No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
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Ruth Maria
alba_caskett
rikala
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Hola a todos y a todas! Después del gran vacío que me ha provocado la serie en mi vida, se me ocurrió hacer que de alguna manera continuara existiendo para mí.
Esta nueva historia que he escrito sitúa a los protagonistas entre los 20 y los 30 años, por lo que són más jóvenes que en la serie en sí.
Me gustaría que le dierais una oportunidad y que sintieses, como yo, que Castle todavía no ha terminado!!
________________
POV Kate
Me encontraba dando vueltas por Nueva York en el coche patrulla. Era agradable sentir la brisa acariciar mi cara, además que me ayudaba a mantenerme despierta. Eran las tres de la mañana y ya había detenido a dos personas por pegarse en un bar y las había llevado a comisaría para que pasaran la noche entre rejas. No es que este trabajo me gustara en general, al menos no la parte de estar patrullando a altas horas de la noche por una ciudad tan grande, pero tenía que seguir trabando duro para poder hacer las pruebas de ascenso, de ascenso al departamento de homicidios, mi objetivo desde que entré en la academia de policía. Iba de camino a la calle 55 cuando vi como un hombre agarraba a una mujer por el brazo mientras ella intentaba resistirse. No puse la sirena para no asustarle y poder pillarle, ya que estaba de espaldas a mi coche y fui lo más rápido que pude.
-Policía de Nueva York, suéltela ahora mismo. –Dije intentando mostrar autoridad. La primera reacción del sospechoso fue agarrar a la mujer con más fuerza, ahora pasando el brazo por su cuello, dejándola inmovilizada.
-No es asunto suyo, agente. Deje que siga hablando con esta chica. –El hombre iba claramente borracho, y con ese estado de embriaguez en el que estaba, podía permitirse el lujo de dar unos pasos más y acercarse más al sospechoso. –No de un paso más, agente, o le juro que esta pobre chica no sale con vida. –La chica que no debía tener más de treinta años sollozaba como podía. –Y cuando acabe con ella, empezaré con usted. –Amenazó.
-Muy bien, hagamos un trato, ella por mi, ¿Qué me dices? –El hombre se lo pensó unos segundos y después aflojó su brazo y liberó a la mujer. Aproveché esos segundos para acabar de acercarme al hombre y propinarle un buen puñetazo en la cara seguido de un rodillazo en su barriga, lo que provocó que cayera al suelo. Acto seguido me agaché junto a él y le esposé y me lo llevé a la parte trasera del coche patrulla.
-Muchas gracias agente. Me ha salvado la vida. –Me agradeció la mujer. Yo me limité a sonreír y me metí dentro del coche y conduje hacia la comisaría.
-Buen trabajo agente, en tan solo unas horas ha detenido a tres personas por altercados. Si sigue así, debería plantearse acceder a las pruebas de ascenso. –Me dijo el capitán Montgomery.
-Gracias señor. –Me limité a decir. En realidad estaba queirradiaba felicidad. Si el capitán me había dicho eso quería decir que me veía preparada para superar las pruebas y eso a mí me llenaba de alegría. –Voy a seguir mi turno. –El capitán asintió y volví a coger el coche, dispuesta a capturar a más delincuentes. Paré en una cafetería y me pedí un café para llevar y así cargar las pilas. Ya eran las cuatro, y aunque no había el tráfico habitual de la ciudad, ya se empezaban a ver más coches en marcha. Yo seguí con mi ruta hasta que vi a un hombre en un puente, dispuesto a tirarse. No dudé en salir del coche y acerqué lentamente hasta aquel hombre.
-No lo hagas. –Fue lo único que atiné a decir. El hombre se giró al escucharme y no parecía tener más de treinta años. Yo diría que tenía unos 25. Estaba llorando desconsolado, y no pude evitar emocionarme un poco de lo destrozado que parecía.
-Por favor, déjame solo. –Dijo él entre lágrimas.
-No puedo dejarle que haga esto. No puedo permitirme que se suicide. –A veces funcionaba si eras claro y decías lo que iban a cometer. –Si lo hace no habrá vuelta atrás.
-Eso es justo lo que quiero. No puedo volver atrás. Ojalá pudiera. –Estaba desolado. Su cuerpo estaba en ese puente, pero su mente divagaba.
-¿Cómo te llamas? –Empatizarse era lo único que se me ocurría.
-Rick, Rick Castle. –Me sorprendí al escuchar ese nombre. Era el escritor favorito de mi madre. Y estaba ahí en un puente, intentando suicidarse. Con todo lo que tenía.
-Rick, necesito que vuelvas a ponerte a este lado del puente, hazlo por ti y por las personas que quieres. ¿Qué pensarían ellas si hicieras lo que pretendes hacer?
-No le importo a nadie, ¡Qué más da! –Volvió a mirarme y tenía unos ojos muy bonitos, pero que en ese momento estaban apagados por las lágrimas y la tristeza.
-Entonces creo que eres un cobarde. –No me gustaba decir esas palabras pero era lo único que creía que le haría reaccionar.
-¿Perdón? –Noté como se había molestado ante mis palabras, pero no me importó mientras le pudieran ayudar.
-Entiendo que si estás en este puente es porqué algo muy malo te ha pasado y entiendo tu posición, es más, yo también he estado a ese lado del puente, pero me di cuenta que no hacía nada tirándome, sino que lo único que haría sería enterrar mis problemas, en vez de afrontarlos. Así que aquí estoy hoy, intentando ser la persona que esa noche me prometí que quería ser. Así que no me iré hasta que prometas vivir y afrontar tus problemas. –Parecía que mi charla había tenido efecto, y que contar una experiencia personal hacía que otros recapacitasen. Poco a poco Rick se fue girando hasta que se que se quedó frente a mí, todavía con la barandilla separándonos. Poco a poco va poniendo los pies en cada peldaño hasta que consigue ponerse a mi lado, a salvo.
-No sé si esto es lo que quiero.
-No puedo prometerte que la vida va a ser fácil porque no lo es, pero sí que puedo prometerte que si luchas por quién quieres ser, las cosas serán más fáciles y puede que consigas ser un poco más feliz.
-Gracias por ayudarme a pensarlo mejor.
-Sino hubiera estado aquí, tú mismo te hubieras dado cuenta de lo que era mejor para ti. Eres valiente, e incluso los más valientes tienen miedo alguna vez. –Eso pareció tranquilizarle un poco e incluso conseguí sacarle una sonrisa. –Te llevaré a casa. –Nos subimos al coche y después que el me diera la dirección de su casa conduje por las calles de la gran manzana como llevaba haciendo toda la noche. En los 20 minutos que duró el trayecto no hablamos nada. Castle miraba por la ventana, todavía con los ojos hinchados de llorar y las mejillas sonrojadas.
-Gracias por traerme. Y por todo en general. –Dijo el escritor con una sonrisa triste.
-Si alguna vez necesitas hablar, a cualquier hora del día, no dudes en llamarme. –Le dije mientras le daba mi tarjeta. Él volvió a sonreír y se bajó del coche.
Había sido una noche larga, pero había salvado vidas, y eso era lo que importaba.
_____________________
¿Qué os ha parecido este primer capítulo?
Me gustaría saber qué pensáis sobre el inicio de la historia
Esta nueva historia que he escrito sitúa a los protagonistas entre los 20 y los 30 años, por lo que són más jóvenes que en la serie en sí.
Me gustaría que le dierais una oportunidad y que sintieses, como yo, que Castle todavía no ha terminado!!
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POV Kate
Me encontraba dando vueltas por Nueva York en el coche patrulla. Era agradable sentir la brisa acariciar mi cara, además que me ayudaba a mantenerme despierta. Eran las tres de la mañana y ya había detenido a dos personas por pegarse en un bar y las había llevado a comisaría para que pasaran la noche entre rejas. No es que este trabajo me gustara en general, al menos no la parte de estar patrullando a altas horas de la noche por una ciudad tan grande, pero tenía que seguir trabando duro para poder hacer las pruebas de ascenso, de ascenso al departamento de homicidios, mi objetivo desde que entré en la academia de policía. Iba de camino a la calle 55 cuando vi como un hombre agarraba a una mujer por el brazo mientras ella intentaba resistirse. No puse la sirena para no asustarle y poder pillarle, ya que estaba de espaldas a mi coche y fui lo más rápido que pude.
-Policía de Nueva York, suéltela ahora mismo. –Dije intentando mostrar autoridad. La primera reacción del sospechoso fue agarrar a la mujer con más fuerza, ahora pasando el brazo por su cuello, dejándola inmovilizada.
-No es asunto suyo, agente. Deje que siga hablando con esta chica. –El hombre iba claramente borracho, y con ese estado de embriaguez en el que estaba, podía permitirse el lujo de dar unos pasos más y acercarse más al sospechoso. –No de un paso más, agente, o le juro que esta pobre chica no sale con vida. –La chica que no debía tener más de treinta años sollozaba como podía. –Y cuando acabe con ella, empezaré con usted. –Amenazó.
-Muy bien, hagamos un trato, ella por mi, ¿Qué me dices? –El hombre se lo pensó unos segundos y después aflojó su brazo y liberó a la mujer. Aproveché esos segundos para acabar de acercarme al hombre y propinarle un buen puñetazo en la cara seguido de un rodillazo en su barriga, lo que provocó que cayera al suelo. Acto seguido me agaché junto a él y le esposé y me lo llevé a la parte trasera del coche patrulla.
-Muchas gracias agente. Me ha salvado la vida. –Me agradeció la mujer. Yo me limité a sonreír y me metí dentro del coche y conduje hacia la comisaría.
-Buen trabajo agente, en tan solo unas horas ha detenido a tres personas por altercados. Si sigue así, debería plantearse acceder a las pruebas de ascenso. –Me dijo el capitán Montgomery.
-Gracias señor. –Me limité a decir. En realidad estaba queirradiaba felicidad. Si el capitán me había dicho eso quería decir que me veía preparada para superar las pruebas y eso a mí me llenaba de alegría. –Voy a seguir mi turno. –El capitán asintió y volví a coger el coche, dispuesta a capturar a más delincuentes. Paré en una cafetería y me pedí un café para llevar y así cargar las pilas. Ya eran las cuatro, y aunque no había el tráfico habitual de la ciudad, ya se empezaban a ver más coches en marcha. Yo seguí con mi ruta hasta que vi a un hombre en un puente, dispuesto a tirarse. No dudé en salir del coche y acerqué lentamente hasta aquel hombre.
-No lo hagas. –Fue lo único que atiné a decir. El hombre se giró al escucharme y no parecía tener más de treinta años. Yo diría que tenía unos 25. Estaba llorando desconsolado, y no pude evitar emocionarme un poco de lo destrozado que parecía.
-Por favor, déjame solo. –Dijo él entre lágrimas.
-No puedo dejarle que haga esto. No puedo permitirme que se suicide. –A veces funcionaba si eras claro y decías lo que iban a cometer. –Si lo hace no habrá vuelta atrás.
-Eso es justo lo que quiero. No puedo volver atrás. Ojalá pudiera. –Estaba desolado. Su cuerpo estaba en ese puente, pero su mente divagaba.
-¿Cómo te llamas? –Empatizarse era lo único que se me ocurría.
-Rick, Rick Castle. –Me sorprendí al escuchar ese nombre. Era el escritor favorito de mi madre. Y estaba ahí en un puente, intentando suicidarse. Con todo lo que tenía.
-Rick, necesito que vuelvas a ponerte a este lado del puente, hazlo por ti y por las personas que quieres. ¿Qué pensarían ellas si hicieras lo que pretendes hacer?
-No le importo a nadie, ¡Qué más da! –Volvió a mirarme y tenía unos ojos muy bonitos, pero que en ese momento estaban apagados por las lágrimas y la tristeza.
-Entonces creo que eres un cobarde. –No me gustaba decir esas palabras pero era lo único que creía que le haría reaccionar.
-¿Perdón? –Noté como se había molestado ante mis palabras, pero no me importó mientras le pudieran ayudar.
-Entiendo que si estás en este puente es porqué algo muy malo te ha pasado y entiendo tu posición, es más, yo también he estado a ese lado del puente, pero me di cuenta que no hacía nada tirándome, sino que lo único que haría sería enterrar mis problemas, en vez de afrontarlos. Así que aquí estoy hoy, intentando ser la persona que esa noche me prometí que quería ser. Así que no me iré hasta que prometas vivir y afrontar tus problemas. –Parecía que mi charla había tenido efecto, y que contar una experiencia personal hacía que otros recapacitasen. Poco a poco Rick se fue girando hasta que se que se quedó frente a mí, todavía con la barandilla separándonos. Poco a poco va poniendo los pies en cada peldaño hasta que consigue ponerse a mi lado, a salvo.
-No sé si esto es lo que quiero.
-No puedo prometerte que la vida va a ser fácil porque no lo es, pero sí que puedo prometerte que si luchas por quién quieres ser, las cosas serán más fáciles y puede que consigas ser un poco más feliz.
-Gracias por ayudarme a pensarlo mejor.
-Sino hubiera estado aquí, tú mismo te hubieras dado cuenta de lo que era mejor para ti. Eres valiente, e incluso los más valientes tienen miedo alguna vez. –Eso pareció tranquilizarle un poco e incluso conseguí sacarle una sonrisa. –Te llevaré a casa. –Nos subimos al coche y después que el me diera la dirección de su casa conduje por las calles de la gran manzana como llevaba haciendo toda la noche. En los 20 minutos que duró el trayecto no hablamos nada. Castle miraba por la ventana, todavía con los ojos hinchados de llorar y las mejillas sonrojadas.
-Gracias por traerme. Y por todo en general. –Dijo el escritor con una sonrisa triste.
-Si alguna vez necesitas hablar, a cualquier hora del día, no dudes en llamarme. –Le dije mientras le daba mi tarjeta. Él volvió a sonreír y se bajó del coche.
Había sido una noche larga, pero había salvado vidas, y eso era lo que importaba.
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¿Qué os ha parecido este primer capítulo?
Me gustaría saber qué pensáis sobre el inicio de la historia
Última edición por rikala el Jue Jul 14, 2016 10:09 am, editado 9 veces
rikala- Escritor - Policia
- Mensajes : 2043
Fecha de inscripción : 16/07/2012
Localización : Conquistando el mundo ù.ú
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
aqui tienes una fan!!!!!!!!!!!!
me encanta y espero que la continues
me encanta y espero que la continues
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Espero que sigas con tu historia, el hecho que haya acabado la serie no implica que no sigan deleitándonos con grandes fics de nuestros personajes favoritos!!
En estos días son menos las historias que vemos asi que agradezco de corazón tu esfuerzo para complacernos!!
Me gusta el rumbo una kate salvadora!! que le habrá sucedido a Rick para que diga que a nadie le importa???
En estos días son menos las historias que vemos asi que agradezco de corazón tu esfuerzo para complacernos!!
Me gusta el rumbo una kate salvadora!! que le habrá sucedido a Rick para que diga que a nadie le importa???
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Hola de nuevo! Estoy demasiado inspirada y no dejo de escribir así que ya tengo el siguiente capítulo listo .
Muchas gracias por los comentarios que dejasteis; así alegráis el día a cualquiera!!!
Espero que os guste este segundo capítulo!
____________________________________
POV Rick
Me desperté y miré la hora. Las 11:30. Me costó mucho dormirme la noche anterior y es que no dejaban de venirme a la memoria los dichosos recuerdos. Lo que daría por volver atrás en el tiempo para poder salvarla.
Me levanté sin ganas y me metí en la ducha. Necesitaba relajarme y la ducha en parte me ayudó a destensar los músculos. Decidí no afeitarme ya que tampoco tenía pensado salir de casa. Desayuné tan sólo un café. No tenía hambre des de hacía unas semanas. Encendí la televisión y así me pasé toda la mañana, viendo reality shows acompañado de mi inseparable bebida. A la hora de comer decidí llamar a la editorial y contarle mis novedades.
-Hola Rick. –Dijo Paula al otro lado del teléfono.
-Hola Paula. Sólo te llamaba para que hicieras un comunicado a la prensa anunciando que dejo de escribir. –Fui directo al grano ya que no me quería entretener.
-Rick, sé que estás pasando por un mal momento, muy malo para serte sincera, pero no puedes decidir de un día para otro esto. No después de 20 bestsellers y una carrera como la tuya. Me parece una idea precipitada y creo que deberías pensarlo bien. –No digo que no le importará a Paula, pero le importaba más mi carrera y los beneficios que obtengo de ella que no mi propio bien.
-Soy un adulto, puedo tomar mis propias decisiones.
-Puedes hacer eso, pero tienes un contrato que vence dentro de tres años y debes cumplirlo o tendremos que demandarte.
-Demandadme, pagaré lo que haga falta incluso más si hace falta, pero haz ese comunicado por favor. –No me quedaba otra que suplicar. No quería volver a escribir después de que mis palabras hicieran tanto daño, no después de que mis palabras fueran asesinas.
-Yo hago ese comunicado pero no te alunaremos el contrato hasta dentro de tres meses, ¿de acuerdo? Eso sí, nos tendrás que indemnizar por los daños económicos que crearás en la empresa, a parte del incumplimiento de contracto, ¿queda claro? –Yo había dejado de escuchar en cuanto me dijo que haría el comunicado pero haría lo que fuera porque me dejaran tranquilo.
-Sí. –Dije, y colgué sin esperar una despedida al otro lado de la línea.
Después de llenarme el vaso de nuevo con el mejor whisky me senté en el sofá y seguí mirando la tele, como llevaba haciendo todo el día.
POV Kate
Hoy era mi día libre gracias a que ayer trabajé de noche. Me desperté hacia las 11 y me hice un brunch ya que no era ni la hora de desayunar ni la de comer. Me puse a ver la tele mientras comía, pero no daban nada especialmente interesante así que no le prestaba demasiada atención. De repente le sonó el móvil y contestó con una sonrisa.
-Hola Lanie, ¿qué tal?
-Hola Kate. Estoy agotadísima. Esto de estar de prácticas es lo peor que te puede pasar en la vida, y mira que te pueden pasar cosas malas. Quiero que me cojan fija ya y acabe esta pesadilla. –Se quejó mi amiga. -¿Y tú qué tal?
-La verdad es que también estoy agotada. He vuelto a casa a las 5:30 y llevo despierta des de las 11. La buena noticia es que el capitán me ha dejado caer que estoy preparada para las pruebas de ascenso y no creo que tarde mucho en hacerlas. Es donde quería llegar desde que estaba en la academia.
-Te entiendo amiga. Además que subiendo de categoría te dará la oportunidad de investigar el caso. –Yo suspiré. No sé si estaba preparada para reabrir nuevas heridas pero sabía que tenía que hacerlos para hacerle justicia.
-Sí. –Me limité a decir.
-Oye, ¿qué te parece si quedamos esta noche y cenamos?
-Esta noche lo tengo imposible. Voy a ver a mis padres. ¿Qué tal mañana? –Propuse.
-Tengo guardia. Es gracioso decir que tienes guardia cuando sabes que ya están muertos, ¿no crees? –Bromeó Lanie. Yo me reí ante la tontería que acababa de decir. –Bueno, entonces lo dejamos para el fin de semana ¿no?
-Sí, mejor. ¿El sábado en mi casa?
-Por mi perfecto. Adiós amiga.
-Adiós Lanie. –Y colgamos.
Me preparé la ropa que me iba a poner esa noche y me metí en la ducha. Cuando acabé, salí todavía con la toalla enrollada al cuerpo y otra en el pelo y me vestí. Unos tejanos con una blusa y unos tacones eran más que suficientes para ir a ver a mis padres. Me maquillé ligeramente y me dejé el pelo suelto y ondulado.
Conduje en mi moto los veinte minutos que separaban mi apartamento de casa de mis padres y abrí con mis llaves nada más llegar.
-¡Katie! Qué pronto llegas. –Dijo mi padre nada más entré por la puerta. Luego me abrazó como siempre hacía y yo me quité la cazadora para estar más cómoda.
-¿Qué tal todo papá? –Me interesé.
-Bien, ya sabes, lo de siempre. El caso en el que estaba trabajando ha sido todo un éxito y he ganado. Bueno, hemos, tú madre me ayudó mucho en este caso.
-¿Y cuando no te he ayudado yo, Jim? –Dijo mi madre apareciendo con una bandeja llena de comida. Yo me reí ante el comentario de mi madre. Siempre se hacían ese tipo de bromas, sobretodo cuando se trataba de trabajo. -¿Qué tal Katie? –Dijo dándome un beso en la mejilla.
-Todo bien, supongo. Cansada. Ayer tuve turno de noche y me he ido a dormir muy tarde, o muy pronto dependiendo como lo mires. –Bromeé. Mis padres me sonrieron y aunque no les hacía mucha gracia que me convirtiera en policía, entienden el por qué lo hice e incluso me arriesgaría a decir que están orgullosos. Nos sentamos en la mesa y empezamos a cenar como hacíamos un día o dos por semana. Mi madre cocinaba para quince, pero la parte buena es que todas aquellas sobras luego llenaban mi nevera y me ahorraban tiempo de cocinar.
-¿Cómo va el trabajo? –Preguntó mi padre.
-Bien, ayer mi capitán me sugirió que hiciera las pruebas de ascenso a detective. –Conté muy ilusionada.
-Vaya, eso está muy bien, Katie. Así tendrás un horario más fijo y no tendrás que estar patrullando por la noche. –Dijo mi madre.
-Sí, y podré acceder a los archivos del caso de Nick. –Fue decir su nombre y todos inconscientemente bajamos la mirada hacia el plato.
-Ya te hemos dicho muchas veces que no te obsesiones con ese caso, puede ser peligroso. –Dijo ahora mi padre.
-Sólo quiero investigar, ver dónde me llevan las pruebas. Si encontrara al culpable de su muerte, no iría sola ante el peligro, os lo prometo.
-Ya sabemos que eres responsable, Katie, pero nos preocupa que si te obsesionas demasiado acabes como el año pasado. –Intervino mi madre de nuevo.
Zanjamos el tema ahí y seguimos hablando de otros temas más triviales, hasta que se hizo la hora de que me fuera a casa y ayudé a recoger y fregar los platos, como hacía de costumbre.
___________
Hasta aquí el capítulo de hoy. ¿Qué os ha parecido?
¿Tenéis alguna teoría sobre lo que le pasa a Rick o el caso que quiere investigar Kate?
Muchas gracias por los comentarios que dejasteis; así alegráis el día a cualquiera!!!
Espero que os guste este segundo capítulo!
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POV Rick
Me desperté y miré la hora. Las 11:30. Me costó mucho dormirme la noche anterior y es que no dejaban de venirme a la memoria los dichosos recuerdos. Lo que daría por volver atrás en el tiempo para poder salvarla.
Me levanté sin ganas y me metí en la ducha. Necesitaba relajarme y la ducha en parte me ayudó a destensar los músculos. Decidí no afeitarme ya que tampoco tenía pensado salir de casa. Desayuné tan sólo un café. No tenía hambre des de hacía unas semanas. Encendí la televisión y así me pasé toda la mañana, viendo reality shows acompañado de mi inseparable bebida. A la hora de comer decidí llamar a la editorial y contarle mis novedades.
-Hola Rick. –Dijo Paula al otro lado del teléfono.
-Hola Paula. Sólo te llamaba para que hicieras un comunicado a la prensa anunciando que dejo de escribir. –Fui directo al grano ya que no me quería entretener.
-Rick, sé que estás pasando por un mal momento, muy malo para serte sincera, pero no puedes decidir de un día para otro esto. No después de 20 bestsellers y una carrera como la tuya. Me parece una idea precipitada y creo que deberías pensarlo bien. –No digo que no le importará a Paula, pero le importaba más mi carrera y los beneficios que obtengo de ella que no mi propio bien.
-Soy un adulto, puedo tomar mis propias decisiones.
-Puedes hacer eso, pero tienes un contrato que vence dentro de tres años y debes cumplirlo o tendremos que demandarte.
-Demandadme, pagaré lo que haga falta incluso más si hace falta, pero haz ese comunicado por favor. –No me quedaba otra que suplicar. No quería volver a escribir después de que mis palabras hicieran tanto daño, no después de que mis palabras fueran asesinas.
-Yo hago ese comunicado pero no te alunaremos el contrato hasta dentro de tres meses, ¿de acuerdo? Eso sí, nos tendrás que indemnizar por los daños económicos que crearás en la empresa, a parte del incumplimiento de contracto, ¿queda claro? –Yo había dejado de escuchar en cuanto me dijo que haría el comunicado pero haría lo que fuera porque me dejaran tranquilo.
-Sí. –Dije, y colgué sin esperar una despedida al otro lado de la línea.
Después de llenarme el vaso de nuevo con el mejor whisky me senté en el sofá y seguí mirando la tele, como llevaba haciendo todo el día.
POV Kate
Hoy era mi día libre gracias a que ayer trabajé de noche. Me desperté hacia las 11 y me hice un brunch ya que no era ni la hora de desayunar ni la de comer. Me puse a ver la tele mientras comía, pero no daban nada especialmente interesante así que no le prestaba demasiada atención. De repente le sonó el móvil y contestó con una sonrisa.
-Hola Lanie, ¿qué tal?
-Hola Kate. Estoy agotadísima. Esto de estar de prácticas es lo peor que te puede pasar en la vida, y mira que te pueden pasar cosas malas. Quiero que me cojan fija ya y acabe esta pesadilla. –Se quejó mi amiga. -¿Y tú qué tal?
-La verdad es que también estoy agotada. He vuelto a casa a las 5:30 y llevo despierta des de las 11. La buena noticia es que el capitán me ha dejado caer que estoy preparada para las pruebas de ascenso y no creo que tarde mucho en hacerlas. Es donde quería llegar desde que estaba en la academia.
-Te entiendo amiga. Además que subiendo de categoría te dará la oportunidad de investigar el caso. –Yo suspiré. No sé si estaba preparada para reabrir nuevas heridas pero sabía que tenía que hacerlos para hacerle justicia.
-Sí. –Me limité a decir.
-Oye, ¿qué te parece si quedamos esta noche y cenamos?
-Esta noche lo tengo imposible. Voy a ver a mis padres. ¿Qué tal mañana? –Propuse.
-Tengo guardia. Es gracioso decir que tienes guardia cuando sabes que ya están muertos, ¿no crees? –Bromeó Lanie. Yo me reí ante la tontería que acababa de decir. –Bueno, entonces lo dejamos para el fin de semana ¿no?
-Sí, mejor. ¿El sábado en mi casa?
-Por mi perfecto. Adiós amiga.
-Adiós Lanie. –Y colgamos.
Me preparé la ropa que me iba a poner esa noche y me metí en la ducha. Cuando acabé, salí todavía con la toalla enrollada al cuerpo y otra en el pelo y me vestí. Unos tejanos con una blusa y unos tacones eran más que suficientes para ir a ver a mis padres. Me maquillé ligeramente y me dejé el pelo suelto y ondulado.
Conduje en mi moto los veinte minutos que separaban mi apartamento de casa de mis padres y abrí con mis llaves nada más llegar.
-¡Katie! Qué pronto llegas. –Dijo mi padre nada más entré por la puerta. Luego me abrazó como siempre hacía y yo me quité la cazadora para estar más cómoda.
-¿Qué tal todo papá? –Me interesé.
-Bien, ya sabes, lo de siempre. El caso en el que estaba trabajando ha sido todo un éxito y he ganado. Bueno, hemos, tú madre me ayudó mucho en este caso.
-¿Y cuando no te he ayudado yo, Jim? –Dijo mi madre apareciendo con una bandeja llena de comida. Yo me reí ante el comentario de mi madre. Siempre se hacían ese tipo de bromas, sobretodo cuando se trataba de trabajo. -¿Qué tal Katie? –Dijo dándome un beso en la mejilla.
-Todo bien, supongo. Cansada. Ayer tuve turno de noche y me he ido a dormir muy tarde, o muy pronto dependiendo como lo mires. –Bromeé. Mis padres me sonrieron y aunque no les hacía mucha gracia que me convirtiera en policía, entienden el por qué lo hice e incluso me arriesgaría a decir que están orgullosos. Nos sentamos en la mesa y empezamos a cenar como hacíamos un día o dos por semana. Mi madre cocinaba para quince, pero la parte buena es que todas aquellas sobras luego llenaban mi nevera y me ahorraban tiempo de cocinar.
-¿Cómo va el trabajo? –Preguntó mi padre.
-Bien, ayer mi capitán me sugirió que hiciera las pruebas de ascenso a detective. –Conté muy ilusionada.
-Vaya, eso está muy bien, Katie. Así tendrás un horario más fijo y no tendrás que estar patrullando por la noche. –Dijo mi madre.
-Sí, y podré acceder a los archivos del caso de Nick. –Fue decir su nombre y todos inconscientemente bajamos la mirada hacia el plato.
-Ya te hemos dicho muchas veces que no te obsesiones con ese caso, puede ser peligroso. –Dijo ahora mi padre.
-Sólo quiero investigar, ver dónde me llevan las pruebas. Si encontrara al culpable de su muerte, no iría sola ante el peligro, os lo prometo.
-Ya sabemos que eres responsable, Katie, pero nos preocupa que si te obsesionas demasiado acabes como el año pasado. –Intervino mi madre de nuevo.
Zanjamos el tema ahí y seguimos hablando de otros temas más triviales, hasta que se hizo la hora de que me fuera a casa y ayudé a recoger y fregar los platos, como hacía de costumbre.
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Hasta aquí el capítulo de hoy. ¿Qué os ha parecido?
¿Tenéis alguna teoría sobre lo que le pasa a Rick o el caso que quiere investigar Kate?
rikala- Escritor - Policia
- Mensajes : 2043
Fecha de inscripción : 16/07/2012
Localización : Conquistando el mundo ù.ú
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
quien será este Nick? será un hermano? y cual es la historia trágica de rick?? de verdad que estoy intrigada!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
tengo las mismas preguntas que Ruth Maria...
me encanta!!!!!!!!!!!!
me encanta!!!!!!!!!!!!
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
puedo decir que promete ser una gran historia...yo creo que nick, es un hermano de kate o novio...y la tragedia de rick esa si quiero dejarme sorprender....sigue prontooo..
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Hola otro día más! Cada día que paso veo a más de vosotros comentando y eso no hace más que ponerme muy feliz
He leído cada uno de vuestros comentarios y sus teorías correspondientes y sólo digo que estoy deseando que llegue el día que os enteréis.
Con esto os dejo con un nuevo capítulo
____________________________________
POV Kate
Me encontraba delante de la puerta de casa de Lanie, esperando a que me abriera la puerta. Llevaba una botella de vino, de nuestro favorito. Oí como abría la puerta hasta que vi a mi amiga esperándome con una sonrisa.
-Kate Beckett, ¡pero si sigue viva! –Bromeó la forense.
-Lanie, no seas exagerada, hablamos hace dos días. –Repliqué yo entrando a su apartamento.
-Ya, pero hacía semanas que no nos veíamos, chica. –Contestó ella. Lanie tenía razón y es que entre mis horarios y los suyos, era muy difícil vernos en persona.
-He traído el vino. –Dije levantando la bolsa donde lo llevaba.
-Así me gusta. Trae, que voy a abrirlo mientras se acaba de hacer la cena. –Le di el vino.
-¿Dónde has pedido esta vez? –Sabía perfectamente que Lanie no haría ella la cena, ya que siempre la pedíamos a algún restaurante.
-Se nota que eres poli. –Bromeó Lanie. Yo me reí ante su comentario. –He pedido comida italiana, porque la última vez pedimos comida china.
La ayudé a poner la mesa y esperamos al repartidor mientras hablábamos de temas triviales. Cuando llegó el repartidor Lanie se levantó para ir a abrir y cogió la comida. Cuando cerró la puerta, se giró con una sonrisa pícara.
-Tengo que decir que el italiano que ha traído la cena no estaba para nada mal. –Dijo la forense mientras sacaba la comida de las bolsas. –Por mí se podía quedar a cenar con nosotras.
-Mejor dicho preferirías una cena a solas con él. –Apunté yo. Lanie soltó una carcajada.
-Bueno, tengo que decir que era más de tu tipo, pero bueno, ni tú misma sabes cuál es tu tipo de hombre. –Me picó Lanie.
-¿Qué no qué? –Fingí ofenderme.
- Will i Tom no se parecían ni el blanco de los ojos. –Contó la forense.
-Los dos eran morenos. –Me justifiqué
-Sí pero uno era más aburrido que el programa de teletienda y el otro nunca tenía tiempo. –Dijo Lanie. Aunque lo dijera en broma tenía toda la razón. Con Will era todo seguro, pero entramos en una rutina, siempre haciendo lo mismo, hasta que se fue a Boston cuando superó las pruebas del FBI. Tom era divertido y cariñoso, eso sí, sólo cuando le veía, y como siempre tenía que trabajar, tampoco funcionó.
-Bueno, no nos pongamos a hablar de ex parejas porque contigo tenemos para toda la noche. –Dije antes de ponerme unos cuantos espaguetis en la boca.
-Vamos, ¡tampoco seas exagerada! –Dramatizó Lanie. Reímos durante la cena, ya fuera por las tonterías que contaba mi amiga o por cómo la picaba yo para que las soltara, pero fue una buena noche de chicas. Nos acabamos toda la botella de vino y recogimos todo en cuanto acabamos de cenar.
-Oye, se me acaba de ocurrir la mejor idea de mi vida. –Dijo Lanie de repente.
-¿No era estudiar medicina forense tu mejor idea de la vida?
-Já já. Esa era mi mejor idea profesional de la vida. Dime tú si habrá algún día que no tenga trabajo. Siempre muere alguien. –Explicó, y yo me volví a reír ante las ocurrencias que tenía. –Pero no hablábamos de eso. Te decía que nos vamos de copas.
-¿De copas? ¿Ahora? –Estaba un poco cansada, aunque estaba siendo una gran noche.
-Katherine Beckett, nos pasamos los días trabajando sin parar. Tienes 22 años, y yo unos pocos más; ¡somos jóvenes, tenemos que vivir la vida! –Sabía perfectamente que por mucho que no le apeteciera ir, Lanie la acabaría convenciendo de ello.
-Bueno, está bien. –Cedí. Lanie hizo un grito todo agudo de la emoción y acabamos de recoger las cosas para irnos luego a algún bar del centro. Cogimos un taxi que casualmente pasaba por la calle y Lanie le dio la dirección medicada al taxista. En quince minutos y gracias al poco tráfico llegamos y era una zona llena de bares y pubs repletos de gente.
-El otro día en el trabajo me recomendaron ir a ese bar de ahí. –Dijo señalando un edificio.
-Parece más una discoteca que un bar.
-Es más una discoteca que un bar; pero así mejor porque al menos también podemos bailar.
-No lo sé Lanie, no me apetece mucho...
-Menos excusas y más diversión. –Dijo mientras me cogía del brazo y me llevaba, literalmente, a rastras hacia la discoteca. Una vez dentro el ambiente estaba cargado por la multitud de gente que había allí dentro y la música que sonaba a todo volumen. Le hice señas a mi amiga para decirle que iba a la barra a pedir algo, pero debí perder a Lanie en el momento en el que entramos y vio a algún chico.
Me senté en un taburete de la barra y pedí un vodka al barman el cual sonrió después de haber pedido. No tardó más de dos minutos en servírmelo y cuando di el primer trago noté como me ardía la garganta, pero luego sentaba bien. Como no veía a Lanie me quedé en la barra observando a la gente de la discoteca. Había muchas parejas dándose el lote mientras hacían que bailaban. También veías a gente bailar desenfrenadamente con desconocidos –lo cual a mí me divertía mucho ver- Y luego estaban las persona que como yo, nos lo pasábamos bien mirando a las demás personas desde la barra.
Vi a como Lanie me hacía señas para que fuera a bailar con ella y yo acepté sin más, porque no tenía otra cosa que hacer. Mientras me acercaba iba pasando por las mesas del reservado hasta que vi como un hombre se acercaba a otro con intenciones de pegarle. Miré a Lanie y vi que estaba entre ida hablando con un chico alto así que no dudé en acercarme más para ver qué pasaba en esa mesa. Cuando me acerqué más vi quién era y decidí intervenir.
-Como sigas así te juro que...
-¡Eh, eh! –Los dos se giraron para ver qué quería. –Déjalo en paz. –Dije defendiendo al hombre que estaban a punto de pegar.
-Me ha insultado a mí y a mi novia. Este cretino merece una paliza.
-¿No ves que va más borracho que una cuba? –A simple vista no se le veía borracho del todo, no como para no ser consciente de sus actos. -Además si te ven pegar a otro te echarán, ¿y tú no quieres eso, verdad? –El hombre negó con la cabeza y se fue sin más.
-No hacía falta que hicieras nada. –Dijo malhumorado.
-¿Y dejar que te pegaran justo delante mío? –Rebatí
-Podrías haberlo dejado así. No hace falta que me salves siempre. –Me estaba tragando mis palabras porque sabía que no estaba pasando un mal momento.
-Rick, no puedes ir por la vida dejando que te peguen palizas. –El parecía no escucharme. –Los médicos dicen que no es sano. –Bromeé yo para quitar hierro al asunto e hizo efecto pues se rió ligeramente.
-Y ahora me dirás que debería hacer caso a los médicos. –Siguió él y yo sonreí al ver que no lo tenía todo perdido, que todavía tenía esperanzas de vivir en paz. –Por cierto ¿Cómo te llamas? El otro día sólo vi que en tu distintivo ponía Beckett.
-Soy Kate. Kate Beckett.
-Vaya, eso ha sonado muy a James Bond. –Bromeó ahora el escritor. Yo me reí ante sus ocurrencias. –Parece que a la agente Beckett se le da muy bien su trabajo de salvar vidas.
-Cuantas más salvo, mejor me siento.
-¿Y cómo una chica como tú, tan joven, decide meterse en el cuerpo? –No me gustaba que me preguntaran eso pero con él sabía que podía sincerarme.
-Algo ocurrió e hizo que mi vida cambiará al 100%. Necesito saber que puedo salvar a muchas personas de que les ocurra lo mismo. –Vi como Rick no me preguntaba con la mirada, como tantos habían hecho en estos tres últimos años y eso me reconfortó.
Nos pasamos gran parte de la noche hablando de mis detenciones más divertidas, las más difíciles. Fue una noche diferente, pero me divertí. Lanie no volvió a aparecer así que supuse que se habría ido.
-Bueno, será mejor que me vaya. Se ha hecho muy tarde. –Dije yo. Eran las cuatro de la mañana y yo quería salir mañana a correr.
-¿Ya es esta hora? –Dijo él. –Yo también debería irme. –Nos levantamos y salimos del local. Esperamos en la puerta a que apareciera algún taxi, pero parecía que eso sería más difícil de lo que pensaba. Al fin llegó uno y Rick y yo nos miramos preguntándonos quien de los dos lo cogía.
-Sube tú, yo puedo ir dando un paseo. –Se ofreció Rick.
-A las cuatro y media de la mañana creo que no es muy buena idea ir dando un paseo por este barrio. –Le rebatí yo. –Sube conmigo y hacemos dos paradas. –Le ofrecí.
-Me parece buena idea agente. –Nos metimos en el taxi y primero di mi dirección al taxista. Estuvimos todo el trayecto en silencio. Rick miraba por la ventana las luces de la ciudad. Estaba metido en sus pensamientos porque hubo un momento en que me fijé que tenía los ojos llorosos. Algún día sabría que le pasaba a ese escritor tan misterioso. Pero de momento prefería acercarse a él para que pudiera ver que tenía a alguien en que confiar.
El taxi paró en frente de mi casa y yo le di los billetes a Rick para que pagara todo junto cuando llegaran a su casa.
-Quédatelos. Invito yo como agradecimiento a tus acciones heroicas. –Me sonrió y yo le sonreí, y volví a guardarme los billetes en la cartera. Antes de que abriera la puerta me dijo. –¿Lo de llamarte si necesito algo sigue en pie?
-Por supuesto. –Y con eso bajé del coche y me despedí de él con un gesto con la mano que él me devolvió antes de que el taxi se pusiera en marcha.
POV Rick
La noche había empezado muy mal. Primero me había emborrachado para luego meterme en una pelea de bar. Pero ahí volvió a aparecer mi salvadora, la agente Kate Beckett y una vez más me salvó de mis pesadillas.
Apenas la conocía, pero he podido notar en ella cierta preocupación por mi bienestar que hace sentirme querido; algo que últimamente no me siento por nada ni por nadie. También está el hecho de que nunca ha esperado un gracias por mi parte, e incluso ha recibido idioteces inmaduras de mi parte. Pero ha seguido aguantando.
El saber que sigue habiendo alguien ahí hace que me den ganas de vivir, pero se hace difícil volver a renacer cuando has estado tanto tiempo muerto por dentro.
___________
¿Qué os ha parecido Lanie y Kate?
¿Y Kate y Rick?
He leído cada uno de vuestros comentarios y sus teorías correspondientes y sólo digo que estoy deseando que llegue el día que os enteréis.
Con esto os dejo con un nuevo capítulo
____________________________________
POV Kate
Me encontraba delante de la puerta de casa de Lanie, esperando a que me abriera la puerta. Llevaba una botella de vino, de nuestro favorito. Oí como abría la puerta hasta que vi a mi amiga esperándome con una sonrisa.
-Kate Beckett, ¡pero si sigue viva! –Bromeó la forense.
-Lanie, no seas exagerada, hablamos hace dos días. –Repliqué yo entrando a su apartamento.
-Ya, pero hacía semanas que no nos veíamos, chica. –Contestó ella. Lanie tenía razón y es que entre mis horarios y los suyos, era muy difícil vernos en persona.
-He traído el vino. –Dije levantando la bolsa donde lo llevaba.
-Así me gusta. Trae, que voy a abrirlo mientras se acaba de hacer la cena. –Le di el vino.
-¿Dónde has pedido esta vez? –Sabía perfectamente que Lanie no haría ella la cena, ya que siempre la pedíamos a algún restaurante.
-Se nota que eres poli. –Bromeó Lanie. Yo me reí ante su comentario. –He pedido comida italiana, porque la última vez pedimos comida china.
La ayudé a poner la mesa y esperamos al repartidor mientras hablábamos de temas triviales. Cuando llegó el repartidor Lanie se levantó para ir a abrir y cogió la comida. Cuando cerró la puerta, se giró con una sonrisa pícara.
-Tengo que decir que el italiano que ha traído la cena no estaba para nada mal. –Dijo la forense mientras sacaba la comida de las bolsas. –Por mí se podía quedar a cenar con nosotras.
-Mejor dicho preferirías una cena a solas con él. –Apunté yo. Lanie soltó una carcajada.
-Bueno, tengo que decir que era más de tu tipo, pero bueno, ni tú misma sabes cuál es tu tipo de hombre. –Me picó Lanie.
-¿Qué no qué? –Fingí ofenderme.
- Will i Tom no se parecían ni el blanco de los ojos. –Contó la forense.
-Los dos eran morenos. –Me justifiqué
-Sí pero uno era más aburrido que el programa de teletienda y el otro nunca tenía tiempo. –Dijo Lanie. Aunque lo dijera en broma tenía toda la razón. Con Will era todo seguro, pero entramos en una rutina, siempre haciendo lo mismo, hasta que se fue a Boston cuando superó las pruebas del FBI. Tom era divertido y cariñoso, eso sí, sólo cuando le veía, y como siempre tenía que trabajar, tampoco funcionó.
-Bueno, no nos pongamos a hablar de ex parejas porque contigo tenemos para toda la noche. –Dije antes de ponerme unos cuantos espaguetis en la boca.
-Vamos, ¡tampoco seas exagerada! –Dramatizó Lanie. Reímos durante la cena, ya fuera por las tonterías que contaba mi amiga o por cómo la picaba yo para que las soltara, pero fue una buena noche de chicas. Nos acabamos toda la botella de vino y recogimos todo en cuanto acabamos de cenar.
-Oye, se me acaba de ocurrir la mejor idea de mi vida. –Dijo Lanie de repente.
-¿No era estudiar medicina forense tu mejor idea de la vida?
-Já já. Esa era mi mejor idea profesional de la vida. Dime tú si habrá algún día que no tenga trabajo. Siempre muere alguien. –Explicó, y yo me volví a reír ante las ocurrencias que tenía. –Pero no hablábamos de eso. Te decía que nos vamos de copas.
-¿De copas? ¿Ahora? –Estaba un poco cansada, aunque estaba siendo una gran noche.
-Katherine Beckett, nos pasamos los días trabajando sin parar. Tienes 22 años, y yo unos pocos más; ¡somos jóvenes, tenemos que vivir la vida! –Sabía perfectamente que por mucho que no le apeteciera ir, Lanie la acabaría convenciendo de ello.
-Bueno, está bien. –Cedí. Lanie hizo un grito todo agudo de la emoción y acabamos de recoger las cosas para irnos luego a algún bar del centro. Cogimos un taxi que casualmente pasaba por la calle y Lanie le dio la dirección medicada al taxista. En quince minutos y gracias al poco tráfico llegamos y era una zona llena de bares y pubs repletos de gente.
-El otro día en el trabajo me recomendaron ir a ese bar de ahí. –Dijo señalando un edificio.
-Parece más una discoteca que un bar.
-Es más una discoteca que un bar; pero así mejor porque al menos también podemos bailar.
-No lo sé Lanie, no me apetece mucho...
-Menos excusas y más diversión. –Dijo mientras me cogía del brazo y me llevaba, literalmente, a rastras hacia la discoteca. Una vez dentro el ambiente estaba cargado por la multitud de gente que había allí dentro y la música que sonaba a todo volumen. Le hice señas a mi amiga para decirle que iba a la barra a pedir algo, pero debí perder a Lanie en el momento en el que entramos y vio a algún chico.
Me senté en un taburete de la barra y pedí un vodka al barman el cual sonrió después de haber pedido. No tardó más de dos minutos en servírmelo y cuando di el primer trago noté como me ardía la garganta, pero luego sentaba bien. Como no veía a Lanie me quedé en la barra observando a la gente de la discoteca. Había muchas parejas dándose el lote mientras hacían que bailaban. También veías a gente bailar desenfrenadamente con desconocidos –lo cual a mí me divertía mucho ver- Y luego estaban las persona que como yo, nos lo pasábamos bien mirando a las demás personas desde la barra.
Vi a como Lanie me hacía señas para que fuera a bailar con ella y yo acepté sin más, porque no tenía otra cosa que hacer. Mientras me acercaba iba pasando por las mesas del reservado hasta que vi como un hombre se acercaba a otro con intenciones de pegarle. Miré a Lanie y vi que estaba entre ida hablando con un chico alto así que no dudé en acercarme más para ver qué pasaba en esa mesa. Cuando me acerqué más vi quién era y decidí intervenir.
-Como sigas así te juro que...
-¡Eh, eh! –Los dos se giraron para ver qué quería. –Déjalo en paz. –Dije defendiendo al hombre que estaban a punto de pegar.
-Me ha insultado a mí y a mi novia. Este cretino merece una paliza.
-¿No ves que va más borracho que una cuba? –A simple vista no se le veía borracho del todo, no como para no ser consciente de sus actos. -Además si te ven pegar a otro te echarán, ¿y tú no quieres eso, verdad? –El hombre negó con la cabeza y se fue sin más.
-No hacía falta que hicieras nada. –Dijo malhumorado.
-¿Y dejar que te pegaran justo delante mío? –Rebatí
-Podrías haberlo dejado así. No hace falta que me salves siempre. –Me estaba tragando mis palabras porque sabía que no estaba pasando un mal momento.
-Rick, no puedes ir por la vida dejando que te peguen palizas. –El parecía no escucharme. –Los médicos dicen que no es sano. –Bromeé yo para quitar hierro al asunto e hizo efecto pues se rió ligeramente.
-Y ahora me dirás que debería hacer caso a los médicos. –Siguió él y yo sonreí al ver que no lo tenía todo perdido, que todavía tenía esperanzas de vivir en paz. –Por cierto ¿Cómo te llamas? El otro día sólo vi que en tu distintivo ponía Beckett.
-Soy Kate. Kate Beckett.
-Vaya, eso ha sonado muy a James Bond. –Bromeó ahora el escritor. Yo me reí ante sus ocurrencias. –Parece que a la agente Beckett se le da muy bien su trabajo de salvar vidas.
-Cuantas más salvo, mejor me siento.
-¿Y cómo una chica como tú, tan joven, decide meterse en el cuerpo? –No me gustaba que me preguntaran eso pero con él sabía que podía sincerarme.
-Algo ocurrió e hizo que mi vida cambiará al 100%. Necesito saber que puedo salvar a muchas personas de que les ocurra lo mismo. –Vi como Rick no me preguntaba con la mirada, como tantos habían hecho en estos tres últimos años y eso me reconfortó.
Nos pasamos gran parte de la noche hablando de mis detenciones más divertidas, las más difíciles. Fue una noche diferente, pero me divertí. Lanie no volvió a aparecer así que supuse que se habría ido.
-Bueno, será mejor que me vaya. Se ha hecho muy tarde. –Dije yo. Eran las cuatro de la mañana y yo quería salir mañana a correr.
-¿Ya es esta hora? –Dijo él. –Yo también debería irme. –Nos levantamos y salimos del local. Esperamos en la puerta a que apareciera algún taxi, pero parecía que eso sería más difícil de lo que pensaba. Al fin llegó uno y Rick y yo nos miramos preguntándonos quien de los dos lo cogía.
-Sube tú, yo puedo ir dando un paseo. –Se ofreció Rick.
-A las cuatro y media de la mañana creo que no es muy buena idea ir dando un paseo por este barrio. –Le rebatí yo. –Sube conmigo y hacemos dos paradas. –Le ofrecí.
-Me parece buena idea agente. –Nos metimos en el taxi y primero di mi dirección al taxista. Estuvimos todo el trayecto en silencio. Rick miraba por la ventana las luces de la ciudad. Estaba metido en sus pensamientos porque hubo un momento en que me fijé que tenía los ojos llorosos. Algún día sabría que le pasaba a ese escritor tan misterioso. Pero de momento prefería acercarse a él para que pudiera ver que tenía a alguien en que confiar.
El taxi paró en frente de mi casa y yo le di los billetes a Rick para que pagara todo junto cuando llegaran a su casa.
-Quédatelos. Invito yo como agradecimiento a tus acciones heroicas. –Me sonrió y yo le sonreí, y volví a guardarme los billetes en la cartera. Antes de que abriera la puerta me dijo. –¿Lo de llamarte si necesito algo sigue en pie?
-Por supuesto. –Y con eso bajé del coche y me despedí de él con un gesto con la mano que él me devolvió antes de que el taxi se pusiera en marcha.
POV Rick
La noche había empezado muy mal. Primero me había emborrachado para luego meterme en una pelea de bar. Pero ahí volvió a aparecer mi salvadora, la agente Kate Beckett y una vez más me salvó de mis pesadillas.
Apenas la conocía, pero he podido notar en ella cierta preocupación por mi bienestar que hace sentirme querido; algo que últimamente no me siento por nada ni por nadie. También está el hecho de que nunca ha esperado un gracias por mi parte, e incluso ha recibido idioteces inmaduras de mi parte. Pero ha seguido aguantando.
El saber que sigue habiendo alguien ahí hace que me den ganas de vivir, pero se hace difícil volver a renacer cuando has estado tanto tiempo muerto por dentro.
___________
¿Qué os ha parecido Lanie y Kate?
¿Y Kate y Rick?
rikala- Escritor - Policia
- Mensajes : 2043
Fecha de inscripción : 16/07/2012
Localización : Conquistando el mundo ù.ú
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Sigueee k chulooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Hola! Siento haber tardado tanto en actualizar pero el internet y la inspiración me han fallado a la vez . En este capítulo descubriremos muchas incógnitas de esta historia y sólo puedo estar nerviosa por ver lo que pensáis y si os lo imaginabais....
Os dejo con el cuarto capítulo. Gracias por seguir leyéndolo!!
______________________________________
POV Kate
Hoy hacía dos años. Las lágrimas corrían por mi cara mientras yo miraba con tristeza aquella tumba. Me sequé las lágrimas con la manga de la chaqueta y me agaché hasta quedar a la altura de las letras de su nombre. Las acaricié, como si con ese gesto pudiera acariciarle la cara.
-Hola Nick. –Sonreí tristemente. –Hoy hace dos años que no estás y yo no puedo más que echarte de menos. Cada día pienso en cuando éramos pequeños y mamá nos reñía por dormir en la cama del otro cuando cada uno tenía su habitación. –Me reí al recordar esos momentos. –O cuando nos peleábamos por el mando de la tele. Dios, qué tiempos aquellos. Lo que daría por volver atrás y acordarme de darte un abrazo al despedirme de ti en el instituto. Siempre me tratabas como si fuera una niña pequeña, y eso me cabreaba mucho, pero tú siempre me decías que me lo decías porque era tu hermana pequeña, y que siempre me verías como cuando me cogiste por primera vez en brazos.
Hoy es un día importante. Hoy me dicen los resultados de las pruebas de ascenso y estoy más que preparada para convertirme en inspectora y dar justicia al mundo, darte justicia a ti. –Me quedé un rato en silencio, guardando en mi memoria todos los recuerdos que tenía de mi hermano. Luego me levanté y toqué el collar que llevaba en mi cuello. Era la cadena que siempre llevaba Nick y que yo le había regalado por su 18 cumpleaños. Fui andando hasta llegar a mi coche y conduje hasta la comisaría.
-Capitán, me gustaría que supiera que hace un mes me presenté a las pruebas a inspectora y estoy esperando una respuesta. –Dije una vez llegué al despacho de Montgomery.
-Creo agente Beckett que está usted más que preparada para superar esas pruebas con creces y yo estoy dispuesto a proporcionarle un sitio en esta comisaría cuando las pase. –El capitán siempre ha tenido mucha confianza en mí, más de la que yo siquiera tenía en mi misma. En ese momento sonó el teléfono y el capitán lo cogió. Estuvo cinco minutos hablando hasta que colgó. –Tengo buenas noticias, inspectora Beckett. –Al decir eso me imaginé lo que iba a decirme. Había superado las pruebas. Había ascendido. –Es usted la inspectora más joven de Nueva York. Enhorabuena.
Después de eso me asignaron un escritorio y me dieron el resto de día libre. Inmediatamente cogí el móvil y marqué un número que me sabía de memoria.
-¿Dígame?
-¿Papá?
-Katie, ¿cómo va todo?
-He aprobado. –Me limité a decir.
-¿Las pruebas de ascenso?
-Sí. –Me daban ganas de gritarlo al mundo pero me contuve de gritarle a mi padre por teléfono. Oí como mi padre hablaba con mi madre.
-Cuánto me alegro hija. Estaba convencido de que las pasarías sin ni siquiera pestañear. –Estuvimos unos segundos en silencio. –Ahora se pone tu madre.
-Katie, cuánto me alegro de que las hayas pasado. –Se veía que mi madre lo decía con sinceridad a pesar de oponerse a lo que quería ser.
Estuve un rato más hablando con mis padres hasta que me despedí prometiendo una cena con ellos para celebrarlo.
POV Rick
Ya llevaba unas horas despierto y después de forzarme a desayunar algo, a ducharme y afeitarme me dediqué toda la mañana a jugar a videojuegos. Hacía dos meses insufribles desde que la perdí y cada día se me hacía más duro no verla por casa, con su sonrisa que me encogía el corazón.
No había vuelto a escribir desde entonces y la prensa ya lo sabía y había montado una serie de teorías surrealistas donde lo que prácticamente hacían era llamarme vago, irresponsable e inmaduro. Nada de eso me afectaba ya. Me levanté todavía pensando en las críticas y cogí la botella de whisky que me acompañaba desde hacía esos dos meses. Me la quedé mirando un rato, sin decidirme si verter el líquido en el vaso o no. Si lo hacía conseguiría pensar en otras cosas, pero también me haría daño a mi mismo. Si no lo hacía, mi mente estaría echándose la culpa por ser tan estúpido, pero podría olvidarlo y seguir con su vida. Con tanta indecisión se acordó de alguien. Kate Beckett, aquella agente que ya la había ayudado tanto y que le había dicho que podía llamarle cuando quisiera. Dejó la botella en la mesa y buscó la tarjeta que le había dado. Marcó su número de teléfono y esperó a que contestara.
-Beckett. –Contestó firmemente.
-Hola Kate soy...
-Rick. –Me cortó ella. Sonreí al ver que todavía se acordaba de mí después de un mes de nuestro último encuentro en aquella discoteca. -¿Cómo estás?
-No sé cómo estoy, la verdad. ¿Podríamos quedar en algún sitio y hablar? –Yo no era de los típicos que era tan directo por teléfono, pero de verdad necesitaba hablar con alguien.
-Claro. Hay una cafetería en la 33 que está muy bien. ¿Nos vemos allí en 20 minutos?
-Vale. –Contesté yo antes de colgar. Me vestí en cinco minutos y salí de casa. Quería ir dando un paseo ya que la cafetería estaba cerca de casa. Cuando llegué Kate ya había llegado. Enseguida me vio y me saludó con la mano. Yo hice lo mismo y me acerqué hasta su posición.
-Hola Castle. ¿Entramos? –Yo simplemente asentí y entramos en la cafetería. Nos sentamos en una mesa apartada del bullicio de gente . Pedimos un café al camarero y nos quedamos unos segundos en silencio.
-¿Cómo te sientes?
-Va a días. Hay días que quiero tirarme de un puente, otros que pienso que saldré de este pozo y otros que no me muevo ni de la cama. Hoy me siento de la segunda forma.
-Es bueno que vayas creyendo que puedes salir de este mal trago. Eso es que empiezas a superarlo.
-Ya, pero es tan difícil. –Paré un momento de hablar cuando nos trajeron los cafés. –Era tan pequeña e inocente. No se merecía nada de lo que le pasó.
-¿Y qué pasó? –Esa pregunta que tanto dolía. Me tomé unos segundos para ver si estaba preparado para contar toda la verdad.
-Acababa de publicar un nuevo libro. De esto hará tres meses. Las ventas iban bien, y el libro se vendía como cualquier libro escrito por mi. –Paré un momento para coger aire. –Para documentarme, me metí entre las mafias para poder crear un ambiente más real para el libro. Hablé con alguno de los capos y me dieron información para llenar cincuenta libros. Una noche mientras estaba en una de las casas de uno de los capos, escuché una conversación que no tendría que haber escuchado, pero la historia era tan buena, y yo tan estúpido, que no se me ocurrió mejor idea que plasmarla en mi historia. –Kate me miraba atentamente, sin hacerme preguntas. –Cuando el libro salió a la venta, muchas familias de la mafia lo compraron. Con la historia que había escrito una de las familias rivales obtuvo información valiosa del capo del que yo había escuchado la información. Días después desapareció mi hija.
-¿Fueron ellos?
-La policía nunca tuvo pistas concluyentes que llevarán hasta ellos, pero yo siempre he creído que sí. Estuvo desaparecida dos meses, hasta que la policía la encontró muerta en un contenedor de la basura. –No me di cuenta que las lágrimas brotaban de mis ojos hasta que no noté como caían en la mesa. Era doloroso volver a vivirlo, pero se sentía mejor ahora que lo había contado. Nadie más sabía la historia completa.
-Lo siento mucho. De verdad. –Y por primera vez noté que esas palabras eran sinceras. Todo el mundo que me había dado el pésame, lo decía por educación y no por qué de verdad lo pensaran. -¿Es por eso que has dejado de escribir? –Yo me limité a asentir. –Mi hermano murió hace dos años. Lo mataron, más bien. La policía dijo que lo más probable es que fueran un grupo de pandilleros, pero mi hermano acababa de entrar en uno de los mejores despachos de Nueva York, y tenía acceso a los casos más complicados del estado. Yo pasé muy mal su muerte. Sólo tenía 19 años y mi hermano era como mi héroe. El día que te encontré en aquel puente, no pude más que recordar aquella noche en que yo estaba a punto de saltar al East River, al igual que tu aquella noche. Con el paso de los meses y tras entrar en la academia fijé mi objetivo en hacerle justicia, y no pararé hasta descubrir la verdad.
______________
¿Os lo imaginabais? Si no es así ¿qué pensabais que provocaba el dolor en Rick?
Os dejo con el cuarto capítulo. Gracias por seguir leyéndolo!!
______________________________________
POV Kate
Hoy hacía dos años. Las lágrimas corrían por mi cara mientras yo miraba con tristeza aquella tumba. Me sequé las lágrimas con la manga de la chaqueta y me agaché hasta quedar a la altura de las letras de su nombre. Las acaricié, como si con ese gesto pudiera acariciarle la cara.
-Hola Nick. –Sonreí tristemente. –Hoy hace dos años que no estás y yo no puedo más que echarte de menos. Cada día pienso en cuando éramos pequeños y mamá nos reñía por dormir en la cama del otro cuando cada uno tenía su habitación. –Me reí al recordar esos momentos. –O cuando nos peleábamos por el mando de la tele. Dios, qué tiempos aquellos. Lo que daría por volver atrás y acordarme de darte un abrazo al despedirme de ti en el instituto. Siempre me tratabas como si fuera una niña pequeña, y eso me cabreaba mucho, pero tú siempre me decías que me lo decías porque era tu hermana pequeña, y que siempre me verías como cuando me cogiste por primera vez en brazos.
Hoy es un día importante. Hoy me dicen los resultados de las pruebas de ascenso y estoy más que preparada para convertirme en inspectora y dar justicia al mundo, darte justicia a ti. –Me quedé un rato en silencio, guardando en mi memoria todos los recuerdos que tenía de mi hermano. Luego me levanté y toqué el collar que llevaba en mi cuello. Era la cadena que siempre llevaba Nick y que yo le había regalado por su 18 cumpleaños. Fui andando hasta llegar a mi coche y conduje hasta la comisaría.
-Capitán, me gustaría que supiera que hace un mes me presenté a las pruebas a inspectora y estoy esperando una respuesta. –Dije una vez llegué al despacho de Montgomery.
-Creo agente Beckett que está usted más que preparada para superar esas pruebas con creces y yo estoy dispuesto a proporcionarle un sitio en esta comisaría cuando las pase. –El capitán siempre ha tenido mucha confianza en mí, más de la que yo siquiera tenía en mi misma. En ese momento sonó el teléfono y el capitán lo cogió. Estuvo cinco minutos hablando hasta que colgó. –Tengo buenas noticias, inspectora Beckett. –Al decir eso me imaginé lo que iba a decirme. Había superado las pruebas. Había ascendido. –Es usted la inspectora más joven de Nueva York. Enhorabuena.
Después de eso me asignaron un escritorio y me dieron el resto de día libre. Inmediatamente cogí el móvil y marqué un número que me sabía de memoria.
-¿Dígame?
-¿Papá?
-Katie, ¿cómo va todo?
-He aprobado. –Me limité a decir.
-¿Las pruebas de ascenso?
-Sí. –Me daban ganas de gritarlo al mundo pero me contuve de gritarle a mi padre por teléfono. Oí como mi padre hablaba con mi madre.
-Cuánto me alegro hija. Estaba convencido de que las pasarías sin ni siquiera pestañear. –Estuvimos unos segundos en silencio. –Ahora se pone tu madre.
-Katie, cuánto me alegro de que las hayas pasado. –Se veía que mi madre lo decía con sinceridad a pesar de oponerse a lo que quería ser.
Estuve un rato más hablando con mis padres hasta que me despedí prometiendo una cena con ellos para celebrarlo.
POV Rick
Ya llevaba unas horas despierto y después de forzarme a desayunar algo, a ducharme y afeitarme me dediqué toda la mañana a jugar a videojuegos. Hacía dos meses insufribles desde que la perdí y cada día se me hacía más duro no verla por casa, con su sonrisa que me encogía el corazón.
No había vuelto a escribir desde entonces y la prensa ya lo sabía y había montado una serie de teorías surrealistas donde lo que prácticamente hacían era llamarme vago, irresponsable e inmaduro. Nada de eso me afectaba ya. Me levanté todavía pensando en las críticas y cogí la botella de whisky que me acompañaba desde hacía esos dos meses. Me la quedé mirando un rato, sin decidirme si verter el líquido en el vaso o no. Si lo hacía conseguiría pensar en otras cosas, pero también me haría daño a mi mismo. Si no lo hacía, mi mente estaría echándose la culpa por ser tan estúpido, pero podría olvidarlo y seguir con su vida. Con tanta indecisión se acordó de alguien. Kate Beckett, aquella agente que ya la había ayudado tanto y que le había dicho que podía llamarle cuando quisiera. Dejó la botella en la mesa y buscó la tarjeta que le había dado. Marcó su número de teléfono y esperó a que contestara.
-Beckett. –Contestó firmemente.
-Hola Kate soy...
-Rick. –Me cortó ella. Sonreí al ver que todavía se acordaba de mí después de un mes de nuestro último encuentro en aquella discoteca. -¿Cómo estás?
-No sé cómo estoy, la verdad. ¿Podríamos quedar en algún sitio y hablar? –Yo no era de los típicos que era tan directo por teléfono, pero de verdad necesitaba hablar con alguien.
-Claro. Hay una cafetería en la 33 que está muy bien. ¿Nos vemos allí en 20 minutos?
-Vale. –Contesté yo antes de colgar. Me vestí en cinco minutos y salí de casa. Quería ir dando un paseo ya que la cafetería estaba cerca de casa. Cuando llegué Kate ya había llegado. Enseguida me vio y me saludó con la mano. Yo hice lo mismo y me acerqué hasta su posición.
-Hola Castle. ¿Entramos? –Yo simplemente asentí y entramos en la cafetería. Nos sentamos en una mesa apartada del bullicio de gente . Pedimos un café al camarero y nos quedamos unos segundos en silencio.
-¿Cómo te sientes?
-Va a días. Hay días que quiero tirarme de un puente, otros que pienso que saldré de este pozo y otros que no me muevo ni de la cama. Hoy me siento de la segunda forma.
-Es bueno que vayas creyendo que puedes salir de este mal trago. Eso es que empiezas a superarlo.
-Ya, pero es tan difícil. –Paré un momento de hablar cuando nos trajeron los cafés. –Era tan pequeña e inocente. No se merecía nada de lo que le pasó.
-¿Y qué pasó? –Esa pregunta que tanto dolía. Me tomé unos segundos para ver si estaba preparado para contar toda la verdad.
-Acababa de publicar un nuevo libro. De esto hará tres meses. Las ventas iban bien, y el libro se vendía como cualquier libro escrito por mi. –Paré un momento para coger aire. –Para documentarme, me metí entre las mafias para poder crear un ambiente más real para el libro. Hablé con alguno de los capos y me dieron información para llenar cincuenta libros. Una noche mientras estaba en una de las casas de uno de los capos, escuché una conversación que no tendría que haber escuchado, pero la historia era tan buena, y yo tan estúpido, que no se me ocurrió mejor idea que plasmarla en mi historia. –Kate me miraba atentamente, sin hacerme preguntas. –Cuando el libro salió a la venta, muchas familias de la mafia lo compraron. Con la historia que había escrito una de las familias rivales obtuvo información valiosa del capo del que yo había escuchado la información. Días después desapareció mi hija.
-¿Fueron ellos?
-La policía nunca tuvo pistas concluyentes que llevarán hasta ellos, pero yo siempre he creído que sí. Estuvo desaparecida dos meses, hasta que la policía la encontró muerta en un contenedor de la basura. –No me di cuenta que las lágrimas brotaban de mis ojos hasta que no noté como caían en la mesa. Era doloroso volver a vivirlo, pero se sentía mejor ahora que lo había contado. Nadie más sabía la historia completa.
-Lo siento mucho. De verdad. –Y por primera vez noté que esas palabras eran sinceras. Todo el mundo que me había dado el pésame, lo decía por educación y no por qué de verdad lo pensaran. -¿Es por eso que has dejado de escribir? –Yo me limité a asentir. –Mi hermano murió hace dos años. Lo mataron, más bien. La policía dijo que lo más probable es que fueran un grupo de pandilleros, pero mi hermano acababa de entrar en uno de los mejores despachos de Nueva York, y tenía acceso a los casos más complicados del estado. Yo pasé muy mal su muerte. Sólo tenía 19 años y mi hermano era como mi héroe. El día que te encontré en aquel puente, no pude más que recordar aquella noche en que yo estaba a punto de saltar al East River, al igual que tu aquella noche. Con el paso de los meses y tras entrar en la academia fijé mi objetivo en hacerle justicia, y no pararé hasta descubrir la verdad.
______________
¿Os lo imaginabais? Si no es así ¿qué pensabais que provocaba el dolor en Rick?
rikala- Escritor - Policia
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Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Excelente esta historia! no me esperaba que fuese Alexis la causa de su sufrimiento! por lo menos ambos se contaron sus penas y espero que a partir de ahora sean un apoyo uno del otro.
Ruth Maria- Policia de homicidios
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Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Me acabo de leer los dos últimos capítulos, no había visto el anterior... Nick era el hermano me parecía y lo de Rick, pues no estaba segura si seria la hija, la madre o a lo mejor tenia una hermana o algo... me encanta
alba_caskett- Actor en Broadway
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Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Hola! Esta semana he estado algo liada y por eso no he podido actualizar con tanta frecuencia. La que viene no es que sea mucho mejor así que no sé cuántos capítulos tendréis . Lo que sí quería deciros era de lo contenta que me ponen vuestros comentarios y el saber qué habéis leído esta historia. Así que esta es mi motivación para seguir escribiendo!!
_________________________
POV Rick
Era domingo y no tenía nada que hacer. El verano en Nueva York era abrasador y no quería salir de casa para no achicharrarme y luego volver sudado. Estuve un rato jugando a videojuegos hasta que me cansé, o más bien perdí.
Decidí hacer algo que hace unas semanas no me hubiera atrevido a hacer. Subí al piso de arriba, donde últimamente sólo la señora de la limpieza subía y abrí la puerta. Lo primero que me encontré fue su camita bien hecha con un montón de peluches encima. Ahí estaba señor peludo, su oso favorito. Lo cogí y lo abracé como tantas veces le había visto hacer a Alexis y lo olí. Pero ya no olía a ella. Las lágrimas brotaron de mis ojos y fue imposible detenerlas. Dejo a señor peludo en la cama y rodeo la habitación. Acaricio los libros que le leía antes de que se fuera a dormir, porque Alexis no se dormía sin escuchar un cuento.
Me senté en la cama y contemplé la habitación; estaba tan vacía sin ella dentro. Me acuerdo cuando me pedía que mirara debajo de la cama para asegurarse de que no había monstruos. La ironía está en que yo soy el monstruo que provocó todo su sufrimiento, y no los que estaban debajo de la cama. De repente sonó mi teléfono, despertándome de los recuerdos que pasaban por mi cabeza. Cuando vi quién era, no pude más que alegrarme.
-Hola. –Dije intentando ocultar mi tristeza.
-Hola Rick, te llamaba para decirte si querías venirte a tomar algo. Tengo un rato de descanso y no tengo que volver a comisaría hasta dentro de un par de horas. –Me contó. La verdad es que estos últimos días hablaba mucho con ella y eso era reconfortante cuanto menos.
-La verdad es que no me encuentro muy bien. –Mentí. –Además tengo unas cosas que hacer aquí en el loft.
-Vaya, pues otro día será. –Dijo con tono de fastidio. Sabía que ella lo hacía para que yo me sintiera mejor, pero hoy no era un buen día para sonreír.
POV Kate
Esa llamada me dejó un mal sabor de boca. Sabía que Rick mentía. Lo sabía porque ella también había dicho esas mentiras. Salí de comisaría tranquilamente sabiendo que cuando volviera una montaña de papeleo me esperaría encima de mi escritorio. Y todavía no había podido mirarse el caso de Nick. En esa semana que llevaba de inspectora había resuelto dos asesinatos (con la ayuda de sus compañeros, claro está) y había rellenado más papeles que en toda su vida.
Cogí el coche y paré en una cafetería. Pedí dos cafés y un par de Donuts. Todavía era pronto para comer, aunque también era tarde para desayunar, pero lo que contaba era la intención ¿no?
Una vez pagué por mi pedido volví a coger el coche, y conduje hasta el Soho, dando gracias al tráfico por estar tan descongestionado. Y allí estaba yo: delante de la puerta del ex-escritor Rick Castle para intentar hacer que pase un buen rato. No sé que me pasaba, pero tenía la necesidad de hacer que fuera feliz. Supongo que hago todo esto para no verle pasar por lo que pasé yo estando solo.
Con todo lo que me pasó a mi y a mi familia, mis padres siempre fueron mi pilar y me ayudaron en todo lo que me pasaban. Estuve yendo al psicólogo tres meses para intentar sacar el bloqueo que tenía en mi mente y en cuanto lloré todo lo necesitaba llorar, decidí ser fuerte y no recordar a mi hermano como acabó, sino recordarlo por lo que fue.
Piqué al timbre y esperé pacientemente a que Castle abriera la puerta. Pasaron los minutos y cuando iba a volver a picar, al fin abrió la puerta. Al principio se sorprendió al verme, pero enseguida me preguntó con la mirada.
-Vaya, hola. No esperaba verte aquí. –Se le notaba de lejos que había estado llorando, pero ahora lo intentaba ocultar bajo su encantadora sonrisa.
-Bueno, será que soy poli y sé cuando la gente miente. –Rick se apartó de la puerta y yo entré. –Te notaba raro por teléfono así que he decidido venir aquí y verlo con mis propios ojos. Además, he traído Donuts. –Me giré para verle la cara y le sonreí.
-Me has ganado en cuanto me has dicho que había Donuts. –Fue él el que ahora me sonrió. Le pasé la bolsa de los dulces y le di su café. Nos sentamos en el sofá y comimos tranquilamente, sin hablar.
-¿Me vas a contar lo que te pasa? –Le pregunté. Rick alzó los ojos hasta que se encontraron con los míos, y vi duda y tristeza en su mirada.
-He entrado en la habitación de Alexis. Creía que sería capaz de entrar ahí después de dos meses....
-Pero te has acabado derrumbando aferrado a algo que era suyo mientras pensabas en todos los recuerdos que viviste con ella. –Terminé yo su discurso. Castle me miró incrédulo; había adivinado lo que le había pasado.
-¿Cómo...?
-Cuando mataron a mi hermano me pasé tres meses sin pisar su habitación, por miedo a que si la abría y no le encontraba, todo se hiciera realidad. Cuando por fin me armé de valor y vi su habitación tan vacía, cogí su camiseta favorita y me abracé a ella hasta que vino mi madre horas después.
-¿Cómo hiciste para que el dolor se fuera? –Me preguntó él.
-Guardando sus cosas.
-Pero si guardo sus cosas, la perderé para siempre. Y no quiero volver a pasar por ello. –En ese momento cogí la cadena que llevaba en el cuello y la saqué por fuera de la camiseta. Rick miraba todo lo que hacía con gran atención.
-Esta cadena era de mi hermano. Pone su nombre y su fecha de nacimiento. –Le expliqué. Él sólo miraba la cadena. –Yo se la regalé cuando cumplió 18 años; me acuerdo de haber estado meses ahorrando para poder comprársela. –Me reí al acordarme de mi perseverancia a pagarlo con mi dinero, incluso cuando mis padres me ofrecieron pagarlo ellos y dárselo yo con mi regalo. Rick sonrió en cuanto me vio reír. –El caso es que todo lo demás está en el sótano de casa de mis padres, pero yo no pude resistirme a coger este pedacito de él. Así se que siempre estará conmigo, incluso en los peores días. Pero también me sirvió para pasar página. Seguir con mi vida teniéndolo a él en mi corazón, al lado del colgante. –Vi como Castle estaba pensativo, supongo que procesando toda la información que le acababa de dar. De pronto me volvió a mirar, pero ahora con una cara de interrogación. Me quería decir algo.
-¿Me ayudarías a recoger sus cosas? –Yo simplemente asentí. Me acabé mi café y él se acabó el suyo y luego se levantó y conmigo pocos pasos por detrás subimos las escaleras hasta llegar a la habitación de Alexis.
-Vaya, la verdad es que es una habitación muy bonita.
-Quedó muy bonita en su día. Me pasé horas y horas cuando Meredith estaba embarazada. A ella no le gustaba mucho eso de hacer trabajos en los que hubiera que trabajar –Sonreímos. –y menos estando embarazada de ocho meses. Así que yo pintaba mientras ella dormía, hasta que al final quedó así. –Nos quedamos unos minutos en silencio, contemplando la habitación de la pequeña Castle. -¿Vamos a ello? –Yo asentí y empezamos a recogerlo todo. Empezamos con los libros, y Rick lloraba en silencio. Yo no quise decirle nada, mejor que lo sacara todo ya y pudiera volver a vivir. Lo metimos todo en las cajas que amablemente nos había traído el portero. Lo siguiente que guardamos fueron los miles de juguetes que tenía la pequeña. Con ellos nos pasamos un buen rato, ya que Castle tenía la necesidad de tocar todos los botones, haciendo que, de vez en cuando, nos riéramos. Con los peluches fue todo más rápido, hasta que llegamos a un oso de color blanco. Rick no le quitaba el ojo, como si tuviera miedo a que si le quitaba la vista, fuera a desaparecer.
-Creo que este no es necesario que lo guardes. –Le dije apoyando mi mano en su hombro. El cogió el peluche y me contó cómo era el peluche favorito de Alexis, y que si se lo dejaba en casa y salían de viaje, tenían que volver a por él de los disgustos que le cogían. –Ponlo en un sitio donde lo veas a menudo, pero tampoco muy a la vista. Eso te hará mirarlo de vez en cuando, y te aliviará. –El simplemente me sonrió y apartó a Señor peludo de los demás peluches. Estuvimos una hora recogiendo la habitación y todavía no habíamos acabado, pero a mí sonó el teléfono.
-Beckett. –Respondí. –Vale, en seguida voy. –Y colgué. –Siento tener que irme cuando ya casi hemos acabado pero tengo un caso.
-No te preocupes. Ya has hecho demasiado por mí desde que nos conocemos y yo sólo hago que distraerte. –Salimos de la habitación y bajamos hasta la puerta.
-Rick, sé que puedes hacerlo, confío en que lo harás. Superarás la muerte de Alexis y sabrás perdonarte. –Ya estábamos en la puerta, cada uno a un lado. –Si necesitas ayuda con los muebles llámame. –Le dije guiñándole el ojo. El sonrió y yo me fui a resolver otro caso más.
___________
Rick, gracias a su esfuerzo y a la gran ayuda de Kate, va superando la muerte de Alexis... ¿Qué os ha parecido?
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POV Rick
Era domingo y no tenía nada que hacer. El verano en Nueva York era abrasador y no quería salir de casa para no achicharrarme y luego volver sudado. Estuve un rato jugando a videojuegos hasta que me cansé, o más bien perdí.
Decidí hacer algo que hace unas semanas no me hubiera atrevido a hacer. Subí al piso de arriba, donde últimamente sólo la señora de la limpieza subía y abrí la puerta. Lo primero que me encontré fue su camita bien hecha con un montón de peluches encima. Ahí estaba señor peludo, su oso favorito. Lo cogí y lo abracé como tantas veces le había visto hacer a Alexis y lo olí. Pero ya no olía a ella. Las lágrimas brotaron de mis ojos y fue imposible detenerlas. Dejo a señor peludo en la cama y rodeo la habitación. Acaricio los libros que le leía antes de que se fuera a dormir, porque Alexis no se dormía sin escuchar un cuento.
Me senté en la cama y contemplé la habitación; estaba tan vacía sin ella dentro. Me acuerdo cuando me pedía que mirara debajo de la cama para asegurarse de que no había monstruos. La ironía está en que yo soy el monstruo que provocó todo su sufrimiento, y no los que estaban debajo de la cama. De repente sonó mi teléfono, despertándome de los recuerdos que pasaban por mi cabeza. Cuando vi quién era, no pude más que alegrarme.
-Hola. –Dije intentando ocultar mi tristeza.
-Hola Rick, te llamaba para decirte si querías venirte a tomar algo. Tengo un rato de descanso y no tengo que volver a comisaría hasta dentro de un par de horas. –Me contó. La verdad es que estos últimos días hablaba mucho con ella y eso era reconfortante cuanto menos.
-La verdad es que no me encuentro muy bien. –Mentí. –Además tengo unas cosas que hacer aquí en el loft.
-Vaya, pues otro día será. –Dijo con tono de fastidio. Sabía que ella lo hacía para que yo me sintiera mejor, pero hoy no era un buen día para sonreír.
POV Kate
Esa llamada me dejó un mal sabor de boca. Sabía que Rick mentía. Lo sabía porque ella también había dicho esas mentiras. Salí de comisaría tranquilamente sabiendo que cuando volviera una montaña de papeleo me esperaría encima de mi escritorio. Y todavía no había podido mirarse el caso de Nick. En esa semana que llevaba de inspectora había resuelto dos asesinatos (con la ayuda de sus compañeros, claro está) y había rellenado más papeles que en toda su vida.
Cogí el coche y paré en una cafetería. Pedí dos cafés y un par de Donuts. Todavía era pronto para comer, aunque también era tarde para desayunar, pero lo que contaba era la intención ¿no?
Una vez pagué por mi pedido volví a coger el coche, y conduje hasta el Soho, dando gracias al tráfico por estar tan descongestionado. Y allí estaba yo: delante de la puerta del ex-escritor Rick Castle para intentar hacer que pase un buen rato. No sé que me pasaba, pero tenía la necesidad de hacer que fuera feliz. Supongo que hago todo esto para no verle pasar por lo que pasé yo estando solo.
Con todo lo que me pasó a mi y a mi familia, mis padres siempre fueron mi pilar y me ayudaron en todo lo que me pasaban. Estuve yendo al psicólogo tres meses para intentar sacar el bloqueo que tenía en mi mente y en cuanto lloré todo lo necesitaba llorar, decidí ser fuerte y no recordar a mi hermano como acabó, sino recordarlo por lo que fue.
Piqué al timbre y esperé pacientemente a que Castle abriera la puerta. Pasaron los minutos y cuando iba a volver a picar, al fin abrió la puerta. Al principio se sorprendió al verme, pero enseguida me preguntó con la mirada.
-Vaya, hola. No esperaba verte aquí. –Se le notaba de lejos que había estado llorando, pero ahora lo intentaba ocultar bajo su encantadora sonrisa.
-Bueno, será que soy poli y sé cuando la gente miente. –Rick se apartó de la puerta y yo entré. –Te notaba raro por teléfono así que he decidido venir aquí y verlo con mis propios ojos. Además, he traído Donuts. –Me giré para verle la cara y le sonreí.
-Me has ganado en cuanto me has dicho que había Donuts. –Fue él el que ahora me sonrió. Le pasé la bolsa de los dulces y le di su café. Nos sentamos en el sofá y comimos tranquilamente, sin hablar.
-¿Me vas a contar lo que te pasa? –Le pregunté. Rick alzó los ojos hasta que se encontraron con los míos, y vi duda y tristeza en su mirada.
-He entrado en la habitación de Alexis. Creía que sería capaz de entrar ahí después de dos meses....
-Pero te has acabado derrumbando aferrado a algo que era suyo mientras pensabas en todos los recuerdos que viviste con ella. –Terminé yo su discurso. Castle me miró incrédulo; había adivinado lo que le había pasado.
-¿Cómo...?
-Cuando mataron a mi hermano me pasé tres meses sin pisar su habitación, por miedo a que si la abría y no le encontraba, todo se hiciera realidad. Cuando por fin me armé de valor y vi su habitación tan vacía, cogí su camiseta favorita y me abracé a ella hasta que vino mi madre horas después.
-¿Cómo hiciste para que el dolor se fuera? –Me preguntó él.
-Guardando sus cosas.
-Pero si guardo sus cosas, la perderé para siempre. Y no quiero volver a pasar por ello. –En ese momento cogí la cadena que llevaba en el cuello y la saqué por fuera de la camiseta. Rick miraba todo lo que hacía con gran atención.
-Esta cadena era de mi hermano. Pone su nombre y su fecha de nacimiento. –Le expliqué. Él sólo miraba la cadena. –Yo se la regalé cuando cumplió 18 años; me acuerdo de haber estado meses ahorrando para poder comprársela. –Me reí al acordarme de mi perseverancia a pagarlo con mi dinero, incluso cuando mis padres me ofrecieron pagarlo ellos y dárselo yo con mi regalo. Rick sonrió en cuanto me vio reír. –El caso es que todo lo demás está en el sótano de casa de mis padres, pero yo no pude resistirme a coger este pedacito de él. Así se que siempre estará conmigo, incluso en los peores días. Pero también me sirvió para pasar página. Seguir con mi vida teniéndolo a él en mi corazón, al lado del colgante. –Vi como Castle estaba pensativo, supongo que procesando toda la información que le acababa de dar. De pronto me volvió a mirar, pero ahora con una cara de interrogación. Me quería decir algo.
-¿Me ayudarías a recoger sus cosas? –Yo simplemente asentí. Me acabé mi café y él se acabó el suyo y luego se levantó y conmigo pocos pasos por detrás subimos las escaleras hasta llegar a la habitación de Alexis.
-Vaya, la verdad es que es una habitación muy bonita.
-Quedó muy bonita en su día. Me pasé horas y horas cuando Meredith estaba embarazada. A ella no le gustaba mucho eso de hacer trabajos en los que hubiera que trabajar –Sonreímos. –y menos estando embarazada de ocho meses. Así que yo pintaba mientras ella dormía, hasta que al final quedó así. –Nos quedamos unos minutos en silencio, contemplando la habitación de la pequeña Castle. -¿Vamos a ello? –Yo asentí y empezamos a recogerlo todo. Empezamos con los libros, y Rick lloraba en silencio. Yo no quise decirle nada, mejor que lo sacara todo ya y pudiera volver a vivir. Lo metimos todo en las cajas que amablemente nos había traído el portero. Lo siguiente que guardamos fueron los miles de juguetes que tenía la pequeña. Con ellos nos pasamos un buen rato, ya que Castle tenía la necesidad de tocar todos los botones, haciendo que, de vez en cuando, nos riéramos. Con los peluches fue todo más rápido, hasta que llegamos a un oso de color blanco. Rick no le quitaba el ojo, como si tuviera miedo a que si le quitaba la vista, fuera a desaparecer.
-Creo que este no es necesario que lo guardes. –Le dije apoyando mi mano en su hombro. El cogió el peluche y me contó cómo era el peluche favorito de Alexis, y que si se lo dejaba en casa y salían de viaje, tenían que volver a por él de los disgustos que le cogían. –Ponlo en un sitio donde lo veas a menudo, pero tampoco muy a la vista. Eso te hará mirarlo de vez en cuando, y te aliviará. –El simplemente me sonrió y apartó a Señor peludo de los demás peluches. Estuvimos una hora recogiendo la habitación y todavía no habíamos acabado, pero a mí sonó el teléfono.
-Beckett. –Respondí. –Vale, en seguida voy. –Y colgué. –Siento tener que irme cuando ya casi hemos acabado pero tengo un caso.
-No te preocupes. Ya has hecho demasiado por mí desde que nos conocemos y yo sólo hago que distraerte. –Salimos de la habitación y bajamos hasta la puerta.
-Rick, sé que puedes hacerlo, confío en que lo harás. Superarás la muerte de Alexis y sabrás perdonarte. –Ya estábamos en la puerta, cada uno a un lado. –Si necesitas ayuda con los muebles llámame. –Le dije guiñándole el ojo. El sonrió y yo me fui a resolver otro caso más.
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Rick, gracias a su esfuerzo y a la gran ayuda de Kate, va superando la muerte de Alexis... ¿Qué os ha parecido?
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Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Me encanta!!!!!!!!!!!
como Kate con su historia esta ayudando a Rick a "superar" la muerte de Alexis...
como Kate con su historia esta ayudando a Rick a "superar" la muerte de Alexis...
alba_caskett- Actor en Broadway
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Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Muy buenas! Siento estar tardando tanto en actualizar pero estoy llevando unas semanas muy intensas . Eso sí, vuestros comentarios me animan a seguir escribiendo, aunque sea una línea al día jajaja. Por cierto, me gustaría deciros que he reabierto mi Twitter, y espero que esta vez lo utilice si queréis seguirme, buscad @rikala12 y así sabréis cómo van los capítulos.
Con esto os dejo con el capítulo
____________________________
POV Rick
Las 6 de la mañana. El despertador sonó y yo me levanté como hacía días que no lo hacía. Me desperecé y caminé los pocos metros que había de mi habitación a la cocina. Hacía tanto que no me preparaba un buen desayuno... Cogí unas rebanadas de pan y las metí en la tostadora. Me hice un café cargado para espabilarme y quitar el sueño de mi organismo. Acompañé todo eso con un huevo frito y un zumo de naranja.
Me senté en el taburete de la isla de mi cocina mientras miraba las noticias en el móvil. Nada interesante; seguían habiendo los mismos locos por las calles y la gente estaba cada día más loca. En cuanto acabé puse todos los cacharros en el lavavajillas y me vestí como no lo hacía usualmente. Unos pantalones cortos de chandal y una camiseta transpirable. Me puse mis zapatillas de correr y salí por las calles ya transitadas de la cuida que nunca duerme. La música siempre ayudaba a mantener un buen ritmo y la verdad es que ayudaba a desconectar.
Estaba llegando a Central Park y el calor abrasador me hacia sudar el doble. No obstante seguí con mi carrera, mientras miraba a familias felices disfrutando de un día en el parque. No fue muy buena idea, porque entonces volví a recordar lo que trataba de olvidar.
~~~FLASHBACK~~~
-Señor Castle, siéntese, por favor. -Me dijo el detective.
-Puedo quedarme de pie. ¿La han encontrado? -Mi nerviosismo era palpable en el ambiente, pero no podía evitarlo; necesitaba saberlo.
-La hemos encontrado. -Con esas palabras se me iluminó la cara unos segundos. Luego, al ver como el detective no mostraba ningún signo de victoria, sino que mantenía su pose seria, me empecé a preocupar. Le interrogué con la mirada y el negó con la cabeza. -Lo siento mucho señor Castle. -Me agarré al respaldo de la silla porque notaba como me caía. Mi corazón se acababa de romper en mil pedazos y no era capaz de reaccionar a ello. Esto no podía estar pasando. No a mi niña. Ella era inocente a todos mis errores; ¡Qué coño! Ella sólo tenía seis años. ¿Qué iba a saber ella?
-Quiero verla.
-Los forenses la están llevando a la morgue para averiguar qué le hicieron. En cuanto lleguen le llevaré allí. -Me quedé allí parado, todavía sujetando la silla. Pudieron pasar segundos, minutos o quizás horas hasta que el detective volvió a llamarne.
-Ya han llegado. ¿Sigue queriendo….?
-Necesito saber que no estoy soñando. -El detective me hizo una señal y entré en la morgue. Allí me encontré al forense, el cual me miraba con compasión.
-Señor, le descubriré la manta para que pueda verla. Cuando usted me lo diga o si no se siente bien la volveré a tapar. -Tras esas breves instrucciones las cuales no escuche, el forense destapó la manta dejando ver la carita de mi niña. En ese momento me di cuenta de que todo eso era la pura realidad y que mi calabaza ya no estaba conmigo.
-Alexi…..
Cerré los ojos en ese momento y contuve las lágrimas. De repente, choqué contra algo, o más bien contra alguien.
-Au. -Era una mujer, de unos cincuenta y largos años y pelo castaño.
-Lo lo siento. -Le dije agarrándola por el brazo para que no se cayera. Ella me miró y supe por su mirada que me había reconocido, aunque no hizo como muchos de mis fans, simplemente me miró y no dijo nada.
-No pasa nada, tranquilo. -Me puso la típica mirada de madre cuando su hijo hace algo mal. -Para otra vez, ves con más cuidado por estas calles; ya sabes que en esta ciudad hay mucho loco suelto. -Me sonrió y se fue sin más, sin esperar un gracias por no enfadarte conmigo de mi parte. Esa mujer me recordaba a alguien, a parte de a una madre, pero no sabría decir a quien. Tampoco le di mucha importancia, posiblemente eran sólo imaginaciones mías.
POV Kate
Derecha, izquierda, patada. Era en lo único que estaba pensando en ese momento. Estaba en el gimnasio de comisaría entrenando lucha en el saco de boxeo. La verdad es que desestresaba mucho y aunque no tuviera ningún caso que me provocara dolor de cabeza, un poco de entreno nunca iba mal. Descansé un momento y cogí la toalla para secarme el sudor de la frente. Fui a mi taquilla a ver que hora era. Las 9, todavía era pronto. Cuando iba a dejar mi móvil otra vez en su sitio, vi como recibía una llamada: mi madre.
-Hola Katie. ¿Estás levantada? -Mi madre daba igual la hora que fuera que siempre tenía buen humor.
-Sí, estoy en comisaría entrenando.
-No paras hija. -Nos reímos. -¿Estás con un caso? -Seguramente lo preguntaba por la simple razón que los sábados no trabajaba, y por tanto no tenía que ir a comisaría.
-No, está tranquilo de momento.
-Perfecto. -Algo planeaba. -Quería ir al centro comercial y te quería preguntar si te querías venir. Ya sabes como es tu padre con eso de ir de compras y ya sabes como me pongo yo cuando le veo refunfuñar. -Volvemos a reír al recordar a mi padre en el centro comercial quejándose como un niño pequeño que se quiere ir a casa y a mí madre arrastrándole de tienda en tienda.
-Deja que me duche y ¿en cuánto quedamos? ¿En media hora allí? –Mire mi reloj mientras cogía mis cosas e iba al baño.
-Por mi perfecto. –Y colgamos. Me duché lo bastante rápido para que me diera tiempo a todo y me vestí con la ropa que guardaba en la taquilla de recambio. Cogí las llaves del coche y me desplacé hasta el centro comercial. Allí ya se encontraba mi madre, que me hizo un gesto con la mano para que la viera.
-Hola mamá. –Dije, y nos abrazamos como siempre hacíamos.
-Hola Katie. ¿Qué tal todo?
-Últimamente no paro. Desde que soy inspectora parece que los asesinos no descansan.
-Pues muy tontos serán de matar estando tú de servicio. –Nos reímos ante las ocurrencias de mi madre. No sé cómo se lo hacía, pero siempre buscaba alguna cosa que me hiciera reír. Supongo que serán cosas de madres.
-¿Y tú qué tal? –Íbamos andando tranquilamente hasta que mi madre entró en una tienda y yo la seguí.
-Bien, ya sabes, lo de siempre. Estudiar un caso y buscar sus particularidades. –Mi madre movía las perchas hasta que vio una blusa y se la probó por encima. Yo negué con la cabeza, no era su color. Mi madre volvió a dejar la blusa en su sitio mientras seguía hablando. -¡Casi se me olvida! ¿Sabes lo que me ha pasado hoy mientras venía andando hacia aquí?
-Viniendo de ti cualquier cosa. –Le hice la típica mirada de “no me cuentes algo que un hijo nunca deba saber”.
-Que exagerada. –Dijo dramáticamente, aunque luego sonrió. –Pues eso, iba andando tranquilamente pensando en el caso en el que estoy trabajando cuando un chico se ha chocado conmigo.
-¿Debería recordarte que estás profundamente enamorada de papá?
-Como estás hoy hija, la verdad. –Seguía con su sonrisa estampada en la cara, y me la contagiaba a mi. –El caso es que se ha disculpado y cuando he levantado la vista para mirarle... No te creerás quién era. –Ahora esperaba que yo le dijera quien, aunque tenía curiosidad.
-¿Quién era?
-Richard Castle. Mi escritor favorito.
-¿Rick? –Me sorprendí a mí misma llamándolo así cuando ni mi madre sabía que nos conocíamos desde hacía como un mes.
-¿Os conocéis? –Yo la miré con cara de disculpas. -¿Y sabiendo que es mi escritor favorito no me dijiste nada? –Salimos de otra tienda y fuimos a una cafetería a tomar algo. Pedimos nada más entrar y nos sentamos en una de las mesas de la terraza.
-Se me olvidó ese ligero detalle. –Mi madre me echó una miradita de esas que me echaba en mi etapa rebelde.
-Encima que gracias a mí es también tu escritor favorito... –Cuando mi madre eligió estudiar derecho creo que más bien quería estudiar interpretación. –Y tú que lo ves más que yo –otra mirada. -¿Cómo le ves? Yo lo he visto como ido, no lo sé. Supongo que desde que ha dejado de escribir...
-Digamos que no está e su mejor época. –Intenté dejar la conversación ahí, porque no quería ir contando lo de Rick y Alexis por ahí, aunque fuera mi madre. Aún así no me quedó más opción, ya que me miraba para que siguiera contando. –Que esto quede aquí ¿valsa? –Mi madre se limitó a asentir. Yo le conté más o menos todo lo que me había ido contando del secuestro de Alexis y su muerte posterior. También le conté como nos conocimos, cuando él estaba en aquel puente, y como me recordó a mí cuando mataron a Nick. Mi madre escuchaba atentamente y de vez en cuando ponía cara de sorpresa y en otras cara de horror.
-Pobre chico, normal que estuviera así.
-Pero va haciendo progresos. Hace semanas estaba recluido en casa y sí salía era para ir a algún bar a beber. Si ya sale por la mañana para ir a correr es que está cambiando y eso es bueno para él.
-Sí que lo es.
Estuvimos unas horas más mirando tiendas, y al final las dos acabamos con las manos llenas de bolsas. Después de comer nos despedimos y me fui a mi apartamento a hacer algo que llevaba días queriendo hacer. En cuanto llegué me puse un chandal viejo que usaba para estar por casa y me abrí una de las pocas cervezas que quedaban en mi nevera. Cogí la carpeta del caso de Nick y la abrí, dejando ver una foto suya de semanas antes de morir. No pude reprimir las lágrimas y estuve unos minutos aferrada a aquella foto. Después me sequé las lágrimas con la manga de la chaqueta y empecé a leer todas y cada una de las páginas de su caso. El informe sobre la bomba que explotó en su coche y las declaraciones de los sospechosos.
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Sé que es cortito, pero el siguiente será entre ido de escribir
Muchas gracias por seguir ahí!!
Con esto os dejo con el capítulo
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POV Rick
Las 6 de la mañana. El despertador sonó y yo me levanté como hacía días que no lo hacía. Me desperecé y caminé los pocos metros que había de mi habitación a la cocina. Hacía tanto que no me preparaba un buen desayuno... Cogí unas rebanadas de pan y las metí en la tostadora. Me hice un café cargado para espabilarme y quitar el sueño de mi organismo. Acompañé todo eso con un huevo frito y un zumo de naranja.
Me senté en el taburete de la isla de mi cocina mientras miraba las noticias en el móvil. Nada interesante; seguían habiendo los mismos locos por las calles y la gente estaba cada día más loca. En cuanto acabé puse todos los cacharros en el lavavajillas y me vestí como no lo hacía usualmente. Unos pantalones cortos de chandal y una camiseta transpirable. Me puse mis zapatillas de correr y salí por las calles ya transitadas de la cuida que nunca duerme. La música siempre ayudaba a mantener un buen ritmo y la verdad es que ayudaba a desconectar.
Estaba llegando a Central Park y el calor abrasador me hacia sudar el doble. No obstante seguí con mi carrera, mientras miraba a familias felices disfrutando de un día en el parque. No fue muy buena idea, porque entonces volví a recordar lo que trataba de olvidar.
~~~FLASHBACK~~~
-Señor Castle, siéntese, por favor. -Me dijo el detective.
-Puedo quedarme de pie. ¿La han encontrado? -Mi nerviosismo era palpable en el ambiente, pero no podía evitarlo; necesitaba saberlo.
-La hemos encontrado. -Con esas palabras se me iluminó la cara unos segundos. Luego, al ver como el detective no mostraba ningún signo de victoria, sino que mantenía su pose seria, me empecé a preocupar. Le interrogué con la mirada y el negó con la cabeza. -Lo siento mucho señor Castle. -Me agarré al respaldo de la silla porque notaba como me caía. Mi corazón se acababa de romper en mil pedazos y no era capaz de reaccionar a ello. Esto no podía estar pasando. No a mi niña. Ella era inocente a todos mis errores; ¡Qué coño! Ella sólo tenía seis años. ¿Qué iba a saber ella?
-Quiero verla.
-Los forenses la están llevando a la morgue para averiguar qué le hicieron. En cuanto lleguen le llevaré allí. -Me quedé allí parado, todavía sujetando la silla. Pudieron pasar segundos, minutos o quizás horas hasta que el detective volvió a llamarne.
-Ya han llegado. ¿Sigue queriendo….?
-Necesito saber que no estoy soñando. -El detective me hizo una señal y entré en la morgue. Allí me encontré al forense, el cual me miraba con compasión.
-Señor, le descubriré la manta para que pueda verla. Cuando usted me lo diga o si no se siente bien la volveré a tapar. -Tras esas breves instrucciones las cuales no escuche, el forense destapó la manta dejando ver la carita de mi niña. En ese momento me di cuenta de que todo eso era la pura realidad y que mi calabaza ya no estaba conmigo.
-Alexi…..
Cerré los ojos en ese momento y contuve las lágrimas. De repente, choqué contra algo, o más bien contra alguien.
-Au. -Era una mujer, de unos cincuenta y largos años y pelo castaño.
-Lo lo siento. -Le dije agarrándola por el brazo para que no se cayera. Ella me miró y supe por su mirada que me había reconocido, aunque no hizo como muchos de mis fans, simplemente me miró y no dijo nada.
-No pasa nada, tranquilo. -Me puso la típica mirada de madre cuando su hijo hace algo mal. -Para otra vez, ves con más cuidado por estas calles; ya sabes que en esta ciudad hay mucho loco suelto. -Me sonrió y se fue sin más, sin esperar un gracias por no enfadarte conmigo de mi parte. Esa mujer me recordaba a alguien, a parte de a una madre, pero no sabría decir a quien. Tampoco le di mucha importancia, posiblemente eran sólo imaginaciones mías.
POV Kate
Derecha, izquierda, patada. Era en lo único que estaba pensando en ese momento. Estaba en el gimnasio de comisaría entrenando lucha en el saco de boxeo. La verdad es que desestresaba mucho y aunque no tuviera ningún caso que me provocara dolor de cabeza, un poco de entreno nunca iba mal. Descansé un momento y cogí la toalla para secarme el sudor de la frente. Fui a mi taquilla a ver que hora era. Las 9, todavía era pronto. Cuando iba a dejar mi móvil otra vez en su sitio, vi como recibía una llamada: mi madre.
-Hola Katie. ¿Estás levantada? -Mi madre daba igual la hora que fuera que siempre tenía buen humor.
-Sí, estoy en comisaría entrenando.
-No paras hija. -Nos reímos. -¿Estás con un caso? -Seguramente lo preguntaba por la simple razón que los sábados no trabajaba, y por tanto no tenía que ir a comisaría.
-No, está tranquilo de momento.
-Perfecto. -Algo planeaba. -Quería ir al centro comercial y te quería preguntar si te querías venir. Ya sabes como es tu padre con eso de ir de compras y ya sabes como me pongo yo cuando le veo refunfuñar. -Volvemos a reír al recordar a mi padre en el centro comercial quejándose como un niño pequeño que se quiere ir a casa y a mí madre arrastrándole de tienda en tienda.
-Deja que me duche y ¿en cuánto quedamos? ¿En media hora allí? –Mire mi reloj mientras cogía mis cosas e iba al baño.
-Por mi perfecto. –Y colgamos. Me duché lo bastante rápido para que me diera tiempo a todo y me vestí con la ropa que guardaba en la taquilla de recambio. Cogí las llaves del coche y me desplacé hasta el centro comercial. Allí ya se encontraba mi madre, que me hizo un gesto con la mano para que la viera.
-Hola mamá. –Dije, y nos abrazamos como siempre hacíamos.
-Hola Katie. ¿Qué tal todo?
-Últimamente no paro. Desde que soy inspectora parece que los asesinos no descansan.
-Pues muy tontos serán de matar estando tú de servicio. –Nos reímos ante las ocurrencias de mi madre. No sé cómo se lo hacía, pero siempre buscaba alguna cosa que me hiciera reír. Supongo que serán cosas de madres.
-¿Y tú qué tal? –Íbamos andando tranquilamente hasta que mi madre entró en una tienda y yo la seguí.
-Bien, ya sabes, lo de siempre. Estudiar un caso y buscar sus particularidades. –Mi madre movía las perchas hasta que vio una blusa y se la probó por encima. Yo negué con la cabeza, no era su color. Mi madre volvió a dejar la blusa en su sitio mientras seguía hablando. -¡Casi se me olvida! ¿Sabes lo que me ha pasado hoy mientras venía andando hacia aquí?
-Viniendo de ti cualquier cosa. –Le hice la típica mirada de “no me cuentes algo que un hijo nunca deba saber”.
-Que exagerada. –Dijo dramáticamente, aunque luego sonrió. –Pues eso, iba andando tranquilamente pensando en el caso en el que estoy trabajando cuando un chico se ha chocado conmigo.
-¿Debería recordarte que estás profundamente enamorada de papá?
-Como estás hoy hija, la verdad. –Seguía con su sonrisa estampada en la cara, y me la contagiaba a mi. –El caso es que se ha disculpado y cuando he levantado la vista para mirarle... No te creerás quién era. –Ahora esperaba que yo le dijera quien, aunque tenía curiosidad.
-¿Quién era?
-Richard Castle. Mi escritor favorito.
-¿Rick? –Me sorprendí a mí misma llamándolo así cuando ni mi madre sabía que nos conocíamos desde hacía como un mes.
-¿Os conocéis? –Yo la miré con cara de disculpas. -¿Y sabiendo que es mi escritor favorito no me dijiste nada? –Salimos de otra tienda y fuimos a una cafetería a tomar algo. Pedimos nada más entrar y nos sentamos en una de las mesas de la terraza.
-Se me olvidó ese ligero detalle. –Mi madre me echó una miradita de esas que me echaba en mi etapa rebelde.
-Encima que gracias a mí es también tu escritor favorito... –Cuando mi madre eligió estudiar derecho creo que más bien quería estudiar interpretación. –Y tú que lo ves más que yo –otra mirada. -¿Cómo le ves? Yo lo he visto como ido, no lo sé. Supongo que desde que ha dejado de escribir...
-Digamos que no está e su mejor época. –Intenté dejar la conversación ahí, porque no quería ir contando lo de Rick y Alexis por ahí, aunque fuera mi madre. Aún así no me quedó más opción, ya que me miraba para que siguiera contando. –Que esto quede aquí ¿valsa? –Mi madre se limitó a asentir. Yo le conté más o menos todo lo que me había ido contando del secuestro de Alexis y su muerte posterior. También le conté como nos conocimos, cuando él estaba en aquel puente, y como me recordó a mí cuando mataron a Nick. Mi madre escuchaba atentamente y de vez en cuando ponía cara de sorpresa y en otras cara de horror.
-Pobre chico, normal que estuviera así.
-Pero va haciendo progresos. Hace semanas estaba recluido en casa y sí salía era para ir a algún bar a beber. Si ya sale por la mañana para ir a correr es que está cambiando y eso es bueno para él.
-Sí que lo es.
Estuvimos unas horas más mirando tiendas, y al final las dos acabamos con las manos llenas de bolsas. Después de comer nos despedimos y me fui a mi apartamento a hacer algo que llevaba días queriendo hacer. En cuanto llegué me puse un chandal viejo que usaba para estar por casa y me abrí una de las pocas cervezas que quedaban en mi nevera. Cogí la carpeta del caso de Nick y la abrí, dejando ver una foto suya de semanas antes de morir. No pude reprimir las lágrimas y estuve unos minutos aferrada a aquella foto. Después me sequé las lágrimas con la manga de la chaqueta y empecé a leer todas y cada una de las páginas de su caso. El informe sobre la bomba que explotó en su coche y las declaraciones de los sospechosos.
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Sé que es cortito, pero el siguiente será entre ido de escribir
Muchas gracias por seguir ahí!!
rikala- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 16/07/2012
Localización : Conquistando el mundo ù.ú
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Cada vez me gusta mas esta historia!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
amo esta historia
alba_caskett- Actor en Broadway
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castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Holaa! Estoy aquí de vuelta con un nuevo capítulo. Me he divertido mucho escribiéndolo así que espero que os guste!!
Muchas gracias por seguir leyendo y comentando esta historia, sois geniales!!
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POV Kate
¿Qué era ese ruido? Abrí los ojos pesadamente y lo primero que miré fue la hora. Eran las tres y media. El ruido constante el cual parecía una melodía persistía y me costó reconocer qué era. El móvil. Arrastré la mano hasta la mesita de café para alcanzarlo y lo cogí sin mirar quién llamaba.
-Beckett. –Intenté que mi voz sonará lo mejor posible.
-Tenemos un caso en la veintitrés con Lexington. –Me dijo Espo. Me incorporé y un montón de hojas se cayeron al suelo. Me había dormido estudiando el caso de Nick.
-Voy para allá. –Y colgamos. Recogí el caso de mi hermano y me cambié de ropa y me arreglé mínimamente.
Llegué en veinte minutos al escenario del crimen y aparqué al lado de las furgonetas de la científica. No había mucha gente por la calle, cosa no muy rara al ser casi las cuatro de la mañana.
-¿Qué tenemos?
-Barón de entre cuarenta y cincuenta años. La causa de su muerte ha sido esta obviedad de aquí. –Dijo Lanie señalando el gran corte que le habían hecho en el cuello.
-Este es un buen barrio. ¿Le habéis identificado?
-Hemos estado buscando por los alrededores y no hemos encontrado la cartera por ningún lado. –Indicó Esposito.
-Bien, quedaros aquí con los técnicos un rato más y preguntad a los alrededores a ver si alguien ha visto u escuchado algo. –Los detectives asintieron y se fueron seguidos de los técnicos.
-¿Por qué siempre me tocan los casos de madrugada? Odio estar de Prácticas. –Oí como se quejaba Lanie mirando a la víctima y me reí al pensar que ya hablaba con las víctimas. Cogí de nuevo el coche y conduje hasta comisaría. Estaba prácticamente vacía, excepto por los policías de guarda. ¡Cuántas noches me había tocado a mí quedarme en comisaría! Encendí el ordenador y mientras cargaba me fui a hacer un café bien cargado. Cuando volví al escritorio empecé a colocar la poca información que teníamos en la pizarra blanca. Tras darle un sorbo al café se me ocurrió que lo mejor que podría hacer era buscar en personas desaparecidas. Abrió la base de datos de la policía y empezó a buscar. Después de media hora de búsqueda se dio cuenta que lo más probable era que nadie hubiera denunciado su desaparición si hacía tan poco que había muerto.
Era una novata todavía y los casos de verdad no eran como los que te planteaban en los ejercicios de preparación para el examen. Había malgastado tiempo mirando algo que era inútil de mirar, y era algo en lo que tendría que haber pensado. El sonido del ascensor la despertó de su ensimismamiento. Habían llegado Ryan y Esposito y sólo quería que hubieran tenido más suerte que ella y hubieran podido identificar a la víctima.
-Hemos encontrado la cartera. –Me giré tan rápido como mi silla me permitió y miré a Ryan para que me diera esa nueva información. –La hemos encontrado, pero no estaba la identificación.
-Lo que sí podemos descartar es el robo. Hemos encontrado 100 dólares en la cartera además de la tarjeta de crédito. –Hablo ahora el moreno. –Quién quiera que sea, está forrado. –Me froté los ojos para intentar aclararme. Esperaba que Lanie lo hubiera podido identificar. Necesitaba saber quién era para poder continuar.
-Ryan, ¿los técnicos han conseguido los vídeos de las cámaras de seguridad? –Ryan asintió. –Bien, necesito que los mires a ver si se ve al asesino. –El detective asintió de nuevo y se dirigió a la sala multimedia.
Estuvieron media hora más sin nada de información, hasta que por fin, ya cerca de las ocho de la mañana, la llamada que tanto esperaba llegó y Lanie tenía nueva información.
-He identificado a la víctima. –Por fin buenas noticias. –Se llamaba Patrick Danvers, y estaba fichado por posesión de armas y drogas cuando era joven.
-Muchas gracias Lanie.
-Hay más. El señor Danvers se defendió antes de que lo mataran. Tiene moretones en las costillas y un arañazo en el brazo. Estoy analizando los residuos de sus uñas para ver si encuentro restos de ADN. Ya te iré informando.
-Eres la mejor, todavía no sé cómo no te han ascendido a forense principal.
-Créeme que yo tampoco lo sé. –Y con eso colgamos.
Con esa nueva información apunté los nuevos datos en la pizarra y se lo conté a los chicos. A partir de ahí vino la parte más dura. Me dirigí en mi coche hasta el Upper East Side, donde vivía el señor Danvers. Allí, en su apartamento de doscientos metros cuadrados, su mujer, bastantes años más joven que su marido lloraba desconsoladamente y me decía lo buen hombre que era y lo gran padre que demostraba cada día ser. El hijo, de unos seis años, apareció unos segundos hasta que la niñera se lo llevó de nuevo hasta su habitación.
-¿Es posible que su marido hubiera vuelto al negocio de las drogas y las armas?
-¿Cómo puede siquiera preguntármelo? Patrick me contó cuando nos conocimos lo que había hecho de joven y cuánto se arrepentía de ello. Hacía años que trabajaba de contable en una de las mejores empresas de Nueva York.
-Siento la pregunta, señora Danvers. –Me disculpé. Apunté lo del trabajo en mi libreta e hice la siguiente pregunta. -¿Dónde estuvo ayer entre la una y las dos de la mañana?
-Estuve aquí, con Mark, mi hijo y la niñera. –Yo asentí, aunque vi su coartada un poco floja.
-Muchas gracias por su tiempo señora Danvers. –Y con eso me levanté y me fui del apartamento. Dada la zona donde vivían el edificio estaba dotado de cámaras de seguridad, por lo que le pedí al portero que me diera las grabaciones de la noche anterior.
Toda la nueva información se la envié a Ryan y Esposito para que la fueran colocando en la pizarra mientras yo iba a su empresa a que me dieran más información. Cuando llegué allí y pregunté por él enseguida me pusieron mala cara y luego entendí porqué lo hacían: Patrick Danvers hacía seis meses que no trabajaba allí. Me contaron que habían hecho una limpieza de personal y que la sección de contabilidad se vio muy afectada en ello.
Cuando llegué a comisaría con la nueva información, los chicos se quedaron alucinados con la otra vida que debía llevar la víctima.
-Si lo habían despedido y seguía pagando las facturas, ¿Qué hacía Patrick para ganar dinero? –Preguntó Ryan.
-Lo más probable es que volviera a su antiguo mundo. –Le contestó Espo.
-Del cual su mujer me había dicho que estaba muy arrepentido. –Sentencié. –Bien, Espo, mira sus cuentas bancarias, quiero ver si hay cualquier anomalía, por pequeña que sea. Ryan, ¿todavía tienes contactos en narcóticos? –Él asintió. –Bien, quiero que pases una foto de nuestra víctima a ver si lo identifican. Mientras, comamos algo. –Pedimos comida china para comer acompañada de unos refrescos y comimos mientras repasábamos todas las pistas que teníamos. Estaba recogiendo la mesa de todos los envases cuando sonó mi teléfono.
-Beckett.
-Hola Inspectora. –Me saludó Castle al otro lado del teléfono.
-Vaya, hola. –Notaba la mirada fija de mis compañeros así que decidí salir de la sala de descanso. -¿Cómo estás?
-Empiezo a salir más a la calle y estoy empezando a alimentarme como es debido. Y nada de alcohol.
-Eso sí que es un avance. Me alegro que lo estés pasando mejor. –La verdad es que estaba impresionada con el cambio que había dado en apenas un mes.
-No te llamaba sólo para contarte mis avances. –Hizo una breve pausa y le notaba algo nervioso. -¿Te gustaría venir a cerrar está noche a mi casa? Quería agradecerte todo lo que has estado haciendo por mí y cocinar es lo mejor que se me ha ocurrido. –Ahora mismo parecía un adolescente pidiéndome ir al baile con él. Estaba tan nervioso que lo único en lo que pensé fue en lo mono que era. Quité esos pensamientos lo más rápido que pude de mi cabeza.
-Bueno, la verdad es que me encantaría –Ahora parecía yo la adolescente. –pero la verdad es que estoy en medio de un caso... –Miré hacia donde estaban Ryan y Esposito y vi que seguían mirándome divertidos. –Bueno, mis compañeros me cubren –Eso último lo dije alzando un poco la voz, lo suficiente para que se enteraran y pusieran mala cara. –Así que sólo dime la hora.
-¿A las 8 te va bien?
-Perfecto. Nos vemos allí.
-Vale, hasta luego.
-Adiós. –Y colgamos. Entré de nuevo en la sala y los chicos me miraron interrogantes.
-¿Una cita, inspectora? –Jugó Ryan.
-Y encima quiere que te cubramos. Debe ser muy importante. –Siguió su compañero.
-¿Sabéis que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación verdad? –Contraataqué, y zanjamos el tema ahí. Nos pasamos toda la tarde investigando a Danvers y descubrimos que los cobros eran de 5.000 dólares al mes, y siempre salía de la misma cuenta bancaria. La intentamos rastrear pero fue imposible. Los de narcóticos habían reconocido a la víctima. Se hacía llamar Draco y nunca lo habían podido coger por falta de cargos, pero tenían constancia que se estaba apropiando de camellos de la zona y estaba creando su propia empresa ilegal.
-Con toda esta información, nos alberga decir que el señor Danvers no estaba tan arrepentido de su antiguo trabajo y lo más probable es que alguien de su nuevo entorno le matara. –Dije.
-¿Su marido era camello y la señora Danvers no sabía nada? –Especuló Espo.
-Eso sí que es raro.
-Bien, investigad a la señora Danvers y pedid una orden para mirar el ordenador de Patrick. Igual ahí encontramos respuestas. –Si averiguáis algo nuevo me llamáis. –Estaba cogiendo ya mi bolso cuando los comentarios volvieron a empezar.
-Mejor que no llamemos, no querríamos interrumpir tu cita. –Esta vez empezó Espo.
-¡Qué os den! –Y con eso y aún escuchando las risillas de mis compañeros me fui a casa a cambiarme para la cena.
Lo primero que hice fue darme una ducha rápida para quitar todo el cansancio que llevaba acumulado desde las tres de la mañana que llevaba despierta. Me vestí con una blusa color crema con unos tejanos y me puse uno de mis tacones favoritos. Me maquillé ligeramente y me dejé el pelo suelto, para dejar que las ondas actuaran por sí solas. No le gustaba admitir eso, pero reconocía que estaba nerviosa, y eso hacía tiempo que no le pasaba cuando quedaba con algún hombre. Des de que lo conoció había percibido cierta conexión con él, lo que le hacía ser especial, y por eso quería con todo corazón ayudarle a superar la mala racha por la que estaba pasando. Me subí al coche y conduje por las ya menos concurridas calles de Nueva York. Cuando llegué a su portería volví a notar los nervios y antes de que abriera la puerta inspiré y expiré para tranquilizarme.
-Hola. –Me dijo. Él iba con una camisa azul que hacía resaltar sus ojos y tejanos y relajé los hombros al darme cuenta que había acertado con la ropa que me había puesto.
-Hola. –El se apartó de la puerta y me dejó entrar.
POV Rick
La verdad es que estaba guapísima, aunque no sólo hoy, ella en sí era preciosa. No sabía si decírselo o no. ¿Sonaría muy mal si se lo dijera? Al final se me pasó el tiempo y perdí mi oportunidad.
-La cena está casi lista, así que si te quieres ir sentando. –Le hice un gesto con la mano señalándole la mesa. Ella asintió y anduvimos los pocos metros que nos separaban hasta la mesa.
-Vaya Rick, no me habías contado que habías sido diseñador de escaparates en IKEA. –Me dijo mientras me miraba. Nos reímos y volví a quedarme embelesado mirando su sonrisa.
-Bueno, esto lo aprendí documentándome para un libro y así de útil ha sido. –Ella asintió convencida y se sentó en una de las sillas. Yo fui a la cocina y apagué el horno. Cogí la botella de vino que había comprado aquella misma tarde y la llevé a la mesa y luego me volví a ir a por la cena.
No es que fuera un cocinero masterchef pero se podría decir que era un cocinitas y me encantaba cocinar para los demás. Serví la cena ante la atenta mirada de Beckett y luego me senté en frente de ella. Esperé a que fuera ella la que diera el primer bocado y me dijera que le parecía.
-Vaya, a parte de en IKEA, ¿dónde más has trabajado? Esto está buenísimo. –Volvimos a reírnos ante la ya recurrente broma de la detective.
-Bueno, como aquel que dice fui padre soltero así que tenía que impresionar a Alexis con mis comidas. Además me ayudaban a encontrar la inspiración cuando estaba atascado.
-Parece que Richard Castle tiene una moneda con muchas caras. ¿Eras padre soltero? –Vi cómo no estaba segura de hacer esa pregunta, pero la verdad es que con Kate sentía que podía hablar y desahogarme.
-Bueno, la madre de Alexis nos dejó a los pocos meses de que ella hubiera nacido. Me dijo que no estaba preparada para ser madre y que tenía una carrera como actriz a punto de saltar a lo más grande. Cosa que por cierto todavía no ha sucedido. –Sonrió ante mi último comentario.
-¿Y la criaste tú solo? –Cada vez que me preguntaba me miraba para descifrar si ya eran suficientes preguntas o no. –Si no quieres hablar no...
-No tranquila. Creo que has hecho demasiado por mí sin saber apenas nada de mi historia. –Eso la tranquilizó.
-Se podría decir que sí. Su madre aparecía una vez al año y estaba un día con ella. Al principio me molestaba que hiciera eso, pero luego comprendí que también era su madre al fin y al cabo y tenía ese derecho. Mi madre también viene de vez en cuando. Ella también es actriz, pero a diferencia de la madre de Alexis, ella tiene triunfo y casi nunca está por la ciudad. Así que yo aprendí a cambiar pañales viendo tutoría les en internet y los primeros meses dormí menos que un vampiro.
-Tienes un gran corazón, Rick. No muchos dejarían que la madre de su hijo que los abandonó nada más nacer cogieran a su hijo para pasar el día con ellos. –Se sinceró. Yo sonreí tristemente y recordé nuevamente a Alexis. Noté como Kate me cogía la mano por encima de la mesa y yo se lo agradecí con una sonrisa.
Tras estar unos segundos en silencio, cambiamos de tema y pasamos a hablar del caso en el que estaba metida Kate. Me contó que era el peor caso que estaba llevando. Había muchas cosas que no encajaban y eso le ponía nerviosa y tensa. Yo le dije que una mente como la que ella tenía podía resolver hasta los crímenes perfectos.
-Entonces no sería perfecto si lo resuelvo. –Contraatacó ella.
-Vaya, vaya, vaya, no conocía esa faceta divertida, inspectora. –Ella me sonrió como respuesta. Acabamos de cenar tranquilamente entre risas y temas triviales.
-Voy a lavar esto, si quieres ponte cómoda en el sofá. –Le ofrecí.
-No, tranquilo. Te ayudo.
-De verdad que no hace falta.
-Insisto. –Nos miramos un rato hasta que cedí y ella sonrió victoriosa. Nos pusimos los dos, yo lavaba y ella secaba. No hablamos mucho en ese rato pero sin darnos cuenta, a cada plato que le pasaba para que lo secara nos fuimos juntando más, hasta que cuando le pasé el último utensilio nos miramos a los ojos un buen rato, mientras nuestras manos compartían ese vaso, y cuando yo ya pensaba que no aguantaría más a mis impedimentos y me disponía a besarla, su teléfono sonó.
Al principio nos quedamos sin saber muy bien qué hacer, pero segundo después Kate cogió la llamada.
-Beckett. –Esperó a que le dieran el mensaje y me miró. Supe entonces que tenía que irse. Yo asentí, cediendo. –Vale, enseguida voy.
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Y aquí es cuando me matáis..... Bueno, en mi justificación diré que tiempo al tiempo
NOS VEMOS!
Muchas gracias por seguir leyendo y comentando esta historia, sois geniales!!
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POV Kate
¿Qué era ese ruido? Abrí los ojos pesadamente y lo primero que miré fue la hora. Eran las tres y media. El ruido constante el cual parecía una melodía persistía y me costó reconocer qué era. El móvil. Arrastré la mano hasta la mesita de café para alcanzarlo y lo cogí sin mirar quién llamaba.
-Beckett. –Intenté que mi voz sonará lo mejor posible.
-Tenemos un caso en la veintitrés con Lexington. –Me dijo Espo. Me incorporé y un montón de hojas se cayeron al suelo. Me había dormido estudiando el caso de Nick.
-Voy para allá. –Y colgamos. Recogí el caso de mi hermano y me cambié de ropa y me arreglé mínimamente.
Llegué en veinte minutos al escenario del crimen y aparqué al lado de las furgonetas de la científica. No había mucha gente por la calle, cosa no muy rara al ser casi las cuatro de la mañana.
-¿Qué tenemos?
-Barón de entre cuarenta y cincuenta años. La causa de su muerte ha sido esta obviedad de aquí. –Dijo Lanie señalando el gran corte que le habían hecho en el cuello.
-Este es un buen barrio. ¿Le habéis identificado?
-Hemos estado buscando por los alrededores y no hemos encontrado la cartera por ningún lado. –Indicó Esposito.
-Bien, quedaros aquí con los técnicos un rato más y preguntad a los alrededores a ver si alguien ha visto u escuchado algo. –Los detectives asintieron y se fueron seguidos de los técnicos.
-¿Por qué siempre me tocan los casos de madrugada? Odio estar de Prácticas. –Oí como se quejaba Lanie mirando a la víctima y me reí al pensar que ya hablaba con las víctimas. Cogí de nuevo el coche y conduje hasta comisaría. Estaba prácticamente vacía, excepto por los policías de guarda. ¡Cuántas noches me había tocado a mí quedarme en comisaría! Encendí el ordenador y mientras cargaba me fui a hacer un café bien cargado. Cuando volví al escritorio empecé a colocar la poca información que teníamos en la pizarra blanca. Tras darle un sorbo al café se me ocurrió que lo mejor que podría hacer era buscar en personas desaparecidas. Abrió la base de datos de la policía y empezó a buscar. Después de media hora de búsqueda se dio cuenta que lo más probable era que nadie hubiera denunciado su desaparición si hacía tan poco que había muerto.
Era una novata todavía y los casos de verdad no eran como los que te planteaban en los ejercicios de preparación para el examen. Había malgastado tiempo mirando algo que era inútil de mirar, y era algo en lo que tendría que haber pensado. El sonido del ascensor la despertó de su ensimismamiento. Habían llegado Ryan y Esposito y sólo quería que hubieran tenido más suerte que ella y hubieran podido identificar a la víctima.
-Hemos encontrado la cartera. –Me giré tan rápido como mi silla me permitió y miré a Ryan para que me diera esa nueva información. –La hemos encontrado, pero no estaba la identificación.
-Lo que sí podemos descartar es el robo. Hemos encontrado 100 dólares en la cartera además de la tarjeta de crédito. –Hablo ahora el moreno. –Quién quiera que sea, está forrado. –Me froté los ojos para intentar aclararme. Esperaba que Lanie lo hubiera podido identificar. Necesitaba saber quién era para poder continuar.
-Ryan, ¿los técnicos han conseguido los vídeos de las cámaras de seguridad? –Ryan asintió. –Bien, necesito que los mires a ver si se ve al asesino. –El detective asintió de nuevo y se dirigió a la sala multimedia.
Estuvieron media hora más sin nada de información, hasta que por fin, ya cerca de las ocho de la mañana, la llamada que tanto esperaba llegó y Lanie tenía nueva información.
-He identificado a la víctima. –Por fin buenas noticias. –Se llamaba Patrick Danvers, y estaba fichado por posesión de armas y drogas cuando era joven.
-Muchas gracias Lanie.
-Hay más. El señor Danvers se defendió antes de que lo mataran. Tiene moretones en las costillas y un arañazo en el brazo. Estoy analizando los residuos de sus uñas para ver si encuentro restos de ADN. Ya te iré informando.
-Eres la mejor, todavía no sé cómo no te han ascendido a forense principal.
-Créeme que yo tampoco lo sé. –Y con eso colgamos.
Con esa nueva información apunté los nuevos datos en la pizarra y se lo conté a los chicos. A partir de ahí vino la parte más dura. Me dirigí en mi coche hasta el Upper East Side, donde vivía el señor Danvers. Allí, en su apartamento de doscientos metros cuadrados, su mujer, bastantes años más joven que su marido lloraba desconsoladamente y me decía lo buen hombre que era y lo gran padre que demostraba cada día ser. El hijo, de unos seis años, apareció unos segundos hasta que la niñera se lo llevó de nuevo hasta su habitación.
-¿Es posible que su marido hubiera vuelto al negocio de las drogas y las armas?
-¿Cómo puede siquiera preguntármelo? Patrick me contó cuando nos conocimos lo que había hecho de joven y cuánto se arrepentía de ello. Hacía años que trabajaba de contable en una de las mejores empresas de Nueva York.
-Siento la pregunta, señora Danvers. –Me disculpé. Apunté lo del trabajo en mi libreta e hice la siguiente pregunta. -¿Dónde estuvo ayer entre la una y las dos de la mañana?
-Estuve aquí, con Mark, mi hijo y la niñera. –Yo asentí, aunque vi su coartada un poco floja.
-Muchas gracias por su tiempo señora Danvers. –Y con eso me levanté y me fui del apartamento. Dada la zona donde vivían el edificio estaba dotado de cámaras de seguridad, por lo que le pedí al portero que me diera las grabaciones de la noche anterior.
Toda la nueva información se la envié a Ryan y Esposito para que la fueran colocando en la pizarra mientras yo iba a su empresa a que me dieran más información. Cuando llegué allí y pregunté por él enseguida me pusieron mala cara y luego entendí porqué lo hacían: Patrick Danvers hacía seis meses que no trabajaba allí. Me contaron que habían hecho una limpieza de personal y que la sección de contabilidad se vio muy afectada en ello.
Cuando llegué a comisaría con la nueva información, los chicos se quedaron alucinados con la otra vida que debía llevar la víctima.
-Si lo habían despedido y seguía pagando las facturas, ¿Qué hacía Patrick para ganar dinero? –Preguntó Ryan.
-Lo más probable es que volviera a su antiguo mundo. –Le contestó Espo.
-Del cual su mujer me había dicho que estaba muy arrepentido. –Sentencié. –Bien, Espo, mira sus cuentas bancarias, quiero ver si hay cualquier anomalía, por pequeña que sea. Ryan, ¿todavía tienes contactos en narcóticos? –Él asintió. –Bien, quiero que pases una foto de nuestra víctima a ver si lo identifican. Mientras, comamos algo. –Pedimos comida china para comer acompañada de unos refrescos y comimos mientras repasábamos todas las pistas que teníamos. Estaba recogiendo la mesa de todos los envases cuando sonó mi teléfono.
-Beckett.
-Hola Inspectora. –Me saludó Castle al otro lado del teléfono.
-Vaya, hola. –Notaba la mirada fija de mis compañeros así que decidí salir de la sala de descanso. -¿Cómo estás?
-Empiezo a salir más a la calle y estoy empezando a alimentarme como es debido. Y nada de alcohol.
-Eso sí que es un avance. Me alegro que lo estés pasando mejor. –La verdad es que estaba impresionada con el cambio que había dado en apenas un mes.
-No te llamaba sólo para contarte mis avances. –Hizo una breve pausa y le notaba algo nervioso. -¿Te gustaría venir a cerrar está noche a mi casa? Quería agradecerte todo lo que has estado haciendo por mí y cocinar es lo mejor que se me ha ocurrido. –Ahora mismo parecía un adolescente pidiéndome ir al baile con él. Estaba tan nervioso que lo único en lo que pensé fue en lo mono que era. Quité esos pensamientos lo más rápido que pude de mi cabeza.
-Bueno, la verdad es que me encantaría –Ahora parecía yo la adolescente. –pero la verdad es que estoy en medio de un caso... –Miré hacia donde estaban Ryan y Esposito y vi que seguían mirándome divertidos. –Bueno, mis compañeros me cubren –Eso último lo dije alzando un poco la voz, lo suficiente para que se enteraran y pusieran mala cara. –Así que sólo dime la hora.
-¿A las 8 te va bien?
-Perfecto. Nos vemos allí.
-Vale, hasta luego.
-Adiós. –Y colgamos. Entré de nuevo en la sala y los chicos me miraron interrogantes.
-¿Una cita, inspectora? –Jugó Ryan.
-Y encima quiere que te cubramos. Debe ser muy importante. –Siguió su compañero.
-¿Sabéis que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación verdad? –Contraataqué, y zanjamos el tema ahí. Nos pasamos toda la tarde investigando a Danvers y descubrimos que los cobros eran de 5.000 dólares al mes, y siempre salía de la misma cuenta bancaria. La intentamos rastrear pero fue imposible. Los de narcóticos habían reconocido a la víctima. Se hacía llamar Draco y nunca lo habían podido coger por falta de cargos, pero tenían constancia que se estaba apropiando de camellos de la zona y estaba creando su propia empresa ilegal.
-Con toda esta información, nos alberga decir que el señor Danvers no estaba tan arrepentido de su antiguo trabajo y lo más probable es que alguien de su nuevo entorno le matara. –Dije.
-¿Su marido era camello y la señora Danvers no sabía nada? –Especuló Espo.
-Eso sí que es raro.
-Bien, investigad a la señora Danvers y pedid una orden para mirar el ordenador de Patrick. Igual ahí encontramos respuestas. –Si averiguáis algo nuevo me llamáis. –Estaba cogiendo ya mi bolso cuando los comentarios volvieron a empezar.
-Mejor que no llamemos, no querríamos interrumpir tu cita. –Esta vez empezó Espo.
-¡Qué os den! –Y con eso y aún escuchando las risillas de mis compañeros me fui a casa a cambiarme para la cena.
Lo primero que hice fue darme una ducha rápida para quitar todo el cansancio que llevaba acumulado desde las tres de la mañana que llevaba despierta. Me vestí con una blusa color crema con unos tejanos y me puse uno de mis tacones favoritos. Me maquillé ligeramente y me dejé el pelo suelto, para dejar que las ondas actuaran por sí solas. No le gustaba admitir eso, pero reconocía que estaba nerviosa, y eso hacía tiempo que no le pasaba cuando quedaba con algún hombre. Des de que lo conoció había percibido cierta conexión con él, lo que le hacía ser especial, y por eso quería con todo corazón ayudarle a superar la mala racha por la que estaba pasando. Me subí al coche y conduje por las ya menos concurridas calles de Nueva York. Cuando llegué a su portería volví a notar los nervios y antes de que abriera la puerta inspiré y expiré para tranquilizarme.
-Hola. –Me dijo. Él iba con una camisa azul que hacía resaltar sus ojos y tejanos y relajé los hombros al darme cuenta que había acertado con la ropa que me había puesto.
-Hola. –El se apartó de la puerta y me dejó entrar.
POV Rick
La verdad es que estaba guapísima, aunque no sólo hoy, ella en sí era preciosa. No sabía si decírselo o no. ¿Sonaría muy mal si se lo dijera? Al final se me pasó el tiempo y perdí mi oportunidad.
-La cena está casi lista, así que si te quieres ir sentando. –Le hice un gesto con la mano señalándole la mesa. Ella asintió y anduvimos los pocos metros que nos separaban hasta la mesa.
-Vaya Rick, no me habías contado que habías sido diseñador de escaparates en IKEA. –Me dijo mientras me miraba. Nos reímos y volví a quedarme embelesado mirando su sonrisa.
-Bueno, esto lo aprendí documentándome para un libro y así de útil ha sido. –Ella asintió convencida y se sentó en una de las sillas. Yo fui a la cocina y apagué el horno. Cogí la botella de vino que había comprado aquella misma tarde y la llevé a la mesa y luego me volví a ir a por la cena.
No es que fuera un cocinero masterchef pero se podría decir que era un cocinitas y me encantaba cocinar para los demás. Serví la cena ante la atenta mirada de Beckett y luego me senté en frente de ella. Esperé a que fuera ella la que diera el primer bocado y me dijera que le parecía.
-Vaya, a parte de en IKEA, ¿dónde más has trabajado? Esto está buenísimo. –Volvimos a reírnos ante la ya recurrente broma de la detective.
-Bueno, como aquel que dice fui padre soltero así que tenía que impresionar a Alexis con mis comidas. Además me ayudaban a encontrar la inspiración cuando estaba atascado.
-Parece que Richard Castle tiene una moneda con muchas caras. ¿Eras padre soltero? –Vi cómo no estaba segura de hacer esa pregunta, pero la verdad es que con Kate sentía que podía hablar y desahogarme.
-Bueno, la madre de Alexis nos dejó a los pocos meses de que ella hubiera nacido. Me dijo que no estaba preparada para ser madre y que tenía una carrera como actriz a punto de saltar a lo más grande. Cosa que por cierto todavía no ha sucedido. –Sonrió ante mi último comentario.
-¿Y la criaste tú solo? –Cada vez que me preguntaba me miraba para descifrar si ya eran suficientes preguntas o no. –Si no quieres hablar no...
-No tranquila. Creo que has hecho demasiado por mí sin saber apenas nada de mi historia. –Eso la tranquilizó.
-Se podría decir que sí. Su madre aparecía una vez al año y estaba un día con ella. Al principio me molestaba que hiciera eso, pero luego comprendí que también era su madre al fin y al cabo y tenía ese derecho. Mi madre también viene de vez en cuando. Ella también es actriz, pero a diferencia de la madre de Alexis, ella tiene triunfo y casi nunca está por la ciudad. Así que yo aprendí a cambiar pañales viendo tutoría les en internet y los primeros meses dormí menos que un vampiro.
-Tienes un gran corazón, Rick. No muchos dejarían que la madre de su hijo que los abandonó nada más nacer cogieran a su hijo para pasar el día con ellos. –Se sinceró. Yo sonreí tristemente y recordé nuevamente a Alexis. Noté como Kate me cogía la mano por encima de la mesa y yo se lo agradecí con una sonrisa.
Tras estar unos segundos en silencio, cambiamos de tema y pasamos a hablar del caso en el que estaba metida Kate. Me contó que era el peor caso que estaba llevando. Había muchas cosas que no encajaban y eso le ponía nerviosa y tensa. Yo le dije que una mente como la que ella tenía podía resolver hasta los crímenes perfectos.
-Entonces no sería perfecto si lo resuelvo. –Contraatacó ella.
-Vaya, vaya, vaya, no conocía esa faceta divertida, inspectora. –Ella me sonrió como respuesta. Acabamos de cenar tranquilamente entre risas y temas triviales.
-Voy a lavar esto, si quieres ponte cómoda en el sofá. –Le ofrecí.
-No, tranquilo. Te ayudo.
-De verdad que no hace falta.
-Insisto. –Nos miramos un rato hasta que cedí y ella sonrió victoriosa. Nos pusimos los dos, yo lavaba y ella secaba. No hablamos mucho en ese rato pero sin darnos cuenta, a cada plato que le pasaba para que lo secara nos fuimos juntando más, hasta que cuando le pasé el último utensilio nos miramos a los ojos un buen rato, mientras nuestras manos compartían ese vaso, y cuando yo ya pensaba que no aguantaría más a mis impedimentos y me disponía a besarla, su teléfono sonó.
Al principio nos quedamos sin saber muy bien qué hacer, pero segundo después Kate cogió la llamada.
-Beckett. –Esperó a que le dieran el mensaje y me miró. Supe entonces que tenía que irse. Yo asentí, cediendo. –Vale, enseguida voy.
______________]
Y aquí es cuando me matáis..... Bueno, en mi justificación diré que tiempo al tiempo
NOS VEMOS!
rikala- Escritor - Policia
- Mensajes : 2043
Fecha de inscripción : 16/07/2012
Localización : Conquistando el mundo ù.ú
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
pues si ganas de matarte no falta... como lo dejas ahí??????
está genial
está genial
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
Que maña de dejar los capítulos en la mejor parte!! cada vez se van entendiendo mas entre ellos y va saliendo la química que siempre ha existido en esta pareja.
Me gusta como lo vas llevando y me dejas con ganas de leer la continuación lo mas pronto posible!!
Me gusta como lo vas llevando y me dejas con ganas de leer la continuación lo mas pronto posible!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: No lo hagas (Actualizado 14/7/2016)
seguiii cuando puedass!! que esta historia me gustaaa!!besoss!
clari_castleismylife- Ayudante de policia
- Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 05/06/2016
Edad : 26
Localización : ARGENTINA El Pais Mas Lindoo!!! =)
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