Una aventura

Obvio, te voy a hacer un regalito por comentar mi fic primero.......... Es algo que empieza con "b" y termina con "o"............. Tenés alguna idea de qué es????

Gracias por comentar Ange, y sí, espero poder escribir otro capítulo a la brevedad Beeessssssssssso

SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, jajajaja, es un búho Ange

muy bueno, continuaaa

Gracias Caskett por comentar seguiré pronto...

Me gusto el capitulo siii, jajajaja la madre de martina y sus miradas jaaja espero que continues pronto

Gracias por comentar Carencita.... Ahora le digo a mis amigos que te saquen de la mira, ok???? jajajajaja

Caroooo escribió:Gracias por comentar Carencita.... Ahora le digo a mis amigos que te saquen de la mira, ok???? jajajajaja

SIIIIIIIIIIII plisss

K bien le pintan las cosas a esta niña espero k no se reprima a la hora del romance!  Q feo ese jefe de su mama! yaa me callo mal!    Sigue pronto quiero ver que averiguan ese par!  

Si, eso haré Verispu Gracias por comentar

Primero que nada Adri, muchas gracias por comentar. Si, has acertado, porque siempre me dijeron que tengo mucha imaginación, y a verdad es que me inspiré en los reatos de Julio Cortázar, en la habilidad que tiene de mezclar dos historias distintas a la vez. Voy a seguir con la historia, porque es lo que amo con todo mi corazón: escribir.
BEEEEEEEEEEESSSSSSSSSSSOOOOOOOOOOS

Bueno, les aviso gente que este capítulo viene explosivo. No me hago cargo de las reacciones que puedan tener, de entre las cuales se lee: desmayos, paros cardíacos, imsomnio, y otras patologías asociadas a grandes acontecimentos. Sin más que decir, espero que disfruten el capítulo con moderación






El jueves estaba calentando en gimnasia artística perdida en mis pensamientos: algo me sucedía en mi interior y no sabía qué. Y eso era lo que más me molestaba, no saber qué.
La profe se había acercado hasta donde estaba yo, en un rincón del gimnasio, y yo no me había dado cuenta.
-Trajeron algo para vos- me dijo mostrando un sobre que llevaba en su mano.
Me lo dio y a ese punto ni me acordaba de la Federación. Lo abrí bajo la mirada de la profe, Priscilla, Guili y Christina.
-Leelo en voz alta- sugirió ansiosa Giuliana.
-Ok, ok.- hice una pausa para juntar aire- “La Federación Nacional de Gimnasia Artística tiene el agrado de informar el resultado de la postulación a beca completa del tipo A para la alumna del Club Deportivo Bohemios Martina Sendic Suárez, de 15 años de edad. Se adjunta la calificación en los distintos aparatos: Barras asimétricas 8; Potro de saltos: 8, 7; Barra de equilibrio: 9, 8 Ejercicio de suelo: 9,7. Dada la suma de los distintos aparatos el desempeño total fue de 36, 1, calificación más que suficiente. Con mucho agrado los directivos de esta institución comunican que la Srta. Sendic ha ingresado.”
No pude continuar leyendo porque una avalancha de abrazos se lanzó encima, y además comencé a llorar despacito.
Nunca pensé que terminara llorando de emoción, ya que siempre me pareció una estupidez que las personas lloraran de felicidad. Al cabo de unos minutos tuve que rogar que me dejaran escapar del abrazo grupal puesto que si no me iban a dejar sin aire.
***************************
Esa noche en mi casa mamá y Lara cocinaron mi comida favorita, y de postre compraron masitas en una confitería. Estaban super contentas.
Antes de ir a dormir me senté en la cama y saqué mi celular. Decidí llamar a Ale y contarle mi logro.
Disqué y sonó, sonó, sonó y sonó hasta que cortaron la llamada. Puse redial. Lo mismo: sonó hasta que cortaron. Me empezó a molestar. Volví a hacer lo mismo. Igual resultado. Terminé de enojarme y lo llamé desde el teléfono de casa, que él no tenía.
-¿Hola?- habló del otro lado del tubo.
-Hola, ¿Cómo andás?- respondí.
Nada, silencio.
-Ah, hola-dijo secamente.
La voz de mi interior anunció que no iba a ser para nada fácil...
-Me aceptaron en la Federación Nacional de Gimnasia Artística.
-Ah, mirá que bien- siguió en su modo distante.
Suspiré. En ese instante se me vinieron un montón de cosas a la mente y no decidí callarme ninguna.
-A ver, cabezoncito... Bajá a tierra porque así no llegás a ningún lado, ¿ok?- hablé con voz firme.
Del otro lado me dedicaron un breve silencio que luego trajo un suspiro.
-¿Querés que me pare a aplaudirte después de como me hiciste sentir el otro día?- preguntó subiendo el tono.
-A ver... Decime la cosa taaan horrible hice.
Nuevamente silencio.
-¿Querés que te diga algo?- preguntó sin esperar respuesta- sos la primera chica por la que estuve tan pendiente, ¿ok?
Ahora el silencio lo brindé yo. No creía que fuera tan en serio lo que me decía. Me acordé de la charla que había tenido con mi madre días atrás. No me salía responderle nada, porque me había dejado shockeada. Sin embargo él seguía ahí, del otro lado del tubo, como esperando que algo le objetara o le reprochara.
-Mirá que no soy la mala de la película- comencé- no podés presionarme de esa forma. No todas las personas somos como vos, ¿entendés? Hay cosas en mi vida que me llevaron a reaccionar así, no es porque simplemente quise. Así que considerá pensar dos veces lo que acabaste de decir.
Silencio del otro lado.
-Ok, ¿querés venir mañana a casa así hablamos mejor?
-Ok, no hay problema, beso.
-Chau.
***************************
El viernes tuve que madrugar e ir al liceo, como todos los días de entre semana. Estaba en clase y apenas prestaba atención, me limitaba a mirar al frente con la mirada perdida y sobre la mesa descansaba el cuaderno cerrado acompañado de una lapicera. En determinado momento, la profesora de Cívica se detuvo en frente de mi banco.
-¿Sendic?- preguntó observándome fijamente.
Yo nada, estaba en mi mundo.
-¿Sendic?- habló más fuerte.
Me sobresalté.
-¿Qué?
-La clase.
-¿Qué clase?- pregunté sin saber de qué me hablaban.
-¿Está de viva? Mire que la echo de clase.
-¿Pero qué hice ahora?- me enojé. Todavía que me gritaba sin ninguna razón por lo menos que me dijera por qué.
-Suficiente- dijo sacándose los lentes- junte sus cosas y váyase.
Abrí los ojos grandes: debía de estar ovárica, con toda seguridad. Guardé el cuaderno que nunca abrí en la mochila junto con la lapicera. Miré al resto de la clase que estaba estupefacta. Observé de reojo a Paola, una de mis amigas. Ella, ante mi mirada, se alzó de hombros.
Salí del salón y me dirigí a la salida; solo faltaban 15 minutos para que se terminara el turno, así que decidí irme a mi casa.
*****************
Me miré doscientas veces en el espejo del baño, me recogí el pelo, luego lo solté de nuevo. Suspiré con fuerza. Decidí ponerme una vincha de las tantas que tenía mi hermana. Lo que me llevó a pararme en puntas de pie y hacer un esfuerzo sobrehumano para poder alcanzar la repisa en la que mi hermana guardaba todas sus cosas para el pelo.
De mi familia era la más bajita: apenas superaba el metro sesenta. Mientras que mi madre y hermana con tranquilidad estaban a cinco centímetros más arriba que yo. Por eso, casi todo en mi casa estaba por encima de mi alcance.
Decidí que con la vincha roja estaba bien y me dirigí a mi habitación para cambiarme los championes. Agarré el celular, me miré de nuevo en el espejo y salí rumbo a la casa de Ale.
Mi mente vagaba por distintas cosas... estaba experimentando una solidez espiritual, nada de nerviosismo ni cosas raras.
Al llegar a lo de mi amigo toqué timbre para que me abrieran el portón. Al cabo de unos instantes salió una mujer más alta que yo (por supuesto), bien vestida y maquillada y me miró con cara extraña; más bien preguntándose “¿y esta chica de dónde salió?”.
-¿Sí?
-¿Alejandro está?- pregunté con voz de ángel bajo la mirada de la señora.
-Sí... ¿De dónde lo conocés?
-Soy amiga...- hablé en voz apenas audible.
Por suerte y para mi salvación apareció Ale en la puerta, y al verme salió hasta donde se encontraba la mujer que luego me enteré que era su madre.
-Pasá Marti- dijo abriendo el portón y saludándome con un beso en la mejilla. A todo eso su madre se había cruzado de brazos y fruncido de seño sin antes decir:
-Alejandro, después que se vaya esta chica tenemos que hablar.
-Sí, sí- respondió mi amigo.
Entramos y los dos corrimos escaleras arriba hasta llegar a su cuarto y encerrarnos.
-Disculpá que mi madre sea tan pesada.
-No, no pasa anda. Probablamente mi madre haría lo mismo en esta situación.- lo tranquilicé.
-O algo peor- contestó acercándose a mi.- Teniendo en cuenta que es policía...
-Bueno, ta. Pero yo no vine a acá a hablar de mi madre, ¿ok?
-Sí, bueno... te escucho.
Se ubicó a mi lado y pude sentir el aroma a su colonia. Olía fabuloso. Me miró a los ojos con esos tan verdes que él tenía. Hasta ahí me duró la “solidez espiritual”. En su lugar apareció un nudo en la boca del estómago.
-Soy todo oídos- dijo al cabo de un rato.
Yo nada, no sabía qué decir. Tenía tantas cosas en mi mente para decirle, pero sin embargo no me salía nada. Me había quedado en blanco. Lo miré a los ojos. Los que a ese punto me miraban con preocupación. No sé por qué una lágrima rodó por mi mejilla. Acto seguido de eso, sentí que estaba flotando en el aire, porque sentía como sus manos me agarraban de la cintura y como sus labios besaban los míos.

Sí que hay premio Ange Gracias por comentar y me alegro que cada vez te guste más Beeesoooo

Si, ajajaj que ni he empezado el siguiente Muchas gracias por comentar Adri Me alegro que te haya gustado como lo encaré y que cada vez te de más curiosidad. Eso es una buena señal, jajaja lo que demuestra que algo bien he de escribir XD

Pues puedo decir que si que me ha gustado, ahora a esperar el siguiente capitulo y la verdad es que por ahora de empalagoso nada. Chaooo

Gracias por comentar Erika

K bonito empieza a sentir algo extraño por el pero como describir algo k no conoces, hasta que caes en cuanto que es eso a lo k llaman amor    Ah el primer amor k bellos recuerdos y mas aun cuando es correspondido!   Y el primer beso ohhh! Sigue pf k me ha encantado!

Gracias por comentar Verispu!! Espero que te haya gustado por el hecho de que te hice recordar el primer amor!! Obvio que voy a seguir, de eso no hay dudas. BEEESOOO

Muy bueno, me gusta mucho. Continua.

Gracias Caskett, continuaré en cuanto pueda

Aquí les dejo otro capítulo:



Ese día por más que lo intentamos, no pudimos mantener una conversación que durara más de cuatro oraciones sobre nuestra investigación sobre la casa y el tipo; puesto que nos mirábamos embobados y no podíamos concentrarnos ni por tres minutos seguidos. Me sentía flotando en una nube, lejos de la realidad y de todo problema que pudiera tener.
Nos despedimos en el portón cuando ya eran las seis y pico de la tarde. Ale me dio un besito y me fui contenta, hasta llegar a la puerta del edificio en donde vivo. Allí abajo, había un patrullero estacionado. En ese preciso instante bajé abruptamente de la nube y me encontré con la realidad; algo no andaba bien.
Al subir por las escaleras y llegar al piso en donde vivía, corrí a la puerta de mi apartameto y cuando fui a introducir la llave para abrir la puerta, descubrí que ésta estaba abierta. Entré y la adrenalina que corría por mis venas no era mayor al susto que me pegué. En el sofá estaba mi hermana abrazada por Federico, uno de los policías compañeros de mamá.
-¿Qué pasó?- pregunté acercándome.
Lara levantó la vista, Fede me dijo:
-Hoy Sara y tu madre fueron a detener a unos narcotraficantes, el arresto salió mal y....
-¿Mamá está bien?- lo interrumpí mientras sentía que mi corazón se me escapaba del pecho.
-Sí, está bien, ahora dejame terminar. Una bala le dió a la altura de la cadera y la están operando ahora mismo.
-¿Y qué estás haciendo acá tan pancho? ¡Levantate y llevame que quiero estar en el sanatorio!
¡Es mi madre!
Él se pasó la mano por la cara. Y me miró. Lara lo miraba con desesperación.
-¡Llevanos Fede!- suplicó mi hermana.
-¡Sí!- apoyé.
Él tuvo que hacer lo que le pedimos, porque sabía que no le convenía que nos pusiéramos demasiado insistentes, porque realmente lo éramos. Nos hizo subir al patrullero y condujo hasta el sanatorio donde se encontraba mi madre. Descendimos del vehículo y desembocamos en una pequeña pero ordenada recepción: estábamos en urgencias.
Federico se acercó al mostrador y le preguntó a la recepcionista por mi madre, mientras nosotras esperábamos cerca. Intercambié miradas con Lara al tiempo que Fede venía a comunicarnos lo que le habían dicho.
-Ya salió del quirófano. Está en la habitación 122.
Subimos por el ascensor hasta el piso 3, en donde se encontraba la habitación en donde estaba mi madre. Me acerqué al vidrio y la pude ver. A su lado estaba Sara sentada en una silla con su celular.
Mamá estaba con los durmiendo conectada a un respirador y a uno de esos aparatos que miden la cantidad de latidos. Entramos a la sala y me arrodillé cerca de la cama. La observé. Costaba verla ahí, sobretodo con la imagen que tenía de ella. Siempre pensé que mi madre era invensible, que no había monstruo que pudiera con ella. Pero sin embargo ahí estaba. Miré a Lara de reojo, quien se limpió un lágrima que corría por su mejilla. Fede y Sara intercambiaron miradas.
-Ya está, ya la vieron- habló Federico- ahora vayan para afuera que quiero hablar con Sari ¿ok? Esperen en el pasillo.
De mala gana salimos al corredor y nos sentamos en unas sillas que habían cerca. Dos enfermeras pasaron y se metieron en su habitación.
-No puedo creer que esto esté pasando- comentó Lara.
-Ni yo... ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Con quién nos quedamos?
Mi hermana suspiró alzándose de hombros.
-Estamos cagadas. Los abuelos viven lejos, ¿quién más nos queda? ¡Ah! La tía Ceci, pero dudo mucho que baje de su nube...
Ni bien terminé de decir eso, oí que una puerta se abría y unos pasos se acercaban a nosotras.
-Vamos- dijo Sara sonriendo- hoy yo me quedo con ustedes hasta que alguien se su familia venga, ¿ok?
Quedarse con Sara significaba solo una cosa: relajo.
*****************************
Desperté a las 11 de la mañana en el sofá, en el cual había numerosa cantidad de envoltorios de caramelos y gomitas. Miré a mi alrededor y el living estaba hecho un caos. Las sillas de la mesa fuera de su lugar, las pantuflas de mi hermana desparramadas... en fin...Clara señal de una pijamada.
Me incorporé lentamente, y me desperecé.
-¡Miren quién resucitó!- habló Lara desde la cocina- ¡La bella durmiente!-comentó entre risas.
Oí una carcajada de Sara, quien estaba preparando algo para comer. Fui hasta donde estaban y ellas se veían igual de desalineadas que yo... Los pelos revueltos, ojeras, y cara de dormidas.
-¿Con quién nos vamos a quedar?- pregunté refregándome los ojos con las mangas del pijama.
-Bueno, ya están conmigo... -respondió Sarita dejando caer el resto de la fruta en la licuadora para luego hacer un batido.
-Sí, pero, vos tenés tu vida, tu apartamento, tus cosas...
Ella se acomodó el pelo rizado en un moño. Suspiró. Y nos miró a las dos.
-Marti, tu madre es como una hermana para mi. Ahora dentro de un rato voy a ir al sanatorio a hablar con ella, a ver que pasa. Si nadie puede quedarse con uds. Mientras ella esté internada, yo voy a pedir por anticipado mi licencia, ¿ok?
Lara alzó una ceja y se rascó el mentón. Clara señal de que estaba pensando.
-A ver... yo tengo 16 casi 17, mi hermana 15, ¿no nos podremos quedar solas?- preguntó.
Sara soltó una sonora carcajada.
-Sabés que cuando dijiste eso te iba a decir algo... pero eso lo decide tu madre... Cosa que dudo mucho que las deje quedarse solas. No te vas a salir con la tuya, Lara... ¿O te pensás que yo no tuve tu edad? Yo sé lo que querés hacer... Pero como ya dije, eso lo decide tu madre...
**************************
Al irse Sara de nuestro apartamento, me fui directo al club. Porque hasta el mes que siguiente no empezaba en la Federación.
Llegué y solo estaba la profe, que al verme sonrió con alegría.
-¡Qué temprano viniste! Todavía no han llegado las chicas. Así que si querés podés ir estirando.
Y así lo hice. Pasaron cerca de 20 largos minutos y llegaron mis compañeras, quienes me saludaron alegremente. Empezamos por orden a hacer nuestras diferentes rutinas: primero fue Prisci al potro, luego Christina y después de ella fui yo. Me preparé y puse magnesio en las manos. Iba a hacer el salto más difícil de todos los que sabía hacer hasta ahora. La profe me lo había enseñado unas clases atrás para que pudiera ir a los Nacionales y dejar a todos boquiabierta. Tomé carrera para hacer ese mortal atrás con dos piruetas y media. Cuando corrí, y posteriormente hice el salto, caí. Pero caí mal, y mi rodilla se llevó el golpe. No podía levantarme, estaba agarrandome la pierna del dolor.
-¿Estás bien?- preguntó la profe ayudándome a incorporarme.
-Sí, estoy bien, duele mucho.
-¡Qué golpe te has llevado! Me asustaste en serio. Si te duele mucho no te esfuerces más, andá a tu casa y poné en hielo a esa rodillita, que la necesitamos para los Nacionales, ¿ok?
Asentí y me fui a casa rengueando un poco.
***********************
Abrí la puerta con sigilo y la cerré. Reinaba el silencio.
-¿Lara?- pregunté para asegurarme de que estaba sola.
Nada. La única respuesta fue más silencio. Avancé unos pasos más y tiré mi bolso al piso y me acosté en el sofá.
Me dolía todo el cuerpo por la caída, en especial la rodilla. No sabía cómo acostarme. De pronto sonó el timbre.
-¿Quién será el que jode?- hablé en voz alta.
Con esfuerzo me incorporé y fui hasta la puerta a vichar por la mirilla. Era Alejandro. Destranqué y le abrí.
Lo primero que hizo fue acercarse y tomarme por la cintura, cosa que me hizo sonrojar. Despacito se fue inclinando hasta darme un besito en los labios.
-¿Cómo estás?- preguntó con dulzura.
-Pues bien... hoy me llevé tremendo golpe en gimnasia... y me duele horrores la rodilla- conté mientras nos dirigíamos a mi habitación.
-Es verdad, estás rengueando un poco.
-Sí, porque me duele. La profe dijo que me pusiera hielo.
-¿Te traigo hielo?- preguntó, servicial.
-No, Ale, estoy bien. Quedate acá.
-Bueno, pues- se alzó de hombros.
Intercambiamos un par de miradas. Me pareció justo que él supiera lo de mi madre, y que quizás esos narcotraficantes podía ser el que estaba frente a su casa.
-A mi madre le dispararon ayer...
Sus ojos se abrieron como el dos de oro.
-¡Por Dios! ¿Está bien?
-Sí, ayer la operaron y le sacaron la bala. Pasa que ella y una compañera fueron a detener a un narcotraficante, se armó un tiroteo y le dieron. Calculo, o sea, es una suposición mía...que quizá ese que fue a detener mi madre sea el mismo que está en la casa abandonada.
-¿Y?- preguntó.
-Que me da cosita ir... Si a mi madre que estaba armada le dispararon...
Me sujetó la mano con fuerza.
-Marti, vos misma me convenciste de seguir con esto. De que no te ibas a “esconder debajo de la cama”. Al principio me sorprendió que una chica tuviera tanto coraje, tanta valentía... Me parecistes invensible... ¿Me explico?
Asentí.
-Hay que seguir, Martina...- dijo.
Me paré.
-¿A dónde vas?
-A buscar hielo. Me cambio y vamos a la casa esa a ver que descubrimos.
Él sonrió.