(¿+18?) La tormenta

Hola. Bueno antes que nada decir que soy nueva en esto y un poco torpe, así que espero ir cogiéndole el truco. No soy muy buena escribiendo, pero me encanta leer los fanfics y voy a ver que tal se me da inventarme alguno. No me seais muy crueles por favor, aunque si estais todos de acuerdo me podéis decir con toda tranquilidad que mejor me dedique a otra cosa.

MENSAJE ESCRITO EN 2014: Esta historia, ya terminada, contiene escenas de contenido sexual bastante suaves. Pero el foro tiene sus reglas, así que pongo para mayores de 18.

Capítulo 1 Se avecina la tormenta

Eran las dos de la mañana. Las palabras resonaban en su mente y se le clavaban como puñales, ahora se arrepentía profundamente de haberle mentido, lo había perdido, para siempre... Siempre, esa palabra que tenía un significado especial para ellos dos, pero que ya no oiría más de sus labios, nunca más. Se maldijo a sí misma por haber sido tan cobarde en todo ese tiempo y también maldijo a Alexis. La joven no era culpable de sus miedos, pero si no fuera por la pelirroja, ella habría tenido la oportunidad de hablar con Castle y explicarle por sí misma... Un par de lágrimas escaparon hasta perderse en su almohada al recordar los acontecimientos de esa misma tarde.

(Doce horas antes)

La inspectora Beckett bajó a la morgue a hablar con su gran amiga. Estaba realmente contenta porque sus amigos lo hubieran arreglado. Lanie era su amiga del alma, desde el día que la había conocido se hicieron inseparables, y Esposito era como una especie de hermano mayor, por eso saber que habían vuelto y que además la doctora esperaba un bebé era algo para celebrar. La encontró poniéndose  la chaqueta, a punto de irse.
-Hola. Esposito me ha dado la noticia, ¡enhorabuena!
-Oh,vamos, le dije que quería decírtelo yo, este hombre es incapaz de estar con la boca cerrada.
-Agradécelo, si no la abriera tan a menudo tu no estarías embarazada.-Kate sonrió divertida.
-Dios inspectora, que mente tan sucia tienes, deberías aprovecharlo e ir a ver si Castle también la abre a menudo.
-Estamos hablando de Castle, el vive con la boca abierta.- Ambas mujeres se rieron.
-Bueno en serio, ahora que nosotros estamos bien ya puedo volver a mi objetivo en la vida.
-¿Qué es?
-¡Que te tires de una vez al escritor!
-Lanie, tu romanticismo me asusta...
-Vamos Kate, sabes cuanto dinero me has hecho perder en estos años. Yo que tu aprovechaba de una vez, a este paso para cuando quieras decirle la verdad tendrás que visitarlo a una residencia.
Aquello hizo que Kate la mirara con tristeza. Hacía pocos días que le había contado a su amiga sobre el funeral y el disparo, pero aún no se atrevía a contárselo a Castle, la sola idea de que la rechazara le daba pánico.
-Lo siento no quería sacarte el tema, pero de verdad cielo cuanto antes te quites ese peso más oportunidad de ser feliz con él tendrás.
-No se Lanie, ¿qué quieres que le diga? Hey Castle, recuerdas lo que me dijiste en el funeral, pues yo sí.
-Esa es la idea, pero no seas tan bruta.
-No quiero perderlo.
-Kate, olvida de una vez tus miedos, Castle no se merece que le mientas así, si se enterara de que recuerdas TODO lo que pasó tras el disparo...
Un gran estruendo interrumpió la conversación, para ver una melena pelirroja desaparecer por la puerta de la morgue.
-Por favor, dime que Alexis no estaba aquí.
Lanie la miró con tristeza, ahora si que se avecinaba una tormenta.

Kate volvió a la soledad de su cama, y pensando en el resto del día,poco a poco se quedó dormida.

Bueno hasta aquí el primer capítulo, de ustedes depende que siga o no.

MUCHAS GRACIAS, DE VERDAD Aquí va otro, a partir de ahora intentaré hacer capítulos más largos, estos dos primeros son para ver los punto de vista de Kate y Castle.


Capítulo 2 Dudo que puedas ser feliz algún día

Engañado, frustrado, triste, dañado, culpable... El gran escritor de misterios, rey de las palabras, era incapaz de decidir cual de ellas sería la mejor para describir como se sentía en esos momentos. Mientras que la botella de whisky seguía bajando sin control Castle pensaba en aquel horrible día:

(Unas horas antes)

-¡Papá!, ¡papá!
-Estoy aquí.-Aquel día Castle no había ido a comisaría, Gina seguía torturándole por el plazo del nuevo libro, y había decidido quedarse en casa para escribir un par de capítulos. Estaba bastante contento con el resultado, una par de muertos más y ese posible embarazo de la inspectora Heat.
-Papá, tenemos que hablar.
-Oh, vamos, ya te dije que no volvería a jugar con el helicóptero en tu cuarto, y te pagué la lámpara.
-No es eso, es sobre Beckett.
-¿Le ha pasado algo?.-Cuando se trataba de la inspectora a la que amaba sus cinco sentidos se ponían en alerta.
-No... bueno sí... pero nada malo, esto no te va a gustar...

Un trago más, otro vaso de whisky que le quemaba la garganta pero no le quitaba esa horrible sensación que le amenazaba con dejarlo sin aire. Una voz se acercó desde atrás.
-Vamos hijo, es hora de qué dejes esto.
-No puedo, no quiero, estoy harto de hacer lo que se supone que debo hacer.
-Hazlo por Alexis, la está matando verte así.
-Ya somos dos muertos.
-Si hablaras con ella... deja que se explique.
-¡NO!
-Richard, ni si quiera la has dejado abrir la boca.
-¿Crees que me pasé?.-Otra vez el sentimiento de culpa.
-Creo que no es la única que oculta un secreto por amor.-Con estas palabras Martha se marchó, dejando a su hijo más triste y confundido.

-Rick, por favor déjame explicártelo.-Kate rogaba con los ojos llenos de lágrimas, destrozada.
-¡Explicarme qué!¡Qué me has mentido todo este tiempo! ¡qué mientras que yo pasaba tres meses horribles sin saber nada de ti, sin saber si quiera si te estabas recuperando o no, tu estabas tan tranquila, pensando como engañar al gilipollas del escritor.-Castle estaba fuera de sí, no se creía lo que Alexis le había contado.
-No estaba lista, por favor deja que hablemos.
-No, Kate, se acabó. Has tenido mucho tiempo después de tu recuperación para venir una tarde y decirme la verdad, pero ya me da igual, quiero que te vayas de mi vida, y yo me marcharé de la tuya.
-Rick, por favor, no puedes hablar en serio.
-¡ Márchate! ¿Sabes qué?, una vez me dijiste que tenías que destruir el muro que tenias dentro para ser feliz, pero ni lo intentes Kate, dudo mucho que alguien cómo tu pueda ser feliz algún día.

Castle aún recordaba la mirada de dolor que reflejaban aquellos ojos que tanto adoraba. Las palabras habían salido de su boca en un arrebato de ira, pero él sabía muy bien qué después de aquello su relación se había roto para siempre.

Continuará...

GRACIAS =) Bueno supongo que no es necesario decirlo pero toda precaución es poca: Castle y sus personajes no me pertenecen.

Capítulo 3 Llamadas y traiciones

Castle llevaba tres días sin aparecer por comisaría y sus compañeros sabían que algo ocurría. Beckett solo había hablado con Lanie sobre la discusión y le había pedido que no dijera nada a nadie, ni si quiera a Esposito. Aunque la doctora odiara ocultarle nada a su pareja aceptó, al fin y al cabo ya estaban bastante mal las cosas como para meter a los chicos en aquella historia. La inspectora se sentía sola, apenas hablaba con Ryan y Esposito de algo que no fuera los casos, Gates no paraba de insinuar sobre la falta del escritor y además apenas iba a la morgue ya que no quería encontrarse con Alexis. Unos días después la capitán la llamó a su despacho.
-¿Me llamaba señor?
-Iré sin rodeos, ¿ha ocurrido algo con el señor Castle?
-Nada que usted deba saber señor, son asuntos personales.
-Supongo que tiene razón, solo la llamaba para decirle que he recibido una llamada del señor Castle, que muy educadamente me ha dicho que agradece la ayuda prestada para sus libros, que no volverá a molestarnos y qué ha sido un placer. No me interesa que ha ocurrido, solo le diré que si esto es otro de los caprichos de Castle esta vez será definitiva, no dejaré que vuelva. Esto es un trabajo serio, uno no puede decir un día que se va y a las dos semanas que quiere volver.
Beckett escuchaba a su jefa sin poder mirarla. Le estaba costando mucho no salir de allí y esconderse en el baño para llorar tranquilamente. Gates esperaba una respuesta de la inspectora, pero tampoco quería presionarla. No es que Castle fuera santo de su devoción, pero como toda la comisaría sabía del inmenso cariño que se tenían la inspectora y el escritor. Tras unos minutos de silencio Beckett habló:
-No se preocupe señor, le puedo decir con total certeza de que Castle no va a volver nunca más. Si no tiene nada más que decirme...
-Puede cogerse el día libre si lo necesita.
-Eso no será necesario señor.
La mujer salió aguantando las lágrimas, no quería bajar a ver a Lanie sabiendo que Alexis estaría allí, así que se limitó a llorar en el baño hasta que no le quedaron más lágrimas.

(Al día siguiente)

-Beckett, tienes una llamada.
-Beckett.
-Hola inspectora, supongo que no sabrás quien soy y es una lástima, por que yo si te conozco muy bien.
-¿Quién eres?
-Todo a su tiempo, preciosa, todo a su tiempo. Por ahora te basta con saber que en unos días recibirás un regalo que te va a encantar.-Beckett miró a los chicos y les hizo una señal para que localizaran la llamada, pero...
-Supongo que te gustará saber desde donde te llamo, pero a mi ahora eso no me interesa.
-Espera, ¿qué es lo qué quieres?
-Protegerte, cuidar de ti. Sé que un gran amigo tuyo te ha hecho mucho daño y eso no lo puedo permitir. Así que, voy a tener que darle una lección de como no se debe hablar a las damas.
-No se quien eres ni como sabes de ese tema, pero te diré una cosa, si le tocas un solo pelo a Castle te encontraré y no pararé hasta meterte una bala en el cráneo, ¿me oyes?
-Tendrás noticias mías, inspectora.-Tras esas palabras colgó.
Beckett miró a los detectives que negaban con la cabeza.
-No hemos podido detectar la localización, tenemos que avisar a Gates de esto. ¿De qué hablaba ese tío, y quién crees qué es?

Beckett no contestó, no sabía quien podía ser ese hombre, había usado un aparato para distorsionar la voz. Tampoco entendía como se había enterado de la discusión con Castle. Aquello no era normal, tenía que hablar con el escritor y ponerle en aviso, además quizás él sabía quien era ese hombre. Sin embargo, sabía que si iba a su casa Castle se negaría a escucharle, y tampoco podía llamarle por teléfono. Pensó en ir a hablar con Alexis, pero no quería asustar a la joven. No tenía otra opción, cogió las llaves del coche y se levantó del escritorio.

-¿A dónde vas?
-Tengo que hablar con Castle, vosotros avisad a Gates sobre esto y avisadme enseguida si vuelve a llamar.
Beckett condujo hasta el loft del escritor. Aparcó cerca y se dirigió a la casa. Llamó a la puerta rezando para que Castle le abriera. Sin embargo, después de unos cinco minutos no fue Castle quien abrió la puerta, sino una Gina despeinada, vestida solo con una camisa que obviamente no era suya y una expresión de estar recién levantada. A Beckett se le cayó el alma a los pies. Conteniendo las lágrimas aguantó la mirada de la editora y terminó por hablar.
-¿Está Castle aquí?, tengo que hablar con él.
-No quiere verte.
-Gina es importante.
¿Quién es? A lo lejos se oyó la voz de Castle, que llegó a la puerta vestido solo con un pantalón vaquero. Iba tan despeinado como Gina. Al ver a la inspectora al otro lado de la puerta tuvo que esforzarse mucho para sostenerle la mirada y hablar con voz seria.
-Creí haberte dicho que no quería volver a verte, además estamos ocupados.
-Castle he recibido una llamada y tienes que sab...
-No me interesa, te dije que iba a desaparecer de tu vida, y eso incluye todo lo relacionado con la comisaría.
-Pero Castle se trata de...
-Adiós Kate.-Dicho esto cerró la puerta, apoyándose en ella. Que Beckett le hubiera visto en esa situación le hacía sentir culpable, a pesar de que se decía a sí mismo que no tenía por qué darle explicaciones. Gina le miraba fijamente, con una expresión indescifrable en el rostro.

Mientras tanto Kate lloraba sobre el asiento del conductor de su coche, sintiéndose herida y traicionada por Castle y preguntándose como iba a hacer para mantenerlo a salvo de un psicópata cuyos planes desconocía.

Capítulo 4 Hasta que me muera

-Sí, tranquila, se lo diré, no te preocupes cariño, todo va a salir bien, ¿quieres que me pase?, de acuerdo, como tu quieras, nos vemos mañana para comer.-Lanie colgó el teléfono quedándose triste y preocupada por su amiga y por Castle.
-¿Era Beckett?
-Sí. lo está pasando muy mal la verdad, Castle ni siquiera se ha dignado a escucharla y además se ha tirado a Gina.-Lanie parecía cabreada. A raíz de la llamada del psicópata no le había quedado más remedio que contarle a Ryan y a Esposito sobre la discusión de Castle con Beckett.
-Cariño hay que entenderlo, Castle está muy dolido, Beckett le ha mentido durante meses.
-¡Eso no le da derecho a tratarla así! ¿Sí yo te mintiera te follarías a otra? Si Castle quisiera a Kate hubiera sido incapaz de meter a Gina en su cama.
-Lanie, las mujeres no sois las únicas que podéis ser crueles estando despechadas, aunque tienes razón, no se en que pensaba Castle al acostarse con Gina.
-No se en que pensaba pero si te puedo decir con qué pensaba y no es precisamente el cerebro.
-Vamos cielo cálmate, ¿Beckett te ha dicho algo más?
-Sí, que intentes hablar tu con él, para ponerlo en aviso, tiene que saber lo del loco.
-Mañana hablaré con él, ahora ven aquí, tantos nervios no pueden ser buenos para el bebé.

Inconscientemente Lanie se acarició la barriga. Su vientre aún seguía igual que antes, pero ella de algún modo notaba a su bebé y eso la hacía sentirse mejor, tranquila.

-Tienes razón, ¿sabes qué?, no me vendría mal un poco de cariño para relajarme.-Lanie le sonrió y empezó a jugar con los botones de su chaqueta.
-Creo que eso tiene arreglo.

Esposito se acercó a ella y empezó a besarla intensamente. La doctora enredó sus piernas en su cintura y caminaron hacia el dormitorio. Esposito la depositó en la cama y le quitó el vestido que llevaba, mientras que ella jugaba con el cinturón de su pantalón. Enseguida la ropa dejó de ser un estorbo y comenzó a besarla y acariciarla por todo el cuerpo. Lanie gimió al sentir cómo sus labios bajaban desde sus pechos hasta sus piernas, parando un momento para besar tiernamente su vientre. Cuando su lengua encontró lo que buscaba la mujer arqueó su espalda y gritó de placer. No iba a durar mucho más y lo quería dentro.
-Cariño, por favor.-Los ojos del detective la miraron un momento y sonrió. Se posicionó sobre ella y lentamente la penetró. Empezó a moverse despacio, aumentando el ritmo guiado por sus gemidos. Unos minutos después ambos sintieron la intensidad del orgasmo y el movimiento se detuvo.
Esposito le dio un beso en la frente y se apartó de ella, tumbándose a su lado. Ella le abrazó feliz y tranquila, satisfecha.

-Prométeme que nunca dejarás de quererme.
Él la miró con ternura y besandola contestó:
-Te quiero, ahora y hasta que me muera.

Continuará...


(Prometí algo dulce, supongo que no es lo que algunos se esperan pero Castle y Beckett no son la única pareja que merecen ser destacadas)

Muchas gracias por todos los comentarios =)

Capítulo 5 Te dije que te iba encantar

Beckett y Lanie almorzaban en un restaurante italiano cercano a la comisaría. La doctora sabía que su amiga necesitaba relajarse, pero no estaba por la labor. Becktt no paraba de mirar el móvil cada cinco minutos, triste, desesperada por que Castle se decidiera a escucharla y la llamase. Pero nada, ni una llamada, ni un mensaje, ni siquiera un toque. Además, para empeorar la situación en su cerebro sus neuronas se habían dividido en dos equipos que luchaban entre sí. Unas pensaban en la llamada del psicópata, algo que le iba a encantar relacionado con el escritor, alguien que la apreciaba y sabía sobe la discusión... Por otro lado, un grupo de neuronas celosas y cabreadas solo pensaban en cual sería la peor muerte posible para Gina y en cómo castrar a Castle para que los efectos fueran irreversibles. La voz de su amiga la sacó de sus pensamientos.

-Vamos, niña deja de preocuparte, Esposito ha ido a hablar con él y le protegerán.
-No estaba pensando en eso.-No era una mentira, las neuronas celosas habían ganado la batalla y ahora en la mente de la inspectora sólo había una imagen de una Gina decepcionada y un Castle avergonzado, pidiendo perdón por algo que no lograba animarse.
-Entonces deja de pensar en la rubia. Castle está despechado, cuando recapacite la dejará, arreglareis las cosas y yo podré cobrar mi dinero de las apuestas.
-Me dijo que nunca podría ser feliz, que las personas como yo no podemos ser felices. ¿Cómo va a querer estar con alguien como yo?.-Beckett agachó la cabeza, un par de lágrimas intentaba escaparse de sus ojos, pero no iba a permitirlo. Ya había llorado mucho mientras que el escritor se divertía entre sábanas.
-Estaba do-li-do. Sabes que él no piensa así. Tienes que tenerle paciencia.
-¿De qué lado estas?
-No te enfades cariño, yo también castraría a Castle, pero las dos sabemos que aunque no haya sido tu intención le has echo daño, tienes que esperar un poco y estoy segura de que recuperarás su confianza.
-No creo que vaya a querer hablar conmigo nunca más.
-Seguro que sí, espera y ya verás, ¿o es que no recuerdas cómo te pusiste tú cuando el se puso a investigar sobre tu madre sin tu consentimiento?
-¡No es lo mismo!
-¿Por qué?, ¿por qué el fue quien traicionó tu confianza y no al revés? Kate, debes decidir si ahora eres tu la que está dispuesta a esperarle o dejarás que siga con la rubia y seguirás con tu vida.

Beckett no dijo nada. La verdad es que Castle siempre había estado ahí, acompañándola y cuidando de ella, incluso le había pedido que cuidara de su hija si alguna vez él faltaba.

-Vamos tío, ¿es qué no me escuchas? Te estoy diciendo que un psicópata va a por ti y te da igual.
-Dile a tu jefa que no tiene gracia y que no voy a hablar con ella.
-Esto no es una artimaña de Beckett, te digo la verdad, tienes serios problemas.
-Puedo cuidarme sólo.
-Sí, eso dijo Beckett antes de que la dispara...-Tuvo que callarse, la mirada de Castle no era un buena señal para seguir hablando.
-Dile a Beckett que estoy bien y que tendré cuidado, ahora vete por favor.
-Escucha, se que estás cabreado y tienes todo el derecho. Ella te mintió en tu cara, pero ya la conoces, no lo hizo con mala intención. Beckett puede ser fuerte y decidida, pero cuando se trata de asuntos personales es la persona más insegura y asustadiza que conozco.
-Eso ya no es asunto mío, por favor, tengo cosas que hacer.
-Castle lo vas a echar todo a perder por un arrebato y un par de tetas con melena rubia.
-¡Fuera!
-Como quieras, pero espero que para cuando te des cuenta no sea demasiado tarde y ella se haya buscado a otro. Dudo que puedas soportarlo.

Castle escuchó la puerta cerrada con la cabeza entre las manos. Odiaba a Esposito, a Beckett, a Martha, por decirle que hablara con ella, y a sí mismo por pensar que todos tenían razón. Se acercó al estudio pensando en Kate y en Gina. Gina. Había bebido tanto después de enterarse del engaño que en cuanto la había visto no lo había dudado antes de besarla con furia y desnudarla. Ella no se había quejado en absoluto y ahora no sabía si volvían a tener una relación o eso era sólo sexo sin compromiso. Lo que sí sabía es que entre cada beso y cada gemido veía el rostro de la inspectora y no el de Gina. No podía seguir así, ella no se merecía eso, ya la había dejado dos veces y no quería hacerle más daño. Cogió el teléfono, pero no obtuvo respuesta, era extraño, normalmente no solía tardar en cogerlo.

Beckett estaba en su escritorio, acabando el papeleo cuando un mensajero se le acercó con un paquete y una nota que decía: "Ya te dije que te iba a encantar"

Continuará...

Por ahora tengo una tregua con los trabajos de la facultad, así que aprovecho para seguir escribiendo ahora ,ya que la semana que viene estaré todo el rato fuera. =)

Capítulo 6 Un regalo macabro

Un colgante. Un colgante con forma de manzana, ensangrentado, con una cadena de oro. Aquel colgante no pertenecía a Castle, eso era obvio, pero debía de pertenecerle a alguien que él conocía, alguien a quien quería. Esposito y Ryan miraban el colgante fijamente, mientras que esperaban las órdenes de Gates. Tenían que avisar a su amigo, el debía saber a quién pertenecía esa manzanita, pero no les cogía el móvil.

-Esperamos órdenes.
-Uno de ustedes se va derechito a casa del señor Castle y le preguntan de quien es esto. Luego se queda allí como escolta, me da igual que su amiguito se niegue a tener protección, si es necesario que lo detengan háganlo. Y el otro se va inmediatamente a encontrar el remitente del paquete, alguien de Correos tiene que saber algo.
-Sí, señor.
-Beckett, hable con la doctora Parish, quizás pueda analizar la sangre y descubrir de quien es.
-Sí, señor. Señor…,¿ a qué tipo de psicópata cree que nos enfrentamos?
-No lo sé… sin duda quiere ponernos histéricos, piensa que tiene la situación dominada y qué todo esto lo hace por usted, quizás si volviera a llamar podría convencerle de que esto no es necesario, agradecérselo pero decirle que pare.
-¿Y si ha matado a alguien ya?
-Pues le buscaremos y le meteremos en la cárcel por asesinato, cómo hacemos siempre. Inspectora, sí se toma esto cómo algo personal tendré que sacarla del caso.
-Ni hablar, estoy bien, seré objetiva cómo siempre.-Claro que es personal, ese loco quiere hacerle daño a Castle en mi nombre. Beckett no lo dijo pero en su mente no pudo evitar odiar a su jefa.
-En ese caso vaya hacia la morgue, ahora.

En la morgue Lanie le hacía la autopsia a un hombre joven, de unos treinta años. Al ver a su amiga dejó la sierra que tenía en las manos y se limitó a mirarla.

-Me han traído esto. No sé de quien es, necesito que lo analices, ¿podrías buscar en la base de datos?, a lo mejor encuentras de quien es la sangre.

Su voz sonaba desesperada y su amiga sabía de sobra a que se refería. Dejó al hombre como estaba y cogió el colgante. No le gustaba dejar a los cadáveres abiertos para ocuparse de otro caso, le parecía una falta de respeto, pero aquella situación era especial.

-¿Dónde está Alexis?
-Me pidió el día para asuntos personales, parece que una amiga suya tenía que ir al médico y no quería ir sola.
-Mejor, no quiero que se entere de esto, por mucho que le guste trabajar contigo no es lo mismo cuando se trata de seres queridos.
-¿Habéis hablado con Castle? Él seguro que sabe de quién es esto.
-Ryan ha ido a su casa, espero le escuche.

-¡Castle abre la maldita puerta, es importante!-La actitud de su amigo le desesperaba, un ser querido suyo estaba en peligro y el escritor se comportaba como un niño.

Castle ignoraba al detective, sólo estaba pendiente del teléfono, pero ella no le llamaba, aquello era muy raro y estaba preocupado.

-¡Castle va en serio, si no abres tiraré la puerta abajo!- Aquellas palabras le hicieron mucha gracia, dudaba mucho de que Ryan pudiera tirar esa puerta. Un nuevo grito de su ex compañero terminó por sacarle de quicio.
-¡Maldita sea Ryan estoy ocupado! ¿Qué quieres?
-Déjame pasar.- Castle se hizo a un lado.
-Escucha seré breve, Beckett ha recibido un paquete con un colgante ensangrentado. Pensamos que es de alguien a quien tú cono…

Richard, ¿ocurre algo?, una voz en el fondo del escritorio interrumpió al detective pero Castle no contestó, estaba muy pálido y se había quedado sin habla. -Claro que sabía a quién pertenecía ese colgante. El mismo se lo había regalado a ella.

Continuara…

(No se como se llama la oficina de mensajería de Estados Unidos, o si hay varias, así que pongo la de España )