Un enfoque distinto. Interludio.

Primero gracias por el apoyo y los comentarios y bueno decir que mis previsiones para escribir en lo que queda de 2013 son pocas. Así pues os dejo un adelanto de lo que se aproxima y agradecer el apoyo una vez más.

Richard dobló el papel por la mitad, miró a su alrededor y lo dejó sobre la tumba de Alexis.
Para Kate Beckett:
Sé que me estás buscando, pero no me vas a encontrar. Te dejo aquí esto para que sepas que no puedo permitir que el asesino vuelva a ganar. Descubras lo que descubras sobre tu madre se fuerte. Quizá esta aventura me cueste la vida, pero sinceramente me queda poco por lo que vivir. Espero que comprendas que Esposito se mueve por un código de honor, ese que sólo te da vivir una guerra. El hecho que me encubriera hace cuatro años no es motivo para dudar de su entrega y rectitud, pero hay experiencias que sólo puedes comprender si las vives. Mi guerra la perdí cuando maté a aquel pobre diablo. No hay justificación posible para mis actos, por ello me preparé durante cuatro años para el regreso del asesino. Para poder atraparlo y hacer las cosas bien. Cuando esto acabe puedes hacer conmigo lo que quieras, encarcelarme o cerrar la bolsa de plástico que contenga mi cadáver.

Atentamente: Richard Alexander Rodgers.

- ¿Has acabado?- inquirió una voz seca y profunda.

- Depende- respondió Castle serenamente.

- Veo que te has preparado para cazarme. Lo que hice lo hice por justicia. Aquella que no tuvo tu hija y su asesino.- Castle apenas tenía palabras. – ¿Dime con que justificación vas a matarme? Todas las personas a las que he matado se lo merecían. Este mundo da poder para matar sin justificación alguna. Día tras día mueren personas inocentes y la madre de Beckett no es un caso distinto. ¿Qué hay una manera “legal” de hacerlo?- el asesino se rió con demencia.- El que lo tapó todo está dándole ordenes y el culpable de todo es senador.-

- Si la pones a ella en esa tesitura acabará en el corredor de la muerte.-

- ¿No tienes fe en ella?-

- Prefiero no arriesgarme.-

- ¿Quieres hacer de ella un símbolo? Todos somos malos por naturaleza, sólo hay que apretarnos las tuercas lo suficiente. Mírate a ti. Eres un vivo ejemplo.-

- El mal siempre está por el mundo y en el corazón de las personas, pero no hay que empujar a nadie a hacerlo.-

- Esta vez no tengo nada para darte a elegir y aparte has preparado bien.- corrió el martillo de la pistola, que apuntaba al suelo, hacia atrás y la afianzó en sus manos. .-

- Sólo puede quedar uno cómo en el viejo oeste.- Richard puso su mano sobre la pistola.

El mar, las olas, la sal. El sol, la luna, crepúsculo y amanecer. El río, la montaña, valle y cauce. Tenemos vida, tenemos paz, pero siempre hay algo más. Ese algo que te dice que no puedes ser feliz. Nunca me puse triste más de lo debido, pero tampoco he sido feliz del todo. Es como parar a respirar, pero cuando exhalas te quedas vacío. Así era mi vida, tú eras la que tiraba del carro. Tú eras mi respiración, mi paz y mi vida.

Alguna vez jugué con la posibilidad de que tu sonrisa no se hubiera apagado. Pero mi conciencia me lo impide. Cuando veo mis manos veo las manos del que apretó el gatillo. Cuando me miro en el espejo, miro el reflejo de un hombre que no conozco, alguien que se ha estado preparando para volver. Me entrené para no servir a más causa que la de hacer justicia. Para no volver a hacer lo que hice. Para poder coger siempre al malo. No quiero amor, me quema y genera dudas. Me debo a mi causa y da igual lo que tenga que dejar por el camino o lo que tenga que sufrir mi cuerpo.

Sólo disfrutaré cuando mi cuerpo no pueda más, cuando llegue mi hora. Entonces sabré que hice todo lo posible para enmendar mi error. Seguramente me dirías que esto es una locura, pero no tengo nada más en mi vida que me diga lo contrario. Y sinceramente no le dejaría entrar a que me lo dijera.

R.A.R.