(+18) Yo cuidaré de ti (Spin-off) CANCELADO EN EL FORO, SIGUE EN FF
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Re: (+18) Yo cuidaré de ti (Spin-off) CANCELADO EN EL FORO, SIGUE EN FF
súper alucinanteeeeeee capítulos
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Re: (+18) Yo cuidaré de ti (Spin-off) CANCELADO EN EL FORO, SIGUE EN FF
Dioos jjaja sigue con el amo del universo xrfaa
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Re: (+18) Yo cuidaré de ti (Spin-off) CANCELADO EN EL FORO, SIGUE EN FF
Capítulo 6
Matt se limitaba a mirar y deleitarse. Pam parecía una niña pequeña en un parque de atracciones. La anticuaria se detenía en cada puesto, hablaba con los responsables, examinaba los objetos con atención y se volvía hacia él, comentándole lo bien conservado que estaba el peine de una señora del siglo XVIII o el curioso detalle del bastón de un anciano de principios del XX. El pelirrojo nunca se había sentido atraído por las antigüedades, a las que con desdén llamaba trastos viejos, pero era imposible no contagiarse del entusiasmo de la rubia.
-Mira, ¿no son preciosos? –Le enseñó un par de frascos de cristal que supuso habían formado parte del tocador de una mujer rica. Asintió, intentando no reír cuando comenzó a negociar con el propietario del puesto. Era buena regateando, observó. Demasiado buena. –¡Míos! –anunció alegremente -. ¿Te importa si nos pasamos también por el puesto de libros?
-Detrás de ti –repuso extendiendo el brazo, invitándola a continuar. Si por él fuera le compraría cada chisme de cada puesto, pero conociéndola bien, ella jamás se lo permitiría. Seguramente me daría un bastonazo en los huevos, pensó con humor. Caminó detrás de la chica, esperando pacientemente cada vez que paraba frente a un puesto, aprovechando para disfrutar de las vistas. El vestido no era lo suficientemente transparente para que otros se fijaran, pero él, que sabía que bajo la tela no llevaba nada, se estaba poniendo duro sólo de pensar en su culo y en sus pliegues, antes húmedos. Agradeció la brisa marina que le golpeó en la cara en ese momento, estaba demasiado cachondo. Y sabía que iba a seguir así mucho tiempo, Pam no estaba preparada para follar, por mucho que él quisiera arrancarle la ropa y metérsela hasta el fondo. Se apoyó en una mesa, preguntándose cuando había dejado de pensar con la polla para empezar a pensar con el corazón. Quizás sus amigos tenían razón y había madurado. Pero ese culo…
-Creo que me llevaré ésta también –Pam se dio la vuelta, señalándole una figurita de marfil. Matt tragó saliva, acomodándose discretamente el paquete y asintió.
-¿No te resulta frustrante comprar tantas cosas bonitas para luego venderlas? –Preguntó con curiosidad. Ella se encogió de hombros.
-Me gusta ver que hay gente que sabe apreciar estas cosas. Me siento… orgullosa de mí misma cuando alguien me dice que ha encontrado justo lo que buscaba, saber que he sido yo la que antes ha encontrado ese objeto.
La adoraba. Tanto como ella adoraba su tienda y sus trastos. Le tendió la mano y paseó junto a la rubia, atento cuando volvió a parar, esta vez frente a un puesto de joyas. Pam suspiró audiblemente, admirando un precioso colgante de camafeo, azul y enmarcado en plata. Demasiado caro, murmuró, antes de volver a caminar.
-Aquí es -. Matt cogió un ejemplar de La Celestina, escrito es castellano y lo ojeó. Roto y medio comido por las polillas. -¿Diez dólares? –arqueó las cejas. Pam torció el gesto.
-Algunos confunden antigüedad con porquería. Ese no tiene que tener más de cuarenta años, yo no pagaría ni un dólar por él.
-¿Y qué hay de esto? –Le enseñó unos grabados inspirados en las obras del Marqués de Sade.
-¿Intentando pervertirme? –preguntó, bajando la voz.
-No, preciosa… ya me encargué de eso hace mucho –respondió en el mismo tono.
-¿Quién es esta monada?
Matt miraba con interés a la jovencita que se escondía detrás de su amigo, Richard. No parecía tener más de veintidós años y aquel rostro era una erótica mezcla de curiosidad, temor y excitación. Aún vestida, podía notar bajo su camiseta unos enormes pechos que lo dejarían entretenido durante horas y un generoso trasero que podría azotar con entusiasmo sin miedo a dejarle marca. Y aquellos ojos… la criatura era preciosa.
-Matt, te presento a Pamela. Pamela, él es Matt, señor o Amo Matt para ti.
-Ho… hola –lo saludó, ganándose un ceño fruncido por parte del guapo pelirrojo -. ¿Señor?
-Un placer, Pamela.
-Pam –lo corrigió. Él intercambió una mirada con su amigo antes de volverse hacia ella, interesado. A pesar del evidente miedo, la chica no había dudado a la hora de corregirlo.
-Pam, ¿eh? Dime, pequeña, ¿por qué estás aquí?
Rick se mantenía al margen, preparado para proteger a la joven en caso de que su amigo la asustara demasiado. En parte se sentía tentado a alejarla del pelirrojo y domarla él mismo, pero había notado como los ojos de la rubia se habían abierto con placer en dirección a su amigo. Y Matt… bueno, Matt jamás diría que no a semejantes curvas.
-Quiero… quiero jugar, señor.
Él se rio, dirigiéndose hacia Rick -¿Novata?
-Así es.
-¿No la quieres para ti?
-Creo que estará bien en tus manos –respondió. Si no quieres que te corte los huevos.
Pam levantó la barbilla, poseída por la típica indignación de las novatas. Matt disfrutaba muchísimo de ese primer momento en el que la sumisa se veía doblegada por la mujer moderna e independiente, pero era aún mejor cuando la sumisa se imponía y se atrevía a pedir lo que quería. Ser sometida. Y recibir placer de la mano de un amo. Él sería ese amo.
-¿Yo no tengo nada que opinar? –preguntó ella, enojada. Rick y el pelirrojo se miraron y se echaron a reír.
-Cariño, tienes todo el derecho a elegir al que será el amo que te haga la doma –Rick la miró con aprecio -. Pero pensé que confiabas en mi criterio.
-Creía que lo harías tú mismo –objetó.
-¿No te gusto, cielo? –Dijo, divertido. Pam entrecerró los ojos, cuando había entrado en el club, en ningún momento había pensado en jugar con alguien que no fuera el amigo de su hermano, pero al ver al guapísimo pelirrojo de ojos verdes y musculoso cuerpo algo la había calentado por dentro. Indudablemente Rick se había percatado de ello y la había conducido hasta él; no le había dicho nada, excitada ante la idea de estar con un hombre como ese, aunque al acercarse cada vez más había comenzado a acobardarse. Por dios, ¿qué pintaba una chica como ella como ese tío? Y ahora, al oírlo reírse de ella y hablar con ese tono egocéntrico comprendía que había cometido un grave error.
-No quiero jugar con él –dijo, mirando sólo a su amigo. El engreído dejó de sonreír y se acercó demasiado a ella, invadiendo su espacio personal. La tomó de la barbilla, no sin antes pedir permiso con la mirada al otro amo, quien asintió.
-No sé si te he ofendido o he hecho algo que te molestara, cielo –su voz sonaba suave, amable -. Si es así, te pido disculpas. Sería un verdadero placer introducirte en este mundo. –Y lo sería para ti, pensó para sí mismo.
La joven miró indecisa hacia Rick, evidentemente su refugio en ese momento. Él la acarició.
-No te dejaría en manos de cualquiera, nena.
-Ven –Matt le tendió la mano, su tono se tornó autoritario, demandante. Me he vuelto loca, suspiró antes de aceptarla. El pelirrojo se volvió hacia el otro amo.
-¿Ha venido contigo?
-Sí. Me la llevaré a casa cuando termines. Se bueno con ella –añadió, advirtiéndole. Matt se encogió de hombros.
-¿No lo soy siempre?
-Recuerda que tu palabra de seguridad es Rojo, cariño –Rick se dirigió a ella -. Búscame cuando desees irte a casa –Le dio una última mirada antes de volverse y dejarla sola junto al pelirrojo, quien seguía sosteniéndola firmemente.
-Vamos, pequeña –Tiró de ella, sin brusquedad pero con determinación, sin la menor duda y la llevó hasta una habitación. Cerró la puerta con llave y la dejó en una mesita. Al oír girar la cerradura Pam sintió como empezaba a faltarle el aire. Dios, ¿qué había hecho? Ese tío era enorme, podía hacerle daño, matarla, viola… -Sea lo que sea que estés pensando, para –Él se había cruzado de brazos, esperaba junto a la pared, su rostro serio.
-Déjame salir –dijo, asustada.
-No.
-Por favor –suplicó. Sentía ganas de llorar, ¿cómo había sido tan imbécil como para confiar en un completo desconocido?
-¿Confías en Rick? –Él la sorprendió con aquella pregunta. Aun respirando con dificultad, se las arregló para asentir. –Él te aprecia, sólo hay que verlo. ¿De verdad crees que dejaría que te hiciese daño?
Negó, sin atreverse a mirarlo, eso podía calmarla, pero que Rick no permitiese que nadie la hiciera daño no significa que este amo, ¿Matt? fuera un buen hombre.
-No voy a hacerte nada malo, cariño. No maltrato a las mujeres, no soy de esos. Tú quieres jugar ¿no? –preguntó, tranquilo.
-S… sí.
-Sí, señor –le recordó.
-Sí, señor.
-Bien –se acercó, volviendo a tomarla de la mano, acariciándola con el pulgar, haciendo círculos -. Me gustas, Pam, eres preciosa. Quiero jugar contigo. ¿Puedes confiar en mí para darte lo que necesitas y hacerte disfrutar de la experiencia?
-Si dijera la palabra de…
-Pararía inmediatamente y alguien vendría a asegurarse de que te dejo en paz –aclaró -. Nos tomamos muy en serio la seguridad de los sumisos, bonita.
-¿Sumisos? –repitió, sorprendida. Él esbozó una sonrisa. Otra que se cree que siempre domina el hombre, bien, momento de sacarla de su error.
-¿Te apetece dar una vuelta? –Abrió la puerta y extendió el brazo hacia atrás, esperando hasta que ella lo tomase, sin presionarle. Pam se encogió de hombros, mejor eso que estar encerrada.
-¿A dónde vamos? -Él le dirigió una mirada de advertencia –Señor.
-Necesito una copa y tú dos o tres.
Ella se rio por primera vez y él se permitió disfrutar del sonido. Aquella chiquilla era encantadora y él se estaba muriendo por follarla, pero tenía que controlarse e ir despacio. No le confiaban la doma de muchas novatas sólo por ser guapo, los otros amos decían que aunque era un inmaduro que sólo pensase con la polla tenía cierta paciencia con las nuevas, algo que él se tomaba con humor. La paciencia se le acababa en el mismo momento en que empezaba a azotarlas, o atarlas, o follarlas o…
-Te estás empalmando –Se paró en seco, mirándola -. Señor –añadió, mirándolo a los ojos.
Así que tenemos a una atrevida, ¿eh? Quizás la había juzgado mal. Caminó con paso firme, hasta arrinconarla junto a la pared, su mano junto a su cabeza. Pegó sus labios a los suyos, en un beso demandante, firme, controlador, uno que hizo que a la rubia le temblasen las piernas, deseosa de… -Más –gimió. Él se alejó. Hora de recordarle quien mandaba.
-¿Cómo tienes que dirigirte a mí?
-Más, señor. –Intentó controlarse pero no pudo evitarlo y soltó una carcajada.
-Mal, pequeña, muy mal. No puedes exigir –la regañó -. Si quieres más de esto, tendrás que pedirlo educadamente.
-Educadamente –repitió con una sonrisa traviesa. Lo sorprendió, arrodillándose frente a él, a la altura de su bragueta, desabrochándole el cordón de sus pantalones de cuero negro. Su miembro saltó y ella soltó una risilla ante el sonido de alivio. Matt se estaba preguntando cuándo cojones había perdido el control de la situación cuando una lengua caliente y húmeda empezó a jugar en la punta de su erección. Definitivamente la había juzgado mal. Ella lo rodeó con los labios, un par de veces, antes de dejarlo de nuevo y mirarlo, fingiendo inocencia -¿Puedo tener más de eso, señor?
El amo la miraba fijamente. Parecía que el pelirrojo la tomaba por tonta. Ya ves, señor, nunca me han zurrado el culo pero no soy una mojigata.
-Arriba –le ordenó. Sumisa se levantó, esperando, él la tomó del cabello, tirando levemente, sin herirla, sólo reafirmando su autoridad –Me has sorprendido, cielo –le confió -. Te tenía por una chiquilla asustada, pero veo que me equivoqué.
Bueno… todo eso del dolor, las restricciones y el control seguían acobardándola un poco, pero él no tenía por qué saberlo. –O quizás no –añadió, sin dejar de mirarla. Bien, sólo para que quede claro, cuando quiera que me la chupes te lo haré saber, ¿de acuerdo?
-Sí, señor –masculló, apartando la mirada. Él sonrió, ¿ofendida? La obligó a mirarlo, para volver a besarla, de nuevo como antes, sin la menor ternura, tomando todo de ella y dándoselo todo a cambio.
-Voy a usar tu boca más de una vez, pequeña, yo también me he quedado con ganas de mucho más. –Disfrutó cuando los ojos azules brillaron con placer al saber que lo había complacido. Matt también disfrutó de ello, aquel momento en el que una mujer mostraba por primera vez que era feliz complaciéndole era muy importante para él, como amo y como hombre. –Ahora vamos, necesitamos esa copa.
Pam no era estúpida y enseguida comprendió que las bebidas no eran el objetivo principal de aquel paseo. De camino a la zona donde una mujer les sirvió a ambos ella había visto como un hombre era azotado por otro, como un sumiso gemía de placer cada vez que su ama le ponía una pinza en el pene y como un tercer hombre gritaba siendo penetrado con un arnés por su señora. -¿No bastaba con decirme que las mujeres no siempre son las dominadas, señor? –Preguntó. Matt se había divertido al ver sus gestos de asombro e incredulidad, pero había disimulado bien, no quería ofender de nuevo a la chica. Se sentó tranquilamente en un cómodo sillón de cuero y se limitó a señalar el suelo, esperando su reacción.
-¿Quieres que me siente… en el suelo?
-No –Ella había empezado a mostrar alivio cuando él continuó -. Quiero que te arrodilles.
-¿Qué?
-A mis pies, Pam. Ahora.
-Pero…
-¿No quieres complacerme? –la interrumpió. No parecía molesto ni enfadado, sólo… le preguntaba para que se respondiera a sí misma. Pam no pensó, no meditó, sólo unas palabras revoloteaban en su cabeza: "quieres complacerlo y lo sabes". Se arrodilló, dejándose caer de golpe, haciéndose daño en las rodillas. Inmediatamente él se levantó y la tomó en brazos, sentándola en su regazo.
-Cuando te ordene arrodillarte lo harás con cuidado, cielo, no quiero que te hagas daño. –Le frotó suavemente ambas rodillas, aliviando el dolor. Lo miró confundida, ella había creído que sólo le importaba su sumisión pero… se lo veía preocupado. –El bienestar de una sumisa será siempre lo primero para un amo, cariño –le explicó, adivinando sus pensamientos -. Ni su placer, ni su obediencia, ni nada, siempre su bienestar. Tenlo presente para cuando empieces a jugar por tu cuenta. Un hombre que no se preocupe por tu salud y no cuide de ti no es un amo.
-Sí, señor –murmuró, arrimándose inconscientemente a él, apoyando la cabeza en su pecho. Matt cerró los ojos, agradecido por la cercanía tanto como ella. Pero por mucho que disfrutase de ello tenía cosas que hacer. Le dio un beso en el pelo y la hizo levantándose, incorporándose también él.
-Bien cariño, volvamos a la habitación.
-Desde luego me pervertiste –dijo ella, al recordar la de cosas que jamás habría hecho si él no la hubiera domado. Aquella habitación había terminado con la poca inocencia que le quedaba. Allí había descubierto su verdadera sexualidad. Con él.
-Y disfruté cada minuto de ello.
chelcas- Escritor - Policia
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Re: (+18) Yo cuidaré de ti (Spin-off) CANCELADO EN EL FORO, SIGUE EN FF
Siueee el amo del universo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: (+18) Yo cuidaré de ti (Spin-off) CANCELADO EN EL FORO, SIGUE EN FF
Chicas, dejo de actualizar este fic aquí, lo continúo exclusivamente en FF. Saludos y nos vemos en otras historias.
caskett_10fogue- Actor en Broadway
- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Edad : 39
Re: (+18) Yo cuidaré de ti (Spin-off) CANCELADO EN EL FORO, SIGUE EN FF
caskett_10fogue escribió:Que es eso de ff?
Perdón, FF es la página oficial de FanFiction, donde cuelgo también mis fic actuales. Aquí te dejo el link de la página:
https://www.fanfiction.net/
y el de mi perfil con mis fics (dónde continúan este y otros):
https://www.fanfiction.net/u/4484834/MCS20
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