(¿+18?) La tormenta
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Re: (¿+18?) La tormenta
Joder, entonces no era Jim? :$
KBCAlways- As del póker
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Re: (¿+18?) La tormenta
Mela.Castle escribió:Joder, entonces no era Jim? :$
Supongo que quieres decir Josh, pero quien sabe, recuerdo que el asesino sea quien sea tenia una complice =)
Re: (¿+18?) La tormenta
¿No te cansas de hacerlos de sufrir?, a ver si pillan al malo malísimo de una vez y porfa no te cargues a nadie más.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
Pero basta de sufrirrrrrrrr!!!!! Ya estaba contenta que habian solucionado todo y otta vez sufrirr!!!!
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silvanalino- Escritor - Policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 49 Fiebre y celos
Una semana después
Castle despertó con el llanto de Lucía. Miró por el reloj, las cuatro de la mañana. Suspirando se levantó mientras que Beckett se quejaba.
-¿Otra vez?, pero que le pasa a esta niña, por dios…
-Voy a ver. –Se dirigió al piso superior donde Alexis miraba a la niña hablándole.
-Lucía, por mucho que llores no te voy a coger, duérmete. Vamos, se una niña buena, por favor, duerme. Duermeeeeee
-¡Alexis!, no le grites, así no conseguirás que se duerma. Vamos vete a la cama, descansa.
-¿Descansar?, buen chiste papá.
El hombre cogió a la niña, meciéndola. –Vamos cariño, papá está muy cansado, duerme, duerme, vamos, duerme. –Como respuesta Lucía lloró aún con más fuerza. Beckett apareció por la puerta con un biberón en la mano.
-Kate, no hace ni una hora que ha comido, es imposible que tenga hambre.
-Por probar… toma dáselo. –Castle acercó el biberón a la niña, pero está lo rechazó. – ¿Lo ves?, no quiere.
-¿Entonces qué le pasa?, ha comido, no hay que cambiarla, ¿por qué no para de llorar?
-No lo sé…
-A lo mejor ha salido a su padre y solo quiere llamar la atención.
-Que graciosa es tu madre… -Castle miraba al bebé apurado, no dejaba de llorar. –Vamos cariño, duerme, shhhhh, duerme…
-¡Por el amor de Dios!, ¿qué le pasa? –Alexis miró a su padre quien negó con la cabeza. Se quedó en el marco de la puerta, apoyando la cabeza en el hombro de Beckett, quien a su vez apoyó la suya sobre la de Alexis, ambas muertas de sueño.
-En vez de quedaros ahí mirando podríais ayudarme. Es tu hija, y tu hermana. –Las dos mujeres se miraron y negaron a la vez.
-Yo me voy a dormir, he encontrado tapones en el baño. Buenas noches. –Le dio un beso a su madrastra y se dirigió a su cuarto. Beckett se acercó y cogió al bebé.
-Lucía mi amor, papá y yo queremos dormir, por favor, te lo suplico, deja de llorar.
-Kate, las súplicas ya las he probado yo, ¿y sabes qué?, ¡no funcionan!
Ella lo miró con cara de pocos amigos y luego volvió a hablarle al bebé. –Cariño si te duermes papá te comprará el peluche más grande de todo la juguetería, te lo prometo, duerme, por favor. –La pequeña siguió llorando.
-Parece que tampoco entiende el soborno, que solo tenga tres meses puede que tenga algo que ver.
-¡Pues inténtalo tú!, también es tu hija.
-¡Llevo media hora intentado dormirla!
-¡Os queréis callar!, no me extraña que llore, con tanto grito.
-Creía que te habías puesto unos tapones.
-Me los he quitado, son muy incómodos.
-Rick…
-¿Qué pasa ahora?
-Creo que ya sé porque llora, tráeme el termómetro.
-¿Tiene fiebre?
-No lo sé, dámelo. –Cogió el termómetro que su marido le tendía y se lo pasó por la frente. 38,8. Miró asustada a Castle. –Tenemos que llevarla al médico.
-Alexis cógela. Vamos a vestirnos. –Bajaron y fueron al dormitorio a cambiarse. Castle no pudo evitar lanzar un grito de dolor cuando intentó quitarse la camiseta del pijama. Beckett se apresuró a ayudarlo. –Tranquilo cariño, deja que te ayude. Eso es, con cuidado, ya está.
-Gracias…, se me había olvidado la herida con todo esto.
Beckett asintió, le ayudó a ponerse una camiseta y luego se vistió ella misma con rapidez. En el salón Alexis tenía a la niña, con ropa poco abrigada, hacía calor y con la fiebre no quería ponerle mucha ropa. -Gracias Alexis, nos vamos.
Se sentó en el asiento del conductor y esperó a que Castle abrochara a la niña en la sillita. La pequeña no paraba de llorar. –Shhhh ya mi amor, ya, vamos a llevarte al médico y te vas a poner buena. Shhh.
En el hospital esperaron pacientemente en la sala de espera mientras que el pediatra examinaba a la niña. Beckett parecía asustada, Castle acarició su mano. –Tranquila Kate, debe de ser un resfriado, no te preocupes.
-¿Y si tiene algo grave?, no sé cómo no me he dado cuenta… la pobrecita no paraba de llorar y ni me he dado cuenta de que tenía fiebre.
-Kate no te martirices, además el que no se ha dado cuenta soy yo, tú eres la que has pedido el termómetro. No te preocupes cariño, ya verás como en unos días está perfectamente.
-¿Señores Castle?
-Somos nosotros, ¿cómo está nuestra hija?
-Tranquilos, solo es fiebre, puede que sea por el tiempo tan caluroso. Vamos a darle un baño antes de darle cualquier tipo de medicamento y esperaremos a ver si se le baja la fiebre.
-¿Van a bañarla con agua fría?
-No se preocupe señora, solo será un momento, es mejor el agua fría que darle pastillas.
-Pero solo es un bebé. –Beckett no parecía muy convencida, Castle la miró.
-Hagamos caso al doctor Kate, no te preocupes. Estará bien.
-Acompáñenme. La enfermera se ocupará de su pequeña, luego pasen por mi consulta y si le baja la fiebre podrán irse a casa. –En la sala se encontraron a Molly, Castle la miró sorprendido.
-¡Molly!, creía que solo trabajabas a domicilio.
-No, eso lo hago para hacerle un favor a la doctora Lewish, que es amiga mía. Vamos a bañar a esta preciosidad, ¿de acuerdo? –Miró a Beckett y añadió. –No debería quedarse, la niña ya está muy nerviosa y tanta la gente la asustará.
-¡No pienso moverme de aquí!, es mi hija y me quedaré con ella.
-Saldré yo…
-Está bien, no es necesario… -Molly miró con odio a la mujer y empezó a desvestir a la niña quien lloraba a pleno pulmón. –Vamos pequeña, ya verás que bien cuando te baje la fiebre, shhh, calma, calma, vamos, no llores más. –Pero Lucía seguía llorando. Castle la miró con impotencia, Beckett le quitó el bebé a la enfermera.
-Shhhhh, ya mi amor, mamá y papá están aquí, shhhh, no llores mi vida. –Terminó de desnudar al bebé y dejó que Molly la metiera en la bañera de agua fría. La pequeña empezó a llorar de nuevo, con mucha más fuerza. La enfermera intentó calmarla. –Calla Lucía, solo serán unos minutitos, deja de llorar.
-Sáquela ya, ha sido suficiente. –Beckett la miraba enfadada.
-Déjeme hacer mi trabajo.
-¡Es mi hija!
-¡Kate! –Beckett se volvió hacia su marido. –Si no puedes soportarlo y dejar que Molly haga su trabajo será mejor que salgas, ¡no le estás haciendo ningún bien a Lucía! –La miró durante unos segundos y la vio salir, claramente enfadada y dolida.
-Bien esto ya está. –Molly secó a la pequeña y le puso un pañal nuevo y el body, nada más. –No le pondremos más ropa, tiene que estar fresca.
-Gracias Molly.
Ella le sonrió. –No hay de que, por cierto ¿qué tal tu herida?
-Bien, gracias. –Cogió a la pequeña que seguía llorando, evidentemente aquel baño no le había hecho la menor gracia. –Ya está cariño, no llores más, vamos con mamá. –Salieron a la sala de espera donde Beckett esperaba sentada. La mujer se levantó y sin mirar a Molly ni a su marido cogió al bebé y se dirigió a la consulta del pediatra, cantándole por el camino para calmarla. Castle se apresuró a seguirla. –Kate no te enfades conmigo…
Ella le ignoró y entró a la consulta, seguida por él. -¿Podemos llevárnosla ya a casa?
-Vamos a examinarla. –El médico miró a la pequeña durante unos minutos y le puso el termómetro. Sonrió y asintió. –No la tapen esta noche y déjenla así, con ropa fresca. Que beba mucha agua y mañana denle un baño con agua templada, no fría, templada.
-¿Y si vuelve a subirle la fiebre?
-Primero la bañan con agua fresca, tampoco muy fría, y si no funciona denle este jarabe. –Les entregó una receta. –Si después de unas horas sigue igual tráiganla al hospital.
-Muy bien, muchas gracias doctor.
-Gracias.
-No hay de qué. Buenas noches.
Ambos salieron de la consulta, Castle con la niña en brazos que ya no lloraba. Beckett se sentó en asiento de conductor y esperó sin decir nada.
-Kate por favor, deja de ignorarme.
-¿La has abrochado ya?
-Sí.
Arrancó sin decir nada más. Cuando llegaron a casa acostó a la pequeña en la cuna, sin taparla como había dicho el médico y luego fue a su cuarto. Castle suspiró. Ella se estaba desnudando cuando él entró. Se acercó y la rodeó con los brazos, desde atrás, empezando a besar su cuello. -¿Te he dicho alguna vez que eres preciosa?
-Estoy cansada, suéltame, quiero irme a dormir.
-Kate, no ha sido mi intención gritarte delante de Molly, perdona, pero realmente creía que estarías mejor fuera. A mí tampoco me ha gustado verla llorar en el agua fría, pero eso la ha ayudado.
- No he dicho lo contrario y ahora deja que te quite la camiseta y que te ponga la del pijama, quiero irme ya a dormir.
-Kate…
-¿Te ayudo o no? –Su tono le indicaba que no estaba para más charla. Suspirando la dejó hacer y luego la miró meterse en la cama, apagando la luz.
Durante la mañana siguiente Beckett estuvo hablando con Alexis y cuidando de Lucía, sin hacerle el menor caso a su marido. La pelirroja los miró sorprendida. Fue a la cocina donde su padre estaba preparando la comida. -¿Qué le has hecho?
Castle le contó lo de la noche anterior y Alexis suspiró. –Esa bruja la mira con prepotencia, intenta echarla de la sala para quedarse a solas contigo y tú encima le das la razón. No me extraña que se enfade.
-No quería gritarle, pero ahora ni me mira.
-¿Por qué no la llevas a cenar esta noche? Una noche romántica no os vendría mal a los dos.
-¿Crees que aceptará?
-Inténtalo, peor no podéis estar.
Castle asintió y luego llevó las cosas a la mesa. -¡Kate, la comida está lista!
La mujer se acercó a la mesa y miró el plato que tenía delante. Probó la lasaña y sonrió. –Está muy buena.
-Gracias, me alegra que te guste cariño.
-Kate, papá me ha pedido que me quede esta noche con Lucía para que podáis salir, ¿qué te parece?
-No quiero dejar a la niña, no hasta que esté bien.
-Ha pasado toda la mañana bien y parece tranquilita. Si se pone peor Alexis nos llamará, una noche para nosotros nos sentará muy bien cariño.
-Ya… -No parecía muy ilusionada con la idea. Castle cogió su mano y cambió el tono de voz, de súplica a seriedad.
-Kate, por favor mírame. Sé que estás enfadada por lo de ayer, pero lo hice por Lucía, no quería que os pusierais a discutir mientras que la niña estaba en agua fría.
-Esa enfermera me trató con prepotencia y me faltó el respeto, y lo hace cada vez que viene a esta casa y a ti de da igual.
-Eso no es cierto, Kate.
-¿No?, me vas a decir en serio que no te has dado cuenta de las mirada que me echa cada vez que me ve. No sabía que estuvieras ciego Rick. Y encima en el hospital me dice que salga de la sala porque hay mucha gente, pero cuando eres tú el que se ofrece a salir dice que da igual.
-Kate…
-No, ahora me vas a escuchar tú a mí. Tiene dinero de sobra para contratar a otra enfermera y quiero que lo hagas. No voy a consentir que nadie me falte el respeto en mi propia casa Rick. No voy a pedirte que vayas al hospital para que te hagan las curas pero quiero que cambies de enfermera. No quiero seguir aguantándola.
Castle la miró y negó con la cabeza. –Lo siento Kate, pero no estoy de acuerdo contigo. Creo que Molly es una gran profesional y que todo esto son ideas tuyas, no voy a despedirla.
-Muy bien, pues ya está todo dicho. –Se levantó de la mesa y fue al piso superior. Alexis miró a su padre.
-¿De verdad vas a poner tu matrimonio en peligro por esa bruja?, Kate tiene razón papá.
-No voy a seguir discutiendo sobre esto. Quiero a Kate como nunca he querido a una mujer, pero no voy a decirle que sí a todo.
-Es una lástima, teniendo en cuenta que ella nunca te pide nada. –Se levantó y fue a ver a su madrastra y a su hermana, dejando a su padre solo.
Por la tarde llamaron al timbre. Beckett que estaba en el sofá leyendo un libro ni se molestó en levantar la cabeza, sabía de sobra quien era. Castle la miró durante unos segundos y negando con la cabeza fue a abrir. Alexis le dio un beso. –Me voy a despedirme de la abuela, mañana vuelvo a Stanford. Nos vemos luego. Adiós Kate. –Beckett le hizo un gesto con la mano sonriéndole desde el sofá y luego volvió a concentrarse en su libro. Molly miró a Castle. –Bueno, vamos a tu dormitorio, a ver qué tal sigue esa herida.
-Molly hoy me gustaría que hiciéramos las curas en el salón.
-Como quieras…
Beckett se levantó y se dirigió a la escalera, pero Castle la detuvo. –Quédate cariño, por favor. –Ella lo miró por unos segundos y luego respondió. –Tu enfermera trabaja mejor sin público y cuanto menos tarde menos te dolerá. –Subió las escaleras dejándolo triste y en silencio.
-Rick, ¿ocurre algo?
-No, nada… ¿podemos empezar, por favor?
-Claro.
Castle subió las escaleras media hora después, aunque apenas podía moverse. Beckett estaba dándose un baño, con la puerta abierta por si Lucía lloraba. Se acercó a ella.
-Kate…
Giró la cabeza y lo observó. –Rick, no deberías haber subido la escalera, vete a descansar.
-Estoy bien, por favor Kate, tenemos que hablar.
-Ya está todo dicho, sufro de alucinaciones y la enfermera es una santa y se queda, no tenemos nada de qué hablar.
-Kate por favor, no quiero que estemos así, hablemos de esto.
-No, intento disfrutar de un baño, déjame sola.
-Como quieras, pero de verdad, me parece increíble que te estés comportando así, pareces una niña.
Aquello fue demasiado. -¿Yo parezco una niña?, ¿cómo te pusiste tú cuando ayudé a Alex Conrad?, yo dejé de trabajar con él porque sabía que te afectaba, pero tú eres incapaz de hacer lo mismo por mí.
-No exageres, a Conrad apenas lo conocías, Molly es una gran profesional y hace muy bien su trabajo y seguirá viniendo hasta que termine con todo esto.
-Genial, ahora si no te importa quiero disfrutar de mi baño.
Castle la miró y se dio la vuelta, pero tuvo que apoyarse en la puerta, dolorido. Beckett se apresuró a salir de la bañera y ayudarlo. -¿Qué te pasa Rick?
-Me duele…
-Vamos, ven aquí, con cuidado. –Lo acompañó hasta el cuarto de invitados y lo ayudó a tumbarse. –Tranquilo, descansa, voy a por las pastillas.
-Espera… -Ella lo miró. –…estoy bien, solo quédate aquí conmigo, por favor.
Beckett suspiró y se tumbó a su lado, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba desnuda. Castle acarició su cuerpo, lentamente. –Rick…
-Déjame acariciarte por favor, deja que te demuestre que eres la única mujer que me importa, no quiero que vuelvas a dudar de mí.
-Nunca he dudado de ti Rick, sé que me quieres, no tienes que demostrármelo.
-Entonces ¿por qué no confías en mí?
-Confío en ti Rick, sé que jamás me engañarías, pero no soporto la forma de tratarme de esa mujer.
-Kate…
-No, Rick, da igual. Es tu enfermera y puedes hacer lo que quieras, me aguantaré, ahora descansa.
- Kate, si realmente te afecta tanto la despediré…
-¿En serio?
-Sí, me gusta como enfermera, es paciente y tiene mucho cuidado, las curas son horribles pero ella las hace más fáciles, pero si no puedes soportarla contrataré a otra…
Beckett lo miró y luego de pensar durante unos segundos, habló. –No fingiré que me cae bien, ni seré simpática.
-Vale.
-Vale. –Castle se acercó a ella con cuidado y acarició sus labios con los suyos. –Te quiero Kate, gracias por comprenderlo.
-Yo también te quiero. –Castle siguió besándola, acariciando su cuerpo, Beckett empezó a gemir.
-Mmmmm Rick, no sigas, no podemos… ohh Rick…
Castle dirigió su mano hacia sus pechos y empezó a masajearlos, lentamente. Fue bajando hasta sus piernas pero ella lo frenó. –Mmmmmmm Rick, por favor, si sigues así no vamos a poder parar…
Castle paró un momento sopesando las opciones. La tenía a su lado, desnuda, llevaba más de un mes sin poder hacerle el amor y ambos estaban excitados. Pero por otro lado, la herida aún le dolía mucho y con el esfuerzo se le podía abrir. Beckett lo observó y sonrió con ternura. –Tranquilo, yo también quiero esto, pero no podemos arriesgarnos, esperaremos.
Él suspiró y asintió, apartando su mano. –Mi amor, si vamos a seguir esperando te suplico que te pongas algo encima, por favor.
Ella se rio y asintió. –Te traeré las pastillas, descansa mientras que hago algo para cenar.
Bajó las escaleras pero mientras que buscaba el medicamento sonó su móvil.
-Beckett, dime Esposito.
-Beckett, tienes que venir a comisaría, es urgente.
-Esposito me echaron del cuerpo, ¿recuerdas?
-Van a readmitirte, pero eso ahora es lo de menos, ven rápido, se trata de Jenny y Sarah, han desaparecido.
Continuará…
Gracias por leer
Una semana después
Castle despertó con el llanto de Lucía. Miró por el reloj, las cuatro de la mañana. Suspirando se levantó mientras que Beckett se quejaba.
-¿Otra vez?, pero que le pasa a esta niña, por dios…
-Voy a ver. –Se dirigió al piso superior donde Alexis miraba a la niña hablándole.
-Lucía, por mucho que llores no te voy a coger, duérmete. Vamos, se una niña buena, por favor, duerme. Duermeeeeee
-¡Alexis!, no le grites, así no conseguirás que se duerma. Vamos vete a la cama, descansa.
-¿Descansar?, buen chiste papá.
El hombre cogió a la niña, meciéndola. –Vamos cariño, papá está muy cansado, duerme, duerme, vamos, duerme. –Como respuesta Lucía lloró aún con más fuerza. Beckett apareció por la puerta con un biberón en la mano.
-Kate, no hace ni una hora que ha comido, es imposible que tenga hambre.
-Por probar… toma dáselo. –Castle acercó el biberón a la niña, pero está lo rechazó. – ¿Lo ves?, no quiere.
-¿Entonces qué le pasa?, ha comido, no hay que cambiarla, ¿por qué no para de llorar?
-No lo sé…
-A lo mejor ha salido a su padre y solo quiere llamar la atención.
-Que graciosa es tu madre… -Castle miraba al bebé apurado, no dejaba de llorar. –Vamos cariño, duerme, shhhhh, duerme…
-¡Por el amor de Dios!, ¿qué le pasa? –Alexis miró a su padre quien negó con la cabeza. Se quedó en el marco de la puerta, apoyando la cabeza en el hombro de Beckett, quien a su vez apoyó la suya sobre la de Alexis, ambas muertas de sueño.
-En vez de quedaros ahí mirando podríais ayudarme. Es tu hija, y tu hermana. –Las dos mujeres se miraron y negaron a la vez.
-Yo me voy a dormir, he encontrado tapones en el baño. Buenas noches. –Le dio un beso a su madrastra y se dirigió a su cuarto. Beckett se acercó y cogió al bebé.
-Lucía mi amor, papá y yo queremos dormir, por favor, te lo suplico, deja de llorar.
-Kate, las súplicas ya las he probado yo, ¿y sabes qué?, ¡no funcionan!
Ella lo miró con cara de pocos amigos y luego volvió a hablarle al bebé. –Cariño si te duermes papá te comprará el peluche más grande de todo la juguetería, te lo prometo, duerme, por favor. –La pequeña siguió llorando.
-Parece que tampoco entiende el soborno, que solo tenga tres meses puede que tenga algo que ver.
-¡Pues inténtalo tú!, también es tu hija.
-¡Llevo media hora intentado dormirla!
-¡Os queréis callar!, no me extraña que llore, con tanto grito.
-Creía que te habías puesto unos tapones.
-Me los he quitado, son muy incómodos.
-Rick…
-¿Qué pasa ahora?
-Creo que ya sé porque llora, tráeme el termómetro.
-¿Tiene fiebre?
-No lo sé, dámelo. –Cogió el termómetro que su marido le tendía y se lo pasó por la frente. 38,8. Miró asustada a Castle. –Tenemos que llevarla al médico.
-Alexis cógela. Vamos a vestirnos. –Bajaron y fueron al dormitorio a cambiarse. Castle no pudo evitar lanzar un grito de dolor cuando intentó quitarse la camiseta del pijama. Beckett se apresuró a ayudarlo. –Tranquilo cariño, deja que te ayude. Eso es, con cuidado, ya está.
-Gracias…, se me había olvidado la herida con todo esto.
Beckett asintió, le ayudó a ponerse una camiseta y luego se vistió ella misma con rapidez. En el salón Alexis tenía a la niña, con ropa poco abrigada, hacía calor y con la fiebre no quería ponerle mucha ropa. -Gracias Alexis, nos vamos.
Se sentó en el asiento del conductor y esperó a que Castle abrochara a la niña en la sillita. La pequeña no paraba de llorar. –Shhhh ya mi amor, ya, vamos a llevarte al médico y te vas a poner buena. Shhh.
En el hospital esperaron pacientemente en la sala de espera mientras que el pediatra examinaba a la niña. Beckett parecía asustada, Castle acarició su mano. –Tranquila Kate, debe de ser un resfriado, no te preocupes.
-¿Y si tiene algo grave?, no sé cómo no me he dado cuenta… la pobrecita no paraba de llorar y ni me he dado cuenta de que tenía fiebre.
-Kate no te martirices, además el que no se ha dado cuenta soy yo, tú eres la que has pedido el termómetro. No te preocupes cariño, ya verás como en unos días está perfectamente.
-¿Señores Castle?
-Somos nosotros, ¿cómo está nuestra hija?
-Tranquilos, solo es fiebre, puede que sea por el tiempo tan caluroso. Vamos a darle un baño antes de darle cualquier tipo de medicamento y esperaremos a ver si se le baja la fiebre.
-¿Van a bañarla con agua fría?
-No se preocupe señora, solo será un momento, es mejor el agua fría que darle pastillas.
-Pero solo es un bebé. –Beckett no parecía muy convencida, Castle la miró.
-Hagamos caso al doctor Kate, no te preocupes. Estará bien.
-Acompáñenme. La enfermera se ocupará de su pequeña, luego pasen por mi consulta y si le baja la fiebre podrán irse a casa. –En la sala se encontraron a Molly, Castle la miró sorprendido.
-¡Molly!, creía que solo trabajabas a domicilio.
-No, eso lo hago para hacerle un favor a la doctora Lewish, que es amiga mía. Vamos a bañar a esta preciosidad, ¿de acuerdo? –Miró a Beckett y añadió. –No debería quedarse, la niña ya está muy nerviosa y tanta la gente la asustará.
-¡No pienso moverme de aquí!, es mi hija y me quedaré con ella.
-Saldré yo…
-Está bien, no es necesario… -Molly miró con odio a la mujer y empezó a desvestir a la niña quien lloraba a pleno pulmón. –Vamos pequeña, ya verás que bien cuando te baje la fiebre, shhh, calma, calma, vamos, no llores más. –Pero Lucía seguía llorando. Castle la miró con impotencia, Beckett le quitó el bebé a la enfermera.
-Shhhhh, ya mi amor, mamá y papá están aquí, shhhh, no llores mi vida. –Terminó de desnudar al bebé y dejó que Molly la metiera en la bañera de agua fría. La pequeña empezó a llorar de nuevo, con mucha más fuerza. La enfermera intentó calmarla. –Calla Lucía, solo serán unos minutitos, deja de llorar.
-Sáquela ya, ha sido suficiente. –Beckett la miraba enfadada.
-Déjeme hacer mi trabajo.
-¡Es mi hija!
-¡Kate! –Beckett se volvió hacia su marido. –Si no puedes soportarlo y dejar que Molly haga su trabajo será mejor que salgas, ¡no le estás haciendo ningún bien a Lucía! –La miró durante unos segundos y la vio salir, claramente enfadada y dolida.
-Bien esto ya está. –Molly secó a la pequeña y le puso un pañal nuevo y el body, nada más. –No le pondremos más ropa, tiene que estar fresca.
-Gracias Molly.
Ella le sonrió. –No hay de que, por cierto ¿qué tal tu herida?
-Bien, gracias. –Cogió a la pequeña que seguía llorando, evidentemente aquel baño no le había hecho la menor gracia. –Ya está cariño, no llores más, vamos con mamá. –Salieron a la sala de espera donde Beckett esperaba sentada. La mujer se levantó y sin mirar a Molly ni a su marido cogió al bebé y se dirigió a la consulta del pediatra, cantándole por el camino para calmarla. Castle se apresuró a seguirla. –Kate no te enfades conmigo…
Ella le ignoró y entró a la consulta, seguida por él. -¿Podemos llevárnosla ya a casa?
-Vamos a examinarla. –El médico miró a la pequeña durante unos minutos y le puso el termómetro. Sonrió y asintió. –No la tapen esta noche y déjenla así, con ropa fresca. Que beba mucha agua y mañana denle un baño con agua templada, no fría, templada.
-¿Y si vuelve a subirle la fiebre?
-Primero la bañan con agua fresca, tampoco muy fría, y si no funciona denle este jarabe. –Les entregó una receta. –Si después de unas horas sigue igual tráiganla al hospital.
-Muy bien, muchas gracias doctor.
-Gracias.
-No hay de qué. Buenas noches.
Ambos salieron de la consulta, Castle con la niña en brazos que ya no lloraba. Beckett se sentó en asiento de conductor y esperó sin decir nada.
-Kate por favor, deja de ignorarme.
-¿La has abrochado ya?
-Sí.
Arrancó sin decir nada más. Cuando llegaron a casa acostó a la pequeña en la cuna, sin taparla como había dicho el médico y luego fue a su cuarto. Castle suspiró. Ella se estaba desnudando cuando él entró. Se acercó y la rodeó con los brazos, desde atrás, empezando a besar su cuello. -¿Te he dicho alguna vez que eres preciosa?
-Estoy cansada, suéltame, quiero irme a dormir.
-Kate, no ha sido mi intención gritarte delante de Molly, perdona, pero realmente creía que estarías mejor fuera. A mí tampoco me ha gustado verla llorar en el agua fría, pero eso la ha ayudado.
- No he dicho lo contrario y ahora deja que te quite la camiseta y que te ponga la del pijama, quiero irme ya a dormir.
-Kate…
-¿Te ayudo o no? –Su tono le indicaba que no estaba para más charla. Suspirando la dejó hacer y luego la miró meterse en la cama, apagando la luz.
Durante la mañana siguiente Beckett estuvo hablando con Alexis y cuidando de Lucía, sin hacerle el menor caso a su marido. La pelirroja los miró sorprendida. Fue a la cocina donde su padre estaba preparando la comida. -¿Qué le has hecho?
Castle le contó lo de la noche anterior y Alexis suspiró. –Esa bruja la mira con prepotencia, intenta echarla de la sala para quedarse a solas contigo y tú encima le das la razón. No me extraña que se enfade.
-No quería gritarle, pero ahora ni me mira.
-¿Por qué no la llevas a cenar esta noche? Una noche romántica no os vendría mal a los dos.
-¿Crees que aceptará?
-Inténtalo, peor no podéis estar.
Castle asintió y luego llevó las cosas a la mesa. -¡Kate, la comida está lista!
La mujer se acercó a la mesa y miró el plato que tenía delante. Probó la lasaña y sonrió. –Está muy buena.
-Gracias, me alegra que te guste cariño.
-Kate, papá me ha pedido que me quede esta noche con Lucía para que podáis salir, ¿qué te parece?
-No quiero dejar a la niña, no hasta que esté bien.
-Ha pasado toda la mañana bien y parece tranquilita. Si se pone peor Alexis nos llamará, una noche para nosotros nos sentará muy bien cariño.
-Ya… -No parecía muy ilusionada con la idea. Castle cogió su mano y cambió el tono de voz, de súplica a seriedad.
-Kate, por favor mírame. Sé que estás enfadada por lo de ayer, pero lo hice por Lucía, no quería que os pusierais a discutir mientras que la niña estaba en agua fría.
-Esa enfermera me trató con prepotencia y me faltó el respeto, y lo hace cada vez que viene a esta casa y a ti de da igual.
-Eso no es cierto, Kate.
-¿No?, me vas a decir en serio que no te has dado cuenta de las mirada que me echa cada vez que me ve. No sabía que estuvieras ciego Rick. Y encima en el hospital me dice que salga de la sala porque hay mucha gente, pero cuando eres tú el que se ofrece a salir dice que da igual.
-Kate…
-No, ahora me vas a escuchar tú a mí. Tiene dinero de sobra para contratar a otra enfermera y quiero que lo hagas. No voy a consentir que nadie me falte el respeto en mi propia casa Rick. No voy a pedirte que vayas al hospital para que te hagan las curas pero quiero que cambies de enfermera. No quiero seguir aguantándola.
Castle la miró y negó con la cabeza. –Lo siento Kate, pero no estoy de acuerdo contigo. Creo que Molly es una gran profesional y que todo esto son ideas tuyas, no voy a despedirla.
-Muy bien, pues ya está todo dicho. –Se levantó de la mesa y fue al piso superior. Alexis miró a su padre.
-¿De verdad vas a poner tu matrimonio en peligro por esa bruja?, Kate tiene razón papá.
-No voy a seguir discutiendo sobre esto. Quiero a Kate como nunca he querido a una mujer, pero no voy a decirle que sí a todo.
-Es una lástima, teniendo en cuenta que ella nunca te pide nada. –Se levantó y fue a ver a su madrastra y a su hermana, dejando a su padre solo.
Por la tarde llamaron al timbre. Beckett que estaba en el sofá leyendo un libro ni se molestó en levantar la cabeza, sabía de sobra quien era. Castle la miró durante unos segundos y negando con la cabeza fue a abrir. Alexis le dio un beso. –Me voy a despedirme de la abuela, mañana vuelvo a Stanford. Nos vemos luego. Adiós Kate. –Beckett le hizo un gesto con la mano sonriéndole desde el sofá y luego volvió a concentrarse en su libro. Molly miró a Castle. –Bueno, vamos a tu dormitorio, a ver qué tal sigue esa herida.
-Molly hoy me gustaría que hiciéramos las curas en el salón.
-Como quieras…
Beckett se levantó y se dirigió a la escalera, pero Castle la detuvo. –Quédate cariño, por favor. –Ella lo miró por unos segundos y luego respondió. –Tu enfermera trabaja mejor sin público y cuanto menos tarde menos te dolerá. –Subió las escaleras dejándolo triste y en silencio.
-Rick, ¿ocurre algo?
-No, nada… ¿podemos empezar, por favor?
-Claro.
Castle subió las escaleras media hora después, aunque apenas podía moverse. Beckett estaba dándose un baño, con la puerta abierta por si Lucía lloraba. Se acercó a ella.
-Kate…
Giró la cabeza y lo observó. –Rick, no deberías haber subido la escalera, vete a descansar.
-Estoy bien, por favor Kate, tenemos que hablar.
-Ya está todo dicho, sufro de alucinaciones y la enfermera es una santa y se queda, no tenemos nada de qué hablar.
-Kate por favor, no quiero que estemos así, hablemos de esto.
-No, intento disfrutar de un baño, déjame sola.
-Como quieras, pero de verdad, me parece increíble que te estés comportando así, pareces una niña.
Aquello fue demasiado. -¿Yo parezco una niña?, ¿cómo te pusiste tú cuando ayudé a Alex Conrad?, yo dejé de trabajar con él porque sabía que te afectaba, pero tú eres incapaz de hacer lo mismo por mí.
-No exageres, a Conrad apenas lo conocías, Molly es una gran profesional y hace muy bien su trabajo y seguirá viniendo hasta que termine con todo esto.
-Genial, ahora si no te importa quiero disfrutar de mi baño.
Castle la miró y se dio la vuelta, pero tuvo que apoyarse en la puerta, dolorido. Beckett se apresuró a salir de la bañera y ayudarlo. -¿Qué te pasa Rick?
-Me duele…
-Vamos, ven aquí, con cuidado. –Lo acompañó hasta el cuarto de invitados y lo ayudó a tumbarse. –Tranquilo, descansa, voy a por las pastillas.
-Espera… -Ella lo miró. –…estoy bien, solo quédate aquí conmigo, por favor.
Beckett suspiró y se tumbó a su lado, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba desnuda. Castle acarició su cuerpo, lentamente. –Rick…
-Déjame acariciarte por favor, deja que te demuestre que eres la única mujer que me importa, no quiero que vuelvas a dudar de mí.
-Nunca he dudado de ti Rick, sé que me quieres, no tienes que demostrármelo.
-Entonces ¿por qué no confías en mí?
-Confío en ti Rick, sé que jamás me engañarías, pero no soporto la forma de tratarme de esa mujer.
-Kate…
-No, Rick, da igual. Es tu enfermera y puedes hacer lo que quieras, me aguantaré, ahora descansa.
- Kate, si realmente te afecta tanto la despediré…
-¿En serio?
-Sí, me gusta como enfermera, es paciente y tiene mucho cuidado, las curas son horribles pero ella las hace más fáciles, pero si no puedes soportarla contrataré a otra…
Beckett lo miró y luego de pensar durante unos segundos, habló. –No fingiré que me cae bien, ni seré simpática.
-Vale.
-Vale. –Castle se acercó a ella con cuidado y acarició sus labios con los suyos. –Te quiero Kate, gracias por comprenderlo.
-Yo también te quiero. –Castle siguió besándola, acariciando su cuerpo, Beckett empezó a gemir.
-Mmmmm Rick, no sigas, no podemos… ohh Rick…
Castle dirigió su mano hacia sus pechos y empezó a masajearlos, lentamente. Fue bajando hasta sus piernas pero ella lo frenó. –Mmmmmmm Rick, por favor, si sigues así no vamos a poder parar…
Castle paró un momento sopesando las opciones. La tenía a su lado, desnuda, llevaba más de un mes sin poder hacerle el amor y ambos estaban excitados. Pero por otro lado, la herida aún le dolía mucho y con el esfuerzo se le podía abrir. Beckett lo observó y sonrió con ternura. –Tranquilo, yo también quiero esto, pero no podemos arriesgarnos, esperaremos.
Él suspiró y asintió, apartando su mano. –Mi amor, si vamos a seguir esperando te suplico que te pongas algo encima, por favor.
Ella se rio y asintió. –Te traeré las pastillas, descansa mientras que hago algo para cenar.
Bajó las escaleras pero mientras que buscaba el medicamento sonó su móvil.
-Beckett, dime Esposito.
-Beckett, tienes que venir a comisaría, es urgente.
-Esposito me echaron del cuerpo, ¿recuerdas?
-Van a readmitirte, pero eso ahora es lo de menos, ven rápido, se trata de Jenny y Sarah, han desaparecido.
Continuará…
Gracias por leer
Última edición por maria_cs el Sáb Mayo 12, 2012 9:03 am, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
Sé que me repito y que te debo de aburrir muchísimo pero es que tu fic es PERFECTO. Me encanta, es lo mejor!!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
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Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
venga ya ,me encanta tu fic pero quieres dejar de ensañarte con aquella mujer , le matas al marido , la secuestras y ahora a su hija
siguelo
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claudia vasquez- Ayudante de policia
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Edad : 30
Localización : MADRID/ESPAÑA
Re: (¿+18?) La tormenta
esta genial pero pliiss, no hagas sufrir mucho a jenny y sarah que ya tuvieron bastante con la muerte de ryan
me encantaa
me encantaa
anaforo- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: (¿+18?) La tormenta
La tranquilida y paz no existe para esra pobre gente no???????
Sigueloooo
Sigueloooo
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 50 Nunca me quisiste
Miraba a la pequeña en silencio, la niña le echaba los brazos, queriendo que la cogiera, balbuceando sonidos sin sentido. Le tendió el biberón y la observó comer. Era muy guapa, con los ojitos azules y el pelo rubio.
-Por favor, por favor déjanos ir, mírala, es muy pequeña, no le hagáis daño, te lo suplico. –Se volvió hacia ella.
-Calla.
-Déjala ir a ella por favor, él no tiene porque saberlo, sé que eres buena persona, tú no le harías daño a una niña, lo sé, te he visto cogiéndola, por favor.
-¡Que te calles! –Sonrió a la pequeña y la cogió en brazos, haciéndole cosquillas. Le dirigió una última mirada de desdén a Jenny y se llevó a la pequeña.
-¿Qué hace esa mocosa aquí?
-Es muy pequeña, no puedes hacerle daño, mírala, podría ser hija nuestra.
-¡No te atrevas a repetir eso!, ¿me oyes?, si vuelves a decirlo no respondo. –La miró con odio y la cogió por el brazo apretando con fuerza.
-Lo siento, perdona, por favor suéltame, por favor, me haces daño. –La empujó tirándola a la cama, aún con la niña en brazos, que no dejaba de llorar.
-Haz que se calle, tengo que salir, cuando vuelva no quiero ver a esa cosa en mi casa, te lo advierto, no pongas a prueba mi paciencia.
-Lo siento…
Se marchó, dejándola en la cama, llorando, abrazando a la pequeña.
-No entiendo nada, Josh está detenido, ¿qué diablos ha pasado?
-No lo sé, pero la madre de Jenny lleva una semana sin verla y el portero de la casa donde vive igual. Los vecinos no han oído llorar a la niña desde entonces.
-Tenemos que hablar con Josh, él tiene que saber algo de todo esto.
-Están trayéndolo, espero que no tarden, la vida de Jenny y Sarah está en juego.
-No quiero ni pensarlo, espero que estén bien.
Ambos miraron el ascensor que acababa de abrirse. Lo miraron sorprendida.
-¡Rick!, ¿qué haces aquí?, estás convaleciente, vete a casa.
-Estoy bien, me quedo aquí, quiero ayudar.
-Rick…
-Kate, no te voy a dejar sola con Josh.
-Está bien, pero te quedarás fuera, mirando desde el cristal y vas a prometerme que no intervendrás pase lo que pase. Prométemelo.
-Te lo prometo… ¿sabemos algo de ellas?
-Nada, solo que estás desaparecidas desde hace una semana…
-¡Beckett!, a mi despacho, usted también Castle.
Ambos se miraron y entraron, preocupados.
-Sentaos.
-¿Qué ocurre?
-Inspectora, si no recuerdo mal usted está fuera del cuerpo, ¿no?
Beckett no respondió, no sabía que decir. Castle miró a ambas mujeres. -¿No piensa readmitirla?
-No la suspendí, ni se la despidió de la comisaria. Se la expulsó del cuerpo, no la puedo readmitir.
-Será mejor que me vaya… -Beckett se dio la vuelta dispuesta a irse, conteniendo las lágrimas, pero Gates la frenó.
-Déjeme terminar. He hablado con el jefe de inspectores y estamos de acuerdo en que esta es una situación especial. Es usted una buena policía, a pesar de su manía de llevarme la contraria, y hemos decidido anular su expulsión. Sea bienvenida a esta comisaría, aquí tiene. –Le tendió su placa y su arma, mirándola.
Beckett miró la placa y la acarició lentamente. Miró a su marido quien le sonreía. –Gracias señor.
-Pero a cambio tendrá que ceder en algo.
-Usted dirá.
-Tendrá que firmar este papel. –Le tendió un folio y un bolígrafo.
-¿Qué significa esto?
-Lo ha entendido perfectamente, usted decide.
-¿Qué ocurre? –Castle se acercó y leyó por encima del hombro de su mujer, luego la miró. –Kate…
-¿Este es el trato?, ¿puedo volver pero sólo como agente?
-Sí, al menos hasta que demuestre que puedo confiar de nuevo en usted.
Beckett miró el papel atentamente y luego a Castle. Este no sabía que decir, aquello le parecía un autentico insulto.
-Decídase.
En ese justo momento entró Esposito. –Perdón, pero Josh está aquí, hay que interrogarlo. ¿Ocurre algo?
Beckett miraba fijamente a Gates. -¿No se cansa?
-¿Cómo dice?
-Aquí tiene, no pienso aceptar esta humillación, no tengo la menor intención de trabajar con una bruja como usted.
-Beckett tenga cuidado.
-¿Por qué?, ¿qué piensa hacerme?, ¿expulsarme?, ya me ha oído, no acepto su oferta, buenas noches. –Se levantó para marcharse dejando a Gates y a Esposito perplejos. Castle miró a la capitán. –Esposito, ¿puedes dejarnos solos un momento?
-Claro, pero os recuerdo que tenemos que buscar a Jenny y a Sarah.
-Lo sé. –Cuando se quedaron solos Castle miró fijamente a la mujer, penetrándola con esos ojos azules, que siempre había visto alegres y amables y en aquel momento eran fríos como el hielo. -¿Por qué le hace esto?, ¿tanto le cuesta aceptar que se ha equivocado?
-Señor Castle no pienso consentirle…
-¡Escúcheme!, he soportado sus humillaciones, su desdén, su forma de tratarme como si fuera un estúpido payaso que solo viene a esta comisaría como quien va al parque de atracciones, pero esto es demasiado.
-Castle vigile sus palabras…
-Katherine Beckett es la mejor policía que usted ha visto jamás y lo sabe. ¿Sabe qué pienso?, que tiene miedo, le asusta pensar que alguien pueda darse cuenta de que usted no le llega ni a la suela de los zapatos. Es eso, ¿verdad?
-Castle…
-¿Sabe?, mi mujer lleva mucho tiempo soñando con volver aquí, volver a hablar por las víctimas, atrapar a los asesinos y buscar justicia, pero en el fondo me alegro de que no vuelva, trabajar con usted es un castigo que no le deseo ni a mi peor enemigo. –Se marchó tras darle una última mirada de desprecio.
Beckett le esperaba en frente del ascensor, Esposito lo miró. –Castle espera.
-Escucha, entiendo tu rabia y la de Beckett pero os necesitamos. Creo que si Josh sabe algo solo se lo contará a ella.
-¿Y qué hacemos?
-Castle se trata de la familia de Ryan… se lo debemos.
-¿Qué propones?
Entró en el calabozo, mirándolo. Josh parecía ausente. Castle y Esposito se miraron, el escritor susurró.
-Si Gates se entera de esto la detendrá, lo sabes ¿verdad?
-No se enterará, confía en mí.
Beckett se sentó a su lado, dándose un tiempo para calmarse y no golpearlo. -¿Dónde están?
No obtuvo respuesta.
-Josh, son una mujer inocente y una niña pequeña… dime dónde están.
Silencio.
-Josh, por favor, dímelo.
-Pudimos ser felices… estaba dispuesto a cambiar por ti, dejar los viajes…, pasar más tiempo contigo, hubiera hecho cualquier cosa, pero nunca tuve ninguna oportunidad, siempre estuvo él, ¿verdad?
-Josh… -Las miradas de Beckett y Castle se encontraron. –Josh, por favor.
-¿Aún no lo has entendido?
-¿Qué quieres decir?
-Lo hice por ti, mentir, fingir que soy un asesino, todo para evitar que te mate, pero te da igual, siempre está él primero…
Se quedó muda. Castle y Esposito se miraron.
-Ya me da igual, que te mate, que te viole, no voy a protegerte más, ya no…
-Josh, por favor, no entiendo nada, ayúdame a entenderlo.
-Lucía murió…, mi bebé… los perdí a los dos…, quería olvidarte, quería hacerla feliz, ser padre, que tontería pensar que podría olvidarte…
-Josh…
-Lo hiciste bien, jugaste bien conmigo, hiciste que me enamorara mientras que le esperabas a él... y luego quise ser feliz, tener una familia, pero no me dejabas, tu recuerdo no me dejaba… tú eras feliz, una boda, una hija, pero yo no…
-Josh, ¿quién te obligó a mentir?, deja que te ayude por favor, puedo sacarte de la cárcel, puedo ayudarte, Josh por favor, tienes que ayudarme, dime quien es.
-Nunca me quisiste…nunca…
Volvió a quedarse en silencio, mientras que una lágrima rodaba por sus mejillas. Beckett miró a los chicos. Esposito se agachó junto a Josh. –Eh, amigo mírame. A todos nos han hecho daño alguna vez, una mujer y su hija están en peligro y tú puedes ayudarlas, eres un buen tío Josh, eres médico, salvas vidas ¿no? Vamos, dinos quien fue. Puedes recuperar tu vida, diremos que nos equivocamos, que lo hiciste por ella, vamos Josh, tienes que ayudarnos.
Pero Josh había vuelto a perderse en sus recuerdos. Beckett se preguntó a qué clase de salvajadas le habrían sometido en la cárcel. Acarició suavemente su rostro. –Perdóname Josh, nunca quise hacerte daño…
Indiferencia.
Salieron y se dirigieron al ascensor. -¿Qué hacemos ahora?
-Iré a hablar con Gates, vosotros id a casa, os avisaré con lo que sea.
-De acuerdo…
Beckett se sentó en el sofá en silencio. Castle fue a ver a sus hijas, que se habían quedado dormidas. Cogió a Lucía y la llevó a la cuna, luego fue con su esposa.
-¿Cómo he podido hacerle tanto daño?
-Kate…
-Sabía que te quería, sabía estaba enamorada de ti, y aún así…
-Kate, todos cometemos errores.
-He arruinado su vida, nunca podrá recuperarse de lo que ha pasado en la cárcel, nunca… Todo es culpa mía.
-No digas eso. Lo intentaste, me di cuenta de que hiciste lo posible por amarlo. Durante mucho tiempo pensé que te había perdido, que por fin habías encontrado al adecuado…
Colocó su cabeza sobre su pecho, llorando en silencio. Él no dijo nada, se limitó a acariciarla y dejarla desahogarse.
-Papá, despierta, papá. –Despertó desorientado, Alexis lo miró preocupada. –Os quedasteis dormidos en el sofá. Yo tengo que irme ya.
-Espera, no puedes irte cielo, lo siento.
-Pero…
Castle interrumpió a su hija y le explicó todo.
-Entonces… ¿Josh no fue?
-No cielo, no fue, nos hemos vuelto a equivocar.
-Dios papá…
-Escucha, ahora mismo necesito que te quedes aquí, te prometo que hoy mismo te conseguiré un escolta para que puedas irte, pero espera por favor. Mañana podrás irte.
-Está bien, tranquilo papá me quedo.
-Gracias.
-Ahora será mejor que despiertes a Kate, no debe ser de muy cómodo dormir en esa postura. -Castle asintió, despertó con suavidad a su mujer mientras que su hija iba a la cocina a preparar el desayuno. Alexis estaba asustada, el hombre que la había atacado seguía libre, quería irse pronto, sentía que en Stanford estaría más segura. Su padre la abrazó y le sonrió con ternura. –Tranquila cielo, todo saldrá bien.
-Lo sé…
-Rick...-La voz triste de Beckett los distrajo, ambos la miraron. -Ha llamado Esposito, las han encontrado.
-¿Dónde?
Beckett temblaba. –Sarah está bien, no le han hecho nada.
-¿Y Jenny?
Negó con la cabeza, triste.
-Hola mi vida.
-¡Ryan!, mi amor ¡estás aquí! –Lo abrazó con fuerza, lo veía tan guapo, sonriente.
-Te dije que volviéramos a estar juntos mi amor.
-Pero… ¿y Sarah?
-La cuidarán, tranquila mi amor, nosotros las cuidaremos desde aquí, y ellos la cuidarán allí abajo.
-¿Crees que nos perdonará?, la hemos dejado sola…
-Lo entenderá, no la hemos dejado sola cariño, estamos con ella, siempre estaremos con ella. SIEMPRE
Continuará...
Sé que muchas me odiareis por poner a Josh en plan humano pero sinceramente creo que Beckett no se portó muy bien con él. Si quieres a alguien no estás con otro, eso hace daño.
Miraba a la pequeña en silencio, la niña le echaba los brazos, queriendo que la cogiera, balbuceando sonidos sin sentido. Le tendió el biberón y la observó comer. Era muy guapa, con los ojitos azules y el pelo rubio.
-Por favor, por favor déjanos ir, mírala, es muy pequeña, no le hagáis daño, te lo suplico. –Se volvió hacia ella.
-Calla.
-Déjala ir a ella por favor, él no tiene porque saberlo, sé que eres buena persona, tú no le harías daño a una niña, lo sé, te he visto cogiéndola, por favor.
-¡Que te calles! –Sonrió a la pequeña y la cogió en brazos, haciéndole cosquillas. Le dirigió una última mirada de desdén a Jenny y se llevó a la pequeña.
-¿Qué hace esa mocosa aquí?
-Es muy pequeña, no puedes hacerle daño, mírala, podría ser hija nuestra.
-¡No te atrevas a repetir eso!, ¿me oyes?, si vuelves a decirlo no respondo. –La miró con odio y la cogió por el brazo apretando con fuerza.
-Lo siento, perdona, por favor suéltame, por favor, me haces daño. –La empujó tirándola a la cama, aún con la niña en brazos, que no dejaba de llorar.
-Haz que se calle, tengo que salir, cuando vuelva no quiero ver a esa cosa en mi casa, te lo advierto, no pongas a prueba mi paciencia.
-Lo siento…
Se marchó, dejándola en la cama, llorando, abrazando a la pequeña.
-No entiendo nada, Josh está detenido, ¿qué diablos ha pasado?
-No lo sé, pero la madre de Jenny lleva una semana sin verla y el portero de la casa donde vive igual. Los vecinos no han oído llorar a la niña desde entonces.
-Tenemos que hablar con Josh, él tiene que saber algo de todo esto.
-Están trayéndolo, espero que no tarden, la vida de Jenny y Sarah está en juego.
-No quiero ni pensarlo, espero que estén bien.
Ambos miraron el ascensor que acababa de abrirse. Lo miraron sorprendida.
-¡Rick!, ¿qué haces aquí?, estás convaleciente, vete a casa.
-Estoy bien, me quedo aquí, quiero ayudar.
-Rick…
-Kate, no te voy a dejar sola con Josh.
-Está bien, pero te quedarás fuera, mirando desde el cristal y vas a prometerme que no intervendrás pase lo que pase. Prométemelo.
-Te lo prometo… ¿sabemos algo de ellas?
-Nada, solo que estás desaparecidas desde hace una semana…
-¡Beckett!, a mi despacho, usted también Castle.
Ambos se miraron y entraron, preocupados.
-Sentaos.
-¿Qué ocurre?
-Inspectora, si no recuerdo mal usted está fuera del cuerpo, ¿no?
Beckett no respondió, no sabía que decir. Castle miró a ambas mujeres. -¿No piensa readmitirla?
-No la suspendí, ni se la despidió de la comisaria. Se la expulsó del cuerpo, no la puedo readmitir.
-Será mejor que me vaya… -Beckett se dio la vuelta dispuesta a irse, conteniendo las lágrimas, pero Gates la frenó.
-Déjeme terminar. He hablado con el jefe de inspectores y estamos de acuerdo en que esta es una situación especial. Es usted una buena policía, a pesar de su manía de llevarme la contraria, y hemos decidido anular su expulsión. Sea bienvenida a esta comisaría, aquí tiene. –Le tendió su placa y su arma, mirándola.
Beckett miró la placa y la acarició lentamente. Miró a su marido quien le sonreía. –Gracias señor.
-Pero a cambio tendrá que ceder en algo.
-Usted dirá.
-Tendrá que firmar este papel. –Le tendió un folio y un bolígrafo.
-¿Qué significa esto?
-Lo ha entendido perfectamente, usted decide.
-¿Qué ocurre? –Castle se acercó y leyó por encima del hombro de su mujer, luego la miró. –Kate…
-¿Este es el trato?, ¿puedo volver pero sólo como agente?
-Sí, al menos hasta que demuestre que puedo confiar de nuevo en usted.
Beckett miró el papel atentamente y luego a Castle. Este no sabía que decir, aquello le parecía un autentico insulto.
-Decídase.
En ese justo momento entró Esposito. –Perdón, pero Josh está aquí, hay que interrogarlo. ¿Ocurre algo?
Beckett miraba fijamente a Gates. -¿No se cansa?
-¿Cómo dice?
-Aquí tiene, no pienso aceptar esta humillación, no tengo la menor intención de trabajar con una bruja como usted.
-Beckett tenga cuidado.
-¿Por qué?, ¿qué piensa hacerme?, ¿expulsarme?, ya me ha oído, no acepto su oferta, buenas noches. –Se levantó para marcharse dejando a Gates y a Esposito perplejos. Castle miró a la capitán. –Esposito, ¿puedes dejarnos solos un momento?
-Claro, pero os recuerdo que tenemos que buscar a Jenny y a Sarah.
-Lo sé. –Cuando se quedaron solos Castle miró fijamente a la mujer, penetrándola con esos ojos azules, que siempre había visto alegres y amables y en aquel momento eran fríos como el hielo. -¿Por qué le hace esto?, ¿tanto le cuesta aceptar que se ha equivocado?
-Señor Castle no pienso consentirle…
-¡Escúcheme!, he soportado sus humillaciones, su desdén, su forma de tratarme como si fuera un estúpido payaso que solo viene a esta comisaría como quien va al parque de atracciones, pero esto es demasiado.
-Castle vigile sus palabras…
-Katherine Beckett es la mejor policía que usted ha visto jamás y lo sabe. ¿Sabe qué pienso?, que tiene miedo, le asusta pensar que alguien pueda darse cuenta de que usted no le llega ni a la suela de los zapatos. Es eso, ¿verdad?
-Castle…
-¿Sabe?, mi mujer lleva mucho tiempo soñando con volver aquí, volver a hablar por las víctimas, atrapar a los asesinos y buscar justicia, pero en el fondo me alegro de que no vuelva, trabajar con usted es un castigo que no le deseo ni a mi peor enemigo. –Se marchó tras darle una última mirada de desprecio.
Beckett le esperaba en frente del ascensor, Esposito lo miró. –Castle espera.
-Escucha, entiendo tu rabia y la de Beckett pero os necesitamos. Creo que si Josh sabe algo solo se lo contará a ella.
-¿Y qué hacemos?
-Castle se trata de la familia de Ryan… se lo debemos.
-¿Qué propones?
Entró en el calabozo, mirándolo. Josh parecía ausente. Castle y Esposito se miraron, el escritor susurró.
-Si Gates se entera de esto la detendrá, lo sabes ¿verdad?
-No se enterará, confía en mí.
Beckett se sentó a su lado, dándose un tiempo para calmarse y no golpearlo. -¿Dónde están?
No obtuvo respuesta.
-Josh, son una mujer inocente y una niña pequeña… dime dónde están.
Silencio.
-Josh, por favor, dímelo.
-Pudimos ser felices… estaba dispuesto a cambiar por ti, dejar los viajes…, pasar más tiempo contigo, hubiera hecho cualquier cosa, pero nunca tuve ninguna oportunidad, siempre estuvo él, ¿verdad?
-Josh… -Las miradas de Beckett y Castle se encontraron. –Josh, por favor.
-¿Aún no lo has entendido?
-¿Qué quieres decir?
-Lo hice por ti, mentir, fingir que soy un asesino, todo para evitar que te mate, pero te da igual, siempre está él primero…
Se quedó muda. Castle y Esposito se miraron.
-Ya me da igual, que te mate, que te viole, no voy a protegerte más, ya no…
-Josh, por favor, no entiendo nada, ayúdame a entenderlo.
-Lucía murió…, mi bebé… los perdí a los dos…, quería olvidarte, quería hacerla feliz, ser padre, que tontería pensar que podría olvidarte…
-Josh…
-Lo hiciste bien, jugaste bien conmigo, hiciste que me enamorara mientras que le esperabas a él... y luego quise ser feliz, tener una familia, pero no me dejabas, tu recuerdo no me dejaba… tú eras feliz, una boda, una hija, pero yo no…
-Josh, ¿quién te obligó a mentir?, deja que te ayude por favor, puedo sacarte de la cárcel, puedo ayudarte, Josh por favor, tienes que ayudarme, dime quien es.
-Nunca me quisiste…nunca…
Volvió a quedarse en silencio, mientras que una lágrima rodaba por sus mejillas. Beckett miró a los chicos. Esposito se agachó junto a Josh. –Eh, amigo mírame. A todos nos han hecho daño alguna vez, una mujer y su hija están en peligro y tú puedes ayudarlas, eres un buen tío Josh, eres médico, salvas vidas ¿no? Vamos, dinos quien fue. Puedes recuperar tu vida, diremos que nos equivocamos, que lo hiciste por ella, vamos Josh, tienes que ayudarnos.
Pero Josh había vuelto a perderse en sus recuerdos. Beckett se preguntó a qué clase de salvajadas le habrían sometido en la cárcel. Acarició suavemente su rostro. –Perdóname Josh, nunca quise hacerte daño…
Indiferencia.
Salieron y se dirigieron al ascensor. -¿Qué hacemos ahora?
-Iré a hablar con Gates, vosotros id a casa, os avisaré con lo que sea.
-De acuerdo…
Beckett se sentó en el sofá en silencio. Castle fue a ver a sus hijas, que se habían quedado dormidas. Cogió a Lucía y la llevó a la cuna, luego fue con su esposa.
-¿Cómo he podido hacerle tanto daño?
-Kate…
-Sabía que te quería, sabía estaba enamorada de ti, y aún así…
-Kate, todos cometemos errores.
-He arruinado su vida, nunca podrá recuperarse de lo que ha pasado en la cárcel, nunca… Todo es culpa mía.
-No digas eso. Lo intentaste, me di cuenta de que hiciste lo posible por amarlo. Durante mucho tiempo pensé que te había perdido, que por fin habías encontrado al adecuado…
Colocó su cabeza sobre su pecho, llorando en silencio. Él no dijo nada, se limitó a acariciarla y dejarla desahogarse.
-Papá, despierta, papá. –Despertó desorientado, Alexis lo miró preocupada. –Os quedasteis dormidos en el sofá. Yo tengo que irme ya.
-Espera, no puedes irte cielo, lo siento.
-Pero…
Castle interrumpió a su hija y le explicó todo.
-Entonces… ¿Josh no fue?
-No cielo, no fue, nos hemos vuelto a equivocar.
-Dios papá…
-Escucha, ahora mismo necesito que te quedes aquí, te prometo que hoy mismo te conseguiré un escolta para que puedas irte, pero espera por favor. Mañana podrás irte.
-Está bien, tranquilo papá me quedo.
-Gracias.
-Ahora será mejor que despiertes a Kate, no debe ser de muy cómodo dormir en esa postura. -Castle asintió, despertó con suavidad a su mujer mientras que su hija iba a la cocina a preparar el desayuno. Alexis estaba asustada, el hombre que la había atacado seguía libre, quería irse pronto, sentía que en Stanford estaría más segura. Su padre la abrazó y le sonrió con ternura. –Tranquila cielo, todo saldrá bien.
-Lo sé…
-Rick...-La voz triste de Beckett los distrajo, ambos la miraron. -Ha llamado Esposito, las han encontrado.
-¿Dónde?
Beckett temblaba. –Sarah está bien, no le han hecho nada.
-¿Y Jenny?
Negó con la cabeza, triste.
-Hola mi vida.
-¡Ryan!, mi amor ¡estás aquí! –Lo abrazó con fuerza, lo veía tan guapo, sonriente.
-Te dije que volviéramos a estar juntos mi amor.
-Pero… ¿y Sarah?
-La cuidarán, tranquila mi amor, nosotros las cuidaremos desde aquí, y ellos la cuidarán allí abajo.
-¿Crees que nos perdonará?, la hemos dejado sola…
-Lo entenderá, no la hemos dejado sola cariño, estamos con ella, siempre estaremos con ella. SIEMPRE
Continuará...
Sé que muchas me odiareis por poner a Josh en plan humano pero sinceramente creo que Beckett no se portó muy bien con él. Si quieres a alguien no estás con otro, eso hace daño.
GRACIAS POR LEER
Última edición por maria_cs el Dom Mayo 13, 2012 9:19 am, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
INCREÍBLE! con cada capítulo me dejas más y más intrigada! tu fic es genial! espero que no lo acabes nunca!! Sube pronto por favor! ^^
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
Que fuerte, ahora Jenny?! t.t pobre Sarah.
Y me intriga saber quien es el tio ese DDD:
Sigue pronto
Y me intriga saber quien es el tio ese DDD:
Sigue pronto
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
tu nos digiste que nos habias dado muchas pistas de quien era el acecino y segun mi parecer las pistas apuntaban a josh pero si el no es el acecino , quien demonios es ?
sigue pronto .
sigue pronto .
claudia vasquez- Ayudante de policia
- Mensajes : 122
Fecha de inscripción : 25/03/2012
Edad : 30
Localización : MADRID/ESPAÑA
Re: (¿+18?) La tormenta
Ahhh!!! Ya creo que se quien es el asesino!!. Pero me lo guardo para mi .
Me encanta este fic!!
Me encanta este fic!!
Re: (¿+18?) La tormenta
Massycb escribió:Ahhh!!! Ya creo que se quien es el asesino!!. Pero me lo guardo para mi .
Me encanta este fic!!
no hagas eso me estoy comiendo la cabeza por saber quien es , por fa
claudia vasquez- Ayudante de policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
ke intrigaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa con eso de ke has dado pistas ............. y yo ke no caigo en kien esssssssssssssss ahhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ke ganas de leer el proximo capi !!!!!!!!!!!!!!!!
castleaddict- As del póker
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Re: (¿+18?) La tormenta
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa y no pues he recapitulado y no doy espero sigas pronto con esta super trama
moni valdes- As del póker
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Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 51 Olvidar y sentir
La besaba con furia, sediento, queriendo olvidarse de la realidad por unos segundos, quería que ella olvidara la realidad, que se olvidara del mundo, del dolor, solo quería sentirla. Luego le dolería el pecho y la doctora le regañaría como a un niño y vendrían los arrepentimientos, pero en esos momentos le daba igual, como a ella le daba igual que la hubiera golpeado con furia contra la pared, no pensaba en su herida, solo pensaba en la electricidad que recorría su cuerpo mientras que la veía enredar sus piernas en su cintura, concentrándose en sus caricias y en sus besos. Sus manos corrían por su cuerpo explorando, su lengua acariciaba cada diente y cada centímetro de su boca y la hacía gritar de placer y hundir sus uñas en su piel. En aquel momento solo querían olvidar y sentir, nada más.
Tres días antes
-¿Causa… de la… muerte?
-Disparo en la cabeza. Murió en el acto. Las marcas en la muñecas indican que estuvo atada durante bastante tiempo, puede que desde su desaparición. Este cardenal de aquí… -Lanie señalaba el moratón que tenía en el cuello. -…significa que el asesino intentó estrangularla, pero parece que se lo pensó mejor.
-¿Por qué lo haría?
-No lo sé cariño…, no he encontrado ningún rastro que nos pueda llevar al asesino, lo siento, ojalá pudiera hacer mas…
-Tranquila, no te preocupes, lo cogeremos, te lo prometo.
-Javi tengo miedo. Y si le da por ir a por nuestros hijos, y si intenta matarte a ti, no lo soportaría…
-Shhhh, calla mi amor, eso no va a pasar, tranquila, todo irá bien. Y cuando esto acabe y le demos justicia a nuestros amigos tú y yo nos casaremos. –La abrazó con ternura y la besó.
-¿Qué va a pasar con Sarah? ¿Crees que podrán quedársela?
-No lo sé, espero que sí, esa niña se merece un hogar e hicimos bien en decirles a Jenny y a Ryan que sería lo mejor para Sarah, nosotros lo tenemos muy difícil con los gemelos.
-Sí, son unos padres maravillosos y a ella nunca le faltará de nada.
-Espero que la madre de Jenny ceda…
-No se cariño, la mujer ha perdido a su hija, debe de ser muy difícil perder también a su nieta.
-Lo sé, pero ella no va a poder cuidarla, ya está muy mayor para cuidar de un bebé.
-¡No, no y no! No hace ni dos días que perdí a mi niña y ahora me vienen con esto. Sarah es mi nieta y se quedará conmigo.
-Señora, no queremos quitársela, podrá verla siempre que quiera, se lo prometemos.
-He dicho que no. No dejaré que os la quedéis para que te llame mamá y no sepa nada de mi hija. Vivirá conmigo y le contaré todo sobre sus padres.
-Le diríamos la verdad, jamás dejaríamos que olvidase a Ryan y a Jenny, por favor, tiene que entenderlo. Ellos eran nuestros amigos y nos nombraron tutores de Sarah.
-¿Amigos?, nadie llama a sus amigos por sus apellidos, no os conozco de nada y ¿queréis que os entregue a lo mejor que le ha pasado a mi hija?, ¡no pienso permitirlo, me niego!
-Señora O´Malley…
-Escuche señora O´Malley, entiendo su dolor, pero ellos tienen razón, su hija y su yerno los nombraron tutores de Sarah y ellos están de acuerdo y quieren adoptarla. Los señores Castle-Beckett están casados, tienen un hogar estable…
-Y déjeme adivinar, tienen dinero, ¿verdad? ¿Creen que el dinero va a darle la felicidad a mi nieta?, ha perdido a su madre y a su padre y nadie los va a sustituir. ¡No pienso dársela!
-Escuche señora O´Malley, creo que no entiende la gravedad de la situación. La pequeña está bajo la tutela del señor Castle y la señora Beckett, ellos son ahora sus padres adoptivos, pueden enfrentarse en juicio si quiere, pero esto no ayudará a la niña.
-Lo haré.
-Señora O´Malley si decide ir a los tribunales Sarah tendrá que ir a un centro de menores mientras que se celebra la vista y el juicio. ¿De verdad quiere eso para su nieta?
Al escuchar aquello Beckett miró a la mujer. Se sentó a su lado y cogió su mano. –Escuche, entiendo lo mucho que está sufriendo, tengo dos hijas y no sé lo que haría si les pasara algo, pero ya no podemos hacer nada por Jenny. Ryan era amigo mío, no lo llamaba por su nombre, pero para mí era como un hermano, lo quería muchísimo y las pocas veces que vi a Jenny me di cuenta de que era una mujer excepcional. Jamás podre sustituir a su hija como madre para Sarah pero le prometo que le daré todo el amor y todo el cariño que ella ya no podrá darle. Ambas queremos que la pequeña sea feliz y sé que la idea de que esté en un orfanato sola le da nauseas, al igual que mi. Señora O´Malley sé que no nos conoce pero créame, mi marido es el mejor hombre que conozco y sé qué querrá a Sarah tanto como quiere a nuestras hijas. Nunca le faltará de nada y usted podrá verla siempre que quiera. Le contaré a su nieta la verdad sobre Jenny y sobre Ryan, jamás le ocultaré que ellos fueron sus primeros padres, pero tiene que dejar que cuidemos de ella.
La mujer no dijo nada se limitó a mirar al bebé que estaba en el cochecito. La pequeña empezó a llorar, Castle se acercó a ella y la cogió, hablándole tiernamente.
-Shhhhh, no llores cielo, tranquila, no pasa nada, shhhhh no llores princesita, mira a la abuela, no le gusta verte llorar, eso es, ya está, shhh.
-Prométanme que nunca le faltará de nada y que no permitirán que olvide a sus padres.
-Se lo prometemos, no se preocupe señora O´Malley, la cuidaremos y la querremos tanto como a nuestras hijas. Será una más en la familia.
-Quiero verla todos los días.
-Por supuesto.
-Está bien… ¿puedo cogerla antes de que se la lleven?
-Es su nieta, puede cogerla siempre que quiera.
Unas horas después Castle, Beckett con la niña y el asistente social entraban en el loft donde les esperaban Martha, Jim, Lanie, Esposito y Alexis con Lucía. Beckett se acercó a la pequeña y la cogió en brazos.
-Hola mi niña, ¿nos has echado de menos?
-Entonces… ¿tengo una nueva hermana o no?
-Pues… -Castle miró al asistente quien se sentó en el sofá mirándolos a todos.
-La niña se quedará aquí hasta la vista con el juez que será en tres días, si el juez no pone ningún impedimento la niña será parte de la familia.
-¿Y si lo pone?
-Pues teniendo en cuenta que usted es millonario buscaremos un buen abogado y a los dos días la niña será parte de la familia.
-Entonces… ya podemos decirlo, es nuestra hija.
-Sí, enhorabuena, esta pequeña ya es una Castle mas. Habrá que esperar para darle el apellido o los apellidos pero es vuestra niña.
-Los apellidos, la niña tendrá los dos apellidos, igual que Lucía.
-Bien. Bueno tengo que preparar muchos papeles para la adopción, nos veremos en tres días en los juzgados.
-Bien, muchas gracias.
-Chicos, lo siento pero tengo que preguntaros esto. ¿Vais a hacer como si Ryan y Jenny nunca hubieran existido para ella?
-¡No! –Ambos miraron a sus amigos. –Le diremos la verdad, intentaremos que todo sea natural para ella, que no le afecte, pero se lo diremos.
-Chicos… ¿Cómo se le dice a una niña pequeña que sus padres han sido asesinados?
-Lanie, tiene ocho meses, ya veremos cómo lo hacemos, ahora lo único que importa es que ella esté bien, ¿no creéis?
-Sí, tenéis razón.
-Bueno, creo que lo mejor será que os dejemos solos. Nos vemos mañana. –Lanie y Javier se despidieron de sus amigos y se marcharon.
Martha se acercó a Sarah y la observó. –Es preciosa, me alegro de que forme parte de nuestra familia, aunque sea en estas circunstancias. ¿Tenéis pensado ya donde va a dormir?
-Dormirá en la cuna de Lucía, si todo sale bien compraremos una para ella.
-¿Y Lucía?
-Dormirá en el moisés.
-Y si todo sale bien, ¿compartirán habitación?
-Sí, la habitación es grande y tienen espacio de sobra, además es bueno que los niños de edades parecidas compartan cuarto. Cuando se hagan mayores ya veremos.
-Siempre podemos transformar la habitación de invitados.
-Sí.
De repente Lucía empezó a llorar lo que hizo llorar a Sarah. Beckett se acercó a Lucía y la cogió en brazos. –Shhh, no llores cariño, voy a cambiarte, no llores. Rick, ¿puedes ocuparte tú de Sarah?
-Por supuesto. Ven aquí preciosa, no llores, vamos tranquila, shhh.
-Papa, no sé como lo vais a hacer con dos niñas tan pequeñas.
-Nos apañaremos…, vamos Sarah no llores, no llores cielo…
Un rato después estaban todos almorzando, excepto Lucía que dormía en su moisés. Sarah estaba sentada en su cochecito, tomando el biberón, que Beckett sostenía. Tras la comida Martha y Jim se levantaron.
-¿Os vais ya?
-Sí, tenemos que irnos, el escolta ya habrá vuelto de comer.
-Dios, espero que esto se solucione de una vez, estoy harta de tener un escolta todo el día detrás.
-Pues anda que yo.
-Chicas sé que es molesto pero es por vuestra seguridad, cuando esto acabe los despediremos.
-Lo sabemos. Bueno nos vamos, llamaremos mañana para ver que tal el primer día con la niña.
-Muy bien. Adiós madre, Jim.
Se despidieron de ellos y luego recogieron la mesa. Alexis se acercó a Sarah y le sonrió. –Hola preciosa, parece que vamos a ser hermanas.
Castle miró a Beckett que miraba a la pelirroja con una expresión rara en el rostro. Alexis se levantó. –Bueno Molly no tardará en llegar, me voy arriba a estudiar y hablar con Nathan.
-Bien, nos vemos luego cielo. –En cuanto Alexis subió las escaleras Castle se acercó a su mujer -¿Qué pasa Kate?
-Nada…
-Kate…
-Rick… ¿te ha molestado que haya llamado a Alexis como nuestra hija?
-¿Cómo?, ¿Kate lo dices en serio?
-No me paré a pensarlo cuando lo dije y no sé cómo te habrá sentado.
-Kate, me encanta ver que consideras a Alexis como a tu hija, no me molesta, ¿cómo iba a molestarme?
-Gracias… -Ambos se miraron y se sonrieron. Lucía empezó a llorar. Castle se acercó a ella y la cogió con ternura. –Shhh, ¿qué te pasa mi amor?, vamos no llores, tienes que estar contenta mi niña, tienes otra hermanita mayor, ¿no es genial?
-Espero que esto no le cause celos… -Castle se dirigió a ella y sonrió. –Kate, quiero a mis hijas por igual y con Sarah será igual, no dejaremos que tenga celos, no vamos a dejar de darle atención a Lucía por tener una nueva miembro en la familia.
Beckett asintió. –Rick, esto va a ser muy difícil, te voy a necesitar más que nunca.
-Sabes que estoy aquí cariño, siempre.
Los días siguientes fueron tranquilos, aunque agotadores. Castle seguía con las curas, que cada vez eran más sencillas. En unos días estaría todo bien, él deseaba que llegase ese día al igual que Beckett que no veía la hora de perder a la enfermera de vista. Alexis se había ido a Stanford, ya no podía retrasarlo más, los exámenes estaban cerca. Beckett estaba muy cansada, Sarah y Lucía no se ponían de acuerdo y cuando una no lloraba, lloraba la otra. Castle tenía que escribir un nuevo libro de Nikki Heat y no podía estar muy pendiente de las niñas. El día de la vista ambos estaban nerviosos, no querían perder a la pequeña, ni que la llevaran a un orfanato, ya había sufrido bastante.
-¿Están listos?
-Sí, nerviosos, pero listos.
-Tranquilos, todo saldrá bien.
Ambos miraban al juez, que los miró fijamente.
-Este juzgado niega temporalmente la custodia a los señores Castle-Beckett, debido a que podrían ponerla en peligro.
-¡¿Cómo?!
-¡¿Qué?!
-Señoría que quiere…
-No puedo entregar una niña a una pareja que está en el punto de mira de un asesino que es responsable de la muerte de sus anteriores padres, lo siento. La pequeña quedará bajo la custodia del Estado hasta que ese hombre esté preso, después podrán solicitar otra vista y entonces formará parte de su familia.
-Señoría…
-Lo siento, entreguen a la niña al agente. –Beckett no podía entregar a la pequeña, estaba paralizada. Castle la miró con impotencia. El agente tendió los brazos. –Deme a la niña señora.
-No… por favor…
-Señora Beckett entregue a la niña o la acusaré de desacato.
-Kate, mi amor, vamos, no te preocupes, la recuperaremos, te lo prometo.
El agente cogió a la pequeña y se la llevó, Beckett sintió como la cabeza le daba vueltas, perdiendo las pocas fuerzas que le quedaban. -¡Kate!
-Kate, Kate mi amor abre los ojos, Kate cariño, vamos…, eso es, muy bien, tranquila. –Lo miró con los ojos entrecerrados. –Rick… ¿Dónde estoy?
-Tranquila cariño, estás en casa, te desmayaste en el juzgado, no te preocupes, vamos deja que te ayude. –La ayudó a levantarse. –Tranquila cariño.
-Rick… Sarah…
-Shhhh, no te preocupes, no pasa nada, he hablado con el asistente social. El juez ha asegurado que cuando detengamos a ese animal Sarah vendrá a vivir con nosotros. No te preocupes mi amor, Sarah es nuestra hija, nadie nos la va a quitar.
-Rick y si nunca lo encontramos…
-Kate…
-¿Por qué?, ¿Qué diablos quiere?, ¿a cuántos va a hacer daño?, es que nunca va a parar…
-Kate mi amor…
-No puedo más, no lo soporto mas, Rick no puedo más, esto me supera, ojalá me encuentre de una vez y termine con todo est…
-¡Cállate! –Lo miró, nunca lo había visto así, tan furioso, airado. –Nunca vuelvas a repetir eso, ¿me oyes?, ¡nunca!
-Rick yo…-Pero él no le dejó hablar, salió del cuarto enfadado. Ella lo siguió. –Rick, lo siento... -Y de pronto la empujó contra la pared y empezó a desnudarla.
Y ahí estaban, desesperados por darse fuerzas, ganas de vivir, por amarse y por descargar toda esa rabia. Castle le rasgó la ropa interior y la penetró de golpe, con fuerza, haciéndola jadear.
-Rick…Rick…Rick… - Cada embestida arrancaba su nombre de sus labios, mientras que se aferraba a él con los brazos y con las piernas, dejando marcas en su piel. Más profundo, más fuerte, más desesperado. La golpeaba contra la pared una y otra vez, como si quisiera traspasar su piel, como si quisiera llegar a lo más hondo de su cuerpo y de su mente. Nunca antes le había hecho el amor de esa manera, no es que no hubieran tenido sexo salvaje, pero aquello era algo distinto. No había delicadeza alguna, ni palabras tiernas. Solo gritos de placer y dos cuerpos sudorosos, que lo único que querían era olvidar. Y olvidaron. Llegaron al orgasmo a la vez, gritando mientras que sus cuerpos temblaban. Ella no tenía fuerzas para sostenerse. Castle se dejó caer lentamente, con ella, hasta quedar sentados en el suelo, desnudos. Enterró su cabeza en su pecho, susurrando una y otra vez. –Nunca más Kate, nunca más, no te quiero perder, nunca más… nunca más…
Continuará...
(Le he cambiado la edad a Sarah en el capítulo donde Ryan y Jenny la adoptaban. Ahora tiene ocho meses y Lucía tres.)
Estareis hartos de leer esto pero, mil gracias por leer y por comentar
La besaba con furia, sediento, queriendo olvidarse de la realidad por unos segundos, quería que ella olvidara la realidad, que se olvidara del mundo, del dolor, solo quería sentirla. Luego le dolería el pecho y la doctora le regañaría como a un niño y vendrían los arrepentimientos, pero en esos momentos le daba igual, como a ella le daba igual que la hubiera golpeado con furia contra la pared, no pensaba en su herida, solo pensaba en la electricidad que recorría su cuerpo mientras que la veía enredar sus piernas en su cintura, concentrándose en sus caricias y en sus besos. Sus manos corrían por su cuerpo explorando, su lengua acariciaba cada diente y cada centímetro de su boca y la hacía gritar de placer y hundir sus uñas en su piel. En aquel momento solo querían olvidar y sentir, nada más.
Tres días antes
-¿Causa… de la… muerte?
-Disparo en la cabeza. Murió en el acto. Las marcas en la muñecas indican que estuvo atada durante bastante tiempo, puede que desde su desaparición. Este cardenal de aquí… -Lanie señalaba el moratón que tenía en el cuello. -…significa que el asesino intentó estrangularla, pero parece que se lo pensó mejor.
-¿Por qué lo haría?
-No lo sé cariño…, no he encontrado ningún rastro que nos pueda llevar al asesino, lo siento, ojalá pudiera hacer mas…
-Tranquila, no te preocupes, lo cogeremos, te lo prometo.
-Javi tengo miedo. Y si le da por ir a por nuestros hijos, y si intenta matarte a ti, no lo soportaría…
-Shhhh, calla mi amor, eso no va a pasar, tranquila, todo irá bien. Y cuando esto acabe y le demos justicia a nuestros amigos tú y yo nos casaremos. –La abrazó con ternura y la besó.
-¿Qué va a pasar con Sarah? ¿Crees que podrán quedársela?
-No lo sé, espero que sí, esa niña se merece un hogar e hicimos bien en decirles a Jenny y a Ryan que sería lo mejor para Sarah, nosotros lo tenemos muy difícil con los gemelos.
-Sí, son unos padres maravillosos y a ella nunca le faltará de nada.
-Espero que la madre de Jenny ceda…
-No se cariño, la mujer ha perdido a su hija, debe de ser muy difícil perder también a su nieta.
-Lo sé, pero ella no va a poder cuidarla, ya está muy mayor para cuidar de un bebé.
-¡No, no y no! No hace ni dos días que perdí a mi niña y ahora me vienen con esto. Sarah es mi nieta y se quedará conmigo.
-Señora, no queremos quitársela, podrá verla siempre que quiera, se lo prometemos.
-He dicho que no. No dejaré que os la quedéis para que te llame mamá y no sepa nada de mi hija. Vivirá conmigo y le contaré todo sobre sus padres.
-Le diríamos la verdad, jamás dejaríamos que olvidase a Ryan y a Jenny, por favor, tiene que entenderlo. Ellos eran nuestros amigos y nos nombraron tutores de Sarah.
-¿Amigos?, nadie llama a sus amigos por sus apellidos, no os conozco de nada y ¿queréis que os entregue a lo mejor que le ha pasado a mi hija?, ¡no pienso permitirlo, me niego!
-Señora O´Malley…
-Escuche señora O´Malley, entiendo su dolor, pero ellos tienen razón, su hija y su yerno los nombraron tutores de Sarah y ellos están de acuerdo y quieren adoptarla. Los señores Castle-Beckett están casados, tienen un hogar estable…
-Y déjeme adivinar, tienen dinero, ¿verdad? ¿Creen que el dinero va a darle la felicidad a mi nieta?, ha perdido a su madre y a su padre y nadie los va a sustituir. ¡No pienso dársela!
-Escuche señora O´Malley, creo que no entiende la gravedad de la situación. La pequeña está bajo la tutela del señor Castle y la señora Beckett, ellos son ahora sus padres adoptivos, pueden enfrentarse en juicio si quiere, pero esto no ayudará a la niña.
-Lo haré.
-Señora O´Malley si decide ir a los tribunales Sarah tendrá que ir a un centro de menores mientras que se celebra la vista y el juicio. ¿De verdad quiere eso para su nieta?
Al escuchar aquello Beckett miró a la mujer. Se sentó a su lado y cogió su mano. –Escuche, entiendo lo mucho que está sufriendo, tengo dos hijas y no sé lo que haría si les pasara algo, pero ya no podemos hacer nada por Jenny. Ryan era amigo mío, no lo llamaba por su nombre, pero para mí era como un hermano, lo quería muchísimo y las pocas veces que vi a Jenny me di cuenta de que era una mujer excepcional. Jamás podre sustituir a su hija como madre para Sarah pero le prometo que le daré todo el amor y todo el cariño que ella ya no podrá darle. Ambas queremos que la pequeña sea feliz y sé que la idea de que esté en un orfanato sola le da nauseas, al igual que mi. Señora O´Malley sé que no nos conoce pero créame, mi marido es el mejor hombre que conozco y sé qué querrá a Sarah tanto como quiere a nuestras hijas. Nunca le faltará de nada y usted podrá verla siempre que quiera. Le contaré a su nieta la verdad sobre Jenny y sobre Ryan, jamás le ocultaré que ellos fueron sus primeros padres, pero tiene que dejar que cuidemos de ella.
La mujer no dijo nada se limitó a mirar al bebé que estaba en el cochecito. La pequeña empezó a llorar, Castle se acercó a ella y la cogió, hablándole tiernamente.
-Shhhhh, no llores cielo, tranquila, no pasa nada, shhhhh no llores princesita, mira a la abuela, no le gusta verte llorar, eso es, ya está, shhh.
-Prométanme que nunca le faltará de nada y que no permitirán que olvide a sus padres.
-Se lo prometemos, no se preocupe señora O´Malley, la cuidaremos y la querremos tanto como a nuestras hijas. Será una más en la familia.
-Quiero verla todos los días.
-Por supuesto.
-Está bien… ¿puedo cogerla antes de que se la lleven?
-Es su nieta, puede cogerla siempre que quiera.
Unas horas después Castle, Beckett con la niña y el asistente social entraban en el loft donde les esperaban Martha, Jim, Lanie, Esposito y Alexis con Lucía. Beckett se acercó a la pequeña y la cogió en brazos.
-Hola mi niña, ¿nos has echado de menos?
-Entonces… ¿tengo una nueva hermana o no?
-Pues… -Castle miró al asistente quien se sentó en el sofá mirándolos a todos.
-La niña se quedará aquí hasta la vista con el juez que será en tres días, si el juez no pone ningún impedimento la niña será parte de la familia.
-¿Y si lo pone?
-Pues teniendo en cuenta que usted es millonario buscaremos un buen abogado y a los dos días la niña será parte de la familia.
-Entonces… ya podemos decirlo, es nuestra hija.
-Sí, enhorabuena, esta pequeña ya es una Castle mas. Habrá que esperar para darle el apellido o los apellidos pero es vuestra niña.
-Los apellidos, la niña tendrá los dos apellidos, igual que Lucía.
-Bien. Bueno tengo que preparar muchos papeles para la adopción, nos veremos en tres días en los juzgados.
-Bien, muchas gracias.
-Chicos, lo siento pero tengo que preguntaros esto. ¿Vais a hacer como si Ryan y Jenny nunca hubieran existido para ella?
-¡No! –Ambos miraron a sus amigos. –Le diremos la verdad, intentaremos que todo sea natural para ella, que no le afecte, pero se lo diremos.
-Chicos… ¿Cómo se le dice a una niña pequeña que sus padres han sido asesinados?
-Lanie, tiene ocho meses, ya veremos cómo lo hacemos, ahora lo único que importa es que ella esté bien, ¿no creéis?
-Sí, tenéis razón.
-Bueno, creo que lo mejor será que os dejemos solos. Nos vemos mañana. –Lanie y Javier se despidieron de sus amigos y se marcharon.
Martha se acercó a Sarah y la observó. –Es preciosa, me alegro de que forme parte de nuestra familia, aunque sea en estas circunstancias. ¿Tenéis pensado ya donde va a dormir?
-Dormirá en la cuna de Lucía, si todo sale bien compraremos una para ella.
-¿Y Lucía?
-Dormirá en el moisés.
-Y si todo sale bien, ¿compartirán habitación?
-Sí, la habitación es grande y tienen espacio de sobra, además es bueno que los niños de edades parecidas compartan cuarto. Cuando se hagan mayores ya veremos.
-Siempre podemos transformar la habitación de invitados.
-Sí.
De repente Lucía empezó a llorar lo que hizo llorar a Sarah. Beckett se acercó a Lucía y la cogió en brazos. –Shhh, no llores cariño, voy a cambiarte, no llores. Rick, ¿puedes ocuparte tú de Sarah?
-Por supuesto. Ven aquí preciosa, no llores, vamos tranquila, shhh.
-Papa, no sé como lo vais a hacer con dos niñas tan pequeñas.
-Nos apañaremos…, vamos Sarah no llores, no llores cielo…
Un rato después estaban todos almorzando, excepto Lucía que dormía en su moisés. Sarah estaba sentada en su cochecito, tomando el biberón, que Beckett sostenía. Tras la comida Martha y Jim se levantaron.
-¿Os vais ya?
-Sí, tenemos que irnos, el escolta ya habrá vuelto de comer.
-Dios, espero que esto se solucione de una vez, estoy harta de tener un escolta todo el día detrás.
-Pues anda que yo.
-Chicas sé que es molesto pero es por vuestra seguridad, cuando esto acabe los despediremos.
-Lo sabemos. Bueno nos vamos, llamaremos mañana para ver que tal el primer día con la niña.
-Muy bien. Adiós madre, Jim.
Se despidieron de ellos y luego recogieron la mesa. Alexis se acercó a Sarah y le sonrió. –Hola preciosa, parece que vamos a ser hermanas.
Castle miró a Beckett que miraba a la pelirroja con una expresión rara en el rostro. Alexis se levantó. –Bueno Molly no tardará en llegar, me voy arriba a estudiar y hablar con Nathan.
-Bien, nos vemos luego cielo. –En cuanto Alexis subió las escaleras Castle se acercó a su mujer -¿Qué pasa Kate?
-Nada…
-Kate…
-Rick… ¿te ha molestado que haya llamado a Alexis como nuestra hija?
-¿Cómo?, ¿Kate lo dices en serio?
-No me paré a pensarlo cuando lo dije y no sé cómo te habrá sentado.
-Kate, me encanta ver que consideras a Alexis como a tu hija, no me molesta, ¿cómo iba a molestarme?
-Gracias… -Ambos se miraron y se sonrieron. Lucía empezó a llorar. Castle se acercó a ella y la cogió con ternura. –Shhh, ¿qué te pasa mi amor?, vamos no llores, tienes que estar contenta mi niña, tienes otra hermanita mayor, ¿no es genial?
-Espero que esto no le cause celos… -Castle se dirigió a ella y sonrió. –Kate, quiero a mis hijas por igual y con Sarah será igual, no dejaremos que tenga celos, no vamos a dejar de darle atención a Lucía por tener una nueva miembro en la familia.
Beckett asintió. –Rick, esto va a ser muy difícil, te voy a necesitar más que nunca.
-Sabes que estoy aquí cariño, siempre.
Los días siguientes fueron tranquilos, aunque agotadores. Castle seguía con las curas, que cada vez eran más sencillas. En unos días estaría todo bien, él deseaba que llegase ese día al igual que Beckett que no veía la hora de perder a la enfermera de vista. Alexis se había ido a Stanford, ya no podía retrasarlo más, los exámenes estaban cerca. Beckett estaba muy cansada, Sarah y Lucía no se ponían de acuerdo y cuando una no lloraba, lloraba la otra. Castle tenía que escribir un nuevo libro de Nikki Heat y no podía estar muy pendiente de las niñas. El día de la vista ambos estaban nerviosos, no querían perder a la pequeña, ni que la llevaran a un orfanato, ya había sufrido bastante.
-¿Están listos?
-Sí, nerviosos, pero listos.
-Tranquilos, todo saldrá bien.
Ambos miraban al juez, que los miró fijamente.
-Este juzgado niega temporalmente la custodia a los señores Castle-Beckett, debido a que podrían ponerla en peligro.
-¡¿Cómo?!
-¡¿Qué?!
-Señoría que quiere…
-No puedo entregar una niña a una pareja que está en el punto de mira de un asesino que es responsable de la muerte de sus anteriores padres, lo siento. La pequeña quedará bajo la custodia del Estado hasta que ese hombre esté preso, después podrán solicitar otra vista y entonces formará parte de su familia.
-Señoría…
-Lo siento, entreguen a la niña al agente. –Beckett no podía entregar a la pequeña, estaba paralizada. Castle la miró con impotencia. El agente tendió los brazos. –Deme a la niña señora.
-No… por favor…
-Señora Beckett entregue a la niña o la acusaré de desacato.
-Kate, mi amor, vamos, no te preocupes, la recuperaremos, te lo prometo.
El agente cogió a la pequeña y se la llevó, Beckett sintió como la cabeza le daba vueltas, perdiendo las pocas fuerzas que le quedaban. -¡Kate!
-Kate, Kate mi amor abre los ojos, Kate cariño, vamos…, eso es, muy bien, tranquila. –Lo miró con los ojos entrecerrados. –Rick… ¿Dónde estoy?
-Tranquila cariño, estás en casa, te desmayaste en el juzgado, no te preocupes, vamos deja que te ayude. –La ayudó a levantarse. –Tranquila cariño.
-Rick… Sarah…
-Shhhh, no te preocupes, no pasa nada, he hablado con el asistente social. El juez ha asegurado que cuando detengamos a ese animal Sarah vendrá a vivir con nosotros. No te preocupes mi amor, Sarah es nuestra hija, nadie nos la va a quitar.
-Rick y si nunca lo encontramos…
-Kate…
-¿Por qué?, ¿Qué diablos quiere?, ¿a cuántos va a hacer daño?, es que nunca va a parar…
-Kate mi amor…
-No puedo más, no lo soporto mas, Rick no puedo más, esto me supera, ojalá me encuentre de una vez y termine con todo est…
-¡Cállate! –Lo miró, nunca lo había visto así, tan furioso, airado. –Nunca vuelvas a repetir eso, ¿me oyes?, ¡nunca!
-Rick yo…-Pero él no le dejó hablar, salió del cuarto enfadado. Ella lo siguió. –Rick, lo siento... -Y de pronto la empujó contra la pared y empezó a desnudarla.
Y ahí estaban, desesperados por darse fuerzas, ganas de vivir, por amarse y por descargar toda esa rabia. Castle le rasgó la ropa interior y la penetró de golpe, con fuerza, haciéndola jadear.
-Rick…Rick…Rick… - Cada embestida arrancaba su nombre de sus labios, mientras que se aferraba a él con los brazos y con las piernas, dejando marcas en su piel. Más profundo, más fuerte, más desesperado. La golpeaba contra la pared una y otra vez, como si quisiera traspasar su piel, como si quisiera llegar a lo más hondo de su cuerpo y de su mente. Nunca antes le había hecho el amor de esa manera, no es que no hubieran tenido sexo salvaje, pero aquello era algo distinto. No había delicadeza alguna, ni palabras tiernas. Solo gritos de placer y dos cuerpos sudorosos, que lo único que querían era olvidar. Y olvidaron. Llegaron al orgasmo a la vez, gritando mientras que sus cuerpos temblaban. Ella no tenía fuerzas para sostenerse. Castle se dejó caer lentamente, con ella, hasta quedar sentados en el suelo, desnudos. Enterró su cabeza en su pecho, susurrando una y otra vez. –Nunca más Kate, nunca más, no te quiero perder, nunca más… nunca más…
Continuará...
(Le he cambiado la edad a Sarah en el capítulo donde Ryan y Jenny la adoptaban. Ahora tiene ocho meses y Lucía tres.)
Estareis hartos de leer esto pero, mil gracias por leer y por comentar
Última edición por maria_cs el Mar Mayo 15, 2012 2:57 am, editado 2 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
Hahah me encanta tu fic, de verdad.
Espero que recuperen a Sarah, me da penilla saber q esta en un orfanato :$
Espero que recuperen a Sarah, me da penilla saber q esta en un orfanato :$
KBCAlways- As del póker
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Re: (¿+18?) La tormenta
MAGNÍFICO! no me canso de leer tu fic, es pura obsesión ya! espero que recuperen a Sarah!! pobrecita... me pregunto quién será el psicópata que no les deja en paz ni un segundo??
Sigue pronto!
Sigue pronto!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
Artos? De ninguna manera!
Me encanta
Pero que capitulo tan intenso! haha
Me encanta
Pero que capitulo tan intenso! haha
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Hartos?? Si me meto cada dos por tres aver si hay nueva entrega!! Perfectisimo como siempre jiju
LEILAKB- Actor en Broadway
- Mensajes : 202
Fecha de inscripción : 08/11/2011
Edad : 34
Localización : madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
Espero que despues de tanto sufrimiento nos regales un final super feliz.
Muy buen capítulo.
Muy buen capítulo.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: (¿+18?) La tormenta
AYYY , no sarah en un orfanato que horror , as que ese cabrón se muera
xf . tu tienes el poder jajajaj
xf . tu tienes el poder jajajaj
claudia vasquez- Ayudante de policia
- Mensajes : 122
Fecha de inscripción : 25/03/2012
Edad : 30
Localización : MADRID/ESPAÑA
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