Matrimonio de conveniencia Epílogo (23 de enero)

Me ha encantado esta historia!! Ha sido genial
Espero pronto el epílogo!

Aquí les dejo el epílogo. Espero que os guste tanto como el relato. Gracias a todos por los comentarios, ayudan mucho. Besos y !nos leemos en el otro relato!

Los primeros rayos del sol anunciaban la llegada de un nuevo día sobre el castillo de los Condes Castle en cuyo interior, la condesa Katherine traía al mundo una nueva vida. La quinta en seis años.
El doctor Turner la apremiaba para que aguantara y empujara un poco más mientras, su marido le sujetaba la mano y quitaba el pelo de su frente. Contra todo pronóstico e ignorando todas las tradiciones el Conde Castle había acompañado a su esposa en todos los nacimientos de sus hijos, y éste, no iba a ser una excepción.
R: Vamos cariño ya falta poco, solo un empujón más y ya está- Richard no se equivocó en su predicción un grito de dolor salió de la garganta de Katherine y luego el llanto del bebé inundó la habitación- ¡¡Kate!! – gritó al verla perder el conocimiento.
DT: Déjela señor, está agotada, será mejor que descanse, aquí tiene a su hija.
R: ¡¿Niña?- preguntó mientras la cogía en brazos
DT: Si señor Conde la cuarta.
R: Es hermosa.
Richard esperó con su hija en brazos hasta que vio despertar a la condesa.
R: Bienvenida al mundo preciosa, me estabas empezando a preocupar, llevas cinco horas dormida.
K: Estaba agotada, ha sido duro.
R: No me extraña Beckett- dijo utilizando su apodo- Esta señorita es enorme, cada vez no salen más grandes y más guapos.
K:¡No digas eso! Diane y Mathew eran más pequeños porque eran dos, pero Sarah y Emily también eran grandes.
R: No tanto como ella- dijo acercándose a la cama y mostrando el hermoso bebé a su madre- Aquí tienes cariño, cuatro quilos y medio de pura belleza Castle.
K: ¡Otra niña!- él asintió- Vaya…lo siento.
R: ¡No lo sientas!- inquirió poniendo a la niña sobre el pecho de Katherine- Adoro a nuestras chicas.
K: Hola grandullona, soy mamá- le dijo con voz tierna y la niña clavó sus adormilados ojos azules en los de ella- ¿Los demás ya conocen a su hermana?
R: No, estaba esperando a que te recuperaras, Alexis les trajo de casa de tu tío hace una hora.
K: Tráeles.
Cinco minutos después el conde llegó de nuevo a la habitación con su pequeña tropa. Mathew y Diane encabezaban la comitiva, a sus seis años, se habían convertido en unos auténticos diablillos que correteaban por la casa, montaban a caballo y hacían miles de travesuras. Sarah tenía cuatro años y era la que físicamente más se parecía a Katherine, su piel era más oscura que la de sus hermanos y unos enormes y expresivos ojos verdes adoraban su cara. Finalmente, la hasta hoy benjamina de la familia, Emily, tenía apenas año y medio y era una Castle de los pies a la cabeza, físicamente idéntica a la hermana que Rick perdió cuando no era más que una niña.

R: Diane, Mathew, Sarah, Emily, os presento a vuestra hermana…
K: Katherine- dijo.
R: ¿Quieres que lleve tu nombre? Pensé que no querías que nuestros hijos llevaran nuestros nombres.
K: Y no quería, pero pensé que como va a ser la última…no estaría mal, se habría llamado Richard de haber sido niño, pero...¡se ve que no sabemos hacerlos!
R: Será cuestión de practicar más- dijo con una sonrisa pícara y Katherine abrió los ojos asombrada ¿más?- ¿La última? ¿Estás segura?- veía a todos los niños rodear la cama de su madre y acariciar delicadamente a la bebé que dudaba mucho que su esposa pudiera mantener la promesa, le encantaban los críos.
K: Completamente, ¿aún sabes cómo hacer para evitarlo verdad?- él asintió- Pues te lo suplico, no creo que pueda soportar otro parto.
R: Lady Lannie tiene siete, pensé que querrías alcanzarla- Katherine negó vigorosamente con la cabeza- Está bien, no más niños entonces.
K: ¿Os gusta vuestra hermanita?- preguntó, no era normal tanto silencio.
D: Mucho mamá- habló la primogénita, la tan esperada heredera del tercer conde Castle- ¡! Es tan bonita!!
Mat: ¡¡Es un rollo! ¡¡Otra niña!! ¡Yo quería un hermano!
D: ¡Pues te aguantas!
K: No discutáis por favor- pidió con algo de cansancio aún en su rostro.
R: ¿Sabéis qué?, mamá y Katherine tienen que descansar, iros al jardín a jugar, Diane, dile a Alexis que venga a por Emily, yo me reuniré con vosotros en seguida.
Un mes después Katherine ya estaba completamente recuperada. Richard había tenido que viajar a la ciudad para atender unos asuntos del Rey. Él ya no era el capitán del ejército real, pero seguía encargándose de la gestión y las tácticas de las tropas. Desde que habían nacido los mellizos y el matrimonio se había ido de la casa de la condesa Martha su vida había mejorado. Seguían siendo tan cómplices como al principio. Se complementaban a la perfección.
Kate estaba sentada en una mecedora en el jardín dando de comer a Katherine mientras los otros niños jugaban felices.

Ry: Señora condesa- la voz del mensajero del rey la sobresaltó- Siento haberla asustado, tengo un mensaje importante para el conde Castle.
K: Él no está Ryan, ¿qué pasa?- preguntó, la cara del joven demostraba inquietud.
Ry: Es la señora Martha, está muy enferma, el doctor no cree que pueda salvarse ella…quiere verles- Katherine no pudo evitar una punzada de dolor, su suegra no había sido muy buena con ella pero aun así, era la mujer que le había dado al hombre que amaba.
K: Está bien, en cuanto el conde regrese de su reunión se lo diré, iremos a verla- así lo hizo, Rick regresó a media tarde y ella le informó de lo sucedido, en principio se mostró algo reacio pero finalmente aceptó, unas horas después ellos y los niños partían de nuevo hacía el lugar que abandonaron hacía seis años y a donde nunca pensaron que volverían.
: Señora Condesa- la voz de la criada despertó a la anciana que yacía moribunda en su cama- El conde Castle está aquí- informó.
M: Mi marido- dijo poniéndose de pie todo lo deprisa que pudo, si su marido había ido a buscarla ya no debía quedarle mucho.
R: No madre, soy yo.
M: ¡Richard hijo mío!- Rick se acercó vacilante a ella, no podía olvidar el daño que esa mujer le había hecho- ¿Y Katherine? ¿No ha venido contigo? Tengo tanto que hablar con los dos.
K: Sí señora Martha, aquí estoy.
M: Katherine- la joven se acercó a su suegra y ésta le cogió las manos- Te ves muy hermosa querida, ¡cómo has cambiado desde aquel día en que tu tío te trajo para que te casaras con mi hijo para cumplir el estúpido pacto que había hecho con mi difunto marido!- ella le agradeció con una sonrisa.
K: Han pasado nueve años, ya tengo casi treinta y he tenido cuatro embarazos y cinco hijos- informó, todo eso explicaba su cambio físico.
M: ¡cinco!
R: Sí madre, cuatro niñas y un varón.
M: ¡El heredero!
R: No, nuestra primogénita es una niña, Diane, ¿la recuerdas?
M: Claro, pasé pocas horas con esos bebés…después me privaste de ellos y… de ti.
R: ¡Me engañaste mamá!- reprochó.
K: ¡Rick no! Estamos aquí porque está muy enferma, no quiero que os reprochéis el pasado, señora, por favor.
M: Katherine tiene razón, no os mandé llamar para eso…necesito que me perdonéis, quiero morir en paz- ambos la miraron y se miraron, sin duda el perdón era difícil- Tengo algo que deciros pero antes, quiero conocer a mis nietos.
K: Llamaré a Alexis para que los suba, están en el jardín- la joven no tardó en llegar y Katherine hizo las presentaciones- Diane, Mathew, Sarah, Emily, Katherine, os presento a la condesa Martha viuda de Castle- los niños miraron a su madre extrañados, ¿Castle? ¿Cómo ellos?, hasta que ésta se aclaró la voz y concluyó- Vuestra abuela.
M: ¡Oh son todos hermosos!, ¿cinco Richard?! No sabes lo peligroso que es para los nobles tener tantos hijos? Se matarán por tu herencia.
R: No creo que eso pase, les estamos educando bien, madre.
K: Acercaos a dar un beso a la abuela niños- dijo intentando evitar la tensión entre madre e hijo, ella misma se encargó de poner en brazos a la bebé- Katherine solo tiene un mes.
M: Se parece tanto a Richard cuando era pequeño.
K: ¡Cómo todos! Sarah es la única que tiene algo de mí, salvo los ojos- la aludida dedicó a su abuela una hermosa sonrisa.
M: Me gustaría estar más tiempo con ellos pero tengo que hablaros, debéis saber porque hice lo que hice hace seis años- Katherine mandó a los niños nuevamente con la nodriza- Actúe por celos.
R: ¿Celos?
M: ¡Si Richard celos! Yo…tú eras el único hijo que me quedaba, sabía que debías casarte y tener un heredero para la familia pero, al mismo tiempo no estaba preparada para perderte.
R: ¡¡No ibas a perderme madre!!
M: Eso pensaba hasta que vi como la mirabas, ¡no podía creerlo! Te enamoraste de ella con solo verla.
R: No te entiendo, ¿qué tiene de malo que amara a mi esposa?
M: Ella se convirtió en tu amiga, tu mejor amiga, ese lugar que antes solo ocupaba yo, daba igual con quién pasaras la noche, por la mañana siempre volvías a mis brazos, tras cada batalla, era a mí a quién contabas tus hazañas en el frente, de la noche a la mañana todo cambió. Katherine debía ser tu esposa, la mujer que engendrara a tu heredero, te acompañaría a las fiestas y nada más, así había sido siempre, no contaba con que sería un mujer tan excepcional, que te enamoraría, y se convertiría en tu amiga y tu amante además de en tu esposa.
R: Casi arruinas mi vida por celos de madre posesiva- reprochó.
P : A ti también te tenía celos hija- Katherine se estremeció, era la primera vez que esa mujer la llamaba así sin usar un tono irónico o despectivo.
K: ¿A mí?
M: Sí, porque mi hijo te amaba como su padre nunca me amó a mí.
R: ¡Padre siempre fue un buen marido!
M: Sí, sí Richard, un marido maravilloso y un padre perfecto, pero no me amaba. Nos casamos porque a nuestras familias les convenía, como vosotros, sin embargo yo no pude hacer que él se enamorara de mí como tú hiciste con mi hijo. Era bueno, sí y me trataba bien pero, yo solo era su esposa, nunca fui su amiga, nunca tuvimos esa complicidad que vosotros aún tenéis. Él viajaba todo el tiempo, y cuando no era por la guerra era por sus amigas, casi nunca estaba en casa y cuando lo estaba no era yo su prioridad, tuvo un hijo con otra mujer, eso nunca pude perdonárselo, no porque me fuera infiel, lo era con ella y con otras, como todos los hombres, ¿sabéis porque la odio?- la mirada que dedicó a su nuera le bastó para conocer la respuesta.
K: Porque a ella sí la amaba- Martha simplemente asintió.
Rick caminaba nervioso por la habitación pasándose las manos por el pelo. Katherine lo conocía, esta confesión le estaba matando.
M: Solo quiero vuestro perdón, tal vez ahora que sabéis que no lo hice por rencor podáis perdonarme, no quiero morir sola.
K: Tranquila, nos quedaremos aquí- ella solo tuvo que hacer un gesto y Richard se acercó de nuevo y tomó la mano de su madre.
R: Sí madre, nosotros te perdonamos.
M: Gracias hijos- dijo y ambos la abrazaron- Pediré a Jenny que preparé vuestro antiguo dormitorio, imagino que os sigue gustando dormir juntos.
R: Más que nunca.

Se instalaron de nuevo en aquella habitación donde sus cuerpos se conocieron por primera vez. Habían ubicado a todos los niños y ya dormían, agotados por el viaje. Katherine se cepillaba el pelo en el tocador mientras Richard miraba por la ventana como la lluvia mojaba los cristales.
K: Este cuarto me trae muchos recuerdos.
R: Espero que buenos.
K: La mayoría…pero también algunos malos, cuando creí que habías muerto y perdí el bebé, cuando discutimos tras la fiesta del Rey porque estaba celosa de su hija, cuando me caí del caballo y otra vez…
R: ¡Ya para Katherine!- el tono de voz la asustó, él nunca le hablaba así- Estoy sobrepasado, lo menos que necesito es que recuerdes las cosas malas que pasamos en esta casa, te lo suplico- ella se interpuso entre su cuerpo y la ventana y él no tardó en rodearla con sus fuertes brazos y hundir su nariz en su cuello- Yo recuerdo cuando te hice mía por primera vez tras la boda- Katherine rió y él con ella- ¿Sabías que tu tío y mi madre estaban fuera con sus nobles orejas pegadas a la puerta?
K: ¿Cómo!?- chilló separándose de él.
R: Fue un poco culpa mía, no quise que al día siguiente entraran a comprobar que tu sangre manchaba las sabanas para certificar que eras virgen y poder arreglar el tema de la dote, me parecía una manera antigua y cruel de exponer tu intimidad, por eso ellos esperaron ahí hasta que …
K: Pasó y yo grité – Rick asintió- ¡¡Es vergonzoso!! ¡¡Cómo podía mi tío dudar de mí!? ¡Nunca me dejaba salir sola!!
R: Costumbres, tradiciones…ya sabes lo mucho que le gustan a mi madre, no te enfades, fue hace mucho.
K: ¿Cuándo lo supiste? ¿No lo sabías en ese momento verdad?
R: No, claro que no, me habría negado también, lo supe después, con el tiempo, en una de nuestras discusiones sobre ti mi madre lo dijo- se calló un momento.
K: ¿Qué dijo exactamente?
R: No, nada, no importa.
K: ¡Vamos Rick!, ahora me has metido la duda, no debió ser algo demasiado agradable a juzgar por tu cara.
R: Dijo que…”por lo menos no habían escogido a una usada”.
K: ¿Por lo menos?
R: Ella pensaba que tú…bueno que eras estéril y tu tío la había engañado, dijo “no será una fértil pero por lo menos no te hemos escogido una usada”, lo siento cariño.
K: ¿Estéril? ¡JA! Ahora tiene a sus cinco nietos aquí para demostrar que se equivocaba- dijo, parecía más enfadada que dolida-¡¡¡CINCO!!!- Rick empezó a besarla para que se calmara, deslizó sus labios por el cuello y posteriormente atrapó sus labios- mmm para cariño- le dijo con desgana.
R: ¿Por qué?
K: No puedo…sabes que no puedo.
R: ¡Ah!- exclamó separándose de ella- Cuarenta días de abstinencia tras un parto claro, Katherine solo tiene 30, ¿aún nos faltan diez?- ella asintió con una sonrisa- Te juro esos 200 días han sido los más largos de mi vida.
K: ¿200?
R: Cuarenta por cinco partos, hacen 200- ella no pudo evitar una carcajada, luego le besó y se levantó de la cama- ¿Dónde vas?
K: ¡Voy a cuidar de tu madre, no quiero que pase sus últimos días sola!

Así pasaron los siguientes quince días hasta que, la condesa Martha viuda de Castle, cerró los ojos para no volver a abrirlos nunca, hizo un gran daño a su hijo, pero se arrepintió y el final de sus días le sobrevino, acompañada de toda su gran familia.

FIN

PD: Tenía que dar una explicación al hecho de que la madre fuera tan mala...

Me ha encantado el epílogo, al igual que toda la historia, me ha gustado mucho que los reconcilies y que la historia no acabe con ellos enfadados.

Me gustaba esa Martha mala malísima, jajaja.

Muy entretenido!!!

Si, era necesaria una reconciliación familiar para que este fic quedase redondo. No sé que más decirte, que me da mucha pena que se acabe definitivamente, pero bueno, ces´t la vie

Me ha encantado el personaje de Martha, verla hacer de la mala de la historia ha sido un gran cambio acostumbrada a que siempre es la consejera de Castle en la serie.
Bonito epílogo Zeny, una buena forma de cerrar la historia con una gran familia con cinco niños.
Precioso!

Muy bueno el epílogo, lástima que se haya terminado.

Que pena que se haya terminado ya esta historia
Muy bueno el epílogo

Un epílogo muy bueno al menos se reconciliaron con Martha

SIGUEEEE

Me acabo de leer el fic y e de decir que es genial. Me a encantado y es muy original.       

Ha sido una linda historia amo tus personajes con la penita pero Martha me gustó mas cuando estaba muriendo

Me ha encantado!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!