¿Cuanto dura la felicidad? (Caskett) - CAPÍTULO 7

-Katherine ha sufrido un traumatismo craneal severo y ha sido intervenida, pero durante la operación tuvo una hemorragia que afortunadamente pudimos controlar, pero que ha ocasionado una inflamación en su cerebro.
-¿Qué quiere decir con eso? ¿Se pondrá bien? – Richard estaba tan nervioso que no atendía a razones ni usaba la lógica, Martha le cogió la mano y se la apretó fuerte, como intentando transmitirle calma.
-Le hemos tenido que inducir el coma, para que no sufra daños irreversibles. Pero está fuera de peligro.

La palabra coma les sentó a todos como si una losa se acabara de precipitar contra ellos.

-¿Se despertará? – la voz del padre de Beckett sorprendió a todos, no había dicho ni una sola palabra desde que había llegado, ni siquiera cuando le habían preguntado como se encontraba.
-No podemos asegurar nada, pero somos optimistas, iremos viendo su evolución.
-¿Y la niña? ¿Cómo está mi hija? Por dios, digame que está bien… - La desesperación de Castle iba en aumento, necesitaba algo a lo que aferrarse, que le diese esperanzas para soportar todo esto.
-El feto está perfectamente, no se preocupe señor Castle.
-No sé cómo es capaz de decirme eso - Rick respiró hondo e intentó serenarse – Disculpe, no debería hablarle así.
-No pasa nada, es normal que esté nervioso.
-¿Puedo verla?
-En un rato le avisaremos, mantenga la calma.
-Gracias, doctor.

Cuando el médico salió de la sala, todos se quedaron un rato en silencio, intentando asumir la información. Espo y Ryan se miraron, sabían que era lo mejor que podían hacer por Beckett.

-Castle, escucha, vamos a volver a comisaría y vamos a atrapar a ese cabrón ¿me oyes?

Castle los abrazó, si alguien podía resolver esto eran ellos, de eso estaba seguro.

-Volveremos para verla.
-No me moveré de aquí.

Mientras su madre y su hija iban a la cafetería a por algo de comer, Castle se sentó junto a Lanie.

-Me pregunto cuando dejará Kate de meterse en líos.
-Sabes que le encanta, en el fondo sigue siendo aquella adolescente rebelde de sus historias.
-Si yo os contara la de veces que le castigué sin salir de su cuarto – los dos miraron a Jim Beckett y sonrieron, imaginándose a una joven Beckett de 17 años enfurruñada sin poder salir.

-¿Señor Castle? – Castle se levantó y miró expectante al médico que acababa de entrar.
-¿Sí?
-Ya puede pasar a ver a su mujer.

Rick entró en aquella habitación y se encontró con una Beckett rodeada de cables, conectada a un respirador y con los ojos cerrados. A Rick le dolía tanto verla así que no podía ni describirlo con palabras. Fuerte y valiente eran sin duda las dos palabras que mejor describían a su mujer, pero en ese instante parecía tan frágil y débil…
Acercó la silla a la cama y se sentó lo más cerca posible de Beckett, sujetando su mano. Recuerdos lejanos invadieron su mente. El disparo. Kate muriendo en sus brazos. Sangre. Dolor. Lágrimas. Aquel día fue uno de los peores de su vida. Y no podía creerse que aquella angustia en el hospital volviera a repetirse. Y ahora especialmente.
Instintivamente, soltó la mano de Becket y la acercó a su vientre. Donde se encontraba su pequeña.

-Cariño, dale fuerzas a mamá para que se despierte. Ambos la necesitamos.- le susurró con ternura – No sabes las ganas que tengo de conocerte, calabacita.

Acto seguido besó la frente de Beckett y una lágrima corrió por su mejilla.

-Tú lo que quieres es que me encargue yo solo de cambiar pañales ¿verdad? - Castle sonrió ante su propia ocurrencia pero aquella tristeza seguía sin desaparecer – Te esperaré el tiempo que haga falta, Kate, pero vuelve conmigo, por favor.

En ese instante, tras unos golpecitos en la puerta, apareció el médico de Beckett. Castle se temió lo peor, pero decidió aguantar lo que le dijese, nada le separaría de Beckett.

-Señor Castle, tengo que hablar con usted.
-Adelante, doctor.
-Verá, aunque su bebé se encuentra en perfecto estado de salud, he consultado con la ginecóloga y hemos concluido en que lo mejor es realizarle una cesárea a su mujer y sacar a la niña. Dado el delicado estado de Katherine no es adecuado que el bebé siga dentro de su útero.

Richard tardó en digerir aquellas palabras, el embarazo de Beckett no había llegado siquiera a los siete meses.

-Pero es muy pronto, es muy pequeña…
-Sé que es pronto, pero con 27 semanas el bebé es viable y está preparado para la vida fuera del útero, aunque no puedo negarle que es posible que haya alguna complicación.
-Necesito pensarlo, por favor – Aquella situación abrumaba cada vez más al pobre Richard, su mente se planteaba la posibilidad de perderlas a las dos y sabía que eso no lo superaría.
-Tómese el tiempo que necesite, me pasaré luego.

El médico salió y dejó a Castle perdido con sus pensamientos. Besó una vez más a su mujer y salió en busca de las personas que estaban en la sala de espera. Ahora más que nunca, necesitaba el consejo y apoyo de su familia.