(¿+18?) La tormenta
+48
judiit
NotAlone3000
carla_NYPD
eectcastle
cris_beckett
Ange
setejga
María Caskett
mary530
Massycb
claudia vasquez
castleaddictedforlife
castlelover
Mizz_Castle
masqga
anaforo
007Castle
mary angel 02
castleaddict
fandecastle
mops
Luisana
Duende
Mery2912
Estefanía988
moni valdes
LEILAKB
ConchaCarrillo
Maku_Stanathan
kate&castle!
.:DaNu:.
karlaguilarodgers
Sara Castle
castle&beckett..cris
patri_81
KBCAlways
Zeny_Mackenzie
BrujaAle
rubiodav
Jorja
silvanalino
Inara
Cata Castillo
carly becket
Kathyuska
DannyyFranco
Teresita_yocastle$$NYPD
maria_cs
52 participantes
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 17 de 23.
Página 17 de 23. • 1 ... 10 ... 16, 17, 18 ... 23
Re: (¿+18?) La tormenta
¿Dónde hay que firmar para un hombre así??? ¿Es esa fila tan larga de ahí? Noo, esa es la del paro En fin, que me encanta tu relato. Que yo también estoy cogiendo cariño a Amanda, está un poco loca, se me recuerda al personaje de Barbara Streisand en "Los padres de él" y me encanta!!! También me obsesiono con la ortografía y no te he visto ninguna falta, aunque es difícil con lo maravilloso que es el relato en sí fijarse en eso.
Zeny_Mackenzie- Moderador
- Mensajes : 1226
Fecha de inscripción : 07/06/2011
Edad : 41
Re: (¿+18?) La tormenta
Claro que me gustaría tener a un hombre como ese!!!
Estupendo fic
Espero la continuación con ansias.
Saludos
Estupendo fic
Espero la continuación con ansias.
Saludos
Ange- Ayudante de policia
- Mensajes : 83
Fecha de inscripción : 14/09/2011
Re: (¿+18?) La tormenta
Cada vez se pone mejor, tengo ganas ya de la recuperacion de Kate, quiero que haya momentos intimos con Rick xDD
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
Maria Muchas Gracias jamás me podré cansar de tu fic... simplemente maravilloso
Amanda me está cayendo super bn, es sincera y ha sido de gran ayuda (sin dejar de lado el excelente trabajo de Rick ), muchas gracias por crear personajes tan geniales
Por favor continualo pronto
Amanda me está cayendo super bn, es sincera y ha sido de gran ayuda (sin dejar de lado el excelente trabajo de Rick ), muchas gracias por crear personajes tan geniales
Por favor continualo pronto
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 65 Perder el miedo y compartirlo
Despertó de un agradable sueño, encontrándose con sus ojos, que lo miraban fijamente.
-¿Mirándome dormir, cariño?
-Eres muy guapo mientras duermes.
-¿Solo mientras duermo?, creía que me veías guapo siempre… -Se quejó como un niño pequeño. Beckett sonrió y se colocó sobre él, besándolo suavemente.
-Gracias…por…lo…de…anoche…te…quiero…guapo. –La voz baja y sexy, mezclada con los besos estaban despertando a alguien y Castle empezó a ponerse nervioso.
-Kate…, te agradezco la forma de despertarme… pero si sigues así… no respondo de mis actos…
-Tranquilo. –Le dio un último beso y lo acarició por debajo de las sábanas, provocándole un gemido. Luego se levantó y fue hacia el baño. –Sólo quería darle las gracias al pequeño Rick por ser tan bueno y paciente. Dile que espero poder saludarlo muy pronto. –Sonrió y entró en el baño, cerrando. Castle se rio, esa mujer lo volvía loco. –Lo siento amigo, pero ella está mucho mejor, dentro de poco podremos disfrutar los dos. ¡Kate, no tardes, necesito una ducha, bien fría!
Beckett salió del baño unos minutos después, con la bata anudada en la cintura. –Ya puedes entrar, voy a preparar el desayuno.
Se dirigió a la cocina, donde encontró a Alexis, que estaba hablando por teléfono. La pelirroja le sonrió mientras que colgaba.
-Buenos días Kate, ¿café?
-Sí, por favor, ¿hablabas con Nathan?
-Sí, se lo está pasando genial en Italia. Kate… ¿te puedo pedir un favor?
-Dime.
-Nathan me ha dicho que me vaya con él unos días, pero dudo mucho que papá me deje…
-Alexis…, hablar con tu padre de tu novio es como intentar razonar con Lucía…
-Por favor, solo inténtalo, tengo muchas ganas de verle. –Alexis puso la mirada Castle.
-No, no me pongas esa mir… no voy a cambiar de opini… ¡vale, vale!, está bien, ¡hablaré con él!... dios odio esa mirada… -Beckett suspiró, tenía que empezar a hacerse inmune a esa mirada, sí o sí.
-¡Gracias!, y para que veas que te lo voy a compensar ya he bañado a Lucía y le he dado el biberón.
Beckett sonrió. –Gracias Alexis, escucha, me gustaría llevarla hoy al zoo, hace un día estupendo y creo que podríamos pasar un día en familia los cuatro, si no te apetece no es nece…
-¡Me apetece mucho!, hace tiempo que no salimos los cuatro juntos. ¿Quieres qué la vaya vistiendo?
-Sí por favor, y ponle crema solar y un gorrito.
-Por supuesto.
-¡Buenos días!, ¡gracias por esperarme para desayunar!
-Lo siento papá, pero tardabas mucho.
-Ya… mejor no te digo por qué. –Esto lo último lo dijo en voz muy baja, por supuesto.
-Bueno, yo voy a ducharme y a vestir a la nena. –Alexis subió las escaleras con rapidez y una alegre sonrisa en el rostro.
-¿Vestir a la nena?, ¿a dónde van?
-Vamos. Al zoo, los cuatro, si quieres, claro.
-¿Al zoo?, ¡con mis chicas preferidas!, no se me ocurre plan mejor. –Castle sonrió, acercándose a ella. –Me alegra verte tan contenta, hoy estás preciosa.
-Todo es gracias a ti, muchas gracias por lo de ayer cariño, y por tener tanta paciencia.
Castle sonrió y le quitó la taza de café de las manos. La rodeó con los brazos y la besó profundamente. –Tendré toda la paciencia que tú necesites, no tengo prisa, quiero que estés bien, sé que cuando suceda será perfecto.
-Te quiero. –Ambos sonrieron.
Hacía un día precioso, soleado y corría una agradable brisa. Irían al zoo los cuatro y pasarían la tarde en familia. Beckett se sentía un poco nerviosa, tendría que tratar con la gente, volver a relacionarse, salir de la madriguera, como decía Castle, pero aún así se sentía feliz. Subió a la habitación a preparar la bolsa de la niña, crema solar, los biberones, pañales, las toallitas, su muñeca favorita, una rebequita por si refrescaba... Era increíble la cantidad de cosas que un bebé necesitaba para salir a pasear. Castle se acercó a ella. –Estás preciosa, pero si te pones ropa en vez de salir en bata estarás mucho mejor.
-Muy gracioso. Enseguida me visto, ¿puedes comprobar si lo he metido todo?
-Claro.
Media hora después estaban en el coche los cuatro. El escolta iba en otro coche, en el zoo iría a unos diez metros, para darles intimidad a la familia y estar lo suficientemente cerca por si algo ocurría. Esto tranquilizaba a Beckett, no quería tener al hombre demasiado cerca pero tampoco quería salir sin escolta. Cuando llegaron al zoo bajaron del coche todos, excepto ella. Castle abrió la sillita de paseo y abrochó a la niña en ella. Luego le dijo a Alexis que fuera a comprar las entradas y se llevase a la niña. Abrió la puerta del copiloto y se agachó junto a su mujer. -¿Estás bien?
-No lo sé… estaba tan segura de esto, pero ahora estoy asustada, no me atrevo a salir ahí fuera…
-Cielo, vamos a pasar un día en familia, nada más. Nos haremos fotos, comeremos juntos unas hamburguesas, veremos a los animales con Lucía…
-Y estaremos junto a otras familias…, familias que son felices, esas madres no son madres que tienen miedo de bajar del coche…, son felices, empujan el cochecito de sus hijos con una sonrisa y piensan en hacer el amor con sus maridos cuando los niños se duerman…, no soy como ellas…
-Kate, anoche hicimos el amor, puede que no de forma convencional, pero lo hicimos. Y esta noche, cuando ellas se duerman volveremos a hacerlo, pero antes disfrutaremos de este maravilloso día. Mira a Lucía: tiene ya cinco meses, ahora quiere tocarlo todo, curiosear, es la primera vez que la sacamos a pasear en la sillita y no en el cochecito. Vamos a disfrutar de eso, vas a disfrutar de eso, como cualquier otra madre, disfruta de tu niña y sus logros. Vamos, hace un día precioso para desperdiciarlo aquí dentro. –Se levantó y le tendió la mano, ella dudó unos segundos pero miró hacia donde estaban las chicas y salió del coche. Fueron cogidos de la mano y sonrieron a la pelirroja. -¿Ya las tienes?
-Sí, he comprado una para Mike. Ya nos está esperando dentro.
-Muy bien, ¿vamos?
Beckett no soltó la mano de Castle durante las primeras horas, pero poco a poco empezó a relajarse. Se hizo mil fotos con sus hijas y con él. Enseñaron los animales a la niña, que los miraba y los señalaba, a veces muy contenta, otras asustada y llorando. Castle en esos momentos la cogía en brazos y le hacía cosquillas. Fueron al espectáculo de los delfines y luego a ver un teatro de marionetas, donde Lucía se lo pasó genial, creyendo que eran las suyas. Comieron en uno de los muchos puestos del zoo, unas hamburguesas como había dicho Castle y luego se sentaron en el césped, a la sombra de un gran árbol a comer unos helados. Allí se hicieron más fotos.
-Qué pena que esté estropeado el temporizador de la cámara, quería hacernos una los cuatro.
-Se lo podemos pedir a Mike.
-Está comiendo, mejor no le molestemos.
-¿Se lo pido a ese señor que viene por ahí? –Alexis se levantó dispuesta, pero Castle negó.
-Deja que lo haga Kate.
Beckett lo miró asustada, Castle le sonrió. –Tranquila cielo, vamos, recuerda que tienes que empezar a relacionarte con la gente, vamos pídeselo.
Estaba muy nerviosa, no podía levantarse. Para cuando se levantó el hombre ya se había ido. Castle iba a decirle que no pasaba nada, que no se preocupara, pero Beckett odiaba la compasión, como odiaba ponerse un reto a sí misma y no cumplirlo así que se acercó al siguiente hombre que se acercaba y con voz segura se lo preguntó. El hombre sonrió y asintió, tomando varias fotografías de la familia. Beckett sonrió mirándolas, salían muy bien. Castle se asomó por encima de su hombro y sonrió, besándola en el cuello. –Lo has hecho muy bien, enhorabuena cariño.
-Gracias, pero no es para tanto.
-Es todo un logro y se merece un premio. –Se levantó y le tendió la mano, haciendo luego lo mismo con Alexis. –Bien mis preciosas mujercitas, tengo una maravillosa sorpresa para vosotras, seguidme. –Lo miraron con curiosidad y lo siguieron, sin hablar. Llegaron al escenario de los delfines y se acercaron a la puerta que daba paso a la piscina. -Rick, no podemos entrar aquí.
-¡Ricky!, me alegro de verte amigo, te estábamos esperando, ¡vamos pasad!
-Cariño, este es Joey, un gran amigo y entrenador de los delfines. Le he pedido que os deje acercaros y tocarlos.
-¡¿En serio?! –Ambas lo miraron emocionadas. Castle asintió alegremente. Siguieron a Joey y se acercaron a la piscina, con cuidado de no acercar a Lucía al borde.
-Os presento, estos son Mickey, Sfiro y esta de aquí es Ariel. Vamos acercaos. –Joey sonrió y le tendió la mano a Beckett. Esta lo miró indecisa, pero se moría por tocar a los delfines. Tomó la mano del hombre y dejó que la acercara a los animales. Acarició a Ariel, que abrió la boca como si se estuviera riendo. Alexis a su lado hacía lo mismo con los otros dos, Castle les hacía fotos.
–Son preciosos y muy simpáticos.
Un rato después salieron de allí, Castle le dio la mano a Joey y Beckett hizo lo mismo, asombrando a todos. –Muchas gracias por todo Joey, ha sido una experiencia única.
-De nada, lo mismo digo, ¡no sabes la cara que va a poner mi hijo cuando le diga que he conocido a Nikki Heat! –Todos se rieron. Antes de volver a casa visitaron la tienda de recuerdos, comprando un peluche para Lucía y otro para Sarah. Ya en casa la pelirroja dijo que estaba agotada y se fue a dormir, llevándose a la pequeña arriba. Beckett se dio una ducha y se pudo un pijama corto, hacía mucha calor, Castle salió del baño protestando como un niño.
-¡Ay!, duele.
-Te lo avisé.
-No seas mala, me duele mucho.
-Anda túmbate, te pondré crema. –Beckett cogió crema para las quemaduras del sol y luego volvió a la cama, donde lo esperaba Castle tumbado boca abajo, sin camiseta, tenía toda la espalda enrojecida. Se sentó a horcajadas sobre él y le echó la crema sobre los hombros. Castle protestó. -¡Ayyyy!, duele, duele, ¡cuidado!
-Ya, ya, mira que te dije que no te quitaras la camiseta.
-Todos los hombres estaban igual, hacía mucha calor.
Beckett se rio y con cuidado empezó a extender la crema. –Pues ahora no te quejes, eres como un niño.
Castle no dijo nada durante unos segundos, aunque se moría por saber qué tal se había sentido Beckett en ese día.
-¿Te lo has pasado bien?
-Mucho, lo de los delfines ha sido una sorpresa preciosa, gracias cielo.
-De nada, y el resto, ¿te has sentido cómoda?
-Al principio estaba nerviosa y asustada, pero tras hablar con ese hombre para que nos hiciera la foto se me pasó… ahora me siento mucho mejor, creo que le estoy perdiendo el miedo a la gente.
-¡Eso es estupendo!, me alegro much… ¡ayyy!
-Lo siento… ¿te duele mucho?
-Sí… -Volvía a tener voz de niño pequeño. -¿Sabes?, creo que hay una manera de que se me cure. –Beckett sonrió, sabía muy bien a qué se refería. Se inclinó y besó suavemente sus hombros.
-¿Te refieres a esto?
-Oh, sí, desde luego.
Beckett no dijo nada, lo besó y acarició por unos segundos hasta que decidió que el juego era demasiado peligroso. –Lo siento cariño, pero aún no…
-Tranquila, lo estás superando cariño, la verdad es que me sorprende lo rápido que lo estás haciendo. –Castle sonrió, tumbándose boca arriba, con cuidado, luego estiró el brazo, invitándola a apoyarse en su pecho. Beckett se tumbó a su lado sonriendo con los ojos cerrados. –Gracias.
-No me las des.
A la mañana siguiente Beckett despertó a Castle poniendo con cuidado una bandeja con el desayuno sobre sus piernas. Castle la miró sorprendido, luego comprendió.
-A ver, ¿qué quiere Alexis?
-¿Tanto se nota?
-El que hace desayunos románticos para los dos en la cama soy yo, dime, ¿qué te ha pedido ahora?
-Pues… desayuna primero, mira este croissant, está delicioso. –Beckett puso una especie de mirada Castle que hizo que su marido se riera.
-De acuerdo, pero deja de mirarme así, esa mirada solo nos sirve a los Castle. –Desayunó en silencio, mientras que Beckett lo miraba, impaciente. Cuando se terminó la última gota de café le quitó la bandeja y se sentó a horcajadas sobre él. Castle tragó saliva.
-Cariño…
-Shhhh calla, dejame hablar, y por favor, no digas nada hasta que haya terminado, ¿vale?
-Va…le.
-Alexis quiere pasar unos días con su novio en Italia.
-¡¡¡Qué!!!, ni hablar, ni soñando, no, ¡jamás!
-Rick… vamos, piénsatelo, hace mucho que no le ve…
-Peor me lo pones, a saber para qué quiere ese chico que mi hija vaya a verlo, ¡no!
-Rick, Alexis ya no es una niña, es su novio, le quiere y lo echa de menos, venga, pobrecilla, sé bueno.
-Lo siento Kate, pero no voy a cambiar de opinión, no en esto.
-Rick…
-Tú no lo entiendes…, he tenido que hacerme a la idea de que tiene novio y que es muy posible que allí en la residencia hagan… ya me entiendes… pero ahora la tengo en casa y no quiero pasar también el verano pensando en ello.
-Rick, Alexis es virgen, así que todo lo que te has imaginado, es mentira.
-¿En serio? –Ahora parecía que le había tocado la lotería. Beckett aprovechó esa oportunidad. –Lo que oyes, sigue siendo virgen, lo hablaron hace tiempo y él entiende que ella no está lista y la va a esperar. Sabes que pocos chicos hacen eso, Nathan merece la pena, venga Rick, al menos deja que se vaya este fin de semana.
Castle pareció meditar durante unos minutos, luego suspiró. -¡Alexis!
Beckett se apresuró a sentarse en la cama, no quería que la pelirroja la viera así. -¿Me has llamado?
-Puedes ir a Italia, pero con dos condiciones.
-Dime.
-La primera, esperarás hasta agosto.
-Pero papá…, estamos en julio…
-Solo quedan dos semanas, no te quejes tanto.
-Vale…
-Y dos… antes de ir tú y yo tendremos una charla.
-¿Sobre qué?
-Sobre sexo.
La pelirroja lo miró con asombrada, al igual que Beckett. –No me miréis así, ya no eres una niña, eso está claro y alguien tiene que darte esa charla…
-Ya me la dieron en el instituto hace tres años…
-Me da igual, o aceptas o no vas, elige.
-Está… bien… acepto.
Cuando la chica se marchó Castle miró a su mujer. -¿Hace tres años?, no pienso dejar que Lucía vaya a ese instituto, la meteremos en un centro católico.
-Ni hablar, me voy a la ducha.
-Nadie me entiende…, esto me pasa por estar rodeado de mujeres…
El resto de la semana fue tranquilo, fueron a Central Park, al centro comercial, a cenar con Lanie y Esposito los cuatro en pareja, disfrutaron de los días, como Amanda les había dicho y Beckett parecía cada vez más animada. Estaban pensando en eso cuando la doctora les sonrió al llegar a la consulta.
-Me alegro de veros otra semana más, ¿qué tal los días de vacaciones?
-Genial, la verdad es que tenías mucha razón, sienta bien salir y airearme un poco.
-Estupendo, ¿y con la gente?
-Cada vez mejor, ya no me da miedo estar con desconocidos ni me pongo a temblar al salir de casa.
-Genial, definitivamente genial. –Amanda apuntó algo en la libreta y luego sonrió. -¿Qué tal el baño relajante?
-Lo mejor de la semana. –Beckett sonreía radiante, Castle estaba encantado de verla tan feliz.
-¿Llegaste al orgasmo? –Castle se puso rojo, Beckett asintió, sin dejar de sonreir.
-Estupendo, le diré a tu marido que le de clases al mío. –Beckett se rio, Castle se puso a toser. –Tome, beba agua.
-Gra… gracias. –Se bebió el vaso de un trago, esa mujer era demasiado directa.
-De acuerdo, entonces, dime, ¿crees que esta terapia te está ayudando?
-Sí, muchísimo.
-Estupendo, me legro mucho Kate, pero hoy te voy a poner una tarea un poquito más difícil que las anteriores y la vamos a realizar aquí.
-¿Cuál? –Beckett había dejado de sonreír, Castle miró a la psicóloga, estaba muy seria.
-Bueno… tienes que relatar como fue el secuestro… y también como fue la violación.
La inspectora bajó la mirada, todo atisbo de alegría había desaparecido de su rostro, ahora parecía asustada y al borde de las lágrimas. Castle la miró entristecido, luego miró a la doctora con furia. -¿Por qué le hace esto ahora?, ¡estaba muy feliz!, ¿no puede dejarla así?
-¿Ha pensado que quizás su mujer necesite contar lo que pasó, que necesite decírselo a usted?, no le da miedo contarlo porque crea que se va a sentir mal, señor Castle, ella vive con ese recuerdo constantemente, pero le da miedo decírselo a usted, porque teme que le de asco o se avergüence, teme su reacción. Kate necesita contarle lo que pasó, pero depende de si usted está dispuesto, dígame, ¿lo está?
-Haré cualquier cosa por tal de verla feliz, lo que sea.
-¿Lo has oído Kate?, puedes contárselo, es tu marido, necesitas desahogarte, soltar todo ese dolor, compartirlo con alguien, vamos querida, empieza a hablar.
-Yo… Rick… es horrible…
-Lo sé, pero quiero oírlo, quiero saberlo para poder estar preparado, para cuidarte, desahógate cielo, estoy aquí para escucharte.
Una hora después Beckett lloraba amargamente sobre el pecho de su marido, que la abrazaba mientras que algunas lágrimas de rabia y dolor corrían por sus mejillas. Amanda no decía nada, se limitaba a dejarlos con su dolor, sabiendo que cuando acabaran las lágrimas ambos se sentirían mejor, listos para seguir con la terapia y con sus vidas, sin secretos entre ellos. Ahora ambos sentían el mismo dolor y podrían consolarse el uno al otro. Cuando sintió que la inspectora empezaba a calmarse le sonrió con dulzura.
-¿Te sientes mejor querida?
-No… no lo… sé…
-Tranquila, has hecho muy bien contándolo todo y llorando, desahogarse es el primer paso para curarse. Ahora ambos os podréis consolar porque sabéis lo que le duele al otro. Lo has hecho muy bien.
Castle la besó con ternura en el pelo, asintiendo, se sentía mejor ahora que se había desahogado y que su mujer había compartido su peor recuerdo, aunque doliera tanto. –Te quiero cielo, tranquila, ahora que sé lo mucho que duele haré cuanto esté en mi mano para que lo olvides.
-Rick…, yo también te quiero… y haré lo posible por ser feliz, lo conseguiré estando contigo.
Amanda sonrió. Aún no estaba curada, pero sabía que lo estaría. Beckett era fuerte y contaba con la ayuda de un buen hombre. Los acompañó hasta la puerta y se despidió de ellos.
-Hoy no te pondré tarea, simplemente haz lo que quieras, lo que necesites. Date otro baño de espuma, pídele que te haga un masaje o simplemente quedaros viendo películas hasta el amanecer. Lo importante es que hagáis cosas juntos, haz lo que quieras, pero recuerda, juntos.
Continuará...
En el próximo capítulo el pequeño Rick saldrá en escena
GRACIAS POR LEER
Despertó de un agradable sueño, encontrándose con sus ojos, que lo miraban fijamente.
-¿Mirándome dormir, cariño?
-Eres muy guapo mientras duermes.
-¿Solo mientras duermo?, creía que me veías guapo siempre… -Se quejó como un niño pequeño. Beckett sonrió y se colocó sobre él, besándolo suavemente.
-Gracias…por…lo…de…anoche…te…quiero…guapo. –La voz baja y sexy, mezclada con los besos estaban despertando a alguien y Castle empezó a ponerse nervioso.
-Kate…, te agradezco la forma de despertarme… pero si sigues así… no respondo de mis actos…
-Tranquilo. –Le dio un último beso y lo acarició por debajo de las sábanas, provocándole un gemido. Luego se levantó y fue hacia el baño. –Sólo quería darle las gracias al pequeño Rick por ser tan bueno y paciente. Dile que espero poder saludarlo muy pronto. –Sonrió y entró en el baño, cerrando. Castle se rio, esa mujer lo volvía loco. –Lo siento amigo, pero ella está mucho mejor, dentro de poco podremos disfrutar los dos. ¡Kate, no tardes, necesito una ducha, bien fría!
Beckett salió del baño unos minutos después, con la bata anudada en la cintura. –Ya puedes entrar, voy a preparar el desayuno.
Se dirigió a la cocina, donde encontró a Alexis, que estaba hablando por teléfono. La pelirroja le sonrió mientras que colgaba.
-Buenos días Kate, ¿café?
-Sí, por favor, ¿hablabas con Nathan?
-Sí, se lo está pasando genial en Italia. Kate… ¿te puedo pedir un favor?
-Dime.
-Nathan me ha dicho que me vaya con él unos días, pero dudo mucho que papá me deje…
-Alexis…, hablar con tu padre de tu novio es como intentar razonar con Lucía…
-Por favor, solo inténtalo, tengo muchas ganas de verle. –Alexis puso la mirada Castle.
-No, no me pongas esa mir… no voy a cambiar de opini… ¡vale, vale!, está bien, ¡hablaré con él!... dios odio esa mirada… -Beckett suspiró, tenía que empezar a hacerse inmune a esa mirada, sí o sí.
-¡Gracias!, y para que veas que te lo voy a compensar ya he bañado a Lucía y le he dado el biberón.
Beckett sonrió. –Gracias Alexis, escucha, me gustaría llevarla hoy al zoo, hace un día estupendo y creo que podríamos pasar un día en familia los cuatro, si no te apetece no es nece…
-¡Me apetece mucho!, hace tiempo que no salimos los cuatro juntos. ¿Quieres qué la vaya vistiendo?
-Sí por favor, y ponle crema solar y un gorrito.
-Por supuesto.
-¡Buenos días!, ¡gracias por esperarme para desayunar!
-Lo siento papá, pero tardabas mucho.
-Ya… mejor no te digo por qué. –Esto lo último lo dijo en voz muy baja, por supuesto.
-Bueno, yo voy a ducharme y a vestir a la nena. –Alexis subió las escaleras con rapidez y una alegre sonrisa en el rostro.
-¿Vestir a la nena?, ¿a dónde van?
-Vamos. Al zoo, los cuatro, si quieres, claro.
-¿Al zoo?, ¡con mis chicas preferidas!, no se me ocurre plan mejor. –Castle sonrió, acercándose a ella. –Me alegra verte tan contenta, hoy estás preciosa.
-Todo es gracias a ti, muchas gracias por lo de ayer cariño, y por tener tanta paciencia.
Castle sonrió y le quitó la taza de café de las manos. La rodeó con los brazos y la besó profundamente. –Tendré toda la paciencia que tú necesites, no tengo prisa, quiero que estés bien, sé que cuando suceda será perfecto.
-Te quiero. –Ambos sonrieron.
Hacía un día precioso, soleado y corría una agradable brisa. Irían al zoo los cuatro y pasarían la tarde en familia. Beckett se sentía un poco nerviosa, tendría que tratar con la gente, volver a relacionarse, salir de la madriguera, como decía Castle, pero aún así se sentía feliz. Subió a la habitación a preparar la bolsa de la niña, crema solar, los biberones, pañales, las toallitas, su muñeca favorita, una rebequita por si refrescaba... Era increíble la cantidad de cosas que un bebé necesitaba para salir a pasear. Castle se acercó a ella. –Estás preciosa, pero si te pones ropa en vez de salir en bata estarás mucho mejor.
-Muy gracioso. Enseguida me visto, ¿puedes comprobar si lo he metido todo?
-Claro.
Media hora después estaban en el coche los cuatro. El escolta iba en otro coche, en el zoo iría a unos diez metros, para darles intimidad a la familia y estar lo suficientemente cerca por si algo ocurría. Esto tranquilizaba a Beckett, no quería tener al hombre demasiado cerca pero tampoco quería salir sin escolta. Cuando llegaron al zoo bajaron del coche todos, excepto ella. Castle abrió la sillita de paseo y abrochó a la niña en ella. Luego le dijo a Alexis que fuera a comprar las entradas y se llevase a la niña. Abrió la puerta del copiloto y se agachó junto a su mujer. -¿Estás bien?
-No lo sé… estaba tan segura de esto, pero ahora estoy asustada, no me atrevo a salir ahí fuera…
-Cielo, vamos a pasar un día en familia, nada más. Nos haremos fotos, comeremos juntos unas hamburguesas, veremos a los animales con Lucía…
-Y estaremos junto a otras familias…, familias que son felices, esas madres no son madres que tienen miedo de bajar del coche…, son felices, empujan el cochecito de sus hijos con una sonrisa y piensan en hacer el amor con sus maridos cuando los niños se duerman…, no soy como ellas…
-Kate, anoche hicimos el amor, puede que no de forma convencional, pero lo hicimos. Y esta noche, cuando ellas se duerman volveremos a hacerlo, pero antes disfrutaremos de este maravilloso día. Mira a Lucía: tiene ya cinco meses, ahora quiere tocarlo todo, curiosear, es la primera vez que la sacamos a pasear en la sillita y no en el cochecito. Vamos a disfrutar de eso, vas a disfrutar de eso, como cualquier otra madre, disfruta de tu niña y sus logros. Vamos, hace un día precioso para desperdiciarlo aquí dentro. –Se levantó y le tendió la mano, ella dudó unos segundos pero miró hacia donde estaban las chicas y salió del coche. Fueron cogidos de la mano y sonrieron a la pelirroja. -¿Ya las tienes?
-Sí, he comprado una para Mike. Ya nos está esperando dentro.
-Muy bien, ¿vamos?
Beckett no soltó la mano de Castle durante las primeras horas, pero poco a poco empezó a relajarse. Se hizo mil fotos con sus hijas y con él. Enseñaron los animales a la niña, que los miraba y los señalaba, a veces muy contenta, otras asustada y llorando. Castle en esos momentos la cogía en brazos y le hacía cosquillas. Fueron al espectáculo de los delfines y luego a ver un teatro de marionetas, donde Lucía se lo pasó genial, creyendo que eran las suyas. Comieron en uno de los muchos puestos del zoo, unas hamburguesas como había dicho Castle y luego se sentaron en el césped, a la sombra de un gran árbol a comer unos helados. Allí se hicieron más fotos.
-Qué pena que esté estropeado el temporizador de la cámara, quería hacernos una los cuatro.
-Se lo podemos pedir a Mike.
-Está comiendo, mejor no le molestemos.
-¿Se lo pido a ese señor que viene por ahí? –Alexis se levantó dispuesta, pero Castle negó.
-Deja que lo haga Kate.
Beckett lo miró asustada, Castle le sonrió. –Tranquila cielo, vamos, recuerda que tienes que empezar a relacionarte con la gente, vamos pídeselo.
Estaba muy nerviosa, no podía levantarse. Para cuando se levantó el hombre ya se había ido. Castle iba a decirle que no pasaba nada, que no se preocupara, pero Beckett odiaba la compasión, como odiaba ponerse un reto a sí misma y no cumplirlo así que se acercó al siguiente hombre que se acercaba y con voz segura se lo preguntó. El hombre sonrió y asintió, tomando varias fotografías de la familia. Beckett sonrió mirándolas, salían muy bien. Castle se asomó por encima de su hombro y sonrió, besándola en el cuello. –Lo has hecho muy bien, enhorabuena cariño.
-Gracias, pero no es para tanto.
-Es todo un logro y se merece un premio. –Se levantó y le tendió la mano, haciendo luego lo mismo con Alexis. –Bien mis preciosas mujercitas, tengo una maravillosa sorpresa para vosotras, seguidme. –Lo miraron con curiosidad y lo siguieron, sin hablar. Llegaron al escenario de los delfines y se acercaron a la puerta que daba paso a la piscina. -Rick, no podemos entrar aquí.
-¡Ricky!, me alegro de verte amigo, te estábamos esperando, ¡vamos pasad!
-Cariño, este es Joey, un gran amigo y entrenador de los delfines. Le he pedido que os deje acercaros y tocarlos.
-¡¿En serio?! –Ambas lo miraron emocionadas. Castle asintió alegremente. Siguieron a Joey y se acercaron a la piscina, con cuidado de no acercar a Lucía al borde.
-Os presento, estos son Mickey, Sfiro y esta de aquí es Ariel. Vamos acercaos. –Joey sonrió y le tendió la mano a Beckett. Esta lo miró indecisa, pero se moría por tocar a los delfines. Tomó la mano del hombre y dejó que la acercara a los animales. Acarició a Ariel, que abrió la boca como si se estuviera riendo. Alexis a su lado hacía lo mismo con los otros dos, Castle les hacía fotos.
–Son preciosos y muy simpáticos.
Un rato después salieron de allí, Castle le dio la mano a Joey y Beckett hizo lo mismo, asombrando a todos. –Muchas gracias por todo Joey, ha sido una experiencia única.
-De nada, lo mismo digo, ¡no sabes la cara que va a poner mi hijo cuando le diga que he conocido a Nikki Heat! –Todos se rieron. Antes de volver a casa visitaron la tienda de recuerdos, comprando un peluche para Lucía y otro para Sarah. Ya en casa la pelirroja dijo que estaba agotada y se fue a dormir, llevándose a la pequeña arriba. Beckett se dio una ducha y se pudo un pijama corto, hacía mucha calor, Castle salió del baño protestando como un niño.
-¡Ay!, duele.
-Te lo avisé.
-No seas mala, me duele mucho.
-Anda túmbate, te pondré crema. –Beckett cogió crema para las quemaduras del sol y luego volvió a la cama, donde lo esperaba Castle tumbado boca abajo, sin camiseta, tenía toda la espalda enrojecida. Se sentó a horcajadas sobre él y le echó la crema sobre los hombros. Castle protestó. -¡Ayyyy!, duele, duele, ¡cuidado!
-Ya, ya, mira que te dije que no te quitaras la camiseta.
-Todos los hombres estaban igual, hacía mucha calor.
Beckett se rio y con cuidado empezó a extender la crema. –Pues ahora no te quejes, eres como un niño.
Castle no dijo nada durante unos segundos, aunque se moría por saber qué tal se había sentido Beckett en ese día.
-¿Te lo has pasado bien?
-Mucho, lo de los delfines ha sido una sorpresa preciosa, gracias cielo.
-De nada, y el resto, ¿te has sentido cómoda?
-Al principio estaba nerviosa y asustada, pero tras hablar con ese hombre para que nos hiciera la foto se me pasó… ahora me siento mucho mejor, creo que le estoy perdiendo el miedo a la gente.
-¡Eso es estupendo!, me alegro much… ¡ayyy!
-Lo siento… ¿te duele mucho?
-Sí… -Volvía a tener voz de niño pequeño. -¿Sabes?, creo que hay una manera de que se me cure. –Beckett sonrió, sabía muy bien a qué se refería. Se inclinó y besó suavemente sus hombros.
-¿Te refieres a esto?
-Oh, sí, desde luego.
Beckett no dijo nada, lo besó y acarició por unos segundos hasta que decidió que el juego era demasiado peligroso. –Lo siento cariño, pero aún no…
-Tranquila, lo estás superando cariño, la verdad es que me sorprende lo rápido que lo estás haciendo. –Castle sonrió, tumbándose boca arriba, con cuidado, luego estiró el brazo, invitándola a apoyarse en su pecho. Beckett se tumbó a su lado sonriendo con los ojos cerrados. –Gracias.
-No me las des.
A la mañana siguiente Beckett despertó a Castle poniendo con cuidado una bandeja con el desayuno sobre sus piernas. Castle la miró sorprendido, luego comprendió.
-A ver, ¿qué quiere Alexis?
-¿Tanto se nota?
-El que hace desayunos románticos para los dos en la cama soy yo, dime, ¿qué te ha pedido ahora?
-Pues… desayuna primero, mira este croissant, está delicioso. –Beckett puso una especie de mirada Castle que hizo que su marido se riera.
-De acuerdo, pero deja de mirarme así, esa mirada solo nos sirve a los Castle. –Desayunó en silencio, mientras que Beckett lo miraba, impaciente. Cuando se terminó la última gota de café le quitó la bandeja y se sentó a horcajadas sobre él. Castle tragó saliva.
-Cariño…
-Shhhh calla, dejame hablar, y por favor, no digas nada hasta que haya terminado, ¿vale?
-Va…le.
-Alexis quiere pasar unos días con su novio en Italia.
-¡¡¡Qué!!!, ni hablar, ni soñando, no, ¡jamás!
-Rick… vamos, piénsatelo, hace mucho que no le ve…
-Peor me lo pones, a saber para qué quiere ese chico que mi hija vaya a verlo, ¡no!
-Rick, Alexis ya no es una niña, es su novio, le quiere y lo echa de menos, venga, pobrecilla, sé bueno.
-Lo siento Kate, pero no voy a cambiar de opinión, no en esto.
-Rick…
-Tú no lo entiendes…, he tenido que hacerme a la idea de que tiene novio y que es muy posible que allí en la residencia hagan… ya me entiendes… pero ahora la tengo en casa y no quiero pasar también el verano pensando en ello.
-Rick, Alexis es virgen, así que todo lo que te has imaginado, es mentira.
-¿En serio? –Ahora parecía que le había tocado la lotería. Beckett aprovechó esa oportunidad. –Lo que oyes, sigue siendo virgen, lo hablaron hace tiempo y él entiende que ella no está lista y la va a esperar. Sabes que pocos chicos hacen eso, Nathan merece la pena, venga Rick, al menos deja que se vaya este fin de semana.
Castle pareció meditar durante unos minutos, luego suspiró. -¡Alexis!
Beckett se apresuró a sentarse en la cama, no quería que la pelirroja la viera así. -¿Me has llamado?
-Puedes ir a Italia, pero con dos condiciones.
-Dime.
-La primera, esperarás hasta agosto.
-Pero papá…, estamos en julio…
-Solo quedan dos semanas, no te quejes tanto.
-Vale…
-Y dos… antes de ir tú y yo tendremos una charla.
-¿Sobre qué?
-Sobre sexo.
La pelirroja lo miró con asombrada, al igual que Beckett. –No me miréis así, ya no eres una niña, eso está claro y alguien tiene que darte esa charla…
-Ya me la dieron en el instituto hace tres años…
-Me da igual, o aceptas o no vas, elige.
-Está… bien… acepto.
Cuando la chica se marchó Castle miró a su mujer. -¿Hace tres años?, no pienso dejar que Lucía vaya a ese instituto, la meteremos en un centro católico.
-Ni hablar, me voy a la ducha.
-Nadie me entiende…, esto me pasa por estar rodeado de mujeres…
El resto de la semana fue tranquilo, fueron a Central Park, al centro comercial, a cenar con Lanie y Esposito los cuatro en pareja, disfrutaron de los días, como Amanda les había dicho y Beckett parecía cada vez más animada. Estaban pensando en eso cuando la doctora les sonrió al llegar a la consulta.
-Me alegro de veros otra semana más, ¿qué tal los días de vacaciones?
-Genial, la verdad es que tenías mucha razón, sienta bien salir y airearme un poco.
-Estupendo, ¿y con la gente?
-Cada vez mejor, ya no me da miedo estar con desconocidos ni me pongo a temblar al salir de casa.
-Genial, definitivamente genial. –Amanda apuntó algo en la libreta y luego sonrió. -¿Qué tal el baño relajante?
-Lo mejor de la semana. –Beckett sonreía radiante, Castle estaba encantado de verla tan feliz.
-¿Llegaste al orgasmo? –Castle se puso rojo, Beckett asintió, sin dejar de sonreir.
-Estupendo, le diré a tu marido que le de clases al mío. –Beckett se rio, Castle se puso a toser. –Tome, beba agua.
-Gra… gracias. –Se bebió el vaso de un trago, esa mujer era demasiado directa.
-De acuerdo, entonces, dime, ¿crees que esta terapia te está ayudando?
-Sí, muchísimo.
-Estupendo, me legro mucho Kate, pero hoy te voy a poner una tarea un poquito más difícil que las anteriores y la vamos a realizar aquí.
-¿Cuál? –Beckett había dejado de sonreír, Castle miró a la psicóloga, estaba muy seria.
-Bueno… tienes que relatar como fue el secuestro… y también como fue la violación.
La inspectora bajó la mirada, todo atisbo de alegría había desaparecido de su rostro, ahora parecía asustada y al borde de las lágrimas. Castle la miró entristecido, luego miró a la doctora con furia. -¿Por qué le hace esto ahora?, ¡estaba muy feliz!, ¿no puede dejarla así?
-¿Ha pensado que quizás su mujer necesite contar lo que pasó, que necesite decírselo a usted?, no le da miedo contarlo porque crea que se va a sentir mal, señor Castle, ella vive con ese recuerdo constantemente, pero le da miedo decírselo a usted, porque teme que le de asco o se avergüence, teme su reacción. Kate necesita contarle lo que pasó, pero depende de si usted está dispuesto, dígame, ¿lo está?
-Haré cualquier cosa por tal de verla feliz, lo que sea.
-¿Lo has oído Kate?, puedes contárselo, es tu marido, necesitas desahogarte, soltar todo ese dolor, compartirlo con alguien, vamos querida, empieza a hablar.
-Yo… Rick… es horrible…
-Lo sé, pero quiero oírlo, quiero saberlo para poder estar preparado, para cuidarte, desahógate cielo, estoy aquí para escucharte.
Una hora después Beckett lloraba amargamente sobre el pecho de su marido, que la abrazaba mientras que algunas lágrimas de rabia y dolor corrían por sus mejillas. Amanda no decía nada, se limitaba a dejarlos con su dolor, sabiendo que cuando acabaran las lágrimas ambos se sentirían mejor, listos para seguir con la terapia y con sus vidas, sin secretos entre ellos. Ahora ambos sentían el mismo dolor y podrían consolarse el uno al otro. Cuando sintió que la inspectora empezaba a calmarse le sonrió con dulzura.
-¿Te sientes mejor querida?
-No… no lo… sé…
-Tranquila, has hecho muy bien contándolo todo y llorando, desahogarse es el primer paso para curarse. Ahora ambos os podréis consolar porque sabéis lo que le duele al otro. Lo has hecho muy bien.
Castle la besó con ternura en el pelo, asintiendo, se sentía mejor ahora que se había desahogado y que su mujer había compartido su peor recuerdo, aunque doliera tanto. –Te quiero cielo, tranquila, ahora que sé lo mucho que duele haré cuanto esté en mi mano para que lo olvides.
-Rick…, yo también te quiero… y haré lo posible por ser feliz, lo conseguiré estando contigo.
Amanda sonrió. Aún no estaba curada, pero sabía que lo estaría. Beckett era fuerte y contaba con la ayuda de un buen hombre. Los acompañó hasta la puerta y se despidió de ellos.
-Hoy no te pondré tarea, simplemente haz lo que quieras, lo que necesites. Date otro baño de espuma, pídele que te haga un masaje o simplemente quedaros viendo películas hasta el amanecer. Lo importante es que hagáis cosas juntos, haz lo que quieras, pero recuerda, juntos.
Continuará...
En el próximo capítulo el pequeño Rick saldrá en escena
GRACIAS POR LEER
Re: (¿+18?) La tormenta
Excelente cap. Maria muchas gracias por escribir tan pronto
Creo que jamás me cansaré de aplaudir tu talento
Muero por leer el próximo capítulo
Creo que jamás me cansaré de aplaudir tu talento
Muero por leer el próximo capítulo
Re: (¿+18?) La tormenta
Me encanta el fic y lo mejor de todo es que actualizas con mucha rapidez.
Espero en siguiente capítulo con el "pequeño Rick" en acción
Saludos
Espero en siguiente capítulo con el "pequeño Rick" en acción
Saludos
Ange- Ayudante de policia
- Mensajes : 83
Fecha de inscripción : 14/09/2011
Re: (¿+18?) La tormenta
Es el primer comentario que te escribo, ya que aunque llevo mucho tiempo siguiendo los fics, me acabo de animar y registrarme.
Me encanta esta historiaaaaa! y aunque hubo un momento de ella en el que te odié profundamente, me alegro como lo estás arreglando jajajaja
Felicitacioneeeeeeeeeeeeeees!!
Saludoos y un besoo
Me encanta esta historiaaaaa! y aunque hubo un momento de ella en el que te odié profundamente, me alegro como lo estás arreglando jajajaja
Felicitacioneeeeeeeeeeeeeees!!
Saludoos y un besoo
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
Por cierto, me muero por ver al pequeño rick de nuevo en acción!! no seas mala con él y si sale a escena, que llegue al acto final, no lo dejes a medias que creo q no podría soportarlo el pobre... Ya me entiendes jajajajaja
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
Maria ya no se que decirte, te superas dia a dia
Sabes lo mucho que me gusta esta historia a pesar de tanto sufrimiento, pero vas recuperando mi felicidad capitulo a capitulo
Graciass
Sabes lo mucho que me gusta esta historia a pesar de tanto sufrimiento, pero vas recuperando mi felicidad capitulo a capitulo
Graciass
Última edición por silvanalino el Miér Mayo 30, 2012 9:58 am, editado 1 vez
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Es genial! eres genial! me encanta, cada capítulo es único! no tardes en seguir!!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: (¿+18?) La tormenta
no sé qué voy a hacer cuando se acabe este fic... en serio.. entre esto y que no tenemos castle hasta septiembre.. voy a caer en una depresión
aún así.. GENIAL EL CAPI, EL FIC Y TODA LA HISTORIA EN GENERAL!
aún así.. GENIAL EL CAPI, EL FIC Y TODA LA HISTORIA EN GENERAL!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
Subiras hoy el siguiente????? Estamos esperandolo!!!! Me gusta mucho como estas llevando el fic!!!!
eectcastle- Ayudante de policia
- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 06/04/2012
Edad : 37
Localización : Castellon
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 66 En los Hamptons
Los días pasaban volando y Alexis se iría pronto a Italia. Lucía cada vez crecía más guapa y más simpática, aunque empezaba a extrañar a los desconocidos y mirarlos con timidez. Beckett por su parte había pasado unas semanas complicadas, a veces despertaba con una alegría desbordante, contagiando a todos, pero otros días se sentía mal y deprimida y no quería hablar con nadie. Amanda había asegurado que era normal, que se estaba recuperando con mucha rapidez y que intentara abrirse en esos días, que hablase de sus sentimientos, pero con ella era difícil, Beckett nunca había sido una mujer que expresara sus emociones con facilidad. En uno de esos días en los que no tenía ganas de levantarse de la cama Castle decidió que había sido suficiente. Entró en la habitación con decisión y abrió las cortinas, haciendo que la luz del sol entrase de lleno. Beckett gimió.
-Rick…, por favor, corre las cortinas.
-No, se acabó Kate, sal de la cama, vamos.
-Estoy cansada, déjame.
-He dicho que no, te levantas, ahora, vamos.
Beckett lo ignoró, tapándose la cabeza con la almohada. Castle la miró y le quitó la sábana de un tirón, apartando después la almohada. Beckett lo miró con furia. -¿Qué haces?
-Ayudarte, se acabó la autocompasión, vamos, levanta.
-¿Autocompasión?, no tengo ganas de levantarme, déjame en paz.
-Katherine Beckett de Castle, o te levantas ahora mismo, o te levanto yo. –Beckett lo miró desafiante y negó con la cabeza, como una niña pequeña. Castle la miró y sonrió. –Muy bien, tú lo has querido.
La levantó en brazos y la sacó del dormitorio. Ella empezó a patalear y a gritar, furiosa. -¡Suéltame Castle, bájame ahora mismo!
Su marido la ignoró, dejándola en el sofá con brusquedad, Beckett le tiró un cojín, cabreada.
-¡Richard Alexander Roger! ¿Quién te crees que eres?
-Tu marido, y ahora deja de quejarte y mira al suelo de una maldita vez. –Beckett lo miró sin entender, aún enfadada, pero le hizo caso. Lo que vio lo dejó asombrada. -¿Está…
-Gateando, sí, desde hace dos o tres días. ¿No es genial?
Beckett se levantó y se sentó en el suelo. Lucía se le acercó y le dio una pelotita de colores que había cerca, mirándola riéndose, gateando de nuevo para coger otro juguete, más alejado. -¿Dos o tres días?
-Sí. –Castle se sentó en el sofá, mirándolas.
-¿Cómo he podido perdérmelo…? –Beckett parecía triste, Castle no dijo nada. -¿Cómo…, cómo…?, me estoy perdiendo los mejores momentos de mi hija… -Empezó a llorar, mientras que el bebé la miraba sorprendida, tendiéndole su sonajero. Castle se sentó a su lado y la abrazó. –Por eso quería que te levantaras, para que veas lo que te estás perdiendo, venga cielo, cálmate, ya ha pasado lo peor, a partir de ahora todo va salir bien. –
La abrazó hasta que sintió como se calmaba. Castle sonrió con ternura. -¿Mejor?
-Sí…, no dejes que me pierda más momentos.
-No lo haré, tranquila, no dejaré que sigas cayendo. –Tomó su rostro entre sus manos y la besó, primero con suavidad, luego apasionadamente, haciéndola suspirar, metiendo sus manos bajo la camiseta del pijama. Una tos falsa los hizo mirar hacia arriba. Alexis sonrió.
-Hola Kate, me alegro ver que te has despertado, siento interrumpiros, pero la niña está delante.
Beckett se puso roja, Castle la miró contrariado.
-He hablado con Nathan, dice que irá a recogerme al aeropuerto.
-Genial, Alexis esta tarde tú y yo nos tenemos una charla, no lo olvides.
-¿Si me llevo a la niña y prometo no bajar en dos horas y ponerme los cascos lo más fuerte posible me libraré de la charla?
-Ni aunque nos pagaras una habitación romántica de hotel te librarías.
-Pues me quedo aquí. –La pelirroja se sentó con resolución, Castle la miró con fastidio, Beckett aliviada.
-Yo voy a ducharme.
-¿Te acompaño? –Castle suplicó esperanzado.
-Mejor quédate aquí… -Le dio un beso y una mirada de disculpa, Castle asintió suspirando, luego miró a su hija con odio. Alexis sonreía, triunfante.
-Cielo, en estos momentos te odio profundamente.
-No te enfades papá, además no creo que un asistente social viera aceptable que hicierais el amor con la niña al lado.
-No digas tonterías, hubiéramos ido al dormitorio… Kate parecía dispuesta, gracias por fastidiarlo.
-Lo siento… -La pelirroja suspiró. –Entonces, ¿ya está mejor?, ayer parecía deprimida.
-Y hoy también, pero solo necesitaba llorar un poco, ya sabes cómo va esto, unos días está genial y otros días necesita desahogarse.
-Papá… esta tarde pensaba salir con la abuela…
-No te vas a librar.
-Ya lo sé… pero aprovechando que ahora estamos solos… ¿por qué no me das la charla de una vez y pasamos ya el mal rato?
-Supongo que tienes razón… -Castle abrió la boca para hablar pero volvió a cerrarla, se había quedado en blanco. Beckett se acercó a ellos unos minutos después con el pelo
mojado, mirándolos extrañada.
-¿Ocurre algo?
-Papá quiere hablarme de sexo, pero parece que se le ha olvidado. –Ambas mujeres se rieron. Beckett decidió apoyar a su pobre marido. –Cielo… ¿por qué no empiezas hablando de métodos anticonceptivos?
-...¿qué?... a, sí, sí, eso, métodos anticonceptivos... pues verás hija, ya sabes que el sexo puede ser peligroso si no te cuidas ¿no?
-Papá tomo la píldora por problemas hormonales, no te preocupes y Nathan no va a contagiarme nada, cuando… lo hagamos, en el equipo de la universidad le obligan a hacer pruebas médicas, incluidas pruebas de ETS.
-¿En serio? –La adolescente asintió. –Bien, entonces creo que ya hemos hablado todo lo que había que hab… -Su mujer lo miraba detrás de Alexis, negando con la cabeza. –Quiero decir, hay más cosas que hablar…
-Alexis, ¿por qué no le preguntas tus dudas y así acabáis antes?
-Sí…, será lo mejor. –Beckett sonrió y fue a la cocina con Lucía, sentándola en la trona, mientras que le calentaba el potito.
Alexis por su parte decidió aprovechar la idea de su madrastra para torturar a su padre. –Pues… ¿papá que es un francés?
Castle que estaba tomando un café lo escupió, tosiendo, atragantado. Beckett miró a su hijastra que ahora le daba golpes en la espalda. Sus miradas se cruzaron un momento, haciéndola sonreír. Pobre Rick, no sabe lo que ha hecho al iniciar esta charla, pensó.
-Un francés… creo que es un hombre que vive en Francia, ¿no?
Alexis lo miró con inocencia y se volvió a sentar.
-¿No hay más preguntas?, genial, pues me voy a…
-Espera, aún hay más.
Castle apretó la mandíbula, asintiendo. Beckett intentaba disimular lo mucho que se estaba divirtiendo.
-¿Qué pasa si el hombre tiene un orgasmo pero la mujer todavía no ha llegado?
Beckett se apresuró a hacer ruido en la cocina para ahogar su risa, Castle la miró furioso.
-Pues… siempre puede… estimularla manualmente… -Alexis asintió, poniendo cara de niña aplicada en sus estudios. -¿No hay más dudas?, pues se acab…
-Espera, tengo muchas dudas.
-Claro. –En esos momentos odió profundamente a su esposa por darle la idea a la pelirroja.
-¿Es verdad que los vibradores se pueden usar en pareja?
Beckett ya no lo soportó más y empezó a reírse a carcajadas, Castle frunció el ceño. -¿Por qué no se lo preguntas a Kate?, parece que el tema le encanta.
La aludida sonrió y se sentó sobre su regazo, dándole un tierno beso en la mejilla, luego miró a la joven. –Alexis, me he divertido mucho, de verdad, pero es mejor que dejes de torturar a tu padre y hagas preguntas que realmente necesites. Seguro que tienes alguna duda o te preocupa algo.
La pelirroja asintió, mirando a su padre, ahora seria y un poco asustada. –La verdad es que tengo mil dudas…
-Dime. –Castle miró a su hija, ahora completamente atento.
-¿Es verdad que la primera vez duele?
Castle miró a Beckett, sin saber que decir. La mujer se encogió de hombros. –A veces sí, otras no… cada mujer es diferente, lo que tienes que hacer es relajarte y pedirle a tu novio que sea paciente y que sea bueno contigo. Créeme, aunque te duela se pasará si él tiene cuidado, intenta pensar en sus besos y en sus caricias, no te centres en el dolor, se pasará. –Castle sonrió, Alexis parecía más tranquila.
-¿Qué pasa si me quedo bloqueada… si no quiero seguir o no puedo…?
-Díselo y si te quiere lo entenderá y no pasará nada. Esto es cosa de dos cielo, créeme los hombres disfrutamos cuando las mujeres a las que queremos lo hacen, si pensamos que están mal, nerviosas o asustadas, preferimos esperar a que estén preparadas. Cuando te sientas lista díselo, será maravilloso para los dos. –Beckett lo miró, preguntándose si ahora hablaba sobre su hija o sobre ellos.
El resto de la mañana hablaron con Alexis sobre ese tema, intentando que la chica se sintiera segura. Llegó el día del viaje y la adolescente le dio un abrazo a los dos, sintiéndose más tranquila. Castle no podía evitar estar preocupado por su hija, aún la veía como una niña, Beckett lo notaba.
-Vamos Rick, no te preocupes, sabrá que hacer, tranquilo.
-Tengo miedo de que le haga daño.
-Eso no pasará y aunque pase tendremos que aceptarlo y ayudarla a superarlo Rick, Alexis ya no es una niña, no puedes protegerla de todo. Es una mujer madura, inteligente y muy lista, la has criado bien, ella sabrá si está lista o no para esto, tranquilo.
Castle asintió, ahora la veía bien. Decidió animarse.
- Escucha, he estado pensando, ¿qué te parece si nos vamos nosotros a los Hamptons?
-¿Solos? –La miró asustada, en la última sesión Amanda había asegurado que en lo referente al sexo Beckett ya estaba lista para dar el gran paso, solo tenía que animarse a ello, pero ella seguía teniendo miedo. Estaba deseando hacer el amor con Castle, eso nunca lo negaría, pero no sabía si sería capaz. No quería empezar y dejarlo a medias… Luego pensó en las palabras de Rick, lo importante es disfrutar los dos…
-Con Lucía, ya es hora de que conozca la playa y la piscina. Se lo pasará genial y allí tendremos más intimidad. –La miró a los ojos. –Kate si te sientes preparada mientras que estemos allí, podemos intentarlo y si no sale bien disfrutamos de la playa en familia. Piénsatelo, cariño.
-Ya me lo he pensado y la respuesta es sí. -Castle sonrió y la besó con ternura.
Al día siguiente prepararon las cosas, hablaron con el nuevo escolta, un amigo de Esposito y se dedicaron a planear las vacaciones. Beckett llamó por teléfono a Lanie y le dijo que estaba nerviosa, pero su amiga la tranquilizó.
-Cielo solo tienes que intentarlo, y si no sale bien, no pasa nada. Vamos relájate, todo saldrá bien, además conociendo a Castle seguro que se asegura de que sea una noche especial.
Salieron por la mañana temprano, Lucía y Beckett iban profundamente dormidas en el coche, mientras que Castle conducía. Cuando llegaron llevó las cosas dentro, le dio unas indicaciones al escolta y luego acostó a la pequeña en su cuna. Sonrió pensando en que por fin estrenaba el cuarto. Vio que Beckett seguía dormida y sonrió, era adorable.
-Despierta cielo, hemos llegado. –Beckett lo miró somnolienta y sonrió saliendo del coche, besándolo.
-¿Entramos?
-Vamos. –La tomó de la mano y la guió hasta dentro de la casa. La casa era muy parecida a la antigua, pero tenía algunos cambios, puesto que Castle había tenido en cuenta los gustos de Beckett. El resultado era una maravillosa casa de tres plantas y sótano, espaciosa. En la planta baja estaba la cocina, el salón comunicado con una habitación de juegos, el comedor, una pequeña biblioteca-despacho y un baño. El salón tenía chimenea, para poder ir en invierno y daba a una puerta corredera que daba paso a la zona del jardín y la piscina, protegida de la vista de los curiosos. La piscina se encontraba vallada, para evitar riesgos. En el jardín había una barbacoa, una mesa para cenar al aire libre con la brisa nocturna y varios árboles frutales, además de algunos rosales. La piscina tenía una parte un poco menos profunda y un jacuzzi adosado, perfecto para una pareja. En un lado había algunas tumbonas y un carrito con cremas solares y toallas. Todos los muebles por supuesto eran de primera calidad. En la primera planta estaban las habitaciones y dos baños, el principal y de la habitación matrimonial, este último con una espaciosa bañera. En una repisa hecha en la propia pared Castle había colocado algunas velas aromáticas, botes con aceite para masajes y con sales de baño. La habitación principal tenía un enorme ventanal por el que se veía toda la playa, aunque se habían asegurado que no se viera mucho desde el exterior para darles intimidad. En la última planta había una habitación de invitados y una salita para relajarse, pensada para Alexis. Por supuesto nadie podía olvidarse del porche, exactamente igual que el anterior, con las mismas vistas a la playa que Castle le había enseñado a Beckett en su teléfono, varios años atrás.
-¿Y Lucía?
-Sigue dormida, está en su cuna.
Beckett sonrió, asintiendo. –¿Te apetece un baño cuando recojamos?
-Vete poniendo el bikini, yo recojo.
La mujer asintió, besándolo. –No tardes.
Un rato después ambos disfrutaban de la piscina. Castle estaba sentado en las escaleras, con ella en su regazo, besándola. –No…sabes…las…ganas…que…tenía…de…estar…aquí…contigo.
-Lo…mismo…digo. –Siguieron besándose durante un rato, cuando sintió como Castle empezaba a desabrochar su bikini, ella se apartó nerviosa.
-Perdona.
-No, lo siento… es solo que…
-No es el momento, lo entiendo, no te preocupes.
-No quiero que Nick entre y nos vea. –Se excusó mencionando al escolta.
-Tranquila, Nick no entrara en la casa si no lo llamamos, estará en una caravana lo suficientemente cerca de la casa, pero lejos para que tengamos intimidad. Ni lo veremos.
-Bien. –Siguió sin mirarlo, sintiéndose culpable. Castle la atrajo hacia él y la abrazó. –Solo avísame cuando estés lista, ¿de acuerdo?
Ella asintió, agradecida. El llanto de Lucía los hizo mirar hacia la casa. –Parece que se ha despertado. –Se envolvieron con unas toallas y fueron a buscar a la niña, que no paraba de llorar. Beckett la cogió en brazos.
-Vamos, no llores, estamos aquí, shh. –Bajaron con la pequeña en brazos, enseñándole la casa, acercándole algunos juguetes. Pasaron el resto del día así, descansando y disfrutando de la pequeña. Beckett suspiró. –Ojalá Sarah estuviera aquí.
-La próxima vez que vengamos estará, ya lo verás. Por ahora debemos alegrarnos de que esté bien.
-La echo de menos…
-Lo sé cielo, yo también.
Los primeros días los pasaron así, paseando por la playa, en la piscina… Castle les enseñó los Hamptons y disfrutaron de las vacaciones en familia. Cuatro días después de la llegada Castle encontró a Beckett sentada en la arena, mirando las estrellas. La niña ya se había dormido. Se sentó a su lado, admirando su belleza. Se la veía tranquila, en paz. Ella no dijo nada, pero le cogió la mano, entrelazando sus dedos. Lo miró y sonrió.
-¿Rick? –La miró sonriendo. –Te quiero.
-Yo también te quiero. –Beckett se acercó lentamente a él y lo besó, explorando su boca con su lengua, enredando sus dedos en su pelo. Castle la atrajo por la cintura, apretándola contra él. Se besaron durante unos largos minutos, hasta que Beckett se levantó y le sonrió, en sus ojos había un brillo especial. Le tendió la mano. Castle se levantó también y acariciando suavemente su mejilla la tomó de la mano y la guió hasta dentro. No se dijeron nada hasta llegar a la habitación, pero allí el volvió a sentirla nerviosa. Besó suavemente su cuello, hablándole. -¿Por qué no te das un baño para quitarte la arena?, yo te espero aquí.
Ella asintió agradecida, se volvió y lo besó de nuevo, para luego ir al baño. Castle sonrió y mientras que ella se duchaba, dándose tiempo para relajarse, empezó a trabajar con rapidez. Abrió las cortinas, hacía una noche preciosa, estrellada y era perfecta para dar romanticismo. Cogió algunas de las velas y las encendió, colocándolas por la habitación, creando un juego de luz muy romántico. Bajó a la cocina y trajo una botella de champán y dos copas. Después de cortar algunas rosas y dispersar unos pétalos por la cama y por el suelo sonrió, satisfecho con su obra. Se sentó en la cama a esperarla, sonriendo cuando la puerta se abrió, saliendo una Beckett en albornoz, con una sonrisa nerviosa, se quedó maravillada al ver la habitación.
-Rick…
-¿Te gusta?
-Mucho. –Rick cogió el champán y llenó las copas, tendiéndole una. –Vamos a brindar, cariño, ¡por nosotros!
-¡Por nosotros! –Kate probó el champán y sonrió, sentándose en la cama, mirándolo.
Rick dejó la copa y se acercó a ella, le quitó la suya y se sentó a su lado. -¿Estás bien?
Kate no le contestó, acarició su rostro, pasando sus dedos por sus labios y luego con decisión lo besó. Rick respondió al beso, besándola con desesperación, en la boca, el rostro, el cuello, mordiendo el lóbulo de su oreja… Ella le respondía con suspiros y caricias. Lentamente la hizo tumbarse y se quitó la camiseta, echándose sobre ella con cuidado. Le pidió permiso con la mirada y desabrochó el nudo del albornoz, aunque solo dejó al descubierto sus hombros y sus pechos. Empezó a besarlos despacio, primero uno, después el otro, intercambiando besos con mordiscos, atento siempre a su reacción. Kate gimió.
-Rick… mmmmm… sigue…
Siguió estimulando sus pezones, ya completamente erectos, durante un rato, haciéndola disfrutar, escuchando sus gemidos y jadeos que lo iban a volver loco.
-Dios Rick…
Lentamente fue bajando su mano por su abdomen, hasta llegar a sus piernas, acariciándolas con suavidad, mientras que besaba sus labios. La hizo incorporarse un momento para quitarle el albornoz y se quitó los vaqueros. Luego volvió a tumbarse sobre ella y empezó a bajar despacio, besando cada centímetro de su piel, que ella agradecía con más gemidos.
-Ohhh… dios…
Castle se rio sobre su ombligo, provocándole una sensación muy agradable. Siguió bajando, besando sus largas piernas, luego el interior de sus muslos. Miró hacia arriba, acariciándola con suavidad, comprobando su excitación. Estaba muy mojada. Esperó a que abriese los ojos y se lo preguntó con la mirada, ella asintió. Empezó a hacer movimientos circulares con su lengua sobre su clítoris, primero muy despacio, luego con más rapidez.
-Rick…dios…sigue…no pares…mmmmm
Volvió a reírse haciéndola gritar y retorcerse.
-¡Oh Rick!
Kate estaba muy cerca, ambos lo sabían. Introdujo un dedo dentro de ella y empezó a moverlo, dentro y fuera, con rapidez, curvándolo hacia arriba.
-Rick… sí…sí…justo ahí…sigue… ¡oh Diosssss!
Acarició suavemente su clítoris y luego besó sus labios con dulzura, esperando a que dejase de temblar. Poco a poco su ritmo cardiaco volvió a la normalidad. Ella sonrió, aún sintiendo el placer del poderoso orgasmo que acababa de experimentar.
-Eso ha sido…
-Me alegro. –Kate sonrió, acariciando su espalda, besándolo, hablando en su boca. –Te quiero Rick.
-Yo también. –Volvió a besarla lentamente, sabía que volvía a estar nerviosa al pensar en lo que venía a continuación, pero no la quería así, quería verla completamente relajada y feliz, justo como hacía unos minutos. Empezó a hablarle.
-Tranquila cariño, confía en mí, tranquila, relájate, vamos, haremos el amor, tranquila, será maravilloso… -La acarició suavemente, sintiendo como se iba calmando gracias a sus palabras y sus caricias. Castle se incorporó y terminó de desnudarse, liberando la erección que amenazaba con matarlo. Volvió a tumbarse sobre ella, que tenía los ojos fuertemente cerrados. Besó sus labios. –Abre los ojos mi amor, solo estamos tú y yo, mírame Kate, por favor, mírame cielo. –La inspectora estaba temblando, parecía aterrorizada. Castle acarició con ternura su rostro. –Mi amor, quiero que olvides todo en lo que estás pensando y me mires a los ojos, vamos, tranquila, eso es, mírame cariño.
Kate se perdió en la profundidad de aquellos ojos azules, que la miraban con infinita ternura, pero también con pasión y deseo. Sus ojos se mezclaban con imágenes oscuras y muy dolorosas, se retorció asustada. –No, por favor…, no…
-Shhhh, no mi amor, no dejes que te envuelva, apártalo de ti, él no está aquí, nunca volverá a estarlo, solo estoy yo, y te quiero, déjame quererte cariño, no pienses en eso, piensa en otros momentos, recuerda nuestra noche de bodas, fue una noche mágica para los dos, ¿la recuerdas?
Rick sentía como iba a estallar si no hacía algo pronto, pero le daba igual, en esos momentos no le importaba su necesidad ni su deseo, solo le importaba la felicidad de la mujer a la que quería. Iba a decirle algo más pero sintió como lentamente ella dejaba de temblar. Kate pensaba en aquella noche, cuando tras casarse delante de su familia y sus mejores amigos, Rick la había llevado a la cama y le había hecho el amor como nunca lo había hecho. Recordó cada beso, cada caricia, cada sonrisa, cada palabra. Y también recordó como lentamente había entrado en ella, despacio para después moverse con rapidez, compartiendo con ella un increíble orgasmo. Ahora no tenía miedo, recordaba esa sensación como la más agradable y hermosa que había compartido con él. No era algo sucio, era maravilloso. Una sonrisa empezó a aparecer en su rostro. Rick sonrió, aliviado y contento y la besó.
-Deja que te haga el amor, Kate.
-Hazlo.
Acarició suavemente su clítoris con su pene completamente erecto, queriendo que estuviera lista. Cuando sintió que estaba preparada la penetró, muy despacio, sin dejar de mirarla a los ojos, gimiendo al sentir como su piel, húmeda y cálida lo rodeaba. La penetró profundamente, quedándose quieto, besando sus labios.
-¿Estás bien?
-Solo dame un minuto…
-Lo que necesites. –Kate estaba bien, muy bien, pero necesitaba un tiempo para adaptarse y sentirse cómoda. Cuando se sintió lista para seguir llevó las manos hasta sus nalgas, haciéndoselo saber.
Rick gruñó y empezó a moverse primero despacio, luego con más rapidez. Las manos de ellas vagaban por su espalda, acariciándolo, las de él estaban en su pecho y en su cintura, sujetándola para darle aún mayor placer. Kate gemía incontrolablemente.
-Mmmm, Rick… Dios… sigue… mmmm…no pares… ohhhh Rick…
Rick siguió moviéndose dentro de ella, saliendo a veces para volver a entrar aún más profundamente y continuar con aquella danza, gimiendo de placer.
-Oh Kate… Kate…
Sintió como le clavaba las uñas en la espalda, incapaz de soportar más placer. Llevó su mano hasta su clítoris e hizo unos suaves movimientos circulares a su alrededor.
-¡Oh Richardddddddddd!
-¡Kateeeeeeeeeee! –Rick sintió como el orgasmo lo superaba, era demasiado placer. Se dejó caer completamente exhausto, respirando entrecortadamente, al igual que ella. Se quedaron así unos segundos, él sobre y dentro de ella, recuperando el aire. Luego salió con cuidado de su cuerpo y se tumbó a su lado, atrayéndola hacia su pecho. La miró:
-Kate…
-Ha sido maravilloso. –Suspiró feliz entre sus brazos, quedándose dormida enseguida. Rick sonrió y besó con ternura su cabello cerrando los ojos, durmiendo tranquilo sabiendo que ella volvía a ser feliz. Sí, Katherine Beckett volvía a ser feliz.
Continuará...
Dedicado especialmente a Sil, pero también a todos los que comentáis dándome ánimos para que siga.
Los días pasaban volando y Alexis se iría pronto a Italia. Lucía cada vez crecía más guapa y más simpática, aunque empezaba a extrañar a los desconocidos y mirarlos con timidez. Beckett por su parte había pasado unas semanas complicadas, a veces despertaba con una alegría desbordante, contagiando a todos, pero otros días se sentía mal y deprimida y no quería hablar con nadie. Amanda había asegurado que era normal, que se estaba recuperando con mucha rapidez y que intentara abrirse en esos días, que hablase de sus sentimientos, pero con ella era difícil, Beckett nunca había sido una mujer que expresara sus emociones con facilidad. En uno de esos días en los que no tenía ganas de levantarse de la cama Castle decidió que había sido suficiente. Entró en la habitación con decisión y abrió las cortinas, haciendo que la luz del sol entrase de lleno. Beckett gimió.
-Rick…, por favor, corre las cortinas.
-No, se acabó Kate, sal de la cama, vamos.
-Estoy cansada, déjame.
-He dicho que no, te levantas, ahora, vamos.
Beckett lo ignoró, tapándose la cabeza con la almohada. Castle la miró y le quitó la sábana de un tirón, apartando después la almohada. Beckett lo miró con furia. -¿Qué haces?
-Ayudarte, se acabó la autocompasión, vamos, levanta.
-¿Autocompasión?, no tengo ganas de levantarme, déjame en paz.
-Katherine Beckett de Castle, o te levantas ahora mismo, o te levanto yo. –Beckett lo miró desafiante y negó con la cabeza, como una niña pequeña. Castle la miró y sonrió. –Muy bien, tú lo has querido.
La levantó en brazos y la sacó del dormitorio. Ella empezó a patalear y a gritar, furiosa. -¡Suéltame Castle, bájame ahora mismo!
Su marido la ignoró, dejándola en el sofá con brusquedad, Beckett le tiró un cojín, cabreada.
-¡Richard Alexander Roger! ¿Quién te crees que eres?
-Tu marido, y ahora deja de quejarte y mira al suelo de una maldita vez. –Beckett lo miró sin entender, aún enfadada, pero le hizo caso. Lo que vio lo dejó asombrada. -¿Está…
-Gateando, sí, desde hace dos o tres días. ¿No es genial?
Beckett se levantó y se sentó en el suelo. Lucía se le acercó y le dio una pelotita de colores que había cerca, mirándola riéndose, gateando de nuevo para coger otro juguete, más alejado. -¿Dos o tres días?
-Sí. –Castle se sentó en el sofá, mirándolas.
-¿Cómo he podido perdérmelo…? –Beckett parecía triste, Castle no dijo nada. -¿Cómo…, cómo…?, me estoy perdiendo los mejores momentos de mi hija… -Empezó a llorar, mientras que el bebé la miraba sorprendida, tendiéndole su sonajero. Castle se sentó a su lado y la abrazó. –Por eso quería que te levantaras, para que veas lo que te estás perdiendo, venga cielo, cálmate, ya ha pasado lo peor, a partir de ahora todo va salir bien. –
La abrazó hasta que sintió como se calmaba. Castle sonrió con ternura. -¿Mejor?
-Sí…, no dejes que me pierda más momentos.
-No lo haré, tranquila, no dejaré que sigas cayendo. –Tomó su rostro entre sus manos y la besó, primero con suavidad, luego apasionadamente, haciéndola suspirar, metiendo sus manos bajo la camiseta del pijama. Una tos falsa los hizo mirar hacia arriba. Alexis sonrió.
-Hola Kate, me alegro ver que te has despertado, siento interrumpiros, pero la niña está delante.
Beckett se puso roja, Castle la miró contrariado.
-He hablado con Nathan, dice que irá a recogerme al aeropuerto.
-Genial, Alexis esta tarde tú y yo nos tenemos una charla, no lo olvides.
-¿Si me llevo a la niña y prometo no bajar en dos horas y ponerme los cascos lo más fuerte posible me libraré de la charla?
-Ni aunque nos pagaras una habitación romántica de hotel te librarías.
-Pues me quedo aquí. –La pelirroja se sentó con resolución, Castle la miró con fastidio, Beckett aliviada.
-Yo voy a ducharme.
-¿Te acompaño? –Castle suplicó esperanzado.
-Mejor quédate aquí… -Le dio un beso y una mirada de disculpa, Castle asintió suspirando, luego miró a su hija con odio. Alexis sonreía, triunfante.
-Cielo, en estos momentos te odio profundamente.
-No te enfades papá, además no creo que un asistente social viera aceptable que hicierais el amor con la niña al lado.
-No digas tonterías, hubiéramos ido al dormitorio… Kate parecía dispuesta, gracias por fastidiarlo.
-Lo siento… -La pelirroja suspiró. –Entonces, ¿ya está mejor?, ayer parecía deprimida.
-Y hoy también, pero solo necesitaba llorar un poco, ya sabes cómo va esto, unos días está genial y otros días necesita desahogarse.
-Papá… esta tarde pensaba salir con la abuela…
-No te vas a librar.
-Ya lo sé… pero aprovechando que ahora estamos solos… ¿por qué no me das la charla de una vez y pasamos ya el mal rato?
-Supongo que tienes razón… -Castle abrió la boca para hablar pero volvió a cerrarla, se había quedado en blanco. Beckett se acercó a ellos unos minutos después con el pelo
mojado, mirándolos extrañada.
-¿Ocurre algo?
-Papá quiere hablarme de sexo, pero parece que se le ha olvidado. –Ambas mujeres se rieron. Beckett decidió apoyar a su pobre marido. –Cielo… ¿por qué no empiezas hablando de métodos anticonceptivos?
-...¿qué?... a, sí, sí, eso, métodos anticonceptivos... pues verás hija, ya sabes que el sexo puede ser peligroso si no te cuidas ¿no?
-Papá tomo la píldora por problemas hormonales, no te preocupes y Nathan no va a contagiarme nada, cuando… lo hagamos, en el equipo de la universidad le obligan a hacer pruebas médicas, incluidas pruebas de ETS.
-¿En serio? –La adolescente asintió. –Bien, entonces creo que ya hemos hablado todo lo que había que hab… -Su mujer lo miraba detrás de Alexis, negando con la cabeza. –Quiero decir, hay más cosas que hablar…
-Alexis, ¿por qué no le preguntas tus dudas y así acabáis antes?
-Sí…, será lo mejor. –Beckett sonrió y fue a la cocina con Lucía, sentándola en la trona, mientras que le calentaba el potito.
Alexis por su parte decidió aprovechar la idea de su madrastra para torturar a su padre. –Pues… ¿papá que es un francés?
Castle que estaba tomando un café lo escupió, tosiendo, atragantado. Beckett miró a su hijastra que ahora le daba golpes en la espalda. Sus miradas se cruzaron un momento, haciéndola sonreír. Pobre Rick, no sabe lo que ha hecho al iniciar esta charla, pensó.
-Un francés… creo que es un hombre que vive en Francia, ¿no?
Alexis lo miró con inocencia y se volvió a sentar.
-¿No hay más preguntas?, genial, pues me voy a…
-Espera, aún hay más.
Castle apretó la mandíbula, asintiendo. Beckett intentaba disimular lo mucho que se estaba divirtiendo.
-¿Qué pasa si el hombre tiene un orgasmo pero la mujer todavía no ha llegado?
Beckett se apresuró a hacer ruido en la cocina para ahogar su risa, Castle la miró furioso.
-Pues… siempre puede… estimularla manualmente… -Alexis asintió, poniendo cara de niña aplicada en sus estudios. -¿No hay más dudas?, pues se acab…
-Espera, tengo muchas dudas.
-Claro. –En esos momentos odió profundamente a su esposa por darle la idea a la pelirroja.
-¿Es verdad que los vibradores se pueden usar en pareja?
Beckett ya no lo soportó más y empezó a reírse a carcajadas, Castle frunció el ceño. -¿Por qué no se lo preguntas a Kate?, parece que el tema le encanta.
La aludida sonrió y se sentó sobre su regazo, dándole un tierno beso en la mejilla, luego miró a la joven. –Alexis, me he divertido mucho, de verdad, pero es mejor que dejes de torturar a tu padre y hagas preguntas que realmente necesites. Seguro que tienes alguna duda o te preocupa algo.
La pelirroja asintió, mirando a su padre, ahora seria y un poco asustada. –La verdad es que tengo mil dudas…
-Dime. –Castle miró a su hija, ahora completamente atento.
-¿Es verdad que la primera vez duele?
Castle miró a Beckett, sin saber que decir. La mujer se encogió de hombros. –A veces sí, otras no… cada mujer es diferente, lo que tienes que hacer es relajarte y pedirle a tu novio que sea paciente y que sea bueno contigo. Créeme, aunque te duela se pasará si él tiene cuidado, intenta pensar en sus besos y en sus caricias, no te centres en el dolor, se pasará. –Castle sonrió, Alexis parecía más tranquila.
-¿Qué pasa si me quedo bloqueada… si no quiero seguir o no puedo…?
-Díselo y si te quiere lo entenderá y no pasará nada. Esto es cosa de dos cielo, créeme los hombres disfrutamos cuando las mujeres a las que queremos lo hacen, si pensamos que están mal, nerviosas o asustadas, preferimos esperar a que estén preparadas. Cuando te sientas lista díselo, será maravilloso para los dos. –Beckett lo miró, preguntándose si ahora hablaba sobre su hija o sobre ellos.
El resto de la mañana hablaron con Alexis sobre ese tema, intentando que la chica se sintiera segura. Llegó el día del viaje y la adolescente le dio un abrazo a los dos, sintiéndose más tranquila. Castle no podía evitar estar preocupado por su hija, aún la veía como una niña, Beckett lo notaba.
-Vamos Rick, no te preocupes, sabrá que hacer, tranquilo.
-Tengo miedo de que le haga daño.
-Eso no pasará y aunque pase tendremos que aceptarlo y ayudarla a superarlo Rick, Alexis ya no es una niña, no puedes protegerla de todo. Es una mujer madura, inteligente y muy lista, la has criado bien, ella sabrá si está lista o no para esto, tranquilo.
Castle asintió, ahora la veía bien. Decidió animarse.
- Escucha, he estado pensando, ¿qué te parece si nos vamos nosotros a los Hamptons?
-¿Solos? –La miró asustada, en la última sesión Amanda había asegurado que en lo referente al sexo Beckett ya estaba lista para dar el gran paso, solo tenía que animarse a ello, pero ella seguía teniendo miedo. Estaba deseando hacer el amor con Castle, eso nunca lo negaría, pero no sabía si sería capaz. No quería empezar y dejarlo a medias… Luego pensó en las palabras de Rick, lo importante es disfrutar los dos…
-Con Lucía, ya es hora de que conozca la playa y la piscina. Se lo pasará genial y allí tendremos más intimidad. –La miró a los ojos. –Kate si te sientes preparada mientras que estemos allí, podemos intentarlo y si no sale bien disfrutamos de la playa en familia. Piénsatelo, cariño.
-Ya me lo he pensado y la respuesta es sí. -Castle sonrió y la besó con ternura.
Al día siguiente prepararon las cosas, hablaron con el nuevo escolta, un amigo de Esposito y se dedicaron a planear las vacaciones. Beckett llamó por teléfono a Lanie y le dijo que estaba nerviosa, pero su amiga la tranquilizó.
-Cielo solo tienes que intentarlo, y si no sale bien, no pasa nada. Vamos relájate, todo saldrá bien, además conociendo a Castle seguro que se asegura de que sea una noche especial.
Salieron por la mañana temprano, Lucía y Beckett iban profundamente dormidas en el coche, mientras que Castle conducía. Cuando llegaron llevó las cosas dentro, le dio unas indicaciones al escolta y luego acostó a la pequeña en su cuna. Sonrió pensando en que por fin estrenaba el cuarto. Vio que Beckett seguía dormida y sonrió, era adorable.
-Despierta cielo, hemos llegado. –Beckett lo miró somnolienta y sonrió saliendo del coche, besándolo.
-¿Entramos?
-Vamos. –La tomó de la mano y la guió hasta dentro de la casa. La casa era muy parecida a la antigua, pero tenía algunos cambios, puesto que Castle había tenido en cuenta los gustos de Beckett. El resultado era una maravillosa casa de tres plantas y sótano, espaciosa. En la planta baja estaba la cocina, el salón comunicado con una habitación de juegos, el comedor, una pequeña biblioteca-despacho y un baño. El salón tenía chimenea, para poder ir en invierno y daba a una puerta corredera que daba paso a la zona del jardín y la piscina, protegida de la vista de los curiosos. La piscina se encontraba vallada, para evitar riesgos. En el jardín había una barbacoa, una mesa para cenar al aire libre con la brisa nocturna y varios árboles frutales, además de algunos rosales. La piscina tenía una parte un poco menos profunda y un jacuzzi adosado, perfecto para una pareja. En un lado había algunas tumbonas y un carrito con cremas solares y toallas. Todos los muebles por supuesto eran de primera calidad. En la primera planta estaban las habitaciones y dos baños, el principal y de la habitación matrimonial, este último con una espaciosa bañera. En una repisa hecha en la propia pared Castle había colocado algunas velas aromáticas, botes con aceite para masajes y con sales de baño. La habitación principal tenía un enorme ventanal por el que se veía toda la playa, aunque se habían asegurado que no se viera mucho desde el exterior para darles intimidad. En la última planta había una habitación de invitados y una salita para relajarse, pensada para Alexis. Por supuesto nadie podía olvidarse del porche, exactamente igual que el anterior, con las mismas vistas a la playa que Castle le había enseñado a Beckett en su teléfono, varios años atrás.
-¿Y Lucía?
-Sigue dormida, está en su cuna.
Beckett sonrió, asintiendo. –¿Te apetece un baño cuando recojamos?
-Vete poniendo el bikini, yo recojo.
La mujer asintió, besándolo. –No tardes.
Un rato después ambos disfrutaban de la piscina. Castle estaba sentado en las escaleras, con ella en su regazo, besándola. –No…sabes…las…ganas…que…tenía…de…estar…aquí…contigo.
-Lo…mismo…digo. –Siguieron besándose durante un rato, cuando sintió como Castle empezaba a desabrochar su bikini, ella se apartó nerviosa.
-Perdona.
-No, lo siento… es solo que…
-No es el momento, lo entiendo, no te preocupes.
-No quiero que Nick entre y nos vea. –Se excusó mencionando al escolta.
-Tranquila, Nick no entrara en la casa si no lo llamamos, estará en una caravana lo suficientemente cerca de la casa, pero lejos para que tengamos intimidad. Ni lo veremos.
-Bien. –Siguió sin mirarlo, sintiéndose culpable. Castle la atrajo hacia él y la abrazó. –Solo avísame cuando estés lista, ¿de acuerdo?
Ella asintió, agradecida. El llanto de Lucía los hizo mirar hacia la casa. –Parece que se ha despertado. –Se envolvieron con unas toallas y fueron a buscar a la niña, que no paraba de llorar. Beckett la cogió en brazos.
-Vamos, no llores, estamos aquí, shh. –Bajaron con la pequeña en brazos, enseñándole la casa, acercándole algunos juguetes. Pasaron el resto del día así, descansando y disfrutando de la pequeña. Beckett suspiró. –Ojalá Sarah estuviera aquí.
-La próxima vez que vengamos estará, ya lo verás. Por ahora debemos alegrarnos de que esté bien.
-La echo de menos…
-Lo sé cielo, yo también.
Los primeros días los pasaron así, paseando por la playa, en la piscina… Castle les enseñó los Hamptons y disfrutaron de las vacaciones en familia. Cuatro días después de la llegada Castle encontró a Beckett sentada en la arena, mirando las estrellas. La niña ya se había dormido. Se sentó a su lado, admirando su belleza. Se la veía tranquila, en paz. Ella no dijo nada, pero le cogió la mano, entrelazando sus dedos. Lo miró y sonrió.
-¿Rick? –La miró sonriendo. –Te quiero.
-Yo también te quiero. –Beckett se acercó lentamente a él y lo besó, explorando su boca con su lengua, enredando sus dedos en su pelo. Castle la atrajo por la cintura, apretándola contra él. Se besaron durante unos largos minutos, hasta que Beckett se levantó y le sonrió, en sus ojos había un brillo especial. Le tendió la mano. Castle se levantó también y acariciando suavemente su mejilla la tomó de la mano y la guió hasta dentro. No se dijeron nada hasta llegar a la habitación, pero allí el volvió a sentirla nerviosa. Besó suavemente su cuello, hablándole. -¿Por qué no te das un baño para quitarte la arena?, yo te espero aquí.
Ella asintió agradecida, se volvió y lo besó de nuevo, para luego ir al baño. Castle sonrió y mientras que ella se duchaba, dándose tiempo para relajarse, empezó a trabajar con rapidez. Abrió las cortinas, hacía una noche preciosa, estrellada y era perfecta para dar romanticismo. Cogió algunas de las velas y las encendió, colocándolas por la habitación, creando un juego de luz muy romántico. Bajó a la cocina y trajo una botella de champán y dos copas. Después de cortar algunas rosas y dispersar unos pétalos por la cama y por el suelo sonrió, satisfecho con su obra. Se sentó en la cama a esperarla, sonriendo cuando la puerta se abrió, saliendo una Beckett en albornoz, con una sonrisa nerviosa, se quedó maravillada al ver la habitación.
-Rick…
-¿Te gusta?
-Mucho. –Rick cogió el champán y llenó las copas, tendiéndole una. –Vamos a brindar, cariño, ¡por nosotros!
-¡Por nosotros! –Kate probó el champán y sonrió, sentándose en la cama, mirándolo.
Rick dejó la copa y se acercó a ella, le quitó la suya y se sentó a su lado. -¿Estás bien?
Kate no le contestó, acarició su rostro, pasando sus dedos por sus labios y luego con decisión lo besó. Rick respondió al beso, besándola con desesperación, en la boca, el rostro, el cuello, mordiendo el lóbulo de su oreja… Ella le respondía con suspiros y caricias. Lentamente la hizo tumbarse y se quitó la camiseta, echándose sobre ella con cuidado. Le pidió permiso con la mirada y desabrochó el nudo del albornoz, aunque solo dejó al descubierto sus hombros y sus pechos. Empezó a besarlos despacio, primero uno, después el otro, intercambiando besos con mordiscos, atento siempre a su reacción. Kate gimió.
-Rick… mmmmm… sigue…
Siguió estimulando sus pezones, ya completamente erectos, durante un rato, haciéndola disfrutar, escuchando sus gemidos y jadeos que lo iban a volver loco.
-Dios Rick…
Lentamente fue bajando su mano por su abdomen, hasta llegar a sus piernas, acariciándolas con suavidad, mientras que besaba sus labios. La hizo incorporarse un momento para quitarle el albornoz y se quitó los vaqueros. Luego volvió a tumbarse sobre ella y empezó a bajar despacio, besando cada centímetro de su piel, que ella agradecía con más gemidos.
-Ohhh… dios…
Castle se rio sobre su ombligo, provocándole una sensación muy agradable. Siguió bajando, besando sus largas piernas, luego el interior de sus muslos. Miró hacia arriba, acariciándola con suavidad, comprobando su excitación. Estaba muy mojada. Esperó a que abriese los ojos y se lo preguntó con la mirada, ella asintió. Empezó a hacer movimientos circulares con su lengua sobre su clítoris, primero muy despacio, luego con más rapidez.
-Rick…dios…sigue…no pares…mmmmm
Volvió a reírse haciéndola gritar y retorcerse.
-¡Oh Rick!
Kate estaba muy cerca, ambos lo sabían. Introdujo un dedo dentro de ella y empezó a moverlo, dentro y fuera, con rapidez, curvándolo hacia arriba.
-Rick… sí…sí…justo ahí…sigue… ¡oh Diosssss!
Acarició suavemente su clítoris y luego besó sus labios con dulzura, esperando a que dejase de temblar. Poco a poco su ritmo cardiaco volvió a la normalidad. Ella sonrió, aún sintiendo el placer del poderoso orgasmo que acababa de experimentar.
-Eso ha sido…
-Me alegro. –Kate sonrió, acariciando su espalda, besándolo, hablando en su boca. –Te quiero Rick.
-Yo también. –Volvió a besarla lentamente, sabía que volvía a estar nerviosa al pensar en lo que venía a continuación, pero no la quería así, quería verla completamente relajada y feliz, justo como hacía unos minutos. Empezó a hablarle.
-Tranquila cariño, confía en mí, tranquila, relájate, vamos, haremos el amor, tranquila, será maravilloso… -La acarició suavemente, sintiendo como se iba calmando gracias a sus palabras y sus caricias. Castle se incorporó y terminó de desnudarse, liberando la erección que amenazaba con matarlo. Volvió a tumbarse sobre ella, que tenía los ojos fuertemente cerrados. Besó sus labios. –Abre los ojos mi amor, solo estamos tú y yo, mírame Kate, por favor, mírame cielo. –La inspectora estaba temblando, parecía aterrorizada. Castle acarició con ternura su rostro. –Mi amor, quiero que olvides todo en lo que estás pensando y me mires a los ojos, vamos, tranquila, eso es, mírame cariño.
Kate se perdió en la profundidad de aquellos ojos azules, que la miraban con infinita ternura, pero también con pasión y deseo. Sus ojos se mezclaban con imágenes oscuras y muy dolorosas, se retorció asustada. –No, por favor…, no…
-Shhhh, no mi amor, no dejes que te envuelva, apártalo de ti, él no está aquí, nunca volverá a estarlo, solo estoy yo, y te quiero, déjame quererte cariño, no pienses en eso, piensa en otros momentos, recuerda nuestra noche de bodas, fue una noche mágica para los dos, ¿la recuerdas?
Rick sentía como iba a estallar si no hacía algo pronto, pero le daba igual, en esos momentos no le importaba su necesidad ni su deseo, solo le importaba la felicidad de la mujer a la que quería. Iba a decirle algo más pero sintió como lentamente ella dejaba de temblar. Kate pensaba en aquella noche, cuando tras casarse delante de su familia y sus mejores amigos, Rick la había llevado a la cama y le había hecho el amor como nunca lo había hecho. Recordó cada beso, cada caricia, cada sonrisa, cada palabra. Y también recordó como lentamente había entrado en ella, despacio para después moverse con rapidez, compartiendo con ella un increíble orgasmo. Ahora no tenía miedo, recordaba esa sensación como la más agradable y hermosa que había compartido con él. No era algo sucio, era maravilloso. Una sonrisa empezó a aparecer en su rostro. Rick sonrió, aliviado y contento y la besó.
-Deja que te haga el amor, Kate.
-Hazlo.
Acarició suavemente su clítoris con su pene completamente erecto, queriendo que estuviera lista. Cuando sintió que estaba preparada la penetró, muy despacio, sin dejar de mirarla a los ojos, gimiendo al sentir como su piel, húmeda y cálida lo rodeaba. La penetró profundamente, quedándose quieto, besando sus labios.
-¿Estás bien?
-Solo dame un minuto…
-Lo que necesites. –Kate estaba bien, muy bien, pero necesitaba un tiempo para adaptarse y sentirse cómoda. Cuando se sintió lista para seguir llevó las manos hasta sus nalgas, haciéndoselo saber.
Rick gruñó y empezó a moverse primero despacio, luego con más rapidez. Las manos de ellas vagaban por su espalda, acariciándolo, las de él estaban en su pecho y en su cintura, sujetándola para darle aún mayor placer. Kate gemía incontrolablemente.
-Mmmm, Rick… Dios… sigue… mmmm…no pares… ohhhh Rick…
Rick siguió moviéndose dentro de ella, saliendo a veces para volver a entrar aún más profundamente y continuar con aquella danza, gimiendo de placer.
-Oh Kate… Kate…
Sintió como le clavaba las uñas en la espalda, incapaz de soportar más placer. Llevó su mano hasta su clítoris e hizo unos suaves movimientos circulares a su alrededor.
-¡Oh Richardddddddddd!
-¡Kateeeeeeeeeee! –Rick sintió como el orgasmo lo superaba, era demasiado placer. Se dejó caer completamente exhausto, respirando entrecortadamente, al igual que ella. Se quedaron así unos segundos, él sobre y dentro de ella, recuperando el aire. Luego salió con cuidado de su cuerpo y se tumbó a su lado, atrayéndola hacia su pecho. La miró:
-Kate…
-Ha sido maravilloso. –Suspiró feliz entre sus brazos, quedándose dormida enseguida. Rick sonrió y besó con ternura su cabello cerrando los ojos, durmiendo tranquilo sabiendo que ella volvía a ser feliz. Sí, Katherine Beckett volvía a ser feliz.
Continuará...
Dedicado especialmente a Sil, pero también a todos los que comentáis dándome ánimos para que siga.
Última edición por maria_cs el Jue Mayo 31, 2012 9:01 am, editado 4 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
Que ganas tenia ya de leer otra escena asi!! Sigue pronto!
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
Pero que bonito!
Por fin dejara la depresion a un lado y volvera a hacer la misma de siempre
ME ALEGRO POR KATE!
Buenisimo mariaa! ya no hay palabras para explicar tus capitulos!
realmente te admiro
Continuaalo pronto!!
Por fin dejara la depresion a un lado y volvera a hacer la misma de siempre
ME ALEGRO POR KATE!
Buenisimo mariaa! ya no hay palabras para explicar tus capitulos!
realmente te admiro
Continuaalo pronto!!
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Me ha encantadoooooooo! Y me ha dejado sin palabras
Yo quiero un hombre como Rick jajaja ya era hora, q los pobres ya lo estaban pasando mal!
Llevo toda la tarde estudiando y actualizando la página a la espera de este capítulo y ha merecido la pena! ha sido fantásticooooooo!
Muchas felicidades! Buenísimo, como siempre!
Un besitoo
Yo quiero un hombre como Rick jajaja ya era hora, q los pobres ya lo estaban pasando mal!
Llevo toda la tarde estudiando y actualizando la página a la espera de este capítulo y ha merecido la pena! ha sido fantásticooooooo!
Muchas felicidades! Buenísimo, como siempre!
Un besitoo
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
En primer lugar G R A C I A S !!!!!
Ahora al capitulo, al princio fue muy duro transitar la depresion de Kate, pero como siempre tiene a un HOMBRE UNICO A SU LADO
Luego, con la charla no podia podia parar de reirme!!!! Fue tan pero tan divertida, te aplaudo.
Y por ultimo, todos los cuidados de el para ella... sin palabras
FELICITACIONES
Y como siempre...quiero masssssss
Ahora al capitulo, al princio fue muy duro transitar la depresion de Kate, pero como siempre tiene a un HOMBRE UNICO A SU LADO
Luego, con la charla no podia podia parar de reirme!!!! Fue tan pero tan divertida, te aplaudo.
Y por ultimo, todos los cuidados de el para ella... sin palabras
FELICITACIONES
Y como siempre...quiero masssssss
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
espectacular !!!!!!!!!!!!!!! la charla con alexis buenissima y la "nochecita" de vicio, precioso ke alegria ke kate por fin aya dado el paso ............... castle es un sol el pobre ya tenia los hu... llenos de amor jjajajaajjajaaj
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 67 Jugando con el pequeño Rick
Castle sonrió mirándola, le encantaba verla dormir y hacía mucho que no la veía tan tranquila. Beckett aún tenía pesadillas, pero esa noche la había pasado en paz, con una dulce sonrisa en el rostro. La inspectora se agitó en sueños, Castle la miró preocupado, pero no parecía sentirse mal, al contrario… aquellos gemidos no parecían de dolor, sino de… ¿placer?
-Mmmmmmm, Rick…
Se rio, soñaba con él. Se acercó suavemente y empezó a acariciar sus piernas, llamándola en voz baja y ronca.
-Kate… despierta… -Se inclinó sobre ella y besó suavemente sus pechos, ella gimió más fuerte, aún entre sueños.
-Sí…, Rick…mmmmm…
-Vamos Kate… abre los ojos… -Empezó a acariciarla entre las piernas, mientras que besaba el punto débil de su cuello. Beckett abrió los ojos ante aquel contacto y sonrió, acariciando su espalda.
-Buenos días…
-Hola preciosa, ¿has dormido bien? –La pregunta era absurda, pensó divertido mientras que seguía acariciándola, haciendo que ella se arqueara para tener más contacto.
-Muy bien… ohhhhh… no pares…
Castle sonrió y siguió con sus caricias, mientras que se besaban. –Estabas… soñando…
-Lo sé…
-¿Me lo cuentas?
-Mejor… te lo enseño. –Con uno de sus movimientos se colocó sobre él y sonrió, besando su torso, mientras que dirigía su mano a su entrepierna. Ahora fue su turno para gemir.
-Kate…
-¿Crees que el pequeño Rick estará despierto? –Beckett lo miró maliciosamente, mientras que seguía bajando, dejando un rastro de besos.
-Pues… supongo que s… ¡dios Kate! –Su mujer acababa de envolverlo con su boca, cálida, haciéndolo cerrar los ojos y coger las sábanas con fuerza. –Kate… por favor…
-¿No te gusta, Ricky? –Ella lo miró sin levantar la cabeza, acariciándolo con su mano, con una mirada cargada de sensualidad y deseo. Él tuvo que pensar en otra cosa para aguantar.
-Oh… sí… pero si sigues no voy a… ¡joder! –Beckett volvía a tenerlo dentro de su boca, moviéndose cada vez más rápido, llevándolo a la locura. –Kate… dios… Kate… oh… Kate…
Beckett paró de golpe, sonriendo, Castle la miró con furia. Ella no le dio tiempo para quejarse, un segundo después estaban ambos unidos, haciéndolos jadear.
-Kate… Kate no voy… Kate… dios…
-Vamos Rick…mmmmmm… aguanta por mí…
Sin dejar de moverse cogió la mano de su marido y la guió hasta su clítoris. Castle la acarició con habilidad, sabiendo que ella tampoco aguantaría mucho. –Vamos Kate… Kate…
-Rick… dios… Rick… sí… ahí… mmmmmm… ¡Rick!
El orgasmo de su mujer fue suficiente para provocarle otro a él. Beckett se dejó caer agotada, pero con una enorme sonrisa en la cara.
-Dios Kate… eres increíble.
-Ha estado bien, ¿eh?
-¿Bien? –Ambos sonrieron, Castle acarició tiernamente su cabello. –Me alegro de que vuelvas a ser feliz. –Ella lo miró y lo besó. –Todo gracias a ti.
-No cariño, el mérito es tuyo, admiro tu fortaleza, eres extraordinaria Kate.
Estuvieron un rato abrazados en la cama, sin moverse, hasta que él se levantó. –Voy a hacer el desayuno, ¿te apetece algo en especial?
-¿Gofres?
-Marchando.
Beckett se quedó en la cama, sin dejar de sonreír. Esa noche había sido maravillosa, aún no se podía creer que hubiera esperado para aquello. Recordó que debía llamar a Lanie, pero prefería hablar con ella en persona, así que se limitó a mandarle un mensaje.
“Tenías razón, ya te contaré cuando vuelva.”
Dos minutos después ella recibía otro.
“FELICIDADES y dile a Castle que recupere el tiempo perdido.”
Se rio divertida mientras que se levantaba de la cama y se ponía la bata. Lucía seguía dormida, era temprano. La acarició dulcemente y luego bajó a la cocina, olía de maravilla. Castle estaba sirviendo la comida en la mesa de la cocina, gofres con nata montada y chocolate, zumo y café helado con nata. Se sentó mirándolo. -¿Quieres hacerme engordar?
-Hoy es un día especial, te mereces este desayuno, así que disfruta.
Disfrutaron del desayuno entre besos y sonrisas. Luego Beckett recogió la mesa mientras que Castle iba a por la niña y la bañaba. Mientras que le daban el biberón planearon el día.
-Entonces, ¿quieres ir al centro comercial?
-Sí, podemos comer allí y si quieres luego vamos a la playa, Lucía se lo está pasando genial cogiendo caracolas.
-Bien, entonces voy a ducharme. –Le dio un beso y la dejó con la niña. Cuando estuvieron listos fueron al centro comercial; compraron ropa para Lucía, vestidos playeros y un gracioso gatito que gateaba y cantaba. La niña ya no paraba quieta y ahora se lo pasaría genial con el juguete. Castle se compró un bañador nuevo y unas chanclas, Beckett por su parte no se compró nada, o eso creía él.
-Esto está delicioso.
-Desde luego, el marisco de aquí siempre está increíble.
Beckett terminó de comer y luego se levantó. –Voy un momento al baño, ahora vengo.
-Vale.
¿El rojo o el turquesa?, aunque este negro tampoco está mal… Beckett miraba indecisa los conjuntos de lencería. La dependienta se acercó. -¿Dudando?
-No sé cual llevarme…
-¿Está de vacaciones con su novio?
-Mi marido.
-Llévese los tres, créame, serán las mejores vacaciones de su vida, además le puedo hacer algún descuento.
-Creo que voy a hacerle caso.
Salió de la tienda guardando la lencería en su bolso, quería que fuera una sorpresa. Castle le sonrió. -¿Quieres postre?
-La verdad es que no me apetece, prefiero un café. –Pidieron un café y una porción de tarta de limón.
El resto de la tarde lo pasaron en la playa, jugando con Lucía. A la niña le encantaba jugar en la arena, pero en cuanto alguno de los dos la acercaba al agua se ponía a patalear y a llorar.
-Vamos, hace mucha calor, solo te vamos a mojar un poquito. –La pequeña siguió llorando con más fuerza, Beckett la miró con pena.
-Déjala Rick, si no quiere, da igual.
Castle desistió. –Con lo que le gusta el agua…
-No es lo mismo, esto la asusta…
Unas horas después estaban los tres cenando, Castle le daba el potito a la niña, que comía en la trona sin dejar de reírse. –Eso es, que simpática es mi niña, toma. –Dejó el tarro vacio y cogió el yogur. Beckett sonrió. –Rick, ¿cuándo termines puedes acostarla tú?, yo recojo todo esto.
-Vale… -¿En qué estará pensado?, la miró con curiosidad.
Media hora después Castle entró en la habitación buscándola.
-¿Kate?, ¿estás aquí?
-Hola… -Lo saludó con un ronroneo sensual, dejando caer la bata que llevaba puesta, dejando a la vista un increíble y sexy conjunto de lencería de color rojo fuego. El tanga era diminuto y con transparencias por delante y el sujetador, de encaje, obligaba forzosamente a dirigir la vista a sus pechos. -¿Te gusta? -Castle se quedó con la boca abierta, toda la sangre había bajado a su entrepierna. El pequeño Rick empezó a discutir con él.
-Vamos, joder, no te quedes ahí con la boca abierta, ¡dile algo!
-Estás…, estás…, estás…
-¿Te ha comido la lengua el gato?
-Sí… digo no… quiero decir…
-Tío, eres patético, déjame salir a mí, que se cómo manejar la situación.
-¡Calla!
-¿Perdón?
–No, no era a ti.
-Rick, ¿estás bien?
-Yo… genial…
-Entonces, ¿te gusta?, es un regalo para ti. –Se acercó a él lentamente, moviendo sugerentemente las caderas haciendo que el pequeño Rick protestara de nuevo.
-¡Joder!, mírala, quiere provocarnos, venga tío, ¡demuéstrale quien manda!
-Kate estás…
-Venga amigo, tú puedes, ¡díselo!
-Joder Kate, ¡estás buenísima!
-¡Ese es mi chico!, venga, ahora deja que salga yo.
Beckett sonrió y le echó los brazos al cuello, mientras que enredaba sus piernas en su cuerpo. –Ricky… vamos… a recuperar… el tiempo… perdido… ¿vale?
-Vale. –Se sentó en el borde de la cama con ella y empezó a besarla en el cuello mientras que llevaba las manos a sus nalgas, apretándolas. Ella gimió y le quitó la camiseta y acarició su espalda. Castle desabrochó su sujetador y llevó uno de sus pezones a la boca, mientras que acariciaba el otro.
-Rick…ohhhh…
-Kate… -Castle siguió besándola y luego se levantó, dejándola en la cama, mientras que se desnudaba con rapidez, haciendo que el pequeño Rick saludase a Beckett alegremente. Ella se quitó el tanga, no quería esperar ni un segundo más. Se mordió el labio inferior, sabiendo que ese gesto lo volvía loco y empezó a masajearlo, con un movimiento rápido y sensual.
-Kate…
-Vamos Ricky, ven aquí
Él se rio, esa mujer lo iba a volver loco. La acercó hasta el borde la cama y colocando sus piernas en sus hombros la penetró con un movimiento suave pero profundo. Gritaron de placer.
-Rick, sí… sí…
Se movió con rapidez dentro de ella, sintiendo como tenía su primer orgasmo. Le dio unos segundos para relajarse y luego se apartó, mirándola con los ojos oscurecidos por el deseo. Ella sonrió y se dio la vuelta, ofreciéndole una vista increíble. Castle respiró profundamente para controlarse y la penetró por detrás, iniciando un movimiento cada vez más acelerado. Él no podía más, necesitaba la liberación con desesperación, acarició su clítoris provocando que Kate gritara como nunca, mientras que sus paredes internas lo apretaban torturándole. Gritó de placer, mientras que ella seguía temblando.
-¡Ohhhhhhhh Rick!
-¡Katherineeeeeeeeeee!
Se tumbó a su lado, ella se dejó caer boca abajo, agotada. –Rick… esto ha sido…
-Lo sé, gracias por mi regalo, me encanta.
-Lo sé, me he dado cuenta.
Ambos se rieron, él la acercó a ella y la besó. –Te quiero Kate.
-Yo también te quiero Ricky.
Continuará…
Lo escrito en cursiva era del pequeño Rick, por si las dudas, gracias por leer
Castle sonrió mirándola, le encantaba verla dormir y hacía mucho que no la veía tan tranquila. Beckett aún tenía pesadillas, pero esa noche la había pasado en paz, con una dulce sonrisa en el rostro. La inspectora se agitó en sueños, Castle la miró preocupado, pero no parecía sentirse mal, al contrario… aquellos gemidos no parecían de dolor, sino de… ¿placer?
-Mmmmmmm, Rick…
Se rio, soñaba con él. Se acercó suavemente y empezó a acariciar sus piernas, llamándola en voz baja y ronca.
-Kate… despierta… -Se inclinó sobre ella y besó suavemente sus pechos, ella gimió más fuerte, aún entre sueños.
-Sí…, Rick…mmmmm…
-Vamos Kate… abre los ojos… -Empezó a acariciarla entre las piernas, mientras que besaba el punto débil de su cuello. Beckett abrió los ojos ante aquel contacto y sonrió, acariciando su espalda.
-Buenos días…
-Hola preciosa, ¿has dormido bien? –La pregunta era absurda, pensó divertido mientras que seguía acariciándola, haciendo que ella se arqueara para tener más contacto.
-Muy bien… ohhhhh… no pares…
Castle sonrió y siguió con sus caricias, mientras que se besaban. –Estabas… soñando…
-Lo sé…
-¿Me lo cuentas?
-Mejor… te lo enseño. –Con uno de sus movimientos se colocó sobre él y sonrió, besando su torso, mientras que dirigía su mano a su entrepierna. Ahora fue su turno para gemir.
-Kate…
-¿Crees que el pequeño Rick estará despierto? –Beckett lo miró maliciosamente, mientras que seguía bajando, dejando un rastro de besos.
-Pues… supongo que s… ¡dios Kate! –Su mujer acababa de envolverlo con su boca, cálida, haciéndolo cerrar los ojos y coger las sábanas con fuerza. –Kate… por favor…
-¿No te gusta, Ricky? –Ella lo miró sin levantar la cabeza, acariciándolo con su mano, con una mirada cargada de sensualidad y deseo. Él tuvo que pensar en otra cosa para aguantar.
-Oh… sí… pero si sigues no voy a… ¡joder! –Beckett volvía a tenerlo dentro de su boca, moviéndose cada vez más rápido, llevándolo a la locura. –Kate… dios… Kate… oh… Kate…
Beckett paró de golpe, sonriendo, Castle la miró con furia. Ella no le dio tiempo para quejarse, un segundo después estaban ambos unidos, haciéndolos jadear.
-Kate… Kate no voy… Kate… dios…
-Vamos Rick…mmmmmm… aguanta por mí…
Sin dejar de moverse cogió la mano de su marido y la guió hasta su clítoris. Castle la acarició con habilidad, sabiendo que ella tampoco aguantaría mucho. –Vamos Kate… Kate…
-Rick… dios… Rick… sí… ahí… mmmmmm… ¡Rick!
El orgasmo de su mujer fue suficiente para provocarle otro a él. Beckett se dejó caer agotada, pero con una enorme sonrisa en la cara.
-Dios Kate… eres increíble.
-Ha estado bien, ¿eh?
-¿Bien? –Ambos sonrieron, Castle acarició tiernamente su cabello. –Me alegro de que vuelvas a ser feliz. –Ella lo miró y lo besó. –Todo gracias a ti.
-No cariño, el mérito es tuyo, admiro tu fortaleza, eres extraordinaria Kate.
Estuvieron un rato abrazados en la cama, sin moverse, hasta que él se levantó. –Voy a hacer el desayuno, ¿te apetece algo en especial?
-¿Gofres?
-Marchando.
Beckett se quedó en la cama, sin dejar de sonreír. Esa noche había sido maravillosa, aún no se podía creer que hubiera esperado para aquello. Recordó que debía llamar a Lanie, pero prefería hablar con ella en persona, así que se limitó a mandarle un mensaje.
“Tenías razón, ya te contaré cuando vuelva.”
Dos minutos después ella recibía otro.
“FELICIDADES y dile a Castle que recupere el tiempo perdido.”
Se rio divertida mientras que se levantaba de la cama y se ponía la bata. Lucía seguía dormida, era temprano. La acarició dulcemente y luego bajó a la cocina, olía de maravilla. Castle estaba sirviendo la comida en la mesa de la cocina, gofres con nata montada y chocolate, zumo y café helado con nata. Se sentó mirándolo. -¿Quieres hacerme engordar?
-Hoy es un día especial, te mereces este desayuno, así que disfruta.
Disfrutaron del desayuno entre besos y sonrisas. Luego Beckett recogió la mesa mientras que Castle iba a por la niña y la bañaba. Mientras que le daban el biberón planearon el día.
-Entonces, ¿quieres ir al centro comercial?
-Sí, podemos comer allí y si quieres luego vamos a la playa, Lucía se lo está pasando genial cogiendo caracolas.
-Bien, entonces voy a ducharme. –Le dio un beso y la dejó con la niña. Cuando estuvieron listos fueron al centro comercial; compraron ropa para Lucía, vestidos playeros y un gracioso gatito que gateaba y cantaba. La niña ya no paraba quieta y ahora se lo pasaría genial con el juguete. Castle se compró un bañador nuevo y unas chanclas, Beckett por su parte no se compró nada, o eso creía él.
-Esto está delicioso.
-Desde luego, el marisco de aquí siempre está increíble.
Beckett terminó de comer y luego se levantó. –Voy un momento al baño, ahora vengo.
-Vale.
¿El rojo o el turquesa?, aunque este negro tampoco está mal… Beckett miraba indecisa los conjuntos de lencería. La dependienta se acercó. -¿Dudando?
-No sé cual llevarme…
-¿Está de vacaciones con su novio?
-Mi marido.
-Llévese los tres, créame, serán las mejores vacaciones de su vida, además le puedo hacer algún descuento.
-Creo que voy a hacerle caso.
Salió de la tienda guardando la lencería en su bolso, quería que fuera una sorpresa. Castle le sonrió. -¿Quieres postre?
-La verdad es que no me apetece, prefiero un café. –Pidieron un café y una porción de tarta de limón.
El resto de la tarde lo pasaron en la playa, jugando con Lucía. A la niña le encantaba jugar en la arena, pero en cuanto alguno de los dos la acercaba al agua se ponía a patalear y a llorar.
-Vamos, hace mucha calor, solo te vamos a mojar un poquito. –La pequeña siguió llorando con más fuerza, Beckett la miró con pena.
-Déjala Rick, si no quiere, da igual.
Castle desistió. –Con lo que le gusta el agua…
-No es lo mismo, esto la asusta…
Unas horas después estaban los tres cenando, Castle le daba el potito a la niña, que comía en la trona sin dejar de reírse. –Eso es, que simpática es mi niña, toma. –Dejó el tarro vacio y cogió el yogur. Beckett sonrió. –Rick, ¿cuándo termines puedes acostarla tú?, yo recojo todo esto.
-Vale… -¿En qué estará pensado?, la miró con curiosidad.
Media hora después Castle entró en la habitación buscándola.
-¿Kate?, ¿estás aquí?
-Hola… -Lo saludó con un ronroneo sensual, dejando caer la bata que llevaba puesta, dejando a la vista un increíble y sexy conjunto de lencería de color rojo fuego. El tanga era diminuto y con transparencias por delante y el sujetador, de encaje, obligaba forzosamente a dirigir la vista a sus pechos. -¿Te gusta? -Castle se quedó con la boca abierta, toda la sangre había bajado a su entrepierna. El pequeño Rick empezó a discutir con él.
-Vamos, joder, no te quedes ahí con la boca abierta, ¡dile algo!
-Estás…, estás…, estás…
-¿Te ha comido la lengua el gato?
-Sí… digo no… quiero decir…
-Tío, eres patético, déjame salir a mí, que se cómo manejar la situación.
-¡Calla!
-¿Perdón?
–No, no era a ti.
-Rick, ¿estás bien?
-Yo… genial…
-Entonces, ¿te gusta?, es un regalo para ti. –Se acercó a él lentamente, moviendo sugerentemente las caderas haciendo que el pequeño Rick protestara de nuevo.
-¡Joder!, mírala, quiere provocarnos, venga tío, ¡demuéstrale quien manda!
-Kate estás…
-Venga amigo, tú puedes, ¡díselo!
-Joder Kate, ¡estás buenísima!
-¡Ese es mi chico!, venga, ahora deja que salga yo.
Beckett sonrió y le echó los brazos al cuello, mientras que enredaba sus piernas en su cuerpo. –Ricky… vamos… a recuperar… el tiempo… perdido… ¿vale?
-Vale. –Se sentó en el borde de la cama con ella y empezó a besarla en el cuello mientras que llevaba las manos a sus nalgas, apretándolas. Ella gimió y le quitó la camiseta y acarició su espalda. Castle desabrochó su sujetador y llevó uno de sus pezones a la boca, mientras que acariciaba el otro.
-Rick…ohhhh…
-Kate… -Castle siguió besándola y luego se levantó, dejándola en la cama, mientras que se desnudaba con rapidez, haciendo que el pequeño Rick saludase a Beckett alegremente. Ella se quitó el tanga, no quería esperar ni un segundo más. Se mordió el labio inferior, sabiendo que ese gesto lo volvía loco y empezó a masajearlo, con un movimiento rápido y sensual.
-Kate…
-Vamos Ricky, ven aquí
Él se rio, esa mujer lo iba a volver loco. La acercó hasta el borde la cama y colocando sus piernas en sus hombros la penetró con un movimiento suave pero profundo. Gritaron de placer.
-Rick, sí… sí…
Se movió con rapidez dentro de ella, sintiendo como tenía su primer orgasmo. Le dio unos segundos para relajarse y luego se apartó, mirándola con los ojos oscurecidos por el deseo. Ella sonrió y se dio la vuelta, ofreciéndole una vista increíble. Castle respiró profundamente para controlarse y la penetró por detrás, iniciando un movimiento cada vez más acelerado. Él no podía más, necesitaba la liberación con desesperación, acarició su clítoris provocando que Kate gritara como nunca, mientras que sus paredes internas lo apretaban torturándole. Gritó de placer, mientras que ella seguía temblando.
-¡Ohhhhhhhh Rick!
-¡Katherineeeeeeeeeee!
Se tumbó a su lado, ella se dejó caer boca abajo, agotada. –Rick… esto ha sido…
-Lo sé, gracias por mi regalo, me encanta.
-Lo sé, me he dado cuenta.
Ambos se rieron, él la acercó a ella y la besó. –Te quiero Kate.
-Yo también te quiero Ricky.
Continuará…
Lo escrito en cursiva era del pequeño Rick, por si las dudas, gracias por leer
Última edición por maria_cs el Sáb Jun 02, 2012 7:23 am, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
Mariaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Veo que estamos recuperando el tiempo perdido!!!!!!!!!!!
Buenisimoooooooooooooooooo, me encantoooooooooo!!!!
Sigueloooooooooo
Veo que estamos recuperando el tiempo perdido!!!!!!!!!!!
Buenisimoooooooooooooooooo, me encantoooooooooo!!!!
Sigueloooooooooo
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Gracias Maria... este par ya tenían que empezar a recuperar el tiempo
y como siempre cosa que no me casaré de decirte TE QUEDO SUPER
y como siempre cosa que no me casaré de decirte TE QUEDO SUPER
Re: (¿+18?) La tormenta
hahahaha el pequeño Rick! ha sido genial el
capitulo!!
Sabia qe no nos ibas a dejar sin capitulo (: excelentee mariaa
ya no tiene caso repetirlo... simplemente escribes maravilloso
veengaa unoo prontoo (:
capitulo!!
Sabia qe no nos ibas a dejar sin capitulo (: excelentee mariaa
ya no tiene caso repetirlo... simplemente escribes maravilloso
veengaa unoo prontoo (:
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Sin palabras... Salvo estas:
Dios mioooo!!! Amo tu fic!! Es Increible!!
Continua...
Dios mioooo!!! Amo tu fic!! Es Increible!!
Continua...
María Caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 19/05/2012
Edad : 24
Localización : Madrid-España
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 68 (No sé que título poner)
-Bueno, entonces, ¿qué tal esas vacaciones? –Amanda los miró sonriendo.
-Increíbles.
-¿En serio?, ¿por qué?
-Hicimos el amor. –Beckett parecía ser la mujer más feliz del mundo, Castle estaba encantado de verla así y a Amanda parecía que le había tocado la lotería.
-¡Eso es genial!, ¿Cuántas veces?
-No las contamos, pero fue increíble. –Beckett sonrió.
-¿Muchos orgasmos? –Castle la miró indignado, será cotilla, pensó.
-Muchísimos. –Ambas mujeres se rieron alegremente, Castle puso mala cara.
-Bueno, entonces dime, ¿te ha merecido la pena intentarlo?
-Desde luego.
-Genial, eso es genial. Ahora dime, ¿has recuperado totalmente el apetito sexual?
-Sí.
-¿Felaciones, sexo anal, esposas, vendas, cunnilingus?
Castle la miró ahora enfadado. -¿Pero qué clase de preguntas son esas? y ¿usted como lo sabe?
-Lanie es mi prima, me lo cuenta todo.
El escritor maldijo mentalmente a la forense. Beckett la miró nerviosa. –Pues aún no lo hemos probado todo…
-¿Pero querrías?
-Menos lo de las esposas… sí, supongo que sí.
-Entiendo, ¿te da miedo sentirte atada?, antes lo disfrutabas.
-Él me ató… me tuvo atada cuatro días a esa cama… no quiero volver a sentirme así nunca más…
Castle apretó su mano suavemente, mirándola con cariño.
-Kate, tienes que disociar la agresión con hacer el amor. De la misma manera que ves la penetración como un acto de amor, tienes que ver esas esposas como algo igual, al fin y al cabo las usáis para disfrutar ¿no?
-Creo que necesito tiempo…
-Tomate el tiempo que necesites, recuerda que no puedes forzarte a ti misma, mientras sigue disfrutando del pequeño Rick todo lo que puedas. –Dijo esto último mirando burlona a Castle, que puso cara de niño pequeño.
-¡Oh venga ya!, ¿por qué disfruta metiéndose conmigo?
-No se lo tome como algo personal, lo hago con todos los maridos de mis pacientes.
-Ya me quedo más tranquilo… -Beckett le dirigió una mirada de advertencia.
-Amanda, Rick y yo queríamos invitarte a cenar esta noche, vendrán Lanie y Esposito, puedes traer a tu marido si quieres.
-Acepto encantada, se lo diré a mi marido.
-Genial, así podre decirle como te metes con él en estas sesiones.
Beckett lo miró fijamente, Amanda sonrió. –Señor Castle, de la misma manera que estoy ayudando a su mujer a superar este trauma, puedo provocarle uno a usted en cinco minutos.
-¿A sí?, ¿qué clase de trauma?, ¡doctora Sabelotodo!
-Uno que conseguirá que el pequeño Rick caiga en un coma profundo, para siempre, siempre, siempre.
Castle la miró horrorizado, Beckett los miraba discutir intentado aguantar la risa, parecían dos niños pequeños, aquellas sesiones eran divertidas precisamente por la forma en que se trataban.
-Es usted una bruja.
-Gracias, usted también me cae genial.
-Vale ya, niños. –Beckett se rio divertida.
-Bueno, iré a cenar encantada, ahora sigamos con lo nuestro. Kate, ¿sigues teniendo pesadillas?
-A veces… pero normalmente tengo sueños mucho más agradables.
-¿Con agradables quieres decir eróticos?
¡Pero que tiene esta mujer con nuestra vida sexual! Pensó Castle.
-Tío calla, no me pongas en peligro.
-¡Tú calla!
-¿Perdona?
-No era a ti, cielo.
-Responde Kate.
-Algunos sí.
-Bien ¿y los otros?
-Sueño con mi familia, somos felices, todo está bien, incluso sueño que…
-¿Sí?
-Que tenemos otro hijo. –Castle la miró sorprendido, ella le correspondió con nerviosismo.
-Kate, ¿quieres tener otro hijo?
-Pues… ahora no, pero no sé, puede que algún día…
Castle sonrió, besándola. –Algún día.
Amanda les dio unos minutos de intimidad y apuntó algo en su libreta, luego llamó su atención.
-Bueno, entonces creo que voy a retirarte las pastillas para los nervios, no de golpe, pero irás dejándolas poco a poco.
-¿Y si vuelvo a tener pesadillas?
-Las pastillas no evitan que tengas pesadillas, solo te calman los nervios y te ayudan a calmarte, ahora te sientes mejor y tienes a tu marido para ayudarte a calmarte, coincidirás conmigo que el sexo es mejor que las pastillas.
Ambas se rieron.
-De acuerdo, probaremos qué tal te va esta semana bajando la dosis y la semana que viene empezaremos a trata el tema de la vuelta al trabajo, creo que ya estás lista para ello.
-Vale… -No estaba muy segura de ello, pero tenía que intentarlo, quería recuperar su vida.
-Bien, entonces lo dejamos así, reduce la dosis a una pastilla cada dos días e intenta retomar vuestros juegos sexuales, no te fuerces, pero cuando te sientas lista inténtalo, no hace falta que empieces con las esposas, prueba con las vendas, es una muestra de confianza.
-Lo intentaré…
-Bueno, pues hoy hemos acabado, ¿nos vemos esta noche?
-Claro, a las nueve.
-Hasta luego, entonces.
Cuando llegaron a casa Castle estaba muy callado. Beckett lo miró preocupada.
-Rick, ¿estás enfadado por los comentarios de Amanda?
-¿Qué?, no, no, tranquila, sé que lo hace para que te sientas bien y animada, no te preocupes.
-Entonces, ¿qué te pasa?
-He estado pensando en lo de volver al trabajo… -Tenía que sacar el tema con cuidado, sabía que ella seguía dudando sobre ese tema.
-Rick… ¿no podemos dejar ese tema para la semana que viene?, por favor. –Suplicó, Castle suspiró.
-Está bien, pero la semana que viene vamos a tener que hablar de esto, ¿de acuerdo?
-Vale, gracias cielo.
-Y otra cosa… quiero que sepas que contigo el sexo es increíble, y que no necesito atarte para ello, si no quieres, yo nunca te voy a exigir nada.
-Lo sé, pero creo que debo intentarlo… por mí… aunque aún no estoy lista para eso.
-Esperemos entonces, total, las esposas en la cómoda no molestan a nadie.
Ella sonrió, se acercó a él divertida. –No sabes la gracia que me ha hecho lo de dejar al pequeño Rick en coma.
-No lo digas ni en broma… -Castle fingió un estremecimiento. -…¿que harías tu sin el pequeño Rick? ¿eh?
-No sé Castle, la industria de los vibradores ha mejorado mucho… -Se marchó dejándolo parado con la boca abierta, cuando reaccionó ella ya estaba arriba, dándose una ducha.
-¡Estarás de broma, ¿no?! -no obtuvo respuesta, pero sabía que lo había oído.
-¿De broma?, de broma, me quiere sustituir por un cacharro a pilas, ya estás subiendo y demostrándole lo que valgo, ¡vamos!
Castle subió las escaleras, se desnudó con rapidez y se metió en la bañera con ella, cogiéndole los pechos desde atrás. Ella sonrió cuando sintió sus labios en su cuello.
-El pequeño Rick está muy enfadado contigo, deberías pedirle disculpas.
-Oh, vamos, dile que era broma.
-A mí no me quiere escuchar, díselo tú…
Beckett se dio la vuelta y mirándolo sensualmente empezó a estimularlo con la mano, con rápidos movimientos, de arriba a abajo. Cuando estaba completamente erecto sonrió y lo rodeó con las piernas, ayudada por él. Castle realizó unas embestidas excitantes y rápidas, sin dejar de susurrarle lo mucho que la quería y lo increíble que era, haciéndola gemir y jadear de placer, gritando su nombre una y otra vez.
-Oh Rick, Ricky…, Rick… sigue así cariño… vamos más rápido…
No se hizo de rogar, se movió cada vez más rápido y mordió su cuello, dejándole una marca, haciéndola llegar al orgasmo, sintiendo como clavaba sus uñas en su espalda.
Ella se dejó caer lentamente, aún sin aire.
-Dios… Ricky… eres increíble…
-Entonces… del vibrador… te olvidas… ¿no?
Ambos se rieron. Se enjabonaron el uno al otro y luego fueron a hacer la compra para la cena de esa noche, comiendo en un restaurante. Estuvieron el resto de la tarde en la cocina, cocinando juntos entre besos y con unas copas de vino. Castle estaba muy atractivo con su delantal, pensó ella. El móvil sonó interrumpiendo sus pensamientos.
-¿Martha?
-Hola querida, solo te llamaba para decirte que no hace falta que vengáis mañana a por Lucía, yo os la llevaré.
-Vaya, gracias, ¿está bien?
-Sí, está genial, dormida como un angelito. El que no está tan bien es tu padre, lleva todo el día agachado junto a ella y ahora le duele la espalda.
-Pero… ¿es grave? –Preguntó preocupada.
-No querida, tranquila, una bolsa caliente y un masaje y como nuevo, bueno nos vemos mañana, disfrutad de la cena.
-Gracias Martha.
Una hora después estaban los seis cenando, entre risas. El marido de Amanda era muy simpático, más o menos tendría la edad de Castle.
-Bueno Rick, dime, ¿cómo te trata Maddie en la terapia?
Castle se rio, Amanda se adelantó. –Lo trato como una bruja, pero ambos sabemos que es por la terapia, verdad ¿Ricky?
-Sí, por supuesto, aunque lo del coma profundo ha sido cruel…
-¿Coma profundo? –Lanie los miró con curiosidad, Beckett explicó haciendo reír a todos menos a Castle, claro.
-Vamos, no tiene gracia, ha sido muy cruel.
-Tranquilo Rick, ladro mucho pero no muerdo, el pequeño Rick está a salvo.
-Mejor.
La cena fue divertida, tranquila, amena. Amanda y su marido eran increíbles, ambos se habían convertido en buenos amigos de la familia en solo una noche.
-Bueno, es tarde, tenemos que irnos. Adiós prima. –Se despidieron de todos y sonriendo se marcharon. Castle sacó una botella de vodka y les tendió unas copas a Lanie y a Beckett, mientras que Esposito repartía las cartas en la mesa de póker.
-Bueno Kate, ¿dinos qué tal las vacaciones?
-Han sido estupendas, las próximas podríais venir con nosotros, la casa es grande.
-¡Haberlo dicho antes!
-La verdad es que queríamos pasar esas dos semanas los dos solos con la niña, pero el último fin de semana de agosto volveremos, venid entonces con los gemelos, podemos alquilar un barco.
-¡Si invitas tú!
-¡Javi!
-¿Qué?, ¿de qué sirven los amigos ricos si no puedes aprovecharte de ellos?
Castle se rio, mientras que Lanie pellizcaba a Esposito. Beckett contuvo un bostezo.
-¿Estás cansada cielo?, será mejor que nos vayamos ya, te llamaré mañana.
-Vale, nos vemos Lanie.
-Nos vemos chicos y que conste que no voy a olvidar lo del barco.
-Tranquilo Javi, es una promesa, pero no te extrañes si acabas en el agua.
-¿Quieres que convenza a Amanda para que te la deje en coma?
Las dos mujeres se rieron, Castle puso cara de niño chico.
-¡Anda largo de aquí!
Cuando se fueron Beckett seguía riendo. Castle hizo un puchero.
-Deja de reírte, me lo vais a acabar traumatizando, ¿no os da pena?
-¡Eso! ¿no os doy pena?
-Tranquilo cariño, si se durmiera yo lo despertaría, puede que con nata. –Le dio un beso y subió las escaleras. -¿Vienes?
No hizo falta que le repitiera la pregunta.
Continuará…
Esto se acaba prontito... entramos en la recta final... mañana las cosas se ponen interesantes... mientras espero que os esteis divirtiendo con el pequeño Rick
Gracias por leer
-Bueno, entonces, ¿qué tal esas vacaciones? –Amanda los miró sonriendo.
-Increíbles.
-¿En serio?, ¿por qué?
-Hicimos el amor. –Beckett parecía ser la mujer más feliz del mundo, Castle estaba encantado de verla así y a Amanda parecía que le había tocado la lotería.
-¡Eso es genial!, ¿Cuántas veces?
-No las contamos, pero fue increíble. –Beckett sonrió.
-¿Muchos orgasmos? –Castle la miró indignado, será cotilla, pensó.
-Muchísimos. –Ambas mujeres se rieron alegremente, Castle puso mala cara.
-Bueno, entonces dime, ¿te ha merecido la pena intentarlo?
-Desde luego.
-Genial, eso es genial. Ahora dime, ¿has recuperado totalmente el apetito sexual?
-Sí.
-¿Felaciones, sexo anal, esposas, vendas, cunnilingus?
Castle la miró ahora enfadado. -¿Pero qué clase de preguntas son esas? y ¿usted como lo sabe?
-Lanie es mi prima, me lo cuenta todo.
El escritor maldijo mentalmente a la forense. Beckett la miró nerviosa. –Pues aún no lo hemos probado todo…
-¿Pero querrías?
-Menos lo de las esposas… sí, supongo que sí.
-Entiendo, ¿te da miedo sentirte atada?, antes lo disfrutabas.
-Él me ató… me tuvo atada cuatro días a esa cama… no quiero volver a sentirme así nunca más…
Castle apretó su mano suavemente, mirándola con cariño.
-Kate, tienes que disociar la agresión con hacer el amor. De la misma manera que ves la penetración como un acto de amor, tienes que ver esas esposas como algo igual, al fin y al cabo las usáis para disfrutar ¿no?
-Creo que necesito tiempo…
-Tomate el tiempo que necesites, recuerda que no puedes forzarte a ti misma, mientras sigue disfrutando del pequeño Rick todo lo que puedas. –Dijo esto último mirando burlona a Castle, que puso cara de niño pequeño.
-¡Oh venga ya!, ¿por qué disfruta metiéndose conmigo?
-No se lo tome como algo personal, lo hago con todos los maridos de mis pacientes.
-Ya me quedo más tranquilo… -Beckett le dirigió una mirada de advertencia.
-Amanda, Rick y yo queríamos invitarte a cenar esta noche, vendrán Lanie y Esposito, puedes traer a tu marido si quieres.
-Acepto encantada, se lo diré a mi marido.
-Genial, así podre decirle como te metes con él en estas sesiones.
Beckett lo miró fijamente, Amanda sonrió. –Señor Castle, de la misma manera que estoy ayudando a su mujer a superar este trauma, puedo provocarle uno a usted en cinco minutos.
-¿A sí?, ¿qué clase de trauma?, ¡doctora Sabelotodo!
-Uno que conseguirá que el pequeño Rick caiga en un coma profundo, para siempre, siempre, siempre.
Castle la miró horrorizado, Beckett los miraba discutir intentado aguantar la risa, parecían dos niños pequeños, aquellas sesiones eran divertidas precisamente por la forma en que se trataban.
-Es usted una bruja.
-Gracias, usted también me cae genial.
-Vale ya, niños. –Beckett se rio divertida.
-Bueno, iré a cenar encantada, ahora sigamos con lo nuestro. Kate, ¿sigues teniendo pesadillas?
-A veces… pero normalmente tengo sueños mucho más agradables.
-¿Con agradables quieres decir eróticos?
¡Pero que tiene esta mujer con nuestra vida sexual! Pensó Castle.
-Tío calla, no me pongas en peligro.
-¡Tú calla!
-¿Perdona?
-No era a ti, cielo.
-Responde Kate.
-Algunos sí.
-Bien ¿y los otros?
-Sueño con mi familia, somos felices, todo está bien, incluso sueño que…
-¿Sí?
-Que tenemos otro hijo. –Castle la miró sorprendido, ella le correspondió con nerviosismo.
-Kate, ¿quieres tener otro hijo?
-Pues… ahora no, pero no sé, puede que algún día…
Castle sonrió, besándola. –Algún día.
Amanda les dio unos minutos de intimidad y apuntó algo en su libreta, luego llamó su atención.
-Bueno, entonces creo que voy a retirarte las pastillas para los nervios, no de golpe, pero irás dejándolas poco a poco.
-¿Y si vuelvo a tener pesadillas?
-Las pastillas no evitan que tengas pesadillas, solo te calman los nervios y te ayudan a calmarte, ahora te sientes mejor y tienes a tu marido para ayudarte a calmarte, coincidirás conmigo que el sexo es mejor que las pastillas.
Ambas se rieron.
-De acuerdo, probaremos qué tal te va esta semana bajando la dosis y la semana que viene empezaremos a trata el tema de la vuelta al trabajo, creo que ya estás lista para ello.
-Vale… -No estaba muy segura de ello, pero tenía que intentarlo, quería recuperar su vida.
-Bien, entonces lo dejamos así, reduce la dosis a una pastilla cada dos días e intenta retomar vuestros juegos sexuales, no te fuerces, pero cuando te sientas lista inténtalo, no hace falta que empieces con las esposas, prueba con las vendas, es una muestra de confianza.
-Lo intentaré…
-Bueno, pues hoy hemos acabado, ¿nos vemos esta noche?
-Claro, a las nueve.
-Hasta luego, entonces.
Cuando llegaron a casa Castle estaba muy callado. Beckett lo miró preocupada.
-Rick, ¿estás enfadado por los comentarios de Amanda?
-¿Qué?, no, no, tranquila, sé que lo hace para que te sientas bien y animada, no te preocupes.
-Entonces, ¿qué te pasa?
-He estado pensando en lo de volver al trabajo… -Tenía que sacar el tema con cuidado, sabía que ella seguía dudando sobre ese tema.
-Rick… ¿no podemos dejar ese tema para la semana que viene?, por favor. –Suplicó, Castle suspiró.
-Está bien, pero la semana que viene vamos a tener que hablar de esto, ¿de acuerdo?
-Vale, gracias cielo.
-Y otra cosa… quiero que sepas que contigo el sexo es increíble, y que no necesito atarte para ello, si no quieres, yo nunca te voy a exigir nada.
-Lo sé, pero creo que debo intentarlo… por mí… aunque aún no estoy lista para eso.
-Esperemos entonces, total, las esposas en la cómoda no molestan a nadie.
Ella sonrió, se acercó a él divertida. –No sabes la gracia que me ha hecho lo de dejar al pequeño Rick en coma.
-No lo digas ni en broma… -Castle fingió un estremecimiento. -…¿que harías tu sin el pequeño Rick? ¿eh?
-No sé Castle, la industria de los vibradores ha mejorado mucho… -Se marchó dejándolo parado con la boca abierta, cuando reaccionó ella ya estaba arriba, dándose una ducha.
-¡Estarás de broma, ¿no?! -no obtuvo respuesta, pero sabía que lo había oído.
-¿De broma?, de broma, me quiere sustituir por un cacharro a pilas, ya estás subiendo y demostrándole lo que valgo, ¡vamos!
Castle subió las escaleras, se desnudó con rapidez y se metió en la bañera con ella, cogiéndole los pechos desde atrás. Ella sonrió cuando sintió sus labios en su cuello.
-El pequeño Rick está muy enfadado contigo, deberías pedirle disculpas.
-Oh, vamos, dile que era broma.
-A mí no me quiere escuchar, díselo tú…
Beckett se dio la vuelta y mirándolo sensualmente empezó a estimularlo con la mano, con rápidos movimientos, de arriba a abajo. Cuando estaba completamente erecto sonrió y lo rodeó con las piernas, ayudada por él. Castle realizó unas embestidas excitantes y rápidas, sin dejar de susurrarle lo mucho que la quería y lo increíble que era, haciéndola gemir y jadear de placer, gritando su nombre una y otra vez.
-Oh Rick, Ricky…, Rick… sigue así cariño… vamos más rápido…
No se hizo de rogar, se movió cada vez más rápido y mordió su cuello, dejándole una marca, haciéndola llegar al orgasmo, sintiendo como clavaba sus uñas en su espalda.
Ella se dejó caer lentamente, aún sin aire.
-Dios… Ricky… eres increíble…
-Entonces… del vibrador… te olvidas… ¿no?
Ambos se rieron. Se enjabonaron el uno al otro y luego fueron a hacer la compra para la cena de esa noche, comiendo en un restaurante. Estuvieron el resto de la tarde en la cocina, cocinando juntos entre besos y con unas copas de vino. Castle estaba muy atractivo con su delantal, pensó ella. El móvil sonó interrumpiendo sus pensamientos.
-¿Martha?
-Hola querida, solo te llamaba para decirte que no hace falta que vengáis mañana a por Lucía, yo os la llevaré.
-Vaya, gracias, ¿está bien?
-Sí, está genial, dormida como un angelito. El que no está tan bien es tu padre, lleva todo el día agachado junto a ella y ahora le duele la espalda.
-Pero… ¿es grave? –Preguntó preocupada.
-No querida, tranquila, una bolsa caliente y un masaje y como nuevo, bueno nos vemos mañana, disfrutad de la cena.
-Gracias Martha.
Una hora después estaban los seis cenando, entre risas. El marido de Amanda era muy simpático, más o menos tendría la edad de Castle.
-Bueno Rick, dime, ¿cómo te trata Maddie en la terapia?
Castle se rio, Amanda se adelantó. –Lo trato como una bruja, pero ambos sabemos que es por la terapia, verdad ¿Ricky?
-Sí, por supuesto, aunque lo del coma profundo ha sido cruel…
-¿Coma profundo? –Lanie los miró con curiosidad, Beckett explicó haciendo reír a todos menos a Castle, claro.
-Vamos, no tiene gracia, ha sido muy cruel.
-Tranquilo Rick, ladro mucho pero no muerdo, el pequeño Rick está a salvo.
-Mejor.
La cena fue divertida, tranquila, amena. Amanda y su marido eran increíbles, ambos se habían convertido en buenos amigos de la familia en solo una noche.
-Bueno, es tarde, tenemos que irnos. Adiós prima. –Se despidieron de todos y sonriendo se marcharon. Castle sacó una botella de vodka y les tendió unas copas a Lanie y a Beckett, mientras que Esposito repartía las cartas en la mesa de póker.
-Bueno Kate, ¿dinos qué tal las vacaciones?
-Han sido estupendas, las próximas podríais venir con nosotros, la casa es grande.
-¡Haberlo dicho antes!
-La verdad es que queríamos pasar esas dos semanas los dos solos con la niña, pero el último fin de semana de agosto volveremos, venid entonces con los gemelos, podemos alquilar un barco.
-¡Si invitas tú!
-¡Javi!
-¿Qué?, ¿de qué sirven los amigos ricos si no puedes aprovecharte de ellos?
Castle se rio, mientras que Lanie pellizcaba a Esposito. Beckett contuvo un bostezo.
-¿Estás cansada cielo?, será mejor que nos vayamos ya, te llamaré mañana.
-Vale, nos vemos Lanie.
-Nos vemos chicos y que conste que no voy a olvidar lo del barco.
-Tranquilo Javi, es una promesa, pero no te extrañes si acabas en el agua.
-¿Quieres que convenza a Amanda para que te la deje en coma?
Las dos mujeres se rieron, Castle puso cara de niño chico.
-¡Anda largo de aquí!
Cuando se fueron Beckett seguía riendo. Castle hizo un puchero.
-Deja de reírte, me lo vais a acabar traumatizando, ¿no os da pena?
-¡Eso! ¿no os doy pena?
-Tranquilo cariño, si se durmiera yo lo despertaría, puede que con nata. –Le dio un beso y subió las escaleras. -¿Vienes?
No hizo falta que le repitiera la pregunta.
Continuará…
Esto se acaba prontito... entramos en la recta final... mañana las cosas se ponen interesantes... mientras espero que os esteis divirtiendo con el pequeño Rick
Gracias por leer
Última edición por maria_cs el Dom Jun 03, 2012 7:46 am, editado 1 vez
Página 17 de 23. • 1 ... 10 ... 16, 17, 18 ... 23
Temas similares
» LA TORMENTA, DESPUES DE LA TORMENTA
» (¿+18?) Continuación de La Tormenta
» después de la tormenta
» Desde La Tormenta...
» Tormenta Mortal....ya es mio.....
» (¿+18?) Continuación de La Tormenta
» después de la tormenta
» Desde La Tormenta...
» Tormenta Mortal....ya es mio.....
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 17 de 23.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.