después de la tormenta

¡¡Hola!! Soy nueva por aquí, aunque me encanta leer vuestros fics.
El caso es que esta mañana tenía una idea en la cabeza y me he puesto a escribir y bueno, ha salido esto. Os lo dejo para que le echéis un vistazo. No se si lo continuaré pero espero que os guste!!

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Después de despedirse de los chicos y del capitán, salieron de la estación. Él paso su brazo por encima de sus hombros y ella le agarró de la cintura, así caminaron hasta el ascensor. Una vez dentro ella pulsó el botón de la planta baja.
Podríamos ir a mi casa esta noche – comentó él.
A ella le pareció buena idea y asintió con la cabeza. Al fin y al cabo, yendo allí solo podría pensar en él, ya que si iban a casa de ella tendría demasiados recuerdos de momentos anteriores…

Llegaron allí y ella se quitó el abrigo mientras él se dirigía hacia la cocina.
En serio, tienes que contarme todo lo que ha pasado esta tarde, Kate – le pidió él mientras metía medio cuerpo dentro de la nevera.
¿Crees que tendrás algo comestible ahí dentro? – Se burló ella viendo la escena. Solo se le veían las piernas, el resto de su cuerpo estaba dentro de la nevera y a ella le recordó a esos espectáculos en los que una persona se metía dentro de una caja muy pequeñita. ¿Cómo podía estar con medio cuerpo dentro de la nevera con lo alto que es?

Espero que si – Contestó el – Veamos, aquí tengo Tupper con caldo de mi madre, un bote medio vacío de mahonesa, jamón y… ¡¡oh si!! ¡Aquí esta!
Ella lo miraba intrigada pensando qué era eso que había encontrado y que le estaba emocionando tanto.
Sacó el cuerpo de la nevera y ella no pudo parar de reírse al ver que lo que levantaba tan victoriosamente entre sus manos era un paquete de pan de molde con cuatro rebanadas aplastadas dentro.
Eso le gustaba de él, le hacía reír. Entonces pensó que esto iba a ser más duro de lo que ella pensaba.

Cuando por fin terminaron de hacerse unos sándwich con lo poco que encontraron y se calentaron el poco caldo de mamá, se sentaron en las banquetas que había al lado de la encimera.
Ella le contó todo respecto a la bomba en el almacén, a cómo les habían dejado retenidos hasta ver si no se habían expuesto demasiado a la radiación, y bueno, el tema del congelador, que a él no le hizo mucha gracia, ya que cuando él llegó, les dijeron que habían tenido que hacer grandes esfuerzos para despegar el cuerpo de Castle del suyo. Ella le explico, sin darle demasiada importancia, que había sido por su supervivencia. Él era médico y tenía que comprenderlo.

Claro que lo entiendo – Dijo él – pero tú no estabas con él cuando despertó y no era capaz de pensar en nadie más que en ti, te llama desesperado, en serio – Esto último lo dijo un poco triste, porque cuando ella se despertó hizo exactamente lo mismo, preguntar por él con esa urgencia. Pero eso no se lo iba a decir ahora, no quería recriminárselo porque no quería discutir esa noche.

Dime, ¿y tú, como es que al final no te has ido, Josh? – Preguntó Kate, aun que no le hacía falta que él se lo dijera, ella ya lo sabía, pero era el único modo de llevarle a donde ella quería llegar.

Bueno – Contestó él – Creo que a una detective de homicidios no hace falta explicarle los motivos. Creo que lo sabes, Kate, quiero hacer bien las cosas contigo y creo que esta es la única manera de hacerlo. Estar contigo aquí en vez de irme tan lejos. Al fin y al cabo, también hay mucha gente aquí que necesita asistencia médica y ese es mi trabajo.

A ella no se le escapó la forma triste en que decía que estaba renunciando a hacer lo que más le gustaba por ella. Así que no dudó en que la decisión que había tomado esa noche era la mejor para los dos. Se quedaron un rato en silencio.

Mira, Josh – Por fin dijo ella – Si tu a mi me dijeras que tengo que dejar de perseguir criminales por estar contigo, sin duda te diría que no. Mi trabajo es lo que quiero hacer y me gusta muchísimo, y siento que pidiéndote que te quedes aquí conmigo estoy siendo egoísta contigo, no te estoy permitiendo que seas completamente feliz haciendo lo que te gusta hacer. Sabemos que tarde o temprano no podrás resistirte a ir a otro sitio a salvar vidas y tendremos las mismas discusiones que hemos tenido hasta ahora. Que hoy te quedes solo significa que hoy no te has ido, pero te querrás ir mañana y yo no podré oponerme, porque comprendo que es lo que quieres hacer aunque no me guste. Así no vamos a ser felices.

Pero no lo haré, no mi iré porque quiero estar contigo, ¿no lo entiendes? – Protestó él, entendiendo a dónde quería llegar ella con todo aquello.

Vale – Siguió ella- No te iras, pero llegará el momento en el que mirarás atrás y te darás cuenta de que tu vida no está completamente llena porque has dejado pasar la oportunidad de hacer cosas increíbles por gente que te necesitaba. Entonces no podrás evitar sentir algo de rencor hacia mi, y te lo digo enserio, no quiero que eso pase. Prefiero que esto termine hoy, que mañana cojas ese avión y que tengamos un buen recuerdo de esta relación.

Él la miró pensativo. Sabía que tenía razón y que tarde o temprano, terminarían echándose cosas en cara por no haber sabido reconocer que no podían seguir estando juntos sin que uno de los dos sufriera.

Sabes – Dijo él- creo que tienes razón, aun que me duela reconocerlo, es lo mejor para los dos. Pero, por favor, quédate esta noche. Mañana me iré.

Claro que si –Contestó ella- Esta es nuestra última noche.


A la mañana siguiente, en el aeropuerto, él la abrazó un largo rato, en el que le pareció estar despidiéndose de ella para siempre, aunque tenía la esperanza de que, quizá algún día, se volvieran a encontrar.

Ella salió de allí con muchos sentimientos encontrados, estaba contenta porque por fin había sido sincera en parte con él, y le había dejado ir, y pensaba que solo en parte, porque otra parte de ella estaba aun más feliz ya que al fin podría ser sincera consigo misma respecto a sus verdaderos sentimientos.
Pensó en el congelador y en el momento en el que casi le dice a Castle… ¡¿qué es lo que estaba a punto de decir?! Ni si quiera quería pensar en lo incómodo de la situación si hubiera llegado a pronunciar con claridad esas palabras y luego él la hubiera visto con Josh.

Ahora, pensaba, si le volvía a pasar algo parecido y salían con vida, realmente podría ser consecuente con sus palabras y ¿quién sabe? Tal vez tendrían algo más que una amistad. Aunque también esperaba no tener que estar en ese tipo de situación para sacar el coraje de decirle lo que realmente siente por él.

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Castle llegó a la comisaría esa mañana con dos cafés, como siempre. Saludó a los chicos, como todos los días y fue, como de costumbre a sentarse en su silla al lado del escritorio de Kate, que hoy estaba vacío.
La mesa estaba recogida, por lo que supuso que no había llegado todavía. Miró su reloj, las 9.35, hoy él llegaba más tarde de lo habitual porque, la verdad, no le apetecía ver a la parejita feliz reconciliándose por su última pelea, ni verlos abrazados, como el día anterior. Eso le destrozó el corazón y no hacía más que darle vueltas a como podría poner fin a esos sentimientos. En fin, ya lo pensaría más tarde.

Al no verla en su escritorio ni en la sala de descanso, se dirigió al despacho del capitán. Llamó un par de veces y abrió despacio la puerta.

¿Se puede? – Preguntó.
Claro, Castle, entra – Contestó el capitán.
No he visto a la detective Beckett en su mesa ni en la sala de descanso ¿hoy no trabaja? – Preguntó Castle. Por su imaginación pasaron mil imágenes. Entre ellas se la imaginaba pidiéndole a Montgomery unos días libres para irse con su novio a unas mini vacaciones o algo así.

Pues la verdad es que ya tendría que estar por aquí, pero con el día tan duro que pasó ayer, la verdad, no me importaría que hoy descansara un poco- Contestó el capitán- Ella se lo merece. Aún así, no creo que no vaya a venir.
Él se quedó un poco decepcionado por la respuesta del capitán. Montgomery pensó que quizá Beckett le mataría por lo que estaba a punto de contarle a Castle, pero veía la preocupación en su cara, así que siguió hablando.

¿Sabes? Alguna vez que ha llegado un poco tarde después de un caso duro y he tenido que llamarla, me contestaba diciéndome que estaba en el cementerio, visitando a su madre. Seguramente que hoy también esté ahí.

Castle le dio las gracias al capitán por la información y decidió pasarse por el cementerio. Tal vez a ella no le gustaría verlo por allí por que puede que ella necesitara estar allí sola, o tal vez la acompañaba Josh, pero si él estaba allí siempre podría darse la vuelta sin que le vieran.

Cuando llegó a la entrada, vio una cabina acristalada a un lado de la puerta y a un hombre delgado y muy moreno. Sería el celador.
Buenos días – dijo Castle.
Buenos días, señor, ¿Cómo puedo ayudarle?
Verá – necesito encontrar a alguien que creo que está aquí, se llama Johanna Beckett.
Veamos – Dijo el celador. Encendió la pantalla de su ordenador y tecleó el nombre que Castle le acababa de dar. En un momento el hombre le dio las señas donde podría encontrarla. Pensó en lo que se habían modernizado los cementerios y lo útil que le había resultado en ese momento.

Pasillo 8, la decimonovena, es la suya – le dijo.

Dándole las gracias a aquel hombre se dispuso a seguir con su idea, aun que no estaba muy convencido de si quería ver lo que estaba pasando delante de la tumba de Johanna.
Aun así siguió andando su camino y llegó hasta el pasillo 8. Unos metros más adelante vio una figura delgada con una rosa en la mano, quieta delante de una lápida con una simple cruz de mármol gris.

Está sola – se dijo a sí mismo- Menos mal.

Siguió andando con paso firme hasta que llegó detrás de ella.

Al oír los pasos que se acercaban, Kate miró al hombre que se estaba yendo hacia ella. En cierto modo no le extrañó que él estuviera allí, él siempre estaba justo en el momento en el que ella más lo necesitaba.

Se quedó detrás de ella, en silencio. Ella ya sabía que él estaba allí y no quería interrumpir nada, más de lo que ya lo había hecho, así que se quedó ahí, de pie, mirándola.

¿Sabes, Castle? Me gusta venir aquí de vez en cuando, sobre todo cuando han pasado tantas cosas como en estos últimos días, para contárselo a ella, así sigue formado parte de mi vida y ya de paso me desahogo un poco – Dijo ella, por fin, rompiendo el silencio.

Sabes que también puedes hablar conmigo, ¿no? – Respondió él a modo de consuelo, acercándose un poco más a ella.

Si, ya lo se, es solo que necesito hacer esto de vez en cuando – Dijo, y se agachó colocando la rosa que llevaba en su mano encima de la lápida, se quedó de cuclillas un momento y se volvió a poner de pie.

Él se acercó un poco más a ella y le puso sus manos encima de sus hombros, apretándolas un poco como muestra de afecto.
Ella cogió las manos de él y, tirando un poco de ellas, le atrajo más hacia su espalda. Cuando él tenía el pecho pegado a su espalda, ella pasó las manos de Castle alrededor de su cintura envolviendo sus manos en las de él.
Castle se quedó inmóvil en un principio. Le había tomado completamente de improvisto y le resultaba extraña esa actitud hacia él después de los acontecimientos de ayer, con Josh. Luego se relajó y decidió disfrutar de ella y la apretó más hacia él entre sus brazos.

Aun así, yo siempre estaré aquí para ti - Es lo único que le salió decir.

Ella soltó una de las manos de él y la echó hacia atrás, hasta que pudo acariciar la nuca de Castle y le obligó, suavemente, a echar la cabeza hacia delante, hasta que asomó por encima del hombro de Kate.

Lo sé, Castle, no se que haría sin ti – diciendo esto, Kate echó la cabeza hacia atrás y le dio un beso en la mejilla.

Ella se dio cuenta de lo raro que le tenía que estar pareciendo a Castle todo aquello, así que decidió explicarle un poco toda la situación que había vivido en las últimas horas.

¿Sabes, Castle? – Comenzó- Hace unas horas he acompañado a Josh hasta el aeropuerto. Anoche estuvimos hablando de lo que queríamos para nosotros y nos dimos cuenta de que ninguno quería lo mismo que el otro. Así que hoy se va a Haití y yo me quedo aquí, sin tener que preocuparme por él nunca más. En realidad es un alivio. Creo que necesito a alguien que esté conmigo porque quiere, sin dejar de hacer lo que le gusta por mí.

Creo que has hecho bien – Dijo Castle, con una media sonrisa que no podía evitar, después de la declaración de Kate – Seguro que él está bien. Y no pienses ni por un momento que vas a estar sola, sabes que me tienes para lo que sea. Sabes que yo haría lo que fue….

El sonido del teléfono de la detective cortó las palabras que Castle estaba a punto de pronunciar. Ella sacó su teléfono del bolsillo con la otra mano que todavía sujetaba la mano de Castle.

Beckett, ¿Si? Hola capitán, ah, si, me acuerdo… - Mientras que ella seguía hablando con Montgomery, Castle permanecía de la misma manera en la que ella le había dejado, abrazándola fuertemente por la espalda.
Pensó en lo bien que se sentía, abrazándola así le daba una sensación muy íntima, un momento que realmente era para los dos, y no estaba motivado porque estuvieran en una situación de peligro. Ahí no había neveras, ni bombas, ni un tío delante con quién tuvieran que disimular que eran pareja para salvar la vida a dos agentes. Si, se acordó también de ese beso, como otras tantas veces en las que se había acordado. – Si, él está conmigo… no, no se preocupe, no pasa nada – Castle pensó que por lo menos no se había enfadado con Montgomery por el chivatazo de la comisaría – Si, estaremos ahí en unos minutos. Gracias jefe.
Bueno, Castle, parece que tenemos un caso –Dijo por fin colgando el teléfono. Realmente no quería irse de allí, no quería deshacerse de los brazos de Castle, así que disfrutó de esos últimos segundos que le quedaban por pasar con él y apoyó su cabeza contra su pecho.

Kate se despidió de la tumba de su madre. -Nos tenemos que ir, mamá, otro día vendremos a contarte más cosas .

Eso es – siguió Castle- otro día vendremos y le traeremos un ramo enorme – Kate se rió ante la conversación fingida que estaba teniendo Castle con su madre. Nunca había llevado a nadie allí y no estaba acostumbrada a que nadie más hablara con ella. No es que le hubiera llevado a él ya que Castle había descubierto donde estaba, pero ella le había permitido quedarse. Luego se dio cuenta de que había dicho “vendremos” ¡en plural! Y él lo había corroborado… En fin, no era una idea que le disgustara, aunque le parecía un poco precipitada.

Al momento se pusieron en marcha yendo hacia el coche de la detective.

Me encanta , por favor te pediría que lo continúes creo que tod@s te lo agradeceremos.

me gusta como escribes, te está quedando genial y espero que lo sigas

Bienvenida al foro!!!

¡¡jo, que recibimiento!! Muchas gracias, de verdad. Bueno, voy a intentar seguirlo, aunque es mi primer fic y no puedo prometer nada... pero la verdad es que me habéis animado un montón!

Me encanta como te ha quedado.Es genial Espero ver mas capis^^

Bienvenida!

Bienvenidaaaaaaaaaa!!!!!!!!!! ME ha encantadooooo JEJEJ espero que lo sigas prontiiitooo JEJEJ

¡Me ha encantado! Ojalá que te animes a continuarlo

Te ha quedado FANTASTICO!! Bienvenidaaaa!

precioso!! me has dejado sin palabras!! continualo cuando puedas!! escribes super bien!!

FELICITACIONES!!

OOOOOOOOOOO!!!!!! ME GUSTO MUCHO MUCHO
PORFAVOR TIENES QUE CONTINURLO ESQUE SIMPLEMENTE ES GENIAL

Os agradezco muchísimo los comentarios, de verdad, así que he intentado sacar otro capi y me ha salido esto. Ya se que no es tan sentimental como el otro y, sinceramente, no tengo ni idea de como va a seguir, porque está escrito sobre la marcha, pero aquí lo dejo...
¡¡Espero que os guste!!


CAPÍTULO 2


Cuando llegaron a la escena del crimen, vieron que todos sus compañeros ya estaban allí. Lanie, como siempre, estaba echando los últimos vistazos al cadáver y tomando algunos apuntes.
Calculo que la hora de la muerte, màs o menos, es entre las dos treinta y las cuatro treinta, aunque ya te pasaré el informe más detallado – Concluyó la forense, después de un rato.
Gracias, Lanie. Voy a dar una vuelta por aquí a ver si encuentro algo – Dijo Kate echándole un último vistazo al cadáver.
La víctima, Kevin Hudson, estaba tirada en el suelo de su dormitorio con dos disparos en el abdomen. Toda la casa estaba desordenada, por lo que lo primero que pensaron es que se trataba de un robo, aunque cuando Beckett dio un vistazo rápido a toda la casa, pensó que el desorden podría ser tambien el encubrimiento de un asesinato.
Hablaron con la mujer de la victima, Anna, que entre lágrimas les contó que acababa de llegar de trabajar a las cinco y cuarto y que, cuando subió a su dormitorio para cambiarse de ropa, se encontró a su marido tendido en el suelo.

Él llega todos los días después de las siete – sollozaba Anna- No entiendo que hacía aquí tan temprano…

No se preocupe, señora Hudson, encontraremos al que le ha hecho esto a su marido – Contestó Kate con firmeza.

Llegaron a la comisaría unas horas más tarde, después de interrogar al hermano de Kevin, Evan, que vivía a pocos metros de allí y a todos los vecinos, por si alguno había visto a alguien sospechoso salir de allí, pero casi todos los vecinos estaban trabajando a esas horas. La única que podría haber visto algo era una anciana un poco sorda y con muy mal genio que no quiso hablar con Ryan y Espósito porque una vez puso una denuncia porque le había robado el bolso y, según ella, nadie en la comisaría hizo nada por recuperarlo, así que con un “yo no he visto nada, lárguense de aquí” les dio a los dos con la puerta en las narices. Cuando se lo comentaron a Beckett, pensó que ya iría ella en persona el lunes e intentaría, de mujer a mujer, sacarle algo.

Colocaron todas las pruebas en la pizarra y se quedaron un largo rato pensando en teorías, cosa que a Kate le estaba molestando de sobremanera porque no tenían nada de dónde tirar. El hombre tenía un trabajo honrado en el que todo el mundo le adoraba, sus vecinos le apreciaban y decían de él que siempre estaba dispuesto a echar una mano si alguno lo necesitaba, en fin, una gran pérdida que nadie se explicaba.

Al final de la tarde, Castle se despidió del equipo porque había quedado con Alexis para ir a ver una obra de teatro en la que participaban algunos estudiantes de la escuela que Martha había abierto en honor a su difunto amor.

Unas horas más tarde, Kate recibía una llamada a su móvil.
Beckett. – Contestó.
Hola inspectora, ¿todavía intentando pillar a los malos? – contestó la voz del otro lado del teléfono.
Por supuesto, Castle, sabes que no me rindo tan fácilmente- La sonrisa se dibujó en su boca, aunque intentó disimular- ¿ya ha terminado la obra?
Si, por fin – soltó un suspiro de alivio- creo que a esos chicos les hace falta unas cuantas horas más de ensayo.
Bueno, para ser tan teatrero como tú hace falta una vida entera, Castle – Se rió ella.
Vaya, me alegra saber que tienes todavía tan buen humor, porque ¿sabes? Estoy tomándome una copa en un sitio estupendo con una decoración exquisita y me preguntaba si, tal vez, te gustaría acompañarme. Ya sabes, para desconectar…
Ahá, y eso de la “decoración exquisita” no tendrá nada que ver con que es el único sitio de la ciudad donde tienen colgada una foto tuya en la pared, ¿no?
Touché, inspectora.
Vaya, ahí esta de nuevo. TU EGO.- Se burló Beckett - Pues me encantaría, Castle, pero , verás, tengo un montón de papeleo y todavía no he encontrado nada sobre nuestro muerto y …
Venga ya, Beckett, son las nueve y media de un sábado por la noche, ¡vive! – Castle estaba intentando convencerla aunque sabía que pocas veces ella aceptaba una oferta así. Lo importante era no perder la esperanza.- Venga, te prometo que mañana iré contigo por la mañana y estudiaremos de nuevo el caso. La pizarra no se va a ir a ningún sitio.
-¿Así que te ofreces a pasar todo el domingo entero conmigo trabajando?
- Así es. – Contestó muy serio.
-Creía que estabas tratando de convencerme, no de que salga huyendo… - Se rió ella.

A los veinte minutos estaba justo en frente de las escaleras que bajaban hacia el bar donde Castle la esperaba.
Se acordó de la primera vez que estuvo delante de aquellas escaleras. Las bajó algo emocionada pensando que iban a estar solos, un sábado por la noche. Aquello le apetecía mucho.

Cuando abrió la puerta del local, encontró a una camarera dentro de la barra. Era guapa, y tenía muchas curvas - ¡Castle! – pensó Beckett para si misma…
La camarera la saludó y salió de la barra, abrió una puerta que daba al almacén y al momento salió, quitándose el delantal negro y doblándolo por la mitad.
Castle apareció, saliendo de dentro del almacén.
Beckett – sonrió – No sabía si al final ibas a venir, la verdad.
Ya, yo tampoco – dijo, mirando a la chica que estaba poniéndose su abrigo.
Bueno, yo me voy, señor Castle – dijo la camarera.
Vale, Kim, gracias – contestó él.

Cuando se había ido,Castle cerró la puerta del bar desde dentro para que nadie más pasara.
Beckett lo estaba mirando mientras le daba la última vuelta a la llave – Bueno, cuéntame, ¿cuántos castings has tenido que hacer para encontrar a “ Kim”?
Pues la verdad – contestó él – pocos. Su madre trabaja en la limpieza de la casa para un amigo mío y me la recomendó cuando se enteró de que había comprado el bar…
Ya, claro – Le miró enarcando las cejas, como si así fuera a ver si lo que decía era verdad o no.
Bueno, detective ¿qué tal si empezamos por un whisky? – La miró con una expresión de picaría en su ojos – ¿o tal vez es demasiado para ti?
Sería demasiado si tengo que aguantarte borracho, porque ya incordias demasiado sobrio. – Contestó ella, aceptando el reto.

Al cuarto whisky, los dos estaban empezando a calentarse demasiado. Él no paraba de hablar de las excentricidades que había hecho en su vida y ella se burlaba todo él tiempo, aunque le encaba que le contara historias de él, la verdad es que tampoco sabía tanto de su vida antes de conocerla.

Buff… qué calor hace, Castle, ¿A qué temperatura tienes la calefacción? – Dijo Beckett quitándose una chaqueta de punto fino que llevaba encima de la camisa.
Al ver que como ella se quitaba la ropa, contestó – Pues creo que no a la suficiente, todavía…- Dicho esto salió corriendo hacia el almacén del que había salido cuando Beckett llegó. Ella se dio cuenta de que estaba tramando algo y salió corriendo detrás de él.
¡¡Castle!! ¿Qué vas a hacer? – Beckett corrió hacia donde estaba Castle y se lo encontró de pie, delante de un cajetín colgado en la pared con dos ruletas y unos interruptores pequeños. Encima de las ruletas había una pantalla digital que marcaba veintidós grados. - ¿Qué quieres hacer, Castle? – Preguntó.
Pues creo que está claro- empezó a mover las ruletas - si consigo hacer subir más la temperatura con este cacharro, no tendrás más remedio que quitarte toda la ropa para no morirte de calor – Dijo con una sonrisa mientras manipulaba todos los interruptores.
¡Deja eso de una vez! – Kate empezó a intentar quitar las manos de Castle de aquel aparato, aun que él la rehuía todo el rato, hasta que al fina, Beckett se puso delante del cajetín y consiguió, con mucho esfuerzo, y sin poder dejar de reírse, parar las manos de Castle cogiéndolas entre las suyas para que dejara la temperatura como estaba.
Los dos se dieron cuenta de la situación en la que estaban cuando las risas pararon y se quedaron en silencio, cogidos de las manos y mirándose a los ojos.
Vamos, Castle, creía que tendrías más imaginación para tratar de verme desnuda – Dijo Kate con tono de autosuficiencia. Soltó sus manos y se dirigió de nuevo hacia la barra, dejando a Castle aturdido y con su imaginación trabajando a mil por hora.
Bueno – Contestó él regresando a la barra revolviéndose el pelo con una mano – Yo nunca dije que supiera todas las maneras de seducir a una mujer…
Seguro que sabes unas cuantas – Kate agarró la botella y sirvió otras dos rondas de whisky.
¿Quieres que sigamos hablando de mí? – Preguntó Castle cogiendo su vaso y pegando un trago.
Si – Respondió ella con intriga – cuéntame ¿cómo consigue un hombre taan encantador, como crees que eres, divorciarse dos veces?
Vaya, que directa – Él esperaba hablar de eso algún día con ella, pero la pregunta de Kate le había pillado desprevenido. Aun así contestó- Pues, la verdad, con Meredith todo fue un desastre. Éramos muy jóvenes y luego vino Alexis. Creo que ella no estaba preparada para tanta responsabilidad. No digo que yo si lo estuviera, pero me ví obligado a ser la parte “racional” de la relación, quedándome en casa con Alexis mientras que ella se iba con su manager a todo tipo de fiestas.
En fin, que un día llegó muy borracha a las tantas de la mañana, y discutimos por su comportamiento. Entonces en un arrebato me confesó que esa noche se había acostado con su manager. Cuando se le pasó la borrachera se disculpó de todas las formas posibles. Estaba muy arrepentida y aunque quisimos intentarlo de nuevo, ya no pude confiar más en ella. La perdoné por lo que hizo y por eso nos llevamos bien. Eso es lo importante, sobre todo por Alexis.
Vaya, Castle, lo siento – Kate se sintió culpable por reabrir viejas heridas.
Bueno, eso ya forma parte del pasado, y ahí es donde se tiene que quedar – Castle alzó su copa y la chocó contra la de Beckett. – Brindo por ello. – Bebió un largo trago y siguió hablando. Sentía que Kate tenía la necesidad de saber también que es lo que pasó con su segundo matrimonio fallido y no la dejaría con ganas de saberlo esa noche. – Luego vino Gina, y bueno, al principio era estupendo. Nos conocimos en una fiesta y es seguida conectamos. Al poco empezamos a salir juntos y todo nos iba genial. Nos casamos y empezamos a trabajar juntos. Entonces vi una cara de ella que no conocía. Se volvió desconfiada y solo le preocupaba que escribiera. Dejó de querer salir conmigo a divertirnos y solo acudía a cenas y fiestas de negocios. Tengo que admitir que me desesperaba tanto esa actitud que al final yo también terminé por comportarme como un capullo, haciendo cosas que sabía que a ella no le gustaban solo para enfadarla, retrasándome todo lo que podía en darle las novelas terminadas aun que llevaran semanas escritas… Hasta que llegamos a un punto en el que no nos podíamos mirar a la cara.
Cuando volvimos, en verano – Castle se percató de que Kate bajó la mirada hacia su baso – Solo nos engañamos una vez más y lo cierto es que ya no estábamos enamorados ni lo podremos estar nunca más.
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas – Castle notó cierto alivio en las palabras de la detective. – Bueno, por los amores que nunca volverán – Dijo, y esta vez fue ella la que alzó su copa y la chocó con la de Castle.

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En otro lado de la ciudad, Martha estaba celebrando con algunos viejos amigos de profesión el dudoso éxito de los nuevos actores que habían participado en la obra de teatro de esa noche.
Salieron de un bar, con alguna copa encima y una vez en la calle, decidieron que sería mejor entrar en el bar de al lado para seguir con su fiesta.
Uno de los hombres que la acompañaban abrió la puerta para que todas las mujeres pasaran primero. - ¡¡Como un auténtico caballero!! – Comentó Martha.
De estos ya quedan pocos, querida – Le contestó su amiga, guiñándole un ojo al galán.
Dentro del bar no había mucha gente, por lo que pensaron que era perfecto para que no hubiera demasiados testigos de su desmadrarse. Solo había una mesa ocupada con cuatro mujeres, más o menos de la edad de Martha y sus amigas y, en la barra, un hombre de espaldas, sentado en un taburete con una cerveza en la mano, que parecía que no les quitaba ojo a las de la mesa.
Cuando todos entraron el hombre de la barra se giró en su silla y se quedó mirando a Martha fijamente. Ella al principio no se percató, pero luego, como si se tratara de un imán, su mirada se clavó en aquel hombre.
No podía decir si lo que estaba viendo era producto del alcohol que se había bebido o si era su imaginación que le estaba engañando o tal ver fuera real y de veras ese hombre se encontraba ahí. Tenía todo el pelo, a pesar de su edad, como ella recordaba, solo que con algunas canas. No tenía demasiadas arrugas en la cara, se notaba que el tiempo no había sido duro con él. Y sus ojos, del azul del mar profundo, todavía conservaban esa mirada pícara y despierta que, hace ya casi cuarenta años, la enamoró la noche que se entregaron el uno al otro para no volver a verse más.

me he leído los dos capítulos del tirón y me han encantado!!!

Este tambien te ha quedado genial.
El final me ha dejado algo surprised...es el padre de Caste ¿right?

me gusta el fic....y si es lo que creo que es lo que viene se pone mas interesante...aun

Joder que guapo el fic!!! Me tienes completamente entregada a él, es una pasada como escribes, de verdad. Espero que lo sigas y si es pronto mejor, aunque tómate tu tiempo, sin presiones...

¡¡¡PERO QUÉ MAJAS SOIS!!! mañana seguramente suba el tercero y ya me decís si vuestras sospechas son ciertas... jeje!! ¡¡GRACIAS!!

Bueno, aquí os dejo otro capi. Este es un poco "de relleno", pero necesario para seguir la trama, espero que al menos os resulte entretenido.. jeje

¡¡Muchas gracias por los comentarios!!


CAPÍTULO 3

Eran las nueve menos cuarto de la mañana del domingo cuando Martha entró en el loft. No quería hacer ruido y cerró despacio la puerta. Se quitó los zapatos y empezó a andar de puntillas hasta que giró la cabeza hacia la izquierda y pudo ver a Castle apoyado con los codos en la encimera de la cocina, con los ojos achinados e hinchados por la resaca. Tenía un vaso en la mano con lo que parecía agua y una aspirina efervescente dentro, y con la otra mano se sujetaba la cabeza como si se le fuera a caer de los hombros.

Él levantó un poco la vista y pudo ver a su madre con la ropa de la noche anterior, un poco despeinada, el maquillaje completamente hecho un desastre y una sonrisa de oreja a oreja.

¡Hola, cariño! – Saludó la mujer - ¡Pero que cara tienes, hijo! ¿Te has peleado con un elefante? – Bromeó.
Él solo pudo contestarla con un – mmmmjú… - y volvió a bajar su vista hacia el vaso, entrecerrando los ojos.

Al momento sonó el timbre y Martha se dio la vuelta para abrir la puerta.
¡Buenos días, Beckett! – Saludó casi como si estuviera cantando.
Hola Martha. Buenos días, Castle – Dijo Beckett mirando los restos que quedaba del hombre que la acompaño la noche anterior.
Beckett ¿Cómo? – Le dolía muchísimo la cabeza y le costaba pronunciar las palabras – ¿Cómo es posible que estés como si nada? – Cierto, ella estaba fresca como una lechuga mientras que él apenas podía mirar al frente sin que el cerebro se le hiciera trizas.
Algún día, si eres bueno, te lo contaré – Le dijo ella, dedicándole una sonrisa.

Alexis bajó las escaleras y se paró entre el salón y la cocina. Miró hacia la derecha y vio a su padre con cara de resacoso, tenía más pinta de haber sido arrollado por varios camiones que de haber salido de marcha la noche anterior. Luego miró a su abuela con la misma ropa de anoche y pelos de loca, que bailaba abrazada a un cojín por todo el salón mientras canturreaba. Miró de frente y vio a la detective. Beckett también la miraba con una expresión divertida.

Vaya, parece que el mundo sigue estando bien – Comentó Alexis mientras se acercaba a la detective.
Como esto siga así, Alexis, no me quedará más remedio que llamar a Servicios Sociales para que te quiten la custodia.- Bromeó Beckett, mirando seriamente a la chica.
Dudo que sea tan fácil librarse de ellos – Le contestó Alexis al oído pasando a su lado.
Le dio un beso a su padre y se despidió de su abuela y de Kate. Había quedado con unas amigas y llegaba tarde.

Beckett volvió a mirar a Castle - ¿Estás listo?
¿Para qué? – No se acordaba de casi nada de la noche anterior.
Vamos, Castle, anoche me dijiste que lo de acompañarme hoy para seguir con el caso, lo dijiste en serio y que fuera a buscarte por la mañana.
No me acuerdo… ¿seguro que dije eso? – protestó Castle. Aun que luego pensó que si quería volver a tomarse otra copa alguna vez con ella, sería mejor que dejara de protestar y fuera a ducharse.- Voy a ver si el agua me espabila un poco. En diez minutos estaré listo.

¡Date prisa, Castle! – Le dijo ella intentando meterle presión, mientras él se dirigía hacia el despacho. Castle giró la cabeza y le hizo una mueca, luego desapareció tras la puerta.

Martha, te veo contenta esta mañana – Comentó Kate, viendo como la mujer se acercaba a la cocina.
Así es, querida. Esta noche he visto a un hombre muy especial para mi – Cogió las manos de Kate entre las suyas y le dijo muy seria – Y creo que debo decírselo a Richard.
Vaya, entonces ¿Vais en serio? – Preguntó la detective. Le hacía gracia la complicidad que Martha le mostraba.
Oh, todavía es pronto para decirlo, la verdad es que solo nos vimos un momento, él llevaba prisa y no pudimos charlar todo lo que queríamos, pero le dí mi teléfono y me dijo que hoy me llamaría para tomar café – Dijo emocionada.
Beckett estaba confusa, no entendía como Martha, con su experiencia, se había podido quedar tan maravillada por un hombre al que había visto durante un momento y luego se había ido. - ¿Y qué tiene ese hombre para que sea tan especial?
Pues, querida, ni más ni menos que ese hombre es el padre de Richard – Soltó Martha.

Beckett abrió los ojos como platos. Marta sonrió, levantando las cejas, sabiendo que esa noticia era una bomba para cualquiera que la escuchara. Como vio que la detective se quedó sin palabras, soltó sus manos y con un “me voy a dormir un poco” a modo de despedida, se dio media vuelta y subió las escaleras, dejando a Beckett completamente perpleja.


Al poco tiempo, Castle salió del despacho ya vestido y con mejor aspecto que la última vez que ella le vio.-Estoy listo, detective – Dijo guiñándole un ojo a Kate, que se había sentado a esperar en el sofá leyendo un periódico que se había encontrado en la encimera de la cocina.

Subieron al coche de Kate y se dirigieron a la comisaría. Había poco tráfico y no tardaron demasiado en llegar.

Cuando subieron hasta la planta de homicidios, Beckett fue directa a su mesa y Castle fue a la máquina de Capuchino para preparar dos cafés bien cargados. Luego se dirigió junto a Beckett dándole una de las tazas.
Gracias, Castle. Me alegra ver que todavía sabes comportarte como un caballero, no como anoche… -Dijo mordiéndose un labio y mirándole de una forma que ella misma habría calificado de lasciva.
¿Qué? No me acuerdo de nada ¿Qué pasó anoche? – Castle no sabía a qué se refería.
¡Oh, Castle!, no me digas que no te acuerdas, creí que para ti también fue especial… - Le encantaba verlo desorientado, intentando recordar. Ella negó con la cabeza y, levantándose de su asiento, se dirigió hacia la pizarra.
¡Espera! Vamos, cuéntame qué paso… - dijo levantándose de la silla para ir detrás de ella.

Antes de poder seguir el interrogatorio a Beckett, vio como las puertas del ascensor se abrían y salía un joven agente llevando una anciana del brazo. La mujer le estaba contando una historia de su juventud, tan alto, que Beckett enseguida supuso que se trataba de la vecina medio sorda del sábado, así que fue hacia ellos y Castle la siguió.

Detective Beckett, es la señora Robins – Dijo el joven presentando a la anciana – Es vecina de los señores Hudson y dice que quiere contarles algo a los detectives que querían hablar con ella ayer.
Gracias, Leonard – Dijo Beckett al agente y se volvió hacia la mujer. – Señora Robins, gracias por venir. Mis compañeros no trabajan hoy, pero si quiere hablar conmigo, estaré encantada de escucharla – Sabía que tenía que tener mucho tacto con esa mujer porque los policías no eran precisamente santo de su devoción.
Como quiera – Le contestó secamente a Beckett. Se volvió hacia el agente al que todavía agarraba del brazo y, como si se tratara de su propio nieto, sacó un dólar de un bolsillo de su chaqueta y se lo dio al agente clandestinamente obligándole a que cerrara la mano con el billete dentro.
Señora – Susurró Leonard a la anciana – no puedo aceptar esto, no me está permitido.
Tonterías – protestó la señora- Eres un joven encantador, cómprate algo bonito.
Leonard miró a Beckett con cara de no saber que hacer. Beckett le devolvió la mirada, se encogió de hombros y levantó las cejas haciendo una señal de que se fuera y no le rechistara a la anciana.
Leonard se dio media vuelta, dándole las gracias a la anciana y pensando en qué época creía esa mujer que estaban, para decirle que podría comprarse “algo bonito” con un dólar.

Llevaron a la señora Robins a uno de los despachos vacíos donde podrían hablar más tranquilamente.
Cuando llamaron ayer esos dos chicos a mi casa – Comenzó la anciana - y me preguntaros si había visto algo en casa de los Hudson, les dí con la puerta en las narices ¡y mis motivos tenía! No creí que fuera nada importante, pero ¿saben? A eso de las ocho siempre viene mi vecina Rose Mary a comentar el culebrón de la tarde, que está muy interesante y hablamos de recetas de cocina y, ya sabe, cosas de viejas. Yo estaba desando que viniera porque había hecho un guiso que me había salido de maravilla y…
Lo que me hacía falta hoy – Pensó Beckett mientras la mujer que seguía relatando la historia de su guiso. Miró a Castle sentado a su lado, que observaba a la anciana con atención.
¿Y usted que le hecha? – Preguntó Castle por fin- ¿nabo o patata?
Kate fulminó a Castle con la mirada. Él la miró sabiendo, por como estaba apretando la mandíbula, que se estaba conteniendo para no pegarle un tiro ahí mismo.
Las dos cosas juntas. Cuantos más ingredientes, más sustancia – Contestó la mujer encantada por el interés de Castle.
Bueno, señora Robins, si no le importa, nos gustaría que se centrara en lo que nos tiene que decir sobre el caso del señor Hudson – Por fin Beckett cortó la ridícula conversación que tenían la mujer y Castle.
Oh, si, disculpe, querida – Dijo la Sra. Robins mirando a Kate- El caso es que Rose Mary me comentó que habían matado al pobre Kevin. Estaba tan enfadada con la policía que, cuando los vi aparcar en la calle, me metí dentro de casa y no quise saber nada…
Pero lo cierto es que si vi a alguien saliendo de casa de los Hudson esa tarde. En la publicidad de la novela, a eso de las tres y algo, salí a regar las violetas del porche y vi a Anna, la mujer de Kevin que entraba en su casa. Me pareció extraño porque ella siempre suele llegar del trabajo sobre las cinco. Al poco tiempo apareció, Evan, el hermano de Kevin y aparcó su escandalosa moto frente a su casa. Ese muchacho es todo lo contrario de Kevin, creo que le va la mala vida, ya me entienden. El caso es que después de la novela, me pareció muy raro ver como Evan salía del jardín trasero sin camisa y abrochándose los pantalones. La expresión que tenía en la cara me puso nerviosa, y me escondí detrás de un árbol para que no me viera. El cogió su moto y sin arrancarla, se fue andando muy deprisa, en vez de montar la escandalera de siempre. Enseguida salió Anna, por la puerta de delante y también parecía bastante alterada. Se metió en su coche y se fue.
Me quedé un poco preocupada por Anna, así que estuve pendiente de cuando llegó sobre las cinco y algo y al poco tiempo llegaron sus compañeros, detective.
Después de que la señora Robins contara su historia, Beckett llamó a la empresa de Anna y le confirmaron que, efectivamente, Anna había acudido ese día a trabajar, pero que después de comer había llamado diciendo que la comida le había sentado mal y que no iría a trabajar por la tarde. También comentaron que últimamente estaba muy rara y faltaba bastante por enfermedades. En el taller donde Evan trabajaba les dijeron algo parecido y que estaban un poco artos de las escapadas de Evan, que, por lo visto, eran bastante frecuentes.

Volvieron a casa de los Hudson para hablar otra vez con Anna. Esta se vio acorralada al saber que la habían pillado y lo confesó todo. Ella y Evan se estaban viendo a espaldas de Kevin, aun que era la primera vez que iban a su casa, pues antes siempre habían quedado en moteles cutres. Algo se tuvo que oler Kevin, porque el día de su asesinato, dijo en su trabajo que tenía que ir al médico a recoger unos resultados. Pero siguió a Anna hasta su casa pillándola con su propio hermano en la cama. Discutieron y Evan sacó la pistola de la mesita de noche que Kevin guardaba para defenderse y le disparó dos veces. Anna le dijo a Evan que saliera corriendo por la parte trasera de la casa para que no le viera nadie y Anna se montó en el coche, fue hacia el otro lado de la ciudad y tiró el arma en un contenedor. Luego, a la hora a la que venía siempre, llegó a su casa y montó todo el teatro para que pareciera que habían querido robarles y que, por desgracia, su marido se interpuso en el camino de los ladrones.
La presencia de Evan en aquel dormitorio la confirmó una huella que encontraron en la ventana por donde escapó, así que se los detuvieron a los dos por asesinato en primer grado y encubrimiento, además de obstrucción a la justicia y alguna que otra cosa más que se les ocurriera.

A las ocho de la tarde estaban entrando en el ascensor, con el caso cerrado, para irse a descansar. Pero si había algo que le apeteciera más a Castle que dormir, era esta con Beckett, así que se decidió a hablar.- Podríamos ir a cenar algo ¿no tienes hambre?
Beckett se acordó de que Martha tenía una conversación pendiente con su hijo, así que decidió que, aunque quería ir con él, la cena sería en otra ocasión.- no, Castle, hoy no puedo.
Él se dio cuenta de las ojeras tan marcadas que tenía. Aunque ella era fuerte, su cuerpo también le pedía un poco de tranquilidad. – ¿Estas cansada, verdad? – Dijo con voz suave. Se acercó a ella y le acarició la mejilla. Beckett se puso tensa, pero disimuló apoyando su cuerpo contra una de las paredes del ascensor, con los brazos en la espalda y mirando hacia el techo, para no cruzarse con su mirada.- Si, la verdad, estoy deseando llegar a casa y darme un largo baño.
Si me necesitas para frotarte la espalda – comentó Castle, para quitar tensión- mi teléfono estará operativo las veinticuatro horas.
Gracias, Castle. Lo tendré en cuenta – dijo Kate sonriendo.
Por cierto, no me has dicho qué pasó anoche – Castle había dejado ese tema apartado, pero no se había olvidado de él.
Por suerte para Beckett, las puertas del ascensor se abrieron y empezó a caminar a paso ligero.- ¿Sabes? Vas a tener que emborracharme si quieres que te lo cuente…
¡Vamos, Beckett! ¿Qué pasó? – Dijo casi corriendo intentando alcanzarla para que no se fuera sin él.

Cuando Castle llegó a su casa, no había nadie. Llamó a Alexis, que le dijo muy bajito, que estaba en el cine y que no llegaría muy tarde. A Martha tampoco la vio por la casa.
Se metió en su habitación, se quitó la ropa y se metió en la cama para recuperar el sueño perdido.

Peroooooooooooo QUE PASOOOOOOO????????? XDXD Impresionanteee JEJEJE me ha encantadooo JEJEJE

Oh,quiero saber la reaccion de Castle cuando le cuente lo de su padre u.u

Esta geniall^^

andrea3msc escribió:Oh,quiero saber la reaccion de Castle cuando le cuente lo de su padre u.u

Esta geniall^^

JEJE ciertoo yo tambien lo quiero saberrr estoy muerta de la intrigaaaa