(¿+18?) La tormenta
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Re: (¿+18?) La tormenta
Madre mia!! Komo se la tire... No te preocupes jamas seria capaz de acerte nada eres "THE BEST" enhorabuena!! continua!!
María Caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 19/05/2012
Edad : 24
Localización : Madrid-España
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 59 Miedo
Miedo. Dolor. Rabia. Cansancio. Frustración. Preocupación. Agotamiento. Incertidumbre… Kate Beckett era incapaz de decidir que palabra definiría mejor su cautiverio. Llevaba tres días así. Sin comer nada, sin poder moverse… Meredith la soltaba una vez al día, la llevaba al baño a empujones, con los ojos vendados y luego volvía a atarla en la cama. Así era la rutina. Sollozaba pensando en su pequeña y en Castle, suplicando para que su marido no se cansara de buscarlas, para que no se desanimara. Quería volver a ver a su hija, pero su captor había sido muy claro…
(El primer día del secuestro)
La puerta volvió a abrirse. Se quedó completamente quieta, atenta a cualquier movimiento. La luz se encendió de golpe, dejando ver a un hombre con una capucha en la cabeza que le impedía ver el rostro. Pero no se fijó en eso, solo se fijó en el bulto que llevaba en brazos. ¡Lucía! Su pequeña estaba allí, estaba bien, estaba viva, estaba… ¡estaba en manos de esa bestia! El hombre se acercó y colocó al bebé con cuidado en el regazo desnudo de la inspectora. Luego se apartó y sacó un arma. Aterrorizada trató de suplicar, pero la mordaza seguía en su boca, impidiéndole hablar.
-No te preocupes, no os haré daño. Aquí tienes a tu mocosa, está bien, ¿lo ves? Alimentada, cambiada y calladita y depende de ti que siga así.
Beckett lo miró fijamente. El hombre se acercó, sin dejar de apuntar al bebé y le quitó la mordaza.
-¡¿Qué quieres?! ¡Suéltanos!
-¿Qué quiero?, ¿en serio?, sabes muy bien lo que quiero, pero no soy una bestia, no… tú me lo vas a dar, tú solita, por tu propia voluntad.
-¡Nunca!, ¡¿me oyes pedazo de cabrón?! ¡nunca!
-Te lo explicaré de otro modo, hasta que no aceptes no comerás nada, solo te soltaremos cinco minutos al día y Lucía se quedará con Meredith. Cuando decidas hacerme caso y disfrutar de un hombre de verdad, te trataré como te mereces y dejaré a esa mocosa en la puerta de vuestro loft. No volverás a verla, ni a ella ni al cabrón de su padre, pero sabrás que están a salvo.
-Por favor… -Beckett estaba temblando.
-Como veo que tienes ganas de pensar, te daré tres días de prueba, para que entiendas lo que quiero decir, y deberías recordar algo: Meredith es cómplice del hombre que intentó matar a su hija, ¿en serio vas a dejar a niñita con ella?, no veo que tenga mucho instinto maternal –Se rio y le quitó a la niña. Luego volvió a colocarle la mordaza y mirándola lascivamente besó uno de sus pechos, mordiéndolo con fuerza, haciendo que la inspectora se retorciera de dolor y de asco.
-Mmmmmm, me muero por saborear el resto. –Con una última risa despiadada se marchó, dejándola otra vez sola, pero ahora aún peor con antes.
Tres días así… Aterrorizada, sin fuerzas, sin poder ver a su hija, soportando las visitas de aquel animal que nunca desaprovechaba la ocasión para acariciarla o besarla, cada vez con más ímpetu, haciendo que se sintiera sucia, humillada, avergonzada. Intentaba no pensar, creer que era su marido quien estaba allí, pero no… Castle jamás la trataría así, él era cariñoso, amable, tierno, apasionado, no era una bestia, no era un monstruo. Se le acababa el tiempo, en pocas horas la bestia entraría a preguntarle que había decidido… Tenía que pensar en su niña. Lucía estaría a salvo con su padre, tenía que hacer ese sacrificio… No volvería a verlos, pero al menos ella sería feliz con su padre y con su hermana. Reprimió un sollozo al pensar en lo mucho que sufriría Castle cuando entendiera que no la vería nunca más. Necesitaba algo que le diese fuerza, y lo único que se la daba era su recuerdo… Pensó en su primer beso, en la primera vez que hicieron el amor, descubrir que estaba embarazada, su Luna de Miel, la boda, el nacimiento de la pequeña, volver a amarlo tras el parto, el cariño y la pasión con que la había tratado, entendiendo sus miedos, el alivio de ver que estaba vivo tras ese horrible mes… las lágrimas corrían sin control por sus mejillas al recordar todos esos momentos. Intentó calmarse, tenía que ser fuerte, por él y por Lucía.
-¿Aún nada?
-No Castle… lo siento mucho, estamos haciendo todo lo que podemos…
Castle asintió, cubriéndose el rostro con las manos. ¿Cómo era posible que su mujer y su hija pequeña hubieran desaparecido sin dejar huella? Martha colocó una mano en su hombro, dándole ánimos. Castle levantó la cabeza y colocó una mano sobre la de su madre, apretándola con fuerza. Lanie le acercó una taza.
-Tómatela, es una tila, te calmará.
-Gracias Lanie… -Se bebió la infusión sin protestar, no porque creyese que se iba a sentir mejor, sino por tranquilizar a sus amigos. Nada le haría sentir mejor, solo verlas a ellas. Alexis estaba a su lado, con la mirada perdida, aún no se había recuperado de las noticias que su padre le había contado esa misma mañana, cuando había vuelto a Nueva York desobedeciendo a su padre.
(Esa misma mañana)
-Te pedí que no vinieses…
-Me estaba volviendo loca papá. Yo también tengo mucho miedo, y te necesito y sé que tú me necesitas a mí.
-Cielo…
-Papá te prometo que las vamos a encontrar… Kate es muy fuerte y no te dejará solo, estoy segura de ello, y seguro que Lucía está con ella.
Castle no contestó, se limitó a abrazar a su hija y acariciar su pelo. La escuchó murmurar. –No les pasará nada, no les pasará nada, se salvarán, como me salvé yo de ese monstruo, ¿verdad?
Se separó de ella para mirarla a los ojos. Sería difícil, muy difícil, pero tenía que decírselo, tenía que estar prevenida. –Cariño, tengo que decirte algo…
Castle miró a su hija, dejó la taza en la encimera y la abrazó con fuerza. –Tranquila cielo, yo estoy aquí, todo saldrá bien…
-Como ha podido, ¿por qué?, tan mala hija he sido, mi madre…
-Ni digas eso, tu madre no sabe lo que hace, es como una niña pequeña, manipulable, y ese monstruo juega con la gente…
-¿Y si no es así?, ¿y si sabe muy bien lo que hace?, ¿y si le ayudó a intentar matarme?
-No digas eso…-Quería decirle más, que no se preocupase, que su madre era buena persona, pero no quería mentirle, ni el mismo sabía que decirle…
-La odio. –La abrazó en silencio, besando su pelo, mientras que Esposito, Lanie y Martha los miraban con tristeza y desesperación.
En esos momentos golpearon la puerta con fuerza. Se miraron entre sí. Esposito sacó su arma y se acercó haciéndole un gesto al resto para que se escondieran tras la encimera de la cocina. Abrió la puerta lentamente apuntando con el arma. Al otro lado una mujer de cabello rubio y mirada asustada se apresuró a levantar las manos. –¡No me dispare!, vengo a ayudar.
Esposito suspiró aliviado y bajó el arma. -¿Quién es usted?
-Trabajo en la papelería situada enfrente de la comisaría 12, tengo información para ustedes.
-Interrogamos a la dependienta de esa papelería y no era usted.
-Era mi cuñada. Yo me había marchado a casa porque no me sentía bien. Esta mañana me llamó para preguntarme cómo estaba y me dijo que la policía había hablado con ella sobre una inspectora de policía.
-Buscamos a la inspectora kate Beckett, ¿qué puede decirme sobre ella?
-¿Me deja pasar?, por favor. –Esposito se hizo a un lado y la condujo hasta el sofá, dónde los demás ya estaban sentados. Castle esperaba ansioso, apretando las manos de su madre y de Alexis.
-¿Qué sabe de mi mujer?
-Alguna vez la he visto en la papelería…, por eso la reconocí. Justo cuando yo salía porque me sentía fatal ella salía de la comisaría.
-¿Vio a dónde se dirigía?
-Subió a un taxi.
-¿Un taxi?
-Sí, un taxi, me sorprendió bastante porque siempre que la veía salir de la 12 iba en su coche.
Castle asintió nervioso. -¿Le pareció que alguien la obligaba a subir o qué estaba nerviosa?
-Bueno…, nadie parecía obligarla, pero estaba rara. Le dije “adiós inspectora Beckett”, pero ni se molestó en contestar, me pareció raro, ella siempre es muy educada.
-¿Hacia dónde fue el taxi?
-Arrancó calle abajo y luego se perdió de vista. Lo siento, no puedo decirle nada más.
Esposito atendió y avisó a la central para que empezaran a buscar las cámaras de seguridad de ese día de toda la calle. Castle se levantó y apretó la mano a aquella mujer. –Muchisimas gracias, nos ha sido de gran ayuda.
-De nada, espero que esté bien, de verdad.
La acompañó a la puerta. Cuando estaba a punto de marcharse Casle la detuvo, en voz baja murmuró. –No le diga a nadie que nos ha ayudado, es por su seguridad, ni siquiera a otros policías, ¿de acuerdo?
-De… acuerdo…
-Encontraremos el taxi, tranquilo Castle. –El escritor asintió, agradecido.
Un par de horas después estaban los dos en comisaría con Sorenson, mirando los vídeos de las cámaras de tráfico y de seguridad. Detenían el vídeo con cada taxi que pasaba y acercaban la imagen, para luego seguir mirando. Hasta que por fin…
-¡Es ese!, ahí está.
-Anota la matrícula y llama al Servicio de Taxis de la ciudad, encuentra al conductor y tráelo aquí, rápido. -Sorenson se levantó, dispuesto a marcharse.
-¿Tú a dónde vas?
-Tengo algo que hacer, no tardaré, cuando llegue el taxista interrogarlo.
-Bien…
Media hora después el taxista estaba sentado en comisaría, asustado. Esposito y Castle se sentaron enfrente suya.
-Peter Deller, taxista, cuarenta y cinco años, ni una multa, buen ciudadano… -Esposito leyó la ficha con tranquilidad, poniéndole nervioso.
-Escuche, ¿esto es por lo de la inspectora?, lo he visto en las noticias, pero le juro que no tengo nada que ver con eso, yo solo la llevé a dónde me pidió.
-¿Dónde fue eso?
Oyó la puerta abrirse. Enseguida se puso a temblar. El hombre le quitó la mordaza. –Por favor…
-Te he dado tres días, ¿has elegido?
-Sí…
-Estupendo, entonces dime, ¿qué es lo que quieres?
-Te quiero a ti… -Se odió a sí misma por decir esas palabras, pero lo hacía por su niña. Se dijo que Castle lo entendería, que comprendería porque lo hacía. El hombre se rio alegremente.
-Estupendo. Entonces vamos a comprobarlo, y si te portas bien, dejaré que te despidas de tu niña antes de llevarla con su padre.
Beckett asintió. Su respiración se hizo cada vez más rápida presa del pánico. El hombre se denudó rápidamente y se sentó en la cama, a su lado. Dio un respingo en cuanto sintió sus dedos acariciándola.
-Shhhh, tranquila, vas a disfrutar con esto, créeme, te daré todo lo que ese escritor no sabe darte.
Beckett apartó la mirada, asqueada, intentado calmarse. Sintió como el hombre se tumbaba sobre ella y empezaba acariciarla y a morder y lamer su piel. Sentía nauseas, quería pensar en Castle, pero era imposible compararlo con ese monstruo. Su mano fue bajando lentamente, acariciándola entre las piernas, haciendo que se retorciera.
-Quieta, más te vale colaborar. –Se obligó a calmarse, a pensar en su hija y en su marido, mientras que sentía como ese hombre introducía bruscamente un dedo dentro de ella. No estaba lista, con él jamás lo estaría, gritó de dolor. -¿Qué te ocurre preciosa?, ¿tu escritor nunca te hacía estas cosas?, ¿te trataba como si fueras de porcelana?, yo te mostraré como es el sexo de verdad, seguro que lo echabas de menos. –Empezó a moverlo rápidamente, riendo ante su mirada de dolor y de terror. Cuando se dio por satisfecho se acercó a una mesita que había al lado de la cama y cogió un preservativo. Se lo puso mirándola, viendo en sus ojos el miedo más cruel y horrible que podía sentir una persona. Volvió a tumbarse sobre ella, separándole bien las piernas. Pero en ese mismo momento la puerta se abrió.
Continuará...
Si, ya lo sé, "te odio, como puedes hacernos estos, que angustia, pobre Kate etc etc "
Aún así, muchas gracias por leer y por comentar, que los comentarios asesinos son muy bien recibidos
Miedo. Dolor. Rabia. Cansancio. Frustración. Preocupación. Agotamiento. Incertidumbre… Kate Beckett era incapaz de decidir que palabra definiría mejor su cautiverio. Llevaba tres días así. Sin comer nada, sin poder moverse… Meredith la soltaba una vez al día, la llevaba al baño a empujones, con los ojos vendados y luego volvía a atarla en la cama. Así era la rutina. Sollozaba pensando en su pequeña y en Castle, suplicando para que su marido no se cansara de buscarlas, para que no se desanimara. Quería volver a ver a su hija, pero su captor había sido muy claro…
(El primer día del secuestro)
La puerta volvió a abrirse. Se quedó completamente quieta, atenta a cualquier movimiento. La luz se encendió de golpe, dejando ver a un hombre con una capucha en la cabeza que le impedía ver el rostro. Pero no se fijó en eso, solo se fijó en el bulto que llevaba en brazos. ¡Lucía! Su pequeña estaba allí, estaba bien, estaba viva, estaba… ¡estaba en manos de esa bestia! El hombre se acercó y colocó al bebé con cuidado en el regazo desnudo de la inspectora. Luego se apartó y sacó un arma. Aterrorizada trató de suplicar, pero la mordaza seguía en su boca, impidiéndole hablar.
-No te preocupes, no os haré daño. Aquí tienes a tu mocosa, está bien, ¿lo ves? Alimentada, cambiada y calladita y depende de ti que siga así.
Beckett lo miró fijamente. El hombre se acercó, sin dejar de apuntar al bebé y le quitó la mordaza.
-¡¿Qué quieres?! ¡Suéltanos!
-¿Qué quiero?, ¿en serio?, sabes muy bien lo que quiero, pero no soy una bestia, no… tú me lo vas a dar, tú solita, por tu propia voluntad.
-¡Nunca!, ¡¿me oyes pedazo de cabrón?! ¡nunca!
-Te lo explicaré de otro modo, hasta que no aceptes no comerás nada, solo te soltaremos cinco minutos al día y Lucía se quedará con Meredith. Cuando decidas hacerme caso y disfrutar de un hombre de verdad, te trataré como te mereces y dejaré a esa mocosa en la puerta de vuestro loft. No volverás a verla, ni a ella ni al cabrón de su padre, pero sabrás que están a salvo.
-Por favor… -Beckett estaba temblando.
-Como veo que tienes ganas de pensar, te daré tres días de prueba, para que entiendas lo que quiero decir, y deberías recordar algo: Meredith es cómplice del hombre que intentó matar a su hija, ¿en serio vas a dejar a niñita con ella?, no veo que tenga mucho instinto maternal –Se rio y le quitó a la niña. Luego volvió a colocarle la mordaza y mirándola lascivamente besó uno de sus pechos, mordiéndolo con fuerza, haciendo que la inspectora se retorciera de dolor y de asco.
-Mmmmmm, me muero por saborear el resto. –Con una última risa despiadada se marchó, dejándola otra vez sola, pero ahora aún peor con antes.
Tres días así… Aterrorizada, sin fuerzas, sin poder ver a su hija, soportando las visitas de aquel animal que nunca desaprovechaba la ocasión para acariciarla o besarla, cada vez con más ímpetu, haciendo que se sintiera sucia, humillada, avergonzada. Intentaba no pensar, creer que era su marido quien estaba allí, pero no… Castle jamás la trataría así, él era cariñoso, amable, tierno, apasionado, no era una bestia, no era un monstruo. Se le acababa el tiempo, en pocas horas la bestia entraría a preguntarle que había decidido… Tenía que pensar en su niña. Lucía estaría a salvo con su padre, tenía que hacer ese sacrificio… No volvería a verlos, pero al menos ella sería feliz con su padre y con su hermana. Reprimió un sollozo al pensar en lo mucho que sufriría Castle cuando entendiera que no la vería nunca más. Necesitaba algo que le diese fuerza, y lo único que se la daba era su recuerdo… Pensó en su primer beso, en la primera vez que hicieron el amor, descubrir que estaba embarazada, su Luna de Miel, la boda, el nacimiento de la pequeña, volver a amarlo tras el parto, el cariño y la pasión con que la había tratado, entendiendo sus miedos, el alivio de ver que estaba vivo tras ese horrible mes… las lágrimas corrían sin control por sus mejillas al recordar todos esos momentos. Intentó calmarse, tenía que ser fuerte, por él y por Lucía.
-¿Aún nada?
-No Castle… lo siento mucho, estamos haciendo todo lo que podemos…
Castle asintió, cubriéndose el rostro con las manos. ¿Cómo era posible que su mujer y su hija pequeña hubieran desaparecido sin dejar huella? Martha colocó una mano en su hombro, dándole ánimos. Castle levantó la cabeza y colocó una mano sobre la de su madre, apretándola con fuerza. Lanie le acercó una taza.
-Tómatela, es una tila, te calmará.
-Gracias Lanie… -Se bebió la infusión sin protestar, no porque creyese que se iba a sentir mejor, sino por tranquilizar a sus amigos. Nada le haría sentir mejor, solo verlas a ellas. Alexis estaba a su lado, con la mirada perdida, aún no se había recuperado de las noticias que su padre le había contado esa misma mañana, cuando había vuelto a Nueva York desobedeciendo a su padre.
(Esa misma mañana)
-Te pedí que no vinieses…
-Me estaba volviendo loca papá. Yo también tengo mucho miedo, y te necesito y sé que tú me necesitas a mí.
-Cielo…
-Papá te prometo que las vamos a encontrar… Kate es muy fuerte y no te dejará solo, estoy segura de ello, y seguro que Lucía está con ella.
Castle no contestó, se limitó a abrazar a su hija y acariciar su pelo. La escuchó murmurar. –No les pasará nada, no les pasará nada, se salvarán, como me salvé yo de ese monstruo, ¿verdad?
Se separó de ella para mirarla a los ojos. Sería difícil, muy difícil, pero tenía que decírselo, tenía que estar prevenida. –Cariño, tengo que decirte algo…
Castle miró a su hija, dejó la taza en la encimera y la abrazó con fuerza. –Tranquila cielo, yo estoy aquí, todo saldrá bien…
-Como ha podido, ¿por qué?, tan mala hija he sido, mi madre…
-Ni digas eso, tu madre no sabe lo que hace, es como una niña pequeña, manipulable, y ese monstruo juega con la gente…
-¿Y si no es así?, ¿y si sabe muy bien lo que hace?, ¿y si le ayudó a intentar matarme?
-No digas eso…-Quería decirle más, que no se preocupase, que su madre era buena persona, pero no quería mentirle, ni el mismo sabía que decirle…
-La odio. –La abrazó en silencio, besando su pelo, mientras que Esposito, Lanie y Martha los miraban con tristeza y desesperación.
En esos momentos golpearon la puerta con fuerza. Se miraron entre sí. Esposito sacó su arma y se acercó haciéndole un gesto al resto para que se escondieran tras la encimera de la cocina. Abrió la puerta lentamente apuntando con el arma. Al otro lado una mujer de cabello rubio y mirada asustada se apresuró a levantar las manos. –¡No me dispare!, vengo a ayudar.
Esposito suspiró aliviado y bajó el arma. -¿Quién es usted?
-Trabajo en la papelería situada enfrente de la comisaría 12, tengo información para ustedes.
-Interrogamos a la dependienta de esa papelería y no era usted.
-Era mi cuñada. Yo me había marchado a casa porque no me sentía bien. Esta mañana me llamó para preguntarme cómo estaba y me dijo que la policía había hablado con ella sobre una inspectora de policía.
-Buscamos a la inspectora kate Beckett, ¿qué puede decirme sobre ella?
-¿Me deja pasar?, por favor. –Esposito se hizo a un lado y la condujo hasta el sofá, dónde los demás ya estaban sentados. Castle esperaba ansioso, apretando las manos de su madre y de Alexis.
-¿Qué sabe de mi mujer?
-Alguna vez la he visto en la papelería…, por eso la reconocí. Justo cuando yo salía porque me sentía fatal ella salía de la comisaría.
-¿Vio a dónde se dirigía?
-Subió a un taxi.
-¿Un taxi?
-Sí, un taxi, me sorprendió bastante porque siempre que la veía salir de la 12 iba en su coche.
Castle asintió nervioso. -¿Le pareció que alguien la obligaba a subir o qué estaba nerviosa?
-Bueno…, nadie parecía obligarla, pero estaba rara. Le dije “adiós inspectora Beckett”, pero ni se molestó en contestar, me pareció raro, ella siempre es muy educada.
-¿Hacia dónde fue el taxi?
-Arrancó calle abajo y luego se perdió de vista. Lo siento, no puedo decirle nada más.
Esposito atendió y avisó a la central para que empezaran a buscar las cámaras de seguridad de ese día de toda la calle. Castle se levantó y apretó la mano a aquella mujer. –Muchisimas gracias, nos ha sido de gran ayuda.
-De nada, espero que esté bien, de verdad.
La acompañó a la puerta. Cuando estaba a punto de marcharse Casle la detuvo, en voz baja murmuró. –No le diga a nadie que nos ha ayudado, es por su seguridad, ni siquiera a otros policías, ¿de acuerdo?
-De… acuerdo…
-Encontraremos el taxi, tranquilo Castle. –El escritor asintió, agradecido.
Un par de horas después estaban los dos en comisaría con Sorenson, mirando los vídeos de las cámaras de tráfico y de seguridad. Detenían el vídeo con cada taxi que pasaba y acercaban la imagen, para luego seguir mirando. Hasta que por fin…
-¡Es ese!, ahí está.
-Anota la matrícula y llama al Servicio de Taxis de la ciudad, encuentra al conductor y tráelo aquí, rápido. -Sorenson se levantó, dispuesto a marcharse.
-¿Tú a dónde vas?
-Tengo algo que hacer, no tardaré, cuando llegue el taxista interrogarlo.
-Bien…
Media hora después el taxista estaba sentado en comisaría, asustado. Esposito y Castle se sentaron enfrente suya.
-Peter Deller, taxista, cuarenta y cinco años, ni una multa, buen ciudadano… -Esposito leyó la ficha con tranquilidad, poniéndole nervioso.
-Escuche, ¿esto es por lo de la inspectora?, lo he visto en las noticias, pero le juro que no tengo nada que ver con eso, yo solo la llevé a dónde me pidió.
-¿Dónde fue eso?
Oyó la puerta abrirse. Enseguida se puso a temblar. El hombre le quitó la mordaza. –Por favor…
-Te he dado tres días, ¿has elegido?
-Sí…
-Estupendo, entonces dime, ¿qué es lo que quieres?
-Te quiero a ti… -Se odió a sí misma por decir esas palabras, pero lo hacía por su niña. Se dijo que Castle lo entendería, que comprendería porque lo hacía. El hombre se rio alegremente.
-Estupendo. Entonces vamos a comprobarlo, y si te portas bien, dejaré que te despidas de tu niña antes de llevarla con su padre.
Beckett asintió. Su respiración se hizo cada vez más rápida presa del pánico. El hombre se denudó rápidamente y se sentó en la cama, a su lado. Dio un respingo en cuanto sintió sus dedos acariciándola.
-Shhhh, tranquila, vas a disfrutar con esto, créeme, te daré todo lo que ese escritor no sabe darte.
Beckett apartó la mirada, asqueada, intentado calmarse. Sintió como el hombre se tumbaba sobre ella y empezaba acariciarla y a morder y lamer su piel. Sentía nauseas, quería pensar en Castle, pero era imposible compararlo con ese monstruo. Su mano fue bajando lentamente, acariciándola entre las piernas, haciendo que se retorciera.
-Quieta, más te vale colaborar. –Se obligó a calmarse, a pensar en su hija y en su marido, mientras que sentía como ese hombre introducía bruscamente un dedo dentro de ella. No estaba lista, con él jamás lo estaría, gritó de dolor. -¿Qué te ocurre preciosa?, ¿tu escritor nunca te hacía estas cosas?, ¿te trataba como si fueras de porcelana?, yo te mostraré como es el sexo de verdad, seguro que lo echabas de menos. –Empezó a moverlo rápidamente, riendo ante su mirada de dolor y de terror. Cuando se dio por satisfecho se acercó a una mesita que había al lado de la cama y cogió un preservativo. Se lo puso mirándola, viendo en sus ojos el miedo más cruel y horrible que podía sentir una persona. Volvió a tumbarse sobre ella, separándole bien las piernas. Pero en ese mismo momento la puerta se abrió.
Continuará...
Si, ya lo sé, "te odio, como puedes hacernos estos, que angustia, pobre Kate etc etc "
Aún así, muchas gracias por leer y por comentar, que los comentarios asesinos son muy bien recibidos
Última edición por maria_cs el Vie Mayo 25, 2012 3:06 am, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
Eso no se hace maria!!! ¬¬
hahahahaa no inventes, ya se lo que sintieron al ver mi final hahahaha
excelente capitulo! Mi imaginacion ya iba mas alla cuando me paras -.- hahaha
espero el otro con ansias :BBB
hahahahaa no inventes, ya se lo que sintieron al ver mi final hahahaha
excelente capitulo! Mi imaginacion ya iba mas alla cuando me paras -.- hahaha
espero el otro con ansias :BBB
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
o lo matas tu o yo me cuelo en la historia y lo mato yo ._.
vale vale pero no nos dejes con la intrigaa X_X
vale vale pero no nos dejes con la intrigaa X_X
.:DaNu:.- Policia de homicidios
- Mensajes : 704
Fecha de inscripción : 13/08/2011
Edad : 25
Localización : Perú
Re: (¿+18?) La tormenta
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa dos infartos seguidos como nos dejas ahi y a la pobre kate sufriendo de todas formas me encanta tu fic
moni valdes- As del póker
- Mensajes : 298
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 34
Localización : colombia
Re: (¿+18?) La tormenta
ha sido genial!! en serio, con el rapto, lo de lucía..TODO! genial genial genial!
solo espero que el psicópata no viole a kate porque entonces NADA VA A SER IGUAL! pero vamos que decidas lo que decidas, tu fic es INCREIBLE!
solo espero que el psicópata no viole a kate porque entonces NADA VA A SER IGUAL! pero vamos que decidas lo que decidas, tu fic es INCREIBLE!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
creo que ya se quien es ese hijo de p... !!! aun asi hay algo que no me cuadra
por fa sigue rapido , me encanta tu fic
por fa sigue rapido , me encanta tu fic
claudia vasquez- Ayudante de policia
- Mensajes : 122
Fecha de inscripción : 25/03/2012
Edad : 30
Localización : MADRID/ESPAÑA
Re: (¿+18?) La tormenta
Sube el pronto rapido que estoy super ansiosa por ver que pase!! Por favor, que salven a Kate!!
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
Creo que ya tu misma escribiste mis comentarios, para que repetirlos no??
Solo una cosa...SOLUCIONALO
Solo una cosa...SOLUCIONALO
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
si que la viole D: y asi dices que tiene un trauma y
la mandas al psicologo haha xD yaps
lo espero verdaderamente maria :B
la mandas al psicologo haha xD yaps
lo espero verdaderamente maria :B
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
guauuu im-pre-sio-nan-te esta genial los ultimos dos trozos
mi mas profunda enhorabuena chica es genial
pero q pena Kate, lo que hace una madre por sus hijos
sigue mu pronto pliss
mi mas profunda enhorabuena chica es genial
pero q pena Kate, lo que hace una madre por sus hijos
sigue mu pronto pliss
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 60 Nunca más seremos felices
Castle salió de la habitación para hablar con el doctor, quien le hacía un gesto desde la puerta.
(Unas horas antes)
-Rápido, déjala, tenemos que irnos.
El hombre la miró furioso. -¿Cómo te atreves a interrumpirnos?
-La policía viene hacia aquí, vámonos.
La miró con lascivia y murmuró sobre ella: -Aún tengo unos segundos para destrozarte la vida. – Y lo hizo, desde luego, lo hizo, con brusquedad y con fuerza. Solo fueron unos segundos, pero bastó para que Beckett sintiera que había perdido las ganas de vivir. Tras esos segundos el hombre se retiró, se vistió con rapidez y salió, tras apagar la luz, fijándose en la pelirroja.
-¡Suelta a la mocosa!
-Pero… pero tú dijiste…
-Suéltala o te quedas aquí, ¿me oyes?, solo nos traerá más problemas. ¡Suéltala!
Dejó a la niña en el suelo, junto a la puerta, no se atrevía a discutir, no sabiendo que tenía las de perder con él. Era así, ella lo quería, pero no le correspondía, y sin embargo sería incapaz de dejarle o desobedecerle. Se marcharon por la puerta de atrás, sabiendo que no había ni una cámara que los grabase.
-¡Policía de Nueva York!
-¡Kate!, ¡Kate estoy aquí!, ¡mi amor, si estás aquí di algo!
-¡Castle! –Esposito señaló al bebé que lloraba desde el suelo. Castle se acercó y la abrazó. –Lucía, ya pasó mi vida, papá está aquí. –Miró sonriendo a su compañero, pero éste miraba hacia el otro lado de la puerta, mudo, horrorizado. Castle miró y se quedó helado. Le tendió a la niña a Esposito y entró.
-Kate… -Se acercó y acarició su rostro, pero ella se retorció, gritando. –Shhhh, soy yo mi amor, soy yo, tranquila, shhhhhh.
-¿Cómo están?
-Su hija está muy bien, hoy podrá llevársela a casa.
-¿Y mi mujer?
-La estamos alimentando por una vía y curando la herida que tiene en la cabeza, la golpearon hace pocos días. Al no curarla se le ha infectado, por eso tiene fiebre, pero se pondrá bien.
-¿La ha…?
-Sí. –El médico lo miró con tristeza. –Lo siento mucho señor Castle, pero no quiero mentirle. Esto va a ser muy difícil, ella lo va a necesitar más que nunca pero no se lo hará saber. Se siente humillada, avergonzada, creerá que es culpa suya al no haber sabido defenderse. En cuanto a su vida sexual…
-Mi mujer ha pasado por la peor experiencia de su vida, ¿cree que me importa ahora nuestra vida sexual?
-Puede que ahora no, pero en unos meses si le importará, y también a ella. Quiero que esté preparado. Le va a ser muy difícil, le rechazará. Se lo digo para que la entienda. Ahora mismo siente que no es digna de usted ni de nadie, tendrán que tener mucha paciencia y hacerle entender que no es así, que la sigue queriendo igual, que ella solo es una víctima. Cuando lo rechace no se lo tenga en cuenta, no es culpa suya. Necesitará ayuda psicológica, no sólo para recuperar su vida sexual, sino para enfrentarse a muchas otras cosas, su trabajo, sus amigos, su familia pero especialmente a usted. Tenga paciencia señor Castle, no la presione y deje que tome su tiempo, pero no la deje sola, ella no lo soportaría.
Castle asintió con la cabeza, mirándola desde la puerta de la habitación. -¿Puedo entrar?
-Por supuesto, pero necesita descansar, simplemente quédese a su lado, nada más.
Volvió a asentir y entró. En un lado de la habitación estaba la cuna de Lucía, que dormía profundamente. En el otro lado Beckett estaba tumbada de lado, no quería ver a nadie que entrase por esa puerta. Sentía asco de sí misma y no quería compartirlo con nadie. Castle se sentó a su lado y acarició suavemente su hombro. Ella no lo rechazó, pero tampoco se dio la vuelta. Castle midió sus palabras y empezó a hablar.
-Te quiero Kate. Sé que piensas que no te lo mereces, pero no es así, te quiero, más que a nadie. Eres y siempre vas a ser la mujer de mi vida. No puedo ni imaginar el dolor que estás sintiendo, pero te prometo que voy a ayudarte a enfrentarlo, estaré a tu lado, SIEMPRE.
-Me violó… -Siguió sin mirarlo, pero al menos le hablaba. Castle acarició tiernamente su pelo, con cuidado de no tocar el apósito que cubría su herida.
-Lo sé, y lo mataré por ello.
-Me duele. –Estaba herida, no era necesario mirarla, bastaba con oír su voz para saberlo.
-Lo sé mi amor, pero yo estoy aquí, y seguiré estando siempre, intentaré curar tus heridas, mi vida, haré todo lo que pueda para que podamos vivir con esto y ser felices.
-Nunca más seremos felices.
-No digas eso, seremos felices Kate, yo me encargaré de ello, tendrás todo el tiempo que necesites, te daré eso tiempo y más, pero algún día volveré a hacerte sonreír, lo sé.
-Deberías abandonarme.
-Esa posibilidad no está en mi mente, lo siento mi vida, tendrás que seguir aguantado a este payaso como marido.
-Te cansarás..., un día querrás hacer el amor y yo no querré, te cansarás y me dejarás.
-Eso no va a pasar. Ya te lo he dicho Kate, SIEMPRE.
Ella se volvió, con los ojos llenos de lágrimas. –Creo que lo conozco, pero por más que quiera no sé quién es, no sé quien es Rick, me ha destrozado la vida y ni siquiera sé quién es. –Rompió a llorar, ahora sin control. Castle se sentó a su lado en la cama y la acarició con ternura.
-Lo cogeremos mi amor, te lo juro, y entonces nunca más volverá a hacerte daño y tú y yo podremos ser felices. Te quiero mi amor, te quiero. –No le dijo nada más, se limitó a abrazarla y dejar que se desahogara. Ya habría tiempo para empezar con la terapia, ahora solo necesitaba llorar y eso es lo que tenía que hacer, sobre el hombro de su marido, por supuesto. Castle la acarició hasta que sintió como se fue quedando dormida, en parte por el agotamiento y por la medicación. Mientras que la veía dormir en sus brazos pensó en lo que ella le había dicho. Cree que lo conoce… Castle sintió como una idea horrible iba apareciendo en su mente. Con cuidado de no despertarla cogió su móvil y le mandó un mensaje a Esposito.
“Ven al hospital y espérame en la puerta de la habitación. No hables con nadie”
Cuando terminó de escribir se dio cuenta de que Alexis y Martha lo miraban desde la puerta. Les hizo un gesto para que se acercaran.
-¿Cómo está?
-¿Y Lucía?
-Lucía está bien, de hecho hoy os la vais a llevar a casa.
-¿Y Kate?
-Mal, muy mal. Tengo algo que deciros. –Castle les explicó a ambas todo lo que había ocurrido durante el secuestro, dejando a las dos pelirrojas destrozadas. –Dios, pobrecilla, no sé como lo va a superar…
-Lo hará, será difícil, pero lo hará, yo la ayudaré y sé que vosotras también.
-Claro que sí, pero… ¿cómo?
-Empezando por ayudarla en todo lo que necesite y estando en casa con normalidad. No la miréis con lastima y no le mencionéis el tema bajo ningún concepto, eso dejármelo a mí, hasta que sepa cómo ayudarla a afrontarlo. Cuando le den el alta actuad como hasta ahora. Tú seguirás siendo la suegra loca que la adora y tú la hijastra que monta planes a mis espaldas para que ella me convenza. ¿De acuerdo?
Ambas asintieron con la cabeza.
-Tenéis que tener cuidado chicas, cuidadla y tened paciencia. Es posible que os rechace y no quiera veros, tendréis que entenderla, por favor.
-Lo haremos, no te preocupes papá, la ayudaremos a superar esto.
-Bien, gracias, sabía que diríais eso. Ahora chicas Kate necesita descansar y Lucía echará mucho de menos su cuna, por favor, iros a casa y llevárosla, ya he firmado su alta.
Martha asintió y cogió a la pequeña en brazos, acercándosela a su padre. Castle la cogió y besó tiernamente su frente. –Como me alegro de tenerte otra vez en mis brazos mi niña, te quiero mucho, y mamá también. Te queremos mi amor.
Martha se dirigió a la puerta pero Alexis miraba a Kate. -¿Crees que podría darle un beso?
-Por supuesto, pero intenta no despertarla.
Besó con cuidado la frente de su madrastra y susurró. –Te quiero mucho Kate, te pondrás bien, todos vamos a cuidar de ti, te lo prometo.
Ambas pelirrojas se marcharon, acompañadas por el escolta que se había quedado en el pasillo, dándole intimidad a la familia. Una media hora después Esposito le hizo una señal desde la puerta. Con cuidado para no despertarla se levantó y fue con él.
-¿Cómo está?
-Mal.
-Sabes que si me necesitas a mí o a Lanie…
-Lo sé, tranquilo, ya hablaremos de eso cuando ella me diga que quiere hacer, ahora no es bueno que reciba visitas, está asustada.
-Entiendo, pero entonces, ¿para qué me has llamado?
-¿Qué habéis encontrado en la casa?
-Nada, ni una puta huella, ni ADN, nada.
-Joder, entonces no puedo demostrarlo…
-¿Demostrar qué?
-Que fue Sorenson.
-¿Qué?
-Piénsalo, es como si fuera policía, puede controlar los ordenadores de la 12 sin dificultad gracias a su puesto en el FBI, estuvo con Kate y, justo cuando secuestran a mi niña, él aparece. Se marchaba sin dar explicaciones. Puede que se volviera loco cuando Kate le dejó y quiera venganza.
-La verdad es que tiene sentido, pero…
-Esposito, por favor, investígalo, te lo ruego.
-Lo haré, tranquilo, ahora tengo que irme, Lanie está muy asustada.
-Lo entiendo, gracias amigo.
-De nada, yo también quiero encontrar a ese cabrón y hacerle pagar por todo lo que ha hecho. Investigaré a Sorenson y mañana te llamaré con lo que averigüe.
-De acuerdo y gracias otra vez. –Esposito iba a marcharse pero de repente oyeron un grito.
-¡RICK!, ¡Rick no me dejes! ¡Rick ¿dónde estás?!
Castle se apresuró a entrar.
-Shhhhh estoy aquí mi vida, tranquila, tranquila, no voy a dejarte, jamás lo haría, tranquila.
Empezó a acariciarla y a hablarle como a una niña hasta que sintió como su respiración se iba calmando. Las miradas de Castle y de Esposito se cruzaron. Ambas con tristeza y a la vez con rabia, por creer que aquella bestia había estado tan cerca de ellos y no se habían dado ni cuenta. No sabían cuánta razón tenían.
Continuará...
1º-Si llevas pensando en matarme desde el principio del capítulo, relájate y respira hondo.
2º-Hace mucho le prometí a mi amiga un final feliz y se lo daré.
3º-MIL GRACIAS POR LEER Y POR COMENTAR
4º-No me puedo creer que haya llegado al capítulo 60, cuando empecé esto me dije que os ibais a cansar en el capítulo 10, gracias a todos por ayudarme a alimentar esta pequeña locura mía
Castle salió de la habitación para hablar con el doctor, quien le hacía un gesto desde la puerta.
(Unas horas antes)
-Rápido, déjala, tenemos que irnos.
El hombre la miró furioso. -¿Cómo te atreves a interrumpirnos?
-La policía viene hacia aquí, vámonos.
La miró con lascivia y murmuró sobre ella: -Aún tengo unos segundos para destrozarte la vida. – Y lo hizo, desde luego, lo hizo, con brusquedad y con fuerza. Solo fueron unos segundos, pero bastó para que Beckett sintiera que había perdido las ganas de vivir. Tras esos segundos el hombre se retiró, se vistió con rapidez y salió, tras apagar la luz, fijándose en la pelirroja.
-¡Suelta a la mocosa!
-Pero… pero tú dijiste…
-Suéltala o te quedas aquí, ¿me oyes?, solo nos traerá más problemas. ¡Suéltala!
Dejó a la niña en el suelo, junto a la puerta, no se atrevía a discutir, no sabiendo que tenía las de perder con él. Era así, ella lo quería, pero no le correspondía, y sin embargo sería incapaz de dejarle o desobedecerle. Se marcharon por la puerta de atrás, sabiendo que no había ni una cámara que los grabase.
-¡Policía de Nueva York!
-¡Kate!, ¡Kate estoy aquí!, ¡mi amor, si estás aquí di algo!
-¡Castle! –Esposito señaló al bebé que lloraba desde el suelo. Castle se acercó y la abrazó. –Lucía, ya pasó mi vida, papá está aquí. –Miró sonriendo a su compañero, pero éste miraba hacia el otro lado de la puerta, mudo, horrorizado. Castle miró y se quedó helado. Le tendió a la niña a Esposito y entró.
-Kate… -Se acercó y acarició su rostro, pero ella se retorció, gritando. –Shhhh, soy yo mi amor, soy yo, tranquila, shhhhhh.
-¿Cómo están?
-Su hija está muy bien, hoy podrá llevársela a casa.
-¿Y mi mujer?
-La estamos alimentando por una vía y curando la herida que tiene en la cabeza, la golpearon hace pocos días. Al no curarla se le ha infectado, por eso tiene fiebre, pero se pondrá bien.
-¿La ha…?
-Sí. –El médico lo miró con tristeza. –Lo siento mucho señor Castle, pero no quiero mentirle. Esto va a ser muy difícil, ella lo va a necesitar más que nunca pero no se lo hará saber. Se siente humillada, avergonzada, creerá que es culpa suya al no haber sabido defenderse. En cuanto a su vida sexual…
-Mi mujer ha pasado por la peor experiencia de su vida, ¿cree que me importa ahora nuestra vida sexual?
-Puede que ahora no, pero en unos meses si le importará, y también a ella. Quiero que esté preparado. Le va a ser muy difícil, le rechazará. Se lo digo para que la entienda. Ahora mismo siente que no es digna de usted ni de nadie, tendrán que tener mucha paciencia y hacerle entender que no es así, que la sigue queriendo igual, que ella solo es una víctima. Cuando lo rechace no se lo tenga en cuenta, no es culpa suya. Necesitará ayuda psicológica, no sólo para recuperar su vida sexual, sino para enfrentarse a muchas otras cosas, su trabajo, sus amigos, su familia pero especialmente a usted. Tenga paciencia señor Castle, no la presione y deje que tome su tiempo, pero no la deje sola, ella no lo soportaría.
Castle asintió con la cabeza, mirándola desde la puerta de la habitación. -¿Puedo entrar?
-Por supuesto, pero necesita descansar, simplemente quédese a su lado, nada más.
Volvió a asentir y entró. En un lado de la habitación estaba la cuna de Lucía, que dormía profundamente. En el otro lado Beckett estaba tumbada de lado, no quería ver a nadie que entrase por esa puerta. Sentía asco de sí misma y no quería compartirlo con nadie. Castle se sentó a su lado y acarició suavemente su hombro. Ella no lo rechazó, pero tampoco se dio la vuelta. Castle midió sus palabras y empezó a hablar.
-Te quiero Kate. Sé que piensas que no te lo mereces, pero no es así, te quiero, más que a nadie. Eres y siempre vas a ser la mujer de mi vida. No puedo ni imaginar el dolor que estás sintiendo, pero te prometo que voy a ayudarte a enfrentarlo, estaré a tu lado, SIEMPRE.
-Me violó… -Siguió sin mirarlo, pero al menos le hablaba. Castle acarició tiernamente su pelo, con cuidado de no tocar el apósito que cubría su herida.
-Lo sé, y lo mataré por ello.
-Me duele. –Estaba herida, no era necesario mirarla, bastaba con oír su voz para saberlo.
-Lo sé mi amor, pero yo estoy aquí, y seguiré estando siempre, intentaré curar tus heridas, mi vida, haré todo lo que pueda para que podamos vivir con esto y ser felices.
-Nunca más seremos felices.
-No digas eso, seremos felices Kate, yo me encargaré de ello, tendrás todo el tiempo que necesites, te daré eso tiempo y más, pero algún día volveré a hacerte sonreír, lo sé.
-Deberías abandonarme.
-Esa posibilidad no está en mi mente, lo siento mi vida, tendrás que seguir aguantado a este payaso como marido.
-Te cansarás..., un día querrás hacer el amor y yo no querré, te cansarás y me dejarás.
-Eso no va a pasar. Ya te lo he dicho Kate, SIEMPRE.
Ella se volvió, con los ojos llenos de lágrimas. –Creo que lo conozco, pero por más que quiera no sé quién es, no sé quien es Rick, me ha destrozado la vida y ni siquiera sé quién es. –Rompió a llorar, ahora sin control. Castle se sentó a su lado en la cama y la acarició con ternura.
-Lo cogeremos mi amor, te lo juro, y entonces nunca más volverá a hacerte daño y tú y yo podremos ser felices. Te quiero mi amor, te quiero. –No le dijo nada más, se limitó a abrazarla y dejar que se desahogara. Ya habría tiempo para empezar con la terapia, ahora solo necesitaba llorar y eso es lo que tenía que hacer, sobre el hombro de su marido, por supuesto. Castle la acarició hasta que sintió como se fue quedando dormida, en parte por el agotamiento y por la medicación. Mientras que la veía dormir en sus brazos pensó en lo que ella le había dicho. Cree que lo conoce… Castle sintió como una idea horrible iba apareciendo en su mente. Con cuidado de no despertarla cogió su móvil y le mandó un mensaje a Esposito.
“Ven al hospital y espérame en la puerta de la habitación. No hables con nadie”
Cuando terminó de escribir se dio cuenta de que Alexis y Martha lo miraban desde la puerta. Les hizo un gesto para que se acercaran.
-¿Cómo está?
-¿Y Lucía?
-Lucía está bien, de hecho hoy os la vais a llevar a casa.
-¿Y Kate?
-Mal, muy mal. Tengo algo que deciros. –Castle les explicó a ambas todo lo que había ocurrido durante el secuestro, dejando a las dos pelirrojas destrozadas. –Dios, pobrecilla, no sé como lo va a superar…
-Lo hará, será difícil, pero lo hará, yo la ayudaré y sé que vosotras también.
-Claro que sí, pero… ¿cómo?
-Empezando por ayudarla en todo lo que necesite y estando en casa con normalidad. No la miréis con lastima y no le mencionéis el tema bajo ningún concepto, eso dejármelo a mí, hasta que sepa cómo ayudarla a afrontarlo. Cuando le den el alta actuad como hasta ahora. Tú seguirás siendo la suegra loca que la adora y tú la hijastra que monta planes a mis espaldas para que ella me convenza. ¿De acuerdo?
Ambas asintieron con la cabeza.
-Tenéis que tener cuidado chicas, cuidadla y tened paciencia. Es posible que os rechace y no quiera veros, tendréis que entenderla, por favor.
-Lo haremos, no te preocupes papá, la ayudaremos a superar esto.
-Bien, gracias, sabía que diríais eso. Ahora chicas Kate necesita descansar y Lucía echará mucho de menos su cuna, por favor, iros a casa y llevárosla, ya he firmado su alta.
Martha asintió y cogió a la pequeña en brazos, acercándosela a su padre. Castle la cogió y besó tiernamente su frente. –Como me alegro de tenerte otra vez en mis brazos mi niña, te quiero mucho, y mamá también. Te queremos mi amor.
Martha se dirigió a la puerta pero Alexis miraba a Kate. -¿Crees que podría darle un beso?
-Por supuesto, pero intenta no despertarla.
Besó con cuidado la frente de su madrastra y susurró. –Te quiero mucho Kate, te pondrás bien, todos vamos a cuidar de ti, te lo prometo.
Ambas pelirrojas se marcharon, acompañadas por el escolta que se había quedado en el pasillo, dándole intimidad a la familia. Una media hora después Esposito le hizo una señal desde la puerta. Con cuidado para no despertarla se levantó y fue con él.
-¿Cómo está?
-Mal.
-Sabes que si me necesitas a mí o a Lanie…
-Lo sé, tranquilo, ya hablaremos de eso cuando ella me diga que quiere hacer, ahora no es bueno que reciba visitas, está asustada.
-Entiendo, pero entonces, ¿para qué me has llamado?
-¿Qué habéis encontrado en la casa?
-Nada, ni una puta huella, ni ADN, nada.
-Joder, entonces no puedo demostrarlo…
-¿Demostrar qué?
-Que fue Sorenson.
-¿Qué?
-Piénsalo, es como si fuera policía, puede controlar los ordenadores de la 12 sin dificultad gracias a su puesto en el FBI, estuvo con Kate y, justo cuando secuestran a mi niña, él aparece. Se marchaba sin dar explicaciones. Puede que se volviera loco cuando Kate le dejó y quiera venganza.
-La verdad es que tiene sentido, pero…
-Esposito, por favor, investígalo, te lo ruego.
-Lo haré, tranquilo, ahora tengo que irme, Lanie está muy asustada.
-Lo entiendo, gracias amigo.
-De nada, yo también quiero encontrar a ese cabrón y hacerle pagar por todo lo que ha hecho. Investigaré a Sorenson y mañana te llamaré con lo que averigüe.
-De acuerdo y gracias otra vez. –Esposito iba a marcharse pero de repente oyeron un grito.
-¡RICK!, ¡Rick no me dejes! ¡Rick ¿dónde estás?!
Castle se apresuró a entrar.
-Shhhhh estoy aquí mi vida, tranquila, tranquila, no voy a dejarte, jamás lo haría, tranquila.
Empezó a acariciarla y a hablarle como a una niña hasta que sintió como su respiración se iba calmando. Las miradas de Castle y de Esposito se cruzaron. Ambas con tristeza y a la vez con rabia, por creer que aquella bestia había estado tan cerca de ellos y no se habían dado ni cuenta. No sabían cuánta razón tenían.
Continuará...
1º-Si llevas pensando en matarme desde el principio del capítulo, relájate y respira hondo.
2º-Hace mucho le prometí a mi amiga un final feliz y se lo daré.
3º-MIL GRACIAS POR LEER Y POR COMENTAR
4º-No me puedo creer que haya llegado al capítulo 60, cuando empecé esto me dije que os ibais a cansar en el capítulo 10, gracias a todos por ayudarme a alimentar esta pequeña locura mía
Re: (¿+18?) La tormenta
1- si pienso en matarte desde hace varios capis
2- le doy gracias a tu amiga por lo menos se que voy a ver un final feliz cosa que lo dudaba muchisimo
3- es un placer (no siempre porque quiero matarte) leer y comentar
4- sigue hasta el 100!!!!!!!!! pero SOLUCIONALOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Y SABIA QUE ERA EL!!!!!!!!!
2- le doy gracias a tu amiga por lo menos se que voy a ver un final feliz cosa que lo dudaba muchisimo
3- es un placer (no siempre porque quiero matarte) leer y comentar
4- sigue hasta el 100!!!!!!!!! pero SOLUCIONALOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Y SABIA QUE ERA EL!!!!!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
La espera valio la pena (: excelente capitulo maria!
pobre kate u.u la pasara mal
continua pronto! y es excelente qe ya sea el cap 60 (:
pobre kate u.u la pasara mal
continua pronto! y es excelente qe ya sea el cap 60 (:
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Dios, que fuerte todoo! Antes no me gustaba Sorenson, pero ahora.. sigue pronto!!!
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
maravilloso, increible no encuentro palabras para describir el capi y la pena que me da Kate, me ha encantado el beso de Alexis a Kate en la frente y sus palabras....
todo el capi asi ....
por cierto yo tambien pense que podia ser Sorenson(no se escribirlo bien) por las pistas pero al ponerlo tan claro al pensarlo Castle me haces dudar
otro poli que conoce Kate y creo que no ha salido corrigeme si me equivoco (que son ya 60 capis geniales continua por mi hasta los 1000000....)es Demming otro puede ser
pues eso que continues que te superas en cada capiii
todo el capi asi ....
por cierto yo tambien pense que podia ser Sorenson(no se escribirlo bien) por las pistas pero al ponerlo tan claro al pensarlo Castle me haces dudar
otro poli que conoce Kate y creo que no ha salido corrigeme si me equivoco (que son ya 60 capis geniales continua por mi hasta los 1000000....)es Demming otro puede ser
pues eso que continues que te superas en cada capiii
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: (¿+18?) La tormenta
wow Maria sos una dura!!!
Todo el cap me la pase así: y con la pobre Kate así
Por favor que la muerte de Sorenson sea muy lentaaaaaaa
Gracias, muchas gracias por tu fic... cada día te superas
Todo el cap me la pase así: y con la pobre Kate así
Por favor que la muerte de Sorenson sea muy lentaaaaaaa
Gracias, muchas gracias por tu fic... cada día te superas
Re: (¿+18?) La tormenta
muy bueno maria,te puedes dedicar a esto aunque puenso que tus libros serian best sellers, pero acojonantes, para sus personajes, sigue cuando puedas y muchas gracias por tu tiempo, el cual nos entretiene a todos
setejga- Ayudante de policia
- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
ERES UNA MAESTRA DE LO MACABRO! te superas con cada capítulo! no me esperaba que fuese sorenson, de hecho, es el ex-novio de Kate que más me gustaba! claro que en tu fic todos acaban teniendo dos caras xD
espero que Kate se recupere y q se solucione todo porque si no.. la pobre Lucía va a tener unos traumas de mayor que... ^^
Sube pronto!
espero que Kate se recupere y q se solucione todo porque si no.. la pobre Lucía va a tener unos traumas de mayor que... ^^
Sube pronto!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
1º-Si llevas pensando en matarme desde el principio del capítulo, relájate y respira hondo.
No te preocupes, no tengo instintos asesinos. Cuando leo un capi tuyo me tomo un "Amiplin" y me quedo tan pancha.
2º-Hace mucho le prometí a mi amiga un final feliz y se lo daré.
Dale recuerdos a tu amiga, porque gracias a ella esto parece que va a acabar bien.
3º-MIL GRACIAS POR LEER Y POR COMENTAR
MIL DENADAS POR ESCRIBIR Y PONER CAPÍTULOS TAN SEGUIDOS
4º-No me puedo creer que haya llegado al capítulo 60, cuando empecé esto me dije que os ibais a cansar en el capítulo 10, gracias a todos por ayudarme a alimentar esta pequeña locura mía
Realmente la historia ha ido mejorando a medida que pasan los capítulos, y creo que a más de un@ nos ha dado miedo cansarnos, no vaya a ser que te mosquees y pongas un psicópata en nuestras vidas
No te preocupes, no tengo instintos asesinos. Cuando leo un capi tuyo me tomo un "Amiplin" y me quedo tan pancha.
2º-Hace mucho le prometí a mi amiga un final feliz y se lo daré.
Dale recuerdos a tu amiga, porque gracias a ella esto parece que va a acabar bien.
3º-MIL GRACIAS POR LEER Y POR COMENTAR
MIL DENADAS POR ESCRIBIR Y PONER CAPÍTULOS TAN SEGUIDOS
4º-No me puedo creer que haya llegado al capítulo 60, cuando empecé esto me dije que os ibais a cansar en el capítulo 10, gracias a todos por ayudarme a alimentar esta pequeña locura mía
Realmente la historia ha ido mejorando a medida que pasan los capítulos, y creo que a más de un@ nos ha dado miedo cansarnos, no vaya a ser que te mosquees y pongas un psicópata en nuestras vidas
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: (¿+18?) La tormenta
madre mia !!!!!!!!!! madreeeeeeeeeee mia ke capitulazo por dios !!!!!!!!!!!!! cuanto mas les va a tocar sufrir !!!!!!!!!!!! esto o hay cuerpo ke lo aguante ............. por lo menos si nos dices ke habra final feliz .... se me kita un poco la angustia sigue pronto
pd : solo de pensar ke le pueden kedar pocos capis a tu fic me entra una morriña ...
pd : solo de pensar ke le pueden kedar pocos capis a tu fic me entra una morriña ...
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: (¿+18?) La tormenta
Madre mía pedazo capitulo!!! Y que manera de hacernos sufrir y a kate!!!! Que ganas de matar al tio ese espero que tenga una muerte lenta y dolorosa x lo q ha echo increíble y bonito pero puuuuffff mucho sufrimiento no nos tortures tanto
Mery2912- Escritor novato
- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 05/04/2012
Edad : 30
Localización : En algún lugar de mi pequeño mundo
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 61 Secuelas
Una semana después Beckett recibió el alta. En esos días Castle no se había separado de ella, ni del teléfono, esperando una llamada de Esposito que le dijera que había encontrado algo de Sorenson, pero esa llamada no llegaba. El agente federal parecía limpio. La inspectora no había dejado que nadie fuera a verla, ni siquiera su padre, que se había tenido que conformar con las llamadas a Castle donde preguntaba por su estado de salud. Se sentía muy dolido, no entendía porque su hija no quería verle. El pobre hombre no sabía que Beckett había sido víctima de una agresión sexual, la mujer le había hecho prometer a su marido que no se lo diría. Castle se sentía mal por él, pero tenía que respetar los deseos de su esposa. Tampoco Martha, por expresa orden de su hijo, le había explicado nada a su pareja y veía como día tras día el hombre se desesperaba y se venía abajo.
Cuando llegó a casa no pudo ni entrar, estaba asustada. Castle la acarició con dulzura.
-¿Qué te pasa, cariño?
-No… puedo, no quiero…, tengo miedo…
-¿Miedo?, ¿de nuestras hijas?, mi amor, Lucía te echa muchísimo de menos, estoy seguro de que quiere que la cojas en brazos y le cantes esa nana que le gusta tanto, y Alexis también quiere verte. Las dos te echan de menos y te necesitan. No tengas miedo, estamos en casa, aquí nada malo puede pasarte.
-Es que… en el hospital me sentía apartada del mundo, aquí todo se hace tan real… tendré que ver a los chicos, hablar con mi padre…, no puedo Rick, no estoy lista.
-Shhh, no digas nada más. Entraremos en casa y te tomarás tu tiempo. Cuando estés lista para ver a alguien solo dilo, todos saben que por ahora es mejor que te dejen descansar. No tienes que enfrentarte a nadie todavía cielo, nadie va a obligarte. Ahora estaremos tú y yo con nuestra familia. Vamos a relajarnos y olvidarnos de toda esta pesadilla, ¿de acuerdo?
-Me da vergüenza, me siento sucia…
Castle suspiró. Acarició su mejilla y mumuró. –Ya hemos hablado de esto, no tienes que sentirte sucia, sigues siendo tú, la mujer extraordinaria, dulce, con carácter, gran madre y con esa sonrisa que me vuelve loco. Eres una víctima de ese animal, Kate,no te avergüences de ello, no es culpa tuya. Por favor, vamos dentro, te sentirás mejor cuando estemos en casa.
-No me dejes sola, te necesito Rick…
-Nunca jamás te voy a dejar sola, estoy aquí cariño, y mañana también estaré aquí. –Sacó la llave y abrió. -¿Lista?
-Sí…
Nada más entrar en la casa Alexis la abrazó con fuerza, pero Beckett no respondió, estaba tensa. La pelirroja se separó al notarlo. –Lo siento… pero… te echaba mucho de menos Kate.
La inspectora sonrió débilmente. –Yo también a ti Alexis, perdona, pero no me siento muy bien.
-Lo entiendo. He hecho el almuerzo, ya está listo.
-Gracias cielo. –Castle sonrió a su hija. Unos ruiditos llamó la atención de todos. Beckett por primera vez en muchos días sonrió de verdad. Se acercó al moisés y miró a la pequeña, que nada más ver a su madre se rio y le echó los brazos para que la cogiera. Pero no pudo, se echó a temblar. La pequeña la miró impaciente y empezó a llorar. –Kate cógela, está muy contenta de verte.
-Lo siento… no puedo. –Se volvió y se fue corriendo al dormitorio. Alexis y Castle se miraron con tristeza.
-Ni siquiera quiere coger a su hija…
-Quédate aquí. –Cogió al bebé y fue al cuarto. Beckett estaba sentada en la esquina de la habitación, llorando y respirando entrecortadamente. Castle se agachó a su lado, colocando a la pequeña sobre su regazo. –Kate…, Kate, mírala.
Miró a Lucía con los ojos nublados por las lágrimas. –Perdóname, lo siento cielo, perdóname…
-¿Perdonarte?, ¿qué tiene que perdonarte?, ¿qué dejaras que ese monstruo te hiciera daño para protegerla a ella? ¿qué seas la mejor madre que ella pueda tener? Dime Kate, ¿por qué le pides disculpas?
-Dudé… pude protegerla desde el primer día… pero dudé… me lo tuve que pensar… ¡no me la merezco!
-¡No vuelvas a decir eso!
Beckett se echó a temblar al oír el grito. Castle se apresuró a controlar su tono de voz. –Lo siento, no volveré a gritarte, perdona cariño. Escúchame, has hecho un sacrificio por Lucía que solo una madre puede hacer, sé que la quieres más que a nada. No has sonreído en días, pero al oírla lo has hecho, solo con oírla Kate. Ella también te quiere más que a nadie, mira como te mira, te necesita cariño, por favor, cógela, aunque solo sea un momento.
Lo miró aún sollozando, sin poder controlar su respiración. Castle dejó con cuidado a la pequeña en el suelo, sobre su chaqueta. Luego atrajo a la inspectora y la acarició dulcemente. -Vamos mi vida, respira muy despacio, controla tu respiración, tranquilízate…, eso es cariño, muy bien, otra vez…,así mi amor, así…-Se fue calmando con sus indicaciones y sus caricias. –Muy bien, ¿mejor?
-Sí…
-Entonces…
-Dámela. –Cogió a la pequeña que se rio feliz de estar por fin en brazos de su madre. La pequeña empezó a jugar con el anillo que colgaba de su cuello, como hacía siempre. Beckett aún con los ojos llorosos sonrió. –Hola mi niña, te echado tanto de menos…, perdona por no cogerte antes mi amor, te quiero, te quiero mucho cariño, tanto como quiero a papá.
Castle sonrió aliviado. Al menos había superado un paso. Ojalá pudiera traerle a Sarah, pero desde el secuestro el juez había ordenado que llevaran a la niña a otro orfanato sin que nadie, ni siquiera sus padres, supieran donde. Aquello era doloroso, pero era lo mejor para la pequeña. Recibían todos los días la llamada del juez que les aseguraba que estaba bien, pero echaba de menos verla. Miró a su mujer que en aquel momento lo miraba fijamente.
-Rick…, tengo que pedirte un favor…
-Dime cielo.
-Necesito que me ayudes a hablar con mi padre, no sé como pedirle perdón por no haberle dejado verme sin decirle porqué…
-Kate…, sé que es difícil pero si fueras Alexis yo querría saberlo…
-Tú no eres un hombre mayor, y no tuviste problemas con el alcohol. No se lo diré, ni tú tampoco.
-Está bien, ¿qué te parece si los invitamos a cenar hoy?, a él y a mi madre.
-No sé… -No quería ver a Martha, también se sentía avergonzada delante de ella. Ya no se sentía digna para su hijo.
-Cariño son parte de nuestra familia, tenemos que recuperar la tranquilidad y la normalidad para volver a ser felices. Sé que necesitas ir despacio, pero son nuestros padres.
-Está bien…, pero prométeme que no me dejarás derrumbarme delante de mi padre.
-Te lo prometo. No te preocupes cielo, yo cuidaré de ti y si ves que no te sientes bien solo hazme una señal y les diré, amablemente, que necesitas descansar y que se vayan.
-De acuerdo… Rick…, ¿te importa decirle a Alexis que no tengo hambre?, quiero dormir un rato…
-No te preocupes, pero esta noche te obligaré a comer, te lo aviso.
-Lo sé.
Castle se acercó para darle un beso, pero se quedó a escasos centímetros de ella. –Kate…, quiero besarte, pero no quiero que te sientas mal…
-Rick…, hazlo. –Era una necesidad, no quería sentir sus labios sobre su piel, no quería que acariciara la misma piel que ese monstruo había tocado, pero sus labios seguían siendo limpios, seguían siendo suyos. Castle la acarició suavemente y con suavidad y lentitud besó su boca, esperando a que ella se relajase y le dejase acceso. Unos segundos después ambos compartían un tierno beso, pero ella lo interrumpió cuando sintió como las manos de él se introducían por debajo de su blusa. Se separó rápidamente.
-Perdona, lo siento, he perdido el control… te dejo descansar cariño. –Acarició suavemente su rostro y luego se dio la vuelta.
-Rick… lo siento…, no puedo.
-Tranquila, no pasa nada cariño, ese beso ha sido para mí más que suficiente. Te quiero mi amor. –Le dirigió una sonrisa cálida y luego se marchó con Lucía, cerrando la puerta tras de sí. Beckett se desnudó y se puso el pijama para meterse en la cama. Se quedó dormida enseguida.
-Eres mía.
-No, por favor…
-Sí, y lo sabes… él nunca volverá a tocarte como antes, le das asco, ahora tu cuerpo es mío, solo mío, olvidate de sus besos y sus caricias por tu piel, eres solo mía.
-¡No! –Despertó de golpe, con una horrible sensación, temblando, asustada. Se levantó y fue a la ducha, se quitó la ropa y entró, poniendo el agua lo más caliente posible. Con una esponja empezó a frotarse con furia. –No, no, no, no, no… -Empezó a gritar, haciendo que Castle y Alexis la oyeran. El hombre se apresuró a entrar en el baño y vio como salía una gran cantidad de vapor de la ducha, mientras que la piel de su mujer empezaba a ponerse de un rojo intenso. Ella seguía gritando, frotando su cuerpo con rabia.
-Kate, Kate, basta, basta ya, te estás haciendo daño.
-No, no soy suya, no, no, no, ¡no!
-¡Kate! –Entró en la ducha y gritó de dolor al quemarse con el agua, se apresuró a cerrarla. Luego la obligó a mirarlo y a detenerse. –Kate, basta, para.
-Dime que no soy suya, por favor, por favor, por favor, por favor, necesito oírlo. –Lo abrazó llorando, temblando. Castle la rodeó con sus brazos, intentado no acariciar ninguna parte de su cuerpo demasiado intima, para no asustarla. Sabía que no estaba lista para eso.
–Shhhhhhhh, claro que no, no eres suya, shhhhhhhhhh.
-No se va…, quiero quitarme su olor pero no se va…, por más que frote… ,no se va… ¡quiero que se vaya! –Castle la abrazó con impotencia, luego observó los botes de champú y gel de cerezas. Estiró el brazo para coger el gel. –Pues vamos a hacer que se vaya, ¿de acuerdo?
Ella lo miró y negó. –Ya lo he intentado…
-Con la esponja no, con mi mano. Seré yo quien te toque, serán mis manos y será tu gel, con tu olor. Solo si tú quieres cielo. –Ella lo miró asustada, nerviosa. No se había dado cuenta de que estaba desnuda delante de él.
-Rick no puedo…
-Shhhh, no voy a hacerte nada, confía en mí cariño. Hagamos una cosa, coge mi mano y guíala hasta donde tú quieras, te prometo que no tocaré nada más. Tranquila cariño, haremos que se vaya, te lo juro. –Ella dudó, pero tenía que hacerlo, tenía que demostrarse a sí misma que confiaba en él y que él no le tenía asco, que la quería. Cogió la mano de su marido, temblando.
Una semana después Beckett recibió el alta. En esos días Castle no se había separado de ella, ni del teléfono, esperando una llamada de Esposito que le dijera que había encontrado algo de Sorenson, pero esa llamada no llegaba. El agente federal parecía limpio. La inspectora no había dejado que nadie fuera a verla, ni siquiera su padre, que se había tenido que conformar con las llamadas a Castle donde preguntaba por su estado de salud. Se sentía muy dolido, no entendía porque su hija no quería verle. El pobre hombre no sabía que Beckett había sido víctima de una agresión sexual, la mujer le había hecho prometer a su marido que no se lo diría. Castle se sentía mal por él, pero tenía que respetar los deseos de su esposa. Tampoco Martha, por expresa orden de su hijo, le había explicado nada a su pareja y veía como día tras día el hombre se desesperaba y se venía abajo.
Cuando llegó a casa no pudo ni entrar, estaba asustada. Castle la acarició con dulzura.
-¿Qué te pasa, cariño?
-No… puedo, no quiero…, tengo miedo…
-¿Miedo?, ¿de nuestras hijas?, mi amor, Lucía te echa muchísimo de menos, estoy seguro de que quiere que la cojas en brazos y le cantes esa nana que le gusta tanto, y Alexis también quiere verte. Las dos te echan de menos y te necesitan. No tengas miedo, estamos en casa, aquí nada malo puede pasarte.
-Es que… en el hospital me sentía apartada del mundo, aquí todo se hace tan real… tendré que ver a los chicos, hablar con mi padre…, no puedo Rick, no estoy lista.
-Shhh, no digas nada más. Entraremos en casa y te tomarás tu tiempo. Cuando estés lista para ver a alguien solo dilo, todos saben que por ahora es mejor que te dejen descansar. No tienes que enfrentarte a nadie todavía cielo, nadie va a obligarte. Ahora estaremos tú y yo con nuestra familia. Vamos a relajarnos y olvidarnos de toda esta pesadilla, ¿de acuerdo?
-Me da vergüenza, me siento sucia…
Castle suspiró. Acarició su mejilla y mumuró. –Ya hemos hablado de esto, no tienes que sentirte sucia, sigues siendo tú, la mujer extraordinaria, dulce, con carácter, gran madre y con esa sonrisa que me vuelve loco. Eres una víctima de ese animal, Kate,no te avergüences de ello, no es culpa tuya. Por favor, vamos dentro, te sentirás mejor cuando estemos en casa.
-No me dejes sola, te necesito Rick…
-Nunca jamás te voy a dejar sola, estoy aquí cariño, y mañana también estaré aquí. –Sacó la llave y abrió. -¿Lista?
-Sí…
Nada más entrar en la casa Alexis la abrazó con fuerza, pero Beckett no respondió, estaba tensa. La pelirroja se separó al notarlo. –Lo siento… pero… te echaba mucho de menos Kate.
La inspectora sonrió débilmente. –Yo también a ti Alexis, perdona, pero no me siento muy bien.
-Lo entiendo. He hecho el almuerzo, ya está listo.
-Gracias cielo. –Castle sonrió a su hija. Unos ruiditos llamó la atención de todos. Beckett por primera vez en muchos días sonrió de verdad. Se acercó al moisés y miró a la pequeña, que nada más ver a su madre se rio y le echó los brazos para que la cogiera. Pero no pudo, se echó a temblar. La pequeña la miró impaciente y empezó a llorar. –Kate cógela, está muy contenta de verte.
-Lo siento… no puedo. –Se volvió y se fue corriendo al dormitorio. Alexis y Castle se miraron con tristeza.
-Ni siquiera quiere coger a su hija…
-Quédate aquí. –Cogió al bebé y fue al cuarto. Beckett estaba sentada en la esquina de la habitación, llorando y respirando entrecortadamente. Castle se agachó a su lado, colocando a la pequeña sobre su regazo. –Kate…, Kate, mírala.
Miró a Lucía con los ojos nublados por las lágrimas. –Perdóname, lo siento cielo, perdóname…
-¿Perdonarte?, ¿qué tiene que perdonarte?, ¿qué dejaras que ese monstruo te hiciera daño para protegerla a ella? ¿qué seas la mejor madre que ella pueda tener? Dime Kate, ¿por qué le pides disculpas?
-Dudé… pude protegerla desde el primer día… pero dudé… me lo tuve que pensar… ¡no me la merezco!
-¡No vuelvas a decir eso!
Beckett se echó a temblar al oír el grito. Castle se apresuró a controlar su tono de voz. –Lo siento, no volveré a gritarte, perdona cariño. Escúchame, has hecho un sacrificio por Lucía que solo una madre puede hacer, sé que la quieres más que a nada. No has sonreído en días, pero al oírla lo has hecho, solo con oírla Kate. Ella también te quiere más que a nadie, mira como te mira, te necesita cariño, por favor, cógela, aunque solo sea un momento.
Lo miró aún sollozando, sin poder controlar su respiración. Castle dejó con cuidado a la pequeña en el suelo, sobre su chaqueta. Luego atrajo a la inspectora y la acarició dulcemente. -Vamos mi vida, respira muy despacio, controla tu respiración, tranquilízate…, eso es cariño, muy bien, otra vez…,así mi amor, así…-Se fue calmando con sus indicaciones y sus caricias. –Muy bien, ¿mejor?
-Sí…
-Entonces…
-Dámela. –Cogió a la pequeña que se rio feliz de estar por fin en brazos de su madre. La pequeña empezó a jugar con el anillo que colgaba de su cuello, como hacía siempre. Beckett aún con los ojos llorosos sonrió. –Hola mi niña, te echado tanto de menos…, perdona por no cogerte antes mi amor, te quiero, te quiero mucho cariño, tanto como quiero a papá.
Castle sonrió aliviado. Al menos había superado un paso. Ojalá pudiera traerle a Sarah, pero desde el secuestro el juez había ordenado que llevaran a la niña a otro orfanato sin que nadie, ni siquiera sus padres, supieran donde. Aquello era doloroso, pero era lo mejor para la pequeña. Recibían todos los días la llamada del juez que les aseguraba que estaba bien, pero echaba de menos verla. Miró a su mujer que en aquel momento lo miraba fijamente.
-Rick…, tengo que pedirte un favor…
-Dime cielo.
-Necesito que me ayudes a hablar con mi padre, no sé como pedirle perdón por no haberle dejado verme sin decirle porqué…
-Kate…, sé que es difícil pero si fueras Alexis yo querría saberlo…
-Tú no eres un hombre mayor, y no tuviste problemas con el alcohol. No se lo diré, ni tú tampoco.
-Está bien, ¿qué te parece si los invitamos a cenar hoy?, a él y a mi madre.
-No sé… -No quería ver a Martha, también se sentía avergonzada delante de ella. Ya no se sentía digna para su hijo.
-Cariño son parte de nuestra familia, tenemos que recuperar la tranquilidad y la normalidad para volver a ser felices. Sé que necesitas ir despacio, pero son nuestros padres.
-Está bien…, pero prométeme que no me dejarás derrumbarme delante de mi padre.
-Te lo prometo. No te preocupes cielo, yo cuidaré de ti y si ves que no te sientes bien solo hazme una señal y les diré, amablemente, que necesitas descansar y que se vayan.
-De acuerdo… Rick…, ¿te importa decirle a Alexis que no tengo hambre?, quiero dormir un rato…
-No te preocupes, pero esta noche te obligaré a comer, te lo aviso.
-Lo sé.
Castle se acercó para darle un beso, pero se quedó a escasos centímetros de ella. –Kate…, quiero besarte, pero no quiero que te sientas mal…
-Rick…, hazlo. –Era una necesidad, no quería sentir sus labios sobre su piel, no quería que acariciara la misma piel que ese monstruo había tocado, pero sus labios seguían siendo limpios, seguían siendo suyos. Castle la acarició suavemente y con suavidad y lentitud besó su boca, esperando a que ella se relajase y le dejase acceso. Unos segundos después ambos compartían un tierno beso, pero ella lo interrumpió cuando sintió como las manos de él se introducían por debajo de su blusa. Se separó rápidamente.
-Perdona, lo siento, he perdido el control… te dejo descansar cariño. –Acarició suavemente su rostro y luego se dio la vuelta.
-Rick… lo siento…, no puedo.
-Tranquila, no pasa nada cariño, ese beso ha sido para mí más que suficiente. Te quiero mi amor. –Le dirigió una sonrisa cálida y luego se marchó con Lucía, cerrando la puerta tras de sí. Beckett se desnudó y se puso el pijama para meterse en la cama. Se quedó dormida enseguida.
-Eres mía.
-No, por favor…
-Sí, y lo sabes… él nunca volverá a tocarte como antes, le das asco, ahora tu cuerpo es mío, solo mío, olvidate de sus besos y sus caricias por tu piel, eres solo mía.
-¡No! –Despertó de golpe, con una horrible sensación, temblando, asustada. Se levantó y fue a la ducha, se quitó la ropa y entró, poniendo el agua lo más caliente posible. Con una esponja empezó a frotarse con furia. –No, no, no, no, no… -Empezó a gritar, haciendo que Castle y Alexis la oyeran. El hombre se apresuró a entrar en el baño y vio como salía una gran cantidad de vapor de la ducha, mientras que la piel de su mujer empezaba a ponerse de un rojo intenso. Ella seguía gritando, frotando su cuerpo con rabia.
-Kate, Kate, basta, basta ya, te estás haciendo daño.
-No, no soy suya, no, no, no, ¡no!
-¡Kate! –Entró en la ducha y gritó de dolor al quemarse con el agua, se apresuró a cerrarla. Luego la obligó a mirarlo y a detenerse. –Kate, basta, para.
-Dime que no soy suya, por favor, por favor, por favor, por favor, necesito oírlo. –Lo abrazó llorando, temblando. Castle la rodeó con sus brazos, intentado no acariciar ninguna parte de su cuerpo demasiado intima, para no asustarla. Sabía que no estaba lista para eso.
–Shhhhhhhh, claro que no, no eres suya, shhhhhhhhhh.
-No se va…, quiero quitarme su olor pero no se va…, por más que frote… ,no se va… ¡quiero que se vaya! –Castle la abrazó con impotencia, luego observó los botes de champú y gel de cerezas. Estiró el brazo para coger el gel. –Pues vamos a hacer que se vaya, ¿de acuerdo?
Ella lo miró y negó. –Ya lo he intentado…
-Con la esponja no, con mi mano. Seré yo quien te toque, serán mis manos y será tu gel, con tu olor. Solo si tú quieres cielo. –Ella lo miró asustada, nerviosa. No se había dado cuenta de que estaba desnuda delante de él.
-Rick no puedo…
-Shhhh, no voy a hacerte nada, confía en mí cariño. Hagamos una cosa, coge mi mano y guíala hasta donde tú quieras, te prometo que no tocaré nada más. Tranquila cariño, haremos que se vaya, te lo juro. –Ella dudó, pero tenía que hacerlo, tenía que demostrarse a sí misma que confiaba en él y que él no le tenía asco, que la quería. Cogió la mano de su marido, temblando.
-Eso es cariño, muy bien, tranquila. Ahora dime dónde.
Ella no habló, simplemente guió su mano por todo su estomago, pero sin dejar que la tocara en los pechos ni entre las piernas. Castle la enjabonó suavemente, despacio, sin dejar de mirarla a los ojos. –Muy bien mi amor, sigue. –Beckett siguió guiando sus manos por sus brazos, su espalda, su rostro y también su pelo, aunque para esto Castle cambió el gel por el champú. –Creo que ya hemos terminado, ¿quieres terminar de ducharte tú sola?
-¡No te vayas!
Castle se rio. –No cielo, tranquila, ahora coge la esponja y termina tú, pero con suavidad, despacio, no te hagas daño. –Ella hizo lo que le decía, bajo la atenta mirada de Castle, pero sin atreverse a mirarlo. Cuando terminó Castle cogió la alcachofa de la ducha y tras comprobar que el agua estaba templada empezó a enjuagarla, prestando gran atención a su cabello. Se aseguró de que no quedaba ningún rastro de jabón y cerró el agua. Luego salió y le tendió su albornoz, pero ella se negó. –Dame el tuyo.
La miró sorprendido. –Te quedará un poco grande, ¿no?
-Huele a ti. –Asintió con la cabeza y se lo acercó, observando cómo se lo ponía.
Le quedaba enorme, pero le daba igual, se sentía segura. Tras esa ducha ya no olía más a él, ahora olía a cerezas, ese olor que tanto le gustaba al traerle recuerdos de su más tierna infancia, y también a Castle, su olor favorito. Su marido sonrió. –Mientras que te cepillas el pelo yo me voy a duchar, estoy un poco incomodo con las ropas mojadas. ¿Te sientes mejor, cariño?
-Sí, creo que sí. Gracias Rick. -Se cepilló el pelo mientras que Castle se duchaba. Luego fue al dormitorio y se puso otro pijama, el que se había puesto antes ya no le gustaba, lo tiraría. Pensó en volver al baño, pero no quería entrar. Aún se sentía muy incómoda al verlo desnudo, y culpable por ello. Fue hasta el comedor donde encontró a Alexis haciendo la cena, mientras que Lucía balbuceaba queriendo llamar la atención de alguien. Cogió a la pequeña y se sentó con ella en un taburete de la cocina, mientras que veía a su hijastra cocinar.
-Alexis…
-¡Kate!, me has asustado, creía que estabas en el baño.
-Me he dado una ducha, Alexis yo…, siento lo de antes…
-No sé de que hablas. ¿Me ayudas a cortar las verduras? –La adolescente la miró con una amable sonrisa en la cara. Beckett la miró agradecida por no hacer comentarios sobre el secuestro y por no mirarla con lástima. –Claro, pero primero quiero darle el biberón a esta tragona.
-No sabes como ha comido estos días, debe haber cogido dos kilos por lo menos. -Un rato después salió Castle recién duchado y afeitado, más atractivo que nunca.
-¿Cómo están mis tres mujeres favoritas?
-Cansadas, échanos una mano, elige: cuidar de Lucía o poner la mesa.
-Cuidar de…
-Poner la mesa. –Beckett lo interrumpió con una nerviosa sonrisa. –A mi niña la cuido yo.
-Vale, vale… -El hombre le sonrió y le dio un corto beso en los labios, susurrando sobre su boca. –Es estupendo verte sonreír de nuevo, estás preciosa.
Beckett le miró agradecida. Estaba aterrorizada por la idea de ver a Martha y a su padre. Sabía que otro día tendría que ver también a sus amigos, volver al trabajo y le daba tanto miedo… Solo quería estar con su familia, intentar curarse junto a ellos para poder enfrentarse luego al resto del mundo. Sabía que Castle la apoyaba y que respetaría sus tiempos, pero se sentía tan culpable de no querer ver a sus amigos ni a sus compañeros… Se sentó en el sofá con Lucía en brazos, meciéndola. El timbre la sobresaltó.
-Ya voy yo.
-No espera Alexis, deja que abra Kate.
La aludida lo miró asustada, Castle se acercó a ella. –Tranquila, estoy aquí, todos te queremos y te apoyamos, todo saldrá bien mi vida, te lo prometo. Recuerda, una sola señal y les digo que se vayan. ¿Lista?
-Sí…, creo que… sí… -Se encaminó lentamente hacia la puerta, mirando primero por la mirilla. Abrió con la mano temblorosa, intentando disimular su miedo delante de su padre.
-¡Hola Katie!, mi niña, ¡como me alegro de verte! –Jim la abrazó con fuerza. Ella no le rehuyó, su padre era el único hombre, a parte de su marido, al que sabía que podría abrazar siempre sin tener miedo. El abrazo duró unos minutos, luego se separaron.
-Hola papa, yo también me alegro, perdona por no haber querido que vinieras al hospital, pero no quería preocuparte…
-Tranquila, no pasa nada cielo, lo importante es que estés bien, ¿lo estás?
-…sí… -Mintió. No estaba bien, para nada, pero tenía que disimular. Martha intervino en ese momento. –Kate, querida, dame un abrazo. –Abrazó a su nuera y acarició tiernamente su rostro, como una madre a una hija. –Me alegro de que estés en casa, aquí todos vamos a cuidarte.
-Bueno, ¿comemos?
La cena transcurrió tranquila, no hablaron de nada importante, solo de temas cotidianos, como las increíbles notas de Alexis o el éxito de la obra de teatro de Martha. Beckett apenas hablaba y tampoco comía mucho. Jim miraba preocupado a su hija. Martha decidió que tenía que actuar. –Alexis cielo ve a buscar el postre. Kate quiero enseñarte un nuevo libro de teatro, creo que te va encantar, ¿me acompañas? –Beckett la miró asustada, mirando después a Castle, quien le dio una mirada de ánimo. Se levantó nerviosa.
Fueron al estudio y Martha cerró la puerta, miró a su nuera y preguntó:
-¿Cómo estás querida?
-…pues…, Martha lo siento, estoy tan avergonzada…
-Oh, Kate, no debes avergonzarte, esto no es culpa tuya, seguro que mi hijo ya te lo ha dicho…
-No es por eso…, es por Rick… -Sollozó con fuerza, su suegra la miró sin entender. –Él es tan bueno conmigo, me quiere tanto y yo quiero corresponderle pero solo de pensarlo me dan arcadas, ¡soy una mujer horrible!
-No digas eso. Kate mírame. Has sufrido por el peor momento de tu vida y tienes miedo de no poder vivir con ello. Nadie espera que de la noche a la mañana vuelvas a ser la de antes, nadie, y mucho menos mi hijo. Él te quiere, créeme, lo he visto con muchas mujeres pero a ninguna la ha mirado como te mira a ti. Kate mi hijo no te quiere solo por el sexo. Él esperará a que tú estés lista y es posible que tardes mucho en estarlo Kate, pero confía en mí, un día podrás volver a sentir esa sensación que sentimos todas las mujeres cuando pensamos en hacer el amor con el hombre al que queremos. Mientras deja que Richard te cuide y que te mime, deja que te ayude a curarte, pero no te pidas demasiado a ti misma. Relájate querida, tomate todo el tiempo que necesites, ve despacio. Recupera poco a poco tu vida y solo cuando te sientas capaz díselo. Pero nunca olvides esto Kate, el te quiere y no va a dejarte jamás.
-Martha… -La abrazó con fuerza. Martha sonrió con ternura y la abrazó. –Tranquila cielo, tranquila, todos te queremos en esta familia, todos. No llores más, tranquilízate.
Castle entró en el estudio y se acercó a ellas, acarició suavemente la espalda de su mujer.
–Kate cariño, ¿qué ocurre?
-Nada…, me he puesto nerviosa…, estoy bien.
-¿Seguro?, ha sido un día agotador, ,deberías descansar.
-Tienes razón, le diré a Jim que es tarde y que nos vayamos, hablaré con él para terminar de tranquilizarlo.
-No le digas…
-Nada, lo sé, no te preocupes. –Salieron después de que Beckett se calmase. Se despidieron de ellos y luego acostaron a la niña en la cuna. Alexis se fue a dormir, dejando a la pareja a solas.
–Vamos Kate, vamos a dormir mi amor.
Continuará…
La verdad es que a pesar de el sueño que tengo me ha gustado escribir este capítulo, sobre todo la escena de la ducha. Ahora sí que me voy a dormir, buenas noches y que lo disfruteis.
Ella no habló, simplemente guió su mano por todo su estomago, pero sin dejar que la tocara en los pechos ni entre las piernas. Castle la enjabonó suavemente, despacio, sin dejar de mirarla a los ojos. –Muy bien mi amor, sigue. –Beckett siguió guiando sus manos por sus brazos, su espalda, su rostro y también su pelo, aunque para esto Castle cambió el gel por el champú. –Creo que ya hemos terminado, ¿quieres terminar de ducharte tú sola?
-¡No te vayas!
Castle se rio. –No cielo, tranquila, ahora coge la esponja y termina tú, pero con suavidad, despacio, no te hagas daño. –Ella hizo lo que le decía, bajo la atenta mirada de Castle, pero sin atreverse a mirarlo. Cuando terminó Castle cogió la alcachofa de la ducha y tras comprobar que el agua estaba templada empezó a enjuagarla, prestando gran atención a su cabello. Se aseguró de que no quedaba ningún rastro de jabón y cerró el agua. Luego salió y le tendió su albornoz, pero ella se negó. –Dame el tuyo.
La miró sorprendido. –Te quedará un poco grande, ¿no?
-Huele a ti. –Asintió con la cabeza y se lo acercó, observando cómo se lo ponía.
Le quedaba enorme, pero le daba igual, se sentía segura. Tras esa ducha ya no olía más a él, ahora olía a cerezas, ese olor que tanto le gustaba al traerle recuerdos de su más tierna infancia, y también a Castle, su olor favorito. Su marido sonrió. –Mientras que te cepillas el pelo yo me voy a duchar, estoy un poco incomodo con las ropas mojadas. ¿Te sientes mejor, cariño?
-Sí, creo que sí. Gracias Rick. -Se cepilló el pelo mientras que Castle se duchaba. Luego fue al dormitorio y se puso otro pijama, el que se había puesto antes ya no le gustaba, lo tiraría. Pensó en volver al baño, pero no quería entrar. Aún se sentía muy incómoda al verlo desnudo, y culpable por ello. Fue hasta el comedor donde encontró a Alexis haciendo la cena, mientras que Lucía balbuceaba queriendo llamar la atención de alguien. Cogió a la pequeña y se sentó con ella en un taburete de la cocina, mientras que veía a su hijastra cocinar.
-Alexis…
-¡Kate!, me has asustado, creía que estabas en el baño.
-Me he dado una ducha, Alexis yo…, siento lo de antes…
-No sé de que hablas. ¿Me ayudas a cortar las verduras? –La adolescente la miró con una amable sonrisa en la cara. Beckett la miró agradecida por no hacer comentarios sobre el secuestro y por no mirarla con lástima. –Claro, pero primero quiero darle el biberón a esta tragona.
-No sabes como ha comido estos días, debe haber cogido dos kilos por lo menos. -Un rato después salió Castle recién duchado y afeitado, más atractivo que nunca.
-¿Cómo están mis tres mujeres favoritas?
-Cansadas, échanos una mano, elige: cuidar de Lucía o poner la mesa.
-Cuidar de…
-Poner la mesa. –Beckett lo interrumpió con una nerviosa sonrisa. –A mi niña la cuido yo.
-Vale, vale… -El hombre le sonrió y le dio un corto beso en los labios, susurrando sobre su boca. –Es estupendo verte sonreír de nuevo, estás preciosa.
Beckett le miró agradecida. Estaba aterrorizada por la idea de ver a Martha y a su padre. Sabía que otro día tendría que ver también a sus amigos, volver al trabajo y le daba tanto miedo… Solo quería estar con su familia, intentar curarse junto a ellos para poder enfrentarse luego al resto del mundo. Sabía que Castle la apoyaba y que respetaría sus tiempos, pero se sentía tan culpable de no querer ver a sus amigos ni a sus compañeros… Se sentó en el sofá con Lucía en brazos, meciéndola. El timbre la sobresaltó.
-Ya voy yo.
-No espera Alexis, deja que abra Kate.
La aludida lo miró asustada, Castle se acercó a ella. –Tranquila, estoy aquí, todos te queremos y te apoyamos, todo saldrá bien mi vida, te lo prometo. Recuerda, una sola señal y les digo que se vayan. ¿Lista?
-Sí…, creo que… sí… -Se encaminó lentamente hacia la puerta, mirando primero por la mirilla. Abrió con la mano temblorosa, intentando disimular su miedo delante de su padre.
-¡Hola Katie!, mi niña, ¡como me alegro de verte! –Jim la abrazó con fuerza. Ella no le rehuyó, su padre era el único hombre, a parte de su marido, al que sabía que podría abrazar siempre sin tener miedo. El abrazo duró unos minutos, luego se separaron.
-Hola papa, yo también me alegro, perdona por no haber querido que vinieras al hospital, pero no quería preocuparte…
-Tranquila, no pasa nada cielo, lo importante es que estés bien, ¿lo estás?
-…sí… -Mintió. No estaba bien, para nada, pero tenía que disimular. Martha intervino en ese momento. –Kate, querida, dame un abrazo. –Abrazó a su nuera y acarició tiernamente su rostro, como una madre a una hija. –Me alegro de que estés en casa, aquí todos vamos a cuidarte.
-Bueno, ¿comemos?
La cena transcurrió tranquila, no hablaron de nada importante, solo de temas cotidianos, como las increíbles notas de Alexis o el éxito de la obra de teatro de Martha. Beckett apenas hablaba y tampoco comía mucho. Jim miraba preocupado a su hija. Martha decidió que tenía que actuar. –Alexis cielo ve a buscar el postre. Kate quiero enseñarte un nuevo libro de teatro, creo que te va encantar, ¿me acompañas? –Beckett la miró asustada, mirando después a Castle, quien le dio una mirada de ánimo. Se levantó nerviosa.
Fueron al estudio y Martha cerró la puerta, miró a su nuera y preguntó:
-¿Cómo estás querida?
-…pues…, Martha lo siento, estoy tan avergonzada…
-Oh, Kate, no debes avergonzarte, esto no es culpa tuya, seguro que mi hijo ya te lo ha dicho…
-No es por eso…, es por Rick… -Sollozó con fuerza, su suegra la miró sin entender. –Él es tan bueno conmigo, me quiere tanto y yo quiero corresponderle pero solo de pensarlo me dan arcadas, ¡soy una mujer horrible!
-No digas eso. Kate mírame. Has sufrido por el peor momento de tu vida y tienes miedo de no poder vivir con ello. Nadie espera que de la noche a la mañana vuelvas a ser la de antes, nadie, y mucho menos mi hijo. Él te quiere, créeme, lo he visto con muchas mujeres pero a ninguna la ha mirado como te mira a ti. Kate mi hijo no te quiere solo por el sexo. Él esperará a que tú estés lista y es posible que tardes mucho en estarlo Kate, pero confía en mí, un día podrás volver a sentir esa sensación que sentimos todas las mujeres cuando pensamos en hacer el amor con el hombre al que queremos. Mientras deja que Richard te cuide y que te mime, deja que te ayude a curarte, pero no te pidas demasiado a ti misma. Relájate querida, tomate todo el tiempo que necesites, ve despacio. Recupera poco a poco tu vida y solo cuando te sientas capaz díselo. Pero nunca olvides esto Kate, el te quiere y no va a dejarte jamás.
-Martha… -La abrazó con fuerza. Martha sonrió con ternura y la abrazó. –Tranquila cielo, tranquila, todos te queremos en esta familia, todos. No llores más, tranquilízate.
Castle entró en el estudio y se acercó a ellas, acarició suavemente la espalda de su mujer.
–Kate cariño, ¿qué ocurre?
-Nada…, me he puesto nerviosa…, estoy bien.
-¿Seguro?, ha sido un día agotador, ,deberías descansar.
-Tienes razón, le diré a Jim que es tarde y que nos vayamos, hablaré con él para terminar de tranquilizarlo.
-No le digas…
-Nada, lo sé, no te preocupes. –Salieron después de que Beckett se calmase. Se despidieron de ellos y luego acostaron a la niña en la cuna. Alexis se fue a dormir, dejando a la pareja a solas.
–Vamos Kate, vamos a dormir mi amor.
Continuará…
La verdad es que a pesar de el sueño que tengo me ha gustado escribir este capítulo, sobre todo la escena de la ducha. Ahora sí que me voy a dormir, buenas noches y que lo disfruteis.
Última edición por maria_cs el Mar Mayo 29, 2012 3:30 am, editado 3 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
pobre de ella
seguro que Rick la ayuda a superar todo (:
me alegra maria qe hayas podido acabar todas
tus tareas y que aparte hayas subido capitulo
me comian las ancias por leer uno nuevo!
yo se que lo sabes pero me encanta cada capitulo
que subes!
continualoo pronto!! (:
seguro que Rick la ayuda a superar todo (:
me alegra maria qe hayas podido acabar todas
tus tareas y que aparte hayas subido capitulo
me comian las ancias por leer uno nuevo!
yo se que lo sabes pero me encanta cada capitulo
que subes!
continualoo pronto!! (:
DannyyFranco- Policia de homicidios
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Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
tu fic es como una peli, en serio está genial! cada capítulo me fascina! 61 capítulos y aún me tienes por aquí, muriéndome de envidia por tu historia y con intriga por saber lo que pasará al final!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
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