después de la tormenta
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Re: después de la tormenta
Flipante, menudo hijo de .... pues eso... Qué imaginación tienes rkel84, me encanta tu fic, espero que sigas así, un besazo y animo
funkyfish- Policia de homicidios
- Mensajes : 554
Fecha de inscripción : 08/12/2010
Localización : madrid
Re: después de la tormenta
OMG! Este fic cada vez esta más interesante y me sorprende más!
Me encanta como lo redactas
Me encanta como lo redactas
andrea3msc- Autor de best-seller
- Mensajes : 933
Fecha de inscripción : 15/01/2011
Edad : 28
Re: después de la tormenta
sigue asi!!!!! me encanta tu fic!!!!!!!! espero que pillen a ese ca.......
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: después de la tormenta
te esta quedando genial, me encanta, ODIO A ALEXANDRE como le puede hacer esto a Castle y a Martha
Duende- Escritor - Policia
- Mensajes : 1212
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 36
Localización : Galicia
Re: después de la tormenta
JOder menudo FIc!! que tension y que Ca_RON Alexander, eso no se le hace a un hijo!!! A la hoguera con él!!!!!
porfavor no tardes en seguir escribiendo xDD
porfavor no tardes en seguir escribiendo xDD
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: después de la tormenta
JODER ESTA MUYY BIENNN
CONTINUAAA PLISSS
CONTINUAAA PLISSS
______________________
CASKETT ALWAYS
Re: después de la tormenta
Es genial, en serio.
caskett mola- Autor de best-seller
- Mensajes : 874
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 25
Localización : Castlelandia
Re: después de la tormenta
Lectura rápida previa al estudio! Geniales los dos capítulos! Lo que si, esto se pone turbio... Siempre me imagine q el padre de Castle no era nadie bueno jajaja
Re: después de la tormenta
FELICIDADES DE VERDAD ME ENCANTA, ES DE LOS MAS TIERNO...
stana_alexis- Actor en Broadway
- Mensajes : 176
Fecha de inscripción : 05/04/2011
Edad : 47
Localización : Venezuela
Re: después de la tormenta
¡¡Aquí toy otra vez!!
Mientras que pienso en cómo van a seguir con la investigación seria, he escrito esto. Creo que la historia va un poco lenta, pero espero que por lo menos os resulte entretenida
¡¡MUCHAS GRACIAS POR LOS COMENTARIOS!! Sois las mejores
Ahí va...
CAPITULO 11
Llegaron al loft de Castle y se lo encontraron todo revuelto, Martha estaba en un lado del sofá abrazando un cojín para intentar temblar menos. Cuando vio a su hijo se levantó y corrió a abrazarle.
La mujer contó a Castle y a Kate lo sucedido. Alexander había vuelto allí diciendo que ya lo había arreglado todo con la policía y que sólo había sido un estúpido cúmulo de coincidencias, que podía llamar a Beckett si no le creía a él. Le prometió que si le dejaba pasar, se lo explicaría todo. Que ahora nadie les podría quitar la oportunidad de ser felices. Ella le creyó y abrió la puerta. En un abrir y cerrar de ojos Alexander y tres hombres más estaban dentro. Los hombres fueron a registrar la casa, dos subieron las escaleras y el otro fue hacia al despacho de Castle. Alexander se quedó junto a Martha. Le apuntó con un arma y le dijo que todo había acabado, que le iban a descubrir dentro de poco y que tenía que decirle dónde guardaba sus joyas. Ella intentó hacerle entrar en razón, pero él no la escuchó y le puso el cañón del arma en la frente. Martha le suplicó por su vida, por el hijo que tenían en común y por lo que pudo haber sido. Algo dentro de él tuvo que removerse, porque por fin bajó el arma de su frente, aunque siguió apuntándola desde más distancia. Martha le llevó hasta la caja fuerte que había detrás del mueble bar del salón, la abrió. Alexander cogió todo lo que había dentro y lo metió en una bolsa de deporte negra. Ella le dijo que el resto de sus joyas estaban en un cajón de su habitación y Alexander gritó algo por el hueco de la escalera en un idioma extraño a alguno de los hombres. A los pocos minutos se habían reunido todos los encapuchados en el salón de nuevo. Cada uno llevaba una bolsa negra, igual que la de Alexander, llena de objetos de valor y joyas que se habían encontrado por toda la casa. Uno de ellos sacó un cuchillo, con el que se le veía bastante ágil y se dirigió derecho hacia Martha, pero Alexander se puso en medio y le dijo algo que ella no entendió, en el mismo idioma de antes. El hombre volvió a guardar el cuchillo y les hizo una señal a los otros dos para que salieran del loft con él. Alexander volvió a mirar a Martha por última vez. Se acercó a ella, le dio un beso en la mejilla y le dijo que lo sentía mucho. Ella quería abofetearlo hasta dejarlo seco, pero tenía tanto miedo que casi no se atrevía ni a respirar. Alexander se quedó unos segundos más mirándola a los ojos y después desapareció tras la puerta. Cuando ya no escuchó ruidos en el pasillo, Martha se atrevió por fin a moverse, cogió el teléfono y marcó el número de Castle.
Ryan y Expósito llegaron al poco tiempo al loft.
Sabe que tenemos que hacerle algunas preguntas, ¿no? – Preguntó Ryan a Castle.
Si, no pasa nada – Dijo Martha, haciéndole saber a Ryan que no estaba sorda. – Ya estoy mucho más calmada.
Bien – el chico abrió su libreta con un poco de vergüenza - ¿Qué se han llevado?
Poca cosa, la verdad – Miró a su hijo- no te preocupes, le llevé a la caja dos.
¿La caja dos? – Se extrañaron casi al mismo tiempo Ryan y Kate.
Si,- Explicó Castle- la dos es la que menos objetos de valor tiene. Pero no tenías que haberte arriesgado – Le dijo a su madre
¿Cuántas cajas más tenéis? – eso no era necesario para el informe, pero Beckett tenía curiosidad.
Tenemos tres – Contestó Castle.
La gente normal sólo tiene una – Se rió Expósito.
No, la gente “que no es tan rica” tiene una. El resto tenemos más – Aclaró.
Eso no lo había escuchado nunca, tío – Expósito miraba a Ryan asombrado.
Pregúntale al alcalde, creo que tiene cinco repartidas por toda la casa... alguna en el jardín, creo – Dijo Castle tocándose la barbilla como si eso le ayudara a recordar.- Bueno, y si hablamos de los jugadores del equipo de los Yankees… Esos si que se pasan…
No se dio cuenta de que Beckett y Martha le miraban esperando a que bajara de su nube, así que la detective le dio un pequeño codazo en el brazo para que volviera a la realidad. Castle se dio cuenta y volvió a ponerse serio.
Ryan miró a Martha para que siguiera con su historia.
No me ha dado tiempo a mirar nada más – Continuó la mujer- pero sé que han estado revolviéndolo todo porque subieron las escaleras y estuvieron haciendo muchísimo ruido. Imagino que buscando más joyas. También entraron en tu despacho y me imagino que en tu habitación – Le dijo a su hijo.- Pero no se qué se habrán llevado.
Beckett llamó a la comisaría para que emitieran una orden de busca y captura contra Alexander. Para ello tuvo que pedirle a Martha que le describiera como iban vestidos los tres hombres. Le preguntó que si Alexander llevaba lo mismo que por la mañana. Ella le dijo que si, pero que también llevaba una gorra gris con rayas azules en la visera y un dibujo de un lagarto o una lagartija o algo así.
Castle, déjame tu móvil – Le pidió Beckett.
¿Para qué?- Le preguntó esté mientras se lo sacaba del bolsillo del pantalón.
Ella no le contestó y casi se lo quitó de las manos. Abrió el archivo de imágenes del teléfono, donde aparecen varias fotos en miniatura. Se dio cuenta de que había una de ella del día anterior, sentada en su escritorio, en la comisaría. Seguramente se la habría sacado mientras rellenaba algún informe, antes de que vinieran Lanie y el capitán, y no se había dado cuenta. Le sonrió levemente y volvió a buscar la foto que necesitaba. Cuando la encontró, la amplió en la pantalla. Era la foto que Castle sacó del día que el todoterreno rompió la puerta del almacén.
¿Una como ésta? – Preguntó Kate mostrándole la foto a Martha.
Si, era igual que esa. – Dijo.
La gorra era del hombre que iba de copiloto en el todoterreno, el que disparó a Beckett con la metralleta desde la ventanilla mientras huían.
Beckett se volvió hacia Castle y pudo ver como los nudillos de sus manos se ponían blancos de la fuerza con la que apretando los puños. Castle solo miraba su móvil como si éste fuera culpable de algo. -Ese cabrón... -murmuraba - casi te mata... - Hablaba casi sin mover los labios, apretando la mandíbula. Beckett le apretó el brazo para que saliera de sí mismo y la mirara. Pudo ver esa rabia en él, pero, como si se hablaran solo mirándose a los ojos, ella le tranquilizó. Él asintió con la cabeza como si hubiera entendido perfectamente a Kate y se dirigió a su madre.
Cuando Alexis salga del colegio- Le dijo a Martha-, quiero que os vayáis de aquí unos días.
Eso ya lo había pensado yo...- Contestó su madre- Después de hablar contigo, llamé a Betty, mi amiga de Los Ángeles.- Explicó- me ha dicho que nos recibirá a todos en su casa el tiempo que haga falta.
Vale, -Dijo Castle dando una palmada en el aire- pues no hay más que hablar, os vais entonces.
Querrás decir que "nos vamos"- recalcó Martha- Tú también vienes. Esa gente va armada. Son muy peligrosos y no quiero perderte por culpa de ese hijo de…
No – respondió él - Yo voy a quedarme aquí. No es la primera vez que perseguimos a gente armada, te lo aseguro. – Cogió a su madre por los hombros y la miró a los ojos- Voy a encontrarlo y voy a encerrarlo. Te lo prometo.
Eso no es verdad - Dijo Beckett- YO voy a encerrarlo. Tú sólo vas a mirar como lo hago. – Cogió a Castle de un brazo y estiró de él para evitar que su madre se pusiera terca.- Vamos, no hay tiempo que perder.
Cuando llegaron a comisaría, Montgomery exigió a Beckett que se presentara en su despacho urgentemente para que le informara de todo lo sucedido.
La grave voz del capitán se escuchaba desde fuera de su despacho. Se oía perfectamente como recriminaba a Beckett haber descuidado de esa manera su trabajo. Le preguntó si su intuición no había advertido sobre ese individuo. Ella no pudo negar que algo en la historia de Alexander le había dado mala espina, pero nunca se habría imaginado que aquello podría suceder, a lo que Roy le contestó que, aunque sabía lo que significaba Castle para ella, tendría que dejar sus sentimientos a un lado. Ella era detective de homicidios y eso era lo primero en su vida.
Después de un buen rato en el despacho, por fin salió. Castle la estaba esperando sentado en al silla de su escritorio. Ella lo vio, pero se dio la vuelta y se fue hacia la sala de descanso. Estaba muy seria y Castle imaginaba que Montgomery había sido bastante duro con ella, así que decidió asumir su parte y se dirigió hacia el despacho del capitán. Cerró la puerta tras él y comenzó a hablar.
No ha sido culpa suya. –Dijo firmemente.
¿A no? –Montgomery estaba sentado en su escritorio y no levantó la vista de los papeles de su mesa- Pues yo juraría que era ella quién estaba a cargo del sospechoso.
Si, pero yo le pedí que lo hiciera. – Explicó Castle.
Ya, pero ella no dijo que no. Ella sabe como va esto, no puede hacer las cosas sólo porque tú se lo pidas, tiene una obligaciones y tiene que respetar las normas.- Dijo mientras colocaba unos papeles. Luego le miró a él- Pero es cierto que tú tenías que haber sido más inteligente. Los dos sabemos que tienes instinto para estas cosas y que, en cierto modo, te has dejado engañar.
Puede que si - dijo Castle bajando la cabeza- He querido creerlo tanto que al final... - Se pasó la mano por la cara- y lo peor es que he arrastrado a Beckett conmigo.
Mira Castle – Roy se levantó de su silla, rodeó el escritorio y se apoyó en la mesa, quedando frente al escritor.- Tú estás aquí por lo que estás, pero las decisiones respecto a los criminales siguen siendo de Beckett, aun que sé que tú influyes en ella, así que ahora tienes que procurar que se centre en coger a ese hombre, pero porque es su trabajo, no por ti. Yo confío en vosotros. No me volváis a fallar.
Castle salió del despacho de Montgomery y vio que Beckett todavía no había vuelto a su mesa, así que fue a la sala de descanso, donde ella se había dirigido poco antes.
Abrió la puerta. La luz estaba apagada y los estores entornados para que no entrara casi la claridad de las luces de la oficina. Beckett estaba sentada en una silla de espaldas a la puerta. Oyó que alguien entraba, pero no se giró a mirar quién era, aunque se hacía una idea.
¿Cómo estás? – Preguntó Castle tímidamente.
Ella no contestó. Castle ya sabía la respuesta, sólo había preguntado para romper el hielo, pero no había conseguido su propósito. Cerró la puerta para que no se oyeran los ruidos de la oficina y se acercó a ella. Puso sus manos en la espalda de Kate y empezó a moverlas, como si le estuviera dando un masaje, para relajarla, pero ella seguía tan tensa que era como acariciar a una piedra.
Kate, yo… - Realmente no sabía que decir-… lo siento. – Bajó la cabeza y le besó el pelo. Ella seguía sin moverse. Él se quedó un poco más con la nariz pegada en su cabello, aspirando su olor. Cerró los ojos fuertemente temiéndose lo peor. No quería perderla. Y menos por eso, ahora era cuando más la necesitaba. En aquel momento se odiaba tanto a si mismo que le daban ganas de arrancarse la piel a jirones. Temía que ella le dijera que no volverían a estar juntos, que ya no le quería a su lado como pareja ni en su trabajo. En décimas de segundos se imagino cien formas de cómo Kate podría pegarle una patada en el culo. Pero ella alzó la cabeza para mirarle a los ojos. En ellos no había rencor, ni enfado, ni siquiera un poco de molestia. Solo kilos y kilos de decepción. Volvió a bajar la vista y cogió a Castle de una de las manos que él tenía en su hombro, atrayéndolo hacia ella para que estuvieran de frente. Cuando llegó delante de Kate, Castle se puso de rodillas en el suelo para poder mirarla a los ojos. La preocupación de Castle era evidente en su mirada, ya que ella no le había hablado todavía.
No es culpa tuya, Castle – Le dijo al fin - Todo esto lo he hecho yo. Yo le solté sin comprobar su coartada y por mi culpa fue a tu casa y… - El nudo que tenía en la garganta le hacía pensar que se iba a echar a llorar de un momento a otro. Castle la miraba sin poder creer todavía lo que estaba escuchando. Ella se estaba castigando por algo de lo él se creía plenamente culpable. Cogió la cara de Kate entre sus manos, pero ella no le aguantaba la mirada – Perdóname, Castle… - Dijo casi en un susurro.
No – Dijo él – No hay nada que perdonar. Si no hubiera sido Alexander y yo no te lo hubiera pedido… - Sacudió la cabeza para desprenderse del sentimiento de culpa e intentar hablar más enérgicamente- Pero tenemos que asumirlo y ahora necesito que estés conmigo. – Esperó a ver la reacción de Kate, pero ésta no dijo nada.- Míralo por este lado: si le atrapas tendrás a alguien muy parecido a mi a quien podrás meter en la cárcel de por vida. ¿Quién sabe? Lo mismo consigues que te lo dejen atado en una habitación sin cámaras con unos cuantos instrumentos de tortura. Sería como torturarme a mí mismo…
Kate levantó la cara y miró a Castle. Él siempre sabía lo que decir en cualquier momento para levantarle el ánimo.
¿En serio crees que me dejarán hacer eso? – Preguntó ella con voz inocente. Ya estaba de mejor humor.
¡Claro! – Exclamó Castle – Y si no te dejan, yo lo cogeré primero y te lo llevaré en bandeja. Si quieres puedo ponerle una manzana roja en la boca, como a los cochinillos asados.
Kate por fin se reía. Castle suspiró aliviado. Pasó una mano por su pelo y luego la atrajo hacia él para besarla. Él estaba todavía de rodillas en el suelo, se habían acercado tanto que ya estaba entre las piernas de Kate, mientras ella seguía sentada en la silla. Él recorrió sus muslos con las manos apretándola cada vez más a su cuerpo. Ella a su vez le besaba más frenéticamente. Las caricias de ese hombre le hacían evadirse por momentos y creía que no podría parar. Él subió sus manos hasta su cintura, su pecho, volvió a bajarlas otra vez hasta sus caderas, a sus muslos de nuevo. La tenía tan apretada a él que ella ya estaba en el borde de la silla y se iba a caer de un momento a otro. Sabía que esa sería su perdición, porque caería sobre Castle y él no la iba a dejar que escapara de allí. Tenían el corazón bombeando a mil por hora.
Entonces la luz de la sala de descanso se encendió.
¡¿Otra vez?! – Exclamó Ryan.
Beckett se dio la vuelta medio jadeante para ver cómo su compañero se ponía una mano en los ojos y miraba hacia otro lado, como para no ver lo que acababa de ver. Castle asomaba la cabeza por encima del hombro de Kate.
¿Se puede saber qué demonios os pasa con este sitio? – A Ryan le hacía gracia esa situación y estaba dispuesto a ponerlos en un compromiso.- Y ahora me dirás que a Beckett se le ha vuelto a meter “algo” en el ojo… ¿no?
Beckett se puso de pie casi de un salto, avergonzada por aquella escena, se acercó a Ryan lo más dignamente que pudo en ese momento hasta que quedó frente a él.
Ni una palabra más – Le dijo con tono autoritario. No es que estuviera enfadada con él, pero sabía que era la única manera de intentar evitar las inevitables bromas que le esperaban por parte de Ryan y Expósito.
¡Hey! Que yo no sabía que estabais aquí – Se defendió- Y pienso sinceramente que, con toda la pasta que tiene Castle, me parece muy cutre que os lo montéis aquí... se me ocurren unos cuantos sitios mejores.
Es puro morbo- Le dijo Castle poniéndose detrás de Kate. Ella se giró para echarle una mirada asesina.
Bueno, pues ya que os veo aquí – Dijo Ryan cambiando de tema – Hemos encontrado un móvil prepago que compró Mijail hace un mes con tarjeta de crédito. Está encendido y estamos intentando localizarlo por el GPS que tiene incorporado.
Tú y yo ya hablaremos – Le dijo Beckett a Castle con tono serio. –Vamos, Ryan - Kate salió de la sala de descanso dirección a su mesa para seguir con la investigación.
Ryan miró a Castle levantando los hombros y enarcando las cejas, se dio la vuelta y dejó a Castle sólo en aquella habitación. Al momento, él también estaba yendo hacia la mesa de Beckett. Si había algo que deseara en este mundo, a parte de a Kate, era coger a Alexander para hacerle pagar todo el daño que le había hecho a su madre.
Mientras que pienso en cómo van a seguir con la investigación seria, he escrito esto. Creo que la historia va un poco lenta, pero espero que por lo menos os resulte entretenida
¡¡MUCHAS GRACIAS POR LOS COMENTARIOS!! Sois las mejores
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CAPITULO 11
Llegaron al loft de Castle y se lo encontraron todo revuelto, Martha estaba en un lado del sofá abrazando un cojín para intentar temblar menos. Cuando vio a su hijo se levantó y corrió a abrazarle.
La mujer contó a Castle y a Kate lo sucedido. Alexander había vuelto allí diciendo que ya lo había arreglado todo con la policía y que sólo había sido un estúpido cúmulo de coincidencias, que podía llamar a Beckett si no le creía a él. Le prometió que si le dejaba pasar, se lo explicaría todo. Que ahora nadie les podría quitar la oportunidad de ser felices. Ella le creyó y abrió la puerta. En un abrir y cerrar de ojos Alexander y tres hombres más estaban dentro. Los hombres fueron a registrar la casa, dos subieron las escaleras y el otro fue hacia al despacho de Castle. Alexander se quedó junto a Martha. Le apuntó con un arma y le dijo que todo había acabado, que le iban a descubrir dentro de poco y que tenía que decirle dónde guardaba sus joyas. Ella intentó hacerle entrar en razón, pero él no la escuchó y le puso el cañón del arma en la frente. Martha le suplicó por su vida, por el hijo que tenían en común y por lo que pudo haber sido. Algo dentro de él tuvo que removerse, porque por fin bajó el arma de su frente, aunque siguió apuntándola desde más distancia. Martha le llevó hasta la caja fuerte que había detrás del mueble bar del salón, la abrió. Alexander cogió todo lo que había dentro y lo metió en una bolsa de deporte negra. Ella le dijo que el resto de sus joyas estaban en un cajón de su habitación y Alexander gritó algo por el hueco de la escalera en un idioma extraño a alguno de los hombres. A los pocos minutos se habían reunido todos los encapuchados en el salón de nuevo. Cada uno llevaba una bolsa negra, igual que la de Alexander, llena de objetos de valor y joyas que se habían encontrado por toda la casa. Uno de ellos sacó un cuchillo, con el que se le veía bastante ágil y se dirigió derecho hacia Martha, pero Alexander se puso en medio y le dijo algo que ella no entendió, en el mismo idioma de antes. El hombre volvió a guardar el cuchillo y les hizo una señal a los otros dos para que salieran del loft con él. Alexander volvió a mirar a Martha por última vez. Se acercó a ella, le dio un beso en la mejilla y le dijo que lo sentía mucho. Ella quería abofetearlo hasta dejarlo seco, pero tenía tanto miedo que casi no se atrevía ni a respirar. Alexander se quedó unos segundos más mirándola a los ojos y después desapareció tras la puerta. Cuando ya no escuchó ruidos en el pasillo, Martha se atrevió por fin a moverse, cogió el teléfono y marcó el número de Castle.
Ryan y Expósito llegaron al poco tiempo al loft.
Sabe que tenemos que hacerle algunas preguntas, ¿no? – Preguntó Ryan a Castle.
Si, no pasa nada – Dijo Martha, haciéndole saber a Ryan que no estaba sorda. – Ya estoy mucho más calmada.
Bien – el chico abrió su libreta con un poco de vergüenza - ¿Qué se han llevado?
Poca cosa, la verdad – Miró a su hijo- no te preocupes, le llevé a la caja dos.
¿La caja dos? – Se extrañaron casi al mismo tiempo Ryan y Kate.
Si,- Explicó Castle- la dos es la que menos objetos de valor tiene. Pero no tenías que haberte arriesgado – Le dijo a su madre
¿Cuántas cajas más tenéis? – eso no era necesario para el informe, pero Beckett tenía curiosidad.
Tenemos tres – Contestó Castle.
La gente normal sólo tiene una – Se rió Expósito.
No, la gente “que no es tan rica” tiene una. El resto tenemos más – Aclaró.
Eso no lo había escuchado nunca, tío – Expósito miraba a Ryan asombrado.
Pregúntale al alcalde, creo que tiene cinco repartidas por toda la casa... alguna en el jardín, creo – Dijo Castle tocándose la barbilla como si eso le ayudara a recordar.- Bueno, y si hablamos de los jugadores del equipo de los Yankees… Esos si que se pasan…
No se dio cuenta de que Beckett y Martha le miraban esperando a que bajara de su nube, así que la detective le dio un pequeño codazo en el brazo para que volviera a la realidad. Castle se dio cuenta y volvió a ponerse serio.
Ryan miró a Martha para que siguiera con su historia.
No me ha dado tiempo a mirar nada más – Continuó la mujer- pero sé que han estado revolviéndolo todo porque subieron las escaleras y estuvieron haciendo muchísimo ruido. Imagino que buscando más joyas. También entraron en tu despacho y me imagino que en tu habitación – Le dijo a su hijo.- Pero no se qué se habrán llevado.
Beckett llamó a la comisaría para que emitieran una orden de busca y captura contra Alexander. Para ello tuvo que pedirle a Martha que le describiera como iban vestidos los tres hombres. Le preguntó que si Alexander llevaba lo mismo que por la mañana. Ella le dijo que si, pero que también llevaba una gorra gris con rayas azules en la visera y un dibujo de un lagarto o una lagartija o algo así.
Castle, déjame tu móvil – Le pidió Beckett.
¿Para qué?- Le preguntó esté mientras se lo sacaba del bolsillo del pantalón.
Ella no le contestó y casi se lo quitó de las manos. Abrió el archivo de imágenes del teléfono, donde aparecen varias fotos en miniatura. Se dio cuenta de que había una de ella del día anterior, sentada en su escritorio, en la comisaría. Seguramente se la habría sacado mientras rellenaba algún informe, antes de que vinieran Lanie y el capitán, y no se había dado cuenta. Le sonrió levemente y volvió a buscar la foto que necesitaba. Cuando la encontró, la amplió en la pantalla. Era la foto que Castle sacó del día que el todoterreno rompió la puerta del almacén.
¿Una como ésta? – Preguntó Kate mostrándole la foto a Martha.
Si, era igual que esa. – Dijo.
La gorra era del hombre que iba de copiloto en el todoterreno, el que disparó a Beckett con la metralleta desde la ventanilla mientras huían.
Beckett se volvió hacia Castle y pudo ver como los nudillos de sus manos se ponían blancos de la fuerza con la que apretando los puños. Castle solo miraba su móvil como si éste fuera culpable de algo. -Ese cabrón... -murmuraba - casi te mata... - Hablaba casi sin mover los labios, apretando la mandíbula. Beckett le apretó el brazo para que saliera de sí mismo y la mirara. Pudo ver esa rabia en él, pero, como si se hablaran solo mirándose a los ojos, ella le tranquilizó. Él asintió con la cabeza como si hubiera entendido perfectamente a Kate y se dirigió a su madre.
Cuando Alexis salga del colegio- Le dijo a Martha-, quiero que os vayáis de aquí unos días.
Eso ya lo había pensado yo...- Contestó su madre- Después de hablar contigo, llamé a Betty, mi amiga de Los Ángeles.- Explicó- me ha dicho que nos recibirá a todos en su casa el tiempo que haga falta.
Vale, -Dijo Castle dando una palmada en el aire- pues no hay más que hablar, os vais entonces.
Querrás decir que "nos vamos"- recalcó Martha- Tú también vienes. Esa gente va armada. Son muy peligrosos y no quiero perderte por culpa de ese hijo de…
No – respondió él - Yo voy a quedarme aquí. No es la primera vez que perseguimos a gente armada, te lo aseguro. – Cogió a su madre por los hombros y la miró a los ojos- Voy a encontrarlo y voy a encerrarlo. Te lo prometo.
Eso no es verdad - Dijo Beckett- YO voy a encerrarlo. Tú sólo vas a mirar como lo hago. – Cogió a Castle de un brazo y estiró de él para evitar que su madre se pusiera terca.- Vamos, no hay tiempo que perder.
Cuando llegaron a comisaría, Montgomery exigió a Beckett que se presentara en su despacho urgentemente para que le informara de todo lo sucedido.
La grave voz del capitán se escuchaba desde fuera de su despacho. Se oía perfectamente como recriminaba a Beckett haber descuidado de esa manera su trabajo. Le preguntó si su intuición no había advertido sobre ese individuo. Ella no pudo negar que algo en la historia de Alexander le había dado mala espina, pero nunca se habría imaginado que aquello podría suceder, a lo que Roy le contestó que, aunque sabía lo que significaba Castle para ella, tendría que dejar sus sentimientos a un lado. Ella era detective de homicidios y eso era lo primero en su vida.
Después de un buen rato en el despacho, por fin salió. Castle la estaba esperando sentado en al silla de su escritorio. Ella lo vio, pero se dio la vuelta y se fue hacia la sala de descanso. Estaba muy seria y Castle imaginaba que Montgomery había sido bastante duro con ella, así que decidió asumir su parte y se dirigió hacia el despacho del capitán. Cerró la puerta tras él y comenzó a hablar.
No ha sido culpa suya. –Dijo firmemente.
¿A no? –Montgomery estaba sentado en su escritorio y no levantó la vista de los papeles de su mesa- Pues yo juraría que era ella quién estaba a cargo del sospechoso.
Si, pero yo le pedí que lo hiciera. – Explicó Castle.
Ya, pero ella no dijo que no. Ella sabe como va esto, no puede hacer las cosas sólo porque tú se lo pidas, tiene una obligaciones y tiene que respetar las normas.- Dijo mientras colocaba unos papeles. Luego le miró a él- Pero es cierto que tú tenías que haber sido más inteligente. Los dos sabemos que tienes instinto para estas cosas y que, en cierto modo, te has dejado engañar.
Puede que si - dijo Castle bajando la cabeza- He querido creerlo tanto que al final... - Se pasó la mano por la cara- y lo peor es que he arrastrado a Beckett conmigo.
Mira Castle – Roy se levantó de su silla, rodeó el escritorio y se apoyó en la mesa, quedando frente al escritor.- Tú estás aquí por lo que estás, pero las decisiones respecto a los criminales siguen siendo de Beckett, aun que sé que tú influyes en ella, así que ahora tienes que procurar que se centre en coger a ese hombre, pero porque es su trabajo, no por ti. Yo confío en vosotros. No me volváis a fallar.
Castle salió del despacho de Montgomery y vio que Beckett todavía no había vuelto a su mesa, así que fue a la sala de descanso, donde ella se había dirigido poco antes.
Abrió la puerta. La luz estaba apagada y los estores entornados para que no entrara casi la claridad de las luces de la oficina. Beckett estaba sentada en una silla de espaldas a la puerta. Oyó que alguien entraba, pero no se giró a mirar quién era, aunque se hacía una idea.
¿Cómo estás? – Preguntó Castle tímidamente.
Ella no contestó. Castle ya sabía la respuesta, sólo había preguntado para romper el hielo, pero no había conseguido su propósito. Cerró la puerta para que no se oyeran los ruidos de la oficina y se acercó a ella. Puso sus manos en la espalda de Kate y empezó a moverlas, como si le estuviera dando un masaje, para relajarla, pero ella seguía tan tensa que era como acariciar a una piedra.
Kate, yo… - Realmente no sabía que decir-… lo siento. – Bajó la cabeza y le besó el pelo. Ella seguía sin moverse. Él se quedó un poco más con la nariz pegada en su cabello, aspirando su olor. Cerró los ojos fuertemente temiéndose lo peor. No quería perderla. Y menos por eso, ahora era cuando más la necesitaba. En aquel momento se odiaba tanto a si mismo que le daban ganas de arrancarse la piel a jirones. Temía que ella le dijera que no volverían a estar juntos, que ya no le quería a su lado como pareja ni en su trabajo. En décimas de segundos se imagino cien formas de cómo Kate podría pegarle una patada en el culo. Pero ella alzó la cabeza para mirarle a los ojos. En ellos no había rencor, ni enfado, ni siquiera un poco de molestia. Solo kilos y kilos de decepción. Volvió a bajar la vista y cogió a Castle de una de las manos que él tenía en su hombro, atrayéndolo hacia ella para que estuvieran de frente. Cuando llegó delante de Kate, Castle se puso de rodillas en el suelo para poder mirarla a los ojos. La preocupación de Castle era evidente en su mirada, ya que ella no le había hablado todavía.
No es culpa tuya, Castle – Le dijo al fin - Todo esto lo he hecho yo. Yo le solté sin comprobar su coartada y por mi culpa fue a tu casa y… - El nudo que tenía en la garganta le hacía pensar que se iba a echar a llorar de un momento a otro. Castle la miraba sin poder creer todavía lo que estaba escuchando. Ella se estaba castigando por algo de lo él se creía plenamente culpable. Cogió la cara de Kate entre sus manos, pero ella no le aguantaba la mirada – Perdóname, Castle… - Dijo casi en un susurro.
No – Dijo él – No hay nada que perdonar. Si no hubiera sido Alexander y yo no te lo hubiera pedido… - Sacudió la cabeza para desprenderse del sentimiento de culpa e intentar hablar más enérgicamente- Pero tenemos que asumirlo y ahora necesito que estés conmigo. – Esperó a ver la reacción de Kate, pero ésta no dijo nada.- Míralo por este lado: si le atrapas tendrás a alguien muy parecido a mi a quien podrás meter en la cárcel de por vida. ¿Quién sabe? Lo mismo consigues que te lo dejen atado en una habitación sin cámaras con unos cuantos instrumentos de tortura. Sería como torturarme a mí mismo…
Kate levantó la cara y miró a Castle. Él siempre sabía lo que decir en cualquier momento para levantarle el ánimo.
¿En serio crees que me dejarán hacer eso? – Preguntó ella con voz inocente. Ya estaba de mejor humor.
¡Claro! – Exclamó Castle – Y si no te dejan, yo lo cogeré primero y te lo llevaré en bandeja. Si quieres puedo ponerle una manzana roja en la boca, como a los cochinillos asados.
Kate por fin se reía. Castle suspiró aliviado. Pasó una mano por su pelo y luego la atrajo hacia él para besarla. Él estaba todavía de rodillas en el suelo, se habían acercado tanto que ya estaba entre las piernas de Kate, mientras ella seguía sentada en la silla. Él recorrió sus muslos con las manos apretándola cada vez más a su cuerpo. Ella a su vez le besaba más frenéticamente. Las caricias de ese hombre le hacían evadirse por momentos y creía que no podría parar. Él subió sus manos hasta su cintura, su pecho, volvió a bajarlas otra vez hasta sus caderas, a sus muslos de nuevo. La tenía tan apretada a él que ella ya estaba en el borde de la silla y se iba a caer de un momento a otro. Sabía que esa sería su perdición, porque caería sobre Castle y él no la iba a dejar que escapara de allí. Tenían el corazón bombeando a mil por hora.
Entonces la luz de la sala de descanso se encendió.
¡¿Otra vez?! – Exclamó Ryan.
Beckett se dio la vuelta medio jadeante para ver cómo su compañero se ponía una mano en los ojos y miraba hacia otro lado, como para no ver lo que acababa de ver. Castle asomaba la cabeza por encima del hombro de Kate.
¿Se puede saber qué demonios os pasa con este sitio? – A Ryan le hacía gracia esa situación y estaba dispuesto a ponerlos en un compromiso.- Y ahora me dirás que a Beckett se le ha vuelto a meter “algo” en el ojo… ¿no?
Beckett se puso de pie casi de un salto, avergonzada por aquella escena, se acercó a Ryan lo más dignamente que pudo en ese momento hasta que quedó frente a él.
Ni una palabra más – Le dijo con tono autoritario. No es que estuviera enfadada con él, pero sabía que era la única manera de intentar evitar las inevitables bromas que le esperaban por parte de Ryan y Expósito.
¡Hey! Que yo no sabía que estabais aquí – Se defendió- Y pienso sinceramente que, con toda la pasta que tiene Castle, me parece muy cutre que os lo montéis aquí... se me ocurren unos cuantos sitios mejores.
Es puro morbo- Le dijo Castle poniéndose detrás de Kate. Ella se giró para echarle una mirada asesina.
Bueno, pues ya que os veo aquí – Dijo Ryan cambiando de tema – Hemos encontrado un móvil prepago que compró Mijail hace un mes con tarjeta de crédito. Está encendido y estamos intentando localizarlo por el GPS que tiene incorporado.
Tú y yo ya hablaremos – Le dijo Beckett a Castle con tono serio. –Vamos, Ryan - Kate salió de la sala de descanso dirección a su mesa para seguir con la investigación.
Ryan miró a Castle levantando los hombros y enarcando las cejas, se dio la vuelta y dejó a Castle sólo en aquella habitación. Al momento, él también estaba yendo hacia la mesa de Beckett. Si había algo que deseara en este mundo, a parte de a Kate, era coger a Alexander para hacerle pagar todo el daño que le había hecho a su madre.
Re: después de la tormenta
Grasiassss por otro capi!!!!!!
me ha enkantado, sobre todo lo k castle le dijo a beckett sobre las maneras de torturar a alexander!!!!!!!!!Muy bueno!!!!!!!
espero otro capi!!!!!!!
me ha enkantado, sobre todo lo k castle le dijo a beckett sobre las maneras de torturar a alexander!!!!!!!!!Muy bueno!!!!!!!
espero otro capi!!!!!!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: después de la tormenta
oohhhhhh estaaaaa muy biennnnn el capiii
gracias por subirloo xDDDDDDDDDD
gracias por subirloo xDDDDDDDDDD
______________________
CASKETT ALWAYS
Re: después de la tormenta
Genial, Ryan me ha encantado, me he reido mucho con su comentario " otra vez"
Duende- Escritor - Policia
- Mensajes : 1212
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 36
Localización : Galicia
Re: después de la tormenta
Madre mia que capitulazo!!!! que gustazo llegar de clase, y encontrarse con esta joya!!!!!!!!!!!
POr favor sigue subiendo mas!!!!!!
Me ha encantado Ryan jajajaa que puñetero como las lanza!!!!!!
POr favor sigue subiendo mas!!!!!!
Me ha encantado Ryan jajajaa que puñetero como las lanza!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: después de la tormenta
Me ha encantado lo de Ryan.
caskett mola- Autor de best-seller
- Mensajes : 874
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 25
Localización : Castlelandia
Re: después de la tormenta
Esque esto es una PASADA de fic!
¿Como puede ser tan genial?
Que crack Ryan
¿Como puede ser tan genial?
Que crack Ryan
andrea3msc- Autor de best-seller
- Mensajes : 933
Fecha de inscripción : 15/01/2011
Edad : 28
Re: después de la tormenta
Que Capitulos estos! son perfectos ! espero que lo sigas pronto
Maite- As del póker
- Mensajes : 376
Fecha de inscripción : 13/12/2010
Edad : 30
Localización : Viña del Mar,chile
Re: después de la tormenta
Cada capitulo me gusta mas! Gracias y por favos continualo pronto!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: después de la tormenta
¡¡Hola!! Aqui traigo un nuevo capi. He tardado un poco en escribirlo, pero es que es XXXL. También os adelanto que ya queda poquito para el final. Cuando terminéis de leerlo sabréis porqué.
Mientras tanto, quería daros las gracias a todas las que me habéis animado en cada capi: Funkyfish, Cata Castillo, Andrea3msc, Castle Riojana, Anitaa Rodgers, Nikki Heat, Raaaaaq, Maite_94, Natalia (L)Castle&Becket, Silvanalino, Solesan, Xonica, Lucía, Cate&Castle!, Jorja, IsaVera, yocastle, rakel, Julia&caskett, Karla Rodgers, Caskett Mola, Duende, ...Black Alice..., Celia, stana_alexis... Creo que no se me olvida nadie... Y a todos los que lo han leido, aunque no hayan comentado.
¡¡Muchos besos a todas y felíz semana!!
CAPÍTULO 12
Mientras Ryan y Expósito seguían intentando localizar el rastro del teléfono de Mijail, Castle y Beckett se pusieron a investigar la vida de Alexander Jones y no tardaron demasiado en encontrar cosas interesantes sobre él.
Se apuntó a un programa de reclutamiento militar hace más de cuarenta años. Alexander formaba parte de ese grupo y fueron trasladados por todo el país para sus entrenamientos y otras actividades de las cuales no se especificaba mucho. En uno de esos viajes tuvo que conocer a Martha. Llevaba cinco años allí y había conseguido subir algunos puestos, pero le terminaron echando por coaccionar a sus compañeros, por mala disciplina y conducta. Según sus informes había desobedecido muchas órdenes, haciendo caso omiso a sus superiores. Entonces Alexander se fue a Europa y fue reclutado por Vladimir Petrova, un ex -marine ruso que entrenaba a hombres para misiones secretas de su gobierno. Vladimir no tardó en darse cuenta de lo que Alexander valía, ya que su falta de escrúpulos le hacía ser el más fuerte. El ex marine murió hace quince años y desde entonces Alexander y un grupo de hombres más, abandonaron la unidad y no se volvió a saber nada de ellos. Alexander llegó pocos años después a EE.UU.
Siguiéndole la pista, Castle y Beckett descubrieron que había recorrido varios Estados en estos últimos años. Investigaron casos parecidos a la forma de operar que tenía Alexander en las ciudades por donde pasó durante esos años y, casualmente, en el tiempo en que él estuvo, se habían multiplicado las denuncias por robos violentos, algunos terminaban con muertos.
Expósito y Ryan hicieron una señal a Beckett cuando consiguieron rastrean el móvil de Mijail. Tenía que estar viajando en coche o en moto, porque el puntito de la señal en la pantalla del ordenador iba muy rápido, hasta que se paró en la parte trasera de un edificio.
Expósito descolgó su teléfono para llamar a un amigo que le debía un favor. Cuando colgó, le dijo a Beckett que su amigo iba a conseguir que el pasaran las imágenes en directo de las cámaras de seguridad que hay en un banco situado cerca del edificio. No es que estuviera al lado, pero se veía algo. Pronto les empezaron a llegar las imágenes de un lateral del edificio. Las imágenes no eran de muy buena calidad y además iban con unos minutos de retraso, pero se podía ver como una furgoneta blanca que se metía en las espaldas del edificio y cuatro figuras negras salían de dentro. Se vio como una de las figuras se separaba del resto y se dirigía a la entrada principal. Era Alexander. Después de llamar al portero automático, entraba por la puerta principal. A los otros tres ya no se los veía. Seguramente estaban subiendo por la escalera de incendio.
Castle y Beckett se pusieron en marcha hacia el edificio lo más deprisa que pudieron, seguidos de Ryan y Expósito, dejando a un agente a cargo de vigilar la pantalla por si había algún movimiento.
Si la cámara llevaba muchos minutos de retraso, puede que no llegaran a tiempo, pero tenían que intentarlo. Avisaron a varios compañeros por si había alguno que estuviera más cerca que ellos, pero se había producido un robo con rehenes en un banco al otro lado de la ciudad y estaban casi todos los agentes allí. Los pocos que contestaron estaban bastante lejos, pero se habían puesto en camino para unirse a Beckett.
Mientras iban hacia el edificio vigilado, recibieron un aviso por radio para que alguna patrulla se acercara a una dirección. Una mujer muy mayor había accionado su avisador médico para urgencias, un pequeño dispositivo con un botón que, al pulsarlo, se activaba un sistema de habla-escucha de emergencia parecido al de las alarmas anti- robo. Al momento se había puesto en contacto con ella una operadora para ver qué le pasaba y sólo pudo escuchar como la mujer pedía auxilio y unas voces masculinas gritándola. Luego se cortó la comunicación y la operadora llamó a la policía inmediatamente. La dirección era la misma a la que Castle y Beckett se dirigían.
No pasaron ni cinco minutos cuando el compañero encargado vigilar de las cámaras de seguridad llamaba a Beckett y le comunicaba que el individuo reconocido como Alexander salía por la puerta principal. La furgoneta blanca dio marcha atrás y salió a la carretera, recogió a Alexander y se alejó haciendo ruedas por toda la avenida.
Un coche patrulla había conseguido llegar y fue tras a la furgoneta, pero ésta les llevaba bastante ventaja. Se produjo una persecución a toda velocidad, pero la furgoneta hizo un derrape al doblar una esquina que el coche patrulla no pudo imitar, haciendo que perdiera el control y se estampara en el escaparate de una tienda de figuras de porcelana.
Beckett llamó a comisaría por si podían ver hacia donde seguía el rastro del móvil, pero después de ir hacia el norte, la señal se había desvanecido. Eso significaba que, o se habían metido en algún sitio donde el radar no llegaba o que habían apagado el teléfono
A los pocos minutos llegaron al edificio, donde había varios coches patrulla mal aparcados y una ambulancia que acababa de llegar. Subieron a la tercera planta y se encontraron a la señora tendida en el suelo. Le habían apuñalado, aunque todavía seguía con vida y respiraba con mucha dificultad. Los sanitarios la trasladaron a la ambulancia y se la llevaron al hospital para intentar hacer algo por ella.
Se trataba de la señora Grace Parker, una mujer de setenta y ocho años que venía de familia adinerada y era bastante conocida por que en navidad siempre donaba dinero para hospitales y otras buenas causas.
La casa estaba como en otras ocasiones, nada forzado y la caja fuerte abierta. En esta ocasión habían sido más descuidados, seguramente porque la voz de la operadora les hizo darse prisa en salir de allí, sabiendo que pronto llegaría la policía. La ventana que daba a la escalera de incendios estaba abierta de par en par y había unas cuantas manchas de sangre en el marco, seguramente la sangre era de la víctima, que había manchado al asesino al apuñalarla.
Pronto aquello se llenó de agentes tomando huellas y fotos de toda la casa. Castle y Beckett no podían hacer nada más allí, así que decidieron seguir el rastro hasta donde la señal del teléfono de Mijail se había perdido. Expósito intentó convencerles para que esperaran un poco a los refuerzo, pero Beckett insistió en que no harían nada peligroso, para que sus compañeros se quedaran más tranquilos. Él y Ryan no podían abandonar el edificio hasta que no hicieran el informe final, pero les dijeron que en cuanto terminaran, irían hacia allí.
Aquel sitio estaba bastante apartado de todo. Era una vieja fábrica de neumáticos que tenía pinta de llevar cerrada muchos años. A Beckett le pareció demasiado raro que dentro de ese edificio se pudiera perder la cobertura de un teléfono, pero aun así tenía que saber qué había dentro.
Quédate a mi lado- Le dijo Beckett a Castle. Más que una petición, era una orden.- No sabemos qué nos podemos encontrar aquí.
Puedes estar segura de que no me separaré de ti ni un solo momento. – Contestó él. Antes de que ella pudiera dar otro paso más hacia la fábrica, Castle la cogió de una mano y tiró de ella para darle un fuerte abrazo. Algo dentro de él le decía que no era una buena idea que entraran los dos solos ahí dentro, pero no tenían tiempo que perder.
Ella le rodeó con sus brazos estrechándolo muy fuerte. Solo podía pensar en cómo Alexander había conseguido hacer tanto daño a Castle, y le cegaba la idea de poder cogerle y poner fin a todos los crímenes que había cometido a lo largo de su vida. Se dijo a sí misma que ese hombre iba a pagar por todo aquello.
Se separaron un poco y se miraron a los ojos. -¿Estás preparado? – Preguntó Beckett.
Castle le cogió la cara con las manos y juntó su frente con la de ella. Se acercó un poco más para besarla – Ahora si.- Contestó.
Aquel sitio era oscuro y húmedo. Muy húmedo. Había unas escaleras de hierro roído que daban al segundo piso. Beckett no estaba segura de si aguantarían su peso, porque estaban bastante deterioradas, así que decidió que primero inspeccionarían la parte de abajo. Había varias máquinas conectadas entre sí por una cinta eléctrica que hacía años que no funcionaba. Todo estaba oxidado por la humedad y a cada paso que daba se oía el crujido del suelo. Mala señal. Hacer ruido no es bueno…
Siguieron pasando cautelosamente entre las máquinas, primero iba Beckett, con su arma en la mano, en posición de alerta, lista para disparar en cualquier momento. Detrás iba Castle, pegado a ella y mirando hacia todos lados como un poseso. No quería que se le escapara ningún movimiento, nada que pudiera ponerla a ella en peligro. Tenía que ser de utilidad, no un estorbo.
Mientras que se iba mentalizando de aquello de una manera obsesiva, Beckett le paró con una mano que casi se estampa en sus narices.
¿Has oído eso?- Preguntó Kate.
No ¿qué? – Lo había vuelto a hacer. Estaba tan absorto pensando en lo bien que tenía que hacerlo que no se dio cuenta de que se había distraído él solo.
He escuchado algo, por allí – Dijo señalando con la cabeza hacia su derecha.
Kate se deslizaba entre las máquinas como si fuera una sombra. Castle lo intentaba, pero no podía comparase a ella en absoluto. Él tenía buenos reflejos y una mente hábil, pero la discreción nunca había sido lo suyo. Aun así intentaba mantener el ritmo de Kate sin hacer ruido.
Pasaron detrás de unas máquinas y pudieron ver un enorme trailer aparcado en uno de los muelles de descarga. Las puertas estaban abiertas y desde su posición se podía distinguir perfectamente la furgoneta blanca metida dentro, junto con unas cuantas cajas de madera. Puede que la cobertura del móvil se hubiera perdido al meter la furgoneta dentro del trailer.
Escucharon voces que les hicieron agacharse bajo una máquina para no ser descubierto. Era Alexander y parecía que daba órdenes a otros dos hombres. Uno de ellos era Mijail y el otro Ajmed. Vieron a un tercero que empezaba a meter más cajas dentro del trailer, de la misma complexión física que los otros dos, solo que éste tenía el pelo rubio, casi blanco.
Beckett se empezó a acercar demasiado, casi iba a salir de su escondite y Castle la cogió del brazo.- ¿Dónde vas?- Preguntó.
¿Dónde crees, Castle? – Ella se volvió a mirarle- A detener a esos asesinos. Es obvio.- Se volvió otra vez dispuesta a dar otro paso más.
Pero estamos los dos solos y yo no voy armado – Dijo él volviendo a agarrarla del brazo.- ¿No deberíamos esperar a Ryan y a Expósito?
Pues la verdad es que me encantaría, Castle – Contestó ella un poco molesta- pero no se si te has fijado en un pequeño detalle. Están cargando un trailer y no van a tardar demasiado en irse.
Bueno, pues si eso pasa, podremos localizarlo – Dijo él sacando el móvil. Le mandó rápidamente un mensaje a Expósito con el número de matrícula del trailer y una descripción un poco por encima del vehículo. - ¿Ves? Ya está. Vamos a quedarnos aquí y esperar.
No puedo hacer eso, Castle, pero tú puedes darte la vuelta y vuelve al coche – Estaba totalmente decidida a atraparlos.- Yo Tampoco creo que esto sea lo mejor, pero no puedo dejarlos escapar- Acarició su mano- Pero tú no tienes que ponerte en peligro.
¡Venga ya, Kate!- Replicó- ¿Cuándo me he quedado yo en el coche?- ella sonrió y él aceptó- Vale, adelante.
Castle dejó que la inseguridad se quedara a un lado de su cabeza para convencerse de que aquello no era una misión suicida y de que realmente podrían hacerlo. Sobre todo no iba a dejar que la hicieran daño, pasara lo que pasara.
Beckett empezó a caminar sigilosamente entre las máquinas hasta que quedó justo detrás de Alexander. Ahora estaba sólo hablando con Ajmed. Supuso que Mijail y el otro desconocido estarían dentro del trailer colocando cajas.
Vio la oportunidad, ya los tenía muy cerca apuntándoles con su arma. Y entonces gritó.
¡¡Policía de Nueva York, las manos donde pueda verlas!!- Alexander se dio muy despacio la vuelta para poder encontrarse con ella.
Detective Kate Beckett- Dijo con fingida sorpresa- Nos volvemos a encontrar. Que pena que sea en estas circunstancias...
Alexander Jones y Ajmed Gantamirov, quedan detenidos por atraco con violencia y asesinato en primer grado.-Empezó a leerles sus derechos.
Me parece que esto va a ser más complicado de lo que tenía planeado – Dijo Alexander mirando a su compañero. Éste asintió fríamente con la cabeza, solo una vez.
Todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra frente a un tribunal…- Siguió hablando sin hacer caso a lo que él dijera.
¿A quién quieres engañar, detective? – Preguntó Alexander.- Hoy no me va a detener y, desde luego, no va a salir con vida de aquí.
A Kate le chocaron esas palabras y dejó de hablar. Una desagradable sensación le hizo mirar hacia donde había dejado a Castle, pero ya no estaba allí. Empezó a recorrer con los ojos a su alrededor para intentar localizarle, pero no se le veía por ningún sitio.
De detrás de una máquina salía Mijail agarrando a Castle por la espalda con un brazo rodeando su cuello. Casi lo estaba asfixiando. En la otra mano se veía como tenía un cuchillo apretándole el cuello, en la yugular.
Mira lo que he encontrado – Dijo Mijail en un inglés con mucho acento europeo.
¡Estupendo! – Aplaudió Alexander- ¿Ves Kate? A eso me refería.
Ella no podía apartar la vista de Castle. Estaba aterrorizada, todo se le había ido de las manos. Aun así, no bajó el arma.
En su mente intentaba vislumbrar la forma de sacar a Castle con vida de ahí, aunque perdiera la suya en el intento. Tal vez intentar despistarles de alguna manera, pero ¿Cómo? Tenía una gran posibilidad de conseguir disparar en la cabeza a Mijail. Si conseguía acertar y Castle era lo suficientemente listo como para salir corriendo en el momento en el que su opresor cayera al suelo, podría salvarse. Pero ¿De quién se creía que estaba hablando? Él no iba a salir corriendo dejándola sola y en peligro, nunca lo había hecho hasta entonces y no lo iba a hacer ahora. Tenía que pensar otra cosa.
Volvió a mirar a Castle, como si fuera a encontrar la solución en su cara. Pudo ver en sus ojos como le pedía que hiciera lo que tuviera que hacer, que no se preocupara por él, pero ella no podía hacer eso. Si Kate empezaba a disparar todo se habría acabado para ellos.
Estaba entrenada para ese tipo de situaciones y, sinceramente, no era la primera vez que él estaba en peligro. Pero algo dentro de ella le decía que esta vez no se parecía en nada a otras situaciones anteriores. Realmente tenía miedo de que algo le pasara por su culpa, por no querer esperar a sus compañeros. Tendría que seguir luchando sola contra todos, decidió, pero no pudo.
Escuchó que Castle gritaba algo antes de notar un tremendo golpe en hígado que la abatió, pero cuando iba a caer al suelo, la rodilla del rubio desconocido se le clavó como un mazo de hierro en el estómago, haciendo que notara que le faltaba el oxígeno. Le costaba coger aire y quedó tirada en el suelo sin apenas poder moverse.
Ajmed se acercó a ella, cogió su arma del suelo y se la dio a Alexander con una sonrisa. Castle estaba intentando zafarse del hombre que le agarraba, aunque no servía de nada, porque era como si le abrazara un bloque de hormigón.
El rubio llevó a Kate a rastras hacia un lado de la nave, mientras que Castle maldecía a todos los presentes de mil maneras distintas y en todos los idiomas que conocía.
Te juro que como la toques… - La voz de Castle sonaba ahogada porque el brazo de Mijail seguía apretando.
¡Hey! – Le dijo Alexander a Mijail – Ya puedes soltarlo. Este es inofensivo.
Al momento Mijail abrió sus brazos y Castle notó como el aire volvía a pasar por sus pulmones más abiertamente.
Miró a Kate, tendida en el suelo. Se intentaba mover, pero todavía estaba muy dolorida.
Ven hijo – Alexander le hizo una señal a Castle para que se acercara- Acabemos con esto de una vez.
¿Qué vas a hacer? – Preguntó Castle con rabia acercándose cautelosamente.
Deshacernos de ella, lo primero – Explicó – Está claro que luego no te va a quedar más remedio que venir con tu viejo padre a pasar unas largas vacaciones. Así podremos conocernos mejor. – Les hizo una señal a los tres hombres para que siguieran llenando el trailer.- Ya me ocupo de ellos.- Les dijo.
Se dirigió con paso firme hacia Beckett apuntándola con su propia arma mientras Castle le seguía a pocos pasos. Alexander le enseñó a Castle el arma de su mano advirtiéndole, a modo de recordatorio, para que no intentara nada raro.
No vas a hacerle daño ¿¡Entendido!? – Castle quería parecer autoritario y fuerte, pero le temblaba demasiado la voz.
Alexander había llegado hasta donde estaba Beckett, que seguía retorciéndose en el suelo, pero se volvió para mirarle.
Venga, Rick, dame una buena razón para no matarla, ¿Porqué te importa tanto?- Preguntó en tono burlón. – Si, es guapa, la verdad, pero chico, te he visto en portadas de revistas con rubias mucho más explosivas.
La cara de Castle desprendía tanta rabia que parecía que le iba a salir espuma por la boca de un momento a otro – ¿Quieres una buena razón? - Hablaba con los dientes apretados – Estoy enamorado de ella, pero eso es algo que tú nunca vas a entender… como te atrevas a tocarla, juro que no pararé hasta que te encuentre y te mate de la forma más sangrienta y macabra que se haya inventado.
Él apuntaba a Beckett a la cabeza sin vacilar, ella tenía clavados sus ojos en el cañón de la pistola, pero cuando oyó la respuesta de Castle, su mirada se dirigió hacia él con la boca abierta. Sintió que una fuerza sobrehumana se apoderaba de ella y decidió que valía la pena salir de allí con vida... y con él. En un rápido movimiento giró la pierna y le dio una patada en la rodilla a Alexander que la hizo crujir. Pero él estaba esperando que Kate atacara, así que tuvo más reflejos de lo que ella pensaba y pudo apartarse un poco, por lo que no le dio de lleno como para partirla. Alexander se distrajo un momento, aunque rápidamente volvió a hacerse con el control y disparó dos veces a Beckett sin contemplaciones.
Pero no había visto que Castle había tenido tiempo de sobra, antes de que él se recompusiera de la patada de Beckett, para abalanzarse sobre ella y cubrirla con su cuerpo y había sido él quien había recibido los dos disparos.
Podía sentir como ardía su piel en cada sitio donde había impactado una bala. Las dos estaban en la zona de las costillas, una un poco más abajo que la otra. Gritó de dolor y Kate intentó salir de sus brazos, un poco más recuperada de la paliza, pero Castle la abrazaba tan fuerte que le parecía casi imposible.
Alexander le miraba asombrado. Esas balas no iban para él. Era su hijo y no quería hacerle daño. La poca humanidad que quedaba dentro de él sintió un remordimiento inesperado y una angustia que, creyó, nunca antes había sentido.
Aun así, su lado más oscuro se hizo con él y volvió a apuntar a la pareja.
Vamos, déjala, es solo una poli, venga hijo... – Trataba de convencerlo para que la soltara- Ninguno saldréis con vida si no me haces caso. No me obligues a matarte. Deja que acabe con ella.
Por encima de mi cadáver.- Contestó girando la cabeza para poder mirarle a los ojos.
No dudes que lo haré - estaba empezando a perder los nervios.
¡Pues adelante! – Gritó Castle. Dejó de apretar el cuerpo de Kate para taparle la cara con una mano. Notó como ella se movía entre sus brazos, pero tenía los ojos fuertemente cerrados esperando a escuchar la explosión que acabaría con su vida.
El disparo sonó como un trueno en toda la fábrica. Después vino un silencio pesado.
Su cuerpo yacía en el suelo y la sangre brotaba buscando la salida por el agujero de su cabeza mientras que todavía se podía ver el humo de la pistola que acababa de ser disparada.
Mientras tanto, quería daros las gracias a todas las que me habéis animado en cada capi: Funkyfish, Cata Castillo, Andrea3msc, Castle Riojana, Anitaa Rodgers, Nikki Heat, Raaaaaq, Maite_94, Natalia (L)Castle&Becket, Silvanalino, Solesan, Xonica, Lucía, Cate&Castle!, Jorja, IsaVera, yocastle, rakel, Julia&caskett, Karla Rodgers, Caskett Mola, Duende, ...Black Alice..., Celia, stana_alexis... Creo que no se me olvida nadie... Y a todos los que lo han leido, aunque no hayan comentado.
¡¡Muchos besos a todas y felíz semana!!
CAPÍTULO 12
Mientras Ryan y Expósito seguían intentando localizar el rastro del teléfono de Mijail, Castle y Beckett se pusieron a investigar la vida de Alexander Jones y no tardaron demasiado en encontrar cosas interesantes sobre él.
Se apuntó a un programa de reclutamiento militar hace más de cuarenta años. Alexander formaba parte de ese grupo y fueron trasladados por todo el país para sus entrenamientos y otras actividades de las cuales no se especificaba mucho. En uno de esos viajes tuvo que conocer a Martha. Llevaba cinco años allí y había conseguido subir algunos puestos, pero le terminaron echando por coaccionar a sus compañeros, por mala disciplina y conducta. Según sus informes había desobedecido muchas órdenes, haciendo caso omiso a sus superiores. Entonces Alexander se fue a Europa y fue reclutado por Vladimir Petrova, un ex -marine ruso que entrenaba a hombres para misiones secretas de su gobierno. Vladimir no tardó en darse cuenta de lo que Alexander valía, ya que su falta de escrúpulos le hacía ser el más fuerte. El ex marine murió hace quince años y desde entonces Alexander y un grupo de hombres más, abandonaron la unidad y no se volvió a saber nada de ellos. Alexander llegó pocos años después a EE.UU.
Siguiéndole la pista, Castle y Beckett descubrieron que había recorrido varios Estados en estos últimos años. Investigaron casos parecidos a la forma de operar que tenía Alexander en las ciudades por donde pasó durante esos años y, casualmente, en el tiempo en que él estuvo, se habían multiplicado las denuncias por robos violentos, algunos terminaban con muertos.
Expósito y Ryan hicieron una señal a Beckett cuando consiguieron rastrean el móvil de Mijail. Tenía que estar viajando en coche o en moto, porque el puntito de la señal en la pantalla del ordenador iba muy rápido, hasta que se paró en la parte trasera de un edificio.
Expósito descolgó su teléfono para llamar a un amigo que le debía un favor. Cuando colgó, le dijo a Beckett que su amigo iba a conseguir que el pasaran las imágenes en directo de las cámaras de seguridad que hay en un banco situado cerca del edificio. No es que estuviera al lado, pero se veía algo. Pronto les empezaron a llegar las imágenes de un lateral del edificio. Las imágenes no eran de muy buena calidad y además iban con unos minutos de retraso, pero se podía ver como una furgoneta blanca que se metía en las espaldas del edificio y cuatro figuras negras salían de dentro. Se vio como una de las figuras se separaba del resto y se dirigía a la entrada principal. Era Alexander. Después de llamar al portero automático, entraba por la puerta principal. A los otros tres ya no se los veía. Seguramente estaban subiendo por la escalera de incendio.
Castle y Beckett se pusieron en marcha hacia el edificio lo más deprisa que pudieron, seguidos de Ryan y Expósito, dejando a un agente a cargo de vigilar la pantalla por si había algún movimiento.
Si la cámara llevaba muchos minutos de retraso, puede que no llegaran a tiempo, pero tenían que intentarlo. Avisaron a varios compañeros por si había alguno que estuviera más cerca que ellos, pero se había producido un robo con rehenes en un banco al otro lado de la ciudad y estaban casi todos los agentes allí. Los pocos que contestaron estaban bastante lejos, pero se habían puesto en camino para unirse a Beckett.
Mientras iban hacia el edificio vigilado, recibieron un aviso por radio para que alguna patrulla se acercara a una dirección. Una mujer muy mayor había accionado su avisador médico para urgencias, un pequeño dispositivo con un botón que, al pulsarlo, se activaba un sistema de habla-escucha de emergencia parecido al de las alarmas anti- robo. Al momento se había puesto en contacto con ella una operadora para ver qué le pasaba y sólo pudo escuchar como la mujer pedía auxilio y unas voces masculinas gritándola. Luego se cortó la comunicación y la operadora llamó a la policía inmediatamente. La dirección era la misma a la que Castle y Beckett se dirigían.
No pasaron ni cinco minutos cuando el compañero encargado vigilar de las cámaras de seguridad llamaba a Beckett y le comunicaba que el individuo reconocido como Alexander salía por la puerta principal. La furgoneta blanca dio marcha atrás y salió a la carretera, recogió a Alexander y se alejó haciendo ruedas por toda la avenida.
Un coche patrulla había conseguido llegar y fue tras a la furgoneta, pero ésta les llevaba bastante ventaja. Se produjo una persecución a toda velocidad, pero la furgoneta hizo un derrape al doblar una esquina que el coche patrulla no pudo imitar, haciendo que perdiera el control y se estampara en el escaparate de una tienda de figuras de porcelana.
Beckett llamó a comisaría por si podían ver hacia donde seguía el rastro del móvil, pero después de ir hacia el norte, la señal se había desvanecido. Eso significaba que, o se habían metido en algún sitio donde el radar no llegaba o que habían apagado el teléfono
A los pocos minutos llegaron al edificio, donde había varios coches patrulla mal aparcados y una ambulancia que acababa de llegar. Subieron a la tercera planta y se encontraron a la señora tendida en el suelo. Le habían apuñalado, aunque todavía seguía con vida y respiraba con mucha dificultad. Los sanitarios la trasladaron a la ambulancia y se la llevaron al hospital para intentar hacer algo por ella.
Se trataba de la señora Grace Parker, una mujer de setenta y ocho años que venía de familia adinerada y era bastante conocida por que en navidad siempre donaba dinero para hospitales y otras buenas causas.
La casa estaba como en otras ocasiones, nada forzado y la caja fuerte abierta. En esta ocasión habían sido más descuidados, seguramente porque la voz de la operadora les hizo darse prisa en salir de allí, sabiendo que pronto llegaría la policía. La ventana que daba a la escalera de incendios estaba abierta de par en par y había unas cuantas manchas de sangre en el marco, seguramente la sangre era de la víctima, que había manchado al asesino al apuñalarla.
Pronto aquello se llenó de agentes tomando huellas y fotos de toda la casa. Castle y Beckett no podían hacer nada más allí, así que decidieron seguir el rastro hasta donde la señal del teléfono de Mijail se había perdido. Expósito intentó convencerles para que esperaran un poco a los refuerzo, pero Beckett insistió en que no harían nada peligroso, para que sus compañeros se quedaran más tranquilos. Él y Ryan no podían abandonar el edificio hasta que no hicieran el informe final, pero les dijeron que en cuanto terminaran, irían hacia allí.
Aquel sitio estaba bastante apartado de todo. Era una vieja fábrica de neumáticos que tenía pinta de llevar cerrada muchos años. A Beckett le pareció demasiado raro que dentro de ese edificio se pudiera perder la cobertura de un teléfono, pero aun así tenía que saber qué había dentro.
Quédate a mi lado- Le dijo Beckett a Castle. Más que una petición, era una orden.- No sabemos qué nos podemos encontrar aquí.
Puedes estar segura de que no me separaré de ti ni un solo momento. – Contestó él. Antes de que ella pudiera dar otro paso más hacia la fábrica, Castle la cogió de una mano y tiró de ella para darle un fuerte abrazo. Algo dentro de él le decía que no era una buena idea que entraran los dos solos ahí dentro, pero no tenían tiempo que perder.
Ella le rodeó con sus brazos estrechándolo muy fuerte. Solo podía pensar en cómo Alexander había conseguido hacer tanto daño a Castle, y le cegaba la idea de poder cogerle y poner fin a todos los crímenes que había cometido a lo largo de su vida. Se dijo a sí misma que ese hombre iba a pagar por todo aquello.
Se separaron un poco y se miraron a los ojos. -¿Estás preparado? – Preguntó Beckett.
Castle le cogió la cara con las manos y juntó su frente con la de ella. Se acercó un poco más para besarla – Ahora si.- Contestó.
Aquel sitio era oscuro y húmedo. Muy húmedo. Había unas escaleras de hierro roído que daban al segundo piso. Beckett no estaba segura de si aguantarían su peso, porque estaban bastante deterioradas, así que decidió que primero inspeccionarían la parte de abajo. Había varias máquinas conectadas entre sí por una cinta eléctrica que hacía años que no funcionaba. Todo estaba oxidado por la humedad y a cada paso que daba se oía el crujido del suelo. Mala señal. Hacer ruido no es bueno…
Siguieron pasando cautelosamente entre las máquinas, primero iba Beckett, con su arma en la mano, en posición de alerta, lista para disparar en cualquier momento. Detrás iba Castle, pegado a ella y mirando hacia todos lados como un poseso. No quería que se le escapara ningún movimiento, nada que pudiera ponerla a ella en peligro. Tenía que ser de utilidad, no un estorbo.
Mientras que se iba mentalizando de aquello de una manera obsesiva, Beckett le paró con una mano que casi se estampa en sus narices.
¿Has oído eso?- Preguntó Kate.
No ¿qué? – Lo había vuelto a hacer. Estaba tan absorto pensando en lo bien que tenía que hacerlo que no se dio cuenta de que se había distraído él solo.
He escuchado algo, por allí – Dijo señalando con la cabeza hacia su derecha.
Kate se deslizaba entre las máquinas como si fuera una sombra. Castle lo intentaba, pero no podía comparase a ella en absoluto. Él tenía buenos reflejos y una mente hábil, pero la discreción nunca había sido lo suyo. Aun así intentaba mantener el ritmo de Kate sin hacer ruido.
Pasaron detrás de unas máquinas y pudieron ver un enorme trailer aparcado en uno de los muelles de descarga. Las puertas estaban abiertas y desde su posición se podía distinguir perfectamente la furgoneta blanca metida dentro, junto con unas cuantas cajas de madera. Puede que la cobertura del móvil se hubiera perdido al meter la furgoneta dentro del trailer.
Escucharon voces que les hicieron agacharse bajo una máquina para no ser descubierto. Era Alexander y parecía que daba órdenes a otros dos hombres. Uno de ellos era Mijail y el otro Ajmed. Vieron a un tercero que empezaba a meter más cajas dentro del trailer, de la misma complexión física que los otros dos, solo que éste tenía el pelo rubio, casi blanco.
Beckett se empezó a acercar demasiado, casi iba a salir de su escondite y Castle la cogió del brazo.- ¿Dónde vas?- Preguntó.
¿Dónde crees, Castle? – Ella se volvió a mirarle- A detener a esos asesinos. Es obvio.- Se volvió otra vez dispuesta a dar otro paso más.
Pero estamos los dos solos y yo no voy armado – Dijo él volviendo a agarrarla del brazo.- ¿No deberíamos esperar a Ryan y a Expósito?
Pues la verdad es que me encantaría, Castle – Contestó ella un poco molesta- pero no se si te has fijado en un pequeño detalle. Están cargando un trailer y no van a tardar demasiado en irse.
Bueno, pues si eso pasa, podremos localizarlo – Dijo él sacando el móvil. Le mandó rápidamente un mensaje a Expósito con el número de matrícula del trailer y una descripción un poco por encima del vehículo. - ¿Ves? Ya está. Vamos a quedarnos aquí y esperar.
No puedo hacer eso, Castle, pero tú puedes darte la vuelta y vuelve al coche – Estaba totalmente decidida a atraparlos.- Yo Tampoco creo que esto sea lo mejor, pero no puedo dejarlos escapar- Acarició su mano- Pero tú no tienes que ponerte en peligro.
¡Venga ya, Kate!- Replicó- ¿Cuándo me he quedado yo en el coche?- ella sonrió y él aceptó- Vale, adelante.
Castle dejó que la inseguridad se quedara a un lado de su cabeza para convencerse de que aquello no era una misión suicida y de que realmente podrían hacerlo. Sobre todo no iba a dejar que la hicieran daño, pasara lo que pasara.
Beckett empezó a caminar sigilosamente entre las máquinas hasta que quedó justo detrás de Alexander. Ahora estaba sólo hablando con Ajmed. Supuso que Mijail y el otro desconocido estarían dentro del trailer colocando cajas.
Vio la oportunidad, ya los tenía muy cerca apuntándoles con su arma. Y entonces gritó.
¡¡Policía de Nueva York, las manos donde pueda verlas!!- Alexander se dio muy despacio la vuelta para poder encontrarse con ella.
Detective Kate Beckett- Dijo con fingida sorpresa- Nos volvemos a encontrar. Que pena que sea en estas circunstancias...
Alexander Jones y Ajmed Gantamirov, quedan detenidos por atraco con violencia y asesinato en primer grado.-Empezó a leerles sus derechos.
Me parece que esto va a ser más complicado de lo que tenía planeado – Dijo Alexander mirando a su compañero. Éste asintió fríamente con la cabeza, solo una vez.
Todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra frente a un tribunal…- Siguió hablando sin hacer caso a lo que él dijera.
¿A quién quieres engañar, detective? – Preguntó Alexander.- Hoy no me va a detener y, desde luego, no va a salir con vida de aquí.
A Kate le chocaron esas palabras y dejó de hablar. Una desagradable sensación le hizo mirar hacia donde había dejado a Castle, pero ya no estaba allí. Empezó a recorrer con los ojos a su alrededor para intentar localizarle, pero no se le veía por ningún sitio.
De detrás de una máquina salía Mijail agarrando a Castle por la espalda con un brazo rodeando su cuello. Casi lo estaba asfixiando. En la otra mano se veía como tenía un cuchillo apretándole el cuello, en la yugular.
Mira lo que he encontrado – Dijo Mijail en un inglés con mucho acento europeo.
¡Estupendo! – Aplaudió Alexander- ¿Ves Kate? A eso me refería.
Ella no podía apartar la vista de Castle. Estaba aterrorizada, todo se le había ido de las manos. Aun así, no bajó el arma.
En su mente intentaba vislumbrar la forma de sacar a Castle con vida de ahí, aunque perdiera la suya en el intento. Tal vez intentar despistarles de alguna manera, pero ¿Cómo? Tenía una gran posibilidad de conseguir disparar en la cabeza a Mijail. Si conseguía acertar y Castle era lo suficientemente listo como para salir corriendo en el momento en el que su opresor cayera al suelo, podría salvarse. Pero ¿De quién se creía que estaba hablando? Él no iba a salir corriendo dejándola sola y en peligro, nunca lo había hecho hasta entonces y no lo iba a hacer ahora. Tenía que pensar otra cosa.
Volvió a mirar a Castle, como si fuera a encontrar la solución en su cara. Pudo ver en sus ojos como le pedía que hiciera lo que tuviera que hacer, que no se preocupara por él, pero ella no podía hacer eso. Si Kate empezaba a disparar todo se habría acabado para ellos.
Estaba entrenada para ese tipo de situaciones y, sinceramente, no era la primera vez que él estaba en peligro. Pero algo dentro de ella le decía que esta vez no se parecía en nada a otras situaciones anteriores. Realmente tenía miedo de que algo le pasara por su culpa, por no querer esperar a sus compañeros. Tendría que seguir luchando sola contra todos, decidió, pero no pudo.
Escuchó que Castle gritaba algo antes de notar un tremendo golpe en hígado que la abatió, pero cuando iba a caer al suelo, la rodilla del rubio desconocido se le clavó como un mazo de hierro en el estómago, haciendo que notara que le faltaba el oxígeno. Le costaba coger aire y quedó tirada en el suelo sin apenas poder moverse.
Ajmed se acercó a ella, cogió su arma del suelo y se la dio a Alexander con una sonrisa. Castle estaba intentando zafarse del hombre que le agarraba, aunque no servía de nada, porque era como si le abrazara un bloque de hormigón.
El rubio llevó a Kate a rastras hacia un lado de la nave, mientras que Castle maldecía a todos los presentes de mil maneras distintas y en todos los idiomas que conocía.
Te juro que como la toques… - La voz de Castle sonaba ahogada porque el brazo de Mijail seguía apretando.
¡Hey! – Le dijo Alexander a Mijail – Ya puedes soltarlo. Este es inofensivo.
Al momento Mijail abrió sus brazos y Castle notó como el aire volvía a pasar por sus pulmones más abiertamente.
Miró a Kate, tendida en el suelo. Se intentaba mover, pero todavía estaba muy dolorida.
Ven hijo – Alexander le hizo una señal a Castle para que se acercara- Acabemos con esto de una vez.
¿Qué vas a hacer? – Preguntó Castle con rabia acercándose cautelosamente.
Deshacernos de ella, lo primero – Explicó – Está claro que luego no te va a quedar más remedio que venir con tu viejo padre a pasar unas largas vacaciones. Así podremos conocernos mejor. – Les hizo una señal a los tres hombres para que siguieran llenando el trailer.- Ya me ocupo de ellos.- Les dijo.
Se dirigió con paso firme hacia Beckett apuntándola con su propia arma mientras Castle le seguía a pocos pasos. Alexander le enseñó a Castle el arma de su mano advirtiéndole, a modo de recordatorio, para que no intentara nada raro.
No vas a hacerle daño ¿¡Entendido!? – Castle quería parecer autoritario y fuerte, pero le temblaba demasiado la voz.
Alexander había llegado hasta donde estaba Beckett, que seguía retorciéndose en el suelo, pero se volvió para mirarle.
Venga, Rick, dame una buena razón para no matarla, ¿Porqué te importa tanto?- Preguntó en tono burlón. – Si, es guapa, la verdad, pero chico, te he visto en portadas de revistas con rubias mucho más explosivas.
La cara de Castle desprendía tanta rabia que parecía que le iba a salir espuma por la boca de un momento a otro – ¿Quieres una buena razón? - Hablaba con los dientes apretados – Estoy enamorado de ella, pero eso es algo que tú nunca vas a entender… como te atrevas a tocarla, juro que no pararé hasta que te encuentre y te mate de la forma más sangrienta y macabra que se haya inventado.
Él apuntaba a Beckett a la cabeza sin vacilar, ella tenía clavados sus ojos en el cañón de la pistola, pero cuando oyó la respuesta de Castle, su mirada se dirigió hacia él con la boca abierta. Sintió que una fuerza sobrehumana se apoderaba de ella y decidió que valía la pena salir de allí con vida... y con él. En un rápido movimiento giró la pierna y le dio una patada en la rodilla a Alexander que la hizo crujir. Pero él estaba esperando que Kate atacara, así que tuvo más reflejos de lo que ella pensaba y pudo apartarse un poco, por lo que no le dio de lleno como para partirla. Alexander se distrajo un momento, aunque rápidamente volvió a hacerse con el control y disparó dos veces a Beckett sin contemplaciones.
Pero no había visto que Castle había tenido tiempo de sobra, antes de que él se recompusiera de la patada de Beckett, para abalanzarse sobre ella y cubrirla con su cuerpo y había sido él quien había recibido los dos disparos.
Podía sentir como ardía su piel en cada sitio donde había impactado una bala. Las dos estaban en la zona de las costillas, una un poco más abajo que la otra. Gritó de dolor y Kate intentó salir de sus brazos, un poco más recuperada de la paliza, pero Castle la abrazaba tan fuerte que le parecía casi imposible.
Alexander le miraba asombrado. Esas balas no iban para él. Era su hijo y no quería hacerle daño. La poca humanidad que quedaba dentro de él sintió un remordimiento inesperado y una angustia que, creyó, nunca antes había sentido.
Aun así, su lado más oscuro se hizo con él y volvió a apuntar a la pareja.
Vamos, déjala, es solo una poli, venga hijo... – Trataba de convencerlo para que la soltara- Ninguno saldréis con vida si no me haces caso. No me obligues a matarte. Deja que acabe con ella.
Por encima de mi cadáver.- Contestó girando la cabeza para poder mirarle a los ojos.
No dudes que lo haré - estaba empezando a perder los nervios.
¡Pues adelante! – Gritó Castle. Dejó de apretar el cuerpo de Kate para taparle la cara con una mano. Notó como ella se movía entre sus brazos, pero tenía los ojos fuertemente cerrados esperando a escuchar la explosión que acabaría con su vida.
El disparo sonó como un trueno en toda la fábrica. Después vino un silencio pesado.
Su cuerpo yacía en el suelo y la sangre brotaba buscando la salida por el agujero de su cabeza mientras que todavía se podía ver el humo de la pistola que acababa de ser disparada.
Re: después de la tormenta
espero que ese ultimo no hayan sido ni castle ni beckett verdad?? verdad??
siguelo pronto please no me puedes dejar con la intriga
siguelo pronto please no me puedes dejar con la intriga
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: después de la tormenta
NECESITO UNA AMBULANCIA!!!!!!!!!!
CONTINUALO PRONTO POR FAVOR, NO ME PUEDES DEJAR ASI!!!!!!!!
FELICITACIONES POR EL CAPITULO, EXCELENTE!!!!!!!
CONTINUALO PRONTO POR FAVOR, NO ME PUEDES DEJAR ASI!!!!!!!!
FELICITACIONES POR EL CAPITULO, EXCELENTE!!!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: después de la tormenta
No no no! Esto es imposible.... O sea, si me imagino que es Alexander el muertito, porque llega a ser Kate o Castle y muero acá no más!!!! Seguilo pronto por favor!!!
Re: después de la tormenta
Mil gracias por la dedicatoria, genial como siempre el capi, te está quedando muy bien el fic
funkyfish- Policia de homicidios
- Mensajes : 554
Fecha de inscripción : 08/12/2010
Localización : madrid
Re: después de la tormenta
Enserio ?? no vas a dejar asi?? Eso no se hace Quieres matarnos?
Aun asi fue UN CAPITULAZOO! gracias por la dedicatoria
Aun asi fue UN CAPITULAZOO! gracias por la dedicatoria
Maite- As del póker
- Mensajes : 376
Fecha de inscripción : 13/12/2010
Edad : 30
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