Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09

yo creo que Kate no se lio, porque antes collin le invito a tomar una copa y ella miro a castle, el lo entendio, el entendio que ella solo queria a castle. ademas el se iba a ir a londres y kate conociendola no es asi

¿Es viernes no? Dije que subiría un capitulo nuevo. Y cumplo.

Bueno, pues leídas las opiniones, tuve que tomar una decisión... y no sé si será del gusto de todos, pero había que tomar alguna...

Eso sí, la próxima vez, acepto sobornos con forma de jamón de jabugo...

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CAPITULO 22

Cuando Gates llamó a su marido y le dijo que estaba bien y que tenía que trabajo que hacer durante el resto del día, él sacudió la cabeza pensando que su mujer no iba a cambiar nunca. Se sintió aliviado al oír su voz, y pensó que al fin y al cabo, le vendría bien. Él también aprovecharía el día en la preparación de un caso.

Gates obligó a Sarah y Espósito a desaparecer de allí llevándose a Grady, pero sin llevarle a su casa. No podían saber si alguien más conocía la existencia de ese resguardo. En ese momento, Sarah, recordó el bolsillo donde aquel tipo se guardó el recibo y se acercó hasta el cadáver, agachándose. No era capaz de abrirle la chaqueta y revisar si aún estaba allí. Había visto cadáveres, pero nunca antes alguno le había desafiado minutos antes de morir. El problema eran sus ojos. Ese tipo parecía aún mirarla “vas a dispararme entre los ojos..”. Espósito se acercó a ella notando su confusión y se agachó al otro lado del cadáver.

- ¿Qué ocurre? – le dijo suavemente
- Tengo que… Debería recuperar…
- ¿Dónde? – adivinó
- En el bolsillo interior de la chaqueta…

Espósito recuperó el recibo y se lo tendió a Sarah. Le enseñó la bala que había recuperado de la pared, y la miró girándola entre su pulgar y su índice

- Guárdatela, que te recuerde que eres capaz y lo hiciste, pero… deberías haberme hecho caso y apuntar a matar.

Pensó que le quedaba mucho por ver si quería seguir haciendo ese trabajo, si estuviese en la 12 él se encargaría de ayudarle en eso. Su frágil aspecto…

- Gracias Javier- dijo tendiendo la mano para recibir la bala y la miró, viendo los rastros de sangre seca y polvo

Antes de salir por la puerta, Gates les advirtió a los tres.

- Nadie debe saber que han estado aquí. ¿Algún problema Grady?
- No. Nadie me esperaba, no necesito justificarme.

Espósito recordó a Lanie al oír a Grady. Buscó su móvil y la llamó para decirle que estaban bien. Cuando acabase todo, tendría que hablar con aquella impetuosa morena. No estaba dispuesto a dejarlo pasar. Era como una tormenta, pero era su tormenta y estaba aprendiendo a esquivar los rayos.

Ryan y Gates se quedarían allí, coordinando sus versiones, aquello no tardaría en llenarse de policía.

- Y ahora ¿donde vamos? – preguntó Grady
- Pues no lo sé, a vuestras casas no … y la mía casi es mejor no pisarla o me denunciareis ante sanidad.
- Bueno, podemos ir a mi estudio – dijo Grady – nadie sabe donde esta, es amplio, cómodo y es mi lugar creativo…
- En marcha – afirmó Espósito.

En Londres, la tempestad estaba a punto llegar. Eso es lo que pensó Richard cuando los focos que les apuntaban, se apagaron y dejaron que viese tras ellos a Kate y Jimmy mirándoles con cara de pocos amigos. Y ahora además, tenía que despedirse una a una de aquellas chicas antes de “supuestamente” irse con Harry a “conocerla mejor”. Por la cara que estaba viendo, cuando llegasen a la casa de Harry se iba a tener que quitar el esmoquin el sólito… y gracias a que no era traje con corbata porque sería darle ideas para estrangularle y eso que él era inoceeeente había sido Harry quien le había besado y ahora se sujetaba de su brazo para marcar el territorio.

- Creo que nos van a matar – le dijo a Harry entre dientes apuntando con la cabeza hacía Kate y Jimmy
- Y lo tendrías merecido, eres tu quien juega a darle celos
- Oyeeee ¡te recuerdo que has sido tu quien me ha besado!
- Vaya, lo siento, debería haber dejado que la histérica te violase.
- Y ¿Jimmy? – le preguntó
- Confianza, Richard, confianza y seguridad, ya te lo dije.
- Pues con la cara que nos mira creo que no confía mucho…
- Eso es por ti, en mi confía plenamente – le dijo sonriendo exageradamente para posar en una foto.

El desfile de chicas despidiéndose de su escritor favorito se estaba haciendo algo eterno. Richard tenía ganas de salir de allí y refugiarse en los brazos de Kate. La miraba de vez en cuando, mientras firmaba autógrafos y daba besos de despedida, y ella no parecía cambiar de expresión, pese a que veía como Jimmy la hablaba. Intentaba hacerla entender con la mirada que todo aquello no era decisión propia, tan sólo era trabajo y él estaba deseando acabarlo, pero tan sólo veía sus ojos clavados en él, perdidos…

- Kate ¿me estas escuchando o estas planeando como vas a matarle?
- Perdona… ¿Qué decías?
- Te hablaba del tipo que encargó el colgante …
- La verdad es que no me apetece demasiado hablar de trabajo ¿te importa?
- No deberías darle tanta importancia, Harry solo trataba de quitarle a esa tía de en medio – Kate, por primera vez en los últimos minutos, desvió su mirada de Castle y miró a Jimmy, escondiendo su labio inferior y asintiendo
- No es por eso, no se la doy. Tan sólo estaba en otro lugar y en otro tiempo, lo siento.

Se hizo un silencio. Kate pensaba que lo tenía todo superado, pero esa punzada de desconfianza por su pasado la había pillado de nuevo por sorpresa. Recordó las palabras de Lanie hace un par de meses: “¿recuerdas como solía ser? ¿con una chica en cada brazo? Pero ese tío ya no ha vuelto mas”. Una mirada directa de color azul la atravesó y ella sonrío tímidamente.

Richard respiró aliviado. Esa era la señal. Todo iba bien, cuatro conversaciones tontas más, más besos, los de la editorial y fuera de allí, hablaría con Paula. Con esto había terminado en Londres. Tendría que manejar mejor estas situaciones o quizá cuando volviesen a casa y todo acabase, tendría que lanzar un comunicado y dejar a claro que… ¿estaba comprometido?... aunque… técnicamente no era así… pufs… esa era otra… tacto, tacto Richard, se dijo, lo suficientemente pronto para no morir sin ella pero lo suficientemente despacio para no asustarla, y eso iba a ser complicado, llevaban una semana y ella aún se ruborizaba cuando le pillaba observando su desnudez.

Cuando la última de sus fans abandonó el plató, Richard le dijo a Harry que tenía que hablar con la gente de la editorial y podrían marcharse. Ella le indicó que le esperaría junto a Jimmy y Kate.

- ¿Qué tal el caso? – preguntó Harry cuando llegó al lado de ambos
- Nada. Aún – le dijo Jimmy - ¿te has divertido? – le dijo arqueando una de sus cejas
- Ni te imaginas cuanto – contestó graciosa intentando no perderse la reacción de Kate, que arrugó su labios intentando fingir una sonrisa – esa tía me estaba poniendo nerviosa. Apuesto a que estará ahí fuera esperando que salgamos. No esperaba que vinieseis…
- Bueno… tenía que vigilarte, si sigues besando a cualquiera por ahí, pediré el divorcio y la custodia de Alexander.
- Los dos sabemos que no puedes hacer eso si a no ser que quieras buscarte problemas. Mi padre te hundiría y traería de vuelta a su heredero a Inglaterra, si se te ocurriese poner un pie en Londres, Gordon daría aviso para detenerte y… no creo que ningún juez vaya a concederte un divorcio, no estas casado ¿recuerdas? – Kate les miró sorprendida.
- ¿No estáis casados?
- No – contestó Jimmy – pero es culpa de ella. Se cree que me casaría solo para divorciarme y dejarla sin fortuna – dijo gracioso ganándose un manotazo de Harry – Por ahí viene Ricky ¿ya nos podemos ir tío?
- Si, pero nos han dicho que Harry y yo salgamos juntos. Hay más fans concentradas en la salida esperando un autógrafo, y me advierten que puede que nos intenten seguir para ver donde vamos – dijo mirando a Kate.
- Vale, pues saldréis en el coche y Kate y yo nos aseguraremos que no os sigue nadie.

Se pusieron en marcha, Richard se acercó al oído de Kate

- Me alegro que hayas venido. Te quiero.
- Creo que tú y yo vamos a tener una larga conversación luego – le contestó recolocando su pajarita.

Salieron de edificio y vieron el grupo de personas agolpadas en la puerta exterior, contenidas por los vigilantes. Harry y Richard subieron al coche, mientras Kate y Jimmy poniéndose los cascos lo hicieron en la moto

- Agárrate, porque como a Harry le dé por saltarse las normas, nos costará seguirla, no es muy probable, pero puede que lo haga.

Tras esquivar como pudieron a la gente que se les echaba encima del coche, Harry pisó el acelerador, miro por el retrovisor para comprobar que Jimmy y Kate habían conseguido salir tras ellos y se dispuso a dar esquinazo lo antes posible al coche que había salido tras ellos.

- Creo que nos sigue la neurótica. Voy a perderla de vista, seré un poco brusca.
- No creo que me asustes, estoy acostumbrado a ir con Beckett.

No les costó deshacerse de la chica, Kate la miró cuando la adelantaron, iba sola. ¿Tendría que lidiar con muchas fans así? Porque como esto se hiciese habitual… ¿Por qué pensaba así? Debía controlarse…

Cuando llegaron a la casa de Harry, hablaron sobre el caso, poniéndose al día. Richard notaba su enfado cada vez que Kate nombraba al inspector Hunt “Colin ha dicho, Colin ha comprobado… Colin, Colin..” Decidieron ir a descansar, por la mañana tendrían que continuar con el caso.

Richard cerró la puerta tras de él y ella se giró para mirarle. Estaba muy atractivo con ese esmoquin. Pero estaba claro que antes de quitárselo, iban a tener una pequeña charla. Cuando Richard vio su cara, supo que había llegado el momento y que ella le echaría en cara el beso de Harry y el de la histérica fans. Y se preparó, porque no tenía ganas de repetir estas escenas cada vez que alguna tarada se le echase encima. Él no lo buscaba y esta vez iba a dejarle bien claro a Kate que no podía culparle a él por eso.

- Y ¿bien? – la espetó – ¿de que quieres hablar? – la cogió por sorpresa, esa agresividad en él, ella solo pretendía divertirse un rato.
- ¿Qué te pasa Castle? – le dijo ella poniéndose a la defensiva
- ¿Y a ti? No he hecho nada, no he dado pie a nadie, no se lo que has visto, pero yo…
- He visto lo suficiente… no te recrees contándomelo.
- Al menos yo no me he escondido, ni hoy ni nunca – le dijo cabreado
- ¿Cómo? ¿Qué estas queriendo decir Castle?
- No te hagas la tonta ¿Qué pasa con Hunt? ¿Te alegras siempre tanto de ver a un colega con el que has compartido dos días de trabajo?
- No me lo puedo creer – dijo Kate soltando aire y cerrando un poco sus ojos puso sus brazos en jarra
- Esta claro que ese tío te gustó desde el momento que se le cayó la toalla…
- ¡Castle! Para – le dijo tranquila
- ¿Qué paso Kate? ¿No te resististe a sus encantos? ¿Y ahora que has vuelto a verle quieres repetir?
- Cierra la boca Castle, te estas pasando – le dijo gritando
- ¿Me estoy pasando? Yo nunca me he escondido, pero tú… ¿voy a tener que preguntarme cada vez que nos crucemos con algún tío que te sonría si ya le has enseñado tu tatuaje? – le dijo esto a todo grito y fue el detonante

ZAAAAAS

Kate le había dado una bofetada.

- Ya he oído todo lo que necesitaba sobre la opinión que tienes de mí – le dijo empujándole a un lado y saliendo de la habitación

Bajó hasta la cocina. No podía creer lo que acababa de ocurrir. ¿Qué la estaba llamando? ¿Puta? ¿Qué derecho tenía decirle eso? Se apoyó a oscuras con ambas manos sobre la encimera intentando relajarse, ahora mismo lo único que podía calmarla era tomar una copa. ¡Maldito sea Castle!

Richard llevó su mano a la cara, justo al sitio donde ella le acababa de abofetear, le empujó y salió volando de la habitación. Él pensó en darse la vuelta, cerrarle la puerta y aprisionarla con su cuerpo, para después cogerla en brazos, llevarla a la cama y hacerle el amor a lo Rhett Butler, pero desistió, no se sentía lo suficientemente valiente como para aceptar su posible rechazo, y dado el enfado con el que le había empujado, seguro que le rechazaba.

Realmente sabía que se había comportado como un estúpido. Le dolía el alma cada vez que discutía con ella. Sentía como si un abismo se abriese en lo más profundo de su ser, rompiéndolo por dentro, no dejando que el aire llenase sus pulmones y provocándole nauseas.

Le vino a la mente su última discusión, como si diese al play en un video

“Dios Kate… Tenía que hacerle comprender que era una simple pieza más, y que sí ellos decidían quitarla de en medio, lo harían, la veía fuerte, entusiasmada, feliz por tener una pista. Esa noche le contó la verdad, esa espina que tenía clavada desde la primera llamada de Smith, el jamás quiso esconderle nada. Él siempre ha sido sincero con ella, desde las cosas más tontas a las más importantes, excepto en esto y era una losa que le aplastaba día a día. Él siempre le ha sido leal, salvo en esto y ahí estaba ella, echándole en cara que la había tratado como a una niña, mintiéndola y comerciando con su vida, le dejó muy claro que no era quien para hacerlo, como si creyese que él podía haber tenido otra elección. Le gritó cuando él pidió que le escuchase. Él abrió su corazón a sabiendas que ella no sentiría lo mismo y se declaró entre sollozos y balbuceos, como un adolescente, con palabras estudiadas durante meses y que acudían en tropel a su boca, aplastándose y machacándose por salir, y dejando en esa lucha muchas otras palabras que perdieron la batalla de los nervios provocados con su mirada, la mirada de ella, incrédula, llena de rencor y resentimiento hacia él.

El comprendió que aquello era el fin, intentó aferrarse a la esperanza de que a ella le quedase un solo soplo de cariño hacia él, y le suplico que si le importaba lo más mínimo parase aquello, pero ella no le contestó. Sólo le importaba su caso, su vida. Se dio unos segundos y decidió poner fin a cuatro años. Era inútil seguir intentándolo, él ya no podía hacer más. La había perseguido por medio Nueva York, fuese la hora que fuese, dejando todo lo que estuviese haciendo para volar a su lado y hacerla sonreír con sus absurdas historias, y le dijo que no quería verla morir, saliendo de su casa y sabiendo que era precisamente eso lo que iba a pasar. Pero estaba demasiado dolido para seguir luchando contra ella. Si tan sólo le hubiese dicho que le importaba, si hubiese notado el más leve síntoma de relajación en su cuerpo cuando se lo preguntó… pero no, ella seguía allí, desafiante, apretando la boca y tensando todo su cuerpo. Se apoyó frente al ascensor, sintiendo como el vacío se apoderaba del interior de su cuerpo, y como ese dolor le mataba. Jamás había sufrido un dolor así. Ya no habría más palabras, más miradas o más caricias robadas al entregarle el café. Ya no volvería a cruzar su mano con la de ella jamás, ni volvería a ser su sombra. Ella no le quería y tenía que borrarla de su vida, o ese agudo y desconocido dolor le borraría a él del mapa. Tenía que pensar en él y en las personas que jamás le habían traicionado. Pensó en Alexis y en su discurso, y cuando más tarde, ella lo leía, el comprendía que a partir de ese día la vida había cambiado. Ya no sería el mismo, tenía que continuar, seguir adelante y decir adiós con valentía a todo lo pasado.

Hasta que ella fue a buscarle. Cuando la vio, el abismo interno se hizo más amplio, el dolor más agudo y sintió que se mareaba. Ella se lanzó buscando su boca y él tan sólo pensó que estaría borracha, y que se arrepentiría al rato de haberle besado. No necesitaba compasión, la quería a ella, pero quería TODO, o todo o NADA, luchó contra su cuerpo para resistirse a besarla, y cuando ella le confesó que sólo podía pensar en él… lucho por recuperarla.”

Kate buscó hielo en el congelador y tras ponerlo en un vaso fue a la sala. Había visto varias botellas de licor cogió la primera, al azar, realmente no le importaba a que sabía, lo único que quería es que fuese de alta graduación alcohólica, lo lleno hasta el borde, moviéndolo circularmente para que se enfriase y lo pudiese tragar rápidamente mitigando un poco el sabor con el frío. Se sentó en el sofá, reclinándose hacía atrás y mirando al techo. ¿Qué derecho tenía él a opinar sobre aquel día, cuando se había estado pavoneando por la comisaria con aquella rubia? ¿Qué tenía que opinar si la había dejado abandonada y apenas la ayudo con el caso? Y precisamente en ese momento, cuando ella había estado luchando consigo misma y estaba preparada para decirle la verdad. Pero por segunda vez, cuando ella se iba a abrir, el aparecía con una rubia fastidiándolo todo.

Kate notó unos pasos y vio su silueta acercándose hasta ella. No quiso moverse, no quiso mirarle y mucho menos quería hablarle. Dio un largo trago de la bebida, lamentando no haber elegido otra cosa con mejor sabor, y volvió a reclinar su cabeza hacía atrás.

Él se acercó, se sentó en el suelo junto a sus piernas y se abrazó a ellas, apoyando su cabeza en sus rodillas y mirándola. Se quedaron allí, inmóviles y en silencio durante minutos. Hasta que, seguro que ella no iba a levantarse, rompió el silencio en voz muy baja

- Lo siento mucho Kate. Soy un estúpido. No tengo ningún derecho a hablarte así, ni tengo porque pedirte explicaciones. Es tu pasado, tu vida, y no tienes porqué detallármela. Y ahora confío en ti, me has dejado claro que es a mí a quien quieres, y no tengo porque ponerlo en duda. Te he perdido tantas veces que no soportaría hacerlo una vez más. Perdóname.

Kate siguió en silencio, asimilando las palabras que él acababa de decir. No sabía contestarle. No tenía porqué hacerlo. Llevo su mano hasta la cabeza de él y enredo sus largos dedos en su pelo, tranquilizándose y notando como los latidos que sentía sobre sus piernas, poco a poco se iban pausando.

Siguieron así mirándose en silencio, alejando las dudas y recomponiendo los pedacitos en los que habían roto su joven e inexperta relación minutos antes, uniéndolos con fuerza y apuntando la cicatriz de esa experiencia.

Ella dejó el vaso sobre una mesa auxiliar y buscó su mano entrelazando sus dedos con los suyos. Él soltó sus piernas y se incorporó, tirando de ella por la mano unida. Se besaron muy pausadamente, como si esos ocho últimos días no hubiesen existido y ese fuese su primer beso. El comenzó a andar hacía la escalera y cuando llegaron al pie de la misma, la cogió en brazos y comenzó a subir los escalones de dos en dos con ella rodeando su cuello con los brazos.

- Son dos pisos – le susurró al oído
- Y yo soy hoy como Rhett Butler… no puedo esperar.
- Entonces ve más rápido, que quiero quitarte ya ese esmoquin.

Un par de horas más tarde, y mientras poco a poco ambos recuperaban el ritmo de sus respiraciones, Richard mirando al techo y jugueteando con un mechón de pelo de Kate, se sinceró

- Entre Jacinda y yo, sólo hubo unas cuantas citas para comer y cenar. No nos acostamos. Hubiese sido imposible hacerlo, ciertos ojos verdes llevan apareciendo en mi mente vigilando todos mis pasos desde hace tiempo. Reconozco que le deje conducir mi Ferrari para molestarte, en eso te fui infiel.

Kate sonrió y continuó haciendo dibujos imaginarios con su dedo índice sobre el pecho de Richard, muy cerca de su propia cara. Él no esperaba que ella le contase nada, tan solo sentía la necesidad de aclararle lo que había ocurrido con su vida, los días en los que el detective británico había aparecido en Nueva York.

Tras unos minutos, Kate se incorporó para mirarle y sintió de nuevo la embriaguez que le causaba esa mirada azul tan directa.

- El pobre Colin quiso invitarme a una copa para entretenerse un rato mientras salía su avión, y acabó rezando para que no retrasasen el vuelo... estuvo casi tres horas oyéndome hablar de ti…

Richard arqueó sus cejas y Kate asintió con una leve sonrisa de resignación, pues Colin había hecho de hombro donde llorar sus penas con su enorme paciencia y educación ¿Cómo no le iba a tratar tan bien?

Ambos no pudieron más que echarse a reir….

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FIN DEL CAPITULO 22
G R A C I A S por leer hasta aqui, espero no haber defraudado a nadie, y bueno, que a todo el mundo le haya parecido bien como he decidido lo que paso en ese 4x20
El domingo intentaré volver a la carga.

A mi me ha encantando!!

Hasta el domingo!!!

Perfecto me encanta como solucionaste el tema Castle, Jacinta, Beckett, Colin y el Ferrari

genial el episodio, con ganas de que llegie el domingo para seguir leyendolo

me encantaaa

Buenísimo sigue pronto!

bravisimoooooooooo capitulo genial como siempre me encanta

PRECIOSO CAPITULO!!
Justo la reacción que me gustaría ver de Beckett si algo asi llegara a pasar en la serie, verla un poco celosa me gusta, eso demuestra que quiere mucho a Castle.

Me gusta la complicidad que hay ahora entre Espósito y Sarah, se ven muy tierno, esa parte protectora de Esposito queriendo enseñar a Sarah es muy bonita. Creo que Sarah será una gran inspectora

Me encanta como lo has desarrollado todo, esa bofetada Castle se la merecía, no tenia derecho a juzgarla.
Me has sorprendido de nuevo con este capítulo, increible!

PERFECTOOOOOOOOOOOOOOOO

Estuvo bien, muy bien.. esa pelea fue buena
y no por que me gusten las peleas, solo el drama que ocasiona una

Hast el domingo!

Me parecio perfectooooooooooooooo, creo que resolviste el problema increiblemente
Nunca imagine una reaccion de celos de parte de el de esta forma...llego al punto de ofenderla y lastimarla...wowwwwww
Pero despues, lo resolviste tan pero tan bien....
Perfecto
QUIERO MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

me encanta la solucion que le has dado , siguelo pronto por favor

soy tu fan, adoro tu fic

Gracias a tod@s por vuestros comentarios.

No voy a contestar esta vez uno a uno, pues al final este relato estará lleno de comentarios mios, y eso no es lo que pretendo.

Me alegro que os haya gustado (en general) como les he sacado del lío, os recuerdo que vosotr@s elegisteis que no hubiesen tenido nada entre ellos, y creo que el que sale perdiendo en todo esto, es el pobre..... ¿Ferrari? ... (yo desde luego si la hubiese liado con Colin, la vida es corta y la distancia a Londres mucha)

Siento lo de la bofetada pero cuando "castlelover" en su comentario puso "si es verdad que kate tubo algo con collin, , lo siento pero me veo obligada a llamarla p..." me dió la idea... GRACIAS por cierto (jeje) y mejor es una bofetada que pegarle el famoso tiro con el que lleva amenazándole siglos... ¿no? en cualquier caso, yo también me alegro de como se ha resuelto el tema... me gustaaaa, jajaja (esto es ego y no lo de Castle, pobre aficionado)

Aprovecho para deciros que estoy leyendo más relatos y estoy alucinando con la forma de escribir que tienen algunos autores, creo que alguien deberia abrir un foro de relatos (que no fuesen sobre la serie) porque aqui hay materia prima estupenda.

Gracias a tod@s y mañana más, que hoy he decidido dedicar el día a dejar el portátil (y aún así no hay quien se resista...)

me he leído todos los capítulos hoy y me tienes pendiente del siguiente.

Me alegro a ver parado de escribir mi fic, y que te sirviera para que tu escribieras el tuyo, por que me encantaaaaaaa.

Domingo y otro capitulo. Muchas gracias por los comentarios sobre el anterior.

CAPITULO 23

En Nueva York, Gates y Ryan habían mantenido una misma versión sobre como Gates había obtenido datos del asesino de Orlando Costas, había acudido ella misma al lugar donde su informador le había visto, avisando a Ryan para que acudiese en su apoyo. Pero antes de que él pudiese llegar, el asesino la había descubierto y la metió en una monovolumen, donde a punta de pistola, tuvo que conducir hasta la casa donde la estaban ahora. Tuvieron que inventarse una no creíble escena de Ryan siguiendo la monovolumen al descubrir a su jefa que se subía con aquel tipo y como había pasado la noche vigilando el momento oportuno para liberarla… no era muy creíble, y más cuando él había dicho estar enfermo para no ir a comisaria, pero no podían decir otra cosa… Tampoco era muy normal que no se encontrase una bala que había atravesado el brazo del asesino, pero la verdad es que a nadie parecía importarle mucho ese detalle, una capitana del NYPD había sido secuestrada por un asesino y estaba a salvo. Que el maldito secuestrador tuviese un disparo extraño en el brazo o no, carecía de importancia, cuando en realidad el que le había matado estaba en el centro de su frente.

Se habían llevado el arma del asesino, que habían identificado como Cole Maddox, y no tardarían en comprobar que se trataba de la misma con la que habían asesinado a Orlando Costas y al Capitán Smith. Esto sumado al secuestro e intento de asesinato de otra capitana… no se iba a investigar mucho más, y poco iba a importar como Ryan apareció en aquel sótano.

Gates ahora temía otra cosa. Ahora se había puesto en el punto de mira ella misma. Si el que había dado la orden a Maddox temía que ella supiese más de la cuenta, la buscaría. Todo esto se la estaba escapando de las manos. Pero al fin y al cabo, ahora tenía más gente en la que confiar. La había sorprendido gratamente Ryan. Siempre le había parecido el más sensato pero débil en ese extraño grupito de seguidores incondicionales de Beckett.

Y vaya grupito: tres policías, una forense, un escritor… ahora solo faltaba que se hiciesen amigos del periodista y lo incluyesen, añadir un técnico informático y otro de laboratorio y no necesitarían la comisaria… cerró los párpados esperando que no se les ocurriese esa idea, por su mente la única incorporación que tenía que llevar a cabo era Sarah. Y de forma urgente, había visto como se había luchado por no derrumbarse, había notado su miedo. Necesitaba exponerse a más situaciones como esa. Y le había sorprendido que Espósito reaccionase ayudándola. Sería un buen maestro. Experiencia no le faltaba, había estado en el ejército.
Pero ahora tenía que pensar en como lidiar con aquella situación. Tendría que ir a ver a Ben, y que el localizase a Sarah, Espósito y Grady… y este último tenía que decirles donde estaban los documentos que le había enviado Smith, y rezar porque se tratasen de los documentos que pensaban, porque como fuese otra cosa, estaban muertos todos.

Decidió ir a ver a Ben y luego ir a su casa. Con su habitual desconfianza, se aseguró que nadie la seguía y llegó hasta la residencia. Estaba muy cansada. Necesitaba una buena ducha de agua ardiendo, una cena y horas de sueño. Encontró a Ben donde siempre, con los ojos cerrados. Ella se acercó y se sentó a su lado sin decir nada. El banco de madera se arqueó un poco bajo su peso y Ben abrió los ojos. Al descubrirla allí no pudo más que esbozar una sonrisa.

- Sarah dio contigo
- Si. Dio conmigo, Ben, dio conmigo.

Le puso al corriente de todo lo que había ocurrido. Ben sentía orgullo de su nieta, pero sabía que su dulce aspecto sólo le serviría para que ocurriese lo que pasó en ese sótano, que la tomasen por frágil.

- Tienes que endurecerla Victoria. Con el tiempo será buena, pero necesita una coraza
- Lo sé… tengo planes, te lo prometí y lo haré. Ahora necesito que la llames. Tienen que darse prisa con Grady y averiguar que le mandó Smith
- Ahora estáis todos dentro del huracán, Victoria, y vais a necesitar más que un milagro para salir con vida.
- Lo que necesitamos, y con urgencia, son esos documentos Ben, sólo eso. Me voy a casa.
- Deberías hacer que vigilen tu casa, no nos sirve de nada que te maten.
Ella le miró resignada. Tenía razón. Cuando saliese de allí llamaría a comisaria. Pensó tristemente que tampoco iba a servir de mucho, si iban a por ella, no serviría de nada un coche patrulla en su puerta. Pero al menos, intentaría no ponérselo fácil.
- Victoria – llamó cuando ella se alejaba unos metros, haciendo que parase y se diese la vuelta.
- Buena suerte

La iba a necesitar.

Una hora después, mientras Gates aún en albornoz, se sentaba frente a su marido y cenaba lo que este le acababa de preparar, una patrulla se situaba fuera de su casa, otra frente a la casa de Ryan, y una veloz Sarah, recorría la distancia entre el edificio principal de la residencia, y el banco preferido de su abuelo.

- Tenéis que daros prisa y encontrar los documentos que Smith le envió a Grady. Vuestras vidas corren peligro, Victoria y su chico han quedado al descubierto. Ella os mantiene al margen, pero no sabemos si alguien más sabe lo de ese periodista. Tenéis que conseguir que recuerde que es lo que recibió y donde lo tiene. Es muy importante Sarah. Victoria os necesita para seguir viva. Metete en su mente, guíale niña. Sólo tú puedes hacerlo. Encontrarlos y acabaremos con esta historia. Esto tiene que acabar ya, son demasiados años y demasiado daño. ¿Lo entiendes?
- Si abuelo

Sarah volvió al estudio de Grady. La verdad es que aquel sitio la emocionó. Olía a pintura, a aceite para mezclarla, a arcilla… le devolvía recuerdos… Espósito le dijo que Grady seguía durmiendo. Por lo que les había contado, el y Gates habían pasado toda la noche despiertos, él confesó estar aterrado por todo aquello. Sarah le tendió la caja con las pizzas que había comprado mientras volvía.

- Deberíamos despertarle, cenar e intentar que nos diga donde están los documentos –le dijo Sarah
- Esta bien, aunque seguirá con lo mismo …
- Tendremos que presionarle y que recuerde. Victoria está en peligro – Espósito asintió.

Grady se mostraba más tranquilo. Había descansado, había calmado su estómago y esos dos policías estaban a su lado, aunque él no entendiese nada de lo que ocurría.

Sarah prefirió no hablar mientras comían, pero ahora, que habían dado buena cuenta de las pizzas, tenía prisa por empezar a hablar con él.

- Ted, te voy a explicar de nuevo todo lo que sabemos. Escúchame y relájate, si en algún momento crees que algo de lo que te voy a contar tiene algo que ver contigo, parame y nos lo cuentas, pero si no, relájate por favor.
- Os lo he dicho mil veces, a vosotros y a esa otra poli tan borde. No sé de que me habláis.
- Ya has visto que ese tío no hubiese dudado en matarte, a ti, a la poli borde, a mi compañero a mi… ¿te cuesta tanto relajarte y escucharme? – Espósito la miraba, mantenía la calma.
- Está bien.

Sarah le empezó a contar la historia desde el sábado anterior, cuando ella estaba riendo con amigos y la llamaron para ir a un asesinato. Le contó como estaba toda la casa revuelta y la mesa llena de facturas y recibos esparcidos. Se recreo en la escena del cuerpo de Smith, sabiendo que él no estaba acostumbrado a ver cadáveres e intentando que entendiese que ese podría ser el futuro de todos. Le contó como ella volvió a aquel despacho para buscar el recibo de correos donde aparecía su nombre, le describió el color de la tinta, la fecha, el nombre completo

- ¡Para! – Sarah miró a Espósito y ambos a Grady
- Repite el nombre
- THEODORE J.L. GRADY ¿no te llamas así?
- Me llamo Theodore – asintió- pero J.L. son las iniciales de mi abuela. Recuerdo ese paquete. Se lo llevé a ella, era para ella no para mí. Me estaba volviendo loco con esto…
- ¿Y lo tiene ella? – preguntó Espósito.
- Supongo que sí, yo se lo llevé a su casa, como siempre.
- ¿Cómo siempre?
- Bueno, la abuela ya esta jubilada, pero cuando aún trabajaba, le llegaban muchos paquetes a casa, y siempre que pone J.L. aunque vayan a mi nombre, eran para ella. Era su forma de evitar que información confidencial cayese en manos de otros periodistas. El que buscáis era el primero que recibía desde hacía tiempo.
- ¿Crees que a tu abuela le importará que le hagamos una visita a estas horas?
- Bueno, ella siempre se alegra de verme… es tarde, supongo que si es importante…
- Vamos – dijo Espósito saliendo por la puerta.

Joyce Loods abrió la puerta de inmediato. Vestía unas mallas negras y una camisola amplia del mismo color que le llegaba por debajo de la cadera. En su mano derecha tenía un libro que no había soltado para ir a abrir la puerta “Cincuenta tonos de gris… E.L. James” memorizó Sarah sorprendida. Era una mujer de unos sesenta años muy bien conservados. Su pelo era rubio y muy corto, peinado perfectamente y con volumen, parecía recién salida de la peluquería, era delgada y tenía algunas arrugas en su cara, pero no demasiadas que se hicieron mucho más marcadas cuando le dedicó una profunda sonrisa a su nieto. Llevaba unas gafas de montura al aire que le daban un aspecto algo más juvenil, unos aros dorados en sus orejas, anillos en los dedos y varias pulseras en cada mano. No se imaginaban una abuela tan joven, contando que Ted Grady debía rondar los treinta.

Les mando pasar y acomodarse en la sala, mientras fue a la cocina para traerles, sin preguntarles, unos refrescos y unas chocolatinas. Su nieto la miró sonriendo, siempre tenía sus chocolatinas y su refresco preferido preparado.

- Bueno, Teddy querido, ¿Qué te trae aquí a estas horas? – no parecía sorprendida por la hora de visita de su nieto, ni por la compañía.
- Joyce, ella es Sarah, el Javier, estos chicos son policías – le dijo – es una historia increíble, necesitan un paquete que enviaron a mi casa para ti hace un par de meses.
- Ah… - dijo ella mirándoles – ¿policías? Que interesante.
- Joyce ¿tienes el paquete? – le preguntó Ted y ella le miró
- Teddy, no tengo ni idea de que paquete me hablas… ya sabes que me mandan muchos.
- Mire señora – le dijo Espósito – es un tema muy importante, tenemos claro que sabe de que paquete se trata.
- Bien, joven, si usted tiene tan claro lo que yo tengo o dejo de tener, traiga una orden y registre mi casa – las cosas no iban bien… Sarah miró a Espósito e intento razonar con ella
- Escuche por favor. Hace un año murió un capitán de la policía, y en su entierro intentaron matar a su compañera –dijo mirando a Espósito- hace una semana lo han vuelto a intentar y han matado a otro capitán. El asesino ha intentado eliminar a su nieto, y si no hubiese sido por la intervención de nuestra capitana, quien sabe si ahora Ted estaría vivo – ella miró a su nieto y este asintió – no sabemos que son esos documentos, pero si lo importante que son para el que ha sembrado tanta muerte.
- ¿Su capitana? ¿y como se llama su capitana jovencita?
- Gates, Victoria Gates.
- Bien. Pues vayan a ver a su capitana y tráiganla aquí. No pienso hablar con nadie más que no sea Victoria Gates… ¿no les gustan las chocolatinas?

Y ahora ¿Qué?... ¿Qué iban a hacer ahora? Esto era una pesadez, cada vez que tenían algo claro, se complicaba de nuevo.

- Tengo que hablar con mi compañero en privado por favor –pidió Sarah
- Claro… pueden pasar a mi despacho - y levantándose les abrió una de las puertas cercanas.

Espósito se levantó con desánimo y siguió a Sarah hasta el despacho de la periodista.

- Joyce ¿Por qué haces esto? Esta mañana casi me matan y ellos han acabado con aquel tipo.
- Se lo que hago Teddy, tranquilo, sé lo que tengo que hacer – el chico negó con la cabeza.

En el despacho de Joyce, Sarah fotografiaba mentalmente las paredes del despacho, fotografías con políticos, recogiendo premios… esa mujer tenía hasta un ¿reconocimiento de la policía por su colaboración? Se lo mostró a Espósito.

- Quizá no confíe en nosotros…
- O quizás no es de los nuestros… -le contestó de inmediato él.
- Vale, pues nos llevamos a Grady y consultamos a Victoria. Si no es de los nuestros, no creo que le haga ninguna gracia que nos llevemos a su nieto.
- Espero que tenga esos documentos a buen recaudo. Por su propio bien.

Salieron del despacho, apenas unos minutos después de haber entrado. Sarah intentó poner la cara más encantadora de la que fuese capaz.

- Bien señora Loods. Necesitamos hablar con nuestra capitana. Por su propio bien le advertimos que esos documentos pueden poner en peligro su vida…
- Sarah, traiga a su capitana, y no se preocupe que de mi vida… ya me encargo yo, querida.
- Como quiera señora Loods. Ted, en marcha.
- No. Prefiero quedarme con ella.
- No es discutible Ted, puede que nadie vaya tras ella, pero si tras de ti.
- Teddy, cariño, tienen razón – Espósito miró a Sarah – ve con ellos.

A Espósito Sarah le parecía manejar bastante las conversaciones, cosa que le aliviaba, porque en su equipo esa parte era cosa de Beckett y ni el ni Ryan tendrían tanto tacto.

Sarah decidió que no iría a ver a Ben. Esta vez era demasiado importante. Tenía que llamar directamente a Victoria. Si para Victoria era importante, para ella era urgente. Cogió su móvil y marco el teléfono secreto de ella.

Victoria apenas acababa de meterse en la cama. Estaba agotada. Oyó sonar el móvil y su marido soltó un gruñido como queja.

- Debe ser importante – dijo ella intentándole quitar hierro
- Siempre es importante – le contestó él, llevaba demasiado tiempo sin dormir.

- ¿Diga?
- Soy Sarah. Lo tenemos localizado – dijo intentando que ella lo entendiese sin necesidad de dar más datos por teléfono – pero ha surgido un problema y … tiene que verla.
- Llevo más de 40 horas sin dormir…
- Es importante.
- Está bien… en su banco preferido en 30 minutos.
- Gracias

- Te vas ¿verdad? –le dijo su marido observando como salía de la cama
- Lo siento, es importante.
- Ya. Eso ya lo dijiste antes.
- Prometo que cuando esto termine cogeré unas largas vacaciones.
- ¿Cómo la última vez? ¿Cuántos días fueron? ¿cinco?
- Te prometo que esta vez será un mes.
- Esta vez te la haré cumplir. Ten cuidado, anoche no lo pase nada bien.

Llego a la residencia y pasó al jardín, vio a Sarah esperándola en el banco.

- ¿Qué ocurre Sarah?
- Finalmente Grady recordó, el paquete llevaba una contraseña y era para su abuela. Fuimos a verla y..
- ¿Cómo? ¿Fuisteis a verla sin consultarnos?
- Victoria… yo… había que darse prisa
- Ya hablaremos… ¿Qué ha ocurrido?
- Se niega a darnos los documentos, dice que quiere hablar con usted en persona.
- Y tu ¿Qué opinas?
- Que tiene una condecoración por ayudar a la policía, mil fotos con políticos, portadas con su nombre narrando resoluciones de casos importantes, y dejó que Espósito y yo nos llevásemos a su nieto de su casa… Me huele a que es una aliada de la policía y quiere sacar tajada de esto.
- Vamos Sarah, vayamos a ver a Joyce Loods.

Gates no tenía fuerzas para volver a pasar por otra sorpresa. Llamo a Ryan.

Sarah y Gates llegaron a la casa de Joyce, ella seguía despierta, volvió a abrir la puerta con el mismo libro en la mano. Dejó que pasasen sin decir nada y les señaló el sofá. Tomaron asiento

- ¿Qué has hecho con mi nieto Victoria?
- Yo también me alegro de verte Joyce. Esta a salvo. Y bien… ¿Qué es lo que quieres?
- Me sorprendió recibir toda esa documentación. Smith fue claro. No hacer nada hasta que el muriese. Y así lo he hecho. Me enteré de su muerte el lunes. Y hice lo que él me había pedido. Una única llamada, desde un número que nadie pudiese identificar y en el que tenía que decir que tenía los documentos de Montgomery, eso y colgar. Sin más. Simplemente tenía que sentarme a esperar. Si alguien atentaba contra la detective Katherine Beckett y la mataba, tenía derecho a publicar los documentos que me mandaban. Pero mientras ella siguiese viva, me pedía que le devolviese un antiguo favor, y no lo publicase. Y ahora aparece tu equipo, que sabe que tengo los documentos. ¿Qué es todo esto Victoria?
- Cuéntamelo tú, yo no tengo los documentos.
- En el paquete que recibí, venían las instrucciones de Smith y un sobre cerrado, y me pide que no lo abra a no ser que Katherine Beckett fallezca. Y así lo he hecho.
- Y ¿Por qué me has llamado?
- Victoria… no voy a entregar ninguna información a nadie, a simple vista, con tanto capitán muerto, tenéis montado un bonito follón interno ¿en quien quieres que confíe? ¿en un poli hispano y una adolescente recién salida de la academia? Cuando me dijeron tu nombre la cosa cambio.
- ¿Pero? Porque hay un pero… - dijo Gates
- Colaboro, te doy lo que buscas, y tú me das todo lo necesario para que pueda publicarlo sin que se filtre a nadie primero, como en los viejos tiempos.
- ¿No te has jubilado?
- No tenía nada interesante que contar.
- No sabemos a lo que nos enfrentamos.
- ¿Me vas a decir tu también que mi vida corre peligro? Creo que cuando nos jubilamos tenemos claro que nuestra vida corre peligro… No me asusta, estoy mas cerca cada día.
- Esta bien Joyce, desengrasa tus dedos – le dijo tendiéndole la mano – ¿Donde están esos documentos?
- Como comprenderás no los voy a tener aquí. Están en la caja de seguridad de mi banco. Hasta el lunes no tendremos acceso a ellos

Victoria arqueo sus cejas mirándola fijamente. Si pensaba que iba a tragarse eso, es que no la conocía lo suficiente.

- Joyce… me bastan las copias que tendrás escondidas en alguna parte…
- ¿Me estas acusando de…?
- Joyce – la cortó Gates - ¿Crees que voy a tragarme que no te has hecho una copia para documentarte e ir escribiendo?
- ¿Nos conocemos demasiado bien verdad Victoria?

Sarah se levantó y fue hasta el libro que Joyce llevaba en la mano cuando les había abierto la puerta, lo abrió y descubrió que había dado el cambio por las hojas originales, poniendo en su lugar copias de informes policiales, recibos, fotografías…. Se lo entregó a Victoria.

Joyce sonrío. Esta vez no tenía pensado publicar una noticia en los titulares de los periódicos. Esta vez tenía que saltar a la fama mundial, y llevaba dos meses trabajando en el manuscrito que estaría listo si alguna vez Katherine Beckett era asesinada, en cuanto eso ocurriese, su libro saldría a la luz.

- No sabes con quien estas jugando Joyce. Realmente no lo sabes. El lunes necesitaré los originales.
- Siempre que cumplas con tu trato y me devuelvas la copia.
- El lunes Joyce.
Salieron de la casa de Joyce.
- ¿Cómo sabías que lo escondía en el libro?
- Espósito y yo estuvimos en su despacho hablando. Su portátil estaba caliente. Pero ella nos dio la sensación de estar leyendo en su sofá.

Victoria asintió. Ahora tenia que llamar a casa y aunque su marido se enfadase, tenía que despertarle y decirle que aquella noche no iba a dormir a casa, y lo que era peor… él tendría que salir de inmediato para ponerse a trabajar. Era su deber como fiscal…
Pensó en Beckett, miró el reloj, en Nueva York era la una de la mañana, en Londres serían las seis, en un par de horas la llamaría para que pudiesen volver cuanto antes. Tenía que organizar de nuevo su equipo, y más ahora que ella iba a estar ocupada en preparar ese caso para el juicio.

En Londres, ajena a todo eso, Kate se daba la vuelta y enredaba dormida sus brazos en el cuerpo de Richard, él despertaba, como cada vez que ella se movía y se colocaba de forma adecuada, para que sus extremidades no se quedasen dormidas y cubrirla con sus brazos todo lo posible. Besó su frente y ella suspiró en sueños. El cerró los ojos saboreando la calidez de sus pieles rozándose y deseando que no amaneciese en todo el día.
****************
FIN DEL CAPITULO 23
G R A C I A S por leer hasta aqui. Espero no defraudaros.

y ahora un pequeño extra para CATA CASTILLO

No había palabras que describiesen su ira. Nunca se había esperado algo así de ella. ¿Cómo podía haberle hecho algo así? ¿a él?

Desde el primer día que se conocieron cayó en sus manos y se dejo dominar por ella. A veces, cuando el estado de ánimo de ella no era bueno, le apretaba y exprimía hasta la saciedad, provocándole unos tremendos sofocones, le dejaba medio tirado y no volvía a por él en horas. Y él siempre esperaba pacientemente. Lloviese o no, a la sombra o bajo el sol de justicia de Andalucía. Y no se rendía nunca, ni siquiera cuando los termómetros de las horas centrales del día sobrepasaban los cuarenta y a ella le apetecía ir hasta la playa con el aire acondicionado a tope. Ahí estaba él, pendiente de dar todo su potencial y no fallarla nunca. ¿Y la música? ¿Acaso a ella le importaba cuales eran sus gustos musicales? Simplemente le ponía el volumen a tope y le apretaba más de la cuenta, porque al final eso de la velocidad es relativa, y va unida proporcionalmente al sonido… ¿Y cuando volvía de la playa toda llena de arena y sal? E incluso alguna vez mojada…y él jamás se había quejado, al contrario.

Y ahora ella… le estaba engañando con un Ferrari… un niño pijo idiota que con su color rojo brillante y su escudito amarillo se creía el más guapo de la fiesta. Vale que él ya tenía unos cuantos arañazos en su carrocería pero ¿y que? Eran las cicatrices que la calle le marcaba. Sabía que se iba a acordar de él cuando visitase la gasolinera… si guapita si, porque vale que él sólo tenía 70 cv de potencia, pero con 30 euritos tenía para moverse casi diez días, pero el amiguito pijo, ese con 30 euros no tenía ni para acercarse a comprar el pan por la mañana. ¿Y que le iba a decir del techo? ¿Dónde iba con ese listo sin techo en Andalucia? ¿estaba loca o que?

Secretamente sabía que le echaría de menos en cuanto acomodase su cuerpo en aquellos asientos de cuero… se iba a enterar bien de lo que era quemarse.

Le iba a echar de menos si… y el ya planeaba su venganza por haberle sido infiel. En cuanto volviese, iba a cargarse la batería….

Yo que tu.... tendría cuidado

el capitulo como siempre genial, pero el extra................ es buenisimo,genial de verdad!!! =)

fabuloso capitulo

Me muerooooo pero no tanto por el capi sino POR LO EXTRA!!!!!!!!
MAGNIFICO!!! gracias Cata por decir Ferrari, sin ti este edtra no existiria!!!!!

Del capitulo, ya no tengo palabras, ya sabes lo que pienso de como escribes
Sigueeee que esto se pone cada vez mejorrrr

Me encantó sigue!!

siguee

excelente :eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee