Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
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Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Debo decir que la espera ha merecido la pena! Si es que con estas cosas se os perdona todo!!! Me encanta, sois tan geniales como siempre!!! Me da penita que ya se vaya a acabar
Rizoss- Autor de best-seller
- Mensajes : 828
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Edad : 33
Localización : Vigo
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Genial el capitulo...
Como extrañaba esta historia...
No sé a quien le toca pero espero que no tarde demasiado =D
Como extrañaba esta historia...
No sé a quien le toca pero espero que no tarde demasiado =D
Maku_Stanathan- Policia de homicidios
- Mensajes : 652
Fecha de inscripción : 07/10/2011
Edad : 30
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Se os puede perdonar la tardanza en subir los capitulos, ya que ha merecido la pena, sobre todo me ha gustado la escena de los espejos, la metáfora a la que alude. `Pero.... si hay un pero, y es que si tardais tanto, se tiene que volver a leer casi todo de nuevo porque muchas cosas se han olvidado.
Por lo demas un SOBRESALIENTE.
Por lo demas un SOBRESALIENTE.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
MA-RA-VI-LLO-SO ¡Este capítulo ha sido precioooso¡¡ Toda la historia me ha encantado, me la leido del tirón jejeej Os felicito de verdad porque escribis genial, lo malo es la espera..... ¡QUIERO OTRO CAPIII!
albicheli- Escritor novato
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 24/03/2012
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
OIX OIX OIXXX!!!!!
Me has dejado con la intriga, con la emocion, con ganas de mas!!!
Sigue prontoo
Me has dejado con la intriga, con la emocion, con ganas de mas!!!
Sigue prontoo
carly becket- Policia de homicidios
- Mensajes : 631
Fecha de inscripción : 19/10/2011
Edad : 28
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ME ENCANTA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
caskett mola- Autor de best-seller
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Edad : 25
Localización : Castlelandia
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
He disfrutado como si comiese pizza de croquetas escribiendo este capi, porque yo soy de cuantas más cosas raras mejor en principio este es el penúltimo a menos que el último lo dividamos en dos partes.
Espero que os guste
Acabo de ver a rkel84 y estoy de impresionante buen humor
Habían aparcado el coche de Beckett un par de calles más abajo de donde se encontraba la iglesia. Solo habían tardado unos minutos en llegar desde su casa hasta el edificio gótico de Greenwich Village que Dea les había indicado. Habían cerrado la entrada a las 6 de la tarde y a ellos se les habían hecho las 9, por lo que el encargado ya se había retirado a su caseta de al lado y podrían maniobrar tranquilamente (si adoptamos ‘tranquilamente’ como animal de compañía) el resto de la noche.
En silencio, sacaron del maletero la bolsa con el material que recogieron de la sala de espejos del circo, algunas cosillas más que iban a necesitar y se encaminaron dándose codazos de complicidad a devolver sus almas a su sitio.
- Es la primera vez que me alegro de que una adolescente tenga el historial de delincuencia juvenil tan completo. Hasta había guardado el pedrusco este de llave, ni que regalaran papas aquí!
- Si tuvieses copias de un libro de magia negra antiguo no guardarías la llave de un sitio donde se pudiesen realizar la cuarta parte de los hechizos, Beckett?
- Depende, hay alguno para obligarte a hacer el papeleo?
- Muy bueno detective, si no las hubieses quemado igual lo sabrías.- le dijo a su chica mientras recibía otro codazo - tenemos el nuestro? pásamelo un minuto.
Por fin llegaron a la puerta del imponente edificio. Tétrico y precioso a la vez. Kate miró por todos lados asegurándose de que no hubiese nadie mirando y se sacó la llave del bolsillo interno de la chaqueta de Castle, palpando entre los bultos metálicos de la puerta la cerradura que la oscuridad le impedía distinguir.
- Zeliishe asheremus simenel assucreeru diolónus...
- Rick, que haces?- preguntó enfadada.
- Ensayar. No creerás que voy a leer a la primera todo esto bien en medio de la que tengamos montada ahí dentro, verdad?
- Dea nos ha enseñado esta tarde como teníamos que pronunciarlo- susurró irritada.
- No creerás que voy a recordar algo que me aprendí en 5 minutos si después de tantos años aún no me se la letra del Aserejé, verdad? Además así suena mejor, si lo dices rápido parece que sea ‘Felices seremos sin el agujero del donut’. Como vamos a ser felices sin el agujero del donut? Todo el mundo sabe que en un bizcocho el centro es la parte que está más buena. Por eso mi madre siempre nos la roba.
- Zheliiesh easckyarem simyaranël sòure’k ruh-di ollyumterès onnwiellè..
- Valevalevale! No hay donuts, no me agobies!
Con un chirrido se abrieron las puertas y entraron. Todo vacío. No se atreverían a decir que no había un alma, pero todo vacío. Cruzaron las sillas y subieron los pocos escalones que llevaban al altar, que habían podido localizar fácilmente ya que la luz que se colaba del rosetón apuntaba a esa zona. Ella giró la cara del escritor y le besó por última vez ese día antes de, serios ambos, prestar atención al ritual.
Beckett (que para algo le tenían que servir los brazacos serranos de Castle) sacó el bote con ceniza de Homo sapiens (habían tenido la suerte de que para invertir el hechizo no las necesitasen de Homo habilis) cortesía del abuelo de Dea hacía 8 años; que la cría no se cortaba un pelo para conseguir material, vaya. Con cuidado, la extendió con trazos finos en el suelo formando una réplica del Sello de Salomón en cuyo hexágono central se situaba el altar. Al acabar, colocó una vela verde en cada uno de los ángulos del Sello.
Mientras tanto Castle disponía los muñecos de vudú que Lady MagiaPotagia había utilizado en el proceso de Adulescencia en el centro del altar, dividiéndola en 2 partes. Y cuando Beckett hubo acabado con la Estrella de David, dibujó con la sangre que Dea les había dejado en su colgante los símbolos que aparecían en el libro y que llevaba practicando con su iPhone todo el viaje en coche. Dejó los objetos que les harían falta después en una esquina de la mesa, con la copia del libro arriba por si necesitaban alguna chuletilla de última hora.
Ella fue la que se atrevió a abrir la boca primero.
- Esto... ya está, no?
- Jodermierda. Si, si. No, digo si! Losientosonlosnervios.
---------
- Listo?
- Nunca estaré listo paraaaAAAhhh!
Un hilo de sangre discurría por la palma de su mano, cayendo en un pequeño cuenco negro que habían depositado en la mesa. Acto seguido y sin pensárselo dos veces, ella también apretó el cuchillo contra su mano dejando que la sangre de Castle y la suya se entremezclasen en el oscuro recipiente. Cuando disminuyó el flujo, entrelazó su mano ensangrentada con la de él, aprovechando la presión para hacer un amago de reducir el dolor, y un par de segundos, después de pensarlo mejor, dejar de apretarla para que el corte se llevase toda su atención y de algún modo hacer de tripas corazón para lo que venía ahora.
Castle vió como, intentando dudar lo menos posible, Beckett se llevaba el cuenco a la boca y daba un trago al líquido escarlata. No importaría cuanto tiempo pasase, no se creía capaz de olvidar jamás el brillo de sus propios ojos azules mirándole, invitándole, y su boca ensangrentada que sin decir nada parecía casi disfrutar de aquella autocarnicería.
Cerrando los ojos con fuerza y deseando poder taparse la nariz, él hizo lo mismo con el resto de sangre, pero tragando por obligación y poniendo una épica cara de repugnancia.
- Beckett?
- Hmm?
- Po..por qué te relames?
- Está buena - dijo bajando la cabeza mientras se le enrojecían las orejas - además es... algo que siempre he querido probar.
- Eres una dominatrix supersádica!
‘Como quiera que hagamos esto en la cama cuando nos toque estoy apañao!’
- Kyohnna dòütsumjerazee gaboróò idnya-dhe.
Esta era solo la primera de las frases del ritual que Castle no había sabido recitar bien desde que ojearon el libro. ‘Ella fue la que estudió en Stanford, no? Pues que apechugue!’ Según Dea, era importante presentar a los espíritus de la zona sagrada el hechizo que ibas a comenzar, de forma que interfiriesen lo menos posible que su aburrimiento eterno les permitiese. ‘O algo así. Venga Kate tu puedes!’
- Ahraabïa wyl-la ckappièïbiryann...
El escritor abandonó sus intentos mentales de capitana de animadoras y siguió con la mirada las palabras que creía que Beckett pronunciaba en ese momento. En el libro venía un pequeño resumen (y cuando digo pequeño me refiero a letra digna de sacar la lupa) de a qué estadío del cambio refería cada parrafada. Estaba escrito en líneas mas o menos, más menos que más, rectas; pero había algo que le llamaba la atención, y que no había apreciado en todo el día creyendo que serían más palabras en... pues en el idioma ese. La esquina inferior izquierda, la más cercana a él, tenía unos apuntes en la lengua común ‘causas para provocar efectos. Alteraciones.’ Que coj..?
Se vio obligado de repente a prestar atención a ciertos menesteres, como que las velas verdes colocadas sobre la gran Estrella de David hecha con cenizas, se habían encendido solas y en dos segundos había alcanzado un metro de altura cada llama. Y como que la mano de Beckett se había enfriado y ella comenzaba a temblar. Negándose a que su pereza ante idiomas del año de la picota pudiese hacer que Kate colapsara, devolvió la vista al libro y recitó con ella.
Esta parte se la sabría. Se la tendría que saber.
- Zheliiesh easckyarem simyaranël sòure’k ruh-di ollyumterès onnwiellè roqkyö-lla hoguunde janyiy’rho opfhàburaat-te sòure’k ruh-di cättanùè...
Respondiendo a la presencia de una segunda persona, todas las velas y la botella de vino que tenía escondida el cura prendieron al unísono. El órgano en el que hasta ese momento no habían reparado, comenzó una melodía sin orden ni concierto que invitaba a arrancarse el conducto auditivo con un tenedor, pero que parecía gustar a los espíritus ya que jurarían que habría chillidos lejanos y a la vez demasiado cercanos acompañándola.
Con la mano libre, cada uno cogió el muñeco vudú correspondiente a su alma y lo puso frente al corazón, con las caras hacia fuera para que entre ellos pudiesen mirarse. El reloj hacía en ese preciso momento las doce en punto de la noche; y la luna se había situado en ángulo con el rosetón, envolviendo el Sello con el rostro de un ángel.
Un ángel curioso hecho de luz que avisó a sus amigos de las pinturas de la cúpula para que mirasen ellos también. Dicho y hecho, todos los seres en ella, de algún modo movieron y mezclaron la pintura de forma que sus cabezas y ojos se fijasen solo en aquellos dos humanos que estaban profanando su hogar.
Mientras nuestros dos protagonistas continuaban el proceso de cambio, seguía en aquella esquina del libro un pequeño secreto que los dos involuntariamente habían decidido ignorar, y que Dea conocía pero se había limitado simplemente a que el azar decidiese si sucedía o no.
El apunte rezaba así: ‘Causas para provocar efectos. Alteraciones.’ y seguía con una corta lista de puntos en los que figuraba ‘soporte oscuro’. Recordáis que el cuenco utilizado para la sangre era negro? Bien, pues dejad que os cuente una historia.
---------
Leyenda de la luz guiadora
Cientos de años antes de que este tipo de libros fuesen escritos, quienes ya desafiaban a las leyes de lo corriente descubrieron en sus experimentos con doble sangre algo que les llamó la atención.
Ellos siempre usaban un soporte claro, porque esa era su cultura, para posar la sangre derramada que momentos después iba a ser ingerida por los sujetos. Un día llegó un hombre adinerado a la aldea, que no tardó mucho en enterarse de las artes que dominaban los aldeanos. Mandó llamar a su casa a las mujeres más experimentadas y les dio comida a cambio de que le enseñaran; les prestó soportes negros para el hechizo.
Cada hechizo distinto provocaba un efecto concreto a partir del cambio de soporte, también lo hizo con el proceso de Adulescencia.
No os diré cual fue este, lo averiguaréis por vuestra cuenta y no hoy, pero dejadme que os explique la conclusión que sacaron, tras décadas de procesos experimentales, las más conocedoras del hechizo en su lecho de muerte.
El soporte claro representaba la luz, su función era guiar a las sangres, impedir que se uniesen para cuando los individuos bebiesen de él; la perfección que el hechizo debía alcanzar, afectaría al conocimiento de la sangre por si misma de que no debía cruzar la línea intermedia.
Y el oscuro? os preguntaréis. El soporte oscuro era equivalente a perderse en un bosque. Las sangres no conocían su camino, y por lo tanto, se dejaban arrastrar mezclándose entre sí. Conociéndose. Eso en principio no debía ocasionar si quiera, cualquier tipo de alergia. Pero el problema venía cuando los individuos estaban más unidos que aquella mezcla homogénea, cuando querían estarlo. Ellos daban vida al hechizo e inconscientemente inculcaban este efecto al líquido. Algunos matrimonios y parejas de amantes, al volver a sus cuerpos experimentaron este efecto hasta el fin de sus días.
Y eso es precisamente lo que ocurrió con las sangres de Castle y Beckett.
---------
Sentían como si un millar de agujas les pinchasen desde dentro exigiendo salir desde cada poro de su cuerpo.
El dolor era insoportable. Castle, mentalmente derrotado y habiendo pronunciado varias veces seguidas el conjuro, lo hacía ya de forma automática, como quien pasa minutos repitiendo el mismo movimiento de la mano sobre el piano. Beckett en cambio, por haber comenzado antes, apenas podía sentir su mano completamente helada y el mareo que sentía crecía en exponente.
No le dio tiempo a aullar de dolor antes de perder la consciencia y, ante las estridentes risas de los ángeles, caer desde el altar.
Espero que os guste
CAPÍTULO 19 - LA LUZ GUÍA A LA SANGRE
Habían aparcado el coche de Beckett un par de calles más abajo de donde se encontraba la iglesia. Solo habían tardado unos minutos en llegar desde su casa hasta el edificio gótico de Greenwich Village que Dea les había indicado. Habían cerrado la entrada a las 6 de la tarde y a ellos se les habían hecho las 9, por lo que el encargado ya se había retirado a su caseta de al lado y podrían maniobrar tranquilamente (si adoptamos ‘tranquilamente’ como animal de compañía) el resto de la noche.
En silencio, sacaron del maletero la bolsa con el material que recogieron de la sala de espejos del circo, algunas cosillas más que iban a necesitar y se encaminaron dándose codazos de complicidad a devolver sus almas a su sitio.
- Es la primera vez que me alegro de que una adolescente tenga el historial de delincuencia juvenil tan completo. Hasta había guardado el pedrusco este de llave, ni que regalaran papas aquí!
- Si tuvieses copias de un libro de magia negra antiguo no guardarías la llave de un sitio donde se pudiesen realizar la cuarta parte de los hechizos, Beckett?
- Depende, hay alguno para obligarte a hacer el papeleo?
- Muy bueno detective, si no las hubieses quemado igual lo sabrías.- le dijo a su chica mientras recibía otro codazo - tenemos el nuestro? pásamelo un minuto.
Por fin llegaron a la puerta del imponente edificio. Tétrico y precioso a la vez. Kate miró por todos lados asegurándose de que no hubiese nadie mirando y se sacó la llave del bolsillo interno de la chaqueta de Castle, palpando entre los bultos metálicos de la puerta la cerradura que la oscuridad le impedía distinguir.
- Zeliishe asheremus simenel assucreeru diolónus...
- Rick, que haces?- preguntó enfadada.
- Ensayar. No creerás que voy a leer a la primera todo esto bien en medio de la que tengamos montada ahí dentro, verdad?
- Dea nos ha enseñado esta tarde como teníamos que pronunciarlo- susurró irritada.
- No creerás que voy a recordar algo que me aprendí en 5 minutos si después de tantos años aún no me se la letra del Aserejé, verdad? Además así suena mejor, si lo dices rápido parece que sea ‘Felices seremos sin el agujero del donut’. Como vamos a ser felices sin el agujero del donut? Todo el mundo sabe que en un bizcocho el centro es la parte que está más buena. Por eso mi madre siempre nos la roba.
- Zheliiesh easckyarem simyaranël sòure’k ruh-di ollyumterès onnwiellè..
- Valevalevale! No hay donuts, no me agobies!
Con un chirrido se abrieron las puertas y entraron. Todo vacío. No se atreverían a decir que no había un alma, pero todo vacío. Cruzaron las sillas y subieron los pocos escalones que llevaban al altar, que habían podido localizar fácilmente ya que la luz que se colaba del rosetón apuntaba a esa zona. Ella giró la cara del escritor y le besó por última vez ese día antes de, serios ambos, prestar atención al ritual.
Beckett (que para algo le tenían que servir los brazacos serranos de Castle) sacó el bote con ceniza de Homo sapiens (habían tenido la suerte de que para invertir el hechizo no las necesitasen de Homo habilis) cortesía del abuelo de Dea hacía 8 años; que la cría no se cortaba un pelo para conseguir material, vaya. Con cuidado, la extendió con trazos finos en el suelo formando una réplica del Sello de Salomón en cuyo hexágono central se situaba el altar. Al acabar, colocó una vela verde en cada uno de los ángulos del Sello.
Mientras tanto Castle disponía los muñecos de vudú que Lady MagiaPotagia había utilizado en el proceso de Adulescencia en el centro del altar, dividiéndola en 2 partes. Y cuando Beckett hubo acabado con la Estrella de David, dibujó con la sangre que Dea les había dejado en su colgante los símbolos que aparecían en el libro y que llevaba practicando con su iPhone todo el viaje en coche. Dejó los objetos que les harían falta después en una esquina de la mesa, con la copia del libro arriba por si necesitaban alguna chuletilla de última hora.
Ella fue la que se atrevió a abrir la boca primero.
- Esto... ya está, no?
- Jodermierda. Si, si. No, digo si! Losientosonlosnervios.
---------
- Listo?
- Nunca estaré listo paraaaAAAhhh!
Un hilo de sangre discurría por la palma de su mano, cayendo en un pequeño cuenco negro que habían depositado en la mesa. Acto seguido y sin pensárselo dos veces, ella también apretó el cuchillo contra su mano dejando que la sangre de Castle y la suya se entremezclasen en el oscuro recipiente. Cuando disminuyó el flujo, entrelazó su mano ensangrentada con la de él, aprovechando la presión para hacer un amago de reducir el dolor, y un par de segundos, después de pensarlo mejor, dejar de apretarla para que el corte se llevase toda su atención y de algún modo hacer de tripas corazón para lo que venía ahora.
Castle vió como, intentando dudar lo menos posible, Beckett se llevaba el cuenco a la boca y daba un trago al líquido escarlata. No importaría cuanto tiempo pasase, no se creía capaz de olvidar jamás el brillo de sus propios ojos azules mirándole, invitándole, y su boca ensangrentada que sin decir nada parecía casi disfrutar de aquella autocarnicería.
Cerrando los ojos con fuerza y deseando poder taparse la nariz, él hizo lo mismo con el resto de sangre, pero tragando por obligación y poniendo una épica cara de repugnancia.
- Beckett?
- Hmm?
- Po..por qué te relames?
- Está buena - dijo bajando la cabeza mientras se le enrojecían las orejas - además es... algo que siempre he querido probar.
- Eres una dominatrix supersádica!
‘Como quiera que hagamos esto en la cama cuando nos toque estoy apañao!’
- Kyohnna dòütsumjerazee gaboróò idnya-dhe.
Esta era solo la primera de las frases del ritual que Castle no había sabido recitar bien desde que ojearon el libro. ‘Ella fue la que estudió en Stanford, no? Pues que apechugue!’ Según Dea, era importante presentar a los espíritus de la zona sagrada el hechizo que ibas a comenzar, de forma que interfiriesen lo menos posible que su aburrimiento eterno les permitiese. ‘O algo así. Venga Kate tu puedes!’
- Ahraabïa wyl-la ckappièïbiryann...
El escritor abandonó sus intentos mentales de capitana de animadoras y siguió con la mirada las palabras que creía que Beckett pronunciaba en ese momento. En el libro venía un pequeño resumen (y cuando digo pequeño me refiero a letra digna de sacar la lupa) de a qué estadío del cambio refería cada parrafada. Estaba escrito en líneas mas o menos, más menos que más, rectas; pero había algo que le llamaba la atención, y que no había apreciado en todo el día creyendo que serían más palabras en... pues en el idioma ese. La esquina inferior izquierda, la más cercana a él, tenía unos apuntes en la lengua común ‘causas para provocar efectos. Alteraciones.’ Que coj..?
Se vio obligado de repente a prestar atención a ciertos menesteres, como que las velas verdes colocadas sobre la gran Estrella de David hecha con cenizas, se habían encendido solas y en dos segundos había alcanzado un metro de altura cada llama. Y como que la mano de Beckett se había enfriado y ella comenzaba a temblar. Negándose a que su pereza ante idiomas del año de la picota pudiese hacer que Kate colapsara, devolvió la vista al libro y recitó con ella.
Esta parte se la sabría. Se la tendría que saber.
- Zheliiesh easckyarem simyaranël sòure’k ruh-di ollyumterès onnwiellè roqkyö-lla hoguunde janyiy’rho opfhàburaat-te sòure’k ruh-di cättanùè...
Respondiendo a la presencia de una segunda persona, todas las velas y la botella de vino que tenía escondida el cura prendieron al unísono. El órgano en el que hasta ese momento no habían reparado, comenzó una melodía sin orden ni concierto que invitaba a arrancarse el conducto auditivo con un tenedor, pero que parecía gustar a los espíritus ya que jurarían que habría chillidos lejanos y a la vez demasiado cercanos acompañándola.
Con la mano libre, cada uno cogió el muñeco vudú correspondiente a su alma y lo puso frente al corazón, con las caras hacia fuera para que entre ellos pudiesen mirarse. El reloj hacía en ese preciso momento las doce en punto de la noche; y la luna se había situado en ángulo con el rosetón, envolviendo el Sello con el rostro de un ángel.
Un ángel curioso hecho de luz que avisó a sus amigos de las pinturas de la cúpula para que mirasen ellos también. Dicho y hecho, todos los seres en ella, de algún modo movieron y mezclaron la pintura de forma que sus cabezas y ojos se fijasen solo en aquellos dos humanos que estaban profanando su hogar.
Mientras nuestros dos protagonistas continuaban el proceso de cambio, seguía en aquella esquina del libro un pequeño secreto que los dos involuntariamente habían decidido ignorar, y que Dea conocía pero se había limitado simplemente a que el azar decidiese si sucedía o no.
El apunte rezaba así: ‘Causas para provocar efectos. Alteraciones.’ y seguía con una corta lista de puntos en los que figuraba ‘soporte oscuro’. Recordáis que el cuenco utilizado para la sangre era negro? Bien, pues dejad que os cuente una historia.
---------
Leyenda de la luz guiadora
Cientos de años antes de que este tipo de libros fuesen escritos, quienes ya desafiaban a las leyes de lo corriente descubrieron en sus experimentos con doble sangre algo que les llamó la atención.
Ellos siempre usaban un soporte claro, porque esa era su cultura, para posar la sangre derramada que momentos después iba a ser ingerida por los sujetos. Un día llegó un hombre adinerado a la aldea, que no tardó mucho en enterarse de las artes que dominaban los aldeanos. Mandó llamar a su casa a las mujeres más experimentadas y les dio comida a cambio de que le enseñaran; les prestó soportes negros para el hechizo.
Cada hechizo distinto provocaba un efecto concreto a partir del cambio de soporte, también lo hizo con el proceso de Adulescencia.
No os diré cual fue este, lo averiguaréis por vuestra cuenta y no hoy, pero dejadme que os explique la conclusión que sacaron, tras décadas de procesos experimentales, las más conocedoras del hechizo en su lecho de muerte.
El soporte claro representaba la luz, su función era guiar a las sangres, impedir que se uniesen para cuando los individuos bebiesen de él; la perfección que el hechizo debía alcanzar, afectaría al conocimiento de la sangre por si misma de que no debía cruzar la línea intermedia.
Y el oscuro? os preguntaréis. El soporte oscuro era equivalente a perderse en un bosque. Las sangres no conocían su camino, y por lo tanto, se dejaban arrastrar mezclándose entre sí. Conociéndose. Eso en principio no debía ocasionar si quiera, cualquier tipo de alergia. Pero el problema venía cuando los individuos estaban más unidos que aquella mezcla homogénea, cuando querían estarlo. Ellos daban vida al hechizo e inconscientemente inculcaban este efecto al líquido. Algunos matrimonios y parejas de amantes, al volver a sus cuerpos experimentaron este efecto hasta el fin de sus días.
Y eso es precisamente lo que ocurrió con las sangres de Castle y Beckett.
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Sentían como si un millar de agujas les pinchasen desde dentro exigiendo salir desde cada poro de su cuerpo.
El dolor era insoportable. Castle, mentalmente derrotado y habiendo pronunciado varias veces seguidas el conjuro, lo hacía ya de forma automática, como quien pasa minutos repitiendo el mismo movimiento de la mano sobre el piano. Beckett en cambio, por haber comenzado antes, apenas podía sentir su mano completamente helada y el mareo que sentía crecía en exponente.
No le dio tiempo a aullar de dolor antes de perder la consciencia y, ante las estridentes risas de los ángeles, caer desde el altar.
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Hay dos clases de personas que se dedican a matar gente: los psicópatas y los escritores de misterio. Yo soy de las que cobran menos. ¿Quién soy yo?
V_K- Moderador
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Localización : En ningún sitio, soy un holograma.
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
dios mio como mola el capitulo
ME ENCANTA
ME ENCANTA
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CASKETT ALWAYS
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
¡Andy! ¿Cómo nos dejas así?
lasdkfghajdñfñkajsdfoesflkdfadgkaldgfjalñdfjnalikrhnldkjhgaijdkfnaeuildbvlnakdhjf
Espero que lo arregléis por favooor, ¡Espero ansiosa el último capi!
lasdkfghajdñfñkajsdfoesflkdfadgkaldgfjalñdfjnalikrhnldkjhgaijdkfnaeuildbvlnakdhjf
Espero que lo arregléis por favooor, ¡Espero ansiosa el último capi!
GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
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Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Me enganche a esta historia cuando ya habias escrito algun capitulo y esperaba comentar cuanto me gusta cuando lo terminaseis.
Pero he cambiado de parecer y solo os escribo antes para deciros que no tardeis en poner el ultimo o mi locura caera sobre vuestras conciencias.
Pero he cambiado de parecer y solo os escribo antes para deciros que no tardeis en poner el ultimo o mi locura caera sobre vuestras conciencias.
lastral- Policia de homicidios
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Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
No puedo decir más que no sepáis ya! Adoro vuestro fic, y me da pena que se acabe Aunque debo decir que lo de beber las sangres mezcladas es desagradable (A Beckett le quedan reminiscencias de el papel de Stana de vampiresa ), pero tiene muy buena pinta lo de la leyenda de la luz guiadora!!!
No nos hagáis esperar, que os gusta haceros de rogar, pero es cruel
No nos hagáis esperar, que os gusta haceros de rogar, pero es cruel
Rizoss- Autor de best-seller
- Mensajes : 828
Fecha de inscripción : 23/02/2011
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Localización : Vigo
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
que pedazo capitulo¡¡¡¡ me ha encantado lo de beber la sangree¡¡¡ Ha sido geniaall me he quedado totalmente absorta leyendo¡¡ Pero que curiosidad tengo ahoraaa¡ El proximo rapido plissss que lo habeis dejado muy emocionante¡¡
albicheli- Escritor novato
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 24/03/2012
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
WWWWWWEEEEE!! por fin continuacioonn!! gracias por no dejarnos abandonadaas seguid escribiendo prontoo! PORONTO! *-*
evameva124- Actor en Broadway
- Mensajes : 210
Fecha de inscripción : 11/01/2012
Edad : 26
Localización : mi casa
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Recomendación de las escritoras: Preparaos un bocata de choped antes de empezar, por si os entra hambre a mitad del capi que, por ser el último, es un pelín más largo. Y ahora (redoble de tambores!!) a leer!!!
Capitulo 20: REVENGE OR GIFT?
¿Sabéis cuál es esa sensación de cuando te despiertas de un sueño raro, extraño…? Como una resaca de las malas, malas.
Tienes que ubicar dónde te encuentras, encima o debajo de qué o quién estás tumbado, cómo has llegado hasta ahí y lo más importante: fijarte si algún mirón te puede fotografiar desvelando cómo un escritor de éxito se despierta después de una noche de locura absoluta.
Pero lo malo es cuando tus ojos no están por la labor de acatar órdenes y luchan contra tu propia voluntad para que no entre ni un mísero rayo de luz.
Espera un momento. Conoces como son tus resacas y esto, aun que está cerca de parecerse a una, le falta su chispa. ¿Dónde está tu dolor de cabeza? ¿Y la boca seca y pastosa? ¿Y qué me dices de esa sensación de querer vomitar hasta echar los intestinos? No. Nada de eso es lo que sientes. Pero de todas formas sabes que tu cuerpo no está como siempre.
El dolor de espalda, debido a haber pasado la noche durmiendo en el suelo, se eleva a medida que intentas incorporarte para mirar a tu alrededor esperando recordar dónde te encuentras. Por suerte para ti no hay demasiada luz en… donde quiera que estés y eso ayuda a que tus tozudos ojos se quieran abrir un poco más. Medio párpado arriba. Eso es un logro, chaval!!
Giras la cabeza hacia un lado y te encuentras uno de tus zapatos de tacón tirado. Eso explica el frío en tus pies, así que casi instintivamente te lo colocas, pero ese maldito, maldito complemento femenino sigue haciendo de las suyas y, si decide que te va a poner las cosas difíciles para entrar, así será.
No es la primera vez que tienes problemas para ponerte uno de esos; que si se dobla el talón, que si los dedillos no entran en condiciones en el peep toe, la tira de la sandalia solo abrocha en un lugar específico sobre el tobillo… pero esta vez es distinto, porque no entra ni a la fuerza ni… ni a la fuerza. Y punto.
Miras el zapato y compruebas que está en perfectas condiciones ¿Cuál es el problema? Miras tu pie; Ese es el problema. Es como 6 tallas mayor que el zapatito que sostienen tus… ¡¡tus manos!! Son grandes. No, son MUY GRANDES. Son tus manos de antes, antes de estar en el cuerpo de Beckett, cuando eras… De repente tus párpados se han abiertos 180 grados, si es que eso es posible, y estás mirándote de arriba a abajo.
Eres Castle. En el cuerpo de Castle. Con sus manos, sus pies y… espera. Te pones de pie casi de un salto, te ahuecas la cinturilla del pantalón y echas un ojo para ver que ¡¡Ahí está!! El pequeño Castlecito ha vuelto contigo, sano y salvo. Ufff…
Quieres reír, cantar, gritar. Eres una bola ardiente de euforia que quemará a quien te toque y quieres compartirlo. Y de pronto aparece en tu memoria, como una bombillita reluciente y preciosa, la cara de Beckett. Y empiezas a recordar y notas como tus piernas están temblando ante la incertidumbre de saber si estará bien o no.
Recorres con la vista el espacio y ves que hay una pierna reposando detrás del altar mayor. Corres hacia allí y la ves tumbada.
Sus ojos están cerrados, su expresión, serena y tu nudo en el estómago va en aumento. Colocas tu mano bajo su nuca para incorporarla y te llevas su cara al pecho, desesperado ante lo que crees que es una desgracia hasta que escuchas “Oh… qué mal huelo. Recuérdame que me de una ducha en cuanto lleguemos”
Bajas la vista y te encuentras con sus maravillosos ojos abiertos, mirándote como si fueras un extraño y lo único que le sale decir es “Ah, no. El que necesita la ducha… eres tú” y la sonrisa no te cabe en la cara.
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Después de un rato entreabriendo los ojos, cerrándolos, cansada por el esfuerzo realizado la noche anterior, por fin consiguió enfocar las figuras. La cara de Castle, que todavía la acunaba, con un brazo rodeando su espalda y la otra mano tocándole suavemente el pelo, ya era algo más clara y Beckett no puede evitar perderse en sus ojos. Sus ojos azules. Es increíble volver a verlos desde el otro lado.
Débil todavía, levantó una mano para rozar su mejilla.
“¿Ya estás mejor?” –Preguntó Castle. Ella solo mostró una sonrisa y asintió lentamente con la cabeza y él intentó que se incorporara del todo para ver si se podía mantener sentada sola.
“¿Y tú, Castle?” –Tardó unos segundos en reaccionar al volver a escucharse con su propia voz. Ni se había dado cuenta de que si estaba viendo sus ojos, es que ya volvían a estar cada uno en su cuerpo, pero oírse a sí misma la espabiló de golpe. Se volvió a mirarle sonriendo abiertamente al darse cuenta de que el hechizo había funcionado.
“Ha salido bien… ha salido bien” –Susuró pegando la frente a la de su compañero. Intentó abrazarle para aproximarse más a él y Castle cerró los ojos, esperándola, pero entonces Beckett empezó a sentir un mareo al que siguieron náuseas y Castle, en vez de recibir lo que se suponía que sería un beso, tuvo que aguantarse con recogerle el pelo para que ella vomitara parte de la sangre que había bebido la noche anterior.
“Eso te pasa por abusona. Los polis no sabéis beber” –Bromeó una vez que Beckett se calmó.
“Seguro que esto ha sido culpa tu sangre. A saber qué te metes para escribir toda la noche y al día siguiente ayudar a resolver casos”- Contestó Beckett siguiéndole la broma. Castle alzó una ceja, insinuante, a lo que ella le devolvió una sonrisa burlona- “Vamos a recoger todo esto antes de que venga alguien, anda”
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La última vez que Castle tuvo que recoger un desastre tan grande, fue al final de su última fiesta en Halloween. Cristales rotos impregnados de sustancias pegajosas no identificadas se iban acumulando en la mochila en la que habían traído los sandwiches hasta que quedó todo como si nadie hubiera estado cambiando sus almas de cuerpo la noche anterior. Impoluto.
Salieron de allí tan deprisa como pudieron, ya que a las 7 de la mañana el vigilante hacía su última ronda antes de irse a su casa y después haber dormido unas cuantas (muchas) horas, como acostumbraba desde que entró a trabajar allí y se dio cuenta de que recorrer el recinto durante toda la noche no valía la pena. Nadie querría visitar aquel sitio oscuro y sin objetos de valor. Además, su oído era muy fino y escucharía cualquier mínimo ruido si alguien se colara. O eso era lo que él creía.
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Todo lo que querían (¡¡lo único que pedían!!) era poder llegar al apartamento de Beckett, darse una ducha calentita y reconfortante y, si no era demasiado, dormir un par de horas sobre una superficie mullida y templada. Pero demasiado bien les habían salido hasta entonces las cosas… bueno, demasiado bien, tampoco, pero por lo menos habían vuelto a sus cuerpos y estaban sanos, que ya era un triunfo.
Una llamada de Gates hizo que el coche de Beckett cambiara el rumbo y se dirigiera a comisaría para firmar los papeles de la declaración Dea, de cuya confesión se habían encargado Ryan y Esposito la noche anterior, como parte del sinfín de favores que les estaban haciendo al escritor y a la detective en los últimos días.
“Son solo papeles. Podrías firmarlos mañana”
“Mañana se la tienen que llevar a los juzgados, Castle y tiene que estar todo arreglado. Puedo dejarte en casa para que descanses y ya iré yo luego” –Beckett se estaba cansando de las quejas de su compañero. Y encima era ella la que tenía que volver a llevar los taconazos, justo ahora que se había acostumbrado a los carísimos, cómodos y planos zapatos de Castle ¿De qué se tenía que quejar él, eh? ¿De qué?
“No, da igual… ya descansaré cuando me muera”- Refunfuñó al final mientras salían del ascensor en la planta de homicidios.
Beckett saboreó el momento de volver a sentarse en su silla de siempre, tiró a la papelera todos los avioncitos de papel que Castle había ido haciendo en sus ratos de aburrimiento y que había colocado sin aparente control por toda la mesa, incluyendo algunos pegados con celofán en el marco de la pantalla del ordenador y empezó a sacar las carpetas del caso de las bandejas de sus mesa. Hacer su trabajo le gustaba demasiado, aun que se tratara de papeleo y hasta entonces solo había podido moverse discretamente y dar órdenes a Castle de cómo hacer las cosas.
Él, por su parte, fue a la sala de descanso a preparar 20 litros de café para cada uno y
allí se encontró con Ryan y Esposito, los cuales observaban fijamente los movimientos de Beckett desde la ventana de detrás de la cafetera.
“Venga, Castle ¿No nos vas a contar qué ha estado pasando hasta ahora?” –Preguntó Ryan cruzándose de brazos y dirigiéndole una mirada inquisitiva.
Castle frunció el ceño, sin saber a qué se estaba refiriendo su amigo, hasta que Esposito se lo aclaró.
“Tío, todos hemos visto como Beckett te ha dejado mandar estos últimos días en su mesa y, bueno, en prácticamente todo el caso, así que ya puedes empezar a contarnos qué pasaba ¿Alguna apuesta ganada de la que no nos hayas hablado?”
Claro, eso era. Ahora que habían vuelto a la normalidad, Castle había vuelto a asumir su papel de segundo plano mientras Beckett acaparaba la mayor parte del trabajo. Cuando cambiaron sus cuerpos, los chicos solo vieron a Castle extremadamente trabajador y, tal vez, demasiado serio para lo que acostumbraba.
“Chicos, se nota que sois detectives, eh! No se os escapa una…” –Piensa Castle, piensa. Y sigue forzando esa sonrisa, que no se te note nada!- “Pues hace un par de semanas, Beckett y yo estuvimos echando unas manos a las cartas y nos jugamos llevar el mando en la vida del otro durante unos días y bueno… gané. Eso es todo”
“¿A qué jugabais?” – Ya empezamos con los interrogatorios, Ryan?
“Al póker” – Respondió agarrando las 2 tazas de café y dispuesto a salir de allí antes de que siguieran con sus preguntas.
“Tíiiiiio!! ¿¿Y por qué no nos avisaste??”
“Verás, Espo, es que… bueno, no estaba planeado, sabes?”
“Venga ya! Cuántas veces nos habrás llamado para una juerga ´no planeada´?”
“Si, pero es que esto era diferente” – Lo sabía, se estaba viendo venir desde que había entrado e iba a suceder ya mismo. Lo que comúnmente se denomina como meterse en un jardín, en un fregao, un lío de la hostia, vamos. Una tremenda metedura de pata gracias a su gran talento como bocazas Maximus. – “Jugamos a un póker más de… adultos”
Y así, señoras y señores, es como un hombre la caga monumentalmente.
“¿Te estás refiriendo a…?”
“¿Es lo que yo creo, Bro?”
“Strip Póker, si.” –Les aclaró haciendo señales con la mano para que bajaran el tono de voz- “Pero nadie tiene que saber jamás que os lo he contado”
Y mientras que sus amigos, excitados, elucubraban sobre lo que pasó en aquella noche que nunca pasó, imaginando la mayor cantidad de detalles jugosos que pudieran, Castle estaba en su mundo.
“Beckett" – Pensaba- "te juro que no me quedaba más remedio que inventarme lo de que jugamos al strip póker, así que si te llegas a enterar… por favor, por favor, no me mates. Sabes que no me ha quedado más remedio, sabes que… “
“¿Qué no te mate?” – Sonó la indignada voz de Beckett de pronto en la cabeza del escritor- “Pienso cortarte en pedacitos pequeños y hacer una barbacoa con ellos”
¡Qué reales habían sido esas palabras! Casi daban miedo. Claro que había estado sometido a mucho estrés y el no haber descansado la noche anterior tampoco ayudaba… Bah, sería solo una alucinación por el cansancio.
Pero la cara de enfado de Beckett dirigiéndose como un halcón hacia Castle sí que era real. Tan real como el pellizco que le cogió del brazo, haciendo que casi derramara las 2 tazas que todavía sujetaba y librándole de Ryan y Esposito, que automáticamente se habían callado al verla entrar en la sala.
Arrastras sería una manera delicada de describir cómo llevó Kate a Castle hasta uno de los despachos cerrados de comisaría
“No me lo puedo creer, Castle ¿Cómo se te ocurre inventarte algo así y gritar que te perdone en medio de la comisaría?”
“Me lo tuve que inventar para que los chicos no notasen nada raro y… oye, yo no he gritado nada!”
“Pues si tú no has gritado, entonces he oído a tu ego… tienes un problema enorme, Rick”
“Te lo digo en serio, además, tú me has amenazado con convertirme en carne de barbacoa y ahora me siento tan… vulnerable” –En ocasiones como esta es cuando un hombre se la juega. Ojitos, ojitos a tope!!
“No es cierto! Eso solo… lo he pensado”
Los dos se miraron entrecerrando los ojos intentando interpretar lo que les acababa de pasar y, de pronto, Castle se acordó de aquella señal que había visto en el libro de magia. Y puede que Beckett también lo estuviera recordando en ese momento porque lo único que hicieron fue mirarse y escuchar en su cabeza, con la voz del otro “Dea” y salieron escopetados dirección a la celda donde todavía seguía Miss Magia Potagia a la espera de ser llevada a los juzgados.
Ahí estaba ella, sentada en el banco de la celda, tranquila. Esperando. Y cuando les vio aparecer miró el reloj de su muñeca.
“Las diez y cuarto… vaya, chicos, habéis sido rápidos”
“¿Qué nos has hecho, Dea? ¿Qué está pasando?” –Las rejas de la celda estaban evitando que Beckett se arrojara a por la chica y la destripara.
“Yo no he hecho nada, ¿Recordáis? Llevo aquí encerrada un tiempo y os di lo que necesitabais para deshacer el hechizo”
La tranquilidad de Dea era proporcional a la impotencia que estaban sintiendo la detective y el escritor en ese momento.
“Di qué nos ha pasado, por favor” – Castle se agenció el papel de poli bueno intentando calmar los humos a la leona Beckett.
“Veréis, en la magia, como en las declaraciones de culpabilidad, siempre hay documentos con letra pequeña. Y hay que leerla.” – Miró a Beckett- “¿La leíste, inspectora?”
Si los deseos si hicieran realidad y las miradas matasen, Dea estaría ahora calcinada, echa una montañita de cenizas y Beckett estaría en posesión de una aspiradora de mano con bolsa desechable. Pero no, ella seguía sana dentro de su celda y Beckett con un cabreo cada vez más gordo.
“¿Pensasteis que una magia tan grande no iba a tener consecuencias?” –Siguió Dea.
“¿Cuáles son esas consecuencias?"- Consiguió preguntar después de varias respiraciones para calmarse.
“No es tan malo” –Respondió levantándose y dando unos pasos hacia ellos.- “Apuesto a que muchos compañeros matarían por tener esta habilidad” – Un paso más adelante y una pausa para hacerse un poco más la interesante- “Nunca más tendréis que utilizar la boca para comunicaros, si no queréis”
“¿Cómo leerle el pensamiento?” –Preguntó Castle con un brillito especial en la mirada.
“Casi… pero no” –La chica sonrió al ver el medio puchero en los labios del escritor.- “Solo funciona cuando queréis hablar realmente entre vosotros.” -Miró a Beckett, cuya cara de preocupación era un poema- “Nada de escuchar cosas que no quieras que el otro sepa. De hecho, como todo, tiene una táctica y vosotros tendréis que practicar la vuestra para saber hacerlo cada vez que queráis”
“¡Pues entonces no está tan mal!” –Exclamó el escritor a su compañera, la cual le devolvió una mirada en blanco. Beckett se había quedado atónita con la respuesta de Dea.
“Podéis tomároslo como una venganza… o como un regalo. A mi me da igual” –Y dicho esto, se dio media vuelta y volvió a sentarse en el banco donde estaba cuando ellos llegaron, fijando la vista en un punto muerto. Si no la hubieran visto sangrar el día anterior, habrían pensado que era un robot al que se le había terminado la batería.
Se dieron cuenta de que ahí no había nada más que hacer.
El resto del día pasó, por suerte, tranquilo y Gates, que llevaba viendo a su mejor detective deambular por todo el recinto con cara de haber sido atropellada por una manada de elefantes salvajes desde que llegó, ablandó un poco su corazoncito y la mandó a casa a mitad de la tarde, advirtiéndole, eso sí, que tuviera su móvil a mano por si salía algún caso. Beckett le agradeció infinito y, cogiendo sus objetos personales (abrigo, bolso, escritor) salió de comisaría rumbo a su añorado apartamento.
Cuando llegaron, un silencio incómodo se apoderó de ellos. Ni siquiera estaban intentando decírselo con poderes extrasensoriales o lo que fuera eso, no les hacía falta.
Ahora que todo había vuelto a la normalidad, ellos tenían que volver a seguir con su vida. El problema era que ahora él no quería irse y ella no quería que se fuera.
Fue Castle el que rompió el hielo.
“Bueno, yo… creo que voy a ir arriba a recoger mis cosas” –Tenía esa mirada de cachorrillo abandonado con la que Beckett se habría derretido si no fuera porque ella se estaba mirando los pies para no enfrentarse a ese triste momento.
“Ahá… de acuerdo” –Masculló.
Beckett se dio la vuelta hacia la cocina a fingir que se iba a poner a hacer algo, solo para disimular, mientras Castle subía las escaleras mirando hacia atrás de vez en cuando, esperando una señal de ella.
Y ya en el último peldaño, escuchó su voz.
“Puedo hacer algo de cena, si te apetece” –Esa voz avergonzada era suya? Oh, era peor de lo que ella pensaba.
“Si, eso sería… sería genial” –Contestó él esperanzado.
Sinceramente, ¿Qué esperar cuando surge algo tan fuerte en una situación extraña y esa situación desaparece? ¿Se lo lleva todo con ella? ¿Simplemente hay que hacer como si nunca hubiera pasado?
No. Eso ya lo habían hecho otras veces con el beso encubierto, el congelador… pero esto había ido mucho mas allá. Se habían declarado sus sentimientos abiertamente, se habían hecho promesas para cuando regresaran a sus cuerpos, se habían besado apasionadamente y quién sabe qué otras cosas hubiera pasado si no llegan a controlarse.
Castle no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
“¡¡Beeeeeeeeeeeeckett!!” –Sonó alegremente la voz del escritor desde el dormitorio- “¿Se puede saber dónde has metido mis calzoncillos de rejilla? No los encuentro por ningún sitioooooooo”
No pasaron ni dos minutos cuando ella apareció, con la cara roja como un tomate. Pero viendo la cara de picardía que Castle tenía, decidió jugar con él.
“La última vez que los vi, los llevabas puesto, creo… ¡Ah, no! Era yo…” –Entre la cara de falsa vergüenza que tenía en ese momento y la forma en la que se estaba mordiendo el labio inferior, Castle dio un paso hacia ella.
“¿Y te gustó lo que viste?”
“Pssss… bueno, no estaba mal” –Contestó haciéndose la interesante. Todavía no se creía que estuviera llegando tan lejos con él. Esta vez fue ella la que se acercó.
“No me importaría que se quedaran aquí para venir y ponérmelos cada vez que necesites recrearte… solo por hacerte un favor” – Sus manos llegaron a la cintura de ella, atrayéndola más a su cuerpo.
“Creo que podría recrearme mucho más cuando no los lleves puestos” -Una insinuación en toda regla con alzamiento-de-ceja-sexy incluido. Y si con eso no se lanzaba…
Y se lanzó. Fue todo tan automático como la última vez que les pasó. Las manos de ella enredándose en su pelo, las manos de él viajando por su espalda, esa electricidad recorriéndoles el cuerpo y, sin saber exactamente cuándo pasó, estaban tumbados en la cama intentando quitarse la ropa mutuamente.
Pararon un segundo, como si algo se hubiera puesto entre medias de los dos. Beckett, sentada encima de él, dejó de luchar contra el botón de su camisa para mirarle como si acabara de despertar de un sueño increíble. Sus respiraciones entrecortadas y las manos de Castle posadas en sus caderas, ahora inmóviles, por el miedo a que ella le volviera a rechazar y se alejara de nuevo.
“Parece increíble que estemos aquí” -Comentó Beckett jugando con el botón que un momento antes estaba dispuesta a arrancar.
“Es genial que por fin pase” –Respondió él, intentando darle ánimos para seguir.
Ella asintió, mirándole a los ojos.
“Después de todo… por lo menos ahora nos conocemos mejor” -¿Qué mierda de conversación es esta cuando tienes al hombre que amas en tu cama, y tú estás encima de él?
“Tengo que decir que si, por mi fuera, te conocería muuucho mejor. Pero no me dejaste mirar” –Intentar quitarle hierro al asunto sería la mejor manera de que Beckett relajara un poco.
“¡Oye!” –Protestó- “Me parece que has tenido demasiados privilegios, no tendrías que quejarte tanto.”
“Debo admitir que la parte de elegir tu ropa interior no estaba mal. Y lo de la ducha fue… si, eso también estuvo bien.”
Los ojos de Beckett se estaban abriendo como platos ante las provocaciones descaradas de su compañero y en su cabeza se formó una palabra: contraataque.
“Hablando de eso, yo también me lo pasé muy bien descubriendo cosas en tu cuerpo” –Susurró casi en su boca.
“¿De que cosas estás hablando?” –Preguntó, temiendo la respuesta.
“De…” –Rozó su torso y, bajando lentamente la mano- “Dónde estaba el punto más sensible…” -Llegó hasta la cinturilla de sus pantalones. Se detuvo mientras veía como él contenía el aliento a la espera de su próximo movimiento. –“¡¡Cosquillas!!”
“¡Noooononononooooo Beckett, para! Por favor, paraaaaaajajajajajaaaaaa!!”
No habría piedad aun que lo pidiera a gritos, así que solo se le ocurrió recurrir a sus conocimientos sobre la anatomía de Beckett para combatir cosquillas con cosquillas. Y, si alguien hubiera podido observarles por un agujerito, habría visto a dos locos intentando huir el uno del otro, pero a su vez volviendo a acercarse, utilizando la técnica ancestral de la pillada por sorpresa entre sábanas y almohadas.
Claro que una cosa lleva a la otra y cuando ya no se da más de sí, terminas literalmente enroscado en un nudo de franela con tu pareja encima, los dos con cara de tontos y con una risa histérica descontrolada, que, por supuesto, termina en un beso torpe y desesperado intentando desenroscaros de las sábanas que os separan.
Y cuando por fin habían conseguido quedarse sobre el colchón solo ellos dos, el ruido del timbre les hizo despegarse y resoplar con resignación.
“Voy yo, les digo que no estás en casa y vuelvo corriendo. Tú no te muevas” –Dijo Castle poniéndose de pie y abrochándose su (¡joder!) ya desabrochados pantalones.
“No, no, mejor voy yo, Castle. Si alguien te ve solo en mi casa y con esas pintas, lo mínimo que hará será llamar a la policía, créeme”
“¿Qué pasa con mis pintas? Eres tú la que me ha dejado así” –Protestó.
“Justo por eso”
Beckett llegó a la puerta, con Castle tras ella y abrió para descubrir a Martha entrar en plan incógnito, con una pamela morada, gafas de sol XL y entrando sin pedir invitación.
“¿Cuál de los dos es mi hijo?” –Preguntó casi en un susurro una vez que Beckett cerró la puerta.
“Yo, mamá” –Contestó Castle abrazándola.
“¿En serio? ¡Al final esa chica os ayudó! Si es que ya sabía yo que en el fondo era una buena persona”
Castle y Beckett se miraron con ganas de rebatir a Martha, pero… ya daba igual.
Después de contarle a Martha toda la historia de los cortes, la sangre y los muñequitos, se dieron cuenta de que, en algún momento de su relato, se habían cogido de la mano y se apretaban con fuerza.
A Martha ese detalle no le pasó desapercibido, igual que las miradas que se echaban el uno al otro cada vez que contaban una parte de su aventura.
“Entonces ahora ¿Volverás a casa?" –preguntó tentativamente a su hijo.
“Sí, justo ahora estaba recogiendo las cosas para volver”- Castle echó una mirada de tristeza a su compañera.
“Pues siento que vayas a volver justo ahora, que Alexis se ha ido a pasar el fin de semana con una amiga a la montaña y yo me voy a un spa en unas horas” –Comentó Martha como si nada.
Castle se quedó sin saber qué decir, porque él quería quedarse con Beckett, pero no sabía si ella le querría allí durante el fin de semana. Al fin y al cabo, estaban empezando y no quería abrumarla.
“Pues, Castle, entonces podrías quedarte y ayudarme con ese caso" –Saltó Beckett. Castle la miró sin entender de qué hablaba- “Ya sabes… ESE caso.”
Sólo le faltaba decir eso de “que te quedes, imbécil, que no te vayas, joé!”, pero no le hizo falta por que Castle reaccionó.
“Claro, sí. Ese caso… pues ya ves, madre, el deber me llama. Y con tanto hechizo necesitamos concentrarnos” –Dijo poniendo una mano en la espalda de Martha, conduciéndola hasta la salida.
Antes de que cerrara la puerta a sus espaldas, Martha se volvió hablándole en voz baja
“¿No dijiste que lo que tú querías era magia?”
“Si, pero creo que nosotros tenemos de sobra sin necesidad de brujería” –Contestó guiñándole un ojo.
“¡Castle! ¿Vienes o qué?”- La voz de Beckett sonó desde dentro del dormitorio mientras él cerraba la puerta. Recordó que la primera vez que escuchó esas palabras fue cuando le ofrecieron hacer los cuatro libros de Nikki Heat. Entonces se disponían a pasar más años juntos. Quizá esa fuera su señal.
Fin
Y hasta aquí hemos llegado!! Muchas gracias a todos los que habéis leído y comentado este fic escrito por dementes totales en periodo de rehabilitación (sin demasiado éxito por el momento ) En realidad nos da penita que termine, pero pensamos en vuestra salud y no queremos influir en ella, así que os dejamos lo más dignamente perturbados dentro de nuestras posibilidades.
Y a mis dos hermanas, V_K y DmL (que no siempre es la sangre la que une),ha sido genial hacer esto con vosotras, no solo por darme momentos buenísimos con el fic, sino por estar conmigo siempre que os necesito. Es increíble haberos encontrado. Os quiero!!
Capitulo 20: REVENGE OR GIFT?
¿Sabéis cuál es esa sensación de cuando te despiertas de un sueño raro, extraño…? Como una resaca de las malas, malas.
Tienes que ubicar dónde te encuentras, encima o debajo de qué o quién estás tumbado, cómo has llegado hasta ahí y lo más importante: fijarte si algún mirón te puede fotografiar desvelando cómo un escritor de éxito se despierta después de una noche de locura absoluta.
Pero lo malo es cuando tus ojos no están por la labor de acatar órdenes y luchan contra tu propia voluntad para que no entre ni un mísero rayo de luz.
Espera un momento. Conoces como son tus resacas y esto, aun que está cerca de parecerse a una, le falta su chispa. ¿Dónde está tu dolor de cabeza? ¿Y la boca seca y pastosa? ¿Y qué me dices de esa sensación de querer vomitar hasta echar los intestinos? No. Nada de eso es lo que sientes. Pero de todas formas sabes que tu cuerpo no está como siempre.
El dolor de espalda, debido a haber pasado la noche durmiendo en el suelo, se eleva a medida que intentas incorporarte para mirar a tu alrededor esperando recordar dónde te encuentras. Por suerte para ti no hay demasiada luz en… donde quiera que estés y eso ayuda a que tus tozudos ojos se quieran abrir un poco más. Medio párpado arriba. Eso es un logro, chaval!!
Giras la cabeza hacia un lado y te encuentras uno de tus zapatos de tacón tirado. Eso explica el frío en tus pies, así que casi instintivamente te lo colocas, pero ese maldito, maldito complemento femenino sigue haciendo de las suyas y, si decide que te va a poner las cosas difíciles para entrar, así será.
No es la primera vez que tienes problemas para ponerte uno de esos; que si se dobla el talón, que si los dedillos no entran en condiciones en el peep toe, la tira de la sandalia solo abrocha en un lugar específico sobre el tobillo… pero esta vez es distinto, porque no entra ni a la fuerza ni… ni a la fuerza. Y punto.
Miras el zapato y compruebas que está en perfectas condiciones ¿Cuál es el problema? Miras tu pie; Ese es el problema. Es como 6 tallas mayor que el zapatito que sostienen tus… ¡¡tus manos!! Son grandes. No, son MUY GRANDES. Son tus manos de antes, antes de estar en el cuerpo de Beckett, cuando eras… De repente tus párpados se han abiertos 180 grados, si es que eso es posible, y estás mirándote de arriba a abajo.
Eres Castle. En el cuerpo de Castle. Con sus manos, sus pies y… espera. Te pones de pie casi de un salto, te ahuecas la cinturilla del pantalón y echas un ojo para ver que ¡¡Ahí está!! El pequeño Castlecito ha vuelto contigo, sano y salvo. Ufff…
Quieres reír, cantar, gritar. Eres una bola ardiente de euforia que quemará a quien te toque y quieres compartirlo. Y de pronto aparece en tu memoria, como una bombillita reluciente y preciosa, la cara de Beckett. Y empiezas a recordar y notas como tus piernas están temblando ante la incertidumbre de saber si estará bien o no.
Recorres con la vista el espacio y ves que hay una pierna reposando detrás del altar mayor. Corres hacia allí y la ves tumbada.
Sus ojos están cerrados, su expresión, serena y tu nudo en el estómago va en aumento. Colocas tu mano bajo su nuca para incorporarla y te llevas su cara al pecho, desesperado ante lo que crees que es una desgracia hasta que escuchas “Oh… qué mal huelo. Recuérdame que me de una ducha en cuanto lleguemos”
Bajas la vista y te encuentras con sus maravillosos ojos abiertos, mirándote como si fueras un extraño y lo único que le sale decir es “Ah, no. El que necesita la ducha… eres tú” y la sonrisa no te cabe en la cara.
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Después de un rato entreabriendo los ojos, cerrándolos, cansada por el esfuerzo realizado la noche anterior, por fin consiguió enfocar las figuras. La cara de Castle, que todavía la acunaba, con un brazo rodeando su espalda y la otra mano tocándole suavemente el pelo, ya era algo más clara y Beckett no puede evitar perderse en sus ojos. Sus ojos azules. Es increíble volver a verlos desde el otro lado.
Débil todavía, levantó una mano para rozar su mejilla.
“¿Ya estás mejor?” –Preguntó Castle. Ella solo mostró una sonrisa y asintió lentamente con la cabeza y él intentó que se incorporara del todo para ver si se podía mantener sentada sola.
“¿Y tú, Castle?” –Tardó unos segundos en reaccionar al volver a escucharse con su propia voz. Ni se había dado cuenta de que si estaba viendo sus ojos, es que ya volvían a estar cada uno en su cuerpo, pero oírse a sí misma la espabiló de golpe. Se volvió a mirarle sonriendo abiertamente al darse cuenta de que el hechizo había funcionado.
“Ha salido bien… ha salido bien” –Susuró pegando la frente a la de su compañero. Intentó abrazarle para aproximarse más a él y Castle cerró los ojos, esperándola, pero entonces Beckett empezó a sentir un mareo al que siguieron náuseas y Castle, en vez de recibir lo que se suponía que sería un beso, tuvo que aguantarse con recogerle el pelo para que ella vomitara parte de la sangre que había bebido la noche anterior.
“Eso te pasa por abusona. Los polis no sabéis beber” –Bromeó una vez que Beckett se calmó.
“Seguro que esto ha sido culpa tu sangre. A saber qué te metes para escribir toda la noche y al día siguiente ayudar a resolver casos”- Contestó Beckett siguiéndole la broma. Castle alzó una ceja, insinuante, a lo que ella le devolvió una sonrisa burlona- “Vamos a recoger todo esto antes de que venga alguien, anda”
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::S:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
La última vez que Castle tuvo que recoger un desastre tan grande, fue al final de su última fiesta en Halloween. Cristales rotos impregnados de sustancias pegajosas no identificadas se iban acumulando en la mochila en la que habían traído los sandwiches hasta que quedó todo como si nadie hubiera estado cambiando sus almas de cuerpo la noche anterior. Impoluto.
Salieron de allí tan deprisa como pudieron, ya que a las 7 de la mañana el vigilante hacía su última ronda antes de irse a su casa y después haber dormido unas cuantas (muchas) horas, como acostumbraba desde que entró a trabajar allí y se dio cuenta de que recorrer el recinto durante toda la noche no valía la pena. Nadie querría visitar aquel sitio oscuro y sin objetos de valor. Además, su oído era muy fino y escucharía cualquier mínimo ruido si alguien se colara. O eso era lo que él creía.
_________________________________________O.O_________________________________________
Todo lo que querían (¡¡lo único que pedían!!) era poder llegar al apartamento de Beckett, darse una ducha calentita y reconfortante y, si no era demasiado, dormir un par de horas sobre una superficie mullida y templada. Pero demasiado bien les habían salido hasta entonces las cosas… bueno, demasiado bien, tampoco, pero por lo menos habían vuelto a sus cuerpos y estaban sanos, que ya era un triunfo.
Una llamada de Gates hizo que el coche de Beckett cambiara el rumbo y se dirigiera a comisaría para firmar los papeles de la declaración Dea, de cuya confesión se habían encargado Ryan y Esposito la noche anterior, como parte del sinfín de favores que les estaban haciendo al escritor y a la detective en los últimos días.
“Son solo papeles. Podrías firmarlos mañana”
“Mañana se la tienen que llevar a los juzgados, Castle y tiene que estar todo arreglado. Puedo dejarte en casa para que descanses y ya iré yo luego” –Beckett se estaba cansando de las quejas de su compañero. Y encima era ella la que tenía que volver a llevar los taconazos, justo ahora que se había acostumbrado a los carísimos, cómodos y planos zapatos de Castle ¿De qué se tenía que quejar él, eh? ¿De qué?
“No, da igual… ya descansaré cuando me muera”- Refunfuñó al final mientras salían del ascensor en la planta de homicidios.
Beckett saboreó el momento de volver a sentarse en su silla de siempre, tiró a la papelera todos los avioncitos de papel que Castle había ido haciendo en sus ratos de aburrimiento y que había colocado sin aparente control por toda la mesa, incluyendo algunos pegados con celofán en el marco de la pantalla del ordenador y empezó a sacar las carpetas del caso de las bandejas de sus mesa. Hacer su trabajo le gustaba demasiado, aun que se tratara de papeleo y hasta entonces solo había podido moverse discretamente y dar órdenes a Castle de cómo hacer las cosas.
Él, por su parte, fue a la sala de descanso a preparar 20 litros de café para cada uno y
allí se encontró con Ryan y Esposito, los cuales observaban fijamente los movimientos de Beckett desde la ventana de detrás de la cafetera.
“Venga, Castle ¿No nos vas a contar qué ha estado pasando hasta ahora?” –Preguntó Ryan cruzándose de brazos y dirigiéndole una mirada inquisitiva.
Castle frunció el ceño, sin saber a qué se estaba refiriendo su amigo, hasta que Esposito se lo aclaró.
“Tío, todos hemos visto como Beckett te ha dejado mandar estos últimos días en su mesa y, bueno, en prácticamente todo el caso, así que ya puedes empezar a contarnos qué pasaba ¿Alguna apuesta ganada de la que no nos hayas hablado?”
Claro, eso era. Ahora que habían vuelto a la normalidad, Castle había vuelto a asumir su papel de segundo plano mientras Beckett acaparaba la mayor parte del trabajo. Cuando cambiaron sus cuerpos, los chicos solo vieron a Castle extremadamente trabajador y, tal vez, demasiado serio para lo que acostumbraba.
“Chicos, se nota que sois detectives, eh! No se os escapa una…” –Piensa Castle, piensa. Y sigue forzando esa sonrisa, que no se te note nada!- “Pues hace un par de semanas, Beckett y yo estuvimos echando unas manos a las cartas y nos jugamos llevar el mando en la vida del otro durante unos días y bueno… gané. Eso es todo”
“¿A qué jugabais?” – Ya empezamos con los interrogatorios, Ryan?
“Al póker” – Respondió agarrando las 2 tazas de café y dispuesto a salir de allí antes de que siguieran con sus preguntas.
“Tíiiiiio!! ¿¿Y por qué no nos avisaste??”
“Verás, Espo, es que… bueno, no estaba planeado, sabes?”
“Venga ya! Cuántas veces nos habrás llamado para una juerga ´no planeada´?”
“Si, pero es que esto era diferente” – Lo sabía, se estaba viendo venir desde que había entrado e iba a suceder ya mismo. Lo que comúnmente se denomina como meterse en un jardín, en un fregao, un lío de la hostia, vamos. Una tremenda metedura de pata gracias a su gran talento como bocazas Maximus. – “Jugamos a un póker más de… adultos”
Y así, señoras y señores, es como un hombre la caga monumentalmente.
“¿Te estás refiriendo a…?”
“¿Es lo que yo creo, Bro?”
“Strip Póker, si.” –Les aclaró haciendo señales con la mano para que bajaran el tono de voz- “Pero nadie tiene que saber jamás que os lo he contado”
Y mientras que sus amigos, excitados, elucubraban sobre lo que pasó en aquella noche que nunca pasó, imaginando la mayor cantidad de detalles jugosos que pudieran, Castle estaba en su mundo.
“Beckett" – Pensaba- "te juro que no me quedaba más remedio que inventarme lo de que jugamos al strip póker, así que si te llegas a enterar… por favor, por favor, no me mates. Sabes que no me ha quedado más remedio, sabes que… “
“¿Qué no te mate?” – Sonó la indignada voz de Beckett de pronto en la cabeza del escritor- “Pienso cortarte en pedacitos pequeños y hacer una barbacoa con ellos”
¡Qué reales habían sido esas palabras! Casi daban miedo. Claro que había estado sometido a mucho estrés y el no haber descansado la noche anterior tampoco ayudaba… Bah, sería solo una alucinación por el cansancio.
Pero la cara de enfado de Beckett dirigiéndose como un halcón hacia Castle sí que era real. Tan real como el pellizco que le cogió del brazo, haciendo que casi derramara las 2 tazas que todavía sujetaba y librándole de Ryan y Esposito, que automáticamente se habían callado al verla entrar en la sala.
Arrastras sería una manera delicada de describir cómo llevó Kate a Castle hasta uno de los despachos cerrados de comisaría
“No me lo puedo creer, Castle ¿Cómo se te ocurre inventarte algo así y gritar que te perdone en medio de la comisaría?”
“Me lo tuve que inventar para que los chicos no notasen nada raro y… oye, yo no he gritado nada!”
“Pues si tú no has gritado, entonces he oído a tu ego… tienes un problema enorme, Rick”
“Te lo digo en serio, además, tú me has amenazado con convertirme en carne de barbacoa y ahora me siento tan… vulnerable” –En ocasiones como esta es cuando un hombre se la juega. Ojitos, ojitos a tope!!
“No es cierto! Eso solo… lo he pensado”
Los dos se miraron entrecerrando los ojos intentando interpretar lo que les acababa de pasar y, de pronto, Castle se acordó de aquella señal que había visto en el libro de magia. Y puede que Beckett también lo estuviera recordando en ese momento porque lo único que hicieron fue mirarse y escuchar en su cabeza, con la voz del otro “Dea” y salieron escopetados dirección a la celda donde todavía seguía Miss Magia Potagia a la espera de ser llevada a los juzgados.
Ahí estaba ella, sentada en el banco de la celda, tranquila. Esperando. Y cuando les vio aparecer miró el reloj de su muñeca.
“Las diez y cuarto… vaya, chicos, habéis sido rápidos”
“¿Qué nos has hecho, Dea? ¿Qué está pasando?” –Las rejas de la celda estaban evitando que Beckett se arrojara a por la chica y la destripara.
“Yo no he hecho nada, ¿Recordáis? Llevo aquí encerrada un tiempo y os di lo que necesitabais para deshacer el hechizo”
La tranquilidad de Dea era proporcional a la impotencia que estaban sintiendo la detective y el escritor en ese momento.
“Di qué nos ha pasado, por favor” – Castle se agenció el papel de poli bueno intentando calmar los humos a la leona Beckett.
“Veréis, en la magia, como en las declaraciones de culpabilidad, siempre hay documentos con letra pequeña. Y hay que leerla.” – Miró a Beckett- “¿La leíste, inspectora?”
Si los deseos si hicieran realidad y las miradas matasen, Dea estaría ahora calcinada, echa una montañita de cenizas y Beckett estaría en posesión de una aspiradora de mano con bolsa desechable. Pero no, ella seguía sana dentro de su celda y Beckett con un cabreo cada vez más gordo.
“¿Pensasteis que una magia tan grande no iba a tener consecuencias?” –Siguió Dea.
“¿Cuáles son esas consecuencias?"- Consiguió preguntar después de varias respiraciones para calmarse.
“No es tan malo” –Respondió levantándose y dando unos pasos hacia ellos.- “Apuesto a que muchos compañeros matarían por tener esta habilidad” – Un paso más adelante y una pausa para hacerse un poco más la interesante- “Nunca más tendréis que utilizar la boca para comunicaros, si no queréis”
“¿Cómo leerle el pensamiento?” –Preguntó Castle con un brillito especial en la mirada.
“Casi… pero no” –La chica sonrió al ver el medio puchero en los labios del escritor.- “Solo funciona cuando queréis hablar realmente entre vosotros.” -Miró a Beckett, cuya cara de preocupación era un poema- “Nada de escuchar cosas que no quieras que el otro sepa. De hecho, como todo, tiene una táctica y vosotros tendréis que practicar la vuestra para saber hacerlo cada vez que queráis”
“¡Pues entonces no está tan mal!” –Exclamó el escritor a su compañera, la cual le devolvió una mirada en blanco. Beckett se había quedado atónita con la respuesta de Dea.
“Podéis tomároslo como una venganza… o como un regalo. A mi me da igual” –Y dicho esto, se dio media vuelta y volvió a sentarse en el banco donde estaba cuando ellos llegaron, fijando la vista en un punto muerto. Si no la hubieran visto sangrar el día anterior, habrían pensado que era un robot al que se le había terminado la batería.
Se dieron cuenta de que ahí no había nada más que hacer.
El resto del día pasó, por suerte, tranquilo y Gates, que llevaba viendo a su mejor detective deambular por todo el recinto con cara de haber sido atropellada por una manada de elefantes salvajes desde que llegó, ablandó un poco su corazoncito y la mandó a casa a mitad de la tarde, advirtiéndole, eso sí, que tuviera su móvil a mano por si salía algún caso. Beckett le agradeció infinito y, cogiendo sus objetos personales (abrigo, bolso, escritor) salió de comisaría rumbo a su añorado apartamento.
Cuando llegaron, un silencio incómodo se apoderó de ellos. Ni siquiera estaban intentando decírselo con poderes extrasensoriales o lo que fuera eso, no les hacía falta.
Ahora que todo había vuelto a la normalidad, ellos tenían que volver a seguir con su vida. El problema era que ahora él no quería irse y ella no quería que se fuera.
Fue Castle el que rompió el hielo.
“Bueno, yo… creo que voy a ir arriba a recoger mis cosas” –Tenía esa mirada de cachorrillo abandonado con la que Beckett se habría derretido si no fuera porque ella se estaba mirando los pies para no enfrentarse a ese triste momento.
“Ahá… de acuerdo” –Masculló.
Beckett se dio la vuelta hacia la cocina a fingir que se iba a poner a hacer algo, solo para disimular, mientras Castle subía las escaleras mirando hacia atrás de vez en cuando, esperando una señal de ella.
Y ya en el último peldaño, escuchó su voz.
“Puedo hacer algo de cena, si te apetece” –Esa voz avergonzada era suya? Oh, era peor de lo que ella pensaba.
“Si, eso sería… sería genial” –Contestó él esperanzado.
Sinceramente, ¿Qué esperar cuando surge algo tan fuerte en una situación extraña y esa situación desaparece? ¿Se lo lleva todo con ella? ¿Simplemente hay que hacer como si nunca hubiera pasado?
No. Eso ya lo habían hecho otras veces con el beso encubierto, el congelador… pero esto había ido mucho mas allá. Se habían declarado sus sentimientos abiertamente, se habían hecho promesas para cuando regresaran a sus cuerpos, se habían besado apasionadamente y quién sabe qué otras cosas hubiera pasado si no llegan a controlarse.
Castle no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
“¡¡Beeeeeeeeeeeeckett!!” –Sonó alegremente la voz del escritor desde el dormitorio- “¿Se puede saber dónde has metido mis calzoncillos de rejilla? No los encuentro por ningún sitioooooooo”
No pasaron ni dos minutos cuando ella apareció, con la cara roja como un tomate. Pero viendo la cara de picardía que Castle tenía, decidió jugar con él.
“La última vez que los vi, los llevabas puesto, creo… ¡Ah, no! Era yo…” –Entre la cara de falsa vergüenza que tenía en ese momento y la forma en la que se estaba mordiendo el labio inferior, Castle dio un paso hacia ella.
“¿Y te gustó lo que viste?”
“Pssss… bueno, no estaba mal” –Contestó haciéndose la interesante. Todavía no se creía que estuviera llegando tan lejos con él. Esta vez fue ella la que se acercó.
“No me importaría que se quedaran aquí para venir y ponérmelos cada vez que necesites recrearte… solo por hacerte un favor” – Sus manos llegaron a la cintura de ella, atrayéndola más a su cuerpo.
“Creo que podría recrearme mucho más cuando no los lleves puestos” -Una insinuación en toda regla con alzamiento-de-ceja-sexy incluido. Y si con eso no se lanzaba…
Y se lanzó. Fue todo tan automático como la última vez que les pasó. Las manos de ella enredándose en su pelo, las manos de él viajando por su espalda, esa electricidad recorriéndoles el cuerpo y, sin saber exactamente cuándo pasó, estaban tumbados en la cama intentando quitarse la ropa mutuamente.
Pararon un segundo, como si algo se hubiera puesto entre medias de los dos. Beckett, sentada encima de él, dejó de luchar contra el botón de su camisa para mirarle como si acabara de despertar de un sueño increíble. Sus respiraciones entrecortadas y las manos de Castle posadas en sus caderas, ahora inmóviles, por el miedo a que ella le volviera a rechazar y se alejara de nuevo.
“Parece increíble que estemos aquí” -Comentó Beckett jugando con el botón que un momento antes estaba dispuesta a arrancar.
“Es genial que por fin pase” –Respondió él, intentando darle ánimos para seguir.
Ella asintió, mirándole a los ojos.
“Después de todo… por lo menos ahora nos conocemos mejor” -¿Qué mierda de conversación es esta cuando tienes al hombre que amas en tu cama, y tú estás encima de él?
“Tengo que decir que si, por mi fuera, te conocería muuucho mejor. Pero no me dejaste mirar” –Intentar quitarle hierro al asunto sería la mejor manera de que Beckett relajara un poco.
“¡Oye!” –Protestó- “Me parece que has tenido demasiados privilegios, no tendrías que quejarte tanto.”
“Debo admitir que la parte de elegir tu ropa interior no estaba mal. Y lo de la ducha fue… si, eso también estuvo bien.”
Los ojos de Beckett se estaban abriendo como platos ante las provocaciones descaradas de su compañero y en su cabeza se formó una palabra: contraataque.
“Hablando de eso, yo también me lo pasé muy bien descubriendo cosas en tu cuerpo” –Susurró casi en su boca.
“¿De que cosas estás hablando?” –Preguntó, temiendo la respuesta.
“De…” –Rozó su torso y, bajando lentamente la mano- “Dónde estaba el punto más sensible…” -Llegó hasta la cinturilla de sus pantalones. Se detuvo mientras veía como él contenía el aliento a la espera de su próximo movimiento. –“¡¡Cosquillas!!”
“¡Noooononononooooo Beckett, para! Por favor, paraaaaaajajajajajaaaaaa!!”
No habría piedad aun que lo pidiera a gritos, así que solo se le ocurrió recurrir a sus conocimientos sobre la anatomía de Beckett para combatir cosquillas con cosquillas. Y, si alguien hubiera podido observarles por un agujerito, habría visto a dos locos intentando huir el uno del otro, pero a su vez volviendo a acercarse, utilizando la técnica ancestral de la pillada por sorpresa entre sábanas y almohadas.
Claro que una cosa lleva a la otra y cuando ya no se da más de sí, terminas literalmente enroscado en un nudo de franela con tu pareja encima, los dos con cara de tontos y con una risa histérica descontrolada, que, por supuesto, termina en un beso torpe y desesperado intentando desenroscaros de las sábanas que os separan.
Y cuando por fin habían conseguido quedarse sobre el colchón solo ellos dos, el ruido del timbre les hizo despegarse y resoplar con resignación.
“Voy yo, les digo que no estás en casa y vuelvo corriendo. Tú no te muevas” –Dijo Castle poniéndose de pie y abrochándose su (¡joder!) ya desabrochados pantalones.
“No, no, mejor voy yo, Castle. Si alguien te ve solo en mi casa y con esas pintas, lo mínimo que hará será llamar a la policía, créeme”
“¿Qué pasa con mis pintas? Eres tú la que me ha dejado así” –Protestó.
“Justo por eso”
Beckett llegó a la puerta, con Castle tras ella y abrió para descubrir a Martha entrar en plan incógnito, con una pamela morada, gafas de sol XL y entrando sin pedir invitación.
“¿Cuál de los dos es mi hijo?” –Preguntó casi en un susurro una vez que Beckett cerró la puerta.
“Yo, mamá” –Contestó Castle abrazándola.
“¿En serio? ¡Al final esa chica os ayudó! Si es que ya sabía yo que en el fondo era una buena persona”
Castle y Beckett se miraron con ganas de rebatir a Martha, pero… ya daba igual.
Después de contarle a Martha toda la historia de los cortes, la sangre y los muñequitos, se dieron cuenta de que, en algún momento de su relato, se habían cogido de la mano y se apretaban con fuerza.
A Martha ese detalle no le pasó desapercibido, igual que las miradas que se echaban el uno al otro cada vez que contaban una parte de su aventura.
“Entonces ahora ¿Volverás a casa?" –preguntó tentativamente a su hijo.
“Sí, justo ahora estaba recogiendo las cosas para volver”- Castle echó una mirada de tristeza a su compañera.
“Pues siento que vayas a volver justo ahora, que Alexis se ha ido a pasar el fin de semana con una amiga a la montaña y yo me voy a un spa en unas horas” –Comentó Martha como si nada.
Castle se quedó sin saber qué decir, porque él quería quedarse con Beckett, pero no sabía si ella le querría allí durante el fin de semana. Al fin y al cabo, estaban empezando y no quería abrumarla.
“Pues, Castle, entonces podrías quedarte y ayudarme con ese caso" –Saltó Beckett. Castle la miró sin entender de qué hablaba- “Ya sabes… ESE caso.”
Sólo le faltaba decir eso de “que te quedes, imbécil, que no te vayas, joé!”, pero no le hizo falta por que Castle reaccionó.
“Claro, sí. Ese caso… pues ya ves, madre, el deber me llama. Y con tanto hechizo necesitamos concentrarnos” –Dijo poniendo una mano en la espalda de Martha, conduciéndola hasta la salida.
Antes de que cerrara la puerta a sus espaldas, Martha se volvió hablándole en voz baja
“¿No dijiste que lo que tú querías era magia?”
“Si, pero creo que nosotros tenemos de sobra sin necesidad de brujería” –Contestó guiñándole un ojo.
“¡Castle! ¿Vienes o qué?”- La voz de Beckett sonó desde dentro del dormitorio mientras él cerraba la puerta. Recordó que la primera vez que escuchó esas palabras fue cuando le ofrecieron hacer los cuatro libros de Nikki Heat. Entonces se disponían a pasar más años juntos. Quizá esa fuera su señal.
Fin
Y hasta aquí hemos llegado!! Muchas gracias a todos los que habéis leído y comentado este fic escrito por dementes totales en periodo de rehabilitación (sin demasiado éxito por el momento ) En realidad nos da penita que termine, pero pensamos en vuestra salud y no queremos influir en ella, así que os dejamos lo más dignamente perturbados dentro de nuestras posibilidades.
Y a mis dos hermanas, V_K y DmL (que no siempre es la sangre la que une),ha sido genial hacer esto con vosotras, no solo por darme momentos buenísimos con el fic, sino por estar conmigo siempre que os necesito. Es increíble haberos encontrado. Os quiero!!
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
''Beckett le agradeció infinito y, cogiendo sus objetos personales (abrigo, bolso, escritor) salió de comisaría rumbo a su añorado apartamento.''
Si que me rei con esto!!!
Felicidades chicas, muy buen trabajo!!
Si que me rei con esto!!!
Felicidades chicas, muy buen trabajo!!
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
me ha encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaadddooooooooooooooo!!! yo escupiendo el bocata choped de la risa jajaj buenisimoo! a mi tambn me da penica que se acabee espero que escribais otros fics igual de chulos, enserio, he disfrutado un monton leyendolo. Vosotras si ke sabeis!!
evameva124- Actor en Broadway
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castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
rkel84 escribió:Recomendación de las escritoras: Preparaos un bocata de choped antes de empezar, por si os entra hambre a mitad del capi que, por ser el último, es un pelín más largo. Y ahora (redoble de tambores!!) a leer!!!
Capitulo 20: REVENGE OR GIFT?
Casualidades de la vida.
Hoy no he comido y me estaba merendando media viena de pan con 2 latas de atún (no era chopped) y en lugar de ponerme la novela de la 1 me pasé por la sección de fan fics a ver con qué podía entretener mis ojos mientras tenía las manos ocupadas. Así que me leí los dos últimos capítulos de vuestro fic mientras me acababa mi comida-merienda.
Ha sido un fan fic raro, si me permitís sicodélico pero genial al fin y al cabo una historia la mar de divertida.
Felicidades
Última edición por qwerty el Mar Abr 17, 2012 2:20 pm, editado 3 veces
______________________
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qwerty- Escritor - Policia
- Mensajes : 1631
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Localización : En la luna de Valencia
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Me ha encantado el fic!!
Pero que pena me da que se acabe
Espero que algundia podais hacer oto, que digo... QUIERO OTRO YA!!!! SOIS INCRIBLES!!!
Pero que pena me da que se acabe
Espero que algundia podais hacer oto, que digo... QUIERO OTRO YA!!!! SOIS INCRIBLES!!!
carly becket- Policia de homicidios
- Mensajes : 631
Fecha de inscripción : 19/10/2011
Edad : 28
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Este fic es fantástico, todo él, TODO! Menudo final! Lo único que no me gusta es que se haya acabado ya... así que ya estáis escribiendo otro!!! Sois geniales!!
Rizoss- Autor de best-seller
- Mensajes : 828
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 33
Localización : Vigo
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Ha sido un fic realmente novedoso, divertido y en ocasiones de locura total, pero lo habeis llevado muy bien.
Y que conste que yo no soy nada aficionada a leer fics tan largos...pierdo el hilo y me pongo nerviosa si tengo que volver a leer desde el principio.
Pero esta vez, de verdad que ha valido la pena
Felicidades!!!!
Y que conste que yo no soy nada aficionada a leer fics tan largos...pierdo el hilo y me pongo nerviosa si tengo que volver a leer desde el principio.
Pero esta vez, de verdad que ha valido la pena
Felicidades!!!!
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Enhorabuena. Esperando el siguiente porque seguro que nos dejais tan intrigadas y muertas de la risa como en este.
lastral- Policia de homicidios
- Mensajes : 747
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Edad : 35
Localización : Madrid
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
MAGNIFICOOOOOOOOOOOO¡¡¡¡ ESTE ES EL MEJOR FIC QUE HE LEÍDO NUNCA, TENÉIS UN TALENTO INCREÍBLE Y ME PARTO DE LA RISA CON CADA FRASE. SOIS UNAS CRACKS¡¡ ESPERO OTRO FIC TAN BUENO COMO ESTE PRONTITOOO¡¡¡
q penita que ya haya acabado.... todos los dias comprobaba si habia nuevo capi....
q penita que ya haya acabado.... todos los dias comprobaba si habia nuevo capi....
albicheli- Escritor novato
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 24/03/2012
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
¡Felicidades por el fic! Es genial, lo que me he reído con este fic de verdad
Espero que nos traigáis algo parecido algún día
Espero que nos traigáis algo parecido algún día
GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
- Mensajes : 1195
Fecha de inscripción : 24/07/2011
Edad : 29
Localización : Galicia
Re: Exchange of Souls ( DmL, rkel84, V_K) capítulo 20 (FIN)
Chicaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
os quiero!!!! me encanta, ha sido maravillososososososisisisissimo... I have no words!
maravillosas escritoras de pacotilla... talentos ocultos que provocan sentimientos en los lectores... os quiero, de verdad, y mucho! valeis mucho y que nadie os diga lo contrario ok? vuetro fic es para publicarlo en libro y la idea es.... soy una fan loca vuestra. una gran fan. big big big fan.
os quiero!!!! me encanta, ha sido maravillososososososisisisissimo... I have no words!
maravillosas escritoras de pacotilla... talentos ocultos que provocan sentimientos en los lectores... os quiero, de verdad, y mucho! valeis mucho y que nadie os diga lo contrario ok? vuetro fic es para publicarlo en libro y la idea es.... soy una fan loca vuestra. una gran fan. big big big fan.
Evissima- As del póker
- Mensajes : 451
Fecha de inscripción : 15/07/2011
Edad : 27
Localización : España xD
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