frente a un tomate.

por lucia Miér Ene 26, 2011 3:00 am

Bueno lo primero si alguine no ha visto el capi 3x13, que no lea esto.
lo segundo no es más que una tonteria que aún no se si seguiré. depende de las ideas que me vengan...
tercero, espero que os guste.

Estaba en casa. Había pensado en preparar algo de cenar para tratar de evadir su mente, pero aún seguía mirando el tomate que había cogido para prepara una ensalada.
No podía dejar de pensar en los sucesos de los últimos días. Todo se convirtió en una auténtica locura.
Desde el momento que en que Beckett llegó a su casa aquella mañana supo que las cosas se iban a complicar.
Ahora recordaba como muy lejano el momento en aquel café, y tan solo habían pasado tres días. Siempre se había reído de la idea de que te pase toda la vida por delante en el memento en el que crees que vas a morir, pero en aquel momento, cuando pensó que ella estaba herida… No vio toda su vida pasar ante sus ojos, pero si todo lo que había pasado con ella. Cada acercamiento, cada sonrisa robada, cada intento por hacerla rabiar, cada cena, demasiadas cosas. Pensó que ya no tendría más de ella y el sentimiento lo asfixiaba. Tan solo de pensarlo ahora, frente a ese tomate, se asfixiaba.

Después ese hijo de perra, le había presionada hasta que le hizo saltar. Nunca antes la vio perder los papeles y había tenido muchas ocasiones, demasiados babosos asquerosos a los que interrogar, pero nunca hasta ese día vio esa reacción en ella. Ese monstruo la había herido y solo por eso se quedo con las ganas de darle, pero sabía que no era lo correcto. Aún con eso, no sabia lo que hubiera sucedido si los chicos no entran en la sala de interrogatorios…

El capitán la saco del caso, cosa que no llegaba a entender, suponía que solo quería protegerla. Peor él lo consideraba un error. En un intento de hacerla sentir mejor, se fue hacia el apartamento nuevo, que aún no había tenido la oportunidad de visitar. En un arrebato, aun no sabía muy bien cómo, compró unas flores. Si hubiera sabido que ella le iba a mostrara esa sonrisa, las hubiera comprado mucho antes.

Aun podía sentir el orgullo al saber que le enseño la pizarra, algo, que aunque sabia que no era correcto, se alegra de conocer antes que Josh, un tío que no había estado a su lado cuando ella lo estaba pasando tan mal. Imbecil.

La segunda vez que había ido a su apartamento, cuando ella le pidió que se alejara, le dolió. ¿Qué no era su guerra? Entonces, ¿él no pintaba nada en aquello? Quería pensar que sí. Él estaba intentando por todos los medios, ayudarla a acabar con sus demonios. Pero entonces él dijo solo una palabra y ella accedió. Nunca antes se había atrevido a denominarse a sí mismo así, pero ella no lo había rechazado. Socio, compañero. Nada podía hacerle más feliz.

O eso pensaba.

Cuando se encontraron en ese callejón, se le paso por la cabeza aquella idea y ella accedió. Y cuando aquel tipo se les acercó, no pudo declinar la oportunidad que se le pasaba por delante, no después de que el día anterior había pensado que podía perderla. La besó.
En el mismísimo momento en que fue consciente de lo que estaba haciendo se alejo de ella, no quería obligarla a besarle por la situación en la que se encontraban. Pero entonces ella fue la que lo besó. Y aunque ella principio pensó que solo estaba siguiéndole el juego… Demasiada pasión. Por dios, si hasta le oyó suspirar.
Después en la ambulancia harían como que no había pasado nada. Pero ahora mismo frente a ese tomate, él sabía que nada volvería a ser igual.
No si él podía impedirlo.