De vuelta a nosotros. Nuevo. Capitulo 20. actualizado. 06-01-15. Completo- Epilogo.

Uno, dos, tres-  “tengo que contar mientras recibo los golpes que me está propinando mi padre, mientras  que mi madre le observa, con un cigarro en sus manos, el humo llega a mi olfato invadiendo mis pulmones,provocando una horrible tos en mi y la pregunta  que siempre habita mi mente aparece ¿Por qué a mí? pero como en muchas otras veces, no tengo respuesta  “Cuenta” grita mi padre mientras vuelve a azotarme con el cinturón, y yo le obedezco. No sé, que he hecho, que he dicho ¿será por lo que he pensado? me he preguntado esto último, puede que sea un motivo pero las personas no pueden leer las mentes, al menos que mis padres sí, ya que lo único que hago es pensar, bueno es lo único que puedo hacer, sin hacer que se molesten,  pienso que, necesito amor, quiero amor, ese que veo en muchos padres menos en los míos, pero no creo que ese sea un motivo. Respirar ese tal vez sí, porque es algo que he llegado a lamentar y no solo eso, también se lo he escuchado decir a ellos, pero en mi mente de niña de ocho años, que son los que según mis “padres” dicen que tengo, aunque no me sienta como de dicha edad, todavía no hay un ¿Por qué, que me explique todo esto que estoy pasando? Escapar es lo que tengo que hacer huir, de toda esta desgracia de la que soy víctima.

Una hora más tarde y muy adolorida por la paliza que recibido estoy en la cocina preparándoles a mis padres el almuerzo, cuando las cosas deberían de ser totalmente  al revés.

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En otra arte de la ciudad una pareja  se abraza tratando de consolarse una a la otra, hace unos años atrás eran las `personas más felices de la faz de la tierra, tenia consigo a su hermosa hija de casi dos años, su razón de vivir, su ángel, su todo. Pero la vida, un día se la arrebato de las manos, haciendo de su vida un infierno, que solo pudo volver a tomar un poco de color cuando tres años mas tarde nació su pequeño hijo, eran felices ahora, ¿Si? pero su felicidad estará completa cuando sepan que fue lo que sucedió con su pequeña ¿Estará viva? ¿Estará muerta? ¿Con quién estará? ¿Dónde estára? son las preguntas que más invaden sus mentes.

-Hoy cumple sus siete años, mi pequeña- dice la mujer con lágrimas en sus ojos - y yo tengo cinco sin poder tenerla, sin decirle cuanto la amo - un grito ahogado sale de su garganta e inunda la habitación de su pequeña, que aun sigue como si ella estuviera ahí.

-Yo también la extraño cariño- dice su esposo, desesperado, frustrado por no tener la más mínima pista de su hija en cinco años y medio que han pasado-Salgamos de aquí -le pide a su mujer, sabe el daño que les provoca a ambos estar en esa habitación.

-No quiero, quiero estar un rato mas aquí- dice con voz ronca por el llanto.

-Cariño, no podemos estar aquí- dice con lágrimas y se dirige con ella hacia fuera de la habitación. A costa logro sacarla de ahí, ahora están con su hijo menor de tres años, su hijo, ha sido un salvavidas para ellos después de varios años pensado si querían tener otro bebé, con el miedo de  que con la llegada de otro hijo, olvidarían a su pequeña hija, pero fue todo lo contrario, tener a Max les dio más esperanzas de que algún día volverían a tener a su hija con ellos, se permitieron reír más a menudo, se permitieron ser un poco más felices, por ellos, por su familia.

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“Escapar, esa palabra ha estado rondando en mi cabeza, quiero hacerlo, pero tengo miedo, miedo de que me descubran, de que me encuentren y mis castigos sean peores, pero de nada sirve de que me quede en esta casa un día mas, no se a donde iré, pero de seguro que en un lugar lejos de este lugar, de mis padres, estaré mejor, no más golpes, no mas gritos, el alimento no es una escusa para mí, no es que reciba mucho aquí, así que eso no me detendrá, me levanto de mi pequeña y dura cama en busca de mi mochila, pongo en ella todo lo que puedo y luego la cierro, me dirijo a la puerta abriendo muy despacio por temor a que ellos estén cerca, pero no están, suspiro aliviada y me dispongo a cruzar el pasillo, cuando una conversación entre mis padres me detiene.”

-Sabes algo acerca de los padres- escucho decir a mi papa, pero no se quienes se refiere.

-No mucho, pero sabes que día es hoy, así que puede que sepamos algo de ellos.

-Nunca van desistir, es que nunca se harán a la idea de que para ellos  Amalia o mejor dicho Esther como la conocemos nosotros, nunca a volver a ellos.

“¿Todo es muy confuso? ¿Quién es Amalia? porque Esther, esa soy yo, pero ¿porque ha dicho que mi nombre no es ese, sino Amalia? Sé que tengo que irme si no quiero ser descubierta, pero la conversación que tienen me impide a que siga mi camino.”

-Este ha sido el mejor plan que hemos tenido, robar a una niña de los brazos de sus padres es lo mejor que se nos pudo a ver ocurrido, para cobrar la herencia de tu tío, aunque no, nos haya durado mucho.

-Sí, pero, siempre que queremos no las desquitamos con ella, ese es su castigo por todo lo que hemos pasado.

“¿He escuchado bien? ¿Ellos me separaron de mis padres? ¿Quiénes son mis verdaderos padres entonces? ¿Porque no los detuvieron? ¿Por qué no han venido por mi?” Me pregunto.

-Ellos no son mis padres- digo bajito y siento como algo en mi interior me llena de esperanzas. Me acerco más a la puerta para escuchar mejor.

-¿Sabes que se me acaba de ocurrir para recuperar algo de lo que hemos perdido?- pregunta él.

-No.

-Pues vamos a tomarle el pelo a esos ilusos, vamos a contactar con ellos y decirles que les devolveremos a su hijita.

“Ahora quiero escapar lo más rápido que pueda, me alejo con cuidado de que no me escuchen y llego a la puerta de la entrada, al abro silenciosamente y salgo corriendo lo más rápido que mi piernas adoloridas me permiten”.
“No se quienes son, no como se llaman, donde viven, nada, no sé nada de ellos, solo sé que son mis padres y que quiero encontrarlos.

El día transcurrió rápido, los Castle realizaron una pequeña reunión familiar en nombre de su pequeña que ellos esperaban volver a tener entre sus brazos  o por lo menos saber que había pasado con ella sea lo que sea lo que le había sucedido.

“La noche llego y no sé donde me encuentro he tomado el tren fue difícil  pero logre escabullirme aunque no se  a donde he llegado, estoy desorientada, veo un parque a lo lejos y me dirijo hacia allá, tal vez pueda encontrar un lugar donde pasar la noche. Cuando estoy en el lugar busco un árbol donde nadie pueda verme y busco un abrigo extra dentro de mi mochila, me lo pongo  -Nadie  podrá encontrarme- digo para mi - luego uso mi bulto como almohada y caigo rendida al sueño.”

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-Mamá, papá, despierten, despierten-decía el pequeño Max comienza a saltar en la cama de sus padres.

-Max que aún es temprano- dice Richard, su padre.

-No papá que seguro ya abrieron el parque-dijo emocionado.

-Pero si nunca lo cierran Max- dice sentándose en la cama y extendiendo los brazos hacia su hijo. El pequeño se abalanza sobre él y su padre le llena el rostro de besos.

-Para papi, detente. -Dice entre risas.

-Pero que está pasando aquí- dice Kate despertándose-es que acaso una no puede dormir tranquila- dice haciéndoles creer que está enfadada pero no puede ocultarlo por mucho y una sonrisa en su rostro la delata.

-Oh oh creo que has despertado a mami.

-No he si yo ¿verdad mami

-Buenos días cariño- Rick se acerco para unir sus labios a los de ella.

-Buenos días-respondió después del beso.

-¡Mamá vamos al parque!

-Si amor, pero primero hay que desayunar, ducharse, vestirse…

-Ya estoy vestido- dijo el pequeño mostrando el pijama que llevaba puesto.

-No cariño en pijama no iras al parque- le dijo su madre haciendo que Max comenzara a hacer Pucheros.

-Pero mami…

-Nada de peros.

-Ven campeón vamos a ducharte en lo que mamá hace el desayuno- se puso de pie con su hijo en brazos.

-Papa que tiene mi pijama, está bien mama fue quien lo compro y es ropa.

Castle sonrió ante la ocurrencia de su hijo.

-Hey ¿y mi beso de buenos días Max?- El niño se bajo de los brazos de su padre y corrió de vuelta a donde su madre dándole un sonoro beso.

-Buenos días mami- dijo el pequeño.

-Buenos días mi amor- dijo devolviéndole el beso a su hijo. Cuando su esposo y su hijo salieron de la habitación, busco en su mesita de noche la fotografía que siempre guardaba ahí, la saco y dejo un tierno beso en ella como siempre hacia, era una foto de su pequeña Amalia.
Buenos días amor-le dijo a la fotografía.
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Dos horas después la familia salía de su casa en dirección al parque, ambos padres tomaban de la mano a su pequeño mientras este saltaba de alegría.

-Quédate donde podamos verte, cariño- le dijeron a su hijo que tenía muchas ganas de salir corriendo a jugar.

-Si mami- dijo Max y salió disparado hacia un arenero que había cerca, mientras sus padres se quedaban vigilándolo de cerca. Quince minutos duro jugando con otros niños pero luego le pareció aburrido, aunque  hubo algo que le llamo mucho la atención, un grupo de niños un poco mayores que él, estaban reunidos en lo que parecía una ronda, así que se acerco, ya que no estaba muy lejos.

-¿Y Max?- pregunto Kate al ver que su hijo no estaba en el arenero.

-Estaba ahí hace un momento- contesto Rick y ambos se pusieron de pie y se acercaron más a la zona de juego donde había estado su hijo.

-Max, Max ¿Dónde estás cariño?- lo llamo su madre.- No esta le dijo a su esposo.

-Ha de estar en aquel grupo- dijo Castle esperando que sea así. Por suerte pudieron verlo mientras se acercaban al grupo de niños.

-Max – lo llamo su madre.

-Mamá, ven, ven a ver, hay una niña muerta.

-¿Muerta?-miro a su esposo y se acercaron más para poder ver lo decía su hijo. ¡Oh Dios mío! – Dijo Kate, nada más ver a la pequeña niña aferrándose a una mochila- niños pónganse hacia atrás por favor –se acerco a la niña y puso su mano en la cabeza de esta, al momento de hacerlo sintió algo en su interior, pero la temperatura de la niña provoco que se alarmara- ¡Rick! Esta niña está ardiendo en fiebre- la tomo en brazos- tenemos que hacer algo, hay que buscar a sus padres.

-Cariño, por cómo está la niña no creo que sus padres estén aquí.

-Pero tenemos que hacer algo no podemos dejarla aquí- dijo.

-Bien… vamos a un hospital. Max ven campeón.

-¡No! Vamos a casa y luego llamamos a la policía- dijo Kate.

-Kate… sé lo que tratas de hacer y no debemos.

-Por favor-Castle  vio los ojos de su esposa y juro que podía ver como unas lágrimas se asomaban.

-Está bien, campeón vamos-tomo la mochila de la niña que estaba en el suelo y sin hacerles caso a las miradas de varia personas se dirigieron a su casa.

Una extraña necesidad de protección hacia esa niña invadió a Katherine Beckett desde que vio y toco a esa niña, acostada en la fría tierra de aquel arque como si fuera un perrito abandonado aferrándose a una simple mochila de color rosa, en su mente solo vagaba la idea de poder ayudar a esa niña sea quien sea, no sabia porque o tal vez si ero no quería imaginárselo, tal vez sería porque su pequeña desaparecida pudiera estar como la niña que lleva en brazos ahora mismo abrazándola contra su echo como si se la fueran a arrebatar como sucedió hace años atrás con su bebe.

-¿Está muerta?- pregunto el niño, mientras entraban en la casa.

-No cariño está dormida porque esta enfermita- dijo Kate.

-Ahh. ¿Y sus papis?

-No se cariño, Rick tráeme unas toallas húmedas por favor.

-Enseguida.

-¿Esta pérdida? - Siguió Max.

-Puede, cielo, pero ahora tenemos que hacer que se sienta mejor, porque no vas a jugar con tus juguetes.

-Quiero ayudar.

-Lo sé amor-le dio un beso en la frente a su  hijo.

-Ok- dijo y se fue.

-Aquí tienes- dijo Rick  entregándole las toallas, el tomo a la niña de los brazos de ella y la coloco en el sofá.

-Gracias.

-Hay que quitarle este abrigo-dijo Castle pero primero coloco una toalla en la frente de la niña y luego le quito el abrigo extra que llevaba. Se sentaron  en el suelo observando a la pequeña. Minutos después la niña comenzaba a quejarse.

-No papá… uno, dos, tres… no por favor –decía mientras unas lagrimas comenzaban a salir por sus ojos aun cerrados.

-Hey- la intento despertar Kate, miro a Castle que la miraba confundido- Hey, nena acaricio el pelo de la niña hasta que esta despertó sobresaltada- Tranquila cielo, todo está bien, no te muevas  shhs tranquila –dijo tratando de que se calmara ¿Cómo te llamas?

“¿Cómo me llamo? La pregunta me la hago yo, y es ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son estas personas? por extraño que parezca tengo miedo, mucho, no sé donde estoy miro a esas personas que están en frente mío, ¿serán igual que mis padres esa loca teoría pasa por mi cabeza y me asusta."

-¿Cómo te llamas?- volvió a preguntar Kate.

“Esa voz no parece de una mala persona, al contrario me hace sentir mejor.”

-No lo sé-“respondo y es la verdad,  soy Esther o soy Amalia como escuche decir a mi padre, no espera el no es mi padre según lo que escuche.”

-¿Cómo que no lo sabes? ¿Dónde están tus padres?- pregunta la señora bonita que está enfrente de mí, y yo niego sin saber que decir, no quiero decir quiénes son… Bueno la verdad es que ahora, ni siquiera lo sé.

-¿Estás segura?

-Kate hay que llamar a la policía- escucho decir al hombre que también está a mi lado.

-No, no, no a la policía no- "comienzo a llorar no quiero que la llamen y que luego ellos me devuelvan con las personas que dicen ser mis padres."

-Shss tranquila, no vamos a llamarla- la señora me inspira confianza, se acerca abrazándome para que me calme pero yo me quejo por el dolor de los golpes de ayer. -¿Estas herida?- me pregunta preocupada- Yo lo niego, pero unas lágrimas comienzan a salir de mis ojos, la mujer se acerca de nuevo a mí y yo vuelvo a quejarme, y ella mira al señor que está a su lado.

-Esther, me llamo Esther- dijo sin más, aunque no sé porque lo hice, se supone que ese no es mi nombre- O eso creo- ella asiente.

-Bueno Esther… o no… ¿Dónde vives?

-No lo sé, no sé donde estoy.

-¿Te has perdido?

-No, yo me escape de mi casa-comienzo a llorar.

La pareja se mira sin saber que decir, se preguntan que habrá pasado para que una niña se escape de su casa, maltrato, abandono, se preguntan en sus mentes sin saber cuál es la respuesta. Kate se sienta en el sofá y sienta a la niña en sus piernas para calmar su llanto.

-¿Se puede saber porque has escapado de tu casa? -le pregunto.

-No -dije quejándome luego, por el dolor en mi cuerpo, me siento muy cansada.

-Oye hay que bajarte esta fiebre ¿qué tal si te doy un baño para que haga efecto más rapido y luego te doy un  poco de medicina?

-¿Y luego va usted a llamar a la policía? -la señora miro al hombre a su lado -no lo haga señora bonita, por favor no llame a la policía ellos después me llevaran a mi casa y luego…- me callo.

-¿Y luego que cariño? -me pregunta pero no sé qué decirle así que solo niego con la cabeza.

-Me puede dar el baño señora –digo, no se cual es su nombre pero ella es muy hermosa así que mientras tanto no sapa como se llame esta mujer que me abraza como nunca lo ha hecho mi madre, la llamare así.

-Sí. -responde-Por cierto mi nombre es Kate, el es mi esposo Richard y ese que esta allá- señala a un pequeño niño -es nuestro hijo Max- yo simplemente asiento ante la información que me ha dado.

En el baño Kate pone a llenar la bañera, mientras Esther espera de pie en una esquina del baño abrazándose así misma, Kate la mira y cuando se va a acercar a la niña para ayudarla con su ropa esta se pone nerviosa y comienza a alejarse de ella.

-¿Que sucede? -le pregunto Kate.

-Nada es… solo que… yo puedo sola -dijo la pequeña.

-Bien yo iré por una toalla tu desvístete y yo vuelvo n un minuto.

“No sé qué hacer para que no vea mis golpes, estoy asustada, Kate regresa muy deprisa pero yo aun sigo vestida.”

-¿Aun sigues vestida? -Dice- ven que te ayudo, primero le quito el abrigo, luego la camiseta y fue cuando los vio, golpes, por toda su espalda, no pudo evitar sentir rabia por quienes había hecho eso a esa pequeña en ese momento entendió a la niña.

-Te has ido de casa por esto -miro a la niña con lagrimas en sus ojos como alguien puede hacerle eso a un niño pequeño

-Si -digo comenzando a llorar y la señora me abraza, luego me da un beso en la frente y yo siento una paz en mi  ser por las acciones de esta desconocida, la cual no sé cómo describir.

-Tranquila todo va a estar bien, yo no voy a permitir que esas personas te vuelan a pegar- le dice sin pensar.

Después del baño Kate ayuda a Esther a vestirse con la ropa que la niña tenía en su mochila, luego le da un jarabe para la fiebre y se dirige a la cocina para prepararle algo de comer.

-¿Que estás haciendo Kate  -Dice Richard acercándose hasta donde ella esta.

-preparándole algo de comer a Esther.

-Sabes a que me refiero, tenemos que llamar a la policía, no podemos quedarnos con ella.

-Rick… no sé por qué, ni cómo, pero siento la necesitad de protegerla, además… hay algo que tienes que saber.

-¿Sí

-Ella escapo… porque es maltratada, es solo una niña.

-¿Que dices

-Están por todo su cuerpo, golpes y hay que son recientes, de unas cuantas horas diría yo.

-¡Dios! pero como pueden hacerle eso a una niña-dio furioso -aun así… Kate, no podemos quedarnos con ella.

-Cariño estaré bien -sabia porque él lo hacía.

-No quiero que te encariñes y luego salgas lastimada -se acerco más a ella y acaricio su mejilla.
-Es… esa niña Rick… no se pero sus ojos -susurró -son idénticos a los de ella -se limpio una lagrima traicionera- pero sé que es imposible… nuestra niña ya no está, y sé que tengo que afrontarlo, pero no puedo, no quiero dejarla ir –dijo y se abrazo a su esposo.

-Yo tampoco quiero… pero sabes una cosa, no dejare que esa niña pase un minuto más con personas como esas que tiene de padres, tengo contactos los utilizare para  que le busque un lugar adecuado a esa pequeña para que pueda ser feliz- le sonrió a su esposa.

-¿Lo sientes verdad

-¿Qué cosa

-La necesidad inexplicable de protegerla -el asintió.

-No sé, pero yo también creo que tiene los ojos de nuestra Amalia -sonrió recordando- recuerdas cuando reía y sus ojitos se iluminaban.

-Si nunca podre olvidarlo, nada de ella…

-Aun así tenemos que hacer algo.

-Quiero quedármela -dijo sin saber porque sorprendiéndose ella misma.

-¿Que dices

-No, no sé, no me hagas caso, aunque no te niego que quiero que se quede con nosotros.

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