El tercer hombre (Continuacion de uno, dos y tres)

me acabo de leer tu fic y es genial
Pobre castle la mal q lo esta pasando

Aqui os dejo mi ultimo capitulo de esta historia. A partir de mañana empezaré a bajar los de mi tercera historia que es una continuación de esta y que se llama "En busca del espíritu navideño". Espero que hayais disfrutado con él.

Kate miraba cansada hacia el despacho del capitán Montgomery donde éste discutía hacía un buen rato con alguien por teléfono. Prácticamente no había dormido nada durante la pasada noche. Primero, todo el papeleo que le había supuesto tener que desentrañar todo y cada uno de los detalles del caso y después el interrogatorio para saber que diablos había ocurrido allí arriba y hasta donde Castle era o no culpable de todo lo que había pasado. Los de asuntos internos habían estado raudos para aparecer y ella no había tenido más remedio que contestar a todas sus preguntas. Había intentado no obviar nada y ser lo más sincera posible en sus respuestas, pero no sabía si realmente lo había sido o no.
Maldito Castle y maldita la hora en que volvió a aparecer por Nueva York. Durante los interrogatorios los gritos que había oído desde la habitación donde los de asuntos internos habían estado con él, se habían oído por toda la comisaría. Castle seguía insistiendo en que su intención no era tirarse en ningún momento hacia la bandera y que no había relacionado los asesinatos con Nick hasta prácticamente dejar a ella y a Tom en la azotea. Suponiendo que fuese verdad, porque diablos había esperado hasta la noche para aparecer y querer contarlo todo. Y porque no había dicho desde el principio que conocía a las victimas aunque fuese con otra identidad. Repito. Maldito Castle.
“Kate, ¿puedes venir un momento?”
Kate asintió entristecida y entro en el despacho del capitán cerrando la puerta tras ella.
“Tenemos un problema.”
“¿Otro?”
El capitán Montgomery sonrió hastiado y empezó a abrir uno de los cajones de su mesa, sacando el documento de la renuncia que Castle había firmado hacía seis meses y que ellos dos habían guardado allí sin querer saber nada más de ella.
“¿Recuerdas esto? Bien, pues el dichoso documento acaba de darnos una bofetada en la cara a los dos.”
“¿Qué quiere usted decir?”
“Pues que… como Castle oficialmente todavía seguía colaborando con nosotros porque su renuncia nunca llegó a las instancias que tenía que haber llegado, desde arriba van a tratar este asunto como si Castle siguiese siendo un adjunto nuestro.”
“¿Y eso significa que…?”
“Que van a tratar a Castle como si fuese un policía. Le van a poner una sanción para que pague a la sociedad y al estado de Nueva York todo el lío que ha montado en este caso.”
“¿Y eso significa que…?”
Montgomery suspiró cansado mientras se sentaba en su asiento y miraba fijamente hacia Kate.
“Lo siento, Kate. Pero los de arriba no han tenido otra idea que castigar a Castle trayéndolo de vuelta aquí y exigiéndole trabajar con nosotros al menos hasta el verano.”
“¿Qué? ¿Cómo? No, no, no, no… Pero eso es una locura. Una absoluta tontería. ¿Un castigo para él o un castigo para nosotros?”
“Lo sé. He intentado hacer todo lo humanamente posible para parar esto, pero no tengo potestad para ello.”
“Pero yo no puedo trabajar con él. Yo ya no sé quien es, ni siquiera él lo sabe. No puedo trabajar con alguien así.”
“No tienes que decirme algo que yo ya sé, Kate.”
Kate y Montgomery estuvieron un buen rato en silencio intentando digerir este nuevo problema. Kate no se lo podía creer. Es que se habían vuelto todos locos.
“Además, Castle no aceptará. Tiene la mismas ganas de estar aquí como nosotros. No aceptará. No lo hará ¿Verdad?”
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“No, no, no, no y no.”
Castle caminaba enrabietado por el salón de su loft. Su aspecto era caótico. No había dormido nada en toda la noche y el cansancio que su cara expresaba combinado con la rabia que tenía en ese instante podía haber asustado a cualquiera. Cualquiera que no fuese el paciente y abnegado Karl Engels.”
“No tienes otra alternativa, Richard.”
“Si que la tengo. Salir ahora mismo pitando de aquí. Me agobia Nueva York, me agobia este loft y sobre todo me agobia la comisaría 12 y todos sus miembros. Vuelve a llamar al alcalde y dile que me importa un bledo que nuestra amistad haya acabado, pero que me saque de aquí. Que me metan en la cárcel si es que tengo que cumplir una condena. Que me ponga a barrer las calles de toda la maldita ciudad de Nueva York, pero que no me vuelva a meter en ese maldito lugar.”
Karl intentaba no mirar a Castle mientras hablaba con él, porque este no hacía otra cosa que ponerle nervioso.
“Castle, por favor. Al menos haz esto por Alexis y por tu madre.”
“No metas a ellas en todo esto. Pero ¿es que no comprendes que yo no puedo estar allí? Como voy a trabajar con personas con las que ya no quiero estar, ni siquiera ver. Ni ellas tampoco a mí. Ya no confían en mí y yo tampoco en ellos. Y este trabajo se basa mucho en el respeto y en la confianza en tus compañeros. Esto es una locura.”
“Me extraña que no queriendo saber nada más de todo esto, en este momento hayas hablado como si fueras uno de ellos.”
“¿Uno de que…?”
“Un policía, Richard. Has hablado como lo haría un policía.”
Castle se detuvo un momento y se quedo un buen rato en silencio sin mirar a nada definido. Estaba bloqueado. El loft parecía estar dando vueltas sobre su cabeza y tuvo que caminar hacia el sofá para sentarse. Cuando lo hizo se tapo la cara con sus manos y se quedo así durante un buen rato.
“Sabes que no tienes otra alternativa. Solo serán unos meses. Si todo sale bien y no hay problemas esto se acabará en poco tiempo y tu podrás hacer con tu vida lo que te de la gana, Richard.”
“¿Por qué estás haciendo esto por mí?”
“Porque tu madre es amiga mía desde hace ya muchos años y le prometí que estaría pendiente de ti. Desde lo que ocurrió con Gina todos hemos estado muy preocupados por ti. Y tu solo has ido dando bandazos de un lado para otro. Y para colmo…”
“Tuve que volver a Nueva York a liarla más todavía. Aunque eso fue más culpa tuya que mía.”
“Ahí me has pillado.”
Castle se destapo la cara y miro a Karl con aire muy fatigado y asintió levemente.
“Haz lo que quieras. Haced lo que queráis. Pero esto, repito, es una maldita locura.”
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Tom conducía su coche hacia la comisaría en aquella soleada mañana. Hacía ya dos días que había sucedido el altercado de la azotea y la escena y las palabras que allí se habían sucedido no dejaban de pesar en su cabeza una y otra vez. Como resultado de todo ello, Castle había sido obligado prácticamente a volver a trabajar en la comisaría 12 y él era un daño colateral más, ya que había vuelto a ser trasladado a otro lugar. Al menos, volvía a trabajar en la brigada especial que se encargaba de resolver los incendios que se producían en Nueva York, que había sido su departamento durante buena parte de su vida como policía. Aunque a su edad y a punto de jubilarse, suponía que le darían un despacho y mucho papeleo.
Pero primero tenía que ir a la 12 y recoger sus cosas y despedirse de todos. Y desearles buena suerte. Iba a hacerles falta. Cuando llego al departamento lo primero que vio le hizo mucho gracia y pensó que aquel maldito castigo para Castle iba a ser un castigo para todos. Kate estaba arrastrando por toda la comisaría la silla donde primero Castle y después él, se habían sentado durante todo este tiempo. Cuando llego a la otra punta de la estancia, Kate dejo la silla y volvió con paso enérgico hacia su mesa. Entonces le vio.
“Tom ¿Has venido a recoger tus cosas?”
“Que remedio.”
“Lo siento mucho. Debe de ser frustrante que te tengan de un lado para otro como una peonza.”
“Tu no tienes la culpa de nada. Además, es mejor así. Créeme.”
Kate no entendió muy bien a que se refería Tom con ese comentario y encogió los hombros.
“Intenta llevarlo lo mejor posible y piensa que solo serán unos meses.”
“Gracias. Pero eso ya me lo ha dicho todo el mundo y no me consuela nada.”
“Kate. Siéntate un momento, por favor.”
Kate así lo hizo y miro a Tom con extrañeza.
“Mira. Se que la situación es muy difícil y que seguramente será peor el remedio que la enfermedad, pero ha tocado así y hay que vivir con ello. No voy a juzgarte a ti, ni a vosotros, ni siquiera a Castle, aunque podría hacerlo, sobre todo a él. Yo solo quiero que pienses en estos ocho meses en una cosa. Y es que volvió. Cuando podría haber huido a los Hamptons o haber ido a ver a Nick, su primera decisión había sido venir aquí. Piensa en ello. Adios Kate.”
Kate y Tom se dieron un fuerte apretón de manos y Tom cogió su caja con sus cosas y empezó a acercarse al ascensor, mientras Kate se volvía hacia la pizarra donde empezaba a colocar las pistas del nuevo caso en el que había empezado a trabajar. Cuando el ascensor se abrió, apareció Castle portando su caja con sus cosas con aire fastidiado y sombrío. Los dos se cruzaron sin ni siquiera mirarse.
“Señor Castle.”
“Señor O’Hara.”
La puerta del ascensor empezó a cerrarse poco a poco mientras que Tom miraba como Castle se acercaba hacia donde estaba Kate. Antes de que la puerta se cerrara definitivamente vio algo que al menos le dio un motivo a la esperanza. Castle había dejado sus cosas encima de la mesa y del fondo de la misma había sacado dos cafés. Dejo uno encima de la mesa y el cogió el otro y pasando por delante de Kate empezó a mirar la pizarra. Kate llego hasta su mesa y sin decir nada cogió el café que Castle le había dejado mientras este empezaba a trabajar con la pizarra en el nuevo caso que tenían entre manos. Si. Quizás aquel tonto gesto era una ventana abierta a la esperanza.

TE QUEDO GENIAL.... FELICIDADES.. SIGUELO PRONTO

Dios que bien!! ha vueltoooo yuuuujuuuuu
ains me gusta me gusta sigue please quiero sabeer como sigueee