(¿+18?) La tormenta
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Re: (¿+18?) La tormenta
Que buen capitulo Maria, felicitaciones!!!!!!!!!!!!
La verdad, increible....duro pero emotivo, fuerte pero con tanto amor.
Me encanto...siguelo pronto
La verdad, increible....duro pero emotivo, fuerte pero con tanto amor.
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silvanalino- Escritor - Policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
increible, sin palabras.....me ha encantado a mi tambien la escena de la ducha, pobre Kate
martha y alexis son geniales
continua prontoo
martha y alexis son geniales
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anaforo- Escritor - Policia
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Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 62 Empezando a sanar
Habían pasado dos semanas y Beckett se sentía mejor, pero solo con su familia. Todavía no había hablado con sus amigos y no quería ni oír hablar sobre el trabajo. Castle no la presionaba, lo entendía, pero de vez en cuando le sacaba el tema.
-Rick…
-Kate, Lanie no para de llamar, te echa de menos, es tu mejor amiga, entiendo que aún no estés lista para ver a Esposito, pero se trata de Lanie, por favor, sé que te va a ayudar, al menos inténtalo.
-No quiero ver a Lanie sin poder ver a Esposito, me sentiría fatal… Él también es amigo mío pero no estoy lista, Rick no puedo, me da nauseas la idea de estar junto a un hombre, aunque sea amigo mío…
-Cariño, Esposito lo sabe y lo entiende, él es quien insiste para que hables con Lanie aunque no hables con él. Por favor, queda con ella, te sentirás genial cuando hables con una buena amiga. Seguro que ya estás harta de las conversaciones de teatro con mi madre.
-Está bien… lo intentaré, pero por favor, quédate cerca.
-Tranquila, estaré aquí, jugando con Lucía y con los gemelos.
-Vale, la llamaré para que venga esta tarde.
-Bueno, no te enfades, pero ya la he llamado yo y habéis quedado a las cuatro.
-¡Rick!
-No te enfades cielo, estaba seguro que te convencería.
-No voy a enfadarme, pero no vuelvas a hacerlo, necesito que respetes mis tiempos.
-Lo sé, lo siento.
-No importa. –Le dio un corto beso y murmuró: -Voy a hacer la comida, me apetece cocinar.
-Bien, yo tengo que ir a la editorial, a ver que les han parecido los nuevos capítulos. Nos vemos para la hora de comer.
-Vale.
Castle esperó pacientemente en la cafetería. Esposito llegó media hora tarde.
-¡Por fin!, dime que tienes algo nuevo.
-Sí, Sorenson estuvo en la calle donde encontramos a Beckett, una cámara de seguridad lo ha grabado en la otra punta de la calle, pero no tenemos pruebas de que estuviera en el mismo edificio y no las tendremos nunca. Castle no podemos demostrar que fuera él, pero creo que con esto es suficiente para interrogarle.
-Entonces hazlo, ¿a qué coño esperas?
-No aparece.
-¿Cómo?
-Lleva dos semanas desaparecido, Castle, lo siento, pero no da señales de vida, creemos que ha huido.
-Joder, ¿esto no se va acabar nunca?
-Calmate amigo, lo encontraremos,no te preocupes.
-Eso espero,hasta que no lo encontremos Kate no va a poder dormir tranquila…
-¿Cómo lo lleva?
-Bueno, ahora está un poco mejor, pero sigue sin querer salir de casa y se niega a recibir visitas que no sean de la familia, y mucho menos a hombres…
-Lo superará, ella es fuerte, es muy fuerte. ¿Ya ha aceptado la ayuda psicológica?
-Aún no, aunque creo que lo está pensando.
-Y… ¿cómo lo lleváis con… ese tema?
-Mal, no quiere ni oír hablar de sexo y no voy a sacarle el tema, prefiero esperar a que ella esté lista, o por lo menos a que hable con un psicólogo. Ya me advirtieron que esto iba a ser delicado, tendré toda la paciencia del mundo.
-Y ¿lo llevas bien?
-No te voy a negar que estoy deseando hacerle el amor, pero lo único que quiero es que ella esté bien y se sienta preparada, quiero que lo disfrutemos los dos.
-Lo superareis, estoy seguro.
-Gracias, oye tengo que irme, le dije a Kate que iba a la editorial y volvería para comer, así que no dejes que Lanie le diga nada.
-Ella no lo sabe, no te preocupes.
-Bien, entonces me voy. Invito yo a la cerveza. –Dejó el dinero en la mesa y se marchó.
Comieron tranquilamente, mientras que Lucía reclamaba la atención de su padre.
-Estoy comiendo, princesita, quédate ahí y sé buena.
Pero la niña siguió echándole los brazos, riéndose. Castle suspiró derrotado y la cogió. Beckett y Alexis se rieron. –Hace contigo lo que quiere.
-Es verdad papá, la vas a malcriar.
-Bah, callaos las dos, estáis celosas, ¿a qué sí princesita?, mamá y Alexis están celosas de que no te diga que no a nada. –Las aludidas se miraron y negaron con la cabeza.
-Qué mal lo vas a pasar cuando se eche novio.
-Mi chiquitina no se echará novio, se quedará con papá para siempre, ¿a que sí? –Le hizo cosquillas a la niña, quien siguió riéndose.
-¡Qué te crees tú eso!, además con lo guapa que es, prepárate para sufrir. –Alexis provocaba a su padre, quien ponía cara de niño enfadado.
-Alexis solo quiere fastidiarme porque ahora tú eres quien me tiene embobado, pero no lo va a conseguir, no, no lo va a conseguir. –Castle hablaba con su pequeña con voz de niño pequeño, haciendo reír a Beckett.
-Vamos Rick, déjala en la cuna, tiene que dormir la siesta.
Un rato después estaban los tres viendo una película cuando llamaron al timbre. Beckett se puso tensa enseguida, Castle que durante la película le había hecho cosquillas en el brazo para relajarla apretó suavemente su mano y le sonrió, dándole ánimos. La inspectora se levantó, mientras que Alexis se dirigía a su habitación para dejarles intimidad.
-¡Kate!, hola amiga, te echaba de menos.
-Yo a ti también Lanie, me alegro de verte. –Las dos amigas se abrazaron. Beckett sollozó, Lanie le sonrió. –Vamos cielo, ni una lágrima, déjame entrar y tomemos un buen café, he traído los dulces mas deliciosos de toda la pastelería, engordan solo con mirarlos, perfectos para una tarde de amigas. –Beckett se rio entre lágrimas y le hizo paso. Los gemelos saludaron a su tía.
-“Ía Kae.”
-Hola niños. –Beckett besó a los dos pequeños, luego miró a su marido. –Rick, ¿te importa quedarte con ellos?
-Claro que no, venid aquí chicos, vamos a jugar con la primita.
Beckett y Lanie se sentaron en los taburetes de la cocina, con dos tazas de café y la selección de increíbles dulces que la forense había traído.
-Bueno cielo, dime ¿cómo lo llevas?
-Pues…, no sé, estoy un poco mejor, creo, pero hay ideas que aún hacen que me ponga a temblar.
-¿Cómo ver a mi futuro marido?
-Lo… siento…
-No digas tonterías, lo estás haciendo muy bien, lo estás superando, pero no te puedes pedir demasiado, lucha con ello, pero a tu ritmo.
-Lanie no quiero tenerle miedo a la gente.
-Ten paciencia, perderás ese miedo, créeme, aunque para esto la ayuda psicológica es estupenda…
-¿Tú también?
-Cielo, recuerda lo bien que te vino la ayuda tras el disparo, inténtalo de nuevo.
-Me hará revivir lo que pasó, y es horrible…
-Te sentará bien contarlo, llorar y desahogarse siempre es bueno. Tienes un trauma Kate, necesitas luchar contra él, y para eso la ayuda profesional es lo mejor.
-¿Y si sólo hace que me sienta peor?
-Eso no pasará, deja que de un consejo: ve a una sesión con Castle, estarás con el hombre al que quieres y te ayudará a superar tus miedos, y también los problemas sexual…
-No quiero hablar de ese tema. –Le cortó tajantemente.
-De acuerdo, perdona, sé que es un tema delicado.
-Rick quiere que hagamos el amor...
Lanie la miró. -¿Te lo ha dicho?
-No, pero es mi marido, lo sé. No quiere presionarme, pero echa de menos el sexo.
-Pero tú no.
-No puedo, le quiero como a nadie, pero no puedo, me bloquearé, no puedo, me da miedo…
-Tranquila Kate, es un trauma que le pasa a casi todas las mujeres tras sufrir una agre…, ya sabes a que me refiero, pero lo acabarás superando, con paciencia, terapia y amor. Los dos lo vais a superar y por una vez no pienses en Castle, piensa en ti, aprovecha lo mucho que te ama y date todo tu tiempo para recuperarte del todo. Créeme, Castle prefiere esperar a que te sientas lista y disfrutéis los dos al hacerlo que disfrutar él solo.
Beckett asintió con la cabeza, sabía que su amiga tenía razón. Miró a Castle que en ese momento salía del estudio con los gemelos colgados de su brazo. Sonrió mirándolo, aún no estaba lista pero algún día lo estaría. Miró a Lanie. –Lanie, necesito que me des el número de una buena psicóloga, pero por favor, que sea mujer.
-Por supuesto, conozco a una estupenda, experta en estos temas, te ayudará mucho, ya verás.
-Eso espero y… Lanie, gracias por ayudarme, te echaba de menos, perdona por no haber querido que nos veamos hasta ahora.
-No te preocupes por eso. –Se rio viendo a los niños que corrían por el salón volviendo a Castle loco. –Será mejor que le ayudemos.
-Bah, déjalo, prefiero seguir con estos maravillosos dulces. –Ambas amigas se rieron, divertidas ante la escena de los niños y el escritor, mientras que disfrutaban de unos deliciosos dulces de chocolate y crema.
Esa noche Beckett parecía distinta. Se tumbó, quitándole el libro que estaba leyendo y apoyó la cabeza en su pecho, acariciándolo.
-¡Vaya!, ¿y esto, preciosa?
-Voy a hacer terapia.
El hombre sonrió. –Eso es genial.
-Quiero que vengas conmigo a las sesiones.
-Por supuesto.
-Rick, gracias por estar a mi lado y por ser tan bueno y paciente. Te quiero.
-Yo también te quiero, Kate. –La besó dulcemente y luego se quedaron en silencio, abrazados.
Continuará…
Gracias por leer
Habían pasado dos semanas y Beckett se sentía mejor, pero solo con su familia. Todavía no había hablado con sus amigos y no quería ni oír hablar sobre el trabajo. Castle no la presionaba, lo entendía, pero de vez en cuando le sacaba el tema.
-Rick…
-Kate, Lanie no para de llamar, te echa de menos, es tu mejor amiga, entiendo que aún no estés lista para ver a Esposito, pero se trata de Lanie, por favor, sé que te va a ayudar, al menos inténtalo.
-No quiero ver a Lanie sin poder ver a Esposito, me sentiría fatal… Él también es amigo mío pero no estoy lista, Rick no puedo, me da nauseas la idea de estar junto a un hombre, aunque sea amigo mío…
-Cariño, Esposito lo sabe y lo entiende, él es quien insiste para que hables con Lanie aunque no hables con él. Por favor, queda con ella, te sentirás genial cuando hables con una buena amiga. Seguro que ya estás harta de las conversaciones de teatro con mi madre.
-Está bien… lo intentaré, pero por favor, quédate cerca.
-Tranquila, estaré aquí, jugando con Lucía y con los gemelos.
-Vale, la llamaré para que venga esta tarde.
-Bueno, no te enfades, pero ya la he llamado yo y habéis quedado a las cuatro.
-¡Rick!
-No te enfades cielo, estaba seguro que te convencería.
-No voy a enfadarme, pero no vuelvas a hacerlo, necesito que respetes mis tiempos.
-Lo sé, lo siento.
-No importa. –Le dio un corto beso y murmuró: -Voy a hacer la comida, me apetece cocinar.
-Bien, yo tengo que ir a la editorial, a ver que les han parecido los nuevos capítulos. Nos vemos para la hora de comer.
-Vale.
Castle esperó pacientemente en la cafetería. Esposito llegó media hora tarde.
-¡Por fin!, dime que tienes algo nuevo.
-Sí, Sorenson estuvo en la calle donde encontramos a Beckett, una cámara de seguridad lo ha grabado en la otra punta de la calle, pero no tenemos pruebas de que estuviera en el mismo edificio y no las tendremos nunca. Castle no podemos demostrar que fuera él, pero creo que con esto es suficiente para interrogarle.
-Entonces hazlo, ¿a qué coño esperas?
-No aparece.
-¿Cómo?
-Lleva dos semanas desaparecido, Castle, lo siento, pero no da señales de vida, creemos que ha huido.
-Joder, ¿esto no se va acabar nunca?
-Calmate amigo, lo encontraremos,no te preocupes.
-Eso espero,hasta que no lo encontremos Kate no va a poder dormir tranquila…
-¿Cómo lo lleva?
-Bueno, ahora está un poco mejor, pero sigue sin querer salir de casa y se niega a recibir visitas que no sean de la familia, y mucho menos a hombres…
-Lo superará, ella es fuerte, es muy fuerte. ¿Ya ha aceptado la ayuda psicológica?
-Aún no, aunque creo que lo está pensando.
-Y… ¿cómo lo lleváis con… ese tema?
-Mal, no quiere ni oír hablar de sexo y no voy a sacarle el tema, prefiero esperar a que ella esté lista, o por lo menos a que hable con un psicólogo. Ya me advirtieron que esto iba a ser delicado, tendré toda la paciencia del mundo.
-Y ¿lo llevas bien?
-No te voy a negar que estoy deseando hacerle el amor, pero lo único que quiero es que ella esté bien y se sienta preparada, quiero que lo disfrutemos los dos.
-Lo superareis, estoy seguro.
-Gracias, oye tengo que irme, le dije a Kate que iba a la editorial y volvería para comer, así que no dejes que Lanie le diga nada.
-Ella no lo sabe, no te preocupes.
-Bien, entonces me voy. Invito yo a la cerveza. –Dejó el dinero en la mesa y se marchó.
Comieron tranquilamente, mientras que Lucía reclamaba la atención de su padre.
-Estoy comiendo, princesita, quédate ahí y sé buena.
Pero la niña siguió echándole los brazos, riéndose. Castle suspiró derrotado y la cogió. Beckett y Alexis se rieron. –Hace contigo lo que quiere.
-Es verdad papá, la vas a malcriar.
-Bah, callaos las dos, estáis celosas, ¿a qué sí princesita?, mamá y Alexis están celosas de que no te diga que no a nada. –Las aludidas se miraron y negaron con la cabeza.
-Qué mal lo vas a pasar cuando se eche novio.
-Mi chiquitina no se echará novio, se quedará con papá para siempre, ¿a que sí? –Le hizo cosquillas a la niña, quien siguió riéndose.
-¡Qué te crees tú eso!, además con lo guapa que es, prepárate para sufrir. –Alexis provocaba a su padre, quien ponía cara de niño enfadado.
-Alexis solo quiere fastidiarme porque ahora tú eres quien me tiene embobado, pero no lo va a conseguir, no, no lo va a conseguir. –Castle hablaba con su pequeña con voz de niño pequeño, haciendo reír a Beckett.
-Vamos Rick, déjala en la cuna, tiene que dormir la siesta.
Un rato después estaban los tres viendo una película cuando llamaron al timbre. Beckett se puso tensa enseguida, Castle que durante la película le había hecho cosquillas en el brazo para relajarla apretó suavemente su mano y le sonrió, dándole ánimos. La inspectora se levantó, mientras que Alexis se dirigía a su habitación para dejarles intimidad.
-¡Kate!, hola amiga, te echaba de menos.
-Yo a ti también Lanie, me alegro de verte. –Las dos amigas se abrazaron. Beckett sollozó, Lanie le sonrió. –Vamos cielo, ni una lágrima, déjame entrar y tomemos un buen café, he traído los dulces mas deliciosos de toda la pastelería, engordan solo con mirarlos, perfectos para una tarde de amigas. –Beckett se rio entre lágrimas y le hizo paso. Los gemelos saludaron a su tía.
-“Ía Kae.”
-Hola niños. –Beckett besó a los dos pequeños, luego miró a su marido. –Rick, ¿te importa quedarte con ellos?
-Claro que no, venid aquí chicos, vamos a jugar con la primita.
Beckett y Lanie se sentaron en los taburetes de la cocina, con dos tazas de café y la selección de increíbles dulces que la forense había traído.
-Bueno cielo, dime ¿cómo lo llevas?
-Pues…, no sé, estoy un poco mejor, creo, pero hay ideas que aún hacen que me ponga a temblar.
-¿Cómo ver a mi futuro marido?
-Lo… siento…
-No digas tonterías, lo estás haciendo muy bien, lo estás superando, pero no te puedes pedir demasiado, lucha con ello, pero a tu ritmo.
-Lanie no quiero tenerle miedo a la gente.
-Ten paciencia, perderás ese miedo, créeme, aunque para esto la ayuda psicológica es estupenda…
-¿Tú también?
-Cielo, recuerda lo bien que te vino la ayuda tras el disparo, inténtalo de nuevo.
-Me hará revivir lo que pasó, y es horrible…
-Te sentará bien contarlo, llorar y desahogarse siempre es bueno. Tienes un trauma Kate, necesitas luchar contra él, y para eso la ayuda profesional es lo mejor.
-¿Y si sólo hace que me sienta peor?
-Eso no pasará, deja que de un consejo: ve a una sesión con Castle, estarás con el hombre al que quieres y te ayudará a superar tus miedos, y también los problemas sexual…
-No quiero hablar de ese tema. –Le cortó tajantemente.
-De acuerdo, perdona, sé que es un tema delicado.
-Rick quiere que hagamos el amor...
Lanie la miró. -¿Te lo ha dicho?
-No, pero es mi marido, lo sé. No quiere presionarme, pero echa de menos el sexo.
-Pero tú no.
-No puedo, le quiero como a nadie, pero no puedo, me bloquearé, no puedo, me da miedo…
-Tranquila Kate, es un trauma que le pasa a casi todas las mujeres tras sufrir una agre…, ya sabes a que me refiero, pero lo acabarás superando, con paciencia, terapia y amor. Los dos lo vais a superar y por una vez no pienses en Castle, piensa en ti, aprovecha lo mucho que te ama y date todo tu tiempo para recuperarte del todo. Créeme, Castle prefiere esperar a que te sientas lista y disfrutéis los dos al hacerlo que disfrutar él solo.
Beckett asintió con la cabeza, sabía que su amiga tenía razón. Miró a Castle que en ese momento salía del estudio con los gemelos colgados de su brazo. Sonrió mirándolo, aún no estaba lista pero algún día lo estaría. Miró a Lanie. –Lanie, necesito que me des el número de una buena psicóloga, pero por favor, que sea mujer.
-Por supuesto, conozco a una estupenda, experta en estos temas, te ayudará mucho, ya verás.
-Eso espero y… Lanie, gracias por ayudarme, te echaba de menos, perdona por no haber querido que nos veamos hasta ahora.
-No te preocupes por eso. –Se rio viendo a los niños que corrían por el salón volviendo a Castle loco. –Será mejor que le ayudemos.
-Bah, déjalo, prefiero seguir con estos maravillosos dulces. –Ambas amigas se rieron, divertidas ante la escena de los niños y el escritor, mientras que disfrutaban de unos deliciosos dulces de chocolate y crema.
Esa noche Beckett parecía distinta. Se tumbó, quitándole el libro que estaba leyendo y apoyó la cabeza en su pecho, acariciándolo.
-¡Vaya!, ¿y esto, preciosa?
-Voy a hacer terapia.
El hombre sonrió. –Eso es genial.
-Quiero que vengas conmigo a las sesiones.
-Por supuesto.
-Rick, gracias por estar a mi lado y por ser tan bueno y paciente. Te quiero.
-Yo también te quiero, Kate. –La besó dulcemente y luego se quedaron en silencio, abrazados.
Continuará…
Gracias por leer
Última edición por maria_cs el Dom Mayo 27, 2012 11:58 pm, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
Muy buen capitulooooooo
Excelenteeeee
Te felicito
matemos a ese hdp, ya lo econtraran castle y espo!!!!!
Excelenteeeee
Te felicito
matemos a ese hdp, ya lo econtraran castle y espo!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Dios!!! Eres THE BEST wau no en serio adoro tu fic es...es... Una pasada!! Pobre Kate lo estara pasando mal... Esperemos que se recupere pronto Tenemos que llgar a 100 capis ehh??
María Caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 19/05/2012
Edad : 24
Localización : Madrid-España
Re: (¿+18?) La tormenta
me leido estos dos capi de un tiron me tienes maravillada !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! increibles de verdad deseando leer el proximo
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: (¿+18?) La tormenta
Que bonito capitulo :3 solo con ayuda de
un profesional podra superar eso (:
no quiero que acabe tu fic maria... cada capitulo
es mejor!
espero con ancias el siguiente
un profesional podra superar eso (:
no quiero que acabe tu fic maria... cada capitulo
es mejor!
espero con ancias el siguiente
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Maria como siempre te fajaste (estuvo super bueno)
Muchas Gracias por consentirnos con dos caps... acabo de llegar de viaje y me los leí de una.. ambos maravillosos
Por favor continua y que bueno otra vez que hayas finalizado tus trabajos tan rápido
Muchas Gracias por consentirnos con dos caps... acabo de llegar de viaje y me los leí de una.. ambos maravillosos
Por favor continua y que bueno otra vez que hayas finalizado tus trabajos tan rápido
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 63 Terapia
Estaban sentados en la consulta de la doctora Weller. Beckett temblaba incontrolablemente, Castle le había cogido la mano y se la acariciaba, queriendo calmarla.
-Tranquila cielo, ya verás cómo te va a sentar muy bien hablar con la doctora. Relájate.
-No puedo…, no estoy preparada para esto, vámonos por favor.
-Mi amor has dado un gran paso al venir aquí, ahora tienes que calmarte. La psicóloga vendrá enseguida, si después de la sesión no quieres seguir, no volveremos.
-Prométemelo.
-Mejor no lo haga señor Castle, pocas pacientes admiten que venir las ayuda en la primera consulta, al menos denme un margen. Buenos días, soy la doctora Weller, pero mis pacientes me llaman Amanda o Maddie. Siento haberos hecho esperar. –La mujer se sentó y les sonrió alegremente. –Bueno, Kate ¿no?, ya que has venido hasta aquí vamos a charlar un poco, es un poco tonto dar un viaje para nada, ¿no crees?
Beckett la miró nerviosa, asintió con la cabeza sin atreverse a hablar. Amanda sonrió cálidamente. –Lo siento querida, pero tengo problemas de visión, eso sí, mi oído está genial, así que vamos a tener que dejar los movimientos de cabeza, ¿de acuerdo?, hablemos con la boca, por qué no eres muda, ¿verdad?
Beckett no contestó, seguía tensa. Castle habló por ella. –No, no es muda, tiene una voz preciosa.
-Estupendo, eso es estupendo. ¿Ves Kate?, tu marido me ha hablado y no le he mordido, así que dime, ¿lo intentamos?
-Sí…
-Eso está mucho mejor. –Amanda sonrió satisfecha. –Ahora quiero que te tumbes en ese sofá tan cómodo, que respires hondo y que me digas por qué estás aquí, ¿lista?
-Usted sabe porque est…
-¿Perdón?, no, no, no, no me llames de usted porque me siento vieja. Sé por qué estás aquí Kate, pero necesito que me lo cuentes tú, con tus palabras. Vamos, túmbate, aprovecha que tu chico ha venido contigo y úsalo de almohada. –Castle se rio y asintió. Beckett tímidamente se tumbó y apoyó su cabeza sobre el regazo de su marido, mirándolo asustada y nerviosa. Se sentía como cuando era niña y tenían que ponerle una vacuna, Castle la acarició dulcemente. –Muy bien, si te vas a sentir más cómoda mirándolo a él, por mí perfecto. Ahora quiero que contestes a mi pregunta, ¿por qué estás aquí querida?
-Porque fui víctima de un secuestro y una viola… -No pudo terminar la frase, le daba vergüenza decirlo y más aún mirando a su marido a la cara.
-¿Una qué, cielo?, termina la frase, vamos, que no te de vergüenza hablar de esto delante de tu marido, la conversación y la confianza son muy importante en estos casos.
-Una… viol… violación. –Beckett terminó la palabra con los ojos cerrados, no podía enfrentarse a la mirada de Castle. Éste la acarició.
-Tranquila cielo, soy yo, te quiero Kate, tenemos que aprender a vivir con esto, no te avergüences, vamos mi amor, abre los ojos. –Beckett lo miró, temerosa. Castle le sonrió cariñosamente. La doctora apuntó algo en su libreta.
-Bien Kate, has sido capaz de decirlo, lo has hecho muy bien. Ahora voy a hacerte una serie de preguntas y quiero que las contestes mirándole a los ojos, si te sientes mal o incomoda, respira hondo y tomate tu tiempo. Usted señor Castle no diga nada, dejemos que sea ella la que hable por sí sola. ¿De acuerdo?
-De acuerdo. –Lo dijeron los dos a la vez, Amanda apuntó algo más y luego miró las manos entrelazadas de la pareja. –Bien, empecemos, Kate, ¿en qué ha cambiado tu vida esa violación?
La inspectora tardó un rato en contestar, Castle no dijo nada pero la miraba dándole confianza. –Muchas cosas… no puedo acercarme a un hombre que no sea mi marido o mi padre, no quiero volver a trabajar, me da miedo salir de casa, tengo pesadillas…
-Entiendo… ¿algo más?
Beckett evitó la mirada de Castle al decir lo último. –No he vuelto a hacer el amor desde aquello.
-¿Cuál de esos problemas quieres arreglar primero?
-No lo sé…
-¿Y usted señor Castle?, ¿tiene alguna preferencia?
-Pues…, creo que tiene que superar ese miedo que tiene al resto del mundo, ella es una mujer muy fuerte y tiene muchos amigos y gente que la quiere y la apoya, creo que tiene que volver a relacionarse con ellos.
-¿Estás de acuerdo Kate?
-No…
La doctora la miró y asintió. Castle acarició suavemente su pelo. –Entonces dinos, ¿qué quieres arreglar primero?
-Quiero volver a disfrutar de mi matrimonio.
Amanda la miró. -¿Te refieres a la vida sexual?
-No solo eso… antes me gustaba ver a mi marido…
-No, no, no me lo cuentes, díselo a él. –Beckett tragó saliva y lo miró, el asintió, animándola.
-Antes me gustaba verte desnudo, disfrutaba de ello y disfrutaba con los masajes que me dabas y los baños juntos, compartiendo una copa de vino. Ahora no puedo hacerlo, lo siento mucho Rick, pero ya no disfruto ahora la idea me dan nauseas… y es horrible sentirme así contigo… quiero volver a sentir lo que sentía antes…
Durante unos segundos reinó el silencio. Amanda anotó algo más en su libreta y luego volvió a hablar. –Kate, ¿tras la agresión, te has desnudado delante de tu marido?
-Una vez… -Explicó lo que le había ocurrido y como Castle la había enjabonado, sin ninguna intención sexual.
-Entiendo, dime ¿qué sentiste durante esa ducha?
-Primero miedo y nerviosismo, luego me sentí mejor, más tranquila.
-Y sin embargo no has vuelto a desnudarte delante de él, ¿por qué?
-Por qué sé que quiere que hagamos el amor y no quiero provocarle más, lo siento Rick,… ojalá pudiera hacerlo y corresponderte como te mereces…, lo siento…, lo siento… perdóname cariño… -Beckett empezó a llorar. Castle la hizo incorporarse y la abrazó con fuerza, en silencio, mirando a la psicóloga, sin saber que decirle. Ella negó con la cabeza y escribió algo rápidamente en una hoja en grande y se lo enseñó.
“NO LE DIGA NADA, DEJELA LLORAR”
Unos minutos después Becket había dejado de llorar, aunque seguía nerviosa. Castle le limpiaba el rostro con un pañuelo. Amanda los miró a ambos y cuando sintió que ella estaba lista para seguir se dirigió a Castle. –Bien, señor Castle, ya ha oído lo que siente Kate sobre este tema, ahora quiero que le diga lo que siente usted, sin miedo y sin mentiras.
Castle asintió y tras ayudar a Beckett a tumbarse empezó a hablarle, enredando sus dedos en su pelo. –No quiero que me pidas perdón por sentirte así, mi amor, no es justo para ti. Sé lo mucho que me quieres, lo mucho que me deseas, me lo has demostrado durante todos estos meses en los que hemos estado juntos. Pero ahora ves el sexo como algo sucio, porque te recuerda a esa bestia, me gustaría tanto ayudarte a que cambies de opinión, mi vida… tienes razón, cariño, quiero hacerte el amor, lo estoy deseando, pero no solo porque te desee y porque quiera disfrutar, sino porque quiero que vuelvas a sentirte especial estando entre mis brazos. Créeme Kate, no hay momento en el que te vea más hermosa que cuando estás desnuda, entre nuestras sábanas. Sé que piensas que ya no eres digna de estar conmigo, pero no es cierto, lo que pasó fue la mayor prueba de amor que puedes darme, hiciste ese sacrifico para que soltaran a nuestra hija. Eres una mujer maravillosa Kate y quiero que vuelvas a sentirte así.
-Rick…
-Bien, han hablado los dos y lo han hecho muy bien, ahora ambos saben lo que siente el otro. Voy a hacerte otra pregunta Kate, es un poco difícil, así que tómate tu tiempo. ¿Crees que cuando vuelvas a hacer el amor pensarás en la agresión?
Beckett lo miró asustada, temiendo su reacción a su respuesta. Castle la tranquilizó con la mirada. –Sí…, tengo mucho miedo de que eso pueda pasar… no quiero ese recuerdo mientras que esté haciendo el amor con mi marido.
-Bien, aquí tendré que seros sincera, por vuestro bien. Kate es posible que un día sientas que todo ese deseo del que habéis hablado vuelva a ti y quieras intentarlo, pero también será normal que pienses en la violación mientras que estáis haciendo el amor, y eso te asustará. Tendrás que estar preparada para enfrentarte a esos momentos, tu marido estará contigo para apoyarte, lo sabes, deberás tener paciencia, intentar borrarlo de tu mente y seguir con lo vuestro, pero si ves que no puedes deberás decírselo y parar, dejarlo para otra ocasión. Lo último que debes hacer es callarte y seguir, eso te haría mucho daño. El sexo entre dos personas que se quieren es maravilloso, Kate, pero no debe haber terceras personas que arruinen esa sensación. Aún no estás lista para enfrentarte a esto, vamos a intentar que lo estés, lo haremos con paciencia, confianza, charlas y con amor, esto último será tarea vuestra. Os pondré algunos deberes que deberéis cumplir, despacio y con calma conseguiremos que puedas disfrutar de nuevo de tu hombre. Ahora dime, ¿quieres intentarlo?
Beckett miró a Castle. -¿Estarás conmigo?
-Siempre.
-Sí, quiero intentarlo.
-Estupendo. –La psicóloga sonrió complacida, apuntó algo más en su libreta y luego volvió a hablar. –De acuerdo, entonces arreglar tu felicidad conyugal será nuestra primera prioridad, pero hay muchas otras y solucionarlas harán que sanes tus heridas. Creo que debemos llevar dos a cabo para empezar, la que ya hemos dicho y recuperar la confianza con tus amigos, ¿estás de acuerdo?
-No sé cómo hacerlo…
-Es muy sencillo. Mañana o pasado o cuando te sientas lista queda con ellos en tu casa, siéntate al lado de tu marido y diles todo lo que sientes, sin miedo, sin avergonzarte. Ellos son tus amigos, te apoyarán en esto y tú misma verás cómo no quieren hacerte daño y necesitas su amistad para ser feliz. Es lógico que al principio te sientas incomoda e incluso te asustes, pero eso no es malo, no lo ocultes ni te vayas al baño o al dormitorio a llorar, desahógate delante de ellos, que entiendan lo que estás sufriendo, te ayudarán Kate, créeme, te ayudarán. Esto va a ser mucho más fácil de lo que parece, solo date y dales la oportunidad de ese encuentro, nada más.
-Está… bien…, lo haré…
-Bien, entonces esa es tu tarea individual para esta semana, recuperar la confianza con tus amigos, no hace falta que los llames hoy mismo, espera a que te sientas con fuerzas y con ganas. Ahora os hablaré de vuestra tarea compartida, que va a ser un poco más difícil.
Ambos la miraron, Beckett nerviosa, Castle atento.
-Esta noche vas a desnudarte delante de tu marido, y le vas a pedir que acaricie las partes de tu cuerpo que no le dejaste acariciar ese día en la ducha. –Beckett se puso nerviosa solo de pensarlo. –Tranquila Kate, sé que la idea asusta, pero debemos ir poco a poco, y lo mejor es que recuperes también la confianza en las manos de tu marido. Por lo que he visto hoy, te sientes tranquila cuando te acaricia o cuando te abraza, eso es estupendo en una pareja, es una gran muestra de afecto y por eso es bueno para ambos llevar esas muestras a la cama. Esta noche cuando os vayáis a dormir poned música lenta, algo que te relaje y te guste, tomate tu tiempo y desnúdate. Mírale a los ojos, piensa en algún momento en el que disfrutaras especialmente de sus manos y, cuando estés lista, dale permiso. Cuando hayáis terminado con el experimento, por llamarlo de alguna manera, hablad de como os habéis sentido, pero siempre con tacto y sinceridad. ¿De acuerdo?
-Sí, pero quiero preguntarle algo…
-Dígame señor Castle.
-¿Qué hago si empieza a sentirse mal, si no quiere que continúe?
-Usted es su marido, eso solo puede responderlo usted. No va a hacerle daño, estoy segura de que estará pendiente en todo momento de ella y que si ve que se encuentra mal, sabrá cómo actuar.
Castle asintió, Beckett parecía un poco nerviosa, pero en su interior estaba decidida a dar ese paso. Quería curarse, quería cerrar las heridas y ser feliz, aunque al principio fuera difícil y doloroso.
-Bueno, para ser la primera sesión no ha estado mal, les veo la semana que viene a la misma hora, intente cumplir con tus tareas Kate, pero solo si estás lista.
Ambos asintieron y tras darle la mano salieron de la consulta. El resto del día apenas hablaron, cada uno pensaba en lo suyo. Castle miraba a su mujer que le estaba enseñando un cuento de colores a Lucía. Pensó en lo que harían esa noche, pensando en cómo hacerlo para que fuera lo más fácil posible para ella. No hablaron del tema de los amigos, eso mejor lo dejarían para cuando hubieran llevado a cabo la primera tarea. Cuando llegó la noche Beckett pospuso lo máximo posible la hora ir a la cama, pero cuando vio que Castle estaba empezando a dormirse decidió que ya no podía esperar más. Se levantó y le tendió la mano, que él aceptó.
-¿Ponemos algo de música?
-Ya he puesto el CD, solo hay que darle al play.
-De acuerdo. –Encendió el aparato y luego se sentó en la cama, mirándola tranquilamente, viendo como ella se paseaba por la habitación, nerviosa. –Preciosa… -Beckett lo miró. -…ven aquí cariño. –Le tendió la mano, mientras que en sus ojos se reflejaban la confianza, el amor, la ternura y el respeto.
-Tengo miedo Rick…
-Lo sé, por eso vamos a ir paso a paso, para que te relajes… túmbate y cierra los ojos, no pienses en mí, escucha la música, relájate y tomate tu tiempo para sentirte cómoda. –Beckett siguió sus recomendaciones y cuando sintió como el primer momento de tensión había desaparecido se incorporó un poco y empezó a desnudarse, pero sin mirarlo. Cuando se quedó en ropa interior paró, asustada, nerviosa. –Rick…podrías…
-Por supuesto. –Le quitó el sujetador lentamente, mirándola a los ojos. –Tranquila cielo, relájate, piensa en alguna noche que fuese realmente especial para ti.
Beckett cerró los ojos y sintió como su mente viajaba hasta aquella noche en la que Castle había aprobado el examen y ella le había recompensado en una alfombra, con chocolate y fresas, a la luz de las velas. Pensó en esos momentos y una dulce y tímida sonrisa empezó a aparecer en su cara. Castle contempló aquella sonrisa y la llamó con ternura. –Amor, necesito que me digas si estás lista. Tomate más tiempo si lo necesitas.
Beckett cogió la mano de Castle y murmuró. –Hazlo, pero por favor, despacio…
-Por supuesto. –Acarició suavemente sus hombros, primero la tranquilizaría, ir directo al grano la asustaría. Luego acarició la suave piel de su abdomen e hizo pequeños círculos alrededor de su ombligo. La miró en todo momento a los ojos, atento a sus reacciones. Lentamente a subir sus dedos, acercándolos a sus pechos y comenzó a sentir tu miedo y nerviosismo, pero no paró. –Tranquila mi amor, recuerda lo mucho que te gusta que te acaricie aquí. –Hizo otra vez círculos, pero esta vez alrededor de su pezón, ella no puedo evitar apartarse al sentir el toque. –Relájate cariño, relájate, déjame amarte, no pienses en nada, solo mírame a los ojos y concéntrate en mis caricias. Eso es Kate, deja que te demuestre lo mucho que te quiero. –Usó la otra mano para masajear el otro pecho, sin dejar de mirarla y sin dejar de susurrar palabras tiernas de amor y confianza. El miedo empezó a disiparse, haciendo que se relajase ante sus caricias. Castle sonrió con ternura, parecía que empezaba a sentirse bien. Beckett lo miró y decidió demostrarle que confiaba en él, ahora que se sentía tranquila. Cogió su mano y la guió hasta sus braguitas, mirándolo un poco asustada. Castle la acarició suavemente por encima de la prenda y luego llevó las manos hasta el borde para quitársela, pero ella se negó. -¡No!
-De acuerdo, tranquila. –Cogió su mano y la besó cariñosamente. Introdujo la otra mano bajo de la prenda y la acarició durante unos segundos, pero ella se retorció, gritando. –¡No, para, para, por favor!
Castle no dijo nada, paró y acarició dulcemente su rostro. –Ya mi amor, tranquilízate, lo has hecho muy bien, ha sido suficiente, tranquila, ven aquí cariño, ven, vamos a dormir.
-Lo siento…, estaba bien contigo, pero lo he estropeado. –Beckett temblaba y parecía avergonzada, Castle le sonrió. –¿Te has sentido bien durante un rato?
-Sí…
-Pues es suficiente por hoy, ha sido un gran paso dejar que te vea desnuda y que te acaricie mi amor, es normal que te hayas asustado al final, ahora ven conmigo, vamos ven. –Le tendió los brazos para que se acurrucara en ellos. Beckett fue quedándose dormida, pensando en todo lo que había sentido durante ese día.
Continuará...
Estaban sentados en la consulta de la doctora Weller. Beckett temblaba incontrolablemente, Castle le había cogido la mano y se la acariciaba, queriendo calmarla.
-Tranquila cielo, ya verás cómo te va a sentar muy bien hablar con la doctora. Relájate.
-No puedo…, no estoy preparada para esto, vámonos por favor.
-Mi amor has dado un gran paso al venir aquí, ahora tienes que calmarte. La psicóloga vendrá enseguida, si después de la sesión no quieres seguir, no volveremos.
-Prométemelo.
-Mejor no lo haga señor Castle, pocas pacientes admiten que venir las ayuda en la primera consulta, al menos denme un margen. Buenos días, soy la doctora Weller, pero mis pacientes me llaman Amanda o Maddie. Siento haberos hecho esperar. –La mujer se sentó y les sonrió alegremente. –Bueno, Kate ¿no?, ya que has venido hasta aquí vamos a charlar un poco, es un poco tonto dar un viaje para nada, ¿no crees?
Beckett la miró nerviosa, asintió con la cabeza sin atreverse a hablar. Amanda sonrió cálidamente. –Lo siento querida, pero tengo problemas de visión, eso sí, mi oído está genial, así que vamos a tener que dejar los movimientos de cabeza, ¿de acuerdo?, hablemos con la boca, por qué no eres muda, ¿verdad?
Beckett no contestó, seguía tensa. Castle habló por ella. –No, no es muda, tiene una voz preciosa.
-Estupendo, eso es estupendo. ¿Ves Kate?, tu marido me ha hablado y no le he mordido, así que dime, ¿lo intentamos?
-Sí…
-Eso está mucho mejor. –Amanda sonrió satisfecha. –Ahora quiero que te tumbes en ese sofá tan cómodo, que respires hondo y que me digas por qué estás aquí, ¿lista?
-Usted sabe porque est…
-¿Perdón?, no, no, no, no me llames de usted porque me siento vieja. Sé por qué estás aquí Kate, pero necesito que me lo cuentes tú, con tus palabras. Vamos, túmbate, aprovecha que tu chico ha venido contigo y úsalo de almohada. –Castle se rio y asintió. Beckett tímidamente se tumbó y apoyó su cabeza sobre el regazo de su marido, mirándolo asustada y nerviosa. Se sentía como cuando era niña y tenían que ponerle una vacuna, Castle la acarició dulcemente. –Muy bien, si te vas a sentir más cómoda mirándolo a él, por mí perfecto. Ahora quiero que contestes a mi pregunta, ¿por qué estás aquí querida?
-Porque fui víctima de un secuestro y una viola… -No pudo terminar la frase, le daba vergüenza decirlo y más aún mirando a su marido a la cara.
-¿Una qué, cielo?, termina la frase, vamos, que no te de vergüenza hablar de esto delante de tu marido, la conversación y la confianza son muy importante en estos casos.
-Una… viol… violación. –Beckett terminó la palabra con los ojos cerrados, no podía enfrentarse a la mirada de Castle. Éste la acarició.
-Tranquila cielo, soy yo, te quiero Kate, tenemos que aprender a vivir con esto, no te avergüences, vamos mi amor, abre los ojos. –Beckett lo miró, temerosa. Castle le sonrió cariñosamente. La doctora apuntó algo en su libreta.
-Bien Kate, has sido capaz de decirlo, lo has hecho muy bien. Ahora voy a hacerte una serie de preguntas y quiero que las contestes mirándole a los ojos, si te sientes mal o incomoda, respira hondo y tomate tu tiempo. Usted señor Castle no diga nada, dejemos que sea ella la que hable por sí sola. ¿De acuerdo?
-De acuerdo. –Lo dijeron los dos a la vez, Amanda apuntó algo más y luego miró las manos entrelazadas de la pareja. –Bien, empecemos, Kate, ¿en qué ha cambiado tu vida esa violación?
La inspectora tardó un rato en contestar, Castle no dijo nada pero la miraba dándole confianza. –Muchas cosas… no puedo acercarme a un hombre que no sea mi marido o mi padre, no quiero volver a trabajar, me da miedo salir de casa, tengo pesadillas…
-Entiendo… ¿algo más?
Beckett evitó la mirada de Castle al decir lo último. –No he vuelto a hacer el amor desde aquello.
-¿Cuál de esos problemas quieres arreglar primero?
-No lo sé…
-¿Y usted señor Castle?, ¿tiene alguna preferencia?
-Pues…, creo que tiene que superar ese miedo que tiene al resto del mundo, ella es una mujer muy fuerte y tiene muchos amigos y gente que la quiere y la apoya, creo que tiene que volver a relacionarse con ellos.
-¿Estás de acuerdo Kate?
-No…
La doctora la miró y asintió. Castle acarició suavemente su pelo. –Entonces dinos, ¿qué quieres arreglar primero?
-Quiero volver a disfrutar de mi matrimonio.
Amanda la miró. -¿Te refieres a la vida sexual?
-No solo eso… antes me gustaba ver a mi marido…
-No, no, no me lo cuentes, díselo a él. –Beckett tragó saliva y lo miró, el asintió, animándola.
-Antes me gustaba verte desnudo, disfrutaba de ello y disfrutaba con los masajes que me dabas y los baños juntos, compartiendo una copa de vino. Ahora no puedo hacerlo, lo siento mucho Rick, pero ya no disfruto ahora la idea me dan nauseas… y es horrible sentirme así contigo… quiero volver a sentir lo que sentía antes…
Durante unos segundos reinó el silencio. Amanda anotó algo más en su libreta y luego volvió a hablar. –Kate, ¿tras la agresión, te has desnudado delante de tu marido?
-Una vez… -Explicó lo que le había ocurrido y como Castle la había enjabonado, sin ninguna intención sexual.
-Entiendo, dime ¿qué sentiste durante esa ducha?
-Primero miedo y nerviosismo, luego me sentí mejor, más tranquila.
-Y sin embargo no has vuelto a desnudarte delante de él, ¿por qué?
-Por qué sé que quiere que hagamos el amor y no quiero provocarle más, lo siento Rick,… ojalá pudiera hacerlo y corresponderte como te mereces…, lo siento…, lo siento… perdóname cariño… -Beckett empezó a llorar. Castle la hizo incorporarse y la abrazó con fuerza, en silencio, mirando a la psicóloga, sin saber que decirle. Ella negó con la cabeza y escribió algo rápidamente en una hoja en grande y se lo enseñó.
“NO LE DIGA NADA, DEJELA LLORAR”
Unos minutos después Becket había dejado de llorar, aunque seguía nerviosa. Castle le limpiaba el rostro con un pañuelo. Amanda los miró a ambos y cuando sintió que ella estaba lista para seguir se dirigió a Castle. –Bien, señor Castle, ya ha oído lo que siente Kate sobre este tema, ahora quiero que le diga lo que siente usted, sin miedo y sin mentiras.
Castle asintió y tras ayudar a Beckett a tumbarse empezó a hablarle, enredando sus dedos en su pelo. –No quiero que me pidas perdón por sentirte así, mi amor, no es justo para ti. Sé lo mucho que me quieres, lo mucho que me deseas, me lo has demostrado durante todos estos meses en los que hemos estado juntos. Pero ahora ves el sexo como algo sucio, porque te recuerda a esa bestia, me gustaría tanto ayudarte a que cambies de opinión, mi vida… tienes razón, cariño, quiero hacerte el amor, lo estoy deseando, pero no solo porque te desee y porque quiera disfrutar, sino porque quiero que vuelvas a sentirte especial estando entre mis brazos. Créeme Kate, no hay momento en el que te vea más hermosa que cuando estás desnuda, entre nuestras sábanas. Sé que piensas que ya no eres digna de estar conmigo, pero no es cierto, lo que pasó fue la mayor prueba de amor que puedes darme, hiciste ese sacrifico para que soltaran a nuestra hija. Eres una mujer maravillosa Kate y quiero que vuelvas a sentirte así.
-Rick…
-Bien, han hablado los dos y lo han hecho muy bien, ahora ambos saben lo que siente el otro. Voy a hacerte otra pregunta Kate, es un poco difícil, así que tómate tu tiempo. ¿Crees que cuando vuelvas a hacer el amor pensarás en la agresión?
Beckett lo miró asustada, temiendo su reacción a su respuesta. Castle la tranquilizó con la mirada. –Sí…, tengo mucho miedo de que eso pueda pasar… no quiero ese recuerdo mientras que esté haciendo el amor con mi marido.
-Bien, aquí tendré que seros sincera, por vuestro bien. Kate es posible que un día sientas que todo ese deseo del que habéis hablado vuelva a ti y quieras intentarlo, pero también será normal que pienses en la violación mientras que estáis haciendo el amor, y eso te asustará. Tendrás que estar preparada para enfrentarte a esos momentos, tu marido estará contigo para apoyarte, lo sabes, deberás tener paciencia, intentar borrarlo de tu mente y seguir con lo vuestro, pero si ves que no puedes deberás decírselo y parar, dejarlo para otra ocasión. Lo último que debes hacer es callarte y seguir, eso te haría mucho daño. El sexo entre dos personas que se quieren es maravilloso, Kate, pero no debe haber terceras personas que arruinen esa sensación. Aún no estás lista para enfrentarte a esto, vamos a intentar que lo estés, lo haremos con paciencia, confianza, charlas y con amor, esto último será tarea vuestra. Os pondré algunos deberes que deberéis cumplir, despacio y con calma conseguiremos que puedas disfrutar de nuevo de tu hombre. Ahora dime, ¿quieres intentarlo?
Beckett miró a Castle. -¿Estarás conmigo?
-Siempre.
-Sí, quiero intentarlo.
-Estupendo. –La psicóloga sonrió complacida, apuntó algo más en su libreta y luego volvió a hablar. –De acuerdo, entonces arreglar tu felicidad conyugal será nuestra primera prioridad, pero hay muchas otras y solucionarlas harán que sanes tus heridas. Creo que debemos llevar dos a cabo para empezar, la que ya hemos dicho y recuperar la confianza con tus amigos, ¿estás de acuerdo?
-No sé cómo hacerlo…
-Es muy sencillo. Mañana o pasado o cuando te sientas lista queda con ellos en tu casa, siéntate al lado de tu marido y diles todo lo que sientes, sin miedo, sin avergonzarte. Ellos son tus amigos, te apoyarán en esto y tú misma verás cómo no quieren hacerte daño y necesitas su amistad para ser feliz. Es lógico que al principio te sientas incomoda e incluso te asustes, pero eso no es malo, no lo ocultes ni te vayas al baño o al dormitorio a llorar, desahógate delante de ellos, que entiendan lo que estás sufriendo, te ayudarán Kate, créeme, te ayudarán. Esto va a ser mucho más fácil de lo que parece, solo date y dales la oportunidad de ese encuentro, nada más.
-Está… bien…, lo haré…
-Bien, entonces esa es tu tarea individual para esta semana, recuperar la confianza con tus amigos, no hace falta que los llames hoy mismo, espera a que te sientas con fuerzas y con ganas. Ahora os hablaré de vuestra tarea compartida, que va a ser un poco más difícil.
Ambos la miraron, Beckett nerviosa, Castle atento.
-Esta noche vas a desnudarte delante de tu marido, y le vas a pedir que acaricie las partes de tu cuerpo que no le dejaste acariciar ese día en la ducha. –Beckett se puso nerviosa solo de pensarlo. –Tranquila Kate, sé que la idea asusta, pero debemos ir poco a poco, y lo mejor es que recuperes también la confianza en las manos de tu marido. Por lo que he visto hoy, te sientes tranquila cuando te acaricia o cuando te abraza, eso es estupendo en una pareja, es una gran muestra de afecto y por eso es bueno para ambos llevar esas muestras a la cama. Esta noche cuando os vayáis a dormir poned música lenta, algo que te relaje y te guste, tomate tu tiempo y desnúdate. Mírale a los ojos, piensa en algún momento en el que disfrutaras especialmente de sus manos y, cuando estés lista, dale permiso. Cuando hayáis terminado con el experimento, por llamarlo de alguna manera, hablad de como os habéis sentido, pero siempre con tacto y sinceridad. ¿De acuerdo?
-Sí, pero quiero preguntarle algo…
-Dígame señor Castle.
-¿Qué hago si empieza a sentirse mal, si no quiere que continúe?
-Usted es su marido, eso solo puede responderlo usted. No va a hacerle daño, estoy segura de que estará pendiente en todo momento de ella y que si ve que se encuentra mal, sabrá cómo actuar.
Castle asintió, Beckett parecía un poco nerviosa, pero en su interior estaba decidida a dar ese paso. Quería curarse, quería cerrar las heridas y ser feliz, aunque al principio fuera difícil y doloroso.
-Bueno, para ser la primera sesión no ha estado mal, les veo la semana que viene a la misma hora, intente cumplir con tus tareas Kate, pero solo si estás lista.
Ambos asintieron y tras darle la mano salieron de la consulta. El resto del día apenas hablaron, cada uno pensaba en lo suyo. Castle miraba a su mujer que le estaba enseñando un cuento de colores a Lucía. Pensó en lo que harían esa noche, pensando en cómo hacerlo para que fuera lo más fácil posible para ella. No hablaron del tema de los amigos, eso mejor lo dejarían para cuando hubieran llevado a cabo la primera tarea. Cuando llegó la noche Beckett pospuso lo máximo posible la hora ir a la cama, pero cuando vio que Castle estaba empezando a dormirse decidió que ya no podía esperar más. Se levantó y le tendió la mano, que él aceptó.
-¿Ponemos algo de música?
-Ya he puesto el CD, solo hay que darle al play.
-De acuerdo. –Encendió el aparato y luego se sentó en la cama, mirándola tranquilamente, viendo como ella se paseaba por la habitación, nerviosa. –Preciosa… -Beckett lo miró. -…ven aquí cariño. –Le tendió la mano, mientras que en sus ojos se reflejaban la confianza, el amor, la ternura y el respeto.
-Tengo miedo Rick…
-Lo sé, por eso vamos a ir paso a paso, para que te relajes… túmbate y cierra los ojos, no pienses en mí, escucha la música, relájate y tomate tu tiempo para sentirte cómoda. –Beckett siguió sus recomendaciones y cuando sintió como el primer momento de tensión había desaparecido se incorporó un poco y empezó a desnudarse, pero sin mirarlo. Cuando se quedó en ropa interior paró, asustada, nerviosa. –Rick…podrías…
-Por supuesto. –Le quitó el sujetador lentamente, mirándola a los ojos. –Tranquila cielo, relájate, piensa en alguna noche que fuese realmente especial para ti.
Beckett cerró los ojos y sintió como su mente viajaba hasta aquella noche en la que Castle había aprobado el examen y ella le había recompensado en una alfombra, con chocolate y fresas, a la luz de las velas. Pensó en esos momentos y una dulce y tímida sonrisa empezó a aparecer en su cara. Castle contempló aquella sonrisa y la llamó con ternura. –Amor, necesito que me digas si estás lista. Tomate más tiempo si lo necesitas.
Beckett cogió la mano de Castle y murmuró. –Hazlo, pero por favor, despacio…
-Por supuesto. –Acarició suavemente sus hombros, primero la tranquilizaría, ir directo al grano la asustaría. Luego acarició la suave piel de su abdomen e hizo pequeños círculos alrededor de su ombligo. La miró en todo momento a los ojos, atento a sus reacciones. Lentamente a subir sus dedos, acercándolos a sus pechos y comenzó a sentir tu miedo y nerviosismo, pero no paró. –Tranquila mi amor, recuerda lo mucho que te gusta que te acaricie aquí. –Hizo otra vez círculos, pero esta vez alrededor de su pezón, ella no puedo evitar apartarse al sentir el toque. –Relájate cariño, relájate, déjame amarte, no pienses en nada, solo mírame a los ojos y concéntrate en mis caricias. Eso es Kate, deja que te demuestre lo mucho que te quiero. –Usó la otra mano para masajear el otro pecho, sin dejar de mirarla y sin dejar de susurrar palabras tiernas de amor y confianza. El miedo empezó a disiparse, haciendo que se relajase ante sus caricias. Castle sonrió con ternura, parecía que empezaba a sentirse bien. Beckett lo miró y decidió demostrarle que confiaba en él, ahora que se sentía tranquila. Cogió su mano y la guió hasta sus braguitas, mirándolo un poco asustada. Castle la acarició suavemente por encima de la prenda y luego llevó las manos hasta el borde para quitársela, pero ella se negó. -¡No!
-De acuerdo, tranquila. –Cogió su mano y la besó cariñosamente. Introdujo la otra mano bajo de la prenda y la acarició durante unos segundos, pero ella se retorció, gritando. –¡No, para, para, por favor!
Castle no dijo nada, paró y acarició dulcemente su rostro. –Ya mi amor, tranquilízate, lo has hecho muy bien, ha sido suficiente, tranquila, ven aquí cariño, ven, vamos a dormir.
-Lo siento…, estaba bien contigo, pero lo he estropeado. –Beckett temblaba y parecía avergonzada, Castle le sonrió. –¿Te has sentido bien durante un rato?
-Sí…
-Pues es suficiente por hoy, ha sido un gran paso dejar que te vea desnuda y que te acaricie mi amor, es normal que te hayas asustado al final, ahora ven conmigo, vamos ven. –Le tendió los brazos para que se acurrucara en ellos. Beckett fue quedándose dormida, pensando en todo lo que había sentido durante ese día.
Continuará...
No tengo ni la menor idea de psicología, así que no me lo tengais en cuenta. Espero que os haya caído bien Amanda. GRACIAS POR LEER
Última edición por maria_cs el Lun Mayo 28, 2012 2:25 pm, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
diossss mioiooo!! qué capitulazooo! me ha encantado la chrla con la psicóloga!! kate tiene que sincerarse porque lo está pasando fatal..pobrecilla! me encanta cómo llevas el fic! te mereces un premio o algo!! )
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
me ubieras dicho maria xD estoy estudiando eso
haha me parecio increible la manera en qe kate
esta tomando las cosas, la terapia si qe le va ayudar (;
magnifico maria! continualo pronto, qe muero por
leer el siguiente (:
haha me parecio increible la manera en qe kate
esta tomando las cosas, la terapia si qe le va ayudar (;
magnifico maria! continualo pronto, qe muero por
leer el siguiente (:
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Wowwww Maria, que capitulo, me dejaste sin palabras.
Que dificil situacion por favor.
Sigue pronto!!!
Que dificil situacion por favor.
Sigue pronto!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Un capítulo excelente y no se ha notado nada que no sabes de psicología
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: (¿+18?) La tormenta
espectacular, simplemente espectacular, siempre me dejas sin palabras, porq los capis son fabulosossss
me alegro q kate mejore aunque sea poco a poco
sigue prontoo
me alegro q kate mejore aunque sea poco a poco
sigue prontoo
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: (¿+18?) La tormenta
capitulazo madre mia !!!!!!!! increible y ver k kate esta avanzando es una alegria muy grande ...... haber como continua kiero el proximo capi ya !!!!!!!!!!! tu fic es impresionante
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: (¿+18?) La tormenta
YO TAMBIÉN QUIERO EL OTRO CAPITULO YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA este estuvo genial asombroso maravilloso definitivamente escribes increíble
moni valdes- As del póker
- Mensajes : 298
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 34
Localización : colombia
Re: (¿+18?) La tormenta
María vas a poner capi hoy?? Estoy qe me como la uñas!!! Jaja
LEILAKB- Actor en Broadway
- Mensajes : 202
Fecha de inscripción : 08/11/2011
Edad : 34
Localización : madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 64 Intentarlo
Volvían a estar en la consulta, hablando mientras esperaban a la doctora.
-¿No fue tan difícil no?
-No, la verdad es que no…
-¿Qué no fue tan difícil? –Amanda les sonrió, sentándose, mirándolos con curiosidad.
-Hablar con mis amigos.
-¿En serio?, eso es genial, realmente genial, cuéntame, ¿cómo fue?
-Pues…
(Cuatro días antes)
-Siéntate al lado mío, por favor. –Beckett le suplicaba como una niña pequeña, Castle no pudo evitar disimular una sonrisa, la veía adorable.
-Ya te he dicho que sí, vamos cielo, solo estarán Lanie, Esposito y Dan, será una cena entre amigos, aunque dime una cosa, ¿por qué has invitado a Dan?
-Durante el mes en que… ya sabes a que me refiero, estuvo a mi lado, me ayudó con Lucía, es un buen hombre.
-¡Vaya!, no lo sabía.
-Debí contártelo, perdona.
-No importa, me alegro de que seas tan amiga del hermano de Lanie. Ayúdame con esto, estarán a punto de llegar.
-Trae. –Terminaron de poner la mesa y unos minutos más tardes llamaron al timbre.
Beckett se sentó, las manos le temblaban. Castle se agachó a su lado. –Tranquila, recuerda lo que hemos hablado, es bueno que muestres como te sientes, no va a pasar nada, relájate y disfruta de la noche. –Besó sus labios durante unos segundos y colocó un mechón que se había escapado detrás de su oreja. –Estás preciosa. –Sonriéndole fue a abrir, dándole un beso a Lanie en la mejilla y saludando alegremente a Esposito y a Dan. –Hola chicos, ¡me alegro de veros!
Lanie fue hacia la mesa y abrazó a su amiga, susurrándole. –Me alegro de que te sientas lista para dar este paso, tranquila, les he dicho a los chicos que respeten tu tiempo y te dejen relajarte.
-Gracias Lanie, la verdad es que estoy un poco asustada.
-Tranquila, todo irá bien.
Esposito sonrió a su compañera, sentándose en frente de ella, Dan se sentó a su lado y Lanie al otro. Castle se sentó al lado de Beckett, cogiéndole la mano debajo de la mesa.
-Me alegro mucho de verte Beckett.
-Yo…, también me alegro, Esposito.
-Oh venga, por una vez olvidad esa estupidez de los apellidos y usad vuestros nombres. –Dan sonrió alegremente. –Estás preciosa Kate, con permiso de tu marido.
-Gracias Dan. –Beckett sonrió tímidamente.
-Bueno…, ¿quién quiere vino?
Cenaron hablando de los niños, de la nueva novia de Dan, de los planes de la boda, cosas cotidianas, sin mencionar para nada el trabajo. Al terminar la cena Castle se levantó y fue a por el postre, una tarta de tres chocolates.
-Eso tiene una pinta estupenda, Castle.
-Gracias Lanie, pero no puedo concederme todo el mérito.
-Ni todo ni ninguno, la tarta la ha hecho Alexis. –Beckett sonrió, Castle fingió sentirse ofendido.
-¡Oye!, yo la ayudé.
-Castle, buscar el azúcar no es ayudar a cocinar. –Todos se rieron. Castle la miró, contento de ver a la Beckett extrovertida que hacía bromas con él, se inclinó para besar suavemente sus labios, sonriéndole. Luego buscó sus ojos en señal de aprobación, ella asintió, ahora nerviosa.
-Bueno chicos, os hemos hecho venir porque os echábamos de menos y porque Kate quiere deciros algo.
Ellos asintieron. Beckett tragó saliva, de repente sentía que le faltaba el aire. Esposito la miró y decidió hablar el primero. –Beck…Kate, deja que yo hable primero, por favor. –Ella asintió.
-Quiero que sepas que te admiro, profundamente. –Su compañera lo miró con sorpresa. –No me mires así, eres una mujer fuerte, te han hecho daño Kate, te han hecho mucho daño, pero aún así no dejas que ese monstruo gane, te has levantado y estás haciendo todo lo posible por recuperar tu vida. Me alegro mucho de que hayas dado el paso de pedirnos que viniéramos a cenar hoy aquí, se que te habrá sido muy difícil y que te será aún más complicado decirnos lo que quieras decir, pero no tengas miedo, somos tus amigos y te queremos, estamos aquí para ayudarte en todo lo que necesites, estamos aquí Kate, si algún día nos necesitas, solo asómate a la ventana y grita.
-También puedes llamarnos al móvil.
-¡Dan!, estaba siendo un momento precioso, ¡no lo estropees!
-Perdón…
-Gracias Javi. –Beckett miró a su amigo y sonrió. –Siento mucho haberos evitado todos estos días, pero me daba miedo enfrentarme a vosotros, miraros a la cara, estaba asustada, no sabía cómo iba a reaccionar… estoy, estamos intentando superarlo, hacemos todo lo que podemos y es una gran ayuda teneros a mi lado, poder contar con vosotros, quiero ser la de antes y os voy a necesitar. Gracias Javi, por estar siempre ahí. –Ambos amigos se miraron y se sonrieron. Lanie y Castle intercambiaron una mirada de complicidad, ambos sabían lo mucho que se habían echado de menos, eran como hermanos, y se necesitaban el uno al otro.
-Bueno, Castle, saca el champán, quiero hacer un brindis. –Castle fue a buscarlo, preguntándose que quería decir Dan, cuando las copas estuvieron llenas el joven habló.
-Vereis, yo no soy un experto en las palabras, para eso teneis al escritor, ni os conozco muy bien, pero quiero decir que en estos meses me has parecido una mujer única Kate y que Esposito tiene razón, eres digna de admirar. Me alegro de que estés superando tus miedos. Así que nada, ¡por Kate!
-¡Por Kate! –Alzaron las copas y brindaron a la salud de la inspectora, que estaba roja. Castle sonrió. Estuvieron jugando al poker, donde Dan demostró ser un maestro y luego se marcharon, en el momento de la despedida Beckett abrazó con decisión a Esposito.
-Gracias por estar aquí, hermano.
-No hay de qué hermana, siempre que me necesites, aquí estaré.
-Vaya…, veo que tienes muy buenos amigos Kate.
-Los mejores. –La inspectora sonrió.
-Me alegro de que hayas podido arreglarlo, ahora dime, ¿qué tal la otra tarea?
-La cumplimos… a medias… -Beckett volvió a tensarse.
-¿A medias?
-Sí, no…, no le dejé seguir… ahí… abajo.
-Ya, resumiendo, ¿te tocó las tetas y nada más?
Beckett se puso roja, Castle se movió incomodo ante la manera directa de la psicóloga. –Lo siento, no quiero incomodaros, pero somos adultos, llamemos a las cosas por su nombre. Dime Kate, ¿por qué no quisiste seguir?
-No pude… -Beckett parecía triste, avergonzada.
-Lo sé, pero dime, ¿por qué?, ¿no te gustó como te acariciaba?, ¿voy a tener que enseñar a tu marido a complacer a una mujer?, puedo darle un curso...
-¡Nada de eso! –Castle podía ser un niño muchas veces, pero cuando era necesario, era todo un hombre.
-¿Entonces?
-Estaba bien, me sentía bien, pero luego me… puse nerviosa… empecé a pensar en él…
-De acuerdo, tranquila Kate, ya te dije que sería normal, pero lo has hecho muy bien. Aún así, antes de poneros otra tarea tenéis que culminar esta. ¿Lo entiendes?
-Sí…, pero no puedo…
-Tranquila, hoy te lo pondré más sencillo. Dijiste que te gustaba darte un baño con tu marido mientras que tomáis una copa de vino, ¿verdad?
-Sí…
-Estupendo, esa es vuestra tarea de hoy, daros un baño de espuma, relajaos, dejad a vuestra pequeña con su hermana mayor o con sus abuelos y relajaos.
-No creo que pueda…
-Kate, no es necesario que estés desnuda, ponte un bikini y daros ese baño. Confía en tu marido, cuando empieces a sentirte relajada y creas que puedes confiar en él y hacerlo, simplemente guía su mano hasta ahí abajo, quien sabe, si tan bueno es… puede que incluso salgas de ese baño con una sonrisa…
-Perdón… a ver si lo he entendido bien… quiere que la…
-Quiero que utilice sus dedos para que su mujer tenga un orgasmo, ¿sabe hacerlo o le doy ese curso?
Beckett se puso roja, le ardía la cara. Castle miró a su esposa, luego a la doctora y luego otra vez a su esposa. –Claro que sé hacerlo, pero… ¿cree qué está lista?
-Comprobadlo, nadie sabe que sabe nadar hasta que lo tiran a la piscina, ¿no?
-Ya…, Kate, ¿quieres hacerlo? –Castle miraba a su mujer con tranquilidad, sin presionarla.
Beckett parecía aterrorizada ante la idea de dejar que su marido volviera a tocarla. Amanda apuntó algo en su agenda y se dirigió al escritor.
-Señor Castle, ¿alguna vez lo ha hecho? usar solos los dedos, quiero decir.
-Sí.
-¿Lo has disfrutado? –Esta vez miraba a Beckett, esta asintió. -¿Quieres volver a sentir esa sensación? –Beckett volvió a asentir.-Entonces, confía en mí. Probad, y si no sale bien, no pasa nada, enjabonaos el uno al otro y dejad las caricias para otro día, no se aprende a nadar en un día. Probad, intentadlo, aprovecha que tu marido es un experto en las palabras y con el teclado, seguro que sabe que decir y que tocar para hacer que te sientas bien, créeme, yo no tengo esa suerte con mi marido. –Beckett le dirigió una sonrisa nerviosa. Castle hizo todo lo posible para olvidar esas últimas palabras.
-Entonces,¿lo intentarás?
-Prometeme que pararás si no me siento bien.
-Te lo prometo cielo.
-Lo intentaré.
-Maravilloso, estamos avanzando mucho, ahora dime, ya has solucionado el problema con tus amigos, qué tal llevas eso de salir de casa.
-Mal…, solo he salido para que me quitaran los puntos de la cabeza y para venir aquí.
-Ya veo, Kate, el hombre del tiempo ha dicho que van a hacer unos días esplendidos, quiero que los aproveches. Coge a tu niña, a tu marido y salid a dar un paseo todos los días. Id al parque, al zoo, lo que queráis, pero salid. Deja que te de el sol en la cara, ponte guapa y pon guapa a la pequeña, haceros fotos, dile a tu hijastra que vaya con vosotros, pasad días en familia, disfrutad del verano. ¿De acuerdo?
-Haré lo que pueda…
-Estupendo, se ha pasado el tiempo volando, nos vemos la semana que viene y recuerda, si lo intentas puede que salga mal, si no lo intentas, saldrá mal.
-Gracias Amanda.
Salieron de la consulta sonriendo. La doctora suspiró cuando cerró la puerta. Aquella mujer era fuerte, era muy fuerte y parecía que se estaba curando, era una lástima que en la próxima consulta tuviera que obligarla a hablar del secuestro, pero era necesario. Esperaba que en esos días disfrutase de su familia.
Beckett llevaba puesto el bikini, estaba sentada en el borde de la bañera, comprobando la temperatura del agua. Castle sonrió y cogiendo sales de baño con olor a vainilla echó un puñado al agua, el agradable olor llenó la habitación. Le tendió una copa de vino.
-Lo he comprado hoy, pruébalo.
-Mmmm, magnifico.
-Me alegro, ¿cómo está el agua?
-Perfecta.
-Genial. –Beckett se levantó y lo miró nerviosa, él sonrió, acariciando su rostro. –¿Te he dicho alguna vez lo bien que te sienta ese bikini?
-La verdad es que no…
-Pues te lo digo ahora, estás estupenda.
-Gracias cariño. –Beckett no pudo evitar pensar en lo maravilloso que era aquel hombre. Castle la miró un momento y sonrió, bebió un poco de vino y se quitó el albornoz, quedándose en bañador. Su mujer lo miró sorprendida. -¿Vas a bañarte así?
-Sabiendo lo que vamos a hacer, no quiero que el pequeño Rick lo vea, se pondría celoso. –Castle le sonrió.
-Dile al pequeño Rick que lo siento.
-Tranquila, él te quiere tanto como yo y te echa de menos, pero sabe que tiene que esperar, además Lanie lo ha amenazado.
-¿Amenazado? –Lo miró sin entender.
-Sí, el otro día le hizo entender, muy sutilmente, que si no era bueno contigo iba a acabar en una de sus bandejas plateadas para órganos.
Beckett lo miró con la boca abierta. -¿Sutilmente?
-Acercó un bisturí y lo puso justo delante de sus ojos.
-Pobre, lo siento mucho.
-Yo no, así se queda tranquilo y no insiste más. –Ambos se rieron, aunque ella con nerviosismo. –Vamos cielo, el baño tiene una pinta estupenda. –Le tendió la mano y se metió dentro, acomodándose. Beckett respiró hondo y se sentó, apoyándose en su torso.
-Sienta bien estar aquí contigo. –Murmuró.
-Lo mismo digo. –Se quedaron un rato con los ojos cerrados, sin hablar, sintiendo el agua caliente sobre su piel y el aroma de vainilla, probando el vino de vez en cuando. Castle dejó la copa y cogiendo el champú de cerezas empezó a lavarle el pelo, dándole un pequeño masaje.
-Rick…
-Shhhh, relájate y disfruta. –Masajeó su cuero cabelludo durante unos largos minutos, luego le apartó el jabón de la frente, para que no entrara en sus ojos.
-Gracias…
-De nada cielo…
Beckett se sentía bien, se sentía mejor que bien. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de esos momentos con él y era feliz, no harían nada que implicara al pequeño Rick, pero no era necesario saludarlo para disfrutar, Castle se encargaba muy bien de ello. Probandose a sí misma cogió la mano de su marido y murmuró: -¿Puedes quitarme el nudo?, me molesta en el cuello.
-Claro. –Desabrochó la parte superior del bikini y se lo quitó, dejándolo en el borde la bañera, por si ella se echaba atrás y quería volver a ponérselo. Con una mano sujetó su abdomen, pegándola a su cuerpo y con la otra empezó a estimular sus pechos, besando suavemente su cuello, hablándole en susurros. –Te quiero…, eres la mujer más hermosa de este mundo, déjame amarte…
-Rick… -Beckett cerró los ojos, concentrándose en aquellas caricias, cogió la mano de su marido y la hizo bajar hasta llegar a la parte inferior de su bikini. Castle se quedó un momento quieto y después volvió a acariciarla, por encima de la prenda. Beckett gimió.
-Rick…
-Lo sé mi amor, lo sé… -Deshizo el nudo lateral del bikini y le quitó la prenda. Era el momento decisivo. Miró a su esposa que tenía la cabeza apoyada en su hombro y los ojos cerrados. –Abre los ojos cariño, mírame por favor.
Lo miró, sus ojos mostraban una mezcla de deseo, nervios, placer y miedo. Castle acarició su clítoris con mucha suavidad, sin dejar de hablarle. –Eso es, mírame mi amor, no dejes de mirarme, te quiero Kate, quiero amarte, quiero que seas feliz, siente mis caricias, no pienses en nada, solo en esto, en mis caricias, te quiero Kate…
Beckett gimió, disfrutando de aquello, pero cuando sintió como su marido introducía suavemente un dedo dentro de ella empezó a recordar aquella horrible pesadilla.
-No…, por favor…
-Tranquila mi amor, no pienses en eso, piensa solo en nosotros, no dejes que se apodere de ti, no le perteneces cariño, tranquila, piensa en la primera vez que hicimos el amor, en nuestra Luna de Miel, eso es cariño, relájate…
Beckett seguía pensando en aquello, pero ahora otras imágenes, mucho más tiernas y dulces aparecían en sus ojos, recordándole lo apasionado y tierno que era su marido. Lentamente las escenas horribles fueron desapareciendo, haciendo que se calmara y dejara de temblar. Castle aprovechó ese momento para capturar sus labios con los suyos, hablando en su boca. –Te quiero Kate.
-Rick… yo también te quiero… sigue, demuéstrame que me quieres…
Castle no se hizo de rogar, empezó a mover suavemente sus dedos, acariciándola, mientras que con la otra mano acariciaba su pecho y le decía tiernas y apasionadas palabras al oído. Beckett sintió como el placer empezaba a invadirla, apoderándose de ella. Ya no pensaba para nada en aquel monstruo, ahora solo existía Richard Castle, su escritor, su compañero, su amante, su marido, su mundo. Gritó de placer. –Rick… mi amor… no pares…
-Vamos cariño, vamos, déjate ir…
Y se dejó ir. Beckett tuvo un poderoso e increíble orgasmo que la dejó convulsionando sobre el pecho de su marido, quien la sujetó con fuerza, besándola con ternura. Cuando sintió como se calmaba sonrió, con esa sonrisa pos orgásmica que nunca pensó que volvería a tener.
Continuará…
1º-Decidme que no os gustaría tener un hombre como este.
2º-Pasito a pasito Beckett se está curando, para que veáis que no soy tan mala.
3º-GRACIAS POR LEER
4º-Le estoy cogiendo cariño a Amanda.
5º-No se si a vosotr@s os pasa al escribir, pero cuando escribo un capítulo me obsesiono con las faltas de ortografía, las odio profundamente, lo leo mil veces para repasar y siempre se me pasa algo, así que si os fijáis en alguna decirlo, por favor. Gracias.
Volvían a estar en la consulta, hablando mientras esperaban a la doctora.
-¿No fue tan difícil no?
-No, la verdad es que no…
-¿Qué no fue tan difícil? –Amanda les sonrió, sentándose, mirándolos con curiosidad.
-Hablar con mis amigos.
-¿En serio?, eso es genial, realmente genial, cuéntame, ¿cómo fue?
-Pues…
(Cuatro días antes)
-Siéntate al lado mío, por favor. –Beckett le suplicaba como una niña pequeña, Castle no pudo evitar disimular una sonrisa, la veía adorable.
-Ya te he dicho que sí, vamos cielo, solo estarán Lanie, Esposito y Dan, será una cena entre amigos, aunque dime una cosa, ¿por qué has invitado a Dan?
-Durante el mes en que… ya sabes a que me refiero, estuvo a mi lado, me ayudó con Lucía, es un buen hombre.
-¡Vaya!, no lo sabía.
-Debí contártelo, perdona.
-No importa, me alegro de que seas tan amiga del hermano de Lanie. Ayúdame con esto, estarán a punto de llegar.
-Trae. –Terminaron de poner la mesa y unos minutos más tardes llamaron al timbre.
Beckett se sentó, las manos le temblaban. Castle se agachó a su lado. –Tranquila, recuerda lo que hemos hablado, es bueno que muestres como te sientes, no va a pasar nada, relájate y disfruta de la noche. –Besó sus labios durante unos segundos y colocó un mechón que se había escapado detrás de su oreja. –Estás preciosa. –Sonriéndole fue a abrir, dándole un beso a Lanie en la mejilla y saludando alegremente a Esposito y a Dan. –Hola chicos, ¡me alegro de veros!
Lanie fue hacia la mesa y abrazó a su amiga, susurrándole. –Me alegro de que te sientas lista para dar este paso, tranquila, les he dicho a los chicos que respeten tu tiempo y te dejen relajarte.
-Gracias Lanie, la verdad es que estoy un poco asustada.
-Tranquila, todo irá bien.
Esposito sonrió a su compañera, sentándose en frente de ella, Dan se sentó a su lado y Lanie al otro. Castle se sentó al lado de Beckett, cogiéndole la mano debajo de la mesa.
-Me alegro mucho de verte Beckett.
-Yo…, también me alegro, Esposito.
-Oh venga, por una vez olvidad esa estupidez de los apellidos y usad vuestros nombres. –Dan sonrió alegremente. –Estás preciosa Kate, con permiso de tu marido.
-Gracias Dan. –Beckett sonrió tímidamente.
-Bueno…, ¿quién quiere vino?
Cenaron hablando de los niños, de la nueva novia de Dan, de los planes de la boda, cosas cotidianas, sin mencionar para nada el trabajo. Al terminar la cena Castle se levantó y fue a por el postre, una tarta de tres chocolates.
-Eso tiene una pinta estupenda, Castle.
-Gracias Lanie, pero no puedo concederme todo el mérito.
-Ni todo ni ninguno, la tarta la ha hecho Alexis. –Beckett sonrió, Castle fingió sentirse ofendido.
-¡Oye!, yo la ayudé.
-Castle, buscar el azúcar no es ayudar a cocinar. –Todos se rieron. Castle la miró, contento de ver a la Beckett extrovertida que hacía bromas con él, se inclinó para besar suavemente sus labios, sonriéndole. Luego buscó sus ojos en señal de aprobación, ella asintió, ahora nerviosa.
-Bueno chicos, os hemos hecho venir porque os echábamos de menos y porque Kate quiere deciros algo.
Ellos asintieron. Beckett tragó saliva, de repente sentía que le faltaba el aire. Esposito la miró y decidió hablar el primero. –Beck…Kate, deja que yo hable primero, por favor. –Ella asintió.
-Quiero que sepas que te admiro, profundamente. –Su compañera lo miró con sorpresa. –No me mires así, eres una mujer fuerte, te han hecho daño Kate, te han hecho mucho daño, pero aún así no dejas que ese monstruo gane, te has levantado y estás haciendo todo lo posible por recuperar tu vida. Me alegro mucho de que hayas dado el paso de pedirnos que viniéramos a cenar hoy aquí, se que te habrá sido muy difícil y que te será aún más complicado decirnos lo que quieras decir, pero no tengas miedo, somos tus amigos y te queremos, estamos aquí para ayudarte en todo lo que necesites, estamos aquí Kate, si algún día nos necesitas, solo asómate a la ventana y grita.
-También puedes llamarnos al móvil.
-¡Dan!, estaba siendo un momento precioso, ¡no lo estropees!
-Perdón…
-Gracias Javi. –Beckett miró a su amigo y sonrió. –Siento mucho haberos evitado todos estos días, pero me daba miedo enfrentarme a vosotros, miraros a la cara, estaba asustada, no sabía cómo iba a reaccionar… estoy, estamos intentando superarlo, hacemos todo lo que podemos y es una gran ayuda teneros a mi lado, poder contar con vosotros, quiero ser la de antes y os voy a necesitar. Gracias Javi, por estar siempre ahí. –Ambos amigos se miraron y se sonrieron. Lanie y Castle intercambiaron una mirada de complicidad, ambos sabían lo mucho que se habían echado de menos, eran como hermanos, y se necesitaban el uno al otro.
-Bueno, Castle, saca el champán, quiero hacer un brindis. –Castle fue a buscarlo, preguntándose que quería decir Dan, cuando las copas estuvieron llenas el joven habló.
-Vereis, yo no soy un experto en las palabras, para eso teneis al escritor, ni os conozco muy bien, pero quiero decir que en estos meses me has parecido una mujer única Kate y que Esposito tiene razón, eres digna de admirar. Me alegro de que estés superando tus miedos. Así que nada, ¡por Kate!
-¡Por Kate! –Alzaron las copas y brindaron a la salud de la inspectora, que estaba roja. Castle sonrió. Estuvieron jugando al poker, donde Dan demostró ser un maestro y luego se marcharon, en el momento de la despedida Beckett abrazó con decisión a Esposito.
-Gracias por estar aquí, hermano.
-No hay de qué hermana, siempre que me necesites, aquí estaré.
-Vaya…, veo que tienes muy buenos amigos Kate.
-Los mejores. –La inspectora sonrió.
-Me alegro de que hayas podido arreglarlo, ahora dime, ¿qué tal la otra tarea?
-La cumplimos… a medias… -Beckett volvió a tensarse.
-¿A medias?
-Sí, no…, no le dejé seguir… ahí… abajo.
-Ya, resumiendo, ¿te tocó las tetas y nada más?
Beckett se puso roja, Castle se movió incomodo ante la manera directa de la psicóloga. –Lo siento, no quiero incomodaros, pero somos adultos, llamemos a las cosas por su nombre. Dime Kate, ¿por qué no quisiste seguir?
-No pude… -Beckett parecía triste, avergonzada.
-Lo sé, pero dime, ¿por qué?, ¿no te gustó como te acariciaba?, ¿voy a tener que enseñar a tu marido a complacer a una mujer?, puedo darle un curso...
-¡Nada de eso! –Castle podía ser un niño muchas veces, pero cuando era necesario, era todo un hombre.
-¿Entonces?
-Estaba bien, me sentía bien, pero luego me… puse nerviosa… empecé a pensar en él…
-De acuerdo, tranquila Kate, ya te dije que sería normal, pero lo has hecho muy bien. Aún así, antes de poneros otra tarea tenéis que culminar esta. ¿Lo entiendes?
-Sí…, pero no puedo…
-Tranquila, hoy te lo pondré más sencillo. Dijiste que te gustaba darte un baño con tu marido mientras que tomáis una copa de vino, ¿verdad?
-Sí…
-Estupendo, esa es vuestra tarea de hoy, daros un baño de espuma, relajaos, dejad a vuestra pequeña con su hermana mayor o con sus abuelos y relajaos.
-No creo que pueda…
-Kate, no es necesario que estés desnuda, ponte un bikini y daros ese baño. Confía en tu marido, cuando empieces a sentirte relajada y creas que puedes confiar en él y hacerlo, simplemente guía su mano hasta ahí abajo, quien sabe, si tan bueno es… puede que incluso salgas de ese baño con una sonrisa…
-Perdón… a ver si lo he entendido bien… quiere que la…
-Quiero que utilice sus dedos para que su mujer tenga un orgasmo, ¿sabe hacerlo o le doy ese curso?
Beckett se puso roja, le ardía la cara. Castle miró a su esposa, luego a la doctora y luego otra vez a su esposa. –Claro que sé hacerlo, pero… ¿cree qué está lista?
-Comprobadlo, nadie sabe que sabe nadar hasta que lo tiran a la piscina, ¿no?
-Ya…, Kate, ¿quieres hacerlo? –Castle miraba a su mujer con tranquilidad, sin presionarla.
Beckett parecía aterrorizada ante la idea de dejar que su marido volviera a tocarla. Amanda apuntó algo en su agenda y se dirigió al escritor.
-Señor Castle, ¿alguna vez lo ha hecho? usar solos los dedos, quiero decir.
-Sí.
-¿Lo has disfrutado? –Esta vez miraba a Beckett, esta asintió. -¿Quieres volver a sentir esa sensación? –Beckett volvió a asentir.-Entonces, confía en mí. Probad, y si no sale bien, no pasa nada, enjabonaos el uno al otro y dejad las caricias para otro día, no se aprende a nadar en un día. Probad, intentadlo, aprovecha que tu marido es un experto en las palabras y con el teclado, seguro que sabe que decir y que tocar para hacer que te sientas bien, créeme, yo no tengo esa suerte con mi marido. –Beckett le dirigió una sonrisa nerviosa. Castle hizo todo lo posible para olvidar esas últimas palabras.
-Entonces,¿lo intentarás?
-Prometeme que pararás si no me siento bien.
-Te lo prometo cielo.
-Lo intentaré.
-Maravilloso, estamos avanzando mucho, ahora dime, ya has solucionado el problema con tus amigos, qué tal llevas eso de salir de casa.
-Mal…, solo he salido para que me quitaran los puntos de la cabeza y para venir aquí.
-Ya veo, Kate, el hombre del tiempo ha dicho que van a hacer unos días esplendidos, quiero que los aproveches. Coge a tu niña, a tu marido y salid a dar un paseo todos los días. Id al parque, al zoo, lo que queráis, pero salid. Deja que te de el sol en la cara, ponte guapa y pon guapa a la pequeña, haceros fotos, dile a tu hijastra que vaya con vosotros, pasad días en familia, disfrutad del verano. ¿De acuerdo?
-Haré lo que pueda…
-Estupendo, se ha pasado el tiempo volando, nos vemos la semana que viene y recuerda, si lo intentas puede que salga mal, si no lo intentas, saldrá mal.
-Gracias Amanda.
Salieron de la consulta sonriendo. La doctora suspiró cuando cerró la puerta. Aquella mujer era fuerte, era muy fuerte y parecía que se estaba curando, era una lástima que en la próxima consulta tuviera que obligarla a hablar del secuestro, pero era necesario. Esperaba que en esos días disfrutase de su familia.
Beckett llevaba puesto el bikini, estaba sentada en el borde de la bañera, comprobando la temperatura del agua. Castle sonrió y cogiendo sales de baño con olor a vainilla echó un puñado al agua, el agradable olor llenó la habitación. Le tendió una copa de vino.
-Lo he comprado hoy, pruébalo.
-Mmmm, magnifico.
-Me alegro, ¿cómo está el agua?
-Perfecta.
-Genial. –Beckett se levantó y lo miró nerviosa, él sonrió, acariciando su rostro. –¿Te he dicho alguna vez lo bien que te sienta ese bikini?
-La verdad es que no…
-Pues te lo digo ahora, estás estupenda.
-Gracias cariño. –Beckett no pudo evitar pensar en lo maravilloso que era aquel hombre. Castle la miró un momento y sonrió, bebió un poco de vino y se quitó el albornoz, quedándose en bañador. Su mujer lo miró sorprendida. -¿Vas a bañarte así?
-Sabiendo lo que vamos a hacer, no quiero que el pequeño Rick lo vea, se pondría celoso. –Castle le sonrió.
-Dile al pequeño Rick que lo siento.
-Tranquila, él te quiere tanto como yo y te echa de menos, pero sabe que tiene que esperar, además Lanie lo ha amenazado.
-¿Amenazado? –Lo miró sin entender.
-Sí, el otro día le hizo entender, muy sutilmente, que si no era bueno contigo iba a acabar en una de sus bandejas plateadas para órganos.
Beckett lo miró con la boca abierta. -¿Sutilmente?
-Acercó un bisturí y lo puso justo delante de sus ojos.
-Pobre, lo siento mucho.
-Yo no, así se queda tranquilo y no insiste más. –Ambos se rieron, aunque ella con nerviosismo. –Vamos cielo, el baño tiene una pinta estupenda. –Le tendió la mano y se metió dentro, acomodándose. Beckett respiró hondo y se sentó, apoyándose en su torso.
-Sienta bien estar aquí contigo. –Murmuró.
-Lo mismo digo. –Se quedaron un rato con los ojos cerrados, sin hablar, sintiendo el agua caliente sobre su piel y el aroma de vainilla, probando el vino de vez en cuando. Castle dejó la copa y cogiendo el champú de cerezas empezó a lavarle el pelo, dándole un pequeño masaje.
-Rick…
-Shhhh, relájate y disfruta. –Masajeó su cuero cabelludo durante unos largos minutos, luego le apartó el jabón de la frente, para que no entrara en sus ojos.
-Gracias…
-De nada cielo…
Beckett se sentía bien, se sentía mejor que bien. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de esos momentos con él y era feliz, no harían nada que implicara al pequeño Rick, pero no era necesario saludarlo para disfrutar, Castle se encargaba muy bien de ello. Probandose a sí misma cogió la mano de su marido y murmuró: -¿Puedes quitarme el nudo?, me molesta en el cuello.
-Claro. –Desabrochó la parte superior del bikini y se lo quitó, dejándolo en el borde la bañera, por si ella se echaba atrás y quería volver a ponérselo. Con una mano sujetó su abdomen, pegándola a su cuerpo y con la otra empezó a estimular sus pechos, besando suavemente su cuello, hablándole en susurros. –Te quiero…, eres la mujer más hermosa de este mundo, déjame amarte…
-Rick… -Beckett cerró los ojos, concentrándose en aquellas caricias, cogió la mano de su marido y la hizo bajar hasta llegar a la parte inferior de su bikini. Castle se quedó un momento quieto y después volvió a acariciarla, por encima de la prenda. Beckett gimió.
-Rick…
-Lo sé mi amor, lo sé… -Deshizo el nudo lateral del bikini y le quitó la prenda. Era el momento decisivo. Miró a su esposa que tenía la cabeza apoyada en su hombro y los ojos cerrados. –Abre los ojos cariño, mírame por favor.
Lo miró, sus ojos mostraban una mezcla de deseo, nervios, placer y miedo. Castle acarició su clítoris con mucha suavidad, sin dejar de hablarle. –Eso es, mírame mi amor, no dejes de mirarme, te quiero Kate, quiero amarte, quiero que seas feliz, siente mis caricias, no pienses en nada, solo en esto, en mis caricias, te quiero Kate…
Beckett gimió, disfrutando de aquello, pero cuando sintió como su marido introducía suavemente un dedo dentro de ella empezó a recordar aquella horrible pesadilla.
-No…, por favor…
-Tranquila mi amor, no pienses en eso, piensa solo en nosotros, no dejes que se apodere de ti, no le perteneces cariño, tranquila, piensa en la primera vez que hicimos el amor, en nuestra Luna de Miel, eso es cariño, relájate…
Beckett seguía pensando en aquello, pero ahora otras imágenes, mucho más tiernas y dulces aparecían en sus ojos, recordándole lo apasionado y tierno que era su marido. Lentamente las escenas horribles fueron desapareciendo, haciendo que se calmara y dejara de temblar. Castle aprovechó ese momento para capturar sus labios con los suyos, hablando en su boca. –Te quiero Kate.
-Rick… yo también te quiero… sigue, demuéstrame que me quieres…
Castle no se hizo de rogar, empezó a mover suavemente sus dedos, acariciándola, mientras que con la otra mano acariciaba su pecho y le decía tiernas y apasionadas palabras al oído. Beckett sintió como el placer empezaba a invadirla, apoderándose de ella. Ya no pensaba para nada en aquel monstruo, ahora solo existía Richard Castle, su escritor, su compañero, su amante, su marido, su mundo. Gritó de placer. –Rick… mi amor… no pares…
-Vamos cariño, vamos, déjate ir…
Y se dejó ir. Beckett tuvo un poderoso e increíble orgasmo que la dejó convulsionando sobre el pecho de su marido, quien la sujetó con fuerza, besándola con ternura. Cuando sintió como se calmaba sonrió, con esa sonrisa pos orgásmica que nunca pensó que volvería a tener.
Continuará…
1º-Decidme que no os gustaría tener un hombre como este.
2º-Pasito a pasito Beckett se está curando, para que veáis que no soy tan mala.
3º-GRACIAS POR LEER
4º-Le estoy cogiendo cariño a Amanda.
5º-No se si a vosotr@s os pasa al escribir, pero cuando escribo un capítulo me obsesiono con las faltas de ortografía, las odio profundamente, lo leo mil veces para repasar y siempre se me pasa algo, así que si os fijáis en alguna decirlo, por favor. Gracias.
Última edición por maria_cs el Mar Mayo 29, 2012 3:20 am, editado 5 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
Aisssssssss qe bien qe ya se vaya recuperaando!! Amanda es supersimpática!! Jajajaja adoro tu tic Maria, ya lo sabes!!
LEILAKB- Actor en Broadway
- Mensajes : 202
Fecha de inscripción : 08/11/2011
Edad : 34
Localización : madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
Cada vez esta mejor!
Que bueno por Kate, y Rick la esta ayudando bastante bien!
Me encanta tu fic mariaa! espero verdaderamente el proximo con ansias!
Que bueno por Kate, y Rick la esta ayudando bastante bien!
Me encanta tu fic mariaa! espero verdaderamente el proximo con ansias!
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
me dejaste con una estupenda sonrisa definitivamente escribes genial este fic me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaa
moni valdes- As del póker
- Mensajes : 298
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 34
Localización : colombia
Re: (¿+18?) La tormenta
Felicitaciones!!!!!!!
Sigues escribiendo.capitulos tan increibles
Adoro a amanda!!!!
Sigues escribiendo.capitulos tan increibles
Adoro a amanda!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
yo también le estoy cogiendo cariño a Amanda! Me parece muy directa y muy simpática! y encima está ayudando muchísimo a Kate! Menos mal que se está recuperando... y Rick es monísimoo!! ojalá encontrase yo a uno así XD
Por cierto, en cuanto a lo de las faltas de ortografía, te entiendo perfectamente jajajaja soy una obsesaaaa! pero no me he fijado en ninguna así que BUEN TRABAJO!!
Por cierto, en cuanto a lo de las faltas de ortografía, te entiendo perfectamente jajajaja soy una obsesaaaa! pero no me he fijado en ninguna así que BUEN TRABAJO!!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
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Re: (¿+18?) La tormenta
increible capi y como bien dices yo tb le estoy cogiendo cariño a la psicologa es abierta , transmite confianza y claramente esta ayudando a nuestra parejita y sobre lo de ke si no nos gustaria tener un hombre como rick ......... solo te puedo decir ke vaya preguntas tienes jjjajajajaaajajaaja SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! pero hoy por hoy tal como esta el mercado creo ke me conformo con la bañera de estos dos ...... solo tengo duxa en mi casa ññññññññññññ y sinceramente creo ke es + fácil encontrar la bañera k no a este primor de hombre
castleaddict- As del póker
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