(¿+18?) La tormenta

Capítulo 7 Buscandola

Corría por el pasillo del hospital sin mirar por donde iba. Le daba igual tropezarse con esa enfermera cargada de carpetas, o con esa anciana que salía a dar un paseo para evitar el aburrimiento de estar el día entero encerrada en su habitación. No le importaba. Sólo pensaba en ella. ¿Cómo había podido ocurrir aquello? Llegó al pasillo de los quirófanos justo cuando el doctor salía quitándose los guantes.

(Cuatro horas antes)

-Castle, ¡Castle!, ¿qué ocurre?
-No, no puede ser, es imposible, ella no, no me lo creo…-Castle parecía a punto de desmayarse. Su madre se acercó a él y se quedó muda al ver la fotografía del colgante que Ryan mostraba.
-¡No!, ¡no puede ser!-Dicho esto salió corriendo por la puerta, directo a la comisaría a pedir respuestas a Beckett.
Ryan miró a Martha preocupado:
-Martha, ¿sabes tú de quien el colgante?

La mujer le miró sin apenas poder hablar, descompuesta. Sí, lo sabía claro que lo sabía. Ella le había acompañado a comprarlo hacía ya varios años…

Mientras tanto Lanie comprobaba la base de datos, el análisis del ADN tardaría, pero habían encontrado una huella en la manzana y rezaban para encontrar alguna coincidencia. El ordenador dejó de mostrar fotografías para pararse en una. Ambas se quedaron sin aliento.

-Imposible.- Susurró Beckett. Su amiga no respondió, estaba tan perpleja como ella.

-¿Dónde está Beckett?- Un Castle enfurecido entraba en la comisaría al mismo tiempo que Beckett salía del despacho de su jefa.

-Castle… tienes que calmar…
-No pidas que me calme Beckett, se ha llevado a…
-Lo sé, y por eso necesito que te tranquilices, voy a necesitar tu ayuda.
Castle se dejó caer derrotado en su silla, silla que Beckett se había negado a retirar.-Sí le pasa algo…
-La encontraremos, tranquilo.
-Eso lo sé, pero y si está muerta.
-Cast…, Rick, no te quiero engañar, nos enfrentamos a un psicópata, pero te prometo que voy a hacer todo lo posible para que vuelvas a verla, sana y salva.
El escritor la miró un momento. Las palabras de su compañera le daban consuelo y esperanza, algo de lo que en esos momentos estaba muy necesitado.-Gracias.
-Siempre. Ahora escucha, ¿se te ocurre a donde ha podido ir hoy?
-No lo sé, he estado llamándola todo el día, pero no me lo cogió.

Beckett volvió a abrir la boca, pero el teléfono de su escritorio comenzó a sonar.

-Beckett.
-Hola preciosa, ¿recibiste mi regalo?
Tuvo que coger aire y soltarlo suavemente antes de hablar, las palabras que en ese momento se le ocurrían para aquel tipo no eran muy cariñosas, y eso podía costarle la vida a…

-¿Te has quedado muda?
-No, estoy aquí, recibí tu regalo, pero no me ha gustado nada. Es más quiero que nos digas dónde está.-Beckett hizo un gesto a sus compañeros, con un poco de suerte esta vez sí podrían localizar la llamada.
-Eso va a ser imposible, querida, pero si tantas ganas tienes de encontrarla, te daré una pista: pregúntale a tu amiguito dónde puede estar ella.
-Ya lo hice, y no lo sabe.
-En ese caso, a lo mejor haciendo memoria lo descubre, quien sabe, puede que recuerde algún lugar que ella odie, dónde la llevó hacia mucho tiempo. Aunque no entiendo por qué quieres encontrarla, ella te ha hecho mucho daño. Adios inspectora, busca dónde quieras, para cuando la encuentres ya será tarde.
-Esper…-Pero ya había colgado.

Miró a sus compañeros que negaron con la cabeza. Castle no hablaba, había oído la conversación y no paraba de pensar, algún lugar que ella odiara.

-Castle, Castle, ¿se te ocurre algo?-Beckett puso su mano en la rodilla del escritor, dándole ánimos.
-No… nada…, perdona necesito tomar el aire.
-Está bien.-Vio a su amigo, a su amor, marcharse tras las puertas del ascensor y preguntó a Esposito.
-¿Has sacado algo de Correos?
-Nada útil, el tío es listo, la dirección del remitente era la de un bloque situado al lado de la entrada sur de Central Park. Fuimos allí, pero la propietaria es una mujer que había enviado el paquete a cambio de trescientos dólares.
-¿Quién se los envió?
-Él mismo, se presentó allí y se los dio.
-Entonces tiene que haberle visto la cara, llama a un dibuj…
-No corras, no sabe como es, esa mujer es ciega y en aquel momento estaba sola. Ese tío ha pensado en todo.
-¿Y los vecinos?
-Nada.
-¡Joder!-Beckett no era de las que se desesperaban con rapidez, pero el tiempo volaba y ella podría estar desangrándose en cualquier parte. No quería ni imaginar el dolor que estaba sintiendo Castle en esos momentos. Castle… decidida fue a buscarle, no quería dejarlo sólo y necesitaba que el recordase el lugar al que se refería el psicópata. Lo encontró sentada en un columpio, en el parque que estaba al lado de la comisaría.

-¿Cómo te sientes?
-Mal, culpable, desesperado…
-Esto no es culpa tuya, todavía podemos encontrarla.
-Si os hubiera escuchado en vez de dejarme llevar por mi rencor hacia ti, esto no habría pasado.
-Castle, deja de culparte por favor, ahora necesito que pongas tu cinco sentidos en pensar. ¿Dónde crees que puede estar?
-No lo sé, no he parado de pensarlo, pero no se me ocurre nada.
-Vamos Castle, un lugar dónde ella y tu estuvisteis juntos, donde ocurrió algo que hizo que no le gustase ese día, posiblemente apartado, para que nadie la encuentre.
-Espera un momento, un día la llevé a Central Park a ver una exposición de animales de circo. Recuerdo ese día porque uno de los monos se había escapado y casi le muerde.
-Pero Central Park es un lugar donde va mucha gente.
-Por eso habían puesto la exposición en un lugar un poco más apartado, al sur, para evitar cualquier incidente.
-Esta bien, iré allí con Esposito.
-Voy con vosotros.
-Ni hablar.
-Kate por favor.
-Escucha, te prometo que te la traeré, pero si vienes conmigo tendré que dividir mis sentido en cuidar de ti y de ella, y ahora mismo necesito tener los cinco en salvarla a ella.
-Está bien, pero llámame por favor en cuanto la encuentres.
-Por supuesto.

Castle miró al doctor aterrorizado, esperando a que dijera algo.
¿Familiares de Alexis Castle?

Continuará…


A los que deseabais que fuera Gina os prometo que me libraré de ella, pero más adelante, cuando se me ocurra algo lo suficientemente cruel que hacerle, (se aceptan sugerencias)

Un placer escribir para vosotros! =)

Capítulo 8 Explicaciones

En coma... su querida niña, su razón para vivir estaba en coma... ¿Cómo era posible que alguien se estuviera cebando con él de esa manera? Primero lo de Beckett, ahora esto. Los médicos habían dado esperanzas, es temporal, tiene que confiar, su hija es muy fuerte. Pero esas palabras le parecían tan estúpidas en ese momento. ¿En quién confiar? En un Dios que que no había evitado aquello, o en el destino, que se empeñaba en alejarle de sus seres queridos. Sólo podía confiar en la fortaleza de su niña, pero ahora, al verla rodeada de cables, sin esa hermosa melena que él tantas veces había trenzado, más blanca de lo normal y con los ojos cerrados, le era imposible ver esa fuerza, solo veía a una niña débil e indefensa... Su madre lo sacó de sus pensamientos:

-Richard, ¿por qué no te vas a casa? Llevas dos días aquí, yo me quedaré con ella, tienes que descansar.
-No pienso moverme de su lado.
-Richard cuando tu hija despierte le dará algo si te ve en este estado, necesitas un afeitado, comer algo, dormir.
-Madre...
-Vamos, hazlo por mí, no sabes lo que me duele verte así.-Su voz era una súplica, necesitaba que su hijo reaccionara y saliera de ese trance en que se había metido tras el ataque a Alexis.
Castle iba a contestar, pero no dijo nada al ver a Beckett en la puerta de la habitación, mirándole asustada, como si le diera miedo entrar.
-¡Kate, querida! Me alegro de verte, ¿cómo te encuentras?
-Estoy bien Martha, quería saber cómo sigue Alexis.
-Ya la ves, los médicos dicen que acabará despertando, que esto es pasajero y que se está recuperando, mi nieta es fuerte ha salido a su padre. Os dejo solos, espero que tu puedas convencerle para que se vaya a casa a descansar, avisadme con lo que sea.
-Tu madre tiene razón, necesitas descansar.
-Estoy bien.
-Castle...
-¿Por qué estás aquí? Te dije que no quería verte y aquí sigues, te insulté y te grité y sigues a mi lado.
-Por la razón por la qué tu te quedaste cuando te dije que te fueras más de una vez, SIEMPRE, ¿recuerdas?
-Kate..., gracias.
Ella le sonrió con ternura y se acercó a él, cogiéndole la mano.-Ella es fuerte, Rick, se pondrá bien, confía.
Castle la miró y sin poder evitarlo la abrazó mientras que algunas lágrimas caían por sus mejillas. Ella le acarició la cabeza, igual que a un niño, sabía el dolor que sentía y le dolía tanto cómo a él. El momento emotivo no duró mucho:
-¿Rick?
-Gina...-Beckett miró al suelo, no le apetecía enfrentarse a la mirada de odio de Gina.
-Cariño lo siento mucho, ya estoy aquí, ojalá hubiera podido venir ant...
-¿Dónde estabas? Te mandé mil mensajes.
-Lo siento, lo siento el móvil se estropeó, perdóname.-Miró a Beckett y sonriendole le dijo:-Ya te puedes marchar, en estos momentos es mejor que sólo se quede la familia.

Aquellas palabras la hirieron profundamente, más aún que la discusión que había tenido con Castle, miró al escritor pero este sólo pudo darle una mirada de disculpa y tristeza. No pudo enfrentarlo, Castle lo estaba pasando muy mal y no quería discutir con Gina en la habitación de un hospital. Se dio la vuelta para marcharse...

-Kate, ¿te importaría que me pasara por tu casa un día de estos?-Gina le lanzó una mirada asesina pero ni pestañeó. Se acercó a él:
-Ven cuando quieras, mi casa está abierta para tí. SIEMPRE.-Le dio un beso en la mejilla y se marchó.

Se dirigió a la comisaría pensando en aquello. Castle la había abrazado y no la había apartado de su lado esta vez. Sabía que él estaba asustado y confundido, pero ella seguía viendo un avance. Suspiró, tenía que apartar esos pensamientos de su cabeza y centrarse en el intento de asesinato, pero era imposible, no se podía concentrar y además en el parque no habían encontrado nada, ni una huella, ni un pelo, nada. Era frustrante. Se levantó agotada unas horas después, trabajar sin descanso para no obtener ningún resultado le fastidiaba, y mucho. Miró el reloj y cogió sus cosas para marcharse, quizás con un poco de suerte Lanie seguía allí. Sí, seguía allí, pero por los sonidos que salían del laboratorio no estaba sola. No podía culparla. Lanie se sentía fatal por lo de Alexis, ya que le había cogido mucho cariño a la muchacha y Esposito sabía muy bien cómo tranquilizarla. Se dio la vuelta pero en ese momento sonó su móvil.

-Beckett.
-Hola cariño. Veo que encontraste a la chica, es una pena que fuera inútil ¿no?
-Se pondrá bien, es fuerte.
-No lo parecía cuando gritaba asustada, pero bueno eso ya da igual, estate atenta, dentro de no mucho volverás a tener noticias mías.
-¿Por qué haces esto?
-Ya te lo dije, por ti, siempre es por ti, esa niña habló de cosas que no debía y por eso el escritor te hizo daño, se lo merecía, y él el dolor que siente ahora.
-Sí lo haces por mí, déjalo ya.-Beckett no entendía que tenía ese hombre con ella, ¿por qué estaba tan obsesionado?
-No puedo, aún queda mucho por hacer. Adiós preciosa.-Colgó.

Suspirando volvió a comisaria y habló con Gates y Ryan de la llamada.
-Creo que debería quedarme para seguir invetig...
-De eso nada, está agotada y esto es demasiado, se va a casa, ahora, es una orden.-No replicó, conocía de sobra a su jefa para saber que saldría perdiendo.

Cuando llegó a su casa abrió una botella de vino y preparó un baño con espuma y sales, luego buscó un buen libro, cómo no de Castle, siempre era de Castle, y mientras que el agua la calentaba y la relajaba disfrutó de la lectura, intentando olvidarse de las preocupaciones. Gates tenía razón, debía descansar aunque solo fuera un rato. Tras el baño abrió su nevera para elegir entre restos de comida cuándo sonó el timbre.

-¡Castle!.-No pudo disimular su sorpresa, no se esperaba que fuera a verla tan pronto. Él la miraba inseguro, cómo si no supiera si debía entrar o no.-¿Quieres pasar?
-En... sí, claro.
-¿Quieres un poco de vino?, podemos pedir comida si te apetece...
-Eso estaría bien.
-¿China?
-Bien.

Un rato más tarde estaban los dos comiendo en silencio, sin hablar, sin saber que decirse. Ella esperaba que él empezara hablar, él no sabía como empezar la conversación. Por fin...

-Escucha, Kate, estos días, con todo los qué nos ha pasado y lo qué le ha ocurrido a Alexis he estado pensando en cómo la vida se puede detener en un minuto y dejar de ser la misma. Es ahí cuando piensas en lo que de verdad importa y creo que me he dado cuenta de algo.

Tragó saliva, esa era la parte en la que le decía que aunque entendía lo que había hecho no podía confiar más en ella. Para su sorpresa no fue así.

-Se que he sido muy cruel contigo y no te he dejado explicarte y por eso he venido, porque necesito saber qué pasó para que me mintieras de esa manera.-Él la miró, esperando su respuesta.

Kate bebió un trago de vino y empezó a hablar:

-No se ni por dónde empezar.-Castle no dijo nada, se limitó a mirarla tranquilo, el se había prometido dejarla hablar y así lo haría, sabía que necesitaba sus momentos para aclarar sus ideas.

-Mi capitán, mi amigo había traicionado mi confianza y había muerto, bueno no, lo habían asesinado. El caso de mi madre había vuelto otra vez al principio, volvía a estar desesperada. Tuve que pensar en un discurso para Roy, un discurso digno para su memoria, olvidando mis lágrimas y los sentimientos que me gritaban que él me había mentido durante años... Luego en el funeral tu estabas allí, a mí lado, dándome fuerzas pero de repente todo se volvió negro.-Hizo una pausa. Castle siguió sin hablar.

-No quiero ni decirte el dolor que me provocó aquel disparo, sentí cómo si me quemaba, me quedé sin aire, estaba aterrorizada.-La mirada de Beckett se oscureció un momento al recordar aquellos momentos tan dolorosos. Castle instintivamente cogió su mano y se la apretó.

-Y de repente, cuando sentía que ya no podía más, tu me hablaste, me dabas ánimos, me dijiste que me querías.-Ambos se miraron fijamente.-Saqué fuerzas de dónde no las tenía por ti Castle, no quería marcharme sin responderte a eso.-Castle seguía mudo.

-Pero cuando desperté era la cara de Josh y no la tuya la que vi. Al principio creí que todo aquello había sido un sueño, pero no, las heridas y el dolor estaban ahí, lo que no sabía era sí todo había sido real o algo de todo aquello era producto de mi imaginación. Y entonces, cuando tu viniste a verme lo entendí todo, era real, tan real que aún recuerdo esos momentos, cómo si fueran ayer. ¿Me preguntar por qué te mentí? La respuesta es sencilla Rick, soy yo, una cobarde incapaz de enfrentarse a esto, y menos por aquel entonces. Apenas tenía fuerzas y no sabía cómo te lo ibas a tomar si yo no te daba una respuesta. Tuve miedo y por eso te pedí que te apartaras. Si te sirve de consuelo fueron los peores meses de mi vida, solo comparables a cuando te fuiste con Gina el verano anterior.-Castle que hasta entonces no había articulado palabra abrió la boca para hablar, pero ella le interrumpió.
-Sé lo que piensas. En aquellos momentos es comprensible, pero han pasado meses y seguías mintiéndome. No podía decírtelo Rick, la sola idea de que me odiaras y perderte me paralizaba. Espero que puedas perdonarme.

Castle no contestó, su cerebro manipulaba toda aquella información con lentitud, pensando en silencio. Después de un largo tiempo habló.

-¿Alguna vez pensaste en decírmelo?
-Todos los días, especialmente cuando conocimos a Serena y pensé que podría perderte, pero cómo siempre mis miedos me frenaban. Rick, lo siento mucho, por favor perdóname.
-¿Qué sientes por mí Kate?
-Todo lo que se puede sentir en una persona... pero te lo resumiré así, te quiero Rick.

Él la miró fijamente y sin pensarlo la atrajo hacía sí y la besó. Fue un beso lento, tierno, dulce, cargado de todo aquello que no se habían podido mostrar en años. Se separaron por la falta de aire, una lágrima corría por la mejilla de Kate pero Castle se la limpió con un tierno beso. Ella iba a volver a besarle pero el se lo impidió:

-Kate, espero que sigas pensando igual cuando te cuente lo que yo te he estado ocultando estos meses....

Continuará...

Espero que haya estado a la altura

Capítulo 9 No me dejes...

Beckett le miró desconcertada, acababa de abrirle su corazón,se habían besado y ahora quería contarle algo. Castle parecía nervioso, triste, preocupado.

-Rick, hace nada me dijiste cosas horribles y aún así estoy aquí, te he dicho que te quiero, no se que vas a contarme pero no voy a cambiar de opinión.

Castle la miró, ella no sabía de lo que hablaba, sabía de sobra que en cuanto se lo contara todo intentaría matarlo, pero no iba a seguir con su secreto, no quería empezar nada con ella de esa manera.

-Antes de empezar a hablar..., dime dónde has guardado tu pistola.
-¿A qué viene eso?
-Cuando me escuches querrás matarme y me he dejado el chaleco antibalas en casa.
-Vaya, parece que ha vuelto el Castle gracioso.-Ella sonrió, no entendía nada pero le hacía gracia la forma de comportarse de él.
-No en serio Kate, escucha yo...-Ella le miró fijamente, el semblante de ambos había cambiado.
-Rick, me estás asustando.
-Quiero que sepas que lo he echo por ti, y aunque vayas a odiarme y a pedirme que te diga todo lo qué sé no voy a hacerlo.
-Pero Rick, ¿de qué demonios hablas?
-He estado investigando en el caso de tu madre a tus espaldas.

La noticia le llegó como un jarro de agua fría. Pestañeó un par de veces. Tenía que haber oído mal, no era posible.
-Rick, si esto es una broma...
-No lo es Kate, lo siento, lo siento mucho, pero tenía que hacerlo, si te lo hubiera contado hubieras querido participar y no podía permitirl...
-¡Fuera!
-¿Qué?
-¡Qué te vayas de mi casa! ¡Ahora!
-Kate escucha...
-¡No!, yo también te pedí que me escucharas y me trataste como a una mierda, me gritaste por haberte mentido y tu hacías lo mismo. ¡Fuera de aquí! ¡Vete!
-Kate no es lo mismo yo no te mentía solo intentaba...
-No me importa, vete ahora mismo, ¡ya!, y si mañana no me das la información que hayas recogido te detendré por obstrucción a la justicia.
-No pienso darte nada, no dejaré que te sentencies a muerte tu sola Kate. Y no compares lo mío con lo tuyo: tu me mentiste por tus malditos miedos y yo sólo te oculté esto para mantenerte a salvo. Llevo meses buscando pruebas, investigando por mi cuenta, sabiendo que es peligroso sólo por ti, por qué se lo importante que es para ti.
-Claro, el maravilloso Castle, el caballero tenía que salvar a la dama no es así.-Se burló.-No soy una princesa que necesita que las rescaten ni que le mientan para protegerla, vete ahora mismo.
-¡Maldita sea Kate!, deja de actuar como si fueras invencible, cómo si pudieras vencer a todo el mundo y no necesitaras ayuda. ¿Qué crees?, ¿qué lo hice para hacerme el valeroso caballero? TE EQUIVOCAS, lo hice por ti y por nosotros, por tu madre y por tu padre, y por todas las personas que hubieran sufrido si hubieras muerto. Dices que el dolor que sentiste cuando te dispararon fue insoportable, cómo si te faltara el aire. ¿Quieres saber como me sentí yo? Culpable Kate, culpable como si te hubiera disparado yo mismo y aterrorizado, por qué la sola idea de perderte me quemaba por dentro. Y no solo yo, tu padre estaba destrozado y aún así intentaba mantener la calma y no sabes lo difícil que es ver a una hija en una cama de hospital, Lanie tenía sus manos llenas de sangre, ¡tu sangre Kate!, pero a ti todo eso te da igual, lo único que te importa es tu maldita venganza. ¿Quieres la información?, pues mañana la tendrás, pero no me llames cuando me necesites, no pienso ayudarles a que te maten.

Iba a marcharse pero la voz de Kate salió en un susurro.

-Rick... por favor... no me dejes...-Se sentía destrozada, no había pensado en cómo lo habían pasado todos sus seres queridos, sólo había pensado en sí misma. Empezó a llorar sintiendo cómo el pecho le quemaba. Castle se acercó a ella y la abrazó.
-Kate, cariño, tienes que dejar que te ayude, te juro que cuando pueda te contaré todo lo que sé, pero necesito que ahora confíes en mí, por favor, Kate déjame protegerte. No podría perderte otra vez.
-Rick, no quiero que te pongas en peligro por mi culpa.-La voz sonaba débil, entrecortada por el llanto y el dolor.
-Shhhhh... no digas eso, no me pongo en peligro, aunque te cueste creerlo soy muy discreto. Todo saldrá bien Kate, pero ahora tenemos otras cosas en que pensar. Quiero saber quien ha dejado a mi niña en una cama.-Esas palabras hicieron que Kate se calmara y hablara con voz segura:
-Lo encontraremos, y le haremos pagar y tenemos que darnos prisa, quiere atacar de nuevo.-Rick la miró sin entender y ella le contó sobre la llamada que había recibido unas horas antes.-Tienes que tener cuidado, y vamos a ponerte protección, a ti, a tu madre y a Gina.-Esto último lo dijo con desagrado.
-No te preocupes por Gina, no creo que vaya a por ella.
-¿Por qué lo dices?
-Me mintió, su móvil no estaba roto, ella estaba muy ocupada con su entrenador personal, le dije que se fuera, que no quería volver a verla.
-Espero que esta vez sea para siempre.
-No volveré a cometer ese error Kate, créeme y menos ahora que me has dicho que me quieres.
-Rick, ¿qué vamos a hacer ahora... hay un nosotros?

Continuará...

Capítulo10 ¿Un nosotros?

¿Hay un nosotros? Esta pregunta le parecía absurda pero sabía que tenían que aclarar aquello.

-Eso lo dejo en tus manos Kate.- Le regaló esa sonrisa tan irresistible que ella tanto había añorado.
-Rick si esto sale mal no quiero perdert…
-Calla por favor.-No iba a dejar que volviera la Beckett asustadiza e insegura. Había conocido a una nueva Kate, más fuerte y decidida y le encantaba tanto o más que la otra.- Escucha, no puedo prometerte que esto vaya a salir bien, pero voy a hacer todo lo posible para que sea así. Te quiero Kate y quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Beckett no dijo nada se limitó mirar a aquellos ojos azules que tanto amaba. ¿Por qué no intentarlo? Intentaba buscar una sola razón que le dijera que aquello era un error, pero no encontraba ninguna. Castle seguía a la espera, mirándola.

-Rick, me dijiste que no podría ser feliz, yo… no quiero hacerte daño.
-Kate no me digas esto, por favor, en aquel momento estaba tan cegado por la ira que no pensé en lo que dije. Mereces ser feliz, con alguien que te haga feliz, y si me dejaras, quiero ser ese alguien. Kate por favor, danos esta oportunidad, al menos deja que lo intentemos.
-No dejes que lo eche a perder, no lo soportaría.
-Confía en mí, además si hay alguien que podría arruinar esto soy yo, espero que no te canses de mi carácter infantil.
-Negaré haber dicho esto, pero, me gusta tu carácter Rick, es divertido y me hace sonreír.-Ambos sonrieron, estaba todo dicho, se amaban y por fin lo sabían, ya no había miedos absurdos ni secretos que hacían daño, sólo estaban ellos. Se acercaron lentamente juntando sus labios, Kate abrió los suyos permitiendo a Castle explorar su boca, despacio, sin prisas. Pronto los besos no fueron suficiente y las manos comenzaron a participar en aquel juego. Castle introdujo las suyas por debajo de la camisola de Kate, acariciando su espalda y escuchándola gemir, mientras ella desbotonaba su camisa. Se dedicaron a acariciarse y besarse durante unos instantes, pero no les bastaba. Kate se levantó y le tendió su mano, Castle sonrió aceptándola y fueron hacia el dormitorio.

Castle notó el nerviosismo de ella. Kate había tomado la iniciativa de ir allí, pero no podía evitar estar asustada. Nunca le había enseñado sus cicatrices a nadie, y él iba verlas. Castle se acercó a su oído.

-Tranquila, ¿qué ocurre Kate?
-Nada, estoy nerviosa, sólo es eso.
-Si quieres parar…
-No, estoy bien.-Por mucho miedo que tuviera no iba a escapar, no esta vez.
-Confía en mí y déjate llevar. –Acarició su rostro y la beso con pasión, llevando las manos al borde de la camisola, quitándosela. Las cicatrices aparecieron ante sus ojos, una en el pecho, la otra en el costado. Sintió el miedo y el dolor en sus ojos, volvió a besarla. –Eres perfecta Kate, nunca lo dudes, te quiero.-Acarició sus pechos por encima del sujetador haciéndola gemir. El miedo había desaparecido para dejar paso al deseo y la pasión. No quería esperar más y se lo hizo saber dirigiendo sus manos hacia el broche de la prenda interior, quitándoselo. Castle sintió como abajo su cuerpo cobraba vida propia. La hizo caminar hasta la cama y se tumbó sobre ella, besándola hasta sentir sus pechos endurecerse. Kate no paraba de gemir, suplicando más. Castle sonrió quitándole el ligero pantalón de algodón, dejando al descubierto la ropa interior de encaje. Se quitó su propio pantalón y siguió acariciándola, volviéndola loca.

-Rick, por favor…-El sonrió, quién le iba a decir que su querida inspectora iba a rogarle, pero aún no había acabado de torturarla. Se deshizo de la última prenda que le quedaba y hundió su rostro entre sus piernas, jugando con su lengua, saboreándola. Kate se retorcía y gritaba de placer, sabiendo que el orgasmo estaba cerca, muy cerca. Castle introdujo dos de sus largos dedos, moviéndolos hábilmente sin parar. Ella no pudo más. La sintió temblar mientras la oía gritar su nombre. Sonrió dejándola relajarse, volviendo hacia su rostro para besarla. Kate le miró fijamente, intentando normalizar su respiración. Consiguió hablar:

- ¿Eso es todo Ricky?-Castle la miró y sonrió.-Aún no he terminado inspectora, no se preocupe.- Sin previo aviso la penetró, con fuerza, acelerando sus movimientos cuando ella le rodeo con sus largas piernas, haciéndolo ir más profundo. Ambos gemían de placer, intentando retrasar el momento, pero no podían más. Lo necesitaban, más que respirar y se dejaron ir. El orgasmo atravesó cada célula de sus cuerpos, dejándolos agotados, pero completamente felices. Castle se dejó caer sobre ella unos segundos, tumbándose luego a su lado, abrazándola por detrás.

-Te quiero Kate.
-Yo también te quiero, Rick, esta ha sido la mejor noche de mi vida. Te quiero.-Bostezó, estaba agotada, Rick la acarició con ternura.-Duerme Kate, mañana estaré aquí, te quiero.

El sol entraba por la mañana iluminando los cuerpos desnudos de la pareja, pero no fue eso lo que les despertó, sino el móvil de Castle.

-¿Sí?
-Rick, corre, tienes qué venir al hospital ahora mismo, ¡Alexis ha despertado!

Continuará…

Espero que os haya gustado, gracias por leer.

Muchas gracias por los comentarios, la verdad quiero seguir escribiendo ahora que puedo, la semana que viene dudo mucho que toque el ordenador =)

Algo cortito =)

Capitulo 11 Nunca te dejaré solo

¡Alexis ha despertado!

(Dos horas antes)

Una niña pelirroja jugaba con su muñeca, sentada en el banco de un parque, era una tarde cualquiera de un día cualquiera en Nueva York. Su padre estaba de viaje, en una gira promocionando un libro y lo echaba mucho de menos. Quería mucho a su padre, no es que no quisiera a su madre, pero él nunca la habría dejado sola en el parque, jugando sin vigilancia. Menos mal que era una niña responsable y sabía que no debía moverse de allí hasta que mamá volviera. Papá le había dicho mil veces que nunca saliera sola a la calle, que era peligroso, pero si mamá la dejaba allí y le decía que no iba a tardar ella no tenía la culpa. Un niño se acercó a ella:

-¡Hola! ¿Quieres jugar conmigo?
-¿A qué jugamos?
-¡A esto!- Le quitó de golpe la muñeca y salió corriendo.
-¡Devuelvemela!
-¡Ve a por ella!-La tiró lejos a la carretera.

La niña fue corriendo, sólo debía cruzar por los pasos de cebra, lo sabía, pero era su muñeca favorita, papá se la había regalado. Iba a cruzar, pero un grito se lo impidió:

-¡Alexis!- Su papá estaba allí, bajando de un taxi y parecía muy enfadado.
-¡Papá!-Fue corriendo a abrazarle, su padre la cogió en sus brazos y olvidó un momento su enfado, llevaba diez días sin verla y la había echado de menos, pero cuando se calmó volvió al otro tono, asustándola, ya que su padre casi nunca se enfadaba, por lo menos no con ella.- ¿Qué hacías cruzando por ahí? ¿En qué pensabas? ¿Y dónde está mamá?
-Un niño me tiró la muñeca, mi favorita.-La pequeña empezó a llorar, papá le estaba riñendo y ella odiaba que la riñeran, por eso siempre era buena y obediente. Su padre no dijo nada, dejó a la niña en el suelo y miró hacia los lados, no había muchos coches así que rápidamente se acercó y cogió la muñeca, dándosela a su niña.- Vamos a casa cielo.

Cuando llegaron a la casa Alexis ya no lloraba, su padre dejó la maleta a un lado y miró a la niña. -Prométeme que no volverás a hacerlo, eres lo mejor de mi vida Alexis, si te perdiera no se qué sería de mí.
-Te lo prometo papá.


Despertó muerta de sed, escuchando los gritos de sus padres.

-¿Cómo la dejas sola? ¿Te has vuelto loca?
-Solo fue un momento, tenía una entrevista.
-Una entrevista, ¿con quién?
-Eso no es asunto tuyo.
-Cuando pones en peligro a nuestra hija, sí.
-¿Me estás llamando mala madre?
-¡Sólo te digo que tengas más cuidado con ella! ¿y si le llega a pasar algo? ¡Nunca te lo hubiera perdonado!

Volvió a la cama llorando, sus padres cada día discutían más y a ella le dolía mucho.


Bajó las escaleras cuando escuchó el portazo. Había ido al museo con su padre y cuando habían vuelto su madre estaba salía del estudio de papá con un hombre de la mano, riéndose. Papá se había enfadado mucho y tras mandarla a su habitación había gritado a mamá durante horas. Ahora mamá no estaba. Se acercó a él.

-¿Papá?
-Dime cariño.- Le sonreía intentando disimular, pero tenía los ojos rojos.
-¿Y mamá?
-Mamá se ha ido cariño pero tranquila, yo estoy aquí.
-¿No va a volver?
-No creo, pero vas a seguir viéndola, no te preocupes.-Su padre se levantó del sofá secándose las lágrimas, tratando de ocultarlas.
-Papá, no llores, yo nunca te dejaré solo.- Su padre sonrió y abrazó a la niña.


Dolor, miedo, mucho miedo, oscuridad, no sabía dónde estaba pero de lejos oyó la voz de alguien familiar, una mujer:

-¿Me oyes cielo? Tienes que despertar, tu padre te necesita.

¿Su padre?, su padre la necesitaba, ella se lo había prometido, nunca iba a dejarlo solo, quería verlo, pero seguía viendo mucha oscuridad y eso la asustaba.

-Alexis cielo despierta, te estamos esperando, por favor.- La voz de Martha se calló de inmediato al ver como su nieta abría los ojos despacio, susurrando:

-¿Pa-pá?

Continuará…

Capítulo 12 Enfados, apuestas y una maldita llamada

Cuando Beckett y Castle llegaron al hospital esta se paró en la puerta, sin entrar, Castle se volvió hacia ella:

-Kate, ¿qué haces?, ¡vamos!
-Creo que es mejor que entres tú solo Rick, Alexis estará desorientada y asustada, no creo que quiera tener a mucha gente a su alrededor.-Castle la miró y suspiró, odiaba tener que darle la razón, la quería con él en esos momentos pero ahora mismo la salud de su hija era lo primero.
-Está bien te llamaré cuando pueda.
-Bien, yo iré a comisaría, ahora que ha despertado tendremos que estar preparados para hacerle algunas preguntas.
-Kate... no se sí es buena idea.
-Confía en mi Rick, ahora mismo tu hija es la única que puede ayudarnos a resolver esto.- Se despidió con un beso y se marchó.

Castle no perdió más tiempo, cuando entró su hija estaba incorporada, triste, con los ojos llenos de lágrimas.

-¡Alexis!, cielo estoy aquí.-Abrazó a su niña, odiándose mentalmente por haberla dejado.
-¿Dón... dónde estabas?
-Lo siento mucho cariño, estaba agotado y necesitaba descansar un poco, no debí apartarme de ti, perdóname.
-¿Estabas con ella, no?-Castle no contestó, el tono de su hija demostraba ira y desprecio a la vez, algo poco común en ella. Su abuela intervino:
-Cariño, ya te he dicho que tu padre estaba agotado y le obligué a irse para descansar, en los tres días que has estado en coma apenas se ha apartado de ti. -La joven no contestó, se limitó a mirar hacia otro lado.
-Alexis, se que estás enfadada, pero te prometo que nunca más volveré a dejarte. Ahora tienes que pensar en ponerte bien y nada más por favor, luego podrás seguir odiándome.- Se sentía realmente culpable.
-¿Y mamá?.- Martha y Castle se miraron fijamente, ¿mamá?. Lo último que se esperaban es que la chica preguntara por Meredith.
-En... verás, intentamos localizarla pero es imposible, ya sabes cómo es tu madre.
-Se como es ella, lo que no sabía es que tu también me dejarías sola. ¡Vete!, quiero descansar.
-Pero... Alexis cielo...
-¡Déjame en paz!-Se giró mirando hacia el otro lado, cerrando los ojos intentando no llorar. Martha le hizo una señal a su hijo y ambos salieron:

-No te lo tomes a mal hijo, está asustada y además se ha puesto a llorar como una niña cuando le he dicho que le han rapado la cabeza.-Castle no contestó, debería haber estado ahí y no con Kate, su hija le odiaba y se sentía traicionada, era una sensación horrible.-No debí dejarla y marcharme.
-Hiciste bien, estabas agotado y necesitabas aclarar las cosas con Beckett. No sabías que Alexis iba a despertar, no te tortures más, cuando se le pase en shock inicial querrá hablarte, no te preocupes.
-¿Qué han dicho los médicos?
-Que tienen que hacerle pruebas. Ella está bien, pero parece que no recuerda nada del ataque.- Castle suspiró, tendría que hablar con Kate de eso.
-¿Qué es lo último que recuerda?
-La discusión que tuviste con Beckett, de echo creo que lo que mas le molesta de todo esto es que hayas hablado con ella.
-Tengo que hablar con Alexis, no puedo dejar las cosas así.
-Ahora solo te rechazará, deja que hable yo con ella. Ten paciencia hijo, Alexis es testaruda pero no es tonta, lo entenderá. Por cierto, ¿qué tal ha ido todo con Beckett?
-Hablamos, lo aclaramos todo, la entendí, la perdoné y ella me perdonó por haberle ocultado lo del caso de su madre.
-¿Se lo has contado?- Martha le miraba con la boca abierta.
-Sí, quiero algo con Kate, la quiero y se que me quiere, ella me lo ha dicho, no quería seguir con mas secretos y mentiras.
-¿Y?-Martha quería más información, aunque sabía que su hijo no iba a dar muchos detalles.
-Estamos bien y juntos, que es lo único que tienes que saber. Pero ahora lo que quiero es recuperar la confianza de mi hija, y encontrar al cabrón que le ha echo esto.
-Sobre eso..., esta noche vino otro policía, muy guapo, y me ha dicho que va a seguirme a todas partes. Te agradezco el detalle de mandarme un hombre, pero no se sí...
-Ese hombre se va a quedar contigo hasta que encontremos al psicópata así que acostúmbrate.
-Bueno, por lo menos podré presumir de guardaespaldas.Voy a hablar con Alexis, mientras ¿por qué no vas a hablar con el doctor?
-Bien.

Pasaron varios días y Alexis seguía sin recordar y sin querer hablar con su padre. La charla con su abuela no había servido de mucho y Castle seguía teniendo paciencia. Las cosas se habían complicado cuando Beckett había ido a ver a la chica y esta le había gritado que se fuera y que nunca la aceptaría por mucho que hubiera engatusado a su padre. Castle se había enfadado con su hija y le había dicho que aunque entendía lo que estaba sufriendo no tenía derecho a hablarle así a la inspectora pero Alexis no había cambiado de opinión. Le dieron el alta y cuando llegó a su casa se fue derecha a su cuarto y no salió en toda la tarde. La situación era insostenible hasta que a Martha se le ocurrió que a lo mejor a su nieta le vendría bien un poco de aire y que podrían ir unos días a la casa de los Hamptons, las dos solas. Castle al principio se había negado, preocupado por su seguridad, pero cuando su hija había roto el espejo de su habitación y había tirado los peines y adornos para el pelo a la basura decidió aceptar.

-Recuerda que tienes que darle su medicación, y no la dejes sola. Y sobretodo ll...
-Llámame si ocurre algo, da igual la hora, hijo soy vieja, pero aún retengo la información perfectamente.
-Lo siento, pero estoy preocupado.
-No te preocupes, además nuestros policías personales nos protegerán. Será estupendo, las dos con dos hombres guapos y nadie más.
-Madre podrías ser su bisabuela.
-Sabes que me gustan los jóvenes, y ¡no soy tan mayor!
-Espero que cuando volváis todo esté mejor entre Alexis y yo.
-Confía en mí. Será mejor que nos vayamos ya, no quiero llegar muy tarde. Alexis cielo despídete de tu padre.
-Adiós.- Sólo eso, ni un beso, ni un abrazo, ni una simple sonrisa, sólo un triste adiós. Suspiró rezando para que su hija cambiara de actitud. Cuando las chicas se marcharon sonrió pensando que por lo menos tendría la tarde un poco entretenida, los chicos y Kate irían a cenar allí, a relajarse un rato. La echaba de menos, apenas la había visto en esos días y se moría por verla.

Beckett y Castle terminaban de poner la mesa cuando el teléfono sonó.
-¿Sí?, si ya lo se, te he dicho que estoy a punto, un día, como mucho dos, ¿qué?, ¡no serías capaz!-Colgó cabreado, Beckett le miró con curiosidad.
-¡Desde que la dejé por tercera vez me odia!, ¿te puedes creer que me ha amenazado con denunciarme por romper el contrato si no le escribo tres capítulo para pasado mañana? ¡Está loca!
-Ya... tranquilo se le pasará.
-Lo dudo...
-Dime una cosa cosa, si está tan loca ¿por qué te casaste con ella?, es más ¿por qué te acostaste con ella hace nada?
-El sexo con los locos es increíble.-Se arrepintió de esas palabras al ver la mirada de Beckett.-Pero tu también lo haces muy bien.-Intentó arreglarlo.
-¿Muy bien?, ¿tu ex es increíble y yo solo lo hago muy bien?
-Vamos Kate, no te enfades.-Se acercó para besarla pero ella se apartó al mismo tiempo que sonaba el timbre.

La cena fue tranquila, entre risas y anécdotas, todos necesitaban relajarse. Lanie hablaba sobre su embarazo, Ryan y su mujer sobre la luna de miel y Esposito y Castle sobre antiguos casos, pero la doctora interrumpió la charla:

-Bueno, ahora es cuando llega lo interesante, ¿Desde cuándo estáis juntos?
-¡Lanie!, ya sabéis que estamos juntos, ¿qué mas da desde cuando?
-Cuando llevas perdidos quinientos dolares sí importa, venga contestad.
-Esta bien, desde el día antes del despertar de Alexis.
-¡Genial!, yo gano chicos.-Esposito parecía eufórico.-¡A pagar!, ¡a pagar!
-Podríais haber esperado un par de días más.- protestó Ryan.
-O adelantar uno.- añadió Lanie.
-Me parece increíble que apostarais sobre el día exacto.
-Bueno, ¿alguien quiere jugar al poker?
-Yo tengo que irme, mañana madrugo, pero quédate tu cariño.- Le dio un beso a Ryan y se fue, su marido la acompañó a la puerta, volviendo para jugar.
-Ryan, ¿aún tienes dinero para apostar?
-¡Muy gracioso Esposito!

Beckett por su parte sonrió para sí misma algo que no pasó desapercibido por Castle.

-¿Se te ha pasado el enfado?
-¡Calla!, gatito.- Iba a castigarlo por lo de antes se dijo a sí misma y sabía muy bien cómo hacerlo.

Empezaron a jugar, Ryan ganó dos partidas y Esposito otra, Castle miró sus cartas, eran estupendas, esta vez ganaría él, pero cuando le tocaba hablar algo lo distrajo. Sintió como el pie de alguien acariciaba suavemente su entrepierna, jugando. Tragó saliva mirándola.
-¡Castle!, ¿apuestas o no?
-¿Qué? en... yo...- ¿¡Cómo iba a concentrarse?!, Beckett se mordió el labio, sabiendo que ese gesto le volvía loco. El escritor notaba una gran presión, qué unida a la abstinencia de esos días y a los gestos de ella, le estaban torturando.
-¡Castle! Es para hoy.
-Yo... yo... paso.-Dijo derrotado mientras que sus amigos ser reían. Beckett sonrió satisfecha apartando su pie, mirándolo inocentemente.
Cuando los chicos se fueron, no sin antes burlarse de él, se dirigió directamente hacia ella y le habló con voz ronca:

-Esta me la paga inspectora, y lo va a hacer ahora.
-Al menos habrás aprendido la lección ¿no gatito?
-¡Quieres que te enseñe yo una lección?.- La persiguió mientras que ella corría hacia el estudio, hasta que la atrapó. Se besaron comos dos adolescentes, riéndose, pero ahora fue el móvil de Beckett el que sonó. Suspiraron.

-Beckett.
-¡Hola preciosa!

Continuará...

Algo muy cortito

Capítulo 13 Todo un espectáculo

Preciosa. Ese cabrón intentaba matar a su hija y todavía se atrevía a llamar preciosa a su chica. Le arrebató el teléfono a Beckett, no podía más.

-Hijo de puta, ¿Por qué no das la cara?, eres un maldito cobarde, un cobarde atacando a una niña indefensa, escondiéndose detrás de mujeres ciegas y paquetes de correo.-Beckett se apresuró a recuperar el móvil, no era buena provocar a aquel tío.
-¡Tú!...- A pesar del distorsionador se veía que se había cabreado.- ¿Qué haces con su móvil?, ¿qué haces con ella?
-Castle está conmigo, estamos juntos ¿me oyes?, ¡juntos!, ya puedes acabar este juego, él no va a volver a hacerme daño.
-Es una lástima, esto cambia las cosas... Por cierto, dile a tu "chico" que si no le gustan las mujeres ciegas y los paquetes de correo ahora tendrá algo mucho más increíble, todo un espectáculo. Por cierto me encanta la playa, buenas noches Kate.-Colgó.
-¿La playa? Dios, tengo que llamar a mi madre.-Cogió el teléfono pero nada, saltaba el buzón de voz.- ¡No me lo coge!
-Llamaré a los escoltas.-Marcó el número con dedos temblorosos, pero tampoco contestaban, aquello era horrible.
-Kate tenemos que ir allí, avisarlas.
-¡Vamos!-Por el camino llamó a los chicos y después a su jefa, quien a su vez llamó a la policía de los Hamptons, para que fueran a la casa de Castle, a asegurarse de que todo iba bien. La contestación que recibió poco tiempo después fue horrible, pensó en decírselo a Beckett, pero no se podía decir algo así por teléfono. Mientras Castle conducía todo lo rápido que le permitía el coche de Beckett, dándole igual las leyes de trafico. Kate trató de calmarlo:

-Rick, todo saldrá bien, por favor, ve un poco más despacio.
-¡No!
-Rick, ¡si sigues así nos vamos a matar!
-¿Quieres bajar del coche?
-Claro que no, ¿estás loco?
-Entonces calla por favor.- Ella no le contestó, aunque sintió como Castle disminuía la velocidad, no mucho, pero algo era algo.
-¿Crees que estarán bien?-Castle la miraba fijamente.
-Estoy segura, tranquilo, llegaremos a tiempo.-Puso la mano en su rodilla y se la acarició con ternura, no era un gesto sexual, sino dulce, tranquilizador.
-Gracias Kate.
-Siempre.

Por fin, una media hora después llegaron a la casa, pero lo que vieron les dejó paralizados.

Continuará...


(No tengo ni idea de cuanto corre un ferrari, de sí hay policía en los Hamptons, ni de cuando se tarda en llegar allí desde Nueva York, pero bueno, es lo que tiene escribir sobre la marcha ) (He cambiado el tiempo de llegada y el ferrari por el coche de Beckett, gracias a la curiosidad de una lectora)