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Para siempre, Último Capítulo

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Mensaje por GabiiLovesMela<3 Jue Sep 01, 2011 3:12 am

Castle tiene que estar bien! Ahora que están juntos...
Pobre Kate...
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Mensaje por Jorja Jue Sep 01, 2011 6:10 am

O sea, Castle en el hospital... Que genial jajaja, habia que hacernos sufrir, no?
Quiero ver como sigue, a ver si se va a recuperar!!!!
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Para siempre, Último Capítulo - Página 10 Empty Re: Para siempre, Último Capítulo

Mensaje por Cata Castillo Dom Sep 04, 2011 5:03 am

Os dejo el siguiente capítulo. Muchas gracias por comentar. Para siempre, Último Capítulo - Página 10 622597

Capítulo 25:

En el hospital las atendió un doctor distinto al del día anterior. Les dijo que el paciente seguía estable dentro de la gravedad, y que aunque eso era bueno, era demasiado pronto para saber como iría evolucionando. Preguntaron si podían verlo, y les dijeron que solo a través del vidrio, que no era conveniente que entrara nadie, había que evitar el mayor riesgo posible de infecciones.

Estuvieron un rato allí, mirándolo a través del cristal, parecía tan vulnerable con toda la cabeza vendada, y pendientes de cada máquina, cada cable y cada sonido que estas emitían.

El médico después de un rato de verlas, se acercó a ellas.

- Deberían irse, aquí no hacen nada, nosotros estamos pendientes, si ocurriera algo, las avisaríamos enseguida.

Kate se sentía fatal, lo recordaba tan alegre bailando la noche anterior y planeando a donde iba a llevarla de vacaciones, la culpa la ahogaba, no soportaba verlo de aquella manera.

- Voy a ir a la comisaría – dijo seria – a ver si han averiguado algo.

- Pero Kate – le dijo Alexis con preocupación – tú también estás herida, no deberías ir a trabajar.

- Tengo que hacer algo, o me volveré loca – dijo angustiada – no puedo seguir aquí mirando por esa ventana sin hacer nada, tengo que saber quien hizo esto, para que pague por ello.

- Tranquila hija, sal un rato si lo necesitas – le dijo Martha comprensiva – nosotras estaremos aquí.

- Volveré pronto – y salió de allí pensando que se le aliviaría la ansiedad que sentía.

Cuando entró por la comisaría, los compañeros la miraron sorprendidos, pues no esperaban verla por allí. Se acercaron y le preguntaron como estaba y como se encontraba Castle, y le dieron ánimos y recuerdos para la familia de este.

Se acercó a su escritorio. Esposito y Ryan no estaban allí. El capitán la vio y salió a recibirla, preguntándole sorprendido:

- ¿Se puede saber que demonios haces aquí, Becket?

- Venía a ver si han averiguado algo.

- Esposito y Ryan se están encargando de eso, deberías estar en el hospital, ¿Cómo sigue Castle?

- Igual, ha pasado la noche, los médicos dicen que está estable – suspiró – Alexis y Martha están con él, yo tuve que salir un rato, por eso decidí venir.

- Quiero que te vayas – dijo Montgomery serio – aquí no haces nada. Tienes un brazo roto, así que estarás de baja hasta que se cure y si estás de baja no puedes estar aquí, ¿me has entendido?

- Quiero ayudar en la investigación, necesito hacer algo – dijo angustiada no puedo estar de brazos cruzados. ¿Se sabe algo de quien le atropelló?

Montgomery sintió lástima por ella.

- Si, el tipo salió huyendo y al doblar la esquina, había un camión parado que le obstaculizaba el paso. Frenó e intentó dar la vuelta, pero el coche chocó contra una boca de riego.

- ¿Está vivo? – preguntó con interés.

- Si, con algunas lesiones y quemaduras producidas al saltar el airbag. Está bajo arresto en el hospital. Esposito y Ryan han ido a ver si ya podían interrogarle.

- ¿En que hospital está?, quiero ir.

- ¡Ni lo sueñes!, deberías irte a casa y descansar, te tendremos al corriente de la investigación.

- Puedo estar aquí y echar una mano en lo que sea.

- He dicho que no – replicó serio – vete a casa o al hospital. Hazle compañía a la hija y a la madre de Castle y sobre todo recupérate.

En ese momento llegaban Ryan y Esposito, que se asombraron mucho al verla allí.

- Becket, ¿cómo te encuentras? – preguntó Esposito.

- Yo estoy bien, el brazo me duele un poco, pero nada que no pueda soportar.

- ¿Y Castle? – le preguntó Ryan.

- Igual – contestó con tristeza - ¿Habéis podido hablar con el tipo que lo atropelló?

Ryan y Esposito miraron al capitán.

- No he tenido más remedio que informarla, amenazaba con quedarse aquí ayudando.

- ¿Estas loca?, deberías irte a descansar – dijo Esposito paternalmente.

- Pero, ¿Habéis averiguado algo?

- Hemos hablado con el tipo. Solo nos ha dicho que le contrataron por teléfono, alguien que le dijo que era el amigo de un amigo y que tú eras el objetivo, pero que no tiene ni idea de quien te quiere quitar de en medio.

- ¿Alguna cosa más? – preguntó el capitán.

- Le dijimos que le iba a caer una gorda por intento de asesinato de un policía – Ryan miró al capitán – no nos detuvimos a explicarle a quien había atropellado.

- Creemos que no sabe que no fue a ti a quien atropelló – dijo Esposito. Por lo visto iba tan deprisa que ni se dio cuenta.

- ¿Y no sabe nada de quien lo contrató? o es que no ha querido decirlo.

- De momento solo nos dijo eso, que una vez que cumpliera con su parte se le ingresaría la cantidad acordada en una cuenta bancaria. Tenemos el número de cuenta, solo hay que estar pendiente.

- Voy a mirar – dijo Ryan.

Entró a la cuenta y enseguida les informó.

- Todavía no hay nada. Ese tío nos dijo que le iban a pagar medio millón de dólares.

- Tienes que irte de aquí – le dijo el capitán a Becket – te pondré protección y haremos correr la voz de que has sido tu la que ha sido atropellada, a ver si se produce el ingreso bancario y por ahí podemos encontrar algo.

- ¿Y Alexis y Martha? – preguntó preocupada Kate.

- ¿Qué pasa con ellas? – respondió el capitán.

- ¿Correrán peligro ellas también?, no quiero ni pensar que les pasase algo.

- No sabemos si corren peligro, y si no es seguro no puedo ponerles a ningún agente.

- Yo estoy viviendo en casa de Castle – dijo ante el asombro del capitán y sus compañeros – así que tendrá que poner vigilancia allí.

- De acuerdo – dijo Montgomery – y ahora vete ya.

- Pensaba visitar a Lanie – dijo con tristeza.

- Bueno, cuando termines de hablar con ella nos avisas y te llevamos a donde quieras ir – le dijo Esposito.

- Al hospital, volveré al hospital.

Se despidió de sus compañeros y fue a ver a su amiga. Esta estaba con el cadáver de la chica que encontraron el día anterior.

- ¡Kate! – se sorprendió al verla – ¿Qué haces aquí?

- No soportaba estar más tiempo en el hospital, y quería saber si se había averiguado algo.

- ¿Qué tal tu brazo? – preguntó comprensiva.

- Bien, duele un poco.

- Ya.

- ¿Algo nuevo sobre la chica?

- Nada, todo igual que con las anteriores. Y tú, ¿cómo estás?

Kate la miró sin poder evitar que las lágrimas empezaran a correr por sus mejillas.

- ¡Eh, eh! – le dijo su amiga quitándose los guantes y acercándose a ella para abrazarla – se va a poner bien, el chico escritor es fuerte, ya verás como supera esto y dentro de unos meses lo recordaremos como una anécdota.

- ¡Ay Lanie! – lloró Kate – me siento fatal.

- Bueno, es normal, estás cansada, dolorida, asustada y…

- Y soy una bruja. Ayer me enfadé con él, porque volvió a decirme por enésima vez que tuviera cuidado, me fui sin ni siquiera despedirme. Él siempre se preocupa por mi, me cuida, es el hombre más cariñoso que he conocido nunca, está pendiente de todo y yo… – empezó a llorar más fuerte – yo… Lanie todavía no le he dicho que le quiero. Él me lo decía a cada rato y yo, yo soy una ciega que no me he dado cuenta de lo que tengo hasta ahora que voy a perderlo, siempre con el miedo a que me fuera a dejar por otra… y… ¿Sabes?, debería dejarme, él se merece alguien mejor que yo, alguien que le quiera de verdad…

- ¿Es que tú no le quieres de verdad? – preguntó su amiga.

- Claro que le quiero, le quiero con toda mi alma, pero él no lo sabe.

- Por supuesto que lo sabe – respondió Lanie – ese hombre te adora y sabía de tus miedos, así que esperaba pacientemente a que tú reconocieras de una vez por todas lo que sientes por él.

- ¿Y si se muere Lanie? – lloró Kate – si Rick se muere no lo soportaría.

- No pienses en eso – le dijo su amiga – solo piensa en que es un hombre fuerte y que se va a curar. Castle os quiere demasiado a ti y a Alexis, como para morirse, ya verás como se pone bien.

- Debo volver al hospital.

- ¿Quieres que te acompañe? – mi paciente no se va a quejar si salgo un rato.

- Gracias Lanie, voy a llamar a los chicos, dijeron que me acercarían.

En el coche camino del hospital, Esposito le comunicó que la acompañarían todo el día, hasta que llegase el agente que estaría con ella.

- Oye Becket – preguntó Esposito que ya no se aguantaba más – ¿Castle y tú estáis juntos?

- Pero Javier, no seas imprudente – dijo Lanie; y mirando a Becket – te juro que yo no le he dicho nada.

- Da igual – respondió – si, chicos Castle y yo estamos juntos desde que volvió de Los Ángeles.

- ¿Tanto? – preguntó Ryan – ¡Vaya con Castle, que calladito se lo tenía!, ¿Y por que nos lo ocultó?

- No fue Castle quien no quería que se supiera, fui yo – respondió con pesar – ahora ya lo sabéis, y por favor no quiero más comentarios.

Cambiaron de tema y le dijeron que habían llamado del Departamento de homicidios de Miami, y que habían decidido reabrir el caso de las chicas que aparecieron muertas allí. Lo habían cerrado por falta de pruebas, pero quedaban muchos cabos sueltos, por lo que la inspectora Rodríguez había hablado con sus superiores y con la información llegada de Nueva York, decidieron que sería oportuno seguir investigando.

***********************************************************

Gracias a Dios y a su fortaleza, Castle superó aquellas setenta y dos horas cruciales y aunque muy grave, su esperanza de salir con vida de aquél accidente, aumentó.

Iban pasando los días. Alexis volvió a la escuela, no es que le apeteciera, pero su abuela le insistió que debía hacer su vida lo más normal que pudiera, teniendo en cuenta las circunstancias. Ella misma volvió al teatro, como le dijo a Kate y a su nieta, la función debía continuar.

Martha también avisó a Alexander. Este se mostró realmente consternado por lo ocurrido y les dijo que podían contar con él, para lo que necesitasen.

En esos días establecieron una rutina de visitas entre los cuatro, y Rick nunca estaba solo. A veces les permitían visitarlo, así que unas veces su hija, otras su madre y las más Kate, entraban a estar un rato con él, bien protegidas con ropa esterilizada. No eran visitas muy largas, pero le hablaban y cada una le contaba como había pasado el día y le daban ánimos para recuperarse.

Gina llevaba varios días frenética intentando localizar a Rick. Había llamado a la casa, pero nunca le cogían el teléfono, lo llamaba al móvil, pero tampoco le contestaba. Claro que ella no podía saber que el Iphone de Castle se había destrozado en el accidente. Así que ni corta ni perezosa se presentó en comisaría. Fue Ryan quien la vio entrar y avisó enseguida a Esposito.

- ¡Hey, mira quien viene por ahí!

- Vaya, ¿Qué querrá esta ahora?

Pero antes de poder enterase, el capitán que también la había visto llegar salió a recibirla. La metió en su despacho y la puso al corriente de todo lo que había pasado. Al cabo de un rato, una consternada y llorosa Gina salió de allí.

Ese día estaban Kate y Alexis en el hospital cuando vieron aparecer a Gina. Esta acababa de salir de la comisaría y se acercó al hospital a ver como estaba.

- ¡Alexis!, ¿Cómo estas? – preguntó – acabo de enterarme de lo que le pasó a tu padre, y he venido corriendo a saber como estaba.

- ¡Hola Gina! – le respondió la niña – de momento sigue estable, ¿Cómo lo supiste?

- Llevo días intentando localizarle tanto en casa como en el móvil. Tuve que adelantar la firma de libros y quería comunicárselo. Como no lograba encontrarle fui a la comisaría pensando que podría verle allí. El capitán me contó lo que había pasado. ¡Es horrible!, pobre Rick.

- Si, ha sido espantoso – dijo Alexis.

- Tu eres Nikki Heat la policía que Rick salvó, ¿no? – preguntó Gina.

- Así es – dijo Becket muy seria – pero me llamo Kate Becket.

- Claro, claro, perdona, oye ¿vosotros estáis juntos? – preguntó indiscreta.

- ¡Gina! – exclamó Alexis.

- Si – dijo Kate resuelta – llevamos juntos varios meses.

- ¡Bueno, ya era hora! – exclamó la ex de Castle – estoy absolutamente segura que a Rick le gustas desde el día que te conoció. Me alegro de que por fin estéis juntos, y siento mucho lo que ha pasado. Richard es un buen hombre y no se merecía que le pasara esto.

- Gracias – contestó Kate escueta.

- Tendré que hablar con Paula, no vamos a tener más remedio que dar un comunicado de prensa.

- ¿Es eso realmente necesario? – preguntó Kate recelosa.

- Si – respondió Gina – intentaremos ser lo más discreto posible y no dar muchas explicaciones. A nadie le importa lo que ha pasado, ni en que circunstancias ha ocurrido.

- Gracias – dijeron Alexis y Kate al unísono.

- Ahora tengo que marcharme, prométeme – dijo abrazando a Alexis – que me llamarás si necesitas algo.

- Te lo prometo, muchas gracias Gina – y se despidió de ella con un beso.

********************************

Tal como les dijo Gina, salió un escueto comunicado de prensa informando que el escritor había sufrido un desgraciado accidente. Que estaba grave y que quien quisiera conocer su estado podía consultar su página Web, donde se iría actualizando la información sobre la salud del escritor. También comentaban que no decían en que hospital estaba, por respeto a su familia.

Gina también habló con la dirección del hospital, pidiendo la confidencialidad sobre el paciente, dejando caer que si alguien se iba de la lengua y se filtraba la noticia de que Castle estaba allí, les demandarían por una buena cantidad de dinero.

Llegó el día en que los médicos decidieron sacarlo del coma. Estaban allí ellas tres y Alexander, al que ya conocían todos y sabían quien era, Esposito, Ryan y Lanie. No sabían que iba a pasar y estaban asustados.

El médico se acercó a ellos y les comunicó que el paciente había respondido a los estímulos y que había despertado, aunque aun no le habían quitado la respiración asistida. Les dijo que estaba estable aunque muy débil, que tardaría unos días en recuperar las funciones básicas, y que tendrían que someterle a varias pruebas para determinar el alcance de las lesiones, pero que debían ser optimistas.

Preguntaron si podían verlo y les dijo que les avisarían en un rato. La primera en entrar fue Alexis. La chiquilla estaba impaciente por ver a su padre, así que tanto su abuela, como Kate le cedieron el paso.

- ¡Papá! – exclamó alegre acercándose a la cama.

Rick la miró y como no podía hablar, levantó con dificultad la mano que su hija cogió con cuidado.

- ¡Me alegro tanto de que estés bien!, no veas el miedo que hemos pasado – y se acercó besándolo con cuidado en la frente.

A Rick se le escapó una lágrima, se alegraba tanto de ver a su hija. Esta estuvo un rato, contándole cómo lo habían pasado esos días, del colegio y demás y se despidió con otro beso, diciéndole que Kate y la abuela también querían entrar.

A continuación entró Martha. Esta había querido cederle su sitio a Kate, pero esta insistió en que entrara ella.

- ¡Richard! – casi gritó su madre al verlo – menudo susto que nos has dado. ¿Cómo te encuentras? – y se acercó a besarlo, mientras no podía evitar que se le saltaran las lágrimas – ¡Hijo mío, llegué a creer que te perdería para siempre! – continuó hablando una emocionada Martha.

Su hijo la miraba, estaba loco por quitarse el respirador y gritar que donde estaba Kate. Su madre que lo conocía muy bien le dijo:

- Me alegro tanto de que hayas recuperado el conocimiento. Alexis ha pasado unos días horribles, bueno todos lo hemos pasado muy mal, pero ya todo se va a arreglar. Estamos aquí, para ayudarte a superar esto. Y si, ya me voy, para que pase Kate – y dándole otro beso se marchó.

Su hijo hubiera querido sonreír, pero no podía. Recordaba vagamente lo que había pasado, como vio el coche abalanzarse sobre Kate, el miedo que sintió, como la empujó para quitarla de en medio y como a él no le dio tiempo de apartarse. Sabía que Kate estaba bien, la había sentido esos días a su alrededor, igual que sintió a Alexis y a su madre, pero necesitaba verla, verla y comprobar que no tenía ni un rasguño.

Entró Kate, Castle la miró, “¡Que mala cara tenía!”, pensó. Intentó levantar la mano, como diciéndole que se acercara. Ella se aproximó despacio, tenía los ojos llorosos. Le cogió la mano con cuidado de no interferir en el gotero.

- ¡Ay Rick! – lloró ella – he pasado tanto miedo.

Él le tocó la mano escayolada, como en un mudo intento de preguntarle que le había pasado.

- Cuando me apartaste me partí la muñeca al caer al suelo. Me salvaste la vida Rick – le dijo – lo siento, lo siento tanto, todo ha sido por mi culpa. Tenías razón y yo no te hice caso, lo siento, lo siento – y seguía llorando.

Rick la miraba, se moría por abrazarla y consolarla, pero no podía hacer nada. En un supremo esfuerzo levantó la mano y le acarició la cara, intentando secar sus lágrimas y queriendo darle a entender que todo iba a salir bien.

CONTINUARÁ…
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Mensaje por Jorja Dom Sep 04, 2011 5:31 am

Hayyyyyyyyy por suerte se despertó!!!
Espero que le saquen todos los aparatos pronto a Rick =)
Muy buen capítulo Wink
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Mensaje por Raúl Dom Sep 04, 2011 5:37 am

Que bien,Castle se ha despertado por fiinn,lo mal que lo esta pasando Kate,pobrecita.Buen capitulo Cata,como siempre.
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Mensaje por Teresita_yocastle$$NYPD Dom Sep 04, 2011 5:38 am

:O:O

impresionante capitulo


muchas gracias por otro capitulo
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Mensaje por castle&beckett..cris Dom Sep 04, 2011 6:05 am

que bonitoooooo...me encantaaa
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Mensaje por BrujaAle Dom Sep 04, 2011 6:46 am

Bueno, menos mal que ya lo tenemos despierto! y al final Kate ha tenido que confesarlo...más vale tarde que nunca, aunque creo que ahora pensará que le hubiese gustado hacerlo bajo otras circunstancias! Sigue pronto!
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Mensaje por rakel Dom Sep 04, 2011 7:30 am

Biennnnnn!! Rick despertó, pero que buena noticia!! Very Happy
Gracias por otro capítulo!! Happy Clap Thumb
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Mensaje por marypaz Dom Sep 04, 2011 7:53 am

Por fortuna, ya se ha recuperado. Muy bien descrito todo lo concerniente al hospital. Te felicito
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Mensaje por GabiiLovesMela<3 Dom Sep 04, 2011 8:37 am

Aiis qué suerte que nuestro Castle está bien!
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Mensaje por moth13 Lun Sep 05, 2011 12:19 pm

Sabes que me encata tu fic? no se si te lo dige, pero me encantaaaaaaaaaaaaaaaa, siguelo cuando puedas, pero que sea prontito
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Mensaje por Invitado Jue Sep 08, 2011 6:03 am

POR DIOS NO ME TENGAS ASI CONTINUA!!!!! jeje Very Happy Awesome

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Mensaje por Cata Castillo Jue Sep 08, 2011 9:34 am

¡Hola! Aquí os dejo el siguiente capítulo. Muchas gracias por todos vuestros comentarios. El enfermito se nos va recuperando poquito a poco. Para siempre, Último Capítulo - Página 10 67287

Capítulo 26:

Estuvo hospitalizado casi tres meses. Durante todos y cada uno de los días, que estuvo en el hospital y desde el mismo momento, en que le llevaron a una habitación, estuvo acompañado. Su madre, su hija, Kate y hasta Alexander establecieron un turno y nunca lo dejaron solo.

Al principio él hablaba poco, casi nada. Se sentía fatal y le dolían hasta las pestañas. Le tomó asco a la comida del hospital, no la podía soportar y dejó de comer, por eso con permiso de los médicos, cada día le llevaban comida de la calle o de casa. Intentaban llevarle sus platos preferidos. Así que con esfuerzo, y un poco agobiado por no poder hacerlo él mismo de momento, tenía que dejar que le dieran de comer.

Los médicos estaban optimistas, no había daños cerebrales y las fracturas iban soldando bastante bien. El único problema se presentaba en la pierna derecha. Probablemente deberían volver a operarle.

Los chicos seguían investigando el caso, estaban seguros que entre lo ocurrido en Miami y en Nueva York había relación. El FBI decidió hacerse cargo, aunque solicitó la colaboración de los departamentos de policía de las dos ciudades, para que les tuvieran informados de todo.

Esposito, Ryan y otros compañeros seguían con la investigación. Kate seguía de baja laboral, a veces pensaba que le hubiera apetecido colaborar con ellos, pero como lo que de verdad quería era estar al lado de Rick, se conformaba con que sus amigos la tuvieran al tanto de cómo marchaba todo.

De momento la situación estaba relativamente tranquila. Hasta que por su página Web y por su canal de TV supieron que el predicador Morgan dejaba la ciudad para ir a “evangelizar” a Washington. Dieron aviso al FBI y estos le dijeron que ya los tenían vigilados, tanto a Morgan como a sus secuaces inmediatos.

Al cabo de unos días el FBI los avisó de que por fin habían podido detener al predicador Nathaniel Morgan y a su círculo de elegidos. El predicador intentó excusar su proceder y se presentó con los mejores abogados. Lo que no llegó a saber es que un agente del FBI se infiltró en la secta haciéndose pasar por un rico y depravado empresario, que describió a Morgan como un loco iluminado que creía estar en posesión de la verdad, que gracias a su verborrea se había hecho de un nutrido grupo de seguidores que lo mantenían con sus donativos, y que estaba totalmente ignorantes de las verdaderas intenciones del predicador. Solo su grupo de elegidos conocía el verdadero trasfondo de aquello. Convenciéndoles con su facilidad de palabra de que lo que hacían era una forma de purificarse con la sangre y la fuerza de inocentes jovencitas, Morgan se rodeó de “honrados” padres de familia, en su mayoría adinerados empresarios, que convencidos por sus palabras, daban rienda suelta a sus bajos instintos ya que eran unos pederastas como el mismo Morgan que disfrutaban abusando de chicas jóvenes y en cierto modo intentaban convencerse a sí mismos de que lo que hacían no era una auténtica perversión.

El FBI consiguió atraparlo con las manos en la masa, salvando la vida de una chica de quince años que iba a ser la próxima víctima. Morgan quiso defenderse, pero sus elegidos, que eran todos unos cobardes lo delataron y lo acusaron del asesinato de todas las jóvenes. Algunos de ellos se declararon culpables, otros negaron los hechos, pero se contrastaron las muestra de semen con el ADN de los sospechosos y se verificó que todos y cada uno de ellos, habían abusado sexualmente de las adolescentes por lo que tendrían su castigo.

Decidieron deshacerse de las chicas en el parque para desviar la atención de ellos, y que creyeran, como así ocurrió, que había un psicópata en la ciudad.

El predicador televisivo más famoso de los últimos tiempos fue acusado de todos los asesinatos, además de la violación de las chicas.

El FBI también detuvo a Nicholas Banks en el aeropuerto tratando de salir del país. Este, cuando se vio detenido, acusó al predicador y a todos los demás empresarios entre ellos Holmes y Trumanti, los dos a los que acusó la chica que habló con Kate. A Banks incluso se le escapó la predilección que siempre sintió por Nathalie y que él fue el primero en abusar de ella.

La noticia se dio a conocer y fue un autentico escándalo, del que se habló en todos los medios de comunicación durante semanas.

******************************************************

Poco a poco Rick, empezó a tener movilidad en los brazos y pudo empezar a valerse por sí mismo en algunas cosas.

Le retiraron el gran vendaje de la cabeza, para curarle la herida. Una vez hecho le colocaron uno más pequeño.

A pesar de que a Kate le impresionó verlo sin la gran venda y casi sin pelo, ya que este empezaba a crecerle después de que tuvieran que afeitarle la cabeza, se mostraba más animada y alegre a medida que mejoraba, al contrario que él que cada vez estaba más harto de tener que permanecer tanto tiempo sentado.

Martha que lo conocía muy bien, lo notaba intranquilo y malhumorado, por lo que advirtió a Alexis, a Kate y a Alexander, que le tuvieran paciencia y no le hicieran caso.

- Richard siempre ha sido un culo de mal asiento – puntualizó Martha – estar tanto tiempo inmóvil le va a agriar el carácter, así que tendremos que hacer oídos sordos cuando empiece a decir pamplinas y no hacerle mucho caso.

- ¿No hay nada que lo mantenga un rato tranquilo? – preguntó Alexander interesado.

- Los únicos ratos que pasaba y pasa quieto es cuando tiene un libro entre las manos, pero por ahora no puede leer – dijo su madre.

- Pues le leeremos nosotros – afirmó Alexis.

Y eso hacían, le llevaron libros que le leían por turnos, así como un DVD y sus películas favoritas. Un día que Alexander se encargaba de estar con él, este apareció con un ajedrez.

- ¿Sabes jugar? – le preguntó.

- Conozco las reglas, pero no juego mucho – respondió – cuando lo hago es contra Alexis y siempre me gana. Es muy buena, deberías jugar con ella.

- Hoy quiero jugar contigo.

- Mira, muchas gracias de verdad, pero el ajedrez no se me da bien, no tengo paciencia.

- De eso se trata – argumentó Alexander – te queda una larga temporada de hospital, así que te convendría ejercitar la paciencia.

Castle lo miró hosco.

- ¿Sabes?, lo que siempre eché de menos es tenerte cerca para que me enseñaras a jugar al béisbol.

- Todavía estoy a tiempo de enseñarte a jugar al béisbol – le respondió con tristeza – pero para eso tienes que recuperarte, y para recuperarte tienes que tener paciencia, así que de momento empezaremos por el ajedrez.

- Lo siento – dijo Rick arrepentido ya de cómo le había echado en cara a Alexander algo de lo que no era culpable – tu no tienes la culpa ni de no estar en mi vida ni de este maldito accidente. Adelante dispón las fichas.

Preparó el tablero y empezaron a jugar. Efectivamente Richard no tenía paciencia, y movía las fichas sin pensar en las jugadas. Alexander más de una vez le hacía reflexionar después de un movimiento.

- ¿Estás seguro de que esa es la mejor opción? – le preguntó más de una vez, mientras le ponía la ficha como estaba antes – mira bien y piensa, no actúes a lo loco.

Y poco a poco, Rick fue capaz de jugar partidas sin perder a los pocos minutos, y fue conociendo a su padre con más profundidad.

A pesar del esfuerzo de su familia, por tenerlo entretenido y de su padre en particular por ejercitarle la paciencia, esta empezaba agotársele. No soportaba que tuvieran que estar allí cuidando de él y que no pudieran seguir haciendo su vida, y no soportaba pensar en lo que él imaginaba que sería su futuro con Kate. Es por eso que un día que ella llegó para estar con él, le dijo muy serio:

- Tenemos que hablar.

- Tú dirás – respondió ella preocupada pues llevaba unos días que lo notaba más raro que de costumbre.

- Deberíamos dejar de vernos – dijo serio.

- ¿No quieres que venga más? – preguntó sorprendida.

- No, creo que es mejor que lo dejemos.

Ella se estaba imaginando que esto iba a pasar, pues llevaba días diciéndole que tenía que seguir haciendo su vida, que no tenía porque pasar tanto tiempo en el hospital…

- ¿Me estas dejando Richard Castle? – preguntó seria.

- Si, ya no quiero seguir contigo – le dijo desviando la mirada.

- Pero es que yo si quiero seguir contigo – dijo ella dándole un beso en los labios – incluso iba a hacerte una proposición.

- ¿Una proposición? – preguntó sin poder evitar la curiosidad – ¿Qué tipo de proposición? Si es deshonesta me temo que por ahora no voy a poder complacerte.

Kate se sacó una cajita del bolsillo y se la entregó a Castle, diciéndole:

- No me pongo de rodillas, porque desde la cama no me verías bien, pero imagínate que lo estoy – y a continuación al ver que él se había quedado con la caja en la mano, mirándola, le dijo – ahora tienes que abrir la cajita.

Castle la abrió y sacó un bonito y elegante anillo de oro blanco. Era un aro muy fino y elegante.

- ¿Y esto? – preguntó asombrado.

- Richard Alexander Rodgers, ¿quieres casarte conmigo? – preguntó Kate seria – acuérdate que se supone que estoy de rodillas – le recordó.

- Katherine Becket, ¿me estás pidiendo matrimonio?

- Si, ¿Qué me contestas?

- Acabo de dejarte y tú ¿me pides matrimonio?

- Bueno, no tenía ni idea de que ibas a dejarme, pero aun así sigo estando interesada en casarme contigo.

- No puedo casarme contigo Kate – dijo con tristeza.

- ¿Por qué no? – preguntó ella – tú me quieres, eso lo sé, y yo te quiero, no veo porque no podemos casarnos.

- Ni siquiera puedo andar, ¿Cómo voy a casarme contigo?

- Lo de que no puedas andar es circunstancial, y no tenemos que hacerlo mañana, esperaremos a que te recuperes, así nos dará tiempo a prepararlo todo.

- En la comisaría ni siquiera saben que estamos juntos, y ¿quieres que nos casemos?

- Ya todos saben que estamos juntos, así que eso no es problema.

- ¿Y desde cuando lo saben que yo no me he enterado? – preguntó interesado.

- Desgraciadamente no podías enterarte – dijo ella con tristeza – ¡Ay Rick!, me he arrepentido durante días de no haberle dicho a todos que estábamos juntos.

- Si, pero ¿cuando se lo dijiste a los demás? – preguntó curioso – me hubiera gustado verlo.

- Bueno – dijo ella triste – primero grité como una loca que te quería y no soportaría que te murieras, cuando te vi en el suelo en medio de un charco de sangre, luego le dije al capitán que vivía en tu casa cuando me quiso poner protección y por último se lo confesé a los chicos. Esposito estaba que se moría de la curiosidad.

- ¡Vaya! – exclamó – eso si que me hubiera gustado verlo.

- Rick, no me has contestado todavía, ¿es que no quieres casarte conmigo? – preguntó afligida.

- Kate – le dijo serio – te quiero más que a mi propia vida.

- Eso ya lo sé, me lo has demostrado de mil maneras distintas – interrumpió ella – has estado a punto de morir por mí.

- Moriría por ti – siguió – pero no puedo casarme contigo, no puedo condenarte a cargar con un invalido toda tu vida.

- Richard Castle, no seas testarudo, no vas a ser un invalido siempre, te vas a curar, solo tienes que tener paciencia.

- Ni siquiera sé si voy a poder volver a hacerte el amor – dijo con tristeza.

- Hay muchas formas de amarse, ya nos apañaríamos. Te quiero, y te quiero tal y como eres. Ahora estas así y no voy a dejarte por eso.

- Kate …

- Rick – le interrumpió de nuevo – dime mirándome a los ojos que no me quieres y te juro que por más que me duela separarme de ti, no volverás a verme en tu vida – y mientras hablaba no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas – Si fuera yo quien estuviese en esa cama sin poder andar, ¿me dejarías Rick?, me abandonarías por no poder andar.

- Claro que no, yo nunca te dejaría.

- Pues ahora me estas dejando, ¿en que quedamos?

- Te quiero tanto Kate, que me duele.

- No me has contestado, ¿sigues pensando en dejarme?

- No – dijo triste – vas a tener que seguir aguantándome.

- Será un placer tener que aguantarte, además tienes que cumplir una promesa que me hiciste.

- ¿Cuál promesa?

- Me prometiste que me enseñarías a bailar salsa.

- No sé cuando podré cumplírtela.

- Estoy segura que más pronto de lo que crees.

Se miraron a los ojos. Él le cogió la mano y se la beso.

- Siento haberme portado como un imbécil, pero me desespera estar aquí sin poder moverme, y veros a las tres teniendo que cuidarme…

- Claro, como siempre eres tu el que nos cuida a nosotras, ahora te fastidia que sea al contrario.

- Si – dijo él de pronto – quiero casarme contigo – y estiró el dedo para que ella le pusiera el anillo. Y… si te pones de rodillas justo ahí – dijo señalando el suelo, con mirada pícara – podría verte perfectamente desde la cama.

Ella le puso el anillo y le dio un beso en los labios, luego se apartó e hincó una rodilla en el suelo.

- Esto ya no vale, porque me has dicho que si, pero aprovéchate Richard Castle, así podrás contarles a todos que me arrodillé para pedirte matrimonio.

Y solemnemente le volvió a hacer la petición.

- Richard Alexander Rodgers, ¿quieres casarte conmigo?

- Por supuesto que quiero y ven aquí inspectora a demostrarme lo que me quieres.

Ella no se hizo de rogar, se levantó y acercándose a la cama se sentó a su lado empezando a besarlo con todo el amor que sentía por él.

************************************************

Dos meses después del accidente, Rick ya se encontraba bastante mejor. Las fracturas habían soldado muy bien y después de tener que volver a operarle la pierna derecha ya solo le quedaba terminar de recuperarse de esta. El médico le había dicho que una vez que le quitaran la férula que le inmovilizaba la pierna desde el tobillo hasta la ingle, podría irse a casa, aunque tendría que seguir con la rehabilitación durante bastante tiempo hasta estar recuperado del todo.

Kate había vuelto al trabajo, esa tarde lo acompañaba su madre, que esperaba a que llegara ella de la comisaría para marcharse al teatro. Esta llegó acompañada de Esposito y Ryan. Kate se sentó en el brazo de la butaca que él ocupaba y lo saludó con un beso en los labios. Martha se despidió de su hijo con un beso.

- Te dejo en buenas manos, hijo.

- ¡Hola chicos! – saludó Castle.

- ¿Qué hay tío? – preguntó Esposito.

- ¿Cómo sigues hermano? – le preguntó Ryan.

- Bueno, aquí estamos… ¿Qué os trae por aquí?

- Pues que queríamos verte, además te traigo esto – le dijo Ryan entregándole un sobre dirigido a Richard Castle y familia.

- ¿Y esto? – preguntó.

- ¡Ábrelo!

Eso hizo, abrió el sobre y sacó una invitación para la boda de Ryan.

- ¡Vaya!, muchas gracias, pero no sé si voy a poder ir.

- ¿Cómo que no vas a poder venir? – preguntó Ryan – todavía queda un mes. Además tú y Javier vais a ser mis padrinos, no me puedes fallar.

- Si. Pero no sé si podré andar de aquí a un mes – aclaró él.

- Claro que podrás andar – dijo Esposito muy seguro – y si no, vienes en silla de ruedas, y si no, yo te llevo a cuestas si hace falta.

- Gracias hombre – dijo Castle con una sonrisa – creo que con la silla de ruedas será suficiente, aunque no me haga mucha ilusión ir así.

- ¡Qué más dará como vayas! – intervino Kate que lo tenía cogido de la mano – lo bueno es que vas poder venir, sea como sea.

- Y lo malo es que no voy a poder llevarte del brazo ni sacarte a bailar.

- Pues no se baila y punto – determinó ella.

- Si tío, ya te moveremos para que bailes – le dijo Esposito – y también tienes que venir a elegir el traje del novio y de los padrinos.

- ¿No podéis ir solitos? – bromeó Castle – ¿no os fiáis de vuestro gusto?

- No del de este – dijo Esposito dándole un cosqui a Ryan – ir vestido con un smoking elegido por Kevin Ryan puede llegar a convertirse en una experiencia humillante.

- ¿Humillante? – preguntó Castle – ¿Qué sabréis de eso?, chicos humillante es que una enfermera con edad suficiente para ser tu abuela, te la meta en una botella para que orines.

- ¡Buaaagg! – dijeron con cara de asco.

- Claro que no sé si es peor – siguió Rick – que la enfermera tenga edad para ser tu hija.

- ¡Anda y no te quejes más! – se rió Kate – que en el fondo te encanta tener a tanta gente pendiente de ti.

- Por cierto – preguntó Esposito – ¿y ese anillo Castle?, te has casado y no nos has dicho nada.

- Chicos, ¿no os habíais enterado que a Castle le han pedido matrimonio? – intervino Kate.

- ¿Si?, ¿y quien va a ser la afortunada que se va a convertir en tu tercera esposa? – le preguntó Ryan con sorna.

- Pues yo, por supuesto – dijo Kate tajante – ¿Qué pensabais?

- Nada, nada, jefa – rió Esposito – que nos alegramos mucho por los dos, ¿verdad? – preguntándole a Ryan.

Estuvieron bastante rato conversando, hasta que empezó a hacerse tarde. Entró una enfermera de mediana edad, que les dijo que debían salir ya, que al enfermo iban a asearlo y a ayudarlo a acostarse.

- Esta debe ser la abuela – comentó Ryan bajito, aunque no lo suficiente para que la enfermera no se enterara.

- ¿Decía usted algo, joven? – preguntó la enfermera ceñuda.

- No, nada, que ya nos vamos – y dirigiéndose a Castle – ya nos vemos tío, hasta pronto.

- Hasta otro día – añadió Esposito.

- Los acompaño abajo y ahora subo para quedarme contigo – le dijo Kate dándole un beso.

CONTINUARÁ…
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Mensaje por Jorja Jue Sep 08, 2011 9:49 am

Castle testarudo debe ser insufrible!!! Igual se lo quiere jajaja
Amo tu historia sabelo xD
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Mensaje por amnigl Jue Sep 08, 2011 10:17 am

En dos palabras esta historia te esta quedando im presionante. Uy que solo es una palabra.
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Mensaje por Raúl Jue Sep 08, 2011 10:41 am

Simplemente maravilloso Cata
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Mensaje por Teresita_yocastle$$NYPD Jue Sep 08, 2011 10:44 am

super extraordinariooooOooOOooOooO Thumb Love Thumb
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Mensaje por castle&beckett..cris Jue Sep 08, 2011 10:48 am

ke bonitooooo...kate le a pedido matrimonioooo...+





siguueeeee!!!!
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Mensaje por marypaz Jue Sep 08, 2011 9:58 pm

La petición de matrimonio muy buena, y muy en la línea de la serie.
A ver que nos espera en el siguiente capítulo...
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Mensaje por Duende Jue Sep 08, 2011 10:13 pm

Me encanto Castle dejándola pq es testarudo y ella pidiéndole matrimonio jajaja

La conversación con los chicos muy buena.

Espero muy pronto el siguiente capitulo. Besossssss
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Mensaje por Cata Castillo Dom Sep 11, 2011 6:50 am

Bueno, pues aquí sigo con mi historia. Muchas gracias a los que leéis, a los que comentáis y a los que no, me alegro que os vaya gustando como sigue esto.

¡Qué sigáis disfrutando de lo que queda de fin de semana!

A partir de mañana, empieza la cuenta atrás, solo una semanita. Para siempre, Último Capítulo - Página 10 881183

Capítulo 27:

Además de los tres meses pasados en el hospital, tuvo que tener otros dos, de dura rehabilitación, para volver a incorporarse a su vida normal y poder caminar con cierta soltura, apoyándose, eso sí, en unos bastones. Durante todo este tiempo, estuvo solícitamente atendido por sus tres mujeres y su padre que poco a poco ya se había hecho habitual en su vida.

Kate estaba totalmente instalada en el loft de Castle, no es que hubiera hecho una mudanza oficial, pero empezó quedándose allí cuando estaba ingresado, luego Martha le dio una llave para que pudiera entrar y salir cuando quisiera y ella poco a poco fue trasladando sus pertenencias, hasta que se instaló definitivamente.

Cuando le dieron el alta, el médico les recomendó una prestigiosa clínica de rehabilitación en Long Island. Les comentó que había dos posibilidades una era internarlo allí durante la semana, otra, ir por la mañana y volver a casa a media tarde.

Ninguna de las tres quiso ni siquiera considerar la posibilidad de dejarlo internado, sería más complicado, pero las tres lo querían en casa, ya se apañarían. Él quiso hacerse el fuerte y el valiente, y dijo que quedarse allí sería lo mejor y más cómodo, pero en el fondo se alegró muchísimo de que sus mujeres no quisieran deshacerse de él.

Salió del hospital en silla de ruedas y con ayuda pudo levantarse para entrar al coche. Solo podía dar algunos pasos muy despacio y ayudado de dos muletas, ya que todavía se cansaba bastante. La rodilla derecha aún no la tenía muy fuerte lo que le dificultaba a la hora de subir escaleras, por lo que habían tenido que adaptar la casa para su nueva situación, poniendo una silla elevadora.

Un transporte lo recogía a primera hora de la mañana y lo llevaba a la clínica. El médico que se encargaba de él le había diseñado un amplio programa de ejercicios. Por la mañana se sometía a duras sesiones de rehabilitación, ejercicios físicos, natación. Comía allí y después de comer, era el turno de las terapias mas tranquilas como masajes y electroterapia.

En el centro había también un gabinete psicológico y le recomendaron unas sesiones. Se quejó diciendo que eso no le hacía falta, pero la doctora Bernstein, una agradable cincuentona, le ayudó mucho, sobre todo a superar sus agobios y la sensación constante que tenía de frustración. Desde que tuvo el accidente había perdido el interés por los casos de asesinato. Como ya no le preguntaba, Kate tampoco le contaba, aunque echaba de menos su ayuda y sus locas y más de una vez acertadas teorías.

La última vez que Castle había hablado sobre un caso, fue cuando sus compañeros le relataron con todo lujo de detalles, como habían atrapado al predicador Morgan, él escuchó cortésmente, les agradeció que lo informaran y se alegró de que todo hubiera acabado, pero ya nunca más habló del tema.

Cuando Kate volvió a la comisaría, ella pensaba que él volvería a interesarse por sus casos, pero no fue así. Únicamente al despedirse, él siempre le decía que se cuidara mucho. Ella ni le contaba, ni le insistía.

Cuando habló con la doctora Bernstein y le comentó que se sentía un inútil, ella le sugirió que volviera a escribir, pero él le confesó que desde el accidente
no tenía nada de que escribir, que él era escritor de novela negra, pero que en ese momento no era capaz de escribir sobre esa temática, ni siquiera le apetecía escribir sobre Nikki Heat. Se sentía angustiado, pues vivía de eso y daba por sentado que no volvería a hacerlo. Lo había intentado, pero se pasaba horas delante del ordenador con la pantalla en blanco.


Entonces ella le dijo que escribiera de otra cosa, que no se obligara a escribir una novela de misterio sino que simplemente dejara las palabras fluir.

Y eso hizo. Sin saber por que empezó a escribir de cuando era pequeño, de cómo fue su vida de ciudad en ciudad y de teatro en teatro, como se escondía entre bambalinas, para ver actuar a su madre o como leía con avidez los libretos de las obras que representaba, su paso por diferentes colegios, la mucha gente que había conocido…

Pensó que no volvería a escribir, pero hacerlo sobre como había sido su vida, le sirvió de ayuda, fue una forma de abrir su corazón y soltar todo lo que tenía dentro y que nunca le había contado a nadie.

Kate se alegraba de verlo escribir, lo veía entusiasmado. Estaba feliz porque él había vuelto a hacerlo, le daba igual sobre lo que escribiera, ya se le pasaría la racha de apatía sobre los casos de misterio, lo importante era que no había renunciado su gran pasión.

- Me alegro de que hayas recuperado las ganas de escribir – le dijo un día.

- No escribo un libro, es solo parte de la terapia que me ha impuesto la doctora Bernstein – le contestó – y la verdad es que me hace bien. ¿Te gustaría leerlo?

- Solo si tú quieres – respondió ella.

- Ya casi he acabado por hoy – terminó y guardó lo escrito – toma – y le ofreció el portátil – voy a prepararme algo de comer.

- ¿Quieres que te lo prepare yo?

- No gracias, tengo que hacer las cosas por mi mismo, ya está bien de mimos – le sonrió - ¿te apetece algo?

- Un zumo – respondió, mientras empezaba a leer lo escrito por Richard.

Estuvo un rato leyendo y le encantó lo que había escrito. Él hojeaba una revista, sentado en la barra de la cocina mientras comía un sándwich.

Cuando terminó de leer lo que había escrito se dirigió a él.

- Es precioso, me encanta, ¿no has pensado en que podrías publicarlo?, sería un libro estupendo.

- ¿Tú crees? – preguntó interesado – no se me había ocurrido, pero ahora que lo dices…

Fue entonces, cuando su mentalidad de escritor empezó a funcionar y se dijo que aquello realmente, podría ser un buen libro.

En días posteriores, empezó a darle forma, y poco a poco fue relatando su vida en primera persona y desde el punto de vista de Robert, que fue como decidió llamar al protagonista, para no usar nombres reales, y la relación de este con Marie, su madre y su azarosa vida hasta hacer realidad su sueño de ser escritor.

Una vez terminado, e impreso, se lo dio de nuevo a Kate para que lo leyera, quería que ella fuera la primera en hacerlo.

- ¿Y esto? – le preguntó ella, aunque se imaginaba lo que era.

- Pues parece ser que mi nuevo libro – contestó él – quiero que seas la primera en leerlo, ahora que lo he terminado, aunque ya sabes de que va.

- Será un honor ser la primera lectora – le sonrió – empezaré a leerlo esta noche, ahora voy a preparar la cena.

Tal como le había prometido, empezó a leer el libro esa noche. Rick ya se había acostado, el pobre quedaba agotado después de la rehabilitación, sobre todo porque en casa seguía haciendo ejercicio, pues se negaba a subir la escalera en la silla elevadora, y lo hacía por sus propios pies, lo que lo agotaba bastante.

Después de ayudarlo a acostarse y dedicarse un rato a darse mimos, Kate se bajó al salón, cogió el libro y empezó a leer. Le llamó la atención el título “Entre bambalinas” y más todavía el nombre que Richard había decidido usar, nada de Richard Castle, había utilizado su verdadero nombre, ya que lo había firmado como R. A. Rodgers. Luego venía la dedicatoria, se emocionó bastante al leerla, decía así:

A mis tres mujeres:

A Martha, mi madre, porque me dio la vida y me hizo ser como soy. Gracias.
A Alexis, mi hija. Eres mi mejor obra. Gracias por ser como eres.


A Kate, mi inspiración, mi mejor amiga, mi compañera, mi gran amor. Gracias por estar siempre a mi lado.

Os quiero.

Rick

Cuando se repuso un poco, empezó a leer. Aunque ya sabía la trama, al escribirlo como una novela, le dio más soltura a la historia. Pronto se vio sumergida en la lectura. La pluma ágil de Rick relataba con detalle su vida, lloró al leer con la ternura que relataba sus momentos dramáticos y rió con los divertidos. No podía dejar de leer, él libro la tenía totalmente absorbida. Eran más de las cuatro de la mañana cuando acabó la lectura, ni se dio cuenta de la hora que era hasta que terminó.

Subió al dormitorio Richard dormía profundamente, menos mal que al día siguiente era sábado y no tenía que madrugar. Tenía unas enormes ganas de despertarlo para decirle lo que le había gustado el libro, pero fue capaz de contenerse. Se acostó a su lado y se acercó a él, buscando su abrazo. Él la sintió y en sueños la abrazó. Se quedó dormida enseguida, y soñó con un niño larguirucho de pelo castaño y ojos azules escondido entre las bambalinas de un teatro.

*******************************************************

Con la vuelta de Richard a casa, ellos gradualmente fueron recuperando su intimidad y retomaron su vida sexual. Iban poco a poco, tal como le dijo Kate un día en el hospital, había muchas formas de amarse y ellos se fueron adaptando a las circunstancias.

Aunque podía haber acudido a su madre o a su hija, él prefería que fuera ella quien le ayudara en las cuestiones más íntimas y personales, cosa que ella hacía gustosa.

Que Rick tuviera que depender de ella, en tareas tan cotidianas, como el aseo personal o el uso del baño, hizo que su relación madurara y se estableciera entre ellos una complicidad que no habían tenido ninguno de los dos con sus parejas anteriores.

La verdad es que a pesar de todo lo que había pasado, en esos momentos se encontraban pasando por uno de los mejores momentos de sus vidas.

Se acercaba la boda de Ryan, él se había ofrecido a correr con los gastos de la despedida de soltero, pero no se encontraba con ánimos de asistir, pues todavía se cansaba con frecuencia. Sus amigos se portaron de verdad, y le dijeron que cargarían, bueno, empujarían la silla con él adonde sea que fueran. Estuvieron cenando y luego fueron al típico local de streaptease, donde estuvieron animando a las chicas, con poco ánimo, la verdad, porque en el fondo a ninguno de los tres le apetecía estar allí, claro que otros colegas de la comisaría lo pasaron francamente genial.

Una vez que los colegas se despidieron, acabaron los tres en “The Old Haunt” tomando unas copas, donde terminaron reuniéndose con ellos sus chicas, después de acabar en el espectáculo de boys que las amigas de Jenny le habían regalado.

El día de la boda amaneció soleado y radiante. Ryan y Jenny se casaron en la iglesia de St. Peter, fuer una ceremonia muy emotiva. Luego celebraron un almuerzo en un salón de bodas. La novia lucía radiante con un precioso vestido de corte clásico en seda salvaje. Al final y gracias al consejo de Castle, los hombres vistieron un elegante smoking en tonos oscuros con camisa blanca y fajín y pajarita de color malva, el mismo color de los trajes de las damas de honor, entre las que se encontraban Kate y Lanie.

A la hora del baile, Rick fue capaz de bailar algunas canciones lentas, muy abrazado a Kate, no solo porque se cansaba y necesitaba apoyarse sino porque sencillamente les apetecía. A la hora de bailar las rápidas, ella se pasó la mayor parte del tiempo sentada sobre las piernas de él, mientras el mismo Rick o alguno de sus amigos le movían la silla como si estuvieran bailando.

*********************************************************

Durante todo el tiempo que Rick estuvo en el hospital Gina estuvo llamando a cada poco para interesarse por su estado. Siempre hablaba con Martha o Alexis, y cuando él ya pudo atender el teléfono, después de que Kate le regalara un nuevo Iphone, lo hacía con el propio Rick. Tal como dijo, se ocupó de mantener alejada a la prensa, así como a tener actualizada la información de su página Web. Le hizo llegar muchos email y cartas de sus admiradores, que se interesaban por su salud y le deseaban una pronta recuperación.

Fue un par de veces al hospital a verlo, y cuando ya le dieron el alta, también fue alguna que otra vez a la casa.

Kate sabía positivamente que entre Rick y su ex mujer no había absolutamente nada, pero aunque lo entendía, no podía evitar sentirse molesta cada vez que esta llamaba o lo visitaba, ya que siempre recordaba cuando ella se fue a Los Hamptons con él.

En una de esas visitas, él le habló de la terapia de la doctora Bersntein y del libro que había escrito. Ella se mostró interesada, así que se lo dio para que lo leyera. Fue la cuarta persona que lo leyó después de Kate, Alexis y Martha, y como ellas, quedó encantada con la novela. Le dijo que la editorial estaba muy interesada en publicarlo, y que si le parecía bien, empezarían a imprimirlo y hablaría con Paula, para que empezara a preparar la campaña publicitaria.

Rick solo le puso una condición, la presentación del libro no se haría hasta que pudiera ir por su propio pie, no estaba dispuesto a ir en silla de ruedas, ya que no era su intención ir por ahí provocando la lástima en su público o que se utilizase su estado de salud para promocionar el libro. Gina estuvo de acuerdo y ahí quedó la cosa.

***********************************

Ya había empezado el verano. En la ciudad empezaba a hacer un calor espantoso. El médico de Rick le dio permiso para que se fueran a Los Hamptons, pero le recomendó que contrataran a un fisioterapeuta que le ayudara con su programa de ejercicios. A la vuelta de las vacaciones, volvería al centro de rehabilitación y según como hubiera progresado le daría el alta o no.

Así que prepararon las cosas para irse. Se irían Alexis, Martha y Rick. Alexander estaba pasando una temporada en California, tanto par visitar a su hija, como para darle una vuelta al negocio, aunque él sabía que entre su hija y Philip lo tenían todo controlado. Kate aun tenía que trabajar y después de haber estado tanto tiempo de baja no quiso pedirse más días libres. Así que durante las dos semanas que le quedaban y hasta las vacaciones, se iría los viernes después del almuerzo y se regresaría los domingos por la noche.

Se fueron un viernes, los llevó Kate, pasaron un agradable fin de semana familiar. Rick aun no se sentía capaz de bajar las largas escaleras que llevaban a la playa, así que se conformó con quedarse en el porche cómodamente instalado en una tumbona. Mientras Martha le hacía compañía, Alexis y Kate bajaban a la playa.

Llegó el domingo por la tarde y la hora en que Kate debía de volver a Nueva York. Se despidieron cariñosos y diciéndose lo que se iban a echar de menos.

Habían estado buscando un buen fisioterapeuta que viviera por la zona y dieron con una centro de reposo, preguntaron y les hablaron de Hattie, y lo buena profesional que era, les dijeron que prestaba sus servicios en esa clínica, pero que también trabajaba de manera particular.

Cuando llegó a la casa para que la conocieran no pudieron menos que sorprenderse. Hattie, que era enfermera diplomada y fisioterapeuta, era la mujer más grande que Castle había visto jamás. Era afroamericana, de bonitas facciones, y unos inmensos ojos oscuros, y además de sacarle a Castle más de una cabeza, era el doble de ancho que él. A Rick le recordó a Mammy de “Lo que el viento se llevó”, era una mujer inmensa. Pensó que en cualquier momento le diría “Si, señorita Escarlata”, “Lo que usted diga, señorita Escarlata”. Cuando vio el tamaño de sus manos, pensó con dolor en sus pobres piernas. Tenía muy buenas referencias y Martha la vio tan dispuesta y decidida que pensó que sería la enfermera ideal para su hijo.

Rick fue con miedo a la primera sesión de rehabilitación. Hattie colocó la camilla en el porche y un tímido Castle en camiseta y calzonas se subió a ella. Se encomendó a todos los santos y cerró los ojos pidiendo por sus pobres huesos, preparado para gritar al primer síntoma de dolor que pensaba no tardaría en llegar.

Pero se equivocó, las manos de aquella mujer eran firmes y fuertes pero a la vez lo trataban con gran cuidado, así que pronto perdió el miedo y empezó a confiar en ella. Tanto en los masajes, como en los ejercicios en la piscina, como en los paseos que empezaba a dar por la playa, Hattie era su firme apoyo, tenía una paciencia infinita, aunque cuando hacía algún gesto de dolor se burlaba de él, llamándole quejica, siempre estaba para ayudarlo.

Unos días más tarde, hablaba con Kate por teléfono, esta le preguntaba que tal con la enfermera, ya que elle no había podido conocerla.

- ¡Hola Rick!, ¿cómo estás?

- Un poco dolorido, pero sobreviviré.

- ¿Y la enfermera? ¿Es buena? – le preguntó.

- Por supuesto que esta buena – le contestó él con intención de hacerla rabiar un poco.

- ¡Que suerte!, así que es guapa, ¿no? – preguntó como no dándole importancia a la cosa.

- Bueno, no está mal, es bastante alta, afroamericana, unos ojazos…

Ya Kate estaba viendo a una enfermera con un cortísimo y sexy uniforme, al más puro estilo Naomi Campbell.

- … Y tiene unas manos increíbles – continuo él – esa mujer hace maravillas con sus manos – dijo esto sin ninguna mala intención, aunque ella lo interpretó de otra manera.

- ¡Vaya, me alegro! – haciéndose la dura – ¿has notado mejoría?

- Bueno, solo llevamos dos días, pero entre los masajes y los ejercicios en la piscina…

Aquí Kate visualizó a Naomi Campbell con un sugerente bikini dorado, sentada en el trasero de Rick, masajeándole la espalda, mientras este permanecía tumbado bocabajo en una camilla.

- ¡Qué bien! – dijo con un hilo de voz.

- ¿Kate?, ¿estas ahí?

- Claro que estoy aquí, escondida en tu casa y gastando tu aire acondicionado – dijo con voz entre molesta y triste – aquí hace un calor espantoso, no hay quien salga a la calle.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó ya serio y pensando que quizás se había pasado con la broma – Kate estoy deseando que llegue el viernes para que nos veamos, te quiero mucho, lo sabes, ¿verdad?

- Yo también te quiero, te echo mucho de menos y me gustaría estar allí contigo.

- Yo también te echo de menos, estoy deseando verte y que conozcas a Hattie.

- ¿Hattie? – preguntó.

- Si, Hattie, mi súper enfermera, ya verás como te va a encantar – dijo con una sonrisa en los labios.

- Si, seguro que me encanta – dijo ella con la boca chica – te dejo, es tarde y me caigo de sueño.

- Te quiero Kate – le dijo ya muy serio – nunca lo olvides.

- Yo también te quiero. Un beso.

- Un beso mi amor, buenas noches, descansa y sueña conmigo.

- Siempre – contestó ella.

CONTINUARÁ…
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Mensaje por Julie Katic-Fillion Dom Sep 11, 2011 7:14 am

JAJAJAJA Kate celosa! me encanta Razz
muy buen cap!

saludos
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Mensaje por Jorja Dom Sep 11, 2011 7:17 am

Jaja me imagino a Hattie y me imagino a Kate celosa de ella xD
Muy buen capítulo Wink
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Mensaje por IsaVera Dom Sep 11, 2011 7:31 am

jajaja que pike lleva Kate!!!!!!!
que bueno por favor!!!!!!!
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