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Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09

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Mensaje por Beckett_Castle_Alba Mar Jul 17, 2012 10:21 pm

Que estupendo capítulo Anver! Clap
Me encantó el juego que se traen los dos con la moto, me imagino a Castle subido en una moto y es que se vería tan mono jeje Ha sido un capítulo muy divertido, la cara de sorpresa que se le debió quedar a Beckett cuando vio a Castle conduciendo perfectamente la moto Laughing
La resolución del caso me pareció muy buena, al fin y al cabo la mayoría de los asesinatos suelen ser crímenes pasionales, lo que más me gustó fue descubrir que realmente la hija de Murray no era su hija, vaya vida de mentiras llevaba el pobre sin saberlo.

Estupendo capítulo, ahora que ya han acabado el caso tengo ganas por saber como seguirá la historia con ese viaje por Europa que le prometió Castle a Beckett Smile
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Mensaje por May Mar Jul 17, 2012 10:25 pm

Cada día estoy más enganchada a tu fic Very Happy

Estoy deseando ver lo que nos tienes preparado ahora que ya terminaron el caso Love
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Mensaje por eectcastle Mar Jul 17, 2012 10:29 pm

Me encanta tu fic espero que ppngas el proximo capitulo pronto!!!!
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Mensaje por silvanalino Miér Jul 18, 2012 2:14 am

Entre que los ingleses son aburridos por no tirar ni un tiro y el tema de vestirse de negro para manejar la moto, GENIALLLLLLLLLLLLLLLL
El siempre tienes secretos....
ADORO TU FIC...y soy objetiva
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Mensaje por AlbaKB Miér Jul 18, 2012 3:58 am

genial el capitulo sigue prontooo!!!! Happy Clap
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Mensaje por Anver Mar Jul 24, 2012 4:52 am

Mil Gracias por vuestras opiniones sobre el capitulo anterior.

**************
CAPITULO 29

El lunes en Nueva York había sido bien diferente al de Londres. Joyce Loods les tenía que hacer entrega de los documentos originales que implicaban al senador Powell en toda aquella telaraña de poder, dinero y corrupción. Gates no podía negarlo, estaba impaciente por recuperar esos documentos. El poder que tenía el senador era tal, que temía que ocurriese cualquier cosa y esos documentos desapareciesen. El banco estaba totalmente tomado por el cuerpo de policía de Nueva York. En cuanto recuperase los documentos, los entregaría a la fiscalía y podría descansar. Se avecinaba un cambio. Un importante cambio. Había llevado a Sarah con ella. Tenía que conseguir que Sarah aprendiese algo nuevo cada día. Había perdido mucho el tiempo en la 68 desde que ella se fue.

Joyce accedió a la cámara de las cajas privadas, acompañada de Gates, Sarah, junto a varios policías más, esperaron en la enrejada puerta.

- Victoria, nunca pensé que unos documentos llegados por correo ordinario, podrían armar tanto revuelo. Parece que están atracando el banco.
- Joyce, tu sólo ves una noticia, o una historia para un libro, pero de estos documentos dependen los ciudadanos de Nueva York.

Le hizo entrega del paquete tal y como Smith lo había enviado. Gates lo miró, cogiéndolo en sus manos y comprobando que tampoco eran tantos datos, apenas pesaba. Tantos años de esfuerzo y por fin con unos frágiles papeles conseguiría acabar con todo.

¿Cuántos iban a caer ahora? Esto supondría una revolución interna. Tenía que mover baza y situar a su gente, y a todos aquellos en los que había confiado y estuviesen limpios, al mando y en sitios estratégicos. Repasó mentalmente una vez más, aquellos policías que había tenido trabajando a su lado, tan de cerca como para estimar su valía, y secretamente esperó que no hubiesen sido tocados por el poder del senador y estuviesen limpios, porque los iba a necesitar para remodelar todo el cuerpo. Sabía que no podía confiar en el jefe de policía de Nueva York, caería junto al senador, y quien sabe si también junto al alcalde… le fastidiaba pensar que el actual alcalde estuviese involucrado, aunque también recordaba como le obligó a aceptar a Castle en su comisaria. Aunque tampoco estaba tan arrepentida de tenerle allí… recordó su última conversación con Castle… ¿Habría convencido a Beckett para que volviese? ¿Qué demonios estaría pasando por la cabeza de esa chica?... Esperaba que no fuese culpa de la nube emocional en la que se encontraba por estar con Castle. Todos hacemos tonterías cuando nos enamoramos, pensó... Miró a Sarah, sonriendo embobada mientras miraba su móvil… ella también parecía demasiado “distraída” últimamente, y se dijo a si misma que le iba a costar centrar a ambas… y recorrió en un segundo los años que le separaban a ella de ese momento… si, ella también pasó por lo mismo… tiempo… sólo es cuestión de tiempo y se recobra la normalidad.

Y la verdad es que Gates sin confirmarlo, tenía razón. Sarah, al igual que Beckett, iban a necesitar tiempo para normalizarse… La tarde del domingo, Sarah había estado con Anthony, sin ningún caso por resolver, ni mil imágenes que paseasen por su mente, fue mucho más sencillo centrarse en lo que de verdad quería hacer, que fue fijarse en los ojos del chico, cuando la dejó en su casa, y acercarse tanto a ellos como para tener que cerrar sus párpados y dedicarse únicamente a saborear su boca. Ahora, pasadas unas horas, Sarah no podía dejar de ver en su mente la cara de Anthony totalmente ruborizada cuando se despidió de ella. Le parecía tan mono…

La segunda vez que Gates llamó a Sarah, fue con un tono más alto y molesto.

- Necesito que te concentres Sarah.
- Lo siento.
- ¿Crees que podrás leer esta documentación mientras la llevamos al juzgado?
- Creo que puedo hacerlo
- Hay que entregarla, quiero que intentes revisar si falta algo que Joyce no nos haya entregado y estuviese en las copias que tenía en su casa.
- Lo hare.


Gates no confiaba en Joyce, sabía que podía sacar mucho dinero con esa historia y que seguramente guardaría datos para su libro. En ese momento deseó secretamente que el libro lo escribiese Castle. Al fin y al cabo contaría la historia desde un punto de vista personal, desde dentro y dejaría bien parado al cuerpo, no como Joyce que seguro que la afrontaba de forma impersonal y les hundiría más. Gates había leído todos los libros de Castle, aunque esa era una información que no compartía con nadie. Antes de conocer al escritor, no había leído ninguno, pero le picó la curiosidad conocer como desarrollaba las historias basadas en aquella comisaria, y termino por leer incluso los anteriores. Desde entonces había aceptado a Castle por allí. Entendía la buena publicidad que hacía a la policía, y eso era positivo para todos.

Gates subió a la parte de atrás del coche camuflado, junto a ella Sarah. Le dijo al policía que no se diese especial prisa y que se lo hiciese saber a los coches que les escoltaban. Quería que Sarah tuviese tiempo para revisar lo máximo posible.

- ¿Todo bien? – le preguntó
- Por ahora todo lo que estoy viendo, ya lo vimos ayer en comisaria.
- Continua Sarah, es importante.

En la 12, Ryan y Espósito continuaban buscando y contrastando información para poder implicar y descartar compañeros. A Espósito ese trabajo no le estaba resultando nada agradable de realizar, pero la conversación que había tenido el día anterior con Gates, le había convencido de que tenían que hacerla. A él no le gustaba sospechar de ningún compañero, todos estaban en la misma guerra, pero Gates le había dicho: “Las guerras, como usted dice, son para librarlas contra el enemigo. Cuando un compañero cambia de bando, usted es su enemigo. Recuerde que no fue un compañero quien dio la orden de matar a Montgomery, ni era compañero quien le facilitaba información al senador, era un enemigo. Usted tiene que luchar contra crímenes, violencia, robos, no contra enemigos vestidos con uniforme de amigos, a esos hay que exterminarles, por su bien, y por el de los ciudadanos que ha jurado proteger cuando accedió a este puesto, y ahora por favor, salga de mi despacho y haga su trabajo, busque a los que ayudan al senador vestidos de uniforme

No le había convencido, porque para encontrar, primero tenía que sospechar… y equivocarse con un compañero era duro… Se sentía cansado, y pensó en bajar a ver a Lanie. Aún tenía una conversación pendiente con ella, el cansancio de esos días no le había dejado tiempo para hablar sobre ambos, y aunque el laboratorio no era el mejor sitio, al menos podía despejarse e intentar, al menos, tantear la opinión de Lanie y quedar con ella para hablar en otro momento.

Cuando Espósito bajó al laboratorio de Lanie, ésta estaba embelesada sobre su microscopio y no le oyó entrar. Él se quedó recostado en el marco de la puerta, observándola, sin querer hacer ningún ruido. Miró de arriba abajo su cuerpo, de pie e inclinada sobre la encimera, parte de sus rizos tapaba la cara, y él se recreó en su curvada silueta. Lanie era como una tormenta. Fuerte y temida, refrescante y deseada, eléctrica y pasajera… y esto último era precisamente lo que él no quería que fuese. Podía soportar además su valentía y decisión sin sentirse tan intimidado como el resto de los hombres, él ya había pasado lo suyo en la vida como para sentirse intimidado por nadie. Él había estado en Iraq, la muerte era lo único que conseguía intimidarle. Le encantaba su lengua mordaz, su afán por decir la última palabra, aunque a veces eso de desesperase, pues su cabezonería le hacía querer quedar por encima llevase o no razón. Todo el conjunto de su personalidad le atraía y enamoraba, y esa silueta era el lugar donde quería perderse… Ella era su tormenta y él quería verse atrapado en ella.

Se acercó despacio, le encantaría abrazarla, pero quería solucionar las cosas, no estropearlas más.

- Lanie – le dijo muy despacio en voz baja - ¿te interrumpo algo importante?

Ella levantó la cabeza, retirándose del microscopio y giró su cabeza para mirarle.

- ¡Javi!, ¡Tú por aquí! Que honor ¿Necesitas algo?
- Si… despejarme. Gates quiere que hagamos de inspectores del diablo y que investiguemos a cualquier policía que pudiese estar implicado con el senador. Esta cazando brujas y no acabará hasta que no haga una hoguera más alta que el Empire State.
- Pues no creo que este sea el lugar más idóneo para despejarte… A no ser que busques compañeros silenciosos, si es así pasa al fondo y sírvete tú mismo…
- Vaya recibimiento que me haces, bonita forma de decirme que no soy bienvenido… -le dijo, pero sin ninguna intención de marcharse de allí.
- Oh, lo siento Javi, no quería que sonase así. ¿Te apetece un café y nos despejamos ambos? – le dijo caminando hacía la salida del laboratorio
- Si claro… - dijo él siguiéndola.

Lanie se dio cuenta de su error, le había mandado a buscar compañía entre los cadáveres del depósito, cuando en realidad quiso decir que allí no había mucho entretenimiento… pensó que tenía que controlar su lengua. No siempre lo que salía de su boca era precisamente lo que su mente quería expresar, su lengua trabajaba con más rapidez que su mente, y montaba las frases que podían parecer hirientes sin que en realidad esa fuese su intención. No pretendía dañar a Espósito. Al contrario. Javi era especial para ella. Le encantaba su carácter. Era abierto y extrovertido, bromista y socarrón, un tipo atrevido, con toda la labia del mundo concentrada en sus oscuros ojos, era fuerte, duro, pero tierno y sentimental, y eso le encantaba. Le gustaba su cuerpo fibroso y su físico hispano. Además era de los pocos hombres que no habían huido cuando ella había estallado en una tormenta de furia al enfadarse por algo. No le importaría en absoluto volver a intentarlo con él, pero ella le alejó y ahora era complicado que volviesen a estar juntos.

- Lanie, no he tenido tiempo de darte las gracias por todo lo que has hecho esto días – le dijo entregándole el café
- Vamos Javi… no fue nada
- ¿No? aceptaste a Sarah en tu casa sin preguntar… me dejaste tu sofá… llamaste a Ryan…
- Tu hubieses hecho lo mismo…
- No creo que hubiese dejado que trajeses a un tío a mi casa…
- Javi, Sarah es una niña adorable… si yo me presentase en tu casa con un adolescente desvalido seguro que hacías lo mismo que yo..
- Por cierto la niña adorable trabaja en la 12 con nosotros desde ayer…
- ¿Me lo dices para darme celos?

Espósito no pudo articular palabra, simplemente la miró. ¿Que pasaba por la mente de Lanie? ¿Era esa pregunta la respuesta que él estaba buscando? ¿Se lanzaba a besarla?

Lanie sintió que la sangre hervía en sus mejillas. De nuevo su lengua le había jugado una mala pasada, adelantándose al control de su mente, diciendo lo que no debería haber dicho. Y esos ojos oscuros mirándola… miró sus labios…

¡Que demonios!, si no lo intentaba no podía saberlo, se acercó a ella, muy despacio, viendo como ella miraba su boca, ella no se alejaba…

- No tienes de que preocuparte Lanie – le dijo empezando a acariciar sus labios con su boca – no tengo intenciones de darte motivos para que vuelvas a echarme
- ¿Para que vuelva a echarte? – contestó ella en su boca correspondiendo a su beso
- Esta vez no vas a echarme de tu vida Lanie… esta vez no, te quiero ¿sabes?

Gates y Sarah entraron en los juzgados, Sarah no había encontrado nada raro diferente en aquellos documentos, pero quería volver a revisar los que tenían en comisaria para poder estar completamente segura. Gates saludó a su marido, con un saludo cortés y distante, de trabajo. Le hubiese gustado abrazarse a él y compartir toda la alegría que sentía en ese momento, al entregarle todas las pruebas originales que encerrarían al senador y toda su camarilla.

- Victoria, ¿Qué quieres hacer con la periodista?
- Nada. Nos ha entregado la documentación, no ha puesto ningún impedimento.
- Sabes que podemos acusarla…
- No es necesario, pero hablaré con ella. Volvemos a comisaría, hay gente implicada y para ellos si necesitaré…
- Tráeme sus nombres y te las daré.

Gates y Sarah volvieron a comisaria. Cuando llegaron, Espósito y Ryan iban a salir a comer con Lanie. Ryan le pidió a Sarah que les acompañasen. Había visto esa mirada de corderito en Espósito, y sabía que de nuevo entre él y Lanie estaba pasando algo. Y no le apetecía comer sólo con ellos. Sarah accedió encantada. Ellos eran sus nuevos compañeros y quería conocer sus vidas.
Entraron en el restaurante, y saludaron al camarero que les indicó que podían sentarse en su mesa mientras les preparaba sus bebidas. Se fijo como el camarero reparaba en ella y le preguntó que quería beber. Minutos mas tarde cuando llevaba las bebidas a la mesa, les preguntó por Castle y Beckett, Ryan le contestó que estaban de vacaciones, y el camarero no hizo ninguna pregunta más. A Sarah le quedó claro que sus nuevos compañeros siempre comían juntos.

- Hablarme de Beckett y de Castle por favor – les pidió
- Bueno… esa es una historia larga – dijo Ryan
- Turnaros… - contestó Sarah – por favor… Gates me ha dicho que trabajare con ellos.

Los tres se miraron… podía ser divertido contar la vida de sus compañeros, pero no debían hacerlo… Lanie tomó la palabra.

- Beckett ha renunciado Sarah. No sabemos si volverá a trabajar como policía.
- ¿Estás segura? Gates parece que lo tiene claro.
- Beckett y Castle viajaron a Europa huyendo del asesino contratado por Powell para acabar con ella y estarían allí algún tiempo… Beckett renunció antes de marcharse, yo no he hablado aún con ella ¿vosotros chicos? – ambos negaron con la cabeza – no sabemos si tiene intenciones de volver… ¿Qué te ha contado Gates?
- Que forman un buen equipo y que trabajaría con ellos… y aprendería mucho de ambos, y de todos vosotros...

Los tres se miraron.. ¿Eso quería decir que Gates aceptaba a Castle en comisaria? Era sorprendente….

- ¿Qué sabe Gates que no nos ha contado? – dijo Espósito
- Bueno, quizá les llamase para decirles que ya podían volver y … - continuó Ryan
- Claro… nosotros no hemos hablado con ellos…
- Deberíamos llamarles ¿Qué hora será allí? – dijo Ryan
- No. Será mejor que les dejemos recuperar el tiempo, les podemos mandar un mensaje… -zanjó Lanie- Esta noche le enviare un mensaje a Kate…
- ¿Ellos son pareja verdad? – preguntó Sarah.

Los tres se miraron riendo

- ¿Qué? – preguntó Sarah.
- Es una larga historia Sarah – dijo Lanie – pero si, parece que son pareja…

Lanie decidió contarle como había aparecido Castle en comisaría, y como llevaba allí cuatro años sin despegarse de Beckett. La conversación se animó y contaron como habían resuelto algunos casos con las teorías descabelladas del loco escritor, se reían cuando recordaban como le tomaban el pelo, y le alagaban cuando hablaban sobre sus conocimientos en muchas áreas que ellos desconocían, era un tipo que se tomaba en serio su trabajo e investigaba para sus libros. Tras unos largos minutos en los que los cuatro no podían dejar de reírse recordando una anécdota sobre un caso, se hizo un silencio que Sarah rompió con un pensamiento en voz alta…

- Vaya… cuatro años… Castle debe estar muy enamorado, eso es tener paciencia y luchar por lo que se quiere….

Los tres amigos callaron. Sarah tenía razón. Castle moriría por ella. Los tres se preguntaron que debió ocurrir el día anterior a que Beckett casi muriese en aquella azotea, porque Castle desapareció y la dejó sola. En algún momento al escritor se le había acabado la que parecía ser infinita paciencia. Espósito y Lanie cruzaron miradas cómplices tomando mentalmente nota de que el amor, también significa paciencia.

Terminaron de comer y volvieron a comisaria. Gates quería ir a hablar con Joyce Loods, y quería que Sarah la acompañase.
Llegaron a la casa de Joyce. Gates se paró en seco antes de llegar a la puerta, y sacó su arma señalando a Sarah la cerradura forzada. Sarah hizo lo mismo.

- Sarah, no te lo pienses, si hay un arma apuntándote, dispara – le dijo en un susurro.

Gates se descalzó, deshaciéndose de los tacones, y empujó la puerta entrando la primera sin hacer ruido. Sarah pensó que si había dentro alguien que quisiera hacerles daño, el estruendoso golpeteo de su corazón las estaba delatando…

Gates le hizo una seña para que se pusiese al otro lado de la entrada, y la cubriese mientras entraba en el salón, donde el sábado anterior Joyce les confesaba que tenía la documentación.

En el suelo, junto a los sofás, el cadáver de Joyce se hallaba sobre un charco de sangre. La habían ejecutado, como a Smith, con un tiro en plena frente.

Revisaron la casa sin encontrar a nadie. Llamaron a comisaria y se dedicaron a observar la casa.

- Se han llevado el portátil –dijo Sarah – han dejado el cargador puesto.
- ¿Dónde crees que podría guardar la segunda copia de los documentos? – preguntó Gates.
- ¿Quizá en otro libro?
- Tiene una biblioteca de escándalo, no podemos mirar ahora uno por uno… - dijo Gates mirando las paredes del despacho forradas de estantes con libros…
- No pero… se cual puede ser el libro… - y echando un único vistazo a la pared, cerró los ojos, abriéndolos segundos después y encaminándose hacia las estanterías.

Sarah cogió un libro “Cincuenta y tonos más oscuros” y el que estaba a su lado “cincuenta y sombras liberadas” tendiendo este último a Gates y abriendo el primero…

- ¿Como es posible?...
- Este también es una copia – dijo Sarah
- ¿Tendría alguno más?
- Es una trilogía, espero que no…

Gates se acercó sobre Joyce… Estaba claro que no les había dicho donde estaban las copias. Alguien más poderoso que Powell estaba intentando saber más…

- ¿Por qué la habrán matado? – preguntó Sarah
- Quizá quieran saber que nombres aparecen aquí, y quieran liquidarlos antes de que hablen… tendremos que ser más rápidos Sarah…

Espósito acompañó a Lanie hasta su casa, besándose en el portal. Ella le invitó a subir, y él se negó.

- En otro momento Lanie. Hoy no.

Cuando Lanie entró en el portal se acordó de Kate… ya sería tarde en Londres pero tenía que enviarle un mensaje…

Kate, cuando salgas un momento de la cama de tu escritor, podrías ponernos al día sobre tu (vuestras) vida(s), parece que Gates sabe más de ti (vosotros) que tus amigos. ¿Voy a tener que ir también hasta Londres para saber lo que ocurre?

Brrrrrr brrrrr

El ruido del mensaje despertó a Kate. Una vez más, no podía moverse, atrapada entre los brazos y las piernas de Richard, alargo como pudo el brazo hasta la mesita, y cogió el móvil. El movimiento despertó a Richard, que la apretó aún más contra él.

- Rick, vas a romperme una costilla…
- Lo siento… lo siento – le dijo aflojando el abrazo - ¿Qué ocurre?

Kate le enseño la pantalla…

- Apuesto a que vendría nadando – dijo Richard
- Tiene razón… nos fuimos sin casi dar explicaciones y no les hemos llamado
- ¿Vas a llamar ahora?
- No, pero voy a contestar, mañana tendré que llamar… ¿me lo recordarás? – comenzó a escribir una respuesta
- Depende – le dijo él cerrando los ojos y volviendo a apretarla contra él
- Rick afloja… al final acabaré en el hospital… ¿depende de que?
- De cómo me pagues por hacerte de secretario – le dijo con los ojos cerrados
- Un segundo que termino…
- ¿Qué le has puesto?
- Que estaremos de viaje dos semanas y que mañana la llamo sin falta, si a mi secretario particular no se le olvida recordármelo
- Insisto que tengo precio…
- Bueno… quizá deje que te lo cobres como tu quieras… - dijo ella con picardía
- ¿En serio? – preguntó incorporándose levemente y abriendo los ojos – porque tengo un par de ideas… - le dijo cogiendo su oreja entre los labios y mordisqueando levemente su lóbulo
- Rick…
- ¿Qué?
- Primero recuérdamelo y ya veremos mañana…
******************
FIN DEL CAPITULO 29

G R A C I A S por leer hasta aqui.
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Mensaje por Beckett_Castle_Alba Mar Jul 24, 2012 6:16 am

Que ganas tenía de leer el capítulo nuevo, me ha encantado Happy Clap
Me gusta mucho que por fin Lanie y y Espósito se hayan dejado de tonterías y hayan vuelto juntos, siempre me ha gustado mucho esa pareja.
Sarah no ha podido tener mejor acogida, parece que a todos le agrada tenerla por allí, es muy buena y seguro que será de mucha ayuda en la 12.
La muerte de Joyce no me la esperaba, pero tiene lógica, todos los que van tras el caso de la madre de Kate están en peligro, espero que Gates se mueva rápido y no les pasa nada a ninguno.

Continualo pronto por favor, me encanta Wink
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Mensaje por castle&beckett..cris Mar Jul 24, 2012 9:37 am

preciosoo siguee
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Mensaje por Teresita_yocastle$$NYPD Mar Jul 24, 2012 9:58 am

Me ha encantado todo el capi
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Mensaje por silvanalino Mar Jul 24, 2012 10:21 am

Me gusta mucho que por fin Lanie y y Espósito hayan vuelto juntos, siempre me ha gustado mucho esa pareja y me parece que siempre cerraba el tema de las tres parejas.
Sarah en la 12, espero que a kate le caiga bien...
La muerte de Joyce fue perfecta todos los que van tras el caso de la madre de Kate están en peligro o muertos, espero que Gates se mueva rápido sino el viaje por europa durara dos años
Y quiero el pago por ser secretario......
Bien Anaaaaaaa!!!!!!
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Mensaje por mary530 Miér Jul 25, 2012 3:42 pm

Vaya.. Anver este capítulo te quedo súper Exclamation Exclamation Exclamation Very Happy


Estoy de acuerdo con Sil en que Lanie y Esposito son una gran pareja Happy Clap Happy Clap Happy Clap

Sigue pronto... Awesome

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Mensaje por moni valdes Jue Jul 26, 2012 9:10 am

aaaaaaaaaaaaa me encanto tu capitulo

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Mensaje por Anver Sáb Jul 28, 2012 9:52 am

Gracias a todos por vuestros comentarios, ando con escased de tiempo para contestar.

CAPITULO 30

Amanecía en Londres, y él se removía intranquilo en sueños, susurrando palabras ininteligibles y aferrándose más a su cuerpo, apretándola contra sí, hasta conseguir que ella despertase asustada. Se giró como pudo entre sus brazos hasta poder quedar frente a él y comprobó que efectivamente, tenía una pesadilla. Acarició su cara y su cuello, mojados por el sudor frío que ese mal sueño le estaba causando, paso los dedos entre su pelo, intentando tranquilizarle pero sin despertarle, no quería asustarle. Él se estremecía y con cada sacudida apretaba más aún su cuerpo contra él. Veía como se movían sus ojos bajo sus pupilas, rápidos, soñando.

- No Kate, Kate, no, no por favor – decía él entre sueños
- Shiss, estoy aquí, shisss, tranquilo cariño, shisss, estoy aquí – susurraba ella sorprendida de sus propias palabras
- Kate, aguanta, no, no – él se empezó a agitar con más fuerza, tenía que despertarle- ¡KATE!
- Rick, Rick, despierta, tienes una pesadilla cariño, vamos despierta Rick – le dijo agitando suavemente su cabeza y besándole la cara

Él abrió tanto los ojos y tan rápido, que ella se sobresaltó.

- Tenias una pesadilla – le dijo notando como él la apretaba contra si.
- Lo siento… te he despertado
- Rick por favor, suéltame un poco…. No me voy a marchar
- Perdona… - dijo aflojando su abrazo
- ¿Qué ocurría?

Él la miró. Dudaba si contarle su sueño. Había pasado tanto miedo. En su pesadilla ella se hundía, en un remolino de agua, y él desde fuera no podía alcanzar su mano, sus dedos se rozaban, su contacto se perdía, ella se hundía y desaparecía…

- Nada, no era nada – le dijo besándola
- ¿Nada? Me estabas llamando… ¿Me lo vas a contar?

¿Cómo iba a decirle que se sentía culpable de todo lo que le había pasado? Desde su llanto en la comisaría cuando mató al asesino a sueldo de su madre, pasando por la bala de su pecho, por los moratones de su cuerpo y por los momentos de angustia que debió vivir colgada de aquella azotea… y todo por su culpa. Como en su sueño, él tenía la culpa, él era quien resbalaba y la empujaba sin querer, dejándola caer sobre el remolino de agua. En la realidad, fue él quien reabrió sus ganas de saber quien y porqué habían matado a su madre, fue él quien la puso en peligro.

- ¿Te estaba llamando? Nooo… ¿de verdad?

Ella le miró inquisitivamente… la estaba mintiendo. Lo notaba.

- ¿Por qué mientes? ¿Qué ocurre? Es sólo un sueño, puedes contármelo.

Él intentó hacerla callar besándola, pero ella estaba demasiado intrigada por su silencio como para corresponder a aquel beso. Echó hacía atrás su cabeza, separándose de él y mirándole seriamente. Le acarició la mandíbula, tratando de que él se tranquilizase e intentando que confiase en ella. Lo que soñaba no podía ser tan malo como para no querer contárselo. Se acercó a su cara, rozándose con la nariz y depositando un suave beso en sus labios.

- Quiero saberlo – le dijo en un susurro.

Sintió su mano en su cara, sus ojos en los suyos, su nariz rozándole amorosamente y esos labios… remató la escena con su voz, susurrante y melódica… “quiero saberlo…” y a él se le desmontó el mundo… se sentía como los sospechosos en la sala de interrogatorios, y confió, y se soltó… sólo ella podía arrancar una confesión…

- Todo ha sido culpa mía – dijo

Ella no habló, se limitó a mirarle, esperando a que él continuase la explicación. No entendía nada y esto tenía tinte de ser una confesión por algo, no el relato de su pesadilla.

- Desde el primer día. Todo ha sido culpa mía. Yo y mi manía de meterme en tus asuntos. Yo no sabía como conquistarte, yo pensaba que si encontraba al que asesinó a tu madre te echarías en mis brazos. No pensé, no quise pensar en ti. Solo pensé en mí, en lo que yo quería… cuando me quise dar cuenta de que te estaba empujando a tu propia muerte, ya era tarde, tú ya no querías parar. Lo intenté, intenté que abandonases… pero no me escuchaste y me echaste de tu lado.

Ella le miraba, tranquila, serena, callada, acariciando su cara con los dedos.

- Esto no te lo había dicho nunca, tu padre vino a hablar conmigo, me pidió que te hiciese cambiar de opinión, hasta Montgomery me pidió que lo hiciese… pero tu no escuchaste… me gritaste, me echaste de tu casa… había sido yo quien te empujó y no podía hacer nada por pararte. Yo no conocía a tu padre Kate, y él estaba realmente preocupado por ti y yo no me había dado cuenta, Kate, no me di cuenta que podías morir hasta que él vino a decírmelo.

Hizo un silencio para besarla.

- Y te dispararon por mi culpa. Casi mueres por mi culpa… no te puedes hacer una idea de lo que fue saber que iban a dispararte y no poder llegar a tiempo para apartarte, ver tu sangre… tu cara… ir contigo en la ambulancia y no saber si llegarías al hospital con vida – de sus ojos empezaron a brotar lágrimas – y todo por mi culpa…

Ella limpió una lágrima con su dedo pulgar

- No digas tonterías – le dijo suavemente, sin perder la calma
- Cuando Josh salió del quirófano casi me da una paliza allí mismo… Alexis se abalanzó sobre él… y tu padre intervino tajante… pero Josh tenía razón… fue por mi culpa
- ¿Cómo? ¿Josh? ¿Te pegó?
- No. No llego a hacerlo, solo me empujó, le sujetaron
- ¿Por eso cuando viniste a verme ni os mirasteis?
- Él tenía razón… fue por mi culpa.

Ella se quedó callada, ahora entendía porque Josh le pidió que dejase de ver a Castle, le culpaba a él…

- Y cuando Smith me llamó y me dijo que debía mantenerte alejada… Kate… recordé tu cuerpo en esa camilla, yo no podía decir que no. Montgomery quería protegerte, no lo pudo hacer con tu madre… quiso hacerlo contigo… yo solo te veía tirada en el suelo, con cara de terror, viendo como se escapaba tu vida y sin poder hacer nada… accedí, claro que accedí… me juré que te mantendría alejada…

Kate volvió a acercar su nariz a la de él, acariciándole la cara, respirando en su boca.

- ¿Sabes? Te volví a fallar… te dejé sola, no me querías escuchar… me rendí Kate, en tu casa me rendí. Yo no puedo verte morir, no puedo, yo no estoy preparado, yo… yo te amo Kate… si tan sólo me hubieses dicho algo… yo me habría quedado a tu lado, hubiese intentado que no fueses a ese hotel, y aun así no me hubieses escuchado, te habría acompañado y … Kate, fue culpa mía no estar ahí, me rendí… si llegas a caer, yo… yo hubiese muerto contigo… Todo ha sido por mi culpa.

Ella le beso. Fue un beso muy suave, muy lento, muy dulce.

- No me has fallado Rick. Yo te fallé a ti. Tendría que haberte hecho caso, no sólo hablabas por ti, hablabas por todos y no quise escucharte…. Pero, no nos debería importar que pasó… quiero que nos importe que esta pasando y que pasará, no que pasó.

Él no pudo más que besarla.

- ¿Me vas a contar que soñabas?
- Te perdía, te hundías en el agua, no podía alcanzarte… no puedo permitirme perderte.
- Ni yo perderte a ti. Rick… Rick …. yo

Él no dejó de mirarla, ahora era como si ella tomase el turno y le tocase realizar una confesión.

- Rick, te amo.

Sus miradas se mantuvieron, de nuevo creando esa línea magnética invisible, no había nada más en el mundo que los ojos de Kate, no había nada más en el mundo que los ojos de Rick. No importaba nada más, el resto del mundo se había volatilizado, ni siquiera prestaban atención al roce de sus cuerpos, al calor que desprendía el abrazo en el que estaban, ni prestaban atención a las caricias que estaban regalándose mutuamente, lo único que importaba eran sus ojos. Ninguno de los dos sabría decir a ciencia cierta el tiempo que duro aquella situación, porque realmente no les importaba lo más mínimo. En los labios de él se dibujó una sonrisa…

- Kate
- Si
- Tú...me has… me has
- ¿Qué?
- ¿Tú me has llamado cariño? – le preguntó con sorna arrugando la nariz

Ella asintió con la cabeza, en silencio , muy seria, y al ver la cara que ponía él, Kate comenzó a sonreír, contagiándole y ambos se echaron a reír ruidosamente.

- ¿Te has despertado porque te he llamado cariño?
- ¿Me has llamado cariño porque estaba dormido?
- Claro que no, intentaba despertarte…
- Tendrás que probar a llamármelo cuando no este dormido… ¿no crees? Corro el riesgo de no oírte.
- Creo que voy a ducharme, deberíamos levantarnos ya – aún le costaba exteriorizar sus sentimientos y por hoy con dos “cariño” y un “te amo” había sido más que suficiente.
- ¿Quieres que te ayude con el jabón?

Ella le miró en silencio durante unos segundos, tentada a salir de la cama y arrastrarle con ella hasta la ducha, pero no podía.

- Ceo que en otro momento Rick.

Él asintió, algo decepcionado, aunque sabía de antemano cual iba a ser la respuesta. Ella le besó rápido en los labios y se incorporó agarrando con fuerza la sábana sobre su cuerpo, dejándole desnudo sobre la cama. Él hubiese querido hablarle, decirle que adoraba su cuerpo y que cada vez que ella se cubría así el moría. Le hubiese gustado preguntarle porque tenía esa extraña manía de dejarle desnudo llevándose la sábana ¿porque ella si le podía mirar a él? Pero decidió callar, callar y esperar. Ya lo solucionaría todo, y se le estaba ocurriendo como hacerlo.

Cuando bajaron a la cocina, Harry y Jimmy ya estaban desayunando.

- Chicos anoche nos llamó el capitán Stevens. Creo que hay montado un buen revuelo en Nueva York – les dijo Jimmy – nos ha pedido que adelantemos nuestro regreso y le hemos pedido una semana ¿Os ha llamado Gates? Por lo visto vuestra comisaría esta que echa humo, tiene trabajando a doble turno a casi todos.
- No – contestó Kate – no he hablado con ella. ¿Qué es lo que ocurre? ¿os lo han dicho?
- Stevens y Gates están buscando agentes corruptos en la trama del senador. Y por lo que dice Stevens… son muchos… todos son mandos intermedios y superiores. Por lo visto han cometido un sinfín de delitos y los han ido tapando mediante esos mandos, es más, algunos de ellos fueron nombrados por el jefe de policía para poder mangonearles a su antojo.

Kate miró a Richard. Quería ir con él de viaje por Europa, pero… era su trabajo y llevaba diez días alejada de él, no le importaría en absoluto volver para ayudar a Gates.

- ¿Quieres volver antes? – le preguntó Richard leyendo su mente
- No lo sé, pero creo que debería llamar a Gates.
- ¿Ahora?
- Nooo. Allí es de noche.
- Eso me recuerda que tengo que darte un recado, has de hacer una llamada….
- Si pero a Lanie tampoco la llamaré ahora… recuérdamelo más tarde…
- Eso llevará otro pago… yo he cumplido mi trato.
- Castle, basta – le dijo tajante ella percatándose de la curiosidad con la que Harry y Jimmy les miraban.

El la miró con una pequeña sonrisa de satisfacción en sus labios.

- ¿Dónde vamos a ir hoy chicos?
- Pateemos Londres – dijo Harry

Después de desayunar, salieron a recorrer las calles de Londres. Mientras lo hacían, Richard llamó a Paula, que le maldijo por no respetar sus horas de sueño por la diferencia horaria. Él le pidió el avión privado para recorrer parte de Europa y ella quedó en llamarle más tarde, cuando “Estados Unidos” estuviese despierto para hacer llamadas. Cuando colgó a Paula volvió junto a Kate, abrazándola por la cintura mientras andaban por detrás de Harry y Jimmy.

- Te has quedado muy callada… ¿Estas segura que quieres que viajemos o prefieres volver a casa?
- Quiero estar contigo, y me gustaría conocer Europa, pero…
- Dímelo
- También me gustaría volver y ayudar a Gates ¿y si lo acortásemos una semana?

Él sonrío. Eso no era un no rotundo, era un acuerdo. Estaba contento. Primero por sus ganas de viajar con ella, y segundo porque Nueva York recuperaba a su inspectora, y a él le encantaba eso. Era un buen acuerdo.

- Esta bien… entonces sólo iremos a un par de sitios..
- Venecia
- Si, Venecia, pero el otro lo elijo yo..
- Vale… ¿Dónde?
- Delfos.
- ¿Qué hay en Delfos?
- Ya lo verás…

A medio día Richard le recordó a Kate que debía llamar a Lanie y a Gates.

- Cumpliré mi palabra – le susurró ella al oído – lo cobrarás como tu quieras.

Cuando Lanie le cogió el teléfono la acribilló a preguntas sin apenas darle tiempo para saludarla. Richard la oía contestar a toda prisa “si” “no” “Laniee” hasta que Kate soltó un silbido al teléfono que debió dejar sorda a Lanie y provocó que se tranquilizase, porque desde ese mismo momento, vio como Kate se relajaba y comenzaba una conversación más elocuente.

- ¿Vendrá a nado? - preguntó Richard cuando ella colgó
- Bueno, es normal que estuviese preocupada, Gates ha incorporado una persona nueva al equipo y ella teme que sea para sustituirme.
- ¿Ha hecho eso?
- Si pero Gates también le ha dicho a la chica que trabajará contigo y conmigo cuando volvamos.
- ¿Una chica? ¿con nosotros?
- Si Lanie dice que es muy joven
- Vaya…
- Lanie me ha dicho que Gates tiene a todo el mundo “cazando brujas” como dice “Javi”..
- ¿Con que Javi eh? – dijo sonriendo
- Si, yo creo que han vuelto…
- ¿Vas a llamar a Gates?
- Si

Kate llamó a Gates. La capitana le hizo saber que se alegraba que no dejase el cuerpo. Y no puso objeción a la fecha de vuelta, si quería volver en quince días, le daría quince días, si quería una semana, una semana, y si quería volver ya, era bienvenida, tenían mucho trabajo y agradecía que la llamase para ofrecer su ayuda. Kate no pudo evitarlo y le pregunto por la nueva incorporación. Gates le contestó que no podían ser un equipo de tres inspectores, tenían que ser cuatro y quería que ella enseñase a Sarah. Cuando Kate le dijo que Castle era el cuarto, la capitana le recordó que él no era policía, y que no iba a poner ninguna objeción a que él siguiese allí, pero quería cuatro policías en ese equipo. “Aprenderá a valorar la valía de Sarah, Beckett, será muy útil”

- Sarah, se llama Sarah. Gates quiere cuatro policías
- Ah…
- Y deja que te quedes.
- ¿Y la fecha?
- Le he dicho que una semana.
- Bien… llamaré a Paula, le pediré el avión para ir a Venecia mañana.

Ella asintió sonriéndole… le apetecía mucho irse con él. No se iba a preocupar por la chica nueva ahora… ya lo haría cuando llegasen a Nueva York.
***********************
FIN DEL CAPITULO 30

G R A C I A S
por leer hasta aqui.


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Mensaje por castle&beckett..cris Sáb Jul 28, 2012 10:09 am

sigueeee
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Mensaje por trinity640 Sáb Jul 28, 2012 10:31 am

eso por favor sigue escribiendo que esta genial
Awesome Thumb
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Mensaje por Teresita_yocastle$$NYPD Sáb Jul 28, 2012 11:33 am

Gracias por subir capi me gusta muchooo Razz
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Mensaje por castlelover Sáb Jul 28, 2012 12:09 pm

sigueeee hasta por telefono creo que eso son celos una chica joven...
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Mensaje por Cata Castillo Sáb Jul 28, 2012 12:23 pm

Gracias por seguir deleitandonos con esta gran historia. Clap
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Mensaje por moni valdes Sáb Jul 28, 2012 5:44 pm

por fin nuevo capiiiii jajajajajajaja esta excelente como siempre me encantoooooo Happy Clap

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Mensaje por Beckett_Castle_Alba Dom Jul 29, 2012 8:19 am

Ya tenía ganas de volver a leer un capítulo nuevo de tu fic Anver, como todos ha estado de 10. La escena de la pesadilla de Castle me gustó muchísimo, es de esperar que se sienta culpable después de que como muy bien has escrito tú fue él quien le instó a Beckett a que reabriera el caso de su madre. Me gustó como ella le deja que se desahogue tranquilamente y como después lo tranquiliza, lo que me resultó mas gracioso es que no le sorprende que ella le diga que lo ama, sino que le sorprende que le diga cariño.

Por otra parte, me gustó mucho que quiera incorporarse pronto al trabajo, después de todo es parte de su vida, y ese viaje pasando por Venecia seguro que será precioso. Lo que me llama la atención son los celos de Beckett por Sarah, supongo que no puede evitar recordar en el largo historial de Castle jeje

Continualo protno Anver Wink
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Mensaje por mary530 Dom Jul 29, 2012 11:21 am

Happy Clap Happy Clap Maravilloso como siempre Anver...

Ya decía yo que si Sara no despertaba los celos de Lanie los de Beckett si lo harían.... bounce bounce bounce

Muchas Gracias por un nuevo cap... Thumb

Sigue pronto! Awesome
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Mensaje por Anver Lun Jul 30, 2012 10:54 am

Gracias a todos por vuestros comentarios y aceptación. Perdonarme si no os respondo.

CAPITULO 31

La última hora de la tarde la dedicaron a recoger sus cosas y preparar las maletas para irse al día siguiente. Después de que Richard hablase con Paula y está consiguiese que pusieran a su disposición un avión privado para ir a Italia, Grecia y la vuelta a Estados Unidos, habían acordado con Jimmy y Harry que harían escala en Londres para recogerles y así volver juntos.

Solucionaban así uno de los problemas, el arma de Kate, que se la quedarían ellos, y además irían más ligeros de equipaje, pues ambos, dado que habían salido con prisa de Nueva York y con el equipaje casi justo habían comprado ropa en esos días y regalos en Londres y no hacía falta pasear todo de vacaciones. Jimmy y Harry lo llevarían al aeropuerto cuando aterrizasen para recogerles.

- Rick ¿Qué tiempo puede hacer en Italia y Grecia ahora?
- Calor – contestó el rápido mientras doblaba una camiseta y la metía en su maleta – seguro. Pero podemos mirarlo en el Iphone, tengo una aplicación para ver el tiempo… ¿Dónde dejé el móvil?
- No lo sé, no me he fijado cuando lo has usado.
- Si, ya sé… en mi chaqueta, está en la silla, búscalo en el bolsillo derecho – le dijo señalando la silla
- ¿Tengo que mirarlo yo?
- Estoy ocupado… ¿prefieres doblar mi ropa?
- Está bien, yo lo miro. ¿Cómo se llama la aplicación?
- Está en una carpeta llamada utilidades, tiene un icono de un sol.
- Lo tienes bloqueado, toma, pon tu contraseña.
- Ponla tú, 2604 – le dijo
- ¿2604? – repitió ella intrigada
- Si… así no me olvido – le dijo el levantando los ojos y siguiendo con su ropa
- ¿De la contraseña?
- No, más bien de tu cumpleaños… como es tan secreto.
- Bueno, mis cumpleaños no son lo mismo desde que no esta mi madre.. no me apetece compartirlos
- Ya, pues eso va a cambiar…

Ella no dijo nada, se limitó a sonreír y buscó la aplicación que él le decía.

- Bueno, aquí esta… ¿Qué hago? Tienes el tiempo de Londres, como si no bastase con asomarte a la ventana.
- No es lo mismo, pon el dedo sobre el día de hoy, ya verás… - ella hizo lo que él decía y apareció un desplegable con las horas, grados y dibujo de previsión de lluvia y sol.
- Ah.. vaya, o sea que aquí es donde miras cuando nos dices “va a llover a las siete de la tarde” – el arrugó los labios conteniendo una sonrisa
- ¿Acaso creías que era meteorólogo?
- No, más bien pensaba que te tragabas a diario en la televisión cualquier programa de previsión del tiempo donde la presentadora fuese una rubia exuberante con poco cerebro. – le contestó de inmediato

Él le indicó como debía añadir ciudades en el programa. Descubrieron que en Mayo tanto en Italia como en Grecia rondaban los 25 grados de media por el día, y alrededor de los 15 por la noche. Eso significaba que se enfrentarían a 10 grados más de los que actualmente tenían en Londres… como bien había dicho Rick: calor. Eso la sirvió para descartar las prendas de más abrigo.

Terminaron de preparar tanto el equipaje que se llevarían como el equipaje que dejarían allí, y bajaron para cenar con Harry y Jimmy, esta vez no saldrían a cenar fuera, mañana su avión salía pronto y querían descansar.

En Nueva York, Gates estaba contenta. Poco a poco, tirando de los hilos, habían ido resolviendo el entramado de poder manipulador dentro de la policía. Con el Jefe de Policia de Nueva York, caerían también los comisarios de dos distritos, y con ellos, como si se tratase de fichas de dominó colocadas una tras de otra, se iban arrastrando diferentes capitanes, tenientes, sargentos y agentes estratégicamente colocados. Y para orgullo de Gates, en su comisaría no había ningún sospechoso, ni en la 68, por donde ella había pasado anteriormente. Salió de comisaria con la intención de ir a comer con su marido, últimamente apenas se veían, ambos estaban ocupados con el mismo problema. Salió del ascensor en la planta baja y por delante de ella vio pasar corriendo a Sarah que salía por la puerta de las escaleras. Se preguntó donde iría con tanta prisa, y lo descubrió al pisar a la calle y ver como besaba efusivamente a un joven que la esperaba en la acera. Sonrío y sacudió la cabeza mientras seguía su camino, lo sospechaba.

Cuando Kate y Richard volvieron a su habitación, Kate decidió que tomaría un baño, se sentía cansada después de haber andado por medio Londres. Él la pidió que esperase un poco a que él entrase a darse una ducha rápida y se lavase los dientes. Ella le sonrío asintiendo y suponiendo que ahora le diría que tenían un pago pendiente, se sorprendió cuando él entró al baño y cerró la puerta sin decir nada. Oyó el agua de la ducha y decidió preparar su camiseta y pantalón de dormir dejándolo sobre la cama, mientras esperaba a que él saliese. Él salió del baño, con una toalla sujeta alrededor de su cadera, aún tenía el torso mojado. Ella frunció el ceño

- ¿No prefieres terminar de secarte?
- Ya lo hago aquí. Te he preparado el baño, el grifo esta abierto.

Ella entró al baño y fue a cerrar la puerta, pero cambió de opinión y la dejó abierta. Como él había dicho, había preparado su baño, al igual que unos días atrás, había encendido velas y le había llenado el baño con bolas de aroma, incluso le había dejado toallas cerca, ella sonrío y apagó la luz del baño, metiéndose en el jacuzzi y esperando a que él entrase. Pero esperó en vano, pues él no hizo ningún intento por entrar, ni siquiera poniendo alguna absurda escusa. Ella decidió relajarse en la burbujeante agua sin pensar más. Seguramente él estaba dándole tiempo.

Salió del baño unos cuarenta minutos después. Tenía aún el pelo un poco húmedo, pero estaba deseando meterse en la cama, se acercó a él, que estaba dentro de la cama con los ojos cerrados. Se había quedado dormido mientras en la televisión seguía un documental sobre la primera guerra mundial. Se sentó en el lado libre de la cama y le quitó el mando de la televisión de la mano para dejarlo sobre la mesita, en ese momento el abrió los ojos y sonrió.

- Me he quedado dormido
- Si. Siento haberte despertado.
- No me importa – le dijo cogiéndole un mechón de pelo.
- Claro – dijo ella – querrás cobrar tu sueldo de secretario.
- Querrás decir mi “doble” sueldo de secretario, fueron dos veces… - ella suspiró
- ¿Doble? – el asintió serio y ella elevó sus ojos dándole por imposible – esta bien… ¿Qué quieres?
- No no no, ya me pagarás cuando estemos en casa – ella le miró girando ligeramente su cabeza y entrecerrando un poco los ojos – y como yo quiera y te voy advirtiendo que no será en una cama… ahora deberíamos dormir…
- Miedo me da pensar que estará tramándose en esa cabecita de escritor… - el soltó una carcajada
- Nada malo mi vida – era la primera vez que él la llamaba así – nada malo.
- Está bien -dijo ella levantándose y dejando caer la toalla que la cubría mientras le miraba sabiendo que estaba
provocándole. Se metió en la cama desnuda, dándole un suave beso en los labios y se tumbó dándole la espalda – hasta mañana

Él giró su cuerpo para pegarse al de ella, abrazándola como cada noche, la besó el cuello y la susurro un “te amo” al oído. Ella notó que él también se había metido en la cama desnudo, y se preguntó cuanto tiempo tendría que pasar hasta que ambos se lanzasen a comerse a besos. Y su pregunta fue rápidamente contestada cuando notó el aliento y los besos de él sobre su hombro y su cuello mientras que con su mano intentaba girar su cara para que le mirase, cosa que ella no se resistió a hacer…

Un par de horas después, ella se había quedado dormida sobre el torso de él, con la mano acariciándole el cuello. Él no podía dormir, se había incorporado ligeramente acomodando las almohadas y estaba viendo la televisión sin sonido acariciando su espalda y su brazo. Volvió a elevarse un poco para estar ligeramente sentado y ella subió más su brazo abrazándole, dormida. Él siguió acariciando su espalda con las yemas de sus dedos y en su recorrido, topó con la cicatriz de su costado. Era una cicatriz de unos quince centímetros de largo. Él sabía que ella se avergonzaba de esa cicatriz, lo veía cada vez que desnuda, intentaba colocar su brazo pegado al cuerpo tapándola. Él había evitado mirarla sabiendo que ella se sentía incómoda. Ahora que ella dormía, se permitía el lujo de acariciarla suavemente, notando su rugosidad. Aún parecía más o menos reciente. Se preguntaba porque los cirujanos eran tan poco cuidadosos dejando esas marcas. Evidentemente sabía que era más importante que salvasen una vida, pero…

Él despertó a las seis de la mañana y desconectó la alarma del móvil media hora antes que sonase. Se dedicó a acariciarla despacio, parecía que ninguno de los dos se había movido en toda la noche, seguían en la misma posición. Se dio cuenta que apenas había dormido aquella noche. Estaba demasiado preocupado esperando que todo lo que había planeado para aquel día saliese bien, había reservado por mail a través de su móvil para que todo fuese una sorpresa para ella y no le oyese hablar con nadie. Sin embargo, ella estaba durmiendo profundamente. Le gustaba mirarla como dormía. Se preguntaba cuantas veces podría dormir así de tranquila, con su trabajo no siempre podría hacerlo... le gustaría no tener que despertarla nunca, pero en un unos minutos tendría que hacerlo.

Ella soñaba que estaba en Venecia, con él. Sabía que era Venecia, pero no era como ella siempre había pensado. No había canales, en su lugar había calles profundas, como si hubiesen quitado el agua, estaban por debajo del nivel de las calles. Ellos iban en una moto que conducía Castle. Ella se pegaba a su espalda, porque el conducía muy deprisa, notaba el calor de la espalda de él en su pecho. El paraba la moto y la preguntaba sonriendo si le gustaba y ella no podía contestarle, no quería reconocer que no le gustaba, porque había sido ella quien le había empujado a ir allí. Él la acariciaba la cara “vamos amor, Venecia, era lo que tu querías” ella bajaba la vista, el parecía muy contento y a ella no le gustaba, notaba sus dedos en la cara, y sus labios pegados a los suyos “venga Kate, despierta cariño, nos espera Venecia”… era un sueño, si era un sueño, tenía que despertar…

- ¿Me estabas llamando cariño porque estaba dormida?
- ¿Te has despertado porque te llamaba cariño?

Ambos rieron y ella se estiró, su ritual de cada mañana.

- Catwoman, venga arriba
- Mmmmmmvoy a ducharme… - le dijo tirando de la sábana
- Vamos Kate, otra vez noo… ¿te gusta verme desnudo verdad? lo haces por eso, no por taparte ¿no?

Ella no le dijo nada, se acercó hasta la puerta del baño y desde allí le lanzó la sábana sin dejar de darle la espalda.

Hora y media después se despedían de Jimmy y Harry en el aeropuerto, se verían en una semana.

Se acomodaron en el avión. Ella sonrío perdida en sus pensamientos.

- ¿Qué estarás pensando?
- Me estoy acordando del día que fuimos a Los Ángeles. Si no llegas a rescatarme, alguien no habría sobrevivido a aquel vuelo – el la miró sin saber que quería decir – me tocó sentarme entre dos tipos enormes que no paraban de sonreírme, apenas podía moverme y uno de ellos olía fatal. Viajar así es todo un lujo, tu no lo valorarás, pero yo acordándome de ese vuelo….
- No te preocupes, a partir de ahora el único tipo que te incordiará en el asiento de al lado seré yo.
- No me importará en absoluto. A ti te tengo controlado, aunque ahora no llevo mi arma… y tú hueles genial – le dijo acercándose a su cuello oliendo su colonia y besándole junto a la oreja.
- Tardaremos alrededor de dos horas en llegar y hoy tendremos el día muy ocupado… ¿te importa que intente dormir un poco? Anoche apenas dormí
- ¿No te dejé dormir? ¿estabas incómodo?
- Al contrario, estaba muy cómodo.

Ella le despertó cuando la cercanía con el suelo le hacía distinguir pueblos y carreteras. Antes de aterrizar, el la cogió de la mano y le pregunto:

- ¿Por qué Venecia?
- Mis padres vinieron de vacaciones el año que empecé la universidad, no quise venir con ellos, prefería quedarme en California… ya sabes… era otra edad. Después de oírles y ver las fotografías, me arrepentí siempre de no haber venido. ¿Has estado antes?
- No y me encantará conocerla junto a ti.

El aeropuerto les pareció muy pequeño para la cantidad de tráfico que debía soportar.

- ¿Señores Castle? – preguntó un atractivo joven vestido con un traje impecable.
- Si – dijo él mirándola divertido por la confusión
- Mi nombre es Paolo. Les llevaré hasta su hotel – les dijo haciéndose cargo del equipaje

Le siguieron por interior del aeropuerto, hasta llegar a un embarcadero. Ella le miró

- Tardaremos menos en lancha que por tierra – le dijo - ¿te molesta?
- En absoluto, pero no sabía que podíamos ir desde aquí..

El joven les ayudó a entrar en la lancha. Era de madera, estaba techada y parecía muy lujosa. El joven les indicó que pasasen para tomar asiento mientras él colocaba el equipaje y se ponía al mando de la embarcación.

- Estaremos en el Luna Hotel Baglioni, en unos cuarenta minutos – les dijo.

La embarcación se puso en marcha y ambos sonrieron mirando por la ventana y cogiéndose de la mano. Se fueron alejando del aeropuerto y desde allí podían ver como los aviones aterrizaban y despegaban.

- ¿Hubieses preferido ir en coche?
- Noo. Esto es perfecto. Tú dijiste que te ocuparías, no pondré ninguna objeción. Ya lo hiciste en Los Ángeles y no tuve queja.
- Eso espero, porque no he tenido mucho tiempo para elegir… espero que te guste el hotel.

Minutos después el joven les indicó que se acercaban a Venecia, y señaló un punto delante y a la derecha para que mirasen hacía allí. Les dijo que a su izquierda estaba la isla de Murano.

- Murano es famosa por el vidrio – le dijo Richard – hacen verdaderas obras de arte con el.

El joven les dijo que atravesarían Venecia, pues su hotel estaba al otro lado de donde se encontraban ahora. Fueron disminuyendo la velocidad según se acercaban y entraban en uno de los canales.

Richard no miraba fuera, la miraba únicamente a ella, veía su sonrisa y sus ojos, veía la felicidad en su cara mientras observaba los edificios, los canales, las embarcaciones, y eso para él era mucho más bonito que veinte Venecias juntas.

Fueron atravesando por canales más o menos estrechos y el joven aminoró la marcha cuando llegaron a un canal que parecía no tener salida.

- Su hotel esta a su izquierda – les dijo acercándose al embarcadero del mismo.

El joven les ayudó a salir, dándole las maletas al botones, y antes de despedirse, le entregó a Richard una tarjeta.

- La agencia me ha dicho que estoy a su disposición en exclusiva las 24 horas, solo tiene que llamarme a este número y decirme donde están y en quince minutos estaré allí para llevarles donde me digan.
- Gracias Paolo

Entraron al hotel. A ella le impresionó lo que veía. Era una recepción muy lujosa.

- No te dio tiempo para elegir – le recriminó ella - ¿es el más caro de Venecia?
- Posiblemente si. Estamos al lado de la Plaza de San Marcos ¿No te gusta?
- ¿Un hotel de cinco estrellas junto a la Plaza de San Marcos no va a gustarme?
- Buenos días, tenemos una reserva – le dijo Richard al recepcionista.
- Buenos días… Bienvenidos a Venecia ¿señores Castle verdad? – el volvió a mirarla sonriendo y asintió al recepcionista

Les acompañaron hasta su habitación. Ella tenía razón, si aquel debía ser el hotel más caro de Venecia y aquella sin duda era la habitación más cara del hotel. Era una habitación enorme con chimenea, estaba decorada con estilo muy clásico, muy europeo, pensó ella. Tenía una separación entre la zona de dormir, en la que había una gran cama con dosel y la zona de relax, en la que estaba la chimenea y frente a ella un sofá junto al que en una mesa había una champañera de cristal en la que reposaba metida en hielo una botella, a su lado una pequeña cesta cerámica con fresas, cerezas y frutas del bosque y dos copas que él cogió sirviendo el champagne y ofreciéndole una a ella.

- No te dio tiempo a elegir – le recordó ella sonriendo y tomando un sorbo – tenías todo previsto por lo que veo.

El guardó silencio, sonriendo y cogiéndola de la mano salieron a la terraza.

Tenía una gran terraza con vistas al mar y a una isla que tenía una iglesia, descubrieron que era la de “San Giorgio Maggiore” por la publicidad del hotel. En la terraza había una mesa con dos sillas y dos tumbonas de madera con perfectos colchones para poder tomar el sol.

Entraron de nuevo a la habitación, ella comprobó que en los diferentes jarrones distribuidos por la habitación, únicamente había flores frescas, en tonos blancos, en consonancia con el color predominante de la suite. Incluso en el alfombrado predominaba ese color.

Ella abrió la puerta del baño. Era enorme y disponía de una amplia y muy moderna ducha y además contaba con una bañera enorme de metal, clásica, con patas en forma de extremidades de león. La combinación entre clásico y moderno de la decoración del baño era perfecta.

- ¿Te parece bien? – le preguntó temeroso
- Es demasiado Richard, no necesitabas contratar la mejor habitación del mejor hotel de Venecia, ni alquilar una lancha con chófer las 24 horas del día… ¿Qué más has hecho? – se acercó a él y rodeó su cuello con sus brazos – Yo soy policía no millonaria. No necesito tanto lujo. Y creo que ya te conozco lo suficiente, no tienes que impresionarme, te quiero igual.
- Por hoy no he hecho nada más, bueno… he reservado mesa para comer y un par de visitas guiadas, una antes de comer y otra después. Esta noche cenaremos aquí, en la habitación, en la terraza.
- Veo que tienes planeado todo el día de hoy – le dijo empujándole hasta hacer que tropezase contra la cama y se sentase – creo que vamos a tener un ligero cambio de planes sr Castle – le dijo sentándose a horcajadas sobre él y empezando a desabotonar su camisa…


Cuando les llamaron desde la recepción para indicarles que un guía les esperaba abajo, Richard contestó aún con la respiración entrecortada y ambos rieron.

- Justo a tiempo. Nos esperan abajo – le dijo él buscando su ropa y comenzando a vestirse.
- ¿Dónde vamos?
- Venga, date prisa, te gustará.

En la recepción del hotel les esperaba un joven vestido con el uniforme típico de gondolero, pantalón negro, camisa de rayas horizontales blancas y negras, sombrero con una cinta roja… Les guio hacía el embarcadero, y les ayudó a acceder a la góndola. Ella no imaginó que los dos asientos de la góndola fuesen tan elegantes, parecían sacados de la propia habitación del hotel, incluso el suelo de la góndola estaba alfombrado en tono rojo, al igual que los asientos. La embarcación era negra, la parte delantera, tenía dibujos de ramas y hojas esculpidos sobre la madera, era brillante y suave, perfecta. El joven se situó en la parte trasera de la embarcación y con destreza comenzó a manejar la embarcación.

Dieron un paseo por los canales más típicos, el joven iba detallándoles por donde pasaban, y los edificios que estaban observando, el color turquesa del agua en contraste con la oscuridad de los edificios magnetizaba. Iban a pasar por debajo de un pequeño puente cuyo nombre les dijo el gondolero y donde observó como los turistas se hacían fotografías y a ella le vino a la memoria la que sus padres se habían hecho allí, podía tratarse de ese puente, o de otro parecido, pero al recordarla le dijo a Richard

- Has tenido un fallo… no hemos traído cámara de fotos.
- No te preocupes por eso, disfruta del paseo, memoriza lo que ves – le dijo dándole un beso justo cuando salían por debajo del puente.

Continuaron el paseo y el joven les indicó que volverían hacía el hotel, pues el restaurante donde debía dejarles estaba cerca.

- ¿Y ahora que has preparado?
- Bueno… la verdad es que el restaurante es un capricho mio. No es un restaurante, es más bien un bar, en el que Hemingway pasó gran parte de su tiempo cuando estuvo en Venecia, me han dicho que no es gran cosa y que no comeremos demasiado bien, pero tiene mucha fama. Se llama Harry’s Bar.

El joven les dejó en la puerta del restaurante. Ahora quien estaba entusiasmado era él. Entrar en aquel lugar le hacía recordar a uno de sus escritores más admirados, poder estar donde él había estado y donde había macerado alguna de sus obras le llenaba de satisfacción.

El restaurante era pequeño, tenía pocas mesas todas de madera redondas y pequeñas, en uno de los lados una barra de mármol negro, y dos camareros vestidos de impecable blanco sonreían al verles entrar. Tras de ellos, una pared forrada de madera, presidida por un reloj circular, también de madera. Él contemplo todo el local, empapándose de aromas, sonidos, tactos… Ella pensó que no era gran cosa, pero le alegraba ver como él parecía entusiasmado y eso era suficiente.

Pidieron, como era necesario, un cóctel Bellini mientras esperaban la comida, que no podía ser menos que el famoso carpaccio de ternera de entrada, un plato creado en exclusiva en el Harry’s bar para una clienta que debido a su anemia debía consumir carne sin cocinar, y un par de platos de pasta de segundo.

Mientras comían, podían oír los más variados idiomas, desde italiano a inglés, francés, español, ruso y algunos otros que no conseguían adivinar, así como el que suponían era japonés, dado que sus interlocutores eran orientales con sus cámaras última generación colgadas del cuello. Más de diez veces fueron interrumpidos en su comida para que Richard firmase autógrafos y se tomase fotografías con diferentes turistas que le habían reconocido. Una chica estadounidense se empeñó en que también Kate le firmase un autógrafo y posase con ella para una foto, la había llamado Nikki Heat y Richard disimulaba como podía la risa al ver como ella se ruborizaba.

- Supongo que tu fama de soltero número 9 acaba de ser desmontada… nos ha visto besarnos – le dijo a Richard cuando la chica se fue.
- A mi no me importa en absoluto ¿Y a ti? – le dijo volviendo a besarla
- Yo me alegro que esta noche cenemos en el hotel, ¿Cuántas veces nos han interrumpido?
- Sabes que esto no es lo normal.
- No, pero parece ser que todos tus fans están concentrados hoy en Venecia.
- Tendrás que acostumbrarte Kate… ya verás como no es lo habitual.

Cuando terminaron de comer, el dueño del restaurante Giussepe Cipriani Jr., se acercó para saludarles, confesándose un admirador de Richard y pidiéndole también que dejasen que se tomase una fotografía con él, ellos accedieron y él muy cortésmente les dijo que estaban invitados a la comida y que no dudasen en volver cuando quisieran pues era agradable volver a ver escritores por allí.

- Por cierto señor Castle, era en esta mesa en la que Hemingway solía sentarse, le recuerdo como si fuese hoy, y yo era tan sólo un niño…

Ella le vio abrir los ojos como platos y sonreír desmesuradamente. Le encantaba verle tan ilusionado. Merecía la pena haber llegado hasta Venecia sólo por ver esa cara de felicidad.

Salieron del restaurante y caminaron hacía donde les habían indicado estaba la plaza de San Marcos, él la abrazaba por la cintura. Pasaron junto a su hotel, y ella se preguntó si lo había elegido por ser el mas caro o simplemente por estar tan cerca del Harry’s Bar, ¿o ambas cosas?...

Accedieron a la plaza y ambos se quedaron maravillados, era más bonita de lo que realmente habían pensado. Él miró la hora y cogió su móvil para llamar.

- Es la hora, nuestra guía nos espera para enseñarnos esta maravilla. Pero no tengo ni idea de donde nos espera…

Localizaron a la guía, una guapa muchacha llamada Claudia, que les advirtió que iban a andar bastante por la plaza y les iba a relatar toda la historia de la misma y de sus edificios, y que si notaban que ella no les daba tregua, podrían pararla cuando quisieran. Comenzaron la visita en la zona cercana al gran canal, y sentido opuesto a las manecillas del reloj, El palacio Ducal, la Basilica, La torre del reloj, la procuradoría antigua y nueva, el campanario, la biblioteca… entraban y salían de los edificios escuchando su historia, recorriendo con el resto de turistas los mismos, pero escuchando atentos todas las explicaciones que Claudia les daba… efectivamente y como les había advertido, ella no les daba tregua…

Cuando acabaron la visita empezaba a atardecer, y Richard le dijo a Claudia que se sentase con ellos en una de las terrazas de la plaza para tomar un café, la muchacha accedió y les dirigió a una de las terrazas y les dijo

- En esta terraza era donde se sentaba Katherine Hepburn en la película “Locuras de verano” para tomar un café y ver pasear a las felices parejas.

Tomaron asiento donde les indicaba Claudia, en una mesa redonda, en la esquina de la terraza y Claudia les dijo:

- Muchas gracias por la invitación, prefiero dejaros solos y que admiréis solos el atardecer en la plaza, tan sólo quise traeros a esta terraza en concreto… Hepburn era mi actriz favorita…

Se despidió de ambos, dándoles su tarjeta por si querían realizar otra visita de otra parte de la ciudad, y les preguntó si podía hacerse una fotografía con ambos, pues había leído muchos de los libros de Richard.

- Un encanto – dijo Richard cuando se fue
- Si y muy aplicada, pero no he podido memorizar ni la mitad de las cosas que nos ha dicho… demasiada información – él se puso a reír
- Les dije que quería al mejor guía…

Tomaron un café helado, después del día lo necesitaban, y caminaron andando hasta su hotel. La plaza de noche era preciosa, los turistas no paraban de hacer fotografías y decenas de flashes se veían constantemente.

- ¿Vas a ducharte o prefieres darte un baño? – preguntó él saliendo del baño con el pelo mojado y el albornoz puesto
- Creo que es más rápida la ducha. Estoy agotada.
- Pediré que nos traigan la cena.

Cenaron en la terraza, con las magnificas vista a la iglesia de San Giorgio Maggiore que estaba totalmente iluminada. La cercanía del mar levantaba una brisa fresca, al fin y al cabo aún estaban en Mayo, y él entró en la habitación para coger sus chaquetas. En ese momento llamaron a la puerta, ella le miró intrigada a través del cristal de la ventana y él le hizo señas, sabía quien era.
Ella pudo ver como un joven entregaba a Richard un sobre grueso de color marrón y una bolsa de plástico que parecía que contenía un algo medianamente voluminoso, él buscó en su chaqueta su cartera y para entregarle una propina.

Richard salió a la terraza y le puso la chaqueta por los hombros

- ¿Qué es eso? – preguntó ella.
- Ahora lo veras… ¿tomamos el postre? – le dijo destapando el plato que contenía el tiramisú – no sé si debería contarte cual es la historia de este postre… ¿la conoces?
- Me sorprenden tus conocimientos sobre gastronomía
- Es que esta es graciosa - le dijo él poniendo voz infantil
- Esta bien… cuéntamelo – dijo tomando una cucharada de tarta y poniendo cara de absoluto placer – humm es el mejor que he probado ..
- Este poste nació en esta zona de Italia, se hizo famoso en los burdeles, las meretrices se lo daban a sus clientes para que recuperasen su energía… “tiramisú”… tira de mí. – ella le miró entrecerrando los ojos y ágilmente le quitó el plato de la mano
- Entonces… creo que tu no lo necesitas – le dijo riendo – yo me lo comeré por ti… esta buenísimo
- Heyyy… no no no… tu tienes el tuyo…
- Esta bien, te lo cambio por lo que te han traido…

El cogió el sobre y lo abrió, sacando un dvd y se lo mostró

- Muy bien “Venecia mayo 2012” –leyó del dvd- ¿y? ¿es una guía de la ciudad? – el sonrió.
- Te dije esta mañana que no te preocupases… - sacó del sobre un álbum y se lo entregó acercando su silla a la de ella para poder ojearlo juntos.

Era un trabajo de fotografía, uno de esos álbumes digitales hechos por encargo. La portada y contraportada era la fotografía de una góndola con el azul turquesa predominando. Ella dio la vuelta a la cuchara en su boca, y la dejó ahí sin tiempo que perder para abrir el álbum… él había contratado un fotógrafo para que les siguiese!! En la primera página había unas cuantas fotografías tomadas cuando estaban en la lancha que les llevó hasta Venecia, incluso había una dentro de la lancha, que sin duda tomaría Paolo sin que ella le viese. Había fotografías de su paseo en góndola, y en el centro del álbum a doble página, una foto del beso que se dieron al salir bajo aquel puente, había fotos del interior del Harry´s bar, la que les tomaron junto al dueño y otra con la joven estadounidense, y varias recorriendo la plaza de San Marcos de la mano y abrazados por la cintura, y dentro de alguno de los edificios, escuchando atentos las explicaciones de Claudia, y por último, una foto de ambos besándose en la mesa donde tomaban su café helado.

- Creo que no dejarás de sorprenderme Richard Castle… - dijo sacando la cuchara de su boca para poder hablar.
- ¿Te gusta?
- Me encanta… y me gusta no haberme enterado – volvió a la página central - ¿aquí sabías que nos esperaban verdad?
- Si, en cuanto el gondolero dijo el nombre del puente, lo teníamos planeado… En el dvd debe haber muchas más.
- Y ¿que hay en la bolsa? – el cogió la bolsa y se la entregó

Ella metió la mano y tocó una caja, la sacó y la miró riendo

- Es cierto… lo había olvidado… menos mal que me lo has recordado… ya tienes cámara para hacer nuestras fotos…

El servicio de habitaciones pasó para dejarles café y recoger la cena. Ella leía las instrucciones de la cámara, colocando la correa para poder llevarla cómodamente.

- Creo que deberíamos probarla - le dijo colocando la cámara sobre el alféizar de la ventana y entrando a la habitación para comprobar el ángulo – acércate a la barandilla, más a la derecha… justo… espera que voy..

Había programado el disparador automático, había encuadrado la fotografía de forma que saldrían de cintura para arriba y de fondo la iluminada iglesia de San Giorgio Maggiore. Se acercó corriendo y el la abrazó por la espalda, besando su mejilla, y pegándose a su cara cuando el flash saltó…

Entró corriendo para comprobar la fotografía.

- Es perfecta – le dijo el sobre su hombro – deberíamos dormir, estoy cansado.
- ¿De verdad? – le dijo pícaramente -¿Quieres que llame a recepción y les pida más tiramisú?

****************************
FIN DEL CAPITULO 31

G R A C I A S por leer hasta aqui....


Última edición por Anver el Miér Ago 01, 2012 5:04 am, editado 1 vez
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Mensaje por Teresita_yocastle$$NYPD Lun Jul 30, 2012 12:14 pm

Me ha encantado Razz Awesome
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Mensaje por trinity640 Lun Jul 30, 2012 1:33 pm

me encanta, simplemente maravilloso enhorabuena
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Mensaje por castle&beckett..cris Lun Jul 30, 2012 3:29 pm

me encantaaaa sigue prontoo
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