(¿+18?) La tormenta
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Re: (¿+18?) La tormenta
Genial como siempre!! Mata ya a soreson por diossssssssssss!! Jajaja hoy hay capi??
LEILAKB- Actor en Broadway
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Fecha de inscripción : 08/11/2011
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Re: (¿+18?) La tormenta
siiii ya a empezado!! pero despues de always si subes uno nuevo ya tenemos tension hasta mañana jaajajaja
LEILAKB- Actor en Broadway
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Fecha de inscripción : 08/11/2011
Edad : 34
Localización : madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
María Gracias por subirlo, está genial como siempre, cosa que no me cansaré de decirte
Por favor continualo pronto
Por favor continualo pronto
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 71 Tomando decisiones
Decisiones… Katherine Beckett había tenido que tomar muchas decisiones en su vida…elegir entre el guapo de segundo o el inteligente de su curso, comentarle a su madre que tenía un retraso o afrontarlo ella sola, dejar la carrera para entrar en la Academia de Policía, decirle a su agente de entrenamiento lo que sentía o no y más recientemente miles de decisiones relacionadas con cierto escritor de novelas de éxito…
Sí, Beckett había tenido que tomar muchas decisiones en su vida, pero ninguna se asemejaba a esta, y por eso tenía que dejar de ser la asustada señora de Castle y ser la inspectora Beckett, fría y decidida, porque el tiempo pasaba rápido, muy rápido, y no podía tomar esa decisión, no, no podía.
(Dos días antes)
-Tranquila cariño, lo están buscando, no va a pasar nada.
-Fue él… siempre fue él…
-Ya está en busca y captura, lo encontrarán, lo encerrarán y se acabará todo, te lo prometo.
-Rick, tengo miedo de que os pase algo, de que vaya a por vosotros.
-Relájate, ahora que sabemos con certeza que fue él estamos precavidos, tendremos cuidado, tranquila.
-Rick, por favor, vámonos a los Hamptons, hoy mismo, por favor, allí estaremos más seguros, por favor, vámonos.
-Tranquila, vale, nos vamos ahora mismo, tranquila, coge a Lucia y prepárala, yo haré las maletas.
Beckett fue hacia la escalera y subió rápidamente, cogió a la niña que estaba dormida y la llevo al comedor, sentándola en la sillita de paseo. Luego preparó su bolsa y volvió a bajar, sentándose un momento, recuperando el aliento, pero la pequeña empezó a llorar, al verse privada de su sueño.
-Shhhhh, no llores cielo, duerme, shhhhhh, no pasa nada, nos vamos a la playa, duerme, shhhh. –Estuvo unos minutos calmando a la niña y luego fue a la cocina, a por potitos, papillas, biberones y las cosas que iban a necesitar. Cuando se aseguró de que lo tenía todo llamó a Castle.
-Ya bajo cielo, tranquila, casi he acabado. –Beckett mientras tanto abrió la puerta y habló con el escolta, explicándole la nueva situación. El hombre asintió y le dijo que iría a su casa a coger ropa limpia para acompañarlos.
-No tarde.
-No lo haré, pero mientras no se separe de su pistola.
-Ya está todo listo, cuando quieras.
-Tenemos que esperar a Nick, ha ido a por ropa.
-De acuerdo, vamos ven aquí. –La abrazó, tomándose un minuto para calmarla y darle fuerzas. –Todo saldrá bien, confía en mí, todo saldrá bien.
Ella asintió, queriendo creerle y luego lo atrajo y lo besó profundamente. –Te quiero Rick, no lo olvides nunca.
-Yo también te quiero.
Hora y media después estaban en la casa de la playa, con Nick junto a ellos, dentro, sería más seguro, no se fiaban de dejarlo en la caravana.
-Me quedaré en el vestíbulo vigilando, todas las demás puertas están cerradas, nadie entrará en esta casa sin que yo me entere.
-Bien, muchas gracias Nick.
-No hay de que inspectora, estoy aquí para defenderlos, con mi vida si es necesario.
Dejaron a la niña en la cuna y luego fueron a la habitación, a dejar las cosas. Beckett se puso a colocar la ropa en el armario, pero Castle la tomó de la mano y tiró de ella caminando hacia la cama, cayendo los dos en el centro.
-Rick no…
-Kate, solo quiero que te calmes, se que estas asustada, yo estoy igual, pero aquí estamos a salvo, nuestra familias están a salvo. Mi madre y tu padre están en Italia con Alexis, Lanie y los gemelos están a salvo con Esposito, ¿de acuerdo?, vamos tienes que relajarte, todo va a salir bien.
Ella asintió, le dio un beso y luego se tumbó a su lado, descansando la cabeza sobre su pecho. Lentamente se quedó dormida, debido al agotamiento. Castle se quedó despierto, pensando en todo lo que estaba pasando. Estaba aterrorizado, al igual que su esposa, pero quería disimular, no quería asustarla más. La observó dormir, esperando que por una vez no tuviera pesadillas, ella necesitaba descansar, aunque solo fuera por una hora.
Unas horas después Beckett despertó, pero no vio a Castle a su lado. Asustada se levantó de golpe, buscándolo por toda la casa.
-¡Rick!, ¿Rick dónde estás?, ¡Rick! –Sintió como le faltaba el aire, bajó las escaleras pero tropezó, dándose de bruces contra el suelo, doblándose el tobillo; maldijo en voz alta. -¡Joder!, Rick, Rick, ¡RICK!
Nick se acercó a ella, ayudándola a levantarse. –Inspectora, ¿se encuentra bien?
Lo cogió de la chaqueta, gritándole. -¿Dónde está mi marido? ¿Dónde está?
-¿Kate?, ¿Kate cariño que te pasa?-Castle entraba en el salón por la puerta del jardín. Le dio una bofetada furiosa, Castle se quedó perplejo. – ¿A que ha venido esto?
-¡No vuelvas a asustarme así!, ¿me oyes?, nunca más me dejes sola. –Beckett empezó a llorar, Castle la miró sin entender, se acercó a ella.
-Kate, por favor, estaba en el jardín, tomando un poco el aire, no me he ido a ningún lado.
-Desperté y no estabas, te he llamado a gritos y no contestabas… estaba asustada…
-Está bien, de acuerdo, no pasa nada, vamos, ven aquí. –La abrazó y la acarició. –No te dejaré sola Kate, lo sabes, no te dejaré sola, tienes que calmarte, por favor.
-Me estoy volviendo loca… -Beckett suspiró, mirándolo avergonzada.
-Un poco sí. –Ella lo miró, Castle sonrió. –Y aun así me sigues gustando, ¿no es genial?
Ella dibujó una débil sonrisa en su rostro. –Mucho mejor, me encanta verte sonreír, vamos, es hora de cenar, ¿me ayudas?
-Claro… ¿y Lucía?
Por toda respuesta se escuchó un llanto desde la planta de arriba, Castle se rio.
-Me parece que te ha oído, voy a por ella.
Cuando bajó vio que Beckett estaba cojeando, se quedó mirándola. -¿Por qué estas cojeando?
-Me he doblado el tobillo…
-Déjame ver. –Dejó a la niña en el parque y la hizo sentarse en el sofá, palpando con cuidado su tobillo.
-¡Ay!
-Lo siento, voy a por hielo, no está muy hinchado, creo que se te pasará.
Fue a la cocina y volvió con hielo. –Toma, póntelo un ratito el tobillo, voy a hacer la cena.
-Vale…
Media hora después Beckett se sentía mejor, se levantó apoyando el pie con cuidado y tras comprobar que estaba bien cogió a la niña del parque y la llevó a la cocina, sentándola en la trona. Cogió uno de los potitos y lo calentó. Castle sonrió. -¿Te duele menos?
-Ya no me duele.
-Bien, la cena está casi lista.
Beckett asintió y cogió el potito y se sentó enfrente de la niña, mientras que Castle ponía la mesa. Cuando terminó cogió un yogur de la nevera y se lo dio, pero la pequeña lo rechazó, haciendo suspirar a su madre. –Vale, no sé qué te ha dado ahora con no comerte el yogur, si te encanta.
-A lo mejor los potitos la llenan demasiado…
-Antes no la llenaban…
-Bueno déjala, si no quiere comer, que no coma.
-La estamos malcriando…
-Solo es un yogur Kate, se ha comido la comida, que es lo que importa, vamos siéntate, la cena está lista.
Después de la cena acostaron a la pequeña en la cuna y se despidieron de Nick, que dormiría en el sofá, para no alejarse de la puerta. Castle fue hacia el dormitorio y entró en el baño, donde ella estaba preparando la bañera.
-¿Vas a darte un baño?
-Sí, necesito un poco de paz…
-Disfruta. –Le dio un beso y fue a la cama, cogiendo un libro. Una hora más tarde ella salía envuelta en una toalla, Castle la acarició con la mirada. Beckett la dejó caer y se acercó a él. Empezaron a besarse y acariciarse. Castle la besó profundamente antes de colocarse sobre ella y entrar en su interior, pero unos segundos después descubrió horrorizado que estaba llorando.
-Kate, cariño ¿te he hecho daño?
-No…no…no…quiero…per…perder…perderte…-Sollozó. Castle se apartó y la rodeó con los brazos, reconfortándola, diciéndole que no iba a perderlo, que todo saldría bien. Poco a poco se fue quedando dormida.
A la mañana siguiente Castle se despertó temprano y le llevó el desayuno a la cama, acompañado de una preciosa rosa roja. Cogió a la niña y su biberón y desayunaron los tres juntos en la habitación. Beckett parecía un poco más animada.
-¿Quieres qué salgamos a la playa?, podríamos comer allí.
-No sé si es seguro…
-Estaremos a la vista, Nick se quedará en el porche, vigilando, vamos Kate, ya que estamos aquí intentemos relajarnos un poco.
-Está bien, tienes razón.
Ojalá no hubiera cedido… ¿cómo era posible que en cinco minutos su vida se hubiera venido abajo? Bastó con que Castle entrara de nuevo en la casa con la niña, mientras que ella les esperaba en la playa, para que todo cambiase. Ahora tenía que tomar una horrible decisión y no podía, era incapaz, por eso tenía que ser Kate Beckett, la inspectora y encontrar a ese monstruo. Miró el reloj, dos horas, solo le quedaban dos horas, tenía que darse prisa, se dirigió a Esposito.
-¿Aún nada?
-Hemos mirado en todas las gasolineras, hoteles, hostales, pensiones, en centros comerciales, tenemos vigilada su casa, los lugares por donde ya ha actuado…
-¡Maldita sea!, necesito algo.
-Lo sé, tranquila, tienes que calmarte, lo encontraremos.
-Tiene a mi marido y a mi hija, ¡no me puedo calmar!
Esposito no contestó. Gates se acercó a ellos. –No hay rastro de él, sus vecinos y compañeros no saben nada, hace más de dos meses que no usa sus tarjetas, le ha quitado el GPS al coche y ha cambiado de móvil…
Beckett no dijo nada, arrugó con furia la nota que tenía en la mano, prometiéndose a sí misma que mataría a ese animal.
-Quizás se nos haya pasado algo en la nota.
-La he mirado mil veces…
-Pero tú solo te centras en el mensaje, déjame ver a mí, ahora mismo puedo pensar con más claridad. –Beckett cedió, dándosela, esperanzada.
“Hola preciosa. Veo que por fin sabes quién soy, eso no me ha hecho mucha gracia, me has obligado a cambiar de planes. Como verás tu marido y tu niñita no están ahí. Ahora voy a comprobar que puede más, el amor de madre o el amor de esposa… Mañana a las cuatro de la tarde estaré delante de ellos con una pistola, mirando a la pantalla de mi ordenador. Está conectada a dos cámaras, que he colocado en dos coches distintos, están aparcados enfrente de tu antiguo apartamento. Tienes que montarte en uno de ellos y conducir hasta el edificio donde tú y yo nos lo pasamos tan bien. Si conduces el rojo, te quedarás viuda, si conduces el verde, tu niña pasará a ser un angelito más del cielo… Si no te decides, o intentas engañarme de cualquier modo, morirán los dos. Te he querido mucho Kate, ahora me toca odiarte por lo qué me hiciste. O TU MARIDO O TU HIJA, TÚ ELIGES”
-¡Esposito se me acaba el tiempo!
-¡Ya lo sé Beckett!, por favor, déjame concentrarme. –El detective miraba la carta, intentando encontrar algo, cualquier cosa. -¡Mirad!
-¡¿Qué?!
-Estos puntitos, puede que sea la marca de la impresora, si averiguamos cual es, sabremos donde la imprimó, ya que sabemos que no ha sido en su casa, la tenemos vigilada.
-Hay millones de impresoras en esta ciudad, no tenemos tiempo.
-¿Y qué quieres hacer, Kate?
-¡No lo sé! –Estaba desesperada y las agujas de reloj seguían pasando. De pronto, tomó una decisión…
Continuará…
Ala, aquí tenéis, me voy a estudiar, gracias por leer y recordad: comentar es gratis =)
Decisiones… Katherine Beckett había tenido que tomar muchas decisiones en su vida…elegir entre el guapo de segundo o el inteligente de su curso, comentarle a su madre que tenía un retraso o afrontarlo ella sola, dejar la carrera para entrar en la Academia de Policía, decirle a su agente de entrenamiento lo que sentía o no y más recientemente miles de decisiones relacionadas con cierto escritor de novelas de éxito…
Sí, Beckett había tenido que tomar muchas decisiones en su vida, pero ninguna se asemejaba a esta, y por eso tenía que dejar de ser la asustada señora de Castle y ser la inspectora Beckett, fría y decidida, porque el tiempo pasaba rápido, muy rápido, y no podía tomar esa decisión, no, no podía.
(Dos días antes)
-Tranquila cariño, lo están buscando, no va a pasar nada.
-Fue él… siempre fue él…
-Ya está en busca y captura, lo encontrarán, lo encerrarán y se acabará todo, te lo prometo.
-Rick, tengo miedo de que os pase algo, de que vaya a por vosotros.
-Relájate, ahora que sabemos con certeza que fue él estamos precavidos, tendremos cuidado, tranquila.
-Rick, por favor, vámonos a los Hamptons, hoy mismo, por favor, allí estaremos más seguros, por favor, vámonos.
-Tranquila, vale, nos vamos ahora mismo, tranquila, coge a Lucia y prepárala, yo haré las maletas.
Beckett fue hacia la escalera y subió rápidamente, cogió a la niña que estaba dormida y la llevo al comedor, sentándola en la sillita de paseo. Luego preparó su bolsa y volvió a bajar, sentándose un momento, recuperando el aliento, pero la pequeña empezó a llorar, al verse privada de su sueño.
-Shhhhh, no llores cielo, duerme, shhhhhh, no pasa nada, nos vamos a la playa, duerme, shhhh. –Estuvo unos minutos calmando a la niña y luego fue a la cocina, a por potitos, papillas, biberones y las cosas que iban a necesitar. Cuando se aseguró de que lo tenía todo llamó a Castle.
-Ya bajo cielo, tranquila, casi he acabado. –Beckett mientras tanto abrió la puerta y habló con el escolta, explicándole la nueva situación. El hombre asintió y le dijo que iría a su casa a coger ropa limpia para acompañarlos.
-No tarde.
-No lo haré, pero mientras no se separe de su pistola.
-Ya está todo listo, cuando quieras.
-Tenemos que esperar a Nick, ha ido a por ropa.
-De acuerdo, vamos ven aquí. –La abrazó, tomándose un minuto para calmarla y darle fuerzas. –Todo saldrá bien, confía en mí, todo saldrá bien.
Ella asintió, queriendo creerle y luego lo atrajo y lo besó profundamente. –Te quiero Rick, no lo olvides nunca.
-Yo también te quiero.
Hora y media después estaban en la casa de la playa, con Nick junto a ellos, dentro, sería más seguro, no se fiaban de dejarlo en la caravana.
-Me quedaré en el vestíbulo vigilando, todas las demás puertas están cerradas, nadie entrará en esta casa sin que yo me entere.
-Bien, muchas gracias Nick.
-No hay de que inspectora, estoy aquí para defenderlos, con mi vida si es necesario.
Dejaron a la niña en la cuna y luego fueron a la habitación, a dejar las cosas. Beckett se puso a colocar la ropa en el armario, pero Castle la tomó de la mano y tiró de ella caminando hacia la cama, cayendo los dos en el centro.
-Rick no…
-Kate, solo quiero que te calmes, se que estas asustada, yo estoy igual, pero aquí estamos a salvo, nuestra familias están a salvo. Mi madre y tu padre están en Italia con Alexis, Lanie y los gemelos están a salvo con Esposito, ¿de acuerdo?, vamos tienes que relajarte, todo va a salir bien.
Ella asintió, le dio un beso y luego se tumbó a su lado, descansando la cabeza sobre su pecho. Lentamente se quedó dormida, debido al agotamiento. Castle se quedó despierto, pensando en todo lo que estaba pasando. Estaba aterrorizado, al igual que su esposa, pero quería disimular, no quería asustarla más. La observó dormir, esperando que por una vez no tuviera pesadillas, ella necesitaba descansar, aunque solo fuera por una hora.
Unas horas después Beckett despertó, pero no vio a Castle a su lado. Asustada se levantó de golpe, buscándolo por toda la casa.
-¡Rick!, ¿Rick dónde estás?, ¡Rick! –Sintió como le faltaba el aire, bajó las escaleras pero tropezó, dándose de bruces contra el suelo, doblándose el tobillo; maldijo en voz alta. -¡Joder!, Rick, Rick, ¡RICK!
Nick se acercó a ella, ayudándola a levantarse. –Inspectora, ¿se encuentra bien?
Lo cogió de la chaqueta, gritándole. -¿Dónde está mi marido? ¿Dónde está?
-¿Kate?, ¿Kate cariño que te pasa?-Castle entraba en el salón por la puerta del jardín. Le dio una bofetada furiosa, Castle se quedó perplejo. – ¿A que ha venido esto?
-¡No vuelvas a asustarme así!, ¿me oyes?, nunca más me dejes sola. –Beckett empezó a llorar, Castle la miró sin entender, se acercó a ella.
-Kate, por favor, estaba en el jardín, tomando un poco el aire, no me he ido a ningún lado.
-Desperté y no estabas, te he llamado a gritos y no contestabas… estaba asustada…
-Está bien, de acuerdo, no pasa nada, vamos, ven aquí. –La abrazó y la acarició. –No te dejaré sola Kate, lo sabes, no te dejaré sola, tienes que calmarte, por favor.
-Me estoy volviendo loca… -Beckett suspiró, mirándolo avergonzada.
-Un poco sí. –Ella lo miró, Castle sonrió. –Y aun así me sigues gustando, ¿no es genial?
Ella dibujó una débil sonrisa en su rostro. –Mucho mejor, me encanta verte sonreír, vamos, es hora de cenar, ¿me ayudas?
-Claro… ¿y Lucía?
Por toda respuesta se escuchó un llanto desde la planta de arriba, Castle se rio.
-Me parece que te ha oído, voy a por ella.
Cuando bajó vio que Beckett estaba cojeando, se quedó mirándola. -¿Por qué estas cojeando?
-Me he doblado el tobillo…
-Déjame ver. –Dejó a la niña en el parque y la hizo sentarse en el sofá, palpando con cuidado su tobillo.
-¡Ay!
-Lo siento, voy a por hielo, no está muy hinchado, creo que se te pasará.
Fue a la cocina y volvió con hielo. –Toma, póntelo un ratito el tobillo, voy a hacer la cena.
-Vale…
Media hora después Beckett se sentía mejor, se levantó apoyando el pie con cuidado y tras comprobar que estaba bien cogió a la niña del parque y la llevó a la cocina, sentándola en la trona. Cogió uno de los potitos y lo calentó. Castle sonrió. -¿Te duele menos?
-Ya no me duele.
-Bien, la cena está casi lista.
Beckett asintió y cogió el potito y se sentó enfrente de la niña, mientras que Castle ponía la mesa. Cuando terminó cogió un yogur de la nevera y se lo dio, pero la pequeña lo rechazó, haciendo suspirar a su madre. –Vale, no sé qué te ha dado ahora con no comerte el yogur, si te encanta.
-A lo mejor los potitos la llenan demasiado…
-Antes no la llenaban…
-Bueno déjala, si no quiere comer, que no coma.
-La estamos malcriando…
-Solo es un yogur Kate, se ha comido la comida, que es lo que importa, vamos siéntate, la cena está lista.
Después de la cena acostaron a la pequeña en la cuna y se despidieron de Nick, que dormiría en el sofá, para no alejarse de la puerta. Castle fue hacia el dormitorio y entró en el baño, donde ella estaba preparando la bañera.
-¿Vas a darte un baño?
-Sí, necesito un poco de paz…
-Disfruta. –Le dio un beso y fue a la cama, cogiendo un libro. Una hora más tarde ella salía envuelta en una toalla, Castle la acarició con la mirada. Beckett la dejó caer y se acercó a él. Empezaron a besarse y acariciarse. Castle la besó profundamente antes de colocarse sobre ella y entrar en su interior, pero unos segundos después descubrió horrorizado que estaba llorando.
-Kate, cariño ¿te he hecho daño?
-No…no…no…quiero…per…perder…perderte…-Sollozó. Castle se apartó y la rodeó con los brazos, reconfortándola, diciéndole que no iba a perderlo, que todo saldría bien. Poco a poco se fue quedando dormida.
A la mañana siguiente Castle se despertó temprano y le llevó el desayuno a la cama, acompañado de una preciosa rosa roja. Cogió a la niña y su biberón y desayunaron los tres juntos en la habitación. Beckett parecía un poco más animada.
-¿Quieres qué salgamos a la playa?, podríamos comer allí.
-No sé si es seguro…
-Estaremos a la vista, Nick se quedará en el porche, vigilando, vamos Kate, ya que estamos aquí intentemos relajarnos un poco.
-Está bien, tienes razón.
Ojalá no hubiera cedido… ¿cómo era posible que en cinco minutos su vida se hubiera venido abajo? Bastó con que Castle entrara de nuevo en la casa con la niña, mientras que ella les esperaba en la playa, para que todo cambiase. Ahora tenía que tomar una horrible decisión y no podía, era incapaz, por eso tenía que ser Kate Beckett, la inspectora y encontrar a ese monstruo. Miró el reloj, dos horas, solo le quedaban dos horas, tenía que darse prisa, se dirigió a Esposito.
-¿Aún nada?
-Hemos mirado en todas las gasolineras, hoteles, hostales, pensiones, en centros comerciales, tenemos vigilada su casa, los lugares por donde ya ha actuado…
-¡Maldita sea!, necesito algo.
-Lo sé, tranquila, tienes que calmarte, lo encontraremos.
-Tiene a mi marido y a mi hija, ¡no me puedo calmar!
Esposito no contestó. Gates se acercó a ellos. –No hay rastro de él, sus vecinos y compañeros no saben nada, hace más de dos meses que no usa sus tarjetas, le ha quitado el GPS al coche y ha cambiado de móvil…
Beckett no dijo nada, arrugó con furia la nota que tenía en la mano, prometiéndose a sí misma que mataría a ese animal.
-Quizás se nos haya pasado algo en la nota.
-La he mirado mil veces…
-Pero tú solo te centras en el mensaje, déjame ver a mí, ahora mismo puedo pensar con más claridad. –Beckett cedió, dándosela, esperanzada.
“Hola preciosa. Veo que por fin sabes quién soy, eso no me ha hecho mucha gracia, me has obligado a cambiar de planes. Como verás tu marido y tu niñita no están ahí. Ahora voy a comprobar que puede más, el amor de madre o el amor de esposa… Mañana a las cuatro de la tarde estaré delante de ellos con una pistola, mirando a la pantalla de mi ordenador. Está conectada a dos cámaras, que he colocado en dos coches distintos, están aparcados enfrente de tu antiguo apartamento. Tienes que montarte en uno de ellos y conducir hasta el edificio donde tú y yo nos lo pasamos tan bien. Si conduces el rojo, te quedarás viuda, si conduces el verde, tu niña pasará a ser un angelito más del cielo… Si no te decides, o intentas engañarme de cualquier modo, morirán los dos. Te he querido mucho Kate, ahora me toca odiarte por lo qué me hiciste. O TU MARIDO O TU HIJA, TÚ ELIGES”
-¡Esposito se me acaba el tiempo!
-¡Ya lo sé Beckett!, por favor, déjame concentrarme. –El detective miraba la carta, intentando encontrar algo, cualquier cosa. -¡Mirad!
-¡¿Qué?!
-Estos puntitos, puede que sea la marca de la impresora, si averiguamos cual es, sabremos donde la imprimó, ya que sabemos que no ha sido en su casa, la tenemos vigilada.
-Hay millones de impresoras en esta ciudad, no tenemos tiempo.
-¿Y qué quieres hacer, Kate?
-¡No lo sé! –Estaba desesperada y las agujas de reloj seguían pasando. De pronto, tomó una decisión…
Continuará…
Ala, aquí tenéis, me voy a estudiar, gracias por leer y recordad: comentar es gratis =)
Re: (¿+18?) La tormenta
Que capituloooooooooooooooooooooooooooo Maria!!!!!!!!!!
En serio, te superas dia a dia, me creaste angustia, eres increible!!!!!!!!!!
Eres lo mas!!!!!!!!!!!!
FELICITACIONESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
SIGUEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
En serio, te superas dia a dia, me creaste angustia, eres increible!!!!!!!!!!
Eres lo mas!!!!!!!!!!!!
FELICITACIONESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
SIGUEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Que capitulon que ganas de que subas ya el siguiente!!
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
Maria perfecto, como siempre, a pesar de que volvemos a sufrir jajajaja
Always en español muy bien, el capítulo sigue siendo buenísimo... Pero será q ya estoy acostumbrada a verlo en inglés q es como q me llega más, no sé si me explico! Jajaja
Bueno, felicidades por enésima vez por este fic maravilloso q echaremos de menos cuando llegue a su fin
Always en español muy bien, el capítulo sigue siendo buenísimo... Pero será q ya estoy acostumbrada a verlo en inglés q es como q me llega más, no sé si me explico! Jajaja
Bueno, felicidades por enésima vez por este fic maravilloso q echaremos de menos cuando llegue a su fin
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 34
Localización : Madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
hahaha siento un poco de envidia... que les das para que no te amenazen como a mk?
hahaha tienes que darme tu secreto xD
muy bueno mariaa (: el dia de ayer extrañee tu fic, pero valio la penaa
tremendo capitulo! veremos que pasa... pobre kate...
continualoo prontito (;
hahaha tienes que darme tu secreto xD
muy bueno mariaa (: el dia de ayer extrañee tu fic, pero valio la penaa
tremendo capitulo! veremos que pasa... pobre kate...
continualoo prontito (;
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Gracias Maria por tan grandioso FIC...
Super como siempre continualo cuando puedas porfa
Super como siempre continualo cuando puedas porfa
Re: (¿+18?) La tormenta
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa que capitulo lo esperaba desde ayer porfavor no te demores en subir el otro y si te demoras que sea bien largo jajajajajajajajajajaja bueno espero te rinda y sigue escribiendo así nos deja sin aire y con ganas de mas
moni valdes- As del póker
- Mensajes : 298
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 34
Localización : colombia
Re: (¿+18?) La tormenta
DIOOOOOOOOOSSSS!!!!!!!!!!!!!!
Nos tienes al borde de un ataque de nervios, que venga la academia y te den un goya, un oscar, un nobel es I M P R E S I O N A N T E
Me declaro fan tuyo desde hace mucho pero hoy lo digo publicamnete ME ENCANTAS
Ere mi droga todos los dias dandole a ver si hay capitulo nuevo por favor no lo acabes o por lo menos danos una continuacion en poquito toempo o un nuevo fic, porque tus fics son de los que hacen que la espera se haga más amena
NO NOS MANTENGAS EN VILO HASTA SEPTIEMBRE!!!!!!!!
Nos tienes al borde de un ataque de nervios, que venga la academia y te den un goya, un oscar, un nobel es I M P R E S I O N A N T E
Me declaro fan tuyo desde hace mucho pero hoy lo digo publicamnete ME ENCANTAS
Ere mi droga todos los dias dandole a ver si hay capitulo nuevo por favor no lo acabes o por lo menos danos una continuacion en poquito toempo o un nuevo fic, porque tus fics son de los que hacen que la espera se haga más amena
NO NOS MANTENGAS EN VILO HASTA SEPTIEMBRE!!!!!!!!
NotAlone3000- As del póker
- Mensajes : 333
Fecha de inscripción : 29/01/2012
Edad : 28
Localización : Parla
Re: (¿+18?) La tormenta
Un capítulo muy corto que no va a dejar indiferente a nadie.
Capítulo 72 Lo siento
La comisaria era un caos. En los escritorios los agentes e inspectores se afanaban en dar con aquella maldita impresora, llamaban a tiendas, empresas, colegios, hospitales,… hacían todo lo que podían. Beckett ya había tomado su decisión, la más dolorosa que podía tomar, pero era la única salida. Estaba temblando, solo quedaban diez minutos, Esposito a su lado le cogió la mano.
-Tranquila Kate, tranquila, aún podemos salvarlos.
-Lo sé…
-Eso es, mantén la esperanza, piensa en Castle, el nunca se rendiría, vamos, tranquila, lo conseguiremos.
Beckett esbozó una débil sonrisa. –Sigue mirando, necesito ir al baño y mojarme un poco la cara, necesito despejarme.
-De acuerdo. –Beckett fue al baño, pero cuando volvió no fue a su escritorio, sino que se montó en el ascensor. Solo tenía una oportunidad.
-¿Qué se siente sabiendo que la muerte está cerca?
-Por favor, solo es un bebé, déjala en paz, mátame a mí, pero déjala.
-No, no, no, esto no funciona así amigo, yo no decido, decide Kate.
-Por favor, no le hagas esto, por favor, no la hagas elegir, pégame un tiro y termina, vamos.
-Ni hablar, además lo del disparo es solo por si te elige a ti y tengo que matar a la mocosa… no soy cruel, a ella no la haré sufrir, contigo será peor.
Castle no dijo nada, miraba a su niña que estaba sentada en una sillita de coche, dormida, ajena al peligro que estaba pasando. Volvió a probar.
-Te daré lo que quieras, te lo juro, pero no le hagas daño.
Sonrió, empezaba a llevarlo a su terreno. Ya había hecho elegir a la inspectora, ahora le tocaba a él.
-¿Lo que quiera?
-Lo que sea, te lo juro, pero deja a mi hija, te lo suplico.
-Muy bien, de acuerdo.
Beckett miraba las llaves de los coches que tenía en las manos, temblando, no iba a poder, no, sentía una horrible presión en el pecho que la amenazaba con dejarla sin respirar, no podía, el tiempo se había agotado, ya no tenía opciones, solo esperaba que saliera bien, porque si salía mal perdería a uno de los dos amores de su vida…
Se montó en el coche y arrancó.
-Comienza el juego. –Dijo con una sonrisa perversa.
Castle no dijo nada, solo rezaba para que ella no hubiera tomado una decisión.
Condujo hasta aquel edificio que le producía nauseas y ganas de vomitar, pero se mantuvo fuerte. Aparcó y se bajó. Allí recibió un mensaje en su móvil.
“Veo que has tomado una decisión, tranquila, podrás recoger su cadáver, ve a los viejos almacenes Wersg, a las afueras de la ciudad, recuerda, ni una tontería, te estoy vigilando”
Contuvo las lágrimas, rezando para que todavía no hubiera terminado su plan. Se monto de nuevo en el coche y condujo durante cerca de media hora, hasta llegar a los almacenes. Era un lugar abandonado, polvoriento, con cristales rotos, paredes pintarrajeadas, nada que ver con los magníficos almacenes de ropa de antaño, donde se compró su vestido del baile de fin de curso.
-De acuerdo amigo, recuerda el trato. –Con una última sonrisa malévola cogió a la pequeña y se la llevo, dejándolo allí. Castle no dijo nada, le temblaban las piernas, estaba paralizado. Sollozó. –Señor, por favor, si realmente estas ahí no dejes que venga, no puedo hacer esto, por favor, necesito un milagro. –Richard Castle nunca había sido religioso, no iba a las iglesias, a no ser que le invitaran a una celebración, ni tampoco había sido nunca creyente. Pero en esos momentos, cuando la esperanza lo había abandonado solo le quedaba rezar a ese Dios del que todo el mundo hablaba, suplicando que por una vez, fuera real lo que se decía de Él.
Beckett por otra parte estaba al otro lado, necesitando fuerzas para entrar, mientras que las lágrimas corrían por sus mejillas, sin control. No podía hacer eso, no iba a salir bien, no, no saldría bien. Llorando se dejó caer sobre la pared, cortándose con uno de los cristales del suelo, pero le dio igual. Vio la sangre correr por su pierna, no podía preocuparse por eso, no ahora. Ahora solo podía pensar en aquello, se levantó lentamente y tomó aire. Cerró los ojos y dejó que su mente fuera hasta los dos momentos más felices de su vida, su boda y el nacimiento de su hija. Se obligó a mantenerlos en su mente, mientras que sus piernas avanzaban, adentrándose en el edificio.
Estaba oscuro, no se veía nada, no se oía nada.
-¿Rick? –No obtuvo respuesta.
-¿Rick, estás ahí?
-¡Rick!, ¡por favor si estás ahí respóndeme!
Avanzó lentamente, cautelosa. Gritó de dolor al sentir como un cristal afilado atravesaba su zapatilla de deporte y cortaba la piel. Gimió pero siguió andando, cojeando. Le dolía terriblemente la pierna y ese corte en el pie no ayudaba. Probó de nuevo.
-¡Rick, por favor!
-No te canses, él no puede oírte. –Las luces se encendieron de golpe, cegándola durante unos segundos.
-Tú. –Se volvió lentamente, para enfrentarse a él.
-¿Me echabas de menos Kate?
-¿Dónde están mi marido y mi hija?
-Tu niña está muy bien, tu marido… bueno tu elegiste… supongo que estará saludando a tu amigo Ryan en estos momentos.
-¡Hijo de puta! –Temblaba de ira.
-¿Yo?, tú lo has matado, decidiste que fuera él, es fácil decir que se ama a nadie más que a nada, pero no tanto cuando te lo ponen al lado de otra persona ¿no?
Beckett sacó su arma, pero de repente se encendió una pantalla de ordenador situada a su lado. Meredith estaba con su hija, la pequeña tenía un punto rojo en la cabeza. -¿Ves ese punto?, en estos momentos tengo pulsado un botón en mi bolsillo que activa un arma. Si me disparas, Kate, soltaré el botón y el arma se disparará… supongo que no hace falta que te diga a quien está apuntando, ¿verdad?, ahora, despacito, baja el arma, vamos cariño, muy despacio.
Beckett fue bajando el arma lentamente, no podía arriesgarse. El sonrió.
-Muy bien cariño, estupendo. Ahora voy a hacerte un gran favor. Tras esa puerta está tu marido, bueno, lo que queda de él. Yo me voy a ir con tu niña para darte intimidad, y recuerda, una tontería, y la pequeña Lucía acompañará a papá Castle al cielo. Pórtate bien y en pocos minutos te dejaré a tu niña y podréis iros.
Se dio la vuelta, sacando el aparato con el botón enseñándoselo, lo tenía pulsado. Le hizo un gesto con la mano y se fue por otra puerta. Beckett corrió a buscar a su marido, llorando, no se creía que lo hubiera perdido. La habitación estaba a oscuras, entró lentamente, pero sintió como la sangre se le helaba cuando alguien colocaba una pistola en su cabeza, al mismo tiempo que se encendían las luces. Lentamente se dio la vuelta, sin poder creer lo que estaba viendo.
-No…
-Lo siento… lo siento mi vida, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…-Le temblaban las manos.
-Por favor…
-No quiero hacerlo… quiero coger esta pistola y pegarme un tiro, pero tiene a Lucía, Demming ha prometido dejarla libre, lo siento mi vida, lo siento, perdóname.
-Rick…
-Te quiero Kate, te quiero.
El sonido de un disparo rasgó el aire.
Continuará…
Capítulo 72 Lo siento
La comisaria era un caos. En los escritorios los agentes e inspectores se afanaban en dar con aquella maldita impresora, llamaban a tiendas, empresas, colegios, hospitales,… hacían todo lo que podían. Beckett ya había tomado su decisión, la más dolorosa que podía tomar, pero era la única salida. Estaba temblando, solo quedaban diez minutos, Esposito a su lado le cogió la mano.
-Tranquila Kate, tranquila, aún podemos salvarlos.
-Lo sé…
-Eso es, mantén la esperanza, piensa en Castle, el nunca se rendiría, vamos, tranquila, lo conseguiremos.
Beckett esbozó una débil sonrisa. –Sigue mirando, necesito ir al baño y mojarme un poco la cara, necesito despejarme.
-De acuerdo. –Beckett fue al baño, pero cuando volvió no fue a su escritorio, sino que se montó en el ascensor. Solo tenía una oportunidad.
-¿Qué se siente sabiendo que la muerte está cerca?
-Por favor, solo es un bebé, déjala en paz, mátame a mí, pero déjala.
-No, no, no, esto no funciona así amigo, yo no decido, decide Kate.
-Por favor, no le hagas esto, por favor, no la hagas elegir, pégame un tiro y termina, vamos.
-Ni hablar, además lo del disparo es solo por si te elige a ti y tengo que matar a la mocosa… no soy cruel, a ella no la haré sufrir, contigo será peor.
Castle no dijo nada, miraba a su niña que estaba sentada en una sillita de coche, dormida, ajena al peligro que estaba pasando. Volvió a probar.
-Te daré lo que quieras, te lo juro, pero no le hagas daño.
Sonrió, empezaba a llevarlo a su terreno. Ya había hecho elegir a la inspectora, ahora le tocaba a él.
-¿Lo que quiera?
-Lo que sea, te lo juro, pero deja a mi hija, te lo suplico.
-Muy bien, de acuerdo.
Beckett miraba las llaves de los coches que tenía en las manos, temblando, no iba a poder, no, sentía una horrible presión en el pecho que la amenazaba con dejarla sin respirar, no podía, el tiempo se había agotado, ya no tenía opciones, solo esperaba que saliera bien, porque si salía mal perdería a uno de los dos amores de su vida…
Se montó en el coche y arrancó.
-Comienza el juego. –Dijo con una sonrisa perversa.
Castle no dijo nada, solo rezaba para que ella no hubiera tomado una decisión.
Condujo hasta aquel edificio que le producía nauseas y ganas de vomitar, pero se mantuvo fuerte. Aparcó y se bajó. Allí recibió un mensaje en su móvil.
“Veo que has tomado una decisión, tranquila, podrás recoger su cadáver, ve a los viejos almacenes Wersg, a las afueras de la ciudad, recuerda, ni una tontería, te estoy vigilando”
Contuvo las lágrimas, rezando para que todavía no hubiera terminado su plan. Se monto de nuevo en el coche y condujo durante cerca de media hora, hasta llegar a los almacenes. Era un lugar abandonado, polvoriento, con cristales rotos, paredes pintarrajeadas, nada que ver con los magníficos almacenes de ropa de antaño, donde se compró su vestido del baile de fin de curso.
-De acuerdo amigo, recuerda el trato. –Con una última sonrisa malévola cogió a la pequeña y se la llevo, dejándolo allí. Castle no dijo nada, le temblaban las piernas, estaba paralizado. Sollozó. –Señor, por favor, si realmente estas ahí no dejes que venga, no puedo hacer esto, por favor, necesito un milagro. –Richard Castle nunca había sido religioso, no iba a las iglesias, a no ser que le invitaran a una celebración, ni tampoco había sido nunca creyente. Pero en esos momentos, cuando la esperanza lo había abandonado solo le quedaba rezar a ese Dios del que todo el mundo hablaba, suplicando que por una vez, fuera real lo que se decía de Él.
Beckett por otra parte estaba al otro lado, necesitando fuerzas para entrar, mientras que las lágrimas corrían por sus mejillas, sin control. No podía hacer eso, no iba a salir bien, no, no saldría bien. Llorando se dejó caer sobre la pared, cortándose con uno de los cristales del suelo, pero le dio igual. Vio la sangre correr por su pierna, no podía preocuparse por eso, no ahora. Ahora solo podía pensar en aquello, se levantó lentamente y tomó aire. Cerró los ojos y dejó que su mente fuera hasta los dos momentos más felices de su vida, su boda y el nacimiento de su hija. Se obligó a mantenerlos en su mente, mientras que sus piernas avanzaban, adentrándose en el edificio.
Estaba oscuro, no se veía nada, no se oía nada.
-¿Rick? –No obtuvo respuesta.
-¿Rick, estás ahí?
-¡Rick!, ¡por favor si estás ahí respóndeme!
Avanzó lentamente, cautelosa. Gritó de dolor al sentir como un cristal afilado atravesaba su zapatilla de deporte y cortaba la piel. Gimió pero siguió andando, cojeando. Le dolía terriblemente la pierna y ese corte en el pie no ayudaba. Probó de nuevo.
-¡Rick, por favor!
-No te canses, él no puede oírte. –Las luces se encendieron de golpe, cegándola durante unos segundos.
-Tú. –Se volvió lentamente, para enfrentarse a él.
-¿Me echabas de menos Kate?
-¿Dónde están mi marido y mi hija?
-Tu niña está muy bien, tu marido… bueno tu elegiste… supongo que estará saludando a tu amigo Ryan en estos momentos.
-¡Hijo de puta! –Temblaba de ira.
-¿Yo?, tú lo has matado, decidiste que fuera él, es fácil decir que se ama a nadie más que a nada, pero no tanto cuando te lo ponen al lado de otra persona ¿no?
Beckett sacó su arma, pero de repente se encendió una pantalla de ordenador situada a su lado. Meredith estaba con su hija, la pequeña tenía un punto rojo en la cabeza. -¿Ves ese punto?, en estos momentos tengo pulsado un botón en mi bolsillo que activa un arma. Si me disparas, Kate, soltaré el botón y el arma se disparará… supongo que no hace falta que te diga a quien está apuntando, ¿verdad?, ahora, despacito, baja el arma, vamos cariño, muy despacio.
Beckett fue bajando el arma lentamente, no podía arriesgarse. El sonrió.
-Muy bien cariño, estupendo. Ahora voy a hacerte un gran favor. Tras esa puerta está tu marido, bueno, lo que queda de él. Yo me voy a ir con tu niña para darte intimidad, y recuerda, una tontería, y la pequeña Lucía acompañará a papá Castle al cielo. Pórtate bien y en pocos minutos te dejaré a tu niña y podréis iros.
Se dio la vuelta, sacando el aparato con el botón enseñándoselo, lo tenía pulsado. Le hizo un gesto con la mano y se fue por otra puerta. Beckett corrió a buscar a su marido, llorando, no se creía que lo hubiera perdido. La habitación estaba a oscuras, entró lentamente, pero sintió como la sangre se le helaba cuando alguien colocaba una pistola en su cabeza, al mismo tiempo que se encendían las luces. Lentamente se dio la vuelta, sin poder creer lo que estaba viendo.
-No…
-Lo siento… lo siento mi vida, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…-Le temblaban las manos.
-Por favor…
-No quiero hacerlo… quiero coger esta pistola y pegarme un tiro, pero tiene a Lucía, Demming ha prometido dejarla libre, lo siento mi vida, lo siento, perdóname.
-Rick…
-Te quiero Kate, te quiero.
El sonido de un disparo rasgó el aire.
Continuará…
Re: (¿+18?) La tormenta
que demonios esta sucediendo ahi???
no mas de pensarlo ya me altere -.-
grandioso mariaaa! ya qiero saber qe va a suceder
y sigo diciendo ya maten a ese estupido!!! xD
no quiero qe acabe tlj
no mas de pensarlo ya me altere -.-
grandioso mariaaa! ya qiero saber qe va a suceder
y sigo diciendo ya maten a ese estupido!!! xD
no quiero qe acabe tlj
DannyyFranco- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Que raro que a nadie le extrañe el pequeño cambio de villano
GRACIAS POR LEER
GRACIAS POR LEER
Re: (¿+18?) La tormenta
¿que qieres decir con el cambio de villano? ahora es castle? D:
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
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Re: (¿+18?) La tormenta
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Demming osea que no era soreson como se pensaba aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
moni valdes- As del póker
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Edad : 34
Localización : colombia
Re: (¿+18?) La tormenta
No inventess! apenas me di cuenta lo que decia! eraa demming D:
peroo que giro le haz dado... me tarde como 5 minutos en reaccionar hahaha
peroo que giro le haz dado... me tarde como 5 minutos en reaccionar hahaha
DannyyFranco- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Por queeeeeeee?? no lo pongais tan dificil al final m va a dar un ataque por vuestra culpaaa
Ya pasadas las lamentaciones: me encantaaaa CONTINUA!!
Ya pasadas las lamentaciones: me encantaaaa CONTINUA!!
María Caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 19/05/2012
Edad : 24
Localización : Madrid-España
Re: (¿+18?) La tormenta
me he perdido completamente pero lo importante es...
QUÉ HACE CASTLE? OH DIOS MIOOO SIGUE PRONTO PORQUE NO LE CREO CAPAZ DE MATARLA!!!!
QUÉ HACE CASTLE? OH DIOS MIOOO SIGUE PRONTO PORQUE NO LE CREO CAPAZ DE MATARLA!!!!
castleaddictedforlife- Actor en Broadway
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
Maria no entiendo nadaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Por favor escribe yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Quieres volverme mas loca de lo que ya estoy????
Por favor escribe yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Quieres volverme mas loca de lo que ya estoy????
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
ACLARACIONES:
-Como bien ha dicho Castle, el asesino le ha obligado a elegir entre matar a Beckett o que maten a su hija, Castle ha elegido lo primero.
-Es lo mismo que lo de los coches, Beckett eligio el rojo y por lo tanto eligio matar a castle, vamos que cada ambos eligieron salvar a Lucia.
-En cuanto al asesino: nunca jamas he dicho que sea Sorenson, eso eran suposiciones de Castle, y todos sabemos como son es Castle en la serie, acusan a veinte personas y al final descubren al verdadero asesino, nunca descubren al asesino a la primera.
-He dado muchas pistas sutiles, no se cuantas veces habré mencionado a los policias de ROBOS y el unico poli de ROBOS que conocemos que se haya liado con Beckett es.... =)
-Como bien ha dicho Castle, el asesino le ha obligado a elegir entre matar a Beckett o que maten a su hija, Castle ha elegido lo primero.
-Es lo mismo que lo de los coches, Beckett eligio el rojo y por lo tanto eligio matar a castle, vamos que cada ambos eligieron salvar a Lucia.
-En cuanto al asesino: nunca jamas he dicho que sea Sorenson, eso eran suposiciones de Castle, y todos sabemos como son es Castle en la serie, acusan a veinte personas y al final descubren al verdadero asesino, nunca descubren al asesino a la primera.
-He dado muchas pistas sutiles, no se cuantas veces habré mencionado a los policias de ROBOS y el unico poli de ROBOS que conocemos que se haya liado con Beckett es.... =)
Re: (¿+18?) La tormenta
Estas locaaaaa!! como nos aces esto!! Te as vuelto majaraaaa!! ...pufff...(respira)... Continua no te doi opciones asi k Mas te vale ... Gggg
María Caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 19/05/2012
Edad : 24
Localización : Madrid-España
Re: (¿+18?) La tormenta
jajajajajaja Maria me lo imagine,
Siempre que decíamos que le hagan a Sorenson esto y aquello NUNCA decías nada lo cual me parecía extraño pero quería esperar para no arruinar la sorpresa
Grandioso como siempre, muchas gracias por escribir un FIC tan genial! }
No te lo había dicho antes, pero me declaro FAN tuya
Siempre que decíamos que le hagan a Sorenson esto y aquello NUNCA decías nada lo cual me parecía extraño pero quería esperar para no arruinar la sorpresa
Grandioso como siempre, muchas gracias por escribir un FIC tan genial! }
No te lo había dicho antes, pero me declaro FAN tuya
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 73 Lucía está por encima de todo
Yacía en el suelo, gritando de dolor, mirando a su alrededor.
Se miraron durante un segundo y se quedaron helados. Corrieron con rapidez, gritando.
-¡Lucía!
-¡Lucía! ¡Lucía! ¡Luc… -Se pararon junto a la puerta, Beckett apenas podía respirar, Castle a su lado miraba sin creerse lo que estaba viendo.
Demming sangraba profundamente, tenía las manos en su abdomen, sobre la herida. A un metro estaba Meredith, con una pistola en las manos. La pequeña estaba en la sillita, a salvo, sin ningún punto rojo en la frente. Castle dio un paso.
-¡Quieto! –Meredith lo apuntó, Castle se paró, levantando un poco las manos.
-Meredith…baja el arma…
-¿Por qué?
-Meredith, por favor, el plan ha salido bien, estamos a salvo, por favor, baja el arma.
-¿El plan? –La mujer se rio con amargura. -¿Quién te ha dicho que estaba de acuerdo con tu plan?, no pienso ayudarte, he hecho esto por mí, por todo el daño que él me ha hecho. –Señaló a Demming, que seguía en el suelo, gimiendo. –Ahora os vais a apartar y me voy a ir, ¿entendido?
Castle se maldijo por haber soltado la pistola, la había dejado caer al oír el disparo y ahora no podía defenderse. Beckett tampoco llevaba la suya, no se la había llevado por temor a que la registraran. Se hicieron a un lado, lentamente. Meredith los miró y sin dejar de apuntarlos se fue, corriendo. Se quedaron unos minutos quietos, sin atreverse a moverse, pero unos minutos después corrieron hacia la niña. Beckett miró a Demming, que seguía gimiendo. En la mesa había un arma, la cogió, mirándola. Castle que tenía en brazos a Lucía la miró. La inspectora se acercó lentamente y se agachó junto al hombre.
-¿Por qué?
-Me…dejaste…jugaste con… conmigo… todo por él… -Demming se aferraba a la vida, pero se sentía cada vez más débil. La miró. Beckett apretó el arma contra su frente.
-Debería matarte.
No contestó a eso, empezaba a tiritar por la pérdida de sangre. Castle miró a su mujer, nunca había visto esa expresión en su rostro. Beckett y él intercambiaron una mirada, negó con la cabeza.
-¿Por qué no?, ha destrozado nuestras vidas…
-Kate, no lo hagas.
-Me violó, estuvo a punto de matarte, secuestró a nuestra hija…
-No lo hagas.
-Dame un motivo.
Demming estaba cada vez peor, no le quedaban muchos minutos de vida.
-No lo hagas.
-¿Por qué?
-Tú no eres como él, no eres una asesina.
Beckett miró a su marido, luego a Demming, le apuntó a la cabeza.
-¡Espera! –Ella lo miró. –Deja que me lleve a Lucía, no quiero que vea esto.
-Vete. –Castle la miró durante unos segundos y salió de aquel lugar, esperando fuera, esperando oír el disparo. Unos minutos después la vio salir, aún con el arma en la mano. No había oído nada. Ella se tiró en sus brazos.
-Shhhhh.
-No he podido…
-Tranquila, ya se acabó.
-No he podido… Rick… no he podido hacerlo… quería hacerlo… no he podido… quiero hacerlo…
-Shhhh, no mi amor, no quieres hacerlo.
-¡Si quiero!, maté al hombre que mató a mi madre, quise matar al que asesinó a Mike, quiero hacerlo, se lo merece, ¡quiero hacerlo!
-No mi amor, quieres verlo muerto, yo también, todos queremos verlo muerto. Pero no quieres matarlo tú, por qué si lo hicieras te acusarían de asesinato, lo sabes, no quieres hacerlo mi vida, porque nos quieres y no quieres dejarnos.
Beckett sollozó, Castle la acarició con ternura durante un segundo, pero luego apartó la mano.
-¿Qué pasa?
Él no la miraba a la cara, Lucía le echó los brazos.
-Vámonos de aquí, llamaré a la ambulancia para que vengan a por él, aunque dudo que se salve, vámonos. –Se dio la vuelta, aún sin mirarla. Beckett le siguió con el bebé en brazos, todavía con lágrimas en las mejillas.
(Tres días después)
-¿No hay señales de ella?
-No, pero no te preocupes, la encontraremos, nos aseguraremos de que acabe en la cárcel.
-Eso espero, necesito que esta pesadilla acabe de una vez.
-Tranquila, ya queda menos. –Esposito sonrió. En esos momentos Lanie se acercó a ellos, con los gemelos, que se subieron en el regazo de su padre. -¡Vaya!, ¿qué hacéis aquí?, ¿me echabais de menos?
-En realidad no. –Esposito dejó de sonreír. –Oh, vamos cariño no pongas esa cara, vengo a ver a Kate, ¿te importa vigilarlos un ratito mientras que nos tomamos un café?
-Para nada, disfrutad cotilleando.
-Nosotras no cotilleamos. –Esposito las miró a las dos, Lanie le pegó cariñosamente. –Niños portaos bien con papá.
Las dos mujeres entraron en la sala de descanso, Beckett preparó dos cappuccino, ya había aprendido a controlar la cafetera. Lanie se sentó en el sofá, ella a su lado.
-Bueno… ¿cómo lo llevas?
-Pues… no muy bien.
-¿Castle sigue igual?
-No me mira… es cómo… cómo si me odiase…
-No digas eso.
-Elegí a lucía…
-Es tu hija.
-Y él mi marido…
-Kate, escúchame bien, no te odia, él hizo lo mismo que tú, ambos elegisteis a vuestra hija, porque la queréis más que a nada en este mundo. No te odia.
-¡¿Entonces por qué no me mira?!
-¿Por qué no se le preguntas?
-No quiere hablar conmigo…
-Oblígale, así de fácil.
Beckett parecía dudar, pero la mirada de su amiga la hizo confiar. –Está bien, esta noche lo intentaré.
-Genial. Ahora hablemos de algo más alegre, ¿vale?
-Pues saca tú el tema…
-¡Ya tenemos fecha para la boda!
-¿En serio?, ¡eso es genial!
-Sí, ahora que ese loco está muerto y todo vuelve a la normalidad, hemos decidido que se acabó esperar, nos casamos el cuatro de octubre.
-Estupendo, no sabes cuánto me alegro.
-Bueno, te lo digo también para que tú y Alexis vayáis buscando un horrible vestido, quiero que seáis mis Damas de Honor.
-¡Será un verdadero honor, Lanie!
Ambas amigas hablaron de la boda hasta que Gates entró en la sala y le dijo a Beckett que se pusiera a trabajar.
Dos horas después Beckett entró en su casa, Castle estaba sentado en el sofá con el portátil encima, escribiendo. No levantó la mirada cuando la oyó entrar, siguió con la vista fija en el ordenador. Beckett dejó el bolso sobre la mesita frente al sofá, tomó aire y le quitó el ordenador de un tirón, que se apagó al desenchufarse.
-¿Qué haces?
-¿Por qué no me miras?
-¿Qué?
-No me miras, no me hablas, haces como si no existiera, ¿por qué?
-Tengo que poner a cargar el ordenador… -Trató de levantarse.
-¡No!, ¿vale?, hemos pasado por un verdadero infierno, pero parece que todo se ha acabado, o que se va a acabar cuando encontremos a Meredith, por fin podemos ser felices, por fin podemos tener la vida que queremos tener, así que vamos a hablar, nos merecemos esta charla, ¿me oyes?
-Kate…
-Espera, dejame hablar. Lo siento, siento mucho haberme montado en ese coche, no haberte elegido a ti, pero te juro que tenía un pl…
-¡Para!, no me pidas perdón, sé que tenías un plan, hablaste con Meredith antes de montarte en ese coche y le pediste que cambiara de opinión, lo hiciste bien, no querías que nos pasara nada, no tengo nada que perdonarte, solo querías salvarnos a los dos.
-Entonces… ¿no me odias?
-No. –La miró como si se hubiera vuelto loca. -¿Cómo voy a odiarte?
-Pero… si no m odias… ¿por qué no me miras?
-Iba a matarte. –Los ojos de color avellana verdosos se clavaron en los azules.-Te apunté con una pistola, iba a dispararte, me pediste que no lo hiciera, pero yo iba a dispararte. ¡Iba a matarte!, ¿no lo entiendes? Yo, Richard Castle tu marido, el hombre que dice amarte más que a nada en este mundo iba a meterte una bala en la frente. No puedo hablarte porque no me atrevo, no te miro a la cara porque fui un maldito cobarde al ponerte esa pistola en la cabeza, ¡maldita sea Kate!, cada vez que te miro a la cara solo pienso en que ahora estaría llorando sobre tu tumba, ¿cómo le voy a decir a nuestra hija que un día estuve a punto de matar a su mamá?
Castle temblaba, mientras que las lágrimas caían por su rostro, Beckett limpió sus propias lágrimas y luego se acercó a él.
-Quiero que me escuches: no sabía si todo iba a salir bien, llamé a Meredith con tu móvil, tienes razón, no sé ni como me lo cogió, ni entiendo porque no cambió de número, no tiene sentido, pero lo hizo, le supliqué que se echase atrás, le dije que Demming no la quería que la estaba usando, pero ella me colgó. Me subí a ese coche pensando que te había perdido, hice lo mismo que tú. Pero eso no significa que no seas el hombre de mi vida, te quiero, más que a mi propia vida, y si hubiera podido elegir entre tú y yo no lo hubiera dudado ni un segundo, ni tú tampoco lo hubieras dudado, lo sé. Pero no fue así Rick, nos dio a elegir entre nosotros o nuestra hija, un bebé, una niña que lleva nuestra sangre, que está por encima de todo. La queremos, daríamos la vida por ella y también la vida del otro. Te quiero Rick, te quiero y quiero que seamos felices, por favor, mírame, ambos elegimos a nuestra niña, ella no tiene que saber nada de esto, jamás se lo contaremos, jamás. Mi amor, podemos superar esto, hemos superado muchas cosas, cosas horribles y seguimos aquí, por favor, danos esta nueva oportunidad.
Castle acercó su mano a su rostro, se miraron fijamente, susurró.
-Voy a necesitar tu fuerza, yo no la tengo.
-Te daré toda la que necesites, a cambio de algo.
-Dime.
-Prométeme que no me dejarás nunca.
Castle acercó sus labios a los suyos y la besó lentamente, explorando su boca sin prisas. Luego susurró sobre sus labios: -Te lo prometo.
-Rick… te necesito.
-Yo te necesito a ti. –Se sonrieron, estaban solos. Alexis había vuelto a la universidad, después de asegurarse de que su familia estaba bien, a salvo. Lucía estaba con su abuela, la mujer la había llevado a un teatro de marionetas que habían hecho en su escuela para los niños de la guardería de al lado y se quedaría a dormir con ella. Beckett lo desnudó rápidamente, él le quitó su pantalón. Le quitó la seria camisa que había llevado al trabajo y le desabrochó el sujetador. Se tumbó sobre ella en el sofá, besando todo su cuerpo. –Kate… te quiero.
-Demuéstramelo. –Le sonrió sensualmente. Castle le quitó las braguitas y la penetró de golpe, con fuerza. Beckett gritó de placer.
-¡Sigue Rick!
Siguió moviéndose rápidamente dentro de ella, mientras que lamía sus pechos. Beckett se estaba volviendo loca y él lo sabía, pero justo cuando estaban a punto de llegar al orgasmo el teléfono sonó. Castle la miró con frustración.
-No lo cojas.
-Mmmm, Rick… tengo que cogerlo… puede ser…mmmmmmmmmmm, importante…
Castle suspiró, mientras que Beckett estiraba el brazo para coger el bolso. Descolgó el móvil y le dijo con la mirada que esperase unos minutos, pero el escritor no tenía la menor intención de quedarse a medias. La miró con malicia y empezó a besar su cuello.
-Mmmm… Beckett. –Lo miró negando con la cabeza, advirtiéndole.
Sonrió y bajó su mano hasta su clítoris acariciándolo.
-Dimeeee Espositooooo
Tapó el móvil con una mano, para que no escuchase. –Para por favor, seguiremos después.
-Venga, no me dirás que no te gusta.
-Rick, por favor, espera.
-Está bien… -Aceptó resignado.
-Dime Esposito, no, no te he oído, lo siento, repite. –Se puso palida, lo empujó con fuerza, haciendo que se cayera del sofá.
-¡Ayyy!
-Vamos para allá. Vistete Rick, rápido.
-¿Qué ocurre?
-Meredith está en comisaría, con un arma, tiene a Lanie, dice que quiere hablar con nosotros.
Castle la miró sin poder creérselo.
-¡Rick vamos!
Reaccionó y empezó a vestirse.
Continuará…
Ya no queda nada, uno o dos capítulos como mucho... Gracias por leer
Yacía en el suelo, gritando de dolor, mirando a su alrededor.
Se miraron durante un segundo y se quedaron helados. Corrieron con rapidez, gritando.
-¡Lucía!
-¡Lucía! ¡Lucía! ¡Luc… -Se pararon junto a la puerta, Beckett apenas podía respirar, Castle a su lado miraba sin creerse lo que estaba viendo.
Demming sangraba profundamente, tenía las manos en su abdomen, sobre la herida. A un metro estaba Meredith, con una pistola en las manos. La pequeña estaba en la sillita, a salvo, sin ningún punto rojo en la frente. Castle dio un paso.
-¡Quieto! –Meredith lo apuntó, Castle se paró, levantando un poco las manos.
-Meredith…baja el arma…
-¿Por qué?
-Meredith, por favor, el plan ha salido bien, estamos a salvo, por favor, baja el arma.
-¿El plan? –La mujer se rio con amargura. -¿Quién te ha dicho que estaba de acuerdo con tu plan?, no pienso ayudarte, he hecho esto por mí, por todo el daño que él me ha hecho. –Señaló a Demming, que seguía en el suelo, gimiendo. –Ahora os vais a apartar y me voy a ir, ¿entendido?
Castle se maldijo por haber soltado la pistola, la había dejado caer al oír el disparo y ahora no podía defenderse. Beckett tampoco llevaba la suya, no se la había llevado por temor a que la registraran. Se hicieron a un lado, lentamente. Meredith los miró y sin dejar de apuntarlos se fue, corriendo. Se quedaron unos minutos quietos, sin atreverse a moverse, pero unos minutos después corrieron hacia la niña. Beckett miró a Demming, que seguía gimiendo. En la mesa había un arma, la cogió, mirándola. Castle que tenía en brazos a Lucía la miró. La inspectora se acercó lentamente y se agachó junto al hombre.
-¿Por qué?
-Me…dejaste…jugaste con… conmigo… todo por él… -Demming se aferraba a la vida, pero se sentía cada vez más débil. La miró. Beckett apretó el arma contra su frente.
-Debería matarte.
No contestó a eso, empezaba a tiritar por la pérdida de sangre. Castle miró a su mujer, nunca había visto esa expresión en su rostro. Beckett y él intercambiaron una mirada, negó con la cabeza.
-¿Por qué no?, ha destrozado nuestras vidas…
-Kate, no lo hagas.
-Me violó, estuvo a punto de matarte, secuestró a nuestra hija…
-No lo hagas.
-Dame un motivo.
Demming estaba cada vez peor, no le quedaban muchos minutos de vida.
-No lo hagas.
-¿Por qué?
-Tú no eres como él, no eres una asesina.
Beckett miró a su marido, luego a Demming, le apuntó a la cabeza.
-¡Espera! –Ella lo miró. –Deja que me lleve a Lucía, no quiero que vea esto.
-Vete. –Castle la miró durante unos segundos y salió de aquel lugar, esperando fuera, esperando oír el disparo. Unos minutos después la vio salir, aún con el arma en la mano. No había oído nada. Ella se tiró en sus brazos.
-Shhhhh.
-No he podido…
-Tranquila, ya se acabó.
-No he podido… Rick… no he podido hacerlo… quería hacerlo… no he podido… quiero hacerlo…
-Shhhh, no mi amor, no quieres hacerlo.
-¡Si quiero!, maté al hombre que mató a mi madre, quise matar al que asesinó a Mike, quiero hacerlo, se lo merece, ¡quiero hacerlo!
-No mi amor, quieres verlo muerto, yo también, todos queremos verlo muerto. Pero no quieres matarlo tú, por qué si lo hicieras te acusarían de asesinato, lo sabes, no quieres hacerlo mi vida, porque nos quieres y no quieres dejarnos.
Beckett sollozó, Castle la acarició con ternura durante un segundo, pero luego apartó la mano.
-¿Qué pasa?
Él no la miraba a la cara, Lucía le echó los brazos.
-Vámonos de aquí, llamaré a la ambulancia para que vengan a por él, aunque dudo que se salve, vámonos. –Se dio la vuelta, aún sin mirarla. Beckett le siguió con el bebé en brazos, todavía con lágrimas en las mejillas.
(Tres días después)
-¿No hay señales de ella?
-No, pero no te preocupes, la encontraremos, nos aseguraremos de que acabe en la cárcel.
-Eso espero, necesito que esta pesadilla acabe de una vez.
-Tranquila, ya queda menos. –Esposito sonrió. En esos momentos Lanie se acercó a ellos, con los gemelos, que se subieron en el regazo de su padre. -¡Vaya!, ¿qué hacéis aquí?, ¿me echabais de menos?
-En realidad no. –Esposito dejó de sonreír. –Oh, vamos cariño no pongas esa cara, vengo a ver a Kate, ¿te importa vigilarlos un ratito mientras que nos tomamos un café?
-Para nada, disfrutad cotilleando.
-Nosotras no cotilleamos. –Esposito las miró a las dos, Lanie le pegó cariñosamente. –Niños portaos bien con papá.
Las dos mujeres entraron en la sala de descanso, Beckett preparó dos cappuccino, ya había aprendido a controlar la cafetera. Lanie se sentó en el sofá, ella a su lado.
-Bueno… ¿cómo lo llevas?
-Pues… no muy bien.
-¿Castle sigue igual?
-No me mira… es cómo… cómo si me odiase…
-No digas eso.
-Elegí a lucía…
-Es tu hija.
-Y él mi marido…
-Kate, escúchame bien, no te odia, él hizo lo mismo que tú, ambos elegisteis a vuestra hija, porque la queréis más que a nada en este mundo. No te odia.
-¡¿Entonces por qué no me mira?!
-¿Por qué no se le preguntas?
-No quiere hablar conmigo…
-Oblígale, así de fácil.
Beckett parecía dudar, pero la mirada de su amiga la hizo confiar. –Está bien, esta noche lo intentaré.
-Genial. Ahora hablemos de algo más alegre, ¿vale?
-Pues saca tú el tema…
-¡Ya tenemos fecha para la boda!
-¿En serio?, ¡eso es genial!
-Sí, ahora que ese loco está muerto y todo vuelve a la normalidad, hemos decidido que se acabó esperar, nos casamos el cuatro de octubre.
-Estupendo, no sabes cuánto me alegro.
-Bueno, te lo digo también para que tú y Alexis vayáis buscando un horrible vestido, quiero que seáis mis Damas de Honor.
-¡Será un verdadero honor, Lanie!
Ambas amigas hablaron de la boda hasta que Gates entró en la sala y le dijo a Beckett que se pusiera a trabajar.
Dos horas después Beckett entró en su casa, Castle estaba sentado en el sofá con el portátil encima, escribiendo. No levantó la mirada cuando la oyó entrar, siguió con la vista fija en el ordenador. Beckett dejó el bolso sobre la mesita frente al sofá, tomó aire y le quitó el ordenador de un tirón, que se apagó al desenchufarse.
-¿Qué haces?
-¿Por qué no me miras?
-¿Qué?
-No me miras, no me hablas, haces como si no existiera, ¿por qué?
-Tengo que poner a cargar el ordenador… -Trató de levantarse.
-¡No!, ¿vale?, hemos pasado por un verdadero infierno, pero parece que todo se ha acabado, o que se va a acabar cuando encontremos a Meredith, por fin podemos ser felices, por fin podemos tener la vida que queremos tener, así que vamos a hablar, nos merecemos esta charla, ¿me oyes?
-Kate…
-Espera, dejame hablar. Lo siento, siento mucho haberme montado en ese coche, no haberte elegido a ti, pero te juro que tenía un pl…
-¡Para!, no me pidas perdón, sé que tenías un plan, hablaste con Meredith antes de montarte en ese coche y le pediste que cambiara de opinión, lo hiciste bien, no querías que nos pasara nada, no tengo nada que perdonarte, solo querías salvarnos a los dos.
-Entonces… ¿no me odias?
-No. –La miró como si se hubiera vuelto loca. -¿Cómo voy a odiarte?
-Pero… si no m odias… ¿por qué no me miras?
-Iba a matarte. –Los ojos de color avellana verdosos se clavaron en los azules.-Te apunté con una pistola, iba a dispararte, me pediste que no lo hiciera, pero yo iba a dispararte. ¡Iba a matarte!, ¿no lo entiendes? Yo, Richard Castle tu marido, el hombre que dice amarte más que a nada en este mundo iba a meterte una bala en la frente. No puedo hablarte porque no me atrevo, no te miro a la cara porque fui un maldito cobarde al ponerte esa pistola en la cabeza, ¡maldita sea Kate!, cada vez que te miro a la cara solo pienso en que ahora estaría llorando sobre tu tumba, ¿cómo le voy a decir a nuestra hija que un día estuve a punto de matar a su mamá?
Castle temblaba, mientras que las lágrimas caían por su rostro, Beckett limpió sus propias lágrimas y luego se acercó a él.
-Quiero que me escuches: no sabía si todo iba a salir bien, llamé a Meredith con tu móvil, tienes razón, no sé ni como me lo cogió, ni entiendo porque no cambió de número, no tiene sentido, pero lo hizo, le supliqué que se echase atrás, le dije que Demming no la quería que la estaba usando, pero ella me colgó. Me subí a ese coche pensando que te había perdido, hice lo mismo que tú. Pero eso no significa que no seas el hombre de mi vida, te quiero, más que a mi propia vida, y si hubiera podido elegir entre tú y yo no lo hubiera dudado ni un segundo, ni tú tampoco lo hubieras dudado, lo sé. Pero no fue así Rick, nos dio a elegir entre nosotros o nuestra hija, un bebé, una niña que lleva nuestra sangre, que está por encima de todo. La queremos, daríamos la vida por ella y también la vida del otro. Te quiero Rick, te quiero y quiero que seamos felices, por favor, mírame, ambos elegimos a nuestra niña, ella no tiene que saber nada de esto, jamás se lo contaremos, jamás. Mi amor, podemos superar esto, hemos superado muchas cosas, cosas horribles y seguimos aquí, por favor, danos esta nueva oportunidad.
Castle acercó su mano a su rostro, se miraron fijamente, susurró.
-Voy a necesitar tu fuerza, yo no la tengo.
-Te daré toda la que necesites, a cambio de algo.
-Dime.
-Prométeme que no me dejarás nunca.
Castle acercó sus labios a los suyos y la besó lentamente, explorando su boca sin prisas. Luego susurró sobre sus labios: -Te lo prometo.
-Rick… te necesito.
-Yo te necesito a ti. –Se sonrieron, estaban solos. Alexis había vuelto a la universidad, después de asegurarse de que su familia estaba bien, a salvo. Lucía estaba con su abuela, la mujer la había llevado a un teatro de marionetas que habían hecho en su escuela para los niños de la guardería de al lado y se quedaría a dormir con ella. Beckett lo desnudó rápidamente, él le quitó su pantalón. Le quitó la seria camisa que había llevado al trabajo y le desabrochó el sujetador. Se tumbó sobre ella en el sofá, besando todo su cuerpo. –Kate… te quiero.
-Demuéstramelo. –Le sonrió sensualmente. Castle le quitó las braguitas y la penetró de golpe, con fuerza. Beckett gritó de placer.
-¡Sigue Rick!
Siguió moviéndose rápidamente dentro de ella, mientras que lamía sus pechos. Beckett se estaba volviendo loca y él lo sabía, pero justo cuando estaban a punto de llegar al orgasmo el teléfono sonó. Castle la miró con frustración.
-No lo cojas.
-Mmmm, Rick… tengo que cogerlo… puede ser…mmmmmmmmmmm, importante…
Castle suspiró, mientras que Beckett estiraba el brazo para coger el bolso. Descolgó el móvil y le dijo con la mirada que esperase unos minutos, pero el escritor no tenía la menor intención de quedarse a medias. La miró con malicia y empezó a besar su cuello.
-Mmmm… Beckett. –Lo miró negando con la cabeza, advirtiéndole.
Sonrió y bajó su mano hasta su clítoris acariciándolo.
-Dimeeee Espositooooo
Tapó el móvil con una mano, para que no escuchase. –Para por favor, seguiremos después.
-Venga, no me dirás que no te gusta.
-Rick, por favor, espera.
-Está bien… -Aceptó resignado.
-Dime Esposito, no, no te he oído, lo siento, repite. –Se puso palida, lo empujó con fuerza, haciendo que se cayera del sofá.
-¡Ayyy!
-Vamos para allá. Vistete Rick, rápido.
-¿Qué ocurre?
-Meredith está en comisaría, con un arma, tiene a Lanie, dice que quiere hablar con nosotros.
Castle la miró sin poder creérselo.
-¡Rick vamos!
Reaccionó y empezó a vestirse.
Continuará…
Ya no queda nada, uno o dos capítulos como mucho... Gracias por leer
Última edición por maria_cs el Jue Jun 07, 2012 3:25 am, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
Nooooooooooooo! no quiero qe se acabe
pobre de castle, siente aun algo de culpaa
disfrutare demasiado los ultimos capitulos
pobre de castle, siente aun algo de culpaa
disfrutare demasiado los ultimos capitulos
DannyyFranco- Policia de homicidios
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