OLVÍDAME TÚ

Olvídame tú


El Vuelo 11 de American Airlines del 11 de septiembre de 2001 fue uno de los vuelos secuestrados por un comando terrorista de Al Qaeda durante aquella jornada de atentados en los Estados Unidos y que fue empleado para el ataque contra la Torre Norte del World Trade Center, en Nueva York. El vuelo 11 de AA operaba entre el Aeropuerto Internacional Logan en Boston, y elAeropuerto Internacional de Los Ángeles. El avión fue secuestrado por cinco hombres y durante los primeros 15 minutos de vuelo, después del despegue del avión, los secuestradores hirieron por lo menos a tres personas hasta que penetraron en la cabina de vuelo reduciendo al piloto y al copiloto. Mohamed Atta, uno de los terroristas entrenado como piloto de aviación para la operación, tomó el control de la aeronave, y desvió su ruta sin que los controladores de tráfico aéreo se percataran de la situación hasta que advirtieron que el personal de tripulación dejó de contestar sus mensajes A bordo, dos auxiliares de vuelo contactaron con American Airlines y proporcionaron información referente a los secuestradores, al estado de los pasajeros y a la tripulación. A las a las 08:46 horas del 11 de septiembre de 2001, el avión fue estrellado contra la Torre Norte del World Trade Center.





“Es al separarse cuando se siente y se comprende la fuerza con que se ama.” Fiodor Dostoievski (1821-1881) Novelista






Capítulo Primero


-Recuerda traer los postres, Castle!

- No te preocupes, Ryan, habrá chocolate, tarta y helados.

Ryan levantó el pulgar hacia arriba en señal de aprobación.

-¿Te marchas?- Le preguntó Esposito, levantando los ojos del ordenador.

-Sí, hay poco que hacer por aquí y tengo que recoger a Alexis en la biblioteca, hasta luego chicos, -se despidió un sonriente Castle. Iba silbando una melodía imposible, mientras las puertas del ascensor se cerraban tras él.

Ryan estaba un poco nervioso. Esa noche había invitado a sus compañeros a cenar en la nueva casa que sería su hogar y el de Jenny.

A las 8 en punto, la mesa aparecía repleta de bandejas y bebidas. En el salón no había mas muebles. Bueno, en realidad, no había ningún mueble más en la casa, salvo los de la cocina. Ryan había conseguido traer una mesa y algunas sillas de su casa.
Lanie sonreía contemplando su ir y venir. Era imposible imaginar la ilusión de la pareja ante la perspectiva de compartir un hogar.
Tres timbrazos seguidos amenazaron con fundir la instalación eléctrica e hizo que todos se mirasen con los ojos hacia arriba.

-Bueno, por fin estoy aquí- dijo Rick, entrando en tromba en la cocina. Llevaba ambas manos levantadas con bandejas de pasteles y de helados -Ryan, creo que vas a tener que trabajar horas extras para empezar a llenar esta casa de muebles! , por cierto, ¿donde está Beckett?
Lanie le dijo, acercándose a Javier
- No te preocupes, si tarde 10 minutos mas, la llamaré. Esposito quiso echar mano a un canapé, pero ella le dio un golpe en las costillas e inmediatamente él lo soltó.

- Javier Esposito-dijo con voz amenazante-, ¡!tengamos la fiesta en paz!!!!!

Todo era un coro de voces y risas. Camaradería y compañeros. Castle estaba encantado. La verdad es que por mucho dinero que tuviese, nada podía pagar unos amigos como ellos. Eso lo tenía muy claro.

El timbre detuvo sus pensamientos.

Beckett.

Tenía muchas ganas de verla. Esta noche pensaba pincharla con sus bromas y verla reírse, le encantaba hacerla reír. No la había visto desde la hora de la comida y ya la echaba de menos.
De pronto, el pequeño alboroto de risas y voces, contenido en aquel salón sin muebles, cesó.
Castle , sorprendido, levantó la vista de la mesa.

Lo que vio hizo que su sonrisa se evaporase como por arte de magia.
Beckett entró con Josh abrazándola.

El silencio se hizo incómodo. Los ojos de todos iban de unos a otros.

-Esto, -carraspeo Ryan,- pasad…-, os estábamos esperando.

-Hola a todos,- saludó un sonriente Josh.

Beckett no había levantado los ojos del suelo. La situación se le había ido un poco de las manos. No contaba con que su novio tuviera esa noche libre. Cuando llegó a su casa y la vio preparada para salir, él se unió a la reunión por propia decisión. Kate no pudo decirle que no. Además, al fin y al cabo, Josh era su novio, había decidido darle una oportunidad, y no encontró ninguna excusa para que no la acompañase.

Todos seguían con la boca abierta. Nadie hablaba.

Esto, ejem...., bueno,- dijo Lanie, intentado parecer alegre y pasando los brazos alrededor de Beckett.- A Ryan y Jenny les ha costado mucho trabajo reunir todas estas sillas, así que, ¿¿que tal si nos sentamos y empezamos a cenar????

Todos se sentaron. Esposito miró a Castle. Y no le gustó lo que vio.

Sirvieron el vino y consiguieron una charla un poco forzada acerca de la compra del piso, del espacio y de la luz. La cena transcurría tensa. Hablaron de los planes de boda de Ryan, de lo encantador que era el apartamento, e incluso del tiempo. Kate no había abierto la boca y Rick prácticamente tampoco.

Cuando parecía que el ambiente se había relajado algo, Josh alzó su copa.

-Bueno, sé que Kate os quiere mucho, así que , esperando que no me mate, quiero que sepáis que ella y yo, bueno, nos hemos comprometido esta noche.

Dicho lo cuál, agarró la mano de Beckett y la alzó para que el anillo que llevaba puesto brillara a la luz del neón del techo.

Si el silencio anterior parecía incómodo, el de ahora era como una losa.

Lanie le dio una patada a Esposito por debajo de la mesa. Había que hacer algo.
levantó tímidamente su copa, y tragando saliva, la juntó con la de Josh, diciendo: “Venga aplausos, chicos, ¿ esto es para celebrarlo no? Enhorabuena.
Unos tímidos y cortos aplausos sonaron en la sala. Beckett sonrió tímidamente a Ryan y Jenny.

En ese instante, Castle se levantó, y todos se quedaron quietos , mirándole.

-Bueno, detective Beckett, esto merece un brindis, pero en toda regla, nada de vino, voy a buscar el mejor champán de todo Nueva York.

La voz de Rick sonó fría y seria. Cortaba. Beckett lo miró y lo que vio en su cara casi la hizo caerse de la silla. Se quedó clavada en aquellos ojos helados. No conseguía encontrar el aire. Le hubiera gustado estar en cualquier rincón de una galaxia perdida del universo, y no frente a él. Sintió como se le subían los colores por la indignación. Josh definitivamente, se había pasado.
Castle les tendió la mano- ¡!Felicitaciones a los dos!!!
Ella reaccionó por instinto y le apretó la mano. Sentía como que se iba a desmayar. A lo mejor tenía suerte y se moría allí mismo.

Castle agarró su abrigo.

-Bien dijo- espero que todas estas amorosas parejas que hay aquí se diviertan y sean muy felices. Es tarde ya y debo terminar algunos asuntos, pero no os preocupeís , ahora mismo os envío el champán.





Después del beso que se habían dado, Castle confiaba en que ellos se acercasen un poco más. Pero en aquel momento se dio cuenta de que el beso no había existido más que para él. Eso le dolió. Le dolió porque supo lo poco que significaba él para Beckett.
Ella había elegido. Y ya no era una niña. Seguramente sabía lo que hacía. Supo en ese instante que quien sobraba en la vida de Kate, era él. Había intentado dárselo todo, y sabía que estaba loco por ella, pero eso no le daba derecho a nada. Absolutamente a nada. Así que se guardaría sus sentimientos y volvería a su vida de antes.
No sería nada fácil, pero la decisión no era suya. Quién sabe, a lo mejor Josh podía hacer a Kate más feliz que él. Seguramente así sería.


Caminaba por la Quinta Avenida con un zombie . Dejó que la rabia que sentía le poseyera, apoderándose de la poca racionalidad que le quedaba. Había estado bebiendo. Se sentó en un banco que había junto a una papelera a esperar que el cielo clarease por el este. No sabía cuando tiempo llevaba andando por la ciudad hacia ninguna parte. Apoyó la cabeza entre sus manos. No quería volver a casa. No iba a permitir que Martha o Alexis le vieran así. Ellas no tenían porqué disgustarse.

Se maldijo en silencio. Había tropezado dos veces en la misma piedra. Él. Nada menos que Rick Castle, el millonario, el escritor, el sagaz, el playboy…Primero con Demming, y luego con Josh.

Sentado en aquel banco, desorientado y furioso, solo se permitió una lágrima.

-Es la última detective, lo juro.

No era un inexperto con las mujeres. Se había divorciado dos veces y había tenido muchas chicas y sabía que de todo se sale. Solo había que dejar pasar un poco de tiempo. Y valorar lo que poseía.
Y lo que él tenía era mucho. Alexis y Martha le adoraban. Y él daría la vida por ellas. De pronto, caminando por la avenida, un gran cartel llamó su atención. Era un precioso castillo, rodeado por una laguna y un bosque verde. Comprobó que se trataba de una agencia de viajes.

Antes de regresar a casa, pasó por la 12ª por última vez.

Era temprano pero todos estaban ya en sus puestos de trabajo. Beckett se le quedó mirando sin atreverse a decir nada. Nadie esperaba verlo allí a aquella hora. Rick comenzó a recoger sus cosas de encima de la mesa de ella. Sus matrioskas. Sus cadenas de clicks unidos, sus bolígrafos de colores, sus gafas de rayos X. Luego agarró su silla. En realidad, pensó, no era su silla. Nada allí era suyo. Volvió a poner aquella silla en su lugar original en la sala de descanso, de donde la había cogido el primer día que llegó .
Esposito y Ryan no sabían que hacer. Callados e incómodos miraban a Richard Castle como esperando una explosión nuclear.

-Castle, quiero hablar contigo, por favor- la voz de Kate sonó extrañamente alterada mientras se levantaba de su silla.

Él pasó por su lado sin mirarla.

A Beckett se le hizo un nudo en la garganta.

-Castle, ¿puedes darme un minuto? Vamos a la sala de descanso…

Rick agarró la caja con sus cosas, y se colocó de pié delante de ellos. En ese momento el Capitán Montgomery salió de su despacho.
-Bien, señores, solo he venido a decir adiós. Quiero agradeceros por vuestro tiempo y perdir disculpas por entorpecer vuestra labor. Ha sido una buena época. Me siento muy orgulloso de todos vosotros. Y sobre todo, gracias por ser mis amigos. Si necesitáis algo, ya sabéis donde estoy. Cuidaos mucho chicos, es peligroso estar ahí afuera.

Y sin más, dio media vuelta y se dirigió al ascensor sin dirigirle siquiera una mirada a la detective Beckett.
Cuando las puertas se cerraron, Esposito se acercó a ella. No sabía que decir. Lo primero que se le ocurrió fue ofrecerle un café.
- No lo necesito, gracias- ella se había quedado de pié, quieta y con la mirada perdida. - Tenemos un caso entre manos. Han asesinado a una mujer y ella espera que le hagamos justicia. Así que a trabajar todos de inmediato.



(Continuará)

arreglalo por favor!!!!!!!!!no me puedes dejar asi

dios quiero otroo capi te ha quedado muy bien , sigue prnto.

¿¿Que se han comprometido?? No, por favoooor!!
Sigue pronto que está muy interesante!!

Muchas gracias, son solo seis capitulos que ya tengo escritos. Pronto subo el segundo.

gracias a ti

Ooooooohhhhhh!!!! Te ha quedado genial!!! Pobre castle!!! Cuelga el siguiente cuando puedas!!!

compromiso! pateale el culo! (que era lo del 11-s?? me da muyyy mala espina)
sigue pronto

COMOOOOOOOOOOO..?? COMPROMETIDA con josh... guacala
Siguelo pronto plisss, porque estoy sacada de onda,casi llore

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ME HAGAS ESTO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
POR FAVOR, CONTINUALO Y SOLUCIONA ESTO!!!
MATEMOS A ESE TARADO DE JOSH, NO LO PUEDO NI VER!!!!!!!
FELICITACIONES POR TU FICS

Que gran fic es este! ( lo lei nose donde )

yo no quiero que esten comprometidos!!!!!!! porfaaa que lo rompan o Josh se muera o yo que se!!!!!!!!!!!!
de todas formas el fic ha estado SUPREMO!!!
COntinua encuanto puedas!!!!!

Gracias, sois muy amables, creo que voy a empezar a escribir otro fic nuevo, porque ante semejante recibimiento una se queda con la boca abierta.
Acepto sugerencias para el nuevo fic )

nuevo fic??? pero no continuaras este...no nos puedes dejar asi!!!!!

Este ya lo tengo terminado, solo queda ir subiendo los capitulos.
Ahora voy a empezar otro.

ok pero no me dejes con mal sabor de boca antes de irme a dormir con eso de k estan comprometidos please

Me encanta!!! Es precioso... Peor casi me rompe el corazon!

Pobre Castle,y Beckett se nota que no quiera hacerle daño... Me pregunto porque habra aceptado la propuesta de Josh. AUnque la verdad, creo qu edaría un poco de corte decir no. En tod ocaso un ''tengo uqe pensarlo'' Pero un si a Josh....
Lo que pasa es que Kate ve qu econ el no va a tener problemas, lo que pasa es que le quiere a CASTLE!! NO A JOSH!

Ajjjj uqe asco de Josh. Y encima lo dice enfrente de Castle (debe de doler que te digan que una perona que amas se va a casar con otro mucho... ) ... Y eso de acoplarse a la fiesta.... Ajjjjjjjjjjjjjj


Me encanta!! Y porfavor... Nuevo capi!!

vaya capítulo. Me ha gustado muchísimo, pero mira que Becket decirle que si al médico , ya solo le falta pedirle a Castle que sea su dama de honor.

La historia buenísima, me parece original y enfocada desde un punto de vista diferente. Sigue pronto.

Responsable : Rossetta


Capítulo II




El viaje a Escocia fue tranquilo. Los castillos eran esplendidos y Castle había recuperado una falsa apariencia de felicidad. Al principio, Alexis había puesto alguna traba al viaje, pero como Ashley también se iba con sus padres por dos semanas a México, al final había cedido, aunque hizo que su padre le prometiese que la última semana de Julio, estarían de vuelta en Nueva York. Lex tenía que organizar todo para llegar a los cursos de verano en la UCLA. Por supuesto Ash también iría, así que Lex se sentía nerviosa y emocionada. En cuanto a Martha, desde que había conocido al propietario del castillo donde se alojaban, Sir Owen Benancroft, estaba en otra galaxia. El día que celebraron la fiesta de recibimiento y lo vio en falda escocesa fue como si hubiera tenido una revelación divina. Su hijo se divertía viéndola ruborizarse como a una colegiala de 15 años.


Todos juntos hicieron excursiones por Escocia, y disfrutaron de los paisajes las leyendas escocesas. Visitaron Edimburgo y cruzaron hasta Irlanda.


El ánimo de Rick se iba sosegando por momentos. Extrañaba a Beckett como unas 30 veces cada día, hubiera querido mostrarle todo aquello. Pero se recordaba continuamente que no era culpa suya. Había sido ella quién había tomado una decisión sobre Josh y él iba a ser respetuoso con eso, tal como se lo había prometido a sí mismo. Según iban pasando los días, se daba cuenta de que había tomado la decisión correcta. Desaparecer de su vida era la única opción que le había dado Kate. No podía imaginarse a sí mismo a su lado, mientras la veía feliz con Josh. Era pedirse demasiado. No tenía ese autocontrol.


Las vacaciones pasaron volando y Castle se marchó con Alexis a Nueva York para ayudarla con todo lo de su curso de verano y dejarla en manos de su madre en California. Martha se quedó en el castillo de Benancroft. Definitivamente Sir Owen estaba deslumbrado por ella, y hasta le pidió permiso formal a Richard para cortejarla.

Pocos días más tarde, el famoso escritor Richard Castle, volvía a Europa para lanzar su nuevo libro en una gira que duraría todo el verano y apenas le dejaría tiempo libre. Presentaciones, televisión, cócteles, fiestas y ruedas de prensa. Magnífico. Todas las piezas de su vida parecía que volvían a encajar unas con otras.

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Intentó cenar, pero no era capaz de tragar. Kate leía la crónica de la presentación de Heat Wave en Europa.


Roma, París, Londres, Madrid. Castle se veía en su salsa en las fotos. Y siempre rodeado de bellezas.


Notó que le temblaba la mano que sujetaba la hoja de la revista. Lanie tenía razón. Necesitaba un descanso. Se sentía enferma y débil, pero culpaba de ello al calor del verano en la ciudad, y al agotamiento. Aquellos meses habían sido horribles. Después de “perder” a Rick, casi pierde a su padre. Este había sufrido un infarto cerebral y ella le había acompañado por las noches en el hospital y por el día, durante todas las horas que el trabajo le permitía.
Casi no comía y prácticamente no dormía. Eso le estaba pasando factura. Se encontraba muy cansada y algo mareada. Y su trabajo requería de fuerza y concentración, no tanto por ella, como por que podía poner en peligro a sus dos compañeros si los reflejos le fallaban. Sabía mejor que nadie que un policía tenía que estar siempre al 100%.


Pero no quería dejar de trabajar.


Si lo hacía, no tendría nada. Necesitaba consumir todo su tiempo, hasta el último minuto. Su padre estaba en una residencia y se recuperaba poco a poco de su enfermedad. Pero la ausencia de Castle la estaba matando. Había perdido bastante peso, y también había perdido la sonrisa, reemplazándola por ojeras moradas y gestos serios. Sus compañeros lo intentaban todo para cuidarla, pero ella no se dejaba. Si se desmoronaba delante de ellos, no encontraría la fuerza para seguir haciendo su trabajo. Comenzó a dolerle la cabeza otra vez.


Mejor se iría a la cama. Mañana era 11 de septiembre, décimo aniversario de la tragedia. Ella debía participar en el homenaje a los fallecidos en los atentados. Le tocaba leer algunos de los últimos mensajes que los pasajeros del avión habían enviado a sus familias, y eran desgarradores.
Tragó saliva.
Abrió el borrador y comenzó a repasar el discurso:



Llamadas de despedida. Desde el primer momento del secuestro del avión y durante los últimos minutos de caos y terror los pasajeros realizaron muchas llamadas a sus familiares en los que los pasajeros, conscientes de su fatal destino, se despiden de sus seres queridos : «Hola cielo», dejó en el contestador de su casa una de las azafatas. «Estoy en un avión que ha sido secuestrado. Te quiero. Por favor, diles a los niños que les quiero. Lo siento. Espero ver tu cara de nuevo».



Las lágrimas volvieron a traicionar a Kate. La angustia la envolvió y fue corriendo al baño a vomitar lo poco que había conseguido comer durante la cena. Casi se sentía como una pasajera de aquellos aviones. Solo que en su caso, fue ella misma la que había estrellado su vida. Como les ocurrió a las torres, su mundo se desmoronó delante suyo el día que Castle se fue para siempre.

Desde que lo conoció, había temido quererlo y había luchado con todas sus fuerzas contra sus sentimientos. Josh solo había sido otra arma más. Cuando él se fue, se dio cuenta de lo ridículo que era pretender taparse los ojos con un compromiso que no iba a ir a ninguna parte. Ambos lo sabían, y decidieron poner fin a su relación.

Kate comenzó a sentirse vencida.Bueno, al final había perdido la lucha, la batalla y la guerra.
Fue a su armario, y se puso la sudadera de Castle. Metió la cara entre la tela y cerró los ojos. Sonrió al notar que todavía no había perdido el olor de él. Sacó fuerzas para continuar repasando el discurso de mañana.




.. Dios estaba a bordo de los cuatro aviones, volando a un trágico destino. Él estaba dando calma a los aterrorizados pasajeros en cada avión. Ninguna de las familias que recibieron las últimas llamadas de sus seres queridos, desde los aviones, a través de sus teléfonos celulares, ha dicho que escucharon gritos de los pasajeros dentro del avión. Dios estaba con cada uno de ellos, dándoles consuelo. .. Después de que los dos aviones cumplieron su macabro objetivo, Dios estaba sosteniendo, con sus dos manos, las torres de 110 pisos cada una, para que miles de personas tuvieran tiempo de escapar. Y cuando finalmente, ya no pudo con el tremendo peso de las paredes de cemento y vigas de acero, las torres colapsaron, y colapsaron hacia abajo y no a los costados.Esto también fue un milagro, porque si las torres hubieran caído de costado, habrían arrasado con más de 20 cuadras a la redonda y miles más hubieran muerto. Así que, si alguien te pregunta "¿...y dónde estaba Dios el 11 de septiembre del 2001?", diles con mucho orgullo y certeza que... DIOS ESTABA POR TODOS LADOS.




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El 11 de Septiembre de 2010 amaneció con un calor sofocante y bochornoso que dentro de la ciudad convertía el aire en algo imposible de respirar. Unas 2000 personas abarrotaban la zona cero, entre bomberos, policías, autoridades y familiares.
Beckett miró el gentío que se agolpaba en la explanada.
El sol parecía de fuego y solo era mediodía. Se detuvo un segundo para poder coger aire. Recordó el día de los atentados. Lo que vivió en aquellas horas no se le olvidaría nunca. El horror estaba por todas partes…. y los gritos…


Hacía 8 meses que había empezado a trabajar para la policía de Nueva York. Vio morir a mucha gente allí. Pero también contribuyó a salvar vidas. Ella misma subió al piso 23, desoyendo las órdenes de sus superiores y se encargó personalmente de arrastrar a dos hombres heridos escaleras abajo.


Volvió a la realidad. Sacó la invitación de su bolso para mirar el número de asiento que tenía asignado. Se sentía mal, muy mareada.Sus piernas parecían de algodón . Caminó entre las filas de sillas numeradas.
De pronto notó que alguien la tocaba en el hombro, y no pudo evitar un estremecimiento.


-Detective Beckett, ¡!!La he asustado!!!- dijo el alcalde de Nueva York- Hace mucho tiempo que no la veía. Ya extraño las partidas de póquer en casa de Richard. Perdóneme. ¿Qué tal va todo? ¿Tiene bien preparado su discurso?


-Ehhhh…sí señor, …yo…estaba buscando mi asiento.

-Ah, venga conmigo querida, estamos en la segunda fila. Y ya que tengo la oportunidad, quisiera agradecerle de primera mano su trabajo aquel día.


Kate le miró sorprendida.


-Señor, era mi deber, y … y … y...


Esta vez no fue el alcalde lo que la hizo enmudecer.

Esta vez fue la mirada azul de Castle clavada en ella lo que estuvo a punto de hacerla caer al suelo por el repentino temblor de sus rodillas. Sintió un sudor frió bajar por su cuello y lejos, la voz del alcalde que le hablaba y la conducía a una silla situada justo al lado de Richard.


(Continuará)

solo puedo decir EMOCIONANTE
continualo cuando puedas please

genial......este fic es genial....

Muchas gracias. Me gusta eso de que Beckett necesita un chute de cariños Castle en vena, ayssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss, opino igual.

PPerfecto!!! Y a ver que se dicen... ¿cuanto llevan sin verse mas o mneos??
Y castle cuando vea en que estado está no podrá alejarse.... Si esuqe Castle...