REPITEME QUE ME QUIERES
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REPITEME QUE ME QUIERES
TITULO: Repíteme que me quieres
ESCRITO POR: Marypaz
Kate está en su casa preparando un pequeño equipaje, sólo se llevará lo más imprescindible, para pasar siete días fuera de Nueva York. Lo acordaron los dos, para saber que tal les irá la convivencia total, durante esos días.
Ya ha sido un poco problemático ponerse de acuerdo al lugar donde irían. A Castle, con su bolsillo repleto de dinero, no le importaba fletar un avión si era necesario, para irse a cualquier isla, bien apartados del mundo. No tuvo ningún inconveniente cuando le dijo claramente, que quería ir a un lugar solitario, donde nadie les conociera, y pudieran hacer el amor, siempre que les apeteciera. Solos sin testigos, en un lugar donde nadie le conociera.
Ella le miró entre divertida y asustada. Tanta fogosidad…casi la asustaba. Era una mezcla de sensaciones nuevas. Por una parte sabía que le apetecía estar con él, dejándose amar, y prodigándole ella sus caricias. Pero le expuso que habían otras cosas entre una pareja. No todo se limitaba a la cama. Le dijo que prefería ir a un lugar donde se pudieran desplazar en coche, y ahora que las estaciones de esquí ya habían abierto, le gustaba la idea.
Se puso cariñosa con él, sabía cómo hacerle entrar en razón, y muy mimosa acabó convenciéndole para ir a la nieve. Subrayó que hacía mucho tiempo no esquiaba. Y le retó a una carrera, convencida que ella ganaría.
Castle la miró, dejando ver de sus ojos, sólo una fina línea oscura. Siempre que la miraba de esa manera, entornando los párpados, sabía que ella acababa besando sus ojos. Y se dejó convencer.
En efecto cada uno tenía su manera especial para hacer entrar en razón al otro.
Ella oyó como llamaba por teléfono, y alquilaba una de esas cabañas. Les dijo que quería una no demasiado grande, pero con todos los adelantos previstos. Al parecer no tenían ninguna, pero con pronunciar su nombre, todo cambió. Kate se maravillaba del impacto que causaba el nombre del escritor. Parecía que no había nada imposible para él.
Castle se dio la vuelta, y la miró sonriendo.
.- Bueno ya he conseguido un bungalow perfecto para lo que queremos. El lugar ya tiene un nombre que lo dice todo. “Nieves perpetuamente idílicas” – Se acercó a ella por detrás abrazándola, mientras depositaba un beso en su cuello, añadiendo- Creo que esto bien merece un beso, como recompensa –
Kate no se hizo rogar. Se dio la vuelta mientras recorría con sus labios el rostro de Castle, para terminar en su boca. Sintió que en todo su cuerpo palpitaba su corazón. Era simplemente deseo. Permaneció pegada a él, sabiendo que no tardaría en sentir las manos del escritor, buscando por debajo de la ropa, la calidez de su piel. Y se abandonó por completo a aquellas caricias, en las que Rick Castle era todo un experto.
No ignoraban que en este aspecto no tenían ningún problema. Era muy importante, pero ambos sabían que una relación no podía basarse solo en este aspecto.
Todo quedó solucionado, y cada cual en su apartamento se dedicó a preparar sus maletas, para pasar aquellos días en la nieve.
Castle hubiera preferido una isla exótica, sesiones continuadas de playa, y entre baño y baño, poder disfrutar del cuerpo de la inspectora, que parecía que había aceptado muy bien su reciente relación apasionada. Esta semana, sería como pasar la gran prueba. Pensó en todas las cosas que fallaron en sus anteriores relaciones, para no cometer las mismas torpezas. Aunque sabía que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Confiaba plenamente que en la tercera, la cosa iría mucho mejor.
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Dentro de nada Castle la llamaría y emprenderían el viaje.
Sentía una desazón difícil de explicar. Castle no era el primer hombre de su vida, pero nunca hasta ahora habían llegado tan lejos en sus relaciones con sus antiguas parejas, pasar tantos días juntos y solos. Era como atravesar una línea de fuego imaginaria, donde podían ser alcanzados por balas peligrosas.
Las balas en este caso serían sus propios defectos.
Nada como una convivencia, para saber de qué pie cojeaban.
Lo hablaron los dos antes de iniciar el viaje. Tenían que mostrarse tal cual eran. Con sus defectos. Con sus manías. En una pareja no todo era acostarse en la cama. Eso ya lo tenían superado con creces, y ambos sabían que por este motivo, no habría discusiones.
Kate ya estaba preparada para la gran prueba, como ella la llamaba a aquella salida de una semana entera.
Le estaba esperando, sopesando hasta donde llegaba la alegría y hasta donde estaba ese miedo ante una situación nueva. Alguna cosa que si por el motivo que fuera, no salía bien, sería como tirar a la basura todo lo que habían ido recogiendo en las últimas semanas.
Cuando él, llamó por teléfono para que bajara, esperaba verle dentro del coche, y se asombró al ver que Castle le daba las llaves del motor mientras le decía “Es todo tuyo”
Bueno pensó Kate, la cosa empezaba bien. Era todo un detalle. Le demostraba confianza al dejarle conducir a ella. No hizo ningún comentario, lo aceptó como la cosa más natural del mundo. Aunque en su interior, ella sabía que aquel coche alcanzaba unas velocidades que en el suyo, ni podía llegar a imaginar. Ni por un momento quería que se le notara ni un ápice de indecisión cuando se sentó ante el volante. Se limitó a sonreírle.
Castle le había programado el GPS, para ir directos al lugar. Si todo iba según lo previsto, en menos de tres horas, ya estarían en la cabaña alquilada.
Se sentó en el asiento del copiloto, abrochándose el cinturón mientras disimuladamente la miraba a ella, que estaba muy pendiente de la conducción.
Durante todo el día, las nubes habían estado presentes, y a medida que iban hacia el norte, eran más densas y oscuras, el sol estaba a punto de desaparecer, dando un colorido completamente irreal, parecía que por aquel preciso lugar hubiera un pequeño foco encendido, todo lo demás se estaba sumiendo en la más completa oscuridad.
Empezaron a caer gruesas gotas de agua, que a medida que avanzaban se convirtieron primero en una cortina de agua, y luego fueron los primeros copos de nieve. El limpiaparabrisas casi no limpiaba el cristal. Kate por prudencia aminoró la marcha. Castle estaba pendiente de las reacciones de ella ante la inclemencia del tiempo.
.- Creo que deberíamos parar y poner las cadenas – sugirió Kate –
.- Estamos muy cerca, y el suelo no está resbaladizo, creo que podremos llegar sin necesidad de ponerlas. No obstante voy a llamar a “Nieves perpetuamente idílicas”, para que me digan cómo está el tiempo por allí.
Por nada del mundo Kate hubiera querido reconocer, que conducir en aquellas condiciones, y con aquel coche, no le inspiraba ninguna confianza. Pero no dijo nada. Siguió mucho más despacio completamente atenta a la carretera.
Un vehículo venía de frente, y los faros la deslumbraron. En un segundo vio como aquel coche, parecía danzar en el asfalto, en lugar de circular por su carril, temió un choque, comprendió que aquel vehículo había perdido el control, probablemente patinó. Se arrimó todo lo que pudo al arcén, para dejarle más espacio, ya que parecía inminente el choque. Por suerte no fue así. El vehículo siguió su camino una vez que se hubo enderezado y alineado con la carretera, pero Kate al querer esquivarlo hizo un movimiento brusco con el volante, y se dio cuenta que había perdido el control del Ferrari, que se precipitó raudo, por la ladera que había al lado mismo del arcén, allí no había ninguna valla protectora.
Mientras el GPS, no dejaba de repetir que aquel camino no era el correcto, que estaban circulando por un lugar no apto para desplazarse.
Castle puso las manos en el salpicadero para quedar más inmovilizado, mientras ella apoyaba su cuerpo sobre el volante. Estaban bajando vertiginosamente por aquel declive, y por suerte un árbol, paró el descenso.
El GPS, continuaba imperturbable, advirtiendo que no estaban en la carretera.
Kate tras comprobar que estaban parados, cerró de un manotazo el maldito GPS, que parecía un disco rayado. La estaba poniendo nerviosa. Respiró hondo, parecía que no se había roto nada, y buscó con la mirada a Castle.
.- ¿Cómo estás? – En su voz había un deje de miedo y de sorpresa por lo ocurrido -
.- No lo sé…- Dijo mientras se palpaba el cuerpo, cuando puso las manos sobre sus muslos, se dieron cuenta, que tenía una herida.
Los cristales de la ventanilla, se habían roto, y no tuvieron ninguna duda, que era el motivo de la lesión.
Castle fue el que abriendo la guantera, sacó una linterna y se la entregó a Kate, ella enfocó su cuerpo, y pudo distinguir una brecha en del muslo por donde la sangre salía con fluidez. Enseguida se dio cuenta del peligro que corría el escritor. El líquido rojo y viscoso en los pocos segundos del accidente había empapado por completo los pantalones.
.- Pide ayuda – le dijo Castle – para que nos vengan recoger.
Fue una tarea ardua localizar los móviles, pero aún fue mucho peor comprobar que no tenían cobertura.
Kate con la linterna enfocó lo que les rodeaba, y sintió como si una garra invisible le atenazara la garganta, y no la dejara respirar. Estaban metidos en un hoyo, y aunque tuvieran todas las luces del vehículo encendidas, era imposible que desde la carreta les pudieran ver. Estaban cubiertos por completo de matorrales más altos que el propio coche.
Castle era mudo expectante, miró su herida y como Kate comprendió que podía ser muy peligrosa, si la herida había afectado a la Femoral…
Se miraron por unos momentos sin saber qué decir. Era evidente que los dos pensaban lo mismo.
Kate se quitó la cazadora, y después la blusa ante los atónitos ojos de Castle. Ella vio la cara de estupor del escritor.
.- Voy a hacerte un torniquete con mi blusa – y mientras le decía esto, ya había enrollado la tela, de manera que pudiera ponerla alrededor de aquel corte profundo por donde se le escapaba la vida.. Las mangas eran idóneas para poder hacer un nudo.
Su cabeza no dejaba de pensar en lo que podía ocurrir si no conseguía parar la hemorragia.
Kate por más que buscaba no encontraba las palabras exactas para animarle, cuando él enfocó con la linterna pudo ver el miedo reflejado en el rostro. Ninguno de los dos ignoraba lo urgente que era recibir atención médica.
Ella le abrazó, recostándole contra su pecho, y le acarició los cabellos. Por fin pudo decirle palabras de esas que sólo salen cuando se está en la máxima tensión, unas palabras que en otras circunstancias, nunca habrían salido de su boca. Él era su amor verdadero, el único hombre que la había hecho feliz. Que le gustaban sus bromas, la manera en que la empezó a mirar nada más entrar a trabajar en la Comisaría. Le dijo tantas cosas… Y él, en susurros le daba ánimos a ella.
.- Deberías salir a la carretera y buscar ayuda.
.- No quiero dejarte solo de la manera que estás.
.- Si no lo haces… - no terminó la frase, en realidad no era necesario, los dos sabían a lo que se estaba exponiendo.
.-Hemos salidos de todo, recuerda las veces que hemos estado en peligro. Por poco morimos congelados, eso sin contar con la bomba que iba a destruir la ciudad. Siempre hemos salido adelante, ahora no será diferente. Lo abrazó meciéndole en sus brazos, como si se tratara de un bebé, pasó sus manos por los cabellos, mientras le besaba con suavidad en la comisura de los labios. Sabía que en otras circunstancias, hubiera notado los brazos de Castle alrededor de su cuerpo. Esta vez parecía que no tenía fuerzas ni para demostrarle su amor.
Kate se quedó expectante mientras escuchaba con atención.
.- Oigo ruido de helicópteros- y asomó la cabeza por la ventanilla- Están sobrevolando por encima de nosotros. Parece como si nos estuvieran buscando. No nos van a encontrar, desde aquí veo el potente haz de luz de su foco, pero enfocado en dirección contraria a donde estamos.
Se dio la vuelta y pudo ver a Castle con los ojos cerrados. No estaba segura, pero parecía medio dormido.
Sin dudarlo, lo zarandeó
.- ¡¡¡No te duermas!!!!c- le gritó- háblame por favor.
Castle pareció que volvía en sí. Comprendió lo que le estaba diciendo la inspectora.
.- Sal, y abre el maletero. Verás un paquete rojo donde hay bengalas. Lanza por lo meno dos, para que nos localicen.
Kate tuvo que inclinarse para poder escuchar su voz. Hizo lo que él se pedía. Y pudo dar gracias, ya que el helicóptero una vez que vio la bengala, se dirigió sin tardar hasta ellos.
Kate estaba al lado del vehículo tiritando de frío, mientras observaba como descendía primero una escalerilla, con una cesta para transportar heridos. Acto seguido, iba un hombre, que se acercó a ella. Apenas se entendían debido al ruido ensordecedor del motor. Pero por signos le señaló el lugar donde estaba Castle.
El hombre habló por su micrófono para pedir ayuda. Enseguida por la escalerilla bajó un compañero. Entre los dos, inmovilizaron a Castle, y lo colocaron en la cesta.
Kate, se dio cuenta que estaba llorando. No eran los copos de nieve que iban cayendo, eran sus lágrimas calientes que rodaban por sus mejillas. No sabía si de miedo o simplemente de agradecimiento por verse ayudada en unos momentos tan críticos.
Dentro del helicóptero, Kate pudo mirar al escritor. Estaba pálido, y sus labios aparecían casi lívidos. Y supo que no era buen presagio, pero por suerte ya iban camino del hospital mas cercano, según le dijo uno de los hombres que vinieron a rescatarles.
El hombre le comentó que hacer el torniquete, probablemente le había salvado la vida. Le dio ánimos, asegurando que lo peor ya había pasado.
Le hablaba de la gran suerte de llevar bengalas en el coche, pues era algo inusual. A Kate le vino a la memoria, que Castle iba muchas veces en un yate que alquilaba, y por eso las tenía. Se lo explicó lo mejor que pudo a su salvador.
En el hospital ya los estaban esperando, una camilla se llevó hacia el quirófano, a un Castle completamente inconsciente.
Tuvo que rellenar algunos formularios. Y no le quedó más remedio que esperar a que saliera algún médico para que le explicara como evolucionaba. Por unos momentos, lo imaginó muerto sintiendo entonces una gran sensación de vacío. Recordó las palabras que le dijera dentro del coche, cuando no sabía si lograrían salir de allí con vida. Sus palabras fueron más sinceras que nunca. Y sin poderlo evitar recordó, el funeral de Montgomery. Él también le dijo lo que de verdad sentía por ella. Comprendió quizás por primera vez, que en esos instantes, sale todo lo que en realidad se siente.
Cuando apareció el cirujano, también la felicitó por la idea de presionar la herida. Le dijo que él, estaba todavía bajo los efectos de la anestesia, pero ya fuera de peligro. Lo llevarían a la UCI, y según la evolución lo trasladarían a la habitación. Y le dio un consejo. Que se fuera al hotel, y descansara unas horas. Seguro que cuando volviera ya podría hablar con el escritor.
Kate estuvo a punto de decir que no, que necesitaba quedarse allí hasta que recobrara el conocimiento, pero comprendió que el doctor tenía razón. Iría a cambiarse de ropa. La que llevaba estaba manchada de sangre. Y una ducha de agua caliente, sería reconfortante.
Pidió desde el hospital un medio de transporte, y ante su asombro el Gerente del complejo turístico, había dejado a su disposición un vehículo para poder desplazarse.
Cuando entró en la cabaña que habían alquilado para toda la semana se derrumbó. Allí tenían que haber pasado los mejores días desde que se conocían. Y estaba ella sola. Tan sólo con lo recuerdos. El más reciente el accidente del coche. Y todo por querer evitar un choque con un coche que había perdido el control. Después todo sucedió de la manera más tonta. Evitó el encontronazo, pero perdió ella misma el control sobre el Ferrar. No pudo evitar pensar si le hubiera ocurrido lo mismo de haber circulado con el suyo. No eran momentos para hacerse recriminaciones.
Bajo el agua de la ducha, no cesaba de pensar en lo ocurrido. Dejó resbalar el agua tibia por su cuerpo, permaneció allí con las manos apoyadas en la pared de azulejos tornasolados, hasta sentirse relajada. Ahora ya podía ir al hospital directamente, nada de descansar, en todo caso ya lo haría allí cuando llegara. Quería estar presente cuando Castle recuperara el conocimiento, aunque fuera a través de los cristales de la UCI, necesitaba que la viera enseguida.
Nada más llegar, la llevaron a una habitación mientras le explicaban que el herido estaba evolucionando muy bien, y que no tardarían en subirlo a la habitación.
Mientras lo depositaban en la cama, ella necesitaba hablar con el médico y salió fuera al pasillo para hablar sin tapujos cuando le preguntara por la salud del escritor.
.- Hemos tenido mucha suerte. La transfusión de sangre la está aceptado muy bien, y ahora necesita sobre todo descanso – decía el médico – y usted también debería hacerlo, piense que a veces nos dan más problemas los familiares que el propio paciente.
.- No se preocupe por mi doctor, descansaré en este sillón, pero en cuanto haya hablado con él. Me gustaría saber cómo vinieron en nuestra busca. Yo intenté pedir ayuda, pero no teníamos cobertura.
.- Es una historia larga. En el complejo turístico de se recibió una llamada de ustedes, preguntando por el tiempo que estaba haciendo ¿No es así?
Kate recordó que estaba en lo cierto, y asintió con la cabeza. El médico siguió con su relato.
.- Allí les estaban esperando, y cuando recibieron una llamada anónima, de un conductor asegurando que un coche se había salido de la carretera, y dando la ubicación del lugar, en el complejo al ver que pasado un tiempo prudebncial no hacían acto de presencia, no dudaron en salir en su busca. Es una suerte que dispongan de más de un equipo perfectamente preparado para hacer todo tipo de rescates, que suelen ser en las pistas.
Kate escuchaba sin pestañear. Sólo supo dar las gracias al médico, y preguntarle si era necesario llamar a la familia de Castle.
.- Es algo que lo tiene que decidir usted. El, está fuera de peligro. Antes de hacer nada consúlteselo a él. Si sigue como ahora en 48 horas lo mandamos al lugar donde iban a pasar estos días. Eso sí, tendrán que cambiar los planes que tuvieran previstos. No podrá esquiar, ni moverse con facilidad en bastantes días. Pero le aseguro que está fuera de peligro.
Entró en la habitación, y lo vio que estaba dormido. Le acarició ordenándole los cabellos. Se inclinó y le besó en los labios suavemente.
Y se dio cuenta, que ahora que lo sabía fuera de peligro, justo ahora era cuando a ella le salían todos los miedos acumulados en las últimas horas. Notó en todo su cuerpo una laxitud, que no tuvo más remedio que sentarse en el sillón, buscó una posición cómoda, y cerró los ojos, sintiendo de inmediato que la invadía un sopor incontrolable.
Cuando Castle abrió los ojos, supo enseguida que estaba en un hospital, recorrió con la mirada lo que le rodeaba. Muy cerca de la cama, estaba Kate. Pudo apreciar las profundas ojeras que ribeteaban sus ojos. Tenía la cabeza ladeada y su respiración era profunda y acompasada. Le hubiera gustado llamarla, decirle que ya había pasado todo. Y comprendiendo que necesitaba descansar, se limitó a mirarla durante un buen rato.
Recordó los momentos vividos dentro del coche, sus palabras llenas de amor. De ese amor desprovisto de pasión, del amor verdadero, el que sale en los momentos de peligro. Aún sentía los brazos de Kate mientras lo mecía en un abrazo. Le parecía escuchar su voz mientras le decía que le quería.
En cuanto se despertara, le pediría que volviera a pronunciar aquellas palabras, le diría que fueron las que le ayudaron a luchar, a mantener hasta el último momento la lucidez. Quería vivir, lo necesitaba para poder disfrutar con ella el resto de sus días.
En aquellos momentos con angustia se daba cuenta que poco a poco las fuerzas le abandonaban, sentía una placidez enorme le estaba envolviendo. Y en su somnolencia le quedó la visión de ella, quitándose la blusa, para presionar la herida, esto se le había quedado grabada en su memoria, como si fuera hecha con un hierro candente sobre la piel.
Sabía que esta visión, la de Kate mostrándose ante él, con la ropa interior no le abandonaría nunca. Incluso en aquellos momentos de desesperación, de miedos ocultos, de disimulos para no alarmarla, incluso estando todo en contra, la deseó. Hubiera querido besar sus senos. Pero no tenía fuerzas, incluso le costaba respirar.
Recordó la cara de Kate, en aquellos momentos ajena por completo a sus deseos. En su rostro estaba patente toda la angustia, el miedo a perderlo.
Otra vez habían conseguido burlar a la muerte. Y con esa sensación de placidez, entornó los ojos, sabiendo que cuando los volviera a abrir ella estaría allí a su lado.
Cuando despertara, le pediría que lo volviera a tener entre sus brazos, quería oír las mismas palabras, necesitaba que le repitiera que le quería.
FIN
Abril 2012
ESCRITO POR: Marypaz
Kate está en su casa preparando un pequeño equipaje, sólo se llevará lo más imprescindible, para pasar siete días fuera de Nueva York. Lo acordaron los dos, para saber que tal les irá la convivencia total, durante esos días.
Ya ha sido un poco problemático ponerse de acuerdo al lugar donde irían. A Castle, con su bolsillo repleto de dinero, no le importaba fletar un avión si era necesario, para irse a cualquier isla, bien apartados del mundo. No tuvo ningún inconveniente cuando le dijo claramente, que quería ir a un lugar solitario, donde nadie les conociera, y pudieran hacer el amor, siempre que les apeteciera. Solos sin testigos, en un lugar donde nadie le conociera.
Ella le miró entre divertida y asustada. Tanta fogosidad…casi la asustaba. Era una mezcla de sensaciones nuevas. Por una parte sabía que le apetecía estar con él, dejándose amar, y prodigándole ella sus caricias. Pero le expuso que habían otras cosas entre una pareja. No todo se limitaba a la cama. Le dijo que prefería ir a un lugar donde se pudieran desplazar en coche, y ahora que las estaciones de esquí ya habían abierto, le gustaba la idea.
Se puso cariñosa con él, sabía cómo hacerle entrar en razón, y muy mimosa acabó convenciéndole para ir a la nieve. Subrayó que hacía mucho tiempo no esquiaba. Y le retó a una carrera, convencida que ella ganaría.
Castle la miró, dejando ver de sus ojos, sólo una fina línea oscura. Siempre que la miraba de esa manera, entornando los párpados, sabía que ella acababa besando sus ojos. Y se dejó convencer.
En efecto cada uno tenía su manera especial para hacer entrar en razón al otro.
Ella oyó como llamaba por teléfono, y alquilaba una de esas cabañas. Les dijo que quería una no demasiado grande, pero con todos los adelantos previstos. Al parecer no tenían ninguna, pero con pronunciar su nombre, todo cambió. Kate se maravillaba del impacto que causaba el nombre del escritor. Parecía que no había nada imposible para él.
Castle se dio la vuelta, y la miró sonriendo.
.- Bueno ya he conseguido un bungalow perfecto para lo que queremos. El lugar ya tiene un nombre que lo dice todo. “Nieves perpetuamente idílicas” – Se acercó a ella por detrás abrazándola, mientras depositaba un beso en su cuello, añadiendo- Creo que esto bien merece un beso, como recompensa –
Kate no se hizo rogar. Se dio la vuelta mientras recorría con sus labios el rostro de Castle, para terminar en su boca. Sintió que en todo su cuerpo palpitaba su corazón. Era simplemente deseo. Permaneció pegada a él, sabiendo que no tardaría en sentir las manos del escritor, buscando por debajo de la ropa, la calidez de su piel. Y se abandonó por completo a aquellas caricias, en las que Rick Castle era todo un experto.
No ignoraban que en este aspecto no tenían ningún problema. Era muy importante, pero ambos sabían que una relación no podía basarse solo en este aspecto.
Todo quedó solucionado, y cada cual en su apartamento se dedicó a preparar sus maletas, para pasar aquellos días en la nieve.
Castle hubiera preferido una isla exótica, sesiones continuadas de playa, y entre baño y baño, poder disfrutar del cuerpo de la inspectora, que parecía que había aceptado muy bien su reciente relación apasionada. Esta semana, sería como pasar la gran prueba. Pensó en todas las cosas que fallaron en sus anteriores relaciones, para no cometer las mismas torpezas. Aunque sabía que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Confiaba plenamente que en la tercera, la cosa iría mucho mejor.
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Dentro de nada Castle la llamaría y emprenderían el viaje.
Sentía una desazón difícil de explicar. Castle no era el primer hombre de su vida, pero nunca hasta ahora habían llegado tan lejos en sus relaciones con sus antiguas parejas, pasar tantos días juntos y solos. Era como atravesar una línea de fuego imaginaria, donde podían ser alcanzados por balas peligrosas.
Las balas en este caso serían sus propios defectos.
Nada como una convivencia, para saber de qué pie cojeaban.
Lo hablaron los dos antes de iniciar el viaje. Tenían que mostrarse tal cual eran. Con sus defectos. Con sus manías. En una pareja no todo era acostarse en la cama. Eso ya lo tenían superado con creces, y ambos sabían que por este motivo, no habría discusiones.
Kate ya estaba preparada para la gran prueba, como ella la llamaba a aquella salida de una semana entera.
Le estaba esperando, sopesando hasta donde llegaba la alegría y hasta donde estaba ese miedo ante una situación nueva. Alguna cosa que si por el motivo que fuera, no salía bien, sería como tirar a la basura todo lo que habían ido recogiendo en las últimas semanas.
Cuando él, llamó por teléfono para que bajara, esperaba verle dentro del coche, y se asombró al ver que Castle le daba las llaves del motor mientras le decía “Es todo tuyo”
Bueno pensó Kate, la cosa empezaba bien. Era todo un detalle. Le demostraba confianza al dejarle conducir a ella. No hizo ningún comentario, lo aceptó como la cosa más natural del mundo. Aunque en su interior, ella sabía que aquel coche alcanzaba unas velocidades que en el suyo, ni podía llegar a imaginar. Ni por un momento quería que se le notara ni un ápice de indecisión cuando se sentó ante el volante. Se limitó a sonreírle.
Castle le había programado el GPS, para ir directos al lugar. Si todo iba según lo previsto, en menos de tres horas, ya estarían en la cabaña alquilada.
Se sentó en el asiento del copiloto, abrochándose el cinturón mientras disimuladamente la miraba a ella, que estaba muy pendiente de la conducción.
Durante todo el día, las nubes habían estado presentes, y a medida que iban hacia el norte, eran más densas y oscuras, el sol estaba a punto de desaparecer, dando un colorido completamente irreal, parecía que por aquel preciso lugar hubiera un pequeño foco encendido, todo lo demás se estaba sumiendo en la más completa oscuridad.
Empezaron a caer gruesas gotas de agua, que a medida que avanzaban se convirtieron primero en una cortina de agua, y luego fueron los primeros copos de nieve. El limpiaparabrisas casi no limpiaba el cristal. Kate por prudencia aminoró la marcha. Castle estaba pendiente de las reacciones de ella ante la inclemencia del tiempo.
.- Creo que deberíamos parar y poner las cadenas – sugirió Kate –
.- Estamos muy cerca, y el suelo no está resbaladizo, creo que podremos llegar sin necesidad de ponerlas. No obstante voy a llamar a “Nieves perpetuamente idílicas”, para que me digan cómo está el tiempo por allí.
Por nada del mundo Kate hubiera querido reconocer, que conducir en aquellas condiciones, y con aquel coche, no le inspiraba ninguna confianza. Pero no dijo nada. Siguió mucho más despacio completamente atenta a la carretera.
Un vehículo venía de frente, y los faros la deslumbraron. En un segundo vio como aquel coche, parecía danzar en el asfalto, en lugar de circular por su carril, temió un choque, comprendió que aquel vehículo había perdido el control, probablemente patinó. Se arrimó todo lo que pudo al arcén, para dejarle más espacio, ya que parecía inminente el choque. Por suerte no fue así. El vehículo siguió su camino una vez que se hubo enderezado y alineado con la carretera, pero Kate al querer esquivarlo hizo un movimiento brusco con el volante, y se dio cuenta que había perdido el control del Ferrari, que se precipitó raudo, por la ladera que había al lado mismo del arcén, allí no había ninguna valla protectora.
Mientras el GPS, no dejaba de repetir que aquel camino no era el correcto, que estaban circulando por un lugar no apto para desplazarse.
Castle puso las manos en el salpicadero para quedar más inmovilizado, mientras ella apoyaba su cuerpo sobre el volante. Estaban bajando vertiginosamente por aquel declive, y por suerte un árbol, paró el descenso.
El GPS, continuaba imperturbable, advirtiendo que no estaban en la carretera.
Kate tras comprobar que estaban parados, cerró de un manotazo el maldito GPS, que parecía un disco rayado. La estaba poniendo nerviosa. Respiró hondo, parecía que no se había roto nada, y buscó con la mirada a Castle.
.- ¿Cómo estás? – En su voz había un deje de miedo y de sorpresa por lo ocurrido -
.- No lo sé…- Dijo mientras se palpaba el cuerpo, cuando puso las manos sobre sus muslos, se dieron cuenta, que tenía una herida.
Los cristales de la ventanilla, se habían roto, y no tuvieron ninguna duda, que era el motivo de la lesión.
Castle fue el que abriendo la guantera, sacó una linterna y se la entregó a Kate, ella enfocó su cuerpo, y pudo distinguir una brecha en del muslo por donde la sangre salía con fluidez. Enseguida se dio cuenta del peligro que corría el escritor. El líquido rojo y viscoso en los pocos segundos del accidente había empapado por completo los pantalones.
.- Pide ayuda – le dijo Castle – para que nos vengan recoger.
Fue una tarea ardua localizar los móviles, pero aún fue mucho peor comprobar que no tenían cobertura.
Kate con la linterna enfocó lo que les rodeaba, y sintió como si una garra invisible le atenazara la garganta, y no la dejara respirar. Estaban metidos en un hoyo, y aunque tuvieran todas las luces del vehículo encendidas, era imposible que desde la carreta les pudieran ver. Estaban cubiertos por completo de matorrales más altos que el propio coche.
Castle era mudo expectante, miró su herida y como Kate comprendió que podía ser muy peligrosa, si la herida había afectado a la Femoral…
Se miraron por unos momentos sin saber qué decir. Era evidente que los dos pensaban lo mismo.
Kate se quitó la cazadora, y después la blusa ante los atónitos ojos de Castle. Ella vio la cara de estupor del escritor.
.- Voy a hacerte un torniquete con mi blusa – y mientras le decía esto, ya había enrollado la tela, de manera que pudiera ponerla alrededor de aquel corte profundo por donde se le escapaba la vida.. Las mangas eran idóneas para poder hacer un nudo.
Su cabeza no dejaba de pensar en lo que podía ocurrir si no conseguía parar la hemorragia.
Kate por más que buscaba no encontraba las palabras exactas para animarle, cuando él enfocó con la linterna pudo ver el miedo reflejado en el rostro. Ninguno de los dos ignoraba lo urgente que era recibir atención médica.
Ella le abrazó, recostándole contra su pecho, y le acarició los cabellos. Por fin pudo decirle palabras de esas que sólo salen cuando se está en la máxima tensión, unas palabras que en otras circunstancias, nunca habrían salido de su boca. Él era su amor verdadero, el único hombre que la había hecho feliz. Que le gustaban sus bromas, la manera en que la empezó a mirar nada más entrar a trabajar en la Comisaría. Le dijo tantas cosas… Y él, en susurros le daba ánimos a ella.
.- Deberías salir a la carretera y buscar ayuda.
.- No quiero dejarte solo de la manera que estás.
.- Si no lo haces… - no terminó la frase, en realidad no era necesario, los dos sabían a lo que se estaba exponiendo.
.-Hemos salidos de todo, recuerda las veces que hemos estado en peligro. Por poco morimos congelados, eso sin contar con la bomba que iba a destruir la ciudad. Siempre hemos salido adelante, ahora no será diferente. Lo abrazó meciéndole en sus brazos, como si se tratara de un bebé, pasó sus manos por los cabellos, mientras le besaba con suavidad en la comisura de los labios. Sabía que en otras circunstancias, hubiera notado los brazos de Castle alrededor de su cuerpo. Esta vez parecía que no tenía fuerzas ni para demostrarle su amor.
Kate se quedó expectante mientras escuchaba con atención.
.- Oigo ruido de helicópteros- y asomó la cabeza por la ventanilla- Están sobrevolando por encima de nosotros. Parece como si nos estuvieran buscando. No nos van a encontrar, desde aquí veo el potente haz de luz de su foco, pero enfocado en dirección contraria a donde estamos.
Se dio la vuelta y pudo ver a Castle con los ojos cerrados. No estaba segura, pero parecía medio dormido.
Sin dudarlo, lo zarandeó
.- ¡¡¡No te duermas!!!!c- le gritó- háblame por favor.
Castle pareció que volvía en sí. Comprendió lo que le estaba diciendo la inspectora.
.- Sal, y abre el maletero. Verás un paquete rojo donde hay bengalas. Lanza por lo meno dos, para que nos localicen.
Kate tuvo que inclinarse para poder escuchar su voz. Hizo lo que él se pedía. Y pudo dar gracias, ya que el helicóptero una vez que vio la bengala, se dirigió sin tardar hasta ellos.
Kate estaba al lado del vehículo tiritando de frío, mientras observaba como descendía primero una escalerilla, con una cesta para transportar heridos. Acto seguido, iba un hombre, que se acercó a ella. Apenas se entendían debido al ruido ensordecedor del motor. Pero por signos le señaló el lugar donde estaba Castle.
El hombre habló por su micrófono para pedir ayuda. Enseguida por la escalerilla bajó un compañero. Entre los dos, inmovilizaron a Castle, y lo colocaron en la cesta.
Kate, se dio cuenta que estaba llorando. No eran los copos de nieve que iban cayendo, eran sus lágrimas calientes que rodaban por sus mejillas. No sabía si de miedo o simplemente de agradecimiento por verse ayudada en unos momentos tan críticos.
Dentro del helicóptero, Kate pudo mirar al escritor. Estaba pálido, y sus labios aparecían casi lívidos. Y supo que no era buen presagio, pero por suerte ya iban camino del hospital mas cercano, según le dijo uno de los hombres que vinieron a rescatarles.
El hombre le comentó que hacer el torniquete, probablemente le había salvado la vida. Le dio ánimos, asegurando que lo peor ya había pasado.
Le hablaba de la gran suerte de llevar bengalas en el coche, pues era algo inusual. A Kate le vino a la memoria, que Castle iba muchas veces en un yate que alquilaba, y por eso las tenía. Se lo explicó lo mejor que pudo a su salvador.
En el hospital ya los estaban esperando, una camilla se llevó hacia el quirófano, a un Castle completamente inconsciente.
Tuvo que rellenar algunos formularios. Y no le quedó más remedio que esperar a que saliera algún médico para que le explicara como evolucionaba. Por unos momentos, lo imaginó muerto sintiendo entonces una gran sensación de vacío. Recordó las palabras que le dijera dentro del coche, cuando no sabía si lograrían salir de allí con vida. Sus palabras fueron más sinceras que nunca. Y sin poderlo evitar recordó, el funeral de Montgomery. Él también le dijo lo que de verdad sentía por ella. Comprendió quizás por primera vez, que en esos instantes, sale todo lo que en realidad se siente.
Cuando apareció el cirujano, también la felicitó por la idea de presionar la herida. Le dijo que él, estaba todavía bajo los efectos de la anestesia, pero ya fuera de peligro. Lo llevarían a la UCI, y según la evolución lo trasladarían a la habitación. Y le dio un consejo. Que se fuera al hotel, y descansara unas horas. Seguro que cuando volviera ya podría hablar con el escritor.
Kate estuvo a punto de decir que no, que necesitaba quedarse allí hasta que recobrara el conocimiento, pero comprendió que el doctor tenía razón. Iría a cambiarse de ropa. La que llevaba estaba manchada de sangre. Y una ducha de agua caliente, sería reconfortante.
Pidió desde el hospital un medio de transporte, y ante su asombro el Gerente del complejo turístico, había dejado a su disposición un vehículo para poder desplazarse.
Cuando entró en la cabaña que habían alquilado para toda la semana se derrumbó. Allí tenían que haber pasado los mejores días desde que se conocían. Y estaba ella sola. Tan sólo con lo recuerdos. El más reciente el accidente del coche. Y todo por querer evitar un choque con un coche que había perdido el control. Después todo sucedió de la manera más tonta. Evitó el encontronazo, pero perdió ella misma el control sobre el Ferrar. No pudo evitar pensar si le hubiera ocurrido lo mismo de haber circulado con el suyo. No eran momentos para hacerse recriminaciones.
Bajo el agua de la ducha, no cesaba de pensar en lo ocurrido. Dejó resbalar el agua tibia por su cuerpo, permaneció allí con las manos apoyadas en la pared de azulejos tornasolados, hasta sentirse relajada. Ahora ya podía ir al hospital directamente, nada de descansar, en todo caso ya lo haría allí cuando llegara. Quería estar presente cuando Castle recuperara el conocimiento, aunque fuera a través de los cristales de la UCI, necesitaba que la viera enseguida.
Nada más llegar, la llevaron a una habitación mientras le explicaban que el herido estaba evolucionando muy bien, y que no tardarían en subirlo a la habitación.
Mientras lo depositaban en la cama, ella necesitaba hablar con el médico y salió fuera al pasillo para hablar sin tapujos cuando le preguntara por la salud del escritor.
.- Hemos tenido mucha suerte. La transfusión de sangre la está aceptado muy bien, y ahora necesita sobre todo descanso – decía el médico – y usted también debería hacerlo, piense que a veces nos dan más problemas los familiares que el propio paciente.
.- No se preocupe por mi doctor, descansaré en este sillón, pero en cuanto haya hablado con él. Me gustaría saber cómo vinieron en nuestra busca. Yo intenté pedir ayuda, pero no teníamos cobertura.
.- Es una historia larga. En el complejo turístico de se recibió una llamada de ustedes, preguntando por el tiempo que estaba haciendo ¿No es así?
Kate recordó que estaba en lo cierto, y asintió con la cabeza. El médico siguió con su relato.
.- Allí les estaban esperando, y cuando recibieron una llamada anónima, de un conductor asegurando que un coche se había salido de la carretera, y dando la ubicación del lugar, en el complejo al ver que pasado un tiempo prudebncial no hacían acto de presencia, no dudaron en salir en su busca. Es una suerte que dispongan de más de un equipo perfectamente preparado para hacer todo tipo de rescates, que suelen ser en las pistas.
Kate escuchaba sin pestañear. Sólo supo dar las gracias al médico, y preguntarle si era necesario llamar a la familia de Castle.
.- Es algo que lo tiene que decidir usted. El, está fuera de peligro. Antes de hacer nada consúlteselo a él. Si sigue como ahora en 48 horas lo mandamos al lugar donde iban a pasar estos días. Eso sí, tendrán que cambiar los planes que tuvieran previstos. No podrá esquiar, ni moverse con facilidad en bastantes días. Pero le aseguro que está fuera de peligro.
Entró en la habitación, y lo vio que estaba dormido. Le acarició ordenándole los cabellos. Se inclinó y le besó en los labios suavemente.
Y se dio cuenta, que ahora que lo sabía fuera de peligro, justo ahora era cuando a ella le salían todos los miedos acumulados en las últimas horas. Notó en todo su cuerpo una laxitud, que no tuvo más remedio que sentarse en el sillón, buscó una posición cómoda, y cerró los ojos, sintiendo de inmediato que la invadía un sopor incontrolable.
Cuando Castle abrió los ojos, supo enseguida que estaba en un hospital, recorrió con la mirada lo que le rodeaba. Muy cerca de la cama, estaba Kate. Pudo apreciar las profundas ojeras que ribeteaban sus ojos. Tenía la cabeza ladeada y su respiración era profunda y acompasada. Le hubiera gustado llamarla, decirle que ya había pasado todo. Y comprendiendo que necesitaba descansar, se limitó a mirarla durante un buen rato.
Recordó los momentos vividos dentro del coche, sus palabras llenas de amor. De ese amor desprovisto de pasión, del amor verdadero, el que sale en los momentos de peligro. Aún sentía los brazos de Kate mientras lo mecía en un abrazo. Le parecía escuchar su voz mientras le decía que le quería.
En cuanto se despertara, le pediría que volviera a pronunciar aquellas palabras, le diría que fueron las que le ayudaron a luchar, a mantener hasta el último momento la lucidez. Quería vivir, lo necesitaba para poder disfrutar con ella el resto de sus días.
En aquellos momentos con angustia se daba cuenta que poco a poco las fuerzas le abandonaban, sentía una placidez enorme le estaba envolviendo. Y en su somnolencia le quedó la visión de ella, quitándose la blusa, para presionar la herida, esto se le había quedado grabada en su memoria, como si fuera hecha con un hierro candente sobre la piel.
Sabía que esta visión, la de Kate mostrándose ante él, con la ropa interior no le abandonaría nunca. Incluso en aquellos momentos de desesperación, de miedos ocultos, de disimulos para no alarmarla, incluso estando todo en contra, la deseó. Hubiera querido besar sus senos. Pero no tenía fuerzas, incluso le costaba respirar.
Recordó la cara de Kate, en aquellos momentos ajena por completo a sus deseos. En su rostro estaba patente toda la angustia, el miedo a perderlo.
Otra vez habían conseguido burlar a la muerte. Y con esa sensación de placidez, entornó los ojos, sabiendo que cuando los volviera a abrir ella estaría allí a su lado.
Cuando despertara, le pediría que lo volviera a tener entre sus brazos, quería oír las mismas palabras, necesitaba que le repitiera que le quería.
FIN
Abril 2012
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
¡Felicitaciones, como siempre tus historias son geniales, merece una continuación, o varias..... tu capacidad imaginativa y capacidad de escritura lo pueden conseguir.
mary angel 02- Escritor novato
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 25/03/2012
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Me encanta como escribes y estoy deseando de leer mas fics tuyos
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Que te puedo decir ya, que me encantan tus historias, que escribes de maravillas, TODO ESTO YA LO SABES!!!!!!
Que hermoso todo, me encanto...
Que hermoso todo, me encanto...
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
mops escribió:Me encanta, escribes genial, me encantan tus historias!
Muchisimas gracias, ya sabes siempre da gusto escribir para personas como vosotras
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Sencillamente genial!!!!!! Me maravilla tu habilidad para escribir tantas cosas bonitas.
Lo tuyo es un don!!! Muchas gracias por compartirlo!!!!
GRAAAAAAAAAAAAAAACIASSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!
fandecastle- Ayudante de policia
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Vale, vale, tomo nota y siempre que tenga ideas, seguiré escribiendo. Gracias por leer y comentar!!!!Mela.Castle escribió:Me encanta como escribes y estoy deseando de leer mas fics tuyos
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
silvanalino escribió:Que te puedo decir ya, que me encantan tus historias, que escribes de maravillas, TODO ESTO YA LO SABES!!!!!!
Que hermoso todo, me encanto...
Me gusta muchisimo.....que te sigan gustando mis relatos, ya sabes siempre se corre el riesgo de llegar a aburrir!!!!
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
fandecastle escribió:
Sencillamente genial!!!!!! Me maravilla tu habilidad para escribir tantas cosas bonitas.
Lo tuyo es un don!!! Muchas gracias por compartirlo!!!!
GRAAAAAAAAAAAAAAACIASSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!
Gracias, gracias, de verdad!!!! me encanta que lo disfrutes
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Que gran historia, como todas las que te he leido. Eres Grande!!!!!!
Inara- Policia de homicidios
- Mensajes : 510
Fecha de inscripción : 28/01/2012
Localización : Fillionland
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Me acaba de pasar una ccosa muy curiosa, Te estaba mandando una respuesta a tu comentario, y por lo visto de ha cruzado con alguien que tambien comentaba.Creo que ha sido esto,.... es la primera vez que me ocurre algo así.mary angel 02 escribió:¡Felicitaciones, como siempre tus historias son geniales, merece una continuación, o varias..... tu capacidad imaginativa y capacidad de escritura lo pueden conseguir.
Pero bueno... quería agradecerte tu comentario, y te decía que a mi me gustan los relatos cortos...o sea empezar y terminar todo de una tirada-
Gracias por comentar
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Sigo pensando que me encantan tus historias...
Estefanía988- Actor en Broadway
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 19/12/2011
Edad : 36
Localización : Una pequeña isla en medio del Atlántico
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
MaryPaz No sé cómo lo hacer para escribir tantas historias románticas y tan diferentes.
Felicidades
Felicidades
qwerty- Escritor - Policia
- Mensajes : 1631
Fecha de inscripción : 27/04/2011
Localización : En la luna de Valencia
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
preciosooooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
eres una diosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa !!!!!!!!!!!!!!! tus historias son preciosas
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Pues mi deseo es que siga así por mucho tiempo, vuestros comentarios son un aliciente. Muchas graciasEstefanía988 escribió:Sigo pensando que me encantan tus historias...
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Una historia firmada por ti es buena cosa siempre, pero este me ha parecido impresionante!
Enhorabuena!!
Enhorabuena!!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Muchas gracias... y de grande NADA... son ellos que nos dan oportunidades!!!!Inara escribió:Que gran historia, como todas las que te he leido. Eres Grande!!!!!!
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Pues la verdad es que siempre estoy temiendo que me salgan demasiado románticas, y trato de buscar situaciones nuevas, que a veces me cuestaqwerty escribió:MaryPaz No sé cómo lo hacer para escribir tantas historias románticas y tan diferentes.
Felicidades
Muchas gracias
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
castle&beckett..cris escribió:preciosooooo
Muuuuchas graaacias!!!!
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Me parece estupendo que te gusten mis relatos....gracias por leer y comentar eso siempre se agradececastleaddict escribió: eres una diosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa !!!!!!!!!!!!!!! tus historias son preciosas
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
BrujaAle escribió:Una historia firmada por ti es buena cosa siempre, pero este me ha parecido impresionante!
Enhorabuena!!
Uf me sonrojo... y muchas gracias sobre todo por leer y comentar
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
Enhorabuena por la historia marypaz. Creo que es la más bonita que has escrito de todas (es que soy de la teoria de que el amor se demuestra con hechos y no con un "te quiero" y como Beckett se ha movilizado por Castle... chapó)
mery_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 206
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Edad : 36
Localización : Cordillera Cantábrica p'arriba
Re: REPITEME QUE ME QUIERES
mery_caskett escribió:Enhorabuena por la historia marypaz. Creo que es la más bonita que has escrito de todas (es que soy de la teoria de que el amor se demuestra con hechos y no con un "te quiero" y como Beckett se ha movilizado por Castle... chapó)
Muchisimas gracias por tus palabras. Y si, estoy de acuerdo que muchas veces no hace falta decir TE QUIERO. El movimiento se demuestra andando... ¿verdad? Por lo menos por aqui lo decimos así
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
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