¿De qué me vale seguir?

Tengo mil historias a medias y de hecho, (ya no sólo de Castle, que también) todo lo que empieza a tomar cuerpo voy subiéndolo a un lado u otro. Y bueno al final me animaré a dejar una por aquí también.

Esta desde mi punto de vista es una de esas que en verdad cuando me paro a escribirla lo hago con ganas y si no me gusta mucho el resultado, no la actualizo.

Varias notas antes de empezar:
Rachel Castle, 19 años: ha perdido a su madre, su padre es ahora un alcohólico, su abuela ha terminado dando en loca. Ella ha llegado al extremo y se castiga por toda esta situación a la que ha llegado su familia.
Kate aparece como alguien ajena a esta destrozada familia.
¿En verdad podrá ayudarles a seguir adelante?

Empieza bastante negro, no obstante irá teniendo sus momentos y sus diferentes tonalidades.
Espero no aburrir  


La madrugada es tan helada y desgarradora que siento como el frío se cuela a través del fino suéter de algodón, siento los dientes repiquetear con fuerza mientras termino de atarme de nuevo el botón de los pantalones y cuento los fajos de billetes

-Los 900 que te prometí, pequeña zorra – escucho murmurar al cabecilla de la cuadrilla de tíos con los que acabo de enrollarme.

Asiento y trago saliva sacando un par de toallitas para acabar de limpiarme mientras empiezan a alejarse en las motos, y me apoyo en una de las fachadas de ese edificio antes de escurrirme y dejarme caer.

Me llevo las manos a la cabeza y me paro a reflexionar. Acabo de participar en una orgía que seguramente haya sido grabada por alguno de esa multitud de tíos a los que se la he terminado chupando y sé que de ser así, el video no tardará en salir a la luz, pero la verdad es que no me importa. Siento como las lágrimas hacen acto de presencia, hace 12 meses que mi madre y en cierta manera mi padre, no están aquí y la vida ha dado un giro de 360 grados, me abrazo las rodillas con los brazos agachando la cabeza y ahogando la angustia que me atenaza en el pecho en forma de pequeños sollozos inaudibles para el resto del mundo

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Cambio la sonrisa al salir del apartamento de Ryan y verme en mitad de la noche por esos callejones neoyorkinos sin luz. Nunca he sido persona a la que le haya gustado la noche, es decir, me gustaba. Me gustaba salir con Kevin y con mis amigos a divertirme, a tomar unas cervezas y a hacer cosas que hacia la gente de mi edad, pero todo cambio esa noche en la cual asesinaron a mi madre.

Era el aniversario de mi abuelo materno, mi padre trabajaba hasta las 8 pm, yo tenía horario partido en la facultad y mamá salía del último de sus casos a las 7.30 pm, así que quedamos en el portal de nuestro apartamento a las 8.30 pm para que nos diese tiempo a llegar a todos

Ese día Kevin me retraso para pedirme ayuda con unas derivadas que se le hacían cuesta arriba, y después de toda la paciencia que había tenido quedándose en casa ayudándome a estudiar para los exámenes de antes de las vacaciones de navidad, era lo menos que como novia suya podía hacer. Cuando vio mi cara al ver que pasaba 10 minutos de la hora acordada con mis padres, me pregunto qué me sucedía y cogiendo su moto me acerco hasta casa quedando en pasar a buscarme al día siguiente para celebrar nuestros 23 meses.

Sin embargo cuando vi que ni mi padre ni mi madre me esperaban, supe que algo grave había pasado. Lo que no imaginaba era el alcance de la situación…

Una serie de tiros limpios por la espalda, en puntos estratégicos para hacerla sufrir, para conseguir que muriese desangrándose y sin su familia a su lado. Nunca se hizo justicia, ¿para qué? Era una simple abogada…

Desde entonces no soy amiga de las noches, ni tampoco de los días. Simplemente no siento la necesidad de tener que salir a divertirme. La noche, la música o las copas no van a devolverme la felicidad inexistente en mi vida. Dios, cada vez que termino meditando siento que mi vida podría pasar perfectamente por la de una persona de 60 o 70 años, soy una mujer todavía joven encerrada en un cuerpo equivocado.

Y aún todavía sumergida en mis pensamientos, siento un sollozo prácticamente inaudible cerca de la acera por la cual camino.

Paro y presto atención dándome cuenta que viene de la bocacalle que hace esquina y dobló ésta dando con una imagen que me bloquea momentáneamente.

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Alzo la cabeza pensando en mi madre y noto cómo al hacerlo cada recuerdo, desemboca en una serie de lágrimas que no puedo retener. Abro el bolso de mano y saco la bola de nieve que me regalo mi padre con la figura de una joven pareja y un bebé en brazos. Recuerdo como nos contó a su vuelta de la promoción de su último libro que se había enamorado de la aurora boreal que quedaba representada en esa bola y cómo le hizo al vendedor añadir esas figuras, personalizando así pues nuestro regalo.

La paso de una mano a otra para acabar estampándola contra el asfalto, observando como el golpe hace que se rompa en una infinidad de pedazos. Cojo uno de ellos y me remango uno de los brazos dándole la vuelta, de forma tal que quede el antebrazo desnudo al descubierto y paso la punta del cristal a través de él empezando a escribir el comienzo de esa frase; I don't know go on without you.

Noto la sangre empezar a brotar en pequeños chorros recorriendo mi brazo cayendo sobre mis vaqueros y me muerdo los labios con fuerza intentando no gritar, intentando pasarlo yo sola.

Sigo clavando la punta ahora cubierta de sangre sobre la carne siguiendo con rabia mientras las lágrimas y el rímel emborronan mi campo de visión.

Noto que alguien arroja el cristal a unos metros y alzo la mirada encontrándome con el rostro de una mujer desconocida para mí, que me mira entre aturdida y dudosa, tapando mi magullado brazo con un pañuelo.

Me aparto de malas maneras y la examino de arriba abajo

-¿Se puede saber que cojones haces? – replico escudándome en la ofensa para no reconocer la vergüenza que siento ahora mismo hacia mi misma

-¿Pretendías que pasase de largo sin frenarte? – me responde con un tono de voz pausado y una mirada limpia

-Déjame sola – le pido sin ser capaz de sostener esa mirada

-No, no voy a hacerlo… es más, no voy a irme de aquí hasta curarte ese brazo – contesta con convencimiento

Rio – son putos cortes, no voy a morirme por ellos, ¿sabes? – es mi insolente contestación

-Vaya… así que es eso… estas herida… - dice asintiendo con la cabeza

-¿Ahora de que cojones vas?, ¿Te crees guay o algo yendo de la Madre Teresa de Calcuta? – doy un par de pasos hacia atrás necesitando poner una distancia entre ambas y la miro de nuevo- Ah no… espera… ya lo veo. Te inspiro lastima, es eso ¿verdad?

Resopla y junta sus manos dejándose caer en el mismo rincón en el que segundos atrás, lo he hecho yo

-He pasado por lo mismo – susurra mirando hacia el frente

-Ya… eso mismo me han dicho todos los putos loqueros a los que me han llevado… - y pese a mi enfado por ser la primera vez que alguien me descubre autolesionándome, la miro y espero que siga hablando

- Hace 19 años… pase por lo mismo que tu estas pasando… digamos que fue una mala época… - y me dedica una sonrisa – pero como a ti, alguien me freno a tiempo

-¿Cómo a mi?, ¿Pero a ti que aire te ha dado?, ¿No tienes vida propia? – y empiezo a notar el escozor en el brazo frenando y mordiéndome los labios con fuerza intentando respirar pausadamente

-Deja que le eche un vistazo – la escucho decir a un par de pasos

-¡HE DICHO QUE ME DEJES EN PAZ! – y le sostengo la mirada – No es la primera vez que me corto y no necesito la puta compasión de nadie

Me recrimino el trato que le estoy dando, pero de verdad que me puede la vergüenza y el asco que me doy ahora mismo. Bajo la cabeza y termino de vendarme el brazo con el pañuelo que me ha dado viendo como la sangre lo empapa en unos pocos segundos.

-Mi apartamento esta a unas pocas manzanas… acompáñame, cúrate tu misma y sigue tu camino. Prometo que no me dirigiré a ti, no te molestaré…

Trago saliva hasta que vuelvo a sentir un nuevo calambrazo en el brazo y asiento viendo que no me queda de otra.

Hacemos el camino en silencio, sin ni siquiera presentarnos. Y en el fondo agradezco que esté cumpliendo con su palabra.

No me veo con las fuerzas necesarias para poder mantener una conversación en ese momento. Paro cuando llegamos a ese portal y veo que me sujeta la puerta esperando que entre. Lo hago mientras suena mi iPhone y al ver que es él cuelgo sin ni siquiera descolgar la llamada.

Vuelve a llamarme una y otra vez y decido apagarlo. Lo odio. Es un imbécil y un borracho. Ojalá fuese él y no mi madre, la que tuvo que irse tan pronto.

Y al ver la cara de la mujer intento relajar mi expresión

Coloca la llave en el cerrojo y abre invitándome a pasar y al hacerlo veo aparecer un cachorro de pastor alemán que me olfatea y empieza a ladrar ipso facto.

La mujer lo coge llevándoselo a la cocina no sin antes indicarme dónde se ubica el cuarto de baño y una vez sola, me dirijo hacia este, entrando y echando el cerrojo.

Abro el grifo de agua, colocando mi antebrazo en contacto con esta y reprimo un aullido de dolor.

Soy la primera en comentar jiji que ilusión   
Pues que decirte, me encanta como ha empezado esta historia y creo que será genial.
Rachel Castle es la hija de Castle, y me imagino que la mujer que ha encontrado a la chica es Kate Beckett ¿no?
Creo que ya se por donde van a ir los tiros de este fic y espero que lo puedas continuar pronto porque de verdad, que esta genial.
Un beso enorme y, aquí estaré esperando un capítulo nuevo.

Sigueee

me gusta continua

Oh dios Me gustaa!! Esta muy bien Es muy diferente a la serie y eso me encanta!!
Solo un par de dudas: Cuantos años tiene Kate? Y Kate está con Kevin aún??
jajaja continua!!

Uaau! Muy buen comienzo, la verdad. Espero que lo puedas continuar pronto

Me encantaaaaaaaaaa jiji aunque ya lo lei en ff me lo volví a leer y me encanto aun mas, básicamente porqie amo el drama y tu forma de escribir es super ashdgdbbd *-* espero que continues pronto!!! Y a ver a donde nos llevas

me gusta como va continua!

pero continuaaaa, no lo dejes asi

Vamos siguee!

Sigue!

Porfavor sigue me encanta promete!!