En la piscina (One short, SI TIENES MENOS DE 18 (15 SEGÚN MI OPINIÓN) AÑOS NO LEAS)

Digamos que el sneak peek me ha inspirado. Aquí no hay muertos que interrumpen. Disfrutad. Los capítulos de mis fic están de camino.

-Olvidaste tu traje de baño.
-Lo sé. –Sonríe de una manera diferente, fresca, alegre, risueña y muy, muy sexy. Me vuelve loco. Admiro su increíble figura, sus preciosos ojos, pero sobretodo esa sonrisa. Me acerco a ella, acariciando su rostro, durante unos segundos.

-No sabes cuanto he soñado con tenerte aquí. –Murmuro. Ella no deja de sonreír, con picardía. Entrelaza sus manos detrás de mi cuello, lleva su boca a mi oreja, muerde suavemente el lóbulo, respiro pesadamente, de placer, pero esta vez el control voy a llevarlo yo. Llevo mis manos hasta las suyas y las sujeto, bajándolas, dejándola en sus costados. Nos miramos durante unos segundos, pero ella desvía la mirada. Se da la vuelta y se quita las sandalias, caminando por el borde de la piscina, dándome una maravillosa vista.

-¿Dices que el agua está a una buena temperatura, no? –Ladea la cabeza, mirándome, sugerente. Asiento como un tonto, me gustaría hablarle, pero no puedo. De repente se tira a la piscina, con un gracioso y sexy salto, ahora parece una sirena. Bucea durante unos segundos y luego asoma la cabeza, me saluda con la mano. Me quito el albornoz y me siento el borde de la piscina, disfrutando de ella. Kate se pasea de un lado a otro, luciéndose. De noche, en la piscina y desnuda. Me pellizco, pero no, no es un sueño, estoy despierto y Kate sigue aquí, divirtiéndose como una chiquilla. Se acerca a mí y empuja su cuerpo, apoyándose en el bordillo, entre mis piernas. Me hace cosquillas con el pelo mojado.
-Se está muy bien aquí… ¿vienes? –Niego con la cabeza, me mira, frunciendo el ceño. Me rio, divertido, acariciando de nuevo su rostro y la ayudo a salir de la piscina, acomodándola en mi regazo. –Ahora mismo tengo otros planes. –Me besa, mordiéndome el labio, con cuidado la tumbo sobre el borde de la piscina y beso su piel. Está mojada, las gotas de agua se deslizan por su piel, me concentro en su cuello y empiezo a estimularla. Kate gime, acariciando mi pelo, acercándome más a ella. –Castle… -Vuelvo a subir, llegando de nuevo a sus labios, hablando entre besos.
-Kate… ¿crees… qué…mientras… que… estemos… así… podrías… llamarme… por… mi… nombre…? –Por toda respuesta separa mi cabeza de la suya, mirándome fijamente a los ojos. Trago saliva, lo último que quiero ahora es enfadarla, tengo que aprender a no hablar. Pero sonríe, con lujuria y niega con la cabeza.
-Me reservo tu nombre para cuando me lleves a lo más alto.
-¿Me está retando, inspectora? –Alzo las cejas, se ríe y se encoge de hombros, despreocupada.
-¿Aceptas el reto, chico-escritor? –Me ofende a propósito. Poso mis labios sobre su cuello y vuelvo a estimularla, con mi lengua, hasta que suelta un profundo gemido.
-Primero voy a llevarte a lo más alto… -Llevo mi mano hasta uno de sus pechos, y lo acaricio y lo pellizco hasta que lo noto endurecerse. –Y después voy a hacer que ruegues por más. –Hice lo mismo con el otro, se retorció debajo  de mí, apretando los dientes, para no gemir. –Y tras esta noche, nunca más me llamarás chico-escritor. –Devoro su boca, mientras que juego con sus pechos, volviéndola loca. Kate gime de placer, bajo por su cuello, besando cada centímetro de piel, paso mi lengua por el valle entre sus pechos, me detengo durante unos segundos en su cicatriz, para darle un tierno beso, como llevo haciendo desde nuestra primera noche. Luego atrapo un pezón con mi boca, pasando primero la lengua, aprisionando con mis labios, pellizcándolo con mis dientes. Una de mis manos se entretiene con el otro pecho, mientras que la otra baja hasta sus piernas, pero no hacia donde sé que ella quiere. No todavía, no. Jadea cuando rozo a propósito la zona, pero sin continuar. Sigo jugando con ella, besando su ombligo, haciéndole cosquillas con mi lengua. Mi boca se acerca peligrosamente, noto la humedad, que no tiene nada que ver con la piscina. Mi lengua recorre de arriba a abajo los pliegues, se retuerce y se arquea. Me rio y alzo la cabeza. -La noto inquieta, inspectora.

Murmura un te voy a matar, Castle, muy característico en ella, aunque cuando froto mi pulgar contra su clítoris todo instinto asesino es eliminado. -Mmmm Castleee. -Sus manos van a mi pelo, acercando mi cabeza a su cuerpo, con impaciencia. Mi lengua sustituye al pulgar y empiezo una lenta tortura, muy atento a sus gemidos. Paso por su clítoris una y otra vez, haciendo movimientos lentos, perezosos, provocándola, poco a poco. No hay prisas, nadie va a interrumpirnos, tenemos toda la noche. Kate se retuerce, se arquea, se excita, me regala gemidos de placer, suspiros, gritos. -Vamos Kate... -Chupo. -...sabes lo que quiero... -Succiono. -...te tengo cerca... -Beso. -...lo noto... -Introduzco un dedo dentro de ella. -...eso es... -Otro dedo. -...¡vamos! -Aprisiona mis dedos y suelta un último sollozo, pero yo no paro y sigo lamiendo, mientras que noto sus convulsiones. Y así un nuevo orgasmo nace dentro de ella, más intenso que el anterior.
-Castle... oh dios... Castle... Castle... ¡Rick! -Jadea, le cuesta respirar, su excitación empapa mis dedos, los aparto con cuidado, los llevo a mi boca, limpiándolos. -Delicioso.

Le tiendo la mano ayudándola a levantarse. -¿Te ha gustado?  
-¿El primero o el segundo? -Dice divertida. La tomo de nuevo por la nuca, apartándole el pelo de la cara. -¿Sabes que nunca lo he hecho en la piscina?
-Pues deberíamos estrenarla, ¿no? -Me coge de la mano y nos tiramos a la piscina. Allí volvemos a besarnos, con hambre, con pasión, nos deseamos, su mano va hasta mi erección y la aprieta. Grito de placer, nado con ella de la mano hasta una pared y la apoyo en ella. Me rodea con las piernas y con los brazos, sigue besándome, me acaricia, me muerde. -Te quiero dentro de mí, Castle, ahora.-Esa es mi inspectora, mandona y sabe que yo siempre la obedezco.

Guío mi erección y acaricio su clítoris con ella, gime y me clava las uñas. -Castle, dentro, ¡ahora!
No puedo negarme cuando me pide las cosas con esa amabilidad. La alzo y entro en ella de golpe, ambos gritamos de placer y se aferra a mí. Empiezo a moverme con fiereza, dentro y fuera, golpeándola contra la pared, oyendo cada gemido, disfrutando de ello.

-¿Te gusta así? -Gime. -¿Lo quieres más fuerte? -Jadea. -¿Más? -Suspira. -Así cariño, aférrate a mí, así, siénteme. -Solloza. Sigo moviéndome, sintiendo como aprieta mi miembro, me lleva a la locura. -Kate, estoy a punto...
-Tócame. -Ordena. Y yo obedezco y froto con dureza y palpita y grita y yo no puedo más y también me dejo ir. Y entonces todo queda en silencio.