MI VIDA SIN TI, Epílogo
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MI VIDA SIN TI, Epílogo
¡Hola! Aquí estoy de nuevo dando la lata con otra historia. Está idea surgió hace algún tiempo, pero hasta que no le he dado un poco de forma, no me he atrevido a publicarla. La historia se desarrolla en la 5ª temporada, pero sería antes del 5x13. Intentaré subir un par de capítulos por semana. Sin más, aquí os dejo el primero, a ver que os parece.
AVISO: Aunque los principales personajes de esta historia pertenecen a Andrew Marlowe, otros que aparecen y todos los lugares y situaciones que se describen en esta historia, son producto de mi imaginación. Si por alguna casualidad, algo resultara conocido de haberlo leído en otro fic de Castle, es pura coincidencia. Si al narrar algo, cometo algún error sobre algún tema de los tratados, ruego que disculpéis mi ignorancia y mi atrevimiento a escribir sobre ello.
MI VIDA SIN TI
Capítulo 1:
“Amo como ama el amor.
No conozco otra razón para amar que amarte.
¿Qué quieres que te diga además de que te amo,
si lo que quiero decirte es que te amo?”
Fernando Pessoa
Pronto harían un año que estaban juntos. Un año ya desde que Kate apareció chorreando en el loft de Castle. Ambos tenían grabado ese día en su memoria, y aunque sabían a ciencia cierta que ninguno de los dos había olvidado esa fecha tan señalada, se mantenían en silencio pues cada uno, tenía preparada una sorpresa para el otro, para celebrar su primer aniversario.
Había sido un buen año para los dos, la relación se había consolidado, habían tenido sus discusiones y reconciliaciones como cualquier pareja, pero habían aprendido a compartirlo todo y a hablar cuando surgía algún problema, por lo que cada dificultad que fueron capaces de afrontar y superar juntos, había contribuido a fortalecer más la relación entre ellos.
En ese año habían pasado cosas importantes. Kate por fin pudo ver entre rejas al senador Bracken. Al final, la suerte se volvió en su contra y alguien lo denunció por extorsión y asesinato. Era evidente que el senador no había aprendido la lección y había vuelto a hacer de las suyas, pensando que seguiría siendo intocable pero no fue así. Gracias a la investigación que se llevó a cabo, se demostró que efectivamente él era quien estaba detrás de varios crímenes y ninguno de sus abogados, pudo conseguir la libertad del senador bajo fianza, así que por fin dio con sus huesos en la cárcel.
Castle y Becket se encontraban en uno de los mejores momentos de sus vidas. Se tenían el uno al otro y esperaban ilusionados el día de su primer aniversario. Tenían mucho que celebrar, sobre todo el gran amor que se tenían. Afortunadamente para ellos, ese día tan esperado por los dos, sería sábado, por lo que Castle había reservado una noche en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, con cena incluida, en el restaurante del mismo. Sabía que quizás sería un poco pronto, pero estaba tan seguro de lo suyo con Kate, la quería tanto y la sentía tan imprescindible en su vida, que había decidido pedirle que se casara con él. Le había comprado un elegante y sencillo anillo de platino, con un diseño tan original, que perfectamente podía pasar por otro tipo de anillo pues quería que pudiese usarlo incluso en el caso de que ella le dijese que no, aunque realmente esperaba que estuviese preparada para aceptar su proposición.
Kate también era feliz, muy feliz. Por primera vez en mucho tiempo se sentía total y absolutamente satisfecha con su vida. Nunca pudo llegar a imaginar que aquel hombre que al conocerlo le pareció tan inmaduro y egocéntrico, incluso insoportable, hubiese llegado a convertirse en el centro de su mundo. Estaba enamorada de Richard Castle, lo quería como nunca había querido a nadie en toda su vida, y ese amor tan profundo que sentía por él, por una parte la asustaba, pues se sentía vulnerable y totalmente dependiente de sus sentimientos hacia él, pero por otro lado la hacía tan feliz, le hacía sentirse tan plena, que estaba completamente decidida a asumir todos los riesgos que esa relación pudiese llevar consigo.
Ella tampoco estaba segura de si a Castle le gustaría la sorpresa que le tenía preparada, pues también había sido una sorpresa para ella. Hacía poco que lo había confirmado, no se había dado cuenta pues casi no había tenido síntomas. Fue al echar cuentas del tiempo que llevaba sin tener el período cuando empezó a sospechar qué podría pasarle. Siempre había sido un poco irregular en las fechas y como tomaba anticonceptivos, no había pensado en que pudiese quedarse embarazada. Al empezar a pensar en esa posibilidad, compró un test de embarazo y al darle positivo dejó de tomar sus píldoras y visitó a su ginecóloga, que le confirmó que estaba de unas diez semanas y que tuvieron que ser los antibióticos que tomó cuando estuvo con bronquitis, los que habían inhibido el efecto de los anticonceptivos.
No le había dicho nada a nadie, quería que Castle fuese el primero en saberlo. Conociéndolo como lo conocía intuía que se iba a alegrar mucho con la noticia. Ella se sorprendió en un principio, pues ni se lo esperaba ni entraba en sus planes inmediatos tener un hijo, pero a cada día que pasaba estaba más feliz. Quería y deseaba ese hijo y le estaba costando verdaderos esfuerzos mantener el secreto. Ya había enmarcado la foto de la ecografía que le habían hecho para dársela a Rick, como regalo de aniversario.
Cuando salió del despacho llevaba una cara malísima, los ojos enrojecidos y semblante muy serio. Castle no sabía si había estado llorando o es que tenía la cara así de puro agotamiento. Cuando fue a preguntarle que le había dicho Gates, ella lo tomó de la mano y tiró de él, para que se levantara de su silla.
- Vámonos de aquí – dijo por toda respuesta.
- Pero… – empezó a hablar Castle que se moría de la curiosidad, pues sospechaba que Gates los había descubierto y las cosas se iban a poner feas para él.
- Aquí no, en casa, vámonos a casa – volvió a decir ella.
Castle la miró y no le gustó lo que vio. No tenía ni idea de lo que el capitán le había dicho, pero por la cara que llevaba, no parecían buenas noticias.
Llegaron al piso de ella y una vez dentro, Kate se lanzó a besarlo y a meterle mano, mientras le iba quitando la ropa.
- Kate, Kate, para, ¿Qué pasa?, ¿Por qué estás así? – pues a pesar de apetecerle mucho, lo que estaban a punto de hacer, la notaba extraña – ¿Qué te dijo Gates?, ¿Nos ha pillado?, ¿Tengo que dejar la comisaría?
- Si – dijo ella – nos ha pillado, pero me ha dicho que si seguimos siendo discretos y no montamos ningún numerito, puedes seguir viniendo cada vez que haya un caso.
- ¡Ah bueno! – dijo él – eso me tranquiliza, pero sigo sin entender por qué estás así tan alterada.
- ¿Tengo que tener algún motivo para que me apetezca acostarme contigo? – replicó ella apartándose un poco y mirándolo fijamente – solo estoy un poco molesta porque Gates nos haya pillado, y ahora que estamos solos quiero disfrutar un rato contigo, ¿es malo eso?
- Claro que no – respondió él inclinándose para besarla – eso está hecho – y ahora fue él quien empezó a besarla con pasión.
Llegaron a la habitación entre besos y caricias, cayendo sobre la cama, donde hicieron al amor de manera apasionada y desenfrenada. Después del clímax, Castle que la tenía abrazada le preguntó:
- Y después de esta increíble sesión de sexo, ¿Qué te apetece hacer?
- Esto – le contestó ella saliendo se sus brazos y sentándose a horcajadas sobre él, empezando de nuevo a besarlo y acariciarlo.
- Kate, pero si acabamos de…
- ¿Cuándo ha sido para ti un impedimento hacerlo por segunda vez, incluso por tercera en una noche? – lo interrumpió ella.
- Nunca – respondió él devolviéndole los besos y dándole la vuelta para colocarse encima.
Horas más tarde, permanecían abrazados en la cama. Había sido un auténtico maratón de sexo, Castle no se quejaba, pero tenía la sensación de que esa noche Kate se entregó de una forma, que parecía como si hicieran el amor por última vez.
- ¿Duermes? – le preguntó.
- No quiero dormir – dijo ella, mientras acercaba la cara a su pelo e inspiraba su olor.
- ¿Por qué?, ¿No estás cansada después de tanto amor?
- El amor no me cansa Castle, al contrario, me da fuerzas, duérmete tú si quieres – dijo mientras lo acariciaba.
- Preferiría hacer otra cosa.
- ¿Tienes ganas de más?, ¿no estás cansado?
- Contigo siempre tengo ganas de más – dijo él – pero me tienes sin comer desde el mediodía, ¿no vas darme nada? – dijo con carita de pena – tengo que comer algo si quieres que sigamos luego con otra macro sesión de sexo – dijo con una sonrisa.
- ¡Pobre! Que solo te tengo a sexo, ¡que tortura! – dijo levantándose – prepararé algo.
- Te acompaño – dijo él con intención de levantarse también.
- ¡No! – lo frenó ella – ¡quédate donde estás! Ya lo traigo yo.
Comieron en la cama lo que preparó y cuando terminaron, devolvió la bandeja a la cocina, mientras él entraba al baño. Volvieron a acostarse y ella lo sorprendió a él, sacando el móvil y haciéndole una foto.
- ¡Eh, eh! – se quejó – ¡que estoy desnudo!
- Te tapa la sábana.
- Luego eres tú la que no quiere que le hagan fotos en situaciones comprometidas.
- Es que tú te pasas, tú móvil parece el de un acosador, me sacas fotos en todos los momentos del día, trabajando, comiendo, hablando por teléfono, solo te falta hacérmelas en el baño.
- Bueno, ya sabes que lo intenté, pero no me dejaste.
- Castle las fotos en el baño no son sexys.
- Cuando te secas el pelo en ropa interior delante del espejo estás muy sexy, y a mí me encanta verte así.
Ella le sonrió y le dio un besito.
- Hagámonos una juntos – dijo poniendo el móvil para hacerse una auto foto.
Se hicieron varias fotos con el móvil de ella para mandarlas luego al de él. Después del pequeño descanso de la tardía cena, volvieron a amarse para terminar Castle dormido en brazos de ella, que permaneció despierta, pues no podía ni quería dormir.
Castle se despertó y se desperezó bostezando ruidosamente, lo que provocó la risa de Kate, que aprovechó el momento para hacerle otra foto.
- ¿Me has fotografiado en pleno bostezo?
- Sí, pero has abierto tanto la boca, que te has salido del objetivo.
- Espero que esa la borres, ¿has dormido algo? – le preguntó pues la veía casi en la misma posición que la noche anterior.
- Algo si – mintió ella.
- Pues sigue descansando mientras me ducho y luego te preparo el desayuno.
- No tengo hambre.
- Pero tienes que comer algo, que el día de hoy es muy largo y hasta la hora del almuerzo no vas a aguantar.
- Claro que aguantaré, por cierto hoy como con mi padre.
- Estupendo, me encantará invitar a tu padre a almorzar.
- He dicho como, Castle – replicó mordaz – no, comemos.
- ¿Por qué no quieres que coma con vosotros?
- Porque no – contestó secamente.
- ¿Por qué estás tan borde?, no entiendo que te pasa.
- Lo siento – dijo ella – mi padre me mandó un mensaje y me dijo que tenía algo urgente que decirme, pero que por favor fuese sola.
Por toda respuesta, Castle se acercó de nuevo a la cama y arrodillándose junto a ella, puso su cabeza de lado sobre el regazo de Kate, diciendo:
- Anda, aprovéchate que ya sé que esto te relaja.
- ¿Aprovecharme de qué? – preguntó confusa.
- De mi oreja, puedes tirar todo lo que quieras, anda, date una buena sesión de orejoterapia.
- ¡Ay Rick! – dijo por toda respuesta, sin poder evitar que se le saltaran las lágrimas.
- ¡Ey, ey!, ¿Qué te pasa? – preguntó preocupado – ¿Por qué lloras?, ¿he hecho algo que te haya molestado?
- No eres tú, soy yo, serán las hormonas, es que estoy premenstrual – mintió descaradamente tratando de disimular, pues sus hormonas probablemente estaban alteradas, pero no precisamente por eso.
- Lo siento, me ducho en seguida y te preparo unas tortitas con doble ración de sirope de chocolate especial anti hormonas alteradas – y se levantó para dirigirse al baño.
Cuando Rick salió del baño, Kate ya estaba levantada y había hecho la cama.
- Me ducho yo, mientras preparas el desayuno, ¿vale? – y se metió en el baño.
Mientras se vestía Castle no podía dejar de pensar en lo rara que estaba, y no pudo evitar pensar que quizás ella quisiera dejarlo, lo que hizo que se pusiera nervioso.
Salió a la cocina y empezó a preparar el desayuno, lleno de calorías y azúcar, para ver si así la animaba un poco. Ella salió ya arreglada y empezaron a comer en silencio, aunque Kate, más que comer, mareaba la comida. Castle no quería insistir y volver a preguntarle que le pasaba, pero su cabeza no podía dejar de pensar y con cierto temor le preguntó:
- Kate, ¿te pasa algo conmigo?
- No – dijo mirándolo extrañada – ¿Qué va a pasarme?
- Te noto seria y preocupada, ¿es que te has cansado ya de mí y piensas dejarme? – preguntó temeroso.
Ella sonrió con tristeza y le acarició la mejilla.
- ¿Crees que voy a dejarte después de lo que vivimos anoche? Yo te quiero aunque no te lo haya dicho lo suficiente y no me he cansado de ti, nunca podría cansarme, solo estoy preocupada por otras cosas, pero te aseguro que no tienen nada que ver contigo.
- Sé que me quieres, yo también te quiero, perdona por preguntarte.
- No importa, siento mucho como me he estado comportando, de verdad. Y ¿Rick?
- ¿Sí?
- No olvides nunca que te quiero, pase lo que pase, nunca dejaré de amarte.
Y se acercó para darle un pringoso beso de sirope de chocolate, que él correspondió con ganas. Una vez terminado el desayuno, recogieron y después de lavarse los dientes, salieron hacia la comisaría.
Al llegar a la 12th, Kate entró del tirón al despacho de Gates y pasó gran parte de la mañana allí, mientras Castle ayudaba a los chicos a buscar datos en internet para la investigación que tenían entre manos.
Un poco antes de la hora del almuerzo Kate salió muy seria del despacho, y le hizo señas a Castle para que la siguiera a la sala de descanso.
- ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué has estado tanto rato ahí dentro? ¿Ha habido algún problema? – empezó a preguntar preocupado.
- No, no – intentó tranquilizarlo ella – ayer no te conté que el capitán me ha propuesto para un ascenso y…
- Pero eso es una noticia estupenda – la interrumpió él – ¿Por qué no me dijiste nada?
- Porque no estoy segura de si quiero ascender, eso supondría prepararme unos exámenes con todo el sacrificio que eso conlleva y más carga de trabajo, por eso llevo tanto rato ahí dentro con ella, y esta tarde después del almuerzo, me va a presentar a un preparador, quiere que hable con él, y la verdad es que no sé qué hacer – dijo de un tirón y sin mirarlo a los ojos.
- Bueno, la decisión es tuya nada más, debes hacer lo que creas que es mejor, ya sabes que yo te apoyaré siempre, ¿no?
- Lo sé, ahora tengo que irme, he quedado con mi padre a la una, ¿me acompañas al aparcamiento?
- Claro, vamos.
- Por cierto, no le digas nada a los chicos de lo que te he contado, ¿de acuerdo?
- De acuerdo, soy una tumba.
Salieron los dos hacia el ascensor, para bajar hasta el sótano. Llegaron al coche de ella, lo abrió con el mando a distancia y mientras dejaba dentro sus cosas, le preguntó:
- ¿Comerás con los chicos?
- Supongo que aceptarán mi compañía, si pago yo la comida – dijo con una sonrisa.
- Pues no deberías pagar tú, que cada uno pague lo suyo – dijo un poco molesta pues sabía lo abusones que podían llegar a ser Ryan y Esposito.
- No me importa y lo sabes – dijo él.
- Lo sé, pero me da coraje que sean tan frescos – y levantó los brazos para rodear su cuello e iniciar un beso.
Se besaron durante un rato, Castle de lo más sorprendido de que ella se mostrara tan desinhibida, en la misma comisaría, pero sin protestar por ello. Kate dio por terminado el beso y se despidió de él, diciéndole que se verían después del almuerzo.
Castle se volvió a la planta de homicidios para seguir ayudando a sus compañeros que no pudieron evitar preguntar por el extraño comportamiento de su jefa y por qué pasaba tanto tiempo en el despacho del capitán. Castle esquivó sus preguntas alegando que no sabía nada, que a él tampoco le había contado y que ya se enterarían en su momento. Comió con ellos y se alegró cuando el ascensor se abrió y vio a Kate salir de él.
La saludó alegre. Ella después de dejar sus cosas, le dijo que tenía que hablar de nuevo con el capitán, a lo que él le contestó que la esperaría fuera. Estuvo toda la tarde en el despacho, llegaron un hombre de mediana edad y pelo canoso y una mujer de unos cuarenta y cinco años, alta y de cabello corto y castaño rojizo, bastante atractiva, que acompañados de un oficial entraron al despacho del capitán y se quedaron allí hablando con las dos, hasta que ya era casi de noche y Kate salió con cara de agotamiento.
- ¿Vamos a casa? – preguntó él.
- Si por favor, ¿a mi apartamento?
- Sí, he hablado con mi madre para que no se preocupe y le he dicho que estaré en tu casa.
- Genial, vamos.
Bajaron hasta el garaje. Al llegar al coche, en un gesto que sorprendió y preocupó a Castle, a partes iguales, Kate le ofreció las llaves, diciendo que estaba demasiado cansada para conducir.
Cuando llegaron al piso, se repitió la rutina de la noche anterior. Kate se le echó encima, empezando a besarlo y diciendo lo mucho que lo había extrañado durante todo el día. Él no quería rechazarla, pero se moría de curiosidad, no solo por saber como le había ido con las dos personas que habían estado toda la tarde con ella en el despacho de Gates, si no que había pasado en su cita con Jim, ya que le preocupaba que su suegro tuviese algún problema.
Hicieron el amor con verdadera ansia el uno del otro y una vez que estaban en la cama muy juntos y abrazados y antes de que ella quisiera volver a empezar, él sacó la conversación y ella no tuvo más remedio que explicarle, que aquellas dos personas eran el preparador y su esposa, que también era policía, que había hablado mucho rato con ellos, y le habían explicado en que consistían las pruebas.
- ¿Qué vas a hacer entonces? – preguntó con interés.
- Aun no lo sé, porque con lo de mi padre…
- ¿Qué le ha pasado a tu padre? – preguntó alarmado.
- Nada, nada, no te preocupes – intentó tranquilizarlo – solo que ha tenido un problema en el trabajo y me ha confesado que ha estado casi a punto de volver a beber, pero que fue capaz de acudir a su tutor de Alcohólicos Anónimos y no ha sucumbido a la tentación.
- Menos mal – suspiró Castle que había estado conteniendo la respiración sin darse cuenta.
- Pero eso ahora es otra preocupación, yo debería ser mejor hija y pasar más tiempo con mi padre y ahora con esto del ascenso, va a ser difícil. Mañana he quedado a comer otra vez con él, espero que no te importe, pero sé que le da mucha vergüenza que sepas esto, pues cree que lo considerarás una persona débil.
- ¿Débil?, Kate, admiro a tu padre por ser capaz de superar su enfermedad como lo hizo. Se quedó viudo de forma trágica, ¡Dios! – dijo sin poder evitar estremecerse – no quiero ni pensar que no haría yo si a ti te pasara algo. Es una de las personas más valientes que conozco, después de su preciosa hija – dijo con una sonrisa y dándole un beso en la punta de la nariz.
- Rick – dijo ella muy seria – prométeme una cosa.
- Lo que quieras – dijo sin pensar.
- Prométeme que si a mí me pasara algo, tú nunca te escudarías en la bebida, para mitigar tu pena.
- No digas eso ni en broma, Kate, a ti nunca va a pasarte nada.
- Lo digo en serio Rick. Tengo un trabajo peligroso y nunca se sabe lo que podría pasar, pero prométeme, que no te convertirás en un alcohólico.
- No puedo prometerte eso Kate – dijo serio y apretando el abrazo con el que la tenía sujeta – enloquecería si te pasara algo, no quiero ni pensarlo, ni sé cómo reaccionaría.
- Pues tendrás que ser fuerte, no solo por ti, si no por Alexis y Martha. No obligues a tu hija a pasar lo que yo pasé con mi padre, ella no lo merece.
- Bueno, si es eso lo que quieres, te lo prometo – dijo él sin mucha convicción – pero ahora, cambiemos de tema y dejemos de hablar de cosas tristes. ¿Te he comentado ya la sorpresa que te tengo preparada para el día de nuestro primer aniversario? – le preguntó tratando de quitarle hierro al asunto.
- Seguro que viniendo de ti, es una sorpresa maravillosa – dijo con una triste sonrisa.
Castle sabía que algo la preocupaba, pero también sabía que era mejor no insistir. Ella ya le contaría cuando le pareciese oportuno. Debería tener paciencia y estar siempre con ella.
Kate empezó de nuevo a ponerse cariñosa, Castle estaba cansado después de la noche anterior, pero sabía que ella necesitaba eso, y empezó a devolverle las caricias y los besos, hasta que terminaron haciendo el amor de nuevo. Él se durmió casi enseguida después de terminar, ella al igual que la noche anterior se abrazó a él y permaneció despierta, acariciando su piel y su cabello, embriagándose de su olor y mirándolo sin cansarse, porque no quería olvidarlo.
Muy temprano en la mañana, ella lo despertó a besos y reclamando de nuevo su atención y su cariño. Castle medio dormido no pudo evitar pensar, que como siguiera así muchos días lo iba a dejar seco, pero respondió a cada caricia y volvió a amarla de nuevo. La notaba tan entregada y a la vez, tan desesperada que no podía evitar seguir preocupado y rezar para que ella se decidiera pronto, a compartir con él sus preocupaciones, pues no la veía nada bien, y por mucho que él la quisiera, había cosas que no se arreglaban en la cama.
Se ducharon juntos y después de desayunar, marcharon a la comisaría. La mañana fue relativamente tranquila. Un par de horas antes de que Kate saliera a almorzar con su padre, Gates la reclamó en su despacho. Estuvo allí por más de dos horas, cuando salió, al igual que el día anterior volvió a pedirle a Castle que la acompañara hasta el coche.
Una vez en el garaje, se despidieron durante un gran rato besándose y diciéndose palabras cariñosas, hasta que fue Rick, quien puso un poco de cordura en el momento y apartándose de ella, le dijo:
- Llegarás tarde a tu cita con tu padre. Luego nos vemos. Alégrate que es viernes y mañana no tenemos que venir.
Y le dio un besito, que ella profundizó volviendo a agarrase a él y comiéndole la boca con verdadera desesperación.
- Te quiero Rick, te quiero mucho, siempre te querré, no lo olvides nunca, te quiero.
- Yo también Kate, yo también te quiero.
Se decidió por fin a meterse en el coche y arrancó, saliendo de la plaza marcha atrás, para dirigirse a la rampa de salida del aparcamiento. Miró una última vez por el espejo retrovisor, para ver a Castle diciéndole adiós con la mano y con una enorme sonrisa en su cara.
- Adiós mi amor – dijo Kate en voz baja – lo siento, lo siento mucho – y no pudo evitar que las lágrimas empezaran a rodar por sus mejillas.
Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.
La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.”
François Mauriac
No podía creer que se encontraba en el mismo lugar después de casi dos años y que esta vez, era Kate la que estaba dentro de ese ataúd. Junto a este, otro igual que contenía los restos de Jim Becket. Todo había ocurrido muy deprisa. El día que se despidió de ella en el garaje de la comisaría, pues iba a comer con su padre, fue la última vez que la vio con vida.
Kate había recogido a Jim en la entrada del edifico donde estaba su bufete y una vez montados en el coche, ella puso dirección al túnel de Lincoln que conecta Manhattan, con Weehawken, New Jersey. El túnel solo estaba abierto en un sentido, a causa de unas obras. Nadie supo muy bien como había ocurrido, los testigos no habían visto mucho, pues todos coincidían en que el túnel estaba bastante oscuro y las obras mal señalizadas.
Cuando estaban dentro, al parecer un camión chocó con una furgoneta y salieron ardiendo, provocando una explosión, que alcanzó al coche de Kate que estaba justo al lado, y que también explotó, ardiendo con ella y su padre dentro. Hubo cuatro muertos, ellos dos y los dos conductores de los vehículos que provocaron el accidente. Porque eso dijeron al principio, que había sido un accidente, pero después de varios días investigando y de confesar Gates, que la inspectora Becket había recibido amenazas, aunque no sabían de quien, los expertos dijeron que el accidente, podría haber sido un atentado.
Cuando Castle se enteró de lo de las amenazas a Kate, se sumió en la desesperación. Fue a hablar con Gates, que le confesó que los últimos días de la policía con vida, habían estado viendo de qué forma podían ponerle protección, y que no sabían de quien eran las amenazas, pero que desgraciadamente no habían llegado a tiempo.
Fue entonces cuando Castle comprendió porque ella estaba tan rara esos días. Se enfrentó con el capitán echándole en cara que no le hubiesen dicho nada, pues él tenía dinero y podría haberla protegido de alguna forma. Gates le confirmó que le había prohibido a Kate contárselo a nadie, pero estaba segura de que aunque le hubiese dado permiso para hacerlo, ella se hubiese callado la boca para no ponerlo en peligro.
Castle quiso ver sus restos, pero no le dejaron verla. Estaba calcinada e irreconocible, al igual que su padre. Habían podido identificarlos gracias a sus fichas dentales. Lanie se disculpó con Castle por no participar en la autopsia, primero y principal porque no se sentía capaz de hacerlo, cosa que Castle entendía y respetaba y en segundo lugar porque antes de que ella pudiese decir algo, le dejaron muy claro que no podría participar.
Y después de casi diez días de investigaciones y gestiones, por fin le habían dejado enterrarlos, ya que al no tener más familia conocida, fue él, quien se encargó de todo. Estaban en el cementerio, junto a la tumba de Johanna Becket, oyendo el discurso de despedida, que pronunciaba Esposito, intentando tragarse las lágrimas. Le habían pedido a él, si quería decir el panegírico, pero se había sentido incapaz de hacerlo.
Cuando terminaron las oraciones y le rindieron homenaje con sentidas pláticas, procedieron a bajar los ataúdes. La bandera de los Estados Unidos, que doblaban y daban a los familiares de los caídos en acto de servicio, le fue entregada a él, después del gesto que Gates, les hizo a los oficiales que procedían a doblarla de forma tan ceremoniosa. Castle impecablemente vestido de negro y con gafas de sol, del mismo color, permanecía sentado y ausente entre su madre y su hija, que no le habían soltado las manos en ningún momento de la ceremonia.
Una vez concluido el entierro, los asistentes empezaron a dispersarse. Castle seguía sentado en el mismo sitio. Sabía que tenía que irse de allí, Kate y Jim ya no estaban entre ellos, pero él no podía dejar de mirar al agujero donde habían enterrado al amor de su vida.
- Vamos papá – le dijo Alexis, tirando suavemente de él – tenemos que irnos a casa.
- Si hijo – corroboró su madre – ya no tenemos nada más que hacer aquí.
Se dejó guiar por Martha y Alexis, que lo llevaron hasta el coche que los llevaría a su casa. Lanie, Esposito, Ryan y Jenny, con los ojos llorosos se acercaron para darle un abrazo. Él se dejó abrazar y siguió como un autómata hasta el coche. Gates y otros compañeros de ella, también se acercaron a darle sus condolencias.
Cuando llegaron al loft, Rick solo fue capaz de sentarse en el sofá y quedarse con la mirada perdida en un punto lejano. Alexis, al borde del llanto, miraba a su padre y no podía dejar de pensar, que nunca iba a poder superarlo.
- ¿Cuánto tiempo va a estar así abuela? – preguntó en un sollozo.
- Hija, aún es pronto, tiene que asimilarlo – dijo Martha con un suspiro – solo han pasado unos días desde que todo ocurrió y todavía tiene que llorarla, no ha derramado ni una lágrima – dijo con pesar mirando a su hijo que permanecía inmóvil tal como lo habían dejado cuando llegaron al loft.
- ¿Y si no lo asimila? – preguntó Alexis de nuevo – ¿Y si nunca es capaz de superarlo?
- Dale tiempo, hija, no seas impaciente – contestó Martha – poco a poco y todo a su tiempo. ¿Te irás al campus hoy?
- Creo que lo dejaré para mañana, esta noche me quedaré aquí. Siento tanto lo que ha pasado, Kate y el señor Becket no merecían morir de esa forma tan espantosa. Voy arriba, a ver si consigo estudiar un rato, aunque no creo que pueda – y mirando tristemente a su padre – llámame si necesitáis algo.
- Tranquila cariño, vete arriba.
Martha se sentó al lado de su hijo y poniéndole una mano sobre la pierna, le preguntó:
- ¿Quieres que te prepare una copa?, seguro que te vendrá bien beber algo fuerte.
Castle la miró y musitó:
- No puedo beber, no debo hacerlo.
- Una copa no te hará daño, hijo, al contrario.
- Se lo prometí, madre, le prometí que no bebería si a ella le pasaba algo – dijo con voz trémula – ella lo sabía, sabía que estaba en peligro y no quería que me abandonara a la bebida como hizo su padre, ella sabía que la iban a matar.
Y ahí fue cuando no pudo aguantar más y rompió a llorar con desconsuelo. Martha lo atrajo hacia ella y lo acunó, como si fuera un crío.
- Pobre hijo mío – dijo Martha – llora mi niño, llora y desahógate, eso te hará bien – mientras le acariciaba la cara y el pelo.
- ¡Ay mamá! – gimió – duele, duele mucho, no quiero que Kate este muerta, no quiero, yo no voy a poder vivir sin ella, no lo soporto – mientras lloraba cada vez con más amargura.
- Ya verás cómo poco a poco todo se arregla, ahora llora tranquilo, mamá está aquí contigo.
Sentada en la escalera una llorosa Alexis era testigo de la desgarradora escena que ocurría en el salón de la casa.
CONTINUARÁ…
AVISO: Aunque los principales personajes de esta historia pertenecen a Andrew Marlowe, otros que aparecen y todos los lugares y situaciones que se describen en esta historia, son producto de mi imaginación. Si por alguna casualidad, algo resultara conocido de haberlo leído en otro fic de Castle, es pura coincidencia. Si al narrar algo, cometo algún error sobre algún tema de los tratados, ruego que disculpéis mi ignorancia y mi atrevimiento a escribir sobre ello.
MI VIDA SIN TI
Capítulo 1:
“Amo como ama el amor.
No conozco otra razón para amar que amarte.
¿Qué quieres que te diga además de que te amo,
si lo que quiero decirte es que te amo?”
Fernando Pessoa
Pronto harían un año que estaban juntos. Un año ya desde que Kate apareció chorreando en el loft de Castle. Ambos tenían grabado ese día en su memoria, y aunque sabían a ciencia cierta que ninguno de los dos había olvidado esa fecha tan señalada, se mantenían en silencio pues cada uno, tenía preparada una sorpresa para el otro, para celebrar su primer aniversario.
Había sido un buen año para los dos, la relación se había consolidado, habían tenido sus discusiones y reconciliaciones como cualquier pareja, pero habían aprendido a compartirlo todo y a hablar cuando surgía algún problema, por lo que cada dificultad que fueron capaces de afrontar y superar juntos, había contribuido a fortalecer más la relación entre ellos.
En ese año habían pasado cosas importantes. Kate por fin pudo ver entre rejas al senador Bracken. Al final, la suerte se volvió en su contra y alguien lo denunció por extorsión y asesinato. Era evidente que el senador no había aprendido la lección y había vuelto a hacer de las suyas, pensando que seguiría siendo intocable pero no fue así. Gracias a la investigación que se llevó a cabo, se demostró que efectivamente él era quien estaba detrás de varios crímenes y ninguno de sus abogados, pudo conseguir la libertad del senador bajo fianza, así que por fin dio con sus huesos en la cárcel.
Castle y Becket se encontraban en uno de los mejores momentos de sus vidas. Se tenían el uno al otro y esperaban ilusionados el día de su primer aniversario. Tenían mucho que celebrar, sobre todo el gran amor que se tenían. Afortunadamente para ellos, ese día tan esperado por los dos, sería sábado, por lo que Castle había reservado una noche en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, con cena incluida, en el restaurante del mismo. Sabía que quizás sería un poco pronto, pero estaba tan seguro de lo suyo con Kate, la quería tanto y la sentía tan imprescindible en su vida, que había decidido pedirle que se casara con él. Le había comprado un elegante y sencillo anillo de platino, con un diseño tan original, que perfectamente podía pasar por otro tipo de anillo pues quería que pudiese usarlo incluso en el caso de que ella le dijese que no, aunque realmente esperaba que estuviese preparada para aceptar su proposición.
Kate también era feliz, muy feliz. Por primera vez en mucho tiempo se sentía total y absolutamente satisfecha con su vida. Nunca pudo llegar a imaginar que aquel hombre que al conocerlo le pareció tan inmaduro y egocéntrico, incluso insoportable, hubiese llegado a convertirse en el centro de su mundo. Estaba enamorada de Richard Castle, lo quería como nunca había querido a nadie en toda su vida, y ese amor tan profundo que sentía por él, por una parte la asustaba, pues se sentía vulnerable y totalmente dependiente de sus sentimientos hacia él, pero por otro lado la hacía tan feliz, le hacía sentirse tan plena, que estaba completamente decidida a asumir todos los riesgos que esa relación pudiese llevar consigo.
Ella tampoco estaba segura de si a Castle le gustaría la sorpresa que le tenía preparada, pues también había sido una sorpresa para ella. Hacía poco que lo había confirmado, no se había dado cuenta pues casi no había tenido síntomas. Fue al echar cuentas del tiempo que llevaba sin tener el período cuando empezó a sospechar qué podría pasarle. Siempre había sido un poco irregular en las fechas y como tomaba anticonceptivos, no había pensado en que pudiese quedarse embarazada. Al empezar a pensar en esa posibilidad, compró un test de embarazo y al darle positivo dejó de tomar sus píldoras y visitó a su ginecóloga, que le confirmó que estaba de unas diez semanas y que tuvieron que ser los antibióticos que tomó cuando estuvo con bronquitis, los que habían inhibido el efecto de los anticonceptivos.
No le había dicho nada a nadie, quería que Castle fuese el primero en saberlo. Conociéndolo como lo conocía intuía que se iba a alegrar mucho con la noticia. Ella se sorprendió en un principio, pues ni se lo esperaba ni entraba en sus planes inmediatos tener un hijo, pero a cada día que pasaba estaba más feliz. Quería y deseaba ese hijo y le estaba costando verdaderos esfuerzos mantener el secreto. Ya había enmarcado la foto de la ecografía que le habían hecho para dársela a Rick, como regalo de aniversario.
* * * * * * * * *
Aún quedaban diez días para su noche especial. Estaban en la comisaría cuando una seria capitana Gates llamó a Kate, para que entrara en su despacho, parecía por su cara que no tenía nada bueno que decirle. Gates bajó las persianas, estuvieron hablando mucho rato, tanto que Ryan y Esposito se despidieron de Castle hasta el día siguiente, diciéndole que ya les contaría Kate que tal le había ido con el capitán.Cuando salió del despacho llevaba una cara malísima, los ojos enrojecidos y semblante muy serio. Castle no sabía si había estado llorando o es que tenía la cara así de puro agotamiento. Cuando fue a preguntarle que le había dicho Gates, ella lo tomó de la mano y tiró de él, para que se levantara de su silla.
- Vámonos de aquí – dijo por toda respuesta.
- Pero… – empezó a hablar Castle que se moría de la curiosidad, pues sospechaba que Gates los había descubierto y las cosas se iban a poner feas para él.
- Aquí no, en casa, vámonos a casa – volvió a decir ella.
Castle la miró y no le gustó lo que vio. No tenía ni idea de lo que el capitán le había dicho, pero por la cara que llevaba, no parecían buenas noticias.
Llegaron al piso de ella y una vez dentro, Kate se lanzó a besarlo y a meterle mano, mientras le iba quitando la ropa.
- Kate, Kate, para, ¿Qué pasa?, ¿Por qué estás así? – pues a pesar de apetecerle mucho, lo que estaban a punto de hacer, la notaba extraña – ¿Qué te dijo Gates?, ¿Nos ha pillado?, ¿Tengo que dejar la comisaría?
- Si – dijo ella – nos ha pillado, pero me ha dicho que si seguimos siendo discretos y no montamos ningún numerito, puedes seguir viniendo cada vez que haya un caso.
- ¡Ah bueno! – dijo él – eso me tranquiliza, pero sigo sin entender por qué estás así tan alterada.
- ¿Tengo que tener algún motivo para que me apetezca acostarme contigo? – replicó ella apartándose un poco y mirándolo fijamente – solo estoy un poco molesta porque Gates nos haya pillado, y ahora que estamos solos quiero disfrutar un rato contigo, ¿es malo eso?
- Claro que no – respondió él inclinándose para besarla – eso está hecho – y ahora fue él quien empezó a besarla con pasión.
Llegaron a la habitación entre besos y caricias, cayendo sobre la cama, donde hicieron al amor de manera apasionada y desenfrenada. Después del clímax, Castle que la tenía abrazada le preguntó:
- Y después de esta increíble sesión de sexo, ¿Qué te apetece hacer?
- Esto – le contestó ella saliendo se sus brazos y sentándose a horcajadas sobre él, empezando de nuevo a besarlo y acariciarlo.
- Kate, pero si acabamos de…
- ¿Cuándo ha sido para ti un impedimento hacerlo por segunda vez, incluso por tercera en una noche? – lo interrumpió ella.
- Nunca – respondió él devolviéndole los besos y dándole la vuelta para colocarse encima.
Horas más tarde, permanecían abrazados en la cama. Había sido un auténtico maratón de sexo, Castle no se quejaba, pero tenía la sensación de que esa noche Kate se entregó de una forma, que parecía como si hicieran el amor por última vez.
- ¿Duermes? – le preguntó.
- No quiero dormir – dijo ella, mientras acercaba la cara a su pelo e inspiraba su olor.
- ¿Por qué?, ¿No estás cansada después de tanto amor?
- El amor no me cansa Castle, al contrario, me da fuerzas, duérmete tú si quieres – dijo mientras lo acariciaba.
- Preferiría hacer otra cosa.
- ¿Tienes ganas de más?, ¿no estás cansado?
- Contigo siempre tengo ganas de más – dijo él – pero me tienes sin comer desde el mediodía, ¿no vas darme nada? – dijo con carita de pena – tengo que comer algo si quieres que sigamos luego con otra macro sesión de sexo – dijo con una sonrisa.
- ¡Pobre! Que solo te tengo a sexo, ¡que tortura! – dijo levantándose – prepararé algo.
- Te acompaño – dijo él con intención de levantarse también.
- ¡No! – lo frenó ella – ¡quédate donde estás! Ya lo traigo yo.
Comieron en la cama lo que preparó y cuando terminaron, devolvió la bandeja a la cocina, mientras él entraba al baño. Volvieron a acostarse y ella lo sorprendió a él, sacando el móvil y haciéndole una foto.
- ¡Eh, eh! – se quejó – ¡que estoy desnudo!
- Te tapa la sábana.
- Luego eres tú la que no quiere que le hagan fotos en situaciones comprometidas.
- Es que tú te pasas, tú móvil parece el de un acosador, me sacas fotos en todos los momentos del día, trabajando, comiendo, hablando por teléfono, solo te falta hacérmelas en el baño.
- Bueno, ya sabes que lo intenté, pero no me dejaste.
- Castle las fotos en el baño no son sexys.
- Cuando te secas el pelo en ropa interior delante del espejo estás muy sexy, y a mí me encanta verte así.
Ella le sonrió y le dio un besito.
- Hagámonos una juntos – dijo poniendo el móvil para hacerse una auto foto.
Se hicieron varias fotos con el móvil de ella para mandarlas luego al de él. Después del pequeño descanso de la tardía cena, volvieron a amarse para terminar Castle dormido en brazos de ella, que permaneció despierta, pues no podía ni quería dormir.
Castle se despertó y se desperezó bostezando ruidosamente, lo que provocó la risa de Kate, que aprovechó el momento para hacerle otra foto.
- ¿Me has fotografiado en pleno bostezo?
- Sí, pero has abierto tanto la boca, que te has salido del objetivo.
- Espero que esa la borres, ¿has dormido algo? – le preguntó pues la veía casi en la misma posición que la noche anterior.
- Algo si – mintió ella.
- Pues sigue descansando mientras me ducho y luego te preparo el desayuno.
- No tengo hambre.
- Pero tienes que comer algo, que el día de hoy es muy largo y hasta la hora del almuerzo no vas a aguantar.
- Claro que aguantaré, por cierto hoy como con mi padre.
- Estupendo, me encantará invitar a tu padre a almorzar.
- He dicho como, Castle – replicó mordaz – no, comemos.
- ¿Por qué no quieres que coma con vosotros?
- Porque no – contestó secamente.
- ¿Por qué estás tan borde?, no entiendo que te pasa.
- Lo siento – dijo ella – mi padre me mandó un mensaje y me dijo que tenía algo urgente que decirme, pero que por favor fuese sola.
Por toda respuesta, Castle se acercó de nuevo a la cama y arrodillándose junto a ella, puso su cabeza de lado sobre el regazo de Kate, diciendo:
- Anda, aprovéchate que ya sé que esto te relaja.
- ¿Aprovecharme de qué? – preguntó confusa.
- De mi oreja, puedes tirar todo lo que quieras, anda, date una buena sesión de orejoterapia.
- ¡Ay Rick! – dijo por toda respuesta, sin poder evitar que se le saltaran las lágrimas.
- ¡Ey, ey!, ¿Qué te pasa? – preguntó preocupado – ¿Por qué lloras?, ¿he hecho algo que te haya molestado?
- No eres tú, soy yo, serán las hormonas, es que estoy premenstrual – mintió descaradamente tratando de disimular, pues sus hormonas probablemente estaban alteradas, pero no precisamente por eso.
- Lo siento, me ducho en seguida y te preparo unas tortitas con doble ración de sirope de chocolate especial anti hormonas alteradas – y se levantó para dirigirse al baño.
Cuando Rick salió del baño, Kate ya estaba levantada y había hecho la cama.
- Me ducho yo, mientras preparas el desayuno, ¿vale? – y se metió en el baño.
Mientras se vestía Castle no podía dejar de pensar en lo rara que estaba, y no pudo evitar pensar que quizás ella quisiera dejarlo, lo que hizo que se pusiera nervioso.
Salió a la cocina y empezó a preparar el desayuno, lleno de calorías y azúcar, para ver si así la animaba un poco. Ella salió ya arreglada y empezaron a comer en silencio, aunque Kate, más que comer, mareaba la comida. Castle no quería insistir y volver a preguntarle que le pasaba, pero su cabeza no podía dejar de pensar y con cierto temor le preguntó:
- Kate, ¿te pasa algo conmigo?
- No – dijo mirándolo extrañada – ¿Qué va a pasarme?
- Te noto seria y preocupada, ¿es que te has cansado ya de mí y piensas dejarme? – preguntó temeroso.
Ella sonrió con tristeza y le acarició la mejilla.
- ¿Crees que voy a dejarte después de lo que vivimos anoche? Yo te quiero aunque no te lo haya dicho lo suficiente y no me he cansado de ti, nunca podría cansarme, solo estoy preocupada por otras cosas, pero te aseguro que no tienen nada que ver contigo.
- Sé que me quieres, yo también te quiero, perdona por preguntarte.
- No importa, siento mucho como me he estado comportando, de verdad. Y ¿Rick?
- ¿Sí?
- No olvides nunca que te quiero, pase lo que pase, nunca dejaré de amarte.
Y se acercó para darle un pringoso beso de sirope de chocolate, que él correspondió con ganas. Una vez terminado el desayuno, recogieron y después de lavarse los dientes, salieron hacia la comisaría.
Al llegar a la 12th, Kate entró del tirón al despacho de Gates y pasó gran parte de la mañana allí, mientras Castle ayudaba a los chicos a buscar datos en internet para la investigación que tenían entre manos.
Un poco antes de la hora del almuerzo Kate salió muy seria del despacho, y le hizo señas a Castle para que la siguiera a la sala de descanso.
- ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué has estado tanto rato ahí dentro? ¿Ha habido algún problema? – empezó a preguntar preocupado.
- No, no – intentó tranquilizarlo ella – ayer no te conté que el capitán me ha propuesto para un ascenso y…
- Pero eso es una noticia estupenda – la interrumpió él – ¿Por qué no me dijiste nada?
- Porque no estoy segura de si quiero ascender, eso supondría prepararme unos exámenes con todo el sacrificio que eso conlleva y más carga de trabajo, por eso llevo tanto rato ahí dentro con ella, y esta tarde después del almuerzo, me va a presentar a un preparador, quiere que hable con él, y la verdad es que no sé qué hacer – dijo de un tirón y sin mirarlo a los ojos.
- Bueno, la decisión es tuya nada más, debes hacer lo que creas que es mejor, ya sabes que yo te apoyaré siempre, ¿no?
- Lo sé, ahora tengo que irme, he quedado con mi padre a la una, ¿me acompañas al aparcamiento?
- Claro, vamos.
- Por cierto, no le digas nada a los chicos de lo que te he contado, ¿de acuerdo?
- De acuerdo, soy una tumba.
Salieron los dos hacia el ascensor, para bajar hasta el sótano. Llegaron al coche de ella, lo abrió con el mando a distancia y mientras dejaba dentro sus cosas, le preguntó:
- ¿Comerás con los chicos?
- Supongo que aceptarán mi compañía, si pago yo la comida – dijo con una sonrisa.
- Pues no deberías pagar tú, que cada uno pague lo suyo – dijo un poco molesta pues sabía lo abusones que podían llegar a ser Ryan y Esposito.
- No me importa y lo sabes – dijo él.
- Lo sé, pero me da coraje que sean tan frescos – y levantó los brazos para rodear su cuello e iniciar un beso.
Se besaron durante un rato, Castle de lo más sorprendido de que ella se mostrara tan desinhibida, en la misma comisaría, pero sin protestar por ello. Kate dio por terminado el beso y se despidió de él, diciéndole que se verían después del almuerzo.
Castle se volvió a la planta de homicidios para seguir ayudando a sus compañeros que no pudieron evitar preguntar por el extraño comportamiento de su jefa y por qué pasaba tanto tiempo en el despacho del capitán. Castle esquivó sus preguntas alegando que no sabía nada, que a él tampoco le había contado y que ya se enterarían en su momento. Comió con ellos y se alegró cuando el ascensor se abrió y vio a Kate salir de él.
La saludó alegre. Ella después de dejar sus cosas, le dijo que tenía que hablar de nuevo con el capitán, a lo que él le contestó que la esperaría fuera. Estuvo toda la tarde en el despacho, llegaron un hombre de mediana edad y pelo canoso y una mujer de unos cuarenta y cinco años, alta y de cabello corto y castaño rojizo, bastante atractiva, que acompañados de un oficial entraron al despacho del capitán y se quedaron allí hablando con las dos, hasta que ya era casi de noche y Kate salió con cara de agotamiento.
- ¿Vamos a casa? – preguntó él.
- Si por favor, ¿a mi apartamento?
- Sí, he hablado con mi madre para que no se preocupe y le he dicho que estaré en tu casa.
- Genial, vamos.
Bajaron hasta el garaje. Al llegar al coche, en un gesto que sorprendió y preocupó a Castle, a partes iguales, Kate le ofreció las llaves, diciendo que estaba demasiado cansada para conducir.
Cuando llegaron al piso, se repitió la rutina de la noche anterior. Kate se le echó encima, empezando a besarlo y diciendo lo mucho que lo había extrañado durante todo el día. Él no quería rechazarla, pero se moría de curiosidad, no solo por saber como le había ido con las dos personas que habían estado toda la tarde con ella en el despacho de Gates, si no que había pasado en su cita con Jim, ya que le preocupaba que su suegro tuviese algún problema.
Hicieron el amor con verdadera ansia el uno del otro y una vez que estaban en la cama muy juntos y abrazados y antes de que ella quisiera volver a empezar, él sacó la conversación y ella no tuvo más remedio que explicarle, que aquellas dos personas eran el preparador y su esposa, que también era policía, que había hablado mucho rato con ellos, y le habían explicado en que consistían las pruebas.
- ¿Qué vas a hacer entonces? – preguntó con interés.
- Aun no lo sé, porque con lo de mi padre…
- ¿Qué le ha pasado a tu padre? – preguntó alarmado.
- Nada, nada, no te preocupes – intentó tranquilizarlo – solo que ha tenido un problema en el trabajo y me ha confesado que ha estado casi a punto de volver a beber, pero que fue capaz de acudir a su tutor de Alcohólicos Anónimos y no ha sucumbido a la tentación.
- Menos mal – suspiró Castle que había estado conteniendo la respiración sin darse cuenta.
- Pero eso ahora es otra preocupación, yo debería ser mejor hija y pasar más tiempo con mi padre y ahora con esto del ascenso, va a ser difícil. Mañana he quedado a comer otra vez con él, espero que no te importe, pero sé que le da mucha vergüenza que sepas esto, pues cree que lo considerarás una persona débil.
- ¿Débil?, Kate, admiro a tu padre por ser capaz de superar su enfermedad como lo hizo. Se quedó viudo de forma trágica, ¡Dios! – dijo sin poder evitar estremecerse – no quiero ni pensar que no haría yo si a ti te pasara algo. Es una de las personas más valientes que conozco, después de su preciosa hija – dijo con una sonrisa y dándole un beso en la punta de la nariz.
- Rick – dijo ella muy seria – prométeme una cosa.
- Lo que quieras – dijo sin pensar.
- Prométeme que si a mí me pasara algo, tú nunca te escudarías en la bebida, para mitigar tu pena.
- No digas eso ni en broma, Kate, a ti nunca va a pasarte nada.
- Lo digo en serio Rick. Tengo un trabajo peligroso y nunca se sabe lo que podría pasar, pero prométeme, que no te convertirás en un alcohólico.
- No puedo prometerte eso Kate – dijo serio y apretando el abrazo con el que la tenía sujeta – enloquecería si te pasara algo, no quiero ni pensarlo, ni sé cómo reaccionaría.
- Pues tendrás que ser fuerte, no solo por ti, si no por Alexis y Martha. No obligues a tu hija a pasar lo que yo pasé con mi padre, ella no lo merece.
- Bueno, si es eso lo que quieres, te lo prometo – dijo él sin mucha convicción – pero ahora, cambiemos de tema y dejemos de hablar de cosas tristes. ¿Te he comentado ya la sorpresa que te tengo preparada para el día de nuestro primer aniversario? – le preguntó tratando de quitarle hierro al asunto.
- Seguro que viniendo de ti, es una sorpresa maravillosa – dijo con una triste sonrisa.
Castle sabía que algo la preocupaba, pero también sabía que era mejor no insistir. Ella ya le contaría cuando le pareciese oportuno. Debería tener paciencia y estar siempre con ella.
Kate empezó de nuevo a ponerse cariñosa, Castle estaba cansado después de la noche anterior, pero sabía que ella necesitaba eso, y empezó a devolverle las caricias y los besos, hasta que terminaron haciendo el amor de nuevo. Él se durmió casi enseguida después de terminar, ella al igual que la noche anterior se abrazó a él y permaneció despierta, acariciando su piel y su cabello, embriagándose de su olor y mirándolo sin cansarse, porque no quería olvidarlo.
Muy temprano en la mañana, ella lo despertó a besos y reclamando de nuevo su atención y su cariño. Castle medio dormido no pudo evitar pensar, que como siguiera así muchos días lo iba a dejar seco, pero respondió a cada caricia y volvió a amarla de nuevo. La notaba tan entregada y a la vez, tan desesperada que no podía evitar seguir preocupado y rezar para que ella se decidiera pronto, a compartir con él sus preocupaciones, pues no la veía nada bien, y por mucho que él la quisiera, había cosas que no se arreglaban en la cama.
Se ducharon juntos y después de desayunar, marcharon a la comisaría. La mañana fue relativamente tranquila. Un par de horas antes de que Kate saliera a almorzar con su padre, Gates la reclamó en su despacho. Estuvo allí por más de dos horas, cuando salió, al igual que el día anterior volvió a pedirle a Castle que la acompañara hasta el coche.
Una vez en el garaje, se despidieron durante un gran rato besándose y diciéndose palabras cariñosas, hasta que fue Rick, quien puso un poco de cordura en el momento y apartándose de ella, le dijo:
- Llegarás tarde a tu cita con tu padre. Luego nos vemos. Alégrate que es viernes y mañana no tenemos que venir.
Y le dio un besito, que ella profundizó volviendo a agarrase a él y comiéndole la boca con verdadera desesperación.
- Te quiero Rick, te quiero mucho, siempre te querré, no lo olvides nunca, te quiero.
- Yo también Kate, yo también te quiero.
Se decidió por fin a meterse en el coche y arrancó, saliendo de la plaza marcha atrás, para dirigirse a la rampa de salida del aparcamiento. Miró una última vez por el espejo retrovisor, para ver a Castle diciéndole adiós con la mano y con una enorme sonrisa en su cara.
- Adiós mi amor – dijo Kate en voz baja – lo siento, lo siento mucho – y no pudo evitar que las lágrimas empezaran a rodar por sus mejillas.
* * * * * * * * *
“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.
La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.”
François Mauriac
No podía creer que se encontraba en el mismo lugar después de casi dos años y que esta vez, era Kate la que estaba dentro de ese ataúd. Junto a este, otro igual que contenía los restos de Jim Becket. Todo había ocurrido muy deprisa. El día que se despidió de ella en el garaje de la comisaría, pues iba a comer con su padre, fue la última vez que la vio con vida.
Kate había recogido a Jim en la entrada del edifico donde estaba su bufete y una vez montados en el coche, ella puso dirección al túnel de Lincoln que conecta Manhattan, con Weehawken, New Jersey. El túnel solo estaba abierto en un sentido, a causa de unas obras. Nadie supo muy bien como había ocurrido, los testigos no habían visto mucho, pues todos coincidían en que el túnel estaba bastante oscuro y las obras mal señalizadas.
Cuando estaban dentro, al parecer un camión chocó con una furgoneta y salieron ardiendo, provocando una explosión, que alcanzó al coche de Kate que estaba justo al lado, y que también explotó, ardiendo con ella y su padre dentro. Hubo cuatro muertos, ellos dos y los dos conductores de los vehículos que provocaron el accidente. Porque eso dijeron al principio, que había sido un accidente, pero después de varios días investigando y de confesar Gates, que la inspectora Becket había recibido amenazas, aunque no sabían de quien, los expertos dijeron que el accidente, podría haber sido un atentado.
Cuando Castle se enteró de lo de las amenazas a Kate, se sumió en la desesperación. Fue a hablar con Gates, que le confesó que los últimos días de la policía con vida, habían estado viendo de qué forma podían ponerle protección, y que no sabían de quien eran las amenazas, pero que desgraciadamente no habían llegado a tiempo.
Fue entonces cuando Castle comprendió porque ella estaba tan rara esos días. Se enfrentó con el capitán echándole en cara que no le hubiesen dicho nada, pues él tenía dinero y podría haberla protegido de alguna forma. Gates le confirmó que le había prohibido a Kate contárselo a nadie, pero estaba segura de que aunque le hubiese dado permiso para hacerlo, ella se hubiese callado la boca para no ponerlo en peligro.
Castle quiso ver sus restos, pero no le dejaron verla. Estaba calcinada e irreconocible, al igual que su padre. Habían podido identificarlos gracias a sus fichas dentales. Lanie se disculpó con Castle por no participar en la autopsia, primero y principal porque no se sentía capaz de hacerlo, cosa que Castle entendía y respetaba y en segundo lugar porque antes de que ella pudiese decir algo, le dejaron muy claro que no podría participar.
Y después de casi diez días de investigaciones y gestiones, por fin le habían dejado enterrarlos, ya que al no tener más familia conocida, fue él, quien se encargó de todo. Estaban en el cementerio, junto a la tumba de Johanna Becket, oyendo el discurso de despedida, que pronunciaba Esposito, intentando tragarse las lágrimas. Le habían pedido a él, si quería decir el panegírico, pero se había sentido incapaz de hacerlo.
Cuando terminaron las oraciones y le rindieron homenaje con sentidas pláticas, procedieron a bajar los ataúdes. La bandera de los Estados Unidos, que doblaban y daban a los familiares de los caídos en acto de servicio, le fue entregada a él, después del gesto que Gates, les hizo a los oficiales que procedían a doblarla de forma tan ceremoniosa. Castle impecablemente vestido de negro y con gafas de sol, del mismo color, permanecía sentado y ausente entre su madre y su hija, que no le habían soltado las manos en ningún momento de la ceremonia.
Una vez concluido el entierro, los asistentes empezaron a dispersarse. Castle seguía sentado en el mismo sitio. Sabía que tenía que irse de allí, Kate y Jim ya no estaban entre ellos, pero él no podía dejar de mirar al agujero donde habían enterrado al amor de su vida.
- Vamos papá – le dijo Alexis, tirando suavemente de él – tenemos que irnos a casa.
- Si hijo – corroboró su madre – ya no tenemos nada más que hacer aquí.
Se dejó guiar por Martha y Alexis, que lo llevaron hasta el coche que los llevaría a su casa. Lanie, Esposito, Ryan y Jenny, con los ojos llorosos se acercaron para darle un abrazo. Él se dejó abrazar y siguió como un autómata hasta el coche. Gates y otros compañeros de ella, también se acercaron a darle sus condolencias.
Cuando llegaron al loft, Rick solo fue capaz de sentarse en el sofá y quedarse con la mirada perdida en un punto lejano. Alexis, al borde del llanto, miraba a su padre y no podía dejar de pensar, que nunca iba a poder superarlo.
- ¿Cuánto tiempo va a estar así abuela? – preguntó en un sollozo.
- Hija, aún es pronto, tiene que asimilarlo – dijo Martha con un suspiro – solo han pasado unos días desde que todo ocurrió y todavía tiene que llorarla, no ha derramado ni una lágrima – dijo con pesar mirando a su hijo que permanecía inmóvil tal como lo habían dejado cuando llegaron al loft.
- ¿Y si no lo asimila? – preguntó Alexis de nuevo – ¿Y si nunca es capaz de superarlo?
- Dale tiempo, hija, no seas impaciente – contestó Martha – poco a poco y todo a su tiempo. ¿Te irás al campus hoy?
- Creo que lo dejaré para mañana, esta noche me quedaré aquí. Siento tanto lo que ha pasado, Kate y el señor Becket no merecían morir de esa forma tan espantosa. Voy arriba, a ver si consigo estudiar un rato, aunque no creo que pueda – y mirando tristemente a su padre – llámame si necesitáis algo.
- Tranquila cariño, vete arriba.
Martha se sentó al lado de su hijo y poniéndole una mano sobre la pierna, le preguntó:
- ¿Quieres que te prepare una copa?, seguro que te vendrá bien beber algo fuerte.
Castle la miró y musitó:
- No puedo beber, no debo hacerlo.
- Una copa no te hará daño, hijo, al contrario.
- Se lo prometí, madre, le prometí que no bebería si a ella le pasaba algo – dijo con voz trémula – ella lo sabía, sabía que estaba en peligro y no quería que me abandonara a la bebida como hizo su padre, ella sabía que la iban a matar.
Y ahí fue cuando no pudo aguantar más y rompió a llorar con desconsuelo. Martha lo atrajo hacia ella y lo acunó, como si fuera un crío.
- Pobre hijo mío – dijo Martha – llora mi niño, llora y desahógate, eso te hará bien – mientras le acariciaba la cara y el pelo.
- ¡Ay mamá! – gimió – duele, duele mucho, no quiero que Kate este muerta, no quiero, yo no voy a poder vivir sin ella, no lo soporto – mientras lloraba cada vez con más amargura.
- Ya verás cómo poco a poco todo se arregla, ahora llora tranquilo, mamá está aquí contigo.
Sentada en la escalera una llorosa Alexis era testigo de la desgarradora escena que ocurría en el salón de la casa.
CONTINUARÁ…
Última edición por Cata Castillo el Miér Mayo 08, 2013 7:23 am, editado 16 veces
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
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Localización : Al sur del sur
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Oh dios mio... como has podido matarles..... ;(
RcKb- As del póker
- Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 21/08/2012
Edad : 25
Localización : NY, Sacramento & Tokyo
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Sólo con ver el titulo he estado leyendo con una ansiedad tremenda y me has dejado con el corazón en un puño, !! buenisima historia como todas las tuyas !!, esperando el próximo capitulo a ver si ha sido un mal sueño de Castle o algo por Dios
macucaro- Ayudante de policia
- Mensajes : 90
Fecha de inscripción : 15/02/2013
Localización : Sevilla
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
que no cunda el paaaaaaanico.............. tenemos pistejas: no les han dejado ver los restos, a Lanie no la han dejado participar a las primeras de cambio en la autopsia, etc, etc, etc ¿¿¿¿hace falta algo más para ver lo evidente????
007Castle- As del póker
- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 17/12/2011
Edad : 30
Localización : Madrid
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Cata escribes de maravilla, soy fan de todas y cada una de tus historias. Pero creo que es tan tetricá que no podré continuar, pesé a todo me ha encantado. Me ha parecido de lo más realista, pero soy de ese tipo de personas que piensan "si la vidas es dura, porque ponerse peor con cosas negativas", así que lo siento. Mejor no prometo nada por si me pica la curiosidad.
Pesé a quedar como una mala persona, realmente si hubieras matado a Castle no me hubiese dado tanta pena. Pero es que el personaje de ella, me toca demasiado. Pesé a todo una historia fantastica.
Pesé a quedar como una mala persona, realmente si hubieras matado a Castle no me hubiese dado tanta pena. Pero es que el personaje de ella, me toca demasiado. Pesé a todo una historia fantastica.
Invitado- Invitado
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Me encantan tus detalles, gracias por las poesías, pero no me creo que lo dejes así, no se porqué me da en la nariz, que esto no es lo que parece. Pero mejor me lo cuentas tú ¿ vale ?. Sigue pronto que esto está más que interesante. BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Espero que todo haya sido una treta para darla por fallecida y así poder atrapar a los que la tienen amenazada.
Continúa pronto.
Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Todo el capi en tension, preocupada igual que Castle y me dices que muere
Kate?,
No no puede ser, se ha tenido que esconder por algo fuerte.
Espero ansiosa tu proximo capitulo
Kate?,
No no puede ser, se ha tenido que esconder por algo fuerte.
Espero ansiosa tu proximo capitulo
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
por que a becket!!??
Muy bueno, todo estava bien, hasta que has asesinado a beckett.....
Muy bueno, todo estava bien, hasta que has asesinado a beckett.....
corona93- Ayudante de policia
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 30/05/2012
Edad : 31
Localización : Vallirana
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Cuánto extrañaba una historia tuya! Amo la forma en la que escribís, sufrí la angustia de Castle en todo momento.
Espero más!!!
Espero más!!!
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
cata me encantan tus fic pero este es muuy ...tristeee como se te ocurre semejante locuraaa kate y jim no pueden morir mata a gates o a gina o a kien sea pero no a ellos x diooosss ....
sigueeee
sigueeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
OMG POR QUE LA HAS MATADO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Rick no se merecia esoooooooo
en fin dios este fic esta muy interesanteeee ademas de hacerme llorar por a muerte de Kate con lo ien que estaban
plis sube la conti prontooooo que quiero leer masssss
Rick no se merecia esoooooooo
en fin dios este fic esta muy interesanteeee ademas de hacerme llorar por a muerte de Kate con lo ien que estaban
plis sube la conti prontooooo que quiero leer masssss
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Guau Cata, increíble.
Me has pillado en un día que ando algo sensible y la verdad es que tu historia ha hecho que se me escape alguna lagrimilla.
Ya echaba de menos una de tus historias, describes las escenas tan detalladamente que haces me me meta fácilmente en la historia y parece que la estoy viendo.
Me encanta como lo has comenzado, este fic tiene pinta de ser estupendo.
Aquí me tendrás todas las semanas leyendo tus capítulos.
Me has pillado en un día que ando algo sensible y la verdad es que tu historia ha hecho que se me escape alguna lagrimilla.
Ya echaba de menos una de tus historias, describes las escenas tan detalladamente que haces me me meta fácilmente en la historia y parece que la estoy viendo.
Me encanta como lo has comenzado, este fic tiene pinta de ser estupendo.
Aquí me tendrás todas las semanas leyendo tus capítulos.
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Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Bravo Cata!! Un fic estupendo y del cual estoy deseando leer el próximo capítulo para ver que pasa con Caskett.
Solo te pido una cosa........no nos hagas sufrir tanto, please.
Solo te pido una cosa........no nos hagas sufrir tanto, please.
rakel- Escritor - Policia
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Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Dioooooooos casi me da algo cuando leo que Kate se ha muerto , yo solo espero que aya sido un sueño una pesadilla y que se acabe pronto, que aya sido un sueño de Rick solo eso, por que ella no se puede morir .
PD: Un fic estupendo me ha gustado mucho. Continua pronto.
PD: Un fic estupendo me ha gustado mucho. Continua pronto.
_Caskett_- Escritor - Policia
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Localización : en un mundo feliz
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
como va a morir!!!!
estoy llorando te odioooooooooooooooooooooo ,y encima hace 2 snos D: nisiquiera que fuera una mentira!!! y su bebe??? y su casamiento?? D`:
estoy llorando te odioooooooooooooooooooooo ,y encima hace 2 snos D: nisiquiera que fuera una mentira!!! y su bebe??? y su casamiento?? D`:
castle4ever- Actor en Broadway
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Fecha de inscripción : 14/04/2012
Edad : 25
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
¡Hola! Aprovecho que tengo un ratito para daros las gracias a todas las que habéis leído el capítulo y a las que os habéis tomado la molestia de dejar un mensajito, que la verdad animan mucho.
Siento si he herido los sentimientos de algunas, esta historia me ha salido un poco tristona, pero como siempre digo, soy de finales felices.
Y un par de aclaraciones:
Skyscraper, si vuelves a leer este fic (espero no haberte traumatizado mucho) siento que la historia te haya parecido tétrica, yo también opino que la vida real es dura e incluso demasiado triste a veces, para encima leer penas, pero si has leído otras historias mías, sabrás que soy romántica empedernida y pastelosa con ganas y como he dicho más arriba, me gustan los finales felices, aunque se sufra por el medio, y que en esta en especial nada es lo que parece.
No me odies mujer, que yo soy muy buena, y siento si en la historia no me he explicado bien, cuando escribí: "No podía creer que se encontraba en el mismo lugar después de casi dos años y que esta vez, era Kate la que estaba dentro de ese ataúd." me refería a que hacía ya casi dos años que estuvo en el cementerio, cuando el entierro de Montgomery, no a que Kate lleve dos años "muerta". Lo dicho, siento no haberme explicado bien y haberte creado esa confusión.
Mañana pondré el capítulo dos, y espero que os siga gustando esta historia.
Siento si he herido los sentimientos de algunas, esta historia me ha salido un poco tristona, pero como siempre digo, soy de finales felices.
Y un par de aclaraciones:
Skyscraper escribió:Cata escribes de maravilla, soy fan de todas y cada una de tus historias. Pero creo que es tan tetricá que no podré continuar, pesé a todo me ha encantado. Me ha parecido de lo más realista, pero soy de ese tipo de personas que piensan "si la vidas es dura, porque ponerse peor con cosas negativas", así que lo siento. Mejor no prometo nada por si me pica la curiosidad.
Pesé a quedar como una mala persona, realmente si hubieras matado a Castle no me hubiese dado tanta pena. Pero es que el personaje de ella, me toca demasiado. Pesé a todo una historia fantastica.
Skyscraper, si vuelves a leer este fic (espero no haberte traumatizado mucho) siento que la historia te haya parecido tétrica, yo también opino que la vida real es dura e incluso demasiado triste a veces, para encima leer penas, pero si has leído otras historias mías, sabrás que soy romántica empedernida y pastelosa con ganas y como he dicho más arriba, me gustan los finales felices, aunque se sufra por el medio, y que en esta en especial nada es lo que parece.
valeria madueño von weber escribió:como va a morir!!!!
estoy llorando te odioooooooooooooooooooooo ,y encima hace 2 snos D: nisiquiera que fuera una mentira!!! y su bebe??? y su casamiento?? D`:
No me odies mujer, que yo soy muy buena, y siento si en la historia no me he explicado bien, cuando escribí: "No podía creer que se encontraba en el mismo lugar después de casi dos años y que esta vez, era Kate la que estaba dentro de ese ataúd." me refería a que hacía ya casi dos años que estuvo en el cementerio, cuando el entierro de Montgomery, no a que Kate lleve dos años "muerta". Lo dicho, siento no haberme explicado bien y haberte creado esa confusión.
Mañana pondré el capítulo dos, y espero que os siga gustando esta historia.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Cata Castillo escribió:Skyscraper escribió:Cata escribes de maravilla, soy fan de todas y cada una de tus historias. Pero creo que es tan tetricá que no podré continuar, pesé a todo me ha encantado. Me ha parecido de lo más realista, pero soy de ese tipo de personas que piensan "si la vidas es dura, porque ponerse peor con cosas negativas", así que lo siento. Mejor no prometo nada por si me pica la curiosidad.
Pesé a quedar como una mala persona, realmente si hubieras matado a Castle no me hubiese dado tanta pena. Pero es que el personaje de ella, me toca demasiado. Pesé a todo una historia fantastica.
Skyscraper, si vuelves a leer este fic (espero no haberte traumatizado mucho) siento que la historia te haya parecido tétrica, yo también opino que la vida real es dura e incluso demasiado triste a veces, para encima leer penas, pero si has leído otras historias mías, sabrás que soy romántica empedernida y pastelosa con ganas y como he dicho más arriba, me gustan los finales felices, aunque se sufra por el medio, y que en esta en especial nada es lo que parece.
Muchas gracias por la aclaración, la verdad es que sí he leído creo que dos, una de basada en una película de Navidad que me encanto y otra más, realmente no recuerdo el título, pero buscaré en los FICs atrasados. Sabes que siempre te leo y como bien dije escribes de maravilla. Gracias por la duda, seguiré obviamente, haber si este tramo pasa. Porque soy igual que tu en enamoradiza. Gracias de nuevo.
Invitado- Invitado
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
CATA!!!
Dónde estaba yo que no te había leído?
Pues a mi me gusta bastante, efectivamente las cosas no son de color de rosa todos los días, aunque entiendo que lo arreglarás... (o más te vale porque te caerá buena y yo no soy eh?)
Da gusto leerte, te haces de rogar, pero da gusto cuando te decides.
Dónde estaba yo que no te había leído?
Pues a mi me gusta bastante, efectivamente las cosas no son de color de rosa todos los días, aunque entiendo que lo arreglarás... (o más te vale porque te caerá buena y yo no soy eh?)
Da gusto leerte, te haces de rogar, pero da gusto cuando te decides.
Anver- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Bueno, qué decirte que no te hayan dicho ya. A mi también me va lo romántico, pero más, la trama que hay en medio, los problemas que surgen a lo largo de la historia, y si todo es triste y tétrico...me gusta más....jejejeje, pero eso sí, que acabe en final feliz y, como veo que tú ya has prometido que vas a crear ese final feliz, que nada es lo que parece...pues no me queda otra que animarte a que siguas así que sigueeeee!.
MariaRomn@caskett- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 08/10/2012
Edad : 26
Localización : Ceuta (España)
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
¡Hola de nuevo! Vuelvo a daros las gracias a todos los que habéis leído y comentado. Os dejo el segundo capítulo. Espero que os siga gustando como se va desarrollando la historia. ¡Feliz fin de semana!
AVISO: Aunque los principales personajes pertenecen a Andrew Marlowe, otros que aparecen y todos los lugares y situaciones que se describen en esta historia, son producto de mi imaginación. Si por alguna casualidad, algo resultara conocido de haberlo leído en otro fic de Castle, es pura coincidencia. Si al narrar algo, cometo algún error sobre algún tema de los tratados, ruego que disculpéis mi ignorancia y mi atrevimiento a escribir sobre ello.
Capítulo 2:
“Y así paso la noche yaciendo al lado de mi querida.
Mi querida, mi vida, mi novia.
En su sepulcro junto al mar.
En su tumba a orillas del mar."
Edgar Allan Poe
Los días posteriores al entierro, Castle no salió de su casa. Casi no dormía y cuando conseguía hacerlo le asaltaban terribles pesadillas, en consecuencia cada vez estaba más pálido y ojeroso.
Alexis volvió al campus, le pesaba dejar a su padre en ese estado, pero no tenía más remedio que hacerlo. Afortunadamente Martha no se separaba de él. Comía y hablaba poco, y desde la crisis de llanto que le dio el día del entierro, no había vuelto a llorar. Se sentía perdido sin Kate y no sabía qué hacer con su vida.
Gina que se había enterado de la noticia fue a mostrarle sus condolencias y se asustó cuando lo vio tan desmejorado. Ella nunca lo había visto tan hundido. Sentada a su lado le dijo:
- Deberías intentar escribir Richard.
- ¿Escribir? – dijo mirándola como si se hubiese vuelto loca – acabo de pasar por uno de los peores momentos de mi vida, y solo a ti se te ocurre que me ponga a escribir.
- No te lo estoy pidiendo como tu editora – dijo ella dolida – te lo aconsejo como amiga, sé lo que escribir significa para ti y el bien que te hace. A lo mejor te ayuda a mitigar el dolor. No tienes que escribir una novela, eso lo harás cuando vuelvas a estar preparado. Pero sé que de la mejor manera que expresas tus sentimientos, es escribiendo. Escríbele, dile cómo te sientes, como es tu vida sin ella, tienes que asumir su pérdida, por muy dolorosa que sea. Tienes que seguir viviendo, piensa en tu hija y en tu madre, ellas te necesitan Rick, te necesitan mucho.
- No sé si seré capaz de hacerlo Gina – dijo con pesar – es como si mi alma se hubiese quedado vacía.
- Pues piensa en lo que te diría ella si te viese así, seguro que no le gustaría – y levantándose le dio un beso en la mejilla – piensa en ello Rick y si necesitas a alguien con quien hablar, ya sabes dónde encontrarme.
Gina salió del loft, dejándolo pensativo. Sabía que debería hacer algo con su vida, ella no iba a volver. Los chicos y Lanie lo habían llamado y dejado mensajes en el móvil. Sabía que su madre había hablado con ellos y que todos estaban preocupados por él. No había vuelto a probar ni una gota de alcohol, ni una copa. No podía evitar recordar las palabras de Kate y la promesa que le hizo, así que aunque más de una vez le hubiese gustado beber hasta perder el sentido, solo por ella, fue capaz de aguantarse las ganas.
Aquella visita que Gina le hizo y los consejos que le dio, fue como si movieran algo en él, y aquella misma noche empezó a escribir. No se sentía con ánimos de encender el ordenador, así que cogió una libreta y una pluma y aunque al principio le costó, las palabras empezaron a fluir. Lo primero que salió de su pluma, fueron palabras de enfado para recriminarle que no le hubiese hecho participe de sus temores, pues él podría haberla ayudado. Cuando terminó de expulsar toda su ira y frustración se sintió mejor, para a continuación volver a sentirse mal, por haberse enfadado con ella.
- “Ni siquiera vas a leer lo que te escribo, como vas a saber lo que siento” – pensó.
Martha se alegró de verlo tan concentrado en su tarea, así que se animó a proponerle que también le vendría bien salir un rato a la calle, aunque solo fuera a pasear por el parque pero que necesitaba urgentemente que le diera un poco el aire, y es que el aspecto de Castle, estaba bastante deteriorado, en pijama y sin afeitar, parecía más un indigente que otra cosa.
Así que cuando al día siguiente apareció por la cocina, recién duchado, afeitado y vestido de negro riguroso, Martha dio gracias, porque parecía que empezaba el primer paso para recuperarse.
La noche anterior, después de desahogarse un rato con la escritura, había decidido ir al cementerio a visitar la sepultura de Kate. A pesar de ser lo que era, el lugar era agradable. Una inmensa pradera verde, árboles, algunas fuentes, era un auténtico remanso de paz. Y precisamente paz, era lo que necesitaba la atormentada alma de Richard Castle.
Cuando llegó, vio junto a la entrada un puesto donde vendían flores y compró una rosa roja para dejársela allí. Llegó hasta donde estaban las tres tumbas de la familia Becket y después de depositar la rosa, sobre la tierra y junto a la lápida, se sentó sobre sus rodillas en el suelo y empezó a hablar con ella. Lo primero que le dijo fue repetir casi textualmente lo que le había escrito la noche anterior, recriminándole el haberlo mantenido en la ignorancia, sobre lo que le estaba ocurriendo esos días.
Sus visitas al camposanto se hicieron diarias, y cada día le repetía lo que había escrito la tarde anterior. Era como si recitara una lección aprendida, se sentía en la necesidad, no solo de escribirlo, si no de decírselo a ella.
Poco a poco, el tono enfadado fue dando paso a la dulzura y añoranza, recordando una y mil situaciones que habían pasado juntos. Esa extraña rutina que se había auto impuesto, le estaba ayudando poco a poco a ser capaz de vivir sin la constante presencia de Kate en su vida.
Casi un mes después del entierro de Jim y Kate, Castle decidió volver a la 12th
te examinarán en el amor”
San Juan de la Cruz
Se miraba en el espejo y no se reconocía. El cabello corto y teñido de rubio, casi decolorado. La delgadez de su cuerpo y la palidez de su rostro, acentuada por las profundas ojeras, hacía difícil ver en ella a la persona que había sido hasta hacía unas semanas.
- Pareces la novia cadáver – le dijo a su imagen en el espejo.
Vio como su padre se acercaba a ella, y tomándola por los hombros, le decía cariñosamente:
- Hija, deberías comer algo, cada vez estás más delgada.
- No tengo hambre – dijo por toda respuesta.
- Lo sé, pero deberías hacerlo por esa personita que está creciendo dentro de ti.
- Esta personita – dijo llevándose la mano al vientre de manera protectora – lo que de verdad necesita es tener cerca a su papá, que cuando nazca sea él quien ayude a traerlo al mundo y crecer seguro con su padre cerca, y eso no va a poder ser.
- Quien sabe hija – le dijo su padre consolador – a lo mejor cuando llegue la hora de que nazca, todo se ha solucionado y volvéis a estar juntos.
- ¿Y si se olvida de mí y se busca otra? – dijo sin poder evitar que las lágrimas empezaran a caerle por las mejillas – nunca podría reprochárselo, se supone que estoy muerta, tiene todo el derecho del mundo a rehacer su vida.
- ¿Olvidarse de ti?, créeme hija, ese hombre no te va a poder olvidar tan fácilmente, está loco por ti y debe estar pasándolo fatal por haberte perdido.
- Saber lo que lo estoy haciendo sufrir no me consuela, ¿sabes? – sollozó – no es justo, no soy una mala persona, siempre he intentado hacer el bien y ayudar a los demás, ¿Por qué me tiene que pasar esto?, no me lo merezco papá, no me merezco este castigo.
- La vida es extraña a veces, hija, y no consideres esto como un castigo, considéralo una oportunidad para seguir viviendo, ya verás como todo se soluciona mucho antes de lo que te imaginas.
- ¿Por qué a las malas personas les van las cosas mejor que a las buenas? – preguntó desolada – hieren y maltratan a los demás y siempre se salen con la suya, nadie les recrimina sus malas acciones, es como si estuvieran libres de todo mal.
- Eso es lo que parece, es solo al principio, más tarde o más temprano, tanto la maldad como la bondad se pagan, ahora todo te parece horrible, pero piensa que no te hubieses enterado de las amenazas de ese sinvergüenza y se hubiese salido con la suya, no hubiese podido soportarlo Katie.
- Recuerda que ya no puedes llamarme así papá, tienes que acostumbrarte a mi nuevo nombre, señor Owens.
- Lo sé señorita Megan Owens, Meg para la familia y amigos – dijo su padre sonriendo, como un niño que recita la lección – pero me va a costar acostumbrarme.
- A Rick le va a dar algo cuando me vea con estas pintas, siempre me dice lo que le gusta mi pelo y lo guapa que estoy cuando lo llevo, largo y suelto – suspiró.
- A Rick le va a dar algo cuando vuelva a verte y sepa que estás viva, tengas el pelo que tengas.
- Nunca me va a perdonar.
- Te perdonará en cuanto te vea – dijo su padre – anda ven a la cocina, que te preparo algo de cena.
Siguió a su padre hasta la cocina del piso franco donde llevaban varios días escondidos, y donde estarían hasta que pudiesen sacarlos de allí y llevarlos a otra ciudad, para empezar una nueva vida bajo otra identidad.
No podían salir a la calle, llevaban varios días encerrados, y agentes del FBI les llevaba todo lo que necesitaban, incluso a otra agente que se le daba bien la peluquería y que fue quien le cortó y le tiñó el cabello.
Estar tanto tiempo encerrada sin poder salir y saber que estaba a pocas manzanas de la comisaría y de casa de Castle, la estaba matando, más de una vez le dieron ganas de salir corriendo a darle el encuentro.
Jim le preparó unos huevos revueltos y unas tostadas. Ella se sentó en la barra de la cocina y mientras empezaba a comer, no pudo evitar recordar aquel funesto día que Gates la llamó a su despacho para darle la peor noticia que nunca le habían dado, noticia que le cambiaría la vida.
Estaba feliz con su embarazo, había escuchado a Castle hablar con Ryan sobre la paternidad, y sabía positivamente que él estaría feliz cuando se enterase que iba a ser padre de nuevo. Gates salió de su despacho con una cara kilométrica y la llamó pues quería hablar con ella. Bajó las persianas y la invitó a sentarse. Lo primero que se le vino a la cabeza, es que se había enterado de su relación con Castle y le iba a decir que él debería dejar de ir a comisaría. La verdad es que no esperaba escuchar lo que esta tenía que decirle.
Gates le comentó que le habían informado de la relación del senador Bracken, con la muerte de su madre, cosa que sorprendió a Kate, pues ella no había comentado nada y le dijo que tenían un chivato en la prisión de máxima seguridad donde estaba encarcelado el senador William H. Bracken, y que este al saber que ella sería uno de los principales testigos en su juicio, desde la cárcel había organizado las cosas para que la quitaran de en medio, simulando un accidente. Kate ni siquiera sabía que la llamarían a testificar contra Bracken, y cuando se enteró que amenazaban con matarla solo atinó a decir:
- ¿Cómo supieron que estaba relacionado con el asesinato de mi madre?, yo no dije nada.
- ¿Cómo que no dijo nada?, ¿Usted lo sabía?, yo pensé que había salido a la luz en la investigación que está llevando a cabo la fiscalía del estado.
Y Kate se vio obligada contarle todo lo que ocurrió con los papeles de Montgomery, el señor Smith, el senador y el trato que hizo por su vida.
- Esto es mucho más grave de lo que yo pensaba, ahora entiendo el interés de ese hombre por quitarla de en medio.
- Tendré que tener mucho cuidado a partir de ahora, capitán.
- No es tan fácil como cree, Kate, su vida corre serio peligro. Me he tomado la libertad de consultar con el FBI y el programa oficial de protección de testigos, y ahora que sé la magnitud de todo esto, creo que es la mejor solución. Los llamaré para que sean ellos quienes hablen contigo y te expliquen como harán para protegerte.
- Un momento, ¿cómo que protección de testigos? – preguntó Kate alarmada – no pienso ir a ningún sitio y desaparecer del mundo – dijo con firmeza – si es necesario puedo esconderme en la cabaña de mi padre.
- ¿Y cree que no la encontrarán?, allí será el primer sitio donde vayan a buscarla, Kate, sé que es duro, pero tiene que desaparecer.
- Usted no lo entiende, capitán, yo no puedo quitarme de en medio, así como así, yo tengo una vida, hay gente que me necesita, yo… estoy embarazada capitán – dijo en un susurro.
- ¡Vaya, eso sí que no me lo esperaba! – dijo con preocupación – esto lo complica todo, Kate no vaya a creer que quiero inmiscuirme en su vida, nada más lejos de mi intención, pero ¿es el señor Castle el padre de su hijo?
- ¿Cómo lo ha sabido?
- Por Dios Kate, tengo ojos en la cara, lo de usted y el señor Castle es más que evidente.
- Es usted la primera persona que se entera de que estoy embarazada, aun no se lo he dicho a nadie, ni siquiera lo sabe Castle.
- Casi mejor – dijo Gates más para sí misma que para ella – será mejor que siga manteniendo el secreto.
- Pero tengo que contarle esto a Castle, él tiene que saberlo, tiene que saber que estoy en peligro y que…
- No puede saberlo nadie – la interrumpió Gates – sé que es muy duro lo que le voy a decir, pero para desaparecer va a tener que simular su propia muerte.
- ¿Simular mi muerte?, eso es una locura, yo no puedo hacer eso, yo le cuento a Castle y a mi padre, y nos escondemos por ahí los tres – dijo con seguridad.
- ¿Y la familia del señor Castle? – preguntó seria Gates – cree que su hija merece quedarse huérfana. ¿Y su madre?, ¿Cómo cree que se sentiría al perder a su hijo?
- No puede ser – dijo Kate sujetándose la cabeza con las manos y tratando de aliviar la intensa jaqueca que estaba empezando a sufrir – Castle va a morirse de pena si me pasa algo, él me quiere mucho, ¿sabe?, y mi padre… ¡Ay capitán! Si mi padre cree que me he muerto volverá a recaer, es alcohólico, no pudo soportar la muerte de mi madre, y si tiene que pasar ahora por mi muerte, eso lo va a destrozar – y sin poderlo evitar rompió a llorar.
Gates se acercó a ella y le pasó la mano por los hombros en un vano intento de consolarla.
- Puedo imaginar lo que está sintiendo Kate, no quiero ni pensar que tuviera que verme obligada a separarme de mi familia de forma tan drástica – dijo pensando en su marido y sus dos hijos – pero es la única solución que existe. He estado hablando con asuntos internos, y con el fiscal general del estado que llevará a Bracken a juicio. Eres un testigo esencial, si ese canalla se sale con la suya y consigue quitarte de en medio, hay muchas posibilidades de que quede en libertad, y eso es lo último que queremos que pase, ¿no?
- Pero está en la cárcel. Desde ahí no puede hacerme daño.
- Si que puede, desgraciadamente tiene muchos contactos, y lo estaba planeando todo. Afortunadamente no sabe que uno de sus “contactos” de la cárcel, trabaja para nosotros, si no hubiese sido por ese chivatazo, cualquier día de estos nos hubiésemos despertado con la noticia de su muerte. Y Kate, si no quiere hacerlo por usted, piense en su hijo. Ese niño se merece nacer y no morir con usted en un atentado.
- ¿Y Castle y mi padre no estarán también en peligro?
- De momento no, parece ser que Bracken no conoce la relación de ustedes dos, pero sus contactos pueden investigarla y descubrirlo, entonces si estarían también en peligro.
- ¿Y qué tengo que hacer entonces?, no quiero dejar mi vida.
- Lo supongo y créame que la entiendo. Mañana vendrán a verme un par de agente del FBI y ellos nos informarán como llevaremos la situación. Nuestro “contacto” era el encargado de comunicarse con el exterior y organizar su asesinato, que es lo que realmente ha hecho, preparando un accidente para simular su muerte, ya sabe que no puede decirle esto a nadie.
- No sé si voy a aguantar sin decírselo a Castle, pero a mi padre si tengo que decírselo capitán, él tiene que saberlo.
- Tiene que ser fuerte, y por mucho que le duela, debe mantener al señor Castle fuera de todo esto. Es por su bien, por su seguridad y la de su familia. En cuanto a su padre, podríamos organizarlo de manera que en el accidente se vieran involucrados los dos – dijo Gates pensativa.
- Quedaré a almorzar con él y le contaré lo que ocurre, pero ¿y si no quiere desaparecer conmigo? – dijo Kate dudosa – no quiero ir sola a donde tenga que irme.
- Si decide quedarse aquí, tendrá que actuar para parecer el padre más dolido del mundo, aunque si eres su única familia, no creo que dude en acompañarte, además realmente sería bueno que no se fuese sola.
- ¿Y cómo hago yo ahora para disimular esto? – preguntó nerviosa – ¿Qué voy a hacer?
- Ve a casa, intenta descansar, mañana vendrán los agentes del FBI, que nos pondrán al tanto de todo. Al mediodía quede con su padre y ya por la tarde nos informa de si él se irá también… y vaya inventándose una buena historia para contarle a Castle.
- Es él quien se inventa las historias, no yo, ¿Qué le digo?
- Dígale que la he propuesto para un ascenso – improvisó Gates – y que mañana se entrevistará con unos preparadores. Buenas noches Kate, intente descansar algo, mañana nos vemos.
Kate no notó que estaba llorando y mojando sus tostadas, hasta que su padre le tendió un pañuelo para que se secase las lágrimas.
- Me parte el alma verte llorar de esa manera – le dijo.
- Estaba recordando cuando Gates me dijo que debía de simular mi propia muerte, no debería haberle hecho caso y ahora estaría con Castle.
- O muerta, probablemente estarías muerta – le dijo su padre con un escalofrío – hija, sé que esta ha sido una decisión muy difícil, pero no solo has salvado tu vida y la de mi nieto, también le has salvado la vida a Rick y a su familia, más tarde o más temprano ese malnacido hubiese terminado con todos nosotros, tiene mucho poder.
- Menos mal, que al menos te tengo a ti – dijo suspirando – gracias por abandonar tu trabajo y tu vida, y venir conmigo, me hubiera vuelto loca aquí yo sola.
- Mi vida eres tú hija, lo demás no importa, eres lo único y más importante que tengo. Nunca te hubiese dejado, y jamás me perdonaría que pasases por esto sola.
- El que no me va a perdonar nunca, es Castle no va a hacerlo en la vida, le he mentido durante dos días seguidos, sobre mí, sobre ti, me va a odiar – se lamentó.
- Te perdonará en cuanto te vea. Y ahora termina de comer y nos sentamos a ver alguna de las películas que nos han traído.
Hizo un supremo esfuerzo para acabarse lo que tenía en el plato. Jim no la dejó recoger y la mandó a elegir una película. Escogió una al azar, le daba igual, no podía dejar de pensar en como lo estaría pasando Castle, ella estaba fatal y al menos sabía que él estaba vivo, pero él estaría llorando su muerte, al igual que sus compañeros.
Había visto la noticia de su muerte y posterior entierro en los diarios que le llevaban todos los días y en internet. Le habían dado permiso para navegar por la red, aunque tenía totalmente prohibido acceder a su cuenta de correo y a las páginas donde había creado un perfil. Estaba muerta para el resto del mundo y realmente, así es como se sentía ella, muerta en vida. Nunca pensó que echaría tanto de menos a Castle. Había visto alguna foto de su entierro y verlo tan pálido y demacrado, le había partido el alma.
Jim se sentó a su lado y pusieron la película. Era incapaz de centrarse en nada, se recostó en el sofá apoyando la cabeza sobre las piernas de su padre y dejó volar la imaginación, recordando sus últimos momentos junto a él.
Cuando Gates le dijo que tenía que desaparecer en menos de dos días, sintió como si una gran mano de hierro atenazara su corazón. Sabía que si quería seguir viva, esa era la única solución, aunque fuese la decisión más dolorosa que iba a tener que tomar en su vida. Cuando salió del despacho y vio allí a Castle, esperándola pacientemente sintió como la pena además de la ternura la embargaban, a la vez que una enorme desesperación por estar entre sus brazos.
Él se dio cuenta de que estaba mal, y fue tan dulce y amable, como siempre lo era con ella. Siempre, como se decían a cada poco, esa era su palabra, siempre, y es que él siempre estaba para ella, dispuesto a todo, a ayudarla, a animarla, a amarla y a darle su tiempo y esperarla. Castle era lo mejor que le había pasado en la vida y ahora tenía que dejarlo, quizás perderlo para siempre.
Los dos últimos días que pasó con él, el tiempo que estuvieron solos, los pasó en sus brazos, amándolo, oliéndolo y tocándolo. Quería fabricar recuerdos, que nunca se le olvidara su cara, ni su sonrisa, ni su olor, ni el tacto de su piel. Le dijeron que no podía llevarse nada, ni una foto, ni un recuerdo, ni siquiera volvería a tener su móvil, ni su bolso, ni ninguna de sus cosas. Tenía que deshacerse de todo lo que le unía a su antigua vida, pero ella se llevó algo además de sus recuerdos y su amor. La tarjeta del teléfono con las fotos que se sacaron unos días antes de su “muerte”, la había escondido en el zapato, no sabía si podría ver las fotos alguna vez, pero solo saber que las tenía ahí le daba algo de consuelo.
Cuando habló con su padre y le expuso la situación y que tendría que dejar toda su vida atrás si quería acompañarla, Jim Becket ni lo pensó, solo le dijo que se iba con ella a donde hiciera falta, y tal como le había dicho un rato antes, su vida era ella y no iba a dejarla pasar sola por eso. Kate agradecería siempre poder contar con la compañía y el consuelo de su padre.
Lo único que Jim se llevó metido en el bolsillo interior de la chaqueta, fue un libro electrónico que compró esa misma tarde y que por la noche se encargó de llenar con la bibliografía completa de Richard Castle, descargada de la red, sabiendo que no podría llevarse sus libros y lo que estos la consolaban en los malos momentos, pensó que le vendría bien a su hija.
Durante su visita, los agentes del FBI le explicaron cómo habían organizado todo el accidente que llevarían a cabo sus equipos especiales. En el coche de Becket iban dos agentes y ellos se encargaron de dejarlo en el túnel, hasta que pasó la explosión. Varios sacos de arena iban en los ataúdes, en lugar de Kate y su padre. A la familia se le prohibió ver los restos, alegando el estado de los mismos.
Ese mismo día Kate y Jim fueron conducidos en un coche con los cristales tintados, y después de más de dos horas de dar vueltas por la ciudad, habiendo comprobado una y mil veces que no les seguía nadie, entraron al garaje de un edificio y allí tomaron un ascensor que los llevó al ático en donde estaban alojados desde entonces y del que solo saldrían de la misma forma que entraron cuando los llevaran a su nuevo lugar de residencia, ya con sus nuevas identidades, Megan Owens y su padre Arnold.
Se durmió en el sofá llorando y soñó con Castle, como cada noche desde que se habían separado. Nunca había sido de mucho rezar, aunque su madre le enseñó alguna oración cuando era pequeña, desde que ella murió, las olvidó todas. Pero en estos duros momentos, oró por Castle, para que no fuese él quien estuviese en peligro ahora, al haber “muerto” ella, pidió por su familia y pidió por su hijo, agradeciendo que su padre estuviese con ella y rogando que le diera fuerzas para poder sobrevivir a una vida sin él.
CONTINUARÁ…
AVISO: Aunque los principales personajes pertenecen a Andrew Marlowe, otros que aparecen y todos los lugares y situaciones que se describen en esta historia, son producto de mi imaginación. Si por alguna casualidad, algo resultara conocido de haberlo leído en otro fic de Castle, es pura coincidencia. Si al narrar algo, cometo algún error sobre algún tema de los tratados, ruego que disculpéis mi ignorancia y mi atrevimiento a escribir sobre ello.
Capítulo 2:
“Y así paso la noche yaciendo al lado de mi querida.
Mi querida, mi vida, mi novia.
En su sepulcro junto al mar.
En su tumba a orillas del mar."
Edgar Allan Poe
Los días posteriores al entierro, Castle no salió de su casa. Casi no dormía y cuando conseguía hacerlo le asaltaban terribles pesadillas, en consecuencia cada vez estaba más pálido y ojeroso.
Alexis volvió al campus, le pesaba dejar a su padre en ese estado, pero no tenía más remedio que hacerlo. Afortunadamente Martha no se separaba de él. Comía y hablaba poco, y desde la crisis de llanto que le dio el día del entierro, no había vuelto a llorar. Se sentía perdido sin Kate y no sabía qué hacer con su vida.
Gina que se había enterado de la noticia fue a mostrarle sus condolencias y se asustó cuando lo vio tan desmejorado. Ella nunca lo había visto tan hundido. Sentada a su lado le dijo:
- Deberías intentar escribir Richard.
- ¿Escribir? – dijo mirándola como si se hubiese vuelto loca – acabo de pasar por uno de los peores momentos de mi vida, y solo a ti se te ocurre que me ponga a escribir.
- No te lo estoy pidiendo como tu editora – dijo ella dolida – te lo aconsejo como amiga, sé lo que escribir significa para ti y el bien que te hace. A lo mejor te ayuda a mitigar el dolor. No tienes que escribir una novela, eso lo harás cuando vuelvas a estar preparado. Pero sé que de la mejor manera que expresas tus sentimientos, es escribiendo. Escríbele, dile cómo te sientes, como es tu vida sin ella, tienes que asumir su pérdida, por muy dolorosa que sea. Tienes que seguir viviendo, piensa en tu hija y en tu madre, ellas te necesitan Rick, te necesitan mucho.
- No sé si seré capaz de hacerlo Gina – dijo con pesar – es como si mi alma se hubiese quedado vacía.
- Pues piensa en lo que te diría ella si te viese así, seguro que no le gustaría – y levantándose le dio un beso en la mejilla – piensa en ello Rick y si necesitas a alguien con quien hablar, ya sabes dónde encontrarme.
Gina salió del loft, dejándolo pensativo. Sabía que debería hacer algo con su vida, ella no iba a volver. Los chicos y Lanie lo habían llamado y dejado mensajes en el móvil. Sabía que su madre había hablado con ellos y que todos estaban preocupados por él. No había vuelto a probar ni una gota de alcohol, ni una copa. No podía evitar recordar las palabras de Kate y la promesa que le hizo, así que aunque más de una vez le hubiese gustado beber hasta perder el sentido, solo por ella, fue capaz de aguantarse las ganas.
Aquella visita que Gina le hizo y los consejos que le dio, fue como si movieran algo en él, y aquella misma noche empezó a escribir. No se sentía con ánimos de encender el ordenador, así que cogió una libreta y una pluma y aunque al principio le costó, las palabras empezaron a fluir. Lo primero que salió de su pluma, fueron palabras de enfado para recriminarle que no le hubiese hecho participe de sus temores, pues él podría haberla ayudado. Cuando terminó de expulsar toda su ira y frustración se sintió mejor, para a continuación volver a sentirse mal, por haberse enfadado con ella.
- “Ni siquiera vas a leer lo que te escribo, como vas a saber lo que siento” – pensó.
Martha se alegró de verlo tan concentrado en su tarea, así que se animó a proponerle que también le vendría bien salir un rato a la calle, aunque solo fuera a pasear por el parque pero que necesitaba urgentemente que le diera un poco el aire, y es que el aspecto de Castle, estaba bastante deteriorado, en pijama y sin afeitar, parecía más un indigente que otra cosa.
Así que cuando al día siguiente apareció por la cocina, recién duchado, afeitado y vestido de negro riguroso, Martha dio gracias, porque parecía que empezaba el primer paso para recuperarse.
La noche anterior, después de desahogarse un rato con la escritura, había decidido ir al cementerio a visitar la sepultura de Kate. A pesar de ser lo que era, el lugar era agradable. Una inmensa pradera verde, árboles, algunas fuentes, era un auténtico remanso de paz. Y precisamente paz, era lo que necesitaba la atormentada alma de Richard Castle.
Cuando llegó, vio junto a la entrada un puesto donde vendían flores y compró una rosa roja para dejársela allí. Llegó hasta donde estaban las tres tumbas de la familia Becket y después de depositar la rosa, sobre la tierra y junto a la lápida, se sentó sobre sus rodillas en el suelo y empezó a hablar con ella. Lo primero que le dijo fue repetir casi textualmente lo que le había escrito la noche anterior, recriminándole el haberlo mantenido en la ignorancia, sobre lo que le estaba ocurriendo esos días.
Sus visitas al camposanto se hicieron diarias, y cada día le repetía lo que había escrito la tarde anterior. Era como si recitara una lección aprendida, se sentía en la necesidad, no solo de escribirlo, si no de decírselo a ella.
Poco a poco, el tono enfadado fue dando paso a la dulzura y añoranza, recordando una y mil situaciones que habían pasado juntos. Esa extraña rutina que se había auto impuesto, le estaba ayudando poco a poco a ser capaz de vivir sin la constante presencia de Kate en su vida.
Casi un mes después del entierro de Jim y Kate, Castle decidió volver a la 12th
* * * * * * * * *
“A la tarde de la vida, te examinarán en el amor”
San Juan de la Cruz
Se miraba en el espejo y no se reconocía. El cabello corto y teñido de rubio, casi decolorado. La delgadez de su cuerpo y la palidez de su rostro, acentuada por las profundas ojeras, hacía difícil ver en ella a la persona que había sido hasta hacía unas semanas.
- Pareces la novia cadáver – le dijo a su imagen en el espejo.
Vio como su padre se acercaba a ella, y tomándola por los hombros, le decía cariñosamente:
- Hija, deberías comer algo, cada vez estás más delgada.
- No tengo hambre – dijo por toda respuesta.
- Lo sé, pero deberías hacerlo por esa personita que está creciendo dentro de ti.
- Esta personita – dijo llevándose la mano al vientre de manera protectora – lo que de verdad necesita es tener cerca a su papá, que cuando nazca sea él quien ayude a traerlo al mundo y crecer seguro con su padre cerca, y eso no va a poder ser.
- Quien sabe hija – le dijo su padre consolador – a lo mejor cuando llegue la hora de que nazca, todo se ha solucionado y volvéis a estar juntos.
- ¿Y si se olvida de mí y se busca otra? – dijo sin poder evitar que las lágrimas empezaran a caerle por las mejillas – nunca podría reprochárselo, se supone que estoy muerta, tiene todo el derecho del mundo a rehacer su vida.
- ¿Olvidarse de ti?, créeme hija, ese hombre no te va a poder olvidar tan fácilmente, está loco por ti y debe estar pasándolo fatal por haberte perdido.
- Saber lo que lo estoy haciendo sufrir no me consuela, ¿sabes? – sollozó – no es justo, no soy una mala persona, siempre he intentado hacer el bien y ayudar a los demás, ¿Por qué me tiene que pasar esto?, no me lo merezco papá, no me merezco este castigo.
- La vida es extraña a veces, hija, y no consideres esto como un castigo, considéralo una oportunidad para seguir viviendo, ya verás como todo se soluciona mucho antes de lo que te imaginas.
- ¿Por qué a las malas personas les van las cosas mejor que a las buenas? – preguntó desolada – hieren y maltratan a los demás y siempre se salen con la suya, nadie les recrimina sus malas acciones, es como si estuvieran libres de todo mal.
- Eso es lo que parece, es solo al principio, más tarde o más temprano, tanto la maldad como la bondad se pagan, ahora todo te parece horrible, pero piensa que no te hubieses enterado de las amenazas de ese sinvergüenza y se hubiese salido con la suya, no hubiese podido soportarlo Katie.
- Recuerda que ya no puedes llamarme así papá, tienes que acostumbrarte a mi nuevo nombre, señor Owens.
- Lo sé señorita Megan Owens, Meg para la familia y amigos – dijo su padre sonriendo, como un niño que recita la lección – pero me va a costar acostumbrarme.
- A Rick le va a dar algo cuando me vea con estas pintas, siempre me dice lo que le gusta mi pelo y lo guapa que estoy cuando lo llevo, largo y suelto – suspiró.
- A Rick le va a dar algo cuando vuelva a verte y sepa que estás viva, tengas el pelo que tengas.
- Nunca me va a perdonar.
- Te perdonará en cuanto te vea – dijo su padre – anda ven a la cocina, que te preparo algo de cena.
Siguió a su padre hasta la cocina del piso franco donde llevaban varios días escondidos, y donde estarían hasta que pudiesen sacarlos de allí y llevarlos a otra ciudad, para empezar una nueva vida bajo otra identidad.
No podían salir a la calle, llevaban varios días encerrados, y agentes del FBI les llevaba todo lo que necesitaban, incluso a otra agente que se le daba bien la peluquería y que fue quien le cortó y le tiñó el cabello.
Estar tanto tiempo encerrada sin poder salir y saber que estaba a pocas manzanas de la comisaría y de casa de Castle, la estaba matando, más de una vez le dieron ganas de salir corriendo a darle el encuentro.
Jim le preparó unos huevos revueltos y unas tostadas. Ella se sentó en la barra de la cocina y mientras empezaba a comer, no pudo evitar recordar aquel funesto día que Gates la llamó a su despacho para darle la peor noticia que nunca le habían dado, noticia que le cambiaría la vida.
Estaba feliz con su embarazo, había escuchado a Castle hablar con Ryan sobre la paternidad, y sabía positivamente que él estaría feliz cuando se enterase que iba a ser padre de nuevo. Gates salió de su despacho con una cara kilométrica y la llamó pues quería hablar con ella. Bajó las persianas y la invitó a sentarse. Lo primero que se le vino a la cabeza, es que se había enterado de su relación con Castle y le iba a decir que él debería dejar de ir a comisaría. La verdad es que no esperaba escuchar lo que esta tenía que decirle.
Gates le comentó que le habían informado de la relación del senador Bracken, con la muerte de su madre, cosa que sorprendió a Kate, pues ella no había comentado nada y le dijo que tenían un chivato en la prisión de máxima seguridad donde estaba encarcelado el senador William H. Bracken, y que este al saber que ella sería uno de los principales testigos en su juicio, desde la cárcel había organizado las cosas para que la quitaran de en medio, simulando un accidente. Kate ni siquiera sabía que la llamarían a testificar contra Bracken, y cuando se enteró que amenazaban con matarla solo atinó a decir:
- ¿Cómo supieron que estaba relacionado con el asesinato de mi madre?, yo no dije nada.
- ¿Cómo que no dijo nada?, ¿Usted lo sabía?, yo pensé que había salido a la luz en la investigación que está llevando a cabo la fiscalía del estado.
Y Kate se vio obligada contarle todo lo que ocurrió con los papeles de Montgomery, el señor Smith, el senador y el trato que hizo por su vida.
- Esto es mucho más grave de lo que yo pensaba, ahora entiendo el interés de ese hombre por quitarla de en medio.
- Tendré que tener mucho cuidado a partir de ahora, capitán.
- No es tan fácil como cree, Kate, su vida corre serio peligro. Me he tomado la libertad de consultar con el FBI y el programa oficial de protección de testigos, y ahora que sé la magnitud de todo esto, creo que es la mejor solución. Los llamaré para que sean ellos quienes hablen contigo y te expliquen como harán para protegerte.
- Un momento, ¿cómo que protección de testigos? – preguntó Kate alarmada – no pienso ir a ningún sitio y desaparecer del mundo – dijo con firmeza – si es necesario puedo esconderme en la cabaña de mi padre.
- ¿Y cree que no la encontrarán?, allí será el primer sitio donde vayan a buscarla, Kate, sé que es duro, pero tiene que desaparecer.
- Usted no lo entiende, capitán, yo no puedo quitarme de en medio, así como así, yo tengo una vida, hay gente que me necesita, yo… estoy embarazada capitán – dijo en un susurro.
- ¡Vaya, eso sí que no me lo esperaba! – dijo con preocupación – esto lo complica todo, Kate no vaya a creer que quiero inmiscuirme en su vida, nada más lejos de mi intención, pero ¿es el señor Castle el padre de su hijo?
- ¿Cómo lo ha sabido?
- Por Dios Kate, tengo ojos en la cara, lo de usted y el señor Castle es más que evidente.
- Es usted la primera persona que se entera de que estoy embarazada, aun no se lo he dicho a nadie, ni siquiera lo sabe Castle.
- Casi mejor – dijo Gates más para sí misma que para ella – será mejor que siga manteniendo el secreto.
- Pero tengo que contarle esto a Castle, él tiene que saberlo, tiene que saber que estoy en peligro y que…
- No puede saberlo nadie – la interrumpió Gates – sé que es muy duro lo que le voy a decir, pero para desaparecer va a tener que simular su propia muerte.
- ¿Simular mi muerte?, eso es una locura, yo no puedo hacer eso, yo le cuento a Castle y a mi padre, y nos escondemos por ahí los tres – dijo con seguridad.
- ¿Y la familia del señor Castle? – preguntó seria Gates – cree que su hija merece quedarse huérfana. ¿Y su madre?, ¿Cómo cree que se sentiría al perder a su hijo?
- No puede ser – dijo Kate sujetándose la cabeza con las manos y tratando de aliviar la intensa jaqueca que estaba empezando a sufrir – Castle va a morirse de pena si me pasa algo, él me quiere mucho, ¿sabe?, y mi padre… ¡Ay capitán! Si mi padre cree que me he muerto volverá a recaer, es alcohólico, no pudo soportar la muerte de mi madre, y si tiene que pasar ahora por mi muerte, eso lo va a destrozar – y sin poderlo evitar rompió a llorar.
Gates se acercó a ella y le pasó la mano por los hombros en un vano intento de consolarla.
- Puedo imaginar lo que está sintiendo Kate, no quiero ni pensar que tuviera que verme obligada a separarme de mi familia de forma tan drástica – dijo pensando en su marido y sus dos hijos – pero es la única solución que existe. He estado hablando con asuntos internos, y con el fiscal general del estado que llevará a Bracken a juicio. Eres un testigo esencial, si ese canalla se sale con la suya y consigue quitarte de en medio, hay muchas posibilidades de que quede en libertad, y eso es lo último que queremos que pase, ¿no?
- Pero está en la cárcel. Desde ahí no puede hacerme daño.
- Si que puede, desgraciadamente tiene muchos contactos, y lo estaba planeando todo. Afortunadamente no sabe que uno de sus “contactos” de la cárcel, trabaja para nosotros, si no hubiese sido por ese chivatazo, cualquier día de estos nos hubiésemos despertado con la noticia de su muerte. Y Kate, si no quiere hacerlo por usted, piense en su hijo. Ese niño se merece nacer y no morir con usted en un atentado.
- ¿Y Castle y mi padre no estarán también en peligro?
- De momento no, parece ser que Bracken no conoce la relación de ustedes dos, pero sus contactos pueden investigarla y descubrirlo, entonces si estarían también en peligro.
- ¿Y qué tengo que hacer entonces?, no quiero dejar mi vida.
- Lo supongo y créame que la entiendo. Mañana vendrán a verme un par de agente del FBI y ellos nos informarán como llevaremos la situación. Nuestro “contacto” era el encargado de comunicarse con el exterior y organizar su asesinato, que es lo que realmente ha hecho, preparando un accidente para simular su muerte, ya sabe que no puede decirle esto a nadie.
- No sé si voy a aguantar sin decírselo a Castle, pero a mi padre si tengo que decírselo capitán, él tiene que saberlo.
- Tiene que ser fuerte, y por mucho que le duela, debe mantener al señor Castle fuera de todo esto. Es por su bien, por su seguridad y la de su familia. En cuanto a su padre, podríamos organizarlo de manera que en el accidente se vieran involucrados los dos – dijo Gates pensativa.
- Quedaré a almorzar con él y le contaré lo que ocurre, pero ¿y si no quiere desaparecer conmigo? – dijo Kate dudosa – no quiero ir sola a donde tenga que irme.
- Si decide quedarse aquí, tendrá que actuar para parecer el padre más dolido del mundo, aunque si eres su única familia, no creo que dude en acompañarte, además realmente sería bueno que no se fuese sola.
- ¿Y cómo hago yo ahora para disimular esto? – preguntó nerviosa – ¿Qué voy a hacer?
- Ve a casa, intenta descansar, mañana vendrán los agentes del FBI, que nos pondrán al tanto de todo. Al mediodía quede con su padre y ya por la tarde nos informa de si él se irá también… y vaya inventándose una buena historia para contarle a Castle.
- Es él quien se inventa las historias, no yo, ¿Qué le digo?
- Dígale que la he propuesto para un ascenso – improvisó Gates – y que mañana se entrevistará con unos preparadores. Buenas noches Kate, intente descansar algo, mañana nos vemos.
Kate no notó que estaba llorando y mojando sus tostadas, hasta que su padre le tendió un pañuelo para que se secase las lágrimas.
- Me parte el alma verte llorar de esa manera – le dijo.
- Estaba recordando cuando Gates me dijo que debía de simular mi propia muerte, no debería haberle hecho caso y ahora estaría con Castle.
- O muerta, probablemente estarías muerta – le dijo su padre con un escalofrío – hija, sé que esta ha sido una decisión muy difícil, pero no solo has salvado tu vida y la de mi nieto, también le has salvado la vida a Rick y a su familia, más tarde o más temprano ese malnacido hubiese terminado con todos nosotros, tiene mucho poder.
- Menos mal, que al menos te tengo a ti – dijo suspirando – gracias por abandonar tu trabajo y tu vida, y venir conmigo, me hubiera vuelto loca aquí yo sola.
- Mi vida eres tú hija, lo demás no importa, eres lo único y más importante que tengo. Nunca te hubiese dejado, y jamás me perdonaría que pasases por esto sola.
- El que no me va a perdonar nunca, es Castle no va a hacerlo en la vida, le he mentido durante dos días seguidos, sobre mí, sobre ti, me va a odiar – se lamentó.
- Te perdonará en cuanto te vea. Y ahora termina de comer y nos sentamos a ver alguna de las películas que nos han traído.
Hizo un supremo esfuerzo para acabarse lo que tenía en el plato. Jim no la dejó recoger y la mandó a elegir una película. Escogió una al azar, le daba igual, no podía dejar de pensar en como lo estaría pasando Castle, ella estaba fatal y al menos sabía que él estaba vivo, pero él estaría llorando su muerte, al igual que sus compañeros.
Había visto la noticia de su muerte y posterior entierro en los diarios que le llevaban todos los días y en internet. Le habían dado permiso para navegar por la red, aunque tenía totalmente prohibido acceder a su cuenta de correo y a las páginas donde había creado un perfil. Estaba muerta para el resto del mundo y realmente, así es como se sentía ella, muerta en vida. Nunca pensó que echaría tanto de menos a Castle. Había visto alguna foto de su entierro y verlo tan pálido y demacrado, le había partido el alma.
Jim se sentó a su lado y pusieron la película. Era incapaz de centrarse en nada, se recostó en el sofá apoyando la cabeza sobre las piernas de su padre y dejó volar la imaginación, recordando sus últimos momentos junto a él.
Cuando Gates le dijo que tenía que desaparecer en menos de dos días, sintió como si una gran mano de hierro atenazara su corazón. Sabía que si quería seguir viva, esa era la única solución, aunque fuese la decisión más dolorosa que iba a tener que tomar en su vida. Cuando salió del despacho y vio allí a Castle, esperándola pacientemente sintió como la pena además de la ternura la embargaban, a la vez que una enorme desesperación por estar entre sus brazos.
Él se dio cuenta de que estaba mal, y fue tan dulce y amable, como siempre lo era con ella. Siempre, como se decían a cada poco, esa era su palabra, siempre, y es que él siempre estaba para ella, dispuesto a todo, a ayudarla, a animarla, a amarla y a darle su tiempo y esperarla. Castle era lo mejor que le había pasado en la vida y ahora tenía que dejarlo, quizás perderlo para siempre.
Los dos últimos días que pasó con él, el tiempo que estuvieron solos, los pasó en sus brazos, amándolo, oliéndolo y tocándolo. Quería fabricar recuerdos, que nunca se le olvidara su cara, ni su sonrisa, ni su olor, ni el tacto de su piel. Le dijeron que no podía llevarse nada, ni una foto, ni un recuerdo, ni siquiera volvería a tener su móvil, ni su bolso, ni ninguna de sus cosas. Tenía que deshacerse de todo lo que le unía a su antigua vida, pero ella se llevó algo además de sus recuerdos y su amor. La tarjeta del teléfono con las fotos que se sacaron unos días antes de su “muerte”, la había escondido en el zapato, no sabía si podría ver las fotos alguna vez, pero solo saber que las tenía ahí le daba algo de consuelo.
Cuando habló con su padre y le expuso la situación y que tendría que dejar toda su vida atrás si quería acompañarla, Jim Becket ni lo pensó, solo le dijo que se iba con ella a donde hiciera falta, y tal como le había dicho un rato antes, su vida era ella y no iba a dejarla pasar sola por eso. Kate agradecería siempre poder contar con la compañía y el consuelo de su padre.
Lo único que Jim se llevó metido en el bolsillo interior de la chaqueta, fue un libro electrónico que compró esa misma tarde y que por la noche se encargó de llenar con la bibliografía completa de Richard Castle, descargada de la red, sabiendo que no podría llevarse sus libros y lo que estos la consolaban en los malos momentos, pensó que le vendría bien a su hija.
Durante su visita, los agentes del FBI le explicaron cómo habían organizado todo el accidente que llevarían a cabo sus equipos especiales. En el coche de Becket iban dos agentes y ellos se encargaron de dejarlo en el túnel, hasta que pasó la explosión. Varios sacos de arena iban en los ataúdes, en lugar de Kate y su padre. A la familia se le prohibió ver los restos, alegando el estado de los mismos.
Ese mismo día Kate y Jim fueron conducidos en un coche con los cristales tintados, y después de más de dos horas de dar vueltas por la ciudad, habiendo comprobado una y mil veces que no les seguía nadie, entraron al garaje de un edificio y allí tomaron un ascensor que los llevó al ático en donde estaban alojados desde entonces y del que solo saldrían de la misma forma que entraron cuando los llevaran a su nuevo lugar de residencia, ya con sus nuevas identidades, Megan Owens y su padre Arnold.
Se durmió en el sofá llorando y soñó con Castle, como cada noche desde que se habían separado. Nunca había sido de mucho rezar, aunque su madre le enseñó alguna oración cuando era pequeña, desde que ella murió, las olvidó todas. Pero en estos duros momentos, oró por Castle, para que no fuese él quien estuviese en peligro ahora, al haber “muerto” ella, pidió por su familia y pidió por su hijo, agradeciendo que su padre estuviese con ella y rogando que le diera fuerzas para poder sobrevivir a una vida sin él.
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
INCREIBLEEE!!! No tengo nada mas q decir!
P.D Siguee lo antes posibleee!
P.D Siguee lo antes posibleee!
L-beckett41319- As del póker
- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 23/02/2013
Edad : 28
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Ahora realmente mehas metido en una duda, no sé que es peor que siga viva y con otra identida, que pensar en el dolor que le esta causando a Rick. Dudo que la pueda perdonar y mucho menos si no va a poder vivir el embarazo o el nacimiento de su hij@ con ella. Dios, matador. Muchisimas gracias Cata por esta historia, me apuntó a ser tu FAN. Deseando ya estoy del siguiente, bueno del siguiente no exactamente. Del próximo y del otro, del otro, del otro,..., final.
Continua pronto...
Continua pronto...
Invitado- Invitado
Re: MI VIDA SIN TI, Epílogo
Bueno nos has dado esperanza de que las cosas se puedan arreglar,
!!está viva, bien!! Escribes muy bien y es una gozada leerte, esperando impaciente para ver como sigue.
!!está viva, bien!! Escribes muy bien y es una gozada leerte, esperando impaciente para ver como sigue.
macucaro- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 15/02/2013
Localización : Sevilla
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