HOT (un poco)

No quedó tan bien plasmado como debería, pero en fin... es algo fuerte por el hecho de ser explícito, no tanto a mi parecer pero bueno, acá está:


HOT

Si decir nada, entraron a su casa y lo primero en hacer fue dirigirse a su habitación. Se quitaron la ropa como muchas veces lo habían hecho, la comenzó a besar con desesperación, la había estado deseando todo el día y ella lo sabía. Le encantaba que él se comportara de esa manera, que fuera directamente por ella, eso la hacía sentir increíblemente deseada.


Se separaron por falta de oxígeno y le sonrió, tomó su cara entre las manos y lo besó con ternura, lentamente, disfrutando cada segundo, la tomó entre sus brazos y sin más protocolo la depositó en la cama. La comenzó a besar por el cuello, ella echó la cabeza hacia atrás para permitirle un mejor acceso mientras recorría su espalda con las manos y lo sintió temblar cuando deslizó un dedo por su columna.


La volvió a besar, podría pasar una eternidad haciéndolo, le encantaba el sabor de sus labios, su textura y cuando ella recorría los de él con la lengua sentía un escalofrío por todo el cuerpo que lo volvía loco.


Fue bajando lentamente, volviendo a besar su cuello, siguió descendiendo hasta llegar a sus pechos, capturó uno con su boca, lo recorría con la lengua, besaba y daba pequeños mordiscos, mientras que el otro era atendido por la mano que tenía libre, brindándole el mismo placer. Ella enredaba sus manos en su cabello y suspiraba ante lo que él le hacía.


Siguió bajando lentamente, trazando un camino con su lengua hasta llegar a su ombligo, el cual mordió con delicadeza, ella arqueó su espalda debido al placer que sentía y él sonrió, había logrado su cometido.


Descendió hasta llegar a su intimidad y ella lanzó un pequeño gemido cuando le besó la entrepierna, su respiración iba en aumento y una descarga la recorrió por todo el cuerpo cuando él la empezó a acariciar con la lengua.


Estaba completamente excitada y él seguía propiciándole caricias y sensaciones únicas, se aferró a sus hombros cuando lo sintió entrar en ella, se le cortó la respiración y clavó sus uñas debido al placer que sentía.


Él se aferró a sus caderas y ella seguía el ritmo que le marcaba. Arqueaba su espalda cada vez que volvía a acariciarla por dentro, su boca estaba completamente reseca, se pasaba su lengua por sus labios, y los ojos los tenía completamente cerrados. Sintió que se tensaba, pronto llegaría al orgasmo, él se dio cuenta de ello y aumentó el ritmo, escuchó su nombre en sus labios cuando pasó, y colocó el rostro en su abdomen mientras ella recuperaba la respiración.


Subió hasta su cara y capturó sus labios, la besó con dedicación por unos minutos, se separaron por la pura necesidad de oxígeno, ella le sonrió y él hundió su rostro en su cabello. Adoraba su olor a cerezas.


Se recostó a su costado y ella se colocó encima de él, ahora era su turno de hacerlo disfrutar, lo besó con pasión y en cada beso mordía su labios hasta dejarlos completamente rojos y ardiendo. Besó su cuello y el lóbulo de la oreja, él amaba que ella hiciera eso. Se sintió morir cuando se comenzó a frotar contra su sexo, lo hacía de una manera demasiado lenta a su parecer, como si estuviera jugando a torturarlo y lo estaba consiguiendo. Ella le sonrió, no era una sonrisa tierna ni mucho menos, sino todo lo contrario y sus ojos lo miraban con deseo y eso lo excitó más.

Seguía con su tortura, con movimientos lentos, él no soportó más, la tomó de las caderas y la hizo girar, cambiando de posición, ella soltó una risita y él se colocó entre sus piernas. La miró directamente a los ojos cuando entró en ella, comenzó a moverse y ella se aferraba a su espalda sin apartarse de su mirada, estaban completamente hipnotizados el uno con el otro, aumentaron el ritmo y se besaron para ahogar los gemidos en los labios del otro. Se pegaba más a su cuerpo, como si quisiera fusionarse con el de ella, colocó sus piernas alrededor de sus caderas, él recorría su cuerpo, memorizando cada centímetro de piel, dejando su huella en cada caricia.


Cuando sintió que no podía más hundió su rostro en su cuello, aumentando el ritmo, sus músculos se tensaron, volvió a clavar su mirada en la de ella, quería verla cuando llegara al clímax, al mismo tiempo.


La volvió a besar en los labios y se colocó en su costado, hundiendo una vez más el rostro en su cuello, probó su piel, sabía exquisita, se cubrieron con una sábana y mientras sus respiraciones se tornaban normales se fueron quedando dormidos con una sonrisa en los labios.