El Archivo Perdido
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errauskine
Kate
maritere_28
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El Archivo Perdido
Lo he dicho. Estoy oficialmente obsesionada con el caso de Johanna Beckett. Primero, por todo el misterio que rodea su muerte, y segundo, por las extrañas señales que ahora testigos de ese hecho han arrojado a la luz.
Debo decir además que esta historia es completamente mía, original, y pido disculpas por cualquier error en la trama ya que estoy recién empezando con las ideas. Quiero aclarar además que esta historia no tiene nada que ver con Antología de un Beso, por mucho que me guste aquella historia, quizás saque algunas cosas de ella, pero insisto, no tiene nada que ver.
Lo último, el primer capítulo es un poco corto, pero a la vez descriptivo y tiene que ver mucho con lo que en el capítulo de Derribo habla sobre el Archivo perdido que quería Johanna Beckett...
Capítulo 1: Johanna Beckett
El archivo. Eso era todo lo que le faltaba a Johanna Beckett para dar el golpe de gracia al crimen organizado y limpiar de Washington Hight toda la droga que circulaba libremente por sus calles.
Ella sabía que era un caso difícil. Como Abogada defensora de los derechos civiles tenía casos muy difíciles y peligrosos, pero a ella le gustaban así. Mientras más difícil un caso fuera, más ganas tenía de ganarlo.
Aún así estaba preocupada. Sabiendo el peligro de su trabajo también tenía que pensar en su familia. Su hija Kate y su esposo Jim no debían verse involucrados en ellos. Moriría si algo malo les ocurriese por culpa de su pasión: La verdad.
Porque la verdad redime, libera… ella estaba dispuesta a dar todo de sí para llegar a ella.
Por eso fue que aceptó el caso. Vulcan Simmons se estaba convirtiendo en un tipo cada vez más peligroso. Con sus contactos con la mafia, él era la mano derecha del llamado Dragón.
Un político sobresaliente que estaba en la cima de su carrera. Anhelaba con el alma ser el próximo presidente de los Estados Unidos y era los creía fervientemente que “El fin Justifica los medios”…. Si tenía que mentir, creando una fachada de hombre de hogar intachable, lo haría. Sí tenía que forzar a sus contrincantes a dimitir para ganar puestos, lo haría. Si tenía que aliarse con cárteles de la droga para costar sus campañas electorales, lo haría. Si tenía que matar a sus llamados enemigos… estaba dispuesto también a hacerlo…. El fin justifica los medios…. Claro, él nunca se vería envuelto en ese tipo de líos. Para eso tenía sicarios, gente que hiciera el trabajo sucio por él…. Estaban Dick Coonan, un buen aliado y su mejor sicario, él tenía toda la droga que poseía para costear todo lo que quisiera, y de paso darse sus gustitos. Luego estaba Vulcan Simmons, distribuidor y matón a sueldo que tenía aterrorizado a todo Washington Hight. Mientras que Coonan ó Rathborn era fantasma, Simmons era un demonio.
También estaba Hal Lockwood, (Su nombre encubierto) Un excelente franco tirador. Era silencioso, certero y eficaz, capaz de asesinar a cualquiera a cualquier distancia.
Luego seguían los capos de la mafia…. Se involucraba con ellos porque eran su principal competencia. Estaban ganando terreno muy rápidamente y eso no era muy bueno que digamos para la reputación del dragón. Por fortuna para él tenía a ciertos detectives de la policía de Nueva York guardando sus espaldas: John Raglan y Gary Mc Callister. Ellos tenían su propia manera de lidiar con los mafiosos que se querían pasar de la raya contra el dragón. Con la “Encarcelación” ocultaban los cuerpos, y encubrían el asesinato pasándolos por “Peleas o conflictos de pandillas al azar” y los capos y pandillas relacionados con la mafia hacían la cubierta perfecta, sino pregúntenle a Joe Pulgatti… Y todo comenzó hace diecinueve años con el asesinato de Bob Armen. Agente del FBI que trabajaba encubierto para la mafia…. Ese no fue un asesinato al azar, tampoco obra de la Ejecución Sumaria de la mafia que utilizaba Joe Pulgatti y de hecho, sino fuera por Joe Pulgatti, Johanna Beckett nunca se hubiese enterado de todo lo demás.
Así fue como Bob Arman resulto ser la punta del iceberg. El primer enlace que años después la llevaría hasta el mismísimo dragón, enlace que terminaría acabando con su vida.
Debo decir además que esta historia es completamente mía, original, y pido disculpas por cualquier error en la trama ya que estoy recién empezando con las ideas. Quiero aclarar además que esta historia no tiene nada que ver con Antología de un Beso, por mucho que me guste aquella historia, quizás saque algunas cosas de ella, pero insisto, no tiene nada que ver.
Lo último, el primer capítulo es un poco corto, pero a la vez descriptivo y tiene que ver mucho con lo que en el capítulo de Derribo habla sobre el Archivo perdido que quería Johanna Beckett...
Capítulo 1: Johanna Beckett
El archivo. Eso era todo lo que le faltaba a Johanna Beckett para dar el golpe de gracia al crimen organizado y limpiar de Washington Hight toda la droga que circulaba libremente por sus calles.
Ella sabía que era un caso difícil. Como Abogada defensora de los derechos civiles tenía casos muy difíciles y peligrosos, pero a ella le gustaban así. Mientras más difícil un caso fuera, más ganas tenía de ganarlo.
Aún así estaba preocupada. Sabiendo el peligro de su trabajo también tenía que pensar en su familia. Su hija Kate y su esposo Jim no debían verse involucrados en ellos. Moriría si algo malo les ocurriese por culpa de su pasión: La verdad.
Porque la verdad redime, libera… ella estaba dispuesta a dar todo de sí para llegar a ella.
Por eso fue que aceptó el caso. Vulcan Simmons se estaba convirtiendo en un tipo cada vez más peligroso. Con sus contactos con la mafia, él era la mano derecha del llamado Dragón.
Un político sobresaliente que estaba en la cima de su carrera. Anhelaba con el alma ser el próximo presidente de los Estados Unidos y era los creía fervientemente que “El fin Justifica los medios”…. Si tenía que mentir, creando una fachada de hombre de hogar intachable, lo haría. Sí tenía que forzar a sus contrincantes a dimitir para ganar puestos, lo haría. Si tenía que aliarse con cárteles de la droga para costar sus campañas electorales, lo haría. Si tenía que matar a sus llamados enemigos… estaba dispuesto también a hacerlo…. El fin justifica los medios…. Claro, él nunca se vería envuelto en ese tipo de líos. Para eso tenía sicarios, gente que hiciera el trabajo sucio por él…. Estaban Dick Coonan, un buen aliado y su mejor sicario, él tenía toda la droga que poseía para costear todo lo que quisiera, y de paso darse sus gustitos. Luego estaba Vulcan Simmons, distribuidor y matón a sueldo que tenía aterrorizado a todo Washington Hight. Mientras que Coonan ó Rathborn era fantasma, Simmons era un demonio.
También estaba Hal Lockwood, (Su nombre encubierto) Un excelente franco tirador. Era silencioso, certero y eficaz, capaz de asesinar a cualquiera a cualquier distancia.
Luego seguían los capos de la mafia…. Se involucraba con ellos porque eran su principal competencia. Estaban ganando terreno muy rápidamente y eso no era muy bueno que digamos para la reputación del dragón. Por fortuna para él tenía a ciertos detectives de la policía de Nueva York guardando sus espaldas: John Raglan y Gary Mc Callister. Ellos tenían su propia manera de lidiar con los mafiosos que se querían pasar de la raya contra el dragón. Con la “Encarcelación” ocultaban los cuerpos, y encubrían el asesinato pasándolos por “Peleas o conflictos de pandillas al azar” y los capos y pandillas relacionados con la mafia hacían la cubierta perfecta, sino pregúntenle a Joe Pulgatti… Y todo comenzó hace diecinueve años con el asesinato de Bob Armen. Agente del FBI que trabajaba encubierto para la mafia…. Ese no fue un asesinato al azar, tampoco obra de la Ejecución Sumaria de la mafia que utilizaba Joe Pulgatti y de hecho, sino fuera por Joe Pulgatti, Johanna Beckett nunca se hubiese enterado de todo lo demás.
Así fue como Bob Arman resulto ser la punta del iceberg. El primer enlace que años después la llevaría hasta el mismísimo dragón, enlace que terminaría acabando con su vida.
Re: El Archivo Perdido
ya tenia ganas de leer un fic tuyo!!! pero tuyo tuyo tuyo!!!!
muuuuuuuy interesante!!! pondras su asesinato???? sera todo del pasado o luego pasara como en el otro, que sera una especie de flashback, o de escena del pasado???
continualo pronto!!
muuuuuuuy interesante!!! pondras su asesinato???? sera todo del pasado o luego pasara como en el otro, que sera una especie de flashback, o de escena del pasado???
continualo pronto!!
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Re: El Archivo Perdido
Ohhhhh tiene muy buena pinta
errauskine- Autor de best-seller
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Re: El Archivo Perdido
Kate escribió:ya tenia ganas de leer un fic tuyo!!! pero tuyo tuyo tuyo!!!!
muuuuuuuy interesante!!! pondras su asesinato???? sera todo del pasado o luego pasara como en el otro, que sera una especie de flashback, o de escena del pasado???
continualo pronto!!
Tenía planeado hacer eso. Pero decidí hacer dos historias paralelas. Una con Johanna en 1999 y otro con Kate en el presente. Espero que no se complique mucho. Gracias a ambas por sus comentarios
El Archivo Perdido Capítulo 2
Estoy feliz de anunciar un nuevo capítulo de esta historia. Intenté hacerlo un poco más largo que el anterior, así que espero no aburrirlas mucho. Aquí he cambiado un poco mi versión al capítulo Derribo que dejó fuera al padre de Kate y bueno, es mi visión a las fotos promocionales que vimos. Espero les guste
Capítulo 2: Kate Beckett
No había hecho más que llegar a casa para llamar a su padre, como siempre lo hacía desde que sabía algo nuevo sobre el caso de su madre. Así que después de haber llorado un poco y haber conseguido quitarse toda la rabia que sentía por Vulcan Simmons que logró marcar número de teléfono sin equivocarse. El teléfono al otro lado de la línea fue contestado en el primer anillo.
- Hola papá – saludó Kate a su padre en un susurro entrecortado - ¿Cómo estás?
- ¿Katie? ¿Qué sucede hija estás bien? – la voz de Jim Beckett respondió con un atisbo de preocupación
- Yo…. – Kate vaciló un poco en responder – Se trata de la mamá…. Papá, hablé con John Raglan, él….
- Él esta muerto – Jim interrumpió a su hija con tono sombrío – Lo sé, lo escuché en las noticias…. Sobre lo del tiroteo, Katie, espero que no hayas ido allí sin respaldo, porque de lo contrario tú y yo tenemos cosas muy serias de qué hablar.
No estaba con ánimos para más sermones, con todos los que le dio Montgomery luego de sacarla del caso por el altercado que tuvo con Simmons en la sala de interrogatorios tenía suficiente.
- Papá, no quiero hablar de eso ahora por favor… - le pidió ella en tono serio fastidiada – Puedes regañarme todo lo que quieras en tu camino hasta aquí…. Te necesito ahora papá.
- Esta bien Katie no te preocupes, voy en mi camino – prometió Jim en tono más amable – Si puedes cariño, ¿Te importaría tener algo de comida cuando llegue a casa? La verdad es que me apetecería mucho tener algo de comida, ya vez, me has llamado justo a la hora del almuerzo.
Esto aparte de quitarle un poco de tensión al ambiente, hizo sonreír a Kate, casi se le había olvidado que a su padre le molestaba que lo interrumpieran mientras comía su almuerzo.
- Por supuesto papá – le respondió ella en tono ligero – ¿Te gusta la comida china, verdad?
- Lo que sea con tal de que me quite el hambre – respondió Jim sonriendo – china es entonces.
- Gracias papá – le dijo Kate a su padre en tono emocionado – Gracias por estar ahí para mí.
- Es mi turno ahora Katie – respondió Jim con sinceridad – Tú estuviste ahí para mí cuando yo no era dueño de mi mismo y me cuidaste, es lo menos que puedo hacer por ti ahora. Además, no te olvide que soy un padre, y todos los buenos padres se preocupan siempre por sus hijos, así que señorita, no se olvide que tenemos una seria conversación pendiente.
- ¿No vas a dejar pasar eso, verdad? – le preguntó Kate a Jim en tono serio molesta – No importa lo que te diga….
- Por supuesto que no – advirtió Jim en tono serio preocupado – Además si no fuera por el Capitán Montgomery yo nunca….
- ¡¿Qué?! ¿El Capitán Montgomery te llamó para avisarte? – le cortó Kate sorprendida y muy enojada - ¡Él no tenía derecho!
- Por supuesto que lo tiene Katherine – le respondió Jim en un tono que no admitía objeciones y dio cuenta a Kate lo enojado que su padre estaba con ella, ya que sólo la llamaba Katherine cuando él sabía que ella había hecho algo muy malo – Pero bueno, ese tema lo conversamos en casa, y no lo voy a dejar pasar señorita, así es que mejor te armas de paciencia y te buscas una excusa creíble para convencerme de lo contrario. Además, me tienes que contar todo acerca de Richard Castle…. Él es quién escribió tus libros favoritos, ¿Verdad? ¿Qué hacía contigo en esa cafetería hablando con Raglan? Parece que tienes que contarme muchas cosas querida Katie.
A la mención del nombre de Castle, Kate se atragantó y se sonrojó furiosamente sin poder evitarlo. El recuerdo del tiroteo en la cafetería y luego la mirada de terror de Castle al ver su camisa cubierta de sangre volvió a ella con toda su fuerza. Sabía que debía dejarlo apartado de todo eso. Sabía que él no estaba acostumbrado a ver pasar la vida de otras personas delante de sus ojos, ni a la violencia con la que ella vivía día tras día, pero no podía evitarlo.
Como le había dicho a Raglan, él es alguien en quién confío… a pesar de que nunca lo habría admitido antes, ahora sabía que esa era una verdad inquebrantable, ella confiaba en él con su corazón y con su vida.
- ¿Hija? ¿Katie sigues ahí? – la voz de su padre de pronto la trajo de vuelta al presente – Eh… si papá sigo aquí, lo siento, yo sólo me quedé pensando….
- Mmm algo me dice que estabas pensando en cierto escritor – dijo Jim en tono divertido de pronto – Bueno ya sabes tienes que contármelo todo. Nos vemos pronto Katie un beso.
- Si papá y gracias – se despidió Kate en tono suave – Nos vemos pronto.
Luego de despedirse Kate terminó la llamada y no pudo evitar poner sus ojos en blanco al escuchar las palabras de su padre, al parecer todas las personas importantes para ella, estaban haciendo un muy buen trabajo para involucrarse en las partes personales de su vida, y a pesar de saber que lo hacían con buena intención, no podía evitar sentirse fastidiada por ello.
Hizo una nota mental para hablar con Montgomery cuando tuviera la primera oportunidad a pesar de que no podía volver al recinto todavía. Esa era otra de las cosas que la fastidiaban, no poder hacer su trabajo. Porque a pesar de que la muerte de Raglan afectaba directamente al caso de su madre, era como cualquier otro homicidio, y sabía que tenía que trabajar en ello. Más aún de un asesinato de la fue testigo junto con Castle.
Y Castle…. De pronto se le ocurrió. Lo necesitaba a él. Por mucho que no le gustara la idea de que su padre lo conociera, sabía que necesitaba su ayuda para resolver ese caso y así además conseguía saciar la no poca curiosidad de su padre matando dos pájaros de un tiro. Así que volvió a coger el teléfono y marcó el número conocido. Antes de que él fuera capaz de decir Hola, ella preguntó: Castle, ¿Te gustaría compartir una comida china conmigo?
Capítulo 2: Kate Beckett
No había hecho más que llegar a casa para llamar a su padre, como siempre lo hacía desde que sabía algo nuevo sobre el caso de su madre. Así que después de haber llorado un poco y haber conseguido quitarse toda la rabia que sentía por Vulcan Simmons que logró marcar número de teléfono sin equivocarse. El teléfono al otro lado de la línea fue contestado en el primer anillo.
- Hola papá – saludó Kate a su padre en un susurro entrecortado - ¿Cómo estás?
- ¿Katie? ¿Qué sucede hija estás bien? – la voz de Jim Beckett respondió con un atisbo de preocupación
- Yo…. – Kate vaciló un poco en responder – Se trata de la mamá…. Papá, hablé con John Raglan, él….
- Él esta muerto – Jim interrumpió a su hija con tono sombrío – Lo sé, lo escuché en las noticias…. Sobre lo del tiroteo, Katie, espero que no hayas ido allí sin respaldo, porque de lo contrario tú y yo tenemos cosas muy serias de qué hablar.
No estaba con ánimos para más sermones, con todos los que le dio Montgomery luego de sacarla del caso por el altercado que tuvo con Simmons en la sala de interrogatorios tenía suficiente.
- Papá, no quiero hablar de eso ahora por favor… - le pidió ella en tono serio fastidiada – Puedes regañarme todo lo que quieras en tu camino hasta aquí…. Te necesito ahora papá.
- Esta bien Katie no te preocupes, voy en mi camino – prometió Jim en tono más amable – Si puedes cariño, ¿Te importaría tener algo de comida cuando llegue a casa? La verdad es que me apetecería mucho tener algo de comida, ya vez, me has llamado justo a la hora del almuerzo.
Esto aparte de quitarle un poco de tensión al ambiente, hizo sonreír a Kate, casi se le había olvidado que a su padre le molestaba que lo interrumpieran mientras comía su almuerzo.
- Por supuesto papá – le respondió ella en tono ligero – ¿Te gusta la comida china, verdad?
- Lo que sea con tal de que me quite el hambre – respondió Jim sonriendo – china es entonces.
- Gracias papá – le dijo Kate a su padre en tono emocionado – Gracias por estar ahí para mí.
- Es mi turno ahora Katie – respondió Jim con sinceridad – Tú estuviste ahí para mí cuando yo no era dueño de mi mismo y me cuidaste, es lo menos que puedo hacer por ti ahora. Además, no te olvide que soy un padre, y todos los buenos padres se preocupan siempre por sus hijos, así que señorita, no se olvide que tenemos una seria conversación pendiente.
- ¿No vas a dejar pasar eso, verdad? – le preguntó Kate a Jim en tono serio molesta – No importa lo que te diga….
- Por supuesto que no – advirtió Jim en tono serio preocupado – Además si no fuera por el Capitán Montgomery yo nunca….
- ¡¿Qué?! ¿El Capitán Montgomery te llamó para avisarte? – le cortó Kate sorprendida y muy enojada - ¡Él no tenía derecho!
- Por supuesto que lo tiene Katherine – le respondió Jim en un tono que no admitía objeciones y dio cuenta a Kate lo enojado que su padre estaba con ella, ya que sólo la llamaba Katherine cuando él sabía que ella había hecho algo muy malo – Pero bueno, ese tema lo conversamos en casa, y no lo voy a dejar pasar señorita, así es que mejor te armas de paciencia y te buscas una excusa creíble para convencerme de lo contrario. Además, me tienes que contar todo acerca de Richard Castle…. Él es quién escribió tus libros favoritos, ¿Verdad? ¿Qué hacía contigo en esa cafetería hablando con Raglan? Parece que tienes que contarme muchas cosas querida Katie.
A la mención del nombre de Castle, Kate se atragantó y se sonrojó furiosamente sin poder evitarlo. El recuerdo del tiroteo en la cafetería y luego la mirada de terror de Castle al ver su camisa cubierta de sangre volvió a ella con toda su fuerza. Sabía que debía dejarlo apartado de todo eso. Sabía que él no estaba acostumbrado a ver pasar la vida de otras personas delante de sus ojos, ni a la violencia con la que ella vivía día tras día, pero no podía evitarlo.
Como le había dicho a Raglan, él es alguien en quién confío… a pesar de que nunca lo habría admitido antes, ahora sabía que esa era una verdad inquebrantable, ella confiaba en él con su corazón y con su vida.
- ¿Hija? ¿Katie sigues ahí? – la voz de su padre de pronto la trajo de vuelta al presente – Eh… si papá sigo aquí, lo siento, yo sólo me quedé pensando….
- Mmm algo me dice que estabas pensando en cierto escritor – dijo Jim en tono divertido de pronto – Bueno ya sabes tienes que contármelo todo. Nos vemos pronto Katie un beso.
- Si papá y gracias – se despidió Kate en tono suave – Nos vemos pronto.
Luego de despedirse Kate terminó la llamada y no pudo evitar poner sus ojos en blanco al escuchar las palabras de su padre, al parecer todas las personas importantes para ella, estaban haciendo un muy buen trabajo para involucrarse en las partes personales de su vida, y a pesar de saber que lo hacían con buena intención, no podía evitar sentirse fastidiada por ello.
Hizo una nota mental para hablar con Montgomery cuando tuviera la primera oportunidad a pesar de que no podía volver al recinto todavía. Esa era otra de las cosas que la fastidiaban, no poder hacer su trabajo. Porque a pesar de que la muerte de Raglan afectaba directamente al caso de su madre, era como cualquier otro homicidio, y sabía que tenía que trabajar en ello. Más aún de un asesinato de la fue testigo junto con Castle.
Y Castle…. De pronto se le ocurrió. Lo necesitaba a él. Por mucho que no le gustara la idea de que su padre lo conociera, sabía que necesitaba su ayuda para resolver ese caso y así además conseguía saciar la no poca curiosidad de su padre matando dos pájaros de un tiro. Así que volvió a coger el teléfono y marcó el número conocido. Antes de que él fuera capaz de decir Hola, ella preguntó: Castle, ¿Te gustaría compartir una comida china conmigo?
Re: El Archivo Perdido
¡Qué historia más interesante!, me alegro mucho de que hayas decidido regalarnos un fic tuyo. Sigue pronto.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: El Archivo Perdido
maritere me ha gustado mucho el capitulo!!
estoy deseando ver el encuentro entre Jim y Castle
estoy deseando ver el encuentro entre Jim y Castle
errauskine- Autor de best-seller
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Localización : Bizkaia
El Archivo Perdido Capítulo 3
La musa no me ha abandonado aún, pero me ha dejado un poco corta. Siento que este capítulo sea tan corto, pero prometo uno más largo pronto, y de lo que nos interesa un poco más. Rick, Kate y Jim... sé que quieren eso, pero paciencia que estará muy pronto
Capítulo 3: Intocable
Él siempre creyó que estaba por encima de todo y de todos. Como venía de una estirpe de renombre, sentía que podía pasar por encima de quién sea sin importar las consecuencias de sus actos. Todo estaba a su favor y todos giraban a su alrededor. Todos hacían lo que él quería.
Se jactaba de codearse con los grandes en el ámbito de la cultura y las artes a los que él era un gran admirador y asiduo. Además de mucho dinero, tenía una productora de teatro y cine que estaba en gran florecimiento para época. A sus estudios en Los Ángeles llegaba una gran cantidad de gente, muchos de ellos jóvenes aspirantes a actores y actrices, para series de televisión, teatro, y cine.
Corrían los años setenta. Era un año revolucionario en todos los aspectos. El fin de la guerra de Vietnam llegaba en puerta, la construcción de las Torres Gemelas de Nueva York estaban recién comenzando y el escándalo del año con el Caso Watergate y la dimisión por primera vez de un Presidente de Estado, llenaban planas y planas de periódicos todos días.
En cuanto a las artes, muchas eran las películas que marcaron esa época, una de ellas El Padrino de Francis Ford Coppola.
Inspirado en los capos de la mafia italiana, el dragón comenzó con sus propios negocios. Alejado de la política por el momento. Había dirigido todas sus energías y dinero en su carrera como director y productor. Costaba sus gastos con lo que le dejaba su comercio de estupefacientes y otros ilícitos. Se daba la buena vida y gastaba mucho en citas y mujeres que eran su gran debilidad. Y había tenido muchas relaciones en su vida.
Pero una de esas relaciones, lo había marcado de por vida.
Ella era una actriz de teatro y televisión conocida en esos años. Era una pelirroja de ojos azules, que lo había cautivado desde el momento que posó sus en ella. Lo curioso era que ni siquiera sabía su nombre porque ella trabajaba en una productora de la competencia. Se habían cruzado en una de las muchas ceremonias de entrega de premios que realizaba continuamente la Industria del entretenimiento en Hollywood.
Aún así el destino quiso que ambos se encontrasen y compartiesen una noche de pasión y lujuria entre copas de alcohol y luces. Él le había prometido el oro y las estrellas si decidía aceptar su oferta de trabajar para él, pero ella tenía otros planes. Desde aquella noche desenfrenada nunca más se volvieron a ver.
Pero él jamás se olvidó de ella. Siempre estuvo en su mente y en el pedazo de corazón en el que aún quedaban el amor y la compasión pero que el tiempo, los vicios y la violencia terminaron por arrancar de cuajo abruptamente.
Con el corazón endurecido, el dragón decidió volcarse a sus negocios más prominentes y pronto también dejó su productora y su carrera en el espectáculo, usando aquello como una gran pantalla para lo que tenía planeado hacer desde ese día en adelante. Infectar a la cuidad con el vicio, la dependencia, el dinero y el poder. Pero sobre todo el dinero, porque el dinero da poder, y el poder corrompe. Corrompe almas, corrompe familias, corrompe vidas. Y él las quería todas….
Así que desde ese día decidió que su vida sería una luz encerrada en oscuridad, en dónde nada ni nadie podría dañarle, desde ese día él estaba decidido a convertirse en un “Dragón Intocable”. Por desgracia para él nunca creyó que un día una simple servidora pública pondría en jaque su reputación, sus negocios y todo lo que le había llevado años construir, todo su Imperio pronto se vería en ruinas y aprendería de mala manera que nadie en esta vida es intocable.
Capítulo 3: Intocable
Él siempre creyó que estaba por encima de todo y de todos. Como venía de una estirpe de renombre, sentía que podía pasar por encima de quién sea sin importar las consecuencias de sus actos. Todo estaba a su favor y todos giraban a su alrededor. Todos hacían lo que él quería.
Se jactaba de codearse con los grandes en el ámbito de la cultura y las artes a los que él era un gran admirador y asiduo. Además de mucho dinero, tenía una productora de teatro y cine que estaba en gran florecimiento para época. A sus estudios en Los Ángeles llegaba una gran cantidad de gente, muchos de ellos jóvenes aspirantes a actores y actrices, para series de televisión, teatro, y cine.
Corrían los años setenta. Era un año revolucionario en todos los aspectos. El fin de la guerra de Vietnam llegaba en puerta, la construcción de las Torres Gemelas de Nueva York estaban recién comenzando y el escándalo del año con el Caso Watergate y la dimisión por primera vez de un Presidente de Estado, llenaban planas y planas de periódicos todos días.
En cuanto a las artes, muchas eran las películas que marcaron esa época, una de ellas El Padrino de Francis Ford Coppola.
Inspirado en los capos de la mafia italiana, el dragón comenzó con sus propios negocios. Alejado de la política por el momento. Había dirigido todas sus energías y dinero en su carrera como director y productor. Costaba sus gastos con lo que le dejaba su comercio de estupefacientes y otros ilícitos. Se daba la buena vida y gastaba mucho en citas y mujeres que eran su gran debilidad. Y había tenido muchas relaciones en su vida.
Pero una de esas relaciones, lo había marcado de por vida.
Ella era una actriz de teatro y televisión conocida en esos años. Era una pelirroja de ojos azules, que lo había cautivado desde el momento que posó sus en ella. Lo curioso era que ni siquiera sabía su nombre porque ella trabajaba en una productora de la competencia. Se habían cruzado en una de las muchas ceremonias de entrega de premios que realizaba continuamente la Industria del entretenimiento en Hollywood.
Aún así el destino quiso que ambos se encontrasen y compartiesen una noche de pasión y lujuria entre copas de alcohol y luces. Él le había prometido el oro y las estrellas si decidía aceptar su oferta de trabajar para él, pero ella tenía otros planes. Desde aquella noche desenfrenada nunca más se volvieron a ver.
Pero él jamás se olvidó de ella. Siempre estuvo en su mente y en el pedazo de corazón en el que aún quedaban el amor y la compasión pero que el tiempo, los vicios y la violencia terminaron por arrancar de cuajo abruptamente.
Con el corazón endurecido, el dragón decidió volcarse a sus negocios más prominentes y pronto también dejó su productora y su carrera en el espectáculo, usando aquello como una gran pantalla para lo que tenía planeado hacer desde ese día en adelante. Infectar a la cuidad con el vicio, la dependencia, el dinero y el poder. Pero sobre todo el dinero, porque el dinero da poder, y el poder corrompe. Corrompe almas, corrompe familias, corrompe vidas. Y él las quería todas….
Así que desde ese día decidió que su vida sería una luz encerrada en oscuridad, en dónde nada ni nadie podría dañarle, desde ese día él estaba decidido a convertirse en un “Dragón Intocable”. Por desgracia para él nunca creyó que un día una simple servidora pública pondría en jaque su reputación, sus negocios y todo lo que le había llevado años construir, todo su Imperio pronto se vería en ruinas y aprendería de mala manera que nadie en esta vida es intocable.
Re: El Archivo Perdido
¿El Dragón es el padre de Castle?
errauskine- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 02/11/2010
Localización : Bizkaia
Re: El Archivo Perdido
Oh dios,como me gustaa este fic!
andrea3msc- Autor de best-seller
- Mensajes : 933
Fecha de inscripción : 15/01/2011
Edad : 28
Re: El Archivo Perdido
¿Castle hijo del Dragón? ¿Tu sabes la cantidad de horas de terapia y psicoanalista que va a necesitar nuestro escritor favorito, cuando se entere que su padre mandó matar a la madre del amor de su vida?
A ver como lo arreglas. la historia estupenda y superinteresante
Gracias por poner otro capítulo
A ver como lo arreglas. la historia estupenda y superinteresante
Gracias por poner otro capítulo
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: El Archivo Perdido
A ver como lo arreglas.
Eso es lo entretenido de la historia, torcerla de tal manera, que no quede lugar completamente cerrado, pero no te preocupes que lo arreglaré....
Re: El Archivo Perdido
Muy buena, maritere , sigue cuando puedas, que tengo ganas de ver a Kate, Castle y Jim juntos...y lo del Dragon buenisimo
angela_beckett- Actor en Broadway
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 19/12/2010
Edad : 44
El Archivo Perdido Capítulo 4
Awwwwww aquí otro capítulo de mi historia Acabo de atar a la musa para que no se me escape. Pido disculpas por el retraso. Espero que les guste
Capítulo 4: El Encuentro
Kate ya había ordenado la comida cuando el timbre de su puerta sonó la primera vez. Era Castle. Había llegado con un ramo de flores que entregó a Beckett con su sonrisa tierna de siempre. Él sabía que Kate no lo estaba pasando bien después del tiroteo y lo que ocurrió luego en el interrogatorio a Vulcan Simmons. Era la primera vez que veía a Kate perder los estribos de esa manera con un sospechoso, y la primera vez que él sentía que su arrebato era justificado. Pero que por mucho que quisiera él mismo haberlo golpeado con sus propias manos, también sabía que no era ni el momento ni el lugar para hacerlo, Kate ya tenía suficiente en su plato, para más encima echarle más leña al fuego golpeando a un tipo, que por lo demás peligroso, no tenía mucho que ver con el caso.
Por eso se le ocurrió lo de las flores. Pensó que dadas las circunstancias era lo correcto. Lo que no se esperó fue la reacción completamente shockeada de Kate al recibirlas. Dudó un momento al tomarlas, como si no fuera algo a lo que estuviese acostumbrada, al menos no delante de él ni por él…. ¿Acaso ese era un paso más en la intimidad de su relación? Él no lo sabía pero sí lo quería… quería más que nunca tener a Kate mucho más cerca de él, para cuidarla, (No es que lo necesite precisamente) pero al menos sentir que la cuida, como lo hace todas las mañanas al llevarle su café y su garra de oso tal y como a ella le gusta.
Luego de aquel torpe saludo Kate dejó entrar a Rick con una sonrisa plantada en su cara. Rick se sorprendió al entrar en su nuevo departamento. Era un poco más pequeño que el antiguo que fue volado, pero definitivamente tenía su propio estilo.
Mientras Kate ponía en un jarrón sus flores, Rick se quedó pensando en la manera de decirle a Kate el plan que tenía en mente para recuperar el archivo del caso de Johanna Beckett. Era sencillo y no le costaría más que unos cuantos minutos ir y volver con los documentos en sus manos. Rick le estaba contando de ello a Kate cuando de pronto el timbre de la puerta sonó por segunda vez aquella tarde. Kate se disculpó con Rick y fue hasta el recibidor para abrirle la puerta a su segundo invitado. Esta vez era su padre.
Kate abrazó a su padre muy afectuosamente y éste le devolvió el abrazo de igual manera.
- Tenemos mucho de qué hablar usted y yo señorita – dijo Jim mirando a su hija en tono de reproche - ¿Me puedes explicar por qué has ido a esa cafetería en Maine sin siquiera un detalle de seguridad a tus espaldas? ¿Es que acaso querías conseguir que te mataran a ti también Katherine?
El tono golpeado en la voz de Jim no pasó desapercibido para el escritor que se estaba llevando su buen momento al ver a su detective favorito siendo regañada por su padre como si fuese una adolescente. Eso hasta que vio a Kate mirando a su padre muy incómoda y angustiada. Sabía muy bien el sentimiento, mucho más desde que la propia Martha lo había regañado de la misma manera, y no había poder en el mundo que lo dejara permitirlo. Dejando de lado todo su pudor decidió que era hora de intervenir.
- Disculpe señor Beckett pero su hija no estaba sola – dijo de pronto Rick en tono solemne acercándose a ellos – Yo jamás la dejaría sola en un caso como este.
Jim observó al desconocido y luego a la cara de su hija que de pronto se había tornado extrañamente roja y en seguida comprendió todo.
- Y supongo que usted es el famoso escritor ¿No? – le preguntó Jim alzando una ceja – Richard Castle.
- Si señor Beckett, soy Richard Castle a sus órdenes – lo saludó Rick tendiéndole la mano afablemente – Un placer conocerlo señor.
- Igualmente señor Castle – le dijo Jim en tono amable saludándolo también – Y por favor basta de tanta cortesía puedes llamarme Jim.
- Muy bien – dijo Castle con amabilidad sonriendo – Pero sólo si tú me llamas Rick
- Rick es entonces – concordó Jim de la misma manera – Entonces… tú estabas junto a mi Katie en aquella cafetería… ¿Me pueden explicar todo eso? ¿Acaso tú Katie le contaste sobre tu madre a Rick?
Kate miró a Rick quién asintió con la cabeza para darle ánimos. Sabía que debía contarle a su padre toda la verdad si quería tener ayuda de él. Era un paso gigantesco en su relación, pero un paso a la vez necesario para todo lo que han vivido juntos hasta ahora.
Con un suspiro de ánimo Kate rompió el silencio de la habitación.
- Bueno papá sucede que Castle y yo fuimos a la cafetería porque me está ayudando con el caso de mamá – admitió ella en tono serio – Fue él quien me ha ayudado en todo el proceso de la apertura de su caso y quién descubrió la relación de las muertes de los cuatro involucrados con la muerte de ella. Fue él quién dio el dinero para atrapar a Rathborn, que al final terminó siendo Dick Coonan, su asesino…. Papá, lo que estoy diciendo aquí, delante de ti y por mucho que me cueste, es que sino fuera por Richard Castle, jamás sabría que la muerte de mi madre fue un asesinato y no una muerte al azar provocada por alguna pandilla….
Jim comprendió de inmediato que aquella admisión le había costado un gran esfuerzo a su centrada hija. Él sabía que no dejaba a nadie entrar en su vida privada, mucho menos hablar de la muerte de su madre, Dioses, ni a su antigua pareja el Agente Sorenson del FBI, y que según recuerda, fue una de sus pocas parejas seria que había tenido el último tiempo.
Lo curioso fue que a pesar de todo, esa información no lo sorprendía. De lo poco que conocía a Richard Castle, sólo a través de sus libros y de lo Katie le contaba por su trabajo. El hecho de que el escritor le ayudara a su hija con el caso de Johanna, era simplemente algo natural en su relación, ya que esta era la segunda vez que lo hacía, con la única diferencia que esta vez, era el autor de carne y hueso su compañero y no un libro de tapa dura como lo hizo la primera vez. Esa primera vez cuando debió ser él quién estuviera ahí para ella. Habiendo conocido aquello, por fin se dio cuenta que había dejado a su hija en muy buenas manos.
Capítulo 4: El Encuentro
Kate ya había ordenado la comida cuando el timbre de su puerta sonó la primera vez. Era Castle. Había llegado con un ramo de flores que entregó a Beckett con su sonrisa tierna de siempre. Él sabía que Kate no lo estaba pasando bien después del tiroteo y lo que ocurrió luego en el interrogatorio a Vulcan Simmons. Era la primera vez que veía a Kate perder los estribos de esa manera con un sospechoso, y la primera vez que él sentía que su arrebato era justificado. Pero que por mucho que quisiera él mismo haberlo golpeado con sus propias manos, también sabía que no era ni el momento ni el lugar para hacerlo, Kate ya tenía suficiente en su plato, para más encima echarle más leña al fuego golpeando a un tipo, que por lo demás peligroso, no tenía mucho que ver con el caso.
Por eso se le ocurrió lo de las flores. Pensó que dadas las circunstancias era lo correcto. Lo que no se esperó fue la reacción completamente shockeada de Kate al recibirlas. Dudó un momento al tomarlas, como si no fuera algo a lo que estuviese acostumbrada, al menos no delante de él ni por él…. ¿Acaso ese era un paso más en la intimidad de su relación? Él no lo sabía pero sí lo quería… quería más que nunca tener a Kate mucho más cerca de él, para cuidarla, (No es que lo necesite precisamente) pero al menos sentir que la cuida, como lo hace todas las mañanas al llevarle su café y su garra de oso tal y como a ella le gusta.
Luego de aquel torpe saludo Kate dejó entrar a Rick con una sonrisa plantada en su cara. Rick se sorprendió al entrar en su nuevo departamento. Era un poco más pequeño que el antiguo que fue volado, pero definitivamente tenía su propio estilo.
Mientras Kate ponía en un jarrón sus flores, Rick se quedó pensando en la manera de decirle a Kate el plan que tenía en mente para recuperar el archivo del caso de Johanna Beckett. Era sencillo y no le costaría más que unos cuantos minutos ir y volver con los documentos en sus manos. Rick le estaba contando de ello a Kate cuando de pronto el timbre de la puerta sonó por segunda vez aquella tarde. Kate se disculpó con Rick y fue hasta el recibidor para abrirle la puerta a su segundo invitado. Esta vez era su padre.
Kate abrazó a su padre muy afectuosamente y éste le devolvió el abrazo de igual manera.
- Tenemos mucho de qué hablar usted y yo señorita – dijo Jim mirando a su hija en tono de reproche - ¿Me puedes explicar por qué has ido a esa cafetería en Maine sin siquiera un detalle de seguridad a tus espaldas? ¿Es que acaso querías conseguir que te mataran a ti también Katherine?
El tono golpeado en la voz de Jim no pasó desapercibido para el escritor que se estaba llevando su buen momento al ver a su detective favorito siendo regañada por su padre como si fuese una adolescente. Eso hasta que vio a Kate mirando a su padre muy incómoda y angustiada. Sabía muy bien el sentimiento, mucho más desde que la propia Martha lo había regañado de la misma manera, y no había poder en el mundo que lo dejara permitirlo. Dejando de lado todo su pudor decidió que era hora de intervenir.
- Disculpe señor Beckett pero su hija no estaba sola – dijo de pronto Rick en tono solemne acercándose a ellos – Yo jamás la dejaría sola en un caso como este.
Jim observó al desconocido y luego a la cara de su hija que de pronto se había tornado extrañamente roja y en seguida comprendió todo.
- Y supongo que usted es el famoso escritor ¿No? – le preguntó Jim alzando una ceja – Richard Castle.
- Si señor Beckett, soy Richard Castle a sus órdenes – lo saludó Rick tendiéndole la mano afablemente – Un placer conocerlo señor.
- Igualmente señor Castle – le dijo Jim en tono amable saludándolo también – Y por favor basta de tanta cortesía puedes llamarme Jim.
- Muy bien – dijo Castle con amabilidad sonriendo – Pero sólo si tú me llamas Rick
- Rick es entonces – concordó Jim de la misma manera – Entonces… tú estabas junto a mi Katie en aquella cafetería… ¿Me pueden explicar todo eso? ¿Acaso tú Katie le contaste sobre tu madre a Rick?
Kate miró a Rick quién asintió con la cabeza para darle ánimos. Sabía que debía contarle a su padre toda la verdad si quería tener ayuda de él. Era un paso gigantesco en su relación, pero un paso a la vez necesario para todo lo que han vivido juntos hasta ahora.
Con un suspiro de ánimo Kate rompió el silencio de la habitación.
- Bueno papá sucede que Castle y yo fuimos a la cafetería porque me está ayudando con el caso de mamá – admitió ella en tono serio – Fue él quien me ha ayudado en todo el proceso de la apertura de su caso y quién descubrió la relación de las muertes de los cuatro involucrados con la muerte de ella. Fue él quién dio el dinero para atrapar a Rathborn, que al final terminó siendo Dick Coonan, su asesino…. Papá, lo que estoy diciendo aquí, delante de ti y por mucho que me cueste, es que sino fuera por Richard Castle, jamás sabría que la muerte de mi madre fue un asesinato y no una muerte al azar provocada por alguna pandilla….
Jim comprendió de inmediato que aquella admisión le había costado un gran esfuerzo a su centrada hija. Él sabía que no dejaba a nadie entrar en su vida privada, mucho menos hablar de la muerte de su madre, Dioses, ni a su antigua pareja el Agente Sorenson del FBI, y que según recuerda, fue una de sus pocas parejas seria que había tenido el último tiempo.
Lo curioso fue que a pesar de todo, esa información no lo sorprendía. De lo poco que conocía a Richard Castle, sólo a través de sus libros y de lo Katie le contaba por su trabajo. El hecho de que el escritor le ayudara a su hija con el caso de Johanna, era simplemente algo natural en su relación, ya que esta era la segunda vez que lo hacía, con la única diferencia que esta vez, era el autor de carne y hueso su compañero y no un libro de tapa dura como lo hizo la primera vez. Esa primera vez cuando debió ser él quién estuviera ahí para ella. Habiendo conocido aquello, por fin se dio cuenta que había dejado a su hija en muy buenas manos.
Re: El Archivo Perdido
No te preocupes maritere!! Esperamos lo que haga falta
Me gusta que a Jim le caiga bien Castle
Me gusta que a Jim le caiga bien Castle
errauskine- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 02/11/2010
Localización : Bizkaia
Re: El Archivo Perdido
¡Qué bonito capítulo! Mi enhorabuena a tí y a la musa. Aguántala muy fuerte que no se escape.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: El Archivo Perdido
son las 4 de la mañana en españa, no puedo dormir... y me encontrado con tu fic
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
continualo por favor!!! me encanta Jim ¡¡¡¡claro que la ha dejado en buenas manos!!!!!!, en las mejores!!!!!!!
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
continualo por favor!!! me encanta Jim ¡¡¡¡claro que la ha dejado en buenas manos!!!!!!, en las mejores!!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
El Archivo Perdido Capítulo 5
Mi musa ha vuelto. Así que os dejó un nuevo capítulo de esta historia que me tiene muy contenta Es la primera historia larga que escribo de una serie, así que ya es bastante. Gracias por el apoyo y los comentarios.
Capítulo 5: De cara a la Justicia
Johanna Beckett lo tenía todo planeado. Ella había descubierto hace mucho tiempo a un personaje muy popular metido hasta el cuello en ilícitos.
Después de años buscando lo que siempre ha defendido y ha creído hasta en lo más hondo, luego de haberse graduado en la universidad. Lo más simple y la vez más complicado de encontrar: La verdad.
Para ella su ley era “Que la vida nunca nos entrega algo que no podemos soportar” sean cuales sean las dificultades por las que tengamos que pasar. Ella siempre pensó que las cosas tenían su razón de ser. Y se dio cuenta con satisfacción que cada paso del camino, cada puerta que a sus asistentes y a ella misma les cerraron, la llevaron precisamente a ese momento. Simplemente el momento de la verdad.
Las apariencias engañan. Y nada es verdaderamente lo que parece. Ella no podía dejar sorprendida con todo lo que se encontró con sólo poner de su parte y de cabeza a investigar. Se había convertido en una especie de pasión secreta, o digámoslo de otra manera, su vida paralela, oculta a su familia. Porque ella tenía muy claro que su trabajo era peligroso y no podía por ningún motivo poner en peligro a su familia. Katie aún estaba en la Universidad y a pesar de ser adulta y madura, todavía podía ver en ella a su pequeña, amistosa, intrépida e introvertida hija, que todas las navidades iba a patinar, al menos intentar patinar al Rockefeller Center. Nunca pudo perder el miedo a dejarse ir en la pista, por lo que Johanna siempre debía acompañarla. La última navidad fue cuando tomó las fotografías de ella en los lockers de patinaje, estaba con su suéter rojo favorito y su cabello en una larga trenza sonriendo muy contenta. Pero también estaban aquellas cuatro fotografías, comunes y corrientes del “Callejón del Diablo” como había decidido llamarle. El callejón que lo empezó todo. El sitio macabro que había quedado manchado con sangre para el resto de la eternidad. Aquella era la zona cero de su investigación, y había pasado un tiempo en ese lugar buscando pistas. Joe Pulgatti era el dueño del bar que daba a ese callejón y ahora el capo de la mafia estaba en la cárcel. Ella sabía que la muerte del Agente del FBI encubierto Bob Armen. Ella sabía quiénes fueron verdaderamente los responsables de ese crimen, y en sus manos estaba llevar a los verdaderos culpables a la justicia…. ¿Pero a qué precio? ¿Al precio de poner en peligro a las personas que amaba? ¿Acaso su arraigada ley y su sentido de la justicia valían la pena ese riesgo? Ella no tenía que pensarlo demasiado… por supuesto que lo valía. Y lo valía aún más después del extraño llamado que recibió dos días después del paseo al Rockefeller Center. Katie había ido a casa de su amiga Madison Queller y se había quedado de acuerdo en pasar la noche juntas estudiando. Jim tenía sus reuniones con viejos amigos de trabajo e iba a llegar un poco tarde. Por lo que aquella noche la tenía completamente para ella sola. Y era algo que agradecía muchísimo.
Había pensado en darse un largo baño de burbujas y simplemente relajarse después del largo día de trabajo. Estaba cansada, no sólo física, como emocionalmente. Sus últimos casos de corrupción y maltrato habían hecho mella en ella y necesitaba urgentemente desconectarse. Dicho y hecho, luego de aquel agradable baño fue a su refrigerador a sacar una botella de vino. Era otra de las cosas que la ayudaban a relajarse, fue a su sillón donde tenía todos los documentos replegados junto con fotografías e incluso evidencia. Sabia que no debía llevarse trabajo a casa, pero aún con todo para ella era muy difícil desconectarse, más aún después de lo que había descubierto.
De pronto su teléfono celular sonó. Era un número desconocido para ella, pero aún así decidió contestar, su curiosidad había ganado la partida a la prudencia.
- Aló, ¿Quién es? – preguntó ella en tono serio -.
- ¿Johanna Beckett? – pregunto la gruesa voz de un hombre al otro lado del teléfono.
- Si soy yo – respondió cada vez más intrigada - ¿Con quién hablo?
- Eso no tiene importancia – susurró la gruesa voz del hombre – sólo la llamo para advertirle que deje sus investigaciones. Lo que usted está haciendo es muy peligroso y no tiene idea en lo que se está metiendo. Déjese de husmear Johanna Beckett – le advirtió el hombre de pronto con voz melosa – la curiosidad mató al gato y puede hacer lo mismo con usted… o las personas que ama.
- No le tengo miedo a sus amenazas – mintió con voz tensa – dígame de una vez quién es usted señor, no actúe como cobarde, ¿Quién eres?
- El dragón – dijo en un susurro frío – considérate advertida Johanna Beckett. Y luego la llamada se cortó.
Johanna no pudo evitar el estremecimiento que corrió por su espalda y menos el miedo que de pronto le atacó. Pensó enseguida en su hija y su esposo, al menos sabía que ellos estaban bien. Johanna se había quedado mirando el celular por un momento en el identificador de llamadas. Decidió anotar el número y garabatear lo que el hombre le había dicho.
El Dragón. Sea lo que sea y quién sea, algo le decía que eso era algo mucho más grande de lo que ella jamás imaginó. Lo que no sabía era todo lo que ponía en juego al enfrentarse cara a cara con lo desconocido.
Capítulo 5: De cara a la Justicia
Johanna Beckett lo tenía todo planeado. Ella había descubierto hace mucho tiempo a un personaje muy popular metido hasta el cuello en ilícitos.
Después de años buscando lo que siempre ha defendido y ha creído hasta en lo más hondo, luego de haberse graduado en la universidad. Lo más simple y la vez más complicado de encontrar: La verdad.
Para ella su ley era “Que la vida nunca nos entrega algo que no podemos soportar” sean cuales sean las dificultades por las que tengamos que pasar. Ella siempre pensó que las cosas tenían su razón de ser. Y se dio cuenta con satisfacción que cada paso del camino, cada puerta que a sus asistentes y a ella misma les cerraron, la llevaron precisamente a ese momento. Simplemente el momento de la verdad.
Las apariencias engañan. Y nada es verdaderamente lo que parece. Ella no podía dejar sorprendida con todo lo que se encontró con sólo poner de su parte y de cabeza a investigar. Se había convertido en una especie de pasión secreta, o digámoslo de otra manera, su vida paralela, oculta a su familia. Porque ella tenía muy claro que su trabajo era peligroso y no podía por ningún motivo poner en peligro a su familia. Katie aún estaba en la Universidad y a pesar de ser adulta y madura, todavía podía ver en ella a su pequeña, amistosa, intrépida e introvertida hija, que todas las navidades iba a patinar, al menos intentar patinar al Rockefeller Center. Nunca pudo perder el miedo a dejarse ir en la pista, por lo que Johanna siempre debía acompañarla. La última navidad fue cuando tomó las fotografías de ella en los lockers de patinaje, estaba con su suéter rojo favorito y su cabello en una larga trenza sonriendo muy contenta. Pero también estaban aquellas cuatro fotografías, comunes y corrientes del “Callejón del Diablo” como había decidido llamarle. El callejón que lo empezó todo. El sitio macabro que había quedado manchado con sangre para el resto de la eternidad. Aquella era la zona cero de su investigación, y había pasado un tiempo en ese lugar buscando pistas. Joe Pulgatti era el dueño del bar que daba a ese callejón y ahora el capo de la mafia estaba en la cárcel. Ella sabía que la muerte del Agente del FBI encubierto Bob Armen. Ella sabía quiénes fueron verdaderamente los responsables de ese crimen, y en sus manos estaba llevar a los verdaderos culpables a la justicia…. ¿Pero a qué precio? ¿Al precio de poner en peligro a las personas que amaba? ¿Acaso su arraigada ley y su sentido de la justicia valían la pena ese riesgo? Ella no tenía que pensarlo demasiado… por supuesto que lo valía. Y lo valía aún más después del extraño llamado que recibió dos días después del paseo al Rockefeller Center. Katie había ido a casa de su amiga Madison Queller y se había quedado de acuerdo en pasar la noche juntas estudiando. Jim tenía sus reuniones con viejos amigos de trabajo e iba a llegar un poco tarde. Por lo que aquella noche la tenía completamente para ella sola. Y era algo que agradecía muchísimo.
Había pensado en darse un largo baño de burbujas y simplemente relajarse después del largo día de trabajo. Estaba cansada, no sólo física, como emocionalmente. Sus últimos casos de corrupción y maltrato habían hecho mella en ella y necesitaba urgentemente desconectarse. Dicho y hecho, luego de aquel agradable baño fue a su refrigerador a sacar una botella de vino. Era otra de las cosas que la ayudaban a relajarse, fue a su sillón donde tenía todos los documentos replegados junto con fotografías e incluso evidencia. Sabia que no debía llevarse trabajo a casa, pero aún con todo para ella era muy difícil desconectarse, más aún después de lo que había descubierto.
De pronto su teléfono celular sonó. Era un número desconocido para ella, pero aún así decidió contestar, su curiosidad había ganado la partida a la prudencia.
- Aló, ¿Quién es? – preguntó ella en tono serio -.
- ¿Johanna Beckett? – pregunto la gruesa voz de un hombre al otro lado del teléfono.
- Si soy yo – respondió cada vez más intrigada - ¿Con quién hablo?
- Eso no tiene importancia – susurró la gruesa voz del hombre – sólo la llamo para advertirle que deje sus investigaciones. Lo que usted está haciendo es muy peligroso y no tiene idea en lo que se está metiendo. Déjese de husmear Johanna Beckett – le advirtió el hombre de pronto con voz melosa – la curiosidad mató al gato y puede hacer lo mismo con usted… o las personas que ama.
- No le tengo miedo a sus amenazas – mintió con voz tensa – dígame de una vez quién es usted señor, no actúe como cobarde, ¿Quién eres?
- El dragón – dijo en un susurro frío – considérate advertida Johanna Beckett. Y luego la llamada se cortó.
Johanna no pudo evitar el estremecimiento que corrió por su espalda y menos el miedo que de pronto le atacó. Pensó enseguida en su hija y su esposo, al menos sabía que ellos estaban bien. Johanna se había quedado mirando el celular por un momento en el identificador de llamadas. Decidió anotar el número y garabatear lo que el hombre le había dicho.
El Dragón. Sea lo que sea y quién sea, algo le decía que eso era algo mucho más grande de lo que ella jamás imaginó. Lo que no sabía era todo lo que ponía en juego al enfrentarse cara a cara con lo desconocido.
Re: El Archivo Perdido
Ohhhhh, quiero más!!!
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