FAN FIC STANATHAN "Light in the Storm" [Luz en la Tormenta]

Teresita_yocastleNYPD escribió: TE PUEDE DECIR QUE ERES la MEJOR
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
EMBARAZADA SII VENGA SIIIIIIIIIIII


CONTINUA PRONTOOOOOOOOOOOOO



FELICIDADES POR TU HISTORIA


Stanathanshipper SOY TU FAN

Muchas gracias!! ^^

Dentro de un ratito pondré la continuación! ^.^

Bien, leído todo lo que llevas hasta ahora, decirte que me gusta como escribes y que la historia me está pareciendo genial!
Sigue pronto y gracias por compartir!!!

Stanathanshipper escribió:Dentro de un ratito pondré la continuación! ^.^

Genial, maravilloso, super emotivo...PERO SOLUCIONALO, TIENEN QUEESTAR JUNTOS!!!

Aaarrrgggg!! Que guay es este fic!!! No comenté el "segundo" capi, me gustó mucho ese casi beso!!

En serio, como he dicho en el otro comentario, me encanta tantísimo como escribes...!!
Un hijo?! Ahora?! Síii! Júntalos ya, mujer! No los dejes así...

Jon... Yo también creo que algo siente por Stana... Pero jamás debes dejar que ocupe el sitio de Nate! Jamás!!! Y si puedes impedirlo en la realidad, hazlo también!

En unos minutos pondré la continuación...

Stanathanshipper escribió:En unos minutos pondré la continuación...

esperamos con muchas ganas

Me encantaaa
Sigue sigue

Teresita_yocastleNYPD escribió:

Stanathanshipper escribió:En unos minutos pondré la continuación...

esperamos con muchas ganas

Totalmente, aqui estaremos...

Joer Joer Joer sigue prontoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!
Esto esta geniaaaaal!

¡¡ME ENCANTA!!

Pero por favor dime que todo acabará bien

¡Continúa por fi!

Cuelga pronto, que los minutos han ido pasando...

por fin puedo escribir, para decirte que continues

***

CONTINUACIÓN CAPITULO UNO[/center]

Dos rayitas rosas. Embarazada. Dios mio, estaba embarazada. ¿Que se suponía que iba hacer ella ahora? Ahora si que estaba perdida. Se agarró al lavabo e intento reprimir la angustia y las ganas de vomitar que estaba teniendo. Nathan Fillion, el hombre con el que estaba apunto de divorciarse, el mismo con el que trabajaba 15 horas al día, el que llevaba casi un mes sin dirigirle la palabra iba a ser padre. Iba a ser el padre de su hijo.

—Oh… —dijo, cubriéndose la cara con las manos y maldiciendo a Nathan en voz alta.

Aunque aquel embarazo era muy inconveniente, ya notaba que ese ser formaba parte de ella, iba a ser su familia.
Pero sabía que Nathan tenía el derecho de conocer la noticia.
Entró en los estudios y se dirigió hacia el set, no sabia si se lo iba a decir hoy o mañana, ni dónde ni como. Pero él tenía derecho a saber que iba a ser padre, padre de un hijo que ella estaba segura, no deseaba.
Al llegar se dirigió con mucha determinación hacia los camerinos.

—Llegas tarde —espetó Tamala Jones cuando la vio—¿Qué es lo que te ocurre, cariño? Te veo pálida.

Stana sintió cómo el suelo se movía debajo de sus pies al embargarla una sensación de náusea. Ya se había sentido mareada en dos ocasiones mientras se dirigía hacia allí. Aunque en realidad llevaba sufriendo mareos desde hacía meses. Aquello debería haberle advertido, pero se había dicho a sí misma que su menstruación no era muy regular. No podía estar embarazada. ¡Se iba a divorciar, por dios!

—¿Estás enferma? —le preguntó Jones, frunciendo el ceño—. ¿O has estado con alguien toda la noche? —miró de reojo a Jon que estaba apoyado en la puerta de su camerino a unos 20 metros—.

—¿Con alguien? —contestó Stana, mirando hacia donde su amiga estaba dirigiendo su mirada—. No, no he estado con nadie, pensaba que tu me conocías mejor Tam, hace poco más de un mes que me separé.

—Por eso mismo, creo que ya es hora de que te quites el velo de viuda y te des una alegría al cuerpo. Solo hay que ver como te mira, te devora con la mirada. Yo no me lo pensaría dos veces. —se rió levemente mientras clavaba su mirada en el atractivo moreno—.

—Estoy embarazada. —cerró los ojos lo más fuerte que pudo como si estuviera esperando que en cualquier momento cayera algo del cielo—.

—¡¿De Jon?! —preguntó escandalizada su amiga, con los ojos como platos—.

—Shhh… ¡Pero que dices! De Nate. —susurró imitando el tono de su amiga—.

—¿De ese desgraciado? ¿Pero como ha podido pasar? —Stana levantó una ceja y sonrió levemente—. No claro, es obvio como a pasado, se lo pediste a Santa Claus por navidad antes de que supieras que había sido un niño malo.

—Que tonta eres. —se rieron las dos a carcajadas—.

—Y dime, ¿Qué demonios piensas hacer con dos niños?

—¿Dos niños?

—Si, él que te queda por domesticar—señaló a Nathan que estaba en la lejanía— Y el que nacerá dentro de unos meses.

—Pues siendo sincera, no tengo ni idea. Sé que voy a seguir con mi divorcio, esto no cambia nada en la relación entre Nate y yo, no se puede cambiar el pasado. Pero obviamente el tendrá su lugar como padre y podrá formar parte de esto, pero solo como padre no como marido.

Una de las maquilladoras que trabajaban allí y que no tenia fama de ser muy agradable se acercó a Stana para darle unas palmaditas en el hombro.

—¿Has visto la fotografía de Nathan en los periódicos de esta mañana? —preguntó la maquilladora—. Llevó a una guapa y rubia jovencita a la cena de gala de anoche en Los Ángeles. Están muy guapos y elegantes en la foto, ¿no te parece?

Stana apretó los dientes y cerró los puños para no agarrarla de los pelos y pasearla por todo el set.Pero pensó que Nathan era el que salia en esa portada, que jamás iba a cambiar y que aunque le doliera como nada, él no estaba afectado por el divorcio.Como si no le importara separarse.

—¿Qué tal si te llevas tus cotilleos, tu mala uva y tu culo lejos de aquí? —espetó Tamala con tono de advertencia—.

—Tengo que ir al baño, creo que ha terminado por revolverme el estomago.

Antes de que Tamala pudiera contestarle Stana estaba lo suficientemente lejos como para que no la oyera ni con una corneta.
Entró corriendo en el baño, cerrando la puerta detrás de si. Se apoyó en ella como si fuera a desaparecer y se deslizó hacia el suelo. Metió la cabeza entre las piernas para que nadie oyera los sollozos. Necesitaba llorar, ese día definitivamente ya era el peor de su vida. No hacia un mes que se habían separado y él ya se estaba paseando con la primera facilona que conocía.
“Ya te lo dije.” Se dijo a si misma una y otra vez mientras las lágrimas rompían en el frío suelo. Él nunca iba a cambiar.


Un mes más tarde Stana seguia siendo incapaz de encontrar las palabras para hablar con Nathan, para contarle que estaba embarazada. Pero ya era hora de que se decidiera. De camino al centro de la ciudad, Stana paró en una cafetería para tomarse un como de Té e hizo lo posible por ignorar el murmullo de voces, pero le resultó imposible ignorar el encabezamiento del artículo en la portada del periódico que estaba leyendo el hombre que se hallaba sentado frente a ella:

El famoso actor Nathan Fillion en medio de una disputa de divorcio con su esposa se pasea del brazo de una supermodelo argentina.

Durante los últimos dos meses, su vida privada había aparecido en todos los periódicos y revistas del país.
El hombre bajó el periódico, la miró y cuando la reconoció su expresión neutra se convirtió en compasión. Lo que le faltaba, que sintieran pena de ella.
Se levantó y se dirigió a casa de inmediato, ya había visto bastante por hoy.
Cuando llegó a casa había un mensaje en el contestador. De Nathan. Volvió a darle al play solo para volver a oír su virtuosa y profunda voz:
“Stana , tenemos que vernos lo antes posible. Estoy en el Four Seasons, habitación 273.”
Notó que en su voz había algo de urgencia en ese mensaje, dudo si ir o no, pero tarde o temprano tenía que afrontar la situación y además tenia una conversación pendiente. Tenía que decirle que iba a ser padre, había llegado el momento. Y él le había dado la oportunidad perfecta.

***[/center]



Bueno, aquí teneis la continuación siento haber tardado tanto!

gracias

Y LO DEJAS ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIII??????????
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

VIVAAAAAAAAAAAA van a ser papas
ohhhhhhhhhh que le pasara a Nathan


capitulo asombroso


muchas gracias por el capitulooooooooo


continua prontooooooooooo

Tsss...! Cadaa vez esta mejooor! Excelentee!

y nos dejas asi????? anda keee ya te valee

ay no ay no ay noooo me va a dar algooooooooooooooooooooo ! ese Nathan QUÉ SE CREE!

Jooo cuando lo continuas??? No nos puedes dejar así!! Muy bueno, escribes genial, yo tmb soy muyyyy Stanathan

OOOOOOOOOOOOOOOOOO NO NOS DEJES ASÍ ESPERO SUBAS EL SIGUIENTE CAPITULO PRONTO

Hoy subiré otro, dentro de unas horas cuando tengo un huequecito! uchas gracias a todooooos!!! ^^

Hoy capitulo largo porque es sábado y encima ayer me dieron una buena noticia! Así que espero que os guste!



Stana le siguió por el amplio pasillo, el fragante aroma la conducía como un imán. No había desayu¬nado ni había almorzado y, después de la llamada de su madre para informarle de que iba a ser abuela, no había tenido tiempo de comer un tentempié antes de la cena. Estaba algo mareada, pero tenía la impresión de que no era por falta de alimentos. Estar en presencia de Nathan la hacía sentirse desesperadamente vulnerable.

—¿Sigues tomando el café con leche y tres cucharadas de azúcar? —preguntó él delante de la cafetera.

—¿Tienes sacarina? —preguntó ella.

Nathan se volvió para mirarla con expresión in¬quisitiva.

—No estás a dieta, ¿verdad?

—No del todo.

—En el carrito del desayuno habrá. Iré a por ella, enseguida vuelvo.

Stana respiró profundamente cuando él salió de la habitación, y se sentó en uno de los sillones de cuero delante de un escritorio. Al instante, sus ojos se posa¬ron en una fotografía enmarcada que había encima del escritorio; despacio, le dio la vuelta.
Casi le dolió físicamente el amor que él le había profesado el día de su boda. Sus ojos brillaban y su sonrisa era tierna.

—La conservo para no olvidar lo que puede ocu¬rrir cuando uno se casa precipitadamente —dijo él entrando en la estancia.

Stana dio la vuelta a la foto y se encontró con la oscura mirada de Nathan

—Suponía que no la tienes aquí por motivos senti¬mentales —dijo ella—. ¿Vas a quemarla en un ritual o simplemente la vas a tirar a la basura cuando nos den el divorcio?

Nathan le dio el café, sus dedos rozaron los suyos.

—Me alegro de que hayas sacado la conversación —dijo él con una enigmática mirada.

Stana dejó el café en el escritorio.

—Asi que me has traido hasta aquí para hablar de nuestro divorcio.-sintió que tenia ganas de vomitar-.

Nathan se sentó detrás de la mesa sin dejar de mirarla ni un segundo.

—He retirado mi petición de divorcio.

—¿Qué? —Stana abrió mucho los ojos.

Nathan le dedicó una fría sonrisa.

—No te emociones, Stana. No estoy interesado en volver contigo.

—No se me ha pasado por la cabeza.

—Sin embargo, creo que deberíamos suspender el proceso de divorcio temporalmente con el fin de que no afecte a nuestro trabajo, no ahora que tenemos promociones y eventos.Tampoco tengo tiempo de ir a juzgados ni de ver a abogados casi todos los días. Así que creo que hasta que termine la promoción de la nueva temporada deberíamos decir que nos hemos reconciliado. Y luego hacer un comicado legal, alegando que lo hemos intentado pero que no ha podido ser. Ya esta.

Stana guardó silencio. Él siempre pensando en los demás, sin embargo, con ella estaba siendo demasiado duro.

—He llegado a la conclusión de que la única forma de resolver estos problemas que tenemos en el trabajo, el mal estar, que la gente cuchichee a nuestras espaldas, que los paparazzi no nos dejen ni a sol ni a sombra es que nosotros volvamos a estar juntos —declaró él.

—¿Quieres decir… de verdad?

—No, Stana, de verdad no. Fingiremos que volvemos a estar juntos hasta que termine la promoción de la ultima temporada.

—¿Que finjamos estar juntos? —Stana frunció el ceño—. ¿Cómo vamos a hacer eso?

—Volveré a casa inmediatamente.

Stana tragó saliva.

—No es posible que hables en serio.

—Sí, hablo en serio, muy en serio, Stana —dijo él—. La gente no es tonta, sabes que tenemos docenas de paparazzi todos los días detrás nuestra, que en el trabajo van de cuclillas por que creen que no seres capaces de volver a grabar juntos, asi que la solución para que se lo crean es vivir juntos, como marido y mujer, así convenceremos a todos de que nuestra reconciliación es auténtica.

—Define lo que quieres decir con vivir juntos como marido y mujer. No esperarás que me acueste contigo, ¿verdad?

—Tendrás que dormir en mi cama debido a la constante presencia del servicio —contestó él—. Si alguien comunicara a la prensa que no dormimos en la misma habitación, se descubriría el engaño. No obstante, no tengo ninguna intención de compartir mi cuerpo contigo. Eso es algo que ya no tendrás la suerte de tener.

La declaración de Nathan le hizo mucho daño. Sintió el dolor de su rechazo en cada célula de su cuerpo. Nathan la había deseado apasionadamente en el pasado. De repente, se le llenó la mente de imágenes eróticas. Él le había enseñado mucho sobre su propia sexualidad, la había adorado… y ella también le había adorado.

Era la primera vez que le veía durante mas de 5 minutos,cara a cara, desde hacia dos meses. Pero no se le había olvidado lo azules que eran sus ojos.Su pelo corto pero desenfadado siempre con algunos pechones despeinados en la frente. Su pronunciada mandíbula estaba ensombrecida por la barba incipiente de aquellas tardías horas del día, enfatizando su virilidad. Sus hombros anchos y sus brazos largos y fuertes.

La ropa le caía con perezosa gracia; la corbata floja y el botón superior de la camisa desabrochado le conferían un aire informal que era totalmente cautivador y peligrosamente atractivo.

—Te has quedado muy callada. ¿Esperabas que te pidiera que volvieras a tener relaciones sexuales conmigo?
Stana se humedeció los labios.

—No, claro que no. Simplemente estoy pensando en lo que has dicho.

—¿No estás de acuerdo?

—Es que si volvemos a vivir juntos, el divorcio se retrasará —dijo ella con expresión de preocupación—. Llevamos dos meses separados; si volvemos a estar juntos, tendremos que empezar desde el principio otra vez.

—Lo sé, pero no se puede evitar —dijo Nathan—.¿O es que tienes prisa por casarte con otro?-cerró los puños al recordar aquella escena de Jon apunto de besarla-.

Stana bajó la mirada.

—No. No hay ningún otro.

—Bien. Eso significa que podemos ponernos en marcha inmediatamente.

Stana volvió a guardar silencio.

—No te preocupes por tus padres —dijo él tras una pausa.

Stana alzó los ojos y frunció el ceño.

—¿Has hablado ya con ellos de esto?

—No. Pero sé que tu madre me adora y que se alegrará de que vuelva a ser su hierno.

A Stana le enterneció el tono de voz de él, más suave. Nathan siempre había tenido una cierta debilidad por la madre de ella y, en el pasado, siempre había compartido muchas horas de vivencias y secretos.

—Por supuesto, mientras mantenemos esta farsa, nada de amantes —dijo él.

—No tengo ningún amante —declaró Stana.

—¿Estas segura? Yo, creo que Jon no piensa lo mismo.

—Te vuelvo a repetir que no tengo nada, ni con él ni con nadie.

—Bien, yo en este momento tampoco tengo a nadie.

Stana había visto una fotografía en la prensa de Nathan con su nueva amante. Giselle Wood era lo opuesto a ella: alta, rubia platino, de piernas interminables, y sonrisa deslumbrante.

Luchó por controlar un ataque de celos y se recordó a sí misma que en realidad todo esto era culpa de los dos. Ella había llegado a la conclusión de que Nathan le era infiel, a pesar de no tener pruebas, e impulsivamente, como de costumbre, había respondido de una manera impulsiva y algo dura. Y, al final, sus sospechas se habían confirmado y de la forma más ruin posible.
Nathan la miró con oscura intensidad.

—Esto no tiene nada que ver con nosotros, Stana. En cuanto termine toda la promoción y todos los eventos ya no nos atará nada. Y tendremos un año para olvidarnos de este matrimonio roto.
Stana se pasó la lengua por los labios.

—Lo comprendo.

—Estupendo. En ese caso, también comprenderás que es urgente que anunciemos nuestra supuesta reconciliación a la prensa.

Nathan agarró su teléfono móvil y llamó a un número.
Stana escuchó atentamente mientras él informaba a un periodista que, a partir de ese día, Stana Katic y Nathan Fillion habían suspendido su proceso de divorcio y reanudaban sus relaciones.
Indefinidamente…

—Tendrás que darme de nuevo las llaves de casa—dijo él pasándole una hoja de papel y un bolígrafo—. Anota lo que creas que vas a necesitar durante las próximas seis semanas y ella y Salvatore lo solucionarán esta misma noche.

Stana agarró el bolígrafo y trató de pensar en lo que iba a necesitar con el fin de representar su papel de esposa reconciliada, pero le resultaba difícil concentrarse debido a la proximidad de él.

—Creo que deberíamos cenar juntos esta noche —dijo Nathan cuando ella le pasó la lista con las llaves—. Dará credibilidad a nuestro anuncio público.

Stana le miró detenidamente.

—Tendré que cambiarme…

—Todavía está tu ropa en el armario. —le dijo ella con tristeza—.

Sus ojos se encontraron.

—¿No la has tirado todavía?

Nathan le dedicó una sonrisa que fue incapaz de descifrar.

—Supongo que la guardaba por si volvías a por ella, después de que nos dieran el divorcio.

—¿Le has dicho a tu despampanante rubia que se había acabado? —preguntó ella.
Nathan tardó en contestar.

—Le dije que lo que había entre los dos se había acabado para siempre —respondió él—. No di detalles, ni a ella ni a nadie; aunque, naturalmente, Giselle se ha enterado de lo nuestro por los medios de comunicación. Los periodistas aún están en ello.

Nathan le pasó el teléfono.

—Me parece que deberías llamar a tu querido Jon. Será mejor que se lo digas tú antes de que lo lea mañana en los periódicos.
Stana se quedó mirando el teléfono que tenía en las manos.

—No tengo nada que decirle, ya te lo he dicho, no hay nada.

—Pues entonces digamos que quiero oír como se lo dices.

Stana marcó el número y esperó a que Jon respondiera a la llamada.

—¿Sí?

—Jon, soy yo, Stana.

—Si, tienes un voz inconfundible. ¿Qué tal vas, ya quieres tomar esa copa?

—No me temo que ya no podrá ser.—respondió ella esforzándose por darle áni_mo a su voz—. ¿Cómo estás?

—Bien, supongo.

—Jon… tengo que decirte una cosa.

—No vas a volver con Nathan, ¿verdad? —preguntó Jon con evidente aprensión en la voz.

—Si, hemos decidido volver a estar juntos. Darnos otra oportunidad.

—Pero, ¿Qué pretendes? ¿Qué te vuelva a faltar el respeto saliendo con cualquier facilona y después que lo publiquen por todo el país? ¿Es
eso lo que quieres? —se notaba la alerta en su voz, como los celos formaban parte de cada palabra que con rabia salía de su boca—.

Stana respiró profundamente antes de contestar.

—Nathan y yo tenemos historia, supongo que los dos nos hemos dado cuenta de que íbamos a cometer un grave error. Todavía nos queremos, así que no tiene sentido que nos divorciemos. Siento si te he hecho daño de alguna manera, eres mi amigo Jon. Y te quiero, pero no de esa forma.

—Muy bien Stana, que os vaya genial en vuestra farsa.

De repente Stana se quedó paralizada con el teléfono en el oído oyendo como Jon colgaba con fuerza, estrellando el teléfono contra el aparato.

Stana miró a Nathan.

Nathan se levantó de su asiento y, dándole la espalda, se acercó a la ventana.

—Él siente algo por ti ¿sabes?, Jon se esta enamorando de ti.

Se dío la vuelta y la miró fijamente y sus ojos color cielo se quemaron en los de ella. Pero de nuevo la mirada gélida volvió.

—Bueno, será mejor que me cambie. Cuanto antes pasemos por esto, mejor.

Stana sintió un nudo en el estómago. Salir con él aquella noche ya le resultaba un problema, pero vivir juntos de nuevo en la casa donde había vivido tantos buenos momentos supondría un esfuerzo sobrehumano.
Y aparte en algún momento tendría que decirle que estaba embarazada, pero ¿Cuál era el momento perfecto? Siempre ocurría algo que le impedía hablar tranquilamente con el.

«Ésta era mi casa», pensó Nathan con tristeza mientras ascendía la escalinata. Todas y cada una de las habitaciones le recordaban momentos con Stana. Al llegar a la habitación principal, respiró profundamente y abrió la puerta.
Nathan agarró una de las camisas que Stana le compró durante la semana que estuvieron en París en los primeros meses de su matrimonio.
De repente, Nathan oyó un ruido a sus espaldas y, al volverse, se encontró delante a Maria, que llevaba un montón de ropa de Stana cuidadosamente planchada y doblada.

—Señor Fillion —dijo Maria sonriendo—, me alegro de volver a verlo. No sabe cuánto me alegro de que vuelva con la señora Katic. La señora ha estado muy triste sin usted.

—Hola, Maria —dijo Nathan apretando la camisa contra su pecho—. Yo también he estado muy triste.

El ama de llaves sonrió ampliamente.

—Sabía que, al final, todo se solucionaría. Usted y la señora Katic son… almas gemelas.

—Sí —concedió Nathan, esperando parecer sincero.

Maria dejó la ropa que llevaba en los estantes y añadió:

—Le dejaré para que se vista. Su mujer me ha dicho que van a salir a cenar fuera para celebrar su reconciliación.

—Sí, así es —respondió Nathan.

—Le he dejado toallas limpias en el baño —la informó Maria.

—Gracias, Maria —Nathan se miró la ropa—. Creo que me vendría bien una ducha.

Después de la ducha, Nathan se miró al espejo y se mordió los labios. Había ojeras bajo sus ojos azules y tenía el rostro más pálido que de costumbre. Acercándose al espejo, frunció el ceño. Se puso la impecable camisa roja y una americana a juego con los pantalones negros de vestir después salió de la habitación.

Stana le estaba esperando en el salón, ya se había cambiado por completo mientras él se daba una ducha.

—¿Quieres beber algo antes de marcharnos? —preguntó él.

Stana se preguntó qué diría él si le dijera que ya no tomaba nada de alcohol.

—No, gracias.

Nathan la miró de arriba abajo.

—Estás preciosa, cariño—dijo él.

—Gracias…

Nathan se acercó a ella y le alzó la barbilla mirándola fijamente.

—Maria y Thomas están aquí todavía —dijo él en voz baja—. Estamos enamorados otra vez, ¿no?

—No… sí, claro —a Stana le latió el corazón con fuerza cuando él le acarició el labio inferior con la yema de un dedo.

Entonces, Nathan la besó.

Stana cerró los ojos mientras la boca de él cubría la suya. El estómago le dio un vuelco de placer al abrir los labios para permitir que la lengua de Nathan la invadiera.

Ese primer ataque erótico la hizo perder la cabeza. Se agarró a él mientras enlazaba la lengua con la de Nathan en imitación a la más íntima de las uniones.

Sintió la pulsión del deseo en el vientre, sus sentidos a flor de piel… Y sintió la erección de Nathan contra su cuerpo, un recuerdo de lo que habían compartido en el pasado.

Stana apenas oyó el sonido de la puerta de la casa al cerrarse, pero abrió los ojos bruscamente cuando Nathan dio por terminado el beso. De repente, se sintió completamente desorientada.

—Maria y Thomas ya se han ido —dijo Nathan apartándose de ella—. Suponía que uno de los dos o los dos entrarían aquí para despedirse. El beso ha sido por ellos, no porque quisiera dártelo.

Stana se pasó la lengua por los labios.

—Ya…

Nathan le lanzó una de sus inescrutables miradas.

—Tendremos que hacer este tipo de demostraciones de vez en cuando de cara a la galería –declaró él—. Espero que no malinterpretes el motivo de estos intercambios físicos.

Stana tragó saliva como si así pudiera tragarse el dolor que esas palabras le habían causado.

—Lo comprendo.

—Bien. Lo mejor es dejar las cosas claras para que no pueda haber malentendidos.

—Entiendo que me odies —dijo Nathan—. Eso, desde luego, lo has dejado muy claro.

Un duro brillo iluminó los ojos de Stana.

—¿Acaso no tengo derecho a odiarte, Nathan? —preguntó ella—. Destruiste nuestro matrimonio cuando te acostaste con otra mujer.

Nathan cerró los ojos para no ver la furia en las oscuras profundidades de los de ella.

Nathan le agarró ambos brazos.

—¡Maldita sea, mírame!

Los ojos de Stana se abrieron, en ellos había lágrimas.

—Lo siento —susurró Nathan con voz quebrada—.

Nathan la soltó y lanzó una maldición.

—Supongo que vas a excusarte diciendo que habías bebido demasiado y que no sabías lo que hacías.

—No bebí —dijo el, incapaz de soportar su mirada acusatoria—. Al menos, no más de medio vaso… Pero es verdad que no recuerdo casi nada
de lo que pasó aquella noche… aparte de la discusión que tuvimos y… y de que fui a casa de Jennifer…

—Donde le abriste bien las piernas como el hijo de puta que eres—concluyó ella con cólera.

Nathan no podía soportar su vergüenza. De no haberse encontrado desnudo a la mañana siguiente en la cama de Jennifer, jamás habría creído posible ser capaz de semejante comportamiento. Y lo peor era que no sólo había engañado a su mujer sino que había perdido toda oportunidad con ella.

—¿Le hiciste gemir de placer, Nathan? —preguntó Stana—. ¿Le hiciste rogar como yo te rogaba a ti?.

Nathan le apartó las manos, sujetándoselas por las muñecas.

—¿La tomaste en tu boca como hacías conmigo? ¿Lo hiciste?

Nathan empalideció cuando vio que a Stana le temblaban las pierna y sus ojos se ponían en blanco hasta que poco a poco, su cuerpo se desplomó entre sus brazos.

—¿Stana?

Abrió los ojos momentáneamente, pero el inexorable abismo que la absorbió se los cerró de nuevo…





ESPERO QUE OS GUSTE!

Me encanta!!!! Por favor sigue pronto. Está genial!!!!
Me alegra que hayas recibido buenas noticias así dan más ganas de actualizar para nosotros.