(¿+18?) La tormenta
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Re: (¿+18?) La tormenta
capitulazooooooooooooo !!!!!!!!!!!!!!!! y la escena con el xocolate ......... me han entrado ganas de comer xocolate ......... I NO ME KEDA !!!!!!!!!!!!!!!!!! sigue
castleaddict- As del póker
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Re: (¿+18?) La tormenta
Caskett 4 ever. Molly ...ai k pillarlq un dia x la noxe...
Me tienes loka kon tu historia!!
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María Caskett- Actor en Broadway
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Localización : Madrid-España
Re: (¿+18?) La tormenta
Al fin esa tarada de Molly morioooooooo
Nada de terceros que ya tenemos todo solucionado entre estos dos
ahora a hacer justicia!!!
Sigueeee
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ahora a hacer justicia!!!
Sigueeee
silvanalino- Escritor - Policia
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Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
q ganas de que quitaras de enmedio a la zorra de Molly, gracias
me ha encantado, estan genial los capis
mas, mas quiero mas jejej
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anaforo- Escritor - Policia
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Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 56 Con Sarah
Despertó con el olor de tortitas y café recién hecho. Unos minutos después Castle entraba por la puerta con una bandeja de desayuno, sonriendo.
-Bueno días preciosa.
-Hola mi amor. ¿Tortitas?
-Ya sabes, “muchas gracias por lo de anoche”. –Ambos se rieron. Castle se sentó a su lado, colocando la bandeja sobre sus piernas con cuidado. Desayunaron entre besos y risas, hasta que Beckett recibió una llamada.
-Beckett.
-Beckett tenemos un caso, pero si quieres podemos pasárselo a otro inspector. –Beckett lo pensó un momento, pero rehusó.
-No, vamos. No podemos olvidar al resto de victimas por muchas ganas de coger a ese tío que tengamos. Dame la dirección. –La anotó mentalmente en su cabeza y luego retiró la sábana. –Tengo que irme cariño. Por cierto, ¿hoy es martes?
-Sí, ¿por?
-Lucía tiene cita a las diez con el pediatra para vacunarla. ¿Puedes llevarla tú?
-Por supuesto, luego me pasaré a ver a Sarah, ahora que has vuelto al trabajo podemos turnarnos para verla, ¿te parece bien?
-Si…, ojalá pudiéramos tenerla aquí en casa, odio que esté en ese orfanato.
-Tranquila cariño, dentro de muy poco estará en esta casa, te lo prometo. Ahora ve a ducharte, te espera un muerto. –Esto último lo dijo con un deje de envidia.
-¿Celoso?
-¿Yo?, ¿de qué tú puedas ir a la escena de un crimen y yo no?, ni hablar, por supuesto que no.
-Si tú lo dices…, tranquilo guapo, seguro que en un par de meses Gates te deja volver, piensa que mientras nos ahorramos la canguro. –Se metió en el baño y se duchó rápidamente, luego tras darle un beso a su marido se marchó. Castle también fue a ducharte y después de afeitarse se vistió y fue a buscar a la niña a casa de su madre.
-¡Richard!, te veo contento, ¿todo bien ayer?
-De maravilla, pero te lo contaré otro día madre, ahora tengo prisa, ¿Dónde está mi niña?
-Dormidita, en el cochecito.
-Bien. –Cogió el cochecito y se la llevó sin despertarla, no sin antes darle un beso a su madre como despedida. Se sentó en la sala de espera de pediatría, Lucía ya se había despertado y le echaba los brazos para que la cogiera. –Bueno días mi niña, no sabes lo contento que estoy hoy, ayer mamá me perdonó, ¿no es genial? –La pequeña se rio alegremente. –Lo sé, es estupendo y después de ver a tu hermana iremos a verla para invitarla a comer, ¿Qué te parece?
-¿Lucía Castle?
-Nos toca cielo. –La pediatra le sonrió. –Buenos días señor Castle.
-Buenos días doctora.
-Vamos a ver como está esta pequeña, ¿de acuerdo?
-Claro. –La doctora cogió a la niña y le hizo el examen físico. La niña miró a la doctora y se rio. –Parece que se ha despertado muy contenta. ¿Se ríe a menudo?
-Sí, sobre todo cuando la cogemos o le hacemos cosquillas.
-Bien, eso es estupendo. Lucía está perfectamente, le ponemos la vacuna y ya se puede marchar.
Castle asintió, acariciando la cabecita de la pequeña que ahora estaba boca abajo, inquieta. La pediatra limpió la zona y luego la pinchó.-Tranquila chiquitina, esto no es nada.
La niña se puso a llorar cuando la aguja se introdujo en la piel. -Shhhhh, ya está mi niña, ya, shhhh. -Castle acarició la cabecita de Lucía con ternura, intentando tranquilizarla.
-Ya la puede vestir, no se preocupe, se le pasará enseguida.
Castle no parecía muy convencido, su hija debía haber heredado el pánico por las agujas de su madre, la última vez que la vacunaron lloró hasta quedarse rendida. Una media hora después se había dormido, aún con las huellas de las lágrimas en su rostro. Se las limpió con ternura. –Ya pasó mi amor, ahora vamos a ver a tu hermanita. –Estuvo con Sarah durante unas dos horas. La niña lloró cuando lo vio alejarse, haciendo que se le rompiera el corazón y volviera a cogerla por unos segundos. –Lo sé mi niña, yo tampoco quiero dejarte, pero te prometo que mañana volveré. Te quiero mucho cielo. –La sostuvo hasta que la pequeña se calló y luego se la dio a la cuidadora. –Cuídela bien.
-Lo haremos, no se preocupe, hasta mañana.
Castle salió del orfanato entristecido pero con una idea en la mente, miró el reloj, tenía tiempo y así podría sacar a la pequeña de ese edificio durante un rato y además darle una sorpresa a Beckett, si es que salía bien...
-¿Señor Castle?, ¿puedo ayudarle en algo?
-Si señoría. Verá, ya sé que no podemos adoptar a Sarah hasta que ese hombre esté entre rejas pero la niña lo está pasando muy mal y nosotros también, es horrible ir a verla y tener que dejarla allí.
-Le entiendo señor Castle, créame, pero no puedo correr riesgos.
-Lo sé, solo le pido que nos deje llevarla a casa mañana durante el día entero, la llevaremos al orfanato el jueves por la mañana se lo juro.
-¿Por qué mañana?
-Es el cumpleaños de los hijos de nuestros mejores amigos y vamos a llevar a Lucía, creo que sería una buena idea llevar a Sarah para que vaya acostumbrándose al entorno. Tenemos escoltas, señoría, y no la dejaremos sola ni un segundo. Por favor, concédanos este favor. –El juez pareció meditar durante unos minutos.
-Está bien, pero si la niña no está en el orfanato el jueves a las nueve de la mañana ordenaré que los detengan, a usted y a su mujer, ¿entendido?
-Si señoría, muchísimas gracias.
-De nada, llamaré al orfanato para que estén al tanto, ahora si no le importa tengo cosas que hacer.
-Claro, buenas tardes y gracias otra vez.
Salió de allí sonriendo, se agachó junto al cochecito y le hizo cosquillas a la pequeña. -¿Lo has odio cielo?, mañana Sarah y tu estaréis todo el día juntas, ¿A que es genial?-La pequeña mostró su conformidad riéndose, se la veía más animada. –Bien, ahora vamos con mamá, espero que no haya comido ya.
Beckett miraba su pizarra agotada, decidió que iría a comer algo al italiano de la esquina y que luego volvería, pero su plan se esfumó cuando oyó atrás suya la risa de su hija.
-¿Rick, Lucía?
-Hola cariño, hemos venido para invitarte a comer, ¿te apetece?
-Por supuesto, espera aquí un momento, no tardo. –Le dio un beso, agradecida de verlo allí.
-Vale.
Algunos agentes se acercaron a ver a la niña que los miraba con curiosidad a todos, riéndose.
-Es preciosa Castle, se parece mucho a Beckett.
-Sí, pero los ojos son tuyos, ya estábamos deseando que la trajerais, han pasado cuatro meses.
-Lo sé, lo sentimos pero hemos estado muy ocupados.
-Ya estoy, ¿nos vamos?
-Vam…
-Señor Castle, ¿puedo hablar con usted un momento?
Ambos se miraron preocupados. –Te esperamos aquí Rick.
-Vale…
-¿Quería algo de mí, señora?
-Creía haber sido muy clara cuando le dije la primera vez que no me llame así.
-Bueno, la llamaría señor, pero no trabajo aquí.
-¿No?, no recuerdo que usted presentara ninguna carta de renuncia y que yo sepa, aún le quedan por escribir dos libros, ¿no es así?
-¿Es que quiere que vuelva?
-¿Sin rodeos?, sí, estoy dispuesta a aceptar que es usted un miembro muy valioso para este equipo siempre y cuando usted esté dispuesto a seguir las reglas. ¿Acepta?
-¿Lo dirá en público?
-Ni lo piense. –Ambos se miraron y se sonrieron.
-Acepto la oferta, pero lo dejaremos para la semana que viene si no le importa, tengo que hablar con Kate y buscar una canguro.
-De acuerdo, aunque debe saber que hay una maravillosa guardería en este edificio para los hijos de policía, es segura y de fiar.
-Lo tendré en cuenta, ahora si no tiene nada mas, señor…
-Puede marcharse.
Estaban sentados en el restaurante italiano, esperando la comida. Beckett tenía en brazos a Lucía y le daba el biberón. -¿Qué tal el pediatra?
-Bien, dice que está estupenda.
-¿Y la vacuna?
-Odia las agujas, en eso ha salido a ti.
-Espero que se le pase con el tiempo…
-No te preocupes, es un bebé y es lógico que llore si algo le duele, además si cuando sea mayor sigue teniéndoles miedo, mejor para ella.
-¿Mejor?
-Sí, ¿o me vas a decir que no te gusta cómo te mimo cuando tienen que pincharte?
Beckett se rio. –Cambiemos de tema, ¿qué quería Gates?
-Que vuelva.
-No, ahora en serio.
-Es en serio, quiere que vuelva.
-¿De verdad? –Lo miro asombrada. -¿Qué le has dicho?
-Pues que si, aunque tendré que esperar hasta la semana que viene, tenemos que pensar que hacer con Lucía. –La observó por unos segundos. –Pero si no quieres que vuelva…
-¡Claro que quiero!, no lo dudes Rick, estoy muy contenta, pero, ¿Qué vamos a hacer si no encontramos canguro?
-La verdad es que Gates me ha dado una buena idea. Podemos dejarla en la guardería de la comisaria, así podremos verla a menudo. ¿Qué te parece?
-Que es una gran idea, así no estaremos tanto tiempo separados de ella y estará cerca.
-Genial, mañana la inscribiremos entonces. Ahora tengo una sorpresa para ti.
-¿Qué sorpresa?
-He hablado con el juez que lleva la custodia de Sarah. –Beckett empezó a sonreír, Castle se apresuró a explicarle. –Lo siento mi vida, todavía no podemos llevárnosla a casa.
-Ah… -Dejó de sonreír enseguida, mirando hacia abajo. Castle cogió su mano y se la acarició. –Pero tengo una buena noticia: mañana podremos llevarla a casa durante todo el día y llevarla al cumpleaños de los gemelos, ¿no es genial?
Ella sonrió con tristeza, menos ilusionada. –Sí..., es estupendo.
Castle se incorporó un poco y la besó tiernamente. –Te quiero mi amor, y tranquila, antes de que nos demos cuenta podremos tener a nuestra niña en casa.
-Lo sé,gracias por ocuparte así de ella, eres un gran padre Rick.. –El camarero les trajo la comida y dejaron de hablar para disfrutarla, mientras que la niña dormía en el cochecito.
-Rick, ¿Cómo has visto hoy a Gates?
-¿Qué quieres decir?
-¿Estaba de buen humor?
-Sí, al menos lo parecía, ¿por?
-Quiero pedirle que mañana me dé el día libre, si solo vamos a pasar un día con Sarah quiero aprovecharlo.
-Entiendo, díselo, ella es madre, seguro que te entenderá.
-Eso espero…
Una hora después Beckett volvía a comisaria tras darle un beso a su marido y a su hija. Castle se marchó a casa, llamando a Alexis nada más llegar, la echaba de menos. La joven parecía estar bien, aunque algo estresada por los exámenes.
-Tengo que dejarte papá, todavía me quedan por aprender los huesos del cuerpo.
-¿Todos?
-Sí y no tengo café así que si no me suicido antes te llamaré el viernes, te quiero.
-Yo también te quiero, un beso cielo y ánimo, ya pronto terminarás.
Castle bañó a Lucía y la acostó, esperando a Beckett. Cuando esta llegó cenaron y se fueron a la cama después de curar la herida, ambos estaban cansados.
-¿Qué tal el caso?
-Tenemos una pista, pero no es muy buena.
-¿Y con Gates?
-Mañana tendré que volver, pero solo hasta mediodía.
-Bueno, no está mal.
-No. –Reconoció. -¿Vienes a buscarme con las niñas?, podríamos llevarlas a Central Park y comer por allí.
-Por supuesto. –Hablaron durante un rato hasta que se fueron quedando dormidos. A la mañana siguiente Castle fue a buscar a Sarah al orfanato y luego fue a ver a su madre a su escuela de interpretación. Se rio al verla tan entregada, dándole la charla a un alumno.
-No, no, así no, tienes que sentirlo, tienes que ser el personaje.
-Pero, ¿cómo me convierto en un borracho?
-Ella se bebía tres botellas de vino, aunque no te aconsejo seguir sus pasos. –Martha se volvió mirando con fastidio a su hijo. –Chicos os presento a mi hijo, Richard Castle, sí, ese, el famoso escritor de novelitas de misterio…
-¿Novelitas?, madre mejor di best seller, saluda a tus nietas, hemos venido a visitarte.
-¿Nietas?, ohhh, Sarah preciosa estás aquí, que alegría. –No se había dado cuenta de la presencia de la pequeña.- ¿Ya tenéis su custod…?
-No, y no saques ese tema delante de Kate, pero nos han dejado tenerla hoy en casa.
-Eso es maravilloso, bueno querido me encantaría haceros compañía, pero tengo que enseñar a estos chicos como ser el personaje.
-Si necesitas vino…
-¡Fuera! –Castle se rio y haciéndoles un gesto con la mano a los jóvenes se marchó. Sobre mediodía fue a por Beckett y los cuatro pasaron un maravilloso día en familia. Castle hizo cientos de fotografías de sus chicas.
–Preciosas, las niñas podrían ser modelos.
Beckett sonrió divertida, Castle hizo otra foto en ese mismo instante, captando esa hermosa sonrisa, miró la fotografía y añadió. –Y su madre también, por supuesto. –Ella se acercó a él y lo besó cariñosamente. –Anda ponte con ellas, yo también quiero una foto de vosotros.
Sobre las cuatro se marcharon a casa. Beckett se arregló a toda prisa y se despidió de su marido, iba a casa de Lanie, a ayudarla con los preparativos. –Me voy ya, nos vemos luego cariño.
-Vale, nos vemos cielo.
Una hora después estaban todos celebrando el cumpleaños, Dan se había disfrazado de payaso y hacía reír a los pequeños, excepto a Lucía que se puso a llorar asustada.
-Vamos cariño, no llores, no pueden darte miedo los payasos, vives con papá.
-¡Eh!
Todos se rieron, excepto Castle que parecía indignado, aunque se le pasó cuando su mujer se acercó a él y lo besó. –No te enfades tonto…
-Chicos no quiero interrumpir este hermoso momento, pero hay niños delante.
Se separaron riéndose. –Bueno, vamos a cortar la tarta, venid niños. -En el cumpleaños estaban también los hijos de Gates, la capitana y su marido, y los sobrinos y las madres de Lanie y de Esposito. Esta última no paraba de criticar pero a Lanie parecía que le daba igual, al fin y al cabo, luego volvería a la residencia.
-Venga, poneos alrededor. –La tarta tenía una pinta estupenda, de chocolate y nata, con forma de un coche de juguete. Encima tenía dos velitas que representaban un uno. Esposito y Lanie acercaron a los niños que miraron las velas con curiosidad, Alonso intentó tocarlas haciendo que Esposito se echase para atrás enseguida- Lo siento amiguito, el fuego no se toca. Vamos niños, ayudad a los gemelos a soplar. -Los niños soplaron las velas con el correspondiente aplauso y la canción.
¡¡¡Cumpleaños feliz,
Cumpleaños feliz,
Os deseamos todos,
Cumpleaños feliz!!!
Repartieron la tarta entre los adultos y los niños mayores y luego Dan se acercó con la piñata. –A ver, los niños que sepan andar que se acerquen. Venga, tirad con fuerza. –La piñata se rompió dejando caer bolsas de chucherías y golosinas. Una hora después Beckett se levantó, con Sarah en brazos que se había quedado dormidita, al igual que Lucía que estaba en el cochecito. –Nosotros nos vamos, las niñas están agotadas. –Se despidieron y se marcharon. Beckett acostó a las niñas, cantándoles su nana, mientras que Castle las miraba emocionado. Luego se fueron a su habitación, Beckett se puso el pijama y se metió en la cama, aunque se asustó al oír gritar a Castle.
-¿Cariño estás bien?
-Si, sí..., el alcohol escuece mucho, pero no es nada. -Beckett lo miró comprensiva y se acercó a él, obligándolo a sentarse en el borde de la bañera. Cogió el algodón y le limpió la herida con cuidado, soplando después. -Tranquilo, ya está.
-¿Ya?, falta el beso.
Beckett se rio, a veces olvidaba que estaba casada con un niño. -Besó suavemente la herida y luego subió hasta llegar a sus labios. -Venga, vamos a dormir.
En la cama Castle acariciaba su cabello cariñosamente, ella parecía relajada,feliz.
–Este día ha sido magnifico, gracias Rick.
-No me des las gracias, os quiero más que a nada en este mundo y quiero que seamos felices. Espero que no pase mucho más tiempo antes de poder tener a Sarah con nosotros, intentaré convencer al juez para que de vez en cuando nos deje traerla otra vez.
Beckett le sonrió y lo besó, acariciándolo. El beso comenzó a cobrar intensidad pero el móvil los interrumpió. Castle suspiró con frustración.
-Beckett.
-Beckett soy Esposito, me han llamado de la comisaria y han encontrado algo en uno de los videos, me lo han mandado a mi ordenador.
-¿Se ve a alguien?
-Sí, pero no te vas a creer quien es la persona que sale en el video.
Continuará..
Gracias por leer,en el próximo capítulo, el nombre de la cómplice. Os daré una pista, la conoceis muy bien GRACIAS POR LEER Y POR COMENTAR!!
Despertó con el olor de tortitas y café recién hecho. Unos minutos después Castle entraba por la puerta con una bandeja de desayuno, sonriendo.
-Bueno días preciosa.
-Hola mi amor. ¿Tortitas?
-Ya sabes, “muchas gracias por lo de anoche”. –Ambos se rieron. Castle se sentó a su lado, colocando la bandeja sobre sus piernas con cuidado. Desayunaron entre besos y risas, hasta que Beckett recibió una llamada.
-Beckett.
-Beckett tenemos un caso, pero si quieres podemos pasárselo a otro inspector. –Beckett lo pensó un momento, pero rehusó.
-No, vamos. No podemos olvidar al resto de victimas por muchas ganas de coger a ese tío que tengamos. Dame la dirección. –La anotó mentalmente en su cabeza y luego retiró la sábana. –Tengo que irme cariño. Por cierto, ¿hoy es martes?
-Sí, ¿por?
-Lucía tiene cita a las diez con el pediatra para vacunarla. ¿Puedes llevarla tú?
-Por supuesto, luego me pasaré a ver a Sarah, ahora que has vuelto al trabajo podemos turnarnos para verla, ¿te parece bien?
-Si…, ojalá pudiéramos tenerla aquí en casa, odio que esté en ese orfanato.
-Tranquila cariño, dentro de muy poco estará en esta casa, te lo prometo. Ahora ve a ducharte, te espera un muerto. –Esto último lo dijo con un deje de envidia.
-¿Celoso?
-¿Yo?, ¿de qué tú puedas ir a la escena de un crimen y yo no?, ni hablar, por supuesto que no.
-Si tú lo dices…, tranquilo guapo, seguro que en un par de meses Gates te deja volver, piensa que mientras nos ahorramos la canguro. –Se metió en el baño y se duchó rápidamente, luego tras darle un beso a su marido se marchó. Castle también fue a ducharte y después de afeitarse se vistió y fue a buscar a la niña a casa de su madre.
-¡Richard!, te veo contento, ¿todo bien ayer?
-De maravilla, pero te lo contaré otro día madre, ahora tengo prisa, ¿Dónde está mi niña?
-Dormidita, en el cochecito.
-Bien. –Cogió el cochecito y se la llevó sin despertarla, no sin antes darle un beso a su madre como despedida. Se sentó en la sala de espera de pediatría, Lucía ya se había despertado y le echaba los brazos para que la cogiera. –Bueno días mi niña, no sabes lo contento que estoy hoy, ayer mamá me perdonó, ¿no es genial? –La pequeña se rio alegremente. –Lo sé, es estupendo y después de ver a tu hermana iremos a verla para invitarla a comer, ¿Qué te parece?
-¿Lucía Castle?
-Nos toca cielo. –La pediatra le sonrió. –Buenos días señor Castle.
-Buenos días doctora.
-Vamos a ver como está esta pequeña, ¿de acuerdo?
-Claro. –La doctora cogió a la niña y le hizo el examen físico. La niña miró a la doctora y se rio. –Parece que se ha despertado muy contenta. ¿Se ríe a menudo?
-Sí, sobre todo cuando la cogemos o le hacemos cosquillas.
-Bien, eso es estupendo. Lucía está perfectamente, le ponemos la vacuna y ya se puede marchar.
Castle asintió, acariciando la cabecita de la pequeña que ahora estaba boca abajo, inquieta. La pediatra limpió la zona y luego la pinchó.-Tranquila chiquitina, esto no es nada.
La niña se puso a llorar cuando la aguja se introdujo en la piel. -Shhhhh, ya está mi niña, ya, shhhh. -Castle acarició la cabecita de Lucía con ternura, intentando tranquilizarla.
-Ya la puede vestir, no se preocupe, se le pasará enseguida.
Castle no parecía muy convencido, su hija debía haber heredado el pánico por las agujas de su madre, la última vez que la vacunaron lloró hasta quedarse rendida. Una media hora después se había dormido, aún con las huellas de las lágrimas en su rostro. Se las limpió con ternura. –Ya pasó mi amor, ahora vamos a ver a tu hermanita. –Estuvo con Sarah durante unas dos horas. La niña lloró cuando lo vio alejarse, haciendo que se le rompiera el corazón y volviera a cogerla por unos segundos. –Lo sé mi niña, yo tampoco quiero dejarte, pero te prometo que mañana volveré. Te quiero mucho cielo. –La sostuvo hasta que la pequeña se calló y luego se la dio a la cuidadora. –Cuídela bien.
-Lo haremos, no se preocupe, hasta mañana.
Castle salió del orfanato entristecido pero con una idea en la mente, miró el reloj, tenía tiempo y así podría sacar a la pequeña de ese edificio durante un rato y además darle una sorpresa a Beckett, si es que salía bien...
-¿Señor Castle?, ¿puedo ayudarle en algo?
-Si señoría. Verá, ya sé que no podemos adoptar a Sarah hasta que ese hombre esté entre rejas pero la niña lo está pasando muy mal y nosotros también, es horrible ir a verla y tener que dejarla allí.
-Le entiendo señor Castle, créame, pero no puedo correr riesgos.
-Lo sé, solo le pido que nos deje llevarla a casa mañana durante el día entero, la llevaremos al orfanato el jueves por la mañana se lo juro.
-¿Por qué mañana?
-Es el cumpleaños de los hijos de nuestros mejores amigos y vamos a llevar a Lucía, creo que sería una buena idea llevar a Sarah para que vaya acostumbrándose al entorno. Tenemos escoltas, señoría, y no la dejaremos sola ni un segundo. Por favor, concédanos este favor. –El juez pareció meditar durante unos minutos.
-Está bien, pero si la niña no está en el orfanato el jueves a las nueve de la mañana ordenaré que los detengan, a usted y a su mujer, ¿entendido?
-Si señoría, muchísimas gracias.
-De nada, llamaré al orfanato para que estén al tanto, ahora si no le importa tengo cosas que hacer.
-Claro, buenas tardes y gracias otra vez.
Salió de allí sonriendo, se agachó junto al cochecito y le hizo cosquillas a la pequeña. -¿Lo has odio cielo?, mañana Sarah y tu estaréis todo el día juntas, ¿A que es genial?-La pequeña mostró su conformidad riéndose, se la veía más animada. –Bien, ahora vamos con mamá, espero que no haya comido ya.
Beckett miraba su pizarra agotada, decidió que iría a comer algo al italiano de la esquina y que luego volvería, pero su plan se esfumó cuando oyó atrás suya la risa de su hija.
-¿Rick, Lucía?
-Hola cariño, hemos venido para invitarte a comer, ¿te apetece?
-Por supuesto, espera aquí un momento, no tardo. –Le dio un beso, agradecida de verlo allí.
-Vale.
Algunos agentes se acercaron a ver a la niña que los miraba con curiosidad a todos, riéndose.
-Es preciosa Castle, se parece mucho a Beckett.
-Sí, pero los ojos son tuyos, ya estábamos deseando que la trajerais, han pasado cuatro meses.
-Lo sé, lo sentimos pero hemos estado muy ocupados.
-Ya estoy, ¿nos vamos?
-Vam…
-Señor Castle, ¿puedo hablar con usted un momento?
Ambos se miraron preocupados. –Te esperamos aquí Rick.
-Vale…
-¿Quería algo de mí, señora?
-Creía haber sido muy clara cuando le dije la primera vez que no me llame así.
-Bueno, la llamaría señor, pero no trabajo aquí.
-¿No?, no recuerdo que usted presentara ninguna carta de renuncia y que yo sepa, aún le quedan por escribir dos libros, ¿no es así?
-¿Es que quiere que vuelva?
-¿Sin rodeos?, sí, estoy dispuesta a aceptar que es usted un miembro muy valioso para este equipo siempre y cuando usted esté dispuesto a seguir las reglas. ¿Acepta?
-¿Lo dirá en público?
-Ni lo piense. –Ambos se miraron y se sonrieron.
-Acepto la oferta, pero lo dejaremos para la semana que viene si no le importa, tengo que hablar con Kate y buscar una canguro.
-De acuerdo, aunque debe saber que hay una maravillosa guardería en este edificio para los hijos de policía, es segura y de fiar.
-Lo tendré en cuenta, ahora si no tiene nada mas, señor…
-Puede marcharse.
Estaban sentados en el restaurante italiano, esperando la comida. Beckett tenía en brazos a Lucía y le daba el biberón. -¿Qué tal el pediatra?
-Bien, dice que está estupenda.
-¿Y la vacuna?
-Odia las agujas, en eso ha salido a ti.
-Espero que se le pase con el tiempo…
-No te preocupes, es un bebé y es lógico que llore si algo le duele, además si cuando sea mayor sigue teniéndoles miedo, mejor para ella.
-¿Mejor?
-Sí, ¿o me vas a decir que no te gusta cómo te mimo cuando tienen que pincharte?
Beckett se rio. –Cambiemos de tema, ¿qué quería Gates?
-Que vuelva.
-No, ahora en serio.
-Es en serio, quiere que vuelva.
-¿De verdad? –Lo miro asombrada. -¿Qué le has dicho?
-Pues que si, aunque tendré que esperar hasta la semana que viene, tenemos que pensar que hacer con Lucía. –La observó por unos segundos. –Pero si no quieres que vuelva…
-¡Claro que quiero!, no lo dudes Rick, estoy muy contenta, pero, ¿Qué vamos a hacer si no encontramos canguro?
-La verdad es que Gates me ha dado una buena idea. Podemos dejarla en la guardería de la comisaria, así podremos verla a menudo. ¿Qué te parece?
-Que es una gran idea, así no estaremos tanto tiempo separados de ella y estará cerca.
-Genial, mañana la inscribiremos entonces. Ahora tengo una sorpresa para ti.
-¿Qué sorpresa?
-He hablado con el juez que lleva la custodia de Sarah. –Beckett empezó a sonreír, Castle se apresuró a explicarle. –Lo siento mi vida, todavía no podemos llevárnosla a casa.
-Ah… -Dejó de sonreír enseguida, mirando hacia abajo. Castle cogió su mano y se la acarició. –Pero tengo una buena noticia: mañana podremos llevarla a casa durante todo el día y llevarla al cumpleaños de los gemelos, ¿no es genial?
Ella sonrió con tristeza, menos ilusionada. –Sí..., es estupendo.
Castle se incorporó un poco y la besó tiernamente. –Te quiero mi amor, y tranquila, antes de que nos demos cuenta podremos tener a nuestra niña en casa.
-Lo sé,gracias por ocuparte así de ella, eres un gran padre Rick.. –El camarero les trajo la comida y dejaron de hablar para disfrutarla, mientras que la niña dormía en el cochecito.
-Rick, ¿Cómo has visto hoy a Gates?
-¿Qué quieres decir?
-¿Estaba de buen humor?
-Sí, al menos lo parecía, ¿por?
-Quiero pedirle que mañana me dé el día libre, si solo vamos a pasar un día con Sarah quiero aprovecharlo.
-Entiendo, díselo, ella es madre, seguro que te entenderá.
-Eso espero…
Una hora después Beckett volvía a comisaria tras darle un beso a su marido y a su hija. Castle se marchó a casa, llamando a Alexis nada más llegar, la echaba de menos. La joven parecía estar bien, aunque algo estresada por los exámenes.
-Tengo que dejarte papá, todavía me quedan por aprender los huesos del cuerpo.
-¿Todos?
-Sí y no tengo café así que si no me suicido antes te llamaré el viernes, te quiero.
-Yo también te quiero, un beso cielo y ánimo, ya pronto terminarás.
Castle bañó a Lucía y la acostó, esperando a Beckett. Cuando esta llegó cenaron y se fueron a la cama después de curar la herida, ambos estaban cansados.
-¿Qué tal el caso?
-Tenemos una pista, pero no es muy buena.
-¿Y con Gates?
-Mañana tendré que volver, pero solo hasta mediodía.
-Bueno, no está mal.
-No. –Reconoció. -¿Vienes a buscarme con las niñas?, podríamos llevarlas a Central Park y comer por allí.
-Por supuesto. –Hablaron durante un rato hasta que se fueron quedando dormidos. A la mañana siguiente Castle fue a buscar a Sarah al orfanato y luego fue a ver a su madre a su escuela de interpretación. Se rio al verla tan entregada, dándole la charla a un alumno.
-No, no, así no, tienes que sentirlo, tienes que ser el personaje.
-Pero, ¿cómo me convierto en un borracho?
-Ella se bebía tres botellas de vino, aunque no te aconsejo seguir sus pasos. –Martha se volvió mirando con fastidio a su hijo. –Chicos os presento a mi hijo, Richard Castle, sí, ese, el famoso escritor de novelitas de misterio…
-¿Novelitas?, madre mejor di best seller, saluda a tus nietas, hemos venido a visitarte.
-¿Nietas?, ohhh, Sarah preciosa estás aquí, que alegría. –No se había dado cuenta de la presencia de la pequeña.- ¿Ya tenéis su custod…?
-No, y no saques ese tema delante de Kate, pero nos han dejado tenerla hoy en casa.
-Eso es maravilloso, bueno querido me encantaría haceros compañía, pero tengo que enseñar a estos chicos como ser el personaje.
-Si necesitas vino…
-¡Fuera! –Castle se rio y haciéndoles un gesto con la mano a los jóvenes se marchó. Sobre mediodía fue a por Beckett y los cuatro pasaron un maravilloso día en familia. Castle hizo cientos de fotografías de sus chicas.
–Preciosas, las niñas podrían ser modelos.
Beckett sonrió divertida, Castle hizo otra foto en ese mismo instante, captando esa hermosa sonrisa, miró la fotografía y añadió. –Y su madre también, por supuesto. –Ella se acercó a él y lo besó cariñosamente. –Anda ponte con ellas, yo también quiero una foto de vosotros.
Sobre las cuatro se marcharon a casa. Beckett se arregló a toda prisa y se despidió de su marido, iba a casa de Lanie, a ayudarla con los preparativos. –Me voy ya, nos vemos luego cariño.
-Vale, nos vemos cielo.
Una hora después estaban todos celebrando el cumpleaños, Dan se había disfrazado de payaso y hacía reír a los pequeños, excepto a Lucía que se puso a llorar asustada.
-Vamos cariño, no llores, no pueden darte miedo los payasos, vives con papá.
-¡Eh!
Todos se rieron, excepto Castle que parecía indignado, aunque se le pasó cuando su mujer se acercó a él y lo besó. –No te enfades tonto…
-Chicos no quiero interrumpir este hermoso momento, pero hay niños delante.
Se separaron riéndose. –Bueno, vamos a cortar la tarta, venid niños. -En el cumpleaños estaban también los hijos de Gates, la capitana y su marido, y los sobrinos y las madres de Lanie y de Esposito. Esta última no paraba de criticar pero a Lanie parecía que le daba igual, al fin y al cabo, luego volvería a la residencia.
-Venga, poneos alrededor. –La tarta tenía una pinta estupenda, de chocolate y nata, con forma de un coche de juguete. Encima tenía dos velitas que representaban un uno. Esposito y Lanie acercaron a los niños que miraron las velas con curiosidad, Alonso intentó tocarlas haciendo que Esposito se echase para atrás enseguida- Lo siento amiguito, el fuego no se toca. Vamos niños, ayudad a los gemelos a soplar. -Los niños soplaron las velas con el correspondiente aplauso y la canción.
¡¡¡Cumpleaños feliz,
Cumpleaños feliz,
Os deseamos todos,
Cumpleaños feliz!!!
Repartieron la tarta entre los adultos y los niños mayores y luego Dan se acercó con la piñata. –A ver, los niños que sepan andar que se acerquen. Venga, tirad con fuerza. –La piñata se rompió dejando caer bolsas de chucherías y golosinas. Una hora después Beckett se levantó, con Sarah en brazos que se había quedado dormidita, al igual que Lucía que estaba en el cochecito. –Nosotros nos vamos, las niñas están agotadas. –Se despidieron y se marcharon. Beckett acostó a las niñas, cantándoles su nana, mientras que Castle las miraba emocionado. Luego se fueron a su habitación, Beckett se puso el pijama y se metió en la cama, aunque se asustó al oír gritar a Castle.
-¿Cariño estás bien?
-Si, sí..., el alcohol escuece mucho, pero no es nada. -Beckett lo miró comprensiva y se acercó a él, obligándolo a sentarse en el borde de la bañera. Cogió el algodón y le limpió la herida con cuidado, soplando después. -Tranquilo, ya está.
-¿Ya?, falta el beso.
Beckett se rio, a veces olvidaba que estaba casada con un niño. -Besó suavemente la herida y luego subió hasta llegar a sus labios. -Venga, vamos a dormir.
En la cama Castle acariciaba su cabello cariñosamente, ella parecía relajada,feliz.
–Este día ha sido magnifico, gracias Rick.
-No me des las gracias, os quiero más que a nada en este mundo y quiero que seamos felices. Espero que no pase mucho más tiempo antes de poder tener a Sarah con nosotros, intentaré convencer al juez para que de vez en cuando nos deje traerla otra vez.
Beckett le sonrió y lo besó, acariciándolo. El beso comenzó a cobrar intensidad pero el móvil los interrumpió. Castle suspiró con frustración.
-Beckett.
-Beckett soy Esposito, me han llamado de la comisaria y han encontrado algo en uno de los videos, me lo han mandado a mi ordenador.
-¿Se ve a alguien?
-Sí, pero no te vas a creer quien es la persona que sale en el video.
Continuará..
Gracias por leer,en el próximo capítulo, el nombre de la cómplice. Os daré una pista, la conoceis muy bien GRACIAS POR LEER Y POR COMENTAR!!
Última edición por maria_cs el Dom Mayo 20, 2012 11:06 am, editado 1 vez
Re: (¿+18?) La tormenta
Woow! Excelente capitulo maria
¿Quien sera? D:
Continualo pronto
¿Quien sera? D:
Continualo pronto
DannyyFranco- Policia de homicidios
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Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
seguro ke es la estupida de gina!!!!!
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: (¿+18?) La tormenta
Que capitulo, es Molly!!!!!
Ella y demming
quiero el proximooo
Ella y demming
quiero el proximooo
silvanalino- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
hoy capitulo nuevo?? estoy impaciente por saber quien es pero creo que es molly ahiii que impaciente estoy ojala cuelges esta noche alguno
castlelover- As del póker
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Fecha de inscripción : 26/02/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
estoy en ello, mañana no habrá capitulo, pero creo que este cumplirá vuestras expectativas
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 57 Traiciones y ansiedad
Castle acariciaba el rostro de su mujer, que dormía. Habían tenido que darle un tranquilizante, debido al ataque de ansiedad. Nunca la había visto así, tan desesperada, sin saber qué hacer, sin saber cómo actuar. Beckett siempre había sido fuerte, siempre había podido con todo lo que le echasen encima, pero esto era diferente, su hija… Su querida Lucía en manos de ese animal, y todo por culpa de la enfermera. Se maldijo por haber sido tan imbécil de haberla creído, de haber confiado en ella. Recordó todas las veces que Beckett le había pedido que la echara, si hubiera actuado antes… La sintió moverse, gimiendo en sueños, pasó suavemente los dedos por su pelo, queriendo calmarla. Beckett despertó poco a poco, aún con la huella de la pesadilla en su mente. Tenía en su mano el chupete de la pequeña, no había querido soltarlo. Se incorporó con los ojos llenos de lágrimas, mirando a su marido.
-¿Qué hacemos aquí?
-Estabas agotada, nerviosa, te dio un ataque de ansiedad, tuvimos que darte un tranquilizante, te he traído a casa para que descansaras.
-¿Qué?, ¿en qué estás pensando?, ¡tenemos que volver a la comisaría! –Se levantó de golpe, poniéndose los zapatos, pero Castle no se movió. -¡Rick!, ¿qué haces?, vamos.
-Kate, estás agotada, quemada, apenas puedes sostenerte en pie, no piensas con claridad, no deberías ir.
Beckett lo miró con incredulidad. –Es mi hija, mi niña, si le pasara algo me moriría, si tu quieres quedarte aquí descansando muy bien, yo me voy. –Salió de la habitación pero Castle la siguió.
-¿No lo entiendes?, ahora no puedes ayudarla, no piensas como la inspectora Beckett sino como la madre de Lucía, tienes que dejar que Gates y Esposito se ocupen de esto.
-¡No!
-Kate por favor escúchame, estás demasiado implicada, y yo también, allí solo seremos un estorbo.
-Pero no le escuchó. Salió de la casa dirigiéndose al ascensor, sin oír las súplicas de su marido. Unos diez minutos después de que llegase a comisaría Castle salió del ascensor.
-¿Podemos hablar un momento? –Miró a su mujer, quien asintió.
-¿Qué quieres ahora?
-Hablar con Molly.
-¿Con esa hija de puta?, ¿por qué?
-Esposito, Gates y tú habéis intentado sonsacarle, sin éxito, puede que a mí me escuche.
Beckett asintió con la cabeza, señalando la puerta de interrogatorios, entrando detrás de él. Molly lo miró, parecía asustada. –Rick…
-Molly, no te lo voy a repetir dos veces, ¿dónde está mi hija?
-No lo sé.
-Molly, no pongas a aprueba mi paciencia.
-Te juro que no lo sé, yo solo hice lo que él me pidió.
-¿Qué te pidió?
-Qué cogiera a la niña de la guardería y la llevase a una dirección y la dejase allí, nada más.
-¿Por qué lo hiciste?, y ¿quién es?, ¿cómo contactó contigo?
-Me dijo que si no lo hacía te mataría a ti, no sé quién es, me llamó por teléfono, nunca lo he visto.
-¿Te das cuenta de qué esto no hay quien se lo crea?, un tío te llama por teléfono para que secuestres a una niña y tú le haces casos sin hacer preguntas, vamos Molly, dime la verdad, ¿qué has hecho con mi hija?
-Te lo juro, es la verdad, te lo juro, tienes que creerme.
- Confié en ti, te defendí delante de mi mujer y me lo pagas así, llevándote a lo que más quiero, ¿cómo coño quieres que te crea?
-Rick, por favor…
-Molly te lo diré una última vez, ¿dónde está mi hija?
-No lo sé...
-¡¿DÓNDE ESTÁ?! –Beckett se abalanzó sobre ella, cogiéndola de la camisa. -¿Dónde está mi niña, zorra?, ¡dime dónde está!
-¡Kate basta!
La inspectora lo ignoró, estaba enloquecida. Sacó su arma y apuntó con ella a la enfermera que gritó aterrorizada.
-¡¿Dónde está mi hija?!
-No lo sé, te lo juro, por favor, por favor, no lo sé. –Esposito entró en la sala separando a su compañera de la enfermera, que se dejó caer en el suelo, temblando. Castle salió tras su mujer.
-¡BECKETT!, a mi despacho, ¡AHORA!
-Señor, yo…
-Entregue su arma y su placa, está suspendida hasta nueva orden.
-Señor por favor…
-La placa y el arma, es una orden.
Beckett hizo lo que su jefa le mandaba con los ojos llenos de lágrimas, temblando. Luego salió del despacho dando un portazo. Castle se acercó a ella para abrazarla pero ella lo esquivó, acercándose a la enfermera que salía esposada de la sala de interrogatorios.
-Reza para que encuentre a mi niña sana y salva, porque si le pasa algo te juro por la memoria de mi madre que te mataré. –Se marchó furiosa, entrando en el ascensor, pero antes de que la puerta se cerrara Castle entró con ella. Beckett se dejó caer en el suelo, llorando como una niña, temblando, sin poder hablar. Su marido se sentó a su lado y la acarició, besando su cabeza una y otra vez. –Shhhhhhhh, la encontraremos mi amor, te lo prometo, la encontraremos.
(Dos días antes)
-Voy para allá.
-¿Qué ocurre?
-Han encontrado a alguien en uno de los videos que estábamos examinando. Tengo que irme.
–Voy contigo.
-¿Y Lucía?
-Oh… está bien, pero llámame en cuanto sepas algo.
-Lo haré, tranquilo. –Le dio un beso y salió de la cama, para vestirse a toda prisa. Puso la sirena y llegó a la comisaría rápidamente. Esposito y Gates ya estaban allí, parecían preocupados. Beckett se acercó a ellos.
-¿Dónde está el video?
Esposito señaló el ordenador. La inspectora miró la pantalla y se quedó sin habla. –No…, no puede ser…
-Es ella Beckett, no hay duda.
Beckett se sentó, las piernas no la sostenían. –Dios mío… ¿cómo le voy a decir esto a Rick?
-No se lo diga, al menos no de momento.
-Tiene que saberlo, tengo que decírselo…
-Hágame caso, su marido haría una tontería si viera este video, no se lo diga, por ahora. –En ese momento sonó su móvil, con el rostro de Castle en la pantalla.
-Hola cariño.
-Hola, ¿has visto ya el video?
-Sí…, aparece una mujer… -Miró a su jefa, quien negó. -…pero no sabemos quién es, aún.
-Bueno, podéis buscar en la base de datos, ¿no?
-Sí…, lo haremos…, mi amor acuéstate, llegaré bastante tarde, nos vemos mañana.
-Vale, te quiero.
-Y yo a ti.
-Me va a odiar por esto.
-Es lo mejor, para él y para el caso. Y ahora a trabajar, tenemos que encontrar a esta mujer.
Trabajaron durante toda la noche. Beckett se marchó a casa, volvería a mediodía. Castle ya estaba despierto, dándole el biberón a Lucía.
-¡Kate!, ¿has trabajado toda la noche?
-Sí, y tengo que volver a mediodía,…
-Desayuna entonces y duerme un rato, tienes que estar agota…, Kate, ¿pasa algo?
-No… ¿por qué?
-Kate, mírame, ¿qué ocurre?
-Siéntate.
Mientras que abrazaba a su mujer e intentaba calmarla pensaba también en la cómplice de aquel psicópata… Meredith… ¿cómo podía la madre de su hija hacerle esto?, ese animal había estado a punto de matar a Alexis, y su madre era cómplice… el mundo se había vuelto loco. Con tristeza pensó en los momentos en los que era feliz con su mujer y sus hijas, la Luna de Miel, el nacimiento de Lucía, la graduación de Alexis, la boda con Kate…, pero ahora todo era una locura, o una maldita broma del destino, una broma macabra. Sintió como a su lado Beckett se tranquilizaba.
–Rick…
-Estoy aquí mi amor, tranquila.
-Rick, ¿qué vamos a hacer?
-No lo sé mi vida, si por lo menos supiéramos si Molly dice la verdad…
-No lo sé, puede que solo sea otra cómplice, no podemos confiar en ella… -Beckett se limpió las lágrimas. Seguían sentados en el ascensor, parado.
-Yo ya no confío en nadie…, la madre de mi primera hija es cómplice de un psicópata y ayudó a matar a Jenny…, a saber qué mas habrá hecho…, y si le ayudó a atacar a Alexis…
Beckett no pudo responderle a eso, hubiera querido hacerlo, pero no podía. Tampoco ella entendía como aquella mujer había podido meterse en todo eso, pero ahora aquello no le importaba, solo podía pensar en su niña, tan pequeña, tan indefensa, apretó con fuerza el chupete que seguía en su mano.
–Rick, ¿crees qué le… habrán hecho… daño?
-No pienses en eso, seguro que está bien, tranquila, tranquila, vamos, levanta cielo, vamos a casa.
Castle la llevó a casa y se quedó con ella en la cama hasta que se quedo dormida. Luego se levantó y fue a su estudio, había hecho una foto de la pizarra y quería investigar. Miró el móvil, diez llamadas de su madre y otras seis de su hija, que al recibir la noticia del secuestro había querido volver a Nueva York, pero Castle se había negado. No quería que Alexis supiera lo de su madre ni que volviera a la ciudad, era demasiado peligroso. Las llamó para dejarlas tranquilas y luego siguió trabajando, hasta quedar rendido. A la mañana siguiente recibieron una llamada.
-Beckett, tengo noticias.
-¿La habéis encontrado?
-No, lo siento mucho, pero tienes que saber que el FBI va a quedarse con el caso.
-¿Quién está al mando?
-Tu ex, Will Sorenson.
-¿Cómo?
-Lo que has oído, quiere verte, a ti y a Castle, en media hora.
-Vamos para allá. ¡Rick!
(Unas horas antes)
-¿Vas a hacerle daño?
-No.
-Entonces, para que la quieres, es tan pequeña.
-Ya lo sabes, y deja de hacer preguntas Meredith.
-Está bien…
-Ahora es cuando empieza nuestro verdadero plan, ¿estás preparada?
-Sí…
Continuará...
Esta historia tiene las horas contadas, supongo que unos diez capítulos más, como mucho... No se si haré la continuación...
Mañana no habrá capítulo, estaré muy ocupada con la huelga de Educación.
MUCHAS GRACIAS POR LEER A TODOS
Castle acariciaba el rostro de su mujer, que dormía. Habían tenido que darle un tranquilizante, debido al ataque de ansiedad. Nunca la había visto así, tan desesperada, sin saber qué hacer, sin saber cómo actuar. Beckett siempre había sido fuerte, siempre había podido con todo lo que le echasen encima, pero esto era diferente, su hija… Su querida Lucía en manos de ese animal, y todo por culpa de la enfermera. Se maldijo por haber sido tan imbécil de haberla creído, de haber confiado en ella. Recordó todas las veces que Beckett le había pedido que la echara, si hubiera actuado antes… La sintió moverse, gimiendo en sueños, pasó suavemente los dedos por su pelo, queriendo calmarla. Beckett despertó poco a poco, aún con la huella de la pesadilla en su mente. Tenía en su mano el chupete de la pequeña, no había querido soltarlo. Se incorporó con los ojos llenos de lágrimas, mirando a su marido.
-¿Qué hacemos aquí?
-Estabas agotada, nerviosa, te dio un ataque de ansiedad, tuvimos que darte un tranquilizante, te he traído a casa para que descansaras.
-¿Qué?, ¿en qué estás pensando?, ¡tenemos que volver a la comisaría! –Se levantó de golpe, poniéndose los zapatos, pero Castle no se movió. -¡Rick!, ¿qué haces?, vamos.
-Kate, estás agotada, quemada, apenas puedes sostenerte en pie, no piensas con claridad, no deberías ir.
Beckett lo miró con incredulidad. –Es mi hija, mi niña, si le pasara algo me moriría, si tu quieres quedarte aquí descansando muy bien, yo me voy. –Salió de la habitación pero Castle la siguió.
-¿No lo entiendes?, ahora no puedes ayudarla, no piensas como la inspectora Beckett sino como la madre de Lucía, tienes que dejar que Gates y Esposito se ocupen de esto.
-¡No!
-Kate por favor escúchame, estás demasiado implicada, y yo también, allí solo seremos un estorbo.
-Pero no le escuchó. Salió de la casa dirigiéndose al ascensor, sin oír las súplicas de su marido. Unos diez minutos después de que llegase a comisaría Castle salió del ascensor.
-¿Podemos hablar un momento? –Miró a su mujer, quien asintió.
-¿Qué quieres ahora?
-Hablar con Molly.
-¿Con esa hija de puta?, ¿por qué?
-Esposito, Gates y tú habéis intentado sonsacarle, sin éxito, puede que a mí me escuche.
Beckett asintió con la cabeza, señalando la puerta de interrogatorios, entrando detrás de él. Molly lo miró, parecía asustada. –Rick…
-Molly, no te lo voy a repetir dos veces, ¿dónde está mi hija?
-No lo sé.
-Molly, no pongas a aprueba mi paciencia.
-Te juro que no lo sé, yo solo hice lo que él me pidió.
-¿Qué te pidió?
-Qué cogiera a la niña de la guardería y la llevase a una dirección y la dejase allí, nada más.
-¿Por qué lo hiciste?, y ¿quién es?, ¿cómo contactó contigo?
-Me dijo que si no lo hacía te mataría a ti, no sé quién es, me llamó por teléfono, nunca lo he visto.
-¿Te das cuenta de qué esto no hay quien se lo crea?, un tío te llama por teléfono para que secuestres a una niña y tú le haces casos sin hacer preguntas, vamos Molly, dime la verdad, ¿qué has hecho con mi hija?
-Te lo juro, es la verdad, te lo juro, tienes que creerme.
- Confié en ti, te defendí delante de mi mujer y me lo pagas así, llevándote a lo que más quiero, ¿cómo coño quieres que te crea?
-Rick, por favor…
-Molly te lo diré una última vez, ¿dónde está mi hija?
-No lo sé...
-¡¿DÓNDE ESTÁ?! –Beckett se abalanzó sobre ella, cogiéndola de la camisa. -¿Dónde está mi niña, zorra?, ¡dime dónde está!
-¡Kate basta!
La inspectora lo ignoró, estaba enloquecida. Sacó su arma y apuntó con ella a la enfermera que gritó aterrorizada.
-¡¿Dónde está mi hija?!
-No lo sé, te lo juro, por favor, por favor, no lo sé. –Esposito entró en la sala separando a su compañera de la enfermera, que se dejó caer en el suelo, temblando. Castle salió tras su mujer.
-¡BECKETT!, a mi despacho, ¡AHORA!
-Señor, yo…
-Entregue su arma y su placa, está suspendida hasta nueva orden.
-Señor por favor…
-La placa y el arma, es una orden.
Beckett hizo lo que su jefa le mandaba con los ojos llenos de lágrimas, temblando. Luego salió del despacho dando un portazo. Castle se acercó a ella para abrazarla pero ella lo esquivó, acercándose a la enfermera que salía esposada de la sala de interrogatorios.
-Reza para que encuentre a mi niña sana y salva, porque si le pasa algo te juro por la memoria de mi madre que te mataré. –Se marchó furiosa, entrando en el ascensor, pero antes de que la puerta se cerrara Castle entró con ella. Beckett se dejó caer en el suelo, llorando como una niña, temblando, sin poder hablar. Su marido se sentó a su lado y la acarició, besando su cabeza una y otra vez. –Shhhhhhhh, la encontraremos mi amor, te lo prometo, la encontraremos.
(Dos días antes)
-Voy para allá.
-¿Qué ocurre?
-Han encontrado a alguien en uno de los videos que estábamos examinando. Tengo que irme.
–Voy contigo.
-¿Y Lucía?
-Oh… está bien, pero llámame en cuanto sepas algo.
-Lo haré, tranquilo. –Le dio un beso y salió de la cama, para vestirse a toda prisa. Puso la sirena y llegó a la comisaría rápidamente. Esposito y Gates ya estaban allí, parecían preocupados. Beckett se acercó a ellos.
-¿Dónde está el video?
Esposito señaló el ordenador. La inspectora miró la pantalla y se quedó sin habla. –No…, no puede ser…
-Es ella Beckett, no hay duda.
Beckett se sentó, las piernas no la sostenían. –Dios mío… ¿cómo le voy a decir esto a Rick?
-No se lo diga, al menos no de momento.
-Tiene que saberlo, tengo que decírselo…
-Hágame caso, su marido haría una tontería si viera este video, no se lo diga, por ahora. –En ese momento sonó su móvil, con el rostro de Castle en la pantalla.
-Hola cariño.
-Hola, ¿has visto ya el video?
-Sí…, aparece una mujer… -Miró a su jefa, quien negó. -…pero no sabemos quién es, aún.
-Bueno, podéis buscar en la base de datos, ¿no?
-Sí…, lo haremos…, mi amor acuéstate, llegaré bastante tarde, nos vemos mañana.
-Vale, te quiero.
-Y yo a ti.
-Me va a odiar por esto.
-Es lo mejor, para él y para el caso. Y ahora a trabajar, tenemos que encontrar a esta mujer.
Trabajaron durante toda la noche. Beckett se marchó a casa, volvería a mediodía. Castle ya estaba despierto, dándole el biberón a Lucía.
-¡Kate!, ¿has trabajado toda la noche?
-Sí, y tengo que volver a mediodía,…
-Desayuna entonces y duerme un rato, tienes que estar agota…, Kate, ¿pasa algo?
-No… ¿por qué?
-Kate, mírame, ¿qué ocurre?
-Siéntate.
Mientras que abrazaba a su mujer e intentaba calmarla pensaba también en la cómplice de aquel psicópata… Meredith… ¿cómo podía la madre de su hija hacerle esto?, ese animal había estado a punto de matar a Alexis, y su madre era cómplice… el mundo se había vuelto loco. Con tristeza pensó en los momentos en los que era feliz con su mujer y sus hijas, la Luna de Miel, el nacimiento de Lucía, la graduación de Alexis, la boda con Kate…, pero ahora todo era una locura, o una maldita broma del destino, una broma macabra. Sintió como a su lado Beckett se tranquilizaba.
–Rick…
-Estoy aquí mi amor, tranquila.
-Rick, ¿qué vamos a hacer?
-No lo sé mi vida, si por lo menos supiéramos si Molly dice la verdad…
-No lo sé, puede que solo sea otra cómplice, no podemos confiar en ella… -Beckett se limpió las lágrimas. Seguían sentados en el ascensor, parado.
-Yo ya no confío en nadie…, la madre de mi primera hija es cómplice de un psicópata y ayudó a matar a Jenny…, a saber qué mas habrá hecho…, y si le ayudó a atacar a Alexis…
Beckett no pudo responderle a eso, hubiera querido hacerlo, pero no podía. Tampoco ella entendía como aquella mujer había podido meterse en todo eso, pero ahora aquello no le importaba, solo podía pensar en su niña, tan pequeña, tan indefensa, apretó con fuerza el chupete que seguía en su mano.
–Rick, ¿crees qué le… habrán hecho… daño?
-No pienses en eso, seguro que está bien, tranquila, tranquila, vamos, levanta cielo, vamos a casa.
Castle la llevó a casa y se quedó con ella en la cama hasta que se quedo dormida. Luego se levantó y fue a su estudio, había hecho una foto de la pizarra y quería investigar. Miró el móvil, diez llamadas de su madre y otras seis de su hija, que al recibir la noticia del secuestro había querido volver a Nueva York, pero Castle se había negado. No quería que Alexis supiera lo de su madre ni que volviera a la ciudad, era demasiado peligroso. Las llamó para dejarlas tranquilas y luego siguió trabajando, hasta quedar rendido. A la mañana siguiente recibieron una llamada.
-Beckett, tengo noticias.
-¿La habéis encontrado?
-No, lo siento mucho, pero tienes que saber que el FBI va a quedarse con el caso.
-¿Quién está al mando?
-Tu ex, Will Sorenson.
-¿Cómo?
-Lo que has oído, quiere verte, a ti y a Castle, en media hora.
-Vamos para allá. ¡Rick!
(Unas horas antes)
-¿Vas a hacerle daño?
-No.
-Entonces, para que la quieres, es tan pequeña.
-Ya lo sabes, y deja de hacer preguntas Meredith.
-Está bien…
-Ahora es cuando empieza nuestro verdadero plan, ¿estás preparada?
-Sí…
Continuará...
Esta historia tiene las horas contadas, supongo que unos diez capítulos más, como mucho... No se si haré la continuación...
Mañana no habrá capítulo, estaré muy ocupada con la huelga de Educación.
MUCHAS GRACIAS POR LEER A TODOS
Última edición por maria_cs el Vie Jul 06, 2012 8:40 am, editado 3 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
excelente capitulo maria! maldita molly y meredith
tenian que aparecer!! hahaga buu
no qiero qe se acabe
sigue pronto mariaa, tengo una propuesta para ti (:
tenian que aparecer!! hahaga buu
no qiero qe se acabe
sigue pronto mariaa, tengo una propuesta para ti (:
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Diooos Meredith D: ni me lo imaginaba. Y aver que pasa con Sorenson xD Aunque ahora no estan las cosas para que castle se ponga celoso...
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
diooooooooooooooooooooooooooooossssssssssss esto es la recta final!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! tremendo capitulo maria ... mañana la huelga pero despues al atake con la historia ke esto esta ke arde !!!!!!!!!! jjejejeje gracias
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: (¿+18?) La tormenta
wow... María que capitulazo de verdad me encanto muchooo
Tienes mucho talento te felicito! Por favor sigueee
Tienes mucho talento te felicito! Por favor sigueee
Re: (¿+18?) La tormenta
Recien llego y leo el capitulo
LAS DOS PEORES SON!!!! nunca soporte a ninguna de las dosssss
Que capitulo!!! Quede en un estado terrible, mucha angustia para estos pobres!!
No tienen mas fuerzas ya...
Sigueloooo
LAS DOS PEORES SON!!!! nunca soporte a ninguna de las dosssss
Que capitulo!!! Quede en un estado terrible, mucha angustia para estos pobres!!
No tienen mas fuerzas ya...
Sigueloooo
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 58 Mensajes
-Kate… lo siento mucho, pero te prometo que la vamos a encontrar. –Sorenson le sonrió cálidamente. Beckett asintió con una débil y triste sonrisa, no podía darle más. Castle lo miró.
-Sorenson, no te ofendas, pero no queremos palabras de consuelo, solo queremos encontrar a nuestra hija.
-Lo sé, lo entiendo. Lo único que podemos hacer por ahora es conseguir que la enfermera nos diga a donde llevó a la niña.
-¿Y cómo harás eso?
-Lo hará tu marido.
-¿Yo?, ¿cómo?
-Dile que la entiendes, que la perdonas por lo que ha hecho, pero que necesitas saber dónde está tu hija. Se compasivo con ella.
-¿Y si no funciona?
-No seamos pesimistas, ¿estás listo?
-Sí. –Castle miró a su mujer que seguía apretando el chupete. Se acercó a ella y la besó dulcemente. –Haré que hable, te lo prometo mi amor.
-Lo sé…
-Hola Molly.
-¡Rick! –La enfermera se levantó feliz y lo abrazó. Él a duras penas respondió a su abrazo. –Como me alegro de verte.
-Yo también me alegro de verte, además vengo a decirte que te entiendo y que te perdono.
-¿En serio?, oh Rick, muchas gracias. –Molly sonreía como una tonta, Beckett desde el otro lado del cristal apretaba con furia el chupete. Esposito puso una mano en su hombro, dándole su apoyo.
-Sí, te entiendo, lo hiciste por mí, no querías que me hiciera daño, ¿verdad?
-Eso es, no podía dejar que te matase a ti, me prometió que no le haría daño al bebé. Lo hice por ti Rick.
-Lo sé, pero Molly tienes que entender que ese hombre está loco y que necesitamos saber donde está nuestra hija. Él no me hará daño, me han puesto protección, no tienes que preocuparte por mí.
-Rick, si te pasara algo yo…
-No me va a pasar nada, te lo prometo, ya te lo he dicho, tengo protección y además voy a esconderme hasta que lo atrapen. –Esto último se lo inventó ante la sorpresa de Sorenson y de Beckett.
-¿En serio?
-Sí, pero solo cuando tenga a mi hija conmigo, no puedo dejarla, lo sabes ¿verdad?
-¿Y tu mujer?
-Se quedará aquí, ella no querrá esconderse… -Beckett no dijo nada, observaba atentamente la conversación entre esa zorra y su marido.
-Es una egoísta, no le importa lo que tú sientas…
-Podríamos escondernos juntos, así tampoco iría a por ti, ¿qué me dices?
-Rick, yo, no sé qué decir, ¿de verdad me dejarías que fuera contigo y con tu hija?
-Por supuesto, si nos ayudas a encontrarla.
-No sé cómo…
-Sólo dinos en qué descampado la dejaste, nada más.
-Está bien…
En esos momentos Beckett recibía un mensaje de un número desconocido.
“Si quieres ver a tu niña sigue atentamente estas indicaciones: no hables con nadie, inventa una excusa y sal de comisaría. Allí hay un taxi esperándote. Sube a él sin hacer preguntas.”
Tragó saliva, Castle miraba hacia el espejo sonriendo, mientras que Sorenson apuntaba la dirección del descampado. Esposito la miró:
-¿Ocurre algo?
-No, vuelvo enseguida.
-Vale…
Se dirigió con prisa al ascensor. Al salir del edificio hizo lo que le ordenaban en el mensaje. El taxista sonrió amablemente.
-Usted dirá señora.
-Pues. –Otro mensaje le llegó en ese justo momento.
“Pidele que conduzca hasta la casa de la ciega que mandó el colgante de la manzana, que coja por el camino más largo y vaya por la 23, después que tuerza a la derecha y luego siga hasta llegar al edificio”
Beckett respiró hondo e hizo lo que le pedía. Se preguntó como sabía en ese justo momento que se había subido al taxi, la estaría vigilando, pero ¿desde dónde? El taxi se puso en marcha, extrañado de las indicaciones de Beckett pero sin hacer preguntas. Beckett lo miró.
-Disculpe, ¿cómo ha sabido usted que necesitaba un taxi?
-¿Qué cómo lo he sabido? –La miró sorprendido. –Señora, este taxi lo ha pedido su marido.
-¿Mi marido?
-Sí, y ya me ha pagado por ello. Solo me dijo que la llevase a donde me pidiera.
-Pero… -Otro mensaje.
“Una pregunta más y mataré a tu preciosa niña, ¿entendido?”
Un escalofrío recorrió cada célula de su cuerpo, dejándola sin hablar. El taxi la llevó por las calles de Nueva York hasta llegar al edificio. Allí la recibió otro mensaje.
“Muy bien, veo que lo vas entendiendo. Ahora vas a entrar en ese edificio y entrarás en la portería. Está vacía. Te vas a desnudar completamente, no quiero ver ni una puta arma.”
Respiró hondo y entró en el edificio, como el mensaje decía no había nadie. Entró en la portería y miró a su alrededor, nadie. Miró hacia el techo, intentando encontrar una cámara, algo que le indicara que la estaban vigilando. Un nuevo mensaje la asustó.
“¿A qué coño esperas? Quítate la ropa, ¡ya!”
Hizo lo que le ordenaba, desnudándose completamente, dejando su arma en el suelo. En cualquier otro momento se hubiera sentido humillada, pero ahora solo pensaba en su hija. El siguiente mensaje se lo esperaba antes de que llegase.
“Lo sabía. Quítale las balas y déjala en la esquina alejada de la puerta. No te vistas, no quiero que cubras ese estupendo cuerpo que tienes, me ahorrará trabajo después, solo cúbrete la manta que tienes en el suelo. Espera ahí y no te muevas.”
Me ahorrará el trabajo después… Volvió a sentir como temblaba, asustada… Respiró hondo, intentado calmarse. Tranquila Kate, piensa en Lucía, todo saldrá bien, tranquila. En ese instante se apagaron las luces. No tuvo tiempo de reaccionar, sintió como algo la golpeaba en la cabeza y cayó al suelo, sangrando.
-Kate… -Castle estaba sentando en el escritorio de su mujer, temblando. Esposito no sabía que decirle.
-CAstle, cálmate, no tiene por qué haberle ocurrido nada.
-¿No? ¿Dónde está entonces?, ¿me lo puedes decir tú? –Sorenson no dijo nada más. Gates se acercó a ellos.
–Han examinado las cámaras de seguridad que graban en el descampado. Después de que dejara al bebé pasaron diez minutos antes de que una mujer la cogiera y se la llevara.
-¿Meredith?
-No se le ve la cara, pero es pelirroja, suponemos que sí.
-¡Maldita sea!
-Castle, calmat…
-¿Qué me calme? ¡Mi mujer y mi hija han desaparecido!, ¿cómo coño me voy a calmar?
-Las encontraremos, pero tienes que calmarte, te necesitan, hazlo por ellas Castle. –El escritor suspiró derrotado y asintió. Un agente se acercó a Sorenson.
-Varios compañeros aseguran que vieron salir a la inspectora del edificio. Hemos cogido los vídeos de seguridad, pero alguien los ha borrado.
-¡¿Cómo?! –Se miraron perplejos. Castle pensó durante unos segundos…
-No es tan raro, dijimos que el psicópata era policía ¿no?
-¿Crees que está en este edificio ahora mismo?
-Puede ser…
Gimió dolorida. Sintió como alguien le echaba un cubo de agua fría por encima, despertándola de golpe. La habitación estaba en penumbra, apenas podía ver.
-Ya era hora, vamos, levanta y no intentes forcejear, no te conviene. –Unas manos de mujer la obligaron a levantarse y la condujeron hasta una cama. La hizo tumbarse y la ató por las muñecas. Luego la cubrió con la manta.
-¿Meredith?
-Muy lista.
-Meredith por favor, suéltame y dame a la niña, tú no eres una asesina, no eres como él.
-Tú no sabes nada de mí, no sabes cómo soy.
-Meredith, por favor, es un bebé…
-No te la mereces, ¿qué se siente?, para Rick yo no era buena madre, no lo decía, pero me lo dejaba claro con sus actos, me pregunto qué pensará de ti, ahora que has dejado que se lleven a su hija.
-No le hagas daño, por favor, es la hermana de tu hija.
-¿Mi hija?, esa hija que no me quiere, que odia verme en Nueva York, ella también me hace sentir que no soy buena madre, te prefiere a ti… Tú, siempre estás tú primero. Tú eres perfecta, la madre perfecta, la amiga, la esposa, pero eso se acabó. No volverás a verlos, nunca más y tampoco verán a Lucía, ella será mi hija. Él me lo ha prometido.
-¿Quién?, no le creas Meredith, no hace esto por ti…
-¡Cállate!-La abofeteó con fuerza. –Claro que lo hace por mí, porque me quiere, ¿me oyes?, y haga lo que haga contigo en esta cama, lo hará para hacerte sufrir, a ti y a ellos, no porque te desee.
-Meredith… te está engañan…
-¡Qué te calles! –Volvió a golpearla, aún con más fuerza. Luego le puso una mordaza. –Eso está mejor, te quedarás aquí hasta que el venga, yo mientras me voy, tengo que alimentar a mi niña, ya se habrá despertado.
Forcejeó con las cuerdas y trató de gritar, pero sus gritos eran ahogados por la mordaza. Meredith la miró con desdén y salió de la habitación, cerrando la puerta, dejándola en la completa oscuridad.
-¿Sabemos algo?
-Nada aún… nadie en los comercios de alrededor dice haber visto nada.
-¡Joder!
-Calma Castle, calma.
-¿Dónde está Sorenson?
-No lo sé, ha salido pero no ha dicho a dónde
Estuvo así durante cerca de una hora, hasta que oyó la puerta abrirse de nuevo, pero la habitación ahora estaba completamente oscura, no veía nada. Oyó los pasos de un hombre y una risa despiadada. Sintió como una mano masculina apartaba la manta, dejándola desnuda, y la acariciaba lentamente. Se retorció con asco, pero él la sujetó con fuerza, clavando sus dedos en su abdomen. Una voz fría y despiadada que le recordaba a alguien, pero muy cambiada, susurró:
-Tranquila, preciosa. No voy a hacerte nada, nada que tú no quieras, pero créeme, en menos de unas horas estarás rogándome para que lo haga. Lo disfrutarás, te lo aseguro. Ahora tengo que irme, tengo que ver a tu preciosa niñita. Te la traeré en un rato y entonces hablaremos.
Se incorporó y tras volver a acariciarla, poniendo especial atención en sus pechos, sonrió y se marchó. Dejándola asustada e indefensa, intentado recordar a quien le recordaba esa voz.
Continuará...
No me odiéis y gracias por leer. Este capítulo se lo dedico a DannyyFranco, enhorabuena por tu maravilloso FIC.
-Kate… lo siento mucho, pero te prometo que la vamos a encontrar. –Sorenson le sonrió cálidamente. Beckett asintió con una débil y triste sonrisa, no podía darle más. Castle lo miró.
-Sorenson, no te ofendas, pero no queremos palabras de consuelo, solo queremos encontrar a nuestra hija.
-Lo sé, lo entiendo. Lo único que podemos hacer por ahora es conseguir que la enfermera nos diga a donde llevó a la niña.
-¿Y cómo harás eso?
-Lo hará tu marido.
-¿Yo?, ¿cómo?
-Dile que la entiendes, que la perdonas por lo que ha hecho, pero que necesitas saber dónde está tu hija. Se compasivo con ella.
-¿Y si no funciona?
-No seamos pesimistas, ¿estás listo?
-Sí. –Castle miró a su mujer que seguía apretando el chupete. Se acercó a ella y la besó dulcemente. –Haré que hable, te lo prometo mi amor.
-Lo sé…
-Hola Molly.
-¡Rick! –La enfermera se levantó feliz y lo abrazó. Él a duras penas respondió a su abrazo. –Como me alegro de verte.
-Yo también me alegro de verte, además vengo a decirte que te entiendo y que te perdono.
-¿En serio?, oh Rick, muchas gracias. –Molly sonreía como una tonta, Beckett desde el otro lado del cristal apretaba con furia el chupete. Esposito puso una mano en su hombro, dándole su apoyo.
-Sí, te entiendo, lo hiciste por mí, no querías que me hiciera daño, ¿verdad?
-Eso es, no podía dejar que te matase a ti, me prometió que no le haría daño al bebé. Lo hice por ti Rick.
-Lo sé, pero Molly tienes que entender que ese hombre está loco y que necesitamos saber donde está nuestra hija. Él no me hará daño, me han puesto protección, no tienes que preocuparte por mí.
-Rick, si te pasara algo yo…
-No me va a pasar nada, te lo prometo, ya te lo he dicho, tengo protección y además voy a esconderme hasta que lo atrapen. –Esto último se lo inventó ante la sorpresa de Sorenson y de Beckett.
-¿En serio?
-Sí, pero solo cuando tenga a mi hija conmigo, no puedo dejarla, lo sabes ¿verdad?
-¿Y tu mujer?
-Se quedará aquí, ella no querrá esconderse… -Beckett no dijo nada, observaba atentamente la conversación entre esa zorra y su marido.
-Es una egoísta, no le importa lo que tú sientas…
-Podríamos escondernos juntos, así tampoco iría a por ti, ¿qué me dices?
-Rick, yo, no sé qué decir, ¿de verdad me dejarías que fuera contigo y con tu hija?
-Por supuesto, si nos ayudas a encontrarla.
-No sé cómo…
-Sólo dinos en qué descampado la dejaste, nada más.
-Está bien…
En esos momentos Beckett recibía un mensaje de un número desconocido.
“Si quieres ver a tu niña sigue atentamente estas indicaciones: no hables con nadie, inventa una excusa y sal de comisaría. Allí hay un taxi esperándote. Sube a él sin hacer preguntas.”
Tragó saliva, Castle miraba hacia el espejo sonriendo, mientras que Sorenson apuntaba la dirección del descampado. Esposito la miró:
-¿Ocurre algo?
-No, vuelvo enseguida.
-Vale…
Se dirigió con prisa al ascensor. Al salir del edificio hizo lo que le ordenaban en el mensaje. El taxista sonrió amablemente.
-Usted dirá señora.
-Pues. –Otro mensaje le llegó en ese justo momento.
“Pidele que conduzca hasta la casa de la ciega que mandó el colgante de la manzana, que coja por el camino más largo y vaya por la 23, después que tuerza a la derecha y luego siga hasta llegar al edificio”
Beckett respiró hondo e hizo lo que le pedía. Se preguntó como sabía en ese justo momento que se había subido al taxi, la estaría vigilando, pero ¿desde dónde? El taxi se puso en marcha, extrañado de las indicaciones de Beckett pero sin hacer preguntas. Beckett lo miró.
-Disculpe, ¿cómo ha sabido usted que necesitaba un taxi?
-¿Qué cómo lo he sabido? –La miró sorprendido. –Señora, este taxi lo ha pedido su marido.
-¿Mi marido?
-Sí, y ya me ha pagado por ello. Solo me dijo que la llevase a donde me pidiera.
-Pero… -Otro mensaje.
“Una pregunta más y mataré a tu preciosa niña, ¿entendido?”
Un escalofrío recorrió cada célula de su cuerpo, dejándola sin hablar. El taxi la llevó por las calles de Nueva York hasta llegar al edificio. Allí la recibió otro mensaje.
“Muy bien, veo que lo vas entendiendo. Ahora vas a entrar en ese edificio y entrarás en la portería. Está vacía. Te vas a desnudar completamente, no quiero ver ni una puta arma.”
Respiró hondo y entró en el edificio, como el mensaje decía no había nadie. Entró en la portería y miró a su alrededor, nadie. Miró hacia el techo, intentando encontrar una cámara, algo que le indicara que la estaban vigilando. Un nuevo mensaje la asustó.
“¿A qué coño esperas? Quítate la ropa, ¡ya!”
Hizo lo que le ordenaba, desnudándose completamente, dejando su arma en el suelo. En cualquier otro momento se hubiera sentido humillada, pero ahora solo pensaba en su hija. El siguiente mensaje se lo esperaba antes de que llegase.
“Lo sabía. Quítale las balas y déjala en la esquina alejada de la puerta. No te vistas, no quiero que cubras ese estupendo cuerpo que tienes, me ahorrará trabajo después, solo cúbrete la manta que tienes en el suelo. Espera ahí y no te muevas.”
Me ahorrará el trabajo después… Volvió a sentir como temblaba, asustada… Respiró hondo, intentado calmarse. Tranquila Kate, piensa en Lucía, todo saldrá bien, tranquila. En ese instante se apagaron las luces. No tuvo tiempo de reaccionar, sintió como algo la golpeaba en la cabeza y cayó al suelo, sangrando.
-Kate… -Castle estaba sentando en el escritorio de su mujer, temblando. Esposito no sabía que decirle.
-CAstle, cálmate, no tiene por qué haberle ocurrido nada.
-¿No? ¿Dónde está entonces?, ¿me lo puedes decir tú? –Sorenson no dijo nada más. Gates se acercó a ellos.
–Han examinado las cámaras de seguridad que graban en el descampado. Después de que dejara al bebé pasaron diez minutos antes de que una mujer la cogiera y se la llevara.
-¿Meredith?
-No se le ve la cara, pero es pelirroja, suponemos que sí.
-¡Maldita sea!
-Castle, calmat…
-¿Qué me calme? ¡Mi mujer y mi hija han desaparecido!, ¿cómo coño me voy a calmar?
-Las encontraremos, pero tienes que calmarte, te necesitan, hazlo por ellas Castle. –El escritor suspiró derrotado y asintió. Un agente se acercó a Sorenson.
-Varios compañeros aseguran que vieron salir a la inspectora del edificio. Hemos cogido los vídeos de seguridad, pero alguien los ha borrado.
-¡¿Cómo?! –Se miraron perplejos. Castle pensó durante unos segundos…
-No es tan raro, dijimos que el psicópata era policía ¿no?
-¿Crees que está en este edificio ahora mismo?
-Puede ser…
Gimió dolorida. Sintió como alguien le echaba un cubo de agua fría por encima, despertándola de golpe. La habitación estaba en penumbra, apenas podía ver.
-Ya era hora, vamos, levanta y no intentes forcejear, no te conviene. –Unas manos de mujer la obligaron a levantarse y la condujeron hasta una cama. La hizo tumbarse y la ató por las muñecas. Luego la cubrió con la manta.
-¿Meredith?
-Muy lista.
-Meredith por favor, suéltame y dame a la niña, tú no eres una asesina, no eres como él.
-Tú no sabes nada de mí, no sabes cómo soy.
-Meredith, por favor, es un bebé…
-No te la mereces, ¿qué se siente?, para Rick yo no era buena madre, no lo decía, pero me lo dejaba claro con sus actos, me pregunto qué pensará de ti, ahora que has dejado que se lleven a su hija.
-No le hagas daño, por favor, es la hermana de tu hija.
-¿Mi hija?, esa hija que no me quiere, que odia verme en Nueva York, ella también me hace sentir que no soy buena madre, te prefiere a ti… Tú, siempre estás tú primero. Tú eres perfecta, la madre perfecta, la amiga, la esposa, pero eso se acabó. No volverás a verlos, nunca más y tampoco verán a Lucía, ella será mi hija. Él me lo ha prometido.
-¿Quién?, no le creas Meredith, no hace esto por ti…
-¡Cállate!-La abofeteó con fuerza. –Claro que lo hace por mí, porque me quiere, ¿me oyes?, y haga lo que haga contigo en esta cama, lo hará para hacerte sufrir, a ti y a ellos, no porque te desee.
-Meredith… te está engañan…
-¡Qué te calles! –Volvió a golpearla, aún con más fuerza. Luego le puso una mordaza. –Eso está mejor, te quedarás aquí hasta que el venga, yo mientras me voy, tengo que alimentar a mi niña, ya se habrá despertado.
Forcejeó con las cuerdas y trató de gritar, pero sus gritos eran ahogados por la mordaza. Meredith la miró con desdén y salió de la habitación, cerrando la puerta, dejándola en la completa oscuridad.
-¿Sabemos algo?
-Nada aún… nadie en los comercios de alrededor dice haber visto nada.
-¡Joder!
-Calma Castle, calma.
-¿Dónde está Sorenson?
-No lo sé, ha salido pero no ha dicho a dónde
Estuvo así durante cerca de una hora, hasta que oyó la puerta abrirse de nuevo, pero la habitación ahora estaba completamente oscura, no veía nada. Oyó los pasos de un hombre y una risa despiadada. Sintió como una mano masculina apartaba la manta, dejándola desnuda, y la acariciaba lentamente. Se retorció con asco, pero él la sujetó con fuerza, clavando sus dedos en su abdomen. Una voz fría y despiadada que le recordaba a alguien, pero muy cambiada, susurró:
-Tranquila, preciosa. No voy a hacerte nada, nada que tú no quieras, pero créeme, en menos de unas horas estarás rogándome para que lo haga. Lo disfrutarás, te lo aseguro. Ahora tengo que irme, tengo que ver a tu preciosa niñita. Te la traeré en un rato y entonces hablaremos.
Se incorporó y tras volver a acariciarla, poniendo especial atención en sus pechos, sonrió y se marchó. Dejándola asustada e indefensa, intentado recordar a quien le recordaba esa voz.
Continuará...
No me odiéis y gracias por leer. Este capítulo se lo dedico a DannyyFranco, enhorabuena por tu maravilloso FIC.
Re: (¿+18?) La tormenta
Hey maria! Muchas gracias por la dedicacion!
hahaha me haz dejadoo uff... quiero saber quien rayos es D:
no tengo ni la idea de quien podra ser... hahaha
de verdad continualo pronto! hahaha sino...
y gracias por tu ayuda para con mi fic! hahaha fuiste la que me levanto
un poco el animo despues de todas las pedradas que recibi hahahaha
praa la proxima me preparare con proteccion hahaha xD
GRACIAS
hahaha me haz dejadoo uff... quiero saber quien rayos es D:
no tengo ni la idea de quien podra ser... hahaha
de verdad continualo pronto! hahaha sino...
y gracias por tu ayuda para con mi fic! hahaha fuiste la que me levanto
un poco el animo despues de todas las pedradas que recibi hahahaha
praa la proxima me preparare con proteccion hahaha xD
GRACIAS
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Madre míaaaaaaaa!!! ADORO TU FIC, Y NO HAY MAS.JAJAJAJA
LEILAKB- Actor en Broadway
- Mensajes : 202
Fecha de inscripción : 08/11/2011
Edad : 34
Localización : madrid
Re: (¿+18?) La tormenta
María wow como siempre.. excelente capítulo, valio la pena la espera
Por favor siguelo pronto y no te tardes esta vez que nos dejas en ascuas
Danny no te preocupes.. tu FIC lo finalizaste como era debido al igual que maría recibe todo mi apoyo y cntinualo pronto
Por favor siguelo pronto y no te tardes esta vez que nos dejas en ascuas
DannyyFranco escribió:Hey maria! Muchas gracias por la dedicacion!
hahaha me haz dejadoo uff... quiero saber quien rayos es D:
no tengo ni la idea de quien podra ser... hahaha
de verdad continualo pronto! hahaha sino...
y gracias por tu ayuda para con mi fic! hahaha fuiste la que me levanto
un poco el animo despues de todas las pedradas que recibi hahahaha
praa la proxima me preparare con proteccion hahaha xD
GRACIAS
Danny no te preocupes.. tu FIC lo finalizaste como era debido al igual que maría recibe todo mi apoyo y cntinualo pronto
Re: (¿+18?) La tormenta
mary530 escribió:María wow como siempre.. excelente capítulo, valio la pena la espera
Por favor siguelo pronto y no te tardes esta vez que nos dejas en ascuasDannyyFranco escribió:Hey maria! Muchas gracias por la dedicacion!
hahaha me haz dejadoo uff... quiero saber quien rayos es D:
no tengo ni la idea de quien podra ser... hahaha
de verdad continualo pronto! hahaha sino...
y gracias por tu ayuda para con mi fic! hahaha fuiste la que me levanto
un poco el animo despues de todas las pedradas que recibi hahahaha
praa la proxima me preparare con proteccion hahaha xD
GRACIAS
Danny no te preocupes.. tu FIC lo finalizaste como era debido al igual que maría recibe todo mi apoyo y cntinualo pronto
Por gente como ustedes, me inspiran a seguir! XD Gracias de verdad! No se como pasara... pero la continuacion vendra muy pronto... :B
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
pero ..dioooss!!! meredith y sorenson???
madre mia arregla esto yaaaaaaaa
madre mia arregla esto yaaaaaaaa
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: (¿+18?) La tormenta
OMFG!!!!!!!!!!!!!! no nos dejes asi, k angustia........ ahhhhh ya quiero el proximo capitulo!!!!!!!!!!!!!
Re: (¿+18?) La tormenta
A ver si nos enteramos ya de una vez de quien es el asesino, porque estoy empezando a sospechar hasta de mis vecinos.
Muy buen capítulo, pero no les hagas mucha pupa.
Muy buen capítulo, pero no les hagas mucha pupa.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
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