de que esperara y continuó, tenía que despedirse.

-  Acaba de llegar mi amigo con quien voy a ir de pesca un rato - Dijo sin quitarle la vista a Josh de su rostro. Este sólo alzó una ceja y la dejó que terminara de hablar por teléfono, preguntándose con quien estaría hablando su amiga.

- No tengas cuidado, te llamaré pronto y espero que tengas un buen día. Cuídate. Adiós.

- Adiós - Dijo Kate finalizando la llamada aún con una sonrisa dibujada en sus labios. Chequeó de nuevo la cara de su amigo y éste la veía con la pregunta a flor de piel: No piensas decirme?

Se levantó del sofá, miró de reojo al chico pasando por su lado como si nada. Éste se giró a verla esperando que soltara algo, pero sabía que Kate era demasiado reservada. Veía mientras la castaña buscaba su caña de pescar y demás provisiones que necesitarían ese día. Él solo la observaba detalladamente. Sabía que estaba feliz por algo, así lo había notado días atrás y esta vez no era distinto, podía notársele la felicidad por los poros.

- En realidad no piensas decirme que sucede, Kate? - Dijo al fin el joven trasmitiendo toda su curiosidad verbalmente.

- A ver - Dijo deteniéndose unos cuantos pasos en la entrada de la casa girándose para ver a su inmóvil amigo que aún esperaba con impaciencia una respuesta por tanta felicidad - Es una chica que conocí en una de éstas páginas para lesbianas..

- No me digas que es una de esas páginas de pornografía? - Preguntó elocuente. Kate alzó una ceja y rodó los ojos.

- No es ese tipo de páginas Josh por favor. A veces pienso que vos y Lanie, habéis sido cortados por la misma tijera. Sois extremadamente irónicos.

- Jaja! Créeme que tú amiga siempre la he considerado la cosita más hermosa que he conocido en todo lo que llevo de vida pero ese no es el caso, dime... o más bien, cuéntame de quien se trata.

- Ok. Sin presiones. Bien, es una chica que he conocido en un foro, escúchame bien FORO donde se pueden  leer historias sobre gays y lesbianas. Pues, ella es una de las escritoras y allí la he conocido - Dijo sin darle más vueltas al asunto. Josh caminó hasta un sofá que se encontraba en una esquina y se sentó de piernas cruzadas. Al parecer, la conversación le iba a ser muy interesante.

- Y supongo que ya la conoces, ó no?

- No. Solo la he visto por fotos...

- Es linda? - Dijo irguiendo su postura sobre el sofá.

- Lo es... Créeme que lo es.

- Bien, me parece una historia tan tierna pero no se te olvida algo? como que estás casada y toda la cosa, por ejemplo? Kate, no creo que vayas a cambiar todo lo que tienes por una simple chiquilla que ni siquiera conoces en persona.

- Te he dicho acaso que voy a cambiar mi vida solo porque te dije que conocí a alguien por un simple chat? - Preguntó algo molesta Kate colocando los instrumentos de pesca a un lado y dirigiéndose a la cocina por otro vaso de agua. Le molestaba cuando la juzgaban en vano.

- No he dicho eso Kate, o no fue mi intención... demonios - Josh se levantó y siguiéndola, se encontraron de nuevo en la cocina - Lo siento si? Sólo que en estos días te he visto más animada, estás más distraída y comenzaba a sospechar algo y hoy acabas de darme la respuesta.

- A qué te refieres? - Objetó Kate bebiendo de su vaso ya lleno.

- A que te gusta esa chica, verdad? Y acabo de ver la sonrisa más sincera que desde hace tiempo no había visto en tu cara, la última vez fue cuando conociste a Gina, tu esposa.

- No tienes que recalcarme a cada momento que estoy casada - Dijo mostrándole el anillo en su mano - Sé perfectamente cuales son mis obligaciones y no, no me gusta esa chica. Sólo he charlado un par de veces con ella.

- Por qué no vas y la conoces? Si sabes donde reside, le haces una visita y listo. Si te gusta, te la follas y..

- No seas imbécil Josh!! - Gritó totalmente descolocada, cerrando su puño hasta que los nudillos se le volvieron blancos. Sintió la necesidad impulsiva de abofetearlo, pero se contuvo y salió de inmediato del recinto hacia la sala seguida de su amigo que le gritaba y le suplicaba una disculpa.


Ninguno de los dos se dirigía la palabra. Ambos estaban sentados a distancia en el pequeño muelle que se encontraba en el río. Kate solo se dedicaba a lanzar piedras al agua, mientras Josh solo la veía. Se conocían de toda la vida. Él, el hijo de un empleado de Don Jim, se había criado con las chicas Beckett desde los 5 años de edad. Siempre sostuvo una relación más íntima con la castaña que con Katryn, la hermana de ésta. La chica siempre le pareció algo hueca y muy superficial, así que su amistad fue más hacia la Katherine.


<<<<<<<<<<< FLASHBACK INICIO


La noche estaba bastante entrada. Era más de la media noche y Lost Lake desde lo lejos no se detallaba muy bien. Apenas y era iluminado por unos cuantos faroles que desde aquella distancia, los hacían parecer estrellas en la tierra. Kate y Josh apenas cumplían los 8 y 9 años respectivamente y habían quedado los dos críos, en salir y atrapar de una vez por todas al gran monstruo del río. Josh ponía las manos en fuego y daba su vida a que esa noche si atraparían ellos solos al gran animal que según, los pueblerinos, decíais que nadaba todas las noches por el río, después de que la luna se ponía en todo lo alto, y que le gustaba alimentarse con estrellas caídas del cielo. Por esa razón, la noche en Ontario era muy oscura, porque las estrellas no existían gracias al gran monstruo del río que se las comía cuando aparecía cada 3 meses por el lugar.

- Kate espera, no vayas tan rápido - Corría el pequeño chico detrás de la niña que al parecer, no tenía miedo de nada.

- No seas miedoso Josh, que es muy tarde y tenemos que llegar al río lo más pronto posible. Hay que colocar la trampa.

Ambos llevaban sogas, estacas de maderas pequeñas que se encontraron en el granero y un listón de cabello  color azul que la pequeña Kate llevaba atada a su muñeca izquierda.

- Para que traes ese listón? - Preguntó Josh un poco cansado por la carrera.

- Es de Katryn, es para que el monstruo aparezca más rápido. Dicen que le atraen las niñas tontas y como ella lo es, seguro podemos atraparlo pronto - Josh asintió con la cabeza como si aquello fuese lo más lógico, mientras llegaban a su destino un tanto exhaustos por los kilómetros que ya habían caminado, o mejor dicho; que habían recorrido al trote.

Al llegar al muelle, la luz de la luna se reflejaba en el agua haciéndola parecer un tanto misteriosa. La niebla envolvía suavemente el lugar y el ruido de las aves nocturnas le daban aquel toque, macabro. Ninguno de los dos tenía miedo, no señor. Ambos chicos eran muy valientes siempre y cuando estuvieran juntos no sentirían pánico alguno porque sabían que se tenían el uno al otro.
Se sentaron sobre la madera húmeda y ya desgastada del muelle y comenzaron atar pedazos de sogas a las estacas, esas serían los anzuelos con que atraerían al gran animal que aún ni sospechaban que forma tendría. Por último, Kate tomó el listón azul de su hermana gemela y lo ató a una estaca más grande la cual iba amarrada a una soga más larga que las demás.

- Crees que eso si funcione? - Cuestionó Josh aún terminando de amarrar su parte de los anzuelos.

- Créeme que si, mira - Kate levantó el listón y lo colocó cerca de la nariz de su amigo. Éste se acercó y lo olió sin cuidado y se alzó de hombros - Huele a Katryn, eso lo atraerá más de prisa. Ya verás pequeño Josh.

Terminaron de armar todo y lanzaron al río lo que llamaron la "trampa del siglo" según el pequeño, si todo salía bien, se harían muy famosos vendiendo el diseño de lo que os llevó a la captura del monstruo y saldrían en todos los periódicos de todo el mundo como los únicos niños valientes, capaces de enfrentar a una criatura muy voraz.

Amarraron cada soga a los soportes de tronco del muelle y luego se tomaron de las manos, apretando sus ojitos, cada quien haciendo una oración mental, pidiéndole al gran Dios cazador, que les ayudara esa noche a atrapar al animal gigante.
Fueron a esconderse detrás de unos arbustos. No querían ser vistos por aquel animal, así que, cada uno se sentó en la tierra húmeda y decidir esperar.

- Cómo piensas que sea, Kate? – Preguntó Josh abrazando su propio cuerpo. Comenzaba a sentir frío.

- Pues, creo que será muy grande y muy gelatinoso. Debe tener muchos cuernos y un huequito atrás como las ballenas para poder respirar, eso - La castaña se encogió de hombros después de dar su descripción bastante creíble de cómo sería aquel monstruo y bajó más su gorra hasta tapar sus ojos. Tenía algo de sueño pero aquello no iba a ensombrecer la gran captura, así que debía estar bien despierta.

- Creo que deberíamos llamar a Katryn, para que nos ayude. Si es muy grande, nosotros dos no...

- Shhh! - Calló Kate de pronto al escuchar un chapoteo en el agua. Ésta miró a Josh y éste le devolvió la mirada. Ambos estaban extasiados y con los ojos muy abiertos. El ruido cesó y no escucharon nada más. Se habían puesto en posición de ataque pero al parecer, todo fue una falsa alarma.

Ya eran las 2 menos 15 de la madrugada y no habían vuelto a escuchar nada más después del primer ruido. El río se veía en calma. Los anzuelos permanecían en el mismo lugar. Kate y Josh, estaban recostados sobre sus espaldas, con el sueño venciéndoles y ganándoles la batalla. Esa noche, ninguno de los dos tuvo la suerte de atrapar al monstruo del río en Lost Lake, solo consiguieron una buena reprimenda de parte de sus padres y un gran resfriado que los mantuvo en cama por tres días.

Cada tres meses, se dirigían al lugar con la fe de que algún día, serían los cazadores de monstruos más famosos de todo el país, pero todo aquello quedó, como una simple fantasía de dos chicos que jamás volvieron a separarse al pasar los años.

>>>>>>>>>>>>>>>>>>> FLASHBACK FIN


Seguían allí sentados, distanciados el uno del otro. Kate sabía que era bastante incómodo aquel sentimiento, pero Josh se había pasado de la raya esta vez y lo sabía. Se levantó despacio, limpiando sus pantalones de mezclilla de cualquier rastro de hojitas sobre ellos. Contemplaba aquel paisaje increíble. Una sonrisa en su rostro se dibujó, posiblemente había recordado aquella fantasía y sobre todo el mito acerca del monstruo de Lost Lake. Cerró los ojos y respiró un poco de aire fresco. Sintió la mano de su amigo sobre su hombro y los abrió.

- Kate, lo siento... En verdad me siento como un tonto - Increpó un poco avergonzado por su actitud.

- Ya está... No quiero que sigamos así, distanciados Josh - Respondió la castaña dándose la vuelta para mirar a su amigo - Pero no quiero que me juzgues a la primera ni que me recuerdes a cada instante, cual es el papel que debo cumplir. Sé que es lo que hago y porque lo hago y si te conté sobre esto... - Hizo una pausa para mirar atrás y luego continuar - Es porque ni yo sé que es lo que me está pasando - Concluyó bajando su cabeza.

- Recuerdas la historia del monstruo?- Preguntó Josh rompiendo con aquel incómodo silencio que se había formado durante unos minutos. Kate regresó su mirada hacia él y con una sonrisa, corrió hacia la orilla del muelle. Se agachó cuidadosamente y sacó una soga que estaba un tanto vieja y rasgada y la sacó del agua. La estaca ya podrida por la humedad, aún tenía atado en el medio un listón azul pálido ya por el tiempo y totalmente deshilachado. Kate la tomó en sus manos y largó una carcajada que contagió a Josh.

- Cómo no voy a recordarla? Si el monstruo nunca vino hacia nosotros porque el listón era de Katryn. Seguro le iba a dar indigestión o posiblemente moriría envenenado.

Ambos chicos rieron placenteramente mientras la tarde comenzaba a ponerse sobre ellos. Sin duda alguna, eran los mejores amigos, se conocían de toda la vida y no había mal entendido que el noble corazón de Kate no pudiera perdonar.

Estaba parada a mitad del camino de tierra viendo la nube de polvo que se alzaba al compás que Josh abandonaba el lugar en su coche todo terreno. Ya era de noche y no tenía intención alguna de regresar a casa, necesitaba pensar en todo lo que estaba sintiendo, en aquella actitud que para nadie; al menos para sus allegados, podía pasar desapercibida. Estaba cambiando positivamente y ella lo sabía, pero se sentía feliz y es lo que más le importaba. Había olvidado el significado de aquella palabra y poco a poco, volvía a tener sentido.

La casa de campo, era la única que quedaba a la redonda, no habían más vecinos con quienes charlar. Unos cuantos trabajadores que ya concluían su jornada, saludaban cortésmente mientras tomaban rumbo hacia sus casas, carretera arriba. Entró y cerró la puerta de manera segura. Extrañaba a su fiel amigo Luke, pero necesitaba estar sola, así que esta vez, tuvo que quedarse en la mansión, en la ciudad. Subió las escaleras hacia su habitación y se sentó sobre su cama, encendiendo el televisor mientras cambiaba sus ropas. Sacó sus tenis y su pantalón de mezclilla rojo quedando así sólo en unos ajustados y muy femeninos boxers, aquellos que ni su madre sabía que usaba porque los consideraba una vestimenta un tanto "masculina". Ajustados a su esbelta figura, le quedaban muy bien tallados, dejando arriba su playera blanca y sus inseparables calcetas corte bajo que le daban cierto toque infantil.

Llevó consigo su móvil y bajó nuevamente las escaleras para prepararse algo de comer.
Eran un poco más de las 21:00 horas así que prepararía una simple ensalada de frutas. Buscó en la heladera un poco de sandía y fresas, del mesón de la cocina asió algunos bananos y una naranja para comenzar hacerse la cena. Cogió el control de mando de su stereo y colocó algo de música de Sigur Ros - Festival- tarareando un poco para darle rienda suelta lo que sería su exquisita y sana cena. Al cabo de media hora, se sirvió en un bol la preparación y caminó de nuevo hacia su habitación, llevando consigo su móvil. De nuevo se sentó en su cama, desatando la coleta donde amarraba su cabello y lo dejó libre, acomodándolo detrás de su espalda. No tenía ganas de leer pero tal vez haciendo zappin, consiguiera algo agradable que ver. El sonido de un nuevo mensaje de texto, llamó su atención. Se reclinó por completo sobre el espaldar de la cama, colocó sus piernas como canastitas y el bol dentro de ellas. Al abrir su móvil, encontró unas bellas palabras escritas dedicadas a ella.

SMSAlexis: " Buenas noches preciosa, solo pasaba por acá para desearte lindos sueños y que hayas pasado una velada genial de pesca. Me encantó tu voz, no pensé que fuera tan dulce así que, ya lo dije    Cuídate mucho. Alex"

Kate comió un poco de su ensalada de frutas y se puso más cómoda para poder responder el mensaje. Qué dónde había dejado los nervios y las ansias de adolescente? Pues, creo que hace un rato las había enviado todas por un caño.

SMSKate: "Buenas noches hermosa, gracias por tus buenos deseos, pero aún sigo despierta. La he pasado bien, aunque no pescamos mucho ya que el río estaba un poco revuelto. Pues bien, tengo que ser también sincera contigo y es que a mí también me ha gustado tu voz, es muy ronquecina y a la vez dulce, esa es mi opinión. Y cómo has pasado el día junto a tú novia?"

SMSAlexis: "Ehm! Me has hecho sonrojar por tus halagos y gracias. La hemos pasado bien pero tuve que venirme antes porque mamá iba hacer acto de presencia junto a mi padre. Aunque con él no estoy molesta, con ella sí. Además, no quise exponer a Jenny a otra humillación, aunque mis tíos nos mirabais como extraterrestres. En fin. No les hago mucho caso. Ya vas a irte a dormir, o interrumpí tus sueños?"

SMSKate: "En realidad, me encuentro cenando en este momento una rica ensalada de frutas que acabo de prepararme ya que es algo tarde. Nunca me acuesto sin cenar, suelo tener pesadillas  . Tú, ya has cenado?"

Le parecía gracioso poder compartir con Alexis sus momentos más íntimos. Ahora sentía estar más cerca de ella, ya no estaba enviándole un simple correo electrónico sin temer que su internet fallara y quedarse sin leer hasta el día siguiente, esta vez era más sencillo y para ser sincera, le gustaba ver la foto de Alexis en el avatar de mensajes. Sin duda alguna, veía la foto cada cinco minutos, le parecía totalmente hermosa la chica de ojos grises y cabello cobrizo.

SMSAlexis: "No quiero cenar ya que he comido gran cantidad de aperitivos y carnes. No sé como no he vomitado aún, Kate. Me siento reventar créeme. Pero sobreviviré de eso estoy segura. Nadie ha muerto por un ataque desconsiderado de barbacoa. A parte de eso, no se cocinar muy bien, si hubiera un premio de la persona que compra más comida chatarra sobre la tierra, ese premio me lo llevaría yo sin duda".

SMSKate: "  SmileSmile Eres muy elocuente Alex y por qué no contratas a un servicio o algo así? Comer demasiada chatarra no es muy bueno que digamos así que, deberías considerar eso"

SMSAlexis: " Lo consideraré no te preocupes y gracias por preocuparte por mi salud y por la integridad física de la cocina. Nadie se había preocupado jamás de que pudiera causar un incendio en ella... Kate, te puedo hacer una pregunta?"

SMSKate: "Claro hermosa, las que quieras hacerme.... Dime" - Terminó de escribir y volvió a comer un poco de su ensalada y volver hacer zappin en el televisor. A decir verdad, tampoco estaba poniendo mucha atención a lo que allí estaba sucediendo. Tenía una conversación más importante que atender y todo en ese momento excepto una sola cosa, perdió total interés en ella.

SMSAlexis: "Me dijiste una vez que tenías 3 años de casada. Cómo es el matrimonio gay y amas mucho a tu esposa?"

Qué pregunta había sido aquella por Dios? Inmediatamente la castaña pasó por su garganta aquel pedazo de sandía que había llevado a su boca con gran dificultad, se le había hecho un nudo en su garganta. Hablar de Gina para ella era algo así como un tema tabú, por decirlo de alguna manera. No es que no le gustase hablar acerca de su esposa, pero Alexis había formulado una pregunta muy importante: "Amaba realmente a su esposa?" Era algo que comenzaba a rondar por su cabeza de un tiempo para acá. La distancia siempre estuvo presente entre ambas, aunque dormían en la misma cama, sentía que lo hacían en habitaciones distintas. Para ella su matrimonio siempre fue la gota que derramó el vaso para con su distinguidísima familia. Su rubia mujer, nunca fue moneda de oro para nadie de los Beckett a excepción de Katryn Beckett, que siempre fue su mejor amiga, pero a veces podía notar el roce que estas dos chicas tenían, posiblemente por su carácter egocéntrico en común. Pero aquella pregunta no había sido hecha de manera general sino de manera personal.

SMSKate: " Bueno... El matrimonio gay es como la mayoría de los matrimonios heterosexuales, tiene sus momentos buenos y sus momentos malos. Todas las parejas lo tienen Alexis y así es. En cuanto a tu última pregunta, pues, quiero mucho a mi esposa, llevo tres años como ya te he dicho, con ella y me he acostumbrado a sus cosas y viceversa. Bueno, eso"

SMSAlexis: "Disculpa si fui algo entrometida pero solo me dio curiosidad. Soy un poquito fisgona como podrás haberte dado cuenta pero en verdad me alegro mucho que la quieras, pues es tu esposa no? Pero he notado cierta tristeza en tus palabras, tal vez esté equivocada, no te conozco mucho pero lo he notado. Si es así entonces, no me prestes mucha atención. A veces quiero hacerme pasar por la mejor psicóloga del mundo y yo estoy más loca que el planeta entero. Y, ahora voy acostarme porque tengo demasiado sueño. Disfruta de tu cena y espero que tengas una feliz noche. Un beso."

Leyó el mensaje muy bien antes de responder. Alexis había tocado una tecla muy importante en su vida sentimental que la puso a dudar como nunca. Colocó el bol vacío sobre su mesa de noche donde descansaba un libro que siempre se servía de estar allí. Cerró los ojos y el rostro de Svetlana llegó de inmediato a su mente, luego cambió al de Alexis, la sonriente chica que le estaba desordenando las ideas y de pronto una ciudad se mezcló entre ambas: Long Beach.

SMSKate: " Alex... Te gustan las sorpresas?
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