¿Quién controla a quién? (Cont. Una broma del destino)- Capítulo 25... 10/Mar

Hola a todos!! Aquí les dejo el capítulo de hoy, con el que cierro el apartado navideño del fic. Espero que les guste y no olviden comentar!


Capítulo 14: Unos regalos privados y una niñera con sorpresa

-Sólo llevas… -Castle cogió una fuerte bocanada de aire para poder seguir hablando-…ropa interior…debajo…-su voz era apenas un susurró. Beckett sonrió con picardía y asintió.

-Cuando tu madre me dijo que iba a comprarle un equipo a Roy, supuse que yo también debía tener el mío. No voy a ser la única en esta familia que no juegue al Láser Tag… –hablaba en un tono sensual, mientras se colocaba justo delante de la cama, quedando en frente de Castle que estaba sentado en el medio de ésta. –Estoy segura de que lo pasaremos muy, muy bien jugando, ¿tú qué dices, Castle? –le preguntó la inspectora en el mismo tono mientras lo apuntaba con la pistola.

-Digo que esto es lo más sexy que he visto en mi vida –dijo el escritor antes de acercarse al borde de la cama y sentarse. Ahora Beckett se había quedado entre las rodillas de él.

-¿Quieres ponerte tu equipo y que empecemos? –le preguntó ella, al mismo tiempo que se agachaba para acercarse a su boca. Castle capturó sus labios y la atrajo hacia su cuerpo casi con violencia, provocando que quedara a horcajadas sobre él. Su movimiento se vio un poco dificultado por el chaleco de luces pero a ninguno le importó. Cuando la necesidad de aire se hizo mayor se separaron, mirándose a los ojos sonrientes.

-Creo… inspectora… que esa batalla… la vamos a dejar… para otro día. –A medida que hablaba le iba dando besos húmedos en el cuello. Subió hacia su oreja y jugó un rato con ella, haciéndola jadear. –Además… me muero por ver mejor el conjunto de lencería que te vi esconder esta mañana. Ese chaleco me quita tapa la vista –susurró el escritor en su oído. Ella se separó un poco, lo justo para volver a quedar frente a frente, y atrapó el labio inferior de Castle entre los suyos, tirando de él.

-Entonces… empecemos otra batalla… más… -se acercó ahora ella a su oído -…íntima –le susurró y después pasó la lengua por su oreja, haciendo que Castle suspirara sonoramente.

- Inspectora… necesito… despojarla de su… chaleco…

-Es todo suyo, señor Castle –Beckett se levantó y se quedó de pie entre sus rodillas. Castle llevó sus manos a los broches del chaleco y los soltó, poniéndose luego también de pie para poder quitárselo hacia arriba.

-Definitivamente me quieres matar... –dijo el escritor cuando vio el conjunto de lencería que llevaba. Era de encaje rojo con unos lacitos de seda blanca, especialmente para la Navidad. Beckett se mordió el labio y lo miró con intensidad.

-¿Y tú no tienes nada para mí? –preguntó sugerente. Castle sonrió y la miró seductoramente mientras se deshacía de su ropa. A Beckett le sorprendió la rapidez en que lo hizo, pero más le sorprendieron los bóxer de su marido. Eran de seda también roja, bastante ceñidos y con un “Merry Christmas” justo sobre su entrepierna. La inspectora se quedó mirando ese punto con lascivia, levantando una ceja –aajjaamm... Merry Christmas, Rick… - dijo antes de subir la mirada y fundirse en el deseo que desprendían los ojos de su marido.

Sus bocas se devoraron hambrientas y sus manos recorrieron completamente el cuerpo del otro. Cayeron sobre la cama entre risas y sin dejar de moverse ni acariciarse. Desde esa madrugada habían hecho el amor más veces que en los últimos tres meses, pero aún así no era suficiente. Nunca se cansarían de saborear cada rincón de la piel del otro y de amarse intensamente.


Pasó la Navidad y llegó el día en el que Castle tuvo que reincorporarse a la comisaría. Por el momento, habían decidido contratar a una niñera para que cuidara de Roy, por lo menos hasta fuese un poco mayor y caminara. Luego quizás lo llevarían a una guardería. Beckett había sido la que se tuvo que ocupar de la selección de la niñera ya que a su marido ninguna le parecía lo suficientemente buena.

Esa mañana, mientras Castle terminaba de prepararse, la inspectora ya le había dado el desayuno a Roy y lo tenía en los brazos jugando con su pelo.

-Venga Rick… Andrea está al venir y ya podremos irnos…-apremió Beckett al escritor. En ese momento tocaron en la puerta y ella abrió, y saludó amablemente a la persona que llegó.

-Hola Kate.

-Hola Andrea –dijo la inspectora antes de darle dos besos. –Mira, este es Roy. Ayer cuando viniste estaba dormido. Estoy segura de que se llevarán muy bien.

-Ya estoy…-dijo Castle alegremente mientras entraba a la cocina. –He oído la puer… ¿Hola? –preguntó el escritor sorprendido.

-Buenos días, usted debe ser el señor Castle. Yo soy Andrea, encantado –dijo el chico mientras le ofrecía la mano para que se la estrechara. El escritor le devolvió el gesto sonriendo forzadamente mientras miraba de reojo a Kate.

-Eh… ¡Ah! Andrea… qué curioso… yo… pensé…

-Ejeemm…- Beckett carraspeó para no dejar terminar a su marido. –Bien Andrea… pues ya ayer te expliqué donde estaba todo lo que podrías necesitar y la habitación del bebé. Además, en la memoria del teléfono están apuntados mi móvil, el de Castle y el teléfono de la comisaría por si pasara algo y no lograras ubicarnos. También, cualquier cosa que necesites es posible que Martha, la madre de Richard, esté por aquí, así que puedes decírselo a ella. No sé si se me olvida algo…

-No te preocupes, Kate. Estaremos bien… ¿Me permites? –dijo Andrea con la intención de coger a Roy. Beckett le sonrió y le dejó al niño. Castle observaba la escena sorprendido y visiblemente malhumorado. La inspectora creyó incluso escuchar que susurró algo pero no le dio importancia. –Ustedes vayan a trabajar tranquilos que Roy y yo nos divertiremos mientras. -"Oh vamos, ¿un tío? ¡Qué desilusión! Yo que me esperaba a una niñera guapa como mi mami..."

Castle y Beckett se despidieron del pequeño, que les tiró varios besos volados y les dijo adiós con la manita. Desde que salieron del loft el escritor no había dicho una sola palabra. En el coche la inspectora lo miraba de reojo desde su asiento, evitando reírse.

-Así que… -empezó él por fin.

-¿Sí? – preguntó haciéndose la desentendida.

- Ese musculitos es la niñera, Andrea… - Dijo poniendo énfasis al decir el nombre.

-Sí, Rick... A mí también me sorprendió lo del nombre pero al parecer su madre es italiana y allí es muy común para chicos también.

-Ya… -contestó Castle aún más molesto –Y… ¿cuándo te contó la historia de su familia? –Beckett lo miró entrecerrando los ojos y frunciendo los labios.

-Pues… no me contó la historia de su familia pero le pregunté lo del nombre por curiosidad y me lo dijo. –Castle asintió con la cabeza sin mirarla. –Ayer estuvo en casa cuando fuiste a llevar a Alexis a la Universidad, se la enseñé y nos tomamos un café, nada más Rick. –Añadió la inspectora intentando suavizar el asunto pero lo que consiguió fue todo lo contrario.

-Ya… veo que se hicieron muy… amigos... Si hasta te llama por tu nombre…

-¿Y cómo quieres que me llame, Castle? ¡No seas crío! –la inspectora estaba empezando a molestarse ante las insinuaciones de su marido.

-¡Claro! ¡Yo soy un crío! A ver, Kate… ¿cuándo has visto tú que sea un hombre el que cuide de un niño? ¿Qué sería? ¿Un niñero? ¡Por favor!

-Vaya, Castle. No me esperaba esta actitud machista de tu parte. ¿Es que un hombre no está igual de capacitado que una mujer para cuidar de un bebé? –le dijo Beckett con sarcasmo. Castle se mordió la lengua, evitando alzar la voz. Respiró hondo, contó hasta tres y la miró.

-No es eso, Kate… Sólo es que… no sé… ¿Cómo lo encontraste? – el tono de voz había cambiado bastante y ahora intentaba mostrarse mucho más relajado, aunque en realidad no lo estuviera.

-Lanie me lo recomendó –Castle la miró levantando una ceja. –A ver… una amiga de Lanie… Cuidaba a la niña de una amiga de Lanie hasta que fue al colegio. Es de confianza, muy respetuoso, muy profesional y la trataba muy bien. Para mí es suficiente con eso, ¿te basta a ti? –le preguntó ya exasperada.

-Sí… me basta... –Castle cruzó los brazos y miró hacia la ventanilla. No abrió más la boca durante todo el trayecto a la comisaría. Beckett sabía perfectamente que no se había quedado tranquilo ni conforme, y que en cualquier momento volvería a sacarle el tema. Sin embargo, había logrado callarlo durante un rato y eso ya era más de lo que esperaba.

Cuando entraron a la comisaría, Esposito y Ryan los esperaban con un nuevo caso entre manos. El día parecía que iba a estar movidito, así que por lo menos iban a estar ocupados y sin poder hablar de temas ajenos al trabajo.


Gracias por leer hasta aquí y espero que les haya gustado! Quizás esperaban más del momento de los “regalos privados”, pero quédense con que Kate ya tiene su equipo de Láser Tag y van a poder jugar cuando quieran.
También quería decirles algo que ya puse en un comentario y es con respecto al libro que Castle le regaló a Beckett. Este será el libro de mesilla de ella durante un tiempo... De vez en cuando, podemos hacer que nos lea un fragmento para ver cómo nos cuenta Castle su historia de amor. Lo digo para que lo tengan presente, por si un día de estos lo hago y no saben de lo que estoy hablando.
Luara, aquí tienes parte de tu escena de celos, aunque conociendo a Castle la cosa no termina aquí.
Ahora sí me despido!!