Los siete corazones de San Valentín. [5/7]

Yaye escribió:Me gusta, muy bueno, jejejejeje. Mira que ir a parar al bar de Castle!! Y encima ambos queriendo olvidar un mal trago. Seguro que ahora les costará olvidarse de este San Valentin

Ya sabes lo que se dice, el destino es muy juguetón    jajaja gracias por leer! besos!

WOW! <3     

Como en todos: ME ENCANTAAAA HELENAAAAA!!!!    

Yo quiero beber ese vomito de unicornio tmbien!!!! xD    

jajajaja ¡QUE SE JODE JOSH!

  

Extraordinario oleeeeeeeeee así se hace subió la temperatura jajaja sigue cuando puedas

Mil gracias por otro capitulo

Sigueee

Y por fin se dejaron llevar, jejeje. Que penas que nos quedemos sin saber que pasará al día siguiente cuando se vayan los efectos del alcohol y ambos se vean en el trabajo

Hoy no se si subire capítulo, pues acabo de llegar a casa y estoy liada, quizá Lo suba está noche tarde...Ya veremos, sino mañana subire 2!

Saludos!

Hay dios mio   Pero que boniito   Y el final me ha matado, con ese ¿Y si hubiera...?    
Y encima me dedicaste el primer capi si esque no se te puede querer mas    Por favor, intenta subirlo hoy que tus historias me encantan.
Un beso enorme, de tu Hermanita Favorita   

Hey!, sé que dije que quizá no pudiese actualizar hoy pero, porque soy buena os dejo un trocito.  Es una continuación del segundo cap, algunas personas me dijeron que lo podía continuar, o que lo había dejado en el aire y después de mucho escribir y machacarme la cabeza, se me ocurrió esto. Estoy un poco loca.  

Quería dedicarle este ''capítulo'' a unas cuantas personas que no han tenido hoy su mejor día, Alba, Sara, Clara. Ánimo chicas. Y a mi marida, por supuesto, ¡Ah!, y a mi sis' Ali <3 



Capítulo IV PARTE [1/2]



Miró el calendario por tercera vez en aquella mañana y suspiró mientras leía en su mente aquella fecha. 14 de febrero. Lo repitió un par de veces, como si estuviese intentando de convencerse a si misma de que habían pasado exactamente dos años. Dos años años que pilló a su novio acostándose con otra. Dos años desde que pisó aquel bar por primera vez. Dos años desde que se acostó con Richard Castle, su escritor favorito, y acabó enamorándose de él, siendo incapaz de olvidar aquel día, marcada por sus besos, por el tacto de su piel contra la suya, el frío de la pared del baño surcando su espalda al mismo tiempo que sus labios lo hacían por su cuerpo...

Pero ella sabía que era imposible, era imposible que alguien como él se fijase en ella para algo más que un polvo de una noche, principalmente, por la fama del escritor, de ir de cama en cama, de rubia en rubia. Estaba segura de que él ni siquiera se acordaría de aquella noche.

Dio un escueto sorbo al humeante café que descansaba sobre la mesa, en un intento de sobrellevar el frío invierno que helaba todos y cada uno de los rincones de su cuerpo mientras pasaba, aburrida, las páginas de una revista que le había prestado Lanie, su mejor amiga, asegurando que los artículos eran la mar de interesantes.

Todo lo contrario de lo que eran en realidad.

Hasta que un nombre le llamó la atención.

Richard Castle.

Y se quedó ahí. Perfilando la foto con la mirada. Incrédula. Incrédula porque, a pesar del tiempo que había pasado no había cambiado en absoluto, incrédula porque ni siquiera lo conocía y sin embargo sentía como si lo hiciese de toda la vida.

Sacudió la cabeza. Estúpida. Se dijo a si misma.

Cogió la revista y se la metió en el bolso, dispuesta a devolvérsela a su amiga en cuanto la viese, debía olvidarle, no podía seguir toda su vida mortificandose por lo que pudo ser y no fue, por salir corriendo, sin darle ninguna opción de replicar, por él, y su forma de ser.

En ese mismo instante el teléfono vibró sobre la encimera. Agradeció a los dioses que alguien hubiese muerto esa mañana, por muy psicópata que sonase ella no le desea el mal a nadie, pero necesitaba distraerse. Centrar su mente en otra cosa que no estuviese relacionada con San Valentín o con el escritor.


* * *


Aparcó su Crown Victoria no muy lejos de la cinta amarilla que rodeaba el edificio. A lo lejos pudo distinguir como sus dos compañeros la esperaban en la entrada, charlando animadamente.

Suspiró, recorrió el camino que le separaba de ambos, golpeando rápidamente los tacones contra la acera. Mucha gente decía que unos zapatos como esos, de aguja, no eran la mejor vestimenta para un trabajo como el suyo, pero, era esa una de las cosas que la hacían buena en su trabajo, que formaban parte de ella. Que la hacían ser poderosa, sexy.


—Pensaba que no llegarías nunca —Bromeó Espo.
—Tuve un pequeño problema con el tráfico, solo eso.
El moreno arqueó una ceja, mirándola divertido.  —Claro, claro, El tráfico.

Beckett rodó los ojos, sonriendo y acto seguido atestó una colleja al moreno. —Cierra el pico, anda.

El policía que aguardaba en la entrada los guió hacia la escena del crimen, subieron dos pisos más arriba y acabaron recorriendo el pasillo que conducía a un pequeño apartamento del SoHo. El salón principal estaba atestado de hombres uniformados, nada fuera de lo normal.

Uno de ellos le señaló con la mirada hacia el pasillo. La casa era bastante lujosa, se veía a lo lejos que era una víctima con dinero. Odiaba los casos de ese tipo, la familia no hacía más que amenazar con cerrar a la comisaría o mandar a todos al paro.

Y los super abogados eran cosa a parte.


La imagen que se presentó ante ella consiguió devolverla a la realidad, de golpe. Aquello debía ser una coincidencia.

Sí, solo sería eso.

Al menos eso era lo que ella fue capaz de asegurar.

Hasta que vio la escena por completo.

Los pétalos arropaban el cuerpo desnudo de una mujer que no debía tener más de 30 años mientras que sobre su vientre se podía leer perfectamente la inscripción de Feliz San Valentín, amor, con chocolate. Los ojos, cerrados, le daban un aspecto soñoliento, de paz.

Exactamente como en el libro.

Su cuerpo fue incapaz de realizar movimiento alguno, ni siquiera pareció darse cuenta de el golpe que se acababa de llevar su pequeño bloc de notas junto a su móvil.
—Parece que Richard Castle —La forense hizo una pausa mientras que aquel nombre se repetía en su cabeza durante unos segundos. —Tiene un imitador. —Terminó la frase y dirigió la mirada a su amiga. No sonreía, es más, parecía que ni siquiera estaba entre los vivos.

—¿Kate?, ¿Va todo bien? —Le preguntó preocupada. La forense no obtuvo respuesta.


* * *





El maestro de lo macabro...¡Richard Castle!

Su ex mujer pronunció aquella frase, sonriente, una sonrisa demasiado falsa para ser verdad.

Subió al escenario y al igual que Gina, curvó sus labios hacia arriba, forzadamente. Saludó un par de veces y agradeció los aplausos antes de dar un escueto discurso sobre su nueva novela y el por qué de el reciente asesinato de su personaje. Derrick Storm. Con un tiro en la cabeza.

Aquello ya no le inspiraba. Necesitaba encontrar algo que le hiciese escribir hasta que sus dedos dijesen basta. Hacía demasiado tiempo que no experimentaba esa sensación, la libertad de poder expresar todo y absolutamente todo con solo las palabras exactas.

Bajó del escenario y se dirigió hacia donde su hija hacía los deberes. Aún no sabía cómo había salido así esa niña, teniendo los padres que tenía. Una madre loca que nunca se había preocupado por ella y un padre, infantil, playboy y un poco irresponsable. Y la verdad era que, a pesar de que lo había intentado hacer lo mejor posible estaba muy orgulloso de ella, de su niña, Alexis.

—Me pregunto...¿Quién en su sano juicio haría los deberes en un fiesta?—Dijo mientras le daba un beso en la frente y se sentaba a su lado.
— ¿No quieres nada de beber?
—Todo lo que hay lleva alcohol—Contestó sin despegar la mirada de los apuntes.
—¿Sabes?, Yo a tu edad...Espera, no sería muy buen padre si te contase esto...—Achicó los ojos, mirando a la nada mientras que la pelirroja soltaba una carcajada.

—Señor Castle—Le llamó una voz femenina. Él se giró, rotulador en mano con la típica sonrisa de niño bueno dibujada en su rostro.
—¿Dónde te lo firmo?
—Detective Beckett—Le mostró su placa. —Me gustaría que me acompañase a comisaría, tenemos que hacerle unas preguntas.

Él la miró durante unos segundos, su corazón empezó a latir, luego a batir fuertemente contra su pecho, incapaz de realizar movimiento alguno. Petrificado por la figura que tenía ante él. Petrificado por la detective

Era ella. Solo que no era Nikki, como le dijo por aquel entonces que se llamaba, sino Kate.

* * *

Tiró el vaso de plástico a la papelera, medio vacío, trató de quitarse el asqueroso sabor a café varato de comisaría, en vano. Hizo una leve mueca ante aquella bazofia mientras que en ese mismo instante la puerta se volvía a abrir.

Otra vez ella, aquello, definitivamente, no era ningún sueño.

—Felíz San Valentín, inspectora, ¿Este año no tiene plantes?

inievezi escribió:WOW! <3     

Como en todos: ME ENCANTAAAA HELENAAAAA!!!!    

Yo quiero beber ese vomito de unicornio tmbien!!!! xD    

jajajaja ¡QUE SE JODE JOSH!

  

NEEEUSSSSSSSSSS   

Graaaaciaaaaaaasss  

Está muy rico, pero tiene mucho alcohol    

DEwws!, gracias por leer y comentar    

Josh Caca. ;3

colombianita escribió:Muy bueno!!!!!!

Grache   

Teresita_yocastle$$NYPD escribió:Extraordinario oleeeeeeeeee así se hace subió la temperatura jajaja :)sigue cuando puedas

Mil gracias por otro capitulo

Mil gracias a ti por leer y por comentar otras mil más    Jajaja

RcKb escribió:Hay dios mio   Pero que boniito   Y el final me ha matado, con ese ¿Y si hubiera...?    
Y encima me dedicaste el primer capi si esque no se te puede querer mas    Por favor, intenta subirlo hoy que tus historias me encantan.
Un beso enorme, de tu Hermanita Favorita   

Aliiiiiiiii    , muchas gracias,    me alegra muchísmisisisismo que te guste

Y yo también te quieeeeeeeeeeroooooooooooo mogollón sis'   

Otro beso enorme, de tu hermana favorita.   

Sigueee

muy buenos!

Jajajajaja, parece que la ha reconocido y que tampoco ha podido olvidarla. A ver que responde ahora

OMG continua!!!!!!!!!!!

magnifico como siempre

WOLAAASS  Perdón por el retraso XD pero no he podido colgarlo antes, aquí os dejo la siguiente parte, que será como el capítulo cinco porque hoy no habrá capítulo, principalmente porque no tendré tiempo ni para coger el ordenador por culpa de mis profes (Sí, porque mañana tenía pensado subir el 5 y el 6 ) y de los entrenamientos. Yo voy con retraso   Sino la termino antes de San Valentín no os preocupéis que terminarla la voy a terminar!

Capi dedicado a mi otra hermanita Laura, te quiero mucho nena. Y a Lechu y Laura, dos personas que escriben jodidamente bien.   
Bueno, allá vamos!
Los siete corazones de San Valentín


Capítulo IV [COMPLETO]



Miró el calendario por tercera vez en aquella mañana y suspiró mientras leía en su mente aquella fecha. 14 de febrero. Lo repitió un par de veces, como si estuviese intentando de convencerse a si misma de que habían pasado exactamente dos años. Dos años años que pilló a su novio acostándose con otra. Dos años desde que pisó aquel bar por primera vez. Dos años desde que se acostó con Richard Castle, su escritor favorito, y acabó enamorándose de él, siendo incapaz de olvidar aquel día, marcada por sus besos, por el tacto de su piel contra la suya, el frío de la pared del baño surcando su espalda al mismo tiempo que sus labios lo hacían por su cuerpo...

Pero ella sabía que era imposible, era imposible que alguien como él se fijase en ella para algo más que un polvo de una noche, principalmente, por la fama del escritor, de ir de cama en cama, de rubia en rubia. Estaba segura de que él ni siquiera se acordaría de aquella noche.

Dio un escueto sorbo al humeante café que descansaba sobre la mesa, en un intento de sobrellevar el frío invierno que helaba todos y cada uno de los rincones de su cuerpo mientras pasaba, aburrida, las páginas de una revista que le había prestado Lanie, su mejor amiga, asegurando que los artículos eran la mar de interesantes.

Todo lo contrario de lo que eran en realidad.

Hasta que un nombre le llamó la atención.

Richard Castle.

Y se quedó ahí. Perfilando la foto con la mirada. Incrédula. Incrédula porque, a pesar del tiempo que había pasado no había cambiado en absoluto, incrédula porque ni siquiera lo conocía y sin embargo sentía como si lo hiciese de toda la vida.

Sacudió la cabeza. Estúpida. Se dijo a si misma.

Cogió la revista y se la metió en el bolso, dispuesta a devolvérsela a su amiga en cuanto la viese, debía olvidarle, no podía seguir toda su vida mortificandose por lo que pudo ser y no fue, por salir corriendo, sin darle ninguna opción de replicar, por él, y su forma de ser.

En ese mismo instante el teléfono vibró sobre la encimera. Agradeció a los dioses que alguien hubiese muerto esa mañana, por muy psicópata que sonase ella no le desea el mal a nadie, pero necesitaba distraerse. Centrar su mente en otra cosa que no estuviese relacionada con San Valentín o con el escritor.


* * *


Aparcó su Crown Victoria no muy lejos de la cinta amarilla que rodeaba el edificio. A lo lejos pudo distinguir como sus dos compañeros la esperaban en la entrada, charlando animadamente.

Suspiró, recorrió el camino que le separaba de ambos, golpeando rápidamente los tacones contra la acera. Mucha gente decía que unos zapatos como esos, de aguja, no eran la mejor vestimenta para un trabajo como el suyo, pero, era esa una de las cosas que la hacían buena en su trabajo, que formaban parte de ella. Que la hacían ser poderosa, sexy.


—Pensaba que no llegarías nunca —Bromeó Espo.
—Tuve un pequeño problema con el tráfico, solo eso.
El moreno arqueó una ceja, mirándola divertido.  —Claro, claro, El tráfico.

Beckett rodó los ojos, sonriendo y acto seguido atestó una colleja al moreno. —Cierra el pico, anda.

El policía que aguardaba en la entrada los guió hacia la escena del crimen, subieron dos pisos más arriba y acabaron recorriendo el pasillo que conducía a un pequeño apartamento del SoHo. El salón principal estaba atestado de hombres uniformados, nada fuera de lo normal.

Uno de ellos le señaló con la mirada hacia el pasillo. La casa era bastante lujosa, se veía a lo lejos que era una víctima con dinero. Odiaba los casos de ese tipo, la familia no hacía más que amenazar con cerrar a la comisaría o mandar a todos al paro.

Y los super abogados eran cosa a parte.


La imagen que se presentó ante ella consiguió devolverla a la realidad, de golpe. Aquello debía ser una coincidencia.

Sí, solo sería eso.

Al menos eso era lo que ella fue capaz de asegurar.

Hasta que vio la escena por completo.

Los pétalos arropaban el cuerpo desnudo de una mujer que no debía tener más de 30 años mientras que sobre su vientre se podía leer perfectamente la inscripción de Feliz San Valentín, amor, con chocolate. Los ojos, cerrados, le daban un aspecto soñoliento, de paz.

Exactamente como en el libro.

Su cuerpo fue incapaz de realizar movimiento alguno, ni siquiera pareció darse cuenta de el golpe que se acababa de llevar su pequeño bloc de notas junto a su móvil.
—Parece que Richard Castle —La forense hizo una pausa mientras que aquel nombre se repetía en su cabeza durante unos segundos. —Tiene un imitador. —Terminó la frase y dirigió la mirada a su amiga. No sonreía, es más, parecía que ni siquiera estaba entre los vivos.

—¿Kate?, ¿Va todo bien? —Le preguntó preocupada. La forense no obtuvo respuesta.


* * *





El maestro de lo macabro...¡Richard Castle!

Su ex mujer pronunció aquella frase, sonriente, una sonrisa demasiado falsa para ser verdad.

Subió al escenario y al igual que Gina, curvó sus labios hacia arriba, forzadamente. Saludó un par de veces y agradeció los aplausos antes de dar un escueto discurso sobre su nueva novela y el por qué de el reciente asesinato de su personaje. Derrick Storm. Con un tiro en la cabeza.

Aquello ya no le inspiraba. Necesitaba encontrar algo que le hiciese escribir hasta que sus dedos dijesen basta. Hacía demasiado tiempo que no experimentaba esa sensación, la libertad de poder expresar todo y absolutamente todo con solo las palabras exactas.

Bajó del escenario y se dirigió hacia donde su hija hacía los deberes. Aún no sabía cómo había salido así esa niña, teniendo los padres que tenía. Una madre loca que nunca se había preocupado por ella y un padre, infantil, playboy y un poco irresponsable. Y la verdad era que, a pesar de que lo había intentado hacer lo mejor posible estaba muy orgulloso de ella, de su niña, Alexis.

—Me pregunto...¿Quién en su sano juicio haría los deberes en un fiesta?—Dijo mientras le daba un beso en la frente y se sentaba a su lado.
— ¿No quieres nada de beber?
—Todo lo que hay lleva alcohol—Contestó sin despegar la mirada de los apuntes.
—¿Sabes?, Yo a tu edad...Espera, no sería muy buen padre si te contase esto...—Achicó los ojos, mirando a la nada mientras que la pelirroja soltaba una carcajada.

—Señor Castle—Le llamó una voz femenina. Él se giró, rotulador en mano con la típica sonrisa de niño bueno dibujada en su rostro.
—¿Dónde te lo firmo?
—Detective Beckett—Le mostró su placa. —Me gustaría que me acompañase a comisaría, tenemos que hacerle unas preguntas.

Él la miró durante unos segundos, su corazón empezó a latir, luego a batir fuertemente contra su pecho, incapaz de realizar movimiento alguno. Petrificado por la figura que tenía ante él. Petrificado por la detective

Era ella. Solo que no era Nikki, como le dijo por aquel entonces que se llamaba, sino Kate.

* * *

Tiró el vaso de plástico a la papelera, medio vacío, trató de quitarse el asqueroso sabor a café varato de comisaría, en vano. Hizo una leve mueca ante aquella bazofia mientras que en ese mismo instante la puerta se volvía a abrir.

Otra vez ella, aquello, definitivamente, no era ningún sueño.

—Felíz San Valentín, Inspectora, ¿Este año no tiene planes? —Le preguntó, irónico.
—Señor Castle —Ella se aclaró la garganta, tratando de mantener la compostura. —¿Sabe por qué está aquí?
—Te veo bien, pero deberías relajarte, preciosa. Y respecto a lo otro, no, no tengo ni idea.



—Yo tampoco te veo mal—Castle sonrió ante aquella respuesta —Como asesino.
—Terminó la oración y le pasó las fotos de la escena del crimen.
—¿Reconoce esto, señor Castle?

Al escritor por poco se le desencaja la mirada ante aquella imagen. Miró a la detective. Luego a las fotos, sin habla.
—¿Qué significa esto?, ¡Yo no he matado a nadie!, ¡Es más, ni siquiera la conocía!, ¡A demás, no sería tan tonto como para matarla de la misma manera que en mis libros! —Se levantó de la mesa. Ambos quedaron cara a cara. Demasiado cerca el uno del otro y demasiado lejos a la vez.

Castle miró sus labios y sonrió, tentado. Se acercó a ella, provocándola hasta que su boca rozó la suya, la detective suspiró audiblemente mientras que el calor invadía su cuerpo, cerró los ojos, deseando que la besase, pero aquello no ocurrió.
—Y si ahora no tiene más preguntas, tengo que irme.

Se separó de ella, haciendo el mayor esfuerzo de voluntad en toda su vida y se puso la chaqueta, contemplando como una aun aturdida Beckett maldecía en voz baja.

Maldito seas, Richard Castle.


—Es...—Se aclaró la garganta y respiró hondo —Espera. ¿Dónde estuviste a noche sobre las 9 y las 11 pm?
—Estaba con mi hija, Danielle, su mejor amiga, y mi ex mujer eligiendo los adornos para su boda. —La miró por última vez, le dedicó una sonrisa y salió de la sala de interrogatorios.

*  *  *

Cerró la puerta. Daba gracias a que la comisaría estuviese medio vacía y que gracias a ello, nadie hubiese sido testigo de  la escenita anterior. Aún podía sentir su aliento sobre el suyo, el roce de sus labios. ¡Oh Cómo le odiaba!, ¡Y solo había sido una noche!

Se dirigió hacia la salita y se hizo un café. No era el mejor del mundo, pero ayudaba.  

—Yo que tú no tomaba esa bazofia— Dijo una voz en su espalda, haciendo que la detective diese un respingo y por poco llenase toda su ropa de aquella bebida barata.
—¿Todavía sigues aquí? —Le preguntó, frunciendo el ceño.

Richard no respondió, simplemente se levantó, se acercó a ella, la apegó a él y sonrió.
—Antes...No quería besarte delante de la cámara.

Aquello consiguió descolocar a Beckett por completo. Ni siquiera lo conocía y sin embargo era capaz de volverla loca. —Rick...Yo...
—Shh...—Susurró y sus labios colapsaron directamente contra los suyos. Se quedaron así, sin apenas moverse durante unos segundos, disfrutando del contacto hasta que la lengua del escritor comenzó a pedir permiso para entrar. Poco a poco, Beckett le dio paso, soltando un pequeño gemido.

Sus lenguas entablaron una danza peligrosa, pero, a ellos, no les importaba arder.



Lo tomó de la mano y echó a correr hacia el ascensor y, una vez que las puertas se cerraron, él la empotró contra una de las paredes, besándola con violencia. Sus labios empezaron a navegar por su cuello, aprisionándola con sus manos mientras que las de ella hacían presión en el gran bulto de sus pantalones.

Las puertas se abrieron. Beckett se adecentó, echó una mirada al escritor y lo guió pasillo arriba hacia un pequeño almacén. Beckett se desató el moño, dejando que su pelo cayese sobre su espalda, balanceándose al compás de sus caderas. Volviéndole loco. Abrió la puerta y esperó a que Castle pasase antes de cerrarla rápidamente.

La miró, con adoración y ella le sonrió.

Él irrumpió sus labios con fiereza. Besándola con ansia mientras que le declaraba la guerra a los botones de la camisa de Beckett, tratando de controlarse y no arrancársela de golpe. Finalmente, la dejó caer al suelo. Hizo lo mismo con sus pantalones, bajándolos de golpe, sin siquiera molestarse en desabrochar en cinturón.

Sentía todos su cuerpo vibrar ente el mas simple contacto de su piel, su corazón batía como un loco contra su pecho, aún no podía creerse que él estuviese ahí. Haciéndole arder en un deseo irrefrenable ante su cuerpo. Derritiéndose con su mirada.

No sabe muy bien por qué lo está haciendo, simplemente no ha pensado y las cosas se le han ido de las manos. Se ha dejado llevar demasiado y ya no hay vuelta atrás, principalmente porque ella es la primera que sería incapaz de frenar aquello.

—Castle...—Gime cuando él introduce un dedo en sus braguitas, empezando a acariciarla con parsimonia, haciéndole perder el poco raciocinio, provocando su deseo una vez más.

Sus manos viajan torpemente hacia su cinturón. Lo desabrocha con ineptitud, temblando, baja sus pantalones, junto a sus calzoncillos, y envuelve su miembro entre sus manos. Castle hecha la cabeza hacia atrás, aturdido, mientras Beckett le mira con lujuria, siendo ella la que controla la situación.

Mueve su mano de arriba a abajo, cada vez más rápido.
—Kate...Si sigues así voy a acabar...
—¿Quién te ha dicho que no lo hagas?—Dijo mientras se ponía de rodillas y tomaba su pene con su boca. Lamiéndolo lánguidamente.

—Kate...—Gime él. La coge de los hombros, poniéndola en pie, la coge en brazos y la apega tan fuerte contra la pared que un par de botes de lejía acaban tirados en el suelo.

La penetra, de golpe. Se queda inmóvil, Beckett cierra los ojos, sintiéndose completa, sintiendo como el vello de su cuerpo se eriza mientras que sus paredes se contraen levemente. Ante aquello, Castle comienza a moverse, lentamente al principio, queriendo alargar el momento, escuchando sus jadeos sobre su oído y deleitándose con esa música.

Poco a poco hace el ritmo más dinámico, sintiendo como sus uñas se clavan en su espalda hasta dejar marca. Gime roncamente una y otra vez, definitivamente, esa mujer le vuelve loco, completamente loco.



* * *

Se sube los vaqueros y lo mira con timidez mientras termina de acomodarse los pantalones. Él parece perdido en otro mundo, otro mundo lejos de ella y de su camisa, entreabierta que ni siquiera se ha molestado en abrochar.

Beckett suspira. Quizá no ha sido tan buena idea acostarse con él, de nuevo.
—Kate—La llama. Ella se teme lo peor.

—No te vayas—Lo mira confundida, frunciendo el ceño y él empieza a abrocharse la camisa.
—Esta vez no salgas corriendo, quédate en mi vida, por favor.

Ella lo mira, con lágrimas en los ojos para acto seguido lanzarse a sus brazos, sonriente.
—Ni tú de la mía.

Hermosoooooooo que lindo

Que bonitooooooo

lindisimo!

Me encantaaa sigue este capi donde se conocen xrfaa...almenos dales un final

Perdón por no seguir hoy intentaré colgar algo