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Re: MINIFics BeleniKate
Este es una historia que hice para clase de castellano.
Tener en cuenta que teníamos que narrar un viaje, y se supone que eran menos de 500 palabras....
Yo la hice de 1500 XD
Espero que os guste.
No tiene nada que ver con Castle
MYSTIC FALLS
-Dime otra vez por qué vamos a ese pueblo.
Ya lo había repetido por la trigésima vez.
-YO voy porque quiero ver si es verdad eso que dicen que hay una sensación “extraña” en Mistic Falls. TÚ vas porque, según has dicho, nunca has montado en ferri.
-¡Es verdad! ¡Vamos! No quiero llegar tarde! –gritó entusiasmada-.
Me estiró de la manga para ir más deprisa al puerto, si es que era posible. Atravesamos al ciudad en menos de 10 minutos a pie, eso, sumado a que las dos llevábamos equipaje haría una nueva marca mundial.
El puerto estaba lleno de gente que corría de un lado a otro, otros que esperaban a sus seres queridos y pescadores que desembarcaban su mercancía.
Nos paramos en medio del ancho camino para divisar nuestro ferri.
-¡Allí! –exclamé cuando lo encontré-.
Ya había dado dos pasos cuando una voz me llamó por detrás. Me paré y di media vuelta, era Xylon. Una sonrisa cubrió mi cara de lado a lado.
-Oh, mira, el chico prodigio –apuntó Hayley-.
-¡Keyla, espera!
Venía corriendo hacia nosotras casi sin aire, con un pequeño paquete envuelto en un llamativo colorido en la mano.
-¿Te ibas sin despedirte? –dijo cuando llegó a mi altura-.
-Solo me voy un día y medio –apunté-.
-Da igual –extendió el brazo donde llevaba el paquetito-. Toma, para que te de suerte…
- No hacía falta, enserio… -dije al coger el envoltorio-.
-¡Chis! –me cortó-. Ábrelo en el ferri. Ah, y… repíteme por qué os vais a ese pueblo…
Bajé la voz y dije:
-Ha sido idea de Hayley –mentí descaradamente, Xylon se rió-.
-¡TE HE OÍDO! –me grito Hayley-. Anda, vamos.
Me agarró del brazo y me arrastró hacia el ferri. Mientras andábamos me giré y le dije adiós y gracias a Xylon.
Entramos al ferri y dejamos las maletas. Lo primero que hizo Hayley cuando el barco se puso en marcha fue asomarse por la ventana. El viento agitaba su largo pelo y la luz del día hacía que su pelo rojo destellara. No pude evitar la tentación y yo también me asomé:
El viento golpeaba tu cara suavemente, despejándote el sueño de la mañana. El horizonte aún se veía oscuro debido a que era muy temprano, aun así el sol calentaba y brillaba con fuerza. El mar estaba tranquilo, lo único que rompía su quietud eran las olas que provocaba el barco o alguna gaviota que se lanzaba a la caza.
Me senté y miré el mapa. Mistic Falls, en la costa este de Estados Unidos, era el lugar más misterioso de todos, a pesar de que a primera vista parecía normal. Teníamos que hacer un viaje de Gales a Estados Unidos en ferri y una hora en coche (me veía a Hayley quejándose). Dejar las maletas en algún sitio seguro, ya que no habíamos comprado habitación de hotel, e investigar. De repente me acordé del paquete que me había dado Xylon, lo saqué del bolsillo y lo abrí cuidadosamente, entusiasmada. Una sonrisa se formó en mi rostro al ver de lo que se trataba.
Era un collar, pero no un collar cualquiera, era luna decreciente casi rodeando a una estrella de cinco puntas, un poco más pequeña. Todo en colores plateados. Xylon siempre decía que mi pelo oscuro era como la noche y mis ojos plateados como las estrellas. Me lo puse y lo observé durante minutos.
Perdida en mis pensamientos, casi no me di cuenta cuando llegamos a Estados Unidos y Hayley me despertó de mi ensueño. Bajamos del barco y nos metimos en el taxi que nos llevaría a Mistic Falls. Como había previsto, Hayley se quejó, diciendo que no aguanta los viajes en coches. Aproveché e hice algunas bromas respecto a ello, contando terribles accidentes de coche.
Llegamos antes de lo previsto y dejamos las maletas en una estación de autobuses que se ofreció a guardárnoslas. Solo cogí la chaqueta ajustada, unos guantes que dejaban los dedos libres y una pequeña cuchilla.
-No sé por qué tienes que llevar eso a todas partes… -se quejó-.
-Cuando algún día te salve la vida me lo agradecerás.
-Hasta ese momento… Esconde eso bien… -hizo un puchero y se cruzó de brazos-.
Rodé los ojos y lo enganché a mi pantalón.
Fuimos a las afueras del pueblo, donde, según el mapa, había un pequeño bosque. Hayley dio un salto entusiasmado.
-¡Mola! –exclamó Hayley-. ESTO, sí que es un bosque, no como el de Midtown, que parece un parque.
Bueno… pequeño… Era enorme, los tallos de los árboles se perdían de vista debido a su altura, y algunas de sus raíces sobresalían en la tierra, como si estuviesen luchando por su territorio. Después de que Hayley se tropezara por décima vez con las gruesas raíces me di cuenta de algo.
-Para –dije simplemente-.
Hayley se quedó, literalmente, parada.
-Enserio.
-Valeee…
Miré alrededor y noté algo, algo en las raíces… No estaban dispuestas aleatoriamente.
Me acerqué al tronco más próximo y empecé a escalar. La habilidad de escalar me venía desde pequeña. Subí como si fuera una ardilla por el tronco del árbol. Gracias a que la copa del árbol estaba muy alta pude divisar sin problemas las raíces. Abrí mucho los ojos al darme cuenta.
-¡Algún día me enseñarás a hacer eso! –gritó Hayley desde el suelo-.
-¡Las raíces! ¡Van hacia un lugar en concreto!
-¿Qué? –dio un paso hacia atrás y se tropezó con una, era muy torpe, a veces-. ¡Es verdad!
Bajé rápidamente del árbol y al llegar al suelo eché a correr en dirección de las raíces, no hacía ruido, era como un felino al acecho buscando a su presa. No tardé mucho en encontrar hacia qué iban las raíces.
Era un lugar iluminado con luz natural, pero no sabía de dónde provenía. Rodeado de algo parecido a palos de bambú, solo que describían círculos que impedían su paso, o casi. Me acerqué a los bambús, y los rocé con la mano.
Los palos se movieron ligeramente, simplemente al rozarlos. Qué pasaría si…
Puse la palma de la mano en la superficie de uno de aquellos palos. Lo que pasó a continuación me sobresaltó. Empezaron a brillar ligeramente, se agitaron y se desenredaron, dejando paso para una persona. Con cautela, entré, no sin antes sacar la cuchilla.
El interior, a pesar de que por fuera pareciera pequeño, por dentro era enorme. Un bosque dentro de un bosque, era idéntico, casi. La luz de la luna y las estrellas alumbraban el lugar, dándole un tono plateado. Pero había algo que rompía con el ambiente, las llamas rodeaban el lugar, brillando descaradamente.
-Guarda eso.
Una voz suave me habló, miré hacia delante, y ahí estaba… ¿Pero qué era?
-Elegida, eres la réplica.
Me acerqué despacio hacia lo que me hablaba. Los ojos se me abrieron como platos al descubrirlo.
Era yo. Bueno, no exactamente yo. Era…
Se levantó y se acercó a mí, quedando a mi misma altura. Giró la cabeza con curiosidad y me observó, mientras yo la observaba.
Tenía la misma estatura, los mismos rasgos, pero no era yo. Tenía el pelo plateado y los ojos negros. La piel era como una sustancia azulada, líquida y sus movimientos eran como los del viento.
-Eres la elegida, Keyla. Se te otorgó el poder del viento y del valor… Eres la réplica…
-¿Qué…?
Me puso un dedo un mis labios.
-Eres la réplica, la elegida, usa tus poderes bien…
De repente, todo el escenario cambió, me hallaba en el bosque de antes, con Hayley a mis espaldas.
-Aquí no hay nada, Keyla.
Me sobresalté. ¿Cuánto tiempo había pasado? Miré a mí alrededor. Pensé rápido, decidí una cosa. No lo iba a saber nadie… Le dije que es verdad, que no había nada y me di la vuelta, dispuesta a ir a la estación de autobuses mientras Hayley se sentía desgraciada porque no había pasado nada.
-¿Tú crees?
-Bueno, pasó algo extraño pero… Nada, déjalo…
En poco tiempo nos volvimos al ferri, y dejé que los pensamientos volaran pro mi cabeza. Agarré el collar y me quedé dormida.
Cuando me desperté ya habíamos llegado, cogí deprisa mi equipaje y me apresuré a salir del ferri. Hayley, a mi lado, no paraba de burlarse de mí por haberme quedado dormida.
-¡Keyla! ¡Ya has vuelto!
Sonreí cuando vi que Xylon ya estaba a mi lado.
-Gracias, sonreí agotada.
Me sonrió en respuesta.
-¿Algo en especial, alguna aventura?
-Todo tonterías –respondió Hayley-.
-A mi me ha parecido… interesante –sonreí-.
¿Se lo contaría alguna vez a alguien? ¿O simplemente había sido un sueño?
HOY DOBLE!!!
Este es un cuento al revés que hice para castellano.
Repito, la historia se supone que era de 250 palabras.... La escribí de 580 XD
Nubesnegras
Los cascos de mi caballo negro hacían crujir las ramas caídas de los árboles mientras huía a toda velocidad por el bosque oscuro.
Soy Blancanieves, hasta hace unas pocas horas, ahora me hago llamar Nubesnegras.
Ahora el bosque oscuro no me parecía tan tenebroso y los árboles no se movían ni ponían caras malvadas. El cielo se podía ver a través de las copas de los árboles y los animales huían, sin atacarme. ¿Por qué antes me habían atacado?
Bueno… Al tema.
Hace unas pocas horas, la bruja me había dado una manzana verde, envenenada. Me fié de ella y me la comí. Se supone que debía haber muerto, pero me desperté a los pocos minutos, justo antes de que el príncipe posara sus labios en los míos. Así que huí de él.
¿Y quién huiría de un príncipe? Yo. La única. Yo y solamente yo.
¿Por qué? Bueno, deberíais haberlo oído. Cuando salí corriendo él me persiguió, diciendo que le había fastidiado el cuento, me siguió hacia mi casa y transformó a los siete enanitos en siete gigantes. Huí, huí lo más rápido que pude, llegué al pueblo, me cambié el nombre, me tinté el pelo de rubio y conseguí una espada. Además robé un caballo. Y seguí huyendo.
Ahora sigo, al galope, por el bosque, espada en mano, sabiendo que en cuanto me pare el príncipe va a estar detrás de mí, intentando besarme. Pero paré. Porque sabía que mi caballo no iba a aguantar mucho tiempo a ese ritmo. Me bajé de él y le dejé descansar. No dudé en empuñar fuertemente la espada, a la espera.
Un líquido amarillo se deslizó entre los árboles, acercándose a mí. Cuando estaba a un palmo de mí, y yo estaba a punto de salir corriendo, se “levantó” del suelo. Parecía como una tela pesada pero ligera y fina a la vez. Adoptó una forma humana y habló.
-Soy el espejo y he venido a protegerte, sirvo a la más bella y tú eres esa.
Estaba estupefacta.
-¿Cómo…?
Pero oía pasos acercándose junto con una voz que gritaba: “¡Blancanieves, Blancanieves, me las pagarás!”
El espejo se escondió detrás de un árbol… “Seré tu consejero…” Me susurraba.
El príncipe llegó, y con él sus intentos de acercarse a mí. Cuando vio que no le dejaba recurrió a la violencia. Cuando intentó pegarme por tercera vez recurrí a intentar despistarle.
-Sabes… -intento de puñetazo-…la violencia… –intento de patada- …nunca es una buena solución…
Me agarró de las piernas y me tiró al suelo, logré deshacerme de él, y fue en ese instante cuando el espejo susurró: “Solo quiere belleza, no seas bella”
-¿Perdón? –inquirí-.
“Déjame a mi”
Se deslizó hasta mi cara y se instaló en ella, yo simplemente intenté quitármelo de encima, pero se resistía. Me alcé para enfrentarme al príncipe pero vio algo en mi cara que le hizo retroceder.
-Creo que… -se sacudió el ropaje, nervioso- ¿SABES QUE? Me colaré en el cuento de Rapunzel, tiene… un pelo mucho más bonito que el tuyo.
Y se fue, sin más. El espejo se apartó de mi cara y me “miró”. Le pregunté qué había pasado, sin obtener respuesta, así que lo dejé pasar, ¿Qué más daba? El príncipe se había ido y tenía al espejo de mi lado.
-Así que… ¿‘comieron perdices’?
“Muchas”
Y así, lectores, es como me convertí en la dueña del espejo, que intentará matar a la siguiente Blancanieves. Convirtiendo esto en un círculo vicioso.
¿FIN?
XD Lo extraño fueron los dos Sb
Tener en cuenta que teníamos que narrar un viaje, y se supone que eran menos de 500 palabras....
Yo la hice de 1500 XD
Espero que os guste.
No tiene nada que ver con Castle
MYSTIC FALLS
-Dime otra vez por qué vamos a ese pueblo.
Ya lo había repetido por la trigésima vez.
-YO voy porque quiero ver si es verdad eso que dicen que hay una sensación “extraña” en Mistic Falls. TÚ vas porque, según has dicho, nunca has montado en ferri.
-¡Es verdad! ¡Vamos! No quiero llegar tarde! –gritó entusiasmada-.
Me estiró de la manga para ir más deprisa al puerto, si es que era posible. Atravesamos al ciudad en menos de 10 minutos a pie, eso, sumado a que las dos llevábamos equipaje haría una nueva marca mundial.
El puerto estaba lleno de gente que corría de un lado a otro, otros que esperaban a sus seres queridos y pescadores que desembarcaban su mercancía.
Nos paramos en medio del ancho camino para divisar nuestro ferri.
-¡Allí! –exclamé cuando lo encontré-.
Ya había dado dos pasos cuando una voz me llamó por detrás. Me paré y di media vuelta, era Xylon. Una sonrisa cubrió mi cara de lado a lado.
-Oh, mira, el chico prodigio –apuntó Hayley-.
-¡Keyla, espera!
Venía corriendo hacia nosotras casi sin aire, con un pequeño paquete envuelto en un llamativo colorido en la mano.
-¿Te ibas sin despedirte? –dijo cuando llegó a mi altura-.
-Solo me voy un día y medio –apunté-.
-Da igual –extendió el brazo donde llevaba el paquetito-. Toma, para que te de suerte…
- No hacía falta, enserio… -dije al coger el envoltorio-.
-¡Chis! –me cortó-. Ábrelo en el ferri. Ah, y… repíteme por qué os vais a ese pueblo…
Bajé la voz y dije:
-Ha sido idea de Hayley –mentí descaradamente, Xylon se rió-.
-¡TE HE OÍDO! –me grito Hayley-. Anda, vamos.
Me agarró del brazo y me arrastró hacia el ferri. Mientras andábamos me giré y le dije adiós y gracias a Xylon.
Entramos al ferri y dejamos las maletas. Lo primero que hizo Hayley cuando el barco se puso en marcha fue asomarse por la ventana. El viento agitaba su largo pelo y la luz del día hacía que su pelo rojo destellara. No pude evitar la tentación y yo también me asomé:
El viento golpeaba tu cara suavemente, despejándote el sueño de la mañana. El horizonte aún se veía oscuro debido a que era muy temprano, aun así el sol calentaba y brillaba con fuerza. El mar estaba tranquilo, lo único que rompía su quietud eran las olas que provocaba el barco o alguna gaviota que se lanzaba a la caza.
Me senté y miré el mapa. Mistic Falls, en la costa este de Estados Unidos, era el lugar más misterioso de todos, a pesar de que a primera vista parecía normal. Teníamos que hacer un viaje de Gales a Estados Unidos en ferri y una hora en coche (me veía a Hayley quejándose). Dejar las maletas en algún sitio seguro, ya que no habíamos comprado habitación de hotel, e investigar. De repente me acordé del paquete que me había dado Xylon, lo saqué del bolsillo y lo abrí cuidadosamente, entusiasmada. Una sonrisa se formó en mi rostro al ver de lo que se trataba.
Era un collar, pero no un collar cualquiera, era luna decreciente casi rodeando a una estrella de cinco puntas, un poco más pequeña. Todo en colores plateados. Xylon siempre decía que mi pelo oscuro era como la noche y mis ojos plateados como las estrellas. Me lo puse y lo observé durante minutos.
Perdida en mis pensamientos, casi no me di cuenta cuando llegamos a Estados Unidos y Hayley me despertó de mi ensueño. Bajamos del barco y nos metimos en el taxi que nos llevaría a Mistic Falls. Como había previsto, Hayley se quejó, diciendo que no aguanta los viajes en coches. Aproveché e hice algunas bromas respecto a ello, contando terribles accidentes de coche.
Llegamos antes de lo previsto y dejamos las maletas en una estación de autobuses que se ofreció a guardárnoslas. Solo cogí la chaqueta ajustada, unos guantes que dejaban los dedos libres y una pequeña cuchilla.
-No sé por qué tienes que llevar eso a todas partes… -se quejó-.
-Cuando algún día te salve la vida me lo agradecerás.
-Hasta ese momento… Esconde eso bien… -hizo un puchero y se cruzó de brazos-.
Rodé los ojos y lo enganché a mi pantalón.
Fuimos a las afueras del pueblo, donde, según el mapa, había un pequeño bosque. Hayley dio un salto entusiasmado.
-¡Mola! –exclamó Hayley-. ESTO, sí que es un bosque, no como el de Midtown, que parece un parque.
Bueno… pequeño… Era enorme, los tallos de los árboles se perdían de vista debido a su altura, y algunas de sus raíces sobresalían en la tierra, como si estuviesen luchando por su territorio. Después de que Hayley se tropezara por décima vez con las gruesas raíces me di cuenta de algo.
-Para –dije simplemente-.
Hayley se quedó, literalmente, parada.
-Enserio.
-Valeee…
Miré alrededor y noté algo, algo en las raíces… No estaban dispuestas aleatoriamente.
Me acerqué al tronco más próximo y empecé a escalar. La habilidad de escalar me venía desde pequeña. Subí como si fuera una ardilla por el tronco del árbol. Gracias a que la copa del árbol estaba muy alta pude divisar sin problemas las raíces. Abrí mucho los ojos al darme cuenta.
-¡Algún día me enseñarás a hacer eso! –gritó Hayley desde el suelo-.
-¡Las raíces! ¡Van hacia un lugar en concreto!
-¿Qué? –dio un paso hacia atrás y se tropezó con una, era muy torpe, a veces-. ¡Es verdad!
Bajé rápidamente del árbol y al llegar al suelo eché a correr en dirección de las raíces, no hacía ruido, era como un felino al acecho buscando a su presa. No tardé mucho en encontrar hacia qué iban las raíces.
Era un lugar iluminado con luz natural, pero no sabía de dónde provenía. Rodeado de algo parecido a palos de bambú, solo que describían círculos que impedían su paso, o casi. Me acerqué a los bambús, y los rocé con la mano.
Los palos se movieron ligeramente, simplemente al rozarlos. Qué pasaría si…
Puse la palma de la mano en la superficie de uno de aquellos palos. Lo que pasó a continuación me sobresaltó. Empezaron a brillar ligeramente, se agitaron y se desenredaron, dejando paso para una persona. Con cautela, entré, no sin antes sacar la cuchilla.
El interior, a pesar de que por fuera pareciera pequeño, por dentro era enorme. Un bosque dentro de un bosque, era idéntico, casi. La luz de la luna y las estrellas alumbraban el lugar, dándole un tono plateado. Pero había algo que rompía con el ambiente, las llamas rodeaban el lugar, brillando descaradamente.
-Guarda eso.
Una voz suave me habló, miré hacia delante, y ahí estaba… ¿Pero qué era?
-Elegida, eres la réplica.
Me acerqué despacio hacia lo que me hablaba. Los ojos se me abrieron como platos al descubrirlo.
Era yo. Bueno, no exactamente yo. Era…
Se levantó y se acercó a mí, quedando a mi misma altura. Giró la cabeza con curiosidad y me observó, mientras yo la observaba.
Tenía la misma estatura, los mismos rasgos, pero no era yo. Tenía el pelo plateado y los ojos negros. La piel era como una sustancia azulada, líquida y sus movimientos eran como los del viento.
-Eres la elegida, Keyla. Se te otorgó el poder del viento y del valor… Eres la réplica…
-¿Qué…?
Me puso un dedo un mis labios.
-Eres la réplica, la elegida, usa tus poderes bien…
De repente, todo el escenario cambió, me hallaba en el bosque de antes, con Hayley a mis espaldas.
-Aquí no hay nada, Keyla.
Me sobresalté. ¿Cuánto tiempo había pasado? Miré a mí alrededor. Pensé rápido, decidí una cosa. No lo iba a saber nadie… Le dije que es verdad, que no había nada y me di la vuelta, dispuesta a ir a la estación de autobuses mientras Hayley se sentía desgraciada porque no había pasado nada.
-¿Tú crees?
-Bueno, pasó algo extraño pero… Nada, déjalo…
En poco tiempo nos volvimos al ferri, y dejé que los pensamientos volaran pro mi cabeza. Agarré el collar y me quedé dormida.
Cuando me desperté ya habíamos llegado, cogí deprisa mi equipaje y me apresuré a salir del ferri. Hayley, a mi lado, no paraba de burlarse de mí por haberme quedado dormida.
-¡Keyla! ¡Ya has vuelto!
Sonreí cuando vi que Xylon ya estaba a mi lado.
-Gracias, sonreí agotada.
Me sonrió en respuesta.
-¿Algo en especial, alguna aventura?
-Todo tonterías –respondió Hayley-.
-A mi me ha parecido… interesante –sonreí-.
¿Se lo contaría alguna vez a alguien? ¿O simplemente había sido un sueño?
HOY DOBLE!!!
Este es un cuento al revés que hice para castellano.
Repito, la historia se supone que era de 250 palabras.... La escribí de 580 XD
Nubesnegras
Los cascos de mi caballo negro hacían crujir las ramas caídas de los árboles mientras huía a toda velocidad por el bosque oscuro.
Soy Blancanieves, hasta hace unas pocas horas, ahora me hago llamar Nubesnegras.
Ahora el bosque oscuro no me parecía tan tenebroso y los árboles no se movían ni ponían caras malvadas. El cielo se podía ver a través de las copas de los árboles y los animales huían, sin atacarme. ¿Por qué antes me habían atacado?
Bueno… Al tema.
Hace unas pocas horas, la bruja me había dado una manzana verde, envenenada. Me fié de ella y me la comí. Se supone que debía haber muerto, pero me desperté a los pocos minutos, justo antes de que el príncipe posara sus labios en los míos. Así que huí de él.
¿Y quién huiría de un príncipe? Yo. La única. Yo y solamente yo.
¿Por qué? Bueno, deberíais haberlo oído. Cuando salí corriendo él me persiguió, diciendo que le había fastidiado el cuento, me siguió hacia mi casa y transformó a los siete enanitos en siete gigantes. Huí, huí lo más rápido que pude, llegué al pueblo, me cambié el nombre, me tinté el pelo de rubio y conseguí una espada. Además robé un caballo. Y seguí huyendo.
Ahora sigo, al galope, por el bosque, espada en mano, sabiendo que en cuanto me pare el príncipe va a estar detrás de mí, intentando besarme. Pero paré. Porque sabía que mi caballo no iba a aguantar mucho tiempo a ese ritmo. Me bajé de él y le dejé descansar. No dudé en empuñar fuertemente la espada, a la espera.
Un líquido amarillo se deslizó entre los árboles, acercándose a mí. Cuando estaba a un palmo de mí, y yo estaba a punto de salir corriendo, se “levantó” del suelo. Parecía como una tela pesada pero ligera y fina a la vez. Adoptó una forma humana y habló.
-Soy el espejo y he venido a protegerte, sirvo a la más bella y tú eres esa.
Estaba estupefacta.
-¿Cómo…?
Pero oía pasos acercándose junto con una voz que gritaba: “¡Blancanieves, Blancanieves, me las pagarás!”
El espejo se escondió detrás de un árbol… “Seré tu consejero…” Me susurraba.
El príncipe llegó, y con él sus intentos de acercarse a mí. Cuando vio que no le dejaba recurrió a la violencia. Cuando intentó pegarme por tercera vez recurrí a intentar despistarle.
-Sabes… -intento de puñetazo-…la violencia… –intento de patada- …nunca es una buena solución…
Me agarró de las piernas y me tiró al suelo, logré deshacerme de él, y fue en ese instante cuando el espejo susurró: “Solo quiere belleza, no seas bella”
-¿Perdón? –inquirí-.
“Déjame a mi”
Se deslizó hasta mi cara y se instaló en ella, yo simplemente intenté quitármelo de encima, pero se resistía. Me alcé para enfrentarme al príncipe pero vio algo en mi cara que le hizo retroceder.
-Creo que… -se sacudió el ropaje, nervioso- ¿SABES QUE? Me colaré en el cuento de Rapunzel, tiene… un pelo mucho más bonito que el tuyo.
Y se fue, sin más. El espejo se apartó de mi cara y me “miró”. Le pregunté qué había pasado, sin obtener respuesta, así que lo dejé pasar, ¿Qué más daba? El príncipe se había ido y tenía al espejo de mi lado.
-Así que… ¿‘comieron perdices’?
“Muchas”
Y así, lectores, es como me convertí en la dueña del espejo, que intentará matar a la siguiente Blancanieves. Convirtiendo esto en un círculo vicioso.
¿FIN?
XD Lo extraño fueron los dos Sb
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